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UNIVERSIDAD TECNOLÓGICA BOLIVIANA
CARRERA DE DERECHO MATERIA PRÁCTICA FORENSE CIVIL
Dr. René Soliz Almendro
TEMA 6 -I- RESOLUCIONES JUDICIALES Generalidades sobre las normas procesales. La resolución judicial es el acto procesal proveniente de un tribunal, mediante el cual resuelve las peticiones de las partes, o autoriza u ordena el cumplimiento de determinadas medidas. Dentro del proceso, doctrinariamente, se le considera, ya sea, un acto de desarrollo, de ordenación, de impulso, de conclusión, de decisión o mixto de entre los tipos anteriores. Las resoluciones judiciales requieren cumplir determinadas formalidades para validez y eficacia, siendo la más común la escrituración o registro (por ejemplo, en audio), según sea el tipo de procedimiento en que se dictan. En la mayoría de las legislaciones, existen algunos requisitos que son generales, aplicables a todo tipo de resoluciones, tales como fecha y lugar de expedición, nombre y firma del o los jueces que las pronuncian; y otros específicos para cada resolución, considerando la naturaleza de ellas, como la exposición del asunto (individualización de las partes, objeto, peticiones, alegaciones y defensas), consideraciones y fundamentos de la decisión (razonamiento jurídico). Conforme a la doctrina generalizada y la Legislación Boliviana se tiene las siguientes resoluciones judiciales: Providencias o Decretos de mero trámite, Autos Interlocutorios, Autos Definitivos, Sentencia, Auto de Vista y Auto Supremo. Las normas procesales son de orden público y de cumplimiento obligatorio, las mismas deben ser respetadas y cumplidas a cabalidad por todas las personas que intervengan en el proceso judicial, porque las mismas instituyen obligaciones y derechos procesales para los mismos. Las normas procesales determinan cómo deben actuar las partes y el órgano judicial en su actividad dentro del proceso para realizar la forma, tiempo y el lugar en que deben cumplirse los actos procesales. Las normas procesales deben aplicarse siempre en el proceso, de modo que el juez no puede prescindir de ellas, aunque las partes lo pidan de común acuerdo, porque las normas se aplican y no se discuten. Las normas o actos procesales son hechos voluntarios que tienen por efecto directo o inmediato la constitución, el desenvolvimiento o la extinción del proceso, sea que procedan de las partes o de sus auxiliares, del órgano judicial o de terceros vinculados a aquél. Vigencia de la norma procesal en el tiempo y en el espacio. La ley procesal nueva no puede inicialmente aplicarse en aquellos procesos que, a la fecha de su vigencia real, se encuentran concluidos por sentencia ejecutoriada, ya que lo contrario sería una manifiesta violación de la garantía constitucional (artículo 33 de la Constitución Política del Estado) cuando señala que la ley sólo dispone para lo venidero y no tiene efecto retroactivo, excepto en materia social cuando lo determine expresamente y en materia penal, cuando beneficie al delincuente. Efecto comprensible de los derechos reconocidos mediante sentencia pasada en autoridad de cosa juzgada formal o material. Por el contrario, la nueva norma jurídica se aplicará a los procesos que se inicien con posterioridad a su entrada en vigencia, sin importar en que época se constituyen las relaciones jurídicas que en ellos se discutieren. Otra situación de los procesos en trámite ya que pueden ser alcanzados por la nueva ley procesal, con el único requisito que así lo disponga la propia ley y no afecte a los actos procesales cumplidos que han quedado ejecutoriados con la ley anterior o derogada. Finalmente, las normas procesales sólo tienen vigencia dentro del territorio del Estado Boliviano y se aplican tanto a los procesos que se tramitan en los órganos jurisdiccionales, como a las diligencias procesales que deban ejecutarse en el extranjero. Para interpretar las normas procesales, también existe el método gramatical o exegético, que no hace sino rendir testimonio de lo que cada palabra expresa y trasmite. Finalmente, debemos recordar, que la labor del juez no es nunca la interpretación de la ley, sino la interpretación de la conducta humana mediante la ley; por consiguiente, el juzgador debe adecuar la conducta humana en el marco de las normativas aplicables, incorpora una sutil diferencia establecida al afirmar que lo aplicado es el derecho que parte de la ley. Integración de las normas procesales. El Código de Procedimiento Civil, dice en el Parágrafo II del artículo 1 que: “los jueces no podrán excusase de fallar bajo pretexto de falta, oscuridad o insuficiencia de la ley, en las causas sometidas a su juzgamiento, debiendo pronunciar sentencia según la equidad que nace de las leyes, conforme a las disposiciones que comprenden casos semejantes al hecho particular que ocurriere”. La disposición legal introduce un problema ajeno la interpretación de las normas jurídicas porque el déficit acusado prima en la insuficiencia o ausencia de una solución práctica que la norma ensaye a un caso concreto propuesto por el mundo litigante y que necesariamente los tribunales de justicia deben dar una solución al conflicto interpuesto. Estas son las denominadas lagunas de la ley, para las que el derecho procesal tiene una respuesta, pues las mismas son superadas sobre la base de la posibilidad creadora que tiene la realización del derecho; es decir, que el derecho procesal soluciona estos problemas con la analogía, el juicio singular o parecido. En conclusión, podemos decir que, si una cuestión civil o comercial no puede resolverse, ni por las palabras, ni por el espíritu de la ley, se atendrá a los Principios Generales del Derecho, teniendo siempre en cuenta las circunstancias especiales de cada caso concreto. Resoluciones judiciales. Durante el transcurso del proceso y con el objeto de preparar o facilitar el pronunciamiento de la sentencia definitiva, el juzgador debe dictar y pronunciar numerosas resoluciones judiciales, destinadas a producir efectos únicamente dentro del proceso. Sin resoluciones judiciales no se podría concebir un proceso judicial y los administradores de justicia no tendrían como hacer conocer a las partes las decisiones que arriban en el proceso. En el proceso judicial se dictan variadas resoluciones judiciales, porque es necesario que el proceso se inicie, se desarrolle y concluya; razón por la cual, es necesario que el juzgador dicte diferentes resoluciones de acuerdo al asunto que deba resolver. De acuerdo a la doctrina generalizada y la legislación boliviana se tiene las siguientes resoluciones judiciales: Providencias o Decretos de mero trámite, Autos Interlocutorios, Autos Definitivos, Sentencia, Auto de Vista, Auto Supremo y Resoluciones Constitucionales, de los cuales expondremos las resoluciones finales. La sentencia. La palabra sentencia, proviene de la voz latina “sentiendo”, que equivale en castellano a sintiendo; es decir, juzgando, opinando, porque el juez declara y opina con arreglo a los asuntos. Lino Palacio, define: “Como el acto del órgano judicial en cuya virtud éste, agotadas las etapas de iniciación y desarrollo, decide actuar o denegar la actuación de la pretensión o petición extracontenciosa que fue objeto del proceso”. Eduardo J. Coutere, define a la sentencia como: “el acto jurídico procesal que emana de los agentes de la jurisdicción y mediante el cual deciden la causa ó puntos sometidos a su conocimiento. Como documento la sentencia es la pieza escrita, emanada del tribunal, que contiene el texto de la decisión emitida”. Mediante la sentencia el juzgador culmina con la relación procesal resolviendo en forma definitiva el conflicto suscitado ante el órgano jurisdiccional, empero, para que tenga validez esta resolución y surta efectos jurídicos contra las partes y terceros debe necesariamente cumplir con ciertas formas que establece la propia ley como garantía del debido proceso. El acto procesal más importante transcendente del proceso proviene de la sentencia, ya que representa el acto jurídico procesal donde se reúnen todas las potestades de la jurisdicción, y aún con discrepancias de pareceres, no quedan dudas de que, en el juicio de derecho, simultáneamente acceden inteligencias sobre los hechos y adecuación en las normas. El producto es justamente la creación de una nueva situación o relación jurídica y, como sabemos que es el juez quién condena o quien absuelve, no la ley. La sentencia. Para que la sentencia sea válida debe necesariamente cumplir con ciertos requisitos de forma, ya que la sentencia, en definitiva es un juicio de carácter crítico donde el juez ha de resolver entre dos posiciones enfrentadas o bien, optando por una tercera que tenga para su voluntad y criterio, la esencia misma de la justicia. Coincidiendo con varios autores, existen dos deberes principales a respetar en la sentencia y ellos son la fundamentación y la congruencia, el apartamiento de estas reglas vicia y por ende la nulidad de la decisión judicial. Mediante la fundamentación de la sentencia se garantiza una resolución justa y legal donde las partes sepan en forma clara y evidente cual fueron los argumentos que el juez ha utilizado para acoger o rechazar sus pretensiones. Se menciona que la sentencia que carece de motivación, resulta descalificada por el vicio de nulidad, como así cuando la sentencia tiene fundamento insuficiente o equivocado, o bien que se afirma en consideraciones dogmáticas que no tienen en cuenta las circunstancias que fueron demostradas en la causa. La sentencia constituye una resolución definitiva, puesto que se distingue claramente de las otras que tienen características de interlocutorios o intermedias, ya que define la cuestión de fondo sometida al juzgamiento en cuanto regida por el derecho sustantivo. La sentencia es un acto solemne, ya que la ley procesal regula su estructura mediante normas de carácter impeditivo en lo que se refiere a sus elementos básicos, cuya inobservancia está conminada con nulidad, expresa o implícitamente. Otro requisito fundamental de la sentencia se denomina congruencia, que es la adecuación precisa entre lo pedido en la demanda y lo otorgado por la sentencia, es decir, la sentencia es la justa medida de lo peticionado oportunamente en la demanda. Por este principio, se supone que el juez no pueda considerar otras alegaciones que no hubiesen ingresado en la litis oportunamente, ni agregar otras que fuesen ajenas a la relación procesal. El juez sólo resuelve lo peticionado por las partes. Es decir, se entiende por congruencia la conformidad que debe existir entre la sentencia y la pretensión o pretensiones que constituyen el objeto del proceso, más la oposición u oposiciones en cuanto delimitan ese objeto; de modo entonces, que se exige una rigurosa adecuación de la sentencia a los sujetos, el objeto y la causa que individualizan a la pretensión y a la oposición. El principio de congruencia está previsto en los artículos 190, inc. 3) del 192 del Código de Procedimiento Civil. La sentencia. Finalmente, la sentencia es un documento, su elemento material es indispensable en un derecho evolucionado para reflejar su existencia y sus efectos hacia el mundo jurídico. Este elemento material, hace que la sentencia sea perceptible y conocida y presupone la existencia de una forma mediante la cual, se representa y refleja la voluntad del juez, en la solución del conflicto. La mayoría de los códigos, señalan las formas solemnes e indispensables que debe reunir la sentencia. En la legislación nacional y conforme a lo dispuesto por el artículo 192 del Código de Procedimiento Civil, la forma de la sentencia debe cumplir con ocho exigencias procesales y legales, las cuales son imperativas y obligatorias en virtud del enunciado “la sentencia se dará por fallo y contendrá”, sin embargo, esto no significa que si falta alguna de estas exigencias tenga que anularse el fallo. Básicamente, la sentencia en la legislación nacional debe contener el encabezamiento, la parte considerativa y resolutiva debidamente fundamentada y motivada. Clasificación Muchas veces, las sentencias se proyectan hacia el pasado porque el transcurso del tiempo durante la tramitación del proceso no debe perjudicar a quien tenía derecho, sino a quien obligó al litigio para reconocerlo. Los efectos de la sentencia en cuanto al tiempo varían según la naturaleza de la acción como se verá a continuación. Todos los fallos judiciales se dan para un tiempo y para una historia determinada. Luego, si esa historia cambia alterando el contenido mismo de la relación procesal otrora trabada cabe, en principio, su replanteo. Parte de la doctrina sostiene que la “res judicata” (cosa juzgada) tiene un límite temporal y ese límite se demarca cuando en el ulterior transcurso cronológico cambian las circunstancias fundamentales que produjeron la decisión judicial. Empero, la limitación en el tiempo se produce no cuando el fallo queda sometido a su eficacia retroactiva o irretroactiva a una fijación temporal, sino cuando lo que dependa del transcurso del tiempo es la posibilidad de que la sentencia, subsistente en su eficacia intrínseca, pueda ser modificada o alterada. Para una mejor comprensión del efecto temporal de la sentencia, veamos la siguiente clasificación de cada uno de los distintos tipos de sentencia. Sentencias declarativas. Son aquellas que tiene por objeto la pura declaración de la existencia del derecho. Desde éste punto de vista, todas las sentencias revisten ese carácter; ya que tanto las constitutivas como las condenatorias, contienen una declaración del derecho, como antecedente lógico de la decisión principal. También se la define como aquellas que eliminan la falta de certeza acerca de la existencia, eficacia, modalidad o interpretación de una relación o estado jurídico. Las sentencias declarativas pueden ser positivas o negativas. Es positiva, cuando afirma la existencia de determinado efecto jurídico a favor del actor. Es negativa, cuando afirma tanto a favor del actor como del demandado, la inexistencia de determinado efecto jurídico contra ellos y pretendido por la contraparte. Pero hay sentencias que se concretan pura y exclusivamente a efectuar una declaración y se agotan con la misma, tales las llamadas de mera declaración, ó las que desestiman la pretensión jurídica sustentada judicialmente; ó que establecen la falsedad de un documento; ó que declaran probada la adquisición de la propiedad por prescripción; éstas sentencias, no van más allá de esa declaración. La actividad del órgano jurisdiccional se agota en la declaración de certeza; y finalmente no es motivo de ejecución. Además, la sentencia meramente declarativa, no requiere de un estado de hecho, contrario al derecho; si no que basta una incertidumbre sobre el derecho y por eso no obliga a nada, sino que se limita a declarar la existencia de una situación jurídica; vale decir que no es susceptible de ejecución, por ejemplo: la nulidad del matrimonio. Como principio, proyectan sus efectos hacia el momento en que tuvieron lugar los hechos sobre los cuales versa la declaración de certeza, como, por ejemplo, en la nulidad de un acto jurídico, la declaración judicial se retrotrae a la fecha en que aquél se celebró; en el caso de reconocimiento como hijo no tiene este carácter desde el día de la sentencia, ni siquiera desde la interpretación de la demanda, sino, sencillamente, desde el día en que nació el hijo. Sentencias constitutivas. Son aquellas que luego de declarar la existencia del derecho; y, sin establecer una condena al cumplimiento de una prestación, crean, modifican o extinguen un estado jurídico, es decir, que estas sentencias contienen dos pronunciamientos: El reconocimiento del derecho del actor frente al estado, para demandar judicialmente la constitución del nuevo estado jurídico que el ordenamiento civil garantiza. La constitución del nuevo estado jurídico; ya sea haciendo cesar el existente, ya sea modificándolo, ya sea sustituyéndolo por otro. Así, por ejemplo, el proceso que tiene por objeto provocar la rescisión del contrato de arrendamiento por incumplimiento del arrendatario antes del plazo pactado, tiende a lograr que el juez declare el incumplimiento, pero, además, que resuelva el contrato. Forman parte de ésta clase de sentencias los procesos de divorcio, separación de cuerpos, separación de bienes. Sentencias constitutivas. En todos estos casos, es menester que la sentencia constituya un estado jurídico nuevo. Sin ella, el derecho, permanecerá incambiable. Pertenece también a ésta clase de sentencias, aquellas que la doctrina la llama determinativa o específica; tal es el caso de una sentencia pronunciada por el juez de menores, estableciendo cuál de los padres ejercerá la patria potestad de los hijos. La característica de ésta sentencia es que, a diferencia de las condenatorias y declarativas que se aplican al pasado, sus efectos se extienden al futuro. Estas sentencias pueden ser de dos clases: constitutivas de estado y constitutivas de derecho; entre las primeras, citaremos la interdicción, divorcio, nulidad de divorcio, etc. Entre las segundas, las que condenan a indemnizar el daño causado por acto ilícito; porque antes de la sentencia, sólo había una vía de hecho abierta; pero no había un crédito. La importancia de las sentencias constitutivas está en primer lugar, en el nacimiento de la nueva situación jurídica que sólo se obtiene mediante una sentencia judicial; es decir que la intervención del juez. Ej. El divorcio, aún por mutuo consentimiento de los cónyuges, sólo existe y será válido dentro de un proceso y a través de una sentencia que así lo declare, no se puede hablar de divorcio, sino se cumplen estos dos requisitos. Sentencias condenatorias. Son aquellas que luego de declarar la existencia de derecho, imponen el cumplimiento de una prestación positiva (dar, hacer) o negativa (no hacer). Algunas veces, nace a raíz de la lesión del derecho ajeno, como en los casos de responsabilidad civil, de pérdida de la propiedad, de privación insatisfecha de los derechos del acreedor, la falta de pago. También nacen cuando se ha comprometido a abstenerse o a no realizar determinada propaganda, de no implantar cierta industria, de no instalar un comercio en determinado radio; en todos estos casos, se debe reponer el derecho lesionado, daños y perjuicios. La condena, consiste normalmente en imponer al obligado, el cumplimiento de la prestación; en conminarle a realizar los actos que la aprueban, o en deshacer lo que haya realizado. La sentencia de condena, constituye la función más frecuente del Poder Judicial, la que tiene extenso campo de acción y de más amplio desenvolvimiento en la actividad jurisdiccional. No es la única y no excluye las otras formas de tutela jurídica que hemos estudiado. FIN DE LA PRESENTACIÓN