Ficha Convenio Tortura_Nerea Ezcurra Lopez
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inhumanos o degradantes
Nerea Ezcurra López
Régimen Internacional de Derechos Humanos y de Género
Antecedentes sociohistóricos
La tortura ha sido utilizada a lo largo de la historia como una táctica para obtener
información de prisioneros de guerra o para infundir miedo en la población civil. Sin
embargo, a partir de la crueldad que vio el mundo en la Segunda Guerra Mundial surge
la necesidad de establecer normas internacionales que regularan el trato de los
prisioneros de guerra y que prohíba la tortura.
Como veremos a continuación, la condena a la tortura se hace evidente en varios
tratados internacionales, aunque esto no ha evitado que se siga realizando. Sin irnos más
lejos, en el contexto de la Guerra Fría muchos regímenes autoritarios utilizaron la
tortura como método para mantener el control interno, e incluso Estados Unidos y la
Unión Soviética estuvieron involucrados en prácticas controvertidas. Las torturas son
también habituales en las dictaduras y regímenes autoritarios como en la Guerra Sucia
en Argentina en el periodo de 1976 a 1983, la dictadura de Pinochet en Chile desde
1973 a1990, el Apartheid en Sudáfrica desde 1948 a1994, o en Guatemala actualmente.
También destaca la “interrogación mejorada” que realizaba la CIA en su guerra contra
el terrorismo, el cual generó asimismo muchos debates éticos y legales de la Comunidad
Internacional.
Antecedentes legales
La tortura es considerada como derecho consuetudinario, y ya en la propia Declaración
Universal de los Derechos Humanos de 1948 se incluía la prohibición de la tortura en su
artículo 5. La convención Europea de Derechos Humanos, en vigor desde 1953, también
menciona la prohibición de esta en su artículo 3; y en 1966, se incluyó en el Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos en el artículo 7.
A partir de la década de los 70, la Amnistía Internacional presionó a la comunidad
internacional para abordar el problema de la tortura, y publicó varios informes donde se
detallaba la prevalencia de la tortura.
La primera vez que se regula específicamente la tortura y no dentro de otros tratados
más generales es en 1975, en la “Declaración sobre la protección de todas las personas
contra la Tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes”. Esta
declaración, que fue aprobada en la resolución 3452 de la Asamblea General,
desarrollaba el artículo 5 de la DUDH y definió la tortura tal y como se entienda en la
actual Convención de 1984. Sentó las bases de la regulación de la tortura.
Así, en 1978, la Asamblea General estableció un grupo de trabajo para redactar una
convención contra la tortura, y tras varios de trabajo fue aprobada en el seno de la
Asamblea General en 1984.
Contenido de la Convención
El primer elemento clave de esta Convención es el carácter absoluto que tiene la
prohibición de la tortura: en ninguna circunstancia se puede justificar el empleo de la
tortura; ni bajo estado o amenaza de guerra, ni inestabilidad política interna ni siquiera
bajo la amenaza terrorista. Los agentes que realizaron prácticas de tortura en un
contexto de guerra, por ejemplo, tampoco serían excusados si invocan la obediencia
jerárquica. Esto lo clarifica el artículo 2 de la convención, pero también debemos tener
en cuenta que a partir del Tribunal de Nuremberg, se estableció que aunque se hayan
seguido las ordenes de un gobierno o de un superior eso no eximia de la responsabilidad
penal.
Otro punto importante es que se reconoce la obligación de todos los Estados de prevenir
y erradicar la tortura, haciendo uso de medidas legislativas, administrativas y judiciales.
Por ese motivo, también se dictamina que no se puede proceder a “la expulsión,
devolución o extradición de una persona a otro Estado cuando haya razones fundadas
para creer que estaría en peligro de ser sometida a tortura”. Hasta en casos de
extradición, es decir, cuando una persona acusada o condenada por un delito debe ser
enviada al Estado por el que fue condenada, se ve subordinado a la regulación sobre la
tortura; y no podrá ser enviada a un Estado si hay razones fundadas para creer que hay
peligro de tortura.
La convención obliga asimismo a los Estados a incluir en sus leyes internas el delito de
tortura, que se ve recogido en el artículo 4. Especifica que los Estados tienen autoridad
en todos los actos cometidos en un territorio bajo su jurisdicción (o incluso a bordo de
una aeronave o un buque matriculados en ese Estado) y cuando el delincuente y/o la
victima sea nacional del Estado.
En cuanto al enjuiciamiento, en los artículos 6 y 7 se explica que todo estado en cuyo
territorio se encuentre la persona que presuntamente ha cometido un delito de tortura,
deberá detenerla (de conformidad con las propias leyes nacionales) y durante el periodo
necesario para o bien indicar un procedimiento penal o una extradición. Para ello, es
necesario que el Estado investigue previamente.
Por último, la convención establece la creación del Comité contra la tortura para
facilitar el seguimiento del cumplimiento por parte de los Estados parte.
Sistema dual
El protocolo se trata de un sistema dual que incluye un mecanismo internacional (con la
creación de un órgano internacional de expertos independientes) y un mecanismo
nacional (un órgano nacional independiente que los Estados se comprometen a crear al
ratificar el Protocolo). Ambos mecanismos efectuaran visitas periódicas.
El mecanismo internacional es el subcomité para la prevención de la tortura y otros
tratos o penas crueles. “Este subcomité se guía por los principios de confidencialidad,
imparcialidad, no selectividad, universalidad y objetividad”. Está compuesto por 10
expertos independientes de distintas profesiones, y aumentó a 25 a partir de la 50º
ratificación. El subcomité enviará tras terminar la investigación un informe que incluya
sus recomendaciones al Estado. Este informe será confidencial a no ser que el Estado
consienta su publicación. Asimismo, este subcomité asesorará técnicamente a los
Estados y a los mecanismos nacionales de prevención.
En cuanto al mecanismo nacional de prevención se tarta de uno o varios órganos que
cada Estado establecerá para prevenir la tortura. No se especifica la forma en la que
deben tomar los mecanismos, dando margen de maniobra para escoger las instituciones
ya sean comisiones de derechos humanos, defensorías del pueblo o incluso organismos
de la sociedad civil.
Por último, resaltar que este protocolo no pretende acusar ni incriminar públicamente a
los Estados, si no mas bien todo lo contrario: trabajar de manera complementaria con
los Estados y siempre de manera constructiva para aportar mejoras comunes ante la
posible situación de tortura.
El objetivo es ir creando poco a poco un ambiente de confianza y dialogo, donde se
trabaje (incluso de manera confidencial) en fortalecer la protección de las personas
“privadas de libertad”. Este trabajo complementario se realizará al mantener reuniones
periódicas e intercambiar información, así como ofrecer asesoría desde el subcomité
hacia el mecanismo nacional de prevención y viceversa. Intenta por tanto este protocolo
incluir verdaderamente un diálogo horizontal donde el protagonista es el Estado.
Referencias:
- COPREDEH. (2011). Convención Internacional Contra la tortura y Otros Tratos
o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes. Versión comentada. En Corte
Internacional de Derechos Humanos.
https://www.corteidh.or.cr/tablas/28835.pdf
- Naciones Unidas. (1984). Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas
https://www.ohchr.org/sites/default/files/cat_SP.pdf
bodies/cat
https://www.ohchr.org/es/instruments-mechanisms/instruments/optional-
protocol-convention-against-torture-and-other-cruel