Filipenses - Notas - Preguntas de Estudio
Filipenses - Notas - Preguntas de Estudio
Filipenses - Notas - Preguntas de Estudio
Filipenses, Efesios, Colosenses y Filemón son cartas conocidas como las “epístolas de la prisión” porque
Pablo las escribió estando preso. La carta a los filipenses está claramente identificada como escrita por
Pablo. Esa autoría jamás se ha cuestionado. Sin embargo, se ha discutido frecuente y vigorosamente la fecha
y el lugar en que se escribió. La opinión tradicional ha sido que Pablo escribió Filipenses en Roma entre los
años 61 y 63. En Filipenses 1:12-2O se indica que Pablo estaba en prisión. Las referencias a la guardia del
palacio (1:13) y a la casa de César (4:22) encajan con un encarcelamiento romano. Además, en Filipenses
1:12-2O y 4:22 se sugiere fuertemente que el encarcelamiento de Pablo fue bastante largo. Por tanto, la carta
parece haber sido escrita en algún momento después de que Pablo fuera apresado (Hechos 28).
Recientemente, algunos estudiosos han apoyado la teoría de que Filipenses fue escrita en Éfeso entre los
años 56 y 61. Sin embargo, se sigue prefiriendo la opinión tradicional de que esta carta fue escrita en Roma
en algún momento entre los años 61 y 63.
Antecedentes.
Hechos 16:11-4O narra la dramática historia de esta iglesia. Pablo y sus compañeros realizaban un segundo
viaje misionero y deseaban ir a la zona noreste de Asia Menor. Sin embargo, Pablo tuvo una visión donde un
macedonio (al norte de Grecia) pedía ayuda. De esa forma, el evangelio llegó a Europa.
Filipos estaba estratégicamente ubicada dentro del sistema vial romano al norte de Grecia, de manera que
fue el primer lugar de Macedonia donde Pablo predicó. En el año 31 antes de Cristo, Augusto hizo de esta
ciudad una colonia romana. Por tanto, todos sus habitantes gozaban de la ciudadanía romana y de los
privilegios asociados. Muchos de los filipenses habían sido soldados romanos que habían recibido tierra en
esa zona después de sus años de servicio. En consecuencia, se sentían orgullosos de ser romanos y de
realizar sus negocios de acuerdo con la ley de Roma. Pablo utilizó estos antecedentes en forma excelente lo
cual se evidencia en sus actos, registrados en Hechos 16:37- 4O y en su carta a los filipenses.
A pesar del tamaño de la ciudad, Pablo no encontró una sinagoga en Filipos. Es probable que la comunidad
judía fuera muy pequeña, puesto que se requerían al menos diez hombres judíos para erigir un lugar de
adoración. A falta de una sinagoga, Pablo inició su ministerio haciendo un servicio al aire libre junto a un río
(Hechos 16:13). Entre sus convertidos estuvieron Lidia, una mujer judía adinerada, una joven esclava y un
carcelero. Tan variados trasfondos hicieron que Pablo enfatizara con fuerza la unidad de los creyentes en
Cristo. Desde el inicio, es probable que en la iglesia filipense haya habido mucho más gentiles de trasfondo
pagano, que judíos.
Contenido.
Muchas de las cartas de Pablo se pueden dividir en dos claras secciones, una sobre doctrina y otra sobre la
práctica de esa doctrina. Sin embargo, Filipenses es una mezcla de doctrina y exhortación. Las exhortaciones
a tener gozo y unidad forman el núcleo de esta epístola, y esto se ilustra y ejemplifica con las vidas de
Cristo, Timoteo, Epafrodito y el mismo Pablo. En Filipenses, además, aparece un himno exquisito sobre la
humillación y la exaltación de Cristo.
Filipenses es una de las cartas más personales de Pablo. En ella comparte su propia experiencia con Cristo,
su lucha entre desear morir para estar con Cristo y vivir para servir, y su preocupación por el crecimiento
espiritual y perseverancia de los filipenses. Los filipenses estaban en su corazón y los apoyaba desde su
prisión. Pablo estaba preocupado, pero aun así confiaba en que Dios llevaría su fe hasta una madurez
completa. Por tanto, el tono que brota de esta carta es uno de confianza gozosa en el Dios que opera dentro
del creyente promoviendo unidad y madurez dentro de la Iglesia.
Propósito.
El propósito inmediato de Pablo al escribir esta carta fue agradecerles a los filipenses el donativo que le
habían enviado. El mensajero, llamado Epafrodito, se había recuperado de una grave enfermedad y llevó
esta carta cuando regresó a Filipos. Pablo usó esta oportunidad para recordarles a los creyentes sobre la
importancia de la unidad y el gozo. En ambas actitudes hemos de imitar a nuestro Señor. Los cristianos
deben tener la mente de Cristo, sea que pasen sufrimientos, tengan comunión, adquieran madurez o
arreglen disputas. Estar unidos a Cristo en Su humildad debe ser la característica del estilo de vida del
creyente. Por tanto, los cristianos deben brillar “como lumbreras en el mundo, en medio de una generación
maligna y perversa” (2:15).
En lugar de analizar este libro versículo por versículo, hemos escogido un tema central y relacionar con él
los puntos principales. El tema que hemos seleccionado es el de la comunión.
A. Los que enviaron la carta. Esta epístola la enviaron Pablo y Timoteo. Durante su primer
encarcelamiento, Pablo podía recibir visitas y por eso pudo tener consigo a Timoteo, aunque éste
no era prisionero. Aquí Pablo se presenta como un esclavo, lo cual permite entrever que no
necesitaba demostrar su autoridad para relacionarse con la iglesia filipense y que Cristo tenía el
control absoluto de su vida.
B. Los que recibieron la carta. “Todos los santos en Cristo Jesús”. Aquí se establece el tono de amistad y
comunión. Pablo y Timoteo son dos amigos queridos que les escriben a sus amigos. El término “santo”
significa apartado y purificado. El pueblo de Dios ha sido apartado del mundo y está llamado a la pureza.
II. Comunión en el evangelio (vs. 1:3-30)
La “comunión” ocurre cuando un grupo de personas parecidas o en una misma posición se asocian para
procurar un interés común. En este estudio, ese grupo de personas son los “santos”, los que están “en Cristo”
y cuyo interés es “el evangelio de Cristo”. Debemos enfatizar que aquí no se trata de la comunión con los
que no son santos, ni con los que no están en Cristo, ni con los que no respaldan el evangelio de Cristo.
Pablo expresa firmemente su posición sobre esto en Gálatas 1:8-9 y también en 2ª de Corintios 6:14. La
comunión no es un fin en sí misma. La comunión no es real sólo porque la enfaticemos; es un resultado de
estar en Cristo Jesús y de tener como interés común el evangelio.
A. La confirmación del evangelio produce gozo en esta comunión. El gozo es central en esta epístola, pese
a que Pablo estaba en prisión cuando la escribió. El gozo se define como una emoción que es
estimulada por el bienestar, el éxito o la buena fortuna, o por la esperanza de que se poseerá lo que uno
desea. El gozo cristiano no viene de las circunstancias, sino de la seguridad y el bienestar que tenemos
internamente.
La gracia llegó a Filipos no por un hombre que incomodó a la ciudad, sino por el poder del evangelio
que llevó ese hombre. Este poder se mostró en la liberación de una joven endemoniada, la apertura de la
cárcel y la conversión del carcelero. Pero ese poder también se mostró en los siguientes actos: (1) por
medio de Cristo, los hombres que estaban en prisión cantaron a medianoche, (2) por la guía del Espíritu
Pablo estuso dispuesto a cambiar de planes, y (3) Pablo estuvo dispuesto a seguir la obra del evangelio,
aunque estuviera expuesto a tanta aflicción.
B. La defensa del evangelio revela el costo de esta comunión (vs. 1:7, 17). ¿Necesita el evangelio que lo
defendamos, o se trata de defendernos a nosotros mismos? Ambas cosas son ciertas. El evangelio tiene
poder y nos protege de los terrores del diablo. Pero en esta sección de la Escritura, el significado
principal es que debemos defender el evangelio ante aquellos que se le oponen. (1) La defensa está
relacionada con la confirmación. En Filipos, el evangelio provocó sufrimiento, pero de ese sufrimiento
brotó victoria. El mayor peligro hoy día no viene del costo de servir a Dios, sino del materialismo y la
comodidad que se ha infiltrado entre nosotros. (2) La defensa del evangelio implica una entrega. Pablo
estaba preocupado por el bienestar del evangelio y no por su propio bienestar, lo cual era la base de su
motivación y su gozo.
C. El progreso del evangelio significa que esta comunión crece (vs. 1:12). La comunión es algo que
viene en forma natural en la medida en que uno crece. Pablo estuvo dispuesto a ser encarcelado
una y otra vez con tal que el evangelio progresara. Estaba consciente de que los años de
malentendidos, naufragios y prisiones habían hecho que el evangelio se diseminara. En el servicio
al evangelio, los resultados no son un asunto de suerte. Los eventos que para otros parecieran
desventajosos “producen salvación”. Allí mismo en Roma se fundó una iglesia a la cual asistían
algunos de los miembros de la casa de César. Pablo muestra su confianza en el futuro en tres cosas
necesarias: (1) las oraciones de los santos, (2) la provisión del Espíritu y (3) su propia fe.
D. El deber de la comunión es convertirse en evangelio (s. 1:27). Nada inferior al ejemplo del apóstol
Pablo le puede dar crédito al evangelio. Una vida de apariencia le roba al evangelio su poder, pero las
vidas que modelan a Cristo le dan poder para vencer y convencer a otros que viven en pecado. Debemos
tener y procurar las siguientes cualidades: (1) La unidad de espíritu, mente y fe: la división en el cuerpo
de Cristo siempre avergüenza al evangelio de Cristo, mientras que la unidad del Espíritu nos da
comunión cuyo fin es glorificar a Cristo; (2) el sufrimiento por Su causa: uno de los hechos que siempre
han promovido mucho la obra de Cristo es la disposición que muestran Sus seguidores a sufrir por Él.
Noten que la comunión es “del” Espíritu y no “con” el Espíritu. La condición del Espíritu para que haya
comunión cristiana es que tengamos “una misma mente”. Esto significa que debemos procurar tener el
mismo sentimiento, opinión o interés de mente, y la misma actitud. Aquí, la “mente” no es una facultad, sino
una actitud. “Tener una misma mente” no se refiere a la mente humana, sino a la mente que se centra en lo
divino y busca ser como Él. La mente no puede ser carnal y ser “una misma” al mismo tiempo. Las
características de tener una misma mente son (1) tener paz, sin contienda, (2) tener humildad y preferir a los
demás, y (3) sentir lo que otros sienten. Sólo logramos tener una misma mente porque Dios la opera en
nosotros. Él es quien da la voluntad o actitud; ninguno de nosotros la puede producir de sí mismo. Dios
produce una actitud de amor y una semejanza de Cristo cuando nos transforma por Su gracia. Una misma
mente es obra del Espíritu e intensifica nuestra comunión unos con otros, así como entre Él y nosotros. El
hombre natural debe entregar su vida, dar mucho, ser muy devoto. Pero en cada caso, prevalece su yo. El
que tiene una misma mente hace todo para la gloria de Dios y para el bien de los demás. La vida la entrega
para el bien de Jesús.
En esta porción de las Escrituras pisamos realmente en suelo muy sagrado. Los neófitos desean que otros
carguen con sus sufrimientos, pero las almas maduras desean llevar sobre sí los sufrimientos de los demás.
Pablo deseaba el poder de la resurrección de Cristo, pero fue la cruz lo que escogió como modelo para vivir,
para ser hecho acorde a Su muerte. No hay lugar donde podamos estar más cerca de Cristo que Su cruz. Lo
siguiente suele ser cierto: las personas dejan que nos les acerquemos cuando están sufriendo.
Samuel Chadwick dice: “La comunión en Su sufrimiento, la cual nos conforma a Su muerte, es algo
esencial. La resurrección opera sólo si se aplica la cruz, así que nuestras vidas deben estar marcadas con la
cruz si queremos que otros entiendan el poder de la resurrección.
Pablo se parece a Cristo en que entrega absolutamente todo a la voluntad de Dios—una consagración
completa. Aquí no se trata de los pecados, sino de la carne, de todas esas ventajas naturales que son la base
sobre la que el hombre confía. Debemos entregarlo todo a Cristo. El punto no se resuelve por sentimientos
sino por el constreñimiento del Señor. Todo lo que nos aleje de Él debe verse como la basura más vil, aun
cuando parezca apetecible al hombre natural. Esta consagración es permanente. Debe iniciar en la juventud y
durar toda la vida. Y si no se inicia en la juventud, debe iniciar en cualquier momento, con la determinación
de que durará por lo que quede de vida. Una persona puede decir que está consagrada, pero si hace, dice o
compra cosas sin considerar si esos actos son para la gloria de Dios y el progreso de Su reino, su
consagración no es real. Cuando nos consagramos de verdad, la voluntad y obra de Dios serán nuestra
pasión sublime. Una consagración así afectará nuestro tiempo, talentos y todo, porque nos afectará a
nosotros primero. El gozo alcanzado y el conocimiento de Cristo son beneficios que en sí solos compensan
más que suficiente por todas las pérdidas y sufrimientos. Pablo estaba seguro de que su conocimiento de
Cristo lo llevaría a salvo más allá de todos los obstáculos del diablo aquí, y más allá del juicio a la presencia
eterna de Cristo. Lo había comprometido todo a Jesús y por eso estaba seguro que sería guardado a salvo
para Él.
Pablo termina su carta con apuntes prácticos (toda predicación debe ser práctica). La comunión que tenemos
prosee cosas para los demás.
A. La forma en que los filipenses ofrendaban. Cuando Pablo se fue, los filipenses empezaron de inmediato
a ofrendar espontáneamente. Realmente tenían un espíritu de dar, una gracia que es bendición de Dios.
Se nos dice que cuando un bebé nace, sus músculos más fuertes son los que le permiten agarrarse. El
hombre natural busca obtener para sí mismo, pero cuando es tocado por la gracia de Dios desea dar.
Los filipenses dieron a pesar de su gran pobreza, lo cual mostró un gran sacrificio. Tomaron lo que ellos
mismos necesitaban para vivir y se lo dieron a otros. Cuando entregamos sólo nuestros lujos no nos
sacrificamos realmente; el sacrificio es cuando damos lo que realmente nos cuesta. Y el sacrificio de los
filipenses fue continuo. Dar con sacrificio pasó a ser un modelo para sus sidas.
B. La forma en que los filipenses recibían. Ya habían recibido muchas bendiciones antes, pero algunos de
los beneficios que se indican aquí son: (1) gozo y regocijo, (2) la presencia inmediata del Señor, (3)
libertad de toda preocupación y (4) paz en sus almas. Pablo pone su propia vida de ejemplo—no pidió
dinero, aunque le debían. La actitud del apóstol fue más bien la de “lo tengo todo” y, por tanto, estaba
contento en cualquier situación.
PREGUNTAS DE ESTUDIO
3. ¿Cuáles tres ejemplos muestran el poder que hay en la vida de los hombres que tienen a Cristo?
5. ¿En qué tres cosas necesarias muestra Pablo que tiene confianza en el futuro?
6. Sabiendo que la mente cristiana no puede ser al mismo tiempo carnal y una misma, ¿cuáles son las
tres características que evidencian que tenemos una misma mente?
8. ¿Cuáles fueron algunos de los beneficios que recibieron los filipenses por su generosidad?