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ÍDICE:
• Introducción------------------------------------------------------------------------------- 3
La enfermedad y el afuera------------------------------------------------------- 14
Crítica sistémica------------------------------------------------------------------- 18
Un nuevo comienzo---------------------------------------------------------------- 21
• Conclusiones------------------------------------------------------------------------------ 24
Metodologías----------------------------------------------------------------------- 25
Lineamientos teóricos------------------------------------------------------------- 25
Problemáticas----------------------------------------------------------------------- 27
• Bibliografía-------------------------------------------------------------------------------- 30
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ITRODUCCIO
1
Foucault Michel, “Enfermedad mental y personalidad”, Paidós, Buenos Aires, 2008. 2° reimpresión,
traducción de Emma Kestelboim.
3
multiplicación teatral y demente del yo” (Chartier, 2006, pág.108). El segundo linaje es
el de la historia de las ciencias, en donde se acerca a Koyré, Bachelard, Cavaillés y
Canguilhem. Con ellos tendrá en común la filosofía del saber, de la racionalidad y del
concepto como oposición a la filosofía de la experiencia, del sentido y del sujeto: “La
historia de las ciencias en su definición francesa buscará poner en evidencia la
historicidad del pensamiento de lo universal, oponer a la razón entendida como una
variante antropológica, la discontinuidad de las formas de racionalidad” (Chartier,
2006, pág. 112); sin duda, esta será una de las premisas principales a lo largo la obra
foucaultiana. Por último, reconoce como tercera influencia (quizás la más renombrada)
la formada por “los estructuralistas que no lo eran” (Chartier, 2006, pág. 113): Lacan,
Levy-Strauss y Althusser. El punto común entre la obra de Foucault y la de los
estructuralistas es el cuestionamiento de la teoría del sujeto y la puesta en evidencia del
juego automático de las estructuras allí donde el idealismo encontraba “la invención
creadora” (Chartier, 2006, pág. 113). El resultado de estas influencias, sumada a la
influencia primaria de Nietzche, será una formulación original de la cuestión del sujeto,
el cual es despojado de los poderes y atributos que le permitían dar sentido al mundo y
fundar la experiencia y el conocimiento.
4
de esta obra Foucault alcanza las condiciones de enunciación necesarias para poner en
práctica su proyecto metodológico (Morey, 1983, pág. 33).
5
E/FERMEDAD ME/TAL Y PERSO/ALIDAD: EL INTERROGANTE
EPISTEMOLÓGICO
2
En adelante EMyP.
6
campo psicológico, y qué relaciones se pueden establecer entre los hechos de la
patología mental y la patología orgánica. Este conflicto ha atrapado a la medicina
mental en un círculo sin salida, el debate entre organogénesis y psicogénesis se ha
convertido en un problema similar al del huevo y la gallina (¿quién estuvo primero?).
¿Se deben buscar las causas psicológicas de los dilemas físicos o a partir de los dilemas
físicos encontrar un sustento psicológico? Foucault esquiva esta problemática, que ya
considera fastidiosa, y su pregunta apunta a saber si de hecho la dificultad existente en
materia de patología mental para definir salud o enfermedad, no provienen del hecho de
que la patología mental se halla encadenada a los supuestos básicos de la patología
orgánica.
3
La negrita es nuestra
7
Medicina Somática Medicina Mental
La abstracción: Fisiología y anatomía permiten, La psicología nunca ha podido ofrecer a la
por la solidaridad de un fenómeno fragmentario psiquiatría el análisis de cómo encarar la relación
con la totalidad del organismo, abstracciones en funcional entre la enfermedad y el conjunto de la
medicina somática. personalidad. La abstracción se hace imposible.
Los tres puntos expuestos en el cuadro anterior expresan la realidad de una rama
de la ciencia psiquiátrica, la cual no puede seguir atada a una metodología que no es
propia a riesgo de cometer errores graves. La patología mental debe liberarse de estos
postulados abstractos y ajenos: “Es necesario dar crédito al hombre mismo y no a las
abstracciones sobre la enfermedad” (Foucault, 2008, pág. 25). Se deben buscar las
causas de la enfermedad en el hombre real y no en una abstracción sobre el hombre:
“Analizar la especificidad de la enfermedad mental, encontrar las formas concretas
que puede tomar en la vida psicológica de un individuo y luego determinar las
condiciones que han hecho posible esos diversos aspectos y restituir el conjunto del
sistema causal que los ha fundamentado” (Foucault, 2008, pág. 25). Para lograr este
cometido será necesario indagar en las dimensiones psicológicas y las condiciones
reales de la enfermedad.
8
manera de Foucault de encarar la problemática será planteando diversos aspectos de
abordaje al fenómeno morboso que las ciencias psiquiátricas han utilizado, y
descubriendo en ellos algunas grietas que propician el surgimiento de nuevos
interrogantes. En este primer capítulo aborda el concepto de evolucionismo en
psicopatología.
En efecto, la psicología del siglo XIX se limitaba a describir funciones abolidas, los
recuerdos perdidos de la amnesia, los desdoblamientos de la personalidad, “invitaba a
una descripción puramente negativa de la enfermedad” (Foucault, 2008, pág. 30). J. H.
Jackson establecía que “en toda locura existe un ataque mórbido a un número más o
menos grande de centros cerebrales superiores, o lo que es lo mismo, de un nivel de
evolución mas elevado de la infraestructura cerebral. Una gran parte de los centros
cerebrales superiores está fuera de funcionamiento en forma temporaria o permanente,
por algún proceso patológico” (Foucault, 2008, pág. 33). Así, el grado de enfermedad
podía ser definido por el momento en que se detenía el proceso regresivo y sustractivo
de la personalidad. La obra de Jackson daba base teórica al evolucionismo en neuro y
psicopatología y, desde entonces, la evolución fue una de las dimensiones de acceso a la
enfermedad.
El problema del evolucionismo era, como planteamos más arriba, que sólo se
centraba en las características negativas de la enfermedad, sin tener en cuenta que del
mismo modo que la enfermedad suprime determinadas acciones o conductas, exalta
otras. Es exacto decir, desde un punto de vista descriptivo, que el enfermo mental
9
manifiesta conductas de etapas anteriores de su evolución o propias de otras culturas,
pero es erróneo asumir que esto es una retracción en su grado evolutivo. La regresión no
se limita a suprimir y liberar sino que reorganiza, redirecciona y reconfigura la
personalidad. El sujeto enfermo bajo estas tres categorías de análisis se convierte
¿según Foucault, en un ser:
• Deficiente: bajo la perspectiva jacksoniana la personalidad está abolida.
• Anormal: en la óptica del psicoanálisis presentaba rasgos evolutivos anteriores a
su realidad temporal.
• Inadaptado: con conductas presociales y primitivas bajo los postulados de Janet.
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Esta aparición de una dimensión de historia personal, permite ir un poco más
allá en el rastreo de las causas de la enfermedad mental. La enfermedad no es una
simple regresión producida por alguna “virtualidad” latente en el hombre, sino que esa
regresión responde a problemas específicos de la realidad del enfermo. La regresión
como síntoma de la patología mental es la búsqueda morbosa de solución al presente, un
escape a otra realidad pasada en que el conflicto se ha cristalizado: en otras palabras, la
regresión busca reemplazar un presente conflictivo y se presenta como una
yuxtaposición de realidades en la mente del enfermo.
4
La primera es la relacionada con la metapatología, la cual tendrá su cierre en los capítulos subsiguientes.
11
médico como quien detenta todo el saber sobre la enfermedad, y al enfermo como quien
que ignora todo sobre la enfermedad. Es necesario encontrar un campo de
intersubjetividad con el enfermo y no de objetividad naturalista frente al fenómeno
morboso, comprendiendo el “universo patológico” que pugna con el “universo real” en
la conciencia del enfermo.
La enfermedad se convierte, así, en la existencia de dos mundos paralelos pero
reconocibles en la mente del afectado. El proceso patológico lleva al enfermo a la
elección de ese mundo morboso, del ζδίον χοσµον al encierro en un universo privado
abandonándose a él. Se transforma un “retiro a la peor de las subjetividades y caída en
la peor de las objetividades” (Foucault, 2008, pág. 79): la subjetividad del enfermo y la
objetividad médica.
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Si en una encuesta se preguntara qué es la enfermedad mental, con seguridad un
alto porcentaje de los encuestados diría que es una anormalidad, una eventualidad
humana que surge en algunos individuos. Es decir, que tanto en el imaginario popular
como entre los círculos científicos, la locura sería una desviación de la norma. Esta idea
responde a los modelos creados por la sociología de Durkheim y las escuelas
psicológicas norteamericanas, para quienes desde una postura evolucionista, “se
consideran patológicos los fenómenos que al alejarse de la media, señalan las etapas
superadas de una evolución anterior.(…) Un hecho social no puede ser llamado normal
por una sociedad determinada más que en relación a una fase igualmente determinada
de su desarrollo (Reglas del método sociológico)” (Foucault, 2008, pág. 84) En otras
palabras, podemos decir que según la concepción del sociólogo francés, en toda
sociedad existe una norma, un pattern que establece implícitamente aquello que es
“normal”. Quien se encuentre por encima o por debajo de esta norma, puede ser
considerado enfermo mental. Es una concepción acotada de la enfermedad que deja de
lado lo que Foucault llama los efectos positivos de la enfermedad. Bajo este horizonte
epistemológico, la enfermedad es virtual, es decir, no existe el hecho patológico, sino
distintos grados de evolución personal (tanto más evolucionados como menos
evolucionados) que si no se ajustan al grado de evolución que la sociedad comparte
quedan por fuera de esta. Los psicólogos norteamericanos no se han alejado mucho de
esta idea y acaso le han dado un giro que la torna más propensa a la crítica de Foucault.
Para ellos, cada cultura “elige” implícitamente una serie de virtualidades humanas que
toma como parámetro, las virtuales capacidades o acciones que quedan por fuera de las
primeras suelen pasar al plano de la enfermedad mental. Ambas concepciones
(evolucionista o virtualista) coinciden en el hecho de que “la enfermedad no tiene
realidad y valor más que en una cultura que la reconoce como tal” (Foucault, 2008,
pág. 83).
Estas dos visiones del fenómeno morboso son insuficientes desde muchos
puntos de vista. Para empezar deja de lado los efectos positivos de la enfermedad. En
efecto, dirá Foucault, existen enfermedades que, reconocidas como tales, sin embargo
tienen un status y un rol dentro de un grupo. Como ejemplo nombra algunas prácticas
de tribus primitivas (Zulúes, Berdaches) que demuestran que ciertos individuos con
características reconocidas como morbosas, pueden formar parte del ordenamiento
social sin necesidad de ser excluidos. Se demuestra aquí que es nuestra sociedad y
13
nuestra cultura las que han dado al enfermo un sentido de la desviación que lo excluye.
Foucault se pregunta la razón de esto: ¿Cómo ha llegado nuestra cultura a dar a la
enfermedad el sentido de la desviación y al enfermo un estatuto que lo excluye? Y
¿Cómo a pesar de esto, nuestra sociedad se expresa en estas formas mórbidas en las
que se niega a reconocerse? (Morey, 1983 pág. 29).
En ese sentido, Santo Tomás afirmaba que la libertad del hombre es anterior a la
alienación por el demonio, y esta libertad permanece irreductible. Sólo el cuerpo es
afectado y condenado, pero una vez que se purifica (a través de las llamas) devuelve al
alma su pureza. Esta posición asumida por la escolástica, arranca al individuo del
mundo de los hombres pero lo mantiene dentro de la cosmogonía cristiana puesto que el
alma se encuentra en el cuerpo, atrapada, alienada, por el demonio que no le permite ser
libre, pero no abolida.
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albores de la edad moderna (lo que luego Foucault definirá como época clásica)
buscando no un castigo para el alienado, sino una salvaguarda. Era el primer paso que
alejaba al enfermo del mundo de los hombres.
Las libertades jurídicas, civiles que se garantizaban a todos los hombres por la
declaración universal de los derechos, son perdidas por el enfermo. Toda una serie de
artificios jurídicos surgirán en estos primeros siglos de la modernidad para dar lugar a
esta extraña humanidad abstracta en la que son colocados los enfermos. Las
15
interdicciones judiciales traspasan a algún familiar aquellos derechos supuestamente
inalienables, “para evitar una alienación de hecho se la sustituye por una alienación de
derecho” (Foucault, 2008, pág. 92). Extraña paradoja que ubica a un hombre fuera de la
categoría de los hombres, y que ahora debe ocupar un lugar reservado a su carácter de
hombre abstracto, el espacio mismo de la abstracción: la internación hospitalaria.
Esta alienación marcará todas sus relaciones, experiencias y condiciones de
existencia “su libertad se transforma en el nudo de las coacciones que sufre”
(Foucault, 2008, pág. 94), por lo tanto la alienación es mucho más que sólo un status
jurídico: se convierte en una experiencia real que da a la enfermedad características
propias originadas en este particular trato que la modernidad da a la locura. En la
antigüedad y el medioevo la idea de posesión constituía parte fundamental de los
delirios demoníacos. Hoy, las prácticas que cristalizan en torno a la alienación
desarrollan las formas sintomáticas de las esquizofrenias, la psicastenia, la psicosis y
neurosis: “Podemos suponer que el día en que el enfermo no sufra más el sino de la
alienación, será más posible encarar la dialéctica de la enfermedad en una
personalidad que sigue siendo humana” (Foucault, 2008, pág. 95).
3.2-Crítica sistémica
17
En definitiva, las dimensiones psicológicas de la enfermedad no pueden ser
encaradas como autónomas abstrayéndose de las condiciones reales que las han
propiciado. Así, el capítulo concluye afirmando que “sólo en la historia podemos
descubrir las condiciones de posibilidad de las estructuras psicológicas (…) la
enfermedad implica en la actualidad aspectos regresivos porque nuestra sociedad ya no
sabe reconocerse en su propio pasado, aspectos de ambivalencia conflictual, porque no
se puede reconocer en su presente; que implica, finalmente, la eclosión de los mundos
patológicos, porque aún no puede reconocer el sentido de su actividad, de su porvenir”
(Foucault, 2008, pág. 102).
5
“Enfermedad mental y personalidad”. Hemos respetado el idioma original en que aparece en el texto de
Morey.
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La negrita es nuestra
18
31). No cabe esperar aquí una crítica destructiva que llevaría a Foucault a caer en una
contradicción con su propio discurso, sino constructiva, en la cual lo que busca desde su
“función-autor”7 es desembarazar a la psicología de ciertas abstracciones que la llevan
por caminos inadecuados para lograr su cometido, pero sin abandonar lo que funciona
correctamente. Por ello no se preocupa en seguir postulados materialistas. La respuesta
que dará a la pregunta planteada párrafo arriba será siguiendo preconceptos psicológicos
básicos. Para que exista enfermedad se requiere no sólo de las condiciones sociales e
históricas que fundamenten los conflictos, sino también de las condiciones psicológicas
propias del individuo que transformen el contenido conflictual de la experiencia en
forma de conflicto de la reacción.
7
Para una clara explicación de esta frase ver, Foucault, Michel El orden del discurso, ediciones La
piqueta, Madrid, 1996.
19
adaptación de la dialéctica psicológica a la dialéctica del medio. En palabras de
Foucault, “cuando el conflicto se presenta con un carácter de contradicción tan
absoluta, o cuando las posibilidades del individuo están tan restringidas que la
diferenciación no se puede efectuar, el individuo no puede defenderse mas que
colocándose fuera de circuito, respondiendo con una inhibición generalizada”
(Foucault, 2008, pág. 114). Cuando el individuo no pueda gobernar las contradicciones
de su medio, ni pueda reconocer en la dialéctica de ese medio su propia dialéctica
psicológica, surge la enfermedad. Bajo estas condiciones, el enfermo queda a la zaga de
una humanidad abstracta en la cual ya no logra reconocerse, se transforma en un
alienado.
20
los mismos, lo anormal, lejos de ser el núcleo elemental, es una consecuencia de lo
patológico (...) Por lo tanto, tratar de definir la enfermedad a partir de una distinción
de lo normal y lo anormal es invertir los términos del problema: es hacer una condición
de una consecuencia, con la finalidad sin duda implícita de ocultar la alienación como
verdadera condición de la enfermedad” (Foucault, 2008. pág. 117, 118).
Quizás la conclusión más relevante, y la que deja de cara a buena parte de la que
será toda su obra es la que se plantea en forma de duda en el último párrafo del ensayo
“la verdadera psicología debe desembarazarse de ese psicologismo, si es verdad que
como toda ciencia del hombre, debe tener por finalidad desalienarlo8” (Foucault,
2008, pág. 122).
8
La negrita es nuestra.
21
CO/CLUSIO/ES
22
evidente. En ocasiones se presentan de manera solapada mientras que en otras son
presentadas abiertamente. El capítulo V titulado “el sentido histórico de la
alienación mental” es demostrativo al respecto (páginas 98, 99, 100, 101) De
hecho, en el último capítulo del escrito menciona que el materialismo debe alejarse
de algunos errores en psicopatología (Foucault, 2008, pág. 118).
9
Partido comunista francés
10
Cfr. Tarcus, Horacio (comp.) “Disparen sobre Foucault”, Ediciones El cielo por asalto, Buenos Aires,
1993.
23
“humanismo”11 moderno había colocado al hombre, como único modo de crear
un hombre nuevo. El antihumanismo foucaultiano que se consagrará en “Las
palabras y las cosas” con la renombrada “muerte del hombre”, comienza a
tomar forma en su pensamiento.
3. Problemática:
Una de las cosas que Foucault no abandonará será su preocupación por la
problemática planteada. En cada capítulo de EMyP podemos encontrar en filigrana
expuestos algunos de los temas que abordará en obras posteriores. Ciertos tópicos serán
recurrentes y conformarán el sustrato y línea de cohesión de la obra. Otros se presentan
con menos fuerza pero dejan abierta la posibilidad de indagación:
3.1 ) La locura como andamiaje discursivo inicial de la obra de Foucault, toma forma
sólida en este primer ensayo. En este texto la locura es abordada desde una
perspectiva científica, perspectiva que es agotada tras repasar las condiciones
internas, histórico-evolutivas, y existenciales del enfermo en el esfuerzo de
determinar las características de aquella eventualidad, y que sin embargo no otorga
resultados contundentes. Aquí encontramos el comienzo del divorcio entre Foucault
y la postura cientificista. La ciencia médica-psiquiátrica-psicológica no ha podido
otorgar las respuestas que él buscaba, y surge una duda que será motor de su obra.
Esta incapacidad ¿es propia de una rama de la ciencia relativamente nueva cuyos
métodos aun se están construyendo, o es una incapacidad prevista que persigue un
fin determinado? En el ensayo da una respuesta cuando afirma “definir la
enfermedad a partir de una distinción de lo normal y lo anormal es invertir los
términos del problema: es hacer una condición de una consecuencia, con la
finalidad, sin duda implícita, de ocultar la alienación como verdadera condición
de la enfermedad12” (Foucault, 2008, pág. 117, 118). La búsqueda de esta
“finalidad implícita” quedará reservada para su siguiente obra en donde la locura
será retomada, pero ya no como simple significado de una eventualidad humana
sino en su valor de significante y en las implicancias que esto tiene en los
reordenamientos discursivos surgidos en los inicios de la modernidad. “Historia de
11
Para un mejor comprensión de la consideración foucaultiana de “humanismo” cfr. “Microfísica del
poder”, Ediciones la piqueta, Madrid, 1992, pág.33, 34
12
La negrita es nuestra
24
la locura, en la época clásica” será, ya desde otras coordenadas teóricas, el texto
que complete las teorías plasmadas inicialmente en EMyP.
13
Cfr. Miguel Morey, “Lectura de Foucault”, Taurus, Madrid, 1983, Pag. 113
25
“Vigilar y castigar”, y tendrá su aplicación más acabada como uno de los pilares
que darán sustento a la tesis foucaultiana de sociedad disciplinaria.
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Bibliografía
27
BIBLIOGRAFÍA
HOBSBAW Eric, (2006), Historia del siglo XX, Crítica, Buenos Aires.
FOUCAULT Michel (1996) La vida de los hombres infames, Caronte ensayos, Buenos
Aires.
28
FOUCAULT Michel (1967), Historia de la locura en la época clásica, Fondo de
Cultura Económica, México D.F.
TARCUS Horacio (comp.) (1992), Disparen contra Foucault, El cielo por asalto
ediciones, Buenos Aires.
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