Domotica 2
Domotica 2
Domotica 2
INMÓTICOS.
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1. Elementos de los sistemas domóticos e inmóticos
Toda instalación de domótica cuenta con 4 tipos de elementos comunes: sensores, procesadores (o
controladores), actuadores y elementos de conexión, aunque, también podríamos incluir, en un sentido
menos estricto, a los elementos finales, como dispositivos que también se integran en la instalación.
1.1 Sensor
El sensor es un dispositivo cuya misión es la de detectar e informar al sistema domótico de los diferentes
cambios que se producen a su alrededor.
Gracias a su capacidad para convertir una magnitud física o química en una de tipo eléctrico (en tensión
o corriente eléctrica) trasladan al controlador toda la información que precisa para que la instalación
domótica opere de acuerdo a las necesidades de la vivienda, oficina, comercio o edificio en general.
Podemos clasificar los sensores de muchas formas, por su utilidad, por su naturaleza, por el tipo de señal
que proporcionan.
Tipo de sensor
Por ejemplo, si atendemos al criterio del tipo de señal eléctrica que proporcionan: contamos con sensores
todo-nada y sensores analógicos.
Sensores todo-nada
Este tipo sensores proporcionan una señal que se activa cuando se supera un cierto umbral: por ejemplo,
que un equipo de climatización se encienda si se supera un determinado valor de temperatura.
Los sensores todo-nada solo tienen posible dos estados de salida (0-1, encendido-apagado, on-off).
Sensores analógicos
La señal proporcionada por estos sensores se puede mover en un rango de valores más o menos amplio,
que se convierte en un valor eléctrico analógico o en un valor digital (tras la conversión del valor analógico
en un valor digital que es interpretado por el controlador).
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Sensor analógico
Es importante comprender que este tipo de sensores deben transformar el cambio detectado a su
alrededor en un voltaje analógico, para que pueda ser utilizado correctamente por la electrónica que le
acompaña. De esta forma, el usuario tendrá la opción de leer un valor termométrico o que una alarma
está apagada, por poner dos ejemplos, y el sistema domótico realizará la acción que tenga programada y
así irá funcionando consecuentemente la instalación.
¿SABÍA QUE?
La señal eléctrica generada puede transformarse en voltaje (0-10 vdc) o en corriente (0/4-20 mA).
También podemos caracterizar los sensores en función del fenómeno físico que interesa detectarse. En
base a ello, podemos hablar de sensores electromecánicos, inductivos, capacitivos, fotoeléctricos y de
ultrasonidos. Los que aparecen a continuación tienen su aplicación práctica en el campo de la domótica y
de la industria.
Sensores electromecánicos
Son aquellos sensores que se accionan debido a que algún tipo de contacto lo activa, entonces el elemento
eléctrico del sensor se conmuta mandado la señal e informando de que se ha pulsado.
Sensor electromecánico
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Este tipo de sensores tiene una gran representación en la domótica y en la industria, comprendiendo a
pulsadores, conmutadores, detectores de pedal, sensores de final de carrera, setas de emergencia, etc.
En la vivienda, el ejemplo más sencillo es el pulsador para encender o apagar una luminaria.
Sensores inductivos
Los sensores inductivos son capaces de determinar, sin la necesidad de contacto, qué distancia hay desde
dicho sensor hasta un objeto metálico.
Sensor inductivo
Pueden transmitir esa información como un sensor todo-nada o como un sensor analógico. En el caso
binario, pueden presentar una configuración a dos hilos (siendo uno la alimentación y el otro la señal
eléctrica) o a tres hilos (en los que dos son los de alimentación y el restante la señal eléctrica) mientras
que en el analógico normalmente se configura con una conexión a cuatro hilos (dos para la alimentación
y dos para la señal analógica).
¿SABÍA QUE?
Los detectores de proximidad nunca se conectan en serie, en cascada. Cada uno de ellos se conecta
a una sola carga, ya que no resulta conveniente utilizar señales de salida para alimentar a sucesivos
sensores de proximidad.
Sensores capacitivos
Este tipo de sensor es muy empleado en hogar inteligente pues es el más utilizado para efectuar controles
de presencia y mediciones de distancia en espacios muy reducidos, hasta una precisión nanométrica.
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Sensor capacitivo
También son sensores captadores de estado sólido, pero en este caso, su principal característica es que
son sensibles a cualquier tipo de material, no solo el metal (como en el caso inductivo) sino también a
plásticos, maderas, cartones, líquidos, minerales, etc.
Igualmente, pueden proporcionar señales todos-nada o analógicas y configurarse de forma similar a los
anteriores (a dos o tres hilos para los sensores binarios y a cuatro hilos en los analógicos).
Sensores fotoeléctricos
Estos sensores son capaces de detectar la presencia o ausencia de un objeto mediante la utilización de un
haz de luz, en forma de barrera fotoeléctrica gracias a un sensor de reflexión directa o bien mediante un
sensor de retrorreflexión.
Por tanto, requieren de un componente que general la luz (el emisor) y del receptor que percibe la luz
generada por el emisor. El haz puede ser visible o bien transitar en la barrera de los infrarrojos.
La detección de la interrupción del haz de luz por cualquier objeto genera una señal eléctrica que es
interpretada por el sistema con la información de que ha pasado un objeto (o una persona).
Dentro de los sensores fotoeléctricos, podemos encontrar sensores de barrera, de reflexión (réflex) y de
proximidad:
• Los sensores de barrera detectan e incluso son capaces de contar objetos al paso por las zonas que
vigilan. En este tipo de sensor fotoeléctrico, el emisor y el receptor están alojados en carcasas
separadas según el principio de modo barrera. Por ello, la alimentación eléctrica debe llegar tanto al
emisor como al receptor de manera independiente. El sensor conmuta en cuanto un objeto
interrumpe la luz láser, la luz roja o la luz infrarroja, según el espectro que se decida emplear. Gracias
a sus rangos de detección más largos, junto con el exceso de ganancia más alto, los hace más eficaces
que otros sensores de este tipo. Incluso, pueden operar satisfactoriamente en condiciones adversas
de niebla, polvo o suciedad.
• A diferencia del anterior, el sensor de reflexión tiene el emisor de luz y el receptor integrados en el
mismo cuerpo, de esta forma la alimentación eléctrica solo debe llegar a un elemento. Estos sensores
detectan si la luz emitida rebota en un objeto y, por lo tanto, determinan si está presente. Para ello,
precisan que la luz emitida rebote en un espejo alineado con el sensor, que devuelve el haz de luz
(formando la barrera). Si el objeto, la persona, lo interrumpe, el sensor informa de su presencia.
Tienen un alcance menor a los sensores tipo barrera, aunque la distancia de hasta 10-20 m lo hacen
útiles en viviendas.
• En los sensores fotoeléctricos de proximidad, tanto el emisor como el receptor están en el mismo
elemento, pero en este caso no se utiliza la ayuda de un espejo, sino que el modo de funcionamiento
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se basa en la reflexión provocada por el propio objeto a detectar. Esto provoca que no sean útiles
para distancias superiores a los 10 cm y, además, tienen un coste más elevado. Se emplean,
básicamente, cuando por algún motivo en la instalación no es posible contar con las otras dos
tecnologías.
Sensores fotoeléctricos
Sensores de ultrasonidos
Un sensor de ultrasonido es un captador capaz de detectar un objeto o elemento sin que haya contacto,
generando en ese momento un pulso eléctrico para informar al sistema domótico. E igualmente,
volvemos a encontrarnos con la opción de que en el mercado se pueden instalar sensores todo-nada o
analógicos.
Un sensor de ultrasonidos es capaz de detectar cualquier tipo de material-objeto y, por supuesto, a una
persona. Su punto débil es la zona ciega de alcance que queda comprendida entre el lado sensible del
detector y el alcance mínimo en el que ningún objeto puede detectarse de forma fiable.
RECUERDA:
El proyectista debe jugar con los diferentes tipos de sensores existentes en el mercado para
configurar los diferentes parámetros programables de la instalación, aprovechando al máximo su
rendimiento y posibilidades.
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IMPORTANTE:
Si el detector es de tres hilos, dos de los conectores se emplean para la alimentación del propio
sensor (marrón +; azul -) y el tercer conductor (con el aislante en negro) para la conexión de la
carga.
En función de la señal proporcionada, un detector de tres hilos puede presentar una configuración
tipo PNP (salida positiva) o NPN (salida negativa) lo que nos permite jugar con la programación
del controlador en virtud de la instalación a configurar.
Cambiando de modo de clasificación, de acuerdo a la variable o magnitud externa que perciben, podemos
hablar de sensores de temperatura, humedad, calidad del aire, inundación, movimiento o presencia, gas
(en cualquiera de los tipos de gases tóxicos), apertura-cierre, intensidad lumínica, sísmico, de rotura o
impacto en cristales, lluvia, viento (fuerza e intensidad), radiación solar, presión atmosférica, etc. y se
podrían mencionar muchos más con utilidad práctica en el campo de la domótica.
El usuario de una instalación domótica-inmótica le da mucha importancia hoy en día al diseño de los
interruptores, pulsadores y teclados de escenas que ofrece el mercado que, por suerte, es muy variado.
Este aspecto tiene una doble vertiente: hay mucho donde elegir, pero también puede suponer un cuello
de botella en el diseño de la instalación por la subjetividad de los gustos, la variedad de los precios y
calidades y la amplísima diversidad de marcas, modelos, diseños, colores, etc.
IMPORTANTE:
Aunque pueda pensar que los interruptores y pulsadores son dispositivos de salida, porque dan una
orden a un elemento, deben considerarse como sensores de entrada, considerándose como
detectores de accionamiento manual.
Por su parte, con los teclados de escenas podemos unificar en una sola caja varias teclas (entre 4 y 8) que
pueden configurar distintos ambientes o situaciones estándar, para el día, la noche, la sobremesa, el
descanso, etc., afectando también a la iluminación, el ambiente higrotérmico, la ventilación, etc., si se
desea.
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Interruptor-pulsador
Teclado de escenas
Normalmente, los teclados de escena se suelen instalar en estancias como dormitorios, salas de estar o
salones, en los que se puede jugar más con la configuración global del espacio, dejándose los interruptores
comunes para distribuidores, baños y habitaciones de poco uso (como cuartos de almacenaje, trasteros,
etc.).
Un tipo de pulsador específico para la iluminación muy utilizado en los proyectos domóticos es el dimmer.
Se trata de un regulador de intensidad de las luminarias, que mediante una rueda permite al usuario
ajustar de manera muy precisa la intensidad lumínica. También existen dimmers de pulsador que
modifican el parámetro pulsando la tecla hacia arriba, abajo, izquierda o derecha.
Algunos modelos, si las luminarias lo permiten, cuentan también con un regulador de la temperatura de
la luz o de los colores de las mismas, en función del tipo de lámparas instaladas.
¿SABÍA QUE?
La tecnología dim to warm permite ajustar los diferentes tonos de las luminarias para crear
ambientes más cálidos o más fríos, según la necesidad del usuario. Una temperatura más baja, hacia
los 3.000 K, se traduce en tonos ocres, cálidos; y una temperatura más alta, hacia los 6.500 K, crea
un ambiente frío, con tonos muy blancos o azulados.
El concepto de dimmer, de regulador, también es válido para modificar la temperatura de una sala, por
ejemplo, y es habitual su uso en la domótica en este sentido.
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Sensores de luminosidad
Muy vinculado al anterior tipo de sensor, tenemos el de luminosidad. Este se emplea para controlar el
grado de iluminación que tiene una estancia, de forma que el sistema domótico, si se desea, puede ajustar
la intensidad lumínica en función de la información que le llega del sensor.
Se trata de un sensor muy útil para la iluminación exterior, para que se pueda encender o apagar en
función de la luz ambiental, muy variable con el cambio de las estaciones y de las condiciones
meteorológicas.
También nos permite programar la subida o bajada de persianas para captar más o menos luz del exterior
y así no utilizar la iluminación artificial o ayudar a la regulación del sistema climático de la vivienda.
Este tipo de detectores cuentan con un sensor de intensidad lumínica que puede ser un fotorresitor un
fotodiodo o un fototransitor, que es el elemento que traduce la luz crepuscular en información al sistema
domótico.
Sensor de luminosidad
Sensores de temperatura
En anteriores epígrafes, hemos hablado de la importancia que tiene hoy en día el control del consumo
energético en una vivienda mediante la domótica. Para ello, necesitamos de la instalación de sensores de
temperatura que nos informen del ambiente térmico en cada una de las estancias.
• Termopares. Operan gracias a la generación de una corriente entre dos metales diferentes unidos,
que tienen diferente comportamiento eléctrico en función de la temperatura. La señal generada se
procesa e informa de la temperatura al sistema. Aunque son equipos sencillos, económicos y con una
precisión suficiente para su uso en la vivienda, tienen como contrapartida, una respuesta lenta.
• Termorresistencias. Cuentan con resistencias cuya conductividad varía en función de la temperatura,
lo cual genera una señal que, una vez procesada, permite obtener la medición de temperatura. Su
velocidad de respuesta depende de la masa de la resistencia.
• Sensores electrónicos. Se trata de la solución más avanzada (y más cara), que utiliza una serie de
dispositivos electrónicos que generan la variación de la corriente o de la tensión en función de la
temperatura captada. Son los sensores de respuesta mucho más rápida.
Actualmente, los sistemas de climatización trabajan zonificados, es decir, ajustan el valor térmico por
estancias y no dando una consigna para toda la vivienda o toda una planta. Para ello, es necesario que
coloquen los sensores de temperatura por habitaciones.
Es importante que nunca se instale uno de estos dispositivos cerca de foco térmico, ni bajo la acción
directa de la luz del sol, para no falsear la medida de la estancia que se esté regulando.
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Sensor térmico
Si, como en la imagen anterior, el sensor térmico también proporciona una información de la humedad
relativa del aire, el control del confort higrotérmico será más exacto y proporcionará un ambiente más
agradable a los usuarios.
Sensores de presencia
Anteriormente hemos hablado de los sensores de presencia a partir del principio de funcionamiento de
diferentes detectores. Este tipo de dispositivos de entrada se emplean principalmente para el control
automático de la iluminación, la climatización y para ciertas tareas vinculadas con la seguridad.
Respecto a su ubicación, hay que destacar que deben ser colocados en posiciones elevadas (techos o parte
superiores de las paredes) y enfocando su zona de detección, según la tecnología antes estudiada, a la
zona que se desee controlar.
Detectores de gases
Este tipo de dispositivos son capaces de detectar la presencia de gases que puedan generar una explosión,
o bien la asfixia, si sus concentraciones rebasan ciertos límites.
En el ámbito industrial, los sensores de gases suponen una herramienta esencial para la prevención de
riesgos laborales, gracias a que se pueden instalar sensores que detecten cualquier tipo de gas peligroso.
En el campo de la domótica-inmótica, los más usados son los de monóxido de carbono, gas natural,
butano, propano y metano, en función de las fuentes energéticas que se usen.
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IMPORTANTE:
Respecto a su ubicación, los detectores de gases deben colocarse cerca de los posibles focos de
peligro: cocinas, cuartos de instalaciones, chimeneas, etc., pero no deben ubicarse cerca de
ventanas o de extractores, que podrían falsear la medida del sensor y no informar de la
concentración real del gas.
Tanto el butano como el propano poseen mayor densidad del aire, por lo que estos detectores
han de ubicarse a unos 30 cm del suelo.
En cambio, el gas natural tiene menos densidad que el aire, por lo que sus sensores debe ir
ubicados a unos 30 cm del techo.
Detectores de incendio
Otro aspecto clave para el control de la seguridad de la vivienda es la colocación de sensores de humo,
que sean capaces de avisar al usuario, esté o no en el inmueble, de que se está produciendo un incendio.
Este tipo de sensores se llevan utilizando en los lugares públicos, en la industria, oficinas y comercios
desde hace muchos años, pero en España, su uso en las viviendas no termina de generalizarse.
En una vivienda domotizada debemos contar con su presencia, optando, a criterio del proyectista, por
alguno de los tipos existentes en el mercado: ópticos, de aspiración o de llama.
Normalmente, en las zonas interiores se instalan los de tipo óptico y en las zonas exteriores los de llama.
Y entre los de tipo óptico también encontramos diferentes subtipos (de tipo puntual y láser).
IMPORTANTE:
Es conveniente que el usuario sea informado, por el proyectista o el instalador, de que los detectores
contraincendios tienen una vida útil, por lo que deben conocer el período de validez de los mismos.
El sensor óptico combina con una cámara que, además, cuenta con un sensor capaz de reconocer si existe
una concentración alta de partículas peligrosas. De esta forma, se revisa el posible oscurecimiento del aire
y se analiza de la calidad de este.
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Detector de incendios
Cuando se detecta en alguno de los canales de entrada un posible problema, el sensor emite un aviso
sonoro para que el usuario tome las medidas pertinentes. Este aviso acústico, que sirve para el
conocimiento inmediato de las personas que estén en el inmueble, también puede trasladarse a la
instalación para alertar mediante otros procedimientos (por ejemplo, con un mensaje al teléfono, a una
central de alarmas, a bomberos, etc.).
Es recomendable colocar estos sensores en las habitaciones con más peligro de incendio, como podría ser
un salón de estar con chimenea, pero no es buena praxis colocarlos en cocinas o baños porque puede
activarse la alarma erróneamente por el humo o el vapor de agua. También es aconsejable instalarlos en
pasillos distribuidores o habitaciones.
Sensores meteorológicos
La detección de la lluvia o el control de la intensidad del viento puede ser muy útil para distintas facetas
de la vida de un hogar.
La detección de lluvia suele provocar la recogida automática de toldos, la bajada de persianas y puede ser
interesante como información para los usuarios de la vivienda.
Sensor meteorológico
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Cuando las ráfagas de viento superan una determinada velocidad, se puede programar el controlador de
la instalación domótica para ordenar la recogida de los toldos y la bajada de las persianas en prevención
de desperfectos.
Para ello, se recurre a la información que proporcionan elementos tales como pluviómetros,
anemómetros o veletas existentes en las estaciones meteorológicas digitales.
El detector de agua o inundación suele ser un sensor de ultrasonidos, capaz de avisar al sistema de que el
agua está anegando alguna zona de la vivienda.
Este tipo de accidente es más habitual de lo que se presume y su detección a tiempo puede ahorrar una
suma económica importante, pues los daños provocados por una inundación suelen ser elevados, sobre
todo si tiene lugar en alguna planta alta.
Se deben colocar en habitaciones susceptibles a la inundación como: baños, cocinas, cuartos técnicos,
etc.
Detector de agua
Otro detector que ayuda a proteger el hogar, comercio u oficina es el detector de rotura de vidrio, el cual
es capaz de informar de que una ventana se ha roto, ya sea que simplemente se ha agrietado o que se ha
hecho añicos.
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Sensores de caudal
El sensor de caudal o de flujo de agua no es muy utilizado, pero supone una mínima inversión que puede
prevenir un gasto importante en el futuro.
Se trata de un dispositivo que nos informa del caudal de agua que circula, en una determinada tubería,
de forma que nos sirve para analizar si se ha producido una fuga si se detecta un aumento anómalo del
flujo entrante.
Suelen instalarse en el tubo de alimentación de la vivienda o en los ramales que se dirigen a las estancias
húmedas.
Por último, cerramos el capítulo de los sensores con uno muy especial, el de control de acceso, que podría
estar a caballo entre un sensor y un dispositivo multimedia o elemento terminal pero que, siendo
estrictos, se trataría de un dispositivo de entrada.
Un sistema de control de acceso a una vivienda, comercio u oficina se compone de tres partes: la terminal
de control de acceso como tal, la central electrónica que lo gobierna (que irá instalada junto al control de
acceso principal, normalmente) y un software para la gestión de los usuarios.
Control de acceso
La terminal de acceso cuenta con los sensores o métodos de reconocimiento, que pueden ser de muchos
tipos:
Puesto que existen diversos tipos de sensores biométricos y estos tienen su propia tecnología muy
compleja, no es momento de profundizar en su conocimiento, pero a grandes rasgos, un sensor
biométrico se trata de un tipo transductor que transforma un rasgo físico y concreto de un ser humano
en una señal eléctrica, siguiendo el principio que hemos visto con otros sensores anteriormente.
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La idea es que el sensor interprete o mida parámetros como la luz, la temperatura, la velocidad, el ruido
(en el caso de una voz, por ejemplo), y otro tipo de estímulos energéticos que son además gestionados
por un software. Esto se consigue gracias a sofisticadas combinaciones de redes de sensores, cámaras
digitales y micrófonos de alta precisión, insertados en el dispositivo de control de acceso.
IMPORTANTE:
Estos pueden ser específicos de un tipo de sensor o actuador, o bien podemos hablar de un procesador
central que gobierna a toda la instalación y que sirve para interactuar con el usuario.
Ya hemos estudiado muchos componentes de la instalación domótica y veremos otras figuras importantes
más en los siguientes epígrafes (en especial, los actuadores, elementos de conexión y los protocolos de
control de la instalación domótica). Para que todos ellos funcionen correctamente, se debe contar con el
elemento que implemente de forma correcta y coordinada todo el complejo sistema domótico: el
controlador central.
Años atrás existían distintos sistemas de control para gestionar las respectivas funciones de un sistema
domótico por espacios, por lo que era habitual la existencia de diferentes pantallas en la vivienda para
cada una de estas gestiones individualizadas.
Pero en la actualidad, lo habitual es integrar todas ellas en un único dispositivo central con el fin de reducir
el equipamiento necesario y participar positivamente en el diseño arquitectónico del inmueble.
En este punto también tenemos que hablar del concepto de pasarela residencial, término que deriva de
su denominación en inglés como HG (Home Gateway) o RG (Residencial Gateway), que es el dispositivo
que hace de frontera entre las distintas redes de acceso externas e internas de un edificio inteligente.
El ejemplo más sencillo de pasarela es el router, dispositivo existente en cualquier vivienda con acceso a
Internet.
Pues bien, debido a la rápida evolución que están experimentando los hogares, oficinas, centros de
administración en cuanto al uso de las nuevas tecnologías de comunicación y la implementación de la
domótica en sus espacios, junto al progreso de los servicios que ofrecen las compañías suministradoras
de telecomunicaciones (respecto a las ofertas de TV, Internet y otros servicios digitales a la carta) el
mercado tiende a integrar en un único elemento a la pasarela y al controlador central de la instalación
domótica.
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IMPORTANTE:
Puesto que se está imponiendo una comunicación inalámbrica, con el objetivo de evitar posibles
ataques de intrusos o interferencias creadas por otros dispositivos, las centralitas también cuentan
con distintos códigos encriptados para disminuir los casos de sabotaje.
Para poder interactuar de manera sencilla con el usuario, los controladores cuentan con una pantalla que
ofrece un interfaz muy cuidado e intuitivo, con diferentes modos de funcionamiento para que distintos
perfiles de usuario puedan controlar y programar los dispositivos de la vivienda. Esto incluye niveles de
jerarquía para tener acceso a unos y otros elementos de la instalación, en función del nivel de seguridad
de los mismos, la edad de los usuarios, el perfil de visitante o instalador que acceda al controlador, etc.
Procesador
1.3. Actuador
Los actuadores tienen el papel recíproco al de los sensores. Se trata de dispositivos de salida, es decir,
elementos que transforman la energía eléctrica en una variación física del entorno.
Mediante los actuadores en el controlador, se recibe la información de los sensores y las consignas del
usuario de la instalación, se ejecutan las acciones que proporcionan el confort, la seguridad, el ahorro
energético, la accesibilidad, etc. en la vivienda. Es decir, modifican las condiciones físicas del entorno o de
la propia edificación para alcanzar el objetivo de habitabilidad requerido.
Para abarcar la amplia variedad de actuadores con los que contamos en el mercado, lo más práctico es
realizar un repaso a estos en función de una clasificación, como hemos hecho anteriormente con los
sensores.
En primer lugar, volvemos a analizarlos en función del tipo de señal eléctrica de entrada que recibe el
dispositivo.
• El accionador todo-nada es aquel que recibe una orden para ejecutar un encendido-apagado, on-off,
0-1. Por ejemplo, enciende o apaga una luminaria, abre o cierra una puerta o una válvula.
• El actuador analógico actúa sobre el elemento controlado de forma proporcional a la señal eléctrica
recibida desde el controlador. Por ejemplo, la apertura gradual del agua caliente que drena un
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sistema de tuberías de suelo radiante, el regulador de intensidad lumínica de una lámpara o el grado
de subida-bajada de un toldo o persiana.
Los actuadores son las salidas del sistema y, por tanto, debemos pensar en elementos tales como
lámparas, motores de persianas o cortinas, electroválvulas, sirenas, etc.
RECUERDA:
Un actuador es un dispositivo capaz de generar una fuerza que controla, activa o desactiva un
elemento de un hogar. Según su modo de funcionamiento, un actuador puede ser electrónico,
mecánico, hidráulico, neumático o térmico.
Preactuadores
Antes de profundizar en los actuadores, es preciso conocer un elemento intermedio: el preactuador. Estos
dispositivos son elementos intermedios que adaptan la energía eléctrica a la variable física
correspondiente. Se ubican en las envolventes de control y sirven de intermediarios para ampliar,
modificar y adaptar las señales eléctricas provenientes del sistema de control para que sean recibidas
adecuadamente por los accionadores.
Mientras los accionadores se ubican junto a la variable física que tratan de modificar, el preactuador suele
estar instalado cerca del controlador. Un ejemplo: el motor de la persiana automatizada (actuador) se
ubica siempre junto a dicha persiana, pero su preactuador que modifica la señal eléctrica, se ubica en el
controlador o en un cuadro de regulación más lejano.
Preactuador
Dentro de los preactuadores contamos con dos elementos archiconocidos en el campo industrial: los
contactores y los relés. Pero su presencia en los sistemas domóticos también es importante, siendo su
función la de adaptar la señal eléctrica, para amplificarla, atenuarla o modificarla en su forma, con el
objetivo de que el actuador la reciba de forma apropiada a sus características técnicas.
En este sentido, hay que resaltar que los relés y contactores deben ser gobernados desde el sistema de
control con tensiones y corrientes de magnitud electrónica.
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El relé es un dispositivo que posee un electroimán que, al aplicarle una corriente, produce un movimiento
mecánico que cierra los circuitos a los que se conectan otros equipos externos. Los relés manejan
corrientes de pocos amperios.
El contactor se emplea cuando el actuador debe ser gobernado con una corriente mayor, porque el
actuador así lo requiera, basándose en el mismo principio de funcionamiento del relé: un elemento
electromagnético que se compone de bobina, circuito magnético y contactos eléctricos. El contactor
funciona como interruptor de arranque para cualquier tipo de motor, aunque también puede realizar la
misma función para, por ejemplo, poner en marcha líneas de luminarias de potencia considerable o, en
general, para accionar cualquier dispositivo que requiera elevada potencia.
Luminarias o lámparas
Las lámparas son actuadores muy habituales en una instalación domótica. Pueden ser controladas por un
solo dispositivo de entrada (los pulsadores o los modificadores de escena) o por varios de ellos a la vez.
También pueden ser accionadas o apagadas desde el controlador del sistema domótico en base a alguna
consigna programada: temporización, nivel de luz crepuscular, escena programada de descanso, trabajo,
diurna, nocturna, etc.
Lámparas LED
Cualquier tipo de lámpara puede ser regulada por un sistema domótico y, en especial, la tecnología LED,
es muy adecuada para jugar con intensidades y temperaturas con gran exactitud y tiempo de respuesta.
Actuadores lineales
Un actuador lineal es aquel que cambia la posición de un objeto en un movimiento recto. Su mecanismo
se ejecuta mediante el uso de una varilla en una pista que se extiende y se retrae, según convenga. En el
campo de la domótica encontramos actuadores lineales de corriente continua de 12 voltios regulados
mediante microcontroladores, que pueden funcionar de forma manual y/o automática.
Algunas de las aplicaciones más comunes de los actuadores lineales eléctricos en domótica son:
• Apertura y cierre de cortinas. En este caso, las cortinas se pueden ajustar con solo presionar un botón.
El movimiento lineal se puede combinar con sensores de luz interior para abrirlas y cerrarlas según
sea necesario.
• Ascensores de pantallas. Mediante un mecanismo de elevación, la pantalla se puede ocultar cuando
no está siendo utilizada desde el techo o una pared.
• Apertura y cierre de ventanas correderas. Casi cualquier tipo de ventana puede automatizarse para
abrirse y cerrarse según las condiciones ambientales o la calidad del aire interior.
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Válvulas
Estos actuadores tienen el objetivo de controlar y regular el caudal de los fluidos en el hogar,
principalmente agua y gas.
Como vimos en el caso de los sensores de inundación, puede que haya que cerrar una tubería por un
accidente: si se ha producido la rotura de una tubería, un grifo o un electrodoméstico, el controlador
puede ordenar, gracias a la información llegada del pertinente detector, el corte del paso de agua por una
determinada zona de la vivienda.
Una válvula también puede actuar para cortar el paso de gas natural o gas butano a la instalación si se ha
detectado una fuga a través del respectivo sensor.
Otro campo de aplicación de las válvulas son los sistemas de riego para jardines y huertos domésticos,
pudiendo programarse su apertura o cierre en función de las condiciones del suelo o por otras directrices.
Motores
Un motor es una máquina eléctrica rotativa que, al recibir la alimentación, transforma esa energía en un
movimiento giratorio de su eje. Y dicho eje puede servir para realizar muy diversas actuaciones en una
vivienda: subir-bajar persianas, abrir-cerrar toldos, puertas automáticas, bombas de agua, ventiladores
de sistemas de climatización, ascensores, motores embebidos en electrodomésticos, etc.
Quizás el caso más habitual en la vivienda es el motor tubular, el cual se utiliza principalmente en las
persianas eléctricas.
Cada una de estas soluciones precisan de motores de diferente potencia: no es comparable la energía que
se necesita en una persiana que en una bomba de agua. El segundo será de corriente alterna y de arranque
progresivo con variador, mientras que el primero, de pequeña potencia, podría ser accionado incluso con
corriente continua.
Cilindros neumáticos
Estos actuadores se emplean en aquellos sistemas que funcionen mediante la energía aportada por un
sistema de aire comprimido. Los cilindros neumáticos transforman la energía de la presión del aire en un
movimiento rectilíneo a través del émbolo.
En el control de los elementos de una vivienda no tiene una gran aplicación práctica, aunque sí puede ser
necesario para ciertos elementos de los cuartos húmedos de instalaciones.
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Sistema de climatización
El sistema de climatización es uno de los servicios más demandados, junto a la seguridad y la iluminación,
para ser controlados por un sistema domótico.
Actualmente existen muy diversas formas de climatizar los espacios, a menudo combinadas entre sí,
desde los clásicos sistemas de climatización por conductos a los sistemas de radiadores, suelos y techos
radiantes, geotermia, aerotermia, calderas de gas o de algún combustible renovable, etc.
En este campo, la domótica tiene como objetivo sacar el máximo provecho a la instalación climática, con
el menor gasto energético y proporcionando el mayor confort.
Ya hemos compartido algunas ideas para obtener el máximo partido de las máquinas de climatización,
como la zonificación térmica, a lo que podemos añadir la combinación de la información que recopile el
sistema domótico a través de los sensores de luz ambiental, de los meteorológicos o del uso que las
personas hagan de las diferentes estancias, para aportar o no energía a una determinada habitación.
El hecho de jugar con la energía del sol, de no climatizar espacios vacíos innecesariamente o de utilizar
temperaturas de consigna razonables son algunos conceptos con los que también debe trabajar un buen
sistema de climatización automatizado.
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Alarmas y señalizaciones
Otro grupo de actuadores a considerar es el sistema de alarmas y señalizaciones, que tiene la misión de
advertir a los usuarios de la vivienda de cualquier peligro que pueda acaecer.
Podríamos incluir, en este paquete de elementos, campanas, timbres, sirenas o zumbadores que sirvan
para avisar, no solo a las personas que habitan el inmueble, sino también a otras que estén en el exterior
y que, llegado el caso, deban requerir a un servicio de emergencia.
Sistema de alarmas
RECUERDA:
Aunque existen centrales de alarmas para gestionar este tipo de eventos, el concepto actual consiste
en aglutinar en el controlador central estas consignas, para minimizar el número de pantallas y
controladores en la vivienda.
Aspersores y sprinklers
Por último, mencionamos la existencia de actuadores para el sistema de riego y para el sistema de
contraincendios: aspersores y sprinklers.
Los aspersores son unos actuadores mecánicos que pulverizan el agua que les llega a través de una
conducción, para realizar un riego más extendido y uniforme a una zona ajardinada. Pueden disponer de
algún dispositivo que les permita girar o de mecanismos que modifiquen el ángulo de salida del agua, para
mejorar la eficacia del riego.
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Aspersor
Su puesta en marcha puede ser inducida por el propio usuario (con un pulsador de entrada) o bien con
una programación temporizada o programada en función de la humedad del suelo si la vivienda cuenta
con sondas de humedad en tierra.
Los sprinklers son también difusores de agua, pero se emplean desde el techo para accionarse cuando
salta una alarma de incendio y tratar de extinguir el fuego con la pulverización intensa de agua.
Su utilización en las viviendas es muy ocasional: en zonas comunes y garajes de edificios plurifamiliares
(donde podrían exigirse por normativa, según la superficie y el nivel de la planta) o en todo caso, en ciertas
villas de lujo (viviendas unifamiliares) que, por ejemplo, puedan contar con pequeño parking interior y se
quiera prever un incendio.
Sprinkler
No se instalan en instancias habitadas de viviendas pues el sistema de extinción provocaría muchos daños
si se activara por error.
En cambio, los sprinklers sí se utilizan con cierta frecuencia en oficinas y comercios domotizados, cuando
las superficies de estas áreas exigen por normativa este tipo de instalación contraincendios.
Un sprinkler dispone de una salida de agua, de un deflector para convertir el agua en rocío y del
mecanismo de disparo. El mecanismo de disparo es un preactuador, una electroválvula o un sensor
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termosensible, que permite la salida del agua en cuanto se percibe cierta temperatura. Otras veces, el
mecanismo de disparo se asocia a un detector de incendio.
Hablamos de todos los dispositivos de mando y diálogo entre el controlador y las personas, algunos de los
cuales ya hemos mencionado, como la pantalla de mando del controlador central, el control de acceso a
la vivienda y de otros elementos que no se han citado, como mandos a distancia, cámaras IP, micrófonos,
altavoces, pantallas táctiles que puedan usarse de manera inalámbrica para gobernar la instalación o
algún elemento en concreto de ella e incluso smartphones y tabletas de los usuarios que pudieran entrar
a formar parte de la instalación mediante el uso de una App que gobierne el sistema.
Mandos domóticos
Los mandos domóticos son muy útiles para no depender de la pantalla del controlador principal, de una
tableta o de un smartphone a la hora de ejecutar alguna opción o escena prestablecida de cualquier
dispositivo.
Mando domótico
Con estos elementos, el usuario puede regular la iluminación, abrir una persiana o extender un toldo.
Deben estar próximos al actuador a controlar.
Pantallas táctiles
El centro neurálgico del sistema domótico precisará de una pantalla táctil de buenas prestaciones y de
gran usabilidad, para configurar cualquier aspecto de la instalación. Su tamaño puede oscilar entre las 5 y
las 10 pulgadas, con resoluciones de hasta 1.920x1.200 píxeles. Suelen ser portátiles, inalámbricas, pero
también tienen la opción de quedar ancladas en un lugar fijo, en la pared.
Suelen contar con conectividad Ethernet y WiFi, puertos USB, Bluetooth, interfaz táctil e incluso
encendido automático al detectar la presencia cercana de un usuario.
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Y, por supuesto, su software debe ser muy sencillo e intuitivo, personalizable y que haga fácil la
programación de cualquier evento en la vivienda o el conocimiento de cualquier alarma o avería que haya
que atender.
Pantalla táctil
Respecto al programa que las maneje, la extensión de marcas, fabricantes y protocolos es enorme y por
ello encontramos muchas opciones sobre la personalización de estas pantallas, aunque hay que destacar
que muchos de ellos estarán vinculados al protocolo de comunicación KNX, el cual estudiaremos más
adelante, por ser un sistema abierto, estandarizado y con el que cientos de fabricantes de todo el mundo
trabajan.
Equipos multimedia
Un elemento auxiliar clásico del mundo de la domótica es el equipo multimedia. En muchas viviendas de
lujo es habitual una sala de cine que cuente con dispositivos de alta gama para oír música o ver la
televisión, películas, documentales, deportes, etc. Todo ello configurado con diseños innovadores, ligeros
e integrados en el mobiliario arquitectónico.
Las pantallas de televisión inteligentes son unos de los equipos que más han evolucionado en este sentido,
tanto en las gamas bajas con en las más altas, incorporando todos los sistemas de comunicación por cable
e inalámbrica posibles, incluida la conexión a Internet, para conseguir una perfecta simbiosis con el
sistema domótico.
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En este sentido, entran en juego las escenas de iluminación, sonido y climatización para disfrutar del
visionado de la pantalla creando ambientes particulares.
Muchas viviendas apuestan también por la integración de altavoces en todas las estancias para poder
disfrutar de la música o la radio fácilmente.
Cámaras
Mención aparte merecen también las cámaras IP o las centrales domóticas tipo Piper, que ofrecen la
visualización de las habitaciones y la grabación de vídeos de cara ante cualquier problema de seguridad
en la vivienda.
Todas ellas tienen un funcionamiento autónomo, sin cableado y suelen estar vinculadas mediante acceso
WiFi al sistema domótico.
También habría que referir un dispositivo esencial para la configuración del acceso a Internet en la
vivienda, el router, del que hablamos con anterioridad al mencionar las pasarelas residenciales.
Otro elemento fundamental en la actualidad es el repetidor WiFi: un amplificador de la señal de WiFi cuya
distribución por toda la vivienda permite a sus usuarios tener una conexión a la red sin problemas de
cobertura.
Para ello, es necesario el cálculo de los puntos de repetición suficientes, lo cual variará en función de la
superficie y del número y tipo de particiones existentes.
¿SABÍA QUE?
Como referencia, un punto de repetición WiFi suele instalarse cada 50-60 m2. La señal será más
limpia si la vivienda es más diáfana y las paredes y forjados tienen un espesor menor.
Una práctica habitual es contar con puntos de acceso WiFi. Esto consiste en llevar cableada (por
Ethernet o Fibra Óptica) la conexión a la red hasta el punto de repetición, que en ese momento se
convierte en punto de acceso, mejorando aún más la señal por llegar con más potencia y poder ser
repetida más limpia a los usuarios.
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Electrodomésticos inteligentes
Una de las últimas revoluciones que ha llegado a la domótica es el mundo de los electrodomésticos
inteligentes. Durante los últimos años han aparecido infinidad de artilugios que vienen a hacernos la vida
más fácil y que poco a poco van configurándose con más posibilidades de interconexión con otros
elementos de la vivienda, con el controlador domótico principal y con los usuarios.
El caso más conocido es el del robot aspirador, el cual se ha colado en muchas casas, pero el verdadero
salto llega con la opción de que hornos, microondas, lavadoras, frigoríficos, lavavajillas, etc., puedan
controlarse desde nuestro dispositivo móvil o desde el software central que gobierna todo nuestro hogar.
Por ello, es conveniente conocer qué significan ciertos parámetros que leamos en las especificaciones
técnicas para tener claro que elegimos el mejor dispositivo posible con el presupuesto disponible.
En una instalación domótica tendremos decenas de dispositivos conectados entre sí, tanto los que forman
el núcleo importante de la instalación (controlador, sensores y actuadores) como los dispositivos
auxiliares y los que manejarán los usuarios como dispositivos móviles, principalmente, ordenadores
portátiles, teléfonos inteligentes, relojes, cascos, pulseras e incluso anillos.
A continuación, repasamos las características más importantes: alcance, precisión, fiabilidad, ruido y
tiempo de respuesta.
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2.1 Alcance
El alcance hace referencia a la distancia máxima a la que se puede recibir una señal generada en un punto.
Por ejemplo, se trata de un dato muy importante para conocer cuál es el alcance de una red WiFi y así
poder prever la colocación de puntos de repetición o puntos de acceso WiFi por la vivienda.
Cuando más alcance tenga un emisor, más probabilidades tendremos de recibir una señal con intensidad
fuerte incluso aunque estemos lejos del router o emisor más cercano.
IMPORTANTE:
La distancia máxima vendrá dada por el punto más alejado del router en el cual todavía tengamos
conexión a Internet, aunque esta no sea óptima o no presente un buen rendimiento.
Normalmente, los routers que podemos adquirir en el mercado o bien los que nos suministran las
compañías proveedoras de servicios de telecomunicaciones, cuentan con dos rangos diferentes para su
red WiFi:
Los nuevos estándares que están en camino (WiFi 6, ya presente en muchos hogares, y más adelante WiFi
7) prometen en los 2,4GHz hasta los 70 m en interiores y a los 250 m en exteriores, eso sí, siempre y
cuando haya unas condiciones óptimas para la propagación de las ondas.
Si hablamos de la tecnología Bluetooth, el alcance general suele ser de unos 10 metros, distancia que
depende de la calidad del emisor y del receptor, aunque los fabricantes han ido desarrollando clases de
cada vez mejor rango. Por ejemplo:
Otro tipo de conectividad de la que puede resultar interesante el alcance es el NFC, una tecnología
inalámbrica de corto alance que solemos utilizar para interconectar dispositivos móviles y, sobre todo,
para el pago con pulseras, relojes y teléfonos.
Aquí el alcance es muy corto, unos 10 cm (20 en algunos casos), pero la diferencia estriba en que la
velocidad de comunicación es extremadamente rápida, hasta los 424 kbit/s.
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2.2. Precisión
La precisión es una variable que nos informa del detalle con el que un instrumento puede medir una
variable.
En el campo de la domótica, la precisión nos será útil de comparar cuando estemos consultando las
especificaciones técnicas de los sensores de entrada o de los actuadores.
Por ejemplo, un sensor de temperatura con una precisión muy alta nos dará con mucho detalle el campo
térmico que mida, aunque, en el caso de una vivienda no es necesario llegar al máximo de calidad en este
sentido.
Será el criterio del proyectista el que tenga que valorar qué dispositivos de entrada de los estudiados
deben tener una precisión muy elevada en función del presupuesto disponible, pues es evidente que la
calidad del equipo (el aumento de su precisión, fiabilidad, alcance, etc.) va ligada al precio.
RECUERDA:
En el caso de la precisión, debemos de prestar más interés en buscar una precisión elevada en
parámetros como la luminosidad, la detección de gases y cualquier otro que esté ligado a la
seguridad de la vivienda.
2.3. Fiabilidad
La fiabilidad se puede definir como una medida de la probabilidad de que un componente o sistema,
sometidos a unas condiciones de trabajo concretas, funcione correctamente durante un determinado
período de tiempo.
Nuevamente, estamos ante un tema económico: los dispositivos más fiables serán más costosos.
También hay que tener en cuenta que un equipo poco fiable conllevará más mantenimiento, por lo que a
la larga puede que tampoco resulte tan económico. Estas conjeturas conviene plantearlas con el promotor
antes de elegir los dispositivos.
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Al contrario que para otros parámetros, no tenemos una unidad de medida objetiva que mida la fiabilidad.
En este caso, la experiencia del instalador y del proyectista los llevará a aconsejar unas marcas, modelos
y gamas en función del comportamiento de esos dispositivos en otras instalaciones.
2.4. Ruido
El ruido en la señal es un aspecto que puede afectar al correcto funcionamiento de algunos equipos.
Se define como aquella señal no deseada que se mezcla con la que se quiere transmitir, de forma que
puede llegar a enmascarar o falsificar los datos que se están trasladando.
IMPORTANTE:
La principal fuente de ruido es la red eléctrica debido a que crea un campo magnético a la frecuencia
de 50-60 Hz alrededor de los conductores. Además, por estos conductores se propagan las llamadas
corrientes parásitas, que es el ruido producido por otros dispositivos eléctricos o electrónicos.
Cuando la señal principal es analógica, el ruido será perjudicial en la medida en que lo sea su amplitud
respecto a la señal principal, mientras que, si estamos analizando una señal digital, el ruido no debe ser
capaz de producir un cambio de estado y normalmente será irrelevante.
Otra fuente de ruido serían todos los aparatos eléctricos fabricados que tenemos en las viviendas que, en
menor medida, también pueden causar interferencias.
Pero, afortunadamente, hoy en día los equipos y cableados que cumplen con la normativa están
preparados para no tener problemas con este aspecto. Como estudiamos anteriormente y
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profundizaremos más tarde, el apantallamiento del cableado es una forma más que efectiva de eliminar
los problemas electromagnéticos.
Respecto a las señalas inalámbricas, sí hay que indicar que, por ejemplo, en la red WiFi, algunos
dispositivos como los teléfonos inalámbricos o los vigila-bebés, así como los hornos microondas, pueden
perturbar la señal, por lo que es conveniente que se sitúen lejos de los puntos de emisión de la red WiFi
para perturbar lo menos posible su señal.
RECUERDA:
Una red inalámbrica que genera una señal intensa es menos sensible al ruido que una señal débil.
Por ejemplo, el tiempo que puede transcurrir desde que un controlador manda una orden a un actuador
y este ejecuta la acción: llega una alarma del sensor de incendios, por lo que el controlador envía una
señal acústica a la sirena y envía un mensaje al teléfono de los usuarios de la vivienda para que conozcan
de inmediato la incidencia.
En una instalación domótica, los tiempos de respuesta con la tecnología de comunicación actual son más
que aceptables y normalmente no deben provocar ningún fallo del sistema.
Sí que vamos a notar una diferencia apreciable en cuanto a la velocidad de las conexiones cuando llegue
a nuestras vidas de forma generalizada la tecnología 5G. Entonces contaremos con una cobertura de ultra
banda ancha a todos los puntos de nuestro territorio, lo cual permitirá que miles de millones de objetos
y dispositivos de uso cotidiano (incluidos los vinculados a la domótica) puedan estar conectados entre sí
y a una velocidad hasta ahora no conocida. Entonces, podremos conocer en tiempo real todo lo que
ocurre a nuestro alrededor, o muy lejos de nosotros, con solo abrir nuestro dispositivo móvil y actualizar
la aplicación correspondiente.
Las personas que conocen en profundidad el desarrollo del 5G hablan de que en pocos años el salto
tecnológico que veremos será similar al que vivimos cuando llegó Internet.
Utilizar los cables que exige la normativa nos ayudará a minimizar o eliminar cualquier problema de
seguridad y a que la información fluya adecuadamente.
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3.1. Tipos
En un epígrafe anterior estudiamos que los principales tipos de conductores que podemos encontrar son:
• Cables convencionales.
• Cables de pares.
• Cables coaxiales.
• Fibra óptica.
Estudiaremos a continuación algunas características más de ellos a tener en cuenta en las instalaciones
domóticas.
3.2. Características
Cables convencionales
Este tipo de cable es el común de las instalaciones eléctricas y el que se utiliza para transmitir datos por
el sistema de corrientes portadoras, algo que veremos más adelante en profundidad. Pueden ser:
• De conductores flexibles: usados en todas las instalaciones, compuestos por múltiples conductores
finísimos que conforman el conjunto del conductor.
• De conductores rígidos: que ya están en desuso y que están formados por un solo conductor de una
sección determinada.
El Reglamento Electrotécnico de Baja Tensión es el que define, en base a la corriente que deben soportar,
la sección que debe elegirse. En zonas de vivienda oscilará, normalmente, entre los 1,5 mm2 y los 6 mm2,
siendo el primero el más relacionado con las instalaciones domóticas en viviendas. Un ejemplo sería el de
la imagen, un cable unipolar de 1,5 mm2 450-750 V H07V-K:
IMPORTANTE:
Un conductor convencional se compone del conductor propiamente dicho (cobre, el habitual en las
pequeñas secciones, o aluminio, presente normalmente en las grandes secciones) y el aislamiento
correspondiente en función de las prescripciones del citado reglamento, según el tipo de edificio y/o uso
en el que se ejecute la instalación.
El aislamiento del conductor impide que la corriente eléctrica que circula por la parte metálica pueda
derivarse a otros elementos, por contacto, y producir un daño a las personas u objetos.
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Los aislamientos más comunes son los termoplásticos:
¿SABÍA QUE?
Los cables deben estar fabricados con materiales que reduzcan al máximo la propagación de vapores
tóxicos en caso de incendio o, simplemente, calentamiento. Por ejemplo, si realizamos una
instalación destinada a pública concurrencia, deben ser no propagadores de llama, no propagadores
de incendio, de opacidad reducida, de emisión de humos reducida y libre de halógenos.
Es interesante conocer qué información nos da el color del aislamiento, pues se emplea para identificar
qué función tiene ese cable en la instalación.
Aunque es cierto que, en las redes especiales, como pueden ser las de transmisión de datos, esta norma
se diluya, debe conocerse el siguiente criterio:
Y, como se explicó apartados atrás, en algunos casos, los cables pueden tener protecciones metálicas que
puede ser:
• Pantallas: son protecciones metálicas eléctricas que se aplican para aislar las señales que pasan por
el interior del cable de posibles interferencias externas.
• Armaduras: son protecciones mecánicas que protegen el cable de posibles agresiones externas:
animales, golpes, etc.
Para identificar un cable polar se sigue una nomenclatura que indica todas estas características antes
descritas y algunas más. Por ejemplo, se debe indicar la tensión de aislamiento (750 V o 1.000V).
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Puesto que se pueden encontrar cables unipolares o multipolares (con varios conductores dentro del
aislamiento), esto se reflejará nombrando el número de conductores diferentes o con la sección de uno
de ellos (si son todos iguales). Por ejemplo, si tenemos un cable de 3 x 2,5 mm 2 se está indicando que
dentro del aislamiento hay tres conductores y 2,5 mm2 es la sección de todos ellos.
La siguiente tabla recoge toda la información que puede aparecer en la nomenclatura de un cable:
• H07V 1,5 K: conductor de cobre flexible, con 1 conductor de 1 hilo de 1,5 mm 2 y tensión de
aislamiento 450/750 V. La H hace referencia a la norma CENELEC; 07 a la tensión nominal de
aislamiento 450/750 V; V hace referencia a que el aislante es una capa de PVC; 1,5 hace referencia a
la sección del cable; K que es flexible.
• H07V 1,5 U: conductor de cobre rígido, con 1 conductor de 1 hilo de 1,5 mm 2 y tensión de aislamiento
450/750 V. La H hace referencia a la norma CENELEC; 07 a la tensión nominal de aislamiento 450/750
V; V hace referencia a que el aislante es una capa de PVC; 1,5 hace referencia a la sección del cable;
U que es rígido.
El proyectista debe decidir la sección del cable en función de la intensidad que vaya a circular por él. La
ITC BT 07 nos especifica las secciones admisibles para cables enterrados y la ITC BT 19 para el resto de
instalaciones.
Cables de pares
Este tipo de cables se utilizan para la comunicación de datos entre dispositivos electrónicos, por lo que
son muy importantes en la domótica.
Un cable de pares consiste en una manguera formada por cuatro pares hilos de cobre que se recubren de
plástico aislante.
Los dos hilos de cada par se trenzan entre sí con el objeto de que el campo magnético generado por un
conductor se cancele con su par. Esta técnica protege al cableado de interferencias exteriores y hace que,
a su vez, la emisión de señal a otros pares cercanos (crosstalk) sea menor.
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RECUERDA:
Cuando la corriente circula en bajas frecuencias los pares trenzados absorben la mayor parte de los
efectos de la interferencia electromagnética, mientras que en altas frecuencias esos efectos se
absorben añadiendo un blindaje a todo el cable.
Cable de pares
Cables coaxiales
Este tipo de cables es utilizado para el envío y recepción de señales que trasladan grandes cantidades de
datos, como las de audio o vídeo. Por ello, su estructura está diseñada para que no aparezcan
interferencias externas y distorsionen el sonido o la imagen.
La estructura de un cable coaxial típico consiste en un núcleo compuesto de un alambre de metal rodeado
por un aislante llamado dieléctrico. A su vez, el aislamiento se protege con una malla metálica (que puede
ser una lámina o una trenza) y, por último, todo el cable entero queda envuelto en una cubierta externa
protectora, resguardando así el cable de la humedad y las impurezas.
Cable coaxial
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En instalaciones domóticas se utiliza para sistemas de televisión, en circuitos cerrados de vigilancia o en
sistemas de audio.
La utilización de cables de fibra óptica en la domótica es escasa, puesto que presentan más inconvenientes
que ventajas para su uso.
Aunque su estructura y tecnología es propicia para compartir elevada información a gran velocidad, la
dificultad para su trazado por el interior de las viviendas, su coste y su difícil mantenimiento hacen que su
aplicación se limite a distribuir la señal de telecomunicaciones por los viales o entre las plantas o zonas de
un edificio.
Ideas clave
• Los elementos de una instalación domótica son los sensores, procesadores, actuadores, elementos
finales y sistemas de conducción de cables.
• Los sensores pueden ser clasificados de muchos tipos. Por ejemplo, podemos ordenarlos como
interruptores, pulsadores y controles de escena, de luminosidad, de temperatura, de presencia, de
gases, contraincendios, de variables meteorológicas, de agua-inundación, de rotura de cristales, de
caudal y de control de acceso.
• Los actuadores más frecuentes en domótica se pueden agrupar como preactuadores, luminarias,
equipos de clima, accionadores lineales, válvulas, motores, cilindros neumáticos, alarmas, aspersores
y sprinklers, entre otros.
• Las características técnicas que pueden definir un dispositivo son su alcance, precisión, fiabilidad,
ruido y tiempo de respuesta.
• Los sistemas de cableado más importantes en domótica son los cables de pares y los cables
convencionales.
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