Ecuador: Lecciones de Un Proceso Político: Rodrigo Borja

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NUEVA SOCIEDAD NRO. 78 JULIO- AGOSTO 1985, PP.

13-16

Ecuador: Lecciones de un proceso


político
Rodrigo Borja

Borja Rodrigo: Abogado y catedrático universitario ecuatoriano. Fundador, ideólo­


go y líder del Partido Izquierda Democrática. Candidato presidencial en las elec­
ciones de 1984.

La larga campaña electoral que culminó con las elecciones del 6 de mayo de 1984,
no fue simplemente el enfrentamiento de dos hombres, por dura y áspera que haya
sido su confrontación, sino que fue la lucha entre dos filosofías políticas, dos anta­
gónicas concepciones del mundo, dos cosmovisiones: el socialismo democrático, de
un lado, y el neoliberalismo, en su versión más conservadora, de otro. Eso produjo
el enfrentamiento de dos modelos económicos: el de simple crecimiento, propues­
to por el "Frente de Reconstrucción Nacional" (que así se llamó la santa alianza de­
rechista que respaldó la candidatura del Ing. León Febres Cordero), y el modelo de
la equidad, que postuló el Partido Izquierda Democrática (ID).

El modelo de crecimiento, típico de las recetas neoliberales, se esfuerza por lograr


una expansión del aparato productivo pero se desentiende de la distribución de los
beneficios de ese crecimiento, es decir, olvida la justicia social. El planteamiento de
ID, en cambio, pone énfasis en la equidad económico-social y entiende el desarro­
llo como el mejoramiento de la calidad de vida de la sociedad en su conjunto, para
lo cual resultan inexcusables cambios sociales de profundidad.

Este fue el choque.

Y, por supuesto, el planteamiento general de cada una de las candidaturas llevó a


enfocar de manera diametralmente distinta los problemas de la coyuntura y a pro­
poner dos estrategias diferentes para afrontar la crisis. El Frente de Reconstrucción
Nacional propuso reactivar la economía de "arriba hacia abajo", por la vía de en­
sanchar el margen de beneficios de las cúpulas empresariales - cosa que la están
haciendo con incalificable impudicia para beneficiar a la "rosca" oligárquica ligada
al gobierno - mientras que ID propuso la vía contraria: reactivar la producción de
"abajo hacia arriba", a través de una sostenida y vigorosa política que incremente la
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capacidad de consumo de la población, fortalezca el mercado y cree las demandas


para la producción.

Para lograr sus objetivos de crecimiento, la derecha acude al "automatismo infali­


ble" de las leyes del mercado, como lo está haciendo ahora desde el poder, mien­
tras que ID, para alcanzar la equidad, busca interferir los dispositivos del mercado
a fin de corregir sus deformaciones y sus distorsiones, porque, aunque no se con­
venzan los neoliberales, la verdad es que un gobierno tiene también objetivos no
económicos que no están previstos por las fuerzas del mercado y que sólo pueden
alcanzarse a través de la intervención reguladora del Estado.

Se enfrentaron, además, dos tácticas distintas para arrostrar el problema del endeu­
damiento exterior - 7.600 millones de dólares - y de la independencia: la del "bilate­
ralismo" entreguista y suicida y la de la unidad latinoamericana para que los países
deudores puedan afrontar, a través de una acción concertada y coherente, la rene­
gociación de sus deudas con los acreedores extranjeros y puedan resistir la depen­
dencia externa agudizada por el alto endeudamiento latinoamericano.

LA UNIDAD TOTAL DE LA DERECHA

El proceso electoral produjo un hecho inédito: la unidad total de las fuerzas de la


derecha política y económica del Ecuador. Esto no ocurrió antes. Jaime Roldós hizo
frente a una derecha todavía fraccionada. Esta vez, bajo el temor del primer gobier­
no socialista democrático de la historia ecuatoriana, la derecha unificó globalmente
sus efectivos, asumió conciencia de clase y se jugó el todo por el todo. Allí estuvie­
ron nueve partidos y grupos políticos, desde el vetusto Partido Liberal hasta los
priostes del fascismo criollo, pasando por ese grupo medieval, equivocado de si­
glo, que se llama "Tradición, Familia y Propiedad". La derecha se completó por pri­
mera vez. Allí estuvo reunida toda la "gente importante" del país: ex-presidentes,
ex-ministros de todos los gobiernos, ex- dictadores, ex-embajadores y hasta "ex-pa­
sajeros de segunda del Queen Mary...". Era la derecha unificada. Y, desde luego, la
oligarquía, la alta empresa privada, los monopolios, los grupos de privilegio eco­
nómico, los "que tienen qué perder", los traficantes de armas y de otras sustancias,
los endeudados en dólares, los subfacturadores y sobrefacturadores del comercio
exterior, los especuladores y los agiotistas, todos ellos estuvieron allí, firmes y ali­
neados, alimentando la campaña de los "reconstructores" con la más grande suma
de millones jamás vista en la historia electoral del Ecuador. Y para que nada falta­
ra, unos cuantos malos sacerdotes, olvidando que el reino de Dios no es de este
mundo y desentendiéndose de la opción preferencial por los pobres, se convirtie­
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ron en agentes electorales de la oligarquía y trajeron a hacer campaña electoral a


una réplica de la Virgen de Fátima.

CON LEÓN SÍ SE PUEDE

La millonaria propaganda electoral del Ing. León Febres Cordero aturdió a nuestro
pueblo, digo mal, aturdió a parte de nuestro pueblo, a la mitad de nuestro pueblo.
Le hizo creer, por ejemplo, que el candidato de la derecha, por sus largos antece­
dentes empresariales en el "grupo Noboa", que es la constelación económica y fi­
nanciera más grande del Ecuador - exportación de banano, cacao, café, productos
del mar; importación de vehículos, licores y otros artículos; fabricación de harina,
papel, cartón, sal, avena y otros mil productos; propietaria de bancos y financieras
- tenía la preparación, la experiencia, la decisión y los equipos humanos para "re­
construir" el país. La frase colombiana, traída de contrabando y sin pagar derechos
de autor a Belisario Betancourt, martillaba día y noche que "con León sí se puede".
El propio membrete de la santa alianza reaccionaria - "Frente de Reconstrucción
Nacional" - fue escogido para inducir a engaño a los electores acerca de la compe­
tencia de esos señores para restaurar la economía. Todo estuvo prolijamente mon­
tado para consumar la estafa política del 6 de mayo. Pero eso no es todo. Hay algo
que debe decirse. La crisis económica y social en que se debatía el país tornó "creí­
ble" el discurso de Febres Cordero, las circunstancias le dieron la credibilidad que
de ordinario no tenía. Un pueblo golpeado por la crisis, temeroso del futuro, ase­
diado por la pobreza, pensó que un oligarca que supuestamente había tenido "éxi­
to" en sus negocios privados - al menos así decía la propaganda y el pueblo no
siempre estuvo al tanto de que las empresas monopólicas y sobreprotegidas que
manejó Febres Cordero jamás podrían estar mal - podía sacar adelante al país. La
crisis incluso derechizó a ciertas capas medias, que antes votaron con nosotros.

Todo ello formó una atmósfera de credibilidad para Febres Cordero, que no la tuve
yo porque pertenezco a la misma generación de políticos - Jaime Roldós y Osvaldo
Hurtado - que tuvieron la mala fortuna de gobernar el período anterior, en medio
de la crisis, y a quienes se imputaba falta de experiencia puesto que antes "no habí­
an administrado ni la pulpería de la esquina", según la socorrida afirmación de los
"experimentados" empresarios derechistas que hoy no dan pie con bola en el go­
bierno del Estado y se debaten penosamente entre la incompetencia, el desconcier­
to y la presión de los telefonazos de la oligarquía que les financió la campaña.

En circunstancias normales, lo último que hubiera hecho nuestro pueblo es votar


por el máximo representante de la "rosca" plutocrática, pero el Ecuador no vivía en
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la normalidad, era un país enfermo, padecía no sólo crisis económica sino también
crisis nerviosa. Por eso cayó víctima de la demagogia delirante de los jefes de la oli­
garquía que acertaron a jugar, en el baile de disfraces electoral, el papel de "reden­
tores" de los humildes.

EL CONTINUISMO

Otra de las tácticas fundamentales de la campaña de la derecha, que ciertamente


causó estragos, fue la sistemática acusación de que yo era el "continuista" del go­
bierno anterior, que era el "candidato oficial", que "Borja y Hurtado son la misma
cosa" y que - en plagio, esta vez a Venezuela - "cuatro años más no los aguanta na­
die".

Esto torció el curso de los acontecimientos. Nuestro partido había formalizado, en


efecto, una "convergencia democrática" en el Parlamento con las fuerzas gobiernis­
tas de entonces, para impulsar de común acuerdo determinados proyectos de ley.
De esto se aprovechó hábilmente la contrapropaganda de la derecha para proyec­
tar de nosotros una imagen gobiernista, que impidió que fuéramos la alternativa
que el pueblo, fatigado del anterior gobierno, anhelaba. Es muy difícil ser gobierno
desde el gobierno en los países latinoamericanos, salvo México. La ley del péndulo
rige las decisiones electorales de todos nuestros pueblos y en el Ecuador sus efectos
son mucho más claros. La fuerza de Febres Cordero fue haber canalizado el des­
contento ambiental a través de su acción opositora, si bien fanática y ciega, contra
el gobierno anterior. Nosotros, en cambio, no logramos ser la alternativa en razón
del pacto legislativo con las fuerzas oficialistas.

Así llegó al poder la más rancia de las oligarquías latinoamericanas, encabezada


por el único político ecuatoriano que se ha atrevido a defender públicamente a Pi­
nochet.

LO QUE VA DEL ESTADISTA AL ADMINISTRADOR PRIVADO

Diez meses de gobierno del "Frente de Reconstrucción Nacional" han bastado para
poner en evidencia que ser gerente de empresas monopólicas y protegidas no es
suficiente título para gobernar un país. La distancia que va del estadista al admi­
nistrador privado es muy grande. Como lo admitió el propio Nixon, hombre de la
derecha norteamericana, en su libro Líderes, administrar es una cosa y dirigir un
país es otra. "El administrador piensa en hoy y mañana, el estadista ha de pensar
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en pasado mañana. El estadista, para ayudarse, contrata administradores pero no


les confía la dirección política del Estado", que es cosa de estadistas.

Esto implica el fracaso de la gestión del empresario León Febres Cordero al frente
de la conducción del Estado.

EL IMPERIO DE LA VIOLENCIA

Su gobierno enfrenta una mayoría opositora en el Congreso Nacional, que se ha


conducido con exceso de cautela y discreción, y que en realidad no ha querido o no
ha podido ejercer su fuerza. Sin embargo, el Presidente de la República, sistemáti­
camente ha desacatado las resoluciones del Parlamento y ha objetado sus procedi­
mientos sin ningún derecho. La Corte Suprema de Justicia, nombrada por el Con­
greso en ejercicio de sus privativas atribuciones constitucionales, fue desconocida
por el presidente y una guardia armada impidió de hecho el acceso de los magis­
trados al Palacio Judicial. La ley de incremento salarial, aprobada por el Congreso,
fue también burlada por el presidente. Fue desconocida y tachada de "inconstitu­
cional" la convocación del Parlamento a un período extraordinario de sesiones. En
suma, al margen del esquema constitucional de la división y equilibrio de los tres
poderes o funciones del Estado, el presidente se ha erigido en juez supremo de los
actos del Congreso y se ha arrogado el control de la constitucionalidad de sus reso­
luciones, que es atribución exclusiva del Tribunal de Garantías Constitucionales.
En otras palabras, el presidente ha atropellado, maniatado y reducido a la impo­
tencia total al Parlamento nacional. Lo mismo ha hecho con el Tribunal de Garantí­
as Constitucionales, que es el órgano llamado a ejercer el control y a velar por la in­
tangibilidad de los derechos humanos.

El país vive, pues, un virtual régimen de facto, a cuyo amparo se han consumado
graves violaciones de los derechos humanos. Despidos masivos e injustificados de
empleados del Estado, clausura temporal de radiodifusoras y toda clase de repre­
salias contra periodistas de oposición o independientes, presiones sobre los anun­
ciantes de medios de comunicación no sometidos al gobierno - todo lo cual incluso
motivó la preocupación de la Sociedad Interamericana de Prensa -, arbitraria can­
celación de la frecuencia de un canal de televisión independiente; auspicio, encu­
brimiento e impunidad de bandas paramilitares; agresión física contra el jefe de ID,
licenciado Xavier Ledesma; allanamiento del local de Izquierda Democrática en
Guayaquil y robo de nuestros archivos - aparentemente la finalidad era, al más
puro estilo fascista, conocer la lista computarizada de nuestros 350.000 afiliados
con fines persecutorios -, utilización de la "fiscalización" tributaria como arma polí­
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tica contra los opositores al régimen, escandaloso espionaje telefónico con los más
sofisticados equipos, en fin, mil y mil atropellos contra los derechos humanos.

Una ola de violencia, patrocinada por el propio gobierno, sacude al país. El Ecua­
dor ha dejado de ser la isla de tranquilidad y armonía sociales que siempre fue, en
el corazón de una América Latina atormentada por la violencia. Hemos perdido la
paz, que es el recurso económico más importante de un país.

LAS RECETAS NEOLIBERALES

En el campo económico la cosa es desgarradora. Las recetas neoliberales se aplican


con una ortodoxia exasperante. El proceso concentrador del ingreso se agudiza.
Nadie lamenta más que yo que las advertencias que hice al pueblo a lo largo de la
campaña electoral se cumplan ahora con trágica y matemática precisión. Dije que
si, en mala hora para la democracia ecuatoriana, el Ing. León Febres Cordero gana­
ba las elecciones, su gobierno sería león contra el pueblo y cordero contra la oli­
garquía. Y eso está ocurriendo. Cada medida económica es un zarpazo contra los
sectores de bajos ingresos.

El recetario neoliberal se cumple al pie de la letra: devaluación monetaria, flotación


de los tipos de cambio, tasas de interés flotantes, apertura indiscriminada al capital
extranjero, impugnación de la decisión 24 del Pacto Andino, apertura de importa­
ciones incluso suntuarias, política de "precios reales" en perjuicio del consumidor,
eliminación de subsidios, inflación buscada de propósito para "licuar" las obliga­
ciones de los endeudados en dólares con el exterior, política social deprimida, alzas
de los precios de los combustibles y de los servicios públicos.

Estos son los "prodigios" de la política económica neoclásica de negación del Esta­
do como agente del desarrollo, del sometimiento de la economía a las "infalibles"
leyes del mercado, del entreguismo a la banca privada internacional y de la defen­
sa de una división internacional del trabajo que tanto perjudica a los países pobres.

AUSENCIA DE LA HORA MUNDIAL

En cuanto a la política internacional, ya el discurso de posesión del mando del Pre­


sidente de la República nos dio la medida de su ausencia de la hora mundial y de
su indiferencia para con el drama latinoamericano. Las posteriores tesis entreguis­
tas del canciller sólo confirmaron esa realidad. Mientras América Latina se afana
por concertar acciones y unir fuerzas para afrontar solidariamente el problema del
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endeudamiento externo, el canciller postula el "bilateralismo" en la negociación de


la deuda, para que los acreedores - que están unidos y organizados - nos impongan
a mansalva no solamente sus términos usurarios sino también sus políticas de "es­
tabilización" que entrañan un enorme costo social.

Que no vengan con la genuflexión "bilateralista": la única manera de defender


nuestros derechos de pueblos latinoamericanos es mediante la unidad para decir a
la banca acreedora: intereses legítimos sí, usura no.

Y no propongo, ciertamente la formación de un club de tramposos que se niegue a


pagar lo que debe, pero me parece legítimo que generemos una voluntad política
común para negociar en términos de equidad.

Fue muy elocuente la nota publicada en Financial Times de Londres, titulada


"Ecuador: la manzana de los banqueros", con ocasión de la visita de nuestro canci­
ller al Reino Unido. Allí se dice que el Ecuador tiene el gobierno favorito de los
acreedores, pues reduce el gasto público, recibe la inversión extranjera, promueve
las exportaciones y se abstiene de mencionar "un nuevo orden económico interna­
cional".

ID sostiene, en cambio, que Latinoamérica debe descubrir su propia fuerza. Sabe­


mos la debilidad que sufrimos cuando estamos separados. Debemos acudir a la
única fuerza que está a nuestra disposición: la unión. Parte de esa fuerza proviene
paradójicamente, en la actual coyuntura, del propio monto de nuestro endeuda­
miento: 350 mil millones de dólares son suficientes para desestabilizar el sistema fi­
nanciero internacional y también para hacer pensar dos veces a los impacientes
acreedores extranjeros que es de recíproca conveniencia que nos dejen trabajar y
producir para que después puedan cobrarnos sus créditos.

América Latina no debe dejar de hablar y de luchar por un nuevo orden económico
internacional, que establezca relaciones de racionalidad y de justicia entre los Esta­
dos, que distribuya equitativamente los beneficios del progreso y que alcance para
los países pobres una justa participación en el ingreso mundial.

Todo lo demás es entreguismo.


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RETROCESO EN LA POLÍTICA INTERNACIONAL

La siniestra política del apartheid en Sudáfrica ha merecido la condenación del


mundo civilizado. Con el voto de los pueblos democráticos del orbe - entre los que
siempre estuvo el Ecuador las Naciones Unidas sancionaron repetidamente al go­
bierno racista sudafricano. En la última reunión de la Asamblea General, sin em­
bargo, la delegación ecuatoriana rompió esa tradición al abandonar la sala en el
momento en que iba a votarse una nueva condena contra el apartheid.

El Financial Times dijo también que "no hay duda de que el corazón del gobierno
Febres Cordero late por el presidente Reagan en la cuestión de América Central" y
que "el Ecuador da la clara impresión de ser neutral contra los sandinistas en Nica­
ragua".

Esta es la verdad: tenemos un gobierno más afín con Pinochet que con los pueblos
latinoamericanos.

Y esto lo dijo la revista gobiernista chilena Qué Pasa (agosto 1984), al saludar la
posesión del mando del presidente ecuatoriano, que "León Febres Cordero - hom­
bre de centroderecha o, más bien, de derechas - nunca ha ocultado su afecto hacia
Chile. Tiene aquí amigos personales, lazos comerciales, empresariales. Sin ir más
lejos, su hermano Agustín, ex-ministro de Defensa y uno de sus más cercanos cola­
boradores, es amigo personal del presidente Pinochet... " . Y agregó: "Pero no sólo
se da una afinidad personal, sino también ideológica" entre Pinochet y Febres Cor­
dero.

Lo dicho es suficiente para dar una idea del gobierno de Febres Cordero en el
Ecuador. Allí puede verse con claridad su inclinación ideológica y los intereses
concretos que él representa y defiende.

Este artículo es copia fiel del publicado en la revista Nueva Sociedad Nº 78, Julio-
Agosto de 1985, ISSN: 0251-3552, <www.nuso.org>

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