La Construcción Lingüística de La Realidad

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Carmina Alejandra García Serrano

La construcción lingüística
de la realidad
La construcción lingüística
de la realidad

Carmina Alejandra García Serrano

Universidad de Guadalajara
2019
Primera edición, 2019

D.R. © 2019, Universidad de Guadalajara


Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades
Unidad de Apoyo Editorial
Juan Manuel 130
Zona Centro
44100, Guadalajara, Jalisco, México
Consulte nuestro catálogo en: www.cucsh.udg.mx

ISBN: 978-607-547-618-6

Impreso y hecho en México


Printed and made in Mexico
Índice

Agradecimientos ................................................................................................. 7
Capítulo I. Cultura y lengua como formas de cognición social .......... 9
1. La cultura .................................................................................................... 10
2. Lengua y relativismo cultural ...................................................................... 11
3. Lengua y cultura ......................................................................................... 15
4. Lengua y cultura como conocimiento compartido
e ideología ...................................................................................................... 16
5. La construcción social de la realidad por medio
del lenguaje .................................................................................................... 23
6. Lengua, ideología y cultura como formas de cognición
de la realidad .................................................................................................. 27
7. Procesos que intervienen en la cognición social
de la realidad .................................................................................................. 30

Capítulo II. Realidad, percepción y categorización .............................. 36


1. La realidad .................................................................................................. 36
2. El modo de ser de las cosas ........................................................................ 38
3. Lengua y modo de existencia ..................................................................... 40
4. Percepción y conocimiento ........................................................................ 41
5. Las propiedades canónicas del objeto ........................................................ 55
6. La influencia del conocimiento en la percepción ....................................... 57
7. Propuesta de una teoría de la percepción .................................................. 63

Capítulo III. Conceptualización y concepción......................................... 65


1. El concepto en la tradición cognitiva .......................................................... 65
2. Perspectivas en torno al concepto.............................................................. 67
3. Conceptos y metáforas ............................................................................... 73
4. Una visión integral del concepto ................................................................ 76
5. Un modelo de concepto ............................................................................. 78
6. La concepción de la realidad ...................................................................... 83
Capítulo IV. Las categorías gramaticales .................................................. 89
1. La lengua y su relación con la realidad ....................................................... 89
2. La clasificación como modo lingüístico de organizar
la realidad ....................................................................................................... 94
3. La sintaxis y la clasificación ......................................................................... 98
4. Las palabras y la semántica ...................................................................... 103
5. Categorías gramaticales y semántica ........................................................ 105
6. Lengua y representación de la realidad .................................................... 108

Capítulo V. La construcción lingüística de la realidad ....................... 110


1. Los niveles de estructuración .................................................................. 111
2. Sobre algunas formas de construcción lingüística
de la realidad ............................................................................................... 113
3. La construcción lingüística de la realidad ................................................. 140

Conclusiones .................................................................................................... 143


Bibliografía ........................................................................................................ 149
Anexo
Cómo la gente define la cebolla
Resumen de respuestas a cuestionario ......................................... 153
Agradecimientos

Quiero agradecer a Georgina Serrano, mi madre y Alejandro García,


mi padre, quienes me acompañaron en este proyecto, me vieron cons-
truirlo, pensarlo, reescribirlo.
Quiero agradecer a Vylil y a Jovany por acompañarme y
ayudarme en todos mis proyectos, también en éste.
Quiero agradecer a Jesús Araiza, a Antonio García de León, a Ethel
Krauze, a María de Lourdes Bejarano y a Alejandro Herrera por haber
sido lectores y jurado de este trabajo.
Finalmente, a mi muy querido amigo Juvenal Cruz Vega, quien es
la luz que ilumina el camino de los estudios de las lenguas, le doy las
gracias por la motivación que me regala todos los días.

7
Capítulo I

Cultura y lengua como formas de


cognición social

La lengua tiene dos vidas. En su faceta pública, es un sistema


de convenciones acordado por una comunidad de hablantes
con el objetivo de lograr una comunicación eficaz. Pero la
lengua tiene además otra faceta, una existencia privada,
una especie de sistema de conocimiento que todo hablante
ha interiorizado en su mente. (Deutscher, 2011, p.255)

La temática trabajada en la presente investigación se ubica dentro


del campo de la antropología lingüística y cognitiva, enmarcada en
la corriente relativista. Por ende se tocarán aspectos correspondien-
tes a las relaciones entre lengua y cultura, así como la influencia de
esta misma en la forma en que el sujeto social conoce la realidad.
Como el objetivo general de este trabajo es explicar cómo se vin-
culan los procesos de percepción, concepción y construcción lin-
güística de la realidad y la forma en que la cultura influye en todos
ellos, este primer capítulo tiene el propósito de definir las nociones
de cultura y lengua en la forma en que son entendidas en esta in-
vestigación, así como algunas de sus funciones sociales: vehículo
de conocimiento compartido y funciones ideológicas. Este primer
capítulo también tiene como función presentar las teorías y pro-
puestas que en mayor o menor medida han motivado y servido de
fundamento para la realización de esta tesis.

9
La construcción lingüística de la realidad

1. La cultura

Lévi-Strauss, en la introducción que hace como homenaje en 1950


al libro de Marcel Mauss titulado Sociología y Antropología, define la
cultura como un sistema de sistemas simbólicos:

La cultura puede considerarse como un conjunto de sistemas simbó-


licos que tienen situados en primer término el lenguaje, las reglas ma-
trimoniales, las relaciones económicas, el arte, la ciencia y la religión.
Estos sistemas tienen como finalidad expresar determinados aspectos
de la realidad social, e incluso las relaciones de estos dos tipos de rea-
lidad entre sí, y las que estos sistemas simbólicos guardan los unos
frente a los otros.” (Mauss, 1979).

En esta definición se puede observar que todas las esferas constitu-


yentes de la cultura se conciben como sistemas simbólicos y que la
cultura se puede considerar un sistema homogéneo en el sentido
de que todos sus componentes son sistemas de la misma naturale-
za (simbólicos).
También se puede notar que Lévi-Strauss especifica que los
sistemas simbólicos constituyentes de la cultura guardan relación
entre sí, por ello el término “conjunto” con el que identifica a la cul-
tura resulta insuficiente para lo que la propia definición entraña. La
palabra que resulta más adecuada para sustituir la palabra “conjun-
to” es la de “sistema”, por el hecho de que la cultura se constituye de
elementos (sistemas simbólicos) que están interrelacionados entre
sí y que a cada uno de ellos corresponde una función específica
dentro de la sociedad.
Se hace necesaria una modificación a la definición de cultura
de Lévi-Strauss. Se habla de modificación y no de sustitución por
otra definición por el hecho de que la noción que nos presenta
este autor posee un alto grado de abstracción. Hasta antes de este
filósofo-antropólogo, la cultura era definida desde una perspecti-

10
Cultura y lengua como formas de cognición social

va social o por la enumeración de los que eran considerados sus


constituyentes: lengua, religión, tecnología, arte, moral, leyes, cos-
tumbres, hábitos, acciones, habilidades, entre otros. Lévi-Strauss
llega a la conclusión de que todos estos componentes enumerados
comparten algo entre sí: su naturaleza simbólica, en el sentido de
que todo lo que pertenece a estos sistemas significa algo para el
sujeto social.
Por otro lado, posterior a la de Lévi-Strauss, aparece la deno-
minada definición “semiótica” de Geertz (2005) que presenta un
problema de asistematicidad: para él, la cultura es “una trama de
significados”. La palabra trama plantea una concepción desorgani-
zada y confusa de lo que es la cultura, además disocia el significante
como parte de ésta última. Si el significante no tiene una naturaleza
cultural (constructo social), entonces de qué tipo es.
Por todo lo anteriormente explicado, en este trabajo la cultura
se entenderá como un sistema de sistemas de signos, rescatando
así la perspectiva estructuralista de Lévi-Strauss.

2. Lengua y relativismo cultural

En la presente investigación, la lengua se entiende como tradicio-


nalmente se ha definido por la lingüística, como un sistema de sig-
nos lingüísticos, cuyo elemento básico constituyente es el signo
lingüístico, el cual está regulado para su formación por las leyes de
la fonética, la fonología y la morfología; para su ordenamiento, rela-
ción y jerarquización por la sintaxis. Dicho sistema se concibe como
parte de la cultura por el hecho de ser un constructo social que se
hereda y se comparte por parte de los miembros de una sociedad.
La estructura del signo lingüístico se entiende desde la postu-
ra saussuriana: constituido por un significante y un significado. El
reto será redefinir lo que es el significado. Eco (2005) lo define como
“unidad cultural”, lo cual es útil para los objetivos de este trabajo. En
su Tratado de semiótica general (2005) afirma que “si bien el referen-

11
La construcción lingüística de la realidad

te puede ser el objeto nombrado o designado por una expresión,


cuando se usa el lenguaje para mencionar estados del mundo, hay
que suponer, por otra parte, que en un principio una expresión no
designa un objeto sino que transmite un Contenido Cultural.”
La lengua tiene diversas funciones en la sociedad. Acerca de
esto cabe cuestionar ¿Es la lengua capaz de influir en los procesos
de percepción y concepción de la realidad del sujeto social? Es rele-
vante mencionar en este apartado el tema sobre si la lengua influye
o no en la “visión de mundo” del hablante, lo cual es sostenido por
la hipótesis relativista de Sapir-Whorf. El antropólogo lingüista Ben-
jamin Whorf (1959), en Language, thought and reality, en un ensayo
que lleva el mismo nombre afirma:

This study shows that the forms of a person’s thoughts are contro-
lled by inexorable laws of pattern of which he is unconscious. These
patterns are the unperceived intricate systematizations of his own
language. […] And every language is a vast pattern-system, different
from others, in which are culturally ordained the form and categories
by which the personality not only communicates, but also analyze na-
ture, notices or neglects types of relationship and phenomena, chan-
nels his reasoning, and builds the house of his consciousness. (p.252)

Estas afirmaciones generaron, y generan aún, polémica en el cam-


po de la antropología y la lingüística. Esto se debió a que, posterior-
mente a la publicación del artículo de Whorf, se demostró que era
falsa una de sus afirmaciones: que la lengua hopi no manejaba el
concepto de tiempo (a la cual llegó debido a errores metodológi-
cos). En 1983, Ekkehart Malotki, en su libro Hopi Time se encargó de
probarlo. Sin embargo, la hipótesis de que las categorizaciones lin-
güísticas de una lengua influyen1 o determinan2 la visión de mundo

1
Hipótesis débil.
2
Hipótesis fuerte.

12
Cultura y lengua como formas de cognición social

del hablante siguió siendo trabajada (Lucy, Steiner, Luque y Deut-


cher, por nombrar algunos).
El relativismo cultural, del cual se desprenden el relativismo lin-
güístico y el relativismo cognitivo, es definido por Monaghan y Just
(2006), antirrelativistas declarados, de la siguiente forma:

Partimos de la premisa de que nuestras creencias, moral y compor-


tamientos incluso las verdaderas concepciones del mundo que nos
rodea son producto de la cultura que asimilamos como miembros de
una comunidad. […] Como la cultura determina nuestra visión del
mundo, entonces hay razones para pensar que no tenemos una base
objetiva para afirmar que una visión del mundo es superior a otra, o
que puede utilizarse una visión del mundo para medir a las demás.
(p.72-73)

No se trata de una mala definición. Pero la posición antirrelativista


puede conocerse mejor a partir de las objeciones que pone al relati-
vismo. Para ello se presentan las críticas de estos dos antropólogos
a lo que ellos llaman las normas morales implicadas por el relativis-
mo a partir de cuestionamientos que consideran justificados:
“¿Con qué bases puede una sociedad reclamar el monopolio
de la verdad moral o de normas y valores superiores?” (p.74)
“¿Debemos, en nombre del relativismo cultural, dejar de actuar
contra prácticas culturales ancestrales y tradicionales que conside-
ramos opresivas para un segmento de la sociedad?” (p.75)
Sin duda para estos autores existe una cultura superior a otras
y una verdad absoluta. Al parecer, también tienen la idea de que el
relativismo implica que las culturas no deben cambiar, lo cual es
totalmente falso.
El relativismo lingüístico y cognitivo planteado en este traba-
jo no es determinista, maneja la noción de que la cultura influye
en la concepción y percepción de la realidad, así como en la con-
ducta lingüística del sujeto social y que las categorizaciones y sis-

13
La construcción lingüística de la realidad

temáticas lingüísticas influyen en la concepción de la realidad. De


ninguna manera se afirma que la cultura y la lengua sean la “cárcel”
de la mente y conducta humana. De otra manera ¿Qué justifica la
diversidad cultural y lingüística tan ampliamente reconocida en la
actualidad? Entonces, las diferencias culturales en cuanto a prácti-
cas y concepción de la realidad que los mismos Monaghan y Just
(2006) critican y censuran a los países árabes ¿se deben a algo que
no es una diferencia cultural con occidente? Parece ser para estos
dos antropólogos que sí, ya que afirman “Uno puede defender el
entrometerse en los asuntos ajenos con base en la condición huma-
na común; después de todo, compartimos este planeta como una
sola especie.” (p.76-77).
La corriente universalista es trabajada principalmente por anti-
rrelativistas. Manuel Casado Velarde (1991), que forma parte de este
grupo, la explica de la siguiente manera, parafraseando a Coseriu:

La etnografía del lenguaje, relativa al plano universal, tiene como ob-


jeto identificar los saberes universales acerca de las <<cosas>>, las
ideas y las creencias universales que se manifiestan en el habla en
general (es decir, en cualquier lengua). También debe estudiar esta
disciplina el problema de la eventual determinación de la cultura no
lingüística por el lenguaje. Se trata, más concretamente, del problema
planteado por la llamada <<hipótesis de Sapir-Whorf>>. (1991: p.53)

Como se puede observar, la Hipótesis Sapir- Whorf es trabajada tan-


to por aquellos que desean demostrarla como verdadera como por
aquellos que pretenden demostrar que es falsa.
A partir de todo lo visto anteriormente, se precisa que las fun-
ciones de la lengua relevantes a tratar en el presente trabajo son:
La lengua como transmisora de contenidos culturales.
La lengua como influencia en los procesos de percepción y concep-
ción de la realidad.

14
Cultura y lengua como formas de cognición social

La lengua como portadora de información proveniente de los pro-


cesos de percepción y concepción social de la realidad.
Esta última no ha sido tan trabajada, pero el trabajo de Aristóteles
(1988) servirá más adelante para comenzar a arrojar luz sobre esta
función.

3. Lengua y cultura

La intención de esta investigación es plantear esta relación como


una relación de sistema de signos (cultura) a sistema de signos (len-
gua), lo cual permite el establecimiento de relaciones de analogía y
homología. Éstas pueden ser la forma en que los sistemas constitu-
yentes de la cultura se relacionan entre sí.
Guiraud (2000) explica como los modos de estructuración de
determinados sistemas de signos pueden estar correlacionados,
por ejemplo, signos zodiacales con diversas taxonomías de minera-
les, flores, animales. Estas relaciones se traducen lingüísticamente.
Diferentes sistemas de signos pueden estar entonces vinculados
entre sí, el problema radica en cómo y por qué se establece un de-
terminado vínculo entre elementos de diferentes sistemas. ¿Está
esto relacionado con la percepción? ¿Depende de algún tipo de
conocimiento grupal (ideología) o compartido (cultura)? ¿Qué tipo
de concepción de la realidad o de una parte de ella permite percibir
un tipo específico de relación? Sin lugar a dudas, los conceptos que
el sujeto social tiene de los elementos que relaciona le permiten
establecer dicho nexo.
Ciertos usos, estructuras y construcciones lingüísticas revelan
mucho acerca de las concepciones compartidas por los sujetos so-
ciales. Es de esta forma como se percibe un tipo de relación existen-
te entre lengua y cultura a través de las concepciones compartidas
acerca de la realidad, parte de la realidad o un elemento de ella. Al
respecto Mier Garza (Cueva, 2009) afirma:

15
La construcción lingüística de la realidad

Las propias morfologías del lenguaje tienen una disposición estratifi-


cada temporalmente, unas fijezas e impregnaciones diferenciales de-
rivadas de su implantación en diversas tramas normativas y esferas de
valor dentro de la estructura social y las formas de vida. (p.35)

4. Lengua y cultura como conocimiento compartido


e ideología

Para Van Dijk (1999) existe una clara diferencia entre los sistemas de
ideas compartidos por la totalidad de los sujetos que integran una
sociedad y aquellos que son comunes a un grupo social de menor
amplitud y que encuentran oposición en un sistema de ideas pro-
pio de otro grupo. Al primero, Van Dijk lo denomina conocimiento
compartido y al segundo lo llama ideología.
La lengua posee normas para su estructuración y uso, las cuales
deben ser conocidas por los hablantes de una lengua para poder
establecer comunicación eficaz entre sí. Además, si como propone
Eco, el significado es un contenido cultural entonces también forma
parte de este tipo de conocimiento. Por tanto, el conocimiento im-
plicado por estas normas y significados es compartido. El problema
radica en que este conocimiento cultural o compartido cumple con
funciones que muchos autores consideran como funciones ideoló-
gicas. Para poner esto de manifiesto se comenzará con la revisión
de la propuesta de Göran Therborn (1987), quien en su teoría de las
ideologías propone lo siguiente:
1. La formación del sujeto por cualquier tipo de ideología
implica un proceso simultáneo de sometimiento-cualifica-
ción.
2. El individuo se somete a un modelo que determina sus
capacidades y eso lo cualifica para ejercer determinados
roles dentro de la sociedad. El concepto de rol (papel) con-
duce para su análisis y estudio a la sociología y la psicología
social.

16
Cultura y lengua como formas de cognición social

3. Existen tres modelos de interpelación ideológica que cons-


tituyen la estructura elemental del proceso ideológico de
sometimiento-cualificación y que juntos forman una cade-
na de significación:
a. Lo que existe.
b. Lo que es bueno.
c. Lo que es posible.
4. Cada uno de estos elementos puede tener mayor o menor
importancia en cada discurso o estrategia discursiva.
5. Para determinar cómo se generan y articulan las ideologías
es necesario realizar un mapa estructural del universo ideo-
lógico, en el que se deben incluir las ideologías existentes y
las pertenecientes al pasado.
6. Existen dos dimensiones del ser-en-el-mundo que, a su vez,
generan las cuatro dimensiones de la subjetividad humana:
el “ser” (existencial-histórica) y “en el mundo” (inclusiva-po-
sicional).
7. La tesis de Therborn es que existen cuatro tipos de inter-
pelación que estructuran el universo ideológico a partir de
estas dimensiones:

Existencial Histórica
Inclusiva 1 2
Posicional 3 4

Donde los números representan los siguientes tipos de ideología:


1. Ideologías inclusivo-existenciales: Explican la existencia en
relación con la pertenencia al mundo: mitologías, religio-
nes, moral, etc. La ideología proporciona el significado de
la vida y la muerte, de lo que existe: el mundo natural, el
cosmos, las cosas.

17
La construcción lingüística de la realidad

2. Ideologías inclusivo-históricas: A través de ellas el individuo


se concibe como miembro de un mundo socio-histórico:
clan, tribu, etnia, nación, estado, reino, grupos sociales, etc.
Explican el mundo social.
3. Ideologías posicional-existenciales: Someten y cualifican al
sujeto para una determinada posición en el mundo en que
vive: Yo y los otros, lo masculino y lo femenino. Constituyen
la individualidad del sujeto, lo que es por contraposición a
los otros.
4. Ideologías posicional-históricas: justifican la posición dentro
de una estructura (familia linaje, localidad geografía
social), estatus y posición dentro de la sociedad. Implican
posicionar al sujeto en los diferentes niveles de jerarquías
de una sociedad (clases, poder, educación, estilo de vida).

Los tipos de ideología tienen funciones específicas como se ha po-


dido observar y la lengua como sistema simbólico cumple con va-
rias de ellas:
1. Proporciona significados sobre el mundo y las cosas (rea-
lidad). Todo signo lingüístico implica significante y signifi-
cado.
2. Explica el mundo social y, según algunas teorías sociológi-
cas, incluso lo semeja al estructurarse en discurso.
3. Clasifica los constituyentes de la realidad a partir de catego-
rías gramaticales estableciendo diferenciación entre ellos.
4. Morfológicamente permite generar relaciones de oposi-
ción/ diferenciación entre sujetos y objetos a partir de la
distinción de género, número, función. Lo cual permite al
sujeto construir su individualidad por contraposición a los
otros y lo otro.
5. Manifiesta relaciones de jerarquía presentes en la sociedad.
6. Manifiesta relaciones de pertenencia.

18
Cultura y lengua como formas de cognición social

Estas características, entre muchas otras, permiten percibir que el


sistema lingüístico, a la par de que se constituye como conocimien-
to compartido de una colectividad, posee funciones que se consi-
deran de tipo ideológico, pues le proporciona al sujeto social un
modo de entender la realidad, a los otros y así mismo, lo cual in-
fluirá en su conducta. La información proporcionada por el sistema
lingüístico también somete y cualifica al sujeto.
Es importante aclarar que: si bien la lengua, como sistema, es
poseedora de determinadas funciones ideológicas, también fun-
ciona como vehículo portador de ideologías de grupos sociales en
su modalidad discursiva. Se puede afirmar por tanto que la lengua
implica conocimiento compartido que somete y cualifica al sujeto
sin encontrar resistencia por parte de otro sistema lingüístico, con
excepción de aquellos sujetos hablantes de una segunda lengua o
de una lengua extranjera, en cuyo caso estarán en contacto con un
sistema lingüístico que se opone, por lo menos parcialmente, al de
su lengua materna (este sería ya un caso de índole ideológica).
El origen del español implica entonces un hecho de naturale-
za ideológica, pues nace del contacto del latín vulgar con las len-
guas de los pueblos prerromanos radicados en la península ibérica
(íberos, celtas, tartesios, vascos). La conformación del español, por
tanto, implicó el choque lingüístico entre las lenguas nativas y la
lengua del conquistador. Esta explicación permite evidenciar que
la lengua entendida como sistema de signos es susceptible de ser
estudiada en términos ideológicos.
Las lenguas de los pueblos germanos que invadieron la penín-
sula ibérica (godos y visigodos principalmente) aportaron léxico al
latín vulgar de la región, este vocabulario se adaptó morfológica-
mente. No sin antes generar conflicto entre qué palabra debía ser
usada y cuál no. Así, por ejemplo, la palabra hermano sustituyó a
frater (en el ámbito de las relaciones de parentesco).

19
La construcción lingüística de la realidad

Sin ir más lejos, dentro del territorio mexicano, el español en-


cuentra oposición y resistencia en grupos bilingües por parte de las
lenguas nativas (prehispánicas) que aún sobreviven (y que no son
pocas).
Por otra parte, no es nada nuevo en el campo de la sociología
percibir la cultura como un elemento determinante de la conducta
del sujeto social, siendo la lengua uno de los medios para realizarlo.
Esta visión también está presente en la antropología:

Más recientemente, basándose en los guiones de Shank y Abelson, los


antropólogos cognitivos han empezado a proponer que las estructu-
ras de conocimiento más grandes –“esquemas culturales” o “modelos
culturales”– guían la acción y la creencia, en parte activando otros
esquemas o modelos culturales relacionados y, como un todo, en-
capsulando los principios de la creencia cultural. Parte de este trabajo
se ha inspirado en estudios recientes sobre el lenguaje figurativo, en
particular, sobre la metáfora (Lakoff y Johnson, 1980; Lakoff y Turner,
1989), y se ha centrado en modelos culturales estructurados en térmi-
nos metafóricos. (Wilson y Keil, 2002: p.119)

Aquellos elementos que se enumeran como constituyentes de la


cultura: lengua, religión, tecnología, moral, leyes, costumbres, hábi-
tos, modos de vivir y modos de hacer implican normas y significa-
dos compartidos con funciones ideológicas. La cultura:
1. Proporciona significados sobre el mundo y las cosas (cos-
movisión, religión).
2. Presenta las normas que rigen el mundo social (leyes).
3. Explica lo que es bueno (moral).
4. Vincula al sujeto con símbolos que definen su posición his-
tórica y definen su identidad en contraposición con otras
sociedades (símbolos patrios).
5. Define relaciones de oposición/ diferenciación entre suje-
tos.

20
Cultura y lengua como formas de cognición social

6. Cualifica al sujeto para ejercer un rol en la sociedad (lo que


deben hacer los hombres, lo que deben hacer las mujeres).
Adicional a lo mencionado, es importante señalar que la mayoría
de los ejemplos que Therbörn (1987) presenta para ejemplificar los
tipos de ideologías (y que se señalaron anteriormente) son de na-
turaleza cultural y son objeto de estudio de los antropólogos. Sin ir
más allá, más que aseverar que la lengua tiene funciones ideológi-
cas y se pretende evidenciar que la cultura comparte funciones con
la ideología.
Teun A. van Dijk (1999) define las ideologías como “la base de
las representaciones sociales colectivas” (p.21). La teoría de las ideo-
logías de este autor presenta planteamientos novedosos que son
de indiscutible valor para los fines de la presente investigación. La
formación y el enfoque multidisciplinario de van Djik le permiten
definir y analizar las ideologías desde variadas perspectivas: lin-
güística, cognitiva, sociológica, semiótica y antropológica, lo cual le
permite formular una teoría solida precisamente por su naturaleza
integral y llenar los vacíos que los científicos unidisciplinarios dejan.
Los planteamientos de van Dijk que se consideran de utilidad
para este trabajo, en virtud de que pueden aplicarse también al co-
nocimiento compartido son:
1. Las ideologías “No son constructos individuales, idealistas,
sino constructos sociales compartidos por un grupo.” (p.21)
2. Utiliza el término “creencia” como equivalente al de “idea”.
(p.23)
3. Su visión constructiva de las creencias es que pueden “re-
presentar al mundo, incluso los hechos de la naturaleza,
involucra la interpretación y la comprensión de ese mundo
en términos de categorías conceptuales socialmente adqui-
ridas”. (p.35)
4. “[…] Las creencias constituyen el mundo-según-nosotros.
Obviamente, esto no significa que el mundo natural o social
no exista independientemente de nuestras creencias, sino

21
La construcción lingüística de la realidad

tan sólo que las personas lo estructuran, comprenden y ex-


perimentan (directamente o por medio de instrumentos)
en términos de sus creencias”. (p.43)
5. Tiene sentido hablar de creencias verdaderas o falsas, de-
pendiendo de si su representación se corresponde o no con
las “reglas de proyección” o criterios de verdad aceptados
dentro de una cultura dada.
6. “[…] las ideologías son justamente eso: conjuntos de creen-
cias en nuestra mente.” (p.44)
7. “[…] las ideologías también están compartidas socialmente
y relacionadas con estructuras sociales.” (p.44)

Se mencionó anteriormente que Van Dijk afirma que si todos los


miembros de la sociedad tienen una creencia en común, entonces
esa creencia (idea) ya no es ideológica sino conocimiento compar-
tido en esa cultura y que para considerar la “base cultural común”
como ideológica debe de haber posibles alternativas (por lo menos
una ideología de resistencia, que se oponga a ella). No se preten-
de en este trabajo ir en contra de la teoría de van Dijk, porque es
evidente que existen sistemas de ideas compartidas que presentan
y que no presentan oposición con otras al interior de una misma
sociedad. El punto únicamente es establecer que tanto unas como
las otras comparten una gran cantidad de funciones en la sociedad.
Las funciones ideológicas de la lengua y la cultura permitirán
posteriormente justificar el hecho de que la primera sirva a la se-
gunda como vehículo para influir en procesos cognitivos y para
sustentar que esa influencia es necesaria para que la cultura se con-
serve, se herede, se reafirme constantemente.

Lo que en los registros culturales está en juego son las modalidades


socio-institucionales de la acción y de la interacción humana, codifi-
cadas en textos normativo-ejemplares, asimiladas en la socialización,

22
Cultura y lengua como formas de cognición social

y verosímilmente transformadas, al fin, en modelo mental, en pauta


de interpretación y de representación cognitiva. (González de Ávila,
2002, p172)

Este comentario de Manuel González de Ávila en Semiótica crítica y


crítica de la cultura resume los principales atributos y funciones de
la cultura.

5. La construcción social de la realidad por medio


del lenguaje

Para entender la forma en que la percepción de la realidad se


constituye como conocimiento compartido y la forma en que se
construye socialmente es necesario auxiliarnos de una teoría de la
sociología del conocimiento, específicamente la de Berger y Luck-
mann (2008), la cual permitirá conocer mejor las características del
conocimiento compartido y la función del lenguaje (lengua) como
medio de apropiación de dicho conocimiento.
Para estos autores, el sujeto nacido en sociedad aprehende
la realidad de la vida cotidiana como una realidad ordenada. Sus
fenómenos se presentan dispuestos de antemano en pautas que
parecen independientes. La realidad se presenta ya objetivada.
Berger y Luckmann (2008) afirman que el lenguaje usado en
la vida cotidiana le proporciona continuamente al sujeto las obje-
tivaciones indispensables y dispone el orden dentro del cual éstas
adquieren sentido y dentro del cual la realidad cotidiana tiene sig-
nificado para el sujeto. El lenguaje marca las coordenadas de la vida
en la sociedad. La realidad se presenta como un mundo intersub-
jetivo, que se comparte con otros. Las objetivaciones comunes de
la vida cotidiana se sustentan primariamente por la significación
lingüística.
Estos autores explican el papel de la lengua en el acopio del
conocimiento social de la siguiente manera:

23
La construcción lingüística de la realidad

1. El lenguaje es capaz de transformarse en depósito objetivo


de vastas acumulaciones de significado y experiencia, que
se puede preservar a través del tiempo y transmitir a las ge-
neraciones futuras.
2. Como sistema de signos, el lenguaje posee la cualidad de
la objetividad.
3. El lenguaje se presenta como una facticidad externa al suje-
to y su efecto sobre él es coercitivo.
4. El lenguaje obliga al sujeto a adaptarse a sus pautas: o se
emplean las normas implicadas en el lenguaje o no hay co-
municación.
5. El lenguaje tipifica experiencias, permitiéndole al sujeto in-
cluirlas en categorías amplias en cuyos términos adquieren
significado para él y sus semejantes.
6. A la vez que tipifica experiencias, también las vuelve anó-
nimas, porque por principio la experiencia tipificada puede
ser repetida por cualquiera.
7. El lenguaje tiende puentes entre diferentes zonas dentro
de la realidad de la vida cotidiana y las integra en un todo
significativo.
8. El lenguaje es capaz de hacer presente una diversidad de
objetos que se hallan ausentes –espacial, temporal y social-
mente– del aquí y ahora.
9. Puede actualizarse todo un mundo a través del lenguaje.
10. El lenguaje constituye campos semánticos o zonas de sig-
nificado lingüísticamente circunscritos. El vocabulario, la
gramática y la sintaxis se acoplan a la organización de esos
campos semánticos.
11. El lenguaje elabora esquemas clasificadores para diferen-
ciar los objetos según su género o su número; formas para
predicados de acción opuestos a predicados de ser, modos
para indicar grados de intimidad social, etc.

24
Cultura y lengua como formas de cognición social

12. La suma de objetivaciones lingüísticas que corresponden a


una ocupación constituye otro campo semántico que orde-
na significativamente todos los sucesos rutinarios.
13. Dentro de los campos semánticos se posibilita la objetiva-
ción, retención y acumulación de la experiencia biográfica
e histórica. La acumulación es selectiva: los campos semán-
ticos determinan qué se habrá de recordar y olvidar de la
experiencia total tanto del individuo como de la sociedad.
En virtud de esta acumulación se forma un acopio social de
conocimiento, que se transmite de generación en genera-
ción y está al alcance del individuo en la vida cotidiana.

Estos postulados sirven a los propósitos de este trabajo en el sen-


tido de que permiten percibir cómo la lengua es capaz no sólo de
transmitir conocimiento común, sino también de acumularlo a lo
largo de la historia de un pueblo convirtiéndose así en una especie
de depósito.
El sujeto social no es libre de clasificar la realidad o de percibir
a partir únicamente de su subjetividad sino que nace en una socie-
dad donde las tipificaciones ya han sido elaboradas y le son here-
dadas. La lengua es vista así como el medio por el cual la realidad se
objetiva (en el sentido de una percepción compartida, no necesa-
riamente verdadera). Según la cultura de que se trate, la realidad se
objetiva de maneras distintas en las diferentes lenguas y se impone
al sujeto social. Esto no quiere decir de ninguna forma que el su-
jeto sea determinado de forma total, pues siempre se encuentran
formas de romper con los paradigmas tradicionales: las sociedades
cambian, las culturas cambian, las lenguas cambian; se adaptan de
forma inter-relacional en los procesos de cambio, adaptándose las
unas a las otras. El cambio social genera cambio cultural y este pro-
duce modificaciones en el sistema de la lengua.

25
La construcción lingüística de la realidad

La lengua, además de poseer un carácter social, posee un ca-


rácter histórico. A lo largo del tiempo acumula conocimiento (infor-
mación), se complejiza: adquiere más léxico, las reglas sintácticas se
simplifican o se complejizan, las variantes morfológicas se pueden
simplificar (la pérdida de los casos del latín en el español y la su-
presión del género neutro) o aumentar, pueden aparecer nuevas
categorías gramaticales para representar elementos de la realidad
(aparición del artículo en las lenguas romances), surgen clases se-
mánticas nuevas para denominar aquello de la realidad que antes
no había sido percibido y se eliminan aquellas que refieren a las que
han quedado obsoletas en el sistema cultural o a elementos de la
realidad (medio-sociedad) que han quedado en desuso.
El nivel lexical y el nivel semántico presentan más cambios que
el nivel sintáctico y el nivel morfológico. Estos dos últimos tienden
a conservar elementos más básicos de la percepción de la realidad:
como el número, el género, las funciones de los signos y las estruc-
turas sintagmáticas. El nivel lexical es susceptible de una constante
ampliación, por ejemplo, si una cultura desarrolla innovaciones tec-
nológicas, se ve en la necesidad de nombrarlas. Si la tecnología es
importada, muy frecuentemente se importa con las palabras que
sirven para nombrarla (préstamo lingüístico). El nivel semántico se
ve modificado cuando se producen ampliaciones o restricciones de
significado.
A lo largo de la historia, toda lengua sufre cambios en mayor
o menor grado. Cultura, sociedad y lengua sufren cambios parale-
lamente. Cuando elementos sociales o culturales cambian de for-
ma sustancial, el sujeto social se ve forzado a re-conceptualizar, a
entender de otra forma una parte de la realidad. Posteriormente,
el conocimiento compartido se modifica parcialmente, ello impli-
ca cambios en la lengua pues el ser humano piensa la realidad en
términos lingüísticos y el conocimiento compartido debe incorpo-
rarse en moldes objetivos significativos para poder ser subjetivado
por el sujeto y para poder compartirlo con otros.

26
Cultura y lengua como formas de cognición social

6. Lengua, ideología y cultura como


formas de cognición de la realidad

La ideología, la lengua y la cultura intervienen de manera funda-


mental en la construcción del sujeto social y la objetivación de la
nueva realidad que se da como consecuencia de una revolución de
cualquier tipo (social, económica, ideológica, tecnológica, científica,
política). Cuando una sociedad experimenta uno o más cambios de
enorme impacto social como cambio de modo de producción, de
forma de gobierno, una invasión, gran desarrollo tecnológico o cien-
tífico, una revolución social, por ejemplo, la realidad del sujeto social
se modifica y éste debe adaptarse a una serie de nuevas formas.
Los cambios en los modos de producción transforman la es-
tructura de las sociedades. El sujeto social, inmerso en un mundo
que se ha modificado se ve en la necesidad de construirse de una
forma distinta para adaptarse al nuevo modelo económico-social.
A la par, cambia el conocimiento que se tiene de la realidad; entre
los elementos que experimentan cambios fuertes se encuentran: la
ideología y la cultura (y con ellas la forma de percibir la realidad) y
la lengua (la forma de expresar y describir la realidad).
Se habla de la lengua como forma de expresar y describir la reali-
dad porque entre realidad y lengua median la cultura y las ideologías,
las cuales determinan la forma en que la realidad será percibida. En
palabras de Lotman (1999), la relación entre lengua y realidad extra-
lingüística es uno de los problemas fundamentales. El plano del con-
tenido, en la acepción con la cual introdujo Saussure este concepto,
representa una realidad convencional. La lengua crea un mundo
propio. Al mismo tiempo, surge la cuestión del grado de adecuación
entre el mundo, creado por la lengua, y el mundo que existe fuera de
ella, es decir que se encuentra más allá de sus límites.
Cuando la sociedad sufre una transformación, el sujeto social
debe asumir un nuevo rol en la sociedad, modifica la forma en que
se percibe y la forma de percibir a los otros. La cultura tiene un

27
La construcción lingüística de la realidad

carácter hereditario. La forma de actuar en el espacio privado y el


público, en gran medida depende de las normas, costumbres, tradi-
ciones, sistema de valores, ideas y visión de la realidad, entre otros,
que se han heredado de la generación anterior.
Los elementos heredados ya no permiten que el sujeto social
se desempeñe de forma adecuada en la nueva sociedad, por lo que
la actividad y conducta debe ser regulada a partir de las nuevas ne-
cesidades y características de la sociedad. Los sujetos sociales in-
mersos en un clima de cambio vivirán un conflicto interno en el que
los viejos y los nuevos esquemas se confrontan y generan una crisis
de la cual surgirá el nuevo esquema de concepción de sí mismo,
de los otros y de la realidad. El sujeto se percatará o experimentará
las consecuencias de la incongruencia entre lo que hace y lo que
cree (lo heredado) o entre lo que hace-y-cree y su corresponden-
cia con la realidad. Posiblemente se cuestione cuál es la verdad: ¿lo
heredado o lo que experimenta? Bloor (1998) afirma que la distin-
ción entre la verdad y el error no es la misma que la distinción entre
experiencia individual e influencia social; se convierte más bien en
una distinción dentro de la amalgama de experiencias y creencias
socialmente mediadas que constituyen el contenido de una cultu-
ra. Se trata de una discriminación entre mezclas de experiencia y
creencia que rivalizan entre sí.
Pero, inmerso en una cultura y una sociedad que también es-
tán cambiando, el sujeto social se reconstruirá a partir de la oposi-
ción entre lo heredado y lo experimentado, así mismo lo harán la
sociedad y la cultura (porque nunca hay rompimientos totales e ins-
tantáneos con lo anterior): Se conservarán todos aquellos aspectos
heredados que no se opongan a la nueva realidad y se cambiarán
o modificarán aquellos que no le correspondan: se perderán viejas
tradiciones y costumbres y se comenzarán a formar nuevas, surgi-
rán otras concepciones sobre las relaciones entre: el yo, los otros y
la realidad.

28
Cultura y lengua como formas de cognición social

Este nuevo cambio de concepción es de índole cognitiva. Las


ideologías y la cultura son de índole colectiva, son elementos cohe-
sionadores de grupos sociales, pues llevan a los sujetos sociales a
concepciones semejantes acerca de la realidad y de sus elementos
constitutivos.
Adam Schaff (1964) cita a Sapir, quien dice que el lenguaje
posee la cualidad de descomponer la experiencia en elementos
teóricamente separables y crear ese mundo, un mundo del paso
potencial gradual a la realidad, que pone a los hombres en condi-
ciones de trascender la experiencia individual que les viene dada
directamente y encontrarse mutuamente en una comprensión co-
mún más amplia, también dice que es una perfecta ilusión creer
que el sujeto puede adaptarse a la realidad sin ayuda del lenguaje
y que el “mundo real” viene construido en gran medida, de modo
inconsciente, sobre las costumbres lingüísticas del grupo.
Entendiendo ideología y cultura como formas de cognición
social, es momento de establecer la relación entre ellas y lengua
(lenguaje-palabra). El principio de la relatividad, planteado por la
antropología lingüística, supone que la estructura lingüística es
una forma de experiencia por la que se conoce el mundo (Moreno,
2009). De esta manera, también la lengua es una forma de cogni-
ción social.
A partir de todo lo anteriormente señalado, se puede concluir
que la lengua tiene tres funciones sociales principales: La primera
es de tipo comunicativo, la segunda es como forma de cognición
social y la tercera como vehículo de otras formas de cognición so-
cial (la ideología y la cultura).

7. Procesos que intervienen en la cognición


social de la realidad

Para que el sujeto social tome conocimiento de la realidad que le ro-


dea es necesario que lleve a cabo determinados procesos, muchos

29
La construcción lingüística de la realidad

de ellos inconscientes. La cognición social es objeto de estudio de


la psicología social y se define de la siguiente manera: “La cognición
social se refiere a los aspectos de la vida mental que permiten y
están modelados por la experiencia social” (Wilson y Keil, 2002: 319)
La experiencia social es un elemento fundamental para enten-
der este fenómeno. El conocimiento socialmente compartido no
es construido de forma individual por el sujeto sino reconstruido.
Es adquirido por éste en la práctica social por medio de la inter-
nalización de la cultura y la ideología. La realidad natural, de igual
forma, requiere de la interacción del sujeto con ella para conocerla.
La experiencia no puede internalizarse en el sujeto como un flujo
de información amorfo sino que debe ser clasificada, para ello se
recurre a los conceptos:

Los conceptos son elementos a partir de los cuales se construye el


pensamiento proposicional, proporcionando así un medio para com-
prender el mundo; los conceptos se usan para interpretar el curso de
nuestra experiencia, clasificándola como algo que es de algún tipo
particular y relacionándola así con el conocimiento previo. […] En la
psicología cognitiva los efectos de la codificación conceptual o se-
mántica se producen en una amplia escala de fenómenos dentro de
la percepción, la atención, la comprensión del lenguaje y la memoria.
(Wilson y Keil, 2002: p.347)

Los conceptos no son lo mismo que las palabras. Los conceptos


se construyen a partir de atributos y las palabras lo hacen (en el
nivel semántico) por medio de rasgos de significación. Aunque en
el campo de la teoría cognitiva se han presentado toda clase de
propuestas: constructivista, conductista, semántica (de la cual se
derivan varios modelos), en la mayoría de ellas se coincide en que
el concepto implica clasificar o categorizar. Si puede o no ser con-
siderado como una clase o categoría se analizará en el capítulo III
de este trabajo.

30
Cultura y lengua como formas de cognición social

La atención consiste en discriminar ciertas cosas para concen-


trarse en otras de forma efectiva, implica concentración y focaliza-
ción (Wilson y Keil, 2002). Smith y Kosslyn (2008) afirman “[…] hay
un amplio acuerdo en que la atención implica seleccionar cierta
información para procesarla con detenimiento e impedir que otra
información se siga procesando.”(p.107).
Acerca de lo que se debe entender por memoria, Wilson y Keil
(2002) dicen: “El término “memoria” se refiere a la capacidad de co-
dificar, almacenar y recuperar información.” (p. 787). Smith y Koss-
lyn (2008) distinguen las mismas capacidades asociadas a ella y la
refieren como “el depósito interno de información almacenada” y
señalan que “es una forma fundamental de cognición que guía la
conducta” (p.787).
Para conocer la realidad (natural y social) es necesario clasificar-
la, para lo cual es preciso tener información que provenga de ella,
aquí intervienen los sentidos; mucha de la información codificada
en la lengua u otra construcción simbólica requiere de los sentidos
para ser percibida y posteriormente representada y almacenada in-
ternamente por parte del sujeto. El cómo lo hace se tratará a detalle
en el siguiente capítulo.
Castaingts Teillery (2011), en Antropología simbólica y neuro-
ciencia, plantea que los factores estructurales básicos del ser huma-
no son: biología, reflexión, emociones y sentimientos e identidad
individual y social. Este autor señala que estos factores estructura-
les presentan requerimientos necesarios, que se presentan, para
este trabajo, en la siguiente tabla (se resaltan en negritas los rela-
cionados con el presente trabajo):

31
La construcción lingüística de la realidad

Factor Requerimiento
1) Cerebro (estructura biológica del pensamiento).
2) Una cultura que proporcione: simbología y
REFLEXIÓN gramática para relacionar significado con
significante, y una cosmovisión.
3) Relaciones sociales: motivan y dan orden al
proceso de pensamiento.
1) Relaciones sociales y económicas para producción
y distribución de bienes básicos.
BIOLOGÍA 2) Conjunto de procesos simbólicos (lenguaje),
procesos de razonamiento, conocimiento
heredado (cultura).
3) Sistema cultural de valores para evaluar bienes y
relaciones de trabajo.
4) Sistema social para normar relaciones sexuales y
de cariño.
1) Comprendidos por el cerebro y evaluados por un
sistema de valores.
SENTIMIENTOS 2) Su regulación y su estructuración por medio de
Y EMOCIONES relaciones humanas.
1) Sistema simbólico y gramatical para conformar la
memoria y la conciencia.
IDENTIDAD 2) Sistema simbólico que permita comprender y
INDIVIDUAL evaluar las relaciones sociales.
Y SOCIAL
3) Estructurar las relaciones sociales (como agresión
o cooperación) relacionando el sistema límbico y
el lóbulo frontal.

Esta propuesta de Castaingts Teillery pone de manifiesto que, a la


par de la realidad natural y social previamente mencionada, el ser
humano es también una entidad dual: biológica y social, que inte-
gra atributos y funciones tanto biológicas como culturales para el
desarrollo de la vida en sociedad, para lo cual la existencia de un sis-
tema simbólico (como la lengua y otros lenguajes) es fundamental.

8. Lengua y operaciones lógicas

Uno de los principales objetivos de esta investigación es demos-


trar que tanto la percepción, como la conceptualización y la cons-
trucción lingüística operan por medio de operaciones lógicas. En el

32
Cultura y lengua como formas de cognición social

plano que relaciona la construcción lingüística con las operaciones


lógicas se cuenta con dos trabajos que se consideran como antece-
dentes del presente y que se comentan a continuación.
En Lenguaje, pensamiento y realidad (1990), Alberto Espejo dice:

El epistemólogo suizo Jean Piaget nos ha demostrado en sus largos y


variados estudios, que un nivel lingüístico determinado corresponde
a un nivel mental específico y viceversa. Esto es, en el desarrollo psi-
cobiológico de un individuo, las funciones pensamiento y lenguaje se
desenvuelven como si fueran una única función. (Espejo, 1990: p.49)

Este mismo autor, explica:

Las reglas de combinación morfológicas producen las clases de sig-


nos (sustantivos, verbos, adjetivos, etc.). Es decir los elementos que
forman la clase de significaciones primarias […] Al mismo tiempo, en
la comunicación social, las significaciones primarias vuelven a combi-
narse sintácticamente, con base en otras reglas, hasta formar enuncia-
dos completos […]
Se trata, entonces, de averiguar qué tipo de operaciones lógicas
realiza el hablante cuando combina los signos de la lengua morfológi-
ca y sintácticamente. (Espejo, 1990: p.55)

Posteriormente Espejo (1990: 55-57) ofrece la siguiente clasifica-


ción:
1. Operación de interdependencia (de funciones): Géneros
(masculino-femenino), número (singular-plural), estructura
oracional (sujeto-predicado) y estructura del sujeto (suje-
to-aposición).
2. Operación de dependencia: El sustantivo determina al adje-
tivo en género y número; una función determina otra fun-
ción (sujeto-predicativo).

33
La construcción lingüística de la realidad

3. Operación de grado cero: Combina elementos que no se de-


terminan (preposición-sustantivo; circunstancial-circuns-
tancial).
4. Operación de Identidad: Por medio de ella el pensamiento
convierte dos unidades morfológicas o sintácticas en una
(-a, -e, -iz = género femenino), (objeto directo = pronom-
bre).

Este autor indica que hay otras operaciones lógicas distintivas del
nivel morfológico como la composición (de palabras) y la clasifica-
ción, de esta última no proporciona ejemplos, pero señala que hace
posible la aparición de nuevos objetos y signos. Espejo dice que la
operación distintiva del nivel sintáctico es la transformación y pone
como ejemplo el cambio de voz activa a pasiva.
Jean Piaget y Rolando García, en Hacia una lógica de significa-
ciones (1997), señalan que, desde los niveles más elementales, el
conocimiento involucra siempre una relación inferencial y que las
inferencias de los niveles más elementales son implicaciones entre
significaciones atribuidas a las propiedades, a los objetos y a las ac-
ciones, precisando que:

Las significaciones resultan de una asimilación de los objetos a partir


de los esquemas, de tal manera que las propiedades no son observa-
bles “puros” sino que constituyen siempre una interpretación de los
“datos”. De acuerdo con la concepción clásica de esquema (un esque-
ma caracteriza lo que es repetible y generalizable en una acción), di-
remos que la significación de un objeto “es lo que podemos hacer con
él”. Esta definición no sólo es aplicable en el nivel sensoriomotriz; sino
también en el nivel preoperatorio, a partir de la función simbólica. La
significación es también lo que podemos decir de los objetos (en cuyo
caso es una descripción) o aun lo que podemos pensar de los objetos
(es decir, clasificarlos, relacionarlos de alguna manera, etc.).

34
Cultura y lengua como formas de cognición social

[…] Existe una lógica de significaciones que precede la lógica


formal de los enunciados; dicha lógica de significaciones está fun-
dada sobre implicaciones entre significaciones […]. (Piaget y García,
1997, p.148-149)

Ambos trabajos mencionados son fundamentales para el desarro-


llo de esta investigación en virtud de que espejo ya habla de la cla-
sificación (aunque sea sólo en un nivel lexical) como una operación
lógica presente en el lenguaje; el trabajo de Piaget y García es im-
portante debido a que habla de una lógica de significaciones que
opera a través de relaciones de implicación, siendo éstas últimas
manejadas en este trabajo como un tipo de operación lógica que
explica la relación del verbo con sus complementos (Capítulo IV).
A lo largo de este capítulo se han presentado los fundamentos
teóricos que permiten entender la lengua y la cultura como sistemas
correlacionados e interdependientes que comparten la función de
portar, como sistemas, conocimiento compartido. También se ha
dejado de manifiesto, de manera muy general, la relación existente
entre estos dos sistemas y la cognición de la realidad. Lo expuesto
en este capítulo conlleva a preguntarse ¿Cómo el sujeto toma infor-
mación de la realidad y la almacena en su mente? ¿Cómo se codifica
esta información en la lengua? Debido a ello se ha comenzado a
esbozar, desde la perspectiva de las ciencias cognitivas, la impor-
tancia de fenómenos como la percepción y la conceptualización en
el proceso de cognición de la realidad por parte del sujeto social.
Será tarea de los posteriores capítulos esclarecer la relación entre
estos dos fenómenos con la lengua y la cultura, así como la forma
en que se transmite el conocimiento compartido entre ellos para
finalmente depositarse en la lengua.

35
Capítulo II

Realidad, percepción y categorización

[Según Aristóteles] Los sentidos (aisthêseis) contribuyen


primariamente en el animal al discernimiento de los objetos
sensibles; ellos constituyen la facultad del alma que en
más alto grado contribuye al conocimiento de los objetos
singulares. (Araiza, 2009)

1. La realidad

Definir el término “realidad” es complicado, la mayoría de los soció-


logos, lingüistas y antropólogos utilizan el término sin especificar
cómo debe entenderse. Tal vez dan por supuesto que todos sus
lectores saben lo que es. Quienes se han preocupado por definir el
término son los filósofos. Abbagnano (1963) ofrece un panorama
de la historia de este concepto en el campo de la filosofía, del cual
se han rescatado las definiciones más afines a los objetivos del pre-
sente trabajo:
1. El modo de ser de las cosas en cuanto existen fuera de la
mente humana o independientemente de ella.
2. El mundo externo.
3. La existencia de otras cosas fuera del sujeto.
4. La acción y pretensión de una existencia del objeto fuera de
la representación del sujeto.
5. El modo de ser específico de las cosas mismas.

36
Realidad, percepción y categorización

6. La existencia de las cosas.


7. Las cosas del mundo en relación con el hombre.

Las acepciones 1, 2 y 3 desvinculan las “cosas” o “el mundo” del su-


jeto; parecen marcar una división entre dos mundos distintos, uno
interno y otro externo sin abrir la posibilidad de trazar un nexo en-
tre ambos, por lo que no son precisamente las más adecuadas para
trabajar la forma en que el sujeto conoce la realidad. Las nociones 5
y 6 se refieren únicamente al “modo de ser” y a la “existencia” de las
cosas, respectivamente. En este caso, las cosas aparecen también
totalmente desvinculadas con el sujeto cognoscente de la realidad.
Las acepciones 3 y 4 toman al sujeto como punto de partida
para definir la realidad. La noción 3 maneja al sujeto como una uni-
dad: el sujeto no está fuera de la realidad, sino la realidad fuera del
sujeto. La cuarta concepción de realidad se vale del término “repre-
sentación” para delimitar la separación entre sujeto y objeto plan-
teando dos posibilidades:
a). El sujeto posee una representación del objeto y el objeto
existe independientemente de esta representación.
b). El sujeto posee una representación de un objeto que
puede o no tener existencia en la realidad.

Así se tiene que la realidad está fuera del sujeto en tanto que está
fuera de su mente, que es el plano en que se forman las represen-
taciones. Esta noción contempla, por tanto, una forma en la que
un sujeto cognoscente puede apropiarse de la realidad: por me-
dio de representaciones de las cosas. Es precisamente el término
“representación” el que las neurociencias cognitivas manejan para
explicar el proceso de percepción de la realidad por parte del ser
humano, como se verá más adelante. Por ello, está acepción de rea-
lidad es la que se maneja en el presente trabajo.
Sin embargo, aunque el resto de las acepciones no se tomarán
precisamente como base, presentan elementos indiscutiblemente

37
La construcción lingüística de la realidad

relevantes para entender lo que es la realidad. “El modo de ser” o de


“existir” de las cosas es fundamental para comprender la forma en
que se forman las representaciones de las mismas. La división entre
un mundo externo e interno también es importante de tomar en
cuenta ya que permite establecer la diferencia entre esos dos mun-
dos: el externo esta allí, fuera del sujeto, existe; el interno es una
reconstrucción del externo a partir de representaciones.

2. El modo de ser de las cosas

Existen entes que pueden ser percibidos por los sentidos humanos:
vista, oído, tacto, gusto y olfato. Pero, existen también un tipo de
entes que para ser percibidos necesitan de la conjunción de cual-
quiera de los sentidos humanos con el intelecto.
Aristóteles distingue dos tipos de ser (Abbagnano, 1963): “ser
algo” y “ser absolutamente” y Santo Tomás (ibídem) afirmó en De
ente et essentia: “ser tiene dos sentidos, pues unas veces significa
el acto de existir y otras la unión que halla el entendimiento entre
los dos términos de una proposición cuando compara el predicado
con el sujeto”. Se tiene un uso predicativo del término y un uso exis-
tencial del mismo. El uso existencial es el que interesa en esta parte
del trabajo.
Los seres materiales son aquellos que existen, forman parte de
lo que puede ser percibido por los sentidos. Los seres producto de la
abstracción manifiestan su esencia pero carecen de existencia con-
creta. Algo es “bello” porque participa de la esencia de la belleza, no
porque sea la “belleza” misma; no puede poseer todos los atributos
de la belleza. Por ejemplo, no hay algo concreto en la realidad que
podamos señalar como “la belleza”, pero se encuentra manifiesta en
otros entes, que sí son de naturaleza material y, a partir de dichas
manifestaciones que sí son percibidas, se concibe la existencia de
“la belleza”, como aquello que abarca de manera sintética las instan-
ciaciones de lo bello. En cambio, algo es árbol porque existe como

38
Realidad, percepción y categorización

tal, porque posee todos los atributos del “árbol”. Todo ser implica
una esencia, por ende aquello que existe participa de una esencia.
La esencia sería el conjunto de atributos que determinan que un
ente es ese ente y no otro.
Existen, además de los seres materiales y los que son producto
de la abstracción, aquellos que tienen únicamente naturaleza de re-
presentación, como un unicornio, un dragón, una sirena, entre otros.
Éstos son los seres ideales. Son construidos en el mundo interno del
sujeto. Su existencia se pretende, se cree o se inventa. Su esencia no
está vinculada en un primer nivel por la relación entre realidad-sen-
tidos o por la relación realidad-intelecto.
Los seres ideales se vinculan de alguna forma con la realidad,
pues el unicornio tiene patas, cola, color; comparte propiedades
con ciertos seres materiales, pero también poseerá atributos que
no posee ningún ser existente. Otros seres, como Caperucita roja
y Teseo, poseerán casi todos los atributos de un tipo de ser exis-
tente (el humano), excepto el acto mismo de existir, el cual implica
atributos asociados a su existencia material: funciones vitales reales
(aunque se diga en el cuento que el corazón de Caperucita roja late,
nunca hay un corazón de Caperucita roja latiendo en verdad). Ca-
perucita roja sería por tanto una representación estructurada como
un sistema análogo y homólogo a una niña real (mismas partes aso-
ciadas a las mismas funciones, pero de naturaleza distinta).
A partir de lo anteriormente tratado podríamos decir que, te-
niendo al sujeto cognoscente de la realidad como punto de partida,
existen tres modos de existencia del ser:
1. Existencia por percepción sensorial: vínculo con la realidad
en primer orden.
2. Existencia por abstracción: vínculo con la realidad en se-
gundo orden.
3. Existencia por imaginación: vínculo con la realidad en tercer
orden.

39
La construcción lingüística de la realidad

3. Lengua y modo de existencia

En el nivel del lenguaje, los entes o seres son referidos por una clase
especial de palabra: los sustantivos, los cuales son el nombre que di-
chos seres reciben. Podemos hablar de un ser o mencionar un ser en
virtud de que el ser humano posee una palabra para nombrarlo y por
tanto puede conceptuarlo, pues es la palabra el instrumento del cual
se vale el pensamiento para generar ideas. En un nivel pre-lingüístico
de la humanidad podría decirse que posiblemente se pensara con
imágenes. En el caso de sujetos sociales entendidos como hablantes
de una lengua, la comunidad lingüística les dota de una serie de pa-
labras para nombrar, convencionalmente, los entes.
Es innegable que en la lengua se distinguen diferentes tipos de
sustantivos. La lengua en sí misma generalmente no los diferencia
entre sí (no hay una marca gramatical para indicar si un sustantivo
es concreto o abstracto, o si es colectivo o derivado). Existe un tipo
de sustantivo que en nuestra lengua presenta una marca ortográ-
fica la mayúscula para distinguir sustantivos propios de sustantivos
comunes.
Los antes mencionados sustantivos propios y sustantivos comu-
nes, no implican una diferencia en función y uso en el aspecto lin-
güístico pero si en un aspecto de conocimiento de la realidad.
Los sustantivos propios sirven para nombrar la existencia parti-
cular de un ser, se trata de nombres asociados a entes individuales.
No implican un concepto, pues al referirse sólo a un individuo no
son producto de la generalización. Simplemente refieren. No hay
un concepto de “Juan”, no hay una serie de atributos comprendidos
en una clase que indiquen como debe ser un “Juan”.
Los sustantivos comunes son equivalentes a clases, estos si
implican una serie de atributos en el ser para ser llamado de esa
manera y pueden realizar referencias particulares por medio del
contexto, el señalamiento y la cuantificación. Nombrar mesa a la
mesa que se tiene en el comedor de la casa implica clasificar dicho

40
Realidad, percepción y categorización

objeto, incluirlo en el conjunto de todas las mesas y asumir tácita-


mente que comparte atributos con otros objetos denominados de
la misma forma, pues también está la mesa de la recamara y la de
la sala, las mesas de los vecinos y las mesas de todos aquellos que
posean una.
A su vez, los sustantivos propios y los sustantivos comunes
pueden subdividirse en sustantivos concretos, abstractos e ideales.
Los concretos refieren a los entes materiales, los abstractos a los
seres por abstracción y los ideales a los seres creados por la mente
humana, anteriormente explicados. Existen, pues, tipos de sustanti-
vos asociados a tipos de seres, por lo que se puede decir que existe
un vínculo metalingüístico entre el nivel ontológico y el nivel del
lenguaje. Se le llama metalingüístico porque esta correspondencia
no está marcada gramaticalmente en los sustantivos de manera sis-
temática, no es percibida por el hablante común de la lengua espa-
ñola, en este caso.

4. Percepción y conocimiento

El marco teórico para el desarrollo de este punto está dado por dos
tipos de teorías. Por una parte están las que provienen de la Neuro-
ciencia Cognitiva, la cual se sitúa en la intersección de la neurocien-
cia y la psicología cognitiva y tiene por propósito elaborar teorías
de sistemas de procesamiento de información en el cerebro (Smith
y Kosslyn, 2008). Por el otro lado, está la propuesta socio-cognitiva
de la cultura y las ideologías (sistemas de ideas o creencias) que
plantea Teun A. van Dijk (1999) desde una postura interdisciplin-
aria. La conjunción de ambas teorías tiene por objetivo establecer
las relaciones entre percepción y realidad en este apartado y, en
capítulos posteriores, otro tipo de relaciones.
Smith y Kosslin (2008) en su libro Procesos cognitivos: Modelos y
bases neuronales, presentan un completo panorama de los avances
y teorías actuales dentro del campo de la Neurociencia Cognitiva,

41
La construcción lingüística de la realidad

apoyándose en los resultados de múltiples investigaciones realiza-


das en el campo por los científicos del área. Este texto será tomado
como soporte en esta investigación para elaborar el sustento de
una teoría de la percepción y de la conceptualización en el área de
la antropología lingüístico-cognitiva.
La necesidad de recurrir a este marco teórico se debe al hecho
de que dentro del área de la antropología y la lingüística existe un
marcado rechazo a la hipótesis Sapir-Wohrf acerca de que las cate-
gorías de la lengua influyen o determinan la visión de mundo del
hablante. Existe resistencia a admitir la afirmación de Platón (1962)
de que la percepción de los sentidos es engañosa. Pero habrá que
tomar para esto en cuenta a Aristóteles (1988) que no desdeñaba el
papel que juegan los sentidos en el proceso de conocimiento de la
realidad y el señalamiento que hacía acerca de que el intelecto in-
teractúa sobre la información del mundo sensible para depurarla. A
este respecto la neurociencia afirma que efectivamente el cerebro
depura o selecciona información, la completa, e incluso la distorsio-
na, en un sentido amplio le da forma, discrimina y organiza. Tanto
Aristóteles como Platón tenían razón. Platón acertaba en que los
sentidos son engañosos: se ha demostrado que los sentidos pue-
den afectarse por ilusiones y no perciben todo (se sabe que existen
frecuencias de onda imperceptibles al oído y a la vista, cuando se
degusta un platillo no se puede determinar con exactitud cuántos
y cuáles ingredientes contienen, ni los diferentes aromas que inte-
gran una fragancia, las estructuras moleculares son imperceptibles
para la simple vista, etc.). Aristóteles acertaba en el sentido de que
algo en el cerebro depuraba y daba forma a la información sensible:
las células receptoras sensibles discriminan información, procesos
cerebrales seleccionan información, la interpretan, la completan y
la organizan. Las investigaciones en neurociencias también apoyan
las ideas aristotélicas acerca de que la experiencia y la memoria son
dos elementos fundamentales en el proceso de cognición (Linden,
2010).

42
Realidad, percepción y categorización

Las teorías del área de la neurociencia son necesarias para fun-


damentar, en este trabajo, que la cultura influye en la percepción
y conceptualización y construcción lingüística. Se consideran un
fuerte sustento porque provienen de una ciencia que justifica sus
afirmaciones en experimentos controlados y bien estructurados,
cuyos objetivos son claros y cuyas conclusiones se basan en hechos
objetivos, y, lo más importante, se pueden interrelacionar con los
propósitos de la antropología lingüística y cognitiva.
Existen dos vías, para que un sujeto adquiera conocimiento so-
bre el mundo que le rodea: que reciba un conocimiento construido
por otros o que interactúe con el mundo sensible y construya cono-
cimiento de tipo empírico. Para interactuar con la realidad cuenta
con sus sentidos: vista, oído, tacto, gusto y olfato. El ser humano no
se caracteriza por poseer alguno de estos sentidos superdesarrolla-
do. En contraste con animales como el águila, el tiburón, el perro,
entre otros, se podría decir que los sentidos humanos poseen un
desarrollo medio o incluso pobre:
A partir de los sentidos, el sujeto humano percibe los elemen-
tos que constituyen la realidad que lo rodea. ¿Qué es la percepción?
“[…] las percepciones son interpretaciones de lo que vemos, repre-
sentaciones producidas por la interacción del procesamiento de
arriba abajo con el de abajo a arriba.” (Smith y Kosslyn, 2008: p.58)
Como se puede apreciar en la cita anterior, no existen las per-
cepciones puras, puesto que los estímulos sensibles siempre sufren
la interpretación que el cerebro hace de ellas. No se puede estar del
todo seguro de que lo que se cree que se percibe es exactamen-
te lo que está ahí afuera. No existe una identificación total entre
la percepción-representación y el objeto o ente con el que se inte-
ractúa. Esto se debe a que en la percepción están involucrados dos
procesos:

“[…] la percepción visual –de hecho cualquier modalidad percepti-


va- es el resultado de procesos de abajo a arriba y de arriba abajo.

43
La construcción lingüística de la realidad

Los procesos de abajo a arriba están guiados por información sen-


sitiva procedente del entorno físico. Los procesos de arriba a abajo
buscan activamente y extraen información sensitiva, y están guiados
por nuestro conocimiento, nuestras creencias, nuestras expectativas
y objetivos. Casi cada acto de percepción implica ambos tipos de
procesamiento: de abajo a arriba y de arriba abajo.” (Smith y Kosslyn,
2008, p.57)

La cita anterior permite afirmar que existen dos tipos de informa-


ción que siempre se interrelacionan cuando se percibe un objeto
(algo): información sensitiva y conocimiento, puesto que dentro del
conocimiento se pueden incluir las creencias, ideas que para el su-
jeto son verdaderas pero que pueden ser falsas, ya sean verdaderas
o falsas explican o justifican una parte de la realidad (una percep-
ción visual de cierto tipo puede ser identificada con un fantasma
por influencia de una creencia, por ejemplo). Las expectativas y
los objetivos pueden manejarse como funciones del conocimien-
to, pues a partir de ideas que se consideran hechos se forman o se
desprenden las expectativas y los objetivos (no surgen por la gene-
ración espontánea).
El cerebro interpreta los estímulos sensibles a partir del cono-
cimiento, el cual puede ser empírico (construido por el individuo),
construido por un grupo social (ideológico), construido por la co-
lectividad de una sociedad (cultural).
Van Dijk (1999) afirma que las creencias (las identifica con
ideas) son un grupo complejo de proposiciones elementales o, más
propiamente, un complejo proposicional y distingue entre dos ti-
pos de creencias:
1. Particulares: episódicas, condicionadas por el contexto
(personales).
2. Generales: abstractas, desligadas del texto (sociales).

44
Realidad, percepción y categorización

Para Van Dijk (1999) las creencias deben entenderse de una forma
activa: “definirlas en términos de constructos mentales basados en
lo social que constituyen los “hechos” característicos de la “reali-
dad” social y cultural (p. 43). Afirma que las creencias representan el
mundo y los hechos de la naturaleza e involucran la interpretación
y la comprensión de ese mundo en términos de categorías concep-
tuales socialmente adquiridas y puntualiza “(…) esto no significa
que el mundo natural o social no exista independientemente de
nuestras creencias, sino tan sólo que las personas lo estructuran,
lo comprenden y lo experimentan (directamente o por medio de
instrumentos) en términos de sus creencias.” (p.43)
Una importante distinción que señala este autor es que las
creencias se pueden dividir en dos grupos:
1. Creencias culturales: son creencias sociales o creencias
comunes. Son generales y son asumidas por toda una so-
ciedad o cultura. Pueden denominarse conocimiento com-
partido.
2. Creencias grupales: son asumidas por uno o varios grupos
sociales, no son generales. Las ideologías son la base de ta-
les creencias grupales.

Van Dijk entiende la cultura y las ideologías desde una perspectiva


cognitiva, por ello interesa su propuesta a esta investigación. De-
fine la cognición social como “representaciones mentales social-
mente compartidas y los procesos de uso en los contextos sociales”
(p.70). Asevera que tanto las creencias compartidas como las de gru-
po son sistemas de conocimiento, conjuntos organizados de creencias
localizados en la memoria social. Van Dijk utiliza el término creen-
cia en un intento por evadir las inconvenientes connotaciones del
término “idea”. De más está por decir que el término “creencia” se
encuentra en el mismo caso, sino es que en uno aún más compro-
metido, por lo que en este trabajo se retomará la noción de “idea”
entendida de la forma en que Van Dijk define la creencia: como una

45
La construcción lingüística de la realidad

proposición, es decir, como un enunciado declarativo que afirma o


niega algo y, por tanto, tiene un valor de verdad. Por ende, aquí se
definirá el conocimiento como un sistema proposicional.
Posteriormente, en otro apartado se explicará la propuesta
acerca de cómo influyen estos tipos de conocimiento en el proceso
de percepción de la realidad por parte de un sujeto social. Por el
momento sólo se ha tratado de dejar en claro qué se entiende por
percepción y conocimiento, así como dejar sustentado por parte
de la neurociencia cognitiva que el segundo influye en el primero.

4.1 La construcción de la percepción


Como se vio anteriormente, la percepción no es simplemente un
conjunto de estímulos sensoriales que se internalizan y registran,
sino un proceso sobre el que tienen lugar otros procesos. La per-
cepción se ha definido como una representación, ésta implica una
estructura, la cual se construye a partir de ciertos elementos, si-
guiendo un modelo y con la ayuda de determinados procesos, pero
¿qué es exactamente una representación? Smith y Kosslyn (2008)
afirman que:

“Es un estado físico que transmite información, simbolizando un obje-


to, acontecimiento, o una categoría o sus características. Las represen-
taciones tienen una forma, el modo en el cual transmiten información
y tienen un contenido, el significado, que comunica una representa-
ción determinada. El mismo contenido puede comunicarse, por lo ge-
neral, en más de un formato.” (p.12)

Según la neurociencia cognitiva, las representaciones tienen una


forma y un contenido. De hecho tienen la estructura de un signo
(que puede ser simbólica o icónica según se verá más adelante a
partir de su formato). Además, los objetos de la realidad poseen

46
Realidad, percepción y categorización

variados atributos o características, aquellas que son captadas por


el sentido de la vista, por ejemplo, se denominan características o
atributos visuales:

“Las características visuales incluyen puntos y bordes, colores y for-


mas, movimientos y texturas. Todos estos son atributos que en sí
mismos no son objetos, pero que en combinación pueden definir los
objetos que vemos. Son los elementos con los que se construye la per-
cepción.” (Smith y Kosslyn, 2008, p.60)

Se toma como modelo el sentido de la vista pues es el más sencillo


de explicar en virtud de que es aquel que se asocia con una mayor
cantidad de categorizaciones lingüísticas, es el que puede descri-
birse más ampliamente por medio de nuestro sistema lingüístico.
Describir los atributos de un sonido, de un olor o de una sensación
gustativa es francamente más complicado y hasta frustrante para la
mayoría de los hablantes. Los atributos visuales, al estar más con-
vencionalizados, entrañan menor subjetividad.
Siguiendo la última cita, las características o atributos del ob-
jeto perceptible son los elementos con los cuales se construye la
representación-percepción. Pero, no todos los atributos que posee
un objeto formarán parte de la representación, algunos (como la
estructura molecular) no son captables por nuestros sentidos y otra
porque se ha demostrado que el cerebro discrimina información:
“[…] la percepción visual obtiene eficazmente información acerca
de las características visuales ignorando algunos datos.” (Smith y
Kosslyn, 2008,p.64)
Un objeto puede tener atributos visuales, auditivos, moto-
res, olfativos, gustativos y táctiles, puede tener de un tipo, puede
poseer de algunos tipos o puede captarse por todos los sentidos.
Cuando un objeto implica complejidad en su composición de atri-
butos, la neurociencia también ha dejado en claro que los atributos
de diferente tipo son procesados por diferentes áreas del cerebro.

47
La construcción lingüística de la realidad

A su vez, los atributos de un mismo tipo como los visuales (forma,


color, tamaño), por ejemplo, también son procesados por diferen-
tes partes del cerebro: “La existencia de estas áreas especializadas
sugiere que la percepción comienza descomponiendo la escena
visual en características que se procesan por separado” (Smith y
Kosslyn, 2008, p.67)
Toda representación tiene un formato, que consiste en ele-
mentos y disposición de los elementos lo cual se basa en los pro-
cesos que operan para extraer información de la realidad. Existen
cuatro propuestas de formato para las representaciones (Smith y
Kosslyn, 2008):
1. Representaciones de modalidad específica (imágenes): El for-
mato es una imagen mental y no sólo se pueden encontrar
en el sistema visual, también en el motor. Las pautas de ac-
tivación cerebral se asemejan a las pautas visuales.
2. Representaciones específicas por modalidad (registro de
características): Consiste en que las neuronas asociativas
integren características significativas formando represen-
taciones de objetos. “Las neuronas asociativas, por ejemplo,
podrían integrar información relativa a tamaño, forma y
movimiento para establecer la representación de un insec-
to volador” (pág. 167). No es descriptivo en el sentido de
que sus elementos no corresponden analógicamente con
los del objeto.
3. Representación por símbolos amodales: Son descripciones
de estados perceptivos y motores. Están relacionadas per-
ceptivamente con los objetos que representan. Se cree que
estos símbolos son arbitrarios y abstractos. Los símbolos
amodales no sólo permiten percibir objetos y relaciones
entre objetos, sino también establecer redes semánticas y
listas de propiedades. Los símbolos amodales no son pala-
bras pero funcionan como éstas.
4. Modelos estadísticos en redes neurales: el objeto se represen-

48
Realidad, percepción y categorización

ta por un patrón estadístico en sistema binario. Por ejemplo,


un árbol puede estar representada por un patrón estadísti-
co como 11101010010011. Los unos representan neuronas
que disparan (o se activan) y los ceros representan a las que
no lo hacen. Las neuronas que representan la pauta estadís-
tica son de tipo asociativo, se relacionan entre sí.

Son dos formatos de los cuatro mencionados anteriormente los


que pueden funcionar coherentemente con la propuesta de este
trabajo: el de registro de características y el de símbolos amodales.
El modelo de representaciones específicas por modalidad o re-
gistro de características, es rescatable por el hecho de ser integral,
no se reduce a lo visual o lo motor, puede ser aplicado a todos los
sentidos. No implica una estructura analógica con el objeto percibi-
do. La representación se estructura a partir del conjunto de detec-
tores de características activos en el momento en que se procesa un
objeto. Simplemente integra diversos tipos de características rele-
vantes del objeto, propiedad que permitirá asociarlo con la noción
de concepto que se manejará en el siguiente capítulo.
El formato de representación por símbolos amodales, por su
parte, también permite la formación de una lista de atributos o pro-
piedades. El hecho de que permita codificar las relaciones estable-
cidas entre objetos lo hace muy viable para la generación posterior
de símbolos (como preposiciones y conjunciones). Además justifica
la capacidad de establecer redes semánticas, la cual es fundamen-
tal para el manejo de la lengua. De hecho, lo normal es que cuando
un sujeto percibe un objeto, no lo desligue del contexto, sino que
lo asocie a él. Hay tres tipos de representaciones amodales de la
percepción (Smith y Kosslyn, 2008):
1. Marco: Estructura que especifica relaciones dadas entre ob-
jetos en un entorno.
2. Red semántica: Representa objetos y relaciones en forma de
diagrama.

49
La construcción lingüística de la realidad

3. Lista de propiedades: enumeran atributos o características


de las entidades que pertenecen a una categoría, represen-
tándolos por medio de símbolos amodales y captan aspec-
tos relativamente abstractos del objeto.
Este tipo de representaciones constituidas por símbolos amodales
no sólo permite asociar este modelo con uno de reconocimiento
de características y con la noción de concepto que se establecerá,
sino que permite establecer una relación entre la representación
formada en el acto de percepción con la construcción lingüística
de la realidad; por otro lado, implica suponer un sistema simbólico
(de símbolos desconocidos) que opera sobre el nivel conceptual y
sobre el sistema lingüístico (otro sistema simbólico).

4.2 Percepción e información incompleta


Existe un principio denominado por la neurociencia como principio
de agrupamiento (Smith y Kosslyn, 2008) que permite determinar
las características que forman parte de un mismo objeto. Este prin-
cipio permite el relleno de lagunas cuando falta información o el
ligamento cuando hay discontinuidad, a fin de poder reconocer o
identificar el objeto. Estos procesos intervienen e influyen en la per-
cepción. Para completar información intervienen tanto las propie-
dades de las células sensoriales como el conocimiento almacenado
en la memoria.
Como se ha podido observar, la información que se percibe en
ocasiones es demasiada y en otras es escasa. Estos son los dos gran-
des problemas de los que viene acompañada la percepción, Smith
y Kosslyn (2008) dicen al respecto:
1. El primer problema de la percepción es que los estímulos
sensitivos son por naturaleza ambiguos, abiertos a múlti-
ples interpretaciones. En ocasiones el input sensitivo no
contiene información suficiente para explicar nuestra per-
cepción.

50
Realidad, percepción y categorización

2. El segundo problema es que, en ocasiones, el mundo pre-


senta demasiado input sensitivo para incluirlo en las per-
cepciones coherentes en un solo momento determinado.
(Smith y Kosslyn, 2008).
Desde el momento en que en el cerebro no se puede generar un
duplicado exacto de un objeto de la realidad, porque físicamente
es imposible, se debe generar algo (una estructura) que lo refiera, lo
semeje o lo represente. Ni siquiera la fotografía más fidedigna po-
see los mismo atributos (ni cerca está de ello) que el objeto al que
corresponda. No es posible construir réplicas exactas en la mente
de los objetos que integran la realidad. Si se percibe una cortina
con algunas arrugas, entreabierta con ciertos pliegues generados
por su acomodo, esa información no sirve para representar las cor-
tinas, pues no todas las cortinas lo poseen y, además, el ser huma-
no no guarda representaciones particulares de objetos a menos
que sea estrictamente necesario (como las caras de las personas,
la apariencia de las mascotas, del vehículo propio, por nombrar al-
gunos). Se discrimina información cuando ésta no es necesaria para
generar una representación suficiente, que cumpla con su función.
Cuando la información no es suficiente se ha visto que también
existen mecanismos que permiten completarla para generar una
representación en términos de suficiencia. Los dos problemas de
percepción que entraña el mundo sensorial requieren mecanismos
cognitivos que permitan interpretar y entender el material aporta-
do por los sentidos. (Smith y Kosslyn, 2008)

4.3 Modelos de reconocimiento


Ya que se ha esbozado de manera general la forma en que funciona
el proceso de percepción surge otra pregunta ¿cómo se reconoce
un objeto que se ha percibido anteriormente o del que se percibió
otro ejemplar de la misma especie? Smith y Kosslyn (2008) dicen
que el reconocimiento consiste en comparar información presen-
te con el conocimiento del mundo. Es un proceso que consiste en

51
La construcción lingüística de la realidad

emparejar representaciones de una entrada sensorial de informa-


ción organizándolas a partir de representaciones almacenadas y
afirman que para resolver el problema del reconocimiento se han
propuesto cuatro tipos de modelos en el área de la neurociencia:
1. Modelos de coincidencia con una plantilla: “emparejan la to-
talidad de la imagen con una representación almacenada
de la totalidad del objeto” (p.75).
2. Modelos de coincidencia de características: “extraen las car-
acterísticas importantes o distintivas de la imagen y las em-
parejan con las características conocidas del objeto” (p. 75).
3. Modelo de reconocimiento por componentes: “representa la
estructura tridimensional de los objetos especificando sus
partes y las relaciones espaciales entre dichas partes” (p. 75).
4. Modelos de configuración: “distinguen entre objetos que
comparten las mismas partes básicas y la misma estructura
global codificando cada ejemplar según cuanto se desvía
del objeto habitual o prototipo” (p. 75).

Según Smith y Kosslyn el modelo de plantilla implica que lo reco-


nocido sea casi idéntico con lo comparado. Aseveran que el modelo
carece de flexibilidad, la cual es altamente requerida por el proceso
de reconocimiento. Se puede complementar a estos autores argu-
mentando que objetos como alimentos o mesas pueden variar tan-
to de ejemplar a ejemplar que sería imposible su reconocimiento
por comparación con una plantilla.
El modelo de reconocimiento por componentes parece estar
orientado totalmente al campo de lo visual. Implica necesariamen-
te reconocimiento de las formas y la tridimensionalidad, por lo que
sería poco aplicable para el reconocimiento por otros sentidos que
no sean la vista.
El modelo de configuración, aunque está orientado a lo visual,
presenta características que permitirían orientarlo a sentidos como

52
Realidad, percepción y categorización

el tacto y el oído, pero sería difícil pensar cómo podría funcionar en


sentidos como el gusto y el olfato, pues el modelo está orientado
a determinar el reconocimiento por identificación de relaciones es-
paciales que se desvían del objeto prototipo o medio.
El modelo que se rescata para esta investigación es el de coin-
cidencia de características, pues la propuesta es que éstas cons-
tituirán los atributos del modelo de concepto que se propondrá
posteriormente. Se trata, para la autora de este trabajo, del modelo
que mejor puede funcionar en general para todo tipo de percepcio-
nes (visuales, auditivas, táctiles, gustativas, olfativas).
Aunque todo apunta a que es posible que los cuatro modelos
sean utilizados como mecanismos de reconocimiento visual por
parte del cerebro, en este trabajo se considera que el modelo de
reconocimiento por características es el que tiene mayor capacidad
de uso por parte de los cinco sentidos que permiten la percepción.
Así mismo, es muy coherente con la estructura del concepto tal y
como se ha venido definiendo por parte de diversas áreas de co-
nocimiento (filosofía, lógica, psicología, antropología y la propia
neurociencia cognitiva), que es como se manejará en esta investi-
gación, es decir, como una clase o categoría cuya pertenencia de
miembros está regida por las características o atributos que dichos
miembros presentan y comparten.

4.4 El modelo de coincidencia de características


La aplicación de este modelo a cualquier cosa perceptible, así como
la naturaleza sintética del mismo es reconocida en el área de la neu-
rociencia cognitiva, al respecto Smith y Kosslyn (2008) dicen:

“En algunas circunstancias, un reconocimiento exacto no requiere


que se explique por completo todo el objeto, tan sólo algunas de sus
<<características>> distintivas. Repárese en que aquí estamos utili-
zando el término características en un sentido más general que en la
exposición de, por ejemplo, los bordes y los colores, de modo que el

53
La construcción lingüística de la realidad

término puede referirse a cualquier atributo que distinga un objeto


de otros.” (p.77)

Estos autores presentan las siguientes características del modelo:


1. Rescatan caracteres simples pero propios de un objeto.
2. La existencia de estos caracteres en común indica que dos
objetos pueden ser emparejados.
3. Es válido siempre y cuando existan las características, aun
cuando el objeto tenga partes que estén ordenadas de for-
ma diferente.
4. El modelo coincide con la propuesta de procesamiento de
la información de forma paralela por parte del cerebro (se
da de manera distribuida).
5. Si se representan estas características en una red interacti-
va, se puede reconocer cualquier objeto que posea las ca-
racterísticas correctas.
6. Este modelo es más aplicable al reconocimiento de catego-
rías de objetos más que de entidades individuales.

Para que este modelo sea convincente, las neuronas o poblaciones


neuronales deben mostrar una respuesta selectiva a las partes del
input que sean similares a las características presentadas por el
modelo. Lo cual ha sido demostrado por múltiples estudios dentro
del campo de la neurología, Smith y Kosslyn (2008) citan múltiples
estudios, entre ellos los de Ferster y Miller (2000), Hubel y Wiesel
(1959), Desimone et al. (1991), Tanaka et al. (1991), Perret et al.
(1982), Kosslyn y Chabris (1990), Laeng et al. (1990), entre otros: es
un hecho que las neuronas responden selectivamente a un conjun-
to de características diferentes.
Si un modelo de coincidencia de características rescata del ob-
jeto aquellas características necesarias para generar una represen-
tación que posee un formato óptimo para el reconocimiento de
categorías más que de ejemplares individuales, entonces este tipo

54
Realidad, percepción y categorización

de modelo de reconocimiento de objetos conlleva el registro de la


lista de atributos en la memoria, para ser utilizado en el momento
de la percepción. A este formato de lista se recurrirá posteriormente.

5. Las propiedades canónicas del objeto

Bermúdez (2006), desde la óptica de la filosofía, hace un plantea-


miento muy importante de tomar en cuenta, ya que atiende a
cuestiones que se deben considerar, sin lugar a dudas, en la repre-
sentación de los objetos pero que generalmente son dejados de
lado: los principios físicos de nivel superior que rigen a los objetos,
los cuales no son atributos perceptibles por los sentidos ni son co-
nocimiento cultural o ideológico. En este punto entra en juego el
conocimiento construido por el propio sujeto con respecto a su in-
teracción con los objetos. Bermúdez enmarca su propuesta dentro
del campo de la metafísica: “Según la teoría alternativa de la meta-
física que voy a esbozar y defender, deberíamos entender los obje-
tos como agregados de rasgos que obedecen a ciertos principios
físicos de nivel superior” (p. 93).
Este autor resume su teoría de la siguiente forma: “La idea bá-
sica es que deberíamos entender la percepción de objetos en tér-
minos de una sensibilidad perceptiva a determinados principios
canónicos de nivel superior que definen lo que es, para un agrega-
do de rasgos, ‘contar como un objeto’.” (pág. 93). Bermúdez presenta
la siguiente lista de “propiedades canónicas de objeto” (p. 106):
1. La propiedad de seguir en el espacio una trayectoria única
y continua.
2. La propiedad de seguir existiendo cuando se pierde de
vista.
3. La propiedad de ser homogéneo e internamente unificado.
4. La propiedad de poder sufrir solamente un conjunto deter-
minado de cambios.
5. La propiedad de ser impenetrable.

55
La construcción lingüística de la realidad

6. La propiedad de estar sometido a la gravedad.


7. La propiedad de tener conexiones causales internas.
8. La propiedad de tener una cierta masa.
9. La propiedad de presentar resistencia al tacto.
10. La propiedad de tener su estado de movimiento o repo-
so explicable en términos de fuerzas mecánicas actuando
sobre él.
11. La propiedad de influir causalmente en otros objetos.

Este tipo de propiedades no serán dejadas de lado en este trabajo al


momento de presentar una estructura componencial del concepto
en el siguiente capítulo. Es indudable que este tipo de propiedades,
que ya habían sido objeto de experimentos en el campo de la psi-
cología y la epistemología, deben ser vinculadas con el acto de per-
cepción y con el tipo de atributos que posee un objeto concreto al
momento de ser representado mentalmente, como acertadamen-
te afirma Bermúdez. Está claro que este tipo de propiedades son
aplicables solo a un tipo de ente perceptible: el concreto, que tiene
existencia material sólida en la realidad. Si se percibe esta teoría
desde su sentido opuesto también podría servir para representar
lo abstracto como aquello en lo que estas propiedades no se mani-
fiestan, es decir, podría ser que, desde una perspectiva conceptual,
la ausencia de ciertas propiedades sea un atributo.

6. La influencia del conocimiento en la percepción

Como se vio anteriormente, desde la perspectiva de la neurociencia


cognitiva, existen dos procesos fundamentales que participan en la
percepción y que en este trabajo se manejarán de forma más sinté-
tica y esquemática: arribaabajo y abajoarriba:

Los procesos de arriba a abajo buscan activamente y extraen infor-


mación sensitiva, y están guiados por nuestro conocimiento, nuestras

56
Realidad, percepción y categorización

creencias, nuestras expectativas y objetivos. Casi cada acto de percep-


ción implica ambos tipos de procesamiento: de abajo a arriba y de
arriba a abajo.” (Smith & Kosslyn, 2008, p. 57)

El proceso arribaabajo consiste en interpretar la información a


partir del conocimiento, el cual, como se explicó en el primer apar-
tado de este capítulo, puede ser empírico, ideológico y cultural.
Existe también la propuesta de que los primeros puedan estar aso-
ciados algunas veces a lo emocional. Al respecto, el neuro-científico
Linden (2010) afirma que:

“(…) Cuando tenemos sensaciones de miedo o de alegría, de amor,


de enojo o de tristeza, estas sensaciones sellan nuestras experiencias
como particularmente significativas. Éstos son los recuerdos que más
necesario resulta almacenar y mantener a salvo, porque con casi toda
probabilidad serán relevantes en situaciones futuras (…) el cerebro es
bueno ejerciendo esta función. La indexación de recuerdos por medio
de las emociones.” (p. 122)

Al parecer esta influencia de las emociones en el almacenamiento


de recuerdos (información), es lo que dota de un matiz individual
al conjunto de los datos almacenados. Es lo que lo puede ser más
distintivo de un sujeto a otro.
Está claro que el conocimiento almacenado en la memoria in-
fluye en la interpretación de la información sensorial, gran parte
de él proviene de la experiencia individual del sujeto, otro tanto de
los grupos sociales de los que forma parte y el último, a tomar en
cuenta, es aquél que comparte con la mayoría de los sujetos que
forman parte de la misma sociedad (o por lo menos con la mayo-
ría): tradiciones, costumbres, lengua, sistemas de valores, normas
de comportamiento y todos aquellos elementos que, a juicio de los
antropólogos, conforman lo que se denomina cultura. Como los
propósitos de este trabajo son de índole antropológica, se aborda-

57
La construcción lingüística de la realidad

rá únicamente la influencia del conocimiento compartido, común o


cultural. Se presentarán a continuación una selección de ejemplos
que permiten observar como diversos componentes culturales, a
partir del conocimiento que implican, influyen por medio de la len-
gua en la percepción de la realidad del hablante.
A continuación se citarán algunas investigaciones que corro-
boran la influencia, en la percepción, del conocimiento compartido
presente en el sistema lingüístico. Existe en la memoria del hablante
un conocimiento del sistema lingüístico, el cual si no es a partir del
aprendizaje formal, queda sujeto a los mecanismos no conscientes
que le permiten al sujeto usarlo para comunicarse, pero este cono-
cimiento siempre influirá de forma no consciente en la percepción,
pues dicha influencia no se realiza en el nivel del pensamiento, sino
en uno más profundo: el de las neuronas, la memoria y procesos y
mecanismos cerebrales que intervienen en el acto de percibir, prin-
cipalmente los procesos de abajoarriba.
El caso que se presenta es el de la influencia del género de las
palabras en la percepción de los objetos de la realidad. Cuando se
tocan tópicos cómo estos entre sujetos comunes la respuesta es
que no consideran que el género de las palabras influya en la per-
cepción de los objetos que refieren. Aseveran que no encuentran
nada de femenino en una botella o en la luna o en una pluma (de
tinta), así como no encuentran nada de masculino en un vaso, el sol
o un lápiz. Existen resultados de experimentos que demuestran lo
contrario.
Primeramente se explicará lo que es el género gramatical. El
lingüista Guy Deutscher (2011) dice al respecto que:

El sentido original de <<género>> no tiene nada que ver con el sexo.


La palabra procede del latín genus y significa <<tipo>>, <<clase>< o
<<raza>>. (…) Los filósofos griegos comenzaron a utilizar el sustanti-
vo génos (que significaba <<raza>> o <<tipo>>) para referirse a una
división de conceptos en tres tipos concretos: los machos (humanos

58
Realidad, percepción y categorización

y animales), las hembras y las cosas inanimadas. Posteriormente este


sentido pasó del griego, a través del latín, a otras lenguas europeas.
Sin embargo, en décadas recientes los lingüistas han retomado el
uso del concepto género gramatical en un sentido mucho más general
que la división en masculino, femenino y neutro y que, en realidad,
está más cercano del significado original de <<tipo>> o <<clase>>.
Así, en la lingüística moderna el término género se utiliza para toda di-
visión de sustantivos según algunas propiedades fundamentales, que
pueden basarse en el sexo, pero no tiene por qué ser así necesaria-
mente. Por ejemplo, algunas lenguas poseen una distinción genérica
que se basa sólo en la <<animacidad>>, es decir, la distinción entre
seres animados (personas y animales de ambos sexos) y cosas inani-
madas. (p. 218)

Deutscher (2011) trabaja, en El prisma del lenguaje: Cómo las pala-


bras colorean el mundo, la influencia de la cultura en la percepción
enfocándose principalmente en el caso de la lengua y refiere los
siguientes experimentos que corroboran que atributos que el sis-
tema lingüístico integra al concepto influyen en el acto de percep-
ción para reconocimiento de un objeto.
1. L. Boroditsky y L. Schmidt (2003), buscaron responder el
cuestionamiento acerca de si las asociaciones con lo mas-
culino y lo femenino de sustantivos que refieren a seres ina-
nimados se mantienen a pesar de que no se manifiesten los
marcadores lingüísticos que les corresponden. Para ello rea-
lizaron un experimento con hispanohablantes y germano
hablantes. En la lengua española, la palabra “puente” posee”
género masculino y en la alemana “femenino”. “Los germa-
nohablantes tendían a describir los puentes como hermo-
sos, elegantes, frágiles, tranquilos, bonitos y esbeltos”; los
hispanohablantes como grandes, peligrosos, largos, fuer-
tes, sólidos, elevados.” (p. 230)
2. M. Sera et al (2002) realizaron un estudio comparativo entre

59
La construcción lingüística de la realidad

francófonos e hispanohablantes. En las lenguas de ambos


se atribuye género masculino y femeninos a entes inanima-
dos, pero se les pidió que asociaran una voz a fotografías
de objetos pertenecientes a esta distinción como fourche-
tte-tenedor, banane-platano, lit-cama, papillon-mariposa,
nunca se mencionaron los nombres de los objetos. Se en-
contró que el género gramatical si influía en el reconoci-
miento, la mayoría de los francófonos asociaron a fourchette
una voz femenina y la mayoría de hispanohablantes a una
masculina, por ejemplo.
3. S. Ervin realizó un experimento con ítalohablantes. A partir
de una lista de palabras inventadas (con apariencia de tér-
minos dialectales) en las que algunas terminaban en –a y
otras en –o, se les pidió a los participantes que adivinaran
propiedades de tales palabras basándose exclusivamente
en como sonaban. Se presentó la tendencia a asociar las
palabras terminadas en o a atributos masculinos y las pala-
bras terminadas en a con atributos femeninos.

Otros experimentos que rescata Deutscher (2011) son aquellos


donde se demuestra que las categorizaciones de la lengua (como
la de los colores) influyen en la percepción:
1. Otro experimento realizado con categorías de los colores
entre angloparlantes y hablantes del tarahumara (en Méxi-
co), fue realizado por Kay y Kempton en 1984. Los prime-
ros tienen palabras distintas para nombrar el color azul y el
verde, los segundos usan el mismo término para los dos. El
experimento consistió en realizar ejercicios de eliminación,
se les presentaban, a los participantes, tres fichas de color
y se les pedía eliminar la que más difería en color de las
otras dos. Los resultados mostraron que la categorización
lingüística sí influye en la percepción pues los angloparlan-
tes eliminaban una ficha azul verdosa, aun cuando los dos

60
Realidad, percepción y categorización

tonos de azul de las fichas que decidían conservar eran más


distantes entre sí que con respecto a la azul-verdosa. Los
tarahumaras, por su parte, “no exageraron la distancia entre
las fichas situadas a ambos lados de la frontera entre el ver-
de y el azul.” (p. 240). Posteriormente, estos investigadores
realizaron otro experimento con angloparlantes haciéndo-
les la aclaración de que el nombre de los colores no debía
tomarse en consideración en el acto de eliminar la ficha. El
resultado fue el mismo.
2. Por último se cita un experimento realizado con rusos por
parte de un grupo de investigadores de la Universidad de
Standford, el cual se publicó en 2008. El ruso posee pala-
bras diferentes para denominar el azul claro y el azul os-
curo (para ellos son dos colores distintos, goluboy y siniy,
respectivamente). De dos cuadrados (uno a la derecha y
uno a la izquierda) en una tonalidad de azul, los participan-
tes debían de elegir cual tenía el mismo tono de un tercer
cuadrado que se les presentaba. Lo que se medía era la ve-
locidad de respuesta (pero no se les advirtió de ello). No se
presentaron errores la tarea era sencilla, pero los resultados
arrojaron que “los rusoparlantes dependían no sólo de la
distancia objetiva entre los tonos sino también de la línea
fronteriza entre siniy y goluboy.” (p. 244).

Esta cuestión de que en una lengua exista un nombre para dos co-
lores implica que se conciben como tonos diferentes de uno mismo
(pues se ha demostrado que la diferencia entre ellos se percibe) lo
cual significa que pertenecen a una misma representación mental.
En una lengua en que existe una palabra distinta para deno-
minar cada uno, se deduce que claramente se están percibiendo
como colores diferentes. Ello conlleva representaciones mentales
diferentes de los mismos. Los colores no son descriptibles verbal-
mente en un lenguaje que no sea científico, a partir de la longitud

61
La construcción lingüística de la realidad

de onda. ¿Qué de similar poseen el “azul claro” y el “azul marino” a


los ojos de los hispanohablantes como para que una misma cate-
goría los incluya? Su longitud de onda indica que son diferentes co-
lores. ¿Es la lengua o son los atributos visuales compartidos los que
inducen al hablante a percibirlos como uno mismo: azul? La lengua
está claro que lo hace pues los denomina de la misma forma.
Al respecto de los atributos visuales compartidos, es difícil tra-
tar de definir incluso uno. Si el hablante desde pequeño, a pesar de
lo que la percepción indique, es inducido a ubicarlos dentro de una
misma categoría, entonces se puede tener una idea de la influen-
cia del conocimiento aportado por la cultura por medio del sistema
lingüístico en la percepción. Esto puede llevarnos a concluir por lo
menos en que existen casos en los que las representaciones socia-
les se imponen sobre las individuales. De hecho, las sustituyen.

7. Propuesta de una teoría de la percepción

Con base en todo lo expuesto anteriormente, se presenta la si-


guiente propuesta teórica sobre la percepción y la forma en que el
conocimiento compartido de la lengua puede influirla. Para ello se
han tomado en cuenta ciertas propuestas de la neurociencia cogni-
tiva y se han descartado otras:
En el acto de percepción de un objeto x, los procesos arribaa-
bajo captan información sensitiva (que puede ser de varios tipos: vi-
sual, motora, auditiva, olfativa, gustativa, táctil) que se enumerarán
en un formato de representación del tipo lista. Los procesos aba-
joarriba completarán esta información con conocimiento empí-
rico, ideológico y cultural o compartido. Si ya se tiene memorizada
una lista que le corresponda, se clasificará al objeto x dentro de esa
categoría, cuya regla de pertenencia general será la presentación
de los atributos esenciales. Si la lista no está registrada, se formará
una categoría nueva, cuyo primer miembro será el ejemplar x (ob-
jeto x). El conocimiento compartido (construido y no natural, por

62
Realidad, percepción y categorización

ende) se pone a disposición al mismo tiempo para determinar si


existe una categoría cultural en la que se incluye el objeto x, aun-
que esto implique dejar de lado la información sensorial (el caso
del color azul, por ejemplo, categoría manifiesta lingüísticamente).
Parte del conocimiento compartido correspondiente al sistema lin-
güístico es también la morfología (el género de la palabra con la
cual se denomina el objeto x percibido, por ejemplo), éste puede
influir en la adición de algún atributo, el cual se constituye en parte
de la lista.
Aunque en el caso de los objetos que pueden considerarse
entes inanimados un atributo de género masculino o femenino no
será fundamental para el reconocimiento del objeto, la reiteración
sistemática de tal atributo genérico que tiene lugar en la práctica
social de la comunicación lingüística generará un vínculo indiso-
ciable de éste con el objeto x, al punto de que el atributo forma-
rá parte de la lista de características (representadas por símbolos
amodales) que se almacenará en la memoria, a lo que, por lo gene-
ral, se denomina concepto.
Posteriormente para reconocer el objeto x se pondrá en prác-
tica la modalidad de reconocimiento por características. En el acto
de reconocer a partir del emparejamiento de las características del
objeto x con las enumeradas en la lista-concepto, el atributo pro-
porcionado por el sistema lingüístico no será necesario para para
efectuar dicho reconocimiento ni influirá al grado de recategori-
zarlo, pero sí será necesario para desempeñarse eficazmente en la
práctica social de comunicación y se pondrá de manifiesto en cier-
tas asociaciones de la categoría y en ciertas operaciones que se rea-
licen con el objeto (como efectuar una prosopopeya1).
Con esta propuesta se cierra este capítulo, en el cual se ha tra-
tado de establecer la forma en que funciona el proceso de percep-

1
Se puede apoyar este último punto, en el comentario de Deutscher (2011)acerca del problema
que entraña la traducción, de una lengua a otra, de textos que personifican objetos inanima-
dos para establecer entre ellos una relación amorosa.

63
La construcción lingüística de la realidad

ción, la forma en que en él influye el conocimiento almacenado en


la memoria del sujeto y las características esenciales del formato de
representación perceptual que serán asociadas posteriormente a la
conceptualización y la construcción lingüística de la realidad. Uno
de los objetivos principales fue justificar que el conocimiento com-
partido o cultura (del cual la lengua forma parte) influye sin lugar
a dudas, por medio del proceso de abajoarriba, en la percepción
de la realidad.

64
Capítulo III

Conceptualización y concepción

Uno de los méritos del pensamiento dialéctico ha


sido mostrar que el sujeto creador de toda vida
intelectual y cultural no es individual sino social.

Existe una diferencia entre las nociones de conceptualización y con-


cepción. La conceptualización es el proceso que permite clasificar
los componentes de la realidad, consistiría en una representación
mental estructurada a partir de diferentes tipos de atributos. El con-
cepto es conocimiento acerca de una determinada clase de entes.
La concepción es una construcción más compleja que implica: con-
ceptos, normas, ideas, que explican (verdadera o falsamente) qué
integra la realidad, cómo se relacionan sus componentes, cómo se
comportan y funcionan. Las concepciones pueden contener siste-
mas de ideas completos con funciones ideológicas. La concepción
es un sistema de conocimiento complejo que orienta al sujeto para
comprender la realidad y conducirse en ella.

1. El concepto en la tradición cognitiva

Primeramente se mencionará como antecedente la que posible-


mente es la acepción más antigua del concepto: “Dentro del alma

65
La construcción lingüística de la realidad

hay, por tanto, conceptos (noêmata)– los objetos que el intelecto


(noûs) intelige (noeî), a los que Aristóteles llama también afeccio-
nes (pathêmata)– de los cuales la voz es sýmbolon.” (Araiza, 2009, p.
147). Por otra parte, Wilson y Keil (2002) presentan una panorámica
de cómo se ha entendido el concepto en la psicología. Afirman que
existen tres “tradiciones de investigación principales”:
1. La tradición del “desarrollo cognitivo” (Piaget): los conceptos
son esquemas que cambian. La acción permite al sujeto
asimilar (proceso de “asimilación”) experiencias nuevas que
conllevan a la “acomodación” del esquema a la experiencia,
lo cual permite el cambio conceptual y el desarrollo.
2. La tradición conductista (basada en experimentos de apli-
cación de estímulos): La distribución de estímulos (sen-
soriales) a través de las clases constituye la estructura del
concepto. Existen tres modelos conductistas:
a). El modelo basado en reglas: El sujeto forma
hipótesis consistentes con la retroalimentación.
b). El modelo de prototipos: Se forman
representaciones de un estímulo prototípico para
cada clase
c). El modelo de ejemplares: Se almacenan en la
memoria los ejemplares individuales y su clasificación,
la cual está basada en la semejanza promedio
relativa de un estímulo respecto a los ejemplares
almacenados en cada clase
3. La tradición de la semántica léxica: Los conceptos son es-
tudiados a través de su expresión en las palabras. Exis-
ten cuatro modelos de esta tradición:
a). El modelo clásico: “los conceptos están claramente
definidos por una conjunción de atributos que son
necesarios, al tomarlos por separado, y suficientes, al
tomarlos conjuntamente […]” (p. 349).
b). Modelo de prototipos: “[…] los conceptos se

66
Conceptualización y concepción

representan por un prototipo con los atributos más


comunes de la categoría […] la tipicidad de un ejemplar
de la categoría depende del número de atributos que
ese ejemplar comparta con otros miembros de la misma
categoría.” (p. 349)
c). Modelo de ejemplares: Los conceptos se basan en una
serie de representaciones de ejemplares distintos, en la
que unos serían más típicos que otros, se afirma que, por
ejemplo, una cuchara grande de madera es un ejemplar
más típico que una cuchara pequeña de madera.
d). Modelo basado en la teoría: Contempla la
comprensión teórica del mundo. La representación
incluye “el conocimiento teórico acerca de la relación
de cada atributo con los demás en una red compleja de
conexiones causales y explicativas, representada en un
marco estructurado o esquema.”(p. 350).
e). Modelo del esencialismo psicológico: Se conserva la
definición del modelo clásico pero se argumenta que
la lista de atributos puede reservar un vacío porque la
gente somete su concepto ante el de un experto. Este
modelo parece sólo tener aplicación en conceptos del
ámbito científico.

2. Perspectivas en torno al concepto

El concepto ha sido estudiado en diversas áreas de conocimiento.


Se revisarán algunas de las nociones de concepto presentes en la
actualidad, algunas de ellas muy alejadas de la tradición presenta-
das en el apartado anterior.
Millikan (2006), desde el área de la epistemología naturalizada,
sostiene que las especies no son clasificaciones, que la mayoría de los
conceptos no son categorías y hace afirmaciones como las siguientes:

67
La construcción lingüística de la realidad

1. “Las categorías corresponden a clasificaciones de cosas, y


es verdad que existen algunos nombres simples, muy po-
cos, que designan clasificaciones.” (p.197)
2. “Las clasificaciones se definen por el hecho de que los
miembros posean ciertas propiedades comunes.” (Millikan,
2006, 198)
3. “Las categorías son clasificaciones o clasificaciones borro-
sas. Los nombres de las especies no son nombres de cate-
gorías.” (p.198)

Después de esto, de alguna manera entra en contradicción cuan-


do define la especie “perro” como una “unidad” que coincide con
la sustancia secundaria aristotélica, arguye que no es una clase
pero la denomina “clase histórica”: “Las clases históricas son como
los perros, colecciones de individuos esparcidos por un área espa-
cio-temporal definida” (p.200). No importando ya como defina la
“clase histórica”, ha generado una contradicción, pues afirma que la
especie perro no es una clase pero es una clase histórica.
Argumentar, como lo hace Millikan, que la existencia de lazos
de sangre o de una estructura molecular (naturaleza interna co-
mún) sean razones que impiden la categorización parece algo más
que arriesgado. El error más grave no es que diga que un conjunto
de seres que comparten las mismas propiedades no sean una clase,
sino que termine agrupándolos en una.
Por otro lado, existen desacuerdos en cuestiones de repre-
sentación de categorías mentales. Algunos como Warrington y
McCarthy (1987) y Warrington y Shallice (1984) afirman que existe
una amplia y bipartita división categorial “entre los seres vivos y los
objetos manufacturados” (Smith y Kosslyn, 2008, p.532), atendien-
do a combinaciones de información visual y funcional. Otros como
Peraita (2006) se contraponen a esta hipótesis sensorio-funcional
por juzgarla muy limitada y argumentan que en la información que

68
Conceptualización y concepción

el sujeto tiene sobre las categorías intervienen “diversos tipos de


conocimiento abstracto […]” (p.249) y no sólo datos sensoriales.
Peraita (2006) propone un modelo de componentes del con-
cepto que incluye seres vivientes como no vivientes, que se con-
trapone con aquellos que presentan un modelo para cada uno. Su
modelo se conforma de los siguientes componentes o atributos del
ser:
1. Taxonómico: inclusión en una clase mayor.
2. Evaluativo: atribución de propiedades.
3. Funcional: uso o función.
4. Parte-todo: estructura básica, la cual depende de la idiosin-
crasia y no de la percepción.
5. Procedimental: cómo se manipulan o se hacen funcionar.
6. Lugar/ hábitat: lugar prototípico donde se ubica.

Aunque Peraita lleva a cabo la acertada acción de tratar de gene-


rar un modelo amplio, con la intención de abarcar tanto lo vivo
como lo no vivo, cae en la tentación de elaborar (junto con Elosua
y Linares) un modelo limitado por un número de componentes de-
masiado específicos. Un caso frecuente en las ciencias cognitivas.
Lo positivo de este modelo es que posee varios componentes que
pueden implicar la intervención del conocimiento cultural. No se
enfoca únicamente en lo perceptivo.
Desde el campo de la filosofía, Fodor (1999) hace una crítica
a las ciencias cognitivas. La revisión de las objeciones de Fodor a
diferentes teorías del concepto será un ejercicio interesante para
percatarse del tipo de defectos teóricos que se detectan en el área
de las ciencias cognitivas a partir de un punto de vista externo.
Fodor (1999) está en desacuerdo con Jackendoff, el cual identifica
concepto con significación y afirma que los diferentes conceptos
implicados por una misma palabra están interconectados y que
cada campo semántico tiene patrones inferenciales propios y parti-
culares. Cada uno de los significados de una palabra como el verbo

69
La construcción lingüística de la realidad

keep es la realización de funciones conceptuales básicas; el concep-


to básico sería “causar que un estado dure en el tiempo”, por lo que
en realidad hay univocidad. Al respecto Fodor opina que:

“[…] esta suposición explicaría la univocidad intuitiva de ‘mantener’


sólo si también se supone que ‘CAUSAR’, ‘ESTADO’, ‘TEIMPO’, DURACIÓN’, y el res-
to son ellos mismos unívocos a través de los campos semánticos. Que
A siempre implica B no es un argumento a favor de que A es unívoco
si B significa a veces una cosa y a veces otra cuando A implica B.” (p. 79)

La explicación de Jackendoff de que los diferentes conceptos que


expresa una palabra tienen la misma estructura funcional no con-
vence a Fodor, quien descarta el elemento de univocidad a través
del campo semántico. Independientemente de las objeciones de
este autor, la propuesta de Jackendoff (1992), es interesante en la
cuestión del tratamiento que hace del significado, pues está impli-
cando la existencia de una red o un hilo conceptual.
Pinker, en el campo de la semántica léxica, indagó acerca de
cómo los niños conocen la estructura sintáctica: cómo detectan un
sustantivo, un adjetivo, un verbo, etc. y la forma en que asocian las
clases de palabras con una función en la oración, es decir, asociar
propiedades semánticas con propiedades sintácticas. Explica que
esto es posible porque las categorías de palabras poseen propie-
dades semánticas que caracterizan su función (de un sustantivo
ser un agente o de un verbo denotar la necesidad de complemen-
tos verbales –define la propiedad de datividad como posesión en
perspectiva–). Fodor (1999) critica severamente a Pinker (1984) por
establecer correlaciones entre propiedades semánticas de ítems lé-
xicos y las estructuras gramaticales en que tienen ocurrencia por
el tipo de método usado: “Lo mismo vale, desde mi punto de vista,
para los otros argumentos “empíricos” o “lingüísticos” a favor de la
descomposición léxica; todo lo que está mal con ellos es que no son

70
Conceptualización y concepción

correctos”. Se cita esta frase porque se percibe que Fodor no sólo


está en total desacuerdo precisamente con la propuesta de Pinker,
si no que lo que manifiesta en su texto es un marcado prejuicio con-
tra el método y con toda propuesta que no sea la suya.
Acerca de la teoría de la definición, Fodor la explica de la si-
guiente manera antes de criticarla:

“[…] La representación mental que corresponde a un concepto que


corresponde a una palabra definible es compleja: en particular, la re-
presentación mental que corresponde a una palabra definible, usual-
mente, tiene la misma estructura constitutiva que la representación
mental que corresponde a su definición.” (p.69)
“casi todos solían pensar que los conceptos son definiciones; por
consiguiente, que tener un concepto es estar dispuesto a extraer (o de
otra manera reconocer) las inferencias que lo definen.

Sus objeciones son:

Si no hay palabras definibles, entonces, por supuesto, no hay repre-


sentaciones mentales que correspondan a ellas. Pero no se sigue que
si hay muchas representaciones mentales complejas, entonces mu-
chas de las palabras son definibles.” (p.69)
“No todos los conceptos podrían ser definiciones, dado que algu-
nos tienen que ser primitivos en cuyos términos se definen los otros;
[…] Una de las preguntas que las teorías de la definición nunca real-
mente respondieron fue qué determina cuáles conceptos son primi-
tivos”. (p.71)

Fodor (1999) también ataca la teoría de los prototipos, la cual afir-


ma que los conceptos son “[…] conjuntos de rasgos fiables esta-
dísticamente, en consecuencia, que tener un concepto es conocer
qué propiedades fiablemente exhiben las cosas a las que se aplica”
(p.134). Argumenta que el principal problema con esta concepción

71
La construcción lingüística de la realidad

es que se contrapone con el hecho de que los conceptos son pro-


ductivos y sistemáticos y, por ende, composicionales. La verdad es
que las razones por las que este modelo no es válido que Fodor
expone son más dogmáticas que claras y en momentos hasta con-
tradictorias.
La autora de este trabajo, sin embargo, expondrá algunas obje-
ciones a este modelo de prototipos:
1. Este modelo implica que un miembro de la categoría-con-
cepto influye más en la representación mental que los
otros, pero el hecho de que un miembro sea más represen-
tativo no implica que todas sus características individua-
les se impongan como atributos. Entonces ¿Cuáles son las
características estadísticamente fiables del prototipo para
determinar que una comparativa es positiva? Y ¿En qué me-
dida difieren estas características distintivas y suficientes de
las que plantean otras propuestas conceptuales? Tendrán
que ser las que comparta con otro ejemplar, puesto que no
pueden ser las que no comparta, por tanto se tomarán en
cuenta las características compartidas. El ejemplar modelo
dejará de ser prototipo al suceder esto. La teoría de proto-
tipos por tanto puede servir más para comprender como
se construyen los conceptos que para explicar el funciona-
miento de todo concepto.
2. El hecho de que un sujeto reconozca como “mesa” a todo
tipo de mesas a las que su experiencia lo enfrente, quiere
decir que aun independientemente de que exista un proto-
tipo de mesa, el concepto de “mesa” difiere de éste.
3. El prototipo, pues, no es un sustituto del concepto y no se
convierte en uno sino que sería un tipo de representación
mental asociada al concepto como aquel miembro estadís-
ticamente más probable de representar a los miembros de
su clase. Incluso, podría formar parte de los componentes
empíricos del concepto, pero difícilmente podría ser el con-

72
Conceptualización y concepción

cepto mismo, a menos que la experiencia individual y social


implique un contacto casi exclusivo con un solo ejemplar
de una especie. Es dudoso que una generalización como
“Todos los perros son animales” o como “Todos los perros
tiene hocico” tenga como base una conceptualización por
prototipo. Por tanto, es posible que existan conceptos pro-
totípicos, pero no todos los conceptos son de este tipo.

Finalmente, está la posición del propio Fodor, que es muy ajena


a los propósitos de este trabajo, pues además de ser innatista, es
atómica, opuesta a todo modelo conceptual que implique una es-
tructura componencial. Para sustentarla pone el ejemplo de “rojo” y
la incapacidad que se tiene para nombrar sus características, de lo
que desprende que los conceptos no pueden tener componentes.
De más está comentar que el ejemplo que este autor presenta es
alevoso. Si hubiera puesto el ejemplo de “mesa” no podría haber
llegado a dicha conclusión.

3. Conceptos y metáforas

Dentro del campo de la lingüística cognitiva, el trabajo que Geor-


ge Lakoff (lingüista) y Mark Johnson (filósofo) realizaron de manera
conjunta sobre la naturaleza metafórica del sistema conceptual no
puede ser dejado de lado en la presente investigación dado su ca-
rácter innovador y su originalidad. En Metáforas de la vida cotidiana,
estos autores afirman:

La afirmación más importante que hemos hecho hasta ahora es que


la metáfora no es solamente una cuestión del lenguaje, es decir, de
palabras meramente. Sostenemos que, por el contrario, los procesos
del pensamiento humano son en gran medida metafóricos. Esto es
lo que queremos decir cuando afirmamos que el sistema conceptual
humano está estructurado y se define de una manera metafórica. Las

73
La construcción lingüística de la realidad

metáforas como expresiones lingüísticas son posibles, precisamen-


te, porque son metáforas en el sistema conceptual de una persona.
(Lakoff y Johnson, 2009, p. 42)

La propuesta de estos dos autores está influida por la teoría de la


gestalt y la de prototipos. Detectan las metáforas conceptuales a
partir de su reiterada manifestación en diferentes expresiones lin-
güísticas de la vida cotidiana, lo cual es indicador no de una ocu-
rrencia sino de una relación establecida a nivel conceptual entre
dos términos Lakoff y Johnson (2009) distinguen tres tipos de con-
ceptos metafóricos:
1. Metáforas estructurales: un concepto se estructura metafó-
ricamente en términos de otro. Por ejemplo: UNA DISCUSIÓN ES
UNA GUERRA:

Tus afirmaciones son indefendibles.


Atacó todos los puntos débiles de mi argumento.
Sus críticas dieron justo en el blanco.
Destruí su argumento.
Nunca lo he vencido en una discusión (p.40)
2. Metáforas ontológicas: Identifican experiencias con objetos
o sustancias, lo cual permite referirse a ellas, categorizarlas,
agruparlas, cuantificarlas y razonar sobre ellas. Proceden de
las experiencias con objetos físicos. Por ejemplo: LA MENTE ES
UNA MÁQUINA:

Voy a perder el control.


Mi cerebro no funciona hoy.
Te patinan las neuronas.
Le falta un tornillo.
Hoy estoy un poco oxidado. (p.66)
3. Metáforas de orientación: “organiza un sistema global de
conceptos con relación a otro” (p. 50). Otorgan a un con-
cepto una relación espacial. Proceden de las experiencias
básicas de la orientación humana. Ejemplo: FELIZ ES ARRIBA;

74
Conceptualización y concepción

TRISTE ES ABAJO:

Eso me levantó el ánimo.


Se me levanto la moral.
Estás saltando de gozo.
Estoy deprimido.
Mi moral cayó por los suelos.
Caí en depresión. (p.51)

En este modelo de sistema conceptual, unas experiencias se com-


prenden a partir de otras. Las metáforas lingüísticas se vinculan de
manera sistemática con los conceptos metafóricos. Lakoff y John-
son presentan numerosos ejemplos de cada tipo de metáfora con-
ceptual. Millán y Narotzky (2009) explican esta teoría de la siguiente
manera:
1. Las metáforas impregnan el lenguaje cotidiano, formando
una red compleja e interrelacionada para la que tienen per-
tinencia tanto las creaciones más nuevas como las <<fosi-
lizaciones>>;
2. La existencia de esta red afecta a las representaciones
internas, a la visión del mundo que tiene el hablante.
(p. 12)

Acerca de los tres tipos de conceptos metafóricos afirman que a


ellos:

[…] corresponden tres áreas básicas de experiencia que nos permiten


comprender otras experiencias en sus términos. Estas áreas básicas de
experiencia están organizadas como gestalts y representan totalida-
des estructuradas y recurrentes de nuestra experiencia humana. Son
<<naturales>> en cuanto que provienen de campos de comprensión
inmediata, ya sean físicos o culturales: nuestro cuerpo, nuestras inte-
racciones con el entorno físico (movimiento, manipulación de objetos,

75
La construcción lingüística de la realidad

etc.) y nuestras interacciones con otras personas en nuestra cultura


(sociales, políticas, económicas, etc.). (p.13)

Si este tipo de concepciones no implican creatividad por parte del


sujeto, entonces se aprenden por medio de expresiones lingüísti-
cas construidas socialmente, más que por la experiencia propia del
sujeto (que de alguna manera en un tiempo anterior les dio origen,
eso es indiscutible). Se tendría así que las expresiones lingüísticas
influyen en el sistema conceptual y viceversa, pues el modelo con-
ceptual puede generar innovación lingüística. Si la mente se entien-
de como una máquina, algún hablante podría innovar expresando
que “hoy no se aceitó las neuronas”, lo cual no generará extrañeza
y sus receptores entenderán que intelectualmente está “lento” ese
día, lo cual sería otra metáfora.
Se puede decir acerca de la propuesta de Lakoff y Johnson que
más que funcionar como prototipos, los conceptos básicos a partir
de los cuales se construyen otros funcionan a partir de una relación
de analogía. No se están comparando ejemplares de la misma espe-
cie (como plantea la teoría de prototipos) sino que se están enten-
diendo los ejemplares de una clase B a partir de las características
que poseen los de una clase A.

4. Una visión integral del concepto

Al parecer, en lo que no cabe ninguna duda es en que el concep-


to es una representación mental. Al parecer, la divergencia teórica
radica en su estructura y funcionamiento. Para definirlo, se comen-
zará por revisar como se realiza el conocimiento de categorías: “El
conocimiento de categorías se elabora, en primer lugar, a partir del
establecimiento de representaciones de los miembros individuales
de una categoría y, en segundo lugar, a partir de la integración de
esas representaciones.” (Smith y Kosslyn, 2008, p.173).

76
Conceptualización y concepción

La percepción permite generar representaciones de ejempla-


res de categorías, como se vio en el capítulo anterior. Para la forma-
ción del concepto forzosamente se debe realizar una comparación
entre los ejemplares para extraer las características comunes a to-
dos los ejemplares de una clase. Pero debe considerarse también
que es posible que durante un prolongado lapso de tiempo un su-
jeto puede sólo tener conocimiento del ejemplar de una clase. La
comunidad de hablantes le proporcionará el nombre o etiqueta del
ejemplar y como Piaget afirmaba el concepto se irá modificando
conforme el sujeto conozca más ejemplares de la clase. La expe-
riencia individual y social contribuirá al cambio conceptual.
Es posible también que un sujeto conozca a lo largo de su vida
tan solo un ejemplar de una clase. Algunos conceptos podrán así
ser prototípicos y otros no. De hecho, incluso aunque exista un pro-
totipo de una clase, eso no implica necesariamente que el concepto
no implique los atributos comunes a cada clase. Un concepto alma-
cenará en mayor o menor medida el conocimiento sobre una clase
de ejemplares. Esto no significa que no haya conceptos comparti-
dos por todos o la mayoría. Existen variados ejemplares de una mis-
ma clase que pueden ser comunes a la mayoría: platos, latas, perros,
gatos, sillas, entre muchos, que pueden encontrarse a donde quiera
que se vaya. También depende de cada cultura y del ambiente, de
lo que es más común en ambos.
¿Acaso puede cuestionarse que la forma en que conceptuali-
zamos las cosas no se evidencia en el lenguaje? Todas las propues-
tas del área semántica-léxica presentan puntos que no se pueden
desechar fácilmente y no mienten, en la expresión lingüística se
manifiestan los conceptos, pero también lo hacen por medio de
otro tipo de conductas. Además, los conceptos científicos tienen un
desarrollo diferente a los conceptos cotidianos. Conformarse con
una sola de las propuestas teóricas sería apegarse a una visión muy
parcial de lo que es el concepto. Incluso la visión de Fodor puede
tener cabida en algún sentido: ¿Qué es el rojo? Se puede responder:

77
La construcción lingüística de la realidad

un color. No habrá respuesta cuando se pida definir los atributos. Lo


mismo sucederá cuando se cuestionen los atributos de “lo rojo”. Es
decir, también es verdad que existen conceptos atómicos.
¿Qué atributos tienen en común los miembros que pertene-
cen a “la clase de lo rojo”? Puede tratarse de un concepto atómico.
Fodor (1999) no se acerca ni siquiera un poco a demostrar que lo
que sucede con el rojo sucede con los demás conceptos. Se con-
centra en criticar burlonamente las teorías existentes sin proponer
una teoría sólida a cambio. Es claro que el caso de “rojo” es más una
excepción a la norma, que la norma misma.
No se puede ir totalmente en contra de los modelos que la tra-
dición de la psicología ha generado, ni siquiera del conductista:
puede haber estímulos sensoriales que formen parte del concepto
(un color, un sonido, un olor, un sabor). Otra cosa ya es afirmar que
todos los conceptos son prototípicos o atómicos o listas de atribu-
tos o definiciones o estímulos o marcos. Una generalización de este
tipo si abre la posibilidad de caer en un error. Muchas de las pro-
puestas revisadas, más que contraponerse, se complementan, pues
enfocan el concepto desde diferentes perspectivas.

5. Un modelo de concepto

Si en el capítulo anterior se rescataron los formatos de representa-


ción que se integran por características del objeto para explicar los
procesos de percepción y reconocimiento, es porque si el concepto
permite clasificar entes, ejemplares o individuos por medio de ellas,
entonces es necesario contar con representaciones que las inclu-
yan. De otra manera ¿de dónde proceden los atributos comunes a
todos los ejemplares de una clase que se usan para conceptualizar?
El modelo de concepto que se propondrá a continuación en
este trabajo se desprende de lo argumentado anteriormente y de
la reflexión cuidadosa de las teorías revisadas. Se pretende no des-
cartar un tipo de atributo que tiene la posibilidad de estar presente

78
Conceptualización y concepción

en algún tipo de concepto. Más que una propuesta ecléctica, sim-


plemente se tiene la posición de no discriminar aquello que para
algunos casos de concepto pueda ser válido.
El modelo que se presenta no es rígido y se estructura a partir
de los tres tipos de conocimiento que el sujeto puede tener de la
realidad: empírico, cultural e ideológico. Algunos conceptos pue-
den carecer de algunos tipos de atributo, otros podrán poseerlos
todos. Se concibe el concepto como una construcción que puede
ampliarse o modificarse a partir de la experiencia del sujeto. Este
modelo se constituye de tres componentes interrelacionados:

COMPONENTE
EMPÍRICO
EXISTENCIAL

COMPONENTE COMPONENTE
IDEOLÓGICO CULTURAL

Cada componente tiene una estructura plástica, pues puede


ampliarse o modificarse a partir tanto de la experiencia individual
(o existencial) del sujeto como de la social. Cada componente se
integra por tipos de atributos compartidos por una clase de sujetos,
como se presenta a continuación:
1. Componente empírico existencial: Es construido por el sujeto
de manera individual. Se construye a partir de atributos que
el sujeto adquiere de su interacción con la realidad.
a. Atributos sensoriales complejos: pertenecen al
objeto y son perceptibles por los sentidos.
b. Estímulos sensoriales atómicos (colores, sonidos,
sabores, olores).

79
La construcción lingüística de la realidad

c. (Ausencia1 o presencia de) Propiedades físicas


superiores: se construyen de forma inductiva.
d. Atributos emocionales y apreciativos (asociaciones).
e. Representación prototípica.
2. Componente ideológico: Los atributos ideológicos no son
perceptibles o no están presentes en el objeto, son atribui-
dos a éste por un grupo social.
a. Etiqueta o nombre que impone un grupo social.
b. Ideas.
c. Prototipo.
3. Componente cultural: Los atributos culturales no están pre-
sentes en los objetos que conforman la clase, son atribui-
dos a éstos por la mayoría de los sujetos que conforman
una sociedad.
a. Etiqueta.
b. Ideas (aquí pueden entrar las metáforas conceptuales
de Lakoff y Johnson, y los géneros atribuidos
culturalmente por medio de la lengua).
c. Prototipo.

Con respecto al componente empírico existencial, los atributos


apreciativos y la representación prototípica pueden variar de sujeto
a sujeto. Si el sujeto no ha sufrido una pérdida de alguno de sus
sentidos, el resto de los atributos mantiene una presencia estable.
El componente ideológico variará de sujeto a sujeto, dependiendo
de los grupos sociales de los que forme parte al interior de la socie-

1 Aunque Fodor (1999) se opone a este tipo de atributo por ausencia o negación, es innegable
el hecho de que primero se forman en la mente las representaciones de entes concretos y
posteriormente de los abstractos. Los segundos necesitan de los primeros para tener lugar,
por ende no sería imposible que se efectuará una operación de negación para generar una
distinción entre ambos. Los primeros serían el referente de los segundos. Incluso sin efectuar
una operación de negación, la simple ausencia de las propiedades de los concretos sería una
distinción.

80
Conceptualización y concepción

dad. El componente cultural será compartido por la mayor parte de


los sujetos que integran una sociedad. Se habla de la “mayor parte”
y no de la totalidad, puesto que pueden existir experiencias indi-
viduales tan significativas o ideologías tan arraigadas que pueden
apartar al sujeto de la norma.
A continuación se presenta un ejemplo de cómo se construye
un modelo de este tipo con el caso de “manzana”:

MANZANA
1. Componente empírico existencial: Es construido por el sujeto
de manera individual. Se construye a partir de atributos que
el sujeto adquiere de su interacción con la realidad.
a. Atributos sensoriales complejos: pertenecen al
objeto y son perceptibles por los sentidos: Carnosa,
Esferoide, Jugosa.
b. Estímulos sensoriales atómicos (colores, sonidos,
sabores, olores): Olor De La Manzana, Sabor De La
Manzana, Color De La Manzana (Amarillo, Rojo).
c. (Ausencia2 o presencia de) Propiedades físicas
superiores (objetos concretos), se construyen de forma
inductiva: Tiene Un Peso, Una Masa, Una Dimensión,
No Desaparece.
d. Atributos emocionales y apreciativos (asociaciones):
Es Comestible. Es Agradable (O Desagradable) Al
Gusto.

2
Aunque Fodor (1999) se opone a este tipo de atributo por ausencia o negación, es innegable
el hecho de que primero se forman en la mente las representaciones de entes concretos y
posteriormente de los abstractos. Los segundos necesitan de los primeros para tener lugar,
por ende no sería imposible que se efectuará una operación de negación para generar una
distinción entre ambos. Los primeros serían el referente de los segundos. Incluso sin efectuar
una operación de negación, la simple ausencia de las propiedades de los concretos sería una
distinción.

81
La construcción lingüística de la realidad

e. Representación prototípica: Si El Sujeto Sólo Conoce


Una Variedad De Manzana, Ésta Será Su Prototipo. Si
A Pesar De Conocer Otras Variedades, El Sujeto Está En
Contacto Permanente Con Una Variedad, Ésta Podría
Constituirse Como Prototipo.
2. Componente ideológico: Los atributos ideológicos no son
perceptibles o no están presentes en el objeto, son atribui-
dos a éste por un grupo social.
a. ETIQUETA: MALUS SILVESTRIS.
b. IDEA: LA MANZANA ES NUTRITIVA.
c. IDEA: LA MANZANA ES EL FRUTO DEL PECADO.
d. IDEA: LA MANZANA ES EL FRUTO DE LA DISCORDIA.
e. PROTOTIPO: LOGOTIPO DE LA EMPRESA APLE INC.
3. Componente cultural: Los atributos culturales no están pre-
sentes en los objetos que conforman la clase, son atribui-
dos a éstos por la mayoría de los sujetos que conforman
una sociedad.
a. IDEA: LA MANZANA ES UN ALIMENTO.
b. IDEA: LA MANZANA TIENE GÉNERO FEMENINO.
c. IDEA: UNA MANZANA PODRIDA ES ANÁLOGA A UNA
PERSONA DE MALA CONDUCTA.
d. SU ETIQUETA: MANZANA.
e. PROTOTIPO:

El concepto entonces es un tipo de representación mental que per-


mite al sujeto social clasificar la realidad a partir de la experiencia
individual y social. La experiencia individual genera un conocimien-
to construido por el propio individuo. La experiencia social le per-
mite al sujeto apropiarse de conocimiento construido de manera
colectiva a lo largo de generaciones, ya sea por grupos sociales o
por toda la sociedad. Estos dos últimos tipos de conocimiento le
permiten clasificar la realidad de la misma manera en que lo hacen

82
Conceptualización y concepción

otros. Son parte de los elementos que permiten concebir la idea de


que se vive y experimenta una realidad común.

6 La concepción de la realidad

“Concepción” es un término más amplio que el de concepto. Una


concepción, además de implicar un sistema conceptual, incluye
sistemas de ideas que explican la realidad (incluyendo lo que es
bueno y lo que es malo) y normas que rigen la relación entre sus
componentes (ya clasificados).
En el campo de la antropología, específicamente en las teorías
relativistas, el término más empleado para esta noción es el de “vi-
sión de mundo”. Al respecto, Luque (2004) explica:

“El concepto de visión de mundo (Weltsich) ha sido profusamente


estudiado desde diversos ángulos por la lingüística, la psicología y la
antropología. Una visión del mundo constituye una orientación cogni-
tiva básica perteneciente a una comunidad, grupo social o individuo.
La visión del mundo es un concepto complejo que englobaría mo-
delos cognitivos convencionales, valores, emociones, escenarios so-
ciales, situaciones, estados de ánimo, esquemas mentales metafóricos
y metonímicos, en definitiva, toda una configuración cultural y ética
a través de la cual evaluamos o asumimos ciertos comportamientos,
eventos o realidades. Existe una gran cantidad de actividades simbó-
licas en la vida cotidiana que, aparte del lenguaje, interaccionan con
una visión del mundo determinada. Además, todas estas actividades
están mediatizadas por el lenguaje en el sentido de que lo utilizamos
para referirnos a las mismas. […] Así p. ej. Se ha discutido si dentro de
la visión del mundo se incluyen el componente ético o valorativo, la
moral intrínseca a una cultura dada y las ideas de orden social (Geertz,
1957).” (p.491).

83
La construcción lingüística de la realidad

Al respecto se puede decir que si las ideas sociales no formaran


parte de la visión de mundo, entonces se estarían excluyendo del
mundo la sociedad misma y los sujetos que la integran. La cultura
impone conceptos (como los de “belleza”, “lo sagrado”, “lo bueno” y
“lo malo”, entre muchos), normas de conducta, hábitos, modos de
hacer las cosas.
Dependiendo de la forma en que se clasifique un ente, será la
conducta que el sujeto tenga con respecto a él. El esclavismo sus-
tentado en racismo proporciona un ejemplo muy claro: si un sujeto
se clasifica como animal es tratado como animal. Este caso permite
darse una idea de lo fuerte que puede ser una ideología para que su
visión se imponga sobre el resto de lo que se percibe: la capacidad
de razonar, de hablar, de tener religión y sentimientos (distintivos
de los seres humanos). Esto permite al esclavista-racista justificar
la explotación o discriminación como conducta social. Por tanto, el
sistema conceptual se vincula con el sistema normativo social de
conducta y una idea compartida puede formar parte del concepto,
al punto de que puede convertirse en algo distintivo de toda una
sociedad (alcanza el nivel cultural).
Lo cultural y lo ideológico pueden influir en el sistema concep-
tual. Al modificarse un concepto se añadirá un atributo que influirá
en la plantilla de reconocimiento por características en el proceso
de percepción. Una concepción de la realidad o visión de mundo
comprende conocimiento: clasificaciones, funciones, normas, siste-
mas de ideas, modos específicos de relacionar.
Las diversas culturas clasifican de forma distinta muchos com-
ponentes de la realidad. Las expresiones lingüísticas pueden ser un
indicador de como se clasifica. El predicado clasifica al sujeto de la
oración:
1. “Las cucarachas son comestibles.” (En china las cucarachas
son un tipo de alimento): La cucaracha es un miembro de la
clase “alimento” y de la de “lo comestible”.

84
Conceptualización y concepción

2. “Las cucarachas son asquerosas.” y “las cucarachas no se co-


men.” (En México, la mayoría de la gente siente repulsión
por la cucaracha y por nada del mundo comería una): La
cucaracha se clasifica como miembro de la clase de “lo as-
queroso” y de “lo no comestible”.
3. “Una cucaracha de Madagascar es mi mascota.” (Hay per-
sonas que tienen cucarachas como mascotas: las cuidan,
las alimentan): La cucaracha se clasifica como miembro de
la clase “mascota”. Una clasificación que no llega a formar
parte del nivel ideológico ni cultural, pero que sin duda se
justifica en una ideología (Todos los animales merecen res-
peto, se debe respetar la vida de todos los seres vivos, no
existen animales buenos ni malos, todo animal puede ser
una mascota3).

Existen olores y sabores que generan instintivamente el impulso de


asco o vómito en los sujetos. Pero la cultura (como la occidental)
también provee al sujeto de una clasificación de lo que es asque-
roso: “los gusanos son asquerosos”, “las cucarachas son asquerosas”,
“comer insectos es asqueroso”, “el incesto es asqueroso”. En el acto
de percepción, estos contenidos culturales- que forman parte del
componente cultural del concepto- influyen, de tal manera en el su-
jeto, que generan respuestas inmediatas en el individuo: nauseas,
gritos, temor, rechazo y violencia. Si este tipo de reacciones fueran
innatas o naturalmente instintivas en el ser humano, no existirían
culturas en las que los insectos forman parte de lo que se denomi-
na “cultura alimentaria”. Existen muchas culturas no occidentales en
las que los insectos forman parte del modo de alimentación, inclu-
yendo gusanos, cucarachas, chapulines.

3
Ideas provenientes de ideología de grupos que defienden los derechos de los animales, eco-
logistas y mercantilistas (el grupo que vive del comercio legal o ilegal de animales sostiene la
idea de que todo animal puede ser una mascota, hasta los animales salvajes y venenosos.

85
La construcción lingüística de la realidad

Otro caso, es el de los conceptos científicos, muchos de ellos


se consideran como verdaderos durante un periodo de tiempo, sin
embargo pueden cambiar. Los paradigmas de pensamiento cientí-
fico son ideologías: son sistemas de ideas que explican la realidad o
parte de ella y son construidos por un grupo social (los científicos)
y no por toda la sociedad. El paradigma newtoniano sostenía que
la gravedad era una fuerza de atracción que un cuerpo (por ejem-
plo, la tierra) ejerce sobre otro (objetos físicos). Esta concepción de
la gravedad como fuerza relaciona un cuerpo con otros. Einstein
derrumba este paradigma demostrando que el espacio y el tiem-
po no son entidades diferentes sino una unidad y que un cuerpo
deforma el espacio-tiempo, otros cuerpos son afectados por esta
deformación y así se explica el fenómeno de la gravedad. La teoría
de Einstein presenta otra forma de relacionar los cuerpos. Los para-
digmas de pensamiento científico aportan atributos de conceptos
a los sujetos que están en contacto con ellos en grupos sociales
como el académico y el científico. En la escuela, el sujeto social mo-
difica sus conceptos, los amplía. Muchos de los nuevos contenidos
entrarán en conflicto con aquellos aportados por otras ideologías y
por la cultura.
También las culturas poseen formas específicas de relacionar
las componentes de la realidad: cómo se deben relacionar los su-
jetos sociales entre sí, cómo se relacionan con el entorno, con los
animales y vegetales, con objetos culturales. Han existido culturas
en las que el sacrificio de un ser humano tiene el fin de mantener
el orden de los fenómenos naturales, se trata de una forma de re-
lacionar al ser humano (su muerte, su sangre) con el curso del sol,
la erupción de un volcán, la sequía. Quitar la vida a otro ser huma-
no entonces ya no se percibe y conceptúa como un asesinato, sino
como una ofrenda. En la cultura occidental, la pena de muerte para
algunos se clasifica como “asesinato” para otros como “justicia”.
El sujeto social conceptúa la realidad a partir de los conoci-
mientos que tiene almacenados. Una concepción es un complejo

86
Conceptualización y concepción

sistema construido por el individuo a partir de su experiencia so-


cial y cultural; necesariamente tiene un fuerte componente cultural
(compartido con el resto de los sujetos) porque este garantiza:
1. La regularidad: clasificar, pensar y actuar de forma seme-
jante. Se dice semejante y no igual porque la experiencia
individual y las ideologías difieren de sujeto a sujeto y pue-
de incluso llevarlo a romper con los paradigmas culturales
establecidos por la tradición.
2. Compartir representaciones simbólicas: lo cual genera vín-
culos entre los sujetos, proporciona una noción de unidad,
de homogeneidad: “somos mexicanos”, “los mexicanos so-
mos así”, “los mexicanos somos malinchistas”, “la cultura
mexicana es machista”, “los ingleses son fríos”, “los ingleses
son puntuales”, “los argentinos son creídos”. La verdad o fal-
sedad de las proposiciones no se evalúa.
3. Compartir modos de percepción, de conceptualización y
significados: lo cual garantiza el intercambio de informa-
ción eficaz. Si la información posee contenidos y modos
de estructuración semejantes, la comunicación es posible.
La lengua es un sistema cultural, estructurado a partir de
representaciones simbólicas o palabras, que no podría fun-
cionar si las representaciones mentales no implicaran re-
gularidad o alto grado de homogeneidad. Es verdad que el
significado no es el concepto, pues el concepto posee un
componente individual que el significado no tiene. Pue-
de haber significados individuales, pero estos no forman
parte del sistema cultural, por lo tanto no forman parte de
los sistemas simbólicos compartidos, incluyendo la lengua
(podría ser tema de interés para la psicología, pero no para
la antropología, la semiótica, la semántica o la lingüística).

A lo largo de este capítulo se pretendió presentar un modelo con-


ceptual que fuera coherente con la teoría de la percepción traba-

87
La construcción lingüistica
lingüística de la realidad

jada en el capítulo anterior. La lista de atributos y el proceso de


categorización permiten que uno pueda ser entendido como la
base probable del otro. Por otro lado, se trató de armar un modelo
de concepto que hace viable que el conocimiento histórico y co-
lectivo forme parte de la cognición de la realidad por parte del su-
jeto social: es decir, lograr que la teoría de la cognición no entre en
conflicto con la teoría social. Así mismo, se mostraron ejemplos de
la forma en que la concepción influye en la percepción: el conoci-
miento cultural desempeña una función relevante en la clasifica-
ción y comprensión de la realidad. No se puede manejar una noción
de concepto que ignore la naturaleza social del individuo.

88
Capítulo IV

Las categorías gramaticales

Lo que sí puede decirse es que la organización social incide


en la lengua, y que, recíprocamente, los cambios que
ésta experimenta se reflejan en la realidad sociocultural.
(Rotaetxe, 1990, p.90).

1. La lengua y su relación con la realidad

Es importante comenzar mencionando que no se trata de reducir


la lengua a su función referencial, sino de resaltar que esta función,
desde cierta perspectiva, es fundamental para concebir y pensar la
realidad, así como hablar de ella. También cabe señalar que desde
otra perspectiva se puede decir que las palabras no refieren a las
cosas de la realidad sino que las representan o que refieren a la idea
que tenemos de estas: las cosas no se significan por sí mismas, el ser
humano las significa y el significado varía según la cultura. Una pa-
labra que posee el sema sagrado en una cultura, puede no poseerlo
en otra, por ejemplo. En otras palabras, también puede decirse que
las palabras refieren a las cosas de la realidad mediando entre ellas
la idea socialmente construida de cada una de ellas. La lengua es
de naturaleza social y, por tanto, los significados son sociales tam-
bién.

89
La construcción lingüística de la realidad

García Serrano (2013) afirma que:

…el hecho de que la lengua permita explicar, describir y pensar la


realidad implica que el sujeto social se puede referir a ella por medio
de su sistema lingüístico. Para muchos lingüistas, la lengua tiene una
función referencial. La clasificación tradicional que se presentó en el
primer apartado de este capítulo es síntoma de una tendencia clasi-
ficatoria de los componentes de la realidad, la cual puede reducirse
básicamente de la siguiente forma:
1. Sustantivos: Refieren a entes de la realidad externa natural o
construida colectivamente.
2. Adjetivos: Refieren cualidades de los entes, los cuantifican o esta-
blecen relaciones entre ellos.
3. Artículos: cuantifican, generalizan, particularizan a los seres. Cla-
sifican los seres en conocidos y desconocidos.
4. Verbos: Refieren estado o pasión o las acciones ejecutadas o eje-
cutables por los seres.
5. Adverbios: Refieren las circunstancias en las que se dan las accio-
nes, cantidad, intensidad y relaciones percibidas en las acciones
y atributos de los seres. Refieren modos de concebir cualidades
y acciones.
6. Preposiciones: Refieren tipos de relación espacial y temporal en-
tre los seres, entre acción y circunstancia, entre una cualidad y su
naturaleza.
7. Conjunciones: Refieren relaciones percibidas intelectualmente en-
tre seres, cualidades, acciones, circunstancias, hechos.
8. Pronombres: Realizan una función referencial indirecta cuando
refieren al sustantivo o permiten referir directamente un ser des-
conocido o del cual no se conoce el nombre.
9. Interjecciones1: Representan emociones, intenciones y estados
anímicos de los seres.” (p. 8)

90
Las categorías gramaticales

Sin embargo, otra relación que presentan las clases de palabras con
respecto a la realidad es que el pequeño número finito de categorías
gramaticales que existen en la lengua es suficiente para atraparla rea-
lidad, contenerla, explicarla y describirla. En este sentido es impor-
tante rescatar la asociación que Aristóteles (1988) en Las categorías,
de su libro El organón, del vínculo presente entre lo que se denomi-
nan categorías gramaticales y las partes que constituyen la realidad o
mundo que nos rodea. García Serrano (2013) propone que:

si se traza una relación entre las categorías gramaticales que se plan-


tean en la lengua española con las aristotélicas se pueden realizar las
siguientes identificaciones:
1. Sustancia: El sustantivo.
2. Cualidad: El adjetivo (calificativo).
3. Cantidad: Sustantivos (“línea”, “espacio”, “tiempo”), adjetivos cali-
ficativos (“largo” y “breve”), adjetivos numerales e indefinidos y
algunos adverbios, artículos.
4. Relación: Adjetivos posesivos, pronombres, algunos adjetivos
calificativos (como “grande”), sustantivos (“virtud” y “vicio” como
opuestos, “esclavo” y “señor” como recíprocos), sustantivos múlti-
plos (“doble” y “triple”), conjunción.
5. Acción y pasión: Verbos (“calentar”, “estar frío”).
6. Estado: Verbos (“estar cansado”).
7. Tiempo: Adverbios (hoy, mañana, siempre), verbos (es uno de
sus accidentes gramaticales), sustantivos (día, segundo, década,
siglo).
8. Lugar: Adverbios (aquí, donde), preposiciones (en, entre).
9. Situación: “Estar acostado”, “estar en pie” (son derivación de la po-
sición).

1
Aunque esta clase no pertenece a la tradición citada por Bosque (2007), es ampliamente
mencionada en muchas gramáticas de la lengua española, por lo que se consideró pertinen-
te incluirla.

91
La construcción lingüística de la realidad

Las categorías gramaticales enlistadas anteriormente implican una


clasificación de los componentes fundamentales de la realidad. Son
las amplias categorías que permiten clasificar todo lo que se perci-
be de la realidad. Es conveniente aclarar que el léxico de una lengua
es definible como construcción colectiva, cultural. Los nombres de
las categorías gramaticales, al igual que otras muchas palabras, se
restringen al uso de grupos sociales como el científico y el acadé-
mico, pero el hecho de que los bagajes sean distintos, no amplía o
reduce las clases de palabras empleadas, son las mismas.
El problema radica en que esta clasificación de las palabras es
de índole ideológica, es generada, heredada y reiterada por un gru-
po social restringido. En realidad el común de la sociedad parece no
estar interesado en clasificarlas: las usa, le sirven, funcionan correc-
tamente y con ello es suficiente. La pregunta es ¿esta clasificación
distingue, efectivamente y sin lugar a dudas, las clases de palabras
que existen? Este dilema está lejos de ser resuelto. La línea diviso-
ria entre preposiciones y adverbios de significación incompleta es
débil. Estos adverbios (como, cuando, donde, por ejemplo) algunas
veces se clasifican como pronombres. Algunos gramáticos clasifi-
can la palabra “mientras” como adverbio, otros como conjunción.
Existen conjuntos de palabras que se entienden como una sola
(“por lo tanto”, “en consecuencia”, “de modo que”, por ejemplo):

No es siempre fácil saber si un determinado comportamiento gra-


matical corresponde a una clase de palabras o a una subclase de otra
categoría. En gran parte depende de nuestra decisión –o de la del
gramático que prefiramos seguir en este punto- elegir entre postular
que dos unidades con distinto funcionamiento pertenecen a la misma
clase pero a distinta subclase, o bien entender, por el contrario, que
pertenecen a clases distintas. […] La diferencia, como apuntábamos
en el capítulo anterior, está en concebir la gramática como un produc-
to que se nos da o bien como un sistema que hemos de descubrir y

92
Las categorías gramaticales

presentar explícitamente en los términos que nos parezcan más apro-


piados. (Bosque, 2007,p.26)

Cuestionar la clasificación tradicional y proponer otra entraña más


un problema adicional que una solución. Es mayor la cantidad de
palabras que no han presentado controversia de clasificación, que
las que lo han presentado. De existir una falla en la clasificación tra-
dicional, ésta tendería a crecer y no a reducirse. Se podrían incluir
(algunos lo han hecho) clases nuevas como: determinantes, adver-
bios-pronominales, algunos adverbios pasarían a la categoría de
preposiciones por el hecho de poseer sólo rasgos de significación.
De lo que no cabe ninguna duda es de que el conjunto de pa-
labras que integran el léxico de una lengua es el suficiente y ne-
cesario para explicar la realidad en un determinado momento2.
Su clasificación responderá a cuestiones que no entran dentro del
rango de lo cultural: son hechas por pocos sujetos que responden a
una formación académica particular.
Se considera que, en este caso, lo fundamental es hacer notar
la función que la lengua desempeña con respecto a la realidad. Si la
clasificación tradicional está correcta o está incompleta es de orden
secundario en el sentido de que no fue construida por el colectivo
social, pero llama la atención que haya sufrido pocas variaciones
a lo largo del tiempo y en diferentes lugares, incluso tomando en
cuenta el surgimiento de la lingüística como ciencia que tiene por
objeto de estudio el sistema de la lengua. Esto puede ser indicio de
una tradición disciplinar muy fuerte (resistente a todo paradigma
de pensamiento), pero también puede ser indicio de una forma co-
mún de percepción en la cultura occidental, lo cual es importante
en esta investigación ya que sería un marcador de cómo se clasifica
la realidad, cuya validez radica, precisamente, en el hecho de que
haya sufrido pocas modificaciones: un cristal occidental por me-

2
En caso de ser necesario léxico nuevo las lenguas tienen recursos internos y externos
para generarlo.

93
La construcción lingüística de la realidad

dio del cual se percibe la realidad. Todo lo que el sujeto social ha


considerado relevante de la realidad lo ha etiquetado con palabras,
palabras clasificables en un considerablemente pequeño número
de categorías, las cuales combinadas permiten expresar y pensar la
vasta y compleja realidad, al punto de crear cosmovisiones y teorías
científicas que la explican. Si las palabras existentes no son suficien-
tes para ello, las lenguas cuentan con recursos internos y externos
para generar léxico nuevo (derivación, composición, parasíntesis,
préstamo léxico, calco, ampliación semántica).
Las palabras representan fragmentos de realidad. Por medio de
la construcción lingüística el sujeto puede expresar ideas acerca de
esos fragmentos, generalizar o particularizar ideas acerca de ellos y
formar sistemas de ideas (conocimiento) acerca de la realidad (fal-
sos o verdaderos). Las palabras funcionan como representaciones
convencionales de estos fragmentos de realidad. Incluso existe una
para nombrar la realidad completa: la palabra “realidad”.

2. La clasificación como modo lingüístico


de organizarla realidad

Si la realidad es caótica y es la mente humana la que la ordena o si


es un sistema organizado que el ser humano ha tratado de explicar
de diversas formas, no es un problema a discutir en este trabajo. El
hecho es que toda cultura ha dotado a la realidad de una forma de
organización, la ha sistematizado. La lengua es un ejemplo bastan-
te claro de ello y no ha existido pueblo alguno que no haya poseído
una. La lengua es una forma práctica de clasificar la realidad en el
sentido de que la abarca en pocas categorías, lo cual la convierte en
un sistema eficiente de organización.
Estas clases de palabras existen debido a que el sujeto perci-
be en ocho o diez elementos (pueden ser un poco más o un poco
menos dependiendo de la lengua de la que se hable) atributos co-

94
Las categorías gramaticales

munes que permiten su clasificación. ¿Cuáles son estos atributos


comunes? Pueden ser las categorías aristotélicas y la combinación
de las mismas. Estos atributos han sido capturados por los gramáti-
cos en clases de palabras. La misma colectividad al generar palabras
de la misma tipología encapsula en palabras las categorías distin-
guidas por Aristóteles. Se pueden clasificar las clases de palabras
en las categorías de Aristóteles, porque las palabras las presentan
como rasgos. Algunas palabras, como el verbo, presentan varias ca-
tegorías: acción y tiempo, estado y tiempo, pasión y tiempo, lo cual
permite subclasificarlo. En el caso de la lengua griega, la latina y las
romances, de las categorías de cualidad o cantidad se desprenden
subcategorías como: masculino, femenino, neutro, singular, plural
y dual. No es que sean distintas a las aristotélicas sino que estas
categorías están incluidas en ellas.
Por otro lado, lo anterior no significa que las lenguas que no
poseen estas subclasificaciones de género y número sean habladas
por sujetos que no las distinguen de la realidad, lo que sucede es
que no existe un interés cultural en remarcarlas sistemáticamente
para referir el mundo. Lo hacen cuando lo consideran necesario
(man y woman, en el caso del inglés).
La morfología de una lengua constituye una serie de normas o
leyes que se aplican de manera sistemática (pero se pueden presen-
tar irregularidades). Partes de la palabra denominadas morfemas
son asociados sistemáticamente a rasgos de significación. El lexe-
ma de la palabra presenta los rasgos de significación que permiten
clasificarlo en una clase de palabra y que permitirán asociarlo a los
atributos culturales del concepto que todo hablante competente
debe poseer: lo que se denomina significado principal.
Algunas palabras son únicamente lexemas, pero algunas pa-
labras como el sustantivo, el adjetivo y el verbo poseen lo que se
denomina accidentes gramaticales, los cuales se manifiestan en
los morfemas flexivos (también llamados gramemas). Los morfe-
mas flexivos reclasifican lo referido por el lexema de la palabra, en

95
La construcción lingüística de la realidad

el caso de los sustantivos de la lengua española en: masculino y


femenino, singular y plural. Esta subclasificación es realizada por la
lengua de manera sistemática. Hasta los sustantivos como “cantan-
te”, “estudiante”, “interprete”, “cárcel” que no presentan en su morfo-
logía esta clasificación, son subclasificadas por medio del artículo y
del adjetivo. La lengua española clasifica sin lugar a excepción todo
ente como masculino o femenino. El latín y el griego presentaban el
género neutro, por lo que todo ser era clasificado como masculino
o femenino o neutro. Esto atiende a una visión de tipo cultural.
¿Qué atributo posee la mesa para ser clasificada como feme-
nina? ¿Qué atributo posee un espejo para ser clasificado como
masculino? Ninguno. Estas categorías aunque son originadas por
lo biológico porque existen seres que presentan esta distinción, es-
tán extendida al resto de los seres por razones de tipo cultural: se
construye la idea de que todo ser debe ser concebido a imagen y
semejanza del ser humano o del animal (o lo no vivo a partir de lo
vivo). Esta idea pasa a formar parte del sistema de ideas compartido
y se hereda y reafirma por medio del sistema lingüístico, porque se
constituye en una sistemática dentro de él y no en una irregulari-
dad o excepción.
En el caso del verbo, éste presenta, por ejemplo, el accidente
gramatical de tiempo que se manifiesta en la forma verbal. La ac-
ción no posee un tiempo, se da o realiza en un tiempo: el tiempo
es una circunstancia verbal, pero se asocia sistemáticamente con la
acción y así se hace de una circunstancia una propiedad, una carac-
terística que se manifiesta lingüísticamente en él. El sistema lingüís-
tico del español reafirma la idea admitiendo construcciones como:
“El verbo puede estar en diferentes tiempos”, “Este verbo no puede
ir en pasado”. De la misma manera se asocian a él los accidentes de
persona y modo.
Existen palabras que no presentan accidentes gramaticales,
no varían morfológicamente, como la preposición, la conjunción y
el adverbio, las cuales se subclasifican a partir de categorías que

96
Las categorías gramaticales

coinciden con las de Aristóteles: tiempo, lugar, cantidad, relación,


por ejemplo. Estas categorías están presentes en el lexema como
rasgos de significación. La invariabilidad de la palabra es una marca
de que las categorías en las que puede ser clasificado están presen-
tes en el lexema (forman parte de su esencia, no son accidentales).
Se han presentado casos en los que el hablante, de forma es-
pontánea, empieza a asociar morfemas flexivos a los adverbios:
“ahorita”, “lueguito”, “cerquita(s)”, “lejecitos”, en los que se percibe
una cierta necesidad de asociar la categoría de relación (tamaño)
a las categorías de tiempo y espacio, por lo que se aprecia, con la
intención de dotarlos de una dimensión. “cerca” y “lejos” ya mani-
fiestan la categoría de relación por medio de la subcategoría de
distancia. El hablante manifiesta, en estos casos, la necesidad de
plantear una relación de otro tipo (tamaño de la distancia). Muchos
gramáticos censuran esto. De más está decir, que las lenguas se han
construido colectivamente sin la necesidad de gramáticos y que las
clases de palabras actuales presentan, precisamente, las asociacio-
nes categóricas que los hablantes han considerado justas, necesa-
rias y pertinentes para comunicar lo que perciben y conciben.
En un momento socio-histórico cultural determinado, los ha-
blantes, entendidos como sujetos sociales, piensan y se comportan
diferente con respecto otros que vivieron antes, por tanto no es de
extrañar que perciban o conciban las cosas de forma distinta, más
simple o más compleja. Adicionar una categoría o subcategoría im-
plica complejizar. Si lo complejo se populariza, se extiende y se con-
vencionaliza entonces se hace cultural y se heredará a las siguientes
generaciones.
Existen lenguas que asocian morfemas flexivos con categorías
como animado, inanimado, humano, animal, vegetal, entre otros.
Cada lengua heredará y reafirmará sistemáticamente ideas y clasi-
ficaciones que son de importancia cultural: la categoría reafirmada
morfológicamente representa un conocimiento cultural que indica

97
La construcción lingüística de la realidad

como percibir y clasificar las cosas. En el capítulo II se presentaron


experimentos que demuestran que la morfología influye en la per-
cepción de objetos. Recuérdese la percepción de hispanohablantes
y germanoparlantes con respecto a los puentes: el sistema lingüísti-
co influye en la concepción de los objetos, la concepción influye en
la percepción de los mismos pero ¿Qué influyó al sistema lingüísti-
co? la respuesta es la cultura.
La lengua es un sistema que representa la realidad por medio
de una clasificación sistemática a nivel morfológico y semántico,
la cual provee de conocimiento cultural al hablante acerca de su
realidad, contribuyendo parcialmente a la forma en que tiene que
concebirla y percibirla. Se dice parcialmente, pues la cultura tiene
otras esferas simbólicas, además de la lengua, que codifican infor-
mación, la heredan y la reafirman constantemente. Además, como
se ha mencionado, el sujeto social también experimenta la realidad
de forma individual e ideológica y por ello es capaz de romper con
esquemas de pensamiento y de construir nuevos. La mayoría de los
sujetos no lo hacen, pero la historia, el cambio cultural y social y la
ciencia son señal y consecuencia indiscutible de ello.

3. La sintaxis y la clasificación

Al igual que la morfología y la semántica, la sintaxis es portadora de


un sistema de leyes que aseguran la comunicación efectiva. La sin-
taxis se encarga de dotar a las estructuras de signos lingüísticos un
modo de estructuración decodificable portador de conocimiento
acerca de la realidad.
Las funciones en la oración no son meramente una serie azaro-
sa, inexplicable y única de roles asignados a las palabras y sintag-
mas. Para hablar de la realidad se estructuran las ideas en sujeto y
predicado, y éstos a su vez pueden tener componentes.
A continuación se estudiará la forma en que la sintaxis opera
por medio de operaciones de clases, pues ello permitirá vincular-

98
Las categorías gramaticales

la al proceso de conceptualización (clasificación de la realidad). Así


se podrá evidenciar que el modo de estructurar y de operar de la
lengua está estrechamente relacionado con la concepción de la
realidad.
Al igual que con las categorías gramaticales, con las funciones
de la oración se tiene una terminología y una postura ideológica.
Los términos “modificador” y “complemento” utilizados sin restric-
ción entrañan un problema. Más que modificar o complementar al
sustantivo, el adjetivo restringe la extensión semántica del sustan-
tivo o la reafirma (en el caso de los adjetivos y sintagmas explicati-
vos), esto es posible gracias a las operaciones de clase. Por ejemplo,
en la oración:

Los perros esquimales de Alaska, que tienen un pelaje largo y espeso,


tienen una vida corta.
1. La categoría “perro” se intersecta con la categoría “esquimal”
y con la categoría “(todo) lo que es de Alaska” lo que permi-
te restringir la extensión de “perro”. No todo perro es esqui-
mal y no todo perro es originario de Alaska o pertenece a
Alaska.
2. La estructura “que tienen un pelaje largo y espeso” reafir-
ma los atributos que presentan los sujetos pertenecientes
a la intersección de clases señalada en el inciso 1. “tener un
pelaje largo y espeso” es un atributo de los miembros de
la subclase “perros esquimales de Alaska”, la cual pertenece
a la clase perro. Además de tener todos los atributos que
norman la pertenencia a la clase “perro”, los perros esqui-
males de Alaska poseen un atributo distintivo propio de un
subconjunto de ejemplares de “perro”. Poseer este atributo
es una norma de pertenencia de la subclase “perros esqui-
males de Alaska”.

99
La construcción lingüística de la realidad

Asociar atributos a sustancias o entes es característico de las ope-


raciones de clase: un miembro debe presentar los atributos que
condicionan la pertenencia a la clase. Es claro que esto no es una
novedad, pues ha sido trabajado y explicado por la lógica de con-
juntos. El caso de cómo opera el predicado en sí mismo, a partir de
operaciones de clase, no se ha explicado hasta el momento. En el
presente trabajo se realiza una propuesta surgida a través de mu-
chas horas de análisis.
El caso del predicado es más difícil de explicar en este senti-
do, pues como se explicó en otro apartado, el verbo es clasificado
atendiendo a categorías artificiales que tienen como normas de
pertenencia atributos que no constituyen la esencia de la acción o
del estado. La propuesta que se hace en este trabajo es que el verbo
se relaciona con sus complementos, esta vez muy bien denomina-
dos, pues no restringen ni explican la acción, a partir de relaciones
de implicación o de reiteración de categorías. Los complementos
del verbo son implicados por alguna de las categorías y subcatego-
rías a las que pertenece el verbo. Para entender cómo se establece
la función de objeto directo se pone como ejemplo, la siguiente
oración:

Los leones comen carne.


1. La acción “comer” está vinculada conceptualmente con
todo aquello que posea el atributo comestible: lo que es o
puede ser comido, lo cual pertenece a la categoría aristoté-
lica de pasión.
2. En el concepto de “comer” se encuentran numerosas ideas
culturales e ideológicas que regulan lo que se come o pue-
de ser comido: “se come carne” o “se puede comer carne”
es un atributo ideológico o cultural presente en dicho
concepto, es conocimiento social y empírico4. La “carne”
no es un atributo de “comer” pero está implicado por uno

100
Las categorías gramaticales

de ellos. “Carne” pertenece a la clase de “lo comestible”; “lo


que puede ser comido” pertenece a la categoría pasión. El
verbo “comer” pertenece a la categoría acción. La catego-
ría acción se subclasifica en “transitiva” e “intransitiva”3. La
subcategoría “acción transitiva” implica como atributo de
pertenencia la relación necesaria con la categoría pasión.

Para lo que se conoce como objeto indirecto la cuestión se vuelve


más complicada. El destinatario no pertenece a la categoría verbal.
Por ejemplo, en la oración:

Las vacas producen leche para sus crías.


1. El objeto indirecto siempre será introducido por una pre-
posición (“a” o “para”) que se clasifica dentro de la categoría
relación.
2. Ambas preposiciones poseen la subcategoría dirección, la
cual implica la subsubcategoría destino o destinatario.
3. En la categoría destinatario estarán como miembros aque-
llos entes que cumplan con las características necesarias
para considerarse como receptoras indirectas de la acción
o del objeto que la padece.
4. En el concepto de muchas acciones aparecerá como uno de
sus atributos la relación de dirección que implica un desti-
no o un destinatario.

Lo más seguro es que el hablante no posea los conceptos de tran-


sitividad o intransitividad (y otros términos que se manejan) con
estas mismas etiquetas, pero conceptualmente debe tenerlos al-
macenados, puesto que elabora producciones lingüísticas que los
manifiestan, que operan de esa forma. Es precisamente porque no
se puede ubicar en la cabeza de un individuo un concepto para di-
3
En el caso de “comer papel”, culturalmente estará implicado para determinados tipos de
insecto, por ejemplo. La misma acción asociada a un ser humano es entendida a partir de la

101
La construcción lingüística de la realidad

seccionarlo y observar sus componentes, que se supone lo que con-


tienen a partir de lo que se manifiesta y que hay diferentes teorías
-opuestas muchas de ellas- que lo explican. Nadie puede afirmar,
a ciencia cierta, qué elementos lo integran, sólo se puede suponer
con base en las manifestaciones lingüísticas principalmente.

En el caso de los circunstanciales del verbo, se encontró que:


1. Existen acciones que en su base conceptual implican un lu-
gar de ejecución (caminar, por ejemplo), todas implican la
categoría tiempo y todas pueden implicar la categoría de
modo.
2. La reiteración de categorías es la que permite establecer la
relación de circunstancia cuando no se utilizan adverbios:

Los niños jugaron en el patio por la mañana.


3. La concepción del verbo jugar implica que es una acción
ejecutable en un lugar.
4. La preposición “en” reafirma esta categoría y el elemento
principal del circunstancial “patio” reitera la misma catego-
ría. De la misma forma opera el circunstancial de tiempo: El
verbo implica la categoría de tiempo (incluso en su morfo-
logía), la cual se reafirma mediante la preposición “por” y se
reitera por la palabra “mañana”.

concepción de la acción de comer; el objeto directo no estará implicado para “lo comesti-
ble” en términos culturales, por lo que se comprende la acción de “comer papel” pero, al no
encontrarse reiterada por los patrones conceptuales, se entenderá como una acción no-nor-
mal, fuera de los esquemas culturales (los cuales determinan la normalidad). Manejar aquí
las categorías “transitiva” e “intransitiva” no quiere decir que en la mente del sujeto común se
etiqueten con el mismo nombre (de hecho se desconoce la forma en que se etiqueten), pero
el hecho de que esta distinción es realizada por el sujeto se evidencia en el uso de la lengua:
los hablantes no asocian regularmente, con un objeto directo, las acciones que la gramática
clasifica como intransitivas.

102
Las categorías gramaticales

La relación de circunstancialidad se hace posible gracias a la exis-


tencia de categorías implicadas en la concepción de la acción y a la
reafirmación o reiteración de categorías, lo cual evidencia su dife-
rencia con los complementos de objeto, los cuales funcionan ma-
yormente a partir de la implicación. Todas las preposiciones poseen
la categoría de relación, la cual se subclasifica en espacial y tem-
poral (muchas preposiciones poseen ambas), y se distinguen entre
sí a partir de subcategorías como: oposición, dirección, ubicación,
inicio, fin, longitud, principalmente, las cuales también pueden po-
seer subcategorías.
Los adverbios funcionan directamente como circunstanciales
(a excepción de aquellos que son de significación incompleta), de-
bido a que presentan en sí mismos la(s) categoría(s) manifestada(s)
por la preposición, además de otras que los distinguen entre sí.

4. Las palabras y la semántica

El significado no es el concepto, sino que rescata de este último las


nociones compartidas sobre algo para que la comunicación pue-
da ser establecida. Como se ha visto, los conceptos pueden poseer
multitud de atributos, algunos restringidos a un grupo social, otros
a la experiencia única e individual del sujeto, pero lo que permite
que los sujetos sociales establezcan una comunicación efectiva es
un indicador de que el significado de las palabras rescata única-
mente los rasgos o atributos compartidos del concepto para mane-
jarlos como una base común de reconocimiento y representación
de las cosas: una base común de conocimiento, convencional, que
asegure el intercambio eficiente de información. Ya Umberto Eco
(2005) afirmó que el significado es una unidad cultural.
Si se afirma que el significado es el concepto (como lo hace la
teoría del reflejo) entonces o el concepto es incapaz de almacenar
atributos provenientes de experiencias individuales y el concepto de
una cosa es el mismo en todas las mentes o cada persona tiene su

103
La construcción lingüística de la realidad

propio significado de cada cosa: y cuando A emite un signo que sig-


nifica X para el receptor B significa Y. Ambos disyuntos son difíciles de
justificar. El primero plantearía uniformidad conceptual e implicaría
que la ciencia no sería posible, pues el científico no podría modificar
el concepto a partir de sus hallazgos. El segundo hace imposible la
comunicación.
La semántica apunta a la estructuración del significado a partir
de la conjunción de rasgos o componentes semánticos. Si se des-
compone el significado de una palabra en rasgos de significación,
se encontrará que estos también implican las operaciones de clase:
1) Inclusión: para los rasgos que constituyen categorías o cla-
ses genéricas.
2) Intersección: para los rasgos distintivos.

Rasgos como +concreto, +no vivo, +objeto, +mueble permiten clasi-


ficar el objeto como miembro de cada una de estas categorías (inclu-
sión). Rasgos como: +superficie plana (lo que tiene superficie plana),
+con base (lo que tiene base), +sirve para… (lo que sirve para x, y y
z) son rasgos que toda mesa debe poseer, por tanto se relacionan por
intersección. Lo significado se ubicará en el punto de entersección
entre todas ellas. Por ende toda categoría que se denomine rasgo de
significación de una palabra4 debe pertenecer a la constante cultural
del concepto. Hay palabras que poseen dos o más significados, no
necesariamente pertenecen todos a la constante cultural, también
pueden pertenecer a la ideológica. Otras palabras tendrán regular-
mente significado para los miembros de un grupo social, también
corresponden a la variable ideológica. Los significados siempre se
compartirán por un grupo social, amplio o minoritario, de lo contra-
rio no tendrían sentido, no servirían para establecer comunicación.
Se podría, por tanto, ampliar la aportación de Eco (2005): el signifi-

4
Atendiendo a los significados usados por la mayoría de los hablantes, pues puede haber
significados asociados a ideologías (usados por grupos sociales minoritarios) como el de las
palabras: paleta y vaso, por ejemplo. Los morfemas derivativos tiene la misma función.

104
Las categorías gramaticales

cado es una unidad cultural (o ideológica, que tampoco se puede


negar).
Mientras los conceptos pueden presentar variantes de sujeto a
sujeto (debido a las variables empírica e ideológica), el significado
se entiende como una unidad cultural debido a que forma parte de
la constante cultural (conocimiento compartido), que hace posible
el entendimiento mutuo y la comunicación. Por lo tanto concepto
y significado no son lo mismo, pero están relacionados, y sin el pri-
mero no podría ser posible el segundo. La conceptualización, como
se ha visto, influye en el modo de estructurar morfológico, sintácti-
co y semántico de la lengua.

5. Categorías gramaticales y semántica

Como se vio anteriormente en el apartado tres de este capítulo,


las categorías dadas por Aristóteles (2013) haciendo referencia a lo
que se predica de las cosas, serían los rasgos de significación de
las clases de palabra, y no de una palabra en sí misma, es decir que
todas las palabras miembros de una misma clase o subclase com-
partirían, por lo menos, una de estas categorías. Así todo sustantivo
comparte con los otros el rasgo sustancia, toda preposición, el ras-
go relación, los adjetivos calificativos comparten el rasgo cualidad,
los adjetivos indefinidos la cantidad, los posesivos la relación, etc.
(ver punto 2 de este cap.).
Si las clases de palabra manifiestan una clasificación de la rea-
lidad, ello debe ser porque conceptualmente se ha llegado a ella a
partir de la percepción focalizada en elementos comunes a grandes
grupos de componentes de la realidad: seres, cualidades, acciones
y pasión, relaciones, estados, cantidades, tiempos, lugares.

Por ejemplo la palabra “incomunicable”, clasifica la intersección categorial implicada por el


lexema en las clases “lo que no se puede realizar” (debido al prefijo) y “lo que tiene capacidad
de ser algo” (debido al sufijo).

105
La construcción lingüística de la realidad

Una palabra en particular implicará, como se observó en el


apartado anterior, que un objeto como mesa (que ya fue clasifi-
cado como sustancia) se siga reclasificando hasta distinguirse del
resto de las sustancias. El nivel morfológico la reclasificará (por nú-
mero y género o por tiempo, persona, modo, voz y número)5. En
el nivel sintáctico operarán clases semánticas y conceptuales para
establecer lo que se denominan relaciones sintácticas, como se ex-
plicó en el apartado 5 del presente capítulo.
Cada palabra captura un fragmento de realidad, una clase de
palabras captura un conjunto de elementos de la realidad que po-
seen algo en común. Aristóteles encuentra los elementos comunes
a fragmentos de realidad: los elementos distintivos que rescatan de
forma primaria las categorías gramaticales de su lengua (y de otras).
Se estará de acuerdo en que el “adjetivo” no es la “cualidad” y no es
“cualidad”, pero todo adjetivo calificativo poseerá como rasgo de
significación la “cualidad”, si no posee este rasgo, no es un adjeti-
vo calificativo. Por tanto, Aristóteles detecta los rasgos básicos de
significación de las clases de palabras para que puedan ser tales.
Detecta las categorías básicas a las que pertenecen las clases de
palabras para funcionar de la forma en que lo hacen. Hay clases de
palabras que son la intersección de dos o más categorías aristotéli-
cas y ello es lo que conforma su naturaleza específica.
Aristóteles descubre que la categorización es el proceso fun-
damental por medio del cual se puede producir el hecho lingüísti-
co: predicar acerca de algo. Existen categorías conceptuales a partir
de las cuales se forman las lingüísticas. Es un número determinado
de categorías conceptuales, que al ser compartidas se tornan se-
mánticas, que capturan los elementos básicos relevantes y suficien-
tes de la realidad para que el sujeto social pueda predicar acerca de
ella, a través de palabras que reiteradamente manifiestan de forma
selectiva y regular estos elementos básicos, lo cual permite clasifi-
car las palabras: rasgos básicos de significación. A éstos últimos se
añadirán otros rasgos, los cuales permitirán definir y distinguir a los

106
Las categorías gramaticales

miembros de una clase común: El hecho de que “elefante” sea sus-


tancia no lo distingue de “jirafa”, pero si permite a ambas palabras
ser clasificadas como sustantivos. Se trata de rasgos de naturaleza
distinta, de diferente nivel.

Una oración es una relación entre categorías:

Sustan-
Cantidad Relación Cantidad Sustancia Acción Cantidad Sustancia
cia
La cáscara de la manzana posee varias vitaminas

GENERALIZA- PERTENEN- GENERALIZA-


FEM FEM TIEMPO PLURAL FEM
CIÓN CIA CIÓN
SING SING RELACIÓN FEM PLURAL
RELACIÓN RELACIÓN RELACIÓN

sustan- Sustan-
artículo preposición artículo verbo adjetivo sustantivo
tivo tivo

1. La preposición establece una relación de pertenencia entre


dos sustancias: una sustancia puede pertenecer o formar
parte de otra sustancia. Un atributo no es necesariamente
una cualidad sino que puede ser la relación con otra sus-
tancia.
2. El artículo establece una relación entre todas las instancia-
ciones de la sustancia. Ninguna cáscara de manzana queda
exenta como instancia.
3. El adjetivo indefinido cuantifica la sustancia.
4. En este caso, el propio verbo establece una relación de per-
tenencia entre el sujeto (sustancia) y el objeto (otra sustan-
cia).

Cada categoría posee una función. El artículo, la preposición, la


conjunción y el verbo (en este caso) son clases que relacionan,
pero ¿Relacionar es la función de una clase? ¿Cómo es esto posible?
¿Cómo operan las clases entre sí, de tal manera que unas relacionan
a otras? ¿En qué nivel se establece esta relación? La respuesta es a
nivel semántico. Como se pudo observar a lo largo de este capítulo,

107
La construcción lingüística de la realidad

son los rasgos de significación los que tienen la función de transitar


entre los conceptos y la construcción lingüística.

6. Lengua y representación de la realidad

El sistema de la lengua permite concretizar en hechos lingüísticos la


clasificación que de la realidad se ha elaborado en el nivel concep-
tual y manifiesta, en su estructuración, el complejo mecanismo de
clasificación y de operaciones de clase que tienen lugar en el orden
mental para captarla y organizarla, para entenderla y explicarla.
Efectivamente la lengua tiene la capacidad de representar la
realidad, pero el hecho de que exista una amplia diversidad lingüís-
tica y que los modos de estructurar las lenguas sean tan diferentes
es un indicador de que se está representando de formas variadas. Si
se piensa por medio de la lengua entonces la realidad se está pen-
sando de formas distintas. Si se atribuyen rasgos de significación
diferentes a entidades similares, entonces se está conceptuando de
forma distinta.
Lo que es un hecho es que la lengua nos permite explicar la rea-
lidad, describirla y aprenderla (en su sentido etimológico) para po-
der entenderla, pensarla, estudiarla. Nadie está exento de un marco
cultural-ideológico que oriente e influya en su forma de percibir y
concebir la realidad. Si los procesos de abajo-arriba, identificados
en el campo de la neurociencia, permiten modelar una percepción
a partir del conocimiento almacenado en la memoria, entonces es
aventurado afirmar que el pensamiento refleja la realidad tal cual
es. El conocimiento adquirido por el sujeto en la práctica social y
la experiencia individual, más que distorsionar la realidad, la com-
pletan con información construida de forma colectiva. No es que el
sujeto perciba una silla con tres patas cuando tiene cuatro o que no
perciba un color porque no tiene una categoría para nombrarlo. El
hecho sería, más bien, que el conocimiento previo influye para dis-
criminar información o adicionar otra que no es perceptible por los

108
Las categorías gramaticales

sentidos o que es construida socialmente: relaciones, clasificacio-


nes, funciones, atributos abstractos (bello, sagrado, bueno, malo).
La lengua es el ladrillo del pensamiento. Pero la lengua no pue-
de surgir por generación espontánea. Los signos lingüísticos, las re-
laciones entre ellos, su modo de estructuración no es azaroso, sino
que responde a representaciones y relaciones que subyacen en la
esfera de lo no consciente. El mecanismo para aflorar al consciente
el conocimiento almacenado en el no-consciente es precisamen-
te el lenguaje. Si el sujeto fuese consciente de la estructura de las
representaciones que se forman en su mente cuando percibe y al-
macena información, las ciencias de la cognición no tendrían que
hacer y no existiría tan marcada divergencia entre las teorías que
de este campo surgen.
A lo largo del capítulo se ha expuesto como las categorías en
que se clasifica la realidad están implicadas o representadas en cla-
ses de palabras, esto permite detectar una relación entre realidad y
lengua (mediada por la mente). Cuando se estructura una oración,
estas clases operan entre sí de manera análoga a la forma en que
se entiende y percibe que las categorías de la realidad lo hacen.
Incluso, como se explicó, los accidentes gramaticales clasifican la
clase comprendida por el lexema. Los llamados modificadores del
sustantivo especifican si se está clasificando una clase completa,
una subclase de la clase o un ejemplar. El proceso de clasificación
es fundamental en la construcción lingüística de la realidad, la hace
posible. De hecho, como se ha visto a lo largo de este trabajo, es un
proceso básico y presente en otros procesos como la percepción y
la conceptualización.

109
Capítulo V

La construcción lingüística de la realidad

Nuestro sistema conceptual ordinario, en términos del cual


pensamos y actuamos, es fundamentalmente de naturaleza
metafórica. […] el lenguaje es una importante fuete de evidencias
acerca de cómo es ese sistema. (Lakoff y Johnson, 2009: p.40)

Se ha visto como el primer paso para construir o reconstruir la rea-


lidad lingüísticamente es abarcando todos sus componentes en un
grupo pequeño y finito de clases de palabras. Además, existen tres
elementos fundamentales para la construcción lingüística de la rea-
lidad: las formas, los niveles y los procesos.
La realidad puede construirse de diversas formas lingüísticas.
Estas formas, más que opuestas se puede decir que son comple-
mentarias, coexisten: la palabra, la oración, la definición, el discur-
so, la metáfora, tipos de texto, entre otros. También, como se vio
anteriormente, se construye en tres niveles: morfológico sintáctico
y semántico. Además se pueden emplear distintos procesos de cons-
trucción, que se explicarán en la parte final de este capítulo, que
pueden coexistir en las formas. Estos tres elementos fundamentales
para la construcción lingüística de la realidad (forma, nivel y proce-
so) convergen en las mismas estructuras y determinan, según su
combinación, diferentes modelos de estructurar.

110
La construcción lingüistica de la realidad

1. Los niveles de estructuración

Todo lenguaje tiene la capacidad de explicar la realidad, pero cada


uno lo hará de diferentes formas. Incluso, en el caso del lenguaje
palabra, cada lengua presenta características gramaticales distinti-
vas. Pueden existir contextos sociales y naturales muy semejantes,
pero las lenguas de los pueblos que pertenecen a ellos no necesa-
riamente lo son.
Las diversas lenguas han encontrado una gran variedad de
modos de construir la realidad lingüísticamente o, si se quiere ver
desde otra perspectiva, de plasmar lingüísticamente de manera di-
versa la forma en que la concibe, la forma en que la ha construido
culturalmente: histórica y colectivamente.

1.1 El nivel semántico


El nivel semántico está presente necesariamente en todos los ni-
veles y formas de construcción lingüística debido a que la cultura
tiene una naturaleza significativa (Strauss, (1979); Geertz,(2005),
además de que la lengua es un sistema de signos y cada uno de
ellos tiene como parte de su estructura básica un significado (Saus-
sure, 1922).
El significado del signo lingüístico se estructura por medio de
rasgos semánticos que, como ya se explicó en el capítulo anterior,
no son otra cosa que clases cuya intersección es equivalente al sig-
nificado de la palabra. Cada componente morfológico de la palabra
posee rasgos de significación: lexema y morfemas flexivos y deri-
vativos.
El sintagma y la oración, al estructurarse por medio de palabras,
operan relacionando significados para generar operaciones de sig-
nificados denominadas: sentido. De la misma manera se estructu-
ran la metáfora, el discurso y la definición. La metáfora relaciona
significados que no pueden operar de manera lógica o natural en-
tre sí: “La pata de la mesa” (pata (animal) – mesa (objeto). La defini-

111
La construcción lingüística de la realidad

ción lingüística tiene como función destacar las clases o los rasgos
de significación más relevantes (distintivos, genéricos).

1.2 El nivel morfológico


A él pertenecen estructuras lingüísticas (lexema, morfemas flexivos
y derivativos) que poseen dos o más rasgos de significación que
conforman al signo lingüístico. En este nivel, operan las normas de
estructuración de la palabra. Rescata lingüísticamente todas las ca-
tegorías presentes en el concepto que son de índole cultural, com-
partidas por la mayoría de los sujetos sociales. Puede, incluso, llegar
a manifestar categorías que no se encuentran en los entes referidos
por las palabras (como lo masculino y lo femenino asociados a ob-
jetos).
En las estructuras sintácticas, el nivel morfológico funciona
reafirmando categorías como los accidentes gramaticales que ge-
neran lo que se denomina concordancia entre sus elementos. Los
accidentes gramaticales se reafirman entre sí o reafirman catego-
rías presentes en los lexemas.

1.3 El nivel sintáctico


A este nivel corresponde el orden y la jerarquización de las pala-
bras en la oración y el sintagma. La organización de las palabras es
fundamental para generar un sentido determinado, pues, depen-
diendo del orden y la jerarquía, se establecen operaciones de clase
específicas.
Una categoría aristotélica como la pasión, implica en el espa-
ñol una estructura sintáctica determinada. Entre más analítica es
una lengua, más dependerá de la sintaxis para establecer sentidos
específicos.
Cada lengua tiene formas diferentes de ordenar y jerarquizar
palabras y sintagmas, incluso oraciones. Los sentidos generados
pueden ser semejantes, pero el modo de llegar a él es diferente, eso

112
La construcción lingüística de la realidad

es lo relevante de la sintaxis para un antropólogo lingüista, porque


si la lengua sirve para explicar la realidad, la sintaxis puede ser un
indicador de cómo se percibe la forma en que se estructura.
Ya se ha explicado anteriormente la forma en que opera el ni-
vel sintáctico: a partir de la intersección, implicación y clasificación.
Poder elaborar una construcción sintáctica se requiere que el sujeto
posea como requerimiento previo un sistema de clasificaciones, el
cual subyace en el sistema conceptual.
El sintagma, la oración, la definición, la metáfora y el texto (for-
mas de construcción lingüística) se estructuran a nivel sintáctico y
semántico. Si tanto la percepción como la conceptualización son
procesos que permiten clasificar la realidad, la sintaxis es el nivel
que permite estructurar ideas sobre ella: relaciona clases (intersec-
ción) y atributos de pertenencia a las clases (implicación).
La sintaxis, al igual que la morfología y la semántica, gobierna
modos de estructurar específicos por nivel: las tres se conforman
de normas reguladoras que rigen, en diferentes niveles, las clases
relevantes culturalmente y la forma en que éstas operan. Los mo-
dos de estructurar sintético y analítico revelan una forma cultural
de presentar la estructura que se percibe de la realidad.

2. Sobre algunas formas de construcción


lingüística de la realidad

Las formas de construcción lingüística son múltiples y variadas.


De ninguna se puede afirmar que sea más importante que otra. La
complejidad de cada una se manifiesta en el hecho de que algu-
nas incluyen a otras en su composición. Un sintagma o una oración
pueden ser un discurso. Una oración o un sintagma pueden ser una
metáfora. Una definición se compone de palabras, puede estruc-
turarse como una oración o un conjunto de ellas. Un texto puede
incluir a todas las anteriores. Todas estas formas tienen funciones y
estructuras distintas.

113
La construcción lingüística de la realidad

El análisis crítico del discurso y la sociología de la literatura han


trabajado ya las implicaciones socioculturales presentes en el dis-
curso y en diferentes tipos de texto, pero oscuro aún es la forma en
que la lengua como sistema se vincula con la cultura. La sociolin-
güística, por su parte, ha estudiado los usos lingüísticos asociados
a variables sociales, pero ¿Qué implica aquello que no depende de
una variable?
Hay una gran cantidad de vocabulario que los hablantes de
una misma lengua comparten, comparten también las normas que
lo ordenan y jerarquizan. Existen múltiples metáforas utilizadas e
incluso exigidas en la comunicación cotidiana (“la pata de la mesa”,
“la cabeza del clavo”, “la mano del molcajete”, “el ojo de la cerradura”,
por mencionar unas pocas). ¿Cómo se vincula con la forma en que
concebimos lo que nos rodea? y ¿De qué manera influye en como
lo percibimos?
Desde el campo de la sociología de la literatura, donde es fun-
damental el estudio de las estructuras lingüísticas y su vinculo con
la esfera de lo social, la teoría de la sociocrítica afirma que:

Partiendo del principio de que toda colectividad inscribe en su discur-


so los indicios de su inserción espacial, social e histórica, y genera, por
consiguiente, microsemióticas específicas, nos hemos esforzado por
describir los niveles en que dichos indicios eran localizables. Resultó
que las huellas más evidentes se encontraban en los ejes paradigmáti-
cos, las expresiones hechas, los sintagmas fijos y las lexías1. La forma

1
Lexía: Unidad léxica memorizada como tal.
Lexía simple: Formada solo por un lexema (una sola palabra).
Lexía compleja: Construcción formada por una serie fija de lexemas básicos (“estar en vilo”,
por ejemplo).
Lexía compuesta: formada por aglutinación de diversos lexemas (“sacacorchos”, por ejemplo).
Lexía textual: lexía compuesta que consta de frases, proverbios, refranes, entre otros, tex-
tualmente conservados en el acervo lingüístico (por ejemplo “Agua que no has de beber
déjala correr”.
(Fontanillo Merino, 1991, p.178)

114
La construcción lingüística de la realidad

de lexicalizarse las lexías, a nuestro juicio, transcribe de modo mucho


más directamente perceptible sistemas de valores sociales, y las alte-
raciones que los modifican, los modos de vida y de inserción socioe-
conómica de los medios que los producen, así como las evoluciones
de las estructuras mentales. (Cross, 1986, p.27-28)

2.1 La palabra y las implicaciones culturales de su estructura

Se ha dicho que las clases de palabra clasifican la realidad en un


número reducido de categorías y que éstas han demostrado ser
suficientes para que las diversas lenguas expliquen la realidad cul-
tural y científicamente. Cada palabra perteneciente a una de estas
categorías captura, por decirlo de alguna forma, un fragmento de
realidad.
La palabra o signo lingüístico es la forma básica de construc-
ción, se estructura en dos niveles2: semántico y morfológico. El
semántico consiste en la estructuración por medio de rasgos de
significación o componentes semánticos. El morfológico se lleva a
cabo a partir de la relación entre el lexema y el gramema, el morfe-
ma flexivo y el morfema derivativo, todos ellos portadores de ras-
gos de significación, que, como ya ha sido explicado, son los que
transitan entre los componentes cultural e ideológico del concepto
hacia el signo lingüístico.
Bénédicte de Boysson-Bardies desde el campo de la psicolín-
güística estima que:

Las lenguas poseen vocabularios diferentes y modos de transmisión


de la información muy marcados frecuentemente por la cultura y las
costumbres […] En muchas lenguas algunas palabras “iguales” que

2
Aunque no se toma en cuenta el fonológico, pues el fonema está disociado del significado,
posteriormente se presentará una explicación de cómo el cambio fonológico se explica a
partir de factores socioculturales.

115
La construcción lingüística de la realidad

parecen corresponder a una realidad “igual” encierran en realidad di-


vergencias de interpretación debidas a historias culturales o psíquicas
singulares.
Tomemos algunos ejemplos simples: las palabras “mal” y “bien”
están cargadas en un segundo plano de valores filosóficos, morales
y religiosos […] Todas estas palabras entre muchas otras expresiones,
hacen entrar en juego caudales de creencias y conocimientos. El sen-
tido de las palabras del hombre se sumerge profundamente en los
valores, los usos y los inconscientes. (2007,p.38-139)

2.1.1 El género
En la lengua española existen dos tipos de género3 básicamente
son dos: masculino y femenino. En el griego, el latín y el sanscrito
se tienen tres: los ya citados y el neutro. Lenguas como el inglés no
presentan de manera sistemática marcas de género en las palabras.
Como se explicó en el capítulo cuatro, el género no es otra cosa que
categorías de clasificación del lexema: según el número de géneros
es el número de opciones posibles de clasificación.

3
Aunque algunos gramáticos sostienen que existen otros tipos de género (indefinido, neutro,
epiceno, diferenciado), éstos terminan por reducirse a lo masculino o a lo femenino. Por
ejemplo:
a) La sartén-el sartén: El artículo define el género. Independientemente de que algunas pala-
bras puedan admitir ambos géneros en el artículo que los determina, un hablante particular
se define por una de las dos formas (no las combina), por lo que siempre hay una adhesión
del hablante o por la forma masculina o por la femenina.
b) Lo blanco (sustantivación de adjetivo): termina por definir el género masculino, pues el
adjetivo siempre se forma en forma masculina y el adjetivo que se pueda predicar de él
también (lo blanco es bueno, lo negro es malo). Aunque este caso puede generar controver-
sia, el hecho es que no existe una construcción sistemática del género neutro en la lengua
española.
c) Elefante macho-elefante hembra: El adjetivo define o el género masculino o el femenino.
Lo que se podría afirmar para este caso es que independientemente de que no se marque
morfológicamente en la palabra, el hablante siempre tiene asociado un sustantivo de este
tipo a uno de los dos géneros, pero no a ambos.
d)Hombre-mujer: El adjetivo define o el género masculino o el femenino, además de estar
implicado en el propio lexema de la palabra.

116
La construcción lingüística de la realidad

Las palabras en español como niño-niña clasifican el significa-


do principal contenido en “niñ–” en masculino o femenino a par-
tir del gramema (-a/–o). En el caso de las palabras del inglés man/
woman, la clasificación se da a nivel lexemático, como también es
el caso del español: hombre/ mujer. Ambas lenguas elaboran de la
misma forma esta última clasificación. En el español, clasificar gené-
ricamente por medio del lexema constituye una irregularidad. En el
inglés constituye una de las formas regulares de hacerlo, también
en el latín lo era (pues estas palabras vienen por la tercera declina-
ción).
¿Qué diferencia existe en clasificar por medio del lexema o por
medio del gramema o morfema flexivo? La respuesta es que cul-
turalmente se percibe como esencial lo clasificado por medio del
lexema y accidental (variable) lo clasificado por medio de morfe-
mas flexivos. En relación con el ejemplo citado anteriormente, se
percibe que, para el hispanohablante, existe un rasgo (género) que
se considera accidental en el ser humano de corta edad, pero que
el transcurso del tiempo tornará en algo definitivo. Se trata de una
concepción biológica del ser humano: La naturaleza se encarga de
hacer evidente y esencial una diferencia que no es muy notoria en
la infancia. Expresiones como: “ya es una mujer” o “ya es un hom-
bre”, lo reafirman. Otras esferas de la cultura también presentan el
mismo modo de estructurar como el vestir y el uso de los colores:
pantalón para niños, vestido para niñas, color azul para niños, co-
lor rosa para niñas (accidentales pero no esenciales, artificiales y no
naturales).

De arbor a árbol

Un cambio de concepción asociado a un cambio morfológico es


el caso de arbor-árbol. En la lengua latina arbor-is tiene género
femenino, en español posee género masculino (el árbol). Pero no
sólo varió el género de la palabra, sino que junto con él cambio

117
La construcción lingüística de la realidad

la concepción. Mientras que en la concepción latina los bosques y


los árboles eran asociados a entidades femeninas (Frazer, 1996), en
la concepción hispana el árbol se conceptualiza como masculino.
Esto último puede apreciarse en expresiones como: “grande como
un árbol”, fuerte como un roble”, “ramas protectoras”, “tronco robus-
to”, cualidades asociadas a lo masculino.
La visión clásica estaba más asociada al árbol como generador
de frutos. El bosque y los montes eran percibidos como lugar bajo
la protección de Diana y habitado por musas. La visión hispana, por
influencia de la tradición cristiana, lo asocia al conocimiento y éste
era buscado, construido y cultivado por el género masculino. Un
mismo elemento de la realidad se conceptúa y estructura lingüísti-
camente de forma distinta, la concepción es cultural por el hecho
de ser compartida por la mayoría. El cambio de concepción trae
como consecuencia un cambio morfológico.

2.1.2 El número
En el caso del gramema o morfema flexivo de número sucede algo
semejante. En el español, se clasifica el lexema en singular o plural.
En otras lenguas existen más números, como el número dual en el
griego. Penagos (1972) dice que en el griego “el dual sirve para dos
objetos que forman un todo o que están íntimamente relaciona-
dos: los dos ojos, las dos manos, etc.” (p. 15).
A pesar de que la propia morfología humana presenta, a la
percepción, muchos elementos que se dan de forma dual (piernas,
brazos, ojos, orejas, pulmones, riñones), la cultura hispanohablante
no los codifica lingüísticamente como dualidades, sino que simple-
mente los marca como uno (singular) o varios (plural). No se trata de
que no se distingan perceptivamente sino de que conceptualmen-
te no están clasificados de esa manera directamente. Para hacerlo
se utilizan palabras como “par” y “pareja”, las cuales si están concep-
tualizadas como dualidad, son sustantivos que significan cantidad
de dos (“par de ojos”, “par de orejas”) y que sirven para dualizar todo

118
La construcción lingüística de la realidad

tipo de sustantivos: “necesito un par de ayudantes”, “par de inútiles”.


En estos casos no se clasifica sino que se intersectan clases. Son dos
modos de estructurar conceptual y lingüísticamente diferentes,
ambos son culturales: forman parte de las regularidades y no de las
excepciones.

2.1.3 El caso
Otro caso de morfología que evidencia modos de estructurar dis-
tintos de manera muy clara es el sistema de declinaciones en com-
paración con el modo de estructuración analítico. Póngase por caso
el latín, que presenta los casos: nominativo, genitivo, dativo, acusa-
tivo, vocativo y ablativo. El sustantivo toma la forma correspondien-
te a cada uno de estos casos según la función que desempeñe en la
oración. ¿Qué modo de estructurar, analítico o sintético, se asemeja
más a la realidad o la representa mejor? Puede ser una pregunta sin
respuesta, porque habría que definir primero cómo es y cómo se da
la realidad verdaderamente. ¿El ser se modifica según su función?
Más que ser una cuestión de tipo perceptual, se trata de una cues-
tión de conceptualización. Si la lengua es conocimiento construido
y compartido colectivamente y no se trata de un problema percep-
tual, detectable por los sentidos y construido empíricamente, en-
tonces estas dos formas de construir son de índole cultural.
El ente se entiende de diferente forma. La construcción sinté-
tica clasifica al ente para determinar su función. La construcción
analítica la determina a través de implicaciones, reafirmaciones
de categoría e intersección entre clases (ver cap. IV). Por ejemplo,
desde una perspectiva sintética, si se piensa en una mesa, no se
clasifica de la misma forma la mesa que es o que tiene determina-
das características (“la mesa es cuadrada” y “la mesa tiene patas” a la
mesa que sufre una acción (“limpiar una mesa”) o a la mesa que se
comporta como circunstancia (“hay un plato en la mesa”).
Desde una perspectiva analítica, la mesa estará implicada por
el verbo limpiar porque es un objeto “limpiable” –lo cual la implica

119
La construcción lingüística de la realidad

como sufriente de acción– y no porque se clasifique como sufriente


de acción, y la mesa puede funcionar como circunstancial de lugar
porque reafirma esta categoría en su lexema (sus rasgos de signifi-
cación “superficie” y “para colocar objetos” la posibilitan e implican),
al igual que la preposición que la enlaza al verbo.
Estas dos formas de estructuración lingüística indican que la
realidad o una parte de ella se está conceptuando de forma dis-
tinta: las funciones asociadas al ser-sustantivo podrán ser las mis-
mas o similares, pero varía la forma en que éste último se relaciona
con ellas: en la visión sintética la función se manifiesta en el sus-
tantivo-ser, en su morfología, (determinada en la estructura de la
sustancia). En la visión analítica: la función del ser está implicada o
reafirmada por elementos distintos a él (determinada por el contex-
to de la sustancia).
Si esta variante de concepción no está influida por lo que se
percibe por los sentidos (proceso de abajo-arriba) entonces esto
no es lo que influye en estos modos de estructuración, sino que la
conceptualización influye en ellos. El conocimiento almacenado en
la memoria (construido previamente) servirá para codificar la infor-
mación (proceso de arriba-abajo): el sistema de ideas que define
lo que es el ser y lo que es una función influye para conceptuar la
relación entre ambas. Tanto el concepto del ser como el de función
se construyen a partir del ser natural y su función natural o del ser
social y su función social, o de ambas.
Si la función se conceptualiza como algo que permite clasificar
a los entes o un ente se distingue de los otros de su clase por la fun-
ción que tiene, entonces se comprende que se desprenda, de esta
visión, un modo de estructurar sintético.
Si la función que el ente desempeña se conceptualiza como una
consecuencia del medio que lo rodea o de su interacción con otros
entes, entonces se desprenderá un modo de construcción analítico.
Las lenguas romances evolucionan del latín vulgar sustratado
por las lenguas prerromanas habladas en las provincias. El sustrato

120
La construcción lingüística de la realidad

no sólo se dio en la esfera lingüística sino en todas las esferas cultu-


rales, por lo que la concepción del ente y su función se modificó de
tal forma que de un modo de estructurar sintético dio origen a uno
analítico: se generó un enfrentamiento y mestizaje entre cosmovi-
siones y entre modos de estructurar diferentes (ambos culturales),
los cuales se influyen entre sí. Aunque es más factible que el segun-
do influya al primero, pues los modos de estructurar son más fáciles
de imponer que una cosmovisión, por ejemplo, un cambio en el
modo de estructurar de la sociedad (lo hace todo pueblo invasor,
conquistador), pero sustituir o modificar la cosmovisión (todo un
complejo sistema de sistemas de ideas) requiere de más tiempo,
pero será exigido y justificado por el nuevo orden social, incluso el
cambio de concepción del sujeto conquistado sobre sí mismo, de
hombre libre a esclavo o súbdito, requiere de varias generaciones.
A la par del sistema social se modifica el sistema de la lengua,
su modo de estructurar y de clasificar no será el mismo. El nuevo
orden social obliga a clasificar los componentes de la realidad de
forma distinta. Muchos conceptos cambian, otros se mantienen,
pero al modificarse los componentes culturales e ideológicos, se
modificarán también los rasgos de significación de las palabras. Las
nuevas generaciones aprenden los nuevos significados y las varian-
tes en el modo de estructurar desde la infancia y eso causa que los
conceptos sean distintos, por lo que percibirán el mundo de otra
forma, en el sentido de que las nuevas estructuras las orientan a
focalizar otros aspectos de la realidad. Concepción y lengua se in-
fluyen mutuamente, ambos influyen en la percepción (no en lo que
ve el sujeto sino en cómo lo ve) y ambas no son independientes del
ámbito sociocultural (construido-compartido) sino que se nutren y
forman parte de él.

2.2 La estructura de la oración y sus implicaciones culturales


Se ha explicado que la estructura sintáctica de una oración está re-
lacionada con una forma específica de operar con clases y que cada

121
La construcción lingüística de la realidad

lengua posee diversas formas de establecer este tipo de proceso. A


continuación se presentarán dos casos comparativos entre español
e inglés que evidencien que el modo de estructurar una oración
está fuertemente ligado a una concepción cultural.

2.2.1 Anteponer o posponer el adjetivo al sustantivo


El español, regularmente, pospone el adjetivo al sustantivo, el in-
glés lo antepone. El modo de operar las clases es distinto en ambas
solo por la posición del adjetivo, por ejemplo:

1. A big(2) red(3) house(1).


2. Una casa(1) roja(2) grande(3).

El orden de intersección de las clases es inverso uno del otro. En


ambos casos lo especificado es (1): house/casa. Sería descabellado
pensar que el angloparlante comienza a operar con clases hasta
que escucha (o lee) la palabra house y que es entonces cuando
comienza a poner en práctica la memoria para intersectar la cla-
se “house” con los dos adjetivos (pueden ser más). La propuesta
es que comienza intersectando las clases correspondientes a los
adjetivos llegando primero al grado específico de especificación
(intersección entre lo blanco y lo grande) e intersectando éste con
la clase del sustantivo. El hispanohablante comienza con la clase
“casa” y procede a restringir su extensión por medio de la intersec-
ción. ¿Qué variante de concepción cultural implica esto?
En inglés, primero se definen los atributos del ente y después el
ente. En español, primero se define el ente y después sus atributos.
La perspectiva es distinta: En una, el ser da forma a los atributos, los
concretiza en una forma específica. En la otra, los atributos concre-
tizan la forma del ser, lo modelan. Ninguna de las dos es mejor o
peor, o más efectiva o menos efectiva. Simplemente son dos modos
distintos de relacionar a un ente y sus cualidades. De hecho el es-
pañol utiliza la otra forma de estructurar cuando maneja los epíte-

122
La construcción lingüística de la realidad

tos: cuando el atributo se percibe como esencial y no accidental: “la


blanca leche”, por ejemplo, porque la leche es una de las formas que
toma lo blanco y no lo blanco una de las formas que toma la leche.

2.2.2 La especificación sustantivo-sustantivo


El español siempre requiere de una preposición para que un sus-
tantivo especifique a otro, en el inglés no se da necesariamente así,
porque puede anteponerse a un sustantivo sin necesidad de un en-
lace y especificarlo:

1. Milk chocolate bar.


2. Barra de chocolate de leche.

En español la relación de esencia o naturaleza entre dos sustantivos


necesariamente debe ser establecida por medio de una preposi-
ción que posea este rasgo de significación. En inglés, este rasgo de
significación parece sí estar latente en los sustantivos y se actualiza
por la ubicación de éste con respecto de otro.
El hispanohablante no percibe a un ente como atributo de otro
de manera natural, percibe una relación entre ambos, una relación
entre muchas que requiere de ser especificada (por la preposición).
Percibe la esencia de la misma forma que una relación de acom-
pañamiento (con), ubicación (ante), etc. El angloparlante, por el
contrario, distingue una diferencia. El sustantivo puede comportar-
se como un adjetivo porque el ente puede ser concebido también
como atributo esencial de otro ente. Un ser puede estructurarse a
partir de otros y, en este caso, esos otros funcionan como atributos
y no como entes relacionados. Como se ha mencionado anterior-
mente, ninguna concepción es mejor que otra, simplemente son
dos formas de percibir y conceptuar la realidad, y se manifiestan de
forma lingüística.

123
La construcción lingüística de la realidad

2.3 La metáfora
En la lengua española es común encontrar expresiones que atribu-
yen un predicado animal a un sujeto humano, se exponen como
ejemplo las más comunes:
1. Ser un burro/ asno.
2. Ser una rata.
3. Ser un puerco.
4. Ser un/a víbora.
5. Ser un gusano.
6. Ser un perro.
7. Ser una zorra.
8. Ser un buey.
9. Ser una vaca.
10. Ser una cotorra.
11. Ser un chacal.

Turbayne (1974) define la metáfora como una “cruza de especies”;


maneja el ejemplo “El hombre es un lobo” y dice al respecto:

Cuando hablo del lobo gris y del lobo-hombre, no se trata de una alu-
sión a dos especies diferentes de lobos. Esto se debe a que la palabra
“lobo” está usada en dos sentidos distintos, aún cuando pareciera que
se la emplea en un sentido. Estos dos sentidos diferentes son llamados
los sentidos literal y metafórico de “lobo”. (p.28)

La metáfora podría explicarse sencillamente a partir de la existencia


de sentidos literales y metafóricos, pero la cuestión no es tan senci-
lla. Si generalmente el sujeto pertenece a la clase del predicado, en
el caso de la metáfora no sucede así:

El hombre realmente comparte el sustantivo lobo. Pero es suposición


o simulación que el hombre sea una especie de lobo. Sin embargo,
algo más, aparte del nombre, se transfiere de los lobos a los hombres.

124
La construcción lingüística de la realidad

Yo no pretendo solamente que el hombre comparte las propiedades


de los lobos, sino que también lo intento. Puedo especificar cuáles
son estas propiedades, pero ello no es necesario. No pueden ser to-
das las propiedades comunes a los lobos, pues en ese caso yo afir-
maría que el hombre es en realidad un lobo. Así pues, cuando digo
que el hombre es un lobo (hablando metafóricamente), quiero decir
que comparte algunas cualidades de los lobos, pero no una suficiente
cantidad de ellas para ser clasificado como un verdadero lobo. (Tur-
bayne, 1974, p.27)

Esto supone que en estructuras metafóricas como “X es un puerco”


o “labios de rubí” las relaciones de inclusión y de intersección de
una clase con otra no se realizan, por ello es que la metáfora funcio-
na. Esta forma lingüística (que también puede presentarse en otro
tipo de lenguajes) rompe con las normas de funcionamiento de la
semántica y de la sintaxis.
Como explicó Turbayne (1974), la metáfora consiste en la trans-
misión de uno o más atributos de una clase a otra, pero nunca
todos. Se trata de una relación entre atributos (normas de perte-
nencia a una clase) y no de una relación de clases. En los siguientes
ejemplos:

1. “La estatua tiene labios de rubí” (literal).


2. “Esa mujer tiene labios de rubí” (metafórico).

En el primer ejemplo, no hay metáfora. El ente poseedor de los la-


bios es inanimado, pétreo; reafirma la naturaleza mineral de “rubí”,
además posee el atributo “forma humana”, por lo que implica el atri-
buto “labios”, que compartirá la esencia pétrea. No hay metáfora.
En el segundo, “mujer” posee el atributo humano, el cual impli-
ca a labios, los cuales comparten la esencia de humana de “mujer”,
por lo tanto implican el atributo “de carne”. No pueden ser pétreos,
no pueden intersectarse con la clase “lo que es de rubí”, por lo que

125
La construcción lingüística de la realidad

esta clase sufre una restricción de atributos. Al ser “labios de rubí”


un sintagma fijo, forma parte del conocimiento compartido; es el
atributo que de manera regular se rescata culturalmente: La clase
implica sólo “ser de color rojo” como norma de pertenencia. Se trata
de un atributo que comparten los labios y el rubí.
Cuando culturalmente no está establecida una reducción de-
terminada de atributos para generar una metáfora, se tratará de
una de tipo creativo (nueva). El receptor de la expresión deberá
buscar entre los atributos de los conceptos, cuál o cuáles de ellos
pueden ser compartidos entre las clases a relacionar en la estructu-
ra lingüística.
Cuando se enfrenta una metáfora creativa se tiene que decidir
por el atributo o grupo de atributos de pertenencia de clase que
tienen más posibilidad de compartir dos entes. Cuando no hay atri-
butos compartidos, será difícil, si no es que imposible, establecer
una relación metafórica. Turbayne (1974) presenta un ejemplo, co-
mún en el inglés, pero difícilmente decodificable para un hispano-
hablante: “ver la punta del chiste”. Dependiendo del concepto que
se tenga de “chiste”, se le encontrará o no similitud (atributo com-
partido) con un objeto puntiagudo.
Una metáfora es un modo de entender un ente a partir de
que sus atributos son rescatados en otro ente de diferente clase.
Por lo que existen entidades mediadoras de atributos. Se conoce o
se reconoce de manera indirecta, como dice Turbayne (1974) resu-
miendo a Burke: “ofrece una perspectiva”. Es una forma de construir,
lingüística y conceptualmente, una parte de realidad.

2.3.1 Metáforas culturalmente construidas


Las metáforas que relacionan humano-animal enlistadas en el pun-
to anterior forman parte de la cultura mexicana. Cuando se usan,
la mayoría de los mexicanos pueden entenderlas perfectamente.
Todas ellas funcionan como insulto, el cual funciona animalizando
a un ser humano. La animalización o analogía con un animal es un

126
La construcción lingüística de la realidad

modo de estructurar el insulto. Lo que cabría preguntarse en este


punto es ¿Verdaderamente estos animales poseen los atributos
que se les asocian? Y ¿Realmente se comparten estos atributos en-
tre humano y animal? Se analizarán algunos casos.
El caso de VÍBORA:
1. “Ser una víbora” significa “ser venenoso”. La víbora lo es, el
ser humano no puede serlo, por tanto se basa en otra me-
táfora: El daño ocasionado por una mordedura es análogo
al daño verbal. El daño físico se percibe y conceptúa como
análogo de daño social.
2. Si “ser una víbora” significa “ser intrigante”, la víbora no pue-
de serlo. En tal caso, el insultado resulta ser el animal, al cual
se le atribuye un atributo esencialmente humano.
3. El ser humano se compara con un animal por sus acciones,
realizadas con partes físicas análogas. La inyección de vene-
no se compara con la producción lingüística mal intencio-
nada. El daño físico en el receptor del veneno se compara
con el daño moral-social ocasionado en el receptor de la
producción lingüística.
4. La metáfora está motivada y se construye análogamente.

El caso de BURRO, ZORRA, GUSANO parecen no seguir el mismo


proceso:
1. Si el calificativo “animal” es suficiente para calificar a una
persona como tonta (entre otros usos), “burro” no tendría
razón de ser. El burro más que ser más tonto que otros ani-
males de carga es más reacio al sometimiento. La “estupi-
dez” del burro es construida socialmente, no se diga en los
casos donde “burro” se utiliza como sinónimo de “ignoran-
te”, donde no hay motivación alguna.
2. El calificativo de “zorra” como equivalente de “prostituta” y
“promiscua” también es totalmente construido. En las fábu-
las aparece con género femenino siendo sinónimo de as-

127
La construcción lingüística de la realidad

tucia o de arrogancia verbal, pero ésta es una concepción


clásica que sólo conserva la versión masculina: “zorro”. No
hay nada en la conducta de la hembra del zorro que motive
el acto de la prostitución o la promiscuidad sexual.
3. El gusano es, al parecer de muchas personas de la cultu-
ra occidental, repulsivo a la vista, al tacto y al gusto. Pero
hay culturas en las que se toca y se considera parte de la
dieta, por lo que lo “repulsivo” y “asqueroso” son construc-
ciones sociales, cada pueblo tiene diferentes concepciones
de esto. Sucede lo mismo con la cucaracha. “Ser un gusa-
no” significa ser una persona despreciable-repulsiva moral-
mente, por lo que la metáfora es una construcción cultural
que se estructura a partir de otra.

Lo que es claro, al existir tantas metáforas comparativas ser huma-


no-animal, es que uno de los mecanismos para construir la con-
cepción de lo humano es la analogía con lo natural, en este caso lo
animal. Existen otras sistemáticas que reiteran este tipo de concep-
ción, como las corporales:
• La palma de la mano.
• La planta del pie.
• La manzana.
• La flora intestinal.
• El tronco.
• La raíz del cabello y los dientes.
• Las trompas de Falopio.
• Pómulo (manzana pequeña).

Los casos presentados son un indicador de que tanto lo físico como


lo moral pueden tener, como modelo de conceptualización, la es-
tructura de elementos del entorno natural.

128
La construcción lingüística de la realidad

Existen muchos casos que ejemplifican la forma en que el ser


humano se toma así mismo como modelo para conceptualizar
creaciones humanas:
La cabeza del clavo/ aguja/ tornillo.
La mano del molcajete.
El cuello de la botella.
El pulmón de la ciudad (bosque).
El ojo de la cerradura.
El pie de la escalera/ lámpara/ página.
El brazo de una máquina.
El corazón de la ciudad.
Las arterias de la ciudad.
La boca del cañón/ escopeta.
El diente de la sierra.
La lengua del zapato.
El dorso del libro.
La oreja de una taza/ olla/ jarro.

Como se ha visto, la cultura hispana tiene modelos para construir


conceptos, los cuales al presentarse de forma regular constituyen
sistemáticas que evidencian que los rasgos percibidos por los sen-
tidos influyen en la conceptualización y que muchas veces un ele-
mento de la realidad se conceptualiza a partir de su semejanza con
otro, que ha sido conceptualizado previamente y esto se manifiesta
lingüísticamente. Lo anterior indica que conceptualización y cons-
trucción lingüística son dos sistemas que aprovechan los recursos
existentes para generar nuevos con base en ellos.

2.3.2 Las metáforas de la vida cotidiana


En el capítulo tercero de este trabajo se habló de la teoría de Lakoff
y Johnson (2009), en la que explican que existen experiencias con-
cretas, que forman parte de la vida cotidiana de los sujetos, sirven
como modelos para conceptualizar abstracciones como el amor y la

129
La construcción lingüística de la realidad

locura. También explican que los modelos conceptuales se repiten


de manera sistemática, por lo que suponen una red conceptual en
la que muchos conceptos de lo concreto serían la base conceptual
de otros tantos abstractos. Para estos dos científicos, la producción
lingüística evidencia las metáforas de índole conceptual, las cuales
no se codifican en el nombre de las cosas, como las vistas anterior-
mente, sino en las construcciones lingüísticas como la oración y el
sintagma utilizados para hablar de ellas.
Se analizará a partir de esta perspectiva cognitiva un caso co-
mún en la cultura mexicana: las concepciones cotidianas que se
tienen de la vida y la muerte por medio de expresiones lingüísticas
usadas en la vida diaria:
• La vida no es un juego.
• La vida todo se cobra.
• La vida no vale nada.
• La vida es injusta.
• El precio de su vida fue…
• Le costó la vida.
• Así es la vida.
• Todo tiene su valor en la vida.
• Arriesgar la vida.

Puede observarse que, de ocho expresiones, cinco manejan pala-


bras del campo semántico mercantil. Mientras que en el caso de la
muerte, que se muestra a continuación, ésta se encuentra asociada
al movimiento de desplazamiento y también se entiende como an-
tropomorfa: tiene manos (agarra o toma).
• Le sobrevino la muerte.
• Un paso hacia la muerte.
• Su muerte se acerca.
• La muerte puede llegar en cualquier momento.
• El viaje a la muerte.
• La muerte agarra parejo. (Personificada)

130
La construcción lingüística de la realidad

• La muerte lo tomó por sorpresa. (Personificada)


• La mano huesuda de la muerte (personificada)
• La muerte vestida de negro (personificada)

No sorprende entonces que la muerte tenga una representación


personificada en varios tipos de imagen: un esqueleto (“la huesu-
da”), la catrina, una parca, una mujer vestida de negro. Lo anterior
confirma que esferas culturales distintas reafirman la misma con-
cepción.
Se puede observar que vida y muerte, a pesar de ser opuestos,
se conceptúan culturalmente a partir de nociones no relacionadas.
Si bien sus nombres no son metáforas, su conceptualización me-
tafórica se evidencia por medio de producciones lingüísticas que
presentan una regularidad de uso.
La teoría de la sociocrítica, con respecto al estudio de metá-
foras en forma de sintagmas fijos y frases hechas, afirma que estas
expresiones a veces se deslexicalizan para relexicalizarse con otra
forma dentro de un texto, de lo cual Cross (1986) presenta el si-
guiente ejemplo:

Para ser más claro, pondré un ejemplo muy breve, extraído del Guz-
mán de Alfarache: cuando compruebo en un texto dado –que analizo
más adelante– que el <<sintagma fijo>> piedras preciosas se deslexi-
caliza en la forma piedra de precio, creo que estoy autorizado a decir
que esta alteración, al difuminar las virtualidades de significación me-
tafóricas de la expresión primera, devuelve a precio toda su plenitud
sémica y pone de relieve el concepto de un valor de intercambio.

2.4 La definición
La definición es un tipo de construcción lingüística que permite
detectar los elementos que los sujetos consideran fundamentales
para clasificar un x como un x. En este apartado se contrastarán dos
tipos de definición: la del diccionario y la del sujeto social común y

131
La construcción lingüística de la realidad

corriente al respecto de lo que es una CEBOLLA. Esto con la finali-


dad de comparar una definición formada empírica y culturalmente
con una conformada desde una perspectiva ideológica (la del lexi-
cógrafo) para determinar que características son las más conven-
cionales y son portadas por el significado de la palabra (cultural) y
cuales son vistas únicamente por un grupo reducido de personas
del ámbito científico.
Se comenzará por estudiar la definición del ámbito científico.
Analicemos la unidad lexical4 cebolla dada por un diccionario co-
mún y corriente de la lengua española (no especializado y de con-
sumo común por el hablante)5:

Cebolla: (f ) Bot. Planta hortense de la familia liliáceas, de hojas fistu-


losas y cilíndricas, y raíz fibrosa que nace de un bulbo esferoidal, for-
mado de capas tiernas y jugosas, de olor fuerte y sabor picante. Se
cultiva por su valor gastronómico y por sus propiedades diuréticas y
antiescorbúticas. // Cepa o bulbo de esta planta.// Bulbo.// fig. Pieza
esférica con agujeros pequeños, que se pone en las cañerías, caño de
la regadera, etc. (Diccionario Océano Uno).

Distando mucho del significado que un hablante común de la len-


gua española tenga de lo que es cebolla, de la definición se pueden
desprender las siguientes conclusiones:
1. La cebolla se define como miembro de la clase PLANTA. Cla-
sificación.
2. Se distinguen sus partes (hojas, raíz y bulbo), lo cual implica
un análisis de la fisonomía de esta planta. Pensamiento ana-
lítico: es importante distinguir las partes.
3. Ciertas palabras de la definición (familia, liliáceas, fistulosas,
cilíndricas, esferoidal, diuréticas, antiescorbúticas) indican

4
Forma en que los lexicólogos llaman a la palabra que aparece en el diccionario.
5
Las marcas de subrayado y resaltado en la definición son mías.

132
La construcción lingüística de la realidad

una percepción científica (botánica, medicina, geometría)


de la planta en cuestión. Conocimiento científico-Ideológi-
co.
4. La palabra nace indica que se percibe como ser vivo. Clasi-
ficación.
5. La palabra formado indica que el bulbo se percibe como es-
tructura compuesta. Pensamiento complejo. Pensamiento
analítico.
6. Las palabras cilíndricas y esferoidal indican que se ha perci-
bido por el sentido de la vista. Modo de percepción senso-
rial mediado por el lenguaje científico de la geometría.
7. El atributo olor fuerte indica que se ha percibido por el sen-
tido del olfato. Modo de percepción sensorial que manifies-
ta una categorización de los olores asociada a la fuerza- lo
corporal. Analogía con lo animal.
8. Atributos como tiernas y jugosas indican que se ha percibi-
do por el sentido del gusto. Modo de percepción sensorial.
Lo suave, lo no duro y la contención de líquido se perciben
como atributos.
9. El hecho de que más de la mitad de la definición se dedique
al bulbo, indica que éste (que no se ve) en contraposición
de las hojas (que sí se ven) es lo más significativo de la plan-
ta para aquél que define. Focalización-Acercamiento.
10. Palabras como hortense, valor gastronómico, propiedades
indican una valoración cultural de la planta (producción
agrícola, cultura alimentaria y conocimiento medicinal). Co-
nocimiento compartido.
11. “Se cultiva por” indica relación causal. El hecho de que sea
comestible y medicinal es la causa de que se cultive. Cau-
salidad. Valoración. Estos atributos comestible y medicinal
son valorados como positivos por la cultura.

133
La construcción lingüística de la realidad

Se entrevistaron 50 personas tratando de abarcar diversas varia-


bles sociales (edad, ocupación, género). A continuación se presenta
una tabla donde se resumen las características aportadas por los
hablantes comunes (pueden consultarse sus respuestas completas
y las variables sociales asociadas en el Apéndice de este trabajo):

Género Verdura (14)


(Clasificación) Vegetal (8) El 60% la clasifica como verdura,
Tubérculo (3) vegetal o alimento.
Raíz (1)
Alimento (8) Algunos no la clasificaron.
Producto (3)
Bola (2) Tres personas la clasificaron como
Objeto (1) “algo”.
Algo lindo (1)
Algo de mal olor (1)
Algo que no me gusta (1)

Pensamiento Con capas (10)


analítico Con nutrientes (1) El 36% la percibe como un ele-
(componentes) Con tallo largo verde (1) mento complejo.
Con rabo verde (3)
Cáscara (1)
Mucha sustancia (1)
Con raíces cafés (1)

Conocimiento Ovoide (1)


científico Tiene propiedades (1) El 26% maneja términos científi-
Elimina toxinas (1) cos para referirse a la cebolla.
Nutritiva (2)
Forma elipse (1)
Alimento nutritivo (1)
Tiene beneficios para la salud (1)
Alimento vitamínico (1)
Con muchas propiedades curativas
(1)
Semicírculo (1)
Sana (1)
Ayuda al riñón (1)

134
La construcción lingüística de la realidad

Valoración Energética (1)


empírica Deja mal aliento (3) 46% de los entrevistados im-
Muy rica (3) pusieron atributos subjetivos y
Irritante (2) empíricos como definitorios.
Es la número tres de las comidas (1)
Sin ella la comida no tiene sabor (1)
Comiendo cebolla todo te sabe
igual (1)
Te hace llorar (5)
Duelen los ojos al partirla (1)
Buena (1)
Para todo la ocupo (1)
Esencial (1)
Se ocupa a diario (1)
No me late como huele (1)
Aplicación cultural Alimenticia (1) El 40% considera definitorias las
Se utiliza en algunas comidas (1) aplicaciones culturales (princi-
Da sabor a las comidas (4) palmente para la elaboración de
Se utiliza como condimento (3) la comida)
Indispensable para la sazón (1)
Le da sazón a la comida (1)
Es medicinal (2)
Se le pone a lo que sea(1)
Sirve de ingrediente (1)
Sirve para cocinar (1)
Es utilizada en platillos (2)
No es dañino, no te produce enfer-
medades (2)
Percepción sensorial Blanca (22)
VISUAL Forma ovoide (1) El color blanco es la caracterís-
Color blanco verdoso (1) tica visual que se impone como
Forma redonda (5) distintiva (44%).
Boluda (1)
Color amarillento (1)
También hay moradas (1)

OLFATIVA Oloroso (3) El 22% destacó cualidades


Olor fuerte (5) olfativas.
Aromática (1)
No me late como huele (1)
Mal olor (1)
GUSTATIVA Mal sabor (1)
Sabor fuerte (6)
Saborizante (1) Para el 48% las cualidades gustati-
Muy rica (4) vas son definitorias.
Sabor rico (1)
Buen sabor (1)
Sabor algo picante (2)
Enchilosa (2)
Jugosa (1)
Sabe feo (1)
Ácida-amarga (3)
Sabor penetrante (1)

TÁCTIL Seco (2) Sólo el 6% refiere cualidades


Lisa (1) relacionadas con el tacto.

135
La construcción lingüística de la realidad

La definición sintética arrojada por la entrevista reduce la definición


de “cebolla” a: Verdura, vegetal o alimento de color blanco con sa-
bor destacado que se utiliza para preparar comida.
Ambas definiciones (la lexicográfica y la del hablante) pre-
sentan los siguientes elementos en común (culturales): El sabor y
la aplicación gastronómica. Tratándose de un alimento parece ser
que ambas rescatan sus cualidades fundamentales. Para el hablan-
te resultó ser fundamental el color, mientras que para el lexicógrafo
lo es su constitución compleja. ¿Proporciona el lexicógrafo una de-
finición accesible al hablante común? Sólo el botánico podría ge-
nerar una definición más complicada que la analizada. Por lo que
se puede observar sólo una parte del significado manejado por los
diccionarios forma parte del significado compartido por los hablan-
tes (componente cultural del concepto).
Las características de valoración y las provenientes del ámbi-
to científico, aportadas por los entrevistados, permiten observar
como los atributos empíricos e ideológicos forman parte también
de la concepción de las cosas.

2.5 Los procesos de construcción lingüística de la realidad


A continuación se proponen cinco diferentes procesos que se des-
tacan como culturales por medio de los cuales se elabora la cons-
trucción lingüística de la realidad.
La analogía: el lexema contiene clases comunes a ambos en-
tes. Los morfemas flexivos representan clases de pertenencia dife-
rentes. Las características físicas correspondientes a especie y sexo
tienen sus correspondientes lingüísticos. También los derivativos
pueden participar en este tipo de relación. La analogía se da entre
la forma lingüística y la concepción de las cosas.
1. Perro-perra/ perrito-perrita (misma especie, distinto sexo,
tamaño pequeño).
2. Niño-niña (misma especie, misma etapa de vida, distinto
sexo).

136
La construcción lingüística de la realidad

3. Metáforas como “ser una víbora” (partes análogas, funcio-


nes análogas).

La diferenciación total: Las similitudes y variantes perceptuales-con-


ceptuales no tienen correspondientes lingüísticos.
1. Hombre-mujer (misma especie, edad adulta, diferente
sexo).
2. Toro-vaca (misma especie, edad adulta, diferente sexo).

La asimilación total: Las variantes perceptuales-conceptuales no


tienen correspondientes lingüísticos, las clases correspondientes
a atributos esenciales de especie son las que se toman en cuenta.

1. Elefante.
2. Cantante.

La comparación simple: Se cruzan especies a partir de atributos co-


munes sin llegar a establecer una analogía:

1. Labios de rubí.
2. Piel de seda.

La negación: Un ente se conceptúa como la no existencia de otro


ente o su negación:

1. Intolerancia.
2. Lo invisible.

2.6 Los modelos de construcción lingüística-conceptual


En esta investigación se detectan cuatro principales formas de mo-
delización que permiten detectar un modelo conceptual que se
manifiesta en la forma lingüística en la forma lingüística. Se presen-
tan dos ejemplos (expresiones lingüísticas) de cada tipo mencio-

137
La construcción lingüística de la realidad

nado.
De lo concreto a lo abstracto: Atributos de naturaleza material o
perceptibles por los sentidos (como el movimiento) explican, des-
criben lo abstracto:
1. El borde de la locura.
2. La construcción del pensamiento.

De lo abstracto a lo abstracto: Una abstracción se utiliza como mo-


delo para construir otra:
1. El precio de su vida.
2. El costo de sus acciones.
3. Delicadeza de espíritu.

De lo concreto a lo concreto: Basado generalmente en la analogía,


este modelo permite construir a partir de un modo de estructu-
ración ya dado y perceptible a los sentidos. Se presentan algunos
casos:
1. De lo natural a lo humano: la palma de la mano/ flora in-
testinal.
2. De lo humano-animal a lo vegetal: diente de ajo/ rabo de
la cebolla.
3. De lo natural a lo social: arterias de la ciudad/ ojos de la jus-
ticia.
4. De lo artificial a lo animal: columna vertebral/ fosa nasal.
5. De lo artificial a lo artificial: las paredes de la caja/ el marco
de la puerta.
6. De lo humano a lo artificial: el brazo del sillón /la cara de la
moneda.

De lo abstracto a lo concreto: Una noción abstracta permite enten-


der la naturaleza o estructura de algo concreto:
1. La naturaleza de un objeto.
2. La verdad de las cosas.

138
La construcción lingüística de la realidad

Estos modelos y sus ejemplos permiten observar, como Turbayne


(1974) afirmó, que se trata de una cuestión de percepción: Una es-
fera de la realidad es el cristal por medio del cual se percibe, se con-
ceptualiza y se habla de otra. Mier Garza (Cueva, 2009) dice acerca
de las esferas de incidencia y propiedades de la lengua:

Es imposible comprender el lenguaje sin tomar en cuenta su inci-


dencia en la construcción de taxonomías, identidades y experiencias
normativas, […] sus distintas estrategias para conjugar patrones cog-
nitivos, afectivos y los alcances pragmáticos de los “distintos juegos
del lenguajes”. (p.35)

Desde la perspectiva de la sociología de la literatura Cross (1986)


indica acerca del uso de expresiones hechas:

Pero existe otra categoría de <<expresiones hechas>>, las que se


constituyen en torno a un esquema que incluye en sí una variable.
El interés que puede ofrecer a la sociocrítica el estudio de dichas va-
riables procede del hecho de que por medio de ellas los diferentes
medios sociales adaptan un esquema lingüístico en función de los
modos de inserción sociales que le son particulares y le dan por ello la
categoría de discurso.
[…] Así estructuras mentales, paisajes y modos de vida se inscri-
ben en los discursos de sujetos colectivos [generación, puestos de
trabajo y oficios, familia, clases sociales, y también colectividades re-
gionales, etc.].6 (p.29-30)

6
Cross (1986) presenta el ejemplo de las diversas expresiones (francesas) que estructuran de
modo diferente el hecho de que una persona no sabe encontrar algo. Cada grupo social
regional usa una en específico:
No encontrar guijarros en el Adour.
No encontrar agua en el Rodado.
No encontrar agua en el mar.
Explica que un español, el cual está más ligado a la vida rural, utiliza para ello la expresión:
“No ver tres en un burro”.

139
La construcción lingüística de la realidad

3. La construcción lingüística de la realidad

En los capítulos II y III de esta investigación se ha podido observar


como la cultura influye en los procesos de percepción y concep-
tualización de la realidad. La construcción lingüística de la realidad
es una construcción simbólica, que como también se ha explicado,
está fuertemente influida por la cultura. Como se vio en el caso de
“árbol”, el atributo de si es femenino o masculino está determina-
do culturalmente y complementa a atributos que se aprecian más
objetivos como sus elementos constitutivos (tener tronco, tener ra-
mas, tener hojas). Esto influirá en si se percibe más fuertemente o
como generador de frutos o como ejemplo de fortaleza.
Está demostrado por la historia, la sociología, la antropología
y la lingüística que la sociedad, la cultura y la lengua cambian. La
realidad social cambia y se modifica la forma en que se percibe, se
conceptúa y se construye simbólicamente (lengua, artes, toda pro-
ducción cultural). En un estado de tiempo 1, el marco ideológico y
cultural aporta atributos, a nivel social, a los conceptos, los cuales
tienen un efecto en la percepción y la construcción lingüística. Es-
tos atributos quedan fijados en el sistema lingüístico, el cual los re-
produce y el sujeto social, en un estado de tiempo 2, los interioriza.
Lo anterior puede ser posible debido a que tanto la percepción,
como la conceptualización y la construcción lingüística operan por
medio de operaciones de clases. Muchas de estas clases poseerán
normas de pertenencia que implican atributos no detectables por
la percepción sino impuestos cultural e ideológicamente. Es decir
los conceptos son, en parte construidos por el sujeto y en parte mo-
delados por el conocimiento social.
Se percibe para formar plantillas de características relevantes.
A partir de ello, se forman esquemas fijos clasificatorios: los con-
ceptos. Los componentes culturales e ideológicos de los conceptos
implican percepción consensuada. Los significados como unidades
culturales orientan hacia aquello que debe ser percibido como rele-

140
La construcción lingüística de la realidad

vante. Tanto los componentes culturales de los conceptos como los


significados de los signos lingüísticos y de otros signos comparti-
dos son unidades culturales. Son evidencia de procesos de clasifica-
ción convencionalizados. Orientan la percepción para detectar las
características de los objetos que son relevantes para clasificarlos y
cada cultura centra su atención en cualidades socialmente valora-
das, ya establecidas.
La morfología de la lengua se encarga de rescatar las distin-
ciones genéricas que son culturalmente relevantes para un grupo
social (masculino, femenino, neutro, animado, inanimado, animal,
objeto, humano). Cada grupo social convencionaliza aquella infor-
mación que se considera remarcable en la sistemática de la comu-
nicación. Los rasgos de significación (que son clases) se almacenan
como atributos en el componente cultural del concepto. Transitan
de la esfera conceptual a la lingüística y viceversa. Por medio de
construcciones lingüísticas se puede llegar a conceptualizar lo que
no se ha percibido por los sentidos. Los conceptos de los compo-
nentes de la realidad reciben una etiqueta lingüística y los atributos
de clase almacenados en el concepto, funcionan como rasgos de
significación en el significado del signo lingüístico.
A lo largo de este capítulo se ha tratado de demostrar y ejem-
plificar como el proceso de construcción lingüística de la realidad
está estrechamente vinculado con la concepción que se tiene de la
misma. También se ha tratado de clarificar la función que la cultura
desempeña en dicho fenómeno. Se ha tratado así mismo de conti-
nuar argumentando el destacado papel que juega la capacidad de
clasificar y de operar con clases para que la información que pro-
viene de la percepción pueda ser conceptualizada y reconstruida
lingüísticamente.

141
Conclusiones

A lo largo del trabajo implicado por esta investigación se ha llegado


a las siguientes conclusiones:
Cuando se percibe se forman plantillas de características o atri-
butos relevantes. A partir de ello, se forman esquemas fijos clasifi-
catorios: los conceptos. Los componentes culturales e ideológicos
de los conceptos implican percepción consensuada. Los significa-
dos como unidades culturales orientan hacia aquello que debe ser
percibido como relevante. Tanto los componentes culturales de los
conceptos como los significados de los signos lingüísticos y de otros
signos compartidos son unidades culturales. Son evidencia de pro-
cesos de clasificación convencionalizados. Orientan la percepción
para detectar las características de los objetos que son relevantes
para clasificarlos y cada cultura centra su atención en cualidades
socialmente relevantes, ya establecidas.
También se encontró que la morfología de la lengua se encar-
ga de rescatar las distinciones genéricas que son culturalmente
relevantes para un grupo social (masculino, femenino, neutro, ani-
mado, inanimado, animal, objeto, humano, etc.). Cada grupo social
convencionaliza aquella información que se considera remarcable
en la sistemática de la comunicación.
En la esfera de la semántica se concluyó que los rasgos de sig-
nificación (que son clases) se almacenan como atributos en el com-
ponente cultural del concepto. Transitan de la esfera conceptual a
la lingüística y viceversa. Por medio de construcciones lingüísticas
se puede llegar a conceptualizar lo que no se ha percibido por los
sentidos. Los conceptos de los componentes de la realidad reciben

143
La construcción lingüística de la realidad

una etiqueta lingüística y los atributos de clase almacenados en el


concepto (en el componente cultural –principalmente–), funcionan
como rasgos de significación en el significado del signo lingüístico.
Las construcciones lingüísticas sirven para heredar, a futuras gene-
raciones, formas específicas de concepción.
Debido a lo anterior, la complejidad o simplicidad (según se
mire) del proceso que permite que la información almacenada en
el sistema conceptual se construya de manera lingüística (sintácti-
camente, semánticamente, morfológicamente) es enorme, pues se
realiza a partir de operaciones de clases.
Los resultados de la entrevista demuestran que el concepto que
se tiene de un x elemento de la realidad implica atributos empíricos,
ideológicos y culturales, lo cual da sustento al modelo de concepto
propuesto por la autora de este trabajo en el capítulo III. Dichos re-
sultados también arrojaron que el conocimiento compartido que se
manifiesta de forma consciente por el hablante es mucho más redu-
cido de lo que se esperaba. En ello no se percibe algo negativo, por
el contrario arroja como evidencia que los lingüistas y antropólogos
tendemos a complejizar la constitución de los significados, sin dar-
nos cuenta de que la mayoría de las veces lo compartido es reducido
y básico, pero fundamental y suficiente para cohesionar un grupo
social y dotarlo de una identidad lingüística y cultural (en general).
Se ratifica en esta investigación, la afirmación hecha por Lakoff
y Johnson acerca de que hay conceptos que sirven como modelo
para generar otros, es decir que los conceptos están relacionados
en forma de red. Esto se confirma a partir de que las expresiones
lingüísticas manifiestan implicación de clases y de que los procesos
y modelos de construcción lingüística (capítulo V) son posibles gra-
cias a la relación analógica entre conceptos.
Se confirmaron las hipótesis de este trabajo de investigación:
La capacidad natural de clasificar y de realizar operaciones entre las
clases son el mecanismo por medio del cual el ser humano puede
dar origen a un sistema lingüístico que permite explicar la realidad.

144
Conclusiones

La información perceptual, conceptual y lingüística se organiza por


medio de categorías. Al manejar el mismo formato de información y
el mismo mecanismo de procesamiento (operaciones de clases), los
tres procesos trabajan en conjunto para dar origen a una construc-
ción (o reconstrucción) de la realidad por medio de un constructo
colectivo e histórico como lo es el sistema lingüístico. Se comprobó
también que la cultura influye y se codifica en la información mane-
jada por los tres procesos estudiados.
Las propuestas antecedentes revisadas sobre la forma en que
el lenguaje opera de forma lógica como la de Espejo (1990) y la de
Piaget y García (1997) resultaron más elaboradas y complicadas
que la respuesta a la interrogante hallada por esta investigación:
la clasificación y las operaciones de clases son las dos procesos bá-
sicos mediante los cuales se da origen a la construcción lingüística
en sus niveles morfológico, sintáctico y semántico, lo que trae a la
mente la reflexión del filósofo estagirita:
Según Aristóteles, cuanto más simples y manifiestas son las co-
sas que se investigan, tanto mayor es el obstáculo que enfrenta en
su contemplación el intelecto. Pues, metafóricamente tal como se
ven afectados los ojos de los murciélagos frente a la luz del sol, así
padece el intelecto del alma frente a las cosas por naturaleza más
evidentes (phanerôtata) de todas. (Araiza, 2009, p.143)
La respuesta a la interrogante resultó ser más simple que las
propuestas revisadas pero no por ello más sencilla de entender y de
explicar.
Finalmente, y a pesar de que la investigación pueda resumirse
en un simple esquema o cuadro, se considera importante señalar
que fue un reto sumergirse en la amplia variedad de ciencias y dis-
ciplinas implicadas por esta investigación.
A continuación, en la siguiente página, se presenta un cuadro
que pretende resumir, de manera muy sintética y esquemática la
forma en que se relacionan los niveles perceptual, conceptual y lin-
güístico, asociados a las operaciones de clases:

145
La construcción lingüística de la realidad

Lengua, Concepción y Realidad

NIVEL LINGÜÍSTICO Signos Nivel morfológico


El sujeto no cons- Significado (convencional) (Estructura del signo lingüís-
truye clases, se las tico)
da la comunidad MORFEMAS (Unidades de signifi- Nivel semántico
lingüística. cado: lexema, gramema, morfemas (Rasgos de significación)
derivativos) Nivel sintáctico
(enunciados, sintagmas)
Construcciones Significante
lingüísticas como (convencional-etiqueta)
metáforas, analogías. (Los tres operan a partir de
Los morfemas están asociados a operaciones de clase)
modelos de atributos (compartidos o
diferenciados) influidos por normas
culturales (de clasificación y percep- Las clases de palabras repre-
ción). sentan las clases en las que se
categorizó la realidad.

↑ CONCEPTO ↑
NIVEL Atributos ↑
CONCEPTUAL
Empíricos Ideológicos CULTU- El sujeto organiza las clases
Se forman redes RALES y efectúa operaciones entre
conceptuales. ellas.

Existen modelos Operaciones entre conjun-


conceptuales. tos-clases.

Las ideas de las cosas La realidad es abstraída en un


se forman por opera- número finito de clases.
ciones de clase.

REALIDAD ↑ ↑
NIVEL PERCEPTUAL ATRIBUTOS Componentes de la realidad
(ONTOLÓGICO)
Esfera de percepción Seres reales/ cualidades objetivas/ Relaciones ontológicas
sensorial e relaciones entre entes/ circunstancias
Intelectual reales/ acciones y estados de los entes. El ser existe (por ello es deno-
(realidad externa) _________________________ minado con un sustantivo).
Esfera ideal Seres materiales, ideales y abstractos
(de la imaginación) El ser posee atributos objeti-
vos y atributos culturalizados
(que servirán para clasificarlo).

146
Conclusiones

Además, cabe aclarar que existe conciencia de que las propuestas


presentadas hasta el momento en este trabajo no agotan el am-
plio fenómeno que se trabaja en esta tesis. Sin embargo, se con-
sidera que pueden constituir la base de una teoría que, desde la
perspectiva de la antropología lingüística y cognitiva, fundamente
la hipótesis de que la percepción, la concepción y la construcción
lingüística de la realidad se influyen entre sí y son influidas a su vez
por la cultura, lo cual es la finalidad principal de esta investigación.

147
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152
Anexo

Cómo la gente define la cebolla


Resumen de respuestas a cuestionario

Edad: 22 años.
Sexo: Masculino.
Ocupación: Estudiante.
Escolaridad: Técnico en música de 3er semestre.
Respuesta: Alimento con muchos nutrientes, pero con mal
sabor y por lo tanto debemos consumir.
Vegetal blanco con capas, seco, con sabor muy fuerte y de
forma ovoide.

Edad: 22 años.
Sexo: Masculino.
Ocupación: Estudiante.
Escolaridad: Licenciatura.
Respuesta: Una verdura, un vegetal color blanco verdoso
con muchas capas, de olor oloroso con un sabor muy fuerte.
Edad: 22 años.

153
La construcción lingüística de la realidad

Sexo: femenino.
Ocupación: Secretaria.
Escolaridad: Licenciatura.
Respuesta: Un vegetal que crece bajo de la tierra de color
blanco con una forma redonda, con un tallo largo verde y
lo blanco, está rodeado de muchas capas, de olor y sabor
muy fuerte que cuando la picas te hace llorar.

Edad: 13 años.
Sexo: Femenino.
Ocupación: Estudiante.
Escolaridad: Secundaria.
Respuesta: Es un vegetal el cual no es dañino, tiene una
sustancia que te hace llorar, su sabor es un poco peculiar ya
que es fuerte y se utiliza en algunas comidas.

Edad: 28 años.
Sexo: Masculino.
Ocupación: Vendedor de abarrotes.
Escolaridad: Preparatoria.
Respuesta: Un producto, una verdura que le da sabor a las
comidas.

Edad: 50 años.
Sexo: Masculino.
Ocupación: Cambace.
Escolaridad: Segundo de primaria.
Respuesta: Verdura alimenticia, energética, saborizante y
muy rica.

Edad: 32 años.
Sexo: Masculino.
Ocupación: Sin empleo.

154
Anexos

Escolaridad: Segundo de secundaria.


Respuesta: Blanca, cáscara aparentemente transparente,
deja mal aliento.

Edad: 33 años.
Sexo: Masculino.
Ocupación: Operador.
Escolaridad: Preparatoria.
Respuesta: Fuerte en olor, rica, irritante.

Edad: 45 años.
Sexo: Masculino.
Ocupación: Veterinario.
Escolaridad: Licenciatura.
Respuesta: Una verdura, lisa y blanca.

Edad: 83 años.
Sexo: Masculino.
Ocupación: Jubilado.
Escolaridad: 4° de primaria.
Respuesta: No pudo responder.

Edad: 33 años.
Sexo: Femenino.
Ocupación: Ama de casa.
Escolaridad: Licenciatura.
Respuesta: Una legumbre que utilizas como condimento.

Edad: 60 años.
Sexo: Masculino.
Ocupación: Vendedor en una vinatería.
Escolaridad: Primaria.
Respuesta: Una verdura.

155
La construcción lingüística de la realidad

Edad: 11 años.
Sexo: Masculino.
Ocupación: Estudiante.
Escolaridad: Primaria.
Respuesta: Una verdura.

Edad: 53 años.
Sexo: Femenino.
Ocupación: Vendedora de abarrotes.
Escolaridad: Primaria.
Respuesta: Una parte de los alimentos, es el número 3 de
las comidas, sin ellas no tiene sabor.

Edad: 57 años.
Sexo: Femenino.
Ocupación: Ayuda a vender en la tienda.
Escolaridad: Primaria.
Respuesta: Pos es un alimento.

Edad: 38 años.
Sexo: Femenino.
Ocupación: Ama de casa.
Escolaridad: Secundaria.
Respuesta: Un alimento, es indispensable para la sazón o
sabor de la comida, he oído decir que tiene propiedades.

Edad: 33 años.
Sexo: Masculino.
Ocupación: Empleado en una fábrica.
Escolaridad: Licenciatura.
Respuesta: Como algo que no me gusta, porque comiendo
cebolla todo te sabe igual.

156
Anexos

Edad: 28 años.
Sexo: Femenino.
Ocupación: Ama de casa.
Escolaridad: Secundaria.
Respuesta: Es un producto, muy fuerte en su concentración
y en su sabor que hace llorar y también es muy rico en su
sabor.

Edad: 19 años.
Sexo: Masculino.
Ocupación: Supervisor de cobranza.
Escolaridad: Preparatoria.
Respuesta: Una verdura con sabor algo picante.

Edad: 15 años.
Sexo: Femenino.
Ocupación: Estudiante.
Escolaridad: Bachillerato general por competencias.
Respuesta: Redonda, blanca y olorosa, también hay
moradas.

Edad: 15 años.
Sexo: Masculino.
Ocupación: Estudiante.
Escolaridad: Preparatoria.
Respuesta: Un tubérculo, una verdura.

Edad: 56 años.
Sexo: Femenino.
Ocupación: vive en casa.
Escolaridad: Secundaria por el INEA.
Respuesta: Cebolla es blanca con su rabo verde, sale jugosa
o enchilosa, seca o baja, puede ser medicinal.

157
La construcción lingüística de la realidad

Edad: 21 años.
Sexo: Masculino.
Ocupación: Estudiante.
Escolaridad: Ingeniero industrial.
Respuesta: Es una verdura, blanca con rabo verde.

Edad: 71 años.
Sexo: Masculino.
Ocupación: Pensionado.
Escolaridad: Primaria y 1 año de contador.
Respuesta: Un alimento que le pone a lo que sea, carne, lo
que sea.

Edad: 22 años.
Sexo: Masculino.
Ocupación: Árbitro.
Escolaridad: Preparatoria.
Respuesta: Una bola blanca, para dar sabor a la comida.

Edad: 42 años.
Sexo: Masculino.
Ocupación: Empleado en el Oxxo.
Escolaridad: Primaria sin terminar.
Respuesta: Un alimento.

Edad: 34 años.
Sexo: Femenino.
Ocupación: Trabajadora en una tintorería.
Escolaridad: Secundaria.
Respuesta: Blanca, boluda, enchilosa te hace llorar.

Edad: 47 años.
Sexo: Femenino.

158
Anexos

Ocupación: Maestra de preescolar.


Escolaridad: Normal básica y 2 años de licenciatura.
Respuesta: Es un vegetal que sirve de condimento y como
ingrediente.

Edad: 16 años.
Sexo: Femenino.
Ocupación: Estudiante.
Escolaridad: Preparatoria.
Respuesta: Es una verdura blanca redonda y sabe feo, con
muchas capas.

Edad: 16 años.
Sexo: Femenino.
Ocupación: Estudiante.
Escolaridad: Preparatoria.
Respuesta: Redonda, blanca, como ácida amarga, es una
verdura, de olor muy fuerte, te hace llorar.

Edad: 19 años.
Sexo: Femenino.
Ocupación: Estudiante.
Escolaridad: Arquitectura.
Respuesta: Amarga, vegetal con muchas capas, sirve para
cocinar, es medicinal, le da un buen sazón a la comida y te
hace llorar.

Edad: 32 años.
Sexo: Masculino.
Ocupación: Contador público.
Escolaridad: Profesional, licenciatura.
Respuesta: Una bola blanca.

159
La construcción lingüística de la realidad

Edad: 50 años.
Sexo: Femenino.
Ocupación: Ama de casa.
Escolaridad: Preparatoria.
Respuesta: le duele mucho los ojos al partirla híjole, buena,
mucha sustancia, ayuda el riñón y no sé que más, elimina
toxinas, yo para todo la ocupo, tiene muy buen sabor la
cebolla.

Edad: 18 años.
Sexo: Masculino.
Ocupación: Estudiante.
Escolaridad: Preparatoria.
Respuesta: Una verdura, blanca con raíces cafés y capas.

Edad: 40 años.
Sexo: Femenino.
Ocupación: Secretaria del supremo tribunal.
Escolaridad: Licenciatura.
Respuesta: Pues blanca, olorienta, nutritiva.

Edad: 42 años.
Sexo: Masculino.
Ocupación: trabajador en una papelería.
Escolaridad: Preparatoria.
Respuesta: Es una verdura blanca, que da mal aliento si te la
comes, cuando picas cebolla lloras.
Edad: 80 años.
Sexo: Masculino
Ocupación: Jubilado, trabajó en una estética.
Escolaridad: 4° de primaria, Escuela superior en Música
piano y órgano.
Respuesta: Es una verdura blanca, aromática y picosona.

160
Anexos

Edad: 28 años.
Sexo: Femenino.
Ocupación: Abogado.
Escolaridad: Licenciatura.
Respuesta: Un tubérculo de color blanco, de sabor amargo
y penetrante.

Edad: 25 años.
Sexo: Masculino.
Ocupación: Supervisor en agencia de personal.
Escolaridad: Licenciatura en ciencias de la comunicación.
Respuesta: Forma elipse, color amarillento, formado por
capas y es utilizado en platillos.

Edad: 28 años.
Sexo: Masculino.
Ocupación: Vigilante en el CODE.
Escolaridad: Secundaria.
Respuesta: Como un alimento nutritivo esencial que se
ocupa a diario.

Edad: 24 años.
Sexo: Masculino.
Ocupación: Chofer de trailer.
Escolaridad: Secundaria.
Respuesta: Algo lindo pero con mal aliento, me imagino
que muy nutritiva.
Edad: 13 años.
Sexo: Femenino.
Ocupación: Estudiante.
Escolaridad: Secundaria.
Respuesta: Un tubérculo, una verdura y tiene muchas
capas.

161
La construcción lingüística de la realidad

Edad: 19 años.
Sexo: Femenino.
Ocupación: Estudiante y clavadista.
Escolaridad: Licenciatura en Derecho.
Respuesta: Es una verdura blanca con capas que proviene
de la tierra, tiene muchos beneficios para la salud.

Edad: 15 años, originario de San Francisco.


Sexo: Masculino.
Ocupación: Clavadista.
Escolaridad: Secundaria.
Respuesta: Un vegetal que se usa en muchos diferentes
platillos, tiene un sabor muy fuerte.

Edad: 22 años.
Sexo: Masculino.
Ocupación: Trabajador en la sede de los panamericanos.
Escolaridad: Secundaria.
Respuesta: Blanca, redonda, fuerte y rica.

Edad: 48 años.
Sexo: Femenino.
Ocupación: Comerciante.
Escolaridad: Técnico profesional.
Respuesta: Una raíz blanca, que sirve para condimentar y
dar sabor a los alimentos.
Edad: 44 años.
Sexo: Femenino.
Ocupación: Empleada en una secundaria.
Escolaridad: Licenciada en educación preescolar.
Respuesta: Un alimento muy vitamínico con muchas
propiedades curativas.

162
Anexos

Edad: 22 años.
Sexo: Masculino.
Ocupación: Azulejero, obrero, estudiante.
Escolaridad: licenciatura.
Respuesta: Un objeto blanco, semicírculo, no me late como
huele, con capas.

Edad: 55 años.
Sexo: Masculino.
Ocupación: Taquero.
Escolaridad: Primaria.
Respuesta: Un producto para alimento, verdura sana, no
te produce enfermedades, no te crea grasa, no te crea
enfermedad.

Edad: 25 años.
Sexo: Femenino.
Ocupación: Estudiante.
Escolaridad: Licenciada en mercadotecnia.
Respuesta: Algo de mal olor, irritante y muy fuerte.

Organización de datos por color:


• Producto: Negro.
• Objeto: Fucsia con letras blancas.
• Verdura: Azul marino.
• Vegetal: Turquesa.
• Tubérculo: Púrpura.
• Alimento: Verde.
• Mención como ingrediente o condimento: Gris claro.
• Descripción de sabor: Rojo.
• Descripción de color: Verde opaco.
• Mención como saborizante: Verde azulado con letras
blancas.

163
La construcción lingüística de la realidad

• Descripción de forma: Café.


• Descripción de olor: Fucsia.
• Mención de propiedades nutritivas: Amarillo.
• Opinión personal: Gris oscuro o sin color.

164
La construcción lingüística de la realidad
se terminó de imprimir en el mes de
octubre en PROCESOS FINALES PARA LAS ARTES
GRÁFICAS, Hospital 1011, Col. Sagrada Familia,
Guadalajara, Jalisco.

Tiraje: 250 ejemplares

Corrección: Raúl Ramírez García


Diagramación y diseño de portada: Gabriela P. Campos Jiménez
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Carmina Alejandra García Serrano

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