Etruscos

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Etruscos

Los etruscos o tirrenos fueron un pueblo de la


Antigüedad cuyo núcleo geográfico fue la Toscana
(Italia), a la cual dieron su nombre. Eran llamados
Etruscos
Τυρσηνοί, tyrsenoi, o Τυρρηνοί, tyrrhenoi Periodo antigüedad clásica
(Tirrenos), por los griegos; y tusci, o luego etrusci,
Información geográfica
por los romanos; ellos se denominaban a sí mismos
rasenna o rašna (Rasenas). Área cultural Etruria
Equivalencia actual Italia central
Información antropológica
Índice Raíz étnica ¿Preindoeuropea?
¿Pelásgico?
Historia
Pueblos relacionados Lemnios, retios, tirrenos
Organización política y social
Idioma Etrusco
¿Imperio o no Imperio?
Asentamientos importantes
La familia y el papel de la mujer
Ciudades de Etruria
Líderes etruscos conocidos
Relaciones con otros pueblos (aliados y
enemigos)
Lengua, alfabeto e inscripciones
Alfabeto
Inscripciones
Arte
Arquitectura
Religión
Problemas generales
Véase también
Mapa que muestra la extensión de la civilización
Referencias
etrusca y la dodecápolis.
Bibliografía
Enlaces externos

Historia
Desde la Toscana se extendieron hacia Umbría y, por el sur, hacia el Lacio y la parte septentrional de la
Campania, donde chocaron con las colonias griegas de la Magna Grecia (sur de Italia); hacia el norte de la
península itálica ocuparon la zona alrededor del valle del río Po, en las actuales regiones de Emilia-
Romaña, Lombardía y la parte sur del Véneto.

Llegaron a ser una gran potencia naval en el Mediterráneo occidental, lo cual les permitió establecer
factorías en Cerdeña y Córcega. Sin embargo, hacia el siglo V a. C. comenzó a deteriorarse fuertemente su
poderío, en gran medida al tener que afrontar, casi al mismo tiempo, las invasiones de los celtas, desde el
norte, y la competencia de los cartagineses para los comercios marítimos, desde el sur.

Su derrota definitiva, por los romanos, se vio facilitada por tales enfrentamientos y por el hecho de que, los
rasena (o etruscos), nunca formaron un estado sólidamente unificado sino una especie de débil
confederación de ciudades de mediano tamaño.

En cierto modo predecesores de Roma y herederos del mundo helénico, su cultura (fueron destacadísimos
orfebres, así como innovadores constructores navales) y sus técnicas militares superiores, hicieron de este
pueblo el dueño del norte y centro de la península Itálica desde el siglo VIII a. C. hasta la llegada de Roma.

A partir del siglo IV a. C., Etruria (nombre del territorio de los etruscos), fue gradualmente conquistada y
absorbida por la República romana y, los etruscos, al igual que los demás itálicos, federados por los
romanos, volviéndose así parte integrante de la Italia romana.

Por mucho tiempo los orígenes de los etruscos se dio por desconocido. Debido a ello surgieron tres teorías
que trataban de explicar dicha problemática:

1. La teoría orientalista, propuesta por Heródoto, que cree que los etruscos llegaron desde
Lidia hacia el siglo XIII  a.  C. Para demostrarlo se basa en las supuestas características
orientales de su religión y costumbres, así como en que se trataba de una civilización muy
original y evolucionada, comparada con sus vecinos.
2. La teoría autóctona, propuesta por Dionisio de Halicarnaso, que consideraba a los etruscos
como oriundos de la península itálica. Para argumentarlo, esta teoría explica que no hay
indicios de que se haya desarrollado la civilización etrusca en otros lugares y que el estrato
lingüístico es mediterráneo y no oriental.
3. Teoría de un origen «nórdico», defendida por muchos a finales del siglo XIX y primera mitad
del XX; se basaba solo en la similitud de su autodenominación (rasena) con la
denominación que los romanos dieron a ciertos pueblos celtas que habitaban al norte de
los Alpes, en lo que actualmente es el este de Suiza y oeste de Austria: los ræthii o réticos,
tal origen supuesto solo en parofonías está ya descartado.

Sin embargo, las modernas investigaciones sobre el origen de los etruscos llevadas a cabo por un grupo de
genetistas y coordinadas por Guido Barbujani, miembro del departamento de Biología y Evolución de la
Universidad de Ferrara (Italia), llegó a la conclusión de que, genéticamente, el origen de los etruscos
corresponde a la segunda teoría, esto es, la de Dionisio de Halicarnaso, por medio de un estudio de ADN
mitocondrial:

"ha consistido en comparar las muestras de estos individuos toscanos descendientes de etruscos con
muestras modernas de individuos de la región de Anatolia, ocupada actualmente por la parte asiática de
Turquía. «Hemos utilizado un método que nos ha permitido calcular cuánto tiempo hace que se produjo
una migración entre ambos grupos», explica Barbujani. «Hemos obtenido fechas muy antiguas, de hace
más de 5.000 años. Para que Heródoto tuviera razón deberíamos haber encontrado una fecha que se
remontase aproximadamente a los 3.000 o 2.800 años, pero no ha sido así. Concluimos, por tanto, que
entre Anatolia y la Toscana se han producido migraciones, pero éstas no originaron la civilización etrusca
porque son muy anteriores», añade".1 ​

Este descubrimiento, no obstante, no desmiente la relación cultural que hubo entre el pueblo autóctono
(etrusco) y Anatolia, debido a que hay suficientes pruebas de carácter cultural que las unen, en términos
generales los etruscos nacieron siendo un pueblo autóctono que, sin embargo, adoptó muchos rasgos
culturales orientales provenientes de la región de Anatolia.

Organización política y social


Políticamente, Etruria se conforma en
federaciones de doce ciudades unidas
por lazos estrictamente religiosos, lo
que es llamado Dodecápolis, o Liga
etrusca a la que se sumarían la Etruria
padana y la Etruria campana, pero esta
alianza no es política, ni militar y cada
ciudad es en extremo individualista.

La estructura política es, en un


principio, la de una monarquía
absoluta, donde el rey (lucumo)
distribuye justicia, actúa como sumo Bailarines y músicos etruscos. Tumba de los leopardos, necrópolis
sacerdote y comandante en jefe del de Monterozzi, Italia.
ejército. A partir del siglo IV  a.  C. se
da una transición donde el gobierno es
una dictadura de corte militar, la cual desemboca en una República, en esencia oligárquica, con
magistraturas colegiadas, donde gobierna el hombre más anciano perteneciente a la familia más rica, quien
contaba con el apoyo de un senado fuerte y estable y la participación de una asamblea popular en
representación del pueblo.

En la pirámide social etrusca podemos distinguir cuatro escalafones:

En primer lugar estaban los terratenientes, miembros de la oligarquía.


Plebe libre, ligada por lazos de clientela a los anteriores.
Extranjeros, generalmente griegos, que eran artesanos y mercaderes.
Por último, esclavos. Los etruscos tenían una gran cantidad de servicio doméstico y agrario.

¿Imperio o no Imperio?

Historiadores como Raymond Bloch o León Homo denominan a los tirrenos la primera experiencia
unificadora de Italia, comparándola con la experiencia del Imperio romano, le dieron la categoría de
Imperio. Asimismo, el historiador romano Tito Livio habla de que antes de que Roma conquistara a los
diversos pueblos que habitaban e hiciera de las tierras italianas su hogar, ya los Etruscos extendían sus
territorios entre los Mares Tirreno y Adriático, además de obtener recursos gracias a ciudades ubicadas en
las regiones de la Padana y la Campania.

Considerando Imperio como un ente político que domina a otros pueblos en sus actividades más
importantes como la política, la economía y militar, entre otras, y bajo la guía de un emperador, cuya figura
detenta un poder absoluto. Por lo tanto, bajo esta definición, los Etruscos no deberían ser considerados un
imperio dada su organización política en ciudades-estado, cada una de las cuales —las pertenecientes a la
liga— pasaron de una monarquía a una república oligárquica.

Sin embargo, no se puede encasillar en este concepto a la civilización como tal; es decir, no se le puede dar
este título a la liga etrusca, pero no se puede hablar de la misma manera sobre las ciudades de forma
individual, ya que estas poseían colonias y conquistaron territorios logrando establecer su jurisprudencia,
sus formas políticas y su organización social a cada espacio en el cual se establecieron.
Políticamente,
Etruria se conforma en federaciones de doce ciudades unidas por lazos estrictamente religiosos, lo que es
llamado Dodecápolis, o Liga etrusca a la que se sumarían la Etruria padana y la Etruria campana, pero esta
alianza no es política, ni militar y cada ciudad es en extremo individualista.
La estructura política es, en un principio, la de una monarquía absoluta, donde el rey (lucumo) distribuye
justicia, actúa como sumo sacerdote y comandante en jefe del ejército. A partir del siglo IV a. C. se da una
transición donde el gobierno es una dictadura de corte militar, la cual desemboca en una República, en
esencia oligárquica, con magistraturas colegiadas, donde gobierna el hombre más anciano perteneciente a la
familia más rica, quien contaba con el apoyo de un senado fuerte y estable y la participación de una
asamblea popular en representación del pueblo.

En la pirámide social etrusca podemos distinguir cuatro escalafones:

En primer lugar estaban los terratenientes, miembros de la oligarquía.


Plebe libre, ligada por lazos de
clientela a los anteriores.
Extranjeros, generalmente griegos, que eran artesanos y mercaderes.
Por último,
esclavos. Los etruscos tenían una gran cantidad de servicio doméstico y agrario.

La familia y el papel de la mujer

Tanto griegos como latinos consideraron «promiscua» y «licenciosa» a la cultura etrusca. Tales opiniones
se debieron al contraste de la situación social de la mujer entre los etruscos, mucho más libre que entre
griegos y romanos; hay que recordar que entre helenos y latinos las mujeres estaban absolutamente
subordinadas a los varones.

La mujer etrusca, al contrario de la griega o de la romana, no era marginada de la vida social, sino que
participaba activamente tomando parte en los banquetes, en los juegos gimnásticos y en los bailes, y sobre
todo ayudaban en las labores de la vía pública.

La mujer además tenía una posición relevante entre los aristócratas etruscos, puesto que estos últimos eran
pocos y a menudo estaban involucrados en la guerra: por esto, los hombres escaseaban. Se esperaba que la
mujer, en caso de muerte del marido, asumiría la tarea de asegurar la conservación de las riquezas y la
continuidad de la familia. También a través de ella se transmitía la herencia.

Líderes etruscos conocidos


Usuini (en Clusium) probablemente a principios del siglo XI a. C.
Mezentius 1100 a. C.
Lausus (en Caere)
Tyrsenos
Velsu siglo VIII a. C.
Larthia (en Caere)
Arimnestos (en Arimnus)
Lars Porsena (en Clusium) finales del siglo VI a. C.
Thefarie Velianas (en Caere) finales del siglo V a. C.-principios del siglo IV a. C.
Aruns (en Clusium) hacia el 500 a. C.
Volumnius (en Veii) a mediados del siglo IV a. C.-437 a. C.
Lars Tolumnius (en Veii) finales del siglo IV a. C.-428 a. C.
Lucius Tarquinius Superbus (siglo VI a. C.)

Relaciones con otros pueblos (aliados y enemigos)


Los etruscos eran un pueblo netamente comerciante desde el inicio hasta el final de su civilización,
principalmente marítimo, aunque también terrestre. Por otro lado, sus tierras se vieron invadidas varias
veces por pueblos bárbaros ya que sus ciudades eran muy ricas y codiciadas, eran paso obligado hacia las
fértiles tierras de la Campania y para llegar a Roma (como ocurrió, por ejemplo, con la invasión de Aníbal).

En un principio se aliaron y repartieron las zonas de influencia marítima con los fenicios, en contra de los
helenos. Hacia el siglo VI a. C. estrecharon relaciones con Corinto y cesó la hostilidad con los griegos. Sin
embargo, en el 545 a. C. se aliaron con los cartagineses nuevamente contra los griegos.

En cuanto a lo continental, tuvo numerosos enemigos. Desde un principio, la Liga Latina (con Roma de
aliada o a la cabeza de la misma), en el Lacio; en la Campania los samnitas; en las costas e islas los
siracusanos y cumitas y en las llanuras del Po los pueblos celtas serán enemigos de Etruria. Solo
conservarán como aliado incondicional durante toda la historia de esta civilización a los faliscos, pueblo
asentado al oeste del Tíber.

Hacia el 300 a. C. se aliaron con los helenos en contra de cartagineses y romanos, por el control de las rutas
comerciales.

Hacia el 295 a. C. una liga de etruscos, sabinos, umbros y galos cisalpinos combatió contra Roma, saliendo
esta última victoriosa. Sin embargo, en sucesivas alianzas temporales con los galos continúan luchando
contra los romanos, hasta que una alianza con Roma contra Cartago tiene lugar. Tras esto, los etruscos, ya
en decadencia, comienzan a ser absorbidos por los romanos.

Lengua, alfabeto e inscripciones


El etrusco es una lengua aparentemente no emparentada con las lenguas indoeuropeas. Es de destacar que
la fonética es completamente diferente de la del griego o del latín, aunque influyó en este en varios aspectos
fonéticos y léxicos.2 ​ Se caracteriza por tener cuatro vocales que representamos como /a/, /e/, /i/, /o/,
reducción de los diptongos, tratamiento especial de las semivocales. En las consonantes carecía de la
oposición entre sordas y sonoras, aunque en las oclusivas tenía contraste entre aspiradas y no aspirada.

Alfabeto

El etrusco utilizaba la variante calcídica del alfabeto griego, por lo que puede ser leído sin dificultad,
aunque no comprendido. De este alfabeto griego básico algunas de las letras no son utilizadas en etrusco
(oclusivas sonoras) y además se le añade un grafema para /f/ y la digamma griega se utiliza para el fonema
/v/ inexistente en griego.

Inscripciones

Las principales evidencias de la lengua etrusca son epigráficas, que van desde el siglo VII a. C. (se dice que
los etruscos empezaron a escribir en el siglo  vii  a.  C. pero su gramática y su vocabulario difieren de
cualquier otro del mundo antiguo) hasta principios de la era cristiana. Conocemos unas 10  000 de estas
inscripciones, que son sobre todo breves y repetitivos epitafios o fórmulas votivas o que señalan el nombre
del propietario de ciertos objetos. Aparte de este material contamos con algunos otros testimonios más
valiosos:

1. El Liber Linteus o Texto de Agram es el texto etrusco más largo con 281 líneas y unas 1300
palabras. Escrito en un rollo de lino, posteriormente fue cortado a tiras y utilizado en Egipto
para envolver el cadáver momificado de una joven mujer; se conserva actualmente en el
museo arqueológico de Zagreb (probablemente cuando esto sucedió se consideraba que
tenía más valor el rollo de lino que el propio texto, que paradójicamente hoy es nuestro
mejor testimonio de la lengua; tal vez si no hubiera sido conservado como envoltura ni
siquiera habría llegado hasta nosotros).
2. Algunos textos sobre materiales no perecederos como una tablilla de arcilla encontrada
cerca de Capua de unas 250 palabras, el disco de Magliano escrito por dos caras, el cipo
de Perugia escrito por dos caras y con 46 líneas y unas 125 palabras o un modelo de
bronce de un hígado encontrado en Piacenza (unas 45 palabras).
3. Aparte de estos testimonios tenemos dos inscripciones interesantísimas más: la primera de
ellas es la inscripción de Pyrgi, encontrada en 1964, sobre láminas de oro que presenta la
peculiaridad de ser un texto bilingüe en etrusco y púnico-fenicio y que ha ampliado
considerablemente nuestro conocimiento de la lengua. La segunda de las inscripciones,
resulta algo intrigante, ya que fue encontrada en la isla de Lemnos (N. del mar Egeo,
Grecia) de unas 34 palabras, y que parece escrita en un dialecto diferente de los
encontrados en Italia, tal vez esto sea sintomático de la presencia de colonias etruscas en
otros puntos del mediterráneo o bien se trate como otros autores sostienen de una lengua
hermana del etrusco, el lemnio, aunque se considera que la presencia de una sola
inscripción no nos aclara gran cosa.

Seguramente la inscripción de Pyrgi es la única inscripción etrusca razonablemente larga que podemos
traducir o interpretar convenientemente gracias a que el texto púnico que parece ser una traducción casi
exacta del texto etrusco es perfectamente traducible. Con respecto al acceso a las inscripciones: la mayoría
de inscripciones etruscas conocidas y publicadas se hallan recogidas en el Corpus Inscriptionum
Etruscarum (CIE).

Arte
Es de destacar el arte funerario y su relación en la pintura y
escultura, destacándose sus terracotas y la talla de una piedra
local llamada "nenfro". Desarrollaron una importante industria
orfebre, trabajaron el bronce, su metalurgia se caracteriza por
sus grabados, graneados, filigranas y repujados, en relación a
la coroplastia crearon el estilo Bucchero en cerámica. Todos
estos productos fueron base para la exportación tanto hacia el
norte de Europa como hacia Oriente. Otro punto importante es
la pintura donde varias escuelas produjeron frescos admirables,
pero la misma tiene temas marcadamente narrativos,
anecdóticos y principalmente funerarios. Aunque el arte
etrusco, como otras artes del Mediterráneo Occidental, se vio
influido fuertemente por el arte de la Grecia Clásica y el
magnificente arte helenístico, guarda características singulares,
el arte etrusco muy relacionado con los rituales funerarios legó
a Roma un extraordinario naturalismo en cuanto a la
representación de rostros: los bustos son prácticamente una
invención etrusca, el busto propiamente dicho, realizado en Músico etrusco de la "Tumba del
bronce fundido, difiere del "busto" griego, en este último la Triclinio", en Tarquinia.
persona retratada suele estar idealizada, no así en el genuino
busto etrusco.
Los colores preferidos en la pintura por los
etruscos fueron el rojo, verde y el azul, al parecer porque les asignaban connotaciones religiosas. Entre las
obras más destacables se encuentran:
El Apolo de Veyes escultura del dios Apolo del siglo VI  a.  C. encontrada en el
templo/santuario en honor a la diosa Minerva de Portonaccio.
La Quimera de Arezzo: fechada entre 380 a. C. y 360 a. C. La quimera, según la mitología
romana, fue abatida por Belerofonte, a lomos de su caballo Pegaso. Tras su descubrimiento
en 1553 se convirtió en símbolo de la toscana (ver Quimera de Arezzo).
Loba Capitolina o Lupa Capitolina: esta célebre escultura ha llegado en cierto modo a ser
un símbolo de Roma, sin embargo todo indica que es una obra etrusca del s. IV a. C., en
cuanto a los dos niños que representan a Rómulo y Remo, téngase en cuenta que fueron
forjados y añadidos en el s XVI.
El llamado Marte de Todi, escultura de un guerrero armado de un modo semejante al de los
hoplitas griegos, aunque el armamento (tipo de coraza etc.) es en lo real, etrusco.
L'Arringatore (el orador): fechada entre el siglo II a. C. y el siglo I a. C. Al parecer representa
a un noble llamado Aule Meteli, pero se desconoce quién era.
El sarcófago de los esposos: fechado hacia el 520 a. C. Fue encontrado en una necrópolis
en Cerveteri. Construido en terracota, la tapa del sarcófago representa una pareja recostada
en un triclinio.
El Frontón de Talamone, frontón con relieves de terracota de un templo etrusco del siglo
II a. C.

Arquitectura
En las construcciones de viviendas se utilizaba el adobe, con estructura de madera y revestimiento de barro
cocido y en los templos la piedra. Conocían el arco de medio punto, la bóveda de cañón, y la cúpula,
elementos que utilizaron –entre otras cosas– para la construcción de puentes. También construyeron canales
para drenar las zonas bajas, levantaron murallas defensivas de piedra pero, sobre todo, destacó la
arquitectura funeraria, en forma de impresionantes hipogeos. Los templos estaban inspirados en el modelo
griego, aunque presentaban notables diferencias: solían ser más pequeños, de planta cuadrangular, cerrados,
sin peristilo, solo con una hilera de columnas del orden llamado "toscano" a modo de los pronaos griegos,
y el altar estaba sobre un foso llamado por los latinos mundus —limpiadero, purificador— (la palabra
quizás es de origen etrusco), es decir, un orificio que, simbólicamente, serviría para arrojar los restos de los
sacrificios.

Religión
Existen ciertas analogías con religiones orientales, especialmente con la de Sumeria y Caldea e incluso la
egipcia.

El tipo de religión es de revelación, y está plasmada en una serie de libros sagrados, los cuales tienen temas
tales como la interpretación de los rayos, la adivinación, la rectitud del estado y de los individuos y hasta un
análogo del Libro de los Muertos egipcio. Todo el compendio religioso es conocido como "Doctrina
Etrusca". Ésta se dividía en "Doctrina Teoría" y "Preceptos Prácticos", y estaba dedicada a la búsqueda de
la interpretación de prácticamente todo fuera de lo común para predecir el porvenir.

Los sacerdotes se denominaban arúspices, y siempre tuvieron una posición de privilegio en la sociedad.
Los arúspices se especializaban en interpretar lo que consideraban diversos signos proféticos: la adivinación
a partir de la observación de los hígados de animales sacrificados, la creencia en que se podía adivinar el
futuro observando los rayos (ceraunomancia) u otros meteoros, y la interpretación con intenciones
adivinatorias de los vuelos de las aves. Existían rituales de todo tipo, tanto dirigidos al estado como a los
individuos, extremadamente minuciosos y formales, al punto tal que son tomados como ciencia.
El panteón de dioses etrusco está íntimamente ligado a la influencia mitológica griega, de ahí que se adore a
homólogos griegos, aunque formen una tríada, similar a la Cretomicénica. La más importante fue: Tinia
(Zeus), Uni (Hera) y Menrfa (Atenea), que se veneraban en templos tripartitos. También existía la creencia
en la existencia de demonios maléficos, al modo asirio.

Los etruscos creían en la vida de ultratumba, de ahí las manifestaciones de gran importancia en los lugares
de enterramiento.

Es importante destacar que lo sagrado intervino ininterrumpidamente en sus vidas y su presencia agobiaba
sus espíritus y corazones, aunque un modo de paliar o atenuar esto fue una moral que resultaba
«licenciosa» a los griegos y romanos.
Es casi seguro que de los etruscos tomaron los romanos la noción de
«circo» ya no para representaciones teatrales sino para luchas entre gladiadores: en efecto, entre los etruscos
estas luchas solían formar parte de sacrificios fúnebres a sujetos de la élite, o una «diversión» realizada con
los prisioneros de guerra.

Problemas generales
El pueblo etrusco solo existe como tal dentro de Italia y solo toma conciencia de su identidad y de su
pasado dentro de ella.3 ​ Sin embargo, incluso en el marco de este contexto geográfico, tampoco puede
negarse la profunda originalidad de este, solo explicable por los rasgos peculiares que caracterizan su
trayectoria, por los múltiples contactos, pero también por las específicas circunstancias que componen
seguramente su historia primitiva.3 ​ Sea como fuere, los etruscos históricos son el resultado de una síntesis
de elementos diversos que tienen lugar durante la Edad del Hierro en un territorio comprendido entre el río
Tíber y el Arno, donde poblaciones itálicas anteriores a las invasiones indoeuropeas crean una comunidad
cultural muy singular. Por una parte, allí se produce una evolución continuada y específica de la cultura
vilanoviana con peculiaridades propias, no identificable como conjunto con ninguna otra cultura, y, al
mismo tiempo, susceptible de ser definida como vilanoviana evolucionada o civilizada.3 ​

Por otro lado, en esa zona, entre los rasgos que suelen considerarse característicos y peculiares de la forma
de evolucionar allí la cultura vilanoviana, aparecen algunos que los estudiosos identifican como
orientalizantes.3 ​ El primer problema que se plantea es el de si tal orientalización se debe a la presencia de
una oleada de pueblos procedentes del Mediterráneo oriental o si, por el contrario, es el resultado de un
ambiente general, una koiné de tipo orientalizante que predomina en todo el mar Mediterráneo en los
alrededores del 700 a.C..3 ​ A partir de esa fecha, desde luego, empieza a ser definitiva la creación de las
características propias del pueblo etrusco.3 ​Incluso la epigrafía empieza a definirse en favor de la existencia
de una lengua etrusca con rasgos absolutamente individualizados.3 ​

Aquí se plantea el problema de si las características del pueblo etrusco en época arcaica se deben a la
existencia de una emigración datable en esta época o si se trata del resultado de las vicisitudes complejas
que tuvieron lugar cuando el pueblo etrusco se puso en contacto con una koiné mediterránea en que los
rasgos orientalizantes han llegado a convertirse en un fenómeno común generalizado.3 ​

Al margen de este problema, que plantea de un modo algo simplista la cuestión de que los rasgos
orientalizantes pueden proceder de la emigración de pueblos o del contacto con las culturas predominantes
entonces del Mediterráneo, existe otro planteamiento que, más que los rasgos específicos de la cultura
material de principios de la época arcaica, atiende a ese otro problema, tampoco desdeñable, que es el de la
lengua misteriosa de los etruscos.3 ​ Es este, desde luego, un problema que subsiste en cualquier caso, sea
cual fuere la actitud adoptada ante la naturaleza de la cultura y civilización etrusca Si en lo que se refiere a
los rasgos culturales las actitudes adoptadas pueden ser múltiples, dado que cabe admitir la formación
autóctona de cualquier tipo de fenómeno cultural, el problema de la lengua etrusca, especialmente
misterioso, permanece sin que ninguna solución palmaria llegue a servir para su aclaración.3 ​
Al plantearse de este modo, el problema cobra una nueva dimensión, ya que ahora afecta a toda la realidad
lingüística y cultural del Mediterráneo anterior al predominio en él de las lenguas indoeuropeas.3 ​

En este contexto es en el que se puede observar el cúmulo de datos que los antiguos mismos transmitieron
en relación con el pueblo etrusco.3 ​ Varias son, en este aspecto, las versiones que transmiten las fuentes
antiguas sobre el origen de la presencia etrusca en Italia.3 ​Desde luego, el siglo VII a. C. es la fecha en que
se pueden datar los primeros epígrafes que contienen textos en lengua etrusca. Ahora bien, tal no puede
considerarse necesariamente la fecha de introducción de un pueblo extraño.3 ​

Estamos en la época en que, a lo largo de todo el Mediterráneo, se producen movimientos culturales de


gran trascendencia, entre los cuales no desempeña un papel secundario la difusión de la escritura.3 ​ Esta es
también la época en que se configuran las formaciones estatales, a partir de ciertas transformaciones
económicas y sociales que hacen viable la introducción de técnicas en las que la escritura desempeña un
importante papel como instrumento útil para la organización y para el control económico y social.3 ​ El
momento es clave para determinar la definición de los etruscos como etnia con personalidad cultural capaz
de imponer su presencia en la península.3 ​Pero de ahí a identificar este momento con el de la llegada de los
etruscos va un abismo en el que chocan tanto los datos de la tradición como los restos arqueológicos y,
sobre todo, los criterios de orden teórico y metodológico.3 ​ En general, ya no resulta aceptable la
identificación del fenómeno cultural con la aparición de un pueblo portador de sus elementos principales.3 ​

Véase también
Etruria
Anexo:Ciudades de Etruria
Etruscología
Mitología etrusca
Roma Antigua
Magna Grecia

Referencias
1. «Guido Barbujani: Confermata l'origine autoctona degli Etruschi» (https://www.corriere.it/scie
nze/13_febbraio_07/etruschi-autoctoni-dna-anatolia_8624f4ea-712f-11e2-9be5-7db8936d7
164.shtml).
2. Lengua etrusca en Lingvae Imperii. (https://web.archive.org/web/20040506090853/http://ww
w.geocities.com/linguaeimperii/Italian/etruscan_es.html)
3. Plácido Suárez, Domingo; Alvar Ezquerra, Jaime; González Wagner, Carlos (1991). «Roma
y la península itálica». La formación de los estados en el Mediterráneo occidental.
Vallehermoso: Síntesis. pp. 16-18. ISBN 8477381046.

Bibliografía
El Museo Británico. British Museum Press, 1999.

Baratte, Francois; Metzger, Catherine. Etruria y Roma, historia ilustrada de las formas
artísticas. Alianza Editorial, 1982.
Beltrán Martíngghbcrz, Antonio. Arqueología clásica. Ed. Pegaso , 1949.
Bloch, Raymond. Los Etruscos. Eudeba 1981, Sexta edición.
Calvet, Louis-Jean. Historia de la escritura. Paidós, 2001.
Cornell, Tim; Matthews, John. Atlas culturales del mundo: Roma, legado de un Imperio. Ed.
Folio, 1993.
Duby, Georges. Atlas histórico mundial. Ed. Debate, 1987.
Grimal, Pierre. Diccionario de mitología griega y romana. Paidos, 1981.
Homo, León. La Italia primitiva y los comienzos del imperialismo romano. D.F., México:
UTEHA. 1960.
Livio, Tito. Historia antigua de Roma (Vol. II). (D. Plácido, Trad.) Madrid, España: Gredos.
1984.
Lara Peinado, Federico. Los etruscos. Ediciones Cátedra, Madrid, 2007.
Mediavilla, Claude. L'ABC de la calligraphie. Flammarion, 2000.
Pflughaupt, Laurent. Lettres Latines. Ed. Alternatives, 2003.
Walker, Joseph. Los etruscos. Edimat Libros, 2004.

Enlaces externos
Wikimedia Commons alberga una categoría multimedia sobre los Etruscos.
Los Orígenes de Roma: Los Etruscos. (http://www.liceus.com/cgi-bin/aco/his/02/04/0400.as
p)
Los elusivos etruscos. (http://axxon.com.ar/rev/137/c-137Divulgacion.htm)
La enigmática cultura Etrusca (de la web de Terraeantiqvae) (http://terraeantiqvae.blogia.co
m/2007/101401-la-enigmatica-cultura-etrusca.php)
La colección inédita de urnas y sarcófagos etruscos del Museo Arqueológico de Barcelona.
(http://descargas.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/antig/0470494109046950631907
9/019300.pdf?incr=1)
Etruscos. Dioses y Hombres. Texto sobre la religión etrusca. cervantesvirtual. (http://descarg
as.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/09255074379869662977857/021865.pdf?incr=
1)
Los Etruscos: Periodo orientalizante, historia Etrusca y arte Etrusco. (http://www.antropos.ga
leon.com/html/etrusco.htm)
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Etruscos (http://www.crystalinks.com/etruscians.html) (en inglés)
Reconstrucción de una tumba etrusca (http://www.repubblica.it/2009/09/sezioni/arte/recensi
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Piratas en la época clásica (http://knol.google.com/k/redazione-rivista-terre-di-confine/i-pirati
-in-epoca-classica/33rs3irbyfff4/5#) (en italiano)
[1] (https://historia.nationalgeographic.com.es/a/la-civilizacion-etrusca-era-autoctona_7088)

Culturas de Italia

Predecesor: Sucesor:

Edad del Hierro

Cultura de Villanova Antigua Roma


1300 a. C.-750 a. C.

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