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Universidad Autónoma de Nuevo Leon
Facultad de Ciencias Políticas y Relaciones
Internacionales
Unidad de aprendizaje: Introducción al desarrollo sustentable
Docente: Monica Velasco Elizondo
Actividad: Reporte
Nombre: GARCÍA ESCALANTE YAZMIN ALEJANDRA
Matricula: 2115441 Aula: D03 Grupo:019 Introducción El consumismo, como fenómeno social y económico, se ha intensificado en las últimas décadas, impulsado por la producción masiva, la cultura del "usar y desechar" y el marketing que promueve el deseo constante de adquirir bienes y servicios. Este modelo de consumo ha generado múltiples problemas, tales como la sobreexplotación de recursos naturales, el aumento de residuos y la desigualdad social, afectando negativamente tanto al medio ambiente como a la calidad de vida de las personas. Ante la situación, surge la necesidad de replantear las formas tradicionales de consumo, buscando alternativas más sostenibles y responsables. Dos de las propuestas más destacadas para contrarrestar las problemáticas del consumismo son el consumo colaborativo y el emprendimiento social. Estas iniciativas proponen una transformación en la manera de consumir y de hacer negocios, priorizando el bienestar colectivo, el aprovechamiento eficiente de los recursos y la creación de valor social. En este reporte se analizarán ambas estrategias y se propondrán soluciones basadas en estos enfoques para abordar las consecuencias del consumismo y promover un cambio hacia una economía más sostenible y equitativa. Desarrollo ¿Cómo se define el consumismo? El consumismo ha sido definido a lo largo de los años de diversas maneras y a través de varias posturas. La definición más utilizada por todos es aquella que cataloga al consumismo como una tendencia a comprar bienes o servicios de forma acumulativa y que va más allá de las necesidades básicas de una persona. De allí que también sea conocido con los términos de consumo irresponsable o sobreconsumo. Según el punto de vista desde el cual se enfoque, el consumismo, puede ser visto desde diversas perspectivas. Por ejemplo, hay quienes hablan del consumismo como una doctrina o creencia que incita a la adquisición de productos materiales como método para la satisfacción personal. Incluso hay quienes creen que del nivel de consumo de cada persona depende su bienestar personal. Esto ha hecho que el consumismo sea visto de mala manera por muchas otras personas que lo catalogan como el hecho de gastar el dinero de forma excesiva en cosas realmente innecesarias. Por ello es un tema de debate muy complejo, especialmente en sociedades que se rigen con un sistema capitalista.
¿Cuál es el origen del consumismo?
Nace al mismo tiempo que el capitalismo y la denominada sociedad de consumo. Se estima que a partir del inicio del siglo XX todos estos términos comenzaron a ser utilizados, debido entre otras cosas al incremento de la producción, la industrialización o la publicidad. Se trata de factores que, juntos, crearon la cultura de consumo. Es decir, se dio pie a que las personas tuvieran mayores productos y servicios a los cuales acceder. Esta diversidad de bienes y servicios en el mercado hizo que muchos compraran de forma excesiva, ya que, en ese tipo de sociedad, quien más consume, mejor está. Muchos historiadores afirman que el origen del consumismo se encuentra en Estados Unidos, durante la época de la industrialización, aproximadamente en 1920. En ese momento hubo una sobreproducción de todo tipo de objetos, gracias a las innovaciones que se aplicaron dentro del sector industrial. A partir de entonces, hasta la actualidad, quedó incrustada la tendencia al consumismo en diversos países. Lo cual, a su vez, ha traído diversas consecuencias tanto positivas como negativas, en cada país del mundo en el que se practica el consumismo. ¿Qué causa el consumismo? Los factores que causaron el origen del consumismo son diversos, pero todos se generaron de forma consecuente y en el tiempo correcto para dar pie al nacimiento de esta tendencia. Los factores primordiales están relacionados con las facilidades de pago. Es decir, las compras a crédito, las tarjetas de crédito, los cupones, las promociones entre otros. De la mano de este factor está la publicidad, la cual hace que todas las personas puedan enterarse con facilidad de los productos y promociones que cada tienda tiene. Por otro lado, está el tiempo de durabilidad de los productos. Muchos productos tienen un período de vida muy corto, lo cual hace que las personas se vean obligadas a adquirir uno nuevo en muy poco tiempo. Además, los factores psicológicos relacionados con la presión social juegan un papel muy importante. Ya que al vivir en una sociedad de consumo las personas se juzgan entre sí al respecto de comprar el teléfono más nuevo o la prenda de ropa a la moda. ¿Cuáles son las consecuencias del consumismo? Desde que el consumismo comenzó a ser una tendencia aplicada por muchas personas alrededor del globo, ha generado una gran cantidad de consecuencias. Estas están relacionadas con los daños que genera en la economía, los ahorros, la contaminación, entre otros. La principal consecuencia a destacar es el uso excesivo de recursos naturales y la generación descomunal de residuos. De hecho, el consumismo crea la mayor parte de la contaminación del mundo en general, pues el impacto medioambiental de esto es bastante negativo. Por otro lado, está el hecho del aumento de la demanda de ciertos productos, especialmente aquellos que tienen costos bajos. La excesiva producción de productos con precios bajos implica también la producción de productos de muy baja calidad. De allí que los mismos tengan un corto periodo de vida útil. Además, cuando se trata de generar productos alimenticios de baja calidad, se pueden generar problemas en la salud de quienes consumen dichos alimentos. Por ello el porcentaje de obesidad y diabetes ha aumentado desde la existencia del consumismo. Como si esto fuera poco, también está la consecuencia a nivel empresarial. Aquellas empresas que cuenten con una mayor cantidad de industrias podrán desarrollarse y crecer más rápido que las desindustrializadas. Lo cual hace que se genere un desbalance comercial y económico en los países en los que existe una afianzada cultura de consumo. Por último, pero no menos importante, se ha notado una gran reducción de los ahorros familiares ante el hecho de sucumbir a la tendencia del consumismo. Tipos de consumismo Desde la aplicación del consumismo en diversas sociedades, se ha podido observar la generación de diversos tipos de consumismo. Es decir, se ha visto que las personas realizan sus acciones de consumo dentro de la sociedad de diversas maneras. Esto ha hecho que los expertos enmarquen cada una de estas acciones de consumo en un tipo de consumismo específico. Sus respectivas variaciones dependen del modo en el que se produzca el consumo. Es así como los tipos de consumismo más frecuentes en las sociedades capitalistas actuales son: Consumismo ocasional: Sucede cuando el acto de consumismo se produce en pocas ocasiones y se trata, sobre todo, de ocasiones especiales. Consumismo experimental: Se produce cuando el comprador se interesa en probar el funcionamiento de los nuevos productos del mercado y quiere hacerlo antes que otras personas. Consumismo habitual: Los casos de consumismo habitual son aquellos que se generan de forma recurrente, ya forman parte del estilo de vida de una persona o de una familia completa. Consumismo extraordinario: Se genera cuando se realizan compras nerviosas ante un evento extraordinario en la sociedad o en la vida del comprador. ¿Qué es el consumo irresponsable? El consumo irresponsable se refiere al hecho de comprar bienes o recursos de manera excesiva o sin considerar el efecto negativo que puede producir en el medio ambiente o las personas en general. El consumo irresponsable puede generar sobre explotación de los recursos naturales y generación de residuos y contaminación innecesarios. El problema El consumo de productos, servicios y bienes es un hecho habitual. Pero nuestra sociedad está envuelta, más que en el consumo, en el consumismo o sobreconsumo que nos empuja a adquirir más y más cosas. Esta tendencia, de la que depende en gran medida el actual sistema económico, tiene graves consecuencias para la salud del planeta y la nuestra. Greenpeace ha sido parte activa de numerosas batallas ambientales en defensa de los límites planetarios. Cada vez son más evidentes los impactos debidos al cambio climático y la pérdida de biodiversidad y el consumo aparece como un elemento recurrente en la crisis actual. Existe la necesidad urgente de cambiar la manera en la que consumimos. En ocasiones somos parte de la problemática ocasionada por el consumismo, porque carecemos de la información necesaria para ser capaces de sopesar los impactos que nuestro consumo tiene en el medioambiente. Plásticos, consumo de alimentos, la ropa que vestimos el uso de la tecnología o la forma en la que nos desplazamos. Todas son piezas que suman a un consumismo que está degradando el medio natural. El resultado está a la vista. En la UE y en España casi el 40% de los plásticos que se producen son envases, en su mayoría de un solo uso: bolsas, botellas, envoltorios, vasos…, de los que solo se recicla el 30% (en los cálculos más optimistas). El resultado es que a nivel global hasta 12 millones de toneladas de plástico llegan a los océanos, y ya se han observado más de 1.300 especies marinas afectadas. El consumo de alimentos provenientes de la agricultura y ganadería industrial también tiene graves implicaciones. La ganadería es la responsable de la emisión del 14% de los Gases de Efecto Invernadero. Además, el modelo de ganadería industrial, se rige por la obtención de beneficios rápidos, que también significa talar bosques para producir piensos y pastos para engordar rápidamente al ganado. Se prevé que el consumo mundial de carne aumente en más de un 75% en 2050, unas cifras insostenibles para el planeta. Al mismo tiempo, el consumo de pescado está creciendo a un ritmo mayor que la tasa de población mundial. Los océanos continúan siendo explotados de forma desenfrenada y los stocks pesqueros se encuentran bajo una enorme presión. Ante esta crisis cada vez son más las personas interesadas en demandar que el pescado que compran sea sostenible y que no esté involucrado en actividades ilegales. También tienen graves efectos sobre el planeta las prácticas llevadas a cabo por la industria tecnológica que, con su obsolescencia programada, promueve la sustitución frente a la reparación, ocasionando el agotamiento de los recursos naturales y toneladas de residuos peligrosos. Fast fashion, otra forma de consumismo El impacto de la ropa con la que nos vestimos a diario es cada vez mayor en la salud del planeta. Cada año se fabrican 100 mil millones de prendas de ropa. De media, cada persona compra un 60% más de artículos de vestir que hace 15 años y los conserva la mitad de tiempo. La moda rápida o “fast fashion” ha convertido la ropa en objetos de usar y tirar, generando un grave problema de uso de materias primas y de generación de residuos. Las garras del consumismo atacan a todos los entornos y sectores, desde el papel a los cosméticos pasando por la industria alimentaria, con graves consecuencias para, por ejemplo, los “pulmones” del planeta: las selvas tropicales de Indonesia, la Amazonia o los bosques boreales que están siendo arrasados para la producción papelera, de soja, aceite de palma, pañuelos o papel higiénico; de ahí que sea crucial contrarrestar esta destrucción con una mentalidad sostenible, libre del consumo de los productos procedentes de las industrias que acaban con el patrimonio natural mundial, regional y local. La solución El ser humano necesitará tres planetas para abastecer el ritmo actual de consumo, sobre todo porque se prevé un crecimiento demográfico para 2050 que nos situará en 9.600 millones de personas. Simplemente no es posible soportar este nivel de producción, consumo y su contaminación asociada porque vivimos en un planeta con recursos finitos. Por ello, hemos de cambiar nuestros patrones de consumo para revertir hábitos inadecuados y poco sostenibles, como el consumismo. Conclusión El consumismo ha generado múltiples desafíos sociales, económicos y ambientales, que requieren soluciones innovadoras y sostenibles. Tanto el consumo colaborativo como el emprendimiento social ofrecen alternativas viables para mitigar los efectos negativos del consumo desenfrenado. Estos enfoques promueven una economía basada en la compartición, reutilización y producción responsable, reduciendo la presión sobre los recursos naturales y fomentando una mayor equidad social. El consumo colaborativo permite optimizar el uso de bienes y servicios, reduciendo la necesidad de nuevas producciones y creando conexiones entre las personas. Por otro lado, el emprendimiento social impulsa la creación de negocios con un fuerte compromiso hacia el bienestar comunitario y ambiental, generando valor económico sin comprometer los principios de sostenibilidad. Adoptar y fomentar estas soluciones no solo contribuye a la reducción del desperdicio y la desigualdad, sino que también transforma el modelo económico actual hacia uno más inclusivo y resiliente. El éxito de estas propuestas depende de la colaboración entre ciudadanos, gobiernos y el sector privado, así como de un cambio cultural hacia un consumo más consciente y responsable. A largo plazo, estas estrategias pueden ser fundamentales para la creación de una sociedad más justa, sostenible y comprometida con el bienestar común. Referencias Greenpeace España. (2024, 6 agosto). Consumismo | Greenpeace España. ES | Greenpeace España. https://es.greenpeace.org/es/trabajamos-en/consumismo/
Santaella, J. E., & Santaella, J. E. (2022, 15 diciembre). ¿Qué es
el consumismo y cuáles son las consecuencias en la sociedad? Economia3. https://economia3.com/consumismo-que-es/