Conclusion
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universitarios jóvenes, resulta claro que estos problemas impactan de manera considerable
en el bienestar y el desempeño académico de los alumnos. La tensión académica, las
obligaciones individuales y las expectativas familiares producen elevados grados de
ansiedad, que perjudican la calidad del sueño, generando un ciclo complicado de
interrumpir. Esta conexión bidireccional entre la ansiedad y el sueño genera un ciclo
perjudicial que afecta no solo la salud física y mental, sino también el rendimiento escolar y
las capacidades sociales de los alumnos.
En conclusión, tratar de manera eficaz estos asuntos, las instituciones educativas deben
promover una cultura de respaldo que valore primordialmente el bienestar emocional y
mental de los alumnos. Además, es crucial concienciar a los alumnos acerca de la
relevancia de mantener una adecuada higiene del sueño y brindarles herramientas para
gestionar su ansiedad. Esta mezcla de sensibilización y respaldo puede contribuir a
disminuir el estigma relacionado con la salud mental y ofrecer un ambiente más sano y
equilibrado para que los jóvenes puedan desarrollarse en su totalidad.