Lilián Celiberti. El Movimiento Feminista

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El movimiento feminista

y los nuevos espacios


regionales y globales
LILIAN CELIBERTI
Con su ida y vuelta de la utopa al sentido comn para que as las ideas crezcan y los movimientos sean
lo que pretenden ser u hacer su proyecto Para estar
en el movimiento feminista hay que estar tambin
dispuesta a una cierta ambigedad.
(Kirkwood, 1986:216)

Introduccin
Si trazramos una lnea que esquematizara el proceso de
desarrollo del movimiento feminista en Amrica Latina, surgira tal vez un zig-zag, partiendo de lo regional-global hace ms
de veinte aos, con hitos en los Encuentros Feministas de los
aos ochenta y noventa y en las agendas nacionales despus
de la IV Conferencia de Naciones Unidas (Beijing, 1995). Esta
esquematizacin no podra dar cuenta, sin embargo, de la
fluida interaccin de diferentes escenarios que ha caracterizado la propia construccin del movimiento, sus vnculos de solidaridad e identidad, sus diferencias, y el trnsito por mltiples agendas y estrategias. El feminismo es un movimiento
cosmopolita, al decir de Beck, que define y acta en la creacin de nuevos sentidos para la vida humana, que transforma los fundamentos de la familia, las relaciones de gnero, el
amor, la sexualidad y la intimidad (Beck, 2002:16).

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El objetivo de estas notas es presentar algunos de los escenarios actuales donde las corrientes feministas de Amrica
Latina sobre la experiencia acumulada en su accionar de las
ltimas dcadas se han ido convirtiendo en actoras de los
movimientos globales contemporneos.

Por las rutas de las Conferencias mundiales


Si los encuentros feministas latinoamericanos de los aos
ochenta y noventa lograron crear una identidad poltica feminista que coloca en el escenario regional la interpelacin radical a los sistemas de conocimientos y organizacin de la
sociedad, a partir de los aos noventa el debate sobre la construccin de ciudadana y la profundizacin democrtica de los
pases de la regin coloca como eje la relacin del movimiento con los Estados y las estrategias para incidir en los procesos democrticos.
Los feminismos latinoamericanos contaban con un espacio comn de encuentro cada dos o tres aos, redes regionales temticas, mltiples poblaciones y estudios impulsados
por feministas desde los centros de investigacin y la academia (analizados por Valds en este volumen). Las redes lograron visibilizar demandas feministas y han sido importantes
actoras para la articulacin de los movimientos de mujeres, el
reconocimiento de la diversidad, y han contribuido a cuestionar la versin de que ramos todas iguales y el feminismo uno
solo. A su vez, en el proceso hacia Beijing se fueron creando
espacios de confluencia que facilitaron un mayor intercambio
entre las redes temticas, sectoriales y de identidad, pero adems, surgi una nueva manera de organizacin: las coordinaciones nacionales y subregionales, que posibilitaron una
agenda regional que iba ms all de la suma de todas las
agendas y habilitaron una postura comn, un marco poltico
y una estrategia capaz de influir en la agenda global.
Despus de la Conferencia de 1995, la dinmica principal

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de trabajo se traslad a los escenarios nacionales como espacios de verificacin de los posibles avances y logros legislativos, institucionales y polticos, sin abandonar por completo
los espacios de intercambio regionales, a travs de seminarios, publicaciones, encuentros y formacin de nuevas redes.
El campo de accin de los movimientos de mujeres se dirigi
a incidir en la implementacin de los compromisos del Plan de
Accin Mundial (PAM) para el avance de la mujer a nivel de los
estados nacionales.
El juego estratgico entre lo mundial y lo nacional se hace evidente: Los consensos ganados en el escenario pblico
global podran ser utilizados para empujar o emplazar a los
estados a emprender acciones a favor de las mujeres. [] Con
tan apreciable punto de apoyo, el retorno a los contextos nacionales deba augurar una excepcional faena de logros. A los
movimientos de mujeres a escala local les tocaba actuar sobre
(ante?, con?, dentro?, desde?) la institucionalidad estatal,
teniendo bajo el brazo la carta de los acuerdos y los compromisos internacionales. Sin embargo, el desmesurado viraje de
la accin poltica feminista en estrategias centradas en los estados (state-centric strategies) ha acabado por generar algunas
complicaciones (Tamayo, 1998).
En trminos de la agenda, la segunda mitad de los noventa plante una cuestin central: qu lugar deben ocupar los
esfuerzos por institucionalizar las polticas de equidad en contextos de agudizacin de las exclusiones y desigualdades sociales?
Los logros, aun siendo importantes, parecan magros frente a los desafos de incorporar al debate democrtico la equidad de gnero como eje de la construccin democrtica. Cada
uno de los pases y la regin como un todo enfrenta cambios
sustantivos. Las polticas macroeconmicas, los acuerdos comerciales, las dimensiones sociales de la integracin, el impacto de las polticas de ajuste pasan a ser temas ejes de los
debates, seminarios y creacin de nuevas articulaciones. La
propia accin hacia los estados nacionales coloca en la agen-

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da la integracin regional y los pactos institucionales de construccin de los bloques comerciales y de integracin. Parece
demasiado esperar de los estados una retrica de equidad de
gnero cuando los procesos de exclusin social se agudizan y
replantean las relaciones de gnero en un nuevo contexto de
desigualdades mucho ms profundo.
En ese contexto, la lucha por los derechos de las mujeres
requiere una visin estratgica de futuro, en la cual la autonoma de las agendas feministas no estara definida solamente
por la defensa del discurso y el espacio propio, sino tambin
por la articulacin de esa agenda con las dinmicas democrticas de las sociedades, por la construccin de sociedades civiles que contemplen espacios contestatarios y alternativos de
pensamiento y accin, capaces de procesar no slo lo posible
sino lo deseable. (Esta vinculacin de la lucha feminista con
las luchas democrticas nunca dej de ser importante; sin embargo adquiere un nuevo giro en cuanto a dedicacin de esfuerzos organizativos y produccin de conocimientos.
El proceso de desarrollo del movimiento de mujeres y feminista abre un rico espectro de experiencias diferenciadas y
hasta conflictivas. El reconocimiento de la diversidad y de las
mltiples identidades feministas es uno de los temas ms interesantes de este proceso, por sus implicancias tanto tericas
como prcticas para re-pensar los caminos emancipatorios de
la humanidad. Las mujeres negras, las indgenas, las lesbianas
afirman sus identidades y cuestionan la percepcin de una
identidad femenina unificada. En algunos momentos de este
proceso, el punto verdaderamente conflictivo era cmo hablar
y en nombre de quines. Se hizo necesario nombrar, identificar,
reconocer cada especificidad para abrir los espacios a solidaridades y acciones comunes.
Los aos dedicados a monitorear a los estados, a realizar
advocacy* en relacin a diferentes temticas, a ocupar es-

* Nota de traduccin: advocacy significa abogar por causas.

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pacios pblicos y a especializar agendas y propuestas, crearon un bagaje importante de experiencias y debates que colocan al movimiento de mujeres como un movimiento en permanente cambio, con una especial ductilidad para asumir
nuevos desafos, contando con un conjunto de herramientas
articuladas para la presin poltica, la negociacin y el cabildeo.

Articulacin Feminista Marcosur


En septiembre de 2000 se realiz en Montevideo un seminario convocado por el Programa Mujer y Democracia en el
MERCOSUR y organizado por la ONG Cotidiano Mujer. En esta instancia, las participantes1 se proponen la necesidad de
consolidar una corriente feminista surgida de la experiencia
de trabajo conjunto en torno al proceso de la IV Conferencia
hacia la Mujer. Decide llamarse Articulacin Feminista MARCOSUR. Una articulacin que potencie sin ahogar los diferentes intereses y agendas de sus integrantes, los saberes acumulados en esos espacios, y que simultneamente pueda
unificar las voces de sus integrantes para intervenir ms directamente en los debates democrticos de las sociedades e
incrementar el dilogo con otros movimientos sociales. La
AFM se define como una corriente de pensamiento y accin
feminista que quiere incidir polticamente en las relaciones de

1 Equipo de Seguimiento y Propuesta de Polticas Pblicas (ESIPP)


de Argentina, la Articulacin de Mujeres Brasileas (AMB), la Coordinadora de la Mujer de Bolivia, la Coordinacin de Mujeres del Paraguay, la Comisin de Seguimiento de los Compromisos de Beijing
de Uruguay, la Red de educacin popular entre mujeres (REPEM), organizaciones que participaban en el Captulo Latinoamericano de la
Red de Gnero y Comercio, el Flora Tristn de Per y CECIM de Argentina.

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cultura y poder presentes en los procesos de integracin regional y en los grandes debates internacionales.2
Podra haberse llamado Articulacin Feminista MERCOSUR al estar integrada por coordinaciones nacionales de los
pases de la regin y haber definido como un eje central el tema de la integracin. Pero se llama MARCOSUR porque se trata
de definir un marco de articulacin, en el sentido de una
forma de interpretacin basada en una serie de valores compartidos que van ms all de un contexto especfico y de
cualquier frontera, por eso tambin la integran grupos de Per y Bolivia, redes regionales o feministas a ttulo personal. Es
un espacio, un proceso que a medida que avanza, se perfila,
y a veces ms que a una corriente de pensamiento se parece a una sntesis de instituciones.
El debate y la definicin de espacios de actuacin colocan
como eje central la necesidad de incrementar los dilogos e interacciones con otros movimientos sociales en el marco de las
movilizaciones globales por la justicia de los movimientos antiglobalizacin o de globalizacin alternativa, segn las diferentes adscripciones y posturas.
La convocatoria a los movimientos sociales para la realizacin del Primer Foro Social Mundial realizado en la ciudad de
Porto Alegre en enero de 20013 fue uno de los desafos asumi-

2 Documento de la Articulacin Feminista Marcosur, setiembre de


2001.
3 El surgimiento del Foro Social Mundial es relatado por Chico Withaker de esta forma: Se propona realizar otro encuentro, de dimensin mundial y con la participacin de todas las organizaciones que
se venan articulando en las protestas masivas, orientado hacia lo social: el Foro Social Mundial. Este encuentro tendra lugar, para darle
una dimensin simblica al inicio de esta nueva etapa, durante los
mismos das del encuentro de Davos de 2001, pudiendo a partir de
ah repetirse todos los aos, siempre durante los mismos das en que
los grandes del mundo se encontrasen en Davos. Oded Grajew me la
propuso cuando nos encontramos en Francia, en febrero de este ao.

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dos por la recin constituida Articulacin Feminista MARCOSUR para insertarse en el debate global sobre otro mundo posible. La oportunidad de construir un espacio de interaccin
entre diversos movimientos sociales apareca intuitivamente
como un desafo: construir un hbitat, al decir de Virginia Vargas, que expresara las inevitables tensiones internas y externas de los movimientos sociales globales, un hbitat que revela e incluso reproduce rasgos y prcticas ambiguas, cruzadas
por movimientos democratizadores y bolsones de autoritarismo, sexismo o racismo. Un hbitat o espacio que no puede ser
desligado de las dinmicas de poder y de las hegemonas existentes en los pases y entre ellos a nivel global.
La participacin en el primer Foro Social Mundial en
enero de 2001 fue casi un tanteo, un espacio para mostrarnos, para aparecer con nuestras voces y pensamientos. No
se tena muy claro ni el alcance, ni la dinmica que el FSM
adquirira. A su vez, las alianzas entre los diferentes espacios
que formaban la Articulacin Feminista MARCOSUR tambin
se mostraban frgiles y escasamente definidas. A esa primera
convocatoria la AFM llev una serie de talleres acordados
Resolvimos llevarla juntos al director de Le Monde Diplomatique, tambin presidente de ATTAC en Francia, Bernard Cassen, para ver si la
idea sera aceptada fuera de Brasil. Cassen se entusiasm y propuso
que realizramos el Foro en Brasil. []. De regreso en Brasil comenzamos a verificar qu entidades se disponan a aceptar el desafo y
asumir esa enorme tarea. El 28 de febrero se reunieron en San Pablo
representantes de las ocho entidades que firmaron un Acuerdo de
cooperacin para la realizacin del Foro Social Mundial, cuya primera edicin se realiz en Porto Alegre del 25 al 30 de enero de 2001:
ABONG - Asociacin Brasilea de Organizaciones No Gubernamentales, ATTAC - Accin por la Tributacin de las Transacciones Financieras en Apoyo a los Ciudadanos, CBJP - Comisin Brasilea Justicia y
Paz, de la CNBB, CIVES - Asociacin Brasilea de Empresarios por la
Ciudadana, CUT - Central nica de los Trabajadores, IBASE - Instituto Brasileo de Anlisis Socio Econmicos, CJG - Centro de Justicia Global, MST - Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra.
Extractado de: www.forumsocialmundial.org.br

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colectivamente que, adems de las cuestiones sustantivas all


planteadas, pretendan contribuir a la articulacin entre diferentes espacios de organizacin feminista, nacionales, regionales, redes globales, a veces de grupos, otras de personas
que hacen difcil la propia denominacin.

El proceso del Foro Social Mundial y las feministas


La experiencia del primer Foro Social convoc a ms de
15.000 personas y mostr sus potencialidades para colocar
en debate los principales desafos del mundo, e impuls,
frente a sus limitaciones y dificultades, un proceso de debate que contribuy a enriquecer las articulaciones y habilitar
la formulacin de propuestas. Como espacio en construccin,
el FSM est sujeto a interpretaciones y presiones acerca de
su sentido y su futuro. Es un espacio de debate de ideas, propositivo y al mismo tiempo de movilizacin, accin y lucha.
Es un espacio contestatario, que manifiesta inconformismo.
All se juntan los organizados, pero tambin es un espacio
aglutinador de quienes quieren ser parte de este proceso, sin
identidad de organizacin o filiacin ideolgica o partidaria.
El FSM es un espacio democrtico, aglutinador de fuerzas progresivas colectivas e individuales, como dice Sergio
Haddad.4
El principal atractivo para las feministas es ese componente de diversidad de quienes se sienten convocados por el
FSM. Porque es un espacio donde confluyen las protestas
con las esperanzas, y el desasosiego con la construccin de alternativas. Donde estn los del Movimiento Sin Tierra y los
que viven sin techo y sin ventana, los movimientos indgenas

4 Sergio Haddad, integrante del Comit Organizador en representacin de la Asociacin Brasilea de ONG (ABOMG); Evaluaciones
del FSM 2002 en www.forumsocialmundial.org.br.

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y afro descendientes junto a los jvenes y los economistas, los


transexuales y las feministas. Los que dan masajes holsticos
con los acadmicos. Los que luchan contra los productos
transgnicos y los que son transgnero. Hindes, musulmanes, judos, catlicos junto a los sindicalistas y la gente que
promueve el Esperanto como lenguaje universal (Garrido,
2002).
Esta diversidad demostrar, desde el primer momento,
que sus alcances no son fciles de sintetizar, y algo aun ms
importante: que cualquier pretensin de hacerlo conlleva el
riesgo de empobrecimiento y frena su propio desarrollo. El
propio debate pblico organizado entre el Foro de Davos y el
Foro Social Mundial expres de alguna manera estas dificultades.
Para avanzar en la idea de proceso de confluencia, el Comit Organizador propuso la creacin de un Comit Internacional que mundialice el foro y las bases para una Carta de
principios que establezca pautas y fronteras del espacio a
construir. En el mes de junio de 2001 se reuni por primera
vez el Comit Internacional del FSM y se aprob su carta de
principios que ser a su vez el referente de conducta a seguir
por parte de sus participantes. La Carta de Principios establece el marco de pluralidad, diversidad y reconocimiento como eje para multiplicar y ampliar el espacio del FSM. Al considerar que el FSM no es slo un evento sino principalmente
un proceso colectivo de redes, coaliciones, campaas, alianzas y movimientos, coloca en el campo social la esperanza de
construir nuevas culturas polticas. Sin carcter decisorio,
sin mayoras o minoras, se comienza a consolidar un espacio diverso, plural, no gubernamental, no confesional, descentralizado, movimientista y sin ninguna pretensin de representar todas las iniciativas impulsadas por una sociedad
civil global en formacin. Nadie estar autorizado a expresar, en cualquiera de sus encuentros, posiciones que pretendan ser representativas de todos sus participantes. [] El
Foro por lo tanto, no se constituye en una instancia de po-

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der, a ser disputado por los participantes de sus reuniones,


ni pretende constituirse en nica alternativa de articulacin
o accin de las entidades y movimientos que en l participan, se lee en la declaracin de principios, que establece
tambin una frontera para la participacin: no deben participar del Foro representaciones partidarias, ni organizaciones militares.
Estos principios constituyen un marco fundamental para el desarrollo del debate poltico. Sin embargo, en la misma medida en que el Foro crece como espacio simblico, la
tentacin de capitalizar en el sentido ms tradicional del
trmino un movimiento tan vasto se expresa principalmente en debates que adquieren una formulacin organizativa,
pero son en realidad el gran debate poltico del momento actual.
La integracin de la Articulacin Feminista MARCOSUR al
Comit Internacional del FSM introduce tambin una dinmica ms concreta de debate en el interior de la red, tanto en lo
que se refiere al debate poltico especfico como a la dedicacin de esfuerzos en la lnea de construccin del espacio. Como Articulacin Feminista MARCOSUR privilegiamos el FSM
porque es un espacio poltico en por lo menos tres sentidos
que nos son fundamentales: uno de ellos es que queremos
que la agenda feminista (la subversin simblico-cultural, los
derechos sexuales, la equidad) forme parte de la agenda por
la justicia econmica y la profundizacin de la democracia;
otro, es que para lograrlo debemos dar batalla en el interior
mismo del Foro disputando contenidos y siendo subversivas
tambin en l; y por ltimo, porque el Foro es amplificador de
nuestros propios discursos, como lo probamos con la campaa Tu boca, fundamental contra los fundamentalismos que
en Porto Alegre fue acompaada activamente por otros movimientos y redes de mujeres, por jvenes, por sindicalistas, etctera. Y criticada tambin por los que decan que le estbamos haciendo el juego a Bush, que las bocas eran muy
erticas y por lo tanto estbamos usando un smbolo dema-

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siado light (?), o que materiales de esa calidad deba estar financindolos la CIA (Garrido, 2002).5
El Comit Internacional tambin es un escenario de la
disputa de interpretaciones y presiones acerca de su sentido
y su futuro que sealaba Sergio Haddad. Para algunos actores, el Foro Social Mundial es un espacio de confluencia de la
lucha antiglobalizacin donde concertar una agenda de movilizaciones globales; para otros es un espacio plural donde es
posible compartir y articular alternativas democrticas y democratizadoras. Las feministas estamos all para participar
en este debate? Tenemos algo especfico que aportar? En algunas de las discusiones organizativas y polticas nos hemos
expresado contrarias a cualquier iniciativa tendiente a crear
una coalicin internacional que acte en nombre de un amplio y genrico movimiento global, algo as como una Internacional de nuevo signo. Detrs de esta posicin hay una acumulacin de experiencia poltica feminista y una postura
terica que atribuye a un espacio de esta naturaleza la oportunidad para el desarrollo de nuevas culturas polticas que
slo podrn construirse en el dilogo entre los diferentes movimientos. Como dice Candido Grzybowski:6 Estamos frente
a la necesidad de radicalizar la perspectiva de los derechos
humanos de todos los humanos como prioridad fundamental
para dar cuenta de una nueva conciencia de la humanidad.
Romper el divorcio entre economa y sociedad, entre economa
y naturaleza, entre naturaleza y sociedad son tareas centrales
para la construccin de una agenda global promotora de una
ciudadana planetaria. [] La especificidad del Foro Social
Mundial reside exactamente en la capacidad de construir el
espacio de encuentro, dilogo e intercambio entre redes, mo-

5 Un informe de la campaa se encuentra en Articulacin Feminista MARCOSUR, 2002. La campaa continu en el Foro de 2003.
6 Candido Grzybowski, Integrante del Comit Organizador, Director
de la ONG IBASE (Instituto Brasileo de Anlisis Socio Econmicos).

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vimientos, basado en el respeto y fortalecimiento de su propia


diversidad y autonoma.
Ese desafo incluye tambin al movimiento feminista, desperdigado en mil redes y espacios diferentes, con dificultades
para reconocerse a s mismo, como le sucede a todos los movimientos sociales, y que necesita tambin visibilizarse y reconocerse. En algunos de los talleres donde se abordaron los
nuevos retos feministas, se sealaron las dificultades y problemas que an persisten en los espacios de articulacin entre diferentes movimientos. Las feministas siempre han tratado de
influir en la agenda de los movimientos sociales y polticos progresistas para cambiar la perspectiva de estos movimientos.
Sin embargo sabemos que queda un largo camino por recorrer
para que la inclusin de la perspectiva feminista sea una realidad. No queremos que el FSM se convierta en un asunto dominado por los hombres: se necesita liderazgo feminista y la
construccin de alianzas (van Dueren, 2002). Otra participante en el mismo taller seala que las mujeres en trminos
generales, no somos voces presentes en los temas econmicos
ni de finanzas. Entiendo que estos temas se identifican como
masculinos, no slo en trminos de las voces sino tambin de
los contenidos. Es decir que el problema de las ausencias femeninas no se resolver slo con la llegada de ms mujeres a
la discusin de los temas econmicos y de finanzas sino que
tambin es necesario que estos temas sean vistos con perspectiva de gnero (Ana Irma Rivera).
A su vez, hay tambin un claro reconocimiento de la necesidad de pensar alternativas globales:
Creo que ha llegado el momento de que muchas de nosotras
(ms de las que actualmente lo hacemos) tomemos una seria
responsabilidad en dar forma a nuestro mundo en los niveles micro, medio y macro. En otras palabras, de dar un paso
ms en el feminismo, el movimiento feminista y el liderazgo
feminista; de preocuparnos no slo por la forma de vida de
las mujeres sino tambin de la calidad de las vidas de los

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hombres, mujeres y nios/as en un sentido ms general; de


preocuparnos por encontrar soluciones a las tensiones y conflictos en el mundo; de asumir el liderazgo en organizaciones,
de buscar formas de hacer que nuestras vidas y nuestro
mundo sean ms inclusivas y diversas (Borren, 2002).

Tu boca FUNDAMENTAL
La Articulacin Feminista MARCOSUR prepar su participacin en la segunda edicin del FSM en diferentes niveles.
Como integrante del Comit Internacional tena la responsabilidad de animar y coordinar el panel central del Foro Combate a la discriminacin y a la intolerancia. A su vez, organiz junto a otras redes un conjunto de talleres que dan cuenta
de diferentes agendas sobre las cuales se trabaja: Mujeres
Migrantes: fronteras anchas y ajenas (en coordinacin con
Repem/DAWN y UNIFEM) Sexo, mentiras y comercio internacional (apoyando a CICSA, GEM, WIDE) y finalmente, una
campaa creativa y transgresora contra los fundamentalismos de todo tipo. La campaa Contra los fundamentalismos,
lo fundamental es la gente busca amplificar las voces que se
oponen con firmeza a las prcticas, discursos y representaciones sociales discriminatorias, sometiendo a las personas a situaciones de opresin o vulnerabilidad. Porque creemos en
la posibilidad de construir, en el campo simblico y en el campo poltico, una dimensin de seres humanos y de sujetos,
sean mujeres u hombres, en el que esas prcticas se tornen
imposibles (documento de la campaa). Ampliando el contenido de los fundamentalismos a todas aquellas [] expresiones religiosas, econmicas, cientficas o culturales que pretenden negar a la humanidad en su diversidad, legitimando
mecanismos violentos de sujecin de un grupo sobre otro, de
una persona sobre otra. Esencialmente excluyentes y belicosos, los fundamentalismos minan la edificacin de un proyecto de Humanidad donde todas las personas tengan derecho a

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tener derechos, sacrificando, en el colmo de la perversidad, la


vida de las mujeres (documento). Sea religioso, poltico, cientfico o cultural, el fundamentalismo es siempre poltico y supone una negacin de la pluralidad y diversidad a la vez que
legitima mecanismos violentos de presin de un grupo por
parte de otro. Esencialmente excluyentes y belicosos cualquier tipo de fundamentalismo mina la construccin de un
proyecto de humanidad donde las personas tengan derecho a
tener derechos. Construir nuevos paradigmas simblicos y
polticos, supone afirmar las formas democrticas y pacficas
de enfrentar los conflictos, formas que habiliten el reconocimiento de las diferencias y el ejercicio de las solidaridades en
la bsqueda de soluciones negociadas tanto en la esfera pblica como privada o ntima, de la convivencia humana.
La propuesta utiliz la creatividad y el lenguaje publicitario como puente hacia los participantes del Foro y hacia otras
redes de mujeres en todo el mundo. En este marco, ocho mujeres de diferentes partes del mundo tomaban la palabra para
analizar desde su prctica concreta, las diversas manifestaciones del fundamentalismo. Suhad Bishara y Lily Traubman,
una palestina y la otra israel, hablaron del difcil camino de
paz en Medio Oriente pero tambin de la larga articulacin democrtica de las feministas de ambas partes del conflicto, para construir la paz enfrentando de uno y otro lado intolerancias y desconocimientos. Susanna Par, de Estados Unidos,
reflexion sobre la derecha norteamericana, su vinculacin
con el protestantismo conservador y su hegemona despus
del 11 de septiembre de 2001. Mariam Rawi, integrante del
Frente Revolucionario de Mujeres Afganas (RAWA), expres
con firmeza que con burka o sin burka en Afganistn las mujeres estn privadas de sus derechos. Creusa M. Oliveira, presidenta de la Federacin Nacional de Trabajadores Domsticos de Brasil, habl del racismo y la pobreza desde su vida
como mujer negra y Vivian Imogbo viaj desde Nigeria para
contar en primera persona la vida de una mujer mutilada genitalmente a los ocho aos de edad. Estas voces representa-

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ban muchas de las luchas feministas de las ltimas dcadas


en relacin a las agendas de los derechos humanos de las mujeres. Venan a hablar por su propia boca, por eso, TU BOCA
FUNDAMENTAL CONTRA LOS FUNDAMENTALISMOS fue el
eslgan de la campaa del que derivaron las bocas rojas,
amarillas y azules que miles de participantes usaban en camisetas y broches.
Pitos, matracas, mscaras y mucho color desfilaron un
da y otro ya sea contra los fundamentalismos como por la legalizacin del aborto, convocando a mujeres y hombres de diversos espacios de organizacin. Manifestar dentro del FSM,
por la legalizacin del aborto, por los derechos sexuales, por
la diversidad, parece mostrar que hay algunos temas que siguen estando en los bordes de la poltica y se requiere de la
presencia de sujetos concretos para que ingresen en el escenario de los debates.

Un espacio global de los movimientos sociales:


desafos y tensiones
Para cada persona que particip en los tres encuentros del
Foro, la creatividad, el respeto y la diversidad constituyen el
patrimonio ms resaltado de la experiencia subjetiva vivida durante esos cinco das, en esa especie de torre de Babel de lenguas, colores, imgenes, gestos y smbolos. Pero por detrs de
esas mltiples experiencias subjetivas, se abre un debate sustantivo acerca de las estrategias y objetivos del propio Foro.
En el Foro Social Mundial, no existe una estructura centralizada. Por el contrario, Porto Alegre es una muy flexible
coalicin de movimientos trasnacionales, nacionales y locales,
con mltiples prioridades unidas en su oposicin al orden
neoliberal. Y estos movimientos en su mayora, no estn buscando el poder del Estado, y si lo estn buscando, lo hacen
partiendo de que esta es slo una tctica entre otras, pero no
la ms importante. Hemos dicho suficiente sobre las fortale-

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zas de Porto Alegre. Es momento de sealar sus debilidades.


Sus fortalezas son sus debilidades. La falta de centralizacin
puede hacer difcil coordinar tcticas para las batallas ms
duras que queden por delante. Y tendremos que ver tambin
qu tan grande es la tolerancia hacia todos los intereses que
se representan, la tolerancia hacia las prioridades de unos y
otros (Wallerstein, 2002).
Construir la tolerancia y el respeto de los diferentes intereses presentes en el FSM es una de las principales estrategias para avanzar en la formulacin de alternativas y es, tal
vez, lo verdaderamente nuevo que propone un espacio como
el FSM. Ninguna centralizacin organizativa y ninguna agenda de movilizaciones podrn acortar los caminos que se deben
transitar para poner en dilogo las diversas prioridades de los
movimientos. Las fortalezas y debilidades que se expresan en
esta iniciativa y las diferencias explcitas e implcitas que expresan las diferentes corrientes de pensamiento son parte del
debate de fondo que el Foro como espacio de confluencia propone.
Desde mi punto de vista, el problema central de la articulacin de los movimientos sociales no es organizativo, sino poltico y conceptual, y el desafo, como plantea Boaventura de
Souza Santos est en la capacidad de formular problemas
nuevos para los cuales no existe solucin, o no existe an solucin (de Souza Santos, 2000:36).

Un espacio para pensar otro mundo posible


Un desafo que enfrentan los espacios plurales de articulacin es el reconocimiento de cada uno/a como actor legtimo
de esta bsqueda. Sera ilusorio pensar que este reconocimiento es un acto inmediato y natural de nuestras aspiraciones humanistas. El reconocimiento del otro/otra como actor/a de la construccin de un espacio democrtico no est
fuera de relaciones jerrquicas de poder construidas social-

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mente, ni de la tensin inherente a la definicin del nosotrosotros.


La poltica, dice Chantal Mouffe tiene que ver con la accin pblica y la formacin de identidades colectivas. Su objetivo es la creacin de un nosotros en un contexto de diversidad y conflicto. Pero para construir un nosotros hay que
poder distinguirlo de un ellos. Por eso la cuestin crucial de
una poltica democrtica no es cmo llegar a un consenso sin
exclusiones o cmo crear un nosotros que no tuviera un
ellos como correlato, sino cmo establecer esta discriminacin nosotros/ellos de una manera que sea compatible con la
democracia pluralista (Mouffe, 2001:36).
En este sentido de salvaguardar el derecho a la palabra
y el de la libertad de los individuos y de los grupos para establecer el sentido de lo que son y de lo que quieren ser (Melucci, 2001:57) es el aporte sustancial de este esfuerzo por
construir un escenario de actores/as que disputan el significado, las prioridades y los fines de la vida en comn.
En segundo lugar, un espacio de confluencia, que habilite la tolerancia y el desarrollo de nuevas culturas polticas,
depende tambin de la oportunidad para colocar en el debate
los esquemas de interpretacin y significados que los diferentes actores/as otorgan a sus utopas y propuestas.7 En esto,

7 El esquema de trabajo y la metodologa de debate propuesta en


la segunda convocatoria del FSM pretenda avanzar en el acercamiento de marcos referenciales entre los diferentes movimientos: una
red formulara una propuesta y sera esta la materia de debate entre
los diferentes movimientos. Los/as animadores/as de los paneles deban promover ese debate antes del Foro, para enriquecer las propuestas, detectar las diferencias y carencias, rescatar otras miradas
y enfoques. Esta metodologa tuvo, sin embargo, magros resultados,
precisamente porque generar una cultura del debate es una tarea de
largo alcance, que comienza por el reconocimiento de los/las otros/otras como legtimos interlocutores de propuestas capaces de cuestionar o interpelar posiciones de otros.

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el dilogo y el escuchar a otros es central. Sin embargo, parecera que an nos interesa ms mostrar o visibilizar las iniciativas o propuestas de cada una de las redes o grupos que
abrir efectivamente el debate acerca de ellas.
En tercer lugar, la perspectiva de construccin de nuevas
identidades polticas democrticas supone el reconocimiento
de una cadena de equivalencias de demandas democrticas
al decir de Mouffe (1999:102).
Las propuestas emancipatorias impulsadas por los diferentes actores sociales se desarrollan en el interior de relaciones de poder y sus articulaciones no se dan automticamente. Es posible anunciarlas como un horizonte poltico
democrtico pero construirlas en la prctica supone movilizar
conceptualmente las jerarquas de interpretacin de los problemas a resolver, economa, poltica, poder mundial, versus
subjetividad, diversidad, discriminacin, derechos. Al abordar
los diferentes problemas parece difcil articular estas perspectivas sin establecer una jerarqua entre los temas. Es por ello
que an muchos intelectuales y polticos varones prescinden
de la teora de gnero para integrarla a sus perspectivas de
anlisis.
Desde el feminismo se han venido acumulando en las ltimas dcadas importantes aportes tericos y esfuerzos intelectuales dirigidos al estudio de los mecanismos de funcionamiento de las economas nacionales y mundial. En tal sentido
Rosalba Todaro y Regina Rodrguez afirman que estas iniciativas estn permitiendo elaborar nuevas perspectivas de anlisis: No se trata slo de incorporar a las mujeres como un
tema ms a investigar, sino de enriquecer los marcos tericos y conceptuales para lograr un conocimiento ms amplio y
adecuado sobre el funcionamiento de la economa (Todaro y
Rodrguez, 2001).
En el FSM se ha avanzado an escasamente en la premisa de pensar los problemas globales de la humanidad desde
una nueva perspectiva emancipatoria que integre y articule lo
pblico y lo privado, las subjetividades y poderes, clase, raza,

EL

MOVIMIENTO FEMINISTA Y LOS NUEVOS ESPACIOS REGIONALES GLOBALES

297

gnero, opcin sexual para formular nuevas identidades polticas democratizadoras. Intervenir en este debate es un desafo poltico para las diferentes corrientes feministas, desde el
punto de vista terico, pero tambin desde la prctica poltica
cotidiana.
Estos cambios de perspectiva y de enfoque implican desafos importantes, as como establecer nuevas prioridades en la
agenda del movimiento. En una visin de sntesis:
Los cambios en las subjetividades han impactado tambin a
los feminismos y sus agendas de transformacin, reincorporando a ellos las agendas olvidadas o debilitadas en la larga
marcha hacia el fortalecimiento institucional. Agendas que
buscan integrar la justicia de gnero con la justicia econmica, recuperando al mismo tiempo la subversin cultural y la
subjetividad como estrategia de transformacin de ms largo
aliento. A esta lucha por la justicia, los feminismos comienzan a incorporar la diversidad no slo en la vida de las
mujeres sino en su estrecha relacin con las caractersticas
multiculturales y pluritnicas de la regin que se expresan
tambin en lo global. Estas luchas expresan dos tipos de injusticia: la injusticia socioeconmica, arraigada en las estructuras polticas y econmicas de la sociedad y la injusticia
cultural, o simblica, arraigada en los patrones sociales de
representacin, interpretacin y comunicacin. Ambas injusticias cruzan a las mujeres y a muchas otras dimensiones
raciales, tnicas, sexuales, geogrficas. Expresadas en la
desigual distribucin de recursos y en la ausencia de valoracin, se concretan en las luchas por redistribucin y por reconocimiento (Vargas, 2002).

Por ltimo, un aspecto central planteado por la existencia


misma del FSM es la ampliacin del concepto de la poltica, lo
poltico y el poder. Al construirse como un espacio de encuentro y accin de los movimientos sociales para pensar los problemas y desafos de la organizacin actual del mundo, se

298

LILIAN CELIBERTI

asume un protagonismo poltico que ampla el escenario de


quienes estn convocados/as para tomar la palabra en este
debate y proponer cules son los asuntos que motivan la bsqueda de felicidad. Qu nuevos puentes en la sociedad y sus
organizaciones, las demandas y problemas, la diversidad y el
reconocimiento, plantea este espacio a los sectores progresistas? Cmo abrir y procesar debates entre los movimientos y
los partidos sin cooptaciones o exclusiones? Se podr acortar la brecha entre las ciudadanas diversas y plurales y los
espacios de representacin poltica? Qu procesos de democratizacin de los partidos son necesarios?
Para las diferentes corrientes feministas estos desafos
adquieren a su vez una dimensin especfica, tanto en lo organizativo como poltico. Sin duda el movimiento feminista est compuesto de corrientes diversas tanto en espacios organizativos como de intereses temticos y polticos. Parece
necesario un mayor grado de articulacin entre las diferentes
corrientes para no seguir atrapadas, al decir de Marta Lamas
en rivalidades absurdas, pues la lgica identitaria confronta
a compaeras con mltiples coincidencias polticas slo porque pertenecen a redes o instancias distintas. Esos tropiezos producen dislocaciones discursivas, falsas oposiciones y
confrontaciones personalizadas (Lamas, 2000).
Las alianzas entre las diferentes corrientes y agendas feministas podran articularse en torno a cmo transformar el
debate global sobre las alternativas en un debate de equivalencias de demandas y las mltiples estrategias a desplegar para enfrentar tres desafos bsicos desde mi punto de
vista:
Cmo eludir la encrucijada en que las urgencias de las
crisis (particularmente la financiera) parece colocar nuevamente en un lugar secundario las consideraciones de
gnero y su estrecha relacin con la economa?
Cmo hacer de la cultura de derechos un campo de praxis poltica?

EL

MOVIMIENTO FEMINISTA Y LOS NUEVOS ESPACIOS REGIONALES GLOBALES

299

Cmo introducir en los debates actuales la dimensin


corporal y sexual de la diferencia?
Las agendas y los movimientos, redes y articulaciones feministas convocan al desarrollo de nuevos paradigmas, combinando lo local, lo nacional y lo global, la interconexin de
mltiples agendas y la oportunidad de colocar en debate una
dimensin ms profunda de la justicia que integre la justicia
econmica, social, cultural y simblica. Pero que tambin coloque en debate las formas de hacer poltica de los propios
movimientos sociales. Es en el campo de la disputa simblica,
de la libertad y los derechos donde las diversas corrientes feministas tienen aun un enorme espacio de actuacin, de disputa y de aparicin entre los movimientos sociales que se
convocan al Foro Social Mundial, para buscar los caminos de
construccin de otro mundo posible.

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LILIAN CELIBERTI

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La dimensin transnacional
de los movimientos sociales *
KATHRYN SIKKINK

Introduccin
Es cada vez ms difcil estudiar la sociedad civil y los movimientos sociales en un pas sin tomar en cuenta sus vinculaciones y dimensiones transnacionales. Los movimientos
sociales actan en el marco de, y son influidos por, las instituciones nacionales (aquello que los tericos de los movimientos llamaran estructuras de oportunidades polticas). Al mismo tiempo, tambin reciben la influencia de las instituciones
y de los acontecimientos regionales e internacionales (lo que
podramos denominar estructuras regionales e internacionales de oportunidades polticas). Como seala Jelin en la Introduccin, los autores de este libro parten de la conviccin de
que el proceso MERCOSUR crea un nuevo marco [] para la
elaboracin de estrategias de accin de fuerzas sociales y actores colectivos (tambin Jelin, 1999). Para entender las acciones y la efectividad de los movimientos sociales, entonces,
es necesario comprender tanto la estructura nacional de oportunidades polticas como la regional y la internacional, y ex-

* Este trabajo es una revisin del captulo La dimensin transnacional de los movimientos sociales, publicado en Abregu y Ramos
(comps.), 2000.

302

KATHRYN SIKKINK

plorar las formas en que estas estructuras interactan y producen resultados concretos.
Presentar aqu un argumento terico general sobre las
redes transnacionales y los movimientos sociales, acompaado por ejemplos concretos de temas y tipos de redes. Analizar adems algunos de los desequilibrios y asimetras de poder
emergentes que exhiben los movimientos sociales y las redes
transnacionales. Abordar las cuestiones y los problemas concernientes a su dinmica interna se torna aun ms importante si tenemos en cuenta que las organizaciones no gubernamentales y las redes transnacionales se estn perfilando
como actores influyentes en el plano regional e internacional.

Las formas de la accin colectiva transnacional1


Se puede partir de una tipologa de formas de accin colectiva transnacional, ya que la forma que adopte la accin
colectiva incidir sobre sus objetivos y su efectividad. Las
principales formas de accin colectiva transnacional son las
organizaciones no gubernamentales transnacionales, las redes de activistas (advocacy)* transnacionales, las coaliciones
transnacionales y los movimientos sociales transnacionales.
Las organizaciones no gubernamentales son grupos privados, voluntarios, sin fines de lucro, cuyo objetivo principal es
promover pblicamente alguna forma de cambio social. En
trminos generales, las organizaciones no gubernamentales

1 Esta seccin recoge algunas ideas y materiales de un captulo


escrito en forma conjunta con Sanjeev Khagram, a quien agradezco
el permiso de poder utilizar ese material (Khagram, Riker y Sikkink,
2002).
* Nota de traduccin: advocacy significa abogar por causas. Dada
la dificultad de hallar una traduccin adecuada, las nombraremos
como organizaciones de activistas, agregando el trmino en ingls,
advocacy.

LA

DIMENSIN TRANSNACIONAL DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES

303

tienen un mayor nivel de formalizacin y son ms profesionalizadas que los movimientos sociales nacionales; cuentan adems con personera jurdica y con personal remunerado.2 Las
organizaciones no gubernamentales regionales o internacionales tienen una estructura de toma de decisiones compuesta por miembros que provienen de ms de un pas.3 Todos los
casos que se analizan en este libro consideran a las organizaciones no gubernamentales nacionales, regionales e internacionales como actores centrales en el desarrollo de sus campos temticos especficos.
Hay tres tipos de configuraciones de actores no estatales
redes, coaliciones y movimientos transnacionales que suponen diferentes niveles de vinculacin y movilizacin. Las redes
transnacionales de activistas (advocacy) son las configuraciones ms informales de actores no estatales. Las redes son
conjuntos de actores cuya vinculacin traspasa las fronteras
nacionales, que estn unidos por valores comunes, por intensos intercambios de informacin y de servicios, y por discursos compartidos (Keck y Sikkink, 1998). Mientras que algunas redes estn formalizadas, la mayora se basa en
contactos informales. Lo central en la actividad de la red es el
intercambio y el uso de informacin. Las redes no se caracterizan por una coordinacin duradera de tcticas como lo hacen las coaliciones, ni movilizan a gran nmero de personas

2 Los tericos de los movimientos sociales consideran la profesionalizacin y la formalizacin como dimensiones organizacionales de
las organizaciones de movimientos sociales (Kriesi, 1996). En el plano internacional, las organizaciones no gubernamentales son instituciones con personera legal y con personal remunerado, en parte porque esa formalizacin es necesaria para adquirir status consultivo
en las Naciones Unidas.
3 El Anuario de Organizaciones Internacionales identifica a las organizaciones no gubernamentales internacionales como organizaciones en las que hay participacin electoral de por lo menos tres pases.

304

KATHRYN SIKKINK

como los movimientos sociales. Algunos ejemplos de redes de


activistas analizados en este volumen incluyen las redes regionales que estableci el Movimiento de Mujeres Agropecuarias en Lucha (Bidaseca) y la red de informacin y comunicacin sobre Mujer y MERCOSUR (Valds).
Una coalicin transnacional supone un nivel de coordinacin mayor. Las coaliciones transnacionales son conjuntos de
actores de diversos pases que elaboran estrategias coordinadas o conjuntos de tcticas compartidas orientadas a provocar algn cambio social. Por ejemplo, en los casos que se analizan en este libro, tanto la coalicin que form Sobrevivencia
en Paraguay (Arach) como la Coalicin Ros Vivos (Hochstetler), usaron la tctica de buscar el retiro del apoyo de instituciones financieras internacionales para los proyectos a los
que se oponan (la represa Yacyet y la Hidrova). Las estrategias y tcticas compartidas son las campaas transnacionales, y estas constituyen a menudo la unidad de anlisis de los
estudios y las investigaciones sobre la accin colectiva transnacional. La coordinacin de tcticas requiere de un nivel mayor de formalidad en los contactos que en el caso de una red.
Esto se debe a que los grupos generalmente necesitan reunirse para identificar y acordar tcticas comunes, para desarrollar las estrategias para implementar las campaas, y tambin para informarse mutuamente sobre el avance de las
campaas. Las coaliciones transnacionales, al igual que los
movimientos sociales nacionales, conjugan a menudo tcticas
institucionales y no institucionales (Tarrow, 1994; Meyer y
Tarrow, 1998). Adems, en tanto las coaliciones transnacionales actan en forma colectiva, se requiere algn grado de
identidad colectiva transnacional (Klandermans, 1997), aunque la importancia de esa identidad colectiva transnacional
no es necesariamente mayor que la de las restantes identidades de los actores.
Los movimientos sociales transnacionales son conjuntos
de actores vinculados entre s atravesando fronteras nacionales, con objetivos y solidaridades comunes, que tienen la ca-

LA

DIMENSIN TRANSNACIONAL DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES

305

pacidad de generar acciones coordinadas y sostenidas de movilizacin social en ms de un pas para influir pblicamente
en procesos de cambio social. A diferencia de las redes y de
las coaliciones transnacionales, los movimientos sociales
transnacionales frecuentemente movilizan a sus bases
(transnacionales) para la accin colectiva bajo modalidades
de protesta y de accin disruptiva. Esta definicin de los movimientos sociales transnacionales se ajusta a las definiciones de los movimientos sociales locales, que ponen el nfasis
en la presencia de la movilizacin y de las acciones disruptivas como rasgos caractersticos (Tarrow, 1994; Rucht, 1996;
Kriesi, 1996). Los tericos de los movimientos sociales sostienen que la capacidad de los movimientos de producir el cambio social est vinculada con su capacidad disruptiva o amenazadora del orden social existente (McAdam, 1982; Tarrow,
1994). De esta forma, cabra esperar que por su capacidad de
movilizacin, los movimientos sociales transnacionales, fueran ms efectivos que otras formas de accin colectiva transnacional. Tambin cabra esperar que los movimientos transnacionales tuvieran un nivel ms alto de identidad colectiva
transnacional.
Sin embargo, los movimientos sociales transnacionales
son la forma de accin colectiva transnacional ms difcil e
inusual. Para poder hablar de un movimiento social, debera
haber activistas en por lo menos tres pases, vinculados entre
s y con capacidad de emprender una movilizacin conjunta y
sostenida. De los casos discutidos en este libro, el movimiento transnacional de mujeres es el que ms se aproxima a la
definicin de un movimiento transnacional (Celiberti, Valds).
Estos tres tipos de configuraciones pueden ser vistos como niveles ascendentes de accin colectiva transnacional. Generalmente, una coalicin transnacional se forma slo despus de que se haya desarrollado una red de comunicacin; y
un movimiento agregar el elemento de movilizacin a una
coalicin transnacional. Si bien las definiciones de coaliciones, redes y movimientos transnacionales no son necesaria-

306

KATHRYN SIKKINK

mente completas ni mutuamente excluyentes, subrayan la


modalidad principal de cada tipo de accin colectiva transnacional (vase cuadro 1).
Cuadro 1
Principales modalidades
de accin colectiva transnacional
Forma

Modalidad principal

Red transnacional
Coalicin transnacional
Movimiento transnacional

Intercambio de informacin
Tcticas coordinadas
Movilizacin conjunta

Los miembros de las coaliciones y redes regionales e


internacionales pueden ser definidos, en un sentido amplio,
como el conjunto de actores relevantes que operan en un
campo de actividad. Esto significa que, a pesar de que las organizaciones no gubernamentales son los actores principales
en las redes y coaliciones transnacionales, (partes de) los Estados y de organizaciones regionales e internacionales, fundaciones y centros de investigacin podran ser tambin incluidos.
Por su parte, el activismo tambin difiere en cuanto a si
lo transnacional se refiere a las fuentes transnacionales de
los problemas que enfoca, si se trata de procesos transnacionales de accin colectiva y/o resultados transnacionales
(Imig y Tarrow, 1999). En muchos casos los activistas utilizan procesos transnacionales para generar resultados en el
nivel nacional, como por ejemplo el activismo frente al Banco
Mundial para mejorar la situacin de los afectados por la represa de Yacyet en Paraguay (Arach, en este volumen). Podemos pensar acerca de la diferencia entre fuentes, resultados y procesos transnacionales en trminos de quin es el
destinatario de la accin colectiva transnacional. En algunos
casos el objetivo ha sido el Estado; en otros, una empresa pri-

LA

DIMENSIN TRANSNACIONAL DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES

307

vada internacional o un banco. Pero si la fuente de la accin


colectiva es la actividad de un actor transnacional una institucin transnacional o una empresa transnacional, la
campaa usualmente persigue un resultado transnacional.
Dado que el estmulo es transnacional, tambin lo es la respuesta.

Estructuras de oportunidades nacionales,


regionales e internacionales y la accin colectiva
transnacional
Uno de los principales aportes de la teora de los movimientos sociales es establecer la relacin entre ciertos rasgos
de las estructuras de oportunidades polticas dentro de las
cuales operan los movimientos sociales y sus posibilidades
de xito (Tarrow, 1989; Kitschelt, 1986). Tarrow define las estructuras de oportunidades como dimensiones congruentes
aunque no necesariamente formales o permanentes, del
entorno poltico, que ofrecen incentivos para que la gente
participe en acciones colectivas al afectar sus expectativas de
xito o fracaso. Las oportunidades polticas no son slo percibidas y aprovechadas, sino tambin creadas por los activistas de los movimientos sociales (Tarrow, 1994; Gamson y Meyer, 1996).
La mayora de los tericos de los movimientos sociales
examina estructuras de oportunidades polticas y sociales en
pases regidos por democracias liberales. En estos anlisis,
hablar de una estructura de oportunidades abierta o cerrada generalmente refiere a un continuo dentro de las democracias liberales, dependiendo del grado de porosidad de esas
estructuras a la influencia de las organizaciones sociales
(Kitshelt, 1986). De esta forma, y comparando con la estructura de oportunidades relativamente abierta de la mayora
de los regmenes democrticos, muchos estudios desestiman
la estructura de oportunidades realmente cerrada de los re-

308

KATHRYN SIKKINK

gmenes autoritarios o semiautoritarios.4 En regmenes autoritarios represivos, la estructura de oportunidades es totalmente cerrada. No slo es impermeable a las influencias sociales, sino que el rgimen puede impulsar el debilitamiento
de la capacidad de organizacin de sus opositores o aun su
eliminacin.
Sin embargo, no es suficiente pensar la efectividad de la
accin colectiva transnacional slo en trminos de las estructuras de oportunidades polticas nacionales. Necesitamos
analizar en forma sistemtica las estructuras de oportunidades polticas transnacionales, esto es, debemos ver cules
son las dimensiones congruentes del entorno poltico regional o internacional que ofrecen incentivos para la accin colectiva. Las instituciones regionales e internacionales como el
MERCOSUR o las organizaciones de las Naciones Unidas se
encuentran entre las dimensiones ms importantes del entorno poltico transnacional para la accin colectiva transnacional (vase tambin Tarrow, 1999).
Adems, las organizaciones regionales e internacionales
difieren en su estructura institucional. El Banco Mundial, por
ejemplo, ha sido mucho ms permeable a la influencia de los
actores no gubernamentales que el Fondo Monetario Internacional. Por otra parte, las empresas transnacionales son menos abiertas a la influencia de las redes que las organizaciones internacionales.
Finalmente, y lo que es muy importante, es necesario considerar el modo en que las estructuras de oportunidades polticas nacionales, regionales e internacionales interactan, y
cules son los efectos de esa interaccin sobre la actividad de
los movimientos sociales. Ni los tericos de los movimientos
sociales ni los tericos de las relaciones internacionales han

4 Una excepcin es McAdam (1996), quien explcitamente reconoce que la represin es un aspecto clave de la estructura de oportunidad poltica.

LA

DIMENSIN TRANSNACIONAL DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES

309

conceptualizado esta interaccin en forma adecuada. Los tericos de los movimientos sociales son cada vez ms conscientes de que los movimientos operan tanto en un entorno nacional como internacional (Oberschall, 1996). Estos autores
hablan de una estructura de oportunidades de mltiples capas que incluye un capa supranacional (Klandermans,
1997), de una comunidad poltica de varios niveles (Marks y
McAdam, 1996), o subrayan el modo en que las presiones internacionales inciden sobre las estructuras de oportunidades
nacionales (McAdam, 1996; Tarrow, 1998, 1999). Sin embargo, las presiones internacionales son todava vistas como un
tipo de shock externo para los procesos nacionales primarios. No hemos conceptualizado con exactitud el modo en que
las estructuras de oportunidades polticas pueden interactuar
de forma continua, y qu tipo de patrones caractersticos podran resultar de esa interaccin.
Una estructura poltica regional o internacional no desplaza a la estructura de oportunidades nacionales sino que
interacta con ella. Para aprehender la efectividad de las redes transnacionales debemos comprender la interaccin dinmica entre una estructura regional o internacional de oportunidades y una nacional. Esa interaccin dinmica puede ser
similar a la lgica de los juegos de dos niveles desarrollada por
Robert Putnam (Putnam, 1988; Evans, Jacobson y Putnam,
1993), pero sin el negociador principal que acte como la pieza clave en el centro de las negociaciones. Del mismo modo en
que hay ciertas lgicas que corresponden al juego de dos niveles de Putnam, parece haber patrones caractersticos en la
interaccin entre las estructuras de oportunidades nacionales
e internacionales. El modelo bumerang (Keck y Sikkink,
1998), y el modelo de la espiral (Risse y Sikkink, 1999), pueden ser pensados como esquemas referidos a la interaccin
entre estructuras de oportunidades nacionales e internacionales. Ambos sugieren que un bloqueo en la sociedad local
conduce a los actores de los movimientos sociales al campo
transnacional. Este bloqueo se origina con frecuencia en la re-

310

KATHRYN SIKKINK

presin y/o el autoritarismo. La combinacin de una estructura de oportunidades nacionales cerrada y una estructura de
oportunidades internacionales abierta da inicio al bumerang
y a la espiral. En el modelo de la espiral, la interaccin es ms
compleja. Las comunidades polticas cerradas promueven el
desarrollo de vnculos transnacionales, dado que los activistas locales son arrojados hacia el exterior, a veces inclusive
para proteger su propia existencia. Uno de los principales objetivos de la actuacin en el campo internacional es el de presionar por la liberalizacin y apertura de los regmenes nacionales. De esta forma, el modelo de la espiral genera un cambio
continuo slo cuando es capaz de contribuir a la transformacin hacia una estructura de oportunidades nacionales ms
abierta, generalmente a travs del cambio de rgimen poltico
(Risse, Ropp y Sikkink, 1999).
Una estructura de oportunidades polticas que acta en
dos niveles produce resultados que seran poco evidentes para aquellos que slo observan la estructura de oportunidades
nacionales. Por ejemplo, generalmente se supone que la capacidad o propensin de los Estados a la represin disminuir la actividad de los movimientos sociales (Tarrow, 1995;
McAdam, 1998). El modelo de bumerang sugiere, alternativamente, que la represin puede impulsar a los actores a llevar
adelante su lucha en el campo regional o internacional. Algunos activistas de los movimientos sociales organizan mapas
de oportunidades polticas tanto a nivel nacional como internacional, teniendo en mente que un bloqueo en el nivel nacional podra llevarlos a moverse en el plano regional o internacional (a veces con la idea de abrir espacios en el tablero
nacional). La represin es la forma ms obvia de bloqueo, pero la falta de respuesta a las demandas de los movimientos
puede impulsar tambin a la accin en el plano internacional.
Por ejemplo, tanto los grupos feministas como los indgenas a
veces han encontrado mayor receptividad a sus demandas en
el plano regional o internacional (Brysk, 2000; Valds, y Celiberti, en este volumen). Esta dinmica no difiere de la que

LA

DIMENSIN TRANSNACIONAL DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES

311

exhiben algunos movimientos sociales en los sistemas federales. As, por ejemplo, cuando los defensores de los derechos
civiles en el sur de los Estados Unidos no contaron con el poder suficiente para derrotar a sus opositores segregacionistas
en los conflictos locales, desarrollan tcticas para provocar la
intervencin del gobierno federal en aras de promover la integracin racial (McAdam, 1983).
El grado de apertura de las estructuras de oportunidades
polticas regionales o internacionales generalmente es percibido en su relacin con el grado de apertura de las estructuras
nacionales. De esta forma, para un activista de derechos humanos en Chile en los aos setenta, el campo internacional se
mostraba permisivo y abierto en comparacin con la cruda represin en su pas. Por el contrario, para los activistas de pases en los que las estructuras de oportunidades estn muy
abiertas, el desplazamiento hacia una institucin regional o
internacional puede importar una disminucin en su nivel de
influencia. Este es el principal argumento que explica el dficit democrtico de la Unin Europea o el MERCOSUR. En este sentido, algunos defensores de los derechos laborales o de
los pequeos productores agrcolas plantean argumentos similares en referencia al MERCOSUR, a la Organizacin Mundial de Comercio (OMC) y al NAFTA (Badar, y Bidaseca, en
este volumen). Acusan a los gobiernos de trasladar las decisiones de polticas a las instituciones multilaterales, en tanto
estas son menos abiertas a la influencia de los actores sociales. En muchos casos los activistas transnacionales han diseado estrategias para intentar influir sobre este tipo de instituciones, pero esas estrategias son percibidas como una
respuesta defensiva necesaria ms que como una accin estratgica deseada (Badar, en este volumen). En otros, cuando los grupos nacionales se mueven en estructuras de oportunidades nacionales abiertas, no buscarn acceder a
instituciones internacionales, inclusive cuando la fuente de
los problemas que enfrentan sea de naturaleza transnacional.
Por el contrario, intentarn presionar a sus propios gobiernos

312

KATHRYN SIKKINK

para que representen sus intereses en los foros internacionales (Tarrow, 1995).
Tarrow ha planteado el interrogante acerca del efecto que
la internacionalizacin produce a largo plazo sobre los actores
nacionales: los fortalece o los debilita? (Tarrow, 1999). Nuestro modelo interactivo propone que no hay una respuesta
nica a este interrogante, ya que las respuestas posibles dependen de la naturaleza de la estructura de oportunidades
nacionales y del rea temtica de intervencin. Como sostiene Bidaseca en su trabajo sobre el Movimiento de Mujeres
Agropecuarias en Lucha (en este volumen), los vnculos regionales con otros grupos han sido un recurso importante para
su expansin y fortalecimiento. Para los sindicalistas camioneros que analiza Badar, sin embargo, la dimension regional
del movimiento sindical en el MERCOSUR se fundamenta en
trminos defensivos [] como repuesta a un impulso exgeno. En trminos ms generales, podemos decir que para
quienes actan en una sociedad represiva o cerrada a sus demandas, la internacionalizacin del movimiento los fortalece,
e inclusive puede contribuir a la democratizacin de esa sociedad a travs de la apertura de espacios previamente cerrados. Este fortalecimiento es, sin embargo, relativo a la posicin debilitada que ese movimiento ocupaba en el mbito
nacional. Como muestra Badar, varios activistas del campo
laboral sostienen que la globalizacin los ha debilitado a nivel
nacional, y que su actuacin en el plano transnacional es un
recurso defensivo para intentar recuperar niveles de poder
(empowerment) perdidos (Badar, en este volumen).
Las posibilidades de establecer una interaccin dinmica
entre las estructuras de oportunidades polticas nacionales,
regionales e internacionales son sin embargo difciles de concretar. Por ejemplo, un aspecto bsico de la estructura de
oportunidades nacionales es la presencia de alianzas con elites y grupos de apoyo. Cuando el movimiento considera la
actuacin en el plano regional o internacional, el universo de
potenciales aliados y grupos de apoyo se expande considera-

LA

DIMENSIN TRANSNACIONAL DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES

313

blemente. Al mismo tiempo, resulta difcil movilizar a este tipo de aliados en el plano transnacional debido a la distancia,
al lenguaje y a las diferencias culturales. A medida que se
multiplica el nmero de aliados potenciales, se multiplica
tambin el nmero de potenciales sectores antagnicos. En
otras palabras, el campo multiorganizado en el cual operan
los movimientos sociales transnacionales es mucho ms complejo que el de los movimientos sociales nacionales (Klandermans, 1997).
Esto plantea la siguiente pregunta: qu condiciones son
necesarias para poder pensar al sistema regional o internacional como una estructura de oportunidades relativamente
abierta? Tarrow (1999) ha planteado que la existencia de instituciones internacionales es esencial para la movilizacin
transnacional. As como el pluralismo institucional o la existencia de mltiples puntos de acceso constituyen puntos clave de la estructura de oportunidades polticas nacionales (Rochon, 1998; Hipsher, 1998), el pluralismo y la multiplicidad
de puntos de acceso son rasgos centrales de la estructura internacional de oportunidades polticas.

El surgimiento de redes
y coaliciones transnacionales
Un desafo analtico significativo consiste en identificar las
condiciones que posibilitan el surgimiento de la accin colectiva transnacional emprendida por organizaciones no gubernamentales y determinar el modo en que estas logran incidir,
a pesar de ser mucho ms dbiles en materia de recursos tradicionales de poder que las organizaciones y los actores a los
que enfrentan. Comenzaremos por la primera pregunta: qu
contribuye al surgimiento de la accin colectiva transnacional? Los movimientos sociales transnacionales plantean algunos dilemas a la teora de los movimientos sociales. En particular, la teora de los movimientos sociales afirma que las

314

KATHRYN SIKKINK

condiciones que favorecen la aparicin y el xito de los movimientos sociales son difciles de encontrar y de sostener a
nivel transnacional (Tarrow, 1999). Por ejemplo, la teora indica que el proceso de enmarcamiento (framing) que resulta
crucial para los movimientos sociales tendr lugar entre personas homogneas que se encuentran en contacto regular
(McAdam; McCarthy y Zald, 1996:9). Pero los movimientos sociales transnacionales generalmente se inician entre participantes que no son homogneos. Cmo explicar entonces el
modo y los motivos a partir de los cuales los agrupamientos
de personas que no son homogneas se vuelcan a la accin
colectiva transnacional? La teora de los movimientos sociales
tambin sostiene que estos surgen de estructuras movilizadoras en las comunidades, familias, redes de amistad y estructuras informales de la vida cotidiana, esto es, instituciones locales como iglesias y escuelas (McAdam; 1982, 1988;
McCarthy, 1996). Sin embargo, esas estructuras estn ausentes en el campo transnacional, lo cual lleva a proponer el modo en que ciertos aspectos de la teora de los movimientos sociales deberan ser modificados para poder explicar el
surgimiento y el xito de la accin colectiva transnacional.
Podra ser til agrupar las explicaciones acerca de la aparicin de redes transnacionales y movimientos en factores de
expulsin (push factors) y factores de atraccin (pull factors)
(Imig y Tarrow, 1999). Los factores de expulsin incluyen los
diversos tipos de represin, bloqueo o aislamiento que empujan o expulsan a los activistas al campo internacional. La globalizacin de la economa, el creciente movimiento transnacional de las empresas, procesos como el MERCOSUR o NAFTA,
son tambin factores que han llevado a los activistas al plano
internacional, porque los procesos econmicos globales limitan el poder de los gobiernos e implican que las soluciones ya
no podrn ser buscadas solamente en el mbito nacional. Los
activistas necesitan, entonces, formar alianzas transnacionales para llevar adelante sus tareas bsicas. Dado que estos
procesos debilitan las estructuras de oportunidades polticas

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nacionales, colocan a los activistas en el campo regional o internacional (Badar, en este volumen; tambin Ayres, 1997).
Hay tambin factores que atraen o facilitan la actuacin
en el plano transnacional (por supuesto, algunos factores
pueden ser alternativamente descriptos como de expulsin
(push) o de atraccin (pull). Como ocurre con los movimientos
sociales, las redes sociales subyacentes y las estructuras movilizadoras contribuyen a reclutar miembros para las redes,
coaliciones y movimientos sociales transnacionales. Algunos
procesos ms generales, como el estudio o el trabajo en el extranjero y el exilio, ayudan a crear una conciencia regional o
internacional y relaciones personales que facilitan posteriormente el ingreso en las redes. Las conferencias organizadas
en forma paralela a varias de las conferencias del MERCOSUR
o las Naciones Unidas sirvieron para crear y reforzar redes sociales necesarias para la accin colectiva transnacional
(Clark, Friedman y Hochstetler, 1998). Este hecho fue posible
porque en esas conferencias los activistas pudieron encontrarse y establecer la confianza personal necesaria para el desarrollo de una accin colectiva continua. Esto no hizo que estos individuos fueran homogneos, sino que les brind una
experiencia compartida que se sum a sus objetivos comunes
para el desarrollo de la accin colectiva.
El rol de los avances en las comunicaciones y en la tecnologa internacional, descripto por la mayora de los autores de
los movimientos sociales transnacionales, puede ser considerado tambin como un factor facilitador, dado que propicia las
conexiones transnacionales y las hace menos costosas y accesibles. Tambin los viajes areos se han vuelto accesibles a un
nmero mayor de personas debido a la importante disminucin de los precios de los pasajes.
La existencia y visibilidad de instituciones y normas internacionales es tambin un factor de atraccin (pull factor), ya
que ofrece nuevos objetivos para la accin y nuevas oportunidades para la conexin de activistas. Y tambin acta en esa
misma direccin la disponibilidad de recursos internacionales

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KATHRYN SIKKINK

para la actividad transnacional. Por ejemplo, cuando se acercaba la conferencia de Beijing en 1995, muchas fundaciones
proporcionaron grandes sumas de dinero para facilitar la participacin de activistas (especialmente de los pases en vas de
desarrollo) en la conferencia.

El xito de la accin colectiva transnacional


Un segundo interrogante apunta a determinar las condiciones para que estas redes y movimientos transnacionales
logren algunos de sus objetivos. Algunos factores que pueden
afectar el xito son las cualidades intrnsecas de las cuestiones tratadas, la fuerza de las redes y tambin factores institucionales como la densidad e institucionalizacin de las normas internacionales y la apertura de las instituciones
internacionales a la influencia no estatal. Jelin tambin seala la importancia de los nuevos marcos interpretivos de la accin colectiva como factor que puede impactar en el xito de
los movimientos sociales (La escala de la accin de los movimientos sociales, en este volumen).
Qu queremos decir con xito o efectividad? Para responder este interrogante, partimos de los niveles de influencia o
efectividad mencionados por Keck y Sikkink (1998). Estos incluyen: 1) la atencin a las cuestiones/fijacin de la agenda;
2) la incidencia sobre discursos o actores en posiciones clave
que incluyen a los medios, los Estados y las organizaciones
internacionales; 3) la incidencia sobre cambio de polticas; y
4) la incidencia sobre las prcticas concretas de actores clave.
Como sostiene Jelin, muchas de las demandas de los movimientos de mujeres y de derechos humanos fueron incorporadas en la agenda social y poltica de la sociedad y del Estado,
lo cual es un indicador de su xito aunque las organizaciones
especficas a veces estn debilitadas (La escala de la accin
de los movimientos sociales, en este volumen).
La accin colectiva transnacional puede contribuir a mo-

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dificar las prcticas y los comportamientos de actores clave y


cambiar sus percepciones sobre sus intereses o reconstruir
sus identidades. Wapner (1995) sostiene que debemos prestar atencin a las actividades sociales de los movimientos
transnacionales, a lo que l ha llamado poltica cvica mundial, en la cual los activistas trabajan para cambiar las condiciones culturales sin presionar en forma directa a los Estados. Reconocemos que esta dimensin cultural o social es
crucial para comprender la actividad de los movimientos sociales transnacionales, y creemos que est englobada en las
categoras de atencin a las cuestiones/fijacin de la agenda
y de cambio discursivo. Cualquier evaluacin del impacto no
debe perder de vista que los movimientos generalmente crean
conceptos y cuestiones que no estaban presentes en los debates anteriores.
De hecho, explorar el cambio en la poltica y el comportamiento de los Estados y de las organizaciones internacionales
es un barmetro esencial para medir el impacto de la accin
colectiva. El Estado es todava el repositorio principal de poder y el sitio principal de autoridad en el mundo contemporneo. Es difcil negar que las normas y las prcticas de los Estados particularmente de los Estados hegemnicos tienen
efectos poderosos sobre los campos internacionales y nacionales. Es importante tambin prestar atencin a las prcticas
de los Estados porque la mayora de los activistas de los movimientos estn interesados en cambiar las polticas pblicas.
Son finalmente los Estados (y en menor medida las organizaciones regionales e internacionales) los destinatarios principales de las redes y coaliciones transnacionales. Los activistas pueden evitar temporariamente a los Estados y dirigirse
directamente hacia el campo transnacional. Sin embargo, por
lo general buscarn influir en el nivel nacional, usando la movilizacin de presiones transnacionales sobre los Estados.
Aunque muchas veces el objetivo de la accin est centrado
en la fijacin de la agenda y en la educacin de base, se tiende finalmente a involucrar una combinacin de esos niveles

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KATHRYN SIKKINK

de influencia. En este sentido, es raro ver un caso de poltica cvica mundial en el cual los activistas a la larga no presionen para obtener cambios en las polticas de los Estados,
de organizaciones internacionales o de firmas comerciales.
La evaluacin del impacto generalmente requiere estudios
de caso cuidadosamente investigados, como lo son los captulos de este volumen. Hay situaciones en que los movimientos
sociales nacionales y las redes transnacionales aliadas a ellos
son esenciales para llamar la atencin sobre determinadas
cuestiones e incluirlas en la agenda de discusin. Incluso en
algunos casos podemos decir que crean nuevas cuestiones.
Por ejemplo, la Hidrova o la represa Yacyret no eran consideradas como problemas hasta que las redes y coaliciones
transnacionales de organizaciones las convirtieron en temas
internacionales y las colocaron en la agenda (Arach, Hochstetler). En otras coyunturas y frente a ciertos temas, las redes
transnacionales tomaron cuestiones que se encontraban en
las agendas internacionales como los derechos humanos y
emprendieron campaas en determinados pases. Hay tambin ejemplos en que los movimientos transnacionales plantean cuestiones o crticas formuladas en crculos cientficos y
de anlisis de polticas ms amplios, como la creciente crtica
al impacto negativo y a los resultados decepcionantes de la
construccin de grandes represas, y traducen ese conocimiento en una demanda especfica: que el Banco Mundial realice cuidadosos anlisis de impacto ambiental de los grandes
proyectos de construccin antes de financiarlos (Arach, en
este volumen; Khagram, 2002). La existencia de normas internacionales en conjuncin con la accin colectiva transnacional es ms susceptible de producir efectos que la accin colectiva sin las normas internacionales, y estas sin la accin
colectiva transnacional. La ausencia de ambos probablemente no producir cambios.
Adems de la existencia de normas y de la accin colectiva transnacional, otros factores pueden tambin contribuir al
impacto y a la efectividad de la accin colectiva transnacional.

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Estos factores incluyen la naturaleza de la interaccin entre


la estructura de oportunidades polticas regionales e internacionales y la estructura de oportunidades del destinatario de
la accin, sea este un Estado o una organizacin internacional, esto es, la permeabilidad de este actor a la influencia no
estatal.
El pluralismo institucional y la apertura de las instituciones internacionales vara a lo largo del tiempo, segn reas
temticas y regiones del mundo. As, por ejemplo, el contexto
institucional internacional posterior a la Segunda Guerra
Mundial fue mucho ms denso y pluralista que el del perodo
transcurrido entre las dos guerras. El contexto institucional
internacional posterior a la dcada de 1970 fue, a su vez, mucho ms denso que el del decenio de 1950. Adems, el pluralismo regional e internacional vara en relacin con las cuestiones de las que se trate. Al igual que la Unin Europea, el
campo internacional exhibe una gran heterogeneidad (Marks
y McAdam, 1996), y es ms abierto o receptivo a algunas
cuestiones que a otras. La teora de los regmenes internacionales y la investigacin nos indican que las cuestiones internacionales varan significativamente en relacin con la existencia y el grado de institucionalizacin de las normas, las
reglas y los procedimientos. Adems, las instituciones internacionales tambin varan en el grado de apertura y receptividad que exhiben hacia los actores no estatales. De esta forma, por ejemplo, el rgimen de la deuda puede ser ms fuerte
que el rgimen de los derechos humanos, por el hecho de que
tiene ms mecanismos para hacer efectivo el cumplimiento de
sus reglas. Sin embargo, el contexto institucional internacional en materia de derechos humanos es ms accesible que en
materia de la deuda. La estructura de oportunidades polticas
tambin vara por regiones debido a la densidad y apertura de
las instituciones regionales. En este caso, Europa es la ms
densa, seguida por el sistema interamericano y luego y a una
mayor distancia por frica, Asia y Medio Oriente. El MERCOSUR est todava en una primera etapa, por lo cual es

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KATHRYN SIKKINK

prematuro medir su grado de apertura frente a la accin colectiva. Hochstetler (en este volumen) sostiene, por ejemplo,
que el espacio para la sociedad civil dentro de MERCOSUR
fue una conquista de los movimientos mismos, ya que las
aperturas en las estructuras de oportunidades polticas globales del MERCOSUR eran casi irrelevantes para sus propsitos.
Si las instituciones regionales e internacionales son las
principales estructuras transnacionales de oportunidades polticas que afectan el xito de las redes y de los movimientos
transnacionales, las variaciones antes descriptas en esas instituciones nos permiten formular una serie de hiptesis acerca de la accin colectiva transnacional. De esta forma, esperaramos que las redes y los movimientos transnacionales
sean ms efectivos hoy que en el pasado, y que fueran ms
efectivos en aquellas cuestiones y regiones en las que las instituciones son ms densas.
Tarrow ha sostenido que las instituciones internacionales
ayudan a facilitar las acciones y conexiones de actores no estatales a travs de mecanismos de intermediacin, esto es,
estableciendo conexiones entre actores que previamente no
estaban vinculados; de certificacin, es decir, reconociendo y
legitimando nuevas actividades y actores. Tambin lo hacen
modelando y difundiendo normas, tcticas y patrones de organizacin y de apropiacin institucional, es decir, utilizando
recursos o reputacin para apoyar a los grupos.5 Estas cate-

5 Es tambin interesante observar que, a veces, estos mecanismos


han operado en forma inversa. Esto es, a veces los actores transnacionales no estatales desarrollan funciones para las instituciones
internacionales. As, por ejemplo, la cantidad de personal y el presupuesto de investigacin de las grandes organizaciones no gubernamentales de derechos humanos, como Amnesty International y Human Rights Watch, son mayores que las del centro de derechos
humanos de las Naciones Unidas. De esta forma, en el mbito de los
derechos humanos, la apropiacin institucional frecuentemente ocu-

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goras son tiles para ayudar a pensar los modos en que las
instituciones internacionales ofrecen oportunidades para la
accin colectiva internacional. Sin embargo, es importante
subrayar otra vez la variacin entre las instituciones internacionales en relacin con estas dimensiones. ECOSOC ha sido
ms abierta a los grupos no estatales y ms proclive a dedicarse a la mediacin, certificacin, modelacin y apropiacin
institucional que el Fondo Monetario Internacional, el Consejo de Seguridad o la OTAN.
En general, las instituciones internacionales en el mbito
de la seguridad, las finanzas y el comercio han sido menos
abiertas a los actores no estatales que las instituciones que
operan en otras reas de actividad. Por qu esto es as? El
poder formal de veto del Consejo de Seguridad crea una estructura de oportunidades diferente de la lgica mayoritaria
de un Estado/un voto que reina en la Asamblea General o en
ECOSOC. Esto se suma a la ausencia de estatus consultivo
formal de los grupos vis--vis el Consejo de Seguridad. En relacin con el tema de la deuda, el Fondo Monetario Internacional, con su personal tecnocrtico y su sistema de votacin
en el cual los pases ms ricos tienen mayor peso, y con su
sistema bancario privado, exhibe una estructura de oportunidades extremadamente cerrada a la influencia externa. La
mayor incgnita entre las instituciones internacionales consideradas en este trabajo es el Banco Mundial: aunque tambin
cuenta con una estructura de votacin con peso diferencial de
los diversos miembros y cuenta con funcionarios tecnocrticos, se ha mostrado mucho ms abierto a las influencias en
materia de medio ambiente y de pobreza. Es posible que las
cuestiones vinculadas al desarrollo y a la reconstruccin ten-

rre de forma inversa, al usar las instituciones internacionales los recursos y las capacidades de investigacin de las organizaciones no
gubernamentales para poder realizar sus actividades con mayor eficiencia.

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gan una base de apoyo menor que las cuestiones vinculadas


al comercio y a las finanzas. De esta forma, el Banco Mundial
necesita construir bases de apoyo para asegurar el financiamiento continuo de los Estados miembro.
Los acuerdos comerciales y las organizaciones como el
MERCOSUR, OMC y NAFTA, son tambin estructuras relativamente cerradas. Los activistas logran mayor incidencia en estas organizaciones cuando hacen lobby sobre sus instituciones nacionales en materia de ratificacin de tratados y
renovacin de fondos para las instituciones financieras internacionales. Una vez que las cuestiones se retiran del mbito
nacional, la influencia se torna ms dificultosa. Finalmente, a
pesar de que los movimientos son limitados por la estructura
de oportunidades establecida por las instituciones internacionales en su rea temtica, pueden buscar otras instituciones
ms favorables a sus temticas y as expandirse o mejorar las
estructuras de oportunidades en las que operan (Keck y
Sikkink, 1998). Esto es en esencia lo que las redes de mujeres hicieron cuando, a travs de la campaa de derechos de
mujeres y de derechos humanos, expandieron su estructura
internacional de oportunidades polticas para incluir a los rganos de derechos humanos o a las Naciones Unidas.

Problemas y asimetras en las redes


y movimientos transnacionales
Si, como sostenemos en este trabajo, las redes y los movimientos sociales transnacionales se han tornado rasgos permanentes de la vida internacional, los acadmicos y activistas
necesitan comprender en forma ms acabada los dilemas que
plantean la presencia y el poder de esos actores no tradicionales. Creemos que las organizaciones no gubernamentales
internacionales y las redes transnacionales pueden aumentar
la transparencia, la representacin y la responsabilidad de las
instituciones internacionales al llevarles voces e ideas que no

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haban estado presentes previamente. Al mismo tiempo, las


organizaciones no gubernamentales y las redes necesitan enfrentar sus propias asimetras y problemas de accountability
para poder afianzar su propia democracia interna, al tiempo
que ayudan a democratizar las instituciones internacionales.
Los trabajos futuros acerca de las organizaciones no gubernamentales internacionales y los movimientos transnacionales
debern prestar mayor atencin a las asimetras y a los conflictos en el seno de los movimientos transnacionales. Esta es
tambin una preocupacin creciente de sus miembros, quienes sostienen que deben encontrarse los medios ms adecuados para coordinar los movimientos sociales, fijar prioridades,
controlar los productos y evitar la competencia.

Asimetras y poderes escondidos en la trama


de las redes
Adems del poder informal que ejercen en las instituciones internacionales, las propias redes transnacionales estn
permeadas de poder informal u oculto. A pesar de que las redes son horizontales y recprocas, tambin exhiben asimetras
en su seno, que plantean serios problemas de representatividad (vase, por ejemplo, Arach, en este volumen).
En primer lugar, si bien la mayora de las organizaciones
no gubernamentales internacionales enfatizan la democracia
y la democratizacin, muchas de ellas no son democrticas.
Las ONGs y los movimientos sociales transnacionales pueden
ser mecanismos para aumentar el accountability y la democracia a nivel internacional (Peruzzotti y Smulovitz, 2002), pero esto no garantiza la democracia interna. Un dilema que
presenta la democratizacin y el control de la gestin de las
organizaciones no gubernamentales es que no siempre queda
claro quin debe participar en la toma de decisiones acerca
del liderazgo y de las polticas. Las organizaciones no gubernamentales deben ser conducidas por sus funcionarios, sus

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KATHRYN SIKKINK

directorios, sus voluntarios, sus miembros, por quienes las financian o por aquellos en cuyo nombre se organizan? Cmo
deben organizarse los sistemas de rendicin de cuentas y control de la gestin?
La mayor parte de las organizaciones no gubernamentales
se originan y operan en el mundo desarrollado. En los ltimos
cuarenta aos se ha registrado una tendencia hacia la dispersin geogrfica de las organizaciones no gubernamentales internacionales, tanto en trminos de la composicin de su
membresa como de la localizacin de sus secretaras internacionales. Sin embargo, las organizaciones no gubernamentales internacionales establecidas en Europa y en los Estados
Unidos son an mayoritarias (Sikkink y Smith, 2002). La asimetra entre las organizaciones en los pases desarrollados y
las de los pases en desarrollo son evidentes, y sera importante encontrar mejores formas de cooperacin y consulta entre
estos dos tipos de organizaciones.
Las asimetras en el seno de las redes estn tambin ligadas a los tipos de influencia que las redes ejercen en las instituciones internacionales. Las organizaciones no gubernamentales ms poderosas, que cuentan con mayor cantidad de
recursos y que estn vinculadas a los Estados del Primer
Mundo son las que frecuentemente cuentan con una mayor
capacidad de presin sobre las organizaciones internacionales. Este grupo de organizaciones no gubernamentales ejerce
su influencia en forma directa sobre las organizaciones internacionales y en forma indirecta sobre los Estados ms poderosos. Sin embargo, un estudio de 150 organizaciones no
gubernamentales de derechos humanos revel que las organizaciones del Sur pueden vincularse con entidades internacionales del mismo modo que los grupos establecidos en el
Norte, aunque suelen establecer contactos con diferentes organizaciones internacionales. Asimismo, no se registraron diferencias entre las organizaciones no gubernamentales del
Norte y las del Sur en materia de participacin en las conferencias mundiales (Smith, Pagnucco y Lpez, 1998; tambin

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Clark, Friedman y Hochstetler, 1998). Si bien el contacto por


s mismo no dice mucho acerca de los niveles de incidencia
efectivos de las organizaciones, sugiere que las organizaciones
no gubernamentales del Sur tienen una presencia internacional mayor que la que podra esperarse si slo se consideran
los recursos con los que cuentan.
Las organizaciones internacionales que operan en los pases en desarrollo frecuentemente dependen de la financiacin
de las organizaciones localizadas en los pases desarrollados.
Muchas de ellas son grupos de activistas relativamente pequeos, y no organizaciones con muchos miembros, que financian su actividad mediante donaciones. Estos grupos generalmente dependen del financiamiento que reciben de
fundaciones de pases del Norte.6 Hochstetler (en este volumen) considera este tema tan importante que sostiene que el
apoyo financiero de los aliados potenciales debe ser considerado como una parte importante de la estructura de oportunidades polticas. De esta forma, una de las principales fuentes de poder informal en el seno de las redes reside en la
influencia que en ellas ejercen las fundaciones de pases desarrollados.
Debido a la influencia de las organizaciones no gubernamentales y las fundaciones del Norte, las asimetras en el seno de las redes transnacionales han sido tradicionalmente enmarcadas en trminos Norte-Sur. Esto puede ser un punto de
partida til para analizar algunas de las divisiones internas
en las redes transnacionales, pero esta explicacin no logra

6 En su estudio de las organizaciones no gubernamentales internacionales de derechos humanos Smith, Pagnucco y Lpez descubrieron que el 60% de ellas reciban contribuciones de fundaciones
para sostener sus actividades y que el 52% reciba aportes del gobierno o de agencias gubernamentales. La mayora de las organizaciones
no gubernamentales identific las dificultades financieras como el
obstculo institucional ms importante que enfrentan (Smith, Pagnucco y Lpez, 1998).

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captar cabalmente la complejidad de las asimetras y divisiones. En su estudio de las redes de protesta contra la represa
Yacyret, Arach seala las tensiones y oposiciones entre los
grupos dentro de Paraguay, alrededor de clivajes entre afectados y ambientalistas, ricos y pobres, letrados e iletrados. A
su vez, Bidaseca sostiene que las diferencias entre los pequeos propietarios en el movimiento de Mujeres Agropecuarias
en Lucha en Argentina y los Sin Tierra en el movimiento en
Brasil limit las posibilidades para establecer alianzas.
Las asimetras dentro de las redes transnacionales no se
deben solamente a la lgica poltico-estructural de las diferencias Norte-Sur, sino tambin a una lgica organizacional
inherente a la naturaleza de las organizaciones no gubernamentales, las redes informales, y las fundaciones que las financian. Uno de los problemas recurrentes en las redes es
que muchas organizaciones no gubernamentales compiten
por recursos limitados provistos por un puado de fundaciones. As, las prioridades de unos pocos individuos clave
dentro de las grandes fundaciones pueden modelar las prioridades programticas de muchas organizaciones no gubernamentales. En segundo lugar, esta competencia por el financiamiento puede bloquear posibilidades de colaboracin entre
organizaciones no gubernamentales, debido a que cada institucin debe perfilarse en una posicin de liderazgo capaz de
producir programas nuevos e innovadores y resultados slidos con el fin de asegurarse financiamientos futuros. Finalmente, en el rea del desarrollo, las organizaciones no gubernamentales a veces dependen del financiamiento otorgado por
los mismos gobiernos y organizaciones internacionales que
ellas deben monitorear, lo cual afecta su independencia.
Las fundaciones prefieren trabajar con organizaciones no
gubernamentales ms grandes y burocratizadas. Es probable
que una organizacin no gubernamental pequea que lucha
por subsistir no cuente con los conocimientos necesarios para elaborar una propuesta de financiamiento y de esa forma
obtener fondos de una fundacin importante. Si llega a reci-

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bir financiamientos grandes, es probable que no tenga la capacidad de usar esos fondos en forma productiva sin al mismo tiempo crear distorsiones en el patrn de crecimiento y desarrollo de la organizacin. Adems, es probable que no
cuente con los procedimientos burocrticos para preparar las
rendiciones financieras en los informes entregados a las fundaciones. Esto lleva a que se establezca una jerarqua entre
las organizaciones no gubernamentales en los pases en desarrollo, con un puado de ellas con buenos contactos iniciales
con el mundo de las fundaciones, lo que les permiten recibir
subsidios que, a su vez, les permiten desarrollar la infraestructura que necesitan para atraer nuevos fondos. Otras organizaciones no gubernamentales resultan marginadas, no
tanto por la calidad de su propuesta programtica sino sobre
todo por su falta de capacidades burocrticas.
En parte, las fundaciones han enfrentado este desafo a
travs de la especializacin. As, existen fundaciones ms chicas y grupos religiosos que se dedican a canalizar subsidios
para grupos ms pequeos, o entidades que actan como intermediarias, como el Global Fund for Women, que busca fondos de fundaciones ms grandes y despus los distribuye en
forma de becas pequeas entre diversas organizaciones no
gubernamentales de pases en desarrollo.
Pero puede haber problemas ms serios que las cuestiones relativas a las capacidades burocrticas. En el mundo de
las fundaciones y de las organizaciones no gubernamentales,
hay una valoracin muy positiva de la innovacin o, para decirlo en trminos ms crticos, hay modas. Algunos temas se
ponen de moda, y toda fundacin que se precie tiene que tener su propio proyecto que, sin duda, recibir financiamiento. El rea de los derechos humanos enfrent este problema,
cuando ciertos tipos de derechos o ciertas regiones del mundo recibieron especial atencin. Por ejemplo, los derechos de
los aborgenes o los de las mujeres fueron ignorados por el
mundo de las fundaciones durante mucho tiempo, y slo recientemente se han vuelto ms visibles y han conseguido ob-

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KATHRYN SIKKINK

tener mayor financiamiento. En los aos previos a la celebracin de la conferencia de Beijing, concretamente en 1995, las
fundaciones incrementaron en forma sustancial el financiamiento de proyectos vinculados a los derechos de las mujeres.
Durante varios aos la mayor parte del financiamiento de las
fundaciones se dirigi a Amrica Latina y Sudfrica. A fines de
la dcada de 1980 y principios de la de 1990, cuando Amrica Latina y Sudfrica experimentaron la apertura democrtica, el financiamiento proveniente de las fundaciones comenz a agotarse y los nuevos recursos se orientaron hacia
nuevos temas y regiones.
Mientras que la prdida de inters por algunos temas o regiones tiene un lado positivo es una fuente de innovacin y
de renovacin en el mundo de las organizaciones no gubernamentales y de las fundaciones, tambin tiene un costado negativo, dado que algunos proyectos prometedores son descartados. Adems, las fundaciones sostienen que despus de un
determinado nmero de aos de recibir financiamiento, las
organizaciones no gubernamentales deben ser capaces de autofinanciarse. Sin embargo, en varios pases en desarrollo
marcados por la ausencia de una tradicin filantrpica, esas
expectativas resultan poco realistas.
Segn las leyes de los Estados Unidos y de otros pases,
para poder deducirlas de los impuestos, las donaciones deben
ser realizadas a organizaciones sin fines de lucro acreditadas
y reconocidas. Sin embargo, muchos pases no cuentan con
procedimientos similares de otorgamiento del estatus de persona jurdica a una entidad, y as los donantes corren el riesgo de hacer contribuciones que finalmente no resulten deducibles. Esos obstculos han llevado a varias organizaciones de
los Estados Unidos a canalizar sus contribuciones a instituciones de su propio pas orientadas al mbito internacional,
en lugar de financiar organizaciones no gubernamentales pequeas en los pases en desarrollo.
Como consecuencia de la competencia por el financiamiento, as como de las diferencias ideolgicas y personales,

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las divisiones internas y los conflictos son frecuentes en las


redes, en las coaliciones y en los movimientos transnacionales. Aunque muchas veces presentan un aspecto de armona
exterior, a menudo estn cruzadas por profundas divisiones
internas. Es interesante observar, sin embargo, que las divisiones internas en las redes o en los movimientos transnacionales no socavan necesariamente su efectividad. A pesar de
que no queda claro por qu motivo las divisiones internas no
afectan en todos los casos la efectividad del movimiento o de
la red, es posible que las divisiones aumenten la visibilidad,
y esta ltima es crucial para alcanzar la efectividad. Otra explicacin puede ser que los conflictos suelen llevar a los actores transnacionales a modificar sus estrategias con el fin de
limitar el conflicto. Es posible que, adems de generar efectos negativos, la competencia en el sector de las organizaciones no gubernamentales promueva una mayor vitalidad en
las organizaciones, que luchan por captar fondos y la atencin de los medios de comunicacin. El crecimiento espectacular de organizaciones no gubernamentales ha generado
una pluralidad de estrategias que pueden producir efectos
positivos.
Las divisiones internas de las redes tambin pueden provenir de las mismas normas por las cuales abogan las redes.
Por ejemplo, el movimiento por los derechos humanos de las
mujeres provoc una mayor conciencia y atencin a la violencia contra las mujeres, al tiempo que legitim la creciente intervencin del Estado en la vida de las familias con el fin de
prevenir y castigar esa violencia. En el caso de los grupos de
mujeres, la adopcin del discurso y las normas de los derechos humanos tuvo el efecto de privilegiar a los grupos con un
enfoque de corte ms legal, y a lo/as abogado/as dentro del
movimiento, dado que el mbito internacional de los derechos
humanos es un terreno fuertemente encuadrado en trminos
legales. Otros grupos de mujeres han sostenido que circunscribir la violencia contra las mujeres al dao fsico deja de lado cuestiones vinculadas a la desigualdad econmica entre

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KATHRYN SIKKINK

hombres y mujeres, que probablemente sean el origen de gran


parte de la violencia fsica.
Otro efecto paradojal del activismo (advocacy) transnacional es su nfasis en el rol prominente que tienen que jugar las
instituciones y organizaciones internacionales. Como han reconocido los estudiosos de la Unin Europea, la transferencia
de actividades a niveles supranacionales puede generar un
dficit democrtico, por el cual las decisiones escapan a los
grupos ms representativos y quedan en manos de burcratas internacionales, no necesariamente representativos. Resulta irnico que el activismo transnacional, al promover la
democracia, pueda llevar a un nivel menor de democracia.

Conclusiones
Medidas con los parmetros ideales de representacin,
democracia, transparencia y autonoma, la mayora de las organizaciones no gubernamentales transnacionales no pasan
la prueba. Pero el patrn para medir la representatividad de
las organizaciones no gubernamentales debe ser otro: el grado de democracia existente en las instituciones regionales e
internacionales. En ellas, la representatividad es extremadamente imperfecta. La doctrina de la soberana de los Estados
ha llevado a la regla de un Estado, un voto, que crea la
igualdad poltica formal de pases muy pequeos con poca poblacin y de enormes pases como China. El sistema de veto
en el Consejo de Seguridad y el voto de mayor peso de los pases ricos en el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional no pueden ser justificados por ninguna teora de la representacin. En las Naciones Unidas no se hace ningn tipo
de distincin entre gobiernos democrticos y no democrticos.
Si bien algunas delegaciones pueden ser consideradas representativas de las opiniones de los ciudadanos de sus pases y
sujetas a crticas y reemplazos eventuales, otras estn bastante lejos de cualquier tipo de representacin o de control

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331

ciudadano. Este no es el caso, sin embargo, de la Unin Europea, la OEA o el MERCOSUR, donde hay un compromiso explcito con la democracia.
En esa situacin de representacin imperfecta, los esfuerzos de las organizaciones no gubernamentales y de las redes
inyectan una mayor diversidad de criterios y de informacin
en las organizaciones regionales e internacionales. Del mismo
modo que las empresas se adaptan a las imperfecciones del
mercado, las organizaciones no gubernamentales han desarrollado respuestas a las imperfecciones polticas de la representacin en las instituciones regionales e internacionales.
Las voces de las organizaciones no gubernamentales de pases con regmenes autoritarios abren la representacin de
aquellos cuya participacin poltica est restringida por el autoritarismo. En la medida en que las organizaciones no gubernamentales puedan controlar y monitorear a las burocracias
de las instituciones regionales e internacionales, promueven
la democratizacin y el accountability internacional, ya que
existen muy pocos mecanismos para hacer rendir cuentas a
los burcratas regionales e internacionales en los pases en
los cuales operan.
Sin embargo, la representacin a travs de las redes
transnacionales es insuficiente para compensar el dficit de
accountability democrtico generado por la toma de decisiones
en los niveles ms altos. Las organizaciones no gubernamentales y las redes son antdotos ad hoc, informales y asimtricos, para las imperfecciones en la representatividad nacional
e internacional. El dilema que enfrentan las organizaciones
no gubernamentales, las redes y los movimientos transnacionales es cmo avanzar concreta y pragmticamente en los temas sustantivos de sus agendas de polticas y al mismo tiempo intentar avanzar en la democratizacin de sus propias
prcticas y en la representatividad y accountability del sector
de las redes transnacionales.

332

KATHRYN SIKKINK

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