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Funciones básicas de la Educación Ambiental
Castro y rudas (2011:21) recomiendan la necesidad de promover la conciencia ambiental,
a través de proyectos específicos, que permitan generar y mantener el entusiasmo y la motivación; pudiendo ser el caso de la puesta en marcha de talleres, donde por estar presente las actividades lúdicas, se evidencia una educación dinámica, interactiva que ayude a la adquisición de conocimientos y comprensión de nuevos conceptos relacionados con el ambiente y manejo de recursos naturales, así como habilidades, destrezas y cualidades acentuadas por la valoración del ambiente, en medio de un clima favorable, donde el trabajo práctico es desarrollado en el mundo real. Para Méndez (2005: 26-27-28-29) un propósito fundamental de la educación medioambiental es lograr que tanto los individuos como las colectividades comprendan la naturaleza compleja del medio ambiente, y adquieran los conocimientos, los valores y las habilidades prácticas para participar responsablemente en la prevención y solución de problemas ambientales. La educación ambiental resulta clave para comprender las relaciones existentes entre sistemas naturales y sistemas sociales, así como su evolución. El desarrollo de la conciencia, los valores y los comportamientos que impulsen la participación de la población en decisiones ambientales, resultan esenciales para iniciar el proceso de resolución de dichos problemas, así pues, entre los principales objetivos de la educación medio ambiental debemos señalar: • La concienciación: La educación medioambiental debe ayudar a las personas a adquirir mayor sensibilidad hacia los problemas medioambientales y sus vertientes conexas. • La adquisición de conocimientos: las personas y grupos sociales deben adquirir unos conocimientos básicos del medio ambiente en su conjunto, y de la relación de la humanidad con él, desarrollando así una responsabilidad crítica. • Formación de aptitudes: La educación medioambiental tiene una dimensión proactiva que parte de la formación de las capacidades necesarias para resolver los problemas ambientales. • Capacidad de evaluación: los grupos sociales y los individuos deben desarrollar un sentido de la responsabilidad, plasmando no sólo en la formación de una conciencia ecológica individual, sino en un sentido de la obligación a la hora de contribuir a la resolución de dichos problemas. Según Novo (2009: 197 – 198) Si en algo puede contribuir la educación a contrarrestar los efectos negativos de la globalización económica es fomentando en niños, jóvenes y adultos un cambio de mirada. Este cambio alude a la comprensión intelectual del mundo, pero también a los valores con que nos aproximamos a él, a la reivindicación de los aspectos sensoriales y efectivos para interpretarlo, a la aceptación de que el conocimiento puede y debe construirse no sólo en los ámbitos disciplinarios, sino también en los márgenes del sistema, en los territorios de frontera, allí donde florecen los encuentros más fecundos, además las autoras creen que este cambio en el direccionamiento de la educación ambiental invita a que la sociedad, desde sus diferentes entornos y desempeños, ejerzan un rol consciente y comprometido con la naturaleza, que sea una opción de vida, con acciones espontáneas, apegadas a la cotidianidad, pero que sean ejemplos dignos de imitar de todo un grupo humano, creemos que el cambio de mirada, que enfatiza Novo está en hacer de la educación ambiental un acto más humano, centrado en el amor, la sensibilidad, los afectos, valores que se inician en la familia y se fortalecen en la educación formal.