caimari policia 2013
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caimari policia 2013
En esta intervención propongo compartir algunas notas sobre la —Radicalidad de la agenda, rasgo que puede atribuirse a su colo-
colocación de José Ingenieros en el marco del proyecto criminoló- cación en la constelación criminológica. Se ha dicho muchas veces
gico del temprano siglo XX. Como sabemos, se trata de un ámbito que Ingenieros es una figura decisiva en la constitución de la dis-
en el que dejó una marca indeleble —baste recordar que el actual ciplina criminológica en Argentina. También es cierto que su paso
Instituto de Clasificación del Servicio Penitenciario Federal es el des- por este universo es relativamente breve. Parafraseando el títu-
cendiente del Instituto de Criminología por él inaugurado en 1907 lo de esta convocatoria, podríamos decir que si para los colegas
en las dependencias de la Penitenciaría Nacional, y que la célebre criminólogos de Ingenieros la cuestión penal y delictiva es el mun-
revista Archivos de Psiquiatría, Criminología y Ciencias Afines do —un mundo cuya complejidad se comprueba a lo largo de
(núcleo fundamental del desarrollo de la criminología argentina) fue muchos años de ponderar el efecto de las intervenciones pro-
creada y dirigida por él durante algo más de una década. Dando este puestas— para Ingenieros es sólo uno de los mundos de su pro-
lugar por descontado, entonces, este ensayo ofrece algunas hipó- fusa trayectoria intelectual. Y si bien ese paso es lo suficiente-
tesis sobre la recepción diferenciada del proyecto criminológico inge- mente prolongado (y ejecutivo) para dejar una impronta
nieriano, distinguiendo sus contextos específicos de inserción. conceptual, editorial e institucional decisiva, es lo suficientemente
corto para no contemplar las implicancias de más largo plazo de
Partimos de una constatación: una porción sustantiva de la agenda sus propuestas, que sí preocupan a otros criminólogos durante
criminológica de Ingenieros coincide con los trazos generales de un décadas. Es Ingenieros, y no otro, quien logra la inserción de su
proyecto colectivo de escala trasnacional, una configuración de pen- Instituto en la Penitenciaría Nacional, claro. Pero lo que le inte-
samiento sobre la “cuestión criminal” que es ambiciosa en sus recla- resa de ese logro es, sobre todo, la disponibilidad de materia para
mos reformistas. Sus huellas están en las revistas científicas de la sus estudios (que luego constituirán su libro Criminología), que
época, cuyos autores —juristas y médicos en su mayoría, más algu- le aseguran un lugar en la escena científica internacional. Sus
nas autoridades penitenciarias y policiales que coinciden en los pos- intervenciones son, en buena medida, modos de participación en
tulados de la criminología positivista— pugnan por una reforma en un foro que tiene sede principal en Europa —aunque su revista
las leyes y las instituciones. Entre otros puntos, dicha agenda inclu- impulse un diálogo importante con colegas brasileños, cubanos,
ye una serie de cambios interconectados: a) un movimiento de las mexicanos. Esta inscripción explica por qué los dispositivos insti-
“abstracciones” jurídicas nacidas del presupuesto de la homogenei- tucionales que prevé —el Instituto de Criminología en particu-
dad del universo de transgresores (propio de la penología “clásica”) lar— sirven más y mejor para generar conocimiento sobre los
a la experimentación científica, que considera cada transgresión en sujetos que observa que para intervenir sobre su tratamiento y
el contexto singular de condiciones que rodean a su agente; b) la rehabilitación. Esa modalidad de intervención, rutinaria y soste-
individualización y detalle creciente del estudio de ese transgresor, nida a lo largo de muchos años, es precisamente la que más pre-
siguiendo el modelo de la historia clínica médica; c) el mandato de ocupa a sus interlocutores institucionales. A diferencia de Eusebio
reforma de las prisiones, para adaptar el tratamiento a los datos de Gómez (jurista y director de la Penitenciaría), de De Veyga (médi-
las circunstancias de cada penado; d) la traducción de nociones fun- co de larga trayectoria, que en los años treinta sigue escribiendo
damentales del dispositivo criminológico (como “peligrosidad”) a sobre la cuestión criminal), de Ballvé (policía y director de la
nuevas figuras jurídicas, como el secuestro pre-delictual o la con- Penitenciaría), su interés es eminentemente científico, y se mue-
dena indeterminada, que transfieren una importante cuota de poder ve en un circuito internacional donde dialoga con otros científi-
al diagnóstico producido en un gabinete criminológico pluridiscipli- cos sobre los casos que observa. Y luego de su fulgurante actua-
nario; e) creación de centros de observación en la policía y la prisión. ción, Ingenieros se aleja de este universo, mientras los demás
En este marco, es posible distinguir la singularidad de Ingenieros quedan insertos en instituciones (académicas, penales, punitivas)
en tres planos. por décadas. Es quizás por esto que Ingenieros subestima las resis-
tencias a su agenda de transformación del estudio del delincuente,
* USAn-CONICET dato que salta a la vista cuando salimos de las revistas científi-
cas para observar el mundo de las instituciones policiales y puni- Universidad Nacional de La Plata. Más aun: como ha mostrado
tivas en las que se insertan sus laboratorios de observación. Máximo Sozzo en estudios recientes, las nociones esencialistas
(vagamente biologizadas) del delincuente, y la práctica de la obser-
—Lugar adjudicado a la psicopatología en el diagnóstico del deli- vación individual, estaban haciendo su camino bastante antes del
to. Este rasgo, que también se vincula a las estrategias de inser- “momento criminológico” del cambio de siglo. Estos desarrollos
ción de Ingenieros en la comunidad científica internacional (don- explicarían la recepción favorable de este “ataque” en ámbitos
de reclama para sí el diseño de un modelo clasificatorio “de autor”, relativamente centrales del mundo jurídico.
con énfasis en los rasgos psicopatológicos del delincuente) con-
duce al reclamo de preeminencia de la autoridad médico-psi- Ahora bien: el éxito de la agenda criminológica es mucho más rela-
quiátrica en la elaboración del diagnóstico de la Historia tivo en el ámbito (crucial) de la reforma del Código Penal. Si mira-
Criminológica. En este marco, también es relativamente singular mos la composición de las comisiones reformistas, encontramos
la insistencia en el concepto de simulación (que aparece asimis- figuras del mundo médico-psiquiátrico —como Ramos Mejía— jun-
mo en los escritos de Francisco De Veyga), de difícil traducción to a juristas positivistas. Sin embargo, y luego de sucesivos pro-
a la norma y las instituciones. yectos, el Código que finalmente se sanciona en 1922 es conside-
rado por los criminólogos un fracaso, una pieza deliberadamente
—Expectativa de que la criminología está destinada a acabar con (desafiantemente) no positivista. La objeción central de los críticos
la moral establecida como criterio punitivo. Esta premisa —no es que no se ha incorporado el principio rector de “peligrosidad”.
necesariamente compartida por sus colegas criminólogos, médi- Pero lo cierto es que el obstáculo fundamental a ese logro no ha
cos o juristas— es quizás lo que mejor permite conectar la eta- sido, como argumentan, la abstracción moral de la noción de culpa
pa criminológica de Ingenieros a sus orígenes intelectuales, y a que aqueja a los juristas, sino la inconstitucionalidad implícita en las
su trayectoria ulterior. propuestas criminológicas: incorporar el principio de peligrosidad
implica, por ejemplo, introducir en el Código la figura del secuestro
*** preventivo por tiempo indeterminado, una opción que contradice el
principio jurídico ligado al acto delictivo previo. Alfredo Palacios se
Como sus colegas, Ingenieros es impulsor de una agenda funda- opone a la reforma positivista con estos mismos argumentos.
mentalmente expansionista, en relación a tres ámbitos: la justi-
cia, la prisión y la policía. Cada una de estas áreas tiene sus lógi- Agrego dos reparos tentativos a este diagnóstico general, que
cas e inercias, su inscripción burocrática específica. Tiene, además, dejo sujetos a confirmación por las investigaciones en curso.
mayor o menos tradición propia. En algunos casos, como el mun-
do jurídico, se trata de ganar a la agenda criminológica a grupos a) Los límites que aparecen en el ámbito de la codificación con-
ya muy establecidos, con sus instituciones y criterios de legiti- viven triunfos importante en la normativa policial. En este
mación propios. En otros, de influir en proyectos reformistas que ámbito, en efecto, los edictos abren corredores jurídicos de
—como el penitenciario— están en marcha pero muy precaria- facto, por fuera del escrutinio de juristas y legisladores, que
mente establecidos. Por último, se procura una reforma en el permiten la práctica efectiva del secuestro pre-delictual a
ámbito de la policía, donde se están construyendo criterios pro- espaldas del consenso jurídico;
pios de conocimiento del delincuente. (Arriesgaría que de la cons- b) Análisis seriados de los fallos del fuero penal, realizados por
telación criminológica de los Archivos… Ingenieros es de los que Ricardo Salvatore, demuestran una inflación sostenida de las
menos se interesa en estas diferencias.) Aunque nuestro conoci- penas en las primeras décadas del siglo XX, que podría ser
miento del derrotero criminológico en estos ámbitos no está esta- interpretada como un triunfo soterrado de la agenda positi-
bilizado aun, algunos estudios recientes nos permiten conocer un vista —si no del principio de “peligrosidad” en todas su con-
poco mejor las implicancias específicas de estas propuestas, y secuencias, al menos de la traducción parcial en la figura de
repensar el alcance del impactante proyecto criminológico —sus la “condena indeterminada”, que abriría un considerable espa-
zonas de conquista, y el avance en el mediano y largo plazo de cio de poder a los gabinetes de expertos.
esta agenda que quiere abarcar al mundo entero en su observa- En cualquier caso, la cuestión del avance de la lógica médi-
ción de laboratorio. Ensayemos un balance preliminar. co-psiquiátrica en el campo jurídico —cuya formulación pro-
gramática ya conocemos bien— requiere de más estudios
Reforma jurídica. Como todos los partidarios de la reforma cri- detallados. Los que tenemos sugieren una conquista progre-
minológica positivista, Ingenieros propone derrumbar la fortale- siva de los argumentos de los jueces en las sentencias. Más
za de la penología “clásica”, basada en nociones “abstractas” de que el choque entre dos saberes o dos dispositivos institu-
culpa. (La penología “clásica” es una categoría siempre narrada cionales, se observa una batalla más compleja, donde la suer-
como simple y homogénea, una suerte de enemigo íntimo que te de los postulados criminológicos depende de qué porcio-
permite definir, por contraste, la brillantez de la modernidad cien- nes de dicha agenda se trate, y donde el contexto de las luchas
tífica criminológica.) Algunos éxitos contundentes de esta empre- específicas del campo jurídico juega un papel primordial.
sa están en el plano académico, donde la introducción de con-
cepciones criminológicas en las cátedras de Derecho Penal tiene Reforma Penitenciaria. Se ha señalado muchas veces la afinidad
voceros convencidos en la Universidad de Buenos Aires y la profunda entre el proyecto de reforma de la prisión basado en la
terapia laboral (que es previo a la emergencia de la criminología) minología positivista fue, como sabemos, voraz acumuladora de
y el énfasis en el disciplinamiento por el trabajo de los criminólo- información). Es la empiria del laboratorio, diferente de la expe-
gos en general, y de Ingenieros en particular. Fuerza redentora y riencia policial, que se sitúa en la calle —o en esa ventana sobre
transformadora a la vez, el trabajo tiene efectivamente un lugar la calle que es la comisaría. Para los policías, la “empiria” de los
central tanto en sus propuestas programáticas como en sus diag- criminólogos es tan abstracta como la de los penalistas “clási-
nósticos individuales. En mis análisis de un corpus de historias cri- cos”. No tiene legitimidad, porque en este universo la única legi-
minológicas producida en el Instituto de Criminología, encuentro timidad del saber sobre el delincuente proviene de una definición
que el criterio de disciplina laboral o inserción futura en el merca- de experiencia que presupone la puesta en riesgo —y que es,
do laboral prevalece sobre consideraciones biológicas o sociológi- por eso, atributo de masculinidad. La Galería de Ladrones de José
cas en la elaboración de diagnósticos. A la vez, hay una tensión S. Álvarez, por ejemplo, es un compendio del conocimiento direc-
constitutiva, que resumo en la oposición entre la “fábrica de bue- to de los sujetos allí alineados: un alarde del saber hecho en la
nos trabajadores” y el “laboratorio científico del delincuente”. Dicho relación cuerpo a cuerpo con el objeto observado. Ventaja moral
de otro modo: entre la agenda de un Ingenieros que busca obser- y ventaja estética del policía que narra al delincuente son función
var a los penados para generar conocimiento y diseñar clasifica- de la relación que enfatiza la ausencia de mediaciones. También
ciones basadas en etiologías múltiples, y una agenda penitenciaria lo es la ventaja cognitiva, la autoridad sobre un saber que es exclu-
desinteresada de arabescos científicos, urgida por problemas edi- yente. Y que dice: otros supuestos detentores de este tesoro no
licios y burocráticos, e informada por las lógicas de un ideal reha- pueden reclamar la legitimidad que otorga el contacto directo
bilitador que es eminentemente optimista. Las clasificaciones “de (vital, físico) con la ciudad. No la tiene el periodista, que obtiene
autor” (cualquiera sea su principio científico) no sirven demasiado sus primicias de boca del policía, y debe probarse merecedor de
a las autoridades penitenciarias, cuyo credo reformista responde a esa confianza (algunos logran este reconocimiento, a fuerza de
criterios que son optimistas por principio en relación a las posibi- caminar las calles y pasar noches en vela). Mucho menos la tie-
lidades de rehabilitación del sujeto bajo tratamiento. ne el criminólogo, que la deduce de su aséptica tarea en el labo-
ratorio. Dice el oficial Urricelqui refiriéndose a un científico del
Reforma policial. La tercera frontera del impulso expansionista crimen: “Por sus trabajos destacados debió concurrir a más de un
criminológico lleva a algunas de sus figuras principales (Ingenieros, congreso en la especialidad, a pesar de ello, me atrevería a afir-
De Veyga) a la Policía de la Capital. Sabemos que una porción mar que en cuanto a la captación profunda de la personalidad del
sustantiva de la observación del uomo delinquente argentino pro- delincuente sus posibilidades no eran tan plenas. Estimé siempre
viene del Depósito de Contraventores de la calle 24 de noviem- que el conocimiento de la calle, lo da la calle misma y éste, era
bre. Repetido muchas veces, este dato da la impresión de una específicamente de gabinete.” (Urricelqui, 1977: 85.)1. En última
conquista en el corazón de la Policía de la Capital. Lo es en la instancia, los criminólogos no tienen chance alguna, porque la
medida en que se constituye allí un lugar de producción de cono- relación más pura con este complejísimo objeto llamado delin-
cimiento empírico que será sustento de muchos trabajos. La cuente es la que el policía acumula en la memoria de su cuerpo,
“avanzada”, sin embargo, es territorial pero no conceptual: de los la de su mente y la de la institución que custodia este saber.
tres ámbitos considerados aquí, la policía es el menos receptivo
a las perspectivas criminológicas, y no solamente por cuestiones
de infraestructura (los criminólogos hacen demandas difíciles de
satisfacer por las instituciones que los reciben). Más importante:
hay entre policías y criminólogos una separación radical en rela-
ción a la concepción del conocimiento del delincuente.