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EPÍLOGO

El periodo estudiado en este libro es el de 1983–1985. Sin embargo, Contadora siguió existiendo hasta finales de 1989. Resulta sorprendente que durara todo ese tiempo a pesar de sus diferencias internas, las presiones externas y la fatiga de una larga y penosa negociación. Aún así, la verdad es que Contadora no pudo lograr su propósito. La paz en Centroamérica se logró después de su desaparición.

Para México, Contadora desaparece con el fin del mandato presidencial de Miguel de la Madrid el primero de diciembre de 1988. El presidente siguiente, Carlos Salinas, no se interesó en ella. Este había anunciado desde que era candidato, ante la Comisión de Asuntos Internacionales de su propio partido, que la suya no sería una política exterior activa. En el lenguaje político mexicano esto quería decir que México se abstendría de participar en la política centroamericana. Ya para entonces se tenía la impresión, en algunos círculos políticos, de que México había comprado “pleitos ajenos” entrometiéndose en los conflictos de Centroamérica. Esta visión cobró mayor importancia poco después, en junio de 1990, con las negociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte. En efecto, el gobierno de Salinas se esmeró porque ningún asunto fuera a contaminar las negociaciones comerciales.

Otro hecho importante es que los gobiernos centroamericanos, a excepción de Nicaragua, se fueron cansando de la propia Contadora. Por ejemplo, el presidente Monge de Costa Rica llegó a declarar lo siguiente: “En nombre de los pueblos de América Central reclamo que se nos deje solos para lograr la paz. La consigna es: Centroamérica para los centroamericanos”.136 Obviamente, la declaración de Monge reflejaba la opinión de importantes sectores, tanto de Costa Rica como de otrospaíses centroamericanos menos Nicaragua. En efecto, el gobierno revolucionario sandinista necesitaba de Contadora para su supervivencia. Quizá ésta fue la razón principal para que Contadora siguiera existiendo con posterioridad a la declaración de Monge, que equivalía a correr de la región a los cuatro gobiernos coaligados para la gestión de la paz.

Sin embargo, el hecho más importante en relación con la extinción del conflicto en Centroamérica fue el fin de la guerra fría, de la confrontación Este-Oeste. El fin de la guerra fría comienza el año de 1989, con la caída del muro de Berlín. A partir de ese hecho se va a precipitar una serie de sucesos que cambiaron el mundo: el desmembramiento del bloque de países socialistas; el abandono por parte de la Unión Soviética del socialismo y su adopción de la economía de mercado y de la democracia liberal; su propia desintegración como Unión Soviética; la retirada de la ahora Rusia de la carrera nuclear y de la confrontación política con Estados Unidos, o sea, el fin de la guerra fría, y finalmente el encumbramiento de Estados Unidos como la potencia suprema.

A partir de entonces, o tal vez desde antes, una Rusia debilitada, abandonada por sus antiguos aliados, difícilmente podía confrontar a Estados Unidos en el mundo. Pero más importante aún es que ya no tenía interés ni razón para confrontarlo, pues había abandonado el socialismo y se había convertido al capitalismo y adoptado la democracia liberal. Por ello, abandonó sus compromisos en el exterior basados en el “principio de solidaridad internacional con el socialismo y los pueblos oprimidos por el imperialismo”.

Ante esta situación, el gobierno sandinista y los movimientos revolucionarios de El Salvador y Guatemala fueron cediendo a las presiones de Estados Unidos y los otros países centroamericanos.

En 1986, los mandatarios centroamericanos se reunieron en Esquipulas, Guatemala, aunque sin resultados concretos más allá de una declaración conjunta importante que concluía que la solución de los conflictos no provendría de un mero desenlace militar, sino de procesos políticos de negociación y reconciliación.137

Fue en realidad el liderazgo asumido por Oscar Arias, presidente de Costa Rica, lo que le impregnó dinamismo a este esfuerzo de los propios países centroamericanos por encontrar la paz conjuntamente. Ello le hizo merecedor al Premio Nobel de la Paz, que le fue atribuido el 13 de octubre de 1987.

Bajo el liderazgo de Arias se celebra en 1987 una segunda cumbre de Centroamérica: Esquipulas II. En ella se aprueba el documento “Acuerdos para la paz firme y duradera”, en donde se establecieron las bases para la reconciliación en los países con conflictos armados.

La tercera cumbre, celebrada en Alajuela, Costa Rica, revisó el cumplimiento de los acuerdos contraídos en Esquipulas II y se discutió también la concertación de un alto al fuego y una amnistía general.

A pesar de ello, Contadora siguió existiendo y prestando auxilio al proceso de paz, pues en ocasiones la discusión se empantanaba, sobre todo en materia de verificación, cuyas tareas las habían asumido las propias partes en conflicto.

En la cuarta cumbre, celebrada en Costa del Sol, El Salvador, se obtienen ya resultados concretos: el presidente de Nicaragua se compro­mete a iniciar un proceso de democratización y reconciliación en su país.

La quinta cumbre, celebrada en Tela, Honduras, convino que los “contras” nicaragüenses depusieran las armas en un plazo de 120 días y que, mediante el diálogo, se procediera a la desmovilización de la guerrilla salvadoreña del Frente Farabundo Martí.

La sexta cumbre se celebra en Coronado, Costa Rica, ya en 1989. Aquí lo más destacado fue el apoyo otorgado por el Frente Farabundo Martí al cese de hostilidades.

Mientras tanto, un hecho importante ocurre en relación con Contadora: la exclusión de Panamá del grupo, en 1989. Esto se debió a que ese año la Asamblea Legislativa de ese país depuso al presidente de la República por haber intentado dar de baja al general Antonio Noriega, comandante de las fuerzas armadas, cuanto éste fue acusado por un juez norteamericano de tener nexos con el narcotráfico.

La séptima cumbre, celebrada en Montelimar, Nicaragua, en 1990, ratifica el proceso democrático en Nicaragua. Daniel Ortega acepta el veredicto popular.

La octava y novena cumbres, celebradas en Guatemala y Costa Rica, reafirman el compromiso de continuar cumpliendo los acuerdos de paz.

Después de la novena cumbre continuaron otras y se llegó hasta la decimoséptima. En la décima cumbre, Panamá anunció su incorporación plena a Centroamérica. En el resto se trataron asuntos de integración económica y de desarrollo sustentable. Sin embargo, la paz de la región ya se había logrado y sólo faltaba Guatemala para completarla.

En 1996, el gobierno guatemalteco entró en la fase final de las negociaciones con la Unión Nacional Revolucionaria Guatemalteca (UNRG), negociaciones que pondrían fin a la larga guerra de 36años. Era necesario, todavía, fortalecer el pacto de gobernabilidad y la vigencia de la ley. Pero esto vendría con el tiempo.

Lo más importante, sin embargo, se había logrado: la paz, aunque las negociaciones ya no habían sido de tú a tú, sino resultado, en gran parte, de los cambios políticos ocurridos a escala mundial y del triunfo de Estados Unidos en la guerra fría. La “diplomacia coercitiva” logró imponerse finalmente.

“La última gran confrontación de la guerra fría, se puede decir con justicia, se dio en Centroamérica y fue allí, en el escenario de ese drama, donde se vio por última vez caer el telón"138

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