Este documento describe la naturaleza trinitaria de la liturgia como obra de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. Explica brevemente la historia de la liturgia cristiana desde los primeros cristianos hasta la actualidad, destacando hitos como el Concilio de Trento. Resalta que la liturgia incluye la proclamación de la Palabra de Dios, la celebración eucarística, el canto sagrado y los diferentes ministerios ordenados y bendecidos que sirven en la celebración.
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Este documento describe la naturaleza trinitaria de la liturgia como obra de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. Explica brevemente la historia de la liturgia cristiana desde los primeros cristianos hasta la actualidad, destacando hitos como el Concilio de Trento. Resalta que la liturgia incluye la proclamación de la Palabra de Dios, la celebración eucarística, el canto sagrado y los diferentes ministerios ordenados y bendecidos que sirven en la celebración.
Este documento describe la naturaleza trinitaria de la liturgia como obra de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. Explica brevemente la historia de la liturgia cristiana desde los primeros cristianos hasta la actualidad, destacando hitos como el Concilio de Trento. Resalta que la liturgia incluye la proclamación de la Palabra de Dios, la celebración eucarística, el canto sagrado y los diferentes ministerios ordenados y bendecidos que sirven en la celebración.
Este documento describe la naturaleza trinitaria de la liturgia como obra de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. Explica brevemente la historia de la liturgia cristiana desde los primeros cristianos hasta la actualidad, destacando hitos como el Concilio de Trento. Resalta que la liturgia incluye la proclamación de la Palabra de Dios, la celebración eucarística, el canto sagrado y los diferentes ministerios ordenados y bendecidos que sirven en la celebración.
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LA CELEBRACIÓN LITÚRGICA: CULTO
AL PADRE EN ESPÍRITU Y VERDAD
La Liturgia como obra de la Trinidad. La Liturgia en la historia y en los Ritos cristianos. Asamblea y ministerios en la celebración. Celebrar la Palabra de Dios. La Liturgia Eucarística y sus dimensiones. Exigencias de la celebración: la plegaria, el canto, los signos y símbolos, el espacio litúrgico. La santificación del tiempo. Catequesis mistagógica, espiritualidad y pastoral litúrgicas. LA LITURGIA COMO OBRA DE LA TRINIDAD
• La liturgia en la historia de la salvación es siempre don
divino a la Iglesia y obra de toda la Stma Trinidad en la existencia de los hombres. Frente al culto religioso, expresión del deseo del hombre de acercarse a Dios, la liturgia cristiana es automanifestación del Padre y de su amor infinito hacia el hombre, por Jesucristo en el Espíritu Santo. • La dimensión trinitaria de la Liturgia constituye el principio teológico fundamental de su naturaleza, y la primera ley de toda celebración. LA PRESENCIA Y OBRA DEL PADRE • En la liturgia de la Iglesia, Dios Padre es bendecido y adorado como la fuente de todas las bendiciones de la creación y de la salvación, con las que nos ha bendecido en su Hijo para darnos el Espíritu de adopción filial. • En la liturgia Dios es siempre (Ef 1,3; 2Cor 1,3). La oración litúrgica está dirigida siempre al Padre, Él es también el término de toda alabanza y de toda acción de gracias. La liturgia tiene un carácter teocéntrico, de manera que no sólo la dimensión antropológica, sino también la dimensión cosmológica - los cielos y la tierra y todas las criaturas- están orientadas a reconocer la absoluta soberanía del Padre y su infinito amor al hombre y a toda la creación. Finalmente todo será recapitulado en Cristo y presentado como una oblación al Padre. LA PRESENCIA Y LA OBRA DEL HIJO JESUCRISTO. • La obra de Cristo en la liturgia es sacramental porque su Misterio de salvación se hace presente en ella por el poder de su Espíritu Santo; porque su Cuerpo, que es la Iglesia, es como el sacramento (signo e instrumento) en el cual el Espíritu Santo dispensa el Misterio de la salvación; porque a través de sus acciones litúrgicas, la Iglesia peregrina participa ya, como en primicias, en la liturgia celestial. • La manifestación divina trinitaria en la liturgia alcanza su culminación en la referencia a la obra del Hijo. La plegaria litúrgica expresa la centralidad del misterio de Cristo en la liturgia, y hace memoria de toda su obra redentora. Cristo es el mediador único entre Dios y los hombres, el Sumo Sacerdote del santuario celeste, el intercesor permanente. LA PRESENCIA Y LA OBRA DEL ESPÍRITU SANTO • Prepara la asamblea para el encuentro con Cristo; recordar y manifestar a Cristo a la fe de la asamblea de creyentes; hacer presente y actualizar la obra salvífica de Cristo por su poder transformador y hacer fructificar el don de la comunión en la Iglesia. • Bajo la guía y el impulso del Espíritu, la Iglesia ora, canta y celebra al Padre, confiesa a Jesús como Señor y lo invoca en la espera de su retorno. Realiza la comunión en la vida divina e iniciar en el retorno de todos los dones hacia el que es su fuente y su término. Por eso toda acción litúrgica tiene lugar. • El Espíritu Santo hace que los actos sacramentales de la Iglesia realicen lo que significan, conduciendo la obra de Cristo a su plenitud según el designio eterno del Padre. LA LITURGIA EN LA HISTORIA Y EN LOS RITOS CRISTIANOS • Destacan el bautismo y la ‘fracción del pan’ por las casas, referido a la eucaristía (Hch 2, 41ss) . Poco a poco va cobrando importancia el ‘día del Señor’ (Ap. 1, 10). En los ss. II-III se van organizando y perfilando las celebraciones: catecumenado, bautismo, eucaristía, Pascua anual con su cincuentena y el culto a los mártires. • Los primeros ordenamientos de la liturgia (Didaché, Traditio Apostolica del Pseudohipólito, Constitutiones Apostolorum, Testamentum Domini, Didascalia de los Apóstoles...) no se limitan a dar normas, sino que justifican la manera de proceder aludiendo al significado de los ritos. Lo mismo las intervenciones del Obispo de Roma y los concilios, que son además fuente de derecho. LOS SANTOS PADRES
• Los Santos Padres compusieron las catequesis
mistagógicas, homilías y tratados que hacen una auténtica teología de la liturgia. • El culto se distanció del legalismo judío y del ritualismo pagano y fue factor de equilibrio entre la dimensión material y espiritual, la primera de las cuales rechazaba el gnosticismo. DESARROLLO LOCAL
• Tras el edicto de Milán (313), la libertad de culto posibilitó una
mayor estructuración de la Iglesia y la liturgia: el domingo se declara día festivo, el año litúrgico sigue un ciclo anual, crece el santoral y se introducen las primeras fiestas marianas tras el Concilio de Éfeso (431). • Se reorganiza el catecumenado y se consolidan las liturgias locales. El papa san Dámaso fija los textos eucológicos (oraciones litúrgicas) por escrito y se van formando las primeras colecciones de formularios (Sacramentarios Leoniano o Veronense, Gelasiano y Gregoriano). Esta época se caracteriza por tanto por una expansión y enriquecimiento de la liturgia. INVACIONES BARBARAS
• Es el tiempo en el que Carlomagno procura la reunificación
eclesial y política. Se fusionaron textos y ritos, dando lugar a los leccionarios y antifonarios, los sacramentarios gelasianos del s. VIII y a los primeros pontificales. • Es tiempo de compilación, y fijacion de la liturgia romana que ya incluía las influencias de otras tradiciones litúrgicas. Durante esta época se producen las luchas iconoclastas y el Concilio Nicea II (787). • La decadencia marcada por el papa Gregorio VII (+1085), quien propició la unificación litúrgica en torno a la liturgia romana y la supresión de la liturgia hispano-mozárabe. UNIFORMIDAD LITÚRGICA
• Desde el final de la Edad Media hasta los comienzos del denominado
Movimiento litúrgico. El eje de todo el período fue el Concilio de Trento (1545-1563), como consecuencia de la reforma protestante. Esta atacó el carácter sacrificial de la Misa. • La liturgia quedó reducida a la Palabra, el bautismo y a la Cena, pero no como actualización sino como recuerdo. El Concilio de Trento se ocupó de los sacramentos, pero sólo en cuanto problemas dogmáticos. A pesar de la férrea uniformidad y del rubricismo, la liturgia se salvó de la más grande crisis de su historia. • En el s. XVII, época Barroca, se vuelve al emotivismo y las prácticas piadosas. Con la Ilustración se profundizó en la investigación de las fuentes litúrgicas, pero seguía faltando una adecuada teología del culto cristiano. LOS MINISTERIOS • Rm. 12, 4 nos dice que no todos los miembros tienen la misma función. Toda la Iglesia es ministerial. Algunos son llamados por Dios y consagrados a un servicio especial por el sacramento del Orden, por el cual el Espíritu Santo los hace aptos para actuar en representación de Cristo-Cabeza para el servicio de todos los miembros de la Iglesia (PO 2; 15). • SC 29 “Los acólitos, lectores, comentadores y la ‘schola cantorum’ desempeñan un auténtico ministerio litúrgico”. Además de los ministerios ordenados, existen los ministerios bendecidos (ej. ministro extraordinario de la comunión). Los ministerios se pueden ordenar en 3 grupos: en torno a la sede, al ambón y al altar. • SC 28: “En las celebraciones litúrgicas, cada cual, ministro o fiel, al desempeñar su oficio, hará todo y sólo aquello que le corresponde según la naturaleza de la acción y las normas litúrgicas”. LA LITURGIA
• La liturgia es el lugar privilegiado donde la Palabra de Dios suena con una
particular eficacia. La certeza que la Iglesia tiene de la presencia de Cristo en la Palabra la ha llevado a no omitir nunca la proclamación de la Escritura y a venerar con honores litúrgicos el Leccionario. • La parte de la celebración en la que tienen lugar las lecturas bíblicas, fue denominada por el Vaticano II Liturgia de la Palabra (SC 56). El concilio afirmó también que esta liturgia está tan intimamente unida al rito que constituye con él un sólo acto de culto. La lectura de la Palabra de Dios se hace siempre de la manera en que el propio Cristo, los Apóstoles y los Santos Padres utilizaron las Escrituras, es decir, situando en primer lugar el misterio pascual y explicando, desde él, todos los hechos y palabras que llenan la historia de la salvación y constituyen el contenido de las celebraciones litúrgicas. Desde Cristo se va hasta el Antiguo Testamento, y se vuelve a Cristo en la continuidad representada por el Nuevo. LECCIONARIO O EVANGELIO
• Es un signo de la presencia de Dios que se comunica a los hombres
mediante su Palabra leída y proclamada. Su veneración (procesión, incienso, luz), el lugar de su anuncio (ambón), su lectura audible e inteligible, la homilía del ministro, la cual prolonga su proclamación, y las respuestas de la asamblea (aclamaciones, salmos de meditación, letanías, confesión de fe...) manifiestan el respeto y el amor que la Iglesia siente por la Sagrada Escritura. • La palabra y las acciones están intrínsecamente unidas, en cuanto realizan lo que significan. Pero el leccionario es mucho más que un libro, es el modo normal, habitual y propio, según el cual la Iglesia lee en las Escrituras la Palabra viva de Dios siguiendo los diferentes hechos y palabras de salvación cumplidos por Cristo y ordenando en torno a estos hechos y palabras los demás contenidos de la Biblia. EL CANTO • “Recitad entre vosotros salmos, himnos y cánticos inspirados; cantad y salmodiad en vuestro corazón al Señor” (Ef , 5, 19). “... el canto sagrado, unido a las palabras, constituye una parte necesaria o integral de la liturgia solemne” (SC 112). • La composición y el canto de salmos inspirados estaban ya estrechamente ligados a las celebraciones litúrgicas de la Antigua Alianza. Cumplen su función de signos de una manera tanto más significativa cuanto “más estrechamente estén vinculados a la acción litúrgica” (SC 112), según tres criterios principales: la belleza expresiva de la oración, la participación unánime de la asamblea y el carácter solemne de la celebración. • Participan así de la finalidad de las palabras y de las acciones litúrgicas: la gloria de Dios y la santificación de los fieles (SC 112). Además, “los textos destinados al canto sagrado deben estar de acuerdo con la doctrina católica; más aún, deben tomarse principalmente de la S. E. y de las fuentes litúrgicas” (SC 121). LOS SIGNOS Y SIMBOLOS
• La liturgia de la Iglesia presupone, integra y santifica elementos de
la creación y de la cultura humana confiriéndoles la dignidad de signos de la gracia, de la creación nueva en Jesucristo. Signos de la Alianza. • El pueblo elegido recibe de Dios signos y símbolos distintivos que marcan su vida litúrgica: no son ya solamente celebraciones de ciclos cósmicos y de acontecimientos sociales, sino signos de la Alianza, símbolos de las grandes acciones de Dios en favor de su pueblo. • Entre estos signos litúrgicos están la circuncisión, la unción y la consagración de reyes y sacerdotes, la imposición de manos, los sacrificios y sobre todo la pascua. La Iglesia ve en estos signos una prefiguración de los sacramentos de la Nueva Alianza.
Ritual para La Recepción y Despedida de La Bendita Imagen de Nuestra Señora de Los Dolores de Soriano en Las Parroquias y Templos de La Diócesis de Querétaro 1 1