Variaciones filosóficas en torno a la
comunidad. Un relevamiento del pensamiento
moderno y contemporáneo
María Cecilia Barelli / Laura Rodríguez
COMPILADORAS
INVESTIGACIÓN ACADÉMICA
CS. SOCIALES Y HUMANIDADES
» María Cecilia Barelli / Laura Rodríguez
COMPILADORAS
Variaciones filosóficas
en torno a la comunidad
Un relevamiento del pensamiento
moderno y contemporáneo
EDIUNS
Variaciones filosóficas en torno a la comunidad: un relevamiento del pensamiento moderno y
contemporáneo / María Cecilia Barelli... [et al.]; Compilación de María Cecilia Barelli ; Laura Rodríguez. 1a ed. - Bahía Blanca : Editorial de la Universidad Nacional del Sur. Ediuns, 2024.
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ISBN 978-987-655-341-4
1. Filosofía Contemporánea. 2. Comunidades. I. Barelli, María Cecilia
II. Barelli, María Cecilia, comp. III. Rodríguez, Laura, comp.
CDD 190
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Bahía Blanca, Argentina, febrero de 2024.
© 2024 Ediuns
Indice
■ Prólogo
Después de la comunidad
Daniel Alvaro ................................................................................................................................................... 4
■ Capítulo 1
Aportes de Sophie de Grouchy en torno al problema de la simpatía en la Francia revolucionaria del siglo XVIII
Lisette Gutierrez Moiola ................................................................................................................................. 7
■ Capítulo 2
Europa versus Alemania. Novalis y Fichte en torno a la comunidad del futuro
Santiago Napoli ............................................................................................................................................ 23
■ Capítulo 3
Del optimismo ontológico a la posibilidad de la comunidad: la propuesta emancipatoria de Flora Tristán
Angela Sosa ................................................................................................................................................... 39
■ Capítulo 4
La praxis revolucionaria como mecanismo de afirmación de la “comunidad política”: la Comuna de París en el
pensamiento de Marx
Clara Aldea .................................................................................................................................................... 57
■ Capítulo 5
El binomio individuo-comunidad en el pensamiento de Alexandra Kollontai: el caso particular de la “mujerindividualidad”
Sofía Eceiza .................................................................................................................................................... 77
■ Capítulo 6
Nietzsche y las mujeres: más allá del matrimonio y la maternidad
Rocío Beatriz Medina Romero ...................................................................................................................... 92
■ Capítulo 7
Kant según Esposito: la dialéctica comunidad-inmunidad
Laura Rodríguez .......................................................................................................................................... 108
■ Capítulo 8
Búsqueda y riesgos de una comunidad: Esposito y su retrospectiva de Nietzsche
María Cecilia Barelli ..................................................................................................................................... 123
Prólogo
Después de la comunidad
El magnetismo que ejerce la palabra “comunidad”, ya no solo en el reducido ámbito de la filosofía y las
ciencias sociales, sino también y cada vez más notoriamente en el ámbito de la política denominada
real, es una de las principales razones para continuar manteniendo una actitud interrogativa hacia ella.
Han pasado al menos cuatro décadas desde que se iniciaron los primeros debates académicos en torno
al significado y al valor de la comunidad en el mundo contemporáneo. Desde entonces, la historia de
esta palabra, tomada simultánea o alternativamente como concepto y realidad social, fue objeto de los
estudios más variados, incluidos aquellos exámenes críticos y deconstructivos que con un éxito moderado
pero visible lograron llamar la atención sobre el carácter eminentemente problemático de las connotaciones sociales, éticas, políticas y filosóficas de la comunidad. Hoy en día, el impulso de las reflexiones
en torno a este nombre emblemático de la cultura occidental parece haber perdido su fuerza inicial. La
cuestión de la comunidad ha sido eclipsada, al menos en parte, por los debates más recientes sobre lo
común (en el sentido de un principio ontológico y/o político) y el comunismo (en el sentido de una idea
filosófica, de una condición existencial o de un horizonte de esperanza), que a su vez la incluyen directa o
indirectamente. Desde luego, esto no quiere decir que aquel impulso se haya detenido por completo. Es
fácil constatar que la inquietud por las distintas figuras que podríamos agrupar bajo el nombre genérico
de lo comunitario sigue circulando aquí y allá en forma de clases, conferencias, congresos y publicaciones.
Sin ir más lejos, este libro es una muestra elocuente de ello.
En cualquier caso, la puesta en entredicho de la comunidad dejó en evidencia la imposibilidad de
seguir utilizando esta noción de manera naturalizada; es decir, sin hacerse preguntas críticas acerca de
su vasta genealogía, de sus muy diversos usos según las regiones del mundo donde se impuso y de sus
implicaciones organicistas, autoctonistas, nacionalistas o abiertamente racistas. La deconstrucción de la
comunidad y, más específicamente, de las oposiciones metafísicas donde aquella se encuentra comprometida (comunidad/sociedad, comunidad/individuo, comunidad/separación, distancia, soledad, etc.),
introdujo la sospecha allí donde no había lugar para la duda y menos aún para el cuestionamiento, provocando en buena parte de la literatura especializada todo tipo de precauciones, aclaraciones y reservas
en torno al vocabulario comunitario. Al menos en este sentido las cosas son muy diferentes a como eran
apenas una década atrás. Sin embargo, conviene tener presente que los avances que se registraron en el
plano teórico y conceptual no se replicaron necesariamente en otros planos de la realidad. A nivel político,
la comunidad no solo conserva intactos sus privilegios vinculados a una socialidad supuestamente natural
y en consecuencia auténtica, sino que la retórica comunitaria o, como prefiero decir, comunocéntrica,
parece dominar cada vez más espacios de poder, desde los relativamente autónomos y cambiantes, como
los movimientos sociales y los partidos políticos, hasta los más institucionalizados, como los Estados, los
bloques de Estados y los organismos internacionales. En este sentido, el término “comunidad” continúa
evocando una imagen idealizada de la sociedad en la que vivimos o en la que se nos promete vivir, una
imagen ideal y por lo tanto incompleta de la que se han erradicado las diferencias materiales y espirituales, las inequivalencias, los desacuerdos y, más en general, cualquier factor considerado disgregante;
vale decir, aquellos elementos sobre los que pesa históricamente una carga negativa desde el punto de
vista de la convivencia y que, no obstante, son constitutivos de todas las formas hasta ahora conocidas
de existencia en común. Tal como sucedía en el siglo XX europeo, en la actualidad mundializada la evo4
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contemporáneo. María Cecilia Barelli / Laura Rodríguez C O M P I L A D O R A S
cación de la comunidad no tiene un signo ideológico identificable y único. Izquierdas y progresismos
varios, derechas viejas y nuevas, estatismos y autonomismos se suelen representar una idea de comunidad
que poco tiene que ver con las experiencias y los conocimientos actualmente disponibles de la vida en
común. En términos generales se trata de formas políticas que producen fascinación ya que, por un lado,
se presentan como casos de socialidad plena, es decir, como paradigmas de sociabilidad, y, por otro lado,
ocultan cualquier rastro de alteridad y alteración respecto de los valores que en cada caso modelan a la
propia identidad. Es la fascinación que ejerce desde siempre lo propio de la comunidad, la propiedad mal
llamada común, cuando en verdad lo propio y la propiedad no designan otra cosa más que lo incompartible de la existencia.
Se puede decir con razón que a esta altura todo esto es cosa sabida. Ahora bien, a la luz de la centralidad que ostenta la idea tradicional de comunidad en muchos de los discursos políticos actuales está
claro que no es suficiente con saberlo. Precisamente porque el trabajo deconstructivo no puede ni debe
detenerse ante las primeras señales de agotamiento por parte de los binarismos, y, asimismo, porque las
oposiciones una vez deconstruidas tienden a reconstruirse, es necesario mantener una interrogación permanente sobre la comunidad y sobre la red de nociones que le están asociadas. Este ejercicio, ciertamente,
se puede llevar a cabo de muy distintas maneras. Una de ellas, y sin duda una que hoy resulta imprescindible, consiste en inscribir el estudio de la comunidad en una aproximación histórica que permita situar
distintos tratamientos de la cuestión a través del tiempo y, simultáneamente, prevenir contra cualquier
forma de naturalización, fetichización o idealización.
Creo que es posible reconocer un ejercicio de este tipo en la compilación de textos que nos ofrecen
María Cecilia Barelli y Laura Rodríguez en Variaciones filosóficas en torno a la comunidad: un relevamiento
del pensamiento moderno y contemporáneo. A lo largo de sus páginas el libro despliega una hermenéutica
histórica focalizada en pensadoras y pensadores de los siglos XVIII, XIX y XX para quienes la comunidad o, dicho de otro modo, el vínculo social, fue un importante motivo de deliberación filosófica. El tipo
de lectura que los capítulos aquí reunidos ponen en práctica busca exponer la situación contextual y la
singularidad de las diferentes perspectivas analizadas. Cabe notar que no es ni pretende ser un análisis
sistemático, sin que ello atente contra la consistencia y rigurosidad de la investigación colectiva que lo
sostiene. Su coherencia interna se puede apreciar en la manera de aproximarse críticamente a los problemas con los que trata, una manera acaso emparentada con la historia de las ideas, la historia conceptual
y, más cerca nuestro, con la historia intelectual tal como la entiende Elías Palti, pero también se percibe
en el hecho de que el libro prioriza tanto el conocimiento de autoras relegadas del canon filosófico como
la exploración de dimensiones poco transitadas –al menos en nuestra lengua– de autores canónicos.
Los nombres propios incluidos en los títulos de los capítulos son un claro indicio de la decisión de
prolongar en nuevas direcciones investigaciones ya existentes y, en ciertos casos, de dar a conocer trabajos
olvidados o directamente invisibilizados por la historia de la filosofía. El texto inicial de Lisette A. Gutierrez
Moiola rescata las reflexiones de Sophie de Grouchy sobre los sentimientos de simpatía y egoísmo, en el
marco de una consideración más general acerca de la naturaleza social de los seres humanos en los años
inmediatamente posteriores a la revolución de 1789. Santiago Napoli examina y contrasta los ideales
comunitarios de dos representantes del romanticismo como Novalis y Fichte, tomando como referencia
para la comparación el alcance geopolítico y filosófico de ambos planteos sobre el trasfondo histórico de
las discusiones a propósito de la todavía inexistente nación alemana. Por su parte, Ángela Sosa se propone
recuperar la voz de la pensadora y activista Flora Tristán, a partir del análisis de una serie de escritos de
su autoría que permiten echar luz sobre su particular posición dentro del socialismo decimonónico y su
toma de partido por la lucha de las mujeres. El texto de Clara Aldea representa un aporte para pensar la
polisémica categoría de comunidad en la obra temprana y tardía de Marx. Más concretamente, Aldea
interroga aspectos políticos, sociales y morales de dicha categoría con vistas a evaluar la experiencia práctica de la Comuna de París de 1871. Sofía Eceiza, por su lado, se adentra en la obra de la filósofa marxista y
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contemporáneo. María Cecilia Barelli / Laura Rodríguez C O M P I L A D O R A S
feminista Alexandra Kollontai, interesándose por la relación entre las nociones de comunidad, individuo,
mujer-individualidad y reconocimiento, tal como aparecen planteadas en publicaciones pertenecientes al
primer período de su carrera. La contribución de Rocío Medina Romero analiza críticamente el papel que
juegan las mujeres al interior del ideal cultural-comunitario desarrollado por Nietzsche en su período de
madurez. Asimismo, la autora pondera la impugnación del matrimonio como institución y la tolerancia
de la sexualidad femenina como instancias disonantes en la concepción nietzscheana en relación con esta
temática. Los textos de Laura Rodríguez y María Cecilia Barelli cierran el libro y están emparentados por la
vinculación que ambos mantienen con la interpretación de Roberto Esposito sobre la dialéctica entre la
communitas y la immunitas. Rodríguez reconstruye paso a paso la lectura que hace Esposito de la filosofía
kantiana, retomando y profundizando la tesis según la cual, si hay un pensamiento de la comunidad en
Kant, este no reside en el dominio de la subjetividad, tampoco en el de la intersubjetividad, ni siquiera en
lo que en sus escritos se denomina Gemeinschaft, sino más bien en el retiro del sujeto que deja expuesta
la impropiedad común. Barelli, finalmente, realiza un balance de la interpretación espositeana de la filosofía de Nietzsche que incluye señalamientos críticos tendientes a enriquecer tanto el debate sobre la
comunidad como aquel sobre la biopolítica. La autora discute la impronta biologicista y por momentos
filologista de la hipótesis de Esposito y a su vez argumenta en favor de reconocer la importancia que tiene
la cultura, la educación y la moral para comprender la concepción de Nietzsche sobre la vida en común.
Esta rápida enumeración de nombres, conceptos y problemas intenta vislumbrar el alcance de un libro
importante para quienes nos interesamos en cuestiones relativas a la comunidad y, más ampliamente,
a la vida social, la vida colectiva o, como todavía se decía en el siglo XX, la vida gregaria. En el fondo, la
pregunta que marca el derrotero de estas pesquisas, con todas sus diferencias y especificidades, es la
pregunta por la relación en las sociedades europeas modernas y contemporáneas. La voz “comunidad”,
una vez suspendidos los valores positivos que se le suelen asignar, no dice otra cosa más que la relación
o, mejor aún, las relaciones. Lo mismo sucede con otros vocablos del lenguaje social, político y filosófico
que son analizados en este libro: “simpatía”, “egoísmo”, “pueblo”, “colectivo”, “colectividad”, “cuerpo social”,
“sociedad”, etc. Después de la comunidad, una vez que hayamos agotado la cuestión, si es que esto ocurre
alguna vez, todavía quedará por pensar el relacionamiento como aquello que resiste más o menos impensado bajo la precaria seguridad de las palabras.
Daniel Alvaro, julio de 2023
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