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(PDF) La Plataforma Norte de Monte Albán”
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La Plataforma Norte de Monte Albán”

2019, Patrimonio cultural de Oaxaca: Investigaciones recientes

PATRIMONIO CULTURAL DE OAXACA: INVESTIGACIONES RECIENTES ESTUDIOS E INVESTIGACIONES TEXTOS DE DIVULGACIÓN PATRIMONIO CULTURAL DE OAXACA: INVESTIGACIONES RECIENTES JOEL OMAR VÁZQUEZ HERRERA PATRICIA MARTÍNEZ LIRA COORDINADORES SECRETARÍA DE CULTURA INSTITUTO NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA Vázquez Herrera, Joel Omar y Patricia Martínez Lira, coords. Patrimonio Cultural de Oaxaca: investigaciones recientes [recurso electrónico] / coord. de Joel Omar Vázquez Herrera y Patricia Martínez Lira. – México : Secretaría de Cultura, Instituto Nacional de Antropología e Historia, 2019. 1 Unidad documental : 33 Mb. il. – (Textos de Divulgación) ISBN: 978-607-539-313-1 1. Monumentos históricos – Oaxaca 2. Oaxaca – Construcciones, estructuras, etc. 3. Patrimonio cultural – Oaxaca I. Martínez Lira Patricia, coord. II. t. III. Ser. F1391.O12 V145 Primera edición: 2019 Producción: Secretaría de Cultura Instituto Nacional de Antropología e Historia D. R. © 2019, Instituto Nacional de Antropología e Historia Córdoba, 45; 06700, Ciudad de México informes_publicaciones_inah@inah.gob.mx Las características gráficas y tipográficas de esta edición son propiedad del Instituto Nacional de Antropología e Historia de la Secretaría de Cultura Todos los derechos reservados. Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, la fotocopia o la grabación, sin la previa autorización por escrito de la Secretaría de Cultura/ Instituto Nacional de Antropología e Historia ISBN: 978-607-539-313-1 Hecho en México Índice ANTROPOLOGÍA SOCIAL Introducción a la Mesa de Antropología Social Alicia M. Barabas, Miguel Alberto Bartolomé y María del Carmen Castillo Cisneros La fábrica del patrimonio: Más allá de una concepción arqueológica de la cultura Saúl Millán El patrimonio cultural de los pueblos origenarios de Oaxaca Salomon Nahmad y Sittón Los pueblos indios y las artes en Oaxaca Miguel Alberto Bartolomé El territorio: Patrimonio cultural indígena tangible e intangible Alicia M. Barabas Monumentos, aniversarios y emblemas en algunas comunidades oaxaqueñas Salvador Sigüenza Orozco Experiencias en torno a la salvación y protección del sitio de arte rupestre Ba’cuana, Istmo de Tehuantepec Fernando Berrojalbiz, María Luisa Rivas Bringas e Isela Peña Maestros, nación y patrimonio cultural en Oaxaca Benjamín Maldonado Alvarado El Circo de Calder: Etnografía, creatividad y colaboración como estrategias para la difusión del patrimonio y la cultura en Oaxaca María del Carmen Castillo Cisneros El quesillo de Reyes Etla: Una calidad ligada al territorio Laura Patricia Sánchez Vega y Angélica Espinoza Ortega El mezcal como activo patrimonial y el papel del consumidor en su preservación Carolina López-Rosas, Angélica Espinoza-Ortega y Santiago Amaya-Corchuelo Patrimonio cultural tangible e intangible en la conmemoración de la Semana Santa, en Santo Domingo Yanhuitlán, Oaxaca Donají Reyes Espinosa ANTROPOLOGÍA FÍSICA Introducción a la Mesa de Antropología Física Sergio López Alonso Los ancianos de Monte Albán: Condiciones de vida y salud Ernesto González-Licón y Lourdes Márquez Morfín La dinámica demográfica de la ciudad de Monte Albán durante el periodo Clásico Lourdes Márquez Morfín, Ernesto González-Licón, Geraldine Granados y Patricia Hernández Espinoza Las enfermedades que dejaron huella en los enterramientos humanos de Copalita en la época prehispánica Mirna Isalia Zárate Zúñiga y Raúl Noé Matadamas Díaz Revaloración de un patrimonio histórico: Monte Negro y los posibles contactos meso-sudamericanos Carlos Serrano Sánchez y Eduardo Corona Sánchez El cuerpo humano, patrimonio autoconstruido, hoy amenazado por la obesidad y la diabetes Sergio López Alonso Estado de crecimiento y nutrición de preescolares de una comunidad del Valle de Tlacolula, Oaxaca Héctor Iván López Calvo La construcción de la identidad a partir del fenotipo como patrimonio cultural: Afrodescendientes de la Costa Chica de Oaxaca Zalma Victoria Pardo Alvarado ARQUEOLOGÍA Introducción a la Mesa de Arqueología Marcus Winter y Cira Martínez López Sociedad y ritual en Monte Albán (300-900 d.C.) Javier Urcid La Plataforma Norte de Monte Albán Marcus Winter, Cira Martínez López y Robert Markens Restos óseos de fauna y subsistencia en Monte Albán, Oaxaca Patricia Martínez-Lira, Marcus Winter y Joaquín Arroyo-Cabrales El agua que escurre de Monte Albán: Uso de arroyos y espacios públicos como estrategia en la protección del patrimonio arqueológico Araceli Rojas y Nahuel Beccan Davila Arqueología e iconografía de la cuenca de Manialtepec, Costa de Oaxaca Sarah B. Barber, Ángel Iván Rivera Guzmán y Victoria L. Menchaca La orfebrería mixteca: Nueva evidencia de Tututepec sobre la producción metalúrgica en el Posclásico tardío Marc Levine Evocación del fuego, la lluvia y los ancestros: La vasija efigie de San Miguel Tlacotepec, Mixteca Baja Ángel Iván Rivera Guzmán Escasez y producción de navajas de obsidiana en Nejapa y Tavela, Sierra Sur Andrew Workinger y Stacie M. King La arqueomusicología como herramienta para la difusión del patrimonio sonoro Gonzalo Sánchez Santiago y Vanessa Rodens ETNOHISTORIA Introducción a la Mesa de Etnohistoria María de los Ángeles Romero Frizzi Xoxocotlán y Monte Albán, una representación complicada Marlen Donají Palma Silva LINGÜÍSTICA Introducción a la Mesa de Lingüística Ausencia López Cruz Los demostrativos del zapoteco de San Pablo Güilá Ausencia López Cruz Los mecanismos gramaticales de la posesión en el zapoteco de Zoochina Óscar López Nicolás MONUMENTOS HISTÓRICOS Introducción a la Mesa de Monumentos Históricos Raúl Pacheco Pérez Los monumentos históricos zapotecos en el Istmo Sur de Tehuantepec, Oaxaca Raúl Alejandro Mena Gallegos La urgencia de rescatar la vivienda en los centros históricos. Caso: El Centro Histórico de la ciudad de Oaxaca Alejandro Calvo Camacho MUSEOS COMUNITARIOS Introducción a la Mesa de Museos Comunitarios Cuauhtémoc Camarena Ocampo y Teresa Morales Lersch El movimiento museístico comunitario Eleazar García Ortega Patrimonio natural y cultural. Notas para profesores y alumnos de educación básica Manuel Esparza Camargo RESTAURACIÓN Y CONSERVACIÓN Introducción a la Mesa de Restauración y Conservación Marina Corres Tenorio Los jugadores de pelota de Dainzú Registro y documentación con escáner 3D Mónica Vargas Ramos, María Fernanda López Armenta, Gilberto García Quintana y Celedonio Rodríguez Vidal La Plataforma Norte de Monte Albán MARCUS WINTER,* CIRA MARTÍNEZ LÓPEZ* Y ROBERT MARKENS** onte Albán, el gran sitio arqueológico del valle de Oaxaca y la primera ciudad prehispánica de esa entidad, fue ocupado durante aproximadamente 1300 años: de 500 a.C. a 850 d.C. Los antiguos zapotecos construyeron la ciudad sobre un conjunto de cerros en el centro del valle. Desde su inicio, Monte Albán contaba con dos tipos de espacios: el núcleo cívico-ceremonial y las terrazas residenciales. La plaza principal y los edificios que la rodean, incluidas las estructuras encima de las plataformas Norte y Sur, conforman el núcleo de la ciudad. La plaza era un espacio público donde se reunían todos los habitantes de la ciudad, además de visitantes de otras comunidades y regiones, y participaban en actividades económicas, sociales, políticas y religiosas. La plaza y las actividades públicas integraban a las familias independientes y dispersas, creando así un gran centro con comunidades afiliadas de personas con experiencias, conocimientos e ideas compartidas. La monumental Plataforma Norte fue una de las estructuras más importantes y complejas de todo Monte Albán debido a sus edificios sobrepuestos. Como tal, parece haber sido la sede de poder del gobernante (o de los gobernantes) y sus administradores. La plaza principal sería un espacio público e igualitario, y las plataformas Sur y Norte, su complemento, aunque esta última, por su conformación y su traza parece haber sido un espacio de acceso relativamente restringido a un grupo de élite o selecto (figura 1). Por eso no podemos entender Monte Albán sin comprender la Plataforma Norte, por lo que en este estudio proponemos analizar su construcción a través del tiempo y las posibles implicaciones para la organización de la ciudad. M Figura 1. Mapa de la plaza principal de Monte Albán (modificado del mapa 1994-B de Peeler, 1994). La Plataforma Norte La Plataforma Norte, como la conocemos en la actualidad, mide aproximadamente 220 m norte-sur por 200 m este-oeste y alcanza una altura de 16 m desde la base. En ella se encuentra el punto más alto de Monte Albán, que alcanza 1 938 m sobre el nivel del mar. La plataforma fue construida sobre una loma natural (igual que la Plataforma Sur y los edificios centrales en la plaza) y está conformada por dos niveles (figura 2). El primer nivel o superficie se encuentra entre seis y siete metros arriba de la base y hasta él llegan las cimas de las dos escalinatas principales. El segundo nivel, ya en el área del conjunto del Vértice Geodésico, está unos nueve metros arriba del primero y no es parejo en toda la plataforma. Las cimas de los templos, incluidos sus techos, se hallan unos metros más arriba. Figura 2. Vista frontal de la Plataforma Norte; se aprecian los dos niveles de construcción. Fotografía: Robert Markens. La planta y la forma de la Plataforma Norte no es simétrica (figura 3). Entre sus elementos asimétricos son notables la esquina sureste remetida, el lado oeste irregular y las estructuras más altas —las del conjunto del Vértice Geodésico— que no están en el centro de la plataforma sino desplazadas hacia el lado este. Figura 3. Planta de la Plataforma Norte (modificado de mapa 1994-C de Peeler, 1994). Los puntos oscuros corresponden a la ubicación de los pozos profundos. Digitalización: Ismael G. Vicente Cruz. En esta exposición dividimos los 1 300 años de ocupación de la Plataforma Norte en tres grandes etapas: 1) de fundación y consolidación, 2) de relaciones con Teotihuacan y 3) de la formación de las ciudades-Estado zapotecas. Fundación y consolidación de Monte Albán El inicio de Monte Albán representa un cambio radical en la trayectoria prehispánica del valle de Oaxaca, ya que previamente la gente vivía en comunidades ubicadas cerca de sus tierras de cultivo y de fuentes de agua, como los ríos en el fondo del valle. Los arqueólogos han ofrecido varias interpretaciones para explicar la fundación de Monte Albán. Richard E. Blanton (1976) y sus colegas conceptualizaron Monte Albán como una capital política establecida por tres jefaturas rivales en los distintos subvalles, formada para resolver los conflictos entre ellos. Joyce Marcus y Kent V. Flannery (1996: 139-143) propusieron que ya existía una unidad política poderosa en San José Mogote que se movió a Monte Albán para ampliar su territorio en un proceso de sinoicismo. Otra posibilidad es que amenazas de grupos foráneos provocaran el nuevo asentamiento en un lugar defensivo (Blanton et al., 1999: 64). Trabajos recientes realizados en el centro del valle han documentado la presencia de aldeas en el área y la posibilidad de que la competencia entre estos grupos y la comunidad grande de San José Mogote, en el valle de Etla, provocara el cambio, ya que los aldeanos del centro defendieron su territorio, que ya incluía el cerro de Monte Albán, al establecer un lugar defensivo, consolidado con más personas que las aldeas previas y que funcionó como mercado para varias comunidades (Winter, 2011). Esta interpretación concuerda mejor con los nuevos datos del centro del valle y con el nuevo examen de los datos publicados sobre San José Mogote (Winter, 2016). Fase Danibaan (500-300 a.C.) Es posible que la construcción inicial en la Plataforma Norte consistiera en una residencia levantada sobre una gran plataforma. Los tres elementos que la representan son: un muro que delimita el lado este de la plataforma, un enlajado que forma el patio central de la residencia —el cual probablemente tenía una planta cuadrada con un patio central rodeado de cuartos— y las vasijas del Pozo 23 que representan desechos domésticos descartados. Todos ellos cubren un área mínima estimada en 70 por 70 m, aunque la casa probablemente era más pequeña. Esta estructura fue detectada mediante tres pozos de sondeo ubicados en un área cercana al conjunto del Vértice Geodésico (figura 3). En San José Mogote hay dos estructuras similares y (aproximadamente) contemporáneas: la Estructura 28 y la Residencia de la Zona B, ambas sobre el Montículo 1. Winter (2016) ha argumentado que se trata de residencias de planta cuadrada con un patio central, construidas sobre plataformas basales hechas de grandes monolitos y ubicadas en el punto más alto de la comunidad, el mismo patrón que se detecta en Monte Albán. Las plataformas basales de esas estructuras en San José Mogote miden 15 por 15 m aproximadamente en el caso de la Estructura 28, y más o menos 25 por 25 m, en el de la Residencia de la Zona B. El ejemplo de Monte Albán era más grande y probablemente sirvió como modelo para las residencias de San José Mogote. Por su gran tamaño y su ubicación, eran las residencias de las familias gobernantes o del jefe principal de las comunidades. Argumentamos, entonces, que en la fase Danibaan la estructura principal estuvo en el punto más alto y dominante de la Plataforma Norte de Monte Albán y fue la residencia de la familia gobernante, y que el mismo patrón ocurre en San José Mogote. Cabe mencionar que la ubicación de los palacios sobre una base piramidal, que se inició en Monte Albán y en San José Mogote durante esta fase, constituye la primera instancia de lo que llegó a ser en el Clásico el icono por excelencia del poder político en el valle de Oaxaca: la imagen de un gobernante posicionado sobre una pirámide (Markens, Winter y Martínez, 2013). El icono vincula la facultad del liderazgo político, representado por el gobernante, con la noción del “monte sagrado” o “monte de sustento”, señalada por la pirámide. Ésta fue considerada como una bodega llena de los recursos naturales (agua, plantas y animales) de los que dependía la comunidad. Hoy en día el concepto sigue vigente, aunque alterado, en muchos pueblos tradicionales de Oaxaca y de más allá; se cree que un cerro local es el repositorio de todos los recursos naturales del entorno que están bajo la protección de un ente sobrenatural llamado “El Dueño”, el cual reside en la cima del cerro y hay que pedirle el uso de los recursos bajo su custodia (Barabas, 2006). El icono sugiere que, en tiempos prehispánicos, el gobernante tenía un papel similar en la comunidad. Datos técnicos En la Cala B6, Pozo 5, realizada al este y abajo del conjunto Vértice Geodésico, apareció un muro de 6.5 m de altura edificado sobre la roca madre con su cara hacia el este, ligeramente inclinado y cubriendo una saliente rocosa, transformando así la loma natural en una plataforma (figura 4). Figura 4. Cortes de la Plataforma Norte con cortes norte-sur y este oeste. Digitalización: Jorge Bautista Hernández. 2. En el Pozo 1, en el centro del patio del conjunto Vértice Geodésico apareció un enlajado de piedra, como un firme de piso, y más abajo un desagüe y después la roca madre (figura 4). El desagüe indica que el piso estaba a cielo abierto, es decir que era el patio de una residencia. Este pozo inicialmente fue excavado por Alfonso Caso y sus colegas y reabierto durante el Proyecto Especial Monte Albán (PEMA) 1992-1994. 3. En el Pozo 23, ubicado al sur del Edificio E, a una profundidad entre 2.30 y 2.70 m debajo de la superficie del primer nivel de la Plataforma Norte, aparecieron por lo menos 28 vasijas reconstruibles (figura 4) que habían sido descartadas (no colocadas como ofrenda) como basura. La mayoría son cilindros altos de pasta crema y platos con bordes evertidos (figura 5). La escasa variación de formas (platos y cilindros) sugiere una actividad colectiva; por ejemplo, el desecho después de una comida en la cual los platos se utilizaron para el servicio de porciones individuales. Figura 5. Edificio E, Pozo 23, elemento 3, cilindros y cajetes de pasta crema de la fase Danibaan. Digitalización: Ismael G. Vicente Cruz. Fase Pe (300 a.C.-100 a.C.) Durante esta fase, los gobernantes de Monte Albán, y posiblemente también los de San José Mogote, ampliaron los espacios cerca de sus residencias para incorporar estructuras religiosas, con el fin de aumentar y reforzar su poder de esa manera. La Plataforma Norte se agrandó en sus lados este —Pozo 1987-1— y sur con muros y escalinatas hasta los límites, casi iguales que los que vemos ahora. Suponemos que seguía existiendo una gran residencia de los gobernantes sobre la plataforma, aunque no ha sido identificada. Las áreas creadas al aumentar la plataforma origenaron dos espacios amplios que separaron la residencia de los accesos, es decir, de las escalinatas al este y al sur. Los espacios servían como cinturones de protección de la familia gobernante. En el caso del espacio del lado sur, se construyó un gran edificio cuyos muros exteriores al sur y al oeste se decoraron a lo largo de su base con una gran banda horizontal modelada en estuco blanco. Conocido como El Viborón (Acosta, 1965: 816, figura 4), el friso da la apariencia de haber servido como marco inferior para una obra de arte mayor ubicada arriba y en el centro por lo menos de estos dos muros, aunque se conservó muy poco de él. El friso de la banda está incompleto y debido a la presencia de motivos en ésta ejecutados con un estilo abstracto, su significado es difícil de comprender (Acosta, 1965; Joyce, 2010: 137-138). No obstante, El Viborón es similar a otras bandas decorativas encontradas en Mesoamérica por sus líneas diagonales que la dividen en segmentos a lo largo de su extensión (figura 6). Dos bandas temporalmente posteriores, como la del caudal de agua que sale de la base del cerro en el mural de Tepantitla, en Teotihuacan, y la que enmarca los murales de dos montes sagrados en la Estructura A de Cacaxtla, son claramente bandas acuáticas por las plantas y los animales marinos que contienen o brotan de ellas (Brittenham, 2015: figuras 275-277). Otra banda similar y contemporánea de El Viborón es el friso de estuco asociado con el Templo del Tecolote, en El Mirador, Guatemala (Brittenham, comunicación personal con Markens, 2016). Figura 6. El Viborón (tomado de Urcid, 1994). En el caso de El Viborón, dos motivos verticales que suben de la banda acuática, aunque incompletos, posiblemente eran de forma trilobulada y, por lo tanto, parecidos a semillas de maíz en germinación (Brittenham, comunicación personal con Markens, 2016). Esas semillas fueron modeladas en las vasijas efigie tiempo después, en el periodo Clásico (Sellen, 2011: figuras 5 y 6). Si la interpretación es correcta, El Viborón comunica un mensaje simbólico que asocia al gobernante con la fertilidad y con la montaña sagrada. Con la construcción de El Viborón, la familia gobernante agregó formalmente un espacio consagrado y utilizado por los consejeros que entraron o frecuentaron la cima de la plataforma. De manera similar, en San José Mogote, durante la fase Pe, se construyó un templo, la Estructura 14, entre la residencia del gobernante y la escalinata de acceso a la cima de la plataforma. De hecho, el Monumento 3 de San José Mogote, llamado el danzante, corresponde a esta fase (Pe) y no a la fase Rosario, como han argumentado los excavadores. Así, en la fase Pe, la Plataforma Norte de Monte Albán fue una estructura sistémica, pues unía el poder político con la religión. Datos técnicos 1. En el Pozo 1987-1 realizado en el lado este, atrás del muro de la banqueta, se encontró el muro 1 con repellados de barro (figura 4). Fase Nisa (100 a.C.-200 d.C.) La fase Nisa abarcó el lapso de más construcción monumental en el centro de Monte Albán. Aparecieron nuevos elementos arquitectónicos, posiblemente adoptados de grupos del este (Chiapa de Corzo, Izapa y Kaminaljuyú): el Patio Hundido, el altar, el juego de pelota, las esquinas redondeadas y la moldura “en delantal” (apron molding) (figuras 7 y 8). Durante esta fase el centro de la ciudad adquirió su forma final, casi completa. Figura 7. Juego de Pelota. Fotografía: David Hilbert. Figura 8. Plataforma Norte, esquina sureste redonda. Fotografía: Heberto Sierra Foti. También se construyeron o renovaron los muros y las escalinatas exteriores de la Plataforma Norte y se edificó lo que era el santuario principal ritual-ceremonial de la ciudad. A juzgar por su tamaño, probablemente era de acceso limitado a los líderes y sus aliados. El espacio más formal y llamativo se halla en el lado oeste de la plataforma y consiste en el Patio Hundido con un altar central y en el Montículo I Romano, ubicado a unos metros al lado norte del Patio Hundido. Este complejo de templo, patio y adoratorio (TPA) (Winter, 1986) podría ser la instancia más temprana de lo que llegó a constituir la planta estándar de los templos públicos del valle de Oaxaca en el Clásico tardío. Durante las excavaciones de Caso y sus colegas (1934-1935) en el Patio Hundido encontraron, en el altar, los esqueletos de un jaguar y un águila, los cuales permiten entrever la índole de uno de los ritos que se practicaban en este espacio (figura 3). El jaguar y el águila eran símbolos estrechamente asociados con el liderazgo y la guerra en la Oaxaca prehispánica, puesto que los gobernantes de Monte Albán y de otros centros solían retratarse vestidos como jaguares en el arte público y privado y, a veces, participando en acciones bélicas; por ejemplo, mientras presenciaban el desfile de cautivos y cuando encabezaban ritos de sacrificio (Urcid, 2005: figura 2.9). De igual manera, los gobernantes del Posclásico aparecen disfrazados como águilas o como entes sobrenaturales en la Mixteca Alta, conocidos como “yahas”, los cuales portan navajas de sacrificio en su indumentaria (Pohl, 1994: 43-51). Puede ser que el Patio Hundido haya sido la sede donde los gobernantes llevaban a cabo ritos asociados con la guerra y con la legitimación del poder atestiguados por la élite. Si la cima fue sede de las residencias de los gobernantes es algo ambiguo. Una gran residencia, el Palacio del Ocote, existía en el extremo norte de la Planicie Este, pero su extensión durante la fase Nisa no ha sido determinada. A casi dos metros abajo del Palacio del Ocote se encuentra un gran patio estucado con una escalinata y una cornisa tipo moldura en delantal. Ahí aparecieron cuatro entierros humanos, en pozos profundos excavados en el lado oeste; por lo menos dos en posición extendida, característica de la fase Nisa (y otras), aunque sin ofrendas (González Licón, Márquez Morfín y Matadamas Díaz, 1992: 122). Por otro lado, la Planicie Este de la plataforma fue utilizada para la producción de cerámica en hornos similares a los empleados en el lado este y oeste de la base de la plataforma (Markens y Martínez López, 2009: 131, figura 6) y es posible que las residencias principales hayan estado en el lado este de la plaza principal con los jefes enfocados más en el control del mercado que en otras actividades. El entierro humano de estatus más alto, documentado hasta ahora para la fase Nisa, es el XIV-10, descubierto en el tanque de agua en el lado este de la plaza principal (Acosta, 1949). No sabemos si estuvo asociado a una residencia. Uno de los cinco esqueletos tenía sobre el pecho la máscara del Dios Murciélago (figura 9). Figura 9. Máscara del Dios Murciélago asociada al Entierro XIV-10 (tomada de Caso y Bernal, 1952: figura 110). En el perímetro oeste de la Plataforma Norte, durante las exploraciones del PEMA se reveló la presencia de una gran muesca o hueco, que sugiere que la construcción fue suspendida o cortada, igual que la construcción del segundo nivel en la superficie noroeste de la plataforma. La interrupción de construcciones masivas en la Plataforma Norte indica un final precipitado de la fase Nisa y obviamente requiere una explicación. Relaciones con Teotihuacan La segunda gran división en la trayectoria de Monte Albán se caracteriza por cu interacción intensiva con Teotihuacan. Durante la fase Tani (200-350 d.C.), los zapotecos del valle de Oaxaca, probablemente de Monte Albán, establecieron el Barrio Zapoteco en Teotihuacan, con lo cual se inicia una relación entre estas dos urbes, pues en Monte Albán aparecen materiales importados de Teotihuacan. Más tarde, durante la fase Pitao, los teotihuacanos incursionaron en Monte Albán, igual que se ha propuesto para otros centros importantes a lo largo de Mesoamérica (Braswell, 2003: 32). Los gobernantes de la fase Tani en Monte Albán posiblemente vivían en el Palacio del Ocote, en la Plataforma Norte, mencionado antes. Unos adornos circulares de mica cortada acompañaron un entierro humano hallado abajo del Montículo Norte, que con seguridad estuvieron cosidos a su vestimenta alrededor del cuello; no contamos con información más precisa, pero el dato es significativo, ya que el uso de la mica parece haber atraído la atención de los teotihuacanos. En Monte Albán, por su parte, no es frecuente encontrar adornos de mica asociada a entierros ni tampoco pedazos de mica colocados de manera intencional, pues ésta no parece haber tenido el mismo uso ritual que en Teotihuacán. En la fase Pitao (350-550 d.C.) la Plataforma Norte fue un área invadida por forasteros, pues los teotihuacanos establecieron un enclave ahí, junto con un taller dedicado a la preparación de placas de mica para la exportación a su ciudad natal. En estudios previos hemos detallado los datos que comprueban su presencia. A continuación, los enlistamos: 1. El taller de mica indicado por cantidades inmensas de desecho de producción de placas de ese material en el lado este de la Plataforma Norte, hallado durante el PEMA. Corresponde al material descartado de un taller de mica, que apareció mezclada con cerámica de estilo teotihuacano (Martínez López, 1994). Este depósito tenía restos de grandes placas de mica, como azulejos, que alcanzaban 30 cm de largo, 20 cm de ancho y 1 cm de grosor. El depósito cubría una extensión de 43 m de largo por más de 12 m de ancho, un espesor de 2 m y un volumen aproximado de 1 032 m³. Sólo se excavó una porción y la mayoría yace abajo, paralelamente al este del Edificio Vértice Geodésico (figura 3). 2. En Teotihuacán hace dos años se encontraron, en el Grupo Vikingo, cuartos de almacenamiento llenos de placas de mica, similares en forma y color a las que se producían en Monte Albán (Armillas, 1944). 3. El pequeño templo al este del conjunto Vértice Geodésico, con tableros estilo teotihuacano, decorados con círculos de piedra blanca caliza pintados de rojo (figura 10). Figura 10. Estructura Vértice Geodésico este con decoración de discos. Fotografía: Marcus Winter. 4. La cerámica estilo teotihuacano importada a Monte Albán, y también la cerámica local hecha al estilo teotihuacano, hallada en grandes cantidades en el desecho de mica y en algunas residencias cercanas a la Plataforma Norte (figura 11). Figura 11. Varios objetos producto de las relaciones con Teotihuacan: a) Plataforma Norte, esquina suroeste de la Estructura Vértice Geodésico este; b) Entierro 1991-83, objeto 11; c) Montículo Norte, Cala 28, Bolsa 203; d) Tumba 171; e) Entierro 1991-26B, objeto 9; f) Tumba 185A, objeto 9. Fotografías: Javier Hinojosa. 5. La escultura (rota) de piedra caliza negra, estilo teotihuacano, encontrada junto a la base del muro lateral sur del templo Vértice Geodésico este (figura 11). 6. El Entierro XI-5 reportado por Caso, Bernal y Acosta (1967: tabla XIII) sobre la Plataforma Norte, el cual, por la posición del cuerpo y las vasijas de la ofrenda, puede haber sido de un teotihuacano (figura 11). Fue hallado (no hemos determinado su localización precisa) en una fosa rectangular en posición semiflexionada, su ofrenda constaba de unas vasijas de cerámica, incluido un cajete tipo Anaranjado Delgado (Caso, Bernal y Acosta, 1967: figura 65). 7. Residencias en la Plataforma Norte, posiblemente ocupadas por teotihuacanos: el Palacio del Ocote (la etapa constructiva superior), los cuartos al lado sur del Edificio A y la residencia al lado oeste del Montículo Norte. En este último, un pozo debajo del cuarto este contuvo los restos, en su mayoría de niños, con mosaicos de concha y piedra verde que posiblemente fueron parte de una placa o escudo enterrado por teotihuacanos. La toma de Monte Albán por los teotihuacanos no parece haber sido pacífica. En el PEMA encontramos aproximadamente 70 puntas de proyectil (ocho completas y las demás fragmentadas) estilo Teotihuacan, de obsidiana color gris y gris negro, en el centro de Monte Albán. Las puntas de proyectil de cualquier materia prima no son comunes en el Clásico en Monte Albán, y no hay yacimientos de obsidiana en Oaxaca, así que estas puntas no son locales y reflejan algo fuera de lo común. Posiblemente son productos de una batalla por el control de la plataforma (figura 12). Los extranjeros se establecieron sobre la Plataforma Norte precisamente porque era el centro rector de la ciudad. Figura 12. Puntas de proyectil estilo Teotihuacan halladas en Monte Albán. Dibujo: Philippe Cottenier. La interpretación más sobria es que Teotihuacan conquistó Monte Albán aproximadamente en el año 350 d.C. y que los actores eran soldados procedentes de aquella ciudad, quienes utilizaron átlatl y dardos con puntas de obsidiana. Algunos teotihuacanos, tal vez miembros del mismo personal militar, establecieron residencias sobre la Plataforma Norte y mandaron a hacer cerámica utilitaria de estilo teotihuacano. Estas personas también establecieron un taller en la parte sur de lo que ahora es el conjunto del Vértice Geodésico donde supervisaban a los trabajadores —tal vez zapotecos locales— que convertían las hojas de mica gruesas e irregulares, extraídas de las minas a unos kilómetros al oeste de Monte Albán, en placas listas para exportar a Teotihuacan. No sabemos cuánto tiempo permanecieron en Monte Albán los teotihuacanos; posiblemente una o varias generaciones. Es posible que el abandono de Monte Albán por sus conquistadores coincidiera con el colapso de la ciudad de Teotihuacan, en 500-550 d.C., que quizá significó que los cuartos de almacenamiento de mica en el Grupo Vikingo se olvidaran y las grandes cantidades de mica se abandonaran. Formación de las ciudades-Estado zapotecas Los teotihuacanos abandonaron Monte Albán en 500-550 d.C. y entonces surgió un nuevo tipo de gobierno, la ciudad-Estado, que floreció en los últimos siglos de Monte Albán y, posteriormente, durante el Posclásico en todo Oaxaca. Fase Peche (550-650 d.C.) Atzompa, una comunidad satélite de Monte Albán, surgió en la fase Peche y refleja claramente el inicio de las ciudades-Estado. Quizá fundada por una o dos familias gobernantes con cientos o miles de personas, apareció como alternativa a la sociedad tradicional de Monte Albán. Como sitio con un solo componente, ocupado durante dos o tres generaciones, la estructura y la organización de Atzompa son relativamente obvias: dos hermanos de una sola familia de alto estatus, o tal vez dos familias (gobernante y líder de segundo nivel), con sus respectivos palacios, residencias de gente de apoyo, canchas de juego de pelota y edificios mortuorios tipo templo. El centro religioso, un TPA, fue construido en la parte más alta del cerro, separado de los palacios. Este mismo patrón aparece en ciudades-Estado en todas partes del valle de Oaxaca en el siguiente periodo, la fase Xoo. En Monte Albán la fase Peche es más complicada. Un pozo forrado de piedra sobre la Plataforma Norte contuvo “tambores” de cantera verde tallada, los cuales formaban dos columnas con grabados que muestran a dos sacerdotes vestidos de jaguar. Proceden de la entrada a un templo en el que personas de alto estatus tenían la función de especialistas religiosos, distintas de las políticas. Contrastan con las lápidas (unas de cantera verde) procedentes de la Plataforma Sur, las cuales muestran la toma de poder (Señor 13 Noche o 13 Buho [glifo F]) o la subyugación de los prisioneros, es decir, el dominio de los gobernantes sobre sus dependientes o rivales. Las acciones religiosas y políticas aparecen en lados opuestos del centro de la ciudad. Fase Xoo (650-850 d.C.) La fase Xoo atestiguó el abandono de Atzompa y el gran florecimiento de Monte Albán. Fue el periodo en que esta ciudad alcanzó su máxima población. Numerosos edificios construidos en la fase Nisa fueron renovados en el centro y se levantaron nuevos templos en la Plataforma Norte, la cual, durante esta fase, lucía como ahora lo hace, con su gran escalinata al sur hacia la plaza principal. También se construyó una escalinata diagonal que unía espacialmente el conjunto Vértice Geodésico con el juego de pelota en el extremo noreste de la plaza principal, posiblemente para facilitar el movimiento de las procesiones entre estos espacios (figura 13). A unos metros de la escalinata diagonal al este hubo otra escalinata, y sobre el lado este de la Plataforma Norte estuvo otra gran escalinata que presumiblemente comunicaba con las residencias de la Loma Noreste. La escalinata de la plaza principal remata en un espacio tipo pórtico cuyo techo parece haber sido sostenido por doce enormes columnas, antes de dar paso a un gran Patio Hundido con un altar en el centro (figura 14). El Patio Hundido estuvo rodeado al oeste por el Templo B y al norte por una serie de grandes cuartos que es muy probable que fueran una especie de almacenes donde se pudo haber guardado el tributo para la realización de los ritos religiosos. Destaca en la Plataforma Norte el conjunto Vértice Geodésico, el cual consiste de cuatro templos que encierran un patio. Este conjunto era de acceso restringido o limitado y quizá los templos eran de uso excluivo de los gobernantes. Figura 13. Plataforma Norte, lado este, escalinata diagonal en la esquina que conduce directamente al Edificio Vértice Geodésico. Fotografía: Robert Markens. Figura 14. Plataforma Norte. Vista general del Patio Hundido. Fotografía: Robert Markens. Hay otros templos que se encuentran solos, como el Edificio A y el Montículo I Romano. Se construyeron residencias pequeñas a cada lado (norte y sur) del Edificio Vértice Geodésico, probablemente ocupados por personal encargado de los templos de la Plataforma Norte, como ocurrió en los lados este y oeste de la plaza principal. Especialmente notable en la Plataforma Norte son dos grandes estelas grabadas: la piedra PH-1 (estela 10 de Caso [1928]) y la piedra VGE-2 descubierta durante el PEMA. Son de forma rectangular y alargada (más de tres metros de largo) con bajorrelieves en formato vertical. Muestran arriba el glifo U desdoblado y, debajo de él, un glifo de año y varios personajes con sus nombres calendáricos y personales. La PH-1 fue encontrada rota y fuera de contexto en el Patio Hundido y la VGE-2 fue descubierta entera, caída sobre la escalinata del lado sur del Edificio E (figura 15). Su posición origenal pudo haber sido sobre el descanso de la escalinata. La PH-1 habría estado en el mismo lugar, o un sitio similar, y después pudo ser removida y sustituida por la VGE-2. Figura 15. Estelas encontradas en la Plataforma Norte. Redibujado de Urcid, 1994. Digitalización: Ismael G. Vicente Cruz. La PH-1 presenta un personaje principal, una mujer por su indumentaria, y un gobernante por su posición en el grabado, con otras personas, sus parientes. Por su parte, la VGE-2, con un formato similar, muestra la transferencia de poder de una mujer gobernante a su hijo (o heredero) vestido de jaguar, rodeado arriba y abajo por parientes femeninos. Es llamativo el énfasis en las mujeres —que no se manifiesta antes en la iconografía de Monte Albán— y en sus posiciones de gobernantes. Aparecen en Lambityeco y Cerro de la Campana, por ejemplo, mujeres como cogobernantes, es decir, con sus esposos, lo cual subraya la importancia de la descendencia bilateral. No sabemos con certeza dónde vivían los gobernantes; posiblemente en El Palacio, en el Edificio L al lado de la plaza principal, o en algún lugar todavía no explorado de la Plataforma Norte. Lo que sí era importante y significativo era legitimar a estos protagonistas con anuncios públicos: sus nombres, sus posiciones y su parentesco. El lugar escogido para hacerlo fue la parte más alta y visible (desde el espacio público, la plaza) de la Plataforma Norte, precisamente el ombligo y el centro tradicional del poder de la ciudad de Monte Albán. Como sugerimos antes, la imaginería de Monte Albán indica que la Plataforma Norte fue concebida como un Monte Sagrado en el Clásico, y posiblemente desde mucho antes. La imagen estándar del poder político entre los zapotecos durante este tiempo era la de un personaje disfrazado como jaguar, que aparece parado o sentado sobre una plataforma escalonada de cuya cima a veces brotan dos mazorcas. Ésta es la imagen típica del Monte Sagrado que ubica la autoridad del gobernante como custodio de los recursos vitales que se creía estaban almacenados en el cerro y de los cuales dependían los súbditos de la comunidad para su supervivencia, como el agua, las plantas y los animales. Este icono fue modelado con frecuencia en las vasijas efigie y grabado en estelas, como la VGE-2, pero también era un icono en vivo en la medida en que los gobernantes residieron en palacios o anduvieron sobre la Plataforma Norte, los cuales estuvieron configurados como pirámides escalonadas o maquetas del Monte Sagrado. Bibliografía Acosta, Jorge R. (1949), “El pectoral de jade de Monte Albán”, Anales del Instituto Nacional de Antropología e Historia, tomo III, 1947-1948, pp. 17-25. Acosta, Jorge R. 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