La Sencillez Del Vestir
La Sencillez Del Vestir
La Sencillez Del Vestir
¿Cómo puede el que alguna vez ha probado el amor de Cristo, satisfacerse con las
frivolidades de la moda? Mi corazón se apena al ver a los que profesan ser
seguidores del manso y humilde Jesús, tan ansiosos por adaptarse a la norma
mundana de vestir. Apenas pueden ser distinguidos del incrédulo, a pesar de su
profesión de piedad. No gozan de una vida religiosa. Dedican su tiempo y sus
medios al solo objeto de vestirse para hacer ostentación. El orgullo y la
extravagancia en el vestir es un pecado al que tiene especial tendencia la mujer.
De aquí que el mandato del apóstol se refiera directamente a ella: “También que las
mujeres se atavíen con ropa decorosa con pudor y modestia.
No con peinado ostentoso, ni con oro, perlas o vestidos costosos, sino con buenas
obras, como corresponde a mujeres que profesan piedad”
MJ pag 329
SE NECESITA UN REFORMA
• Yo preguntaría a las jóvenes de hoy, que profesan creer la verdad para este tiempo, en
qué se niegan a sí mismas por amor a la verdad. Cuando desean realmente una prenda de
vestir o algún adorno o comodidad, ¿presentan el asunto a Dios en oración para saber si su
Espíritu sancionaría ese gasto? Al preparar su ropa, ¿tienen cuidado de no deshonrar su
profesión de fe? ¿Pueden pedir la bendición del Señor sobre el tiempo así empleado? Una
cosa es unirse a la iglesia, y otra bien distinta unirse a Cristo. Las personas sin
consagración, amantes del mundo, que profesan ser religiosas, son una de las causas más
serias de la debilidad de la iglesia de Cristo.
• En esta época del mundo hay un afán de placeres sin precedentes. Prevalecen por todas
partes la inmoralidad y la extravagancia atrevida. Las multitudes están ansiosas de
diversiones. La mente se vuelve liviana y frívola porque no está acostumbrada a la
meditación ni disciplinada para el estudio. Es corriente un sentimentalismo ignorante. Dios
requiere que cada mente sea cultivada, refinada, elevada y ennoblecida. Pero con
demasiada frecuencia se descuida todo progreso noble, por una ostentación de la moda o
un placer superficial. Las mujeres permiten que su vida sea consumida y empequeñecida
por la moda, y así llegan a ser una maldición para la sociedad, más bien que una bendición
LA IDOLATRIA AL VESTIR