UNIDAD 6
UNIDAD 6
UNIDAD 6
Por otro lado, la generación de conocimiento se ha disparado, y su cada vez más estrecha vinculación con el
mundo productivo, deriva en el desarrollo de la tecnología aplicada a nuevos bienes, generando un incremento
productivo. Así, ingresamos en un modo de consumo, dinámico, voraz y omnipotente. Las configuraciones del
mundo productivo impactan en familias, en sus dinámicas, sus posibilidades y sus proyectos.
En el mercado suele haber una fuerte desigualdad. Si somos iguales en tanto ciudadanos, no lo somos en tanto
consumidores.
En este tiempo se promueven los valores del mercado, con palabras clave como competencia y productividad,
cuyo pragmatismo desprecia su impacto en los individuos, sus familias y su comunidad:
El desdén por el compromiso personal con los otros
El mensaje de modelos de vida más superficiales o light
El incentivo a la satisfacción inmediata
La cultura de vivir el momento
Este presente orienta la instrumentalización de la vida hacia un mundo de valores definidos por la “utilidad” y la
“practicidad” de los bienes materiales o simbólicos. Las personas terminan siendo clasificadas en dos categorías:
Los ganadores, los que “existen” Para “existir” habrá que buscarle la vuelta al
Los perdedores, que “no existen” asunto y aplicarse a medios que resuelvan la
ecuación. Plantear el destino final del esfuerzo puede parecer una suerte de alienación a lo dado.
La incertidumbre sobre su futuro pasa a ser una preocupación que carecía de tal entidad para sus padres y
hermanos mayores.
La realidad los ha llevado a tener menos vocación para intentar cambiar el mundo, que para luchar por integrarse
a él, con algún éxito.
La mayoría presenta menos interés por los temas públicos. No debe concluirse que no experimenten
disconformidad o carezcan de mirada crítica, sino que ésta se expresa por otros medios, modos y alcances:
música, murgas, manifestaciones artísticas, denuncias, reclamos.
Además, se habla mucho del embarazo precoz o adolescente. Según investigaciones, no debe pensarse
linealmente que se debe al desconocimiento de métodos anticonceptivos o su inaccesibilidad, sino a la
expectativa que les genera de sentirse queridas y de tener alguien a quien querer, como también imaginar un
cambio de estatus de niña a madre.
Ya no es posible hablar de “adolescencia” en singular (como en aquellos tiempos en que cierta homogeneidad de
clase media idealizada permitía sintetizar experiencias modelizantes en tanto que los sectores populares
producían individuos jóvenes sin “condición juvenil”) quienes hoy, aun asumiendo responsabilidades “adultas”
están atravesados por un universo comunicacional juvenilista que facilita su constitución en “tribus juveniles”
diferenciadas Por ello hablamos de adolescencias y juventudes, en plural.
Podemos afirmar que en este nuevo tiempo, los adolescentes enfrentan un periodo histórico crecientemente
conflictivo para integrarse creativa y constructivamente a la sociedad, lugar que se les exige, pero que no se les
facilita. En donde, ante la ausencia de externalidades valorativas relevantes, se estimula a la “juventud” como
valor en sí mismo, dimensión narcisista que se da de bruces ante los hechos, mostrando su raíz ilusoria,
alimentando frustraciones y generando un sentimiento de inseguridad ante las crecientes dificultades de
integración.
Con respecto al impacto de las tecnologías en la subjetividad, las nuevas generaciones viven la tecnología como
entorno y medio ambiente. La instantaneidad y el reino del presente representan su lugar de residencia dinámica.
El tiempo y el espacio adquieren una dimensión que los distingue de aquellas épocas en donde las distancias eran
inabarcables, y la espera era parte de la cotidianeidad. Sus quehaceres son múltiples, sin linealidad, con
trayectorias que se multiplican en paralelo sin colisionar y sin necesidad de concluir una para comenzar otra.
Produciendo un nuevo entrelazamiento entre texto e imagen, con la necesidad de estar “conectados”, en un
continuo entre vida “real” y “digital” que agrega espacios. Con un estímulo constante y orientados a la resolución
de problemas, construyendo su experiencia sobre la base de ensayo y error, y con una nueva percepción acerca
de lo público y de lo privado.
4. Consumación o consumo
García Canclini Consumo: Conjunto de procesos socioculturales en los que se realizan la apropiación y los usos
de los productos, en el que se construye una buena parte de la racionalidad integrativa y comunicativa de una
sociedad.
La sociedad de consumo es la propia forma histórica de presentarse en la sociedad misma. ¿Cómo resistirse a
ésta? La diferencia entre los jóvenes y los adultos, es que unos están socializados en otro tiempo pero
tensionados por la fuerte demanda de juvenilización y articulan sus identidades deslizándose en el consumo, los
otros están en pleno desarrollo de sus capacidades y destinados a constituir su identidad en torno a aquel.
Se nos estimula a la posesión como valor y como signo de éxito, y se supone que tal consumo nos hará exitosos,
libres y felices. ¿Y si no podemos acceder a tal consumo? ¿Qué hay acerca del malestar, la frustración, la
violencia? Así volvemos a los otros adolescentes. Porque, si en el consumo se constituyen las identidades, ya no
se trata del tener, sino del ser. Camino que puede explicar algo de la violencia, del despojo material en hechos
delictivos.
Si algo de la identidad misma está en juego, no podrá sencillamente abandonarse la in-tensión al consumo, ya que
no se trata de un tercero exterior consumo compulsivo, sino que hay algo del sujeto en juego.
Otro hecho relevante que observamos en los nuevos procesos de construcción de identidad, es que los mismos se
dan entre pares e impares, en un tiempo de ausencia o retiro de adultos que representan la diferencia, y con los
cuales haya que contrastar. Porque no es lo mismo el grupo de pares frente a sí a impares con os que tensionar,
que el grupo de pares frente a sí mismo, sin tercero por conquistar o con el cual disputar.
5. El cambio en las relaciones de género y generacionales
A través de la nueva distribución de los “saberes socialmente relevantes”, se observa una modificación de las
relaciones entre las distintas generaciones. Actualmente, el saber no está sólo del lado de los adultos,
especialmente el vinculado a la tecnología, y por esto las relaciones de saber y poder se vienen modificando. Los
adultos se sienten vulnerables y se muestran como tales, no tienen todas las respuestas y ni siquiera pueden
ofrecer alguna. Ven que, incluso la experiencia ya no es un bien que garantice un modo adecuado de enfrentar los
hechos. Las relaciones horizontales y entre pares crecen en importancia, y los adolescentes producen sus
preguntas y respuestas entre ellos mismos.
Antes, los padres se contraponían a sus hijos de manera clara, firme, y autoritaria. Y los jóvenes, en tiempos
ideales y futuros, se les oponían en un acto rebelde. Hoy, se enfrentan a adultos juvenilizados, que acompañan
más que orientan, les piden opinión en cuestiones hasta poco consideradas propias del mundo adulto. Frente a
estos adultos, el acto rebelde se convierte en acto sobre el propio cuerpo (tatoos, piercings) o en rebeldías
minimalistas, intentando escapar a la colonización adulta de los espacios juveniles. Podríamos considerar que el
conflicto entre las generaciones ha pasado de expresarse en términos de rebelión a expresarse en la modalidad
de la desconexión, con jóvenes que viven en mundos paralelos, que no necesitan de confrontación.
Los adolescentes de ayer no enfrentaron el desafío de navegar en la incertidumbre, al contrario, solían confrontar
con las certidumbres del sistema, con verdades fuertes, con autoridades.
Los jóvenes de hoy son más libres de lo que fueron sus padres, más flexibles, viven más el presente y están menos
atentos a un futuro que desconocen, tienen menor temor al cuerpo, a la sexualidad, poseen más información
para la vida. Al mismo tiempo, viven entre enormes restricciones materiales y simbólicas, que hacen de las
oportunidades, una realidad virtual.
VIEJAS Y NUEVAS FORMAS DE SER JOVEN – BALARDINI -
Hoy, la brecha entre jóvenes y adultos es más tecnológico-cultural que ideológico-política. Las mediaciones
tecnológicas, las imbricaciones de las nuevas tecnologías con los cuerpos juveniles, el modo de procesar los
vínculos y las emociones, son cuestiones que difieren notablemente de una a otra generación
Comparando con otras generaciones, actualmente la brecha entre jóvenes y adultos es más tecnológico-cultural
que ideológico-política.
Las mediaciones tecnológicas, las imbricaciones de las nuevas tecnologías con los cuerpos juveniles, el modo de
procesar los vínculos y las emociones, son cuestiones que difieren notablemente de una a otra generación. El
distanciamiento intergeneracional, la falta de comprensión, se encuentran menos vinculados con la ideología y
con la política, como en aquella generación.
- En los años ‘60 y ‘70 era evidente la tensión proyectual que tenían los grandes relatos, las grandes visiones,
los grandes proyectos ideológico-políticos, y esto a su vez se asoció esto a su vez se asoció con la constitución
de amplios espacios colectivos en los cuales los jóvenes se relacionaban entre sí.
- Esos espacios hoy en día se han fragmentado, han adquirido una mayor diversificación. Los grupos dentro de
los cuales participan y construyen su identidad los jóvenes, con frecuencia son más pequeños, más flexibles,
más nómades; son grupos en los que permanecen menos tiempo para pasar a otros, transitando por distintas
experiencias que aportarán a la construcción de su identidad juvenil.
Hoy:
Los jóvenes construyen su identidad en agrupamientos más acotados, que algunos reconocen como tribus.
Además lo hacen en otros términos, buscando una relación más horizontal, sostenidos en el emprendimiento de
proyectos concretos, menos abstractos, con un intenso afecto inter pares.
Entre el consumo, los medios de comunicación, las pantallas, la tecno cultura y los pares, los jóvenes construyen
hoy en día sus identidades. Hay menos espacio para grandes relatos, utopías e instituciones tradicionales.
Los adultos tienen menos presencia en relación a las nuevas generaciones. Si al hacer referencia al grupo de
pares se alude a aquellos que están en una situación afín, es posible pensar a los adultos como los impares de
esa relación.
Hoy, estos impares que somos los adultos no aparecemos como antes. Cuando estamos, nuestra presencia tiene
menos intensidad. Bauman: podríamos decir que somos adultos más líquidos, los jóvenes construyen sus
preguntas y sus propias respuestas entre pares.
Frente al desafío de desarrollar la propia identidad
Primeramente es importante señalar la heterogeneidad intergeneracional. Si bien se producen ciertos clivajes
entre generaciones -y el clivaje tecno cultural atraviesa a todos los sectores sociales- hay que señalar que la
entrada de la tecnología es claramente diferente en las distintas posiciones de la estructura social.
En las grandes urbes: todos los jóvenes están atravesados por las tecnologías, si bien se registra un uso
diferencial a partir del capital cultural y material que se posea. Hay que considerar con qué recursos cada
joven enfrenta la intensa y agresiva presencia de las tecnologías.
“Nativos digitales”: hay quienes advierten que no todos los adolescentes y jóvenes han tenido acceso a estas
tecnologías desde siempre, en muchos hogares, han estado ausente, y es en la vida entre pares que comienzan
a integrarlas diferencialmente y con los recursos que pueden agenciarse.
Situación polar entre identidades más flexibles e identidades más rígidas que se construyen con los elementos
que se disponen:
Para algunos jóvenes, la tecnología proyecta exponencialmente la abundancia de bienes
materiales, simbólicos y tecnológicos, y el desafío pasará por saber construir y establecer un
orden de prioridades en relación a esa opulencia.
Para otros, el reto sigue siendo la lucha diaria por conseguir los bienes.
Se puede observar cómo en jóvenes de unos y otros sectores, la construcción de identidades más flexibles
contrasta con identidades que se conforman de un modo más rígido. En la lucha y la defensa por los recursos,
la escasez implica cierta tesura en la construcción identitaria.
Los adultos se tornan “líquidos”. Se da lugar al vínculo entre pares y a la experimentación permanente. Por eso,
los adultos se encuentran con la necesidad de discutir algunos límites en torno a aquellas cuestiones que hacen
a su seguridad o a la difusión de información sensible. Pero esa es una perspectiva que introducen los adultos,
no es propia de los adolescentes y jóvenes que están en la red.
¿A qué patrones de difusión responden las culturas juveniles actuales, considerando el impacto de las TIC en la
superación del modelo centro - periferia?
la brecha tecnológica, qué interactúa con la brecha generacional y la brecha de acceso a bienes. Sigue
funcionando el esquema de centro y periferia. Lo que sucede es que ahora las voces periféricas tienen mayores
posibilidades de expresión.
Ahora hay más posibilidades de vincularse entre pares trans territorialmente para constituir masas críticas que
de otra manera no podían crearse.
- La tecnología permite que se conformen redes de grupos de intereses muy específicos que no hubieran
podido desarrollarse en el territorio físico.
- La potencia de las redes radica en la posibilidad de contar con identidades constituidas trans
territorialmente. Hoy no se requiere compartir el espacio material para constituir grupos que
desarrollan identidades de manera mucho más trans geográfica que las generaciones anteriores.
¿En qué medida las dinámicas de creación, circulación y consumo que se desarrollan en internet favorecen
transformaciones sociales democráticas e inclusivas, o refuerzan las estructuras de poder y las condiciones de
existencia?
Las tecnologías implican innovación y cuando hay innovación tienen lugar ciertos corrimientos, las nuevas
tecnologías se anclan y desarrollan en armazones preexistentes y, en este sentido, es difícil pensar que puedan
generar cambios radicales en las mismas estructuras que las contienen.
Hay elementos de renovación, sin duda. Se pueden constituir nuevos actores, nuevas redes. Los grupos que se
organizan en favor de la apertura de la información son un ejemplo.
El uso de herramientas tecnológicas en revueltas sociales también da cuenta de un notable potencial. Pero
estas herramientas al mismo tiempo pueden ser utilizadas para el refuerzo de lo establecido, mediante un
mayor control social
Sistemas educativos:
A la escuela media le cuesta dar lugar a las culturas juveniles. Es una institución moderna pensada en una
época en la cual las culturas juveniles no existían o no se las conceptualizaba, no se concebía a los jóvenes
como portadores de una cultura común de pares, se trataba en todo caso de estudiantes o alumnos.
Son adolescentes o jóvenes que cuando están en la escuela ejercen el rol de estudiantes, condición
que de ninguna manera incluye todos aquellos aspectos que definen su identidad.
A la escuela de hoy se encuentra con unos sujetos que desconoce, los jóvenes portadores de culturas
juveniles, y tiene el deber de emprender un proceso de transformación.
La escuela ha tomado nota de la existencia de las culturas juveniles pero le resulta sumamente trabajoso
establecer diálogo con ellas y construir una institucionalidad diferente.
Se reconoce la necesidad de considerar a todos los jóvenes, adolescentes y niños como sujetos de derechos,
portadores de historias, culturas, deseos, intereses. El reto es interactuar con las culturas juveniles, dándoles
lugar pero también ejerciendo la función y misión de la escuela.
Aún no ha tenido lugar el desarrollo de una nueva institucionalidad, capaz de favorecer el diálogo entre la
escuela media y las culturas juveniles.
La escuela ha perdido peso específico en la construcción de las identidades de los jóvenes, como lo han
perdido la familia y la política tradicional.
Es necesario actualizarse permanentemente porque los jóvenes nos lo exigen y porque con frecuencia están
más informados que muchos adultos.
La duplicación tan rápida del conocimiento (actualmente en un par de años, y se estima que en una década
será en meses) y la cuestión de su vigencia pone en tensión a la institución y a los mismos docentes en la
convivencia con adolescentes y jóvenes que continuamente nos están desafiando con nuevos saberes.
Hay que constituir currículas que, cumpliendo sus objetivos, sean más atractivas, articulen con la realidad de
los estudiantes, para que se sientan interpelados por sus contenidos. Es necesario contar con una formación
permanente, que genere docentes más exploradores.
Es importante dar lugar a dispositivos innovadores, que faciliten la participación de los alumnos en los distintos
momentos e instancias de la experiencia institucional, más allá de la áulica.
¿Hacia dónde cree que deberían orientar sus esfuerzos los Estados latinoamericanos para superar el carácter
adulto céntrico en las relaciones que establecen con los adolescentes y con los jóvenes? ¿Qué recomendaciones
deberían considerarse para la elaboración de políticas de juventud en América Latina?
Es fundamental seguir adelante con las concepciones que entienden a los jóvenes como sujetos de derecho.
Comprender a los jóvenes como sujetos de derecho implica de modo extensivo, el derecho a la propia voz, al
reconocimiento, a participar, a ser parte en la toma de decisiones.
Posición de los adultos: fundamental confiar tanto en los jóvenes y en los adolescentes como en los niños,
proveyendo escenarios de responsabilidad afines a los distintos grupos de edad. En la medida que se los
comprenda como sujetos de derecho, se les dé lugar en los dispositivos institucionales y sean parte de las
decisiones y de los diferentes proyectos que se pongan en marcha, se irá modificando el carácter adulto
céntrico de las instituciones. Escuchar a las nuevas generaciones es todo un desafío.
Es fundamental aproximarse a los jóvenes de una manera cabal, a través de políticas públicas articuladas e
integrales.
Hay que considerar al mundo de vida de los jóvenes como una totalidad que inspire y en la cual converjan las
diferentes iniciativas destinadas al cumplimiento efectivo de sus derechos.
ADOLESCENCIA TRAUMA IDENTIDAD HUGO LERNER
ALGUNAS GENERALIDADES
La modernidad ha dejado sus marcas. Algunas de ellas colocaban al adolescente ante la polaridad o dicotomía
“normatización (proyecto cerrado y acabado) o transgresión”. En la actualidad, esta polaridad no está tan
marcada:
Adolescente “navegador”, dotado de una consistencia yoica, “plasticidad yoica” según Liberman, que le permite
navegar por el mundo y desplegar y expandir diferentes potencialidades creativas. El contexto social le da espacio
a este adolescente para “navegar”: la sola presencia en el mundo justifica la existencia, no importa el puerto al
que se arribe, la cuestión es moverse, buscar. Hacer.
Adolescente “yuppie” (Young Urban Professional), expresión de la adaptación absoluta del ideal social de los años
80.
Adolescente “del descarte”, anomia. No pueden navegar ni construir, y sufren un colapso caótico en cualquier
proyecto que inician.
La modernidad establecía metas, y el que llegaba, ganaba. Hoy muchos llegan, y lo que era una meta anhelada y
valiosa, ya no lo es. Muchos sienten que ya no se pueden apartar, no pueden navegar. En el caso de nuestro país
el contexto social ha cambiado, la sociedad funciona como un elemento traumático, en tanto no permite la
navegación o la concreción de planes, y por ende un proyecto identificatorio.
Poniendo el acento en los “peligros externos”, ¿en qué medida lo social, lo contextual, puede ser traumático e
interferir en la constitución yoica? ¿Cómo interviene la realidad entre los vasallajes del yo?
El sujeto es el producto de sus interacciones con su contexto y, por eso mismo, su subjetividad es cambiante.
Castoriadis: El individuo con quien se encuentra el psicoanálisis es siempre un individuo socializado. Yo, Superyó
e ideal del yo son impensables si no se los concibe como productos del proceso de socialización. Los individuos
socializados son fragmentos que caminan y hablan en una sociedad dada.
Un sujeto se encuentra en un ámbito de intercambio localizado en el espacio-tiempo, donde construye un mundo
y a la vez es construido por ese mundo que construye.
La subjetividad es la posibilidad que tiene un sujeto de crear al otro, al mundo y a sí mismo. La condición y el
marco para la producción de subjetividades están dados por el intercambio social y también estructuralmente. De
este modo, frente a diferentes acontecimientos sociales, la subjetividad o producción de ésta variarán según los
vínculos que se establezcan y los medios sociales del sujeto.
Constitución del sujeto : en función de un modelo que toma al narcisismo como eje central de su desarrollo, pero
que depende del objeto y del medio social para que sea posible. (NARCISISMO INTRASUBJETIVO).
¿Cómo se construye la subjetividad en este contexto impredecible si el medio social es parte fundante de la
misma?
Winnicott: señaló con su concepto de holding, la importancia de un contexto estable y previsible para que alguien
se integre y se convierta en persona. Con la ausencia de holding social, el equilibrio narcisista se perturba, la
estructura de un self cohesivo, vital y dotado de un funcionamiento armónico, se pierde.
Si pensamos que el adolescente ha sido víctima de la amputación de la utopía y la ilusión, no será difícil imaginar
la alteración que ha sufrido la creación de ideales capaces de sostener un proyecto probable, un proyecto que
convierta al adolescente en un sujeto en el mundo.
Winnicott : La ilusión necesita un contexto que fomente en el sujeto la creencia de que él está creando el mundo.
McDougal dice que a un suceso solo puede llamárselo “traumático” cuando enfrentar y resolver las “catástrofes”
que estructuran el psiquismo se vuelve más complicado que de costumbre. Si no se la transita bien, la relación
temprana madre-bebé puede constituir el “suceso traumatizante”.
Las situaciones traumáticas precoces que han producido una catástrofe yoica, según McDougal, dejaron huellas
que son sólo “signos inscriptos en el soma” cuya presencia se puede intuir a través de las “incoherencias y los
blancos que provocan en el registro del pensamiento”.
Trauma es una ruptura en la continuidad, pero no todo trastorno en la continuidad es detención. No se produce
una detención si se puede “seguir siendo” (Winnicott). Lo que puede ser traumático para algunos no lo será para
otros porque atraviesan esa situación con una intersubjetividad sostenedora, que en ese momento o a posteriori
les permitirá usar esas experiencias como materiales constitutivos de su yo.
En algunos casos al “trauma” sólo tendríamos que llamarlo “acontecimiento” en tanto permita la emergencia de
algo nuevo. Un acontecimiento genera ruido aumentando la complejidad del sistema. Un sistema al complejizarse
puede aumentar los grados de autonomía de un sujeto, por lo tanto, puede ser traumático y paralizante para
unos y una posibilidad de creación y de aumento de la complejidad yoica de enriquecimiento.
Los adolescentes deben aprender a navegar y buscar con la idea de que el encuentro con su vocación va a ser
muchas veces transitorio. Hoy la temática pasa por navegar en sí, pues no hay promesa alguna de alcanzar un
puerto seguro y abrigado. Lo importante es permaneces en la zona ilusoria, transicional, donde se da la
creatividad. (“el juego” de Winnicott).
El adolescente tiene como trabajo psíquico central la búsqueda de su identidad, el delineamiento de su “proyecto
identificatorio”, aunque éste sea cambiante.
Hornstein: El sentimiento de identidad es un tejido de lazos complejos y variables donde se articulan narcisismo,
identificaciones, la vida pulsional y todo aquello que participa en la constitución del sujeto. La identidad es un
proceso.
Vecslir: la identidad del Yo se construye a lo largo de la vida, sostenida desde una matriz básica de
identificaciones que permanece y actúa como sostén y resistencia frente al impacto de acontecimientos que
podrían desestructurar al sujeto. El trabajo de identificación no acaba nunca, el sujeto se transforma a través de
procesos de identificación. La presencia actual del objeto externo pasa a formar parte constituyente de su
subjetividad.
En estas dos citas anteriores se visualiza un modo de pensar la constitución de la identidad que contempla la idea
de intersubjetividad, y entiende que es un modo de lograr una subjetividad más rica. El grupo adolescente,
funciona como un marco intersubjetivo que sostiene y co-construye subjetividades y muchas veces permite que lo
“traumático” no devenga en detención y desestructuración sino en enriquecimiento y mayor complejización
psíquica.
La especularidad intersubjetiva del grupo adolescente funciona como contención y aceptación de que lo
traumático, lo inexplicable, son experiencias compartidas que permiten que el adolescente no se sienta aislado en
sus “rumiaciones”. Funcionan como objetos del self especulares (Kohut) que le devuelven una imagen de poder, y
que las convulsiones emocionales son experiencias comunes y no los detendrán.
Se logra ser en función de la presencia de otro, de la dinámica intersubjetiva que permite al sujeto sentirse él
mismo. “Mediante las identificaciones cruzadas se esfuma la tajante línea divisoria del yo y el no-yo” (Winnicott).
El “yo-soy” solo se adquiere en un ámbito intersubjetivo. En los comienzos el vínculo con otro es fundante, esta
necesidad de ser con otro y “por otro” también tendrá una vigencia absoluta durante todo el transcurso del
devenir de la subjetividad. Sin otro no hay producción de subjetividad. Kohut afirmó que los “objetos del self” son
imprescindibles para la estructuración del self en los inicios, pero remarcó que nunca se puede prescindir del
vínculo con esos objetos, que mejoraran la autoestima.
Kristeva: Yo he sido herido, te lo cuento a ti, tu atención-confianza-amor me permite volver a vivir esa herida en
una forma distinta. Yo le otorgo un sentido soportable. Yo no borré la herida sino que la dono. Esta es la alquimia
de la transferencia.
Aulagnier: afirma que los cambios y transformaciones que le sobrevengan al yo durante la adolescencia no
deberían alterar la “mismidad”, se ha de conservar un “fondo de memoria”. El futuro de ese infante y luego
adolescente que llegará a adulto es la “realización de una potencialidad” que ya estaba presente en la historia de
ese yo. Si hubo una historia traumática, se producirá una discontinuidad en la sensación de “ser uno”. Resultado:
self fragmentado. Este sujeto sólo podrá romper con ese futuro siniestro si inicia un vínculo que le posibilite otra
mirada. Una situación de intersubjetividad.
PALABRAS FINALES
Winnicott : La adolescencia es algo más que pubertad física. Implica crecimiento que exige tiempo. Mientras este
se encuentra en marcha las figuras paternas deben hacerse cargo de la responsabilidad. Si abdican, los
adolescentes deben saltar a una falsa madurez y perder su máximo bien: la libertad para tener ideas y para actuar
por impulso.
También afirmó que crecer es un entrelazamiento de suma complejidad con el ambiente facilitador. En estos
contextos el adolescente deberá ser “inmaduro, responsable, cambiante, juguetón” y los adultos debemos
acompañarlos y que pase el tiempo y traiga la madurez. Muchos adolescentes no disponen del tiempo necesario
para ello.
Aulagnier: Arribar a la sensación de “yo soy”, y a su consecuente relación con “yo era” y “yo seré” es un trabajo
psíquico que se desenvuelve en un entretejido con el mundo.
LOS ADOLESCENTES EN EL SIGLO 21 PERINAT
Los adolescentes en el siglo XXI- un enfoque psicosocial- Perinat, Martinez Criado
Desde hace mucho tiempo, existe la creencia generalizada de que los hijos ofrecen una gran cantidad de
satisfacciones mientras son niños, pero que al llegar a la “edad del pavo” se hacen más ingratos, más difíciles,
aparece el conflicto y, donde antes había adhesión y admiración, ahora hay distanciamiento y crítica.
Haremos un recorrido histórico de cómo fue cambiando la imagen tanto de la familia como del adolescente
dentro de la misma teniendo como centro de este desarrollo, el sexo:
- El modelo de las familias europeas era un modelo patriarcal, por el que los padres poseían el monopolio del sexo
y el púber debía elegir entre el ensimismamiento onanista (masturbación) y la búsqueda de experiencias fuera de
la familia.
- La fase genital posterior al plácido periodo de latencia supone al mismo tiempo el despertar de la sexualidad y
algún tipo de enfrentamiento y ruptura (y al mismo tiempo de identificación) con el padre que no puede ser
derrotado en su feudo. (“para obtener lo que posee mi padre debo ser como el, pero ello solo es posible si dejo
de ser hijo, si me rebelo contra su autoridad, por lo que solo podre triunfar en el destierro”).
- El padre tiene dos opciones: por un lado dejarse ganar (con lo que dejará a su hijo sin modelo) o castrarlo
psicológicamente (con lo que anula la posibilidad de que su hijo se convierta en adulto.
Este modelo presenta dos problemas a la hora de abarcarlo: por un lado por más de que parece encajar bastante
bien con la familia patriarcal, es dudosa su aplicación a otros tipos de familia y por otro lado obliga a postular un
proceso completamente diferente para las chicas.
- La extensión de la enseñanza secundaria contribuyó a fijar esta edad como objeto de estudio.
- El surgimiento de movimientos culturales juveniles que incluían nuevas formas de expresión, nuevas formas de
crítica social y nuevas formas de convivencia. Todo esto lleva a la noción de ruptura generacional.
- ERIKSON: relega desde el culturalismo el sexo en segundo plano y sitúa el concepto de crisis más nítidamente
como proceso de transición en el que las relaciones familiares debían redefinirse para permitir la expresión de
identidad del adolescente.
- REICH: relaciona de manera muy radical la eclosión del sexo y la rebelión contra el mundo adulto, entendiendo
éste como la familia patriarcal y la sociedad con la que ésta se identificaba.
- Varias investigaciones demuestran que el modelo basado en la tensión y conflicto de valores entre generaciones
no parecía explicar que ocurría en la mayoría de las familias norteamericanas y europeas de aquella época, que
mostraban altas dosis de satisfacción en la relación entre los padres y sus hijos e hijas adolescentes.
- Se señala que era más alto el porcentaje de adultos que tendían a percibir las diferencias entre los jóvenes y ellos,
a emitir juicios negativos y rechazar a los jóvenes, que el de jóvenes que opinaban en sentido inverso.
- COLEMAN: para él la noción de ruptura afectiva entre dos generaciones no poseía ningún fundamento sólido, de
hecho, superada la adolescencia, los valores de la mayoría de los sujetos estudiados (por él supongo, no dice) no
diferían sustancialmente de los de sus padres.
Los noventa:
- Se recupera la noción de conflicto (sin hablar de ruptura) y darle una dimensión evolutiva.
- La llegada a la adolescencia de uno de sus miembros supone un incremento de los conflictos, los cuales cumplen
un papel adaptativo, tanto para el desarrollo del adolescente, como para el funcionamiento de toda la familia.
- Dos mecanismos evolutivos del conflicto:
Intrapsíquico: por el que el adolescente se vería impulsado a cambiar, a desarrollarse, a una cierta independencia
afectiva de los padres.
Interactivo: en cuanto el conflicto es un indicador que lleva a los padres a cambiar su forma de relación con el hijo
adolescente.
- Lo más importante de las investigaciones de la última década es la aceptación a la pluralidad. Esto lleva a pensar
que es poco realista explicar el proceso evolutivo y psicosocial de la adolescencia con relación a la familia como
un único sendero universal por el que deben transitar todos los sujetos y que su desvío de este lleve a ser
considerado una patología. Se explica esta diversidad también por los distintos contextos socioculturales y las
rápidas mutaciones que se dan dentro de estos. Aquí afirmamos que la adolescencia debe ser considerado una
construcción histórica (significa que los cambios biológicos y hormonales no bastan para explicar el impacto del
adolescente en la familia, pero deben ser considerados igual).
- Se comprende a la adolescencia ahora como una perturbación del sistema familiar, de este modo, considerando
el contexto histórico- cultural, introducimos la perspectiva del enfoque sistémico, la multiplicidad de procesos de
cambio que se dan en el interior de las familias.
El medio cultural y social no es una variable secundaria que viene simplemente a modificar el desarrollo. Desde la
perspectiva de lo que llamamos psicología cultural, el desarrollo no es una función independiente del contexto,
sino que canalizado por procesos de mediación interpersonal, nos hacemos miembros de nuestra cultura.
La familia aquí aparece como mediador sociocultural, cuyas prácticas contribuyen decisivamente a la definición de
la trayectoria evolutiva de sus miembros. El tipo de relaciones que se construyen en la familia contribuyen a su
vez al sostenimiento de la estructura social y en la medida en que los cambios sociales calan en la familia,
transformándola, ésta contribuye a la consolidación de tales cambios. La familia cumple su función de nicho
evolutivo, donde se configura el desarrollo de los hijos, que se define por el entorno físico y social del desarrollo,
las prácticas educativas y de crianzas determinadas por la cultura y por las creencias que los padres tienen acerca
del desarrollo y de la educación.
Si bien no existe una línea evolutiva que lleve necesaria e ineludiblemente de la familia extensa a la nuclea, es
cierto que a lo largo del siglo xx se ha ido reduciendo la presencia de aquélla en nuestro entorno y generalizado
esta última como consecuencia de los procesos de urbanización e industrialización. Las familias troncales y
extensas fueron el marco típico de la ideología patriarcal, sustentada en la autoridad del padre y en valores que
tienden a realzar la lealtad familiar frente a la libertad individual, con agrupaciones doradas de una rígida
organización en función del género, la edad y el linaje, con unos fuertes lazos basados en la autoridad familiar.
Las estructuras familiares se fueron transformando más hacía la importancia de los lazos afectivos, y estos nuevos
modelos están en profunda relación con las transformaciones sufridas en las concepciones de niño y adolescente,
así como con las formas de relación derivadas de tales concepciones.
Aquí se hace una comparación entre las familias tradicionales y patriarcales en las cuales los límites entre la
familia y la comunidad son muy difusos en comparación con los modelos de las familias modernas, en las cuales
los límites entre familia y sociedad tienen un área marcada de intimidad, de privacidad prácticamente inviolable.
Esto mismo se ve reflejado en los límites que se manejan dentro de las familias, en donde debe ser respetada la
individualidad, y se considera la intimidad como una clara necesidad que surge con naturalidad en esta fase del
ciclo vital.
Nuevamente se comparan los distintos tipos de familia y es visible como en las familias tradicionales no hay un
proyecto de futuro exclusivamente individual. Toda la familia es parte afectada en el porvenir del chico o la chica,
por lo que las opciones de éstos nunca serán enteramente personales. La educación en este tipo de familia
tradicional no se orienta hacia la independencia del sujeto, sino a su interdependencia con el resto de la
comunidad. Tomando el tipo de familia moderno, de las sociedades urbanas, se considera que se adquiere
madurez con la independencia económica y, a manudo, ésta supone cierto distanciamiento de la vida familiar. Se
supone que la identidad se afianza con un proceso de diferenciación con respecto a la familia de origen, y se
considera la adolescencia como un momento clave para definir un proyecto de futuro personal.
Éstas características de los jóvenes de nuestro entorno son coherentes con una organización social basada en
valores individualistas y probablemente son funcionales para un medio sometido a rápidos cambios tecnológicos.
Tomando nuevamente la comparación entre los dos tipos de familia, comenzaremos por la familia patriarcal, en la
cual los cambios culturales se dan muy lentamente, de forma que el mundo de significados de los abuelos es muy
similar al de los nietos. Conocimiento es casi equiparable a experiencia y resulta inseparable de los valores, por lo
que la socialización fuera de la familia se considera secundaria e incluso contaminante.
Por otro lado, las personas integradas en las sociedades industrializadas, una gran parte de los conocimientos
necesarios para la subsistencia y el progreso personal se obtiene fuera del marco familiar, principalmente en la
escuela (NO estoy de acuerdo!!!). Así es como se ve la autoridad basada en la asimetría de conocimientos. La
amistad y las relaciones del mundo del trabajo tienen cada vez más valor adaptativo que lo vínculos con la familia
extensa.
Como antes mencionado, nuestras sociedades se basan en decisiones individualistas, necesidades individualistas
y gustos individualistas. La construcción del sujeto debe llevar a cabo esa función (la de “poder ser
individualista”). Sin embargo, hay una constante tensión entre los valores individualistas y comunitarios. Con esto
se refiere a la convivencia de una extensa variedad de formas familiares que se sitúa en puntos intermedios de
ese continuo imaginario entre tradicional y moderno, y que además se muestran diversamente individualistas en
algunas cosas y colectivistas en otras.
Los cambios influyen en las relaciones de poder doméstico y la agonía del patriarcado, acelerando el proceso de
enculturación, en donde el cambio se da también en los objetivos en torno a los que se organizan las familias.
ROUSEL, plantea que las familias que se distancian del modelo patriarcal, se distinguen no solo por sus
características, sino por finalidades prioritarias. La pérdida de prioridad en cuestiones como la conservación de la
tierra, la seguridad en la vejez, el poder comunitario que viene de un gran número de hijos, la supervivencia a
cambio de la obediencia al marido, etc.
Surgió la noción de progreso como algo positivo de los cambios, como una mejora global, en la que se confiaba en
que los hijos dispusieran de mayores oportunidades que los padres, se tendía a considerar que los jóvenes
estaban potencialmente más adaptados a la realidad del momento. Se perciben a los hijos como mujeres u
hombres nuevos para una sociedad nueva.
Visto desde el punto de vista sistémico, nos permite considerar a la familia como una unidad compleja que
organiza mediante reglas las interacciones de sus componentes, y cuyas conductas se atienen a un sistema de
significados, y no como un mero recipiente de conductas ante un grupo que reacciona a las acciones de uno de
sus miembros.
Se entiende a la familia como sistema autopoiéticos, es decir, que su funcionamiento está encaminado al
mantenimiento de su organización. La comunicación es la trama que mantiene y da sentido al sistema familiar, y
la conducta de cada sujeto puede así ser considerada a la luz de la organización familiar. La familia al igual que
cualquier otro sistema social, tienda a alaguna forma de estabilización a través de continuos acuerdos que
establecen sus componentes.
Las perturbaciones que vive la familia pueden venir tanto del exterior como transformaciones del entorno
sociocultural como del interior siendo éstas las modificaciones de las relaciones entre los miembros de la misma.
Se entiende que el crecimiento y envejecimiento de los miembros de la familia son perturbaciones porque llevan
a la transformación de reglas y rituales, introduciendo un mayor nivel de complejidad. Cada uno ha de ajustar su
rol a la nueva situación, de modo que los cambios permitan el mantenimiento de la organización, del equilibrio
que permite la continuidad del grupo como tal.
La llegada adolescencia supone una importante serie de cambios biológicos, cognitivos y afectivos que trastocan
este panorama (el panorama vigente mientras el hijo aún es niño) en el microsistema familiar: los cambios
hormonales llevan a cambios en el estado de ánimo, la capacidad reproductora genera nuevas expectativas de
conducta, y el cambio de aspecto físico lleva a manudo a introducir cambios en la expresión de la afectividad
entre los padres y sus maduros hijos o hijas, generalmente en forma de evitación del contacto físico.
Ahora bien si vemos el macrosistema podemos observar que su mundo social se ha do expandiendo a través de
las relaciones en la escuela y en otros ámbitos, por lo que llega a conocer modelos alternativos de vida adulta y de
relación familiar, al tiempo que surgen nuevos lazos afectivos con sus iguales. Se da una acumulación de cambios
en distintos sistemas y en poco tiempo.
COLLINS señala que en la adolescencia aumenta dramáticamente la discrepancia entre las expectativas y la
percepción de la conducta de los adolescentes por sus padres. El sistema familiar reacciona a la perturbación
buscando la conservación de su organización. La cesión de autonomía y la demanda de responsabilidad son los
ejes principales sobre lo que se levantan tales discrepancias y el área donde deben construirse las nuevas reglas.
En general podemos decir entonces que, en nuestro ámbito sociocultural, el incremento de los conflictos en las
relaciones familiares durante la adolescencia cumple una importante función: posibilitar la transición ecológica
que marca el fin de la infancia, promoviendo la transformación de las reglas que operan en el sistema.
La adolescencia es una transición ecológica que debe afrontar todo el grupo familiar, y como ocurre en el resto de
las transiciones ecológicas (las formación de la pareja, el nacimiento de los hijos, cambios de domicilio o
laborales) puede llegar a generar estrés cuando se da un desequilibrio entre las demandas y los recursos
disponibles.
Para HALEY, esta transición en el ciclo vital de las familias supone resolver entre otras, tres tareas fundamentales:
Otras consecuencias de esto pueden ser las conductas de oposición, rechazar sistemáticamente la satisfacción o
negar la dependencia familiar cayendo en otras dependencias (sectas, toxicomanías).
La relación parental se establece desde la primera infancia y, a pesar de los cambios de reglas de que hemos
hablado, habitualmente se mantiene el estilo educativo durante la adolescencia, con las virtudes y defectos que
conlleva. La competencia de los padres para orientar el desarrollo de sus hijos depende de la presencia de dos
importantes habilidades parentales:
La ausencia de sensibilidad y presencia de exigencia definen el estilo autoritario que tampoco favorece a la
crianza de los hijos autónomos y genera sentimientos de incompetencia.
Sensibilidad y exigencia definirán un estilo caracterizado por la capacidad para escuchar las demandas del hijo,
adaptar pautas educativas y definir tareas evolutivas relevantes.
CAPITULO VI: Entre adolescentes: la importancia del grupo en esta etapa de la vida
Los iguales, compañeros y amigos de edad similar, forman grupos a partir de algunas coincidencias y afinidades.
Algunos se sientes más próximos: son los amigos, a los que confiarán las preocupaciones más íntimas y de los que
se espera que compartan sentimiento y emociones. Dentro del grupo y con los amigos, se formaran las primeras
parejas, se tendrán nuevas experiencias, más íntimas y profundas y los primeros fracasos amorosos. El grupo es
necesario para aprender a vivir en el marco de los cambios generacionales. En el grupo se conoce e intima con los
que se comparten vivencias, actitudes y valores; se vive una mezcla de emociones, se aprende a abrirse
totalmente o cerrarse en sí mismo, a fingir entusiasmo o indiferencia, a consumir ciertos productos y rechazar
otros de plano, a abrazar algunos principios y defenderlos de forma radical.
Tras precisar algunos elementos conceptuales, trataremos de los cambios que se producen en la estructura del
grupo, las actividades y su función, entre otros. Aparte estarán implicados los temas relacionados con las primeras
citas y salidas en pareja, las primeras experiencias amorosas y sexuales y los primeros fracasos en las relaciones.
Cuando nos referimos, más concretamente, al grupo en el que se encuetran los conocidos, compañeros, amigos,
vecinos y a las relaciones que se comparten con ellos nos estamos situando en un marco social más reducido que
el colectivo social en general. Una aproximación a los datos que se conocen sobre diversos aspectos y
características de este último grupo nos proporcionará algunas ideas sobre cómo se relacionan y viven tal
situación, lo que esperan y obtienen de este marco de relación.
Un grupo en general es un conjunto de individuos con determinados objetivos, que llevan a cabo determinadas
actividades y que tiene varios niveles de estructuración y grados de organización. Los diferentes tipos de grupos
se pueden establecer a partir de diversos criterios: objetivos que persiguen, situación en la que funcionan,
institución a la que pertenecen, relación que se plantea entre sus miembros, etc.
PALMONARI Y POMBEI distinguen entre grupo formal e informal, donde el primero se constituye con la intención
de conseguir determinados objetivos o llevar a cabo ciertas acciones. Y el segundo, no se plantea objetivos
explícitos: es un círculo de personas que se reúnen a ratos sin otro motivo que el encuentro social. Los grupos
adolescentes son de este tipo.
En cuanto a cómo perciben los jóvenes la amistad va a depender del grado de intimidad, aprecio y entendimiento.
La amistad es un sentimiento asociado a unas relaciones desinteresadas, la comprensión mutua, una mayor
disponibilidad y disposición a empatizar con el otro, a compartir penas y alegrías.
Con la organización del grupo se refiere a que capaz no siempre estén todos presentes, pero el grupo tiene una
necesaria estabilidad y se consolida en torno a algunos miembros especialmente asiduos y de gran prestigio entre
los componentes.
Es decir que el grupo se caracteriza por ser una organización estable y al mismo tiempo dinámica.
Se distingue una primera agrupación unisexual que caracteriza el paso de la infancia a la adolescencia. En el caso
de los chicos suelen ser grupos bastante numerosos, sus relaciones pueden caracterizarse como más extensas
que intensas. En las chicas se da el caso contrario, suelen ser grupos menos extensos y las relaciones más
intensas.
Estos grupos unisexuales que funcionaban por separado se aproximan y empiezan a funcionar ocmo un grupo
mixto, en el que empiezan los desacuerdos y las rencillas sobre las actividades.
Este primer tipo de grupo se transforma porque se crea un encuentro con otros grupos de la mismas
características, lo cual produce un grupo de mayor amplitud. En el seno de esta agregación de grupos se
intercambia información, se imponen modas y se van produciendo nuevos conocimientos y cambiando de amigos
en la medida en que uno sigue los imperativos del grupo.
1.4.Nuevas incorporaciones
Algunos autores utilizan el tema de los criterios que se suele usar el grupo para la elección de sus miembros. Los
preferidos presentarían un perfil prosocial, con una disposición a participar en actividades, cooperar, prestar
ayuda; así como a implicarse y a resptar las reglas. Los rechazados presentan un perfil opuesto, con tendencia a
provocar a los otros, causar problemas, no resptar las reglas, mostrarse agresivos o violentos.
También la apariencia física, ser guapo o guapa, ir a la moda, ser fuerte puede serel principio de esta búsqueda
por parte de los otros.
2. Actividades y funciones
Ciertos puntos de interés compartido por distintos sujetos en un momento dado serían determinantes para la
formación de un grupo estable. Un interés por algún deporte, ir a la discoteca o tener novio puede determinar un
grupo a esta edad. Una mayor o menos precocidad en cuestiones de la vida adulta, así como la apariencia
derivada de un crecimiento temprano o tardío, puede también resultar determinante en un grupo de estas
edades.
- Las niñas que han hecho el cambio llaman la atención de los chicos más grandes
- El grupo se forma por la proximidad física entre adolescentes que comparten espacios y tiempo
- Realizan actividades serias o juegos
Planteamos la transición a la edad adulta como una cuestión basada en la adquisición de conocimientos y
formación necesarios para la integración laboral y social convierte en muy imprecisa la edad para incorporarse al
mundo adulto. Las actividades adolescentes se nos aparecen como contradictorias. Por una parte, exploran y se
identifican con las del mundo de los adultos que desean conocer e imitar, pero a su manera, eliminando todo lo
que creen conveniente o no aceptan de la sociedad.
Los adolescentes tratan de hacer lo mismo que los adultos pero con más emoción y riesgo.
La importancia de la función del grupo se retoma como utilidad evolutiva. En cuanto al marco del “grupo formal”,
se persigue fundamentalmente educar, practiar un deporte o estudiar un instrumento musical para tocarlo a la
perfección.
- Soporte y comprensión. El grupo proporciona seguridad cuando uno está pasando momentos difíciles, de
indefinición, e intentando superar las diferencias con los padres.
- Sentido de pertenencia y estatus. Saber que se pertenece a un medio propio, además de la familia u otros
ambientes controlados por los adultos, da sentido a la individualidad.
- Oportunidad de representar un papel y de percibir la propia competencia. Las actividades permiten asumir ciertos
roles, ensayar las propias capacidades y conocer los juicios que sobre ellas emiten otros; conocer qué conductas
gustan y son bien acogidas y en cuáles se demuestra menor aptitud.
A pesar de las diferencias que tiene cada adolescente, a través de los intereses que comparten entre ellos, se
conforma un grupo homogéneo. También este punto está en relación con la familia debido a que son ellos los que
incitan que el joven comparta ciertos gustos y aficiones.
La diferencia clara se ve entre las famliias de clase alta y las familias de clase marginal, pero sobre todo los grupos
de adolescentes de las clases medias se fusionan por estar en concordancia con más cosas que en diferencia. Y es
aquí donde se homogenizan.
3.2.Conformidad y jerarquía
La conformidad al grupo, se basa en los aspectos formales y externos (música, vestimenta, etc) y también en
estudios sociométricos (no sé porqué menciona esto) sobre la tendencia a aceptar a cierto miembros y a rechazar
a otros. Con los que cada uno considera como “favorito”, se produce cierta identificación y seguidismo, puesto
que estos miembros proporcionan valor al grupo.
La jerarquía es extraordinariamente importante y necesaria, debido a que la función que tiene la jerarquía va a
permitir consolidar lazos y las relaciones. Los jóvenes posicionan a las autoridades en sus lugares para poder llevar
una relación adecuada.
Por otro lado, cabe destacar que el grupo también potencia la dependencia mutua de sus miembros y puede
llevar a la anulación parcial de la propia personalidad, como también proporcionar la fuerza para conseguir la
independencia del adulto y la emancipación famliiar. Es como un sometimiento del adolescente a su grupo.
Este punto se refiere a que por ejemplo: los grupos organizados intentan conseguir un mismo objetivo compiten,
son rivales. La competición aumenta la hostilidad, que deriva generalmente en conflicto, y por sobretodo cuando
no existen reglas claras, por todos aceptadas y, falta una figura de autoridad responsable de arbitraje.
De todas formas dentro de los grupos adolescentes, por lo común las relaciones son simétricas, es decir no
estamos ante unas relaciones marcadas por la obediencia a unas directrices que provienen de fuera. Que estos
grupos sean simétricos, convierte el grupo en autogenerado y autogobernado, pueden hacer puestas sobre
normas de funcionamiento, no existen limitaciones a propi como en las relaciones con los adultos. La
organización dentro de un grupo es fundamental para su funcionamiento. Las formas en que los jóvenes aceptan
o rechazan a los miembros del mismo, se transforman en los conflictos internos del grupo, cuando no todos están
de acuerdo con las reglas establecidas o cuando hay una jerarquía injustificada. (creo)
Por otra parte, precisamente por tratarse de un grupo social que funciona al margen y, a la vez, en el seno de la
sociedad adulta, genera un fuerte rechazo por parte de los adultos, basado en la incomprensión y la
incompatibilidad. Estos vendrían a ser los conflictos externos del grupo (también creo).
La personalización de las relaciones entre adolescentes hacer referencia a los siguientes descubrimientos que
hace el mismo:
En el grupo pueden coexistir verdaderos amigos, oponentes y neutrales, lo que le convierte en un “caleidoscopio”
de innumerables experiencias en relaciones humanas de signos muy diferentes.
4.1.Algunas relaciones preferentes para ciertos temas fundamentales, momento de crisis y tipos de solución
Dentro de los grupos surge la necesidad de hablar de ciertas cosas, tantas buenas como malas. Necesitan hablar
de la relación y los sentimientos respecto del otro sexo, y desean recabar opiniones e informaciones sobre temas
de sexualidad.
Según YOUNISS Y SMOLLAR, los adolescentes consideran que la aceptación mutua y guardar las formas son
aspectos importantes de las relaciones de amistad. Para las CHICAS y una tercera parte de los chicos, es
importante poder hablar de todo y compartir actividades de una forma relajada. Por otro lado, dos tercios de los
chicos consideran más valioso tener intimidad y ser comprendidos.
Dentro de los grupos también se producen problemas, como pueden ser de deslealtad, tanto a la hora de guardar
secretos como de intentar salid con la persona que gusta al amigo o la amiga. Las relaciones se rompen por causas
puntuales o por falta de una comunicación adecuada, aunque se conservan porque se ponen en marcha algunos
mecanismos que permiten superar los momentos de crisis.
Los métodos que utilizan para la superación de crisis varían entre chicos y chicas.
Chicas: procedimientos abiertos como pedir perdón, cesar en las ofensas, hacer algún gesto reparador.
Chicos: aceptar el hecho y olvidarse de la ofensa sin necesidad de tratar el asunto abiertamente.
Las relaciones en el seno del grupo pueden ser muy agradables y satisfactorias, despertar un sentido de
pertenencia y crear una necesidad de estar con los amigos la mayor parte del tiempo; pero aun así no son
comparables con la etapa del enamoramiento. La edad del primer enamoramiento, que aunque no llegue a
culminar en la experiencia sexual, tiene una importancia fundamental y especial en la vida del sujeto. Esto sucede
alrededor de los 11 y 17 años.
Este cambio tan significativo parece darse primero entre miembro del mismo sexo, pero crece intensamente con
respecto a miembros del otro sexo. Las primeras relaciones íntimas de carácter heterosexual pueden ser distnitas
que las que se mantienen con gente del mismo género, ambas pueden coincidir en el tiempo y, al parecer, la
primera, de carácter unisexual, continua siendo un lazo de relación extraordinariamente fuerte a lo largo del
tiempo.
Lo clave es que las relaciones amorosas se convierten en sexuales a lo largo de la juventud y, muchas veces,
pueden considerarse de tipo exploratorio.
MALLET: “las relaciones íntimas y sexuales entre parejas de diferente sexo sólo tienen un sentido de vínculo
emocional pasada la adolescencia”.
Esta situación para los adolescentes no es cómoda, se sientes extraños, pierden espontaneidad, etc. Aunque
cuando les gusta una chica/chico, la meta este clara, ellos no disponen de estrategias para encarar la situación, y
para iniciar la aproximación. Las formas de aproximación del contacto con el tiempo irán madurando.
ELKIND recurre al concepto de audiencia imaginaria para explicar la importancia de cuidar la imagen, a partir de
un sentimiento de ser el centro de atención, de una cierta megalomanía. Una característica del adolescente es su
egocentrismo.
Las primeras relaciones con chicos y chicas se pueden explicar cómo relaciones estratégicas, en donde el objetivo
esta en quedar bien, más bien una cuestión de imagen.
Estas primeras aproximaciones se consideran formas de relación estratégicas porque no tienen nada que ver con
una relación amorosa o sexual, sino todo lo que conlleva esto alrededor. Es decir, la inseguridad de no saber qué
hacer, si tomar o no la iniciativa, si acompañar a la chica hasta la parada del autobús o hasta la puerta de su casa,
y todo esto sin quedar ridículo.
Según los estudios de RICE las motivaciones que subyacen a las primeras salidas son las siguientes:
- Pasarlo bien
- No estar solo
- Obtener o conlidar un estatus entre los miembros del grupo
- Aprender nuevas habilidades sociales
- Experimentar los primeros contactos físico con intencionalidad
- Iniciarse en las relaciones sexuales
- Conocer posibles parejas
- Enamorarse y conseguir intimidad
Las primeras relaciones sexulaes pueden tener repercusiones importantes en la psiquís del adolescente. Y a su
vez pueden tener motivaciones de distinta índole, que tienen que ver con haer lo uno cree que está bien, lo que
es correcto en determinados casos, o lo que alguien ha sugerido. La primera relación puede suceder en un
momento imprevisto, como puede ser incidental.
No se debe descartar el dolor mortal y psíquico que conlleva una iniciación de las relaciones sexuales inmaduras,
debido a que si bien existe un gran acceso a todas las consecuencias que puede traer esta iniciación no todos los
adolescentes toman el suficiente conocimiento al respecto.
El frasaco amoroso puede tener una repercusión de desvalorización, de incompetencia. En estas experiencias los
adolescentes buscan comprensión en su grupo ya que los adultos frente a esta situación son ineptos (dice eso en
el apunte jajaja). Los consejos que dan, suelen ser del tipo “ya tendrás tiempo de encontrar a tu media naranja”,
cosa que para los adolescentes es contraproductivo debido a que tal relativización no es aceptada por el
adolescente que, como sabemos, se siente viviendo expecienas únicas y extraordinarias.
No hay nada más feo que ser rechazado como no hay nada más lindo que pertenecer a un grupo y ser aceptado.
Según HARTFIELD Y SPRECHER, el fracaso amoroso es una experiencia devastadora. Las personas cambian a paritr
de esas experiencias. El adolescente puede presentar:
A lo largo del siglo xx, la escolarización alcanzó todos los estratos sociales: todos los muchachos y muchachas de
nuestra sociedad se hallan actualmente encuadrados en institutos o colegios.
Hoy en día ser escolar como continuación de ser adolescente es una tarea que requiere ponerse en escucha de
múltiples voces. Por un lado el discurso en voz alta de la sociedad sobre la educación de la juventud, que describe
cómo deberían ser y no como son. Es sistema escolar mantiene un discurso implícito que se desvela en la manera
de organizar la vida de los alumnos adolescentes dentro de cada centro.
La expresión corriente en el marco escolar ofrece perspectivas diferentes y complementarias sobre un centro
escolar.
Una es la sistémica desarrollada por BRONFENBRENNER. El centro escolar es un ámbito (microsistema) en que se
dan actividades, roles y relaciones específicas que conducen al desarrollo psicológico de las personas. Estos
microsistemas, están inmersos en un macrosistema. Este último es el mundo de la política, la economía, las
ideologías de una sociedad que los penetra determinando muchas de las dimensiones de desarrollo de las
personas.
La otra forma de concebir el marco escolar lo define GOFFMAN como escenarios sociales en los que existe una
guía para la acción. Es decir, son situaciones regidas por normas de conducta, metas y valores asociados que se
supone que asumen los que actúan allí.
Plantea que en éstos escenarios sociales no solo se da el consenso o la coacción sino que también se dan la
resistencia y las estrategias de los participantes que tienden a optimizar sus intereses. Su concepción de marco
abre una perspectiva doble: hace sitio a la subjetividad de los actores y concibe el desarrollo de las actividades no
siempre dentro de un guión preestablecido, sino sometidas eventualmente a negociación.
La siguiente perspectiva es abarcada por SCHUTZ, aunque él no utiliza el término marco propiamente dicho. El
habla de ámbitos finitos de sentido, y con ellos quería expresar la idea de que en la vida de cada sujeto existen
situaciones o momentos, que poseen su significación propia. Es decir, que una significación proviene, se trate o
no de una situación estándar, del significado que allí proyecta la mente de cada participante y que es la base de
su implicación en ella.
En síntesis el centro escolar o el aula donde pasan los adolescentes sus días son:
- Ámbitos de desarrollo en conexión con otros ámbitos, particularmente el familiar y el de las amistades.
- Escenarios de actividades reguladas pero cada vez menos coercitivas; sujetas por tanto, a transacciones entre
profesores y alumnos. Esto se puede entender como pérdida de poder y autoridad por parte de los primeros o
por participación condicionada por parte de los segundos.
- Lugares donde hay que dar entrada a los alumnos como actores con sus intereses y sus motivaciones; es decir,
con su subjetividad.
El sistema escolar tiene como función básica instruir, es decir, la transmisión/adquisición de saberes en lo que
concierne al mundo profesional, como así también es una instancia donde los chicos y chicas de todas la edades
asimilan normas, metas sociales y valores que entran a formar parte del telón de fondo de sus actuaciones de
persona normal en la vida. Es la función socializadora.
2.1.Los adolescentes y el proceso de transmisión/adquisición de conocimientos escolares
Uno de los objetivos principales del sistema escolar es desempeñar una actividad económica. El trabajo en las
aulas es monótono y repetitivo, que exige una disciplina mental a contrapelo con sus intereses vitales, hay una
proporción notable de adolescentes que salen airosos en sus estudios mientras que otros aborrecen su situación
y abandonarían de inmediato el colegio.
La paradoja consiste en que si bien el proyecto de futuro profesional apenas incide en la dedicación a los estudios,
en virtud de los adolescentes habrán de escoger cual es la vía de especialización que van a seguir.
El resultado de una línea de conducta regular y deliberadamente adoptada en vistas a un futuro prometedor, será
una suma de minúsculas decisiones dictadas, día a día, por el estado anímico cambiante, la simpatía/antipatía al
profesor, la mirada de los compañeros y otros avatares.
El papel del profesor en la transmisión/adquisición del conocimiento es crucial, debido a que se establece una
relación dialógica entre alumno y profesor. Es por eso que no se habla de instrucción. Esta relación va a influir
significativamente en el mutuo entendimiento, en la motivación, y en la forma de cooperación. Se afirma que si
no hay sintonía emocional, el mensaje no pasa, hay que aplicarla con toda sus exigencias a lo que se dice en el
aula escolar.
El fracaso escolar, no es por carencia de aptitudes sino por su rechazo del sistema. Ubiquemos el origen del
rechazo, comenzando por el papel que tiene la familia en es este proceso, o, para ser más exactos,
reconstruyamos la representación que cada adolescente tiene de como su familia considera si oficio de
estudiante. Un impacto negativo de la familia, en estos casos, sería atribuible a las relaciones deterioradas del
adolescente con sus padres o a la de éstos entre sí.
En las familias de origen más modesto y trabajo profesional poco cualificado, hay una discontinuidad, una especie
de ruptura entre un modelo cultural preexistente y el que ofrece la perspectiva del conocimiento. Este contexto
familiar/social, es el que influye en el proceso de identidad, en el cual se deben mantener sus vínculos afectivos y
de respeto hacia la familia y, a la vez, distanciarse de gustos y modos de pensar que son los de sus padres. De
todas formas la imagen parental adolece de estigma social: un padre con un empleo no cualificado y arrinconado
en su destino por ejemplo. Entonces, el recinto escolar se convierte para ellos en un lugar de reclusión y “trabajos
forzados”.
El fracaso escolar rara vez se da por falta de capacidad. El rendimiento de un adolescente puede tener altibajos,
pero si su comportamiento y motivación se mantienen a niveles aceptables, saldrá adelante. Lo que el sistema
escolar no tolera es la indisciplina desafiante, y menos aún la violencia tal como hoy día empieza a despuntar.
No es cierto que la rebelión contra la autoridad sea una consecuencia de las malas notas. El rechazo y la hostilidad
nacen de actitudes diferentes que cultivan los alumnos sobre la imparcialidad y la justicia y sobre sus propias
obligaciones frente al sistema, es decir, de un conjunto de experiencias personales. Sumado las características de
temperamento o personalidad, modeladas en el medio familiar.
Las facetas de la socialización formal escolar, es decir, las que constituyen la “formación” (hábitos mentales y de
discurso, valores, signos de prestigio escolar, etc) se mantienen idénticas a todo lo largo de la escolaridad. En un
primer momento el adolescente progresivamente adopta posturas personales frente a todo aquello que el
sistema escolar inculca como valores o hábitos para “ser alguien” en la vida.
No es solamente un proceso de impregnación o de impronta, los sujetos adoptan un papel reactivo frente a la
acción socializadora adulta y esta ha de dar pie a ello. Es propio de la idiosincrasia adolescente seleccionar
patrones de conducta social y reflexionar sobre los valores en curso, aunque sea de modo poco consistente, a
ratos contradictorio. Todo esto es asimismo parte de la construcción de su identidad.
La postura que deben adoptar los profesores frente a este proceso es el de ser accesibles, esto es, de estar
dispuestos a dedicar su tiempo a establecer/mantener una relación con los adolescentes al margen de la clase
aunque, a primera vista, parezca que es con motivo de la clase.
La orientación que el alumno adolescente da a su actividad escolar incorpora de alguna manera sus compromisos
en ámbitos extraescolares (familia, grupo, amistades), pero la vivencia de esa actividad y de las relaciones que
conlleva es lo que va a constituir su núcleo duro. Y es también aquí donde la toma de posición va a adquirir unas
características típicas de la adolescencia que vamos a analizar.
El sistema escolar es una burocracia entendida como racionalización de la actividad según una lógica de eficacia
que acarrea un tratamiento de personas como conjunto de datos manejables a efectos comparativos. Esta
racionalización es tan evidente como necesaria y aquí interesa poner al descubierto com es vivida por los
adolescentes: qué valor dan al contenido de lo que aprenden, como se sienten tratados, cómo asumen lo que los
adultos dan por sentado acerca de su vida escolar.
Si bien la postura que adopta el adolescente frente a toda esta etapa se va a caracterizar por la oposición y por la
resistencia, va a surgir la necesidad “de los diplomas”. Este conjunto de circunstancias les lleva a elaborar
estrategias para seguir el currículum y aquí es donde su papel de acotes se destaca. Son estrategias generales:
cumplir sus obligaciones sin comprometerse con su oficio de alumno, mantener una relación puramente
instrumental con gran parte de las asignaturas, cultivar una cohesión de grupo y potenciar así un frente de
oposición ante los profesores.
Alumnos y profesores llegan a transacciones, y la acción cotidiana escolar, en la medida en que transcurre con
normalidad, es reflejo de un equilibrio dinámico.
Pueden ser objeto de negociación:
Por otro lado por parte de los alumnos, éstos echan mano de numerosos recursos, todo ellos bien tradicionales:
Indagar al comienzo del año la línea de conducta del docente (exigente, tolerante, débil,..)
Filtrara la comunicación escuela-familia
Oposición frontal en forma de acciones comunes (huela de brazos caídos (¿??????), silencios, indiferencias
calculadas, ausencias de protesta,..)
La consabida gama de trampas (copiar, presentar trabajos de los que no son autores, excusarse por falta de
información, ausencias falsamente justificadas,..)
ADOLESCENCIA FIN DE LA INGENUIDAD-LUIS KANCYPER
Introducción: el desasimiento de la autoridad parental y fraterna es una operación necesaria – y angustiante – del
desarrollo humano. El mismo puede ser denegado cuando el vínculo entre padres e hijos prevalecen relaciones de
objeto de tipo narcisista y/o pigmaliónico, en los cuales el otro no es considerado como diferente o separado. En
estos vínculos, la alteridad y la mismidad quedan total o parcialmente desmentidas para así garantizar la
omnipotencia y la inmortalidad de los progenitores y la cohesión del medio familiar. Es, precisamente, la falta del
otro discriminado.
F. Dolto: adolescencia es un movimiento pleno de fuerza, promesas de vida, expansión, pero también
representativo de etapas de duelos, angustias y alegrías más intensos para los padres, quienes deben enfrentar
elaboraciones psíquicas complejas debido a la reactivación y resignificación de las propias adolescencias.
Los padres sufren duelos y angustias por la resignación de deseos narcisistas de inmortalidad y de completud
investidos en el hijo, y de sus deseos pigmaliónicos relacionados con las fantasías de fabricación y moldeado del
otro a su imagen y semejanza para ejercer sobre el un poder omnímodo y omnisciente.
Padre del adolescente no resigna la propia adolescencia, y no ejerce su función paterna: hay borramiento de la
diferencia generacional, y la necesaria rivalidad edípica deviene en una lucha fraterna y narcisista. En lugar de la
confrontación se instaura la provocación, la evitación o la desmentida de la brecha generacional, alterando el
proceso de identidad.
El padre Cucharita. “Ni corta, ni pincha”; no ejerce la función paterna; no ejerce el corte en la diada madre – hijo
y fraterniza el vinculo con el hijo, de modo que impide que el hijo acceda a un inevitable y necesario proceso de
confrontación generacional, esencial para adquirir la identidad.
Se despliegan duelos y reordenamientos identificatorios dentro de un campo dinámico compuesto por los
sistemas narcisistas, pigmaliónicos y edipicos y filiales en pugna.
El padre Blando. Promueve la inversión de la función paterna. El hijo ocupa su lugar y paternaliza a sus
progenitores. El arco de la tensión vertical entre la tesis y la antítesis queda paralizado, y el hijo al permanecer
finalmente fundido con su padre, no pude efectuar la síntesis de su propio reordenamiento identificatorio.
La confrontación generacional y la hiperseveridad del superyó : Basado en el modelo hegeliano, Kancyper toma
el concepto de la dialéctica de las identificaciones:
Tesis: “tienes que ser como tu padre”
Antítesis: “quiero ser cualquier cosa, salvo como mi padre”
Síntesis: “quiero ser yo, semejante a mi padre”
El adolescente debe rechazar ciertas identificaciones para acceder a otro nivel de identificación que le permita
lograr una posición diferente. Dicho rechazo promueve el efecto de rechazar lo establecido en la tesis parental
para llevar adelante un proceso de separación interna, con el fin de despojarse de lo que hasta ese momento ha
tomado del objeto. Es como si el sujeto tuviese que concurrir a un segundo movimiento y se encontrara, así,
acceder al tercer movimiento en el que aparecen esperanza y vivencias de renacimiento como consecuencia del
nuevo producto que surge del reordenamiento identificatorio a partir del acto de confrontación.