El Saber Didáctico LA ENSEÑANZA CAPITULO6

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El saber didáctico

CAPITULO 6
LA ENSEÑANZA
RESUMEN CORTO
La enseñanza es un término complicado de definir por su uso en diversas situaciones, lo que
genera diferentes significados. A continuación, se analiza la enseñanza como un intento de
transmitir conocimientos de una persona a otra. Esto implica tres elementos: quien enseña, quien
aprende y el contenido que se transmite. No obstante, la enseñanza no garantizara el
aprendizaje, ya que este depende de las actividades del estudiante. A menudo se confunde la
enseñanza y el aprendizaje como si fueran inseparables, pero la enseñanza puede ocurrir sin que
se produzca aprendizaje. La enseñanza requiere una acción intencional por parte del docente, en
contraste con el aprendizaje incidental que ocurre en interacciones sociales sin intención
deliberada. Aunque la didáctica se centra principalmente en la enseñanza en contextos escolares,
su influencia no se limita a estos ámbitos. Además, la definición de enseñanza es genérica,
buscando caracterizar situaciones donde se intenta transmitir un conocimiento. Una enseñanza
se considera efectiva si logra cambios en los alumnos y se enfoca en la necesidad de establecer
objetivos claros. La enseñanza puede ser considerada sobrevalorada en contextos de cambio,
sugiriendo que fomentar la curiosidad y exploración puede ser más beneficioso. Las teorías sobre
enseñanza ayudan a delinear lo que se considera un aprendizaje valioso y los métodos más
eficientes para lograrlo. Estas definiciones elaboradas guían y dan sentido a las prácticas
educativas.
La enseñanza ha evolucionado de ser una actividad natural y espontánea a convertirse en una
práctica social regulada. A diferencia de otras especies, los seres humanos deben aprender
habilidades que no vienen codificadas genéticamente, sino que se transmiten culturalmente. La
adaptación humana al entorno requiere que los adultos enseñen a los niños, quienes dependen
completamente de la educación para su supervivencia. Esta transmisión de conocimiento enfrenta
una paradoja: se busca ayudar al niño a formarse sin imponerle deseos ajenos, manteniendo un
equilibrio entre la abstención y la necesidad social. A lo largo de la historia, la enseñanza se
formalizó, pasó a ser una responsabilidad colectiva y se institucionalizó. Con el tiempo, los
sistemas educativos se estructuraron en clases y grados, administrados por el Estado,
especialmente tras la Revolución Industrial, que demandaba mano de obra capacitada. La
educación ya no solo afecta la vida individual, sino también el destino de las sociedades. Este
proceso ha generado una distribución desigual de recursos y habilidades, ligada al poder social y
económico. Por lo tanto, la enseñanza es siempre una actividad política que busca formar
ciudadanos y moldear el futuro de las naciones.
El surgimiento y evolución de la escuela no fueron procesos naturales, sino que se
fundamentaron en características específicas que definieron la educación moderna. La
enseñanza se considera una construcción social, donde la escuela actúa como un espacio social
especializado, limitado y diferenciable de su entorno. Aunque busca integrarse con el mundo
exterior, mantiene sus fronteras. Además, la escuela ofrece un contexto descontextualizado para
la enseñanza, transmitiendo saberes en un ambiente artificial. El tiempo en la escuela también
está segmentado, organizando el aprendizaje en períodos y jornadas específicas.
Los roles de docente y alumno son claramente delimitados y asimétricos en la estructura escolar,
a pesar de algunos intentos por suavizar esta separación. La enseñanza se realiza de manera
colectiva, lo que genera fenómenos psicosociales que influyen en el aprendizaje. También existe
una estandarización de los contenidos y una vinculación con la evaluación, que regula el avance
en la formación.
Cada escuela, como entidad única, establece su propia cultura institucional que guía las prácticas
pedagógicas y las interacciones en el aula. Esta cultura influye en la percepción de los roles y en
cómo se llevan a cabo la enseñanza y el aprendizaje, adaptándose a las características
específicas del entorno y del contexto en el que opera.
La enseñanza es una acción realizada por un docente que actúa en un contexto histórico y social,
marcada por diversos tiempos. Esta acción implica una organización de actividades que
intervienen en la realidad y requiere que el docente dé sentido a su trabajo a través de la
reflexión. La enseñanza tiene como objetivo alcanzar finalidades pedagógicas, donde la intención
del docente se relaciona con la transmisión de conocimientos relevantes. Esto crea una relación
asimétrica con los estudiantes, lo que puede generar tensiones. Las propuestas curriculares
regulan la labor del docente, quien debe interpretar el currículo para establecer objetivos claros.
El docente también debe equilibrar las metas educativas con sus creencias y razones personales,
lo que impacta en su manera de enseñar.
La enseñanza no solo es una actividad técnica, sino que también es un proceso ético y político,
que lleva a reflexiones sobre lo que es apropiado enseñar. Aunque los docentes tienen propósitos
claros, la acción de enseñar también puede ser incierta, ya que los resultados no siempre son
evidentes. Además, implica un proceso de comunicación entre el docente y los estudiantes. La
enseñanza se realiza dentro de un grupo de alumnos, donde se establecen relaciones y
dinámicas que son únicas.
También es importante que el docente actúe como mediador entre los estudiantes y los saberes,
facilitando su acceso a conocimientos culturales. La relación del docente con el saber que enseña
es compleja y debe considerar aspectos sociales e históricos, ya que la escuela transmite
saberes que fueron construidos en otros contextos. Además, el conocimiento pedagógico del
contenido del docente juega un papel crucial en la enseñanza efectiva. Todo esto se combina con
la historia personal del docente, que influye en su forma de enseñar y las emociones que genera
en el aula.
En cuarto lugar, la enseñanza presenta al docente un flujo constante de situaciones nuevas y
complejas en contextos inciertos. La enseñanza se entiende como una actividad práctica que
requiere reflexión y no puede resolverse solo aplicando patrones teóricos. Esto desafía la idea del
profesional como un simple técnico que aplica reglas científicas. Los docentes deben tomar
decisiones rápidas en situaciones poco definidas y enfrentarse a dilemas prácticos que son
prácticamente insolubles. Un ejemplo son las evaluaciones de aprendizaje, que deben ser
continuas y variadas, pero el tiempo escolar es limitado. Es fundamental que los docentes sean
claros y sistemáticos en sus criterios de evaluación, sin ser excesivamente rígidos o técnicos.
Además, los docentes poseen un amplio conocimiento y creencias que influyen en sus
decisiones. Estos saberes son diversos y provienen de diferentes fuentes, mostrando cierta
pluralidad en la relación entre el conocimiento práctico y el especializado. La enseñanza involucra
diversas actividades en distintos momentos y contextos, no solo en el aula. Este proceso incluye
fases preactivas, interactivas y postactivas, donde el docente debe integrar múltiples elementos y
competencias. Finalmente, la enseñanza no se limita a lo didáctico, sino que también abarca
aspectos organizativos y relacionales que son fundamentales para el proceso de aprendizaje y la
relación pedagógica con los alumnos.
El recorrido mostrado resalta la complejidad de la enseñanza, que implica varios elementos y
relaciones. El triángulo didáctico consiste en la relación entre el docente, el alumno y el contenido,
creando un campo de interacciones múltiples. Se identifican tres áreas de estudio: la relación
alumno-contenido, la elaboración del contenido y la interacción didáctica. Además, la enseñanza
trasciende el aula y está influenciada por contextos sociales, institucionales y la práctica docente.
Es esencial considerar todas estas dimensiones simultáneamente para entender la enseñanza.
La investigación educativa abarca diversas perspectivas y tradiciones. La didáctica, apoyada por
ciencias sociales, busca un equilibrio entre la complejidad del estudio y la especificidad de los
análisis. Los docentes enfrentan diariamente esta complejidad, reflejada en éxitos y fracasos en el
aula.
RESUMEN LARGO
La enseñanza es un concepto difícil de definir debido a su uso frecuente y su aplicación en
diversas situaciones. A menudo, se entiende como una actividad en la que alguien intenta
transmitir un conocimiento a otra persona. Esta relación involucra a tres elementos: quien enseña,
quien aprende y el contenido que se transmite. La definición es amplia, abarcando desde la
interacción docente-alumno en un aula hasta el uso de material didáctico para aprendizajes a
distancia. La enseñanza puede incluir habilidades concretas, conocimientos teóricos y actitudes.
Es importante señalar que la enseñanza está relacionada con el aprendizaje, pero no siempre
causa directamente el mismo. Aunque en sentido común se piense que la enseñanza siempre
lleva al aprendizaje, esto no es necesariamente cierto. Pueden existir intentos de enseñanza que
no logran el aprendizaje deseado. El aprendizaje depende también de las actividades realizadas
por el estudiante después de la enseñanza, como resolver tareas o hacer consultas.
Fenstermacher argumenta que la relación entre enseñanza y aprendizaje no es causal, sino que
existe una mediación donde la enseñanza influye indirectamente en el aprendizaje.
Además, la enseñanza es un proceso intencional, ya que implica un intento deliberado de
transmitir conocimiento. A pesar de que se aprende de la vida cotidiana de forma incidental, la
enseñanza se caracteriza por ser un acto planificado. La didáctica se ha centrado especialmente
en situaciones escolares, buscando responder a cómo enseñar a todos de manera efectiva.
La definición de enseñanza es genérica, y aunque se pueden establecer rasgos comunes, se
necesitan detalles específicos para identificar lo que se considera una "buena enseñanza". Para
que la enseñanza sea efectiva, debe necesariamente conducir a un cambio positivo en los
estudiantes. Esto implica que los docentes deben asegurar la necesidad de enseñanza, definir
claramente los objetivos y evaluar los resultados. Se alienta a la discusión y la formulación de
nuevos problemas que estimulen el aprendizaje más allá del aula.
Finalmente, se puntualiza que distintas teorías sobre la enseñanza ofrecen marcos explicativos
que influyen en la forma en que se define una persona educada y los métodos más efectivos de
enseñanza. Incluso si las definiciones básicas permiten delimitar el estudio de la enseñanza, es
crucial considerar las definiciones más elaboradas que aportan directrices y significado a las
prácticas educativas.
A diferencia de otras especies, los seres humanos han transformado su entorno y su adaptación
requiere aprender habilidades culturales en lugar de instintivas. Al nacer, los bebés humanos
están completamente desprovistos de conocimientos y deben aprender lo necesario para
sobrevivir, lo que implica que su desarrollo está influenciado por cómo se les enseña a "ser
humanos". Los adultos tienen la responsabilidad de introducir a los niños en la cultura, ya que
estos no pueden elegir lo que aprenden. La enseñanza requiere un equilibrio entre permitir la
libertad del niño y proporcionar las herramientas necesarias para su desarrollo. La enseñanza es
una actividad fundamentalmente humana, ya que solo los humanos enseñan de manera
deliberada en contextos diferentes a los de la experiencia directa.
En los primeros tiempos, los niños aprendían a través de la participación en actividades diarias de
los adultos. A medida que las sociedades se fueron complejizando, la educación se hizo más
especializada y la formación de los jóvenes adquirió un papel crucial en la evolución humana. La
educación pasó de ser un proceso natural y desordenado a convertirse en una institución
sistemática y regulada. Durante los siglos XVI y XVII, surgieron formas de escolarización que
contaban con maestros y programas fijos, y así la enseñanza se organizó en clases y grupos de
alumnos, con un sistema de evaluación y credenciales.
Con el auge del Estado, la educación se volvió obligatoria y se convirtió en la principal vía para el
ascenso social. Aunado a esto, la enseñanza generó importantes cambios sociales y económicos.
Los sistemas educativos respondieron a la necesidad de preparar mano de obra para la
Revolución Industrial y formar ciudadanos con un sentido de deber hacia el Estado. Sin embargo,
mientras la educación permitía la igualdad política, la economía seguía produciendo
desigualdades. Las credenciales educativas se volvieron un medio para determinar el acceso a
roles y privilegios en los mercados sociales.
La educación no es neutral; es una actividad política que influye en la vida de las personas y en el
desarrollo de las sociedades. Existen ideales de "persona educada" que guían las prácticas
educativas, dependiendo de preocupaciones como la formación del ciudadano y del trabajador, el
cultivo académico y el desarrollo personal del sujeto. Estas preocupaciones se reflejan en los
sistemas educativos, que han evolucionado pero que mantienen tensiones entre la necesidad de
satisfacer los requerimientos sociales y el desarrollo individual del estudiante.
En resumen, la enseñanza ha dejado de ser una simple práctica humana para convertirse en un
proceso social y estructural que se lleva a cabo a través de organizaciones formalizadas, donde
diversas personas participan en el diseño, gestión y evaluación de la educación.
El surgimiento y evolución de la escuela no son procesos naturales, sino que dependen de
características específicas del sistema escolar que han moldeado la educación moderna. La
enseñanza debe ser vista como una construcción social, afectada por cómo se organiza la
escuela. La escuela es un espacio social diferenciado que, aunque pueda conectarse con su
entorno, siempre mantiene ciertos límites de separación. Esto incluye una distribución concreta de
espacios y un diseño arquitectónico que refleja su identidad, a pesar del uso de tecnologías que
permiten la educación fuera de sus muros.
Además, la escuela crea un ambiente donde se enseña de manera descontextualizada, ya que
los saberes se transmiten fuera de los contextos donde se generan. Los materiales didácticos
intentan llenar este vacío, pero la descontextualización sigue siendo una característica
fundamental. También segmenta el tiempo en ciclos y períodos, determinando cuándo y cómo se
aprende, afectando tanto el aprendizaje como la vida social de los estudiantes.
En la escuela, los roles de docente y alumno están claramente delimitados como asimétricos y no
intercambiables. Estos roles están regulados por marcos institucionales, lo que crea una
separación que persiste a pesar de intentos de aproximarlos. La enseñanza se desarrolla en
situaciones colectivas, donde se enseña a múltiples alumnos al mismo tiempo, lo que genera
dinámicas psicosociales que influyen en el aprendizaje. Este aspecto ha sido visto de diferentes
maneras, desde un inconveniente hasta una oportunidad de aprendizaje colaborativo.
La escuela también estandariza los contenidos de enseñanza, que son determinados por una
autoridad externa a través de textos curriculares. Aunque los docentes pueden adaptar el
currículo, no son los creadores de un programa personalizado como lo sería un tutor. Esto da
lugar a un "saber escolar" organizado y graduado. Adicionalmente, la enseñanza está vinculada a
la evaluación que certifica los aprendizajes ante diversas agencias sociales, siendo un regulador
clave del proceso formativo.
Las prácticas pedagógicas en la escuela son generalmente uniformes, con disposiciones
similares en aulas y funcionamiento en diferentes contextos. Sin embargo, cada institución crea
su propia cultura organizacional, que determina un conjunto de ideales y valores que guían la
educación. Esta cultura institucional influye en la percepción de los roles dentro del entorno
escolar y afecta la práctica educativa diaria.
Por último, cada escuela establece un contexto particular que no solo es un telón de fondo, sino
que influye en la enseñanza mismo. El ambiente sociopolítico y las características específicas de
cada establecimiento escolar afectan cómo se desarrolla la educación, la cual está determinada
tanto por el contexto general como por el propio sistema escolar.
La enseñanza es la acción de un docente que actúa en un contexto histórico, social y cultural.
Esta acción implica un proceso de organización de actividades donde el docente interviene en la
realidad, reflejando su capacidad de dar sentido a su trabajo y reflexionar sobre él. La enseñanza
tiene como objetivo lograr metas pedagógicas, siendo una acción intencionada que busca
transmitir conocimientos relevantes. Esto crea una relación asimétrica entre el docente y el
estudiante, llena de tensiones. Las intenciones educativas se formalizan en los currículos, que
guían la labor del profesor, aunque cada docente debe interpretar su contenido. La interacción
entre los objetivos curriculares y las creencias del docente resulta en diferentes propósitos de
enseñanza. Estas intenciones también se manifiestan en las planificaciones y los objetivos que el
docente establece para sus alumnos.
Los debates sobre por qué y cómo se debe enseñar son comunes entre los educadores,
incluyendo cuestiones sobre el contenido esencial y la metodología. La enseñanza no solo es
técnica, sino que también involucra consideraciones éticas y políticas sobre lo que es justo y
apropiado. Aunque los docentes tengan metas claras, la enseñanza puede ser impredecible, ya
que sus efectos son variados y de largo plazo, y también debe adaptarse a lo inesperado que
surja en el proceso educativo. Enseñar es, además, un acto colaborativo que requiere
comunicación efectiva. Esta interacción se da dentro de un grupo de estudiantes, donde se
desarrollan relaciones que influyen en el aprendizaje.
La dinámica de grupo es esencial en la enseñanza, pues no todos los conjuntos de individuos
forman un grupo; se necesita un trabajo específico para que esto suceda. La pedagogía ha
puesto énfasis en la agrupalidad como fundamental para el aprendizaje, y en ciertos enfoques,
como la autogestión pedagógica, se considera determinante. Asimismo, se destaca que la
enseñanza se basa en una relación pedagógica que busca fomentar el desarrollo del estudiante,
tomando en cuenta sus intereses y potencial. Esta relación es diferente al enfoque de un científico
que estudia los procesos de aprendizaje.
Los educadores deberían poseer actitudes como empatía, autenticidad y sensibilidad para
establecer una buena conexión con los alumnos. Además, la enseñanza debe ser vista como un
diálogo que fomente un intercambio profundo entre el educador y los estudiantes. La enseñanza
implica, por lo tanto, un encuentro humano y una colaboración en la formación del otro, donde la
motivación y el compromiso del estudiante son cruciales.
El rol del docente también incluye ser un mediador entre los estudiantes y el conocimiento. El
educador ayuda a los alumnos a acceder a saberes culturales y a construir significados. La
relación del docente con el conocimiento es compleja; no solo involucra el contenido que enseña,
sino también su experiencia personal y el contexto social de ese conocimiento. Los docentes no
siempre tienen voz en cómo se enseña ese conocimiento en el currículo, lo que puede afectar su
relación con él. Sin embargo, su experiencia y creencias sobre la materia influyen en lo que
enseñan y cómo lo hacen.
Finalmente, el conocimiento del docente sobre su materia forma parte de su historia personal, y
está cargado de emociones y valores que afectan su enfoque educativo. La biografía del docente
contribuye a construir un sentido de lo que enseña, integrando sus vivencias personales,
escolares y profesionales.
La enseñanza enfrenta a los docentes a situaciones diversas y complejas en contextos inciertos,
donde deben reflexionar y tomar decisiones rápidas. La práctica docente no se reduce a aplicar
reglas generales de conocimiento teórico, sino que demanda una labor interpretativa que
considere el contexto y las particularidades de cada situación. Los docentes a menudo deben
lidiar con "dilemas prácticos" que son difíciles de resolver y que presentan decisiones con
consecuencias indeseables, como en el caso de la evaluación del aprendizaje. Por un lado,
evaluar debe ayudar a entender el proceso del alumno y, al mismo tiempo, determinar si se han
alcanzado las metas curriculares. La evaluación debe ser continua y variada, adaptándose a los
requerimientos del aprendizaje, sin que esto implique rigidez en los criterios.
Los docentes poseen un conjunto diverso de conocimientos y creencias que influyen en sus
decisiones diarias. Hay preguntas importantes sobre cómo se relacionan el conocimiento práctico
y el especializado que poseen. Se reconoce que lo que piensan y saben los profesores es crucial
para entender sus acciones en el aula, aunque hay diversidad en estos saberes, que provienen
de múltiples fuentes y se desarrollan a lo largo del tiempo.
La enseñanza abarca diversas actividades que ocurren en diferentes momentos y espacios. No
se limita solo a las interacciones en clase, sino que también incluye la planificación y evaluación
de las actividades. Los procesos enseñanza-aprendizaje están presentes en fases preactivas,
interactivas y postactivas, aunque estas fases a menudo se entrelazan en la práctica. El docente,
durante la programación, aborda una variedad de consideraciones que van desde el currículo y
las necesidades de los alumnos hasta la gestión del tiempo y recursos. Además, la relación entre
el docente y el alumno exige una atención a los diferentes aspectos de la clase y la sensibilidad
hacia las necesidades emergentes.
La enseñanza se desarrolla en múltiples escenarios que van más allá del aula, como bibliotecas y
laboratorios. La planificación puede ser tanto individual como colaborativa, y el contexto incluye
no solo el ambiente físico, sino también las representaciones y experiencias del docente. Las
actividades docentes implican decisiones sobre aspectos didácticos, organizativos y relacionales
que son interdependientes.
Por último, la enseñanza involucra dimensiones didácticas que promueven el aprendizaje, una
esfera organizativa que gestiona el ambiente del aula y una faceta relacional que sostiene la
conexión y el apoyo emocional entre el docente y el alumno. Aunque se pueden distinguir estas
dimensiones para analizarlas, en la práctica, están estrechamente interrelacionadas en las
decisiones y acciones diarias de los docentes.
El recorrido presentado revela la complejidad de la enseñanza, entendida como la interacción de
múltiples elementos que incluyen acciones, interacciones y factores tanto predecibles como
inciertos. La relación entre el docente, el alumno y el contenido forma un triángulo que genera
diferentes campos de estudio, como la relación del estudiante con el conocimiento, la elaboración
de contenidos y la interacción didáctica entre el estudiante y el profesor. Además, la enseñanza
no se limita al aula, ya que está influenciada por contextos sociales, institucionales y las
decisiones del docente, cada uno de los cuales juega un papel crucial en el proceso educativo.
Estos contextos no se pueden considerar de manera aislada; se deben analizar de forma
conjunta, ya que las dimensiones sociales, políticas e instrumentales son fundamentales para
entender la enseñanza en cualquier nivel. Ignorar estas dimensiones puede llevar a una visión
estrecha de la didáctica que se limite sólo a lo práctico de la clase. Por otro lado, centrar la
enseñanza únicamente en la estructura del sistema educativo puede desestimar los procesos
específicos que ocurren en el aula y las decisiones del docente para diseñar y aplicar propuestas
que fomenten el aprendizaje significativo de los estudiantes.
Ante esta variedad de aspectos, es esencial adoptar múltiples perspectivas para el análisis de la
enseñanza. Diferentes tradiciones de pensamiento han abordado este campo y cada una ha
explorado problemáticas específicas. Shulman, en un trabajo clásico, intenta crear un "mapa" que
represente la diversidad de temas y hallazgos en investigación educativa, evitando así construir
una teoría única y global. Los investigadores seleccionan diferentes áreas del mapa para
enfocarse en fenómenos particulares, ya sea en relación con los actores educativos, el contenido
escolar, o los contextos institucionales y las interacciones que surgen en la clase.
Por lo tanto, entender los procesos de enseñanza es complicado. La didáctica se beneficia de
diversas disciplinas de ciencias sociales y humanas que contribuyen a crear modelos más claros
y a idear mejores intervenciones pedagógicas. No obstante, esto requiere que los educadores
mantengan un equilibrio delicado entre una visión amplia de la complejidad de la enseñanza y la
especificidad de las preguntas y objetivos de análisis.
Para los docentes, la complejidad de la enseñanza es una experiencia diaria, que a menudo se
revela a través de los fracasos, como el bajo rendimiento académico, la deserción o la falta de
interés de los estudiantes. Estos problemas a menudo hacen evidente la dificultad de la práctica
educativa. Sin embargo, también hay momentos positivos, como cuando los estudiantes muestran
un gran interés, asombro o logran aprendizajes inesperados. Cada día, los docentes buscan
conectar a sus estudiantes tanto con el conocimiento existente como con el que aún está por
descubrir.

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