Sin Título 1
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Sin Título 1
En política interior los Reyes Católicos tienen como objetivo político prioritario el establecimiento de una
monarquía autoritaria fuerte que someta al resto de poderes del reino, (nobleza, Iglesia y ciudades), sobre todo en
Castilla, donde existe una mayor tradición de centralismo político. El resultado es la instauración de un nuevo
Estado en el que la autoridad es ejercida a través de instituciones que están al servicio directo de los reyes.
Especialmente importante son los Consejos: asambleas de juristas y funcionarios que asesoraban al
rey en distintas materias, así nos encontramos el Consejo Real de Castilla, principal órgano de gobierno,
también actuará como tribunal supremo, conformados por funcionarios en detrimento de la aristocracia; el
Consejo de Aragón, Navarra o India, así como consejos asesores temáticos. Se crearon nuevos cargos
como los Secretarios Reales (enlace entre los Consejos y el rey). A la vez se redujo el papel de las Cortes
de Castilla (donde estaban representados la nobleza, el clero y el tercer estamento).
También destacan las Chancillerías o Audiencias (tribunales de justicia) y el cuerpo policial
denominado la Santa Hermandad que se dedicaba a perseguir a los delincuentes comunes en pueblos y
villas.
Crearon además un ejército permanente, en el que la nobleza, apartada de la política, conservó cargos y
prerrogativas. Para reforzar su política exterior, también crearon un cuerpo permanente que atendía los asuntos
diplomáticos.
Se creó la figura del Corregidor, que eran los delegados del poder real en las villas y ciudades, presidían los
ayuntamientos y tenían funciones judiciales y de orden público.
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De igual modo, en Aragón se instituye la figura del “virrey” como representante del monarca en cada uno de los
reinos de la Corona (Navarra, Aragón o Valencia).
Se fortalece también la autoridad sobre la Iglesia, se crea el Tribunal de la Santa Inquisición que
dependerá de la monarquía, y revitalizaron las regalías apoyados por el Cardenal Cisneros. Impusieron un
uniformismo religioso, obligando a que sus súbditos practicasen la misma religión, y para ello crearon el
Consejo de la Suprema Inquisición, máximo órgano de esta institución, que realizó la expulsión de los judíos
en 1.492, mediante un Decreto real por el cual todos los judíos debían convertirse al cristianismo o abandonar
España. Decenas de miles de judíos salen del país. Los que adoptan el cristianismo, llamados “conversos”,
sufrirán una dura persecución inquisitorial. Diez años más tarde, en 1502, un Decreto similar establece la
conversión o la expulsión de los musulmanes españoles. A los musulmanes que se convierten son llamados
“moriscos”.
Para perseguir la herejía y a los falsos conversos se creó el ya citado Tribunal de la Santa Inquisición, que
pervivirá en España hasta 1.813, tras la aprobación de la primera Constitución española en 1.812. Destacar la
persecución por “brujería” que afectará sobre todo a las mujeres, aunque no sólo. Se calcula que de entre 3.000
a 5.000 mujeres fueron torturadas y condenadas a la hoguera acusada de “brujería”, detrás de esto, una
institución patriarcal que montaba acusaciones falsas por disputas vecinales, recelo a mujeres poderosas o más
libres, conocedoras de plantas medicinales o prácticas curativas.
Por último destacaremos la persecución sufrida por el pueblo gitano, tras la aprobación en 1.499 de la
Pragmática de los Reyes Católicos: ley que pretende acabar con los derechos que se habían concedido a los
Gitanos como peregrinos y con sus comportamientos culturales diferenciados (lengua, vestimenta,
costumbres...).
"Mandamos a los egipcianos que andan vagando por nuestros reinos y señoríos... que vivan por
oficios conocidos... o tomen vivienda de señores a quien sirvan... Si fueren hallados o tomados, sin
oficio, sin señores, juntos... que den a cada uno cien azotes por la primera vez y los destierren
perpetuamente de estos reinos, y por la segunda vez que les corten las orejas y los tomen a
desterrar como dicho es...".
La política exterior Los Reyes Católicos orientan su política internacional en dos direcciones:
►Por un lado, los intereses de Aragón, que se dirigen sobre todo hacia el Mediterráneo. En este
sentido destaca la conquista del reino de Nápoles (que abarca todo el sur de Italia) frenando así las
ambiciones expansionistas francesas allí.
-También se ocupan diferentes plazas del norte de África (Melilla- por parte de Castilla-, Orán, Bugía
o Trípoli), con el objetivo de frenar a los berberiscos.
►Respecto a los intereses castellanos, estos se orientan, al finalizar la mal llamada “Reconquista”, o
unificación peninsular, conquistando el reino nazarí de Granada en 1.492, tras una guerra de diez años,
y la anexión de Navarra en 1.512 (aunque ésta conservará instituciones propias como los fueros),
acercamiento a Portugal mediante enlaces matrimoniales, y a expandirse por el Atlántico. En este
sentido, culmina la ocupación de las Islas Canarias (tras casi cien años de resistencia de los pueblos
canarios, como el guanche), archipiélago que se convertirá posteriormente en una base primordial para
el salto a América.
En política exterior, destacar también el desarrollo de una diplomacia, como por ejemplo para frenar el
intento francés de obtener Navarra, Rosellón y Cerdeña, buscando alianzas con Inglaterra, el Papa y el
Sacro Imperio.
2.- LOS AUSTRIAS. –
La dinastía de los Habsburgo, conocida como Casa de los Austrias, reinarán durante casi dos siglos, con
un amplio Imperio como potencia mundial, aunque también fue un período de largas guerras que
arruinaron la Hacienda y trajeron la decadencia. Distinguimos entre los Austrias Mayores (Carlos I y
Felipe II en el siglo XVI) y los Austrias Menores (Felipe III, Felipe IV y Carlos II en el siglo XVII).
La organización institucional bajo los Austrias mantuvo la estructura de los Reyes Católicos, donde la
cúspide era la monarquía, pero donde cada territorio mantuvo su identidad. El gobierno lo ejercía el rey
apoyado en los Consejos, llamado sistema polisinodial, y eran unos órganos de gobierno y asesoramiento.
El sistema de Consejos fue creciendo y aumentó su número, existiendo los territoriales (Italia, Aragón o
Castilla) y los temáticos (Hacienda o Guerra) y apareció el Consejo de Estado con competencias en
política exterior; cada vez tienen más protagonismo los Secretarios personales o validos, de los reyes; el
Virrey que representaba al rey en su ausencia o en las colonias; las Audiencias de Sevilla, Valencia, La
Coruña o Zaragoza y las Chancillerías de Granada y Valladolid con competencia civil y criminal.
▪ El enfrentamiento con Francia, su gran rival por la hegemonía en Europa, con la que está en guerra durante todo
el reinado. Se desarrolló en tierras italianas, y vence en Pavía en 1525, alcanzando la Paz de Cambrai, y
hacia 1540 obtendrá el Ducado de Milán.
▪ El otro rival son los turcos otomanos que, comandados por el sultán Suleimán I, llegan a sitiar Viena, aunque
Carlos V frena su avance. Venció en Túnez (1.535) y fracasó en Argelia.
▪ Pero el problema más grave es la expansión del protestantismo, a partir del apoyo que los príncipes alemanes dan
a las doctrinas de Martín Lutero, y su enfrentamiento a la autoridad del emperador. Carlos intenta frenarlo, pero aquí
fracasa. Por el Edicto de Wörms en 1.530 fueron excomulgados y los seguidores de Lutero constituyen la Liga
Smalcalda. Se convoca en 1545 el Concilio de Trento donde se afianzan las doctrinas católicas, finalmente el
acuerdo no llegó hasta 1555 en la Paz de Augsburgo, que pone fin a la situación de enfrentamientos en el Imperio,
conllevando la abdicación de Carlos V y la renuncia a la unidad católica en el Imperio. El tratado suponía “Cuius
regio, eius religio”, es decir, la aceptación de la corriente luterana en aquellos estados cuyos príncipes la profesasen.
Esta paz llevó a la división religiosa de los territorios alemanes (norte protestante, sur católico).
Carlos I abdica en 1.556, cediendo y dividiendo el poder, entrega el Sacro Imperio a su hermano Fernando y el resto
de sus posesiones a su hijo Felipe. Muere en el monasterio de Yuste en 1.558.
Aunque nunca ostenta el título de emperador, Felipe II hereda de su padre un verdadero imperio. A
diferencia de éste, se encarga personalmente del gobierno desde Madrid, que convierte en capital a mediados del
siglo XVI. (En los alrededores de Madrid hace construir El Escorial, residencia real y sede del gobierno).
Felipe II acentúa el carácter autoritario de la monarquía creada por los Reyes Católicos: las Cortes raramente se
convocan y todas las decisiones emanan del rey, que es ayudado en su tarea por una legión de funcionarios
(burocracia).
Su imperio pasa a ser el más grande conocido hasta entonces por la humanidad sobre todo cuando, en 1580,
hereda la corona de Portugal (por parte materna) y, con ella, sus posesiones en África, Asia y Brasil, de ahí la
afirmación de que “en sus reinos no se ponía el sol”.
En política interna hizo frente a varias rebeliones internas como la sublevación de los moriscos de las
Alpujarras, pues sospechaban que su conversión era falsa y la mayoría conservaba sus costumbres. Los
moriscos se levantaron en 1568 contra el trato discriminatorio que recibían, y se convirtió en una guerra
atroz, que fue aplastada por D. Juan de Austria en 1570, deportando a 80.000 moriscos; en 1591 se
produjeron las alteraciones de Aragón tras una disputa entre el rey y la Justicia de Aragón y que acabó
suspendiendo las funciones del Justicia de Aragón, así como la bancarrota económica de la Hacienda por
los innumerables gastos de guerra.
En política externa destacamos la rebelión en Flandes, ya que Felipe II intentó gobernar con los
mismos principios que en Castilla, y encontró una nobleza en contra, enfrentándose al Calvinismo, que
había llegado a la zona. Tras intentar someter estos territorios militarmente (Duque de Alba) Felipe II no
pudo impedir que Holanda y Zelanda se independizaran y pasaran a llamarse Provincias Unidas.
Otro de los conflictos fue con Inglaterra y su expansión marítima hacia América, e Isabel I, protestante,
apoyó a los rebeldes flamencos contra España, por lo que Felipe II organizó la Armada Invencible para
invadir Inglaterra, aunque fracasó en 1588.
Por último, el enfrentamiento ante los turcos, Felipe II creó una alianza con el Papado frente a ellos, la
Liga Santa, y los derrotó en Lepanto en 1571.
Todos estos enfrentamientos bélicos conllevan a enormes gastos a la Corona que será una de las causas
del colapso de la economía en el siglo XVII.
2.2.- Los AUSTRIAS MENORES. –
Durante el siglo XVII siguen reinando los Austrias, son los llamados Austrias menores. Frente a la
hegemonía española en Europa en el siglo XVI, en el XVII se va a producir la pérdida progresiva de la
misma, viéndose reemplazada por la preponderancia francesa en Europa.
El siglo XVII es una centuria de crisis se manifestó en tres sentidos: el demográfico, el económico y el
social.
La demografía se vio afectada por las continuas guerras, por la expulsión de los moriscos,
especialmente grave en tierras valencianas, y especialmente por las invasiones epidémicas.
La crisis económica, visible ya en los últimos años del reinado de Felipe II, se agravó en los de sus
sucesores. Entre los factores que explican la ruina de la economía española están: las malas cosechas; los
elevados costes con que se producía en la industria; la caída de las cantidades de oro y plata que llegan de
América y, por último, el aumento de los impuestos necesarios para mantener la costosa política
internacional.
La crisis económica tuvo repercusiones sociales. Las clases privilegiadas (nobleza y clero) se
consolidaban todavía más, tanto por motivos de prestigio como por sus privilegios, en cambio no
terminaba de constituirse una burguesía dinámica y de negocios para el crecimiento económico del país.
En el polo opuesto, las clases populares veían empeorar su situación, lo que, en muchos casos, les
empujaba a la delicuencia, al bandolerismo o a la mendicidad. Este panorama tan desastroso está
especialmente reflejado en la pintura costumbrista del siglo XVII y en la literatura de la época,
especialmente en la novela picaresca.
En el plano interior se inicia con este rey el gobierno de los validos, el monarca hace dejación de
sus tareas de gobierno en un favorito, en una persona de su confianza, en este caso el duque de Lerma, su
primer valido, que inició su privanza en 1599. En 1609 se decretó la expulsión de los moriscos llevándose
a cabo entre este año y 1614, marchando al norte de África. Saldrían unos 300.000 , afectando en el plano
económico especialmente a la agricultura en Valencia y Aragón, donde eran numerosos y se dedicaban al
trabajo en el campo en tierras generalmente de nobles.
El conde-duque lleva intenta llevar a cabo una serie de reformas como las de Hacienda y políticas de
centralización que obliga a los reinos distintos a Castilla a participar en el esfuerzo bélico exterior, lo que
fracasaría, dando lugar a la sublevación, principalmente, de Cataluña y Portugal, al mismo tiempo que se
llevaba a cabo la Guerra de los Treinta Años y la posterior contra Francia, todo lo cual acabó por hundir a
España en la decadencia.
Al agravarse la Guerra de los Treinta Años, el conde-duque quiso llevar la guerra contra Francia a
Cataluña para así involucrar a los catalanes. Los choques entre la población civil y el ejército se fueron
endureciendo. El descontento popular alcanzó su momento culminante el día del Corpus (7 de junio de
1640) cuando una multitud, calificada de segadores se adueñó de Barcelona y dio muerte al virrey, conde
de Santa Coloma. Las autoridades catalanas decidieron separarse de la monarquía española y buscar el
apoyo francés y Luis XIII, en efecto, fue proclamado conde de Barcelona.
Al final, los franceses provocaron el descontento de los catalanes y esto favoreció la recuperación de
Cataluña por las tropas reales y la entrada de éstas finalmente en Barcelona en 1652.
En cuanto a la sublevación de Portugal, ante la grave situación en Cataluña, Olivares pide tropas a
Portugal, los portugueses se niegan y se rebelan (diciembre de 1640) proclamando rey al duque de
Braganza con el nombre de Juan IV. El levantamiento contó con el apoyo de Francia, Holanda e Inglaterra.
España reconoció la independencia de Portugal en 1668 por el tratado de Lisboa, ya bajo el reinado de
Carlos II.
Por el mismo tiempo que las sublevaciones anteriores, estallaron otras en Andalucía, Aragón y
Sicilia o Nápoles.
Para concluir, en esta crisis se manifiesta de forma gráfica el enfrentamiento entre las dos formas
de concebir la unidad de España (centralismo y foralismo). En todo caso, Felipe IV mantuvo la misma
estructura de gobierno de la monarquía española (un conjunto de reinos con sus leyes e instituciones
propias con un rey común).
En política exterior hubo varios frentes: intervino en la Guerra de los Treinta Años (1618-48) como
aliada de los Austria alemanes contra los protestantes germanos, y también estalló la guerra contra las
Provincias Unidas, que hasta 1634 fue favorable a España, lo que hizo temer a Francia que aumentase la
hegemonía española en Europa, por lo que intervino a favor de los protestantes, provocando el descalabro
español en Dunas en 1639 y en Rocroi en 1643. La Paz de Westfalia en 1648 puso fin al conflicto,
perdiendo España definitivamente las Provincias Unidas; también hubo una guerra contra Francia que
concluyó con la Paz de los Pirineos en 1659, donde España perdió Rosellón, Cerdeña y plazas en Flandes y
Luxemburgo.
Lo que comúnmente hemos venido conociendo como el descubrimiento de América a finales del siglo
XV supone la culminación de un proceso de expansión llevado a cabo por Castilla y Portugal (Islas
Canarias y litoral atlántico africano) a lo largo del siglo. A partir de este acontecimiento el continente
americano se vincula definitivamente a la Historia de Occidente, pudiendo hablar de Historia Universal,
esto no significaría plantear, desde una perspectiva eurocentrista, que América hasta entonces no había
tenido historia, negándole al indígena americano su condición de sujeto histórico. El propio término de
“descubrimiento” debe ser puesto en cuestionamiento en este sentido.
Los elementos que hacen favorable para que Europa rompa sus estrechos límites continentales serán
varios: hay factores económicos de fondo y razones coyunturales concretas (la necesidad de buscar una
ruta de llegada hasta Oriente a través del Atlántico, ya que la del Mediterráneo estaba controlada por los
turcos y encarecía los productos orientales); condiciones geográficas favorables y conocimientos naúticos
y científicos acumulados desde la Antigüedad; instrumentos de navegación y barcos idóneos que permiten
la aventura; impulsos mercantiles y afanes misionales; intereses políticos y un momento internacional
favorable. A finales del siglo XV y principios del XVI confluyen todos estos factores.
Del otro lado, entre los rasgos que caracterizan la trayectoria histórica americana debe destacarse uno:
su aislamiento continental. En su suelo se sucederán y fraguarán una serie de culturas autóctonas y
originales en relación con el resto del planeta. El contacto, que se manifestó en forma de violento choque
cultural, supuso una ruptura de la continuidad del proceso histórico autóctono y una aceleración en el flujo
de intercambios.
a) La CONQUISTA de América
El problema jurídico sobre la posesión de estas nuevas tierras, la justificación legal, se solventó por un
lado con las Bulas alejandrinas, emitidas por el Pontífice Alejandro VI a petición de los Reyes Católicos
en 1.493, por las que se le reconocía a Castilla el derecho sobre las tierras descubiertas, y por descubrir, a
conquistarlas y la obligación de evangelizarlas. Para la Corona de Castilla era necesario convertir la
conquista y la colonización de América en una empresa misional y así legitimar su poder en el Nuevo
Mundo a partir de la concesión de estas bulas alejandrinas. Ello lleva a la fusión de los intereses del rey y
del papa, del trono y el altar, de la espada y la cruz.
Lo anterior debía ser comunicado a los indígenas, surge un documento para ello: el Requerimiento,
notificación expresa que daba a conocer a los naturales el derecho que impulsaba y amparaba a Castilla
para tomar esos nuevos territorios, el único documento exhibido por los españoles ante el indígena para
justificar la ocupación de sus tierras.
Por otro lado, con el Tratado de Tordesillas (1.494) con el Reino de Portugal, que también reclamaba
estas tierras, se reparten las posesiones de ultramar entre Castilla y Portugal, tomando como referencia el
meridiano 46º, al este para Portugal y al oeste para Castilla.
La empresa conquistadora podemos distribuirla en etapas correspondientes a otros tantos
escenarios geográficos:
1. El ámbito antillano (1492-1517), provoca la práctica extinción indígena en apenas tres
décadas. La primera isla en conquistar fue la actual República Dominicana, a la que llamarán
La Española.
2. Conquista de México: el gobernador de Cuba, encomendó a Hernán Cortés una expedición
que desembarcaría en un punto del Golfo de México, donde fundó Veracruz (1519). Tras ello
desarrollan la marcha a través del territorio mexicano, estableciendo alianzas con pueblos
contrarios a la primacía azteca, entrando en la capital Tenochtitlán y tomando a Moctezuma
como rehén. Al caer la capital cayó fácilmente el Imperio Azteca, controlándose en 1522 gran
parte de los territorios que después formarán el Virreinato de Nueva España.
3. Conquista de Perú: igual que había sido Santo Domingo trampolín para la conquista
americana, ahora lo será Panamá, desde donde se tienen noticias de la existencia de un
imperio de extraordinaria dimensión y riqueza más al sur, eran los incas, que controlaban el
actual Perú, Ecuador y gran parte de Bolivia. Será determinante la figura de Francisco de
Pizarro, que tomará la capital Cuzco y al rey inca Atahualpa en 1533, aprovechando el
contexto de violento conflicto sucesorio entre Atahualpa y Huáscar.
Destaca también la progresión de Valdivia hacia Chile, donde se encontrarán con la resistencia
de los araucanos. La frontera araucana será famosa por su resistencia hasta el siglo XVIII,
manteniendo la frontera en el río Bío-Bío.
4. La fachada oriental del continente se colonizó con lentitud y poco éxito. El punto inicial fue
Buenos Aires (1536), pero hasta avanzado el siglo XVI no se desarrolla un establecimiento
permanente.
La América precolombina
A pesar de esta aparente facilidad con la que se produce la invasión militar, existió un largo y
mantenido proceso de resistencia indígena, pasiva y activa, que en ocasiones alcanza cronológicamente
el siglo XIX, sobre todo en suelo peruano, como los movimientos Tupac Amaru del XVI al XVIII, incluso
en la actualidad).
b) La COLONIZACIÓN de América
►Gobierno y administración
Desde un principio, los aspectos relacionados con el Nuevo Mundo fueron tratados en el Consejo de
Castilla, pero el aumento de la geografía indiana y de los problemas hace necesario crear instituciones y
organismos propios, las más destacadas son: la Casa de la Contratación (1503) tendría sede en Sevilla, en
el siglo XVIII se trasladará a Cádiz; el Consejo de Indias y los Virreinatos, una figura superior que
gobernase aquellos territorios extensos y de límites imprecisos en nombre del rey. Se crearon dos
Virreinatos el Virreinato de Nueva España (abarcaba los territorios conquistados por Cortés, además de
incluir las Antillas y la América Central) y el Virreinato del Perú tendría su capital en Lima y abarcaba
todo el continente sudamericano. En el siglo XVIII el Virreinato del Perú se divide en tres: Nueva
Granada (1717), Río de la Plata (1776) y el ya existente de Perú.
Los Austrias lograron imponer un modelo político administrativo en Indias claramente centralizado y
regido por el principio de verticalidad institucional, siendo la figura suprema el rey y estando presente la
jerarquía o grados en los cargos e instituciones.
La explotación agropecuaria se realizó por medio de plantaciones para cultivos tropicales y la hacienda
para la agricultura y la ganadería. Estas explotaciones necesitaban mucha mano de obra, y para ello
recurrieron a la Encomienda, creada en 1521 por las Leyes de Burgos, entregando la Corona un grupo de
indios a un colonizador para que le trabajasen a cambio de tutela, lo que se convirtió de hecho en una
forma de servidumbre y trabajo forzoso.
¿Cuál era la realidad de la población que nos encontramos en América tras la conquista, en los
siglos SVI y SVII?
6.- CONCLUSIÓN.-
El reinado de los Reyes Católicos cierra la Edad Media y es el pórtico de la época moderna. Con la
monarquía autoritaria practicada por estos monarcas nace en la península ibérica uno de los estados
modernos de Europa, al reforzarse la actividad real y tomar medidas para la unificación territorial, religiosa
y administrativa. También se impulsó la proyección exterior y vio la formación de un gran Imperio dirigido
por los Habsburgo hasta la muerte sin descendencia del último de ellos, Carlos II.