TEMA 3 PRIVADO I

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Salma María Benítez Rojas

El principio general lex fori regit processum se basa en que los actos procesales se llevarán
a cabo conforme a la lex fori de dicho territorio, es decir, del Estado y siguiendo la propia
nacionalidad del juez que lleva el asunto. Se basa en el principio de territorialidad y en el
carácter cuasi-público de las normas procesales. Su origen se remonta al s.XIII cuando se
hizo la distinción entre normas ad ordinandam litem (reglas en todo caso del propio Estado)
y las normas ad decidendam litem (reglas que pueden ser tanto del Estado del foro como de
otro Estado.
Por tanto, el principio demuestra que los tribunales de cada Estado deben aplicar su propio
Derecho procesal a todos los procedimientos tramitados en su territorio. Esto incluye:
- Actos procesales propiamente dichos (demanda, reconvención, medidas cautelares…)
- Clases y estructura del proceso (fases alegación, prueba…)
- Consecuencias (sentencia final, costas…)
Fuera de estos ámbitos es posible la aplicación de la ley personal de las partes, pudiendo
ser, eventualmente, una ley extranjera. No obstante, existen excepciones recogidas en los
principales instrumentos supraestatales reguladores de la práctica de la prueba o
notificaciones.

El principio aparece anunciado en el art. 3 LEC: “con las solas excepciones que puedan prever
los Tratados y Convenios internacionales, los procesos civiles que se sigan en el territorio
nacional se regirán únicamente por las normas procesales españolas”. De esto vislumbramos:
- Formulación rígida, genérica y exclusiva.
- Amplitud en el ámbito de aplicación personal, lo cual permite predicar la tutela judicial
efectiva a los extranjeros en igualdad de condiciones que a los españoles, sin que se
produzca discriminación por razón de nacionalidad.
Nuestro sistema se encuentra conformado por las normas derivadas de la UE, convenios
internacionales y de nuestras normas internas. Por tanto, el sistema institucional está
integrado en nuestro ordenamiento fundamentalmente por reglamentos y directivas de la UE
y se refieren a la asistencia jurídica gratuita, notificación y traslado de actos judiciales al
extranjero y la obtención de pruebas en el extranjero. Por otro lado, en el sistema convencional
encontramos convenios internacionales multilaterales aplicables en los referidos ámbitos, que
han sido elaborados en el seno de la Conferencia de la Haya de Derecho Internacional privado
entre otros. Nuestro reino tiene firmados un importante número de convenios bilaterales que
afectan a las distintas materias del tema. Por último, en el sistema interno español, en
defecto de instrumento supraestatal, se recurrirá a la Ley 29/2015 de cooperación judicial
internacional en materia civil (LCJIMC).

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Atendiendo a los arts. 5 a 19, presenta las siguientes características:
- Ministerio de Justicia como autoridad central española (art. 7), concretándose en el
art. 8 sus competencias ad extra y ad intra.
- Mecanismos de transmisión de solicitudes (art. 9) que se prevén en los ordenamientos
de los dos Estados concernidos en:
• Vía consular o diplomática.
• A través de las respectivas autoridades centrales.
• Entre órganos jurisdiccionales.
• Conducto notarial.
En todo caso, independientemente de los mecanismos usados, es importante
señalar que el contenido y requisitos mínimos de las solicitudes se encuentran en
el art. 10.
- La ejecución en España de la cooperación jurídica internacional se someterá a las
normas procesales españolas en tanto la lex fori (art. 13). Excepcionalmente, siguiendo
el modelo reglamentario (2020/1783 y 2020/1784), y a solicitud extranjera podrá
aceptarse formalidades o procedimientos especiales previstos en el ordenamiento de
tal Estado, siempre que fuese compatible con nuestro ordenamiento, es decir, no
contrario a nuestro orden público procesal y resultase materialmente practicable.
- Se establecen causas por las que cabe que las autoridades españolas denieguen las
solicitudes de cooperación recibidas de autoridades extranjeras (art. 14), que se
sintetizan del siguiente modo:
• Teleológico: el objeto o finalidad de la cooperación solicitada resultase contrario
al orden público.
• Procesal: cuando la autoridad extranjera conozca de un proceso que fuese de
la exclusiva competencia de la jurisdicción española o cuando el contenido del
acto cuya realidad se solicite no correspondiese a las atribuciones propias de
la autoridad judicial española requerida.
• Técnico: cuando la solicitud no reuniese los requisitos exigidos por la LCJIMC
para su tramitación (art. 10).
• Política: si las autoridades extranjeras deniegan reiteradamente la cooperación
solicitada por las autoridades españolas o si su ordenamiento dispusiese una
prohibición de hacerlo, con previa aprobación de un real decreto por el Gobierno
español en el que se ordenase la denegación de cooperación en cuestión (art.
3.2).
No obstante, sea cual sea el motivo, la autoridad española que la dispusiere tiene
una doble obligación:
• Emitir una resolución motivada sobre el particular.
• Comunicará a la autoridad requirente (idéntica vía de la que hubiera recibido).

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La doctrina española recoge dos situaciones:


- Capacidad para ser parte: aptitud para ser titular de los derechos y obligaciones que
dimanan del proceso. El art. 6 LEC recoge quién puede ser parte del proceso ante
tribunales españole. Respecto a las personas físicas extranjeras, podrán ser parte y si
se duda en su condición de persona se acudirá a su Ley personal (ex art. 9.1 CC), sin
atentar contra el orden público internacional español. Las personas jurídicas extranjeras
sólo podrán si han sido constituidas válidamente conforme a su Ley, siguiendo el art.
9.11 CC.
- Capacidad procesal: aptitud para comparecer en juicio y realizar válidamente actos
jurídicos en el proceso. El art. 7 LEC recoge su regulación, estableciendo que las
personas con medidas de apoyo se estará al alcance de su condición. Respecto a las
personas físicas extranjeras será su Ley personal quien lo establezca, sin atentar
contra el orden público internacional español. Las personas jurídicas extranjeras se
regularán por la lex societatis, que en nuestro sistema se traduce en el art. 9.11 CC,
siendo también determinante a la hora de la representación orgánica de la persona
jurídica en cuestión.

También se deberá determinar si el extranjero está legitimado para actuar en el proceso, es


decir, si tiene idoneidad para aparecer en él, ya sea como demandante (activa) como parte
demanda (pasiva). Rompiendo con la lex fori regit processum y, teniendo en cuenta la
vinculación entre el derecho subjetivo y la legitimación, la doctrina estima que el ordenamiento
que se aplicará será el correspondiente a la lex causae (al fondo del litigio), eventualmente
un ordenamiento extranjero. Esto será así, salvo que la lex fori establezca una limitación,
como puede darse en la aceptación de la legitimación activa en determinadas acciones
colectivas (como en el Derecho anglosajón) en materia de daños medioambientales. En estos
supuestos, se tendrá en cuenta la lex fori, no la legitimación fundamentada en la lex causae.

La lex fori también regulará el ius postulandi, por lo que los extranjeros que litiguen ante
nuestros tribunales deberán confiar su defensa a un procurador, igual que si fuera español
(art. 23 LEC). Nuestro ordenamiento permite que el poder para pleitos se otorgue bien ante
notario o bien apud acta ante el LAJ que conozca el asunto (art. 24 LEC). Frecuentemente el
extranjero demandante o demandado que reside fuera de nuestro territorio se encontrará
dificultades en este ámbito. Destacamos 3 aspectos:
- Forma del poder: puede ser tanto la admitida por ley local extranjera si se otorgó ante
autoridad extranjera, como la prevista en la ley española si el poder fue otorgado
autoridades consulares españolas en el extranjero, dada su función notarial.
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- Capacidad para otorgar el poder: según la ley personal del otorgante que nuestro
ordenamiento se determinará por la ley de su nacionalidad.
- Contenido del poder: se regulará necesariamente por la lex fori, y dicho ordenamiento
determinará:
 Si es bastante o se precisa un poder especial.
 Si es subsanable.
 si es sustituible la persona del apoderado.
 Sin virtud de la doctrina de los actos propios no se puede excepcionar la falta
de personalidad de quien fuera del juicio o no hubiera reconocido anteriormente
la condición con que pleitea la otra parte (art. 25 LEC).
Si el extranjero tuviera que comparecer personalmente porque se exija en la lex fori, y éste
no conociera el idioma ,tendrá derecho a un intérprete.

La actuación del abogado en principio no estará en principio sujeta a requisitos procesales


especiales. La relación cliente-abogado se regirá por la Ley determinada por Reglamento. El
cobro de honorarios de abogados que han ejercido ante tribunales o juzgados españoles en
litigios internacionales, de no producirse el pago de forma voluntaria, se dará según lo
contemplado en el ordenamiento español ex lege fori. Se podrá presentar la reclamación ante
tribunales españoles independientemente de que tenga su domicilio o residencia habitual en
el extranjero. Se podrá ejecutar la condena de costas en el Estado del domicilio del extranjero
o donde tenga el patrimonio.
Sobre la posible actuación de abogados de otros Estados de la UE en España, tendremos en
cuenta 2 posibles actuaciones:
- Posibilidad de que abogados que han obtenido el título profesional en otro Estado
miembro puedan ejercer con carácter permanente la abogacía en nuestro país (RD
936/2001).
- Posibilidad de prestación ocasional de servicios por parte de abogados extranjeros en
España (Directiva 77/249/CEE del Consejo).

El derecho a asistencia jurídica gratuita (exención de costas procesales o beneficio de


pobreza) lo determinará la lex fori por ser de naturaleza procesal. Se trata de que la persona
que tiene su domicilio en país distinto que aquel donde se desarrolla el proceso no desista de
acudir a los tribunales extranjeros debido a los altos costes; art. 119 CE: “la justicia será
gratuita cuando así lo disponga la Ley y, en todo caso, respecto de quienes acrediten
insuficiencia de recursos para litigar”.
En el plano supraestatal encontramos los siguientes instrumentos:
- Directiva 2002/8/CE: fue incorporada a nuestro Derecho mediante la Ley 16/2005
para regular las especialidades de los litigios transfronterizos civiles y mercantiles en
la UE, la cual modificó la Ley 1/1996 para regular dichas especialidades. Esto hace
que se reconozca el derecho a la justicia gratuita también a nacionales de 3º países
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que residan regularmente en el Estado miembro. Esto supuso el reconocimiento de
nuevas prestaciones:
 Servicios de interpretación.
 Traducción de documentos presentador por el beneficiario.
 Gastos de desplazamiento del solicitante
 (…)
- Convenio sobre procedimiento civil de 1 de marzo de 1954 que se decidió en la
Conferencia de La Haya de Derecho Internacional Privado: su artículo 20 atribuye a
los nacionales de los demás Estados contratantes el beneficio de la asistencia de igual
forma que a los propios nacionales conforme a la Ley del Estado en que se solicita.
Sin embargo, se sustituyó por el Convenio de 25 de octubre de 1980 para facilitar el
acceso internacional a la justicia, que contiene más modernidad y detallismo.
- Acuerdo europeo relativo a transmisión de solicitudes de asistencia judicial gratuita:
cualquier persona que tenga su residencia habitual en el territorio de uno de los Estados
contratantes y desee solicitar dicha asistencia en materia civil, mercantil o
administrativa en el territorio de otro Estado contratante podrá solicitar en el Estado
de su residencia habitual el cual transmitirá dicha solicitud al otro estado para
tramitarla.
- Otros convenios:
 Multilaterales: Convenio sobre reconocimiento y ejecución de decisiones
relativas a obligaciones alimenticias realizadas en la haya el 2 de octubre de
1973
 Bilaterales: Francia (1969), Alemania (1983), Austria (1984), chequea (1987),
Eslovaquia (1987) Brasil (1989), Italia (1973), Uruguay (1987), Bulgaria (1993),
Marruecos y Rumanía (1997), Túnez (2001), Argelia (2005) y Mauritania (2006).
Sin embargo habrá que tener en cuenta que la Directiva prima sobre estos acuerdos lo que
afecta a varios de los convenios señalados.
En el plano interno tenemos la STC 95/2003, la cual resolvió un recurso de inconstitucionalidad
contra el apartado a) del art. 2 Ley 1/1996, estableciendo ampliamente que el beneficio de
justicia gratuita es predicable tanto a extranjeros que residan legalmente en España, como a
de forma irregular. Finalmente se modificó el artículo para ajustarlo a la doctrina
constitucional.

La asistencia judicial internacional es la ejecución de un acto procesal por un órgano judicial


de un Estado distinto de aquel ante el que se sigue el proceso dada la necesidad de la
realización de tal acto en una circunscripción territorial ajena; constituye un acto de auxilio y
colaboración entre órganos judiciales de diferentes Estados.
Los actos procesales más frecuentes son: notificación y traslado de actos judiciales en el
extranjero, obtención de pruebas y adopción de medidas cautelares o provisionales en
extranjero.
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Estado que Estado al que


solicita la se le solicita
cooperación auxilio

Encontramos:
- Asistencia judicial ad extra: cuando es solicitada por las autoridades judiciales
españolas a extrajeras.
- Asistencia judicial ad intra: las solicitudes tienen su origen en autoridades extranjeras
y se dirigen a autoridades judiciales españolas.
El fundamento es la cortesía internacional (comitas gentium), salvo las asumidas
convencionalmente. Dicha cortesía es un principio por el que ningún Estado puede ejercer la
jurisdicción sobre el territorio de otro Estado sin el consentimiento de éste y, además, no
existe una norma consuetudinaria internacional en virtud de la cual los Estados estén
obligados, bajo la reciprocidad, a prestarse mutua ayuda oficial. Un importante sector
doctrinal considera que el fundamento se encuentra en el desarrollo de la tutela judicial
efectiva internacional, con un deber por parte del Estado a prestar esa especial garantía en
el marco de los litigios internacionales. Hoy en día contamos con un gran número de
instrumentos que la garantizan.

La notificación es un acto procesal formal del órgano judicial por el que se comunica a una
persona una resolución determinada (admisión de demanda, citación para comparecer como
testigo y sentencia). Se derivará normalmente del hecho de tener la persona a notificar su
domicilio en un país diferente al del Estado del foro. El hecho de que el demandado tenga su
domicilio en el extranjero no significa que se relaje la forma de llevar a cabo la notificación,
es decir, no puede darse a través de edictos, siendo la notificación edictal un último remedio,
ya que en otro caso podría ser nulo.

El texto de referencia es el Reglamento 2020/1784 es aplicable en todos los Estados miembro


de la UE (incluyendo Dinamarca) a partir del 1 de julio de 2022, utilizándose cuando un
documento debe transmitirse de un Estado a otro. Desde un punto de vista material lo que
pretende es la transmisión directa y rápida de documentos judiciales y extrajudiciales, a través
de un sistema informático descentralizado seguro y fiable que se basará en una solución
interoperable.
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Aunque no se aplique cuando la dirección del destinario es desconocida, existe la obligación
de cooperar entre los Estados en orden de localizar el paradero del destinatario (art. 7). El
Reglamento opera a través de instaurar un sistema de organismos transmisores y receptores
designados por cada Estado, realizándose las solicitudes de notificación directamente entre
ellos a través de un sistema informático descentralizado (art. 3). En España actúan como
organismos transmisores los LAJ. De igual forma, se instaura un órgano central designado
por cada Estado, que auxilia a los organismos transmisores de cada Estado, pudiendo llegar
a notificar estos a un organismo receptor competente (art. 4). En el sistema anterior, España
estableció a la Subdirección General de Cooperación Jurídica Internacional del Ministerio de
Justicia.
También hay otras vías de notificación, aunque no se sabe si posee carácter subsidiario
frente al sistema informático descentralizado u operan alternativamente:
- Consular o diplomática: casos excepcionales (art. 16).
- Agentes diplomáticos o funcionários consulares (art. 17).
- Servicios postales mediante carta certificada com acuse de recibo o equivalente (art.
18).
- Cualquier medio electrónico de notificación o traslado de ámbito nacional, siempre que
el destinatario tenga una dirección electrónica conocida y se cumplan ciertas
condiciones (art. 19).
El documento a notificarse se transmitirá acompañado de una solicitud, cuyo modelo se
contiene en el formulario A del Anexo I del Reglamento, estando exento de legalización o
cualquier trámite parecido (art. 8.3). En cuanto a la lengua de la redacción:
- El receptor puede negarse a aceptarla (en el momento o en plazo de 2 semanas) si el
documento no se encuentra redactado en una lengua que entienda o que sea oficial
del Estado miembro requerido. Para resolver esto, el destinatario podrá devolver el
formulario L del Anexo I o una declaración escrita en la que el destinatario indique que
se niega a aceptar el documento en la lengua en la que está redactado (art. 12.4).
- El Reglamento no resuelve qué conocimiento lingüístico debe poseer el destinatario, ni
cómo se concreta ello, solo limita algunos criterios a efectos del Considerando 26.
- En relación a traducir también los documentos anexos a una demanda, la sentencia
Weiss resolvió que ello no es necesario si se trata de documentos que no resulten
indispensables para comprender el objeto y causa de la demanda. Sin embargo, esto
no siempre es fácil de apreciar, quedando en manos del juez del Estado del foro (cabe
destacar que aún así habrá que atenerse a las circunstancias de cada caso).
- El problema del lenguaje se podrá solucionar con el traslado o notificación del
documento con una traducción en una de las lenguas previstas en el artículo 12.3. En
este caso, la fecha de notificación o traslado será en la que el documento y su
traducción hayan sido notificados o trasladados de conformidad con el derecho del
Estado miembro requerido (art. 12.5).

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España es parte de convenios multilaterales y bilaterales:


- Multilaterales: Convenio sobre procedimiento civil, la Haya, 1 de marzo de 1954 (arts.
1 a 7), fue pionero pero presentó dificultades en el ámbito de la notificación consular
y falta de garantías para quien recibe. Esto se mejoró con el Convenio sobre
notificación o traslado en el extranjero de documentos judiciales y extrajudiciales en
materia civil y comercial, la Haya, 15 de noviembre de 1965 (art. 22), que constituía
unos sistemas más ágiles, sustituyendo los artículos mencionados. Respecto a las
relaciones entre Estados miembros de la Unión Europea, el convenio ha sido sustituido
por el reglamento 2020/1784 (art. 29.1).
El nuevo convenio de 1965 establece como cauce general el sistema de autoridades
centrales (en España, lo encontramos en la Subdirección General de Cooperación
Jurídica Internacional del Ministerio de Justicia). Por tanto, el órgano judicial requirente
deberá dirigirse a la autoridad central del Estado donde deba practicarse la
notificación mediante un formulario recogido en el propio anexo del Convenio. La
autoridad central deberá remitir al órgano competente la solicitud, y éste deberá
realizar la notificación (normalmente suele ser el juzgado del domicilio del sujeto a
notificar) que la devolverá cumplimentada la autoridad central y esta a su vez al
órgano requirente extranjero.
Además, nuestro país es el único estado europeo que es parte de la Convención
Interamericana sobre exhortos o cartas rogatorias, Panamá, 30 de enero de 1975,
inspirada en la tarea codificadora de la conferencia de La Haya y elaborado en el
marco de la Organización de Estados Americanos.
- Bilaterales: existen varios en materia de cooperación jurídica en el ámbito civil y
mercantil que abordan la materia de las notificaciones: Reino Unido (1929), Italia
(1973), Chequia y Eslovaquia (1987), Uruguay (1987), Brasil (1989), Federación Rusa
(1990), China (1992), Bulgaria(1993), Marruecos Rumanía y Portugal (1997), Tailandia
(1998), Túnez (2001), República Dominicana (2003), Argelia (2005) y Mauritania
(2006).
Respecto a convenios bilaterales entre EEMM de la UE, siguiendo el art. 29.1
Reglamento 2020/1784, éste prevalecerá sobre aquellos, siempre que la materia sea
de su ámbito de aplicación. Sin embargo, el Reglamento no prohíbe que entre los
Estados se celebren acuerdo en vía de acelerar los procesos.

Cuando no hay instrumento supraestatal aplicable acudiremos a los capítulos II (arts. 20 a


27) y III (art. 28) del Título I de la LCJIMC, la cual se refiere a los documentos judiciales
partiendo de una visión bilateral de la cooperación (art. 20). Se resume en lo siguiente:
Mecanismos de notificación o traslado: se excluye el conducto notarial y se añade la facultad
de practicar directamente las notificaciones a los destinatarios (siempre que lo acepte el
Estado requerido), por correo postal certificado o medio equivalente con acuse de recibo u
otra garantía (art. 22 LCJIMC).

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Fecha de notificación o traslado: aquella en que el documento haya sido efectivamente
notificado o trasladado de conformidad con el Derecho interno del Estado requerido o del
lugar de la notificación y traslado.
Rebeldía: se proyecta sobre toda citación a un proceso judicial, la cual parte de un principio
de precaución en caso de un demandado citado en extranjero y no comparece ante un proceso
seguido ante autoridad española, ya que se dispone la suspensión del procedimiento siempre
que no se acredite que la demanda o documento hayan sido regularmente notificados. Esto
se hace para no prolongarlo en exceso, por lo que se dispone que seguidamente, tras
transcurrir 6 meses desde la fecha de envío de la demanda o documento en cuestión y a
instancia de parte interesada, la competente autoridad española proveerá; y ello aún cuando
no se haya podido certificar que la notificación ha tenido lugar.
Idioma: hay dos supuestos:
- Destino extranjero: deberá acompañarse de una traducción a la lengua oficial del
mismo o a una lengua que el destinatario entienda.
- España: se exige que venga acompañada de una traducción ya sea al español u otra
lengua que el destinatario comprenda (“acompañar”: art. 144 LEC).
Certificación de diligencia de notificación o traslado: se acredita el cumplimiento de los
trámites y forma en que se lleva a cabo la diligencia, lo que facilita el posterior
reconocimiento y/o ejecución de resoluciones. Aunque no se indique en la ley, por lógica se
entiende que la concreción de esta posibilidad se hace depender de que así lo admita la
legislación del Estado que se trate.
Emplazamientos y comunicaciones judiciales dirigidos a Estados extranjeros (art. 27).
Traslado o notificación de documentos extrajudiciales: la LCJIMC lo entiende como el
autorizado o expedido por una autoridad no judicial, es decir, por notario, autoridad o
funcionario competente. La regulación se realizará en un principio conforme con las
previsiones ya analizadas en relación a los documentos judiciales, sometiéndola sin embargo
a determinadas peculiaridades atendiendo a la naturaleza especial de estos documentos (art.
28).

Mediante una comisión rogatoria, en un proceso con elemento extranjero, el órgano judicial
que está conociendo el asunto solicita de un órgano judicial extranjero que realice en el
territorio del Estado al que éste pertenece la ejecución de una diligencia probatoria como
tomar declaración a un testigo, interrogar a una parte o practicar una prueba pericial.

El texto de referencia es el Reglamento 2020/1783, de 25 de noviembre, relativo a la


cooperación entre órganos jurisdiccionales de los Estados Miembros en el ámbito de obtención
de pruebas en materia civil o mercantil. Es aplicable a partir del 1 de julio de 2022 en todos
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los Estados miembros de la UE, salvo Dinamarca. La solicitud de la práctica de prueba debe
tener como destino su utilización en un procedimiento judicial. El art. 2.1 establece cómo se
entiende el órgano jurisdiccional, del cual, en el caso español, se excluye a notarios y árbitros;
esto se agiliza la ejecución directa y rápida de las pruebas en territorio de la UE,
estableciéndose un plazo para su ejecución de 90 días desde la recepción (arts. 12 y 17). El
sistema funciona a través de órganos judicial requirentes y órganos jurisdiccionales
requeridos. El órgano requirente transmitirá directamente al requerido las solicitudes de la
práctica de diligencias de obtención de pruebas a través del sistema informático
descentralizado.
La forma y contenido de las solicitudes (mediante formulario), las lenguas y manera de llevar
a cabo la transmisión, se regula en arts. 5, 6 y 7. Siempre que sea posible se fomenta el
empleo de la videoconferencia u otras TICs, sobre todo para la práctica de
videoconferencias. Ambos órganos se pondrán de acuerdo sobre los aspectos prácticos de
la toma de declaración o interrogatorio y, en su caso, se proporcionará, previa solicitud, auxilio
al órgano requirente para encontrar un intérprete si ello fuese necesario (art. 20). También
se prevé la obtención de prueba directamente por el órgano judicial requirente (art. 19), como
a través de agentes diplomáticos o consulares (art. 21). No obstante, se tiene preferencia
por el sistema de práctica de prueba directa a través de los órganos requirentes y requeridos.
Finalmente, en caso de que el Derecho del Estado Miembro del órgano jurisdiccional requirente
lo prevea, que tanto las partes como sus representantes puedan estar presentes durante el
proceso de obtención de prueba en el Estado requerido (art. 13), previéndose también la
posibilidad de asistencia y participación de mandatarios del personal judicial del Estado
requirente (art. 14.1 y 3).

Multilaterales: Convenio sobre procedimiento civil, la Haya, 1 de marzo de 1954 (arts. 8 a 16),
contempla la transmisión de comisiones rogatorias a través de la autoridad consular o
diplomática. Sin embargo, se sustituyó, en dicha materia y para los Estados que lo hayan
ratificado, por el Convenio sobre obtención de pruebas en el extranjero, la Haya, 18 de marzo
de 1970. Éste último introdujo importantes novedades en cuanto a la práctica de comisiones
rogatorias respecto al Convenio de 1954. Se aplicará el Reglamento 2020/1783 (art. 29.1)
respecto a las relaciones entre los Estados miembros de la UE. El Convenio de 1970 contempla
tres formas de practicar solicitudes:
- Autoridades centrales designadas por cada Estado (art. 2).
- Funcionarios diplomáticos o consulares del Estado requerente (art. 15).
- Funcionarios nombrados específicamente para ejecutar la comisión rogatoria (art. 17).
España ha designado como autoridad central a la Subdirección General de Cooperación
Jurídica Internacional del Ministerio de Justicia. El tribunal que conozca del litigio y precise la
práctica de una prueba en el extranjero dirigirá la solicitud a la autoridad central del Estado
donde se practique y ésta la remitirá al órgano jurisdiccional para que la ejecute,
encargándose de devolver el resultado al órgano jurisdiccional requirente. Dicha solicitud irá
redactada en francés o inglés, aunque el Estado podrá exigir que se redacte en la lengua
oficial de su territorio, debiendo declararse claramente en una exposición sumaria de hechos
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y pruebas. Por otro lado, la Organización de Estados americanos destaca la Convención
Interamericana sobre exhortos o cartas rogatorias, Panamá, 30 de enero de 1975, que
establece los requisitos comunes al cumplimiento y a la tramitación de notificaciones y cartas
rogatorias.
Bilateral: Reino Unido (1929), Italia (1973), Chequia y Eslovaquia (1987), Uruguay (1987),
Brasil (1989), Federación Rusa (1990), China (1992), Bulgaria(1993), Marruecos Rumanía y
Portugal (1997), Tailandia (1998), Túnez (2001), República Dominicana (2003), Argelia
(2005) y Mauritania (2006). Respecto a convenios bilaterales entre EEMM de la UE, siguiendo
el art. 29.1 Reglamento 2020/1784, éste prevalecerá sobre aquellos, siempre que la materia
sea de su ámbito de aplicación. Sin embargo, el Reglamento no prohíbe que entre los Estados
se celebren acuerdo en vía de acelerar los procesos.

El Título I de la LCJIMC se cierra con un capítulo IV dedicado a la práctica y obtención de


pruebas en extranjero (arts. 29 a 32) aplicable en defecto de instrumento supraestatal. Para
ello se sigue una visión bilateral, regulándose tanto en el extranjero para que surta efecto en
juicio seguido en España como a la inversa. De la reglamentación de la materia se destaca:
- Posibilidad de la práctica anticipada de prueba: dada la novedad de esta figura, el
artículo 29 somete los siguientes requisitos:
 Objeto de la prueba solicitada deberá tener relación directa con el proceso que
se va a iniciar, para evitar esfuerzos innecesarios.
 Admisión de la prueba que se solicite deberá ser conforme a los Estados parte.
 Práctica de la prueba conforme a la normativa procesal del Estado en que se
efectúe la misma en tanto que lex fori.
- Contenido de la solicitud: siguiendo el art. 10 y las especificaciones del art. 30 se
destaca:
 Descripción de las diligencias de obtención de pruebas solicitadas.
 Indicación de si se solicita la práctica de la prueba conforme a un procedimiento
de la legislación del Estado requirente y aclaraciones necesarias para su
aplicación.
 Indicación de solicitud de uso de medios tecnológicos de comunicación.
 Solicitud de partes interesadas, representantes o algún funcionario del Estado
requirente para asistir a la ejecución de la diligencia solicitada.
- Práctica y obtención de pruebas en territorio patrio (art. 32): una vez recibida la
solicitud de una autoridad extranjera se verificará prima facie si concurre o no alguno
de los motivos de denegación de la cooperación del art. 14 o si la persona designada
se niega a la diligencia por gozar de exención o prohibición de declarar o aportar
documentos (establecida o reconocida por nuestro Derecho o por el del Estado
requirente) y así lo acredita.
Si concurriese algún motivo o hubiere negativa justificada se denegará la práctica de
la prueba y se devolverían al requirente extranjero los documentos con expresión de
los motivos de denegación. Si no concurriese motivo alguno o no hubiese negativa, se

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procederá a la práctica de prueba en España y, una vez cumplimentada la comisión
rogatoria, se remitirán al requirente los documentos que lo acreditasen.

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