Cesar

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Junto con la adopción de un nuevo nombre, Moro optó por realizar

diversos cambios en su vida. En 1925, viajó a París, donde probó


distintas disciplinas artísticas durante esa etapa, asistió a clases de
danza en la Academia de Ballet, actividad que terminó abandonando por
motivos de salud, además de la pintura y la poesía. 3 En 1926, presentó
su primera muestra pictórica y, en 1927, la segunda, ambas acogidas
favorablemente por la crítica.
En 1928, ingresó en el surrealismo y empezó a escribir poemas
en francés. En el periodo comprendido entre 1928 y 1934, continuó con
sus actividades europeas en el ámbito de la pintura pero, sobre todo, en
el de la poesía (Ces poèmes) y regresó a Lima a finales de 1933. En
1935, organizó con el poeta peruano Emilio Adolfo Westphalen la primera
exposición surrealista de América Latina, en la Academia Alcedo de Lima.
Participó en ella, además del propio Moro, los chilenos Jaime Dvor, Waldo
Parraguez, Gabriela Rivadeneira, Carlos Sotomayor y María Valencia, que
ya habían realizado en su país, en 1933, una exposición de arte
abstracto. A partir de esta exposición, protagonizó una polémica, quizás
la más feroz de la Vanguardia, contra el poeta chileno Vicente Huidobro,
a quien acusó de "plagiario", "imitador de Pierre Reverdy" y "literato
hambriento de gloria".
En 1938, y por motivos políticos, (él, junto con Moreno Jimeno y
Westphalen hicieron el boletín CADRE, de amigos de la República
Española) Moro abandonó su país y se refugió en México donde
permaneció diez años en los que siguió con sus actividades tanto
pictóricas como poéticas. Durante su estadía en México, sostuvo una
relación con un joven militar de nombre Antonio Acosta, quien inspiró el
poema titulado ANTONIO es Dios y la que fue su obra más conocida: La
tortuga ecuestre, titulada de esa manera debido a la predilección del
autor por estos animales.4 Posterior a su deceso, se publicó un número
de cartas escritas por el autor, varias de ellas dirigidas a Antonio.
Estoy libre de deseo. Vivo al interior de él y siendo él ya no sufro de él.
Ya no es múltiple en los fines, si polifacético en el deseo. Ya no vivo sino
en el deseo. Desearte es ver todos los árboles y el cielo, el agua y el aire
en ti. Mi vida se ha hecho simple, clara, ardiente, limpia. ¡Ay! ¡Si yo no
amara! Sería la guerra de cien años de mi ida. Los frentes dispersos.
Ahora la batalla es una, uno su fragor. Te puedo dar todos los nombres:
cielo, vida, alfabeto, aire que respiro. Si todo eres tú, ya mi deseo es uno
en su fin. Pero si a veces te presentas como el aire o la luz, fuera de ti no
deseo, ni vivo y estoy ciego. Megalomanía del amor. Qué delirio de
grandeza puede igualarte. O deseo de su sola grandeza, de su solo brillo.
En tu deseo todas las formas reprimidas, exaltadas, demenciales,
absurdas se resuelven y se hacen ( ... tivas). Crece la realidad y por
primera vez la muerte no existe.5 Carta II a Antonio Acosta, 1939.
En cuanto a La tortuga ecuestre, tampoco pudo ser publicada en su
momento debido a que no se logró completar el número de suscriptores,
pese a que se anunciaba que saldría con una portada de Manuel Álvarez
Bravo, siendo finalmente lanzado en 1957 por Coyné. En México, solo
logró publicar Chateau de Grisou (1942) y Lettre d'amour (1943), sus
únicos poemarios publicados en vida. Hubo otro libro que Moro escribió
en México: Pierre de Soleils, que quizás inspiró el título del más famoso
poema de Octavio Paz.
En 1940, organizó con el pintor Wolfgang Paalen y el escritor André
Breton la Cuarta Exposición Internacional del Surrealismo para la Galería
de Arte Mexicano. Moro escribió el prólogo donde dice que el
"Surrealismo es la palabra mágica del siglo".
Luego de su ruptura con Antonio, Moro tuvo otras parejas en México,
aunque ninguna relación fue de larga duración, retornando a Lima en
1948.4 Dicho año empezó a trabajar como profesor en el Colegio Militar
Leoncio Prado, donde fue maestro de francés del novelista
peruano Mario Vargas Llosa. En 1955, culminó una de sus obras
principales, Amour à mort.
El 10 de enero de 1956 muere víctima de leucemia. André Coyné
continuó con la labor de recopilación, edición y difusión de sus obras.

Los primeros 20 años de su vida, César Moro (Lima, 1903 - 1956) fue
Alfredo Quíspez Asín Mas, y no le gustó serlo. Desprenderse de su
nombre de nacimiento, sin embargo, no hizo que perdiera de vista
aquello que desde sus inicios lo caracterizó como hombre melancólico y
enigmático. Aunque pintó y dibujó toda su vida, retrospectivamente, su
vocación pictórica no es tan reconocida como la poética.
Moro no fue el único artista plástico de la familia Quíspez Asín Mas. Su
hermano mayor, Carlos, estudió en Madrid en la Real Academia de Bellas
Artes de San Fernando, enseñó en la escuela de Bellas Artes de Lima, y
alcanzó un reconocimiento en el medio por su obra, y por introducir en el
Perú la técnica del mural al fresco.
La gran diferencia entre ambos radica en que Moro siempre fue un
artista experimental, alejado de las escuelas, aunque cercano a los
movimientos de vanguardia. La verdad es que siempre estuvo lejos de
cualquier disciplina académica. Fue expulsado del colegio La Inmaculada,
y no volvió a las aulas nunca más… salvo para enseñar. Para Moro, Lima
no solo era horrible, sino también era un charco. Su charco natal. Su
sueño era viajar a Francia. En el libro César Moro. Obra plástica, editado
por la Academia Peruana de la Lengua, se cuenta que viajó a París con la
intención de estudiar para bailarín y pintor, pero una enfermedad (no se
especifica cuál) le impidió cumplir su sueño danzante. Entonces se
dedicó a trabajar en lo que podía, a escribir, a dibujar y a pintar, y a
acercarse al movimiento surrealista, encabezado por André Breton.
En 1921, firmó su primer trabajo, un dibujo modernista, bajo el
seudónimo de "César Moro"1. En 1925, viajó a París, donde se sumergió
en el movimiento surrealista y comenzó a explorar diversas disciplinas
artísticas, incluyendo la pintura1
Durante su estancia en París, Moro se relacionó con figuras prominentes
del surrealismo como André Breton y Paul Éluard 1. Su estilo pictórico se
caracterizó por una fuerte influencia surrealista, utilizando imágenes
oníricas y simbólicas para expresar su visión artística. Sus obras a
menudo combinaban elementos de la poesía y la pintura, creando una
fusión única de ambas disciplinas
En 1926, Moro presentó su primera muestra pictórica en París, seguida
de una segunda exposición en 1927, ambas recibidas favorablemente
por la crítica1. En 1935, junto con Emilio Adolfo Westphalen, organizó la
primera exposición surrealista de América Latina en Lima, un evento que
marcó un hito en la historia del arte en la región
Aunque muchas de sus obras pictóricas no son tan conocidas como su
poesía, Moro dejó un legado significativo en el ámbito de la pintura
surrealista. Sus trabajos reflejan una profunda conexión con el
subconsciente y una búsqueda constante de la liberación artística.
César Moro es recordado no solo por su contribución a la poesía
surrealista, sino también por su impacto en el mundo de la pintura. Su
capacidad para integrar la poesía y la pintura en una sola expresión
artística lo convierte en una figura única y multifacética en la historia del
arte latinoamericano

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