15-M: Rebeldías en movimiento
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Universidad de Córdoba, CGT
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Universidad de Sevilla
El 15-M es un proceso de protagonismo social (de auto-institucionalidad desde la calle incluso) liderado en primera instancia por jóvenes que, en su mayor parte, han tenido ya un encuentro con los problemas que ocasiona la flexibilidad
laboral y el recorte de derechos sociales. Buscan su protagonismo, por lo que cuestionan también las formas clásicas de
organización, partidarias o sindicales, vecinales o de ONGs. Se encuentran más próximos a quienes ofrecen una crítica en
su seno y alimentan la organización social “desde abajo”.
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EL 15-M SE HA CONVERTIDO EN PARAGUAS DE UNA
OLA GENERAL DE MOVILIZACIÓN.
camiNamos libres,
coN amor, siN miedo,
creaNdo uNa Nueva
realidad
Introducción
La diversidad en el interior del 15-M tiene su reflejo en
posiciones más proclives a construir “otras sociedades”
sobre la base de “otras democracias”; otras que consideran que hay que reformar profundamente lo existente
y reclamar un estado de bienestar fuerte; y finalmente,
quienes se acercaron los días de mayo y junio a expresar
un descontento general, sin que eso suponga un cambio
radical en el sistema. Como indican los zapatistas, es el
encuentro de rebeldes, entre culturas políticas y formas
de entender lo revolucionario y lo reformista, la clave
de otras sociedades, de democracias emergentes, desde
abajo, que no renuncian a conquistas sociales.
Así, las mimbres del 15-M serán claves para entender
los procesos de movilización del futuro, sean protestas,
nuevas formas de organización social o políticas o críticas
en el terreno laboral. Futuro inmediato, no lejano necesariamente, en la medida en que los ajustes neoliberales
sean percibidos como desempleo estructural, panes o
viviendas ausentes, derechos menguados o frustración
con el ordenamiento de una democracia representativa
que se percibe como crecientemente autoritaria. Por ello
es tan pertinente analizar las naturalezas del 15-M, como
hacemos a continuación.
Las naturalezas del 15-M
El 15-M supone una sedimentación de prácticas y discursos que, en nuestro país, podemos rastrear desde
finales de los 90: Las protestas desobedientes en tiempo
de elecciones como en la consulta sobre la deuda externa del 2000 o el 13 de marzo de 2004; toda la crítica
a la llamada globalización desde cumbres alternativas
y foros sociales; el reclaim the streets reconvertido en
toma la plaza; dinámicas de lucha social en clave de
barrios que se revitalizan; las protestas en internet
frente a la Ley Sinde y las comunidades virtuales que las
arroparon e hicieron posible (desde hackers hasta foros
de discusión y encuentro); o las más recientes convocatorias sistemáticas de protestas sobre temas concretos
(V de Vivienda, Malestar, Juventud sin Futuro, etc.) base
primera de la manifestación convocada desde la plataforma Democracia Real Ya.
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LA CARACTERIZACIÓN PRINCIPAL DEL
15-M SERÍA LA DE SER UN ESPACIO DEDICADO A LA CREACIÓN DE BIENES POLÍTICOS:
ESTRUCTURAS DE PARTICIPACIÓN ( REDES DE ÁGORAS FÍSICAS Y VIRTUALES , MOVILIZACIONES , FORMAS POROSAS DE
COORDINACIÓN), CULTURAS Y ACTITUDES POLÍTICAS (CIMENTADAS EN UNA DEMOCRACIA “DESDE ABAJO”) Y MOTIVACIONES
PARA LA ACCIÓN (INDIGNADOS E INDIGNADAS QUE SE RECONOCEN EN UN GRITO DE “¡YA BASTA!”).
Nos habéis quitado
demasiado, ahora lo
queremos todo
lo coNseguimos porque
No sabíamos que era
imposible
Como sus predecesores, el 15-M mantiene y saca lustre
a la “hipersensibilidad frente al poder”. Se trata de una
característica distintiva de los nuevos movimientos globales1, que tienen en la democracia radical su sustrato (horizontalidad, deliberación) y opción de crítica (democracias
desde abajo).
sistema económico, y cómo ambos convierten a la ciudadanía en “mercancías” en manos de políticos y banqueros.
Desde nuestro análisis, la caracterización principal del
15-M sería la de ser un espacio dedicado a la creación de
bienes políticos: estructuras de participación (redes de
ágoras físicas y virtuales, movilizaciones, formas porosas
de coordinación), culturas y actitudes políticas (cimentadas en una democracia “desde abajo”) y motivaciones
para la acción (indignados e indignadas que se reconocen
en un grito de “¡ya basta!”). Entre estas últimas una fuerte crítica (difusa en ocasiones) sobre la democracia y el
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Estos bienes políticos no se adscribirían, por lo general, a una ideología clásica (narrativa cerrada, orientación
hacia un proyecto social establecido), sino a un interés en
construir una nueva cultura política que se retroalimenta
sobre demandas y prácticas específicas en torno (y fuera)
de las coordenadas del actual sistema político.
Existen tres razones que nos explican, por un lado, el éxito
del 15-M en cuanto convocatoria social y, por otro lado, la
necesidad que ha tenido el 15-M de desplazarse a los barrios.
Para entender el fenómeno del 15-M es preciso distinguir
entre factores mundiales y factores propios de nuestro contexto. Entre los factores mundiales (generales) despuntan: el
impulso a una globalización capitalista que precisa formas
autoritarias de gobierno, el cambio de ciclo de movilización
con la emergencia de los nuevos movimientos globales y, en
consonancia con ambos, el despegue de las nuevas tecnologías de la comunicación y de la información (NTIC). Como
colofón coyuntural a esta globalización de la protesta, irrumpe el ciclo de movilizaciones que marca la primavera “árabeafricana”, y que enlaza con el descontento local de este país
con respecto a la clase política, apoyado por el amplio eco
social y mediático con que se siguen dichas “revoluciones”.
su sentido de: búsquedas de cambios en la estructura de
poder (no son sólo temáticos), apoyándose en el paraguas
de la construcción de una democracia “desde abajo” o una
democracia “participativa” desde las instituciones existentes; que problematizan una globalidad de cuestiones
económicas y sociales bajo el anterior paraguas, buscando
una equivalencia de luchas; y que, por inercia diríamos,
se tornan planetarios: internacionalistas y conscientes de
los límites ambientales del plantea Tierra.
Entre los factores de naturaleza ibérica2 (locales) encontramos: una juventud desfavorecida por el contexto económico y
por el estado del bienestar; y, desde una matriz de acción de
protesta propia de este país, el 15-M encuentra su apoyo en
culturas políticas que promueven el hacer local y descentralizado (tradiciones libertarias y anarquistas, nacionalismos periféricos, localismos como referencia de la acción de protesta).
Dado que el afianzamiento de una globalización capitalista precisa de democracias autoritarias para hacerse
reproducible, ¿cómo enfrentarse al creciente autoritarismo que aumenta a su vez las desigualdades y los descontentos en los terrenos laborales y económicos? A nuestro
juicio, a la hora de hacer, las y los manifestantes buscaron nuevas referencias, construyeron nuevas formas de
acción. Aparecieron tres focos de movilización cuyas sinergias desataron el 15-M: DRY, tomaplazas y comunautas.
Ocupando plazas y tecnología
El cambio de siglo sembró el despegue de lo que llamaríamos los nuevos movimientos globales. Globales en
Así, DRY entronca con las bases más estructuradas de
todo el 15-M. Subiendo un poco la media de edad hasta la
treintena y con un mayor recorrido político, estas personas conectan en las grandes urbes con un público, a
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través de asambleas de entre 20 y 100 personas en grandes ciudades. Sería el sector que tiene más asimilado el
desarrollo de protestas organizadas, la orientación hacia
hitos puntuales y el sopesar tiempos de convocatoria y
agendas político-mediáticas como parte de sus propuestas de acción.
El toma la plaza está en el origen de la continuidad
de las manifestaciones del 15 de mayo. A su vez, da a luz
posteriormente al sector barrios. Fue el epicentro catalizador tras la convocatoria de la manifestación del 15
de mayo de 2011. Si bien se entremezclan corrientes y
situaciones vitales, lo cierto es que este espacio ha sido
el punto de partida para jóvenes con una probable experiencia en el mundo de la precariedad (20 a 30 años).
Para muchas y muchos de ellos, este espacio ha sido bien
continuación de protestas previas (frente a Bolonia, V
de Vivienda, desde entornos de autogestión social), bien
un primer baño en una intensísima socialización política
que les ha enganchado a la amplitud de dinámicas que
abre esta “transición” desde las calles. El sector barrios
se ha desarrollado de forma “natural” a partir de la
ampliación de asambleas y de la perspectiva de acerca-
miento de la política a lo cotidiano, más propia de los y
las tomaplazas.
Por su parte, las y los comunautas constituyen las
diversas y porosas redes sociales afincadas en internet
que, de manera estable, han servido para reproducir el
15-M. Más que un espacio con un perfil identitario cerrado, lo que nos encontramos son flujos o espacios de afinidad que se encadenan a través de herramientas que plantean múltiples formas de entrada o de participación. Pensamos en nuevas formas de acción colectiva que aúnan
diferentes maneras y honduras a la hora de vincularse.
Desde Twitter fueron lanzadas etiquetas como #15-M,
#acampadasol, luego #15O y otras muchas que constituyeron señales (internacionales incluso)3 para el encuentro
físico y verbal, proponiendo más una agregación que una
deliberación en torno al 15-M y sus iniciativas. A través de
retransmisiones en directo internet ayudaba a conectar
puntos, nos invitaba a acercarnos, creaba un “nosotros”,
difuso pero motivador. En paralelo, las redes en internet
(webs, listas de correo, Facebook, foros, blogs, wikis y
vídeos en la red, etc.) se unían al uso de teléfonos móviles
para difundir mensajes a gran escala.
FORMAS DE HACER DEL NÚCLEO MÁS PRESENTE Y ESTABLE EN LA REPRODUCCIÓN DEL 15-M DURANTE EL AÑO 2011
EL TRIÁNGULO DE ACCIÓN DEL 15-M
GRUPOS
DE ACCIÓN
Toma
las plazas
Ocupar
las plazas
Tomar los
barrios
DRY
BASES CULTURALES
Y DISCURSOS
ESTRUCTURAS
Y ACCIONES
20 a 30 años,
precarios/as,
que se unen a
activistas en los
barrios (30 a 60
años)
Retomar las calles
Acampadas
Recodificar la
política desde
una participación
directa
Asambleas
descentralizadas
Acciones de presión
y tomar espacios
Crítica de los
efectos de los
ajustes neoliberales
25 a 45 años
Encuentros masivos
para la protesta
Manifestaciones
Crítica del
neoliberalismo y de
las desigualdades
en el sistema
representativo
Coordinación desde
una autonomía
política
Comunautas
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CRÍTICA EN TORNO
A LO ECONÓMICO
Y LABORAL
EDAD Y PERFILES
PREFERENTES
20 a 40 años,
manejo habitual
de nuevas
tecnologías
Libertad, activismo
y expresión a través
de comunidades
virtuales “sin
proximidad” o
cibercomunidades
Redes
internacionales
Nuevas Tecnologías
que comunican y
visibilizan al 15-M
Ágoras, presión
y activismo vía
internet
Crítica del
desempleo y la
precariedad
Critica de la
precariedad y los
monopolios del
conocimiento
NO OBSTANTE, ES EVIDENTE QUE DESDE EL INICIO LAS REIVINDICACIONES Y PROPUESTAS DEL MOVIMIENTO HAN ESTADO
EN LÍNEA CON PETICIONES CLÁSICAS DE LA CLASE OBRERA; CONTROL DE LA BANCA, DERECHO A LA VIVIENDA, PROTECCIÓN
SOCIAL, ETC. SOLO DESDE UNA VISIÓN REDUCCIONISTA Y CIERTAMENTE SECTARIA DE LA CLASE OBRERA PUEDE EXCLUIRSE
COMO TAL A LOS JÓVENES Y MAYORES PROTAGONISTAS DEL
Estos tres perfiles no deben entenderse más que como
un esbozo pues la realidad es mucho más rica y compleja de lo que este cuadro refleja. Además de la múltiple
militancia de muchos activistas (afiliados a un sindicato crítico, participantes en centros sociales de los nuevos movimientos, ciberactivistas ocasionales...) muchos
colectivos y perfiles son difíciles de encuadrar en uno u
otro grupo. Por ejemplo, Juventud sin Futuro puede definirse como una organización estudiantil clásica, con un
discurso izquierdista más identitario y por tanto más afín
a las asambleas, sin embargo es uno de los colectivos promotores del 15-M formado por nativos digitales con una
intensa actividad virtual, lo que lo asemeja más al perfil
de DRY. La entrada al movimiento de las asociaciones de
vecinos se produce a través de las asambleas de barrios,
sin embargo encontramos también a asociaciones vecinales adheridas a la convocatoria inicial, mucho antes de
la articulación territorial del movimiento. La red DRY se
organizará básicamente a través de Internet y movimientos virtuales como #nolesvotes se sumarán a la difusión
y organización de la convocatoria, pero también desde el
inicio de las acampadas estarán presentes los colectivos
hacktivistas ligados a movimientos sociales críticos, como
los hackers del HamLab del Patio Maravillas que darán
apoyo a la acampada de Sol con el laboratorio HackSol o
los desarrolladores de N-1 que pondrán esta red social al
servicio del movimiento. Las fronteras son pues difusas y
los tres instrumentos o focos de acción están marcados
por una “diversidad sinérgica”.
Territorios laborales
El 15-M se centra en la cuestión general de la crítica de
las democracias autoritarias. No obstante, es un discurso que puede situarse al interior de demandas de justicia
social y ha emergido en diversas manifestaciones y en las
15-M.
marchas organizadas en junio de 2011. Pero, ciertamente,
lo laboral y la denuncia del paro y la precariedad no constituyen temas que convocan al 15-M, per se. Sólo cuando
van acompañados de un discurso general de “no somos
mercancías”, “queremos dignidad”. Este asunto estaría
detrás de las dificultades en el 15-M para enganchar con
temas sindicales. En general, incluso los sindicatos críticos o sectores de grandes organizaciones, salvo activistas
a título personal, no suelen tomar parte de la vida diaria
del 15-M. Con respecto al mundo sindical, hay diferencias,
para la mayor parte de activistas del 15-M, en cuanto a
forma de organizarse, memorias y cultura política, visión
del mundo de trabajo y menor compromiso con tareas
cotidianas de defensa de derechos sociales o de mecanismos de presión de tradición obrera, como las huelgas. Y
de ahí la dificultad para confluir en iniciativas que rememoraban la huelga del 29 de septiembre de 2010 o la debilidad de comisiones de marcado enfoque “laboral”4.
El éxito del 15-M se debe en parte a la potencialidad de
las redes virtuales para suplantar los espacios de comunidad tradicionales en los centros de trabajo acorralados
por el posfordismo. Los cambios en la organización del
trabajo industrial y su aplicación al sector terciario han
dado lugar a una mano de obra cada vez más heterogénea
y segmentada.
La acentuada precariedad y temporalidad laboral de la
juventud limita la utilidad del sindicato como herramienta de lucha. Los graves problemas de vivienda dificultan la
relación con el espacio de reproducción cotidiano de las
luchas vecinales clásicas. Solo la Universidad se mantiene como espacio propicio para el activismo juvenil pero
acarrea sus limitaciones tradicionales, como la rotación
debida a la finalización de los estudios. La juventud busca
nuevos espacios de confluencia como los centros sociales urbanos, pero, sobre todo, encuentra en Internet un
ágora de encuentro y participación. Ya el movimiento por
la vivienda demostró la capacidad de la red para conecDOSSIER
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tar a miles de jóvenes que padeciendo el mismo problema
no tenían un espacio de referencia en el que debatir y
enmarcarlo colectivamente para poder dar una respuesta
también colectiva al mismo. Algo similar ha ocurrido con
el 15-M.
Pero el éxito del movimiento se debe también a una
renovación de los discursos e identidades capaces de
aglutinar un descontento disperso en un espacio inclusivo de movilización. Esta renovación, característica de la
cultura posmoderna, no siempre ha sido bien entendida
por la izquierda tradicional y el sindicalismo. El declarado asindicalismo del movimiento 15-M ha sido confundido con un antisindicalismo que el tiempo ha mostrado
inexistente o marginal. La mayoría del movimiento lo
que ha evitado es la identificación con siglas políticas o
sindicales que incidan en las diferencias y, a lo sumo, no
siempre ha sabido distinguir entre la burocracia sindical
pactista y gestionaria y los sindicatos de base, combativos y coherentes con los principios del movimiento. Incluso sabiendo diferenciarlos ha sido difícil la enunciación
pública de una crítica al papel de los sindicatos mayoritarios acompañada de un respeto por el sindicalismo, ya que
el discurso mediático impone unos clarooscuros difíciles
de matizar.
No obstante, es evidente que desde el inicio las reivindicaciones y propuestas del movimiento han estado en
línea con peticiones clásicas de la clase obrera; control de
la banca, derecho a la vivienda, protección social, etc. Solo
desde una visión reduccionista y ciertamente sectaria de
la clase obrera puede excluirse como tal a los jóvenes y
mayores protagonistas del 15-M. Éste es sin duda un movimiento protagonizado por trabajadores, lo que no quiere
decir que se identifique con el histórico movimiento obrero que no es más que una articulación peculiar de la eterna lucha de las clases populares y una parte esencial, pero
no única, de los focos de resistencia. Ya desde los sesenta
movimientos como el feminismo, el ecologismo o el antimilitarismo plantean la diversidad de las luchas y la centralidad política de cuestiones ajenas, aunque relacionadas, al
mundo del trabajo. En el movimiento por la justicia global
se encuentran “tortugas y camioneros”, expresión con la
que Naomi Kleim pretende mostrar la colaboración entre
el obrero y otras figuras militantes como la de los ecologistas. En definitiva, como afirman los zapatistas, “los
rebeldes se buscan” y la identidad obrera no es rechazada
sino que convive con otras muchas, en contraposición a la
unidimensionalidad propia de otras épocas.
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El 15-M ha funcionado más como un espacio de movilización que como un movimiento en sí mismo y pronto ha
acogido en ese espacio común al sector de la militancia
más vinculado con lo laboral. En muchas asambleas se han
creado comisiones laborales y son muchos los sindicalistas que han participado en el movimiento, aunque en
línea con lo acordado lo hicieran a título individual. Las
propias prácticas del 15-M han influido en el entorno del
sindicalismo como muestra el modelo asambleario de la
“marea verde” de profesores de enseñanza secundaria
de Madrid que se ha impuesto al modelo representativo
promovido especialmente por los sindicatos mayoritarios.
Los profesores madrileños, como el 15-M, dejaron de lado
los colores sindicales y las banderas bajo un paraguas
verde mucho más inclusivo.
Desde luego el 15-M se muestra inequívocamente contra el sindicalismo de gestión. A los sindicatos mayoritarios, como a los partidos más votados, se les aplica el lema
de “no nos representan”. Sin embargo el movimiento ha
ido confluyendo con las luchas sindicales en general y
se ha ido acercando al sindicalismo combativo. Podemos
recordar varias protestas sobre temas laborales en las
que el 15-M se ha unido al sindicalismo, como contra la
reforma express de la constitución, la protesta contra la
reforma de la negociación colectiva o la primera respuesta a la reforma laboral. Finalmente en la huelga general
del 29M el movimiento llamó a “tomar la huelga”, confluyendo con el sindicalismo alternativo en los bloques críticos o manifestaciones alternativas y llamó a la huelga de
consumo y de cuidados en línea con la apuesta del sindicalismo combativo.
¿Futuros? Sobre ajustes, deudocracia y otros
descontentos
Los ajustes estructurales están haciendo resurgir contestaciones bajo el paraguas del 15-M, es decir, utilizando
sus formas o sus redes porosas o sus grupos de trabajo o
una amalgama de las anteriores. “Toma la plaza”, “tomemos la calle”, “toma la banca”, “toma el INEM”, etc. son
lemas que reproducen el llamado ADN del 15-M: tomar y
apropiarse de derechos (al menos simbólicamente) como
ejercicio de crítica al 1% que lidera la globalización capitalista frente a un emergente “gobierno de los muchos”.
Las convocatorias frente a la reforma laboral del 19 de
febrero de 2012 estuvieron encabezadas por Comisiones
No podemos apretarNos
el ciNturóN y bajarNos
los paNtaloNes a la vez
EL 15-M HA FUNCIONADO MÁS COMO UN ESPACIO DE
MOVILIZACIÓN QUE COMO UN MOVIMIENTO EN SÍ MISMO
Y PRONTO HA ACOGIDO EN ESE ESPACIO COMÚN AL SECTOR DE LA MILITANCIA MÁS VINCULADO CON LO LABORAL
Obreras y UGT. Pero, entre la asistencia, fue evidente la
adhesión a las manifestaciones por motivos de rechazo
a la reforma más que por espaldarazo a esta canalización
más convencional del descontento. De hecho, miembros
del 15-M acudieron con una pancarta en la que se leía:
“Sindicatos, gracias por venir... tarde”, un lema que refleja la crítica del 15-M hacia la pasividad de cierto sindicalismo a la vez que muestra su apertura a la colaboración.
En Barcelona, por ejemplo, el “Tomemos la calle” supuso
una concurrida convocatoria, aunque menos abultada que
la anterior, de una diversidad propia del 15-M: “indignados”, “yayoflautas”, sindicalismo alternativo, trabajadoras y trabajadores del transporte barcelonés, entre otras.
Destaco aquí la presencia de diversas culturas políticas y
el referido sentido de apropiación política. En la misma
línea, tratando de huir de frentes de siglas, y propiciando encuentros personales y menos protagonizados por
estructuras o proyectos elaborados, la llamada “Marea
Roja” viene convocando a parados, paradas, indignados
e indignadas, sindicalistas y militantes de izquierda más
clásica a acudir los días 9 de cada mes a hacerse eco del
descontento de las personas sin trabajo (remunerado),
concentrándose en barrios y pueblos bajo el lema “Toma
el INEM”. Y precisamente eso hizo una de las asambleas
de barrio del 15-M sevillano al ocupar durante varios días
una oficina del Servicio Andaluz de Empleo (SAE). De la
misma manera, necesidades básicas como el acceso a
una vivienda o a alimentos pueden generar dinámicas de
solidaridad (Stop Desahucios, bancos de alimentos) que
promuevan formas de solidaridad y de protesta muy en la
línea de una “democracia desde abajo”. Incluso pudieran
darse una convergencia de formas, como pueda ser una
“huelga social”, a caballo entre una huelga clásica y otras
formas de expresión y participación “desde abajo”, “desde
lo social”. Los llamamientos el 29M a una “huelga de consumo” y a la “huelga de cuidados” irían en esta línea.
Por último, el “¡queremos decidir!” frente a Deudocracia puede tomar aire en los próximos meses de la mano de
auditorías de deuda y de la demanda de consulta vinculantes ante futuros ajustes estructurales5. Tras diversos
talleres y reuniones, ambas herramientas se consideran
como parte de engranajes democratizadores más amplios,
que sirvan para conocer y poder repudiar socialmente
otras expresiones de la deuda (locales, políticas, sociales,
ecológicas, relativas a desigualdades de género, etc.), permitiendo a la vez auspiciar formas más inclusivas y solidarias de concebir y practicar la democracia. Es decir, transformar la sociedad de “deudora” en “acreedora”, aprovechando el ADN democrático (redes y cultura) del 15-M.
Notas
(1) Para una profundización, ver Ángel Calle, Nuevos Movimientos Globales.
Hacia la radicalidad democrática, Madrid, Editorial Popular, 2005.
(2) Extensible a la situación periférica de España y Portugal (con sus movimientos de indignados) con respecto a las potencias económicas europeas;
y en particular, a la diversidad cultural del Estado español que se conjuga,
a la vez, con una gran diversidad de culturas de protesta, existiendo entre
ellas un importante foco de acentos locales y libertarios.
(3) Llegaron a ser tópicos de tendencia (trending topics) a nivel mundial.
(4) Ver mis artículos publicados en Rojo y Negro: Revisitando el 29-S: El 15 M y
el sindicalismo social y El 15-M: Trabajo y Sindicalismo; disponibles en internet.
(5) Ver el texto Vivir en Deudocracia, publicado por varios autores, Barcelona, Icaria, 2011. También existe un breve desarrollo del concepto y práctica
de auditorías en el artículo referenciado, ¿Deudocracias o Democracias?,
Más información en www.quiendebeaquien.org y www.auditoria15-M.org
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La poesía alegre de l@s indignad@s:
creación de barrio
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Sind. de Transpor tes y Telecomunicaciones de Madr id
y Asamblea Popular Barrio del Salamanca de Madrid
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Sind. de Administración Pública de Madrid
y Asamblea Popular Barrio del Salamanca de Madrid
El 15M es un movimiento recorrido por múltiples afectos que juegan un papel fundamental en
su desarrollo. En este texto trataremos de rescatar de entre aquéllos lo que hemos denominado “ alegría indignada” y mostrar cómo lo no se trata de un elemento baladí sino que de hecho
constituye y alimenta procesos y acciones del movimiento como la desobediencia, el apoyo
mutuo o la puesta en marcha de proyectos alternativos.
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