Tratamiento Culinario Del Marisco
Tratamiento Culinario Del Marisco
Tratamiento Culinario Del Marisco
CRUSTACEOS
• Cocido.
• A la parrilla o plancha.
• Salteados.
• Fritos.
• Asado en horno.
• En salsa.
• En salamandra.
Se utiliza para piezas que deben quedar poco hechas o jugosas en el interior y
ligeramente doradas por fuera tales como langostinos, cigalas y gambas abiertas
a lo largo. En ocasiones se napan con una salsa y se glasean en la salamandra,
aunque previamente el marisco se cocina, lo que conlleva enmascarar su sabor
y no apreciar su textura.
MOLUSCOS BIVALVOS.
• Hervidos o cocidos.
Se dejan en agua fría con sal para que pierda la arena. Este proceso es conocido
como “desbabado” y lo ideal es hacerlo con agua de mar. Ir cambiando el agua
hasta que los bivalvos no tengan arena. Luego se pasan por el grifo de agua fría
para terminar de repasarlas.
Si se trata de mejillones se limpian quitando las barbas, la suciedad y las
conchas pegadas a sus valvas y se lavan con agua fría.
Algunos se cuecen en abundante agua con sal, pero la mayoría de las veces se
ponen en un recipiente tapado con poca agua, con o sin elementos aromáticos
(laurel, vino blanco, pimienta negra, perejil, zumo de limón, etc.), hasta ver el
molusco abierto. Se pueden retirar o no de la valva y reciben también el nombre
de al vapor.
• En salsa.
• Salteados.
Se abren las valvas con un cuchillo fino o abreostras, se retira la carne que
anteriormente puede ser hervida o salteada, se espolvorean con queso o pan
rallado y se gratinan o se napan con una salsa y se glasean en el momento de
servir.
• En crudo.
MOLUSCOS UNIVALVOS.
• Cocidos.
Se dejan en agua fría con sal para que pierda la arena. Este proceso es conocido
como “desbabado” y lo ideal es hacerlo con agua de mar. Ir cambiando el agua
hasta que los bivalvos no tengan arena. Luego se pasan por el grifo de agua fría
para terminar de repasarlas.
Se cuecen en agua salada hirviendo.
• Cocidos en salsa.
MOLUSCOS CEFALÓPODOS.
• Crudos. El calamar, al igual que la sepia (txautxa, jibia, choco), pueden servirse
crudos cortados en trozos muy pequeños o en juliana muy fina simulando
tallarines, marinados o no. Un ejemplo de esta técnica es la elaboración
denominada sepia a la
brutesca del chef Ferrán Adriá (tartar tibio de sepia con brutesca salsa de
sus entrañas).
• Al espeto. Aplicado a cefalópodos enteros cincelados como sepias o
calamares. • A la plancha, parrilla. Es habitual aplicar esta técnica en
cefalópodos de diversos tamaños: chipirones, calamares, sepias, que,
dependiendo de su tamaño, se cortan o se asan enteros entre 3-4 minutos por
cada lado
• Salteado. Se saltean brevemente, entre 3–4 minutos. Generalmente
acompañados con grasa, aromas y condimentos que, terminan formando
parte de otras elaboraciones (pastas, arroces).
• Frito. Se fríen en abundante aceite entre 5-8 minutos. Se fríen rebozados hasta
que quede dorado el rebozado. Es importante asegurarse de que la temperatura
del aceite no sea demasiado elevada. Si el aceite está demasiado caliente, los
calamares se cocinarán demasiado rápido en el exterior y no en el interior, lo
que provocará una textura dura.
• Horneado. Entre 20-25 minutos.
• Confitado. Se puede usar en chipirones.
• Cocidos en agua hirviendo: los pequeños 1–2 minutos, los grandes 3–5 minutos.
Si se pasan de cocción deberán hervir suavemente en la olla tapada y estar
entre 30-45 minutos. Hay que probar la textura pinchando cada 15 minutos hasta
el momento en que estén absolutamente tiernos y listos para servir
• Estofado. Para un estofado rápido primero saltear o freír el calamar en un poco de
grasa y añadir una pequeña cantidad de líquido aromático, por ejemplo, vino
blanco. El líquido se reduce en una salsa ligera durante los 1 o 2 minutos que
tarda en cocerse el calamar (este método de cocción se conoce técnicamente
como braseado corto).
Procurar no cocer el calamar más de 1 o 2 minutos de lo contrario quedará duro.
El tiempo de cocción de la sepia es mayor que el del calamar ya que es más
grueso y duro. Las sepias se pueden estofar del mismo modo que los calamares,
pero debe cocerse tapadas durante media hora antes de retirar la tapa y luego
proseguir la cocción de 45 minutos a 1 hora.
La cocción prolongada o estofado (este método de cocción se conoce
técnicamente como braseado largo) del calamar requiere de 45 minutos a 1
hora. El calamar se cuece con hortalizas aromáticas y cubierto de líquido. El vino
tinto es uno de los líquidos más indicados para los estofados de calamar y sepia
porque su aroma y su sabor combinan bien con el sabor de estos. La mayoría de
los estofados se preparan tapados, pero el de calamar, dado que desprenda
mucho líquido, y se cuece
relativamente rápido, no se tapa para que el líquido de cocción se reduzca y se
concentre mientras éste se brasea.
Antes de la cocción primero se suele preparar el calamar separando el cuerpo de
los tentáculos, retirando toda la piel, la cabeza, las vísceras y la pluma y
cortando el cuerpo en anillas.
• Guisados en salsa o en su tinta: la tinta contenida en sepia, calamares y
similares da nombre al plato, que basa su sabor y color en la salsa elaborada
con la misma. No es recomendable consumir la tinta en crudo, pues es algo
tóxica; una vez cocinada, por la acción del calor, desaparece el riesgo.
Chipirones y calamares no deben hervir con la salsa, se endurecen, salvo que
se prolongue su cocinado en ella. En este caso la cocción será más larga hasta
que estén tiernos.
• En sopas, guisos o arroces, entre 20-30 minutos a fuego medio-
• Cocidos.
• Espeto y estofados.
EQUINODERMOS.
• En crudo.
Tras ser lavados se clava la punta de una tijera en la parte más plana del erizo,
donde se encuentra el ano. A continuación se va cortando hasta conseguir un
círculo completo y se tira de él para desechar las tripas. Una vez abierto se vacía
el líquido que contiene (pero no se desecha, ya que contiene gran valor
nutricional y sabor) y se extraen las gónadas (la parte comestible). Se sirven
sobre hielo pilé acompañados habitualmente con limón.
• En elaboraciones diversas.
Los erizos admiten algunas elaboraciones, eso sí, siempre añadidos al final de la
elaboración del plato y en el último momento para que puedan conservar todo su
gusto y aroma, características principales de los mismos. Se pueden utilizar en
entrantes o canapés, en sopa o crema, en ensalada, como parte de una salsa,
con huevos revueltos, tortillas o gratinados dentro de su propio caparazón, con
patatas, en pasta, en arroz, mousses, veloutés, etc.
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