Op Ud 55
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ANÁLISIS E
INTERPRETACIÓN DE LA OBRA DE ARTE.
INTRODUCCIÓN.
I. TEORÍA Y FUNCIÓN DEL ARTE.
CONCEPTO DE ARTE.
Evolución del término “arte”:
El concepto tradicional (desde la Antigüedad hasta el siglo XVIII).
El concepto moderno (desde mediados del siglo XVIII)
Aproximaciones a la obra de arte.
LA CREACIÓN ARTÍSTICA.
El lenguaje artístico.
Tendencia innata a la creación artística.
El hombre, creador de formas.
Capacidad de sublimación.
NATURALEZA DE LA OBRA DE ARTE.
La personalidad del artista.
Las ideas intelectuales de la época.
Las circunstancias sociales.
Los materiales y los conocimientos técnicos.
El uso de un medio específico.
El concepto de belleza.
TEMÁTICA.
CLASIFICACIÓN DE LAS ARTES.
Bellas Artes y Artes Industriales.
Las Artes Mayores y Menores.
Artes Plásticas y Artes Decorativas.
FUNCIONES DEL ARTE.
Mágica, Religiosa, Política, Estética, Conmemorativa, Utilitaria.
ARTE Y SOCIEDAD.
El arte, reflejo de la sociedad.
Influencia de la sociedad en el artista.
Independencia y relación del arte y de la sociedad.
EL PAPEL DEL ARTE Y DEL ARTISTA: SU CONDICIÓN SOCIAL.
EL CONTACTO CON EL ARTE: LA OBRA Y EL ESPECTADOR.
LOS MUSEOS. FUNCIONES Y TIPOLOGÍAS.
El museo y su función.
Tipología.
EL ARTE EN CASA.
EL PATRIMONIO HISTÓRICO ESPAÑOL.
LOS ESTILOS ARTÍSTICOS.
Definición de estilo y lenguaje.
El estilo y su morfología.
Análisis biológico del estilo.
LA HISTORIA DEL ARTE: HISTORIOGRAFÍA Y TEORÍA.
El concepto de historia del arte.
Historiar el arte.
Una visión cronológica y metodológica de la Historia del Arte.
INTRODUCCIÓN.
Estudiamos en este tema la teoría y función del arte, siguiendo después con
el análisis e interpretación de las obras de pintura, escultura y arquitectura.
Generalmente se considera que el análisis se refiere a los elementos
técnicos (materiales, instrumentos, técnicas) y la interpretación a los
elementos plásticos (luz, color, movimiento, espacio, etc.), pero no es una
distinción absoluta.
No debemos olvidar que comprender el arte exige conocer el contexto de
sus circunstancias histórico-sociales, puesto que las obras de arte no son
únicamente la expresión de un artista individual, sino que translucen
además múltiples aspectos de una época, de la sociedad en la que
aparecen, sin que ello suponga ningún tipo de determinismo. Es obvio que
este conocimiento más complejo se debe abordar en los temas más
específicos de historia del arte, como el clásico, el islámico o el románico.
Estudiamos en este tema la teoría y función del arte, siguiendo después con
el análisis e interpretación de las obras de pintura, escultura y arquitectura,
a través de sus elementos, procedimientos y técnicas, todo ello en sus
circunstancias histórico-sociales. Las obras de arte no son únicamente la
expresión de un artista individual, sino que translucen además múltiples
aspectos de una época, de la sociedad en la que aparecen, sin que ello
suponga ningún tipo de determinismo.
Una civilización se define por la manera en que concibe y explica el mundo
y la vida, la colaboración que a su establecimiento prestan religiones y
filosofías, la ilustración que el Arte ofrece de ellas y el sistema de valores
que el Arte anima.
Queremos acercamos al Arte como expresión del hombre. Conocer su obra
artística será conocer al hombre, su contexto, ya que partimos de la
hipótesis de que el arte es testimonio de una cultura, o incluso una de las
formas que el hombre tiene de manifestarse. Sin embargo, la obra de arte
no se manifiesta como una pura creación del hombre; iremos viendo cómo
nace condicionada por diversas circunstancias: el lugar, el tiempo, la
economía, los avances técnicos... intervienen en el proceso artístico.
Aceptamos que el artista parte de una realidad múltiple (natural, social,
intelectual o psíquica) y realiza una selección a partir de su sensibilidad.
Tras esta selección, el artista inicia el proceso de creación de “formas”:
palabras en el poeta/escritor; líneas, colores, volúmenes en el arquitecto,
pintor y escultor; sonidos en el músico... Por otra parte, la obra de arte nace
a partir de “la circunstancia” del artista y renace cuando el espectador
capta esa realidad transmitida en lenguaje artístico, cuando siente la
emoción que provoca el Arte.
Entre los agentes o instituciones del arte destacaremos: a) los artistas, b)
los mecenas y galeristas, c) los museos y espacios de arte, d) la crítica y la
historia del arte.
LA CREACIÓN ARTÍSTICA.
El lenguaje artístico.
La creación artística es una función esencial del ser humano; arte y hombre
son inseparables. “No hay arte sin hombre, pero quizá tampoco hombre sin
arte” (Huyghe). Es “el modo más perfecto de expresión que ha logrado la
humanidad” (Read), el acto humano por el que se imita o expresa lo
material o inmaterial, por medio de la imagen, del sonido, de la palabra o
del movimiento. Se puede crear copiando, evocando o inventando.
La obra de arte es una obra de comunicación, que usa el código del lenguaje
artístico, que se debe conocer como otro código cualquiera. El hombre, para
transmitir sus ideas y sus sentimientos, ha creado unos códigos basados en
sistemas de signos. Uno de esos códigos es el lenguaje articulado, sin el
cual no sería posible el progreso, el incremento de experiencias de la
especie humana; otro es el lenguaje matemático, que permite medir las
dimensiones de la realidad material y fundamentar el desarrollo de todas las
ciencias de la naturaleza; otro es el artístico, ya que el arte es, además de
una forma de conocimiento, como la ciencia y la religión, que permiten el
acceso a diferentes esferas del universo y del hombre, un lenguaje, un
medio de comunicación con el que el artista expresa imágenes de la
realidad física y humana, y de las vertientes del psiquismo (sentimientos,
alegrías, angustias, esperanzas, sueños).
Capacidad de sublimación.
La prueba de la grandeza de una obra de arte se halla en su capacidad de
sublimación; en el momento en que la contemplación eleva al espectador
por encima de las dimensiones de su propio yo, está viviendo una
experiencia similar en muchos aspectos a la del místico.
En palabras de Wordsworth, en 1815, “la única prueba del genio es el acto
de hacer bien lo que es digno de hacerse y que nunca se ha hecho hasta
entonces”.
Ante una creación artística, el hombre supera sus dimensiones temporales y
se coloca en una especie de atalaya atemporal. Las pirámides egipcias no
poseen ya una función actual, no son un cementerio, pero nos impresionan
como si en ellas el genio humano volara sobre los siglos; en una pintura de
hoy, de Picasso o de Kandinsky, podemos sentir el latido del hombre del
siglo XX, pero no deja de emocionarnos de manera parecida el recinto de
una catedral gótica, una pintura de un primitivo flamenco o una escultura
de Miguel Ángel. Por encima de las fronteras del espacio y del tiempo el arte
aparece como un lenguaje universal en el que se expresan las dimensiones
eternas del espíritu del hombre.
El concepto de belleza.
También debe aclararse el equívoco de que el arte es creación o producción
de objetos bellos. La búsqueda de la belleza es una constante de la historia
del arte, pero no debemos entender la belleza artística sólo en el sentido de
“esplendor de la forma” (Santo Tomás de Aquino), sino como forma
significativa: el arte representa tanto la belleza como la fealdad, en su
compleja condición estética. Así, pueden ser estéticas incluso las formas
feas o grotescas (los crucificados de Grünewald, los viejos de Rembrandt,
las pinturas negras de Goya, El grito de Munch), porque despiertan una
respuesta espiritual. John Berger considera que uno mira siempre las
pinturas con la esperanza de descubrir un secreto. ‹‹No un secreto sobre el
arte sino sobre la vida. Y si lo descubre, seguirá siendo un secreto, porque
después de todo, no se puede traducir a palabras.››
Se ha intentado explicar que la emoción estética puede ser generada por
objetos que inspiran terror si son reales y tranquilidad si son simulados. Esta
sería la teoría aristotélica de la catarsis, de la purificación, discutida por
algunos filósofos del arte. La psicología experimental ha iluminado cómo se
despiertan las reacciones de agrado o desagrado y qué formas y colores
provocan respuestas en uno u otro sentido. En general puede afirmarse que
la percepción de la obra de arte desencadena en el espectador unos efectos
que desbordan el simple goce; es a veces una sensación mágica, de
aprehensión del objeto —como en la pintura rupestre, donde el bisonte
pintado es algo que ya se posee antes de la caza—; es otras un estimulante
de tomas de postura, similar al manifiesto político o a la arenga. Cuando
Picasso decía en unas declaraciones que “no se hace pintura para decorar
habitaciones” se refería a esta dimensión meta-estética de testimonio y de
grito.
TEMÁTICA.
La forma expresa diferentes temas o contenidos ideológicos, simbólicos... La
temática de las artes, generalmente las plásticas de la escultura y la
pintura, pero también de la cerámica o vidriera, puede ser:
Religiosa: alegórica o realista.
Profana: mitológica, política, retrato, paisaje, naturaleza muerta, animales,
histórica, de género.
Su estudio lo realizan usualmente la Iconografía y la iconología.
La Iconografía es el estudio de la forma externa, con una descripción formal
de la imagen.
La Iconología es el estudio del contenido intelectual de la imagen.
El arte abstracto, sin un tema definido, ha sido una constante de la historia
del arte, desde época prehistórica, conviviendo con el arte figurativo y
simbólico, y en el arte contemporáneo el abstracto se ha convertido en
dominante.
El museo y su función.
Podemos definir el museo como el espacio que facilita el encuentro entre la
obra y el espectador, la comunicación entre ambos, aunque el espectador
vea la obra fuera del contexto para el que fue creada. Sólo en muy contadas
ocasiones los museos albergan obras que fueron expresamente creadas
para esos lugares, como es el caso de algunas pinturas de los Museos
Vaticanos. La función del museo es la presentación de obras de arte que
ahora gozan de una función nueva y diferente para la que fueron creadas.
“El museo debe adquirir, conservar, comunicar y exponer, con finalidades
de estudio, de educación y de delectación, los testimonios materiales del
hombre y de aquello que le rodea” (Consejo Internacional de Museos). En
consecuencia, el museo debe planificar sus funciones y ordenar sus fondos
para catalogarlos a partir de unos criterios (por ejemplo, cronológicos o
estilísticos). Debe ordenar el arte con un cierto sentido histórico y un buen
criterio pedagógico.
Otras funciones de los museos son: restauración, conservación y exposición
de obras de arte y de colecciones, actividades económicamente muy
costosas. No es difícil leer en la prensa que en distintos museos de París,
Barcelona, Madrid, Londres, Nueva York se celebran diversas exposiciones
sobre distintos artistas como Rembrandt, Vermeer, Goya, Gauguin, Cézanne,
Picasso, Dalí o Miró. Un acontecimiento de estas características implica
costes económicos elevadísimos, repartidos en diferentes partidas: seguros,
transportes, custodia, escenografía, acondicionamiento del espacio,
comunicación...
Finalmente, restaría preguntarnos por la financiación de los museos y sus
actividades. Al respecto, es imposible generalizar, porque no es igual en
todos los países, y dependen de su tipología. He aquí algunos ejemplos.
En Estados Unidos, las artes recurren tanto al sector privado, fuente
principal de su financiación, como a la Administración pública; algunos
museos dependen de la Administración, mientras otros dependen de la
iniciativa privada, como ocurre con el Metropolitan o el MOMA en Nueva
York.
En España, es la Administración la que subvenciona mayoritariamente la
actividad de los museos. No obstante, los museos suelen tener otras
entradas provenientes del capital privado y reguladas a través de diversos
canales.
Tipología.
Genéricamente, hay dos grandes tipos:
-Museos públicos. Podemos establecer el origen de los museos públicos
hacía la mitad del siglo XVIII. Hasta entonces, las colecciones y galerías
tenían un carácter privado, y el acceso a ellas venía motivado, bien por
alguna festividad (los Museos Vaticanos sólo abrían sus puertas el Viernes
Santo), o bien para un grupo minoritario y restringido integrado por las
clases altas, intelectuales, científicos y conocedores del arte.
En Inglaterra, las colecciones reales pasan a formar parte del Patrimonio
Nacional en 1753, resultando el British Museum de Londres. En Francia, el
Louvre, en París, aparece como museo de la República a partir de 1793. En
Italia, el proceso también se activa en los siglos XVIII y XIX, afectando a los
diversos museos del Vaticano (Sagrado, Pio-Clementino, Egipcio, Etrusco, la
Pinacoteca...), mientras que las amplias colecciones de los Médicis se
diversifican en varios museos de Florencia, además de los Uffizi, que se
especializa sobre todo en pintura.
En España, tiene su ejemplo más significativo en el Museo del Prado,
concebido primero como Museo de Ciencias Naturales, que llega a
convertirse en una de las pinacotecas más importantes del mundo con la
cesión de los cuadros del palacio Real y el traslado de cuadros de Tiziano y
Rubens que pertenecían a la Real Academia de San Fernando.
Este proceso se acelera extraordinariamente en el siglo XIX, cuando
diversas colecciones reales, oficiales y privadas pasan a formar parte de los
museos públicos: Kunsthistorisches Museum, de Berlín (1823), Rijkmuseum,
de Amsterdam, National Gallery, de Londres (su origen es la colección G.
Beaumont), Tate Gallery (antiguo Chantrey Tate), Pinacoteca de Munich,
Galeria Nacional de Praga, Museo del Ermitage de Leningrado...
En América, 1870 marca la fecha clave de este proceso, con la inauguración
del Metropolitan Museum de Nueva York, nacido del legado Lehman; más
tarde se crean el Museo de Arte Moderno de Nueva York, el Museo de
Antropología de México y otros muchos.
-Museos dedicados a personalidades artísticas o históricas. Creados en el
presente siglo con la finalidad de celebrar una figura señera en algún campo
o con voluntad monográfica, animados por “grupos de amigos de...”, o bien
por la familia o por “fundaciones”. Tales son los casos de los museos
Rembrandt y Van Gogh, de Amsterdam, el de Goethe, en Düsseldorf, el de
Dalí, en Figueras (Girona) o las Fundaciones de Joan Miró en Barcelona y
Palma de Mallorca.
También podemos clasificar los museos, atendiendo a su contenido, en:
- Documentales: históricos, militares, geográficos, etnográficos, de cera, de
ciencias, de técnica y de las ideas.
- De arte: abarcando actividades artísticas, desde la Prehistoria hasta
nuestros días; por tanto, puede incluir objetos de pintura, escultura,
arquitectura, poesía, música, artes dramáticas, industriales, fotografía, cine,
cómics...
El inmenso campo que abarcan los museos de Arte ha llevado a
subdividirlos también, atendiendo a criterios cronológicos, en:
Arqueológicos: acogen obras provenientes de la Antigüedad y piezas de
epigrafía, numismática y glíptica. Entre sus fondos hay tanto obras de arte
como piezas que, sin estar consideradas como tales, ayudan a comprender
el mundo artístico y social del hombre. Cronológicamente abarcan como
máximo hasta la Edad Media.
De Bellas Artes: acogen obras no monumentales de pintura, escultura,
grabados, dibujos, diseños y proyectos, miniaturas y códices. Son obras
procedentes de colecciones, donaciones y legados, e incluso de
expropiaciones. Requieren una buena clasificación y una especial
organización del espacio para su conservación. Incluyen piezas y objetos
pertenecientes a las edades Media y Moderna y de Arte Contemporáneo:
acogen obras del arte actual. Sus depósitos están compuestos por obras
confeccionadas sin la perspectiva histórica que avale el quehacer del
artista, y, en este sentido, sus equipos rectores, asesores y críticos
convierten simples obras en obras artísticas. Al museo de arte
contemporáneo le corresponde formar su propia colección buscando
siempre lo mejor entre lo necesario, y mirando al presente más que al
pasado.
Últimamente aparecen espacios de arte, centros artísticos dirigidos no a
mantener una colección permanente sino a promover exposiciones
temporales, siempre cambiantes. Sus promotores son las instituciones
públicas y su función es la dinamización cultural.
EL ARTE EN CASA.
Partimos de un hecho: en nuestros días los nuevos medios de comunicación
difunden colecciones, exposiciones y museos a través de Internet, el vídeo,
la televisión, los discos compactos, el CD y el DVD, los catálogos y libros de
arte...
Los avances más modernos son colecciones de imágenes que, fabricadas
para la televisión o para los ordenadores, hacen posible que personas de
variadas procedencias sociales hayan “estado” en Florencia y “visto”
su duomo, “entrado” en los Uffizi y “admirado” el David en la Academia;
también han “visto” San Marcos, en Venecia; han “ido” a Roma para ver sus
ruinas y algunos ya han “visitado” la Capilla Sixtina restaurada. “Conocen”
París y San Petersburgo, han “paseado” por sus calles y han “entrado” en
sus museos. Todo esto, sentados cómodamente en un sillón de su casa. Una
de las consecuencias más importantes de este hecho es que las
reproducciones de obras de arte están entrando en las casas,
Ahora bien, el interrogante reside en si estamos entrando en una cultura de
la banalización de lo visual, en una cultura que puede alejar al hombre de la
visión y del contacto directo con la obra, o, por el contrario, un tipo de
consumo que animará a entrar en contacto más directo con ella.
El estilo y su morfología.
La idea de que en cada época una serie de rasgos comunes de tipo artístico
pueden encontrarse en tan diversas manifestaciones (arquitectura,
escultura, pintura) es la base de la famosa obra de Wölfflin, Conceptos
fundamentales de la historia del Arte. Así puede hablarse con entera
propiedad de arquitectura barroca, pintura barroca, música o literatura
barrocas.
Esta tesis, que otorga a cada estilo una morfología, una serie de rasgos
comunes, deja sin explicar el proceso de evolución y desintegración de los
estilos. Algún tratadista lo ha basado en innovaciones técnicas: por ejemplo
la bóveda de crucería a finales del siglo XII o el hierro en el XIX cambian el
estilo en arquitectura; pero quizás es sólo una de las explicaciones posibles
o aplicables únicamente a momentos concretos, porque, como hemos visto,
los cambios de estilo pueden deberse a cambios sociales, ideológicos,
religiosos o políticos.
Historiar el arte.
Tradicionalmente, el historiador del Arte concebía la obra de arte como un
producto de la inspiración poética, mística y trascendental. En la actualidad
es comúnmente aceptado que la obra de arte tiene unos condicionamientos
sociales: producción, circulación y consumo. El artista, por ejemplo el pintor,
no crea en un vacío social, en una cámara, sino en un marco histórico.
Una de las tareas más importantes del historiador es “salvar el abismo que
la distancia temporal, social y cultural ha abierto en la historia para intentar
comprender el hecho artístico” (Fernández Arenas). ¿Cómo se ha historiado
el Arte?
Psicoanálisis, con Sigmund Freud, Karl Jung y Ernst H. Gombrich. Explica que
el artista encuentra en la realización de sus obras un medio para dejar
aflorar su subconsciente. Sus teóricos propugnan que las obras de arte
liberan las tensiones del interior del artista y es posible llegar a conocer sus
características psíquicas internas por medio de su análisis. Parece
demasiado compleja para la ESO y el Bachillerato, y la obra fundamental es
muy antigua (Freud. El psicoanálisis del arte. Reúne cinco ensayos
publicados a partir de 1928 y editados en español en 1973).
1. LA ARQUITECTURA.
La Arquitectura fue considerada la primera de las artes. Es el arte de crear
espacios interiores con una relevancia exterior; también se la puede definir
como el proyectar y construir edificios, con una función utilitaria. Influyen,
además de la función, los condicionamientos climáticos, geográficos
(materiales, relieve y espacio de la zona), históricos, políticos, ideológicos,
económicos, religiosos...
Desde Vitruvio se considera que la arquitectura tiene tres características
fundamentales:
a) Utilidad (utilitas): los edificios se hacen para satisfacer las necesidades de
los usuarios. Esto explica las diferentes tipologías arquitectónicas: templo,
palacio, plaza, puente, hospital...
b) Solidez (firmitas): los edificios deben resistir el desgaste de uso y del
clima. De ello deriva la importancia de los materiales resistentes (piedra
mejor que la madera; posteriormente el cemento y el acero) y de los
sistemas constructivos de cimentación y cubrimiento.
c) Belleza (venustas): los edificios deben tener una dimensión estética, en
su espacio interior y/o exterior, con formas ancestrales cargadas de
simbolismo (por ejemplo, la planta cruciforme significa la cruz de Cristo) o
formas nuevas que infundan sensaciones y sentimientos a los espectadores-
usuarios. El arquitecto, como artista, desarrolla un estilo o lenguaje
arquitectónico, verdaderamente artístico.
Es esencial considerar el hecho arquitectónico como la creación de espacios
interiores que resulten confortables y adecuados al uso al que se destinan.
La elaboración de estos espacios internos sólo presenta una verdadera
dificultad técnica: la cobertura superior o el cubrimiento del espacio interno,
que debe ser sostenido, resultando así una relación entre los elementos
sostenidos y los sustentantes. El elemento sostenido no sólo presenta las
mayores dificultades constructivas sino que depende de él toda la
estructura arquitectónica y llega a condicionar todo el estilo. En definitiva,
toda la historia técnica de la Arquitectura es la historia de los sistemas de
cubrimiento, es decir, de los elementos sostenidos. Los elementos
sustentantes, en general, serán una consecuencia estricta de los elementos
sostenidos.
Tipos de edificios.
El estudio de la evolución de la arquitectura nos muestra que comenzó en
las primeras civilizaciones con una tríada de tipos de edificios: templo,
tumba y palacio, y que sus formas estéticas y técnicas constructivas
influyeron en la diversificación en otros tipos: teatro, circo, casa familiar,
etc. Así, vemos como la arquitectura egipcia se fundamenta en el templo y
la tumba; la griega, islámica, románica o gótica en el templo, la barroca en
el templo y el palacio; etc. Estos tipos son los que más estudiaremos en la
Historia de la Arquitectura. En el siglo XX, en cambio, el predominio de la
sociedad civil se muestra en un nuevo tipo: el rascacielos.
ELEMENTOS TÉCNICOS.
Materiales.
Los principales materiales han sido la piedra, barro y madera, a los que se
añaden en distintas épocas (sobre todo contemporánea) el cemento, acero
y otros metales, vidrio, plástico... Pueden utilizarse solos o en conjunto. Hay
que estudiar el distinto carácter que los diversos materiales confieren a la
obra.
Así, la piedra ha sido el material noble y más duradero, en sus formas de
granito, arenisca, caliza (mármol sobre todo), para las estructuras y muros.
El barro se usa como adobe y como ladrillo (si se cuece).
La madera, el más antiguo de los materiales, se usó sobre todo para
soportes, cubiertas y artesonados decorativos.
La arquitectura contemporánea usa masivamente los nuevos materiales
facilitados por la Revolución Industrial y no usa los materiales anteriores
salvo para las imitaciones, decoraciones o para la arquitectura doméstica y
popular.
Elementos sustentantes.
Los elementos sustentantes son muros, puertas y ventanas, pilares y
columnas.
-Muros.
En los muros se distinguen los macizos (aparejos diversos) y los vanos
(puertas y ventanas). En los aspectos sólidos de los muros lo más
interesante es destacar la forma de estar aparejados los elementos que los
constituyen.
El aparejo del muro puede ser regular e irregular.
En los regulares destacan el isódomo, el de a soga y tizón, y
el almohadillado. Pueden utilizarse ladrillos y sillares (piedras labradas
rectangulares), en disposiciones geométricas distintas, y ello produce varios
tipos de muros: isódomo, seudoisódomo, a soga y tizón, almohadillado,
sillarejos, a hueso, opus cementicium, opus gallicum, opus mixtum, opus
quadratum, opus reticulatum. Los elementos constructivos regulares son el
ladrillo o el sillar. Si el ladrillo sólo está cocido al sol se denomina adobe.
En los irregulares, hechos con materiales de forma irregular, destacan:
el ciclópeo (grandes piedras, sin argamasa) y la mampostería (mampuestos
sin labrar, sin argamasa).
-Los vanos pueden ser puertas y ventanas.
En ellas el elemento diferencial lo constituye la parte baja, que en las
puertas se denomina umbral, y en las ventanas alféizar. Los laterales,
las jambas, revisten especial importancia en la Edad Media. El espesor de
los muros no permitía grandes aberturas, para que no peligrase así su
estabilidad, por ello se recurrió a la ingeniosa idea de abocinar las jambas:
el abocinamiento permite una mayor iluminación con una misma superficie
de sustentación. Estos abocinamientos o derrames, por otra parte, sugieren
y facilitan los magníficos portales medievales. Otro interesante elemento
relacionado con puertas y ventanas es el alfiz, de gran valor decorativo, que
marca con fuerte personalidad el arte islámico y se extiende, a través del
arte múdejar, a la arquitectura española del siglo XV.
-Soportes aislados: columna, pilar y pilastra.
Las columnas son elementos sustentantes verticales de sección curva,
generalmente circular. Distingue usualmente los órdenes arquitectónicos. En
Occidente la columna es esencialmente mediterránea y en su elaboración
se cuidan las proporciones tan exquisitamente como en una escultura. Decir
que un templo es de estilo dórico o corintio significa, fundamentalmente,
decir que es de columna dórica o corintia. La gracia y la sensibilidad de la
columna se completan con la leve curvatura del perfil de su fuste, es decir,
con el galbo o éntasis. Sus elementos son: basa, fuste (con o sin estrías,
éntasis, etc.), capitel (decorativo y que distingue en gran medida los
distintos órdenes arquitectónicos, definidos por el conjunto de pedestal,
columna y entablamento). La columna esculpida con figuras humanas se
diferencia según sea femenina (cariátide) o masculina (atlante).
Los pilares son elementos sustentantes verticales de sección poligonal,
siendo de sección cuadrada (la más frecuente), rectangular, incluso circular,
etc., que no se ajusta a los órdenes, aunque es muy frecuente que el pilar
tenga en sus extremos los mismos elementos que la columna, es decir, basa
y capitel. En el Medievo aparecen pilares cruciformes, porque así se ajustan
a los cuatro arcos que corresponden a cada tramo.
El pilar se complica notablemente a medida que avanza la Edad Media,
como consecuencia de la complicación de las cubiertas, mediante columnas
adosadas, etc.). Así, aparece la pilastra, que es un pilar adosado al muro;
la retropilastra, que se coloca detrás de la columna; si el pilar tiene forma de
tronco de pirámide invertida es el estípite, de tanta presencia en el
manierismo y el barroco. En cambio, el pie derecho no es un pilar sino un
elemento técnico sustentante: es un soporte de madera en el que el capitel
es una zapata a modo de calzo.
Elementos sostenidos.
Hay dos tipos de cubiertas: adinteladas y abovedadas.
a) Adinteladas: cerramiento horizontal con dinteles que produce empuje
vertical.
b) Abovedadas: se cubre con arcada (de arcos) soportada por muros, pilares
o columnas.
-El dintel es todo elemento sostenido en posición horizontal en una sola
pieza. Esto significa que la flexión debe ser mínima y que los empujes que
haga sobre los elementos sustentantes deben registrarse según vectores
verticales. La característica principal de la arquitectura que utiliza esta
solución es la de resultar eminentemente estática. Así ocurre en Egipto, en
Grecia y en ciertas obras romanas.
En la arquitectura clásica se denomina entablamento a todo lo que se
encuentra sobre las columnas. Sus partes características, dintel, friso,
cornisa y frontón, se mantienen en todos los estilos, pero de uno a otro hay
grandes variaciones en los componentes del friso. El más genuino es el
dórico, que parece originarse al trasponer en piedra los antiguos esquemas
constructivos de madera. De este modo los triglifos serían las cabezas de
las vigas transversales y las metopas las chapas de madera y cerámica que
se colocaban para tapar los huecos.
La arquitectura adintelada (o arquitrabada) suele ir rematada en tejados a
dos o más vertientes. El elemento fundamental de esas cubiertas son las
cerchas o cuchillos, armadura triangular que, reiterada cada cierto espacio,
cubre todo el techo. En el Mediterráneo la cercha origina el frontón, que será
el marco magnífico para la gran estatuaria griega.
-El arco es un elemento sostenido de configuración generalmente curva,
constituido por varias piezas, llamadas dovelas, que encajan en forma de
cuña. La forma convergente de las dovelas impide que éstas se caigan, con
lo que el vector vertical del peso desaparece y se transforma en otro oblicuo
que empuja sobre la dovela contigua. La suma de todos estos vectores da
una resultante oblicua sobre los apoyos o salmeres del arco. El hecho de
que los empujes sean oblicuos o curvos supone la más profunda revolución
de la historia de la ingeniería constructiva, ya que para evitar que se
derrumben los muros se recurrirá a geniales soluciones que modificarán
radicalmente los elementos sustentantes y permite una gran variedad de
cubiertas. Se destacan varias partes: dovelas, salmer, clave, imposta, riñón,
luz, intradós, extradós, flecha.
Hay una amplia variedad de arcos según su forma o su colocación. La
tipología de arcos según su forma: de medio punto, apuntado, peraltado,
conopial (o flamígero), escarzano, herradura, lobulado, mixtilíneo. La
tipología de arcos según su colocación: fajón (o perpiaño, transversal al eje
de la nave), formero (en el sentido del eje de la nave), toral (en el crucero).
El arco origina dos cubiertas características: la bóveda y la cúpula.
-Las cubiertas abovedadas se caracterizan porque se cubren con arcada (de
arcos) soportada por muros, pilares o columnas. Ejemplos son la
arquitectura románica y gótica. La bóveda puede considerarse engendrada
por un arco que sigue un movimiento de traslación, generalmente recto.
Toma el nombre del arco, excepto si éste es de medio punto, en cuyo caso
se llama de cañón. La tipología de la bóveda es: cañón (románico), arista,
ogival o de crucería (gótico), esquifada, baída, cúpula, cimborrio.
Una bóveda de cañón suele construirse con unos arcos de refuerzo llamados
fajones o torales, que descansan en pilares o pilastras. Al exterior de éstos
se colocan los contrafuertes. Esta cubierta, muy utilizada en el primer
románico, no es suficientemente segura, por lo que se recurre a la bóveda
de arista que se puede considerar como la obtenida por la intersección
ortogonal de dos de medio cañón. Con ello los empujes se localizan en
cuatro puntos donde se colocarán fuertes pilares. El resto del muro puede
ser, así, más liviano.
Al colocar en las aristas de estas primitivas bóvedas unos arcos,
llamados ojivas, se conducen todos los empujes oblicuos a estos nuevos
arcos, los cuales los llevan a los extremos donde, al exterior, un arco
lanzado al aire, llamado arbotante, conduce el empuje a los contrafuertes
que terminan por llevarlo a tierra. La diferencia entre la bóveda de arista y
la de ojivas es fundamental para el progreso técnico medieval.
-La cúpula, que para unos autores es una forma de bóveda y para otros es
independiente, tiene varios elementos (tambor, trompa o pechina) y se
construye por el movimiento rotatorio o giro de un arco. Toma, en general, el
nombre del arco que la engendra, excepto cuando éste es de medio punto,
en cuyo caso se llama de media naranja.
Los problemas técnicos que plantea la cúpula son dos: el primero es el de su
asentamiento en tramos cuadrados y el segundo el de los empujes oblicuos.
a) El primer problema se resuelve con el uso de trompas (triángulos en
forma de bovedilla, que achaflanan las esquinas) y más ingeniosamente aún
con el de las pechinas (triángulos curvos), que descansan sobre los pilares.
Normalmente la cúpula se asienta sobre un tambor o cuerpo de luces y en
su clave se abre una linterna que ayuda a la iluminación interna.
b) Los empujes oblicuos se resuelven con cuartos de esfera ocupando los
cuatro arcos que la sustentan, o mejor aún, aligerándola de peso y fajándola
interiormente como hiciera Brunelleschi en Florencia.
2. LA ESCULTURA.
El deseo de imitar o reproducir en tres dimensiones la forma de los otros
seres llevó a los primeros creadores prehistóricos hacia la escultura. Se
trabajaba con el espacio real, y de ahí las grandes relaciones de este medio
con la magia: las intervenciones sobre la efigie repercutirían sobre el ser
representado. De esta tradición proceden los ídolos, las estatuas de los
dioses cuyo poder especial ha sido parcialmente heredado por las creencias
de algunas religiones modernas (como la católica, piénsese en la devoción a
la Virgen de la Macarena en Sevilla o al Cristo de la Sangre en Palma de
Mallorca). Todo ello explica el prestigio mítico de este medio de expresión.
La escultura de define por ser: tridimensional, sólida y ocupar un espacio. Es
la más artesanal de las artes, con la tarea de esculpir: quitar o añadir
materiales a un bloque. Las características principales de la escultura son:
- Presenta diversos puntos de vista.
- Se desarrolla en función de la luz real.
- Las distintas calidades del material se unen a técnicas, efectos y formas
distintas.
La escultura atiende principalmente a los volúmenes externos. La
percepción de la misma requiere multiplicidad de puntos de vista, por lo que
es esencial considerar el espacio externo como ámbito que condiciona la
obra escultórica.
Hay una distinción entre busto redondo y el relieve. El busto
redondo (exento) puede dividirse según su posición (sentado, de pie,
ecuestre...) y su representación total o parcial (busto, torso, entera...).
El relieve, según su resalte, puede dividirse en altorrelieve, mediorrelieve,
bajorrelieve y huecorrelieve.
Otra distinción es la del color, que puede ser natural (de los materiales) o
artificial (añadido, como en los egipcios).
La forma expresa diferentes contenidos temáticos: ideológicos (Barroco),
simbólicos (Medievo)...
ELEMENTOS TÉCNICOS.
Materiales.
Los materiales son numerosos: piedra (granito, basalto, arenisca, calizas
como el mármol sobre todo, alabastro), hueso, madera, barro, yeso, bronce,
metales preciosos y, en el siglo XX, los nuevos materiales: acero, hierro,
hormigón, cartón, telas encoladas, plásticos, etc.
Instrumentos.
Los instrumentos son muy variados. La mayoría son punzantes o cortantes,
con presión o con golpes de martillo. Se usan punteros, cinceles (de filo
recto), gubias (de filo curvo), cinceles dentados, taladros, trépanos. Para el
alisado se usan limas, escofinas y lijas, piedra pómez, esmeril y abrasivos.
Para el modelado se usan puntas de madera, paletas, trapos húmedos y,
sobre todo, la mano. Actualmente se usan medios nuevos, como la fundición
por soplete.
Técnicas.
La escultura emplea técnicas distintas según los materiales (e
instrumentos): en madera, piedra y metal.
- En madera. Utilizando maderas duras (nogal, ciprés, peral, tilo, encina, boj)
o dulces (pino). Se talla la pieza y se vacía (para impedir la humedad).
Generalmente se entela y se recubre de yeso, para aplicar el color.
- En piedra. A) Se prepara el original, con un modelo en barro. B) Sacado de
puntos, con distintos instrumentos (hoy se hace talla directa o inmediata).
C) Acabado y revestimiento policromado (directa o sobre la capa de yeso).
- En metal. Se usa sobre todo el cobre o sus aleaciones (bronce y latón). Se
usan dos métodos:
- Láminas que se martillean y aplican sobre un soporte.
- Fundición en moldes (técnica de la cera perdida).
De dos modos antagónicos puede pensarse y realizarse la obra escultórica.
Los métodos escultóricos se pueden resumir en:
- Quitar materiales. Es el tradicional. Consiste en partir de un bloque
compacto. La escultura ya está ahí, y sólo hay que quitar lo que sobre. Al ir
desbastando la piedra o la madera el escultor va realizando volúmenes
negativos y el resultado es lo que queda sin tocar. Es decir, que el artista
debe pensar de negativo a positivo. El gran riesgo que se corre con este
método es el de no poder añadir nada, en caso de error, por lo que se
suelen hacer minuciosos estudios previos, incluso un modelo en escayola a
tamaño natural, del que se obtienen las medidas necesarias para no
equivocarse.
- Añadir materiales. Aunque siempre se ha usado (piénsese en la escultura
de muñecos o de ídolos de madera), su éxito es más moderno, gracias al
empleo de la soldadura, que permite al escultor actuar como un mecánico.
Consiste en añadir materia sobre una armadura mínima, tal es el caso del
modelado en arcilla. Aquí el escultor debe ir concibiendo los volúmenes
positivos e irlos creando.
- El vaciado es una técnica que obtiene un molde de la obra que permite
reproducirla. La obra realizada por uno de estos métodos puede variar
de material gracias a las técnicas del vaciado, que no consisten más que en
obtener un molde de la obra y con él reproducir la misma una o varias veces
en un material que pueda obtenerse en estado líquido y que después
termine fraguando y endureciendo (cera, escayola, cemento, metal fundido,
plásticos, etc.). Gracias al vaciado se pueden obtener en materiales
duraderos detalles delicados y sutiles que nunca podrían haberse obtenido
trabajando directamente sobre el material.
Se puede realizar un acabado final: puede variar desde el pulido hasta la
policromía. El acabado final, en cualquier caso, nunca será un accesorio sino
un componente integral del hecho escultórico, sin el cual no puede
entenderse la obra creada ni a su creador. Piénsese, por ejemplo, que jamás
podremos comprender la estatuaria griega, mientras sigamos viéndola sin
su policromía original, pues hoy nos aparece blanca.
ELEMENTOS PLÁSTICOS.
Tamaño y función.
El escultor obtiene determinados efectos con un material concreto, pero
siempre teniendo en cuenta las dimensiones de la pieza: un brazo lanzado
al vacío puede hacerse de madera siempre que no sea muy grande, pero
habrá de ser metálico, seguramente, si tiene que medir varios metros. El
tamaño es, pues, un aspecto importante que nos permite considerar la
escultura como un arte a mitad de camino entre el carácter colectivo de la
escultura y la mayor vocación de uso privado de la pintura.
La escultura pública, cuya expresión más popular es el monumento, ha sido
generalmente grandiosa, lo que junto al deseo de permanencia obliga a
emplear materiales resistentes y duraderos (piedra, bronce, hierro).
Por el contrario, muchas obras de pequeño tamaño están pensadas para el
disfrute individual, como piezas de interior: su destino es la colección
particular o su convivencia con otros elementos del mobiliario o de la
decoración. Por ejemplo, las pequeñas esculturas de Degas, realizadas
cuando ya estaba casi ciego, como El baño (1889), están hechas para la
sensación táctil en la intimidad del hogar.
Línea.
La línea tiene un significado propio:
- La recta horizontal sugiere reposo.
- La recta vertical sugiere viveza.
- La recta oblicua sugiere inestabilidad.
- La curva sugiere abrazo.
- La serpentina (forma de S) sugiere dramatismo.
Movimiento.
La palabra “estatua” alude a la falta de movimiento, que era la carencia
más llamativa en las imitaciones tridimensionales de los seres vivos. El mito
griego de Pigmalión contaba la historia de un escultor que se enamora de
una de sus creaciones femeninas, Galatea, a las que los dioses, apiadados,
otorgan la vida. En la historia del arte ha sido frecuente el deseo de muchos
escultores de lograr una ilusión completa de movimiento (por ejemplo,
muchas esculturas tenían piezas móviles, pero necesitaban del hombre para
moverse). Sólo en el siglo XX se ha dado el paso de incorporarlo de un modo
real, gracias a los ready-mades de Marcel Duchamp, los móviles de
Alexander Calder, las máquinas accionadas con motores de Jean Tinguely o
los muñecos de Niki de Saint-Phalle.
El movimiento se consigue con el uso de las líneas curvas, puntos de vista,
luces y sombras, diagonales cruzadas, etc.
Hay tres tipos de movimiento:
- En potencia, contenido.
- En acto, dramático.
- Real, móvil, por mecanismos (siglo XX).
Luz.
La luz en la escultura es natural y exterior a la vez. Según su incidencia
interviene en la composición, creando movimiento y espacio mediante el
juego de luces y sombras. Influyen la ubicación de la obra, las fuentes de luz
y la propia calidad de recepción del material.
Color.
El color puede ser natural (de los materiales) o artificial (añadido, como en
la estatuaria griega, que aunque hoy nos aparece blanca, estaba pintada).
3. LA PINTURA.
Lo que distingue la pintura y el dibujo (que aquí incluimos en la pintura) de
las otras artes plásticas es el carácter plano del soporte: se trata, en
principio, de un arte bidimensional. Más que ocupar el espacio real o
reproducir el volumen de los objetos, pretende representarlos con artificios
ilusionistas.
Generalmente se desarrolla en un plano, que puede ser monumental (un
muro) o exento (portátil). Además, la pintura es, sobre todo, dibujo y color.
La mayoría de procedimientos pictóricos se elaboran añadiendo un
elemento denominado aglutinante, al pigmento o color en polvo, con los que
se consiguen realizar líneas y colores. En Occidente es frecuente que finja la
tercera dimensión gracias a los artificios de la perspectiva y del claroscuro
La pintura se relaciona con otras artes de color, con las que comparte
materiales, técnicas o temáticas, pero que son artes distintas. Son el
grabado, el mosaico y la vidriera. Incluso la escultura, en cuanto está
coloreada, se relaciona con la pintura.
El grabado es una arte seriado sobre papel (xilografía, calcografía, litografía,
serigrafía), que reproduce un modelo desarrollado por el artista; pese a sus
evidentes semejanzas con la pintura (esta puede ser un modelo para el
grabado), tiene características estéticas propias.
El mosaico se realiza con teselas que reproducen un tema en color.
La vidriera (o vitral) utiliza vidrios coloreados.
La temática puede ser: a) Religiosa: alegórica o realista. b) Profana:
mitológica, política, retrato, paisaje, naturaleza muerta, animales, histórica,
de género…
ELEMENTOS TÉCNICOS.
Materiales y técnicas.
No es posible distinguir en la pintura el estudio de los materiales y de las
técnicas (o procedimientos) pues unos dependen de los otros.
Según el soporte la pintura puede ser: monumental o exenta. La
pintura monumental se desarrolla sobre el muro y utiliza métodos como el
fresco, a secco, óleo y encáustica. La pintura exenta (o de caballete, aunque
también puede hacerse sobre un mesa o cualquier otro medio) se puede
hacer en tabla, lienzo o metal con métodos como la témpera, el temple y el
óleo; o sobre papel, con métodos como la acuarela, el gouache o el pastel.
Todos estos métodos o técnicas se caracterizan por los aglutinantes y
pigmentos utilizados, que dan características diferentes de permanencia,
luz, color, tiempo de ejecución...
El procedimiento más usado en la Antigüedad fue la encáustica (con ceras),
mientras que el fresco (con cal) era el más usado en los muros. El más
usado desde el siglo XV es el óleo (con aceites), que permite un trabajo más
lento y minucioso. La acuarela (con agua), la témpera (con cola) y
el temple (con huevo) son procedimientos tradicionales, poco usados hoy.
Los acrílicos (con ácido acroleico) son materiales actuales, válidos para
cubrir de modo homogéneo grandes superficies.
- La encáustica fue utilizada por los antiguos, que conocían bien las
propiedades de las ceras. Pero no se sabe hasta qué punto se utilizó para
pinturas murales como se ha creído mucho tiempo, y más bien parece que
sólo se empleó para proteger pinturas al fresco. En el siglo XIX con el
descubrimiento de las pinturas pompeyanas se avivó el interés por este
procedimiento al creerse que algunas pinturas romanas fueron hechas así.
El procedimiento exige calor para fundir la cera, a la que se añade resina
para darle más dureza. La paleta es metálica y se coloca sobre una estufa;
de igual modo las espátulas y pinceles metálicos deben estar calientes.
Una versión muy manejable de este procedimiento, y bien conocida, la
constituyen los lapiceros de colores o las ceras de color que tan
profusamente usan los escolares.
- El fresco se realiza estando el revoco del muro enlucido (húmedo), de
modo que lo pintado penetra en la pared y no se destruye cuando la
superficie sufre algún deterioro. El revoco contiene cal apagada y arena. La
pintura se aplica mezclada con agua de cal, lo que facilita su integración en
el muro. Al secar se obtiene carbonato cálcico, que es tremendamente
resistente a los agentes exteriores; esta circunstancia permite el empleo del
fresco en decoraciones al aire libre. El uso del agua de cal hace que todos
los colores queden levemente blanqueados, lo que proporciona gran
luminosidad a la pintura. No puede pintarse cuando el muro está ya seco,
porque habiendo fraguado el revoco ya no se integraría la pintura; por eso
hay que acometer la obra por tareas que se acabarán cada jornada, lo que
obliga a una técnica ágil y eficaz. Con el paso de los años es frecuente
apreciar en el mural terminado las uniones de esas tareas.
- La témpera utiliza el agua como ayuda para extender el color, pero a
diferencia de la acuarela (con quien tiene puntos en común) utiliza el
pigmento blanco. Los colores son opacos y algo apagados, pero un color
claro puede aplicarse sobre uno oscura, lo que no es posible en acuarela.
Seca rápidamente, por lo que no se presta a la representación matizada de
expresiones y atmósferas, lo que explica que la pintura románica y gótica
fuera tan esquemática y sus rostros tan similares. Fue muy utilizado en la
Edad Media.
- El temple, al utilizar huevo, es más brillante y lento de secar que la
témpera, lo que facilita los modelados. En el siglo XV se le añade aceite,
formándose así el temple graso, que es más flexible y facilita la pintura
altamente realista de este momento.
- El óleo es el procedimiento más lento en secar de todos los conocidos; ello
permite un trabajo sosegado y que puede interrumpirse siempre que se
quiera, sin perjuicio para la obra. La bondad del procedimiento lo hace
convertirse casi en exclusivo a partir del siglo XVI. El mayor inconveniente lo
ofrece el oscurecimiento de los aceites que incorpora, sobre todo cuando el
cuadro se halla en locales mal iluminados. Es una técnica bastante
compleja. Sobre la superficie del lienzo se coloca una capa de imprimación
con una cola y ésta se cubre con una base aceitosa o emulsión (carbonato
cálcico, albayalde...) que a veces funciona como color de fondo. El pigmento
es la materia colorante, que debe amasarse con un aglutinante (el más
común es el aceite de linaza) que actúa fijando el pigmento al soporte,
mezclándolo con un disolvente (trementina) que le da la consistencia
deseada y aporta transparencia a los colores. El aceite de linaza y la
trementina son los líquidos que se ven en las vasijas junto a las paletas de
colores. La pintura se lleva al lienzo con un utillaje de pinceles, cuchillos,
espátulas...
- La acuarela (colores diluidos en agua) no utiliza el blanco como pigmento.
Todos los colores dejan transparentar más o menos el papel, lo que
proporciona al procedimiento una luminosidad sólo aventajada por las
vidrieras. Para extender el color se utiliza exclusivamente agua, por lo que
seca rápidamente; ello obliga a una técnica rápida, suelta, que le da un
aspecto inconfundible y muy personal. Se utiliza mucho para bocetos y
pequeños formatos.
- Los acrílicos son materiales modernos, que utilizan como aglutinante el
ácido acroleico. Participa de las ventajas del temple y del óleo, sin embargo
la capacidad de cubrir un color sobre otro es inferior, por lo que su uso se
limita a técnicas particulares.
- El dibujo sobre papel o sobre paredes u objetos, se utiliza mucho para
bocetos y pequeños formatos. Entre los procedimientos favoritos están el
carboncillo (trazado con carbón vegetal), la tinta china, el lápiz...
Relacionados con la pintura por ser artes del color, tenemos el mosaico y la
vidriera:
- El mosaico no utiliza pigmentos, sino que el color lo proporcionan
directamente las teselas o piezas pequeñas de piedra, vidrio o metal, con
las que realmente se “pinta”. El artista dispone de una abundante variedad
de piezas, en cuanto a color y tamaño se refiere; sobre un dibujo previo
hecho en papel, y en posición horizontal, se colocan las teselas
configurando las formas. Posteriormente se encolan papeles sobre el trabajo
acabado para poder trasladarlo así al muro que tiene la argamasa
preparada. Una vez fraguada ésta se desencolan los papeles de sujeción y
transporte para preceder a la limpieza y acabado final. Fue muy utilizado en
la Antigüedad.
- La vidriera (o vitral) se trabaja igual que el mosaico, es decir, sobre un
plano horizontal y sobre un dibujo previo en el que se han diseñado los
cortes de los vidrios y el sombreado que se ha de dar a las figuras. Una vez
cortados los vidrios (del color que conviniere) se pintan las sombras, o algún
otro color, con pigmentos que se fundan a muy alta temperatura. Este
mosaico de vidrio se lleva al horno donde, al fundirse, el color se integra en
el vidrio. Posteriormente se recompone el mosaico, se unen sus bordes con
plomo, se arma sobre hierros sólidos y se lleva al ventanal, o bien se une
con cemento armado. Ciertos colores se obtienen superponiendo dos o tres
tonos, con lo que la transparencia y brillantez es mayor. Fue muy utilizado
en la Edad Media.
ELEMENTOS PLÁSTICOS.
Cómo mirar un cuadro.
Hemos expuesto las diferentes técnicas de que puede valerse el pintor;
conviene ahora que nos detengamos en los elementos de la obra pictórica,
porque su conocimiento contribuye a una contemplación más cabal por
parte del espectador. Estos elementos nos permitirán conocer los estilos y el
arte personal de los grandes maestros. Y situados ante una tela en un
museo o ante un fresco en una iglesia podremos elevamos hasta la
contemplación de los aspectos más nobles de la obra de arte.
En la pintura hay muchos elementos plásticos y no hay consenso entre los
autores sobre su clasificación ni sobre los términos, que se confunden y
unen a menudo. Por ejemplo, se usan indistintamente los conceptos de
volumen y modelado, línea y dibujo, composición y construcción,
concepción y temática, profundidad y perspectiva, etc. Lo importante no es
tanto usar un concepto como comprender la gran variedad de elementos
plásticos (sensoriales e intelectuales) que confluyen en el juicio estético.
Dibujo o línea.
El dibujo tiene un doble significado, el de línea, que es el elemento
plástico stricto sensu, y el de preparación formal mediante apuntes o
borradores.
La línea (o dibujo), mediante el trazo, identifica la forma y construye el
tema. Puede ser continua o discontinua, quebrada, recta o curva, con lo que
puede sugerir distintos estados de ánimo. El predominio del dibujo sobre el
color confiere ingravidez y reduce la corporeidad.
Las formas vienen definidas por bordes que las limitan. Hay pintores que
enfatizan el aspecto lineal de su pintura, con lo que pierde corporeidad y
gana ingravidez. En otros casos el dibujo puede ser tonal, es decir, con
aplicación de claros y oscuros, lo que presta a las formas un aspecto
plástico, próximo a la escultura. En algunos periodos, el dibujo es tan
importante que el color se reduce a un complemento cuya supresión no
resultaría decisiva: es lo que ocurre en la cerámica griega. Al igual que el
lenguaje, el dibujo puede ser fácil y suelto, académico, vigoroso, nervioso, o
lánguido e incorrecto. En última instancia traduce la personalidad del pintor
y sería susceptible de un análisis grafológico. Dos pintores del siglo XV
italiano, el sereno Fra Angelico y el apasionado Botticelli, expresan sus
personalidades con un dibujo suavísimo en el caso del primero o con líneas
eléctricas en el arte botticelliano. La vitalidad del dibujo se basa en cambios
de grosor y en movimientos capaces de transmitirnos el pálpito de las cosas
vivas. Las líneas verticales nos comunican efectos de fuerza; las
horizontales, quietud o reposo; las diagonales, movimiento; las curvas,
gracia.
Color.
El color es el otro elemento fundamental, esencial y definidor que distingue
a la pintura, la que le confiere los mayores efectos sensoriales. Confiere
“ilusionismo”, apariencia de verdad a la obra, al asemejarse la gama
cromática a la realidad: el cielo azul, el edificio blanco, la hoja verde, la
sangre roja... junto al claroscuro que sugiere volumen mediante matizadas
gradaciones de tono en los colores.
La gama cromática es muy amplia. Hay tres colores primarios: amarillo, rojo
y azul, que se combinan para formar los secundarios: naranja (amarillo y
rojo), violeta (amarillo y azul) y verde (rojo y azul). Mucho se ha escrito
sobre los efectos que producen. Unos son cálidos (amarillo, rojo y naranja) y
otros fríos (violeta, azul y verde). Tienen significados simbólicos
convencionales: rojo la vida, azul el agua, verde la serenidad, amarillo el
poder... Los colores cálidos son intensos, vitales, y se relacionan con el sol o
con la luz solar y la alegría; los fríos son sedantes, apacibles, propios de las
aguas y el mundo vegetal. No sólo actúan sobre la sensibilidad sino que
además contribuyen a modificar ópticamente el espacio: los cálidos
agrandan y acercan los objetos, los fríos los distancian y empequeñecen.
Pero los colores no aparecen aislados ni en la naturaleza ni en el arte, y la
sabiduría del pintor estriba en su capacidad para combinarlos. Con
perspicacia notable, que posteriormente fue comprobada por los físicos en
sus estudios sobre la luz, Goethe escribió que un color aislado no satisface
la retina, que el azul exige el naranja y el amarillo el violeta. Con estos seis
colores el pintor realiza toda suerte de combinaciones para conseguir los
tonos (por ejemplo, un azul verdoso), o juega con las intensidades (los
amarillos próximos al verde).
Volumen.
El volumen o modelado es la representación de la figura en su corporeidad,
lo que se logra mediante el dibujo de la forma, la luz, el color y el escorzo.
Le confiere realismo y es un elemento esencial en la pintura figurativa
realista.
Luz.
La luz es esencial porque se relaciona con las formas, los colores y el
espacio, dándoles relevancia o apagándolos. Puede ser natural o artificial,
provenir de dentro o de fuera del espacio del cuadro. En la perspectiva lineal
es clara, muy luminosa, para mostrar los detalles.
Si la luz blanca se descompone en los colores del arco iris al atravesar un
espacio prismático, es obvio que el pintor es capaz de obtener efectos
luminosos con las combinaciones de colores y tonos. Así se convierte la luz
en un elemento capital del cuadro. Los grandes maestros, Velázquez,
Rembrandt o Leonardo, han sido auténticos magos de la luz. Y de las
sombras. Porque aunque en la pintura plana no es necesaria la sombra, lo
frecuente es que el cuadro sea una combinación de luces y sombras, cuya
proporción depende del pintor.
Caravaggio contrasta la luz exterior con el fondo negro para dar a las figuras
calidad escultórica. La sombra opaca del Caravaggio, el negro de asfalto, es
distinta de la penumbra misteriosa de otros maestros.
En la perspectiva aérea se emplea la tonalidad del color.
Profundidad y perspectiva.
La profundidad del cuadro es la representación de la tercera dimensión, el
juego entre el primer plano y el plano del fondo de modo que este sea
significativo.
En sentido estricto, la pintura es un arte de dos dimensiones, pero la
obsesión por la captación óptica de la tercera dimensión es una constante
de su historia. El cuadro tiene un fondo, a veces lejano. El fondo de oro de
los bizantinos realza la distinción de las figuras; las arquitecturas
renacentistas contribuyen a la creación de volúmenes, en los que las figuras
se mueven; la línea de horizonte bajo de los maestros barrocos de Holanda
permite deslumbradores juegos de luces en cielos que ocupan buena parte
de los cuadros.
En la captación de la profundidad la perspectiva la gran conquista visual del
Renacimiento. En la Antigüedad se habían hecho intentos de representar la
tercera dimensión pero no se conocían las leyes que rigen la perspectiva.
Con ella, el pintor salva la infranqueable condición de bidimensionalidad que
le impone el lienzo y se adentra en el juego del espacio y del engaño óptico
que supone el fingimiento de una dimensión no consustancial a la pintura.
La tendencia ha sido un continuo progreso de la credibilidad de la
profundidad, mediante el desarrollo de la técnica de la perspectiva, que es
la representación ficticia de la tercera dimensión. Ha habido una evolución
histórica de la perspectiva (este punto es bastante similar para la
escultura):
- Jerárquica: el tamaño de las figuras depende de su importancia.
- Inversa: las figuras se agrandan según se alejan.
- Abatida: la figura se presenta en el perfil más fácil para el adoctrinamiento
o el reconocimiento.
- Caballera: vertical. Las figuras se colocan en filas de modo que las más
próximas al espectador están en la fila inferior y las más alejadas están en
la fila superior.
- Lineal o geométrica: se obtiene un punto de fuga, al que se dirigen las
líneas de la superficie, formando una pirámide visual, de modo que las
figuras más próximas al espectador son las más grandes, reduciéndose de
modo gradual. Tiene variantes, como central (un único punto de fuga, por
Alberti) y la angular (oblicua, por Viator). La perspectiva científica italiana es
monofocal (Alberti) y no muestra bien los detalles secundarios; deriva de la
perspectiva en pirámide visual (Della Francesca). En cambio, la perspectiva
nórdica será la de la línea del horizonte, lo que permite la multifocalidad; la
perspectiva nórdica no es científica, es psicológica, y permite representar
mejor los objetos secundarios.
- Aérea: se obtiene al proporcionar la sensación de aire entre los objetos
próximos y alejados. Generalmente, se consigue difuminando los colores y
tonos de los objetos lejanos, siguiendo la regla natural de que los colores y
las formas se difuminan en la distancia. La inició Leonardo Da Vinci y su
cima llegó en el barroco, con Velázquez, que llega a hacer creíble el aire del
espacio del cuadro. Con la alternancia de zonas de luz y penumbra obtiene
Vermeer en El pintor en su taller uno de los más poéticos efectos de
profundidad del siglo XVII.
En el siglo XX se crean nuevas concepciones espaciales: esquematismo,
abstracción, estructura visual del infinito, espacio ilimitado y se impone una
ausencia total de perspectiva.
Composición.
La composición es la forma de ordenar las figuras y los elementos en el
plano. Se basa en la combinación de varios elementos:
- Forma: simetría respecto al eje central y pirámide (en el Renacimiento),
diagonal, aspa y espiral (en el Manierismo con Pontormo o en el Barroco con
Rubens).
- Luz: con igual o distinta iluminación de las partes (Caravaggio,
Rembrandt).
- Movimiento: mediante el uso de composiciones planas y estáticas
(Románico) o de dinamismo o lejanía (Contemporáneo).
En el cuadro nos encontramos con multitud de elementos: figuras, objetos,
luces, sombras. El artista ha de establecer un orden sobre la tela y elegir el
lugar que ha de ocupar cada elemento. Esa disposición de las partes, tan
necesaria para el pintor como para el arquitecto, se denomina composición,
y según sus características transmite al espectador serenidad o inquietud.
Nos hallamos ante un aspecto capital del arte pictórico. Las Meninas de
Velázquez sería un cuadro completamente diferente si manteniendo cada
uno de sus elementos, las mismas figuras, la misma habitación iluminada,
cambiáramos de sitio a sus personajes o incluso a uno solo. La Virgen de las
Rocas de Leonardo perdería su serenidad casi sobrenatural si
desplazáramos a la Virgen de su posición central o adelantáramos hacia el
plano del espectador algunas de las rocas del fondo. La forma más sencilla
de disposición consiste simplemente en colocar unas figuras al lado de
otras, como hacen los bizantinos; es la composición yuxtapuesta, ideal para
resaltar la espiritualidad de las figuras. Pero lo frecuente es disponer los
elementos de manera más compleja, en cuadros de composición simétrica,
con dos mitades aproximadamente iguales, o asimétrica o en el que
predominen las horizontales o por el contrario las diagonales.
OP UD 55. BIBLIOGRAFÍA.
BIBLIOGRAFÍA GENERAL DE HISTORIA DEL ARTE.*
[https://iessonferrerdghaboix.blogspot.com/2014/05/historiografia-teoria-del-
arte-y-la.html]
*Una mínima selección de libros sigue a continuación.
Albers, Joseph. La interacción del color. Alianza. Madrid. 1986. 115 pp.
Arnheim, Rudolf. La forma visual de la arquitectura. Gustavo Gili. Barcelona.
1978. 229 pp.
Bennàssar Coll, Bernat. El comentari de l'obra d'art. Conselleria d'Educació i
Cultura Palma de Mallorca. 2002. Esquema de comentario para cada
modalidad artística: pintura, escultura y arquitectura; explicación del
esquema; y ejemplos de obras comentadas.
Francastel, Pierre. Sociología del Arte. Alianza. Madrid. 1981 (1970). 203 pp.
Francastel, P. Pintura y sociedad. Cátedra. Madrid. 1984. 172 pp. 71 láms.
Freixa, Mireia; et al. Introducción a la Historia del Arte. Fundamentos
teóricos y lenguajes artísticos. Barcanova. Barcelona. 1990. 311 pp.
Gombrich, Ernst. El sentido del orden. Gustavo Gili. Barcelona. 1980 (1979).
498 pp.
Hauser, Arnold. Introducción a la Historia del Arte. Guadarrama. Madrid.
1961. 543 pp.
Hauser, A. Fundamentos de la Sociología del Arte. Guadarrama. Madrid.
1982. 199 pp.
Panofsky, Erwin. Estudios sobre iconología. Alianza. Madrid. 1982 (1962).
348 pp.
Panofsky, E. El significado de las artes visuales. Alianza. Madrid. 1985
(1955). 386 pp.
Taylor, Joshua. Aprender a mirar. Una introducción a las artes visuales. La
Isla. Buenos Aires. 1985 (1957). 187 pp.
Wittkower, Rudolf. La escultura: procesos y principios. Trad. de Fernando
Villaverde. Alianza Forma. Madrid. 1980 (1977). 331 pp.
PROGRAMACIÓN.
OP UD 55. TEORÍA Y FUNCIÓN DEL ARTE. ANÁLISIS E
INTERPRETACIÓN DE LA OBRA DE ARTE.
UBICACIÓN Y SECUENCIACIÓN.
Su ubicación es en BACH, 2º curso. Historia del Arte. Modalidades de
Humanidades y Ciencias Sociales y de Arte. En 2º curso de BACH, el alumno
la escoge de modo voluntario. Su secuenciación la sitúa como el primer
tema del curso, con carácter introductorio, aunque muy a menudo los
profesores la desarrollan en la programación de aula a lo largo del curso.
Trata parte de los apartados 1 y 2 del currículum de la materia.
“1. El Arte como expresión humana en el tiempo y el espacio.
Dificultades para definir el Arte. Diferentes formas de clasificación. Cambios
en la conceptualización del Arte.
Las funciones sociales del Arte en la historia. Su valoración en distintos
momentos históricos y culturas diversas.
Pervivencia y valoración del patrimonio artístico. La apreciación del arte
como elemento activo de cultura.
2. Percepción y análisis de la obra de arte.
El lenguaje visual: materiales, procedimientos técnicos y elementos
formales.
Iconografía e iconología: tratamiento y significado de las tipologías y temas
artísticos.
El artista y el proceso de creación. Rasgos diferenciales de estilo.
Consideración social.
El papel de los clientes y mecenas. La obra artística en su contexto
histórico: influencias mutuas. Usos de la obra de arte.”
TEMPORALIZACIÓN.
6 sesiones.
1ª Documental. Diálogo con cuestiones. Motivación, introducción y
documentación.
2ª Exposición del profesor: Teoría y función del arte. Diálogo con cuestiones.
3ª Exposición del profesor: Pintura. Diálogo con cuestiones.
4ª Exposición del profesor: Escultura. Diálogo con cuestiones.
5ª Exposición del profesor: Arquitectura. Diálogo con cuestiones.
6ª Evaluación en examen escrito con diapositivas.
OBJETIVOS.
-Comprender la dificultad de definir el arte.
-Comprender la teoría del arte.
-Comprender las funciones del arte.
-Conocer las teorías del arte más importantes.
-Relacionar la obra de arte con su época.
-Clasificar las artes.
-Conocer distintos estilos artísticos y su sucesión.
-Analizar una obra de arte.
-Interpretar una obra de arte.
-Estudiar las diversas técnicas artísticas.
-Entender los términos artísticos básicos.
CONTENIDOS.
A) CONCEPTUALES.
-Concepto del arte.
-Teorías del arte: su evolución.
-Funciones del arte: su evolución.
-Clasificación de las artes.
-El artista y el proceso de creación. Su papel social.
-La clientela y su papel social.
-Análisis e interpretación de la obra pictórica.
-Análisis e interpretación de la obra escultórica.
-Análisis e interpretación de la obra arquitectónica.
-Evolución de los estilos artísticos.
-Evolución de los materiales y técnicas artísticos.
-Términos artísticos básicos.
-El patrimonio artístico.
-La apreciación del arte como elemento de cultura.
-Iconografía e iconología.
B) PROCEDIMENTALES.
-Tratamiento de la información.
-Explicación multicausal.
-Indagación e investigación.
-Estudiar y memorizar.
-Aplicar la teoría a la práctica.
-Comprobar la comprensión de términos y conceptos.
-Interpretar, analizar y valorar obras de arte.
-Ordenar la cronología de estilos artísticos.
C) ACTITUDINALES.
-Rigor crítico y curiosidad científica.
-Valorar el Arte como manifestación de una sociedad en una época, con
mentalidad y valores que se reflejan en la obra.
-Apreciar la belleza de la obra de arte.
-Comprender que la Historia del Arte es una fuente para estudiar la
evolución del hombre.
-Interpretar la obra de arte en su contexto espacial y temporal.
-Entender el Arte como forma de comunicación.
-Desarrollar el espíritu crítico ante la obra de arte; en contra de una
aceptación acrítica del arte, sobre todo del contemporáneo, muchas veces
carente de belleza y contenido.
-Aprender a valorar el patrimonio artístico de la Humanidad.
METODOLOGÍA.
Método de aprendizaje activo y significativo.
El profesor usará presentaciones digitales (o diapositivas y transparencias)
de cuadros sinópticos y obras. Atención especial a los nuevos términos.
Hay múltiples conceptos que deben ser conocidos en este tema, lo que le
otorga una gran complejidad conceptual: composición, forma, técnica,
materia, perspectiva, realidad/abstracción, espacio y tiempo, luz, color,
historia, simbolismo, estilo, interpretación personal... Por ello se debe insistir
mucho en unir cada concepto con una representación gráfica (diapositiva o
transparencia) y con el conjunto del tema, para hacerlo más significativo.
MOTIVACIÓN.
Actividad de motivación en el primer día, mediante un documental o una
lectura de un crítico o diletante ()Berenson, Calvo Serraller, Gombrich?) y un
diálogo posterior para hacer una evaluación previa.
ACTIVIDADES.
A) CON EL GRAN GRUPO.
Exposición por el profesor del tema, con proyección de presentaciones o
diapositivas de imágenes y transparencias, de esquemas conceptuales y
obras.
Participación en clase durante la proyección, contestando y haciendo
preguntas, comentando diapositivas.
No habrá una visita al Museo en este momento del curso, porque las visitas
deben hacerse para estudiar estilos concretos, con lo que la eficacia será
mayor.
Dentro de la atención a la diversidad puede abordarse una visita vespertina
y voluntaria a una ciudad bien dotada de recursos museísticos,
monumentos arquitectónicos... con un planteamiento lúdico, casi turístico, a
fin de explicar los conceptos en un marco real e introducir a los alumnos en
el conocimiento de la infraestructura cultural y artística. Los alumnos a los
que se dirija esta actividad serían los más motivados y dispuestos al
objetivo de preparar la Selectividad.
B) EN EQUIPOS DE TRABAJO.
Realización de esquemas sobre los apartados de la UD: arquitectura,
escultura, pintura, cerámica...
Comentarios críticos de obras principales de cada una de las artes.
C) INDIVIDUALES.
Realización de apuntes esquemáticos sobre la UD.
Participación en las actividades grupales.
Búsqueda individual de datos en la bibliografía, en deberes fuera de clase:
los alumnos deben preparar previamente las clases de la UD, con ayuda de
bibliografía y manual.
Contestar cuestiones, previo diálogo en grupo, pero con respuesta individual
en el cuaderno.
RECURSOS.
Utilizar si es posible (hay otras alternativas en YouTube) el documental La
perspectiva al llarg dels segles, 15 minutos (ed. Generalitat de Catalunya),
que se extiende desde el Egipto antiguo al Renacimiento italiano
(especialmente), sobre todo en pintura, pero con referencias a escultura
(Ghiberti) y arquitectura.
Presentaciones digitales o transparencias y diapositivas.
Maquetas de edificios: de un templo griego, del Coliseo, una villa romana...
Libros de texto, manuales.
Fotocopias de textos para comentarios.
Cuadernos de apuntes, esquemas...
EVALUACIÓN.
Evaluación continua durante el transcurso de la UD. Un breve examen final
para comprobar el nivel de conocimientos, con preguntas teóricas y
comentario de diapositivas.
RECUPERACIÓN.
Excepcionalmente, no habrá examen de recuperación, sino una entrevista
sobre nuevas actividades de resumen y aclaración de dudas del alumno. Se
procurará que a lo largo del curso supere las deficiencias.
ACTIVIDADES.
1. En la exposición de contenidos, se ha señalado la singularidad como una
característica de la obra de arte. En tu opinión, ¿qué valor tienen las
copias? ¿Y las réplicas?
2. Cita no más de diez bienes de interés cultural de tu Comunidad
Autónoma.
3 En España tenemos también monumentos que han sido declarados por la
UNESCO como Patrimonio de la Humanidad. Haz una relación de ellos.
1. ¿Qué tienen determinadas obras de arte o determinados artistas para que
susciten admiración, interés y valoración en todas las épocas?
2 A propósito de la iconografia, escribe Hauser: “(...) todo lo erecto y rígido
alude al miembro masculino y todo lo vacío significa órgano sexual
femenino, que las columnas o la figura humana erguida no era en la plástica
primitiva más que un símbolo fálico y que el interior de un edificio no era
otra cosa que la representación del cuerpo materno” [Hauser: Introducción
a la historia del arte. Madrid. 1961]
a) ¿Cómo juzgas estas afirmaciones?
b) ¿Qué función tienen las formas artísticas?
APÉNDICE.
Reproducción del artículo de Calvo Serraller, Francisco. Mil palabras. “El
País” (22-I-2006). La actividad propuesta es repartir el artículo o darles el
enlace digital a los alumnos el día de la presentación de la asignatura para
que realicen un comentario y lo debatan brevemente en la misma clase o en
la siguiente, a fin de motivarlos positivamente.
‹‹“Una imagen vale más que mil palabras”, afirma el proverbio popular, el
cual puede, por tanto, ser tomado como una buena justificación del arte
pero nunca contra el discurso hablado o escrito, que es otra forma de
relacionarse con lo real. En todo caso, con las imágenes artísticas, pero
también con las formas y los colores en general, el hombre introduce una
nueva perspectiva para explicarse y explicar el mundo que es diferente a la
racional-conceptual de las palabras. Es cierto que lo que históricamente
llamamos arte como expresión de la belleza es un invento de los griegos,
luego ampliamente desarrollado en la cultura occidental, pero no ha habido
desde la prehistoria hasta la actualidad ninguna civilización o núcleo
humano social que no haya creado, con la intención que se quiera, objetos,
formas o signos que hoy no tenemos otra forma de reconocer o clasificar
como artísticos.
Antes de la escritura, la importancia de estos objetos ha sido crucial para
conocer algo de estas sociedades primitivas, pero tras la invención de
aquélla, el papel del arte no sólo no perdió su anterior rango testimonial,
sino que permanentemente ha constituido un complemento esencial para
una mejor y más profunda comprensión del hombre y de su historia. Esta
perdurabilidad del arte se debe a que el hombre no es sólo racional, sino
también sujeto de sensaciones, sentimientos y emociones que, a veces, no
encuentran una cabal expresión oral y escrita, no porque no provengan de
una dimensión “irracional”, sino de una más allá del límite exclusivo de las
palabras. Hoy sabemos, por lo demás, que la inteligencia es una facultad
también “sintiente”, emocional, sensitiva, imaginativa. Por otra parte, el
arte se ha adaptado a todos los cambios, vicisitudes e inventos
experimentados y producidos por el hombre, sin por ello perder hasta el
momento su propia identidad.
Ni siquiera nuestra revolucionaria época contemporánea, en la que se
rompió con el canon de la belleza tradicional, ampliándose de forma
drástica lo que se entiende por arte, éste, todo lo polémico que se quiera,
ha desaparecido. Antes, por el contrario, ha sido en nuestra época cuando el
arte ha experimentado una mayor difusión social y una multiplicación de sus
profesionales y sus productos. Por todo ello, hoy sabemos más que nunca
cómo el arte nos es necesario desde los más variados puntos de vista, que
no cabe acotar sólo a lo que institucionalmente acordamos como “grandes
obras” del pasado o del presente, porque cada vez más a través de la
promoción del gusto y del valor psicológico que concedemos al universo de
lo subjetivo, el arte se introduce en nuestra vida cotidiana de la forma más
variada. Pensemos, por ejemplo, en todo lo que se abarca actualmente bajo
la especie de diseño industrial, en la proliferación de las imágenes y la
mayor parte de los productos de la cultura popular del entretenimiento, los
cuales constituyen un abrumador conjunto de formas de expresión y
comunicación que, sea cual sea el valor que se les conceda, no dejan de
tener una filiación artística.
El conocimiento de la historia del arte es, por consiguiente, un instrumento
imprescindible para el hombre porque retiene una información única y
preciosa de su pasado, pero además refleja asimismo con vistas al futuro
quiénes somos, qué nos ha gustado, en qué hemos creído, cómo nos hemos
sentido y cuánto entre nosotros no es estrictamente codificable en los
cauces conceptuales de lo que entendemos hoy por meramente racional o
científico. De manera que, en efecto, una imagen vale más que mil
palabras, pero no porque las descalifique o las subordine, sino porque incita
a que se produzcan. No en balde, tras la contemplación de una obra de arte
que nos ha impresionado, lo que más nos apetece es leer lo que sobre ella
se ha escrito, o comentar a los demás el efecto que nos ha producido.››