Lilián Celiberti. El Movimiento Feminista
Lilián Celiberti. El Movimiento Feminista
Lilián Celiberti. El Movimiento Feminista
Introduccin
Si trazramos una lnea que esquematizara el proceso de
desarrollo del movimiento feminista en Amrica Latina, surgira tal vez un zig-zag, partiendo de lo regional-global hace ms
de veinte aos, con hitos en los Encuentros Feministas de los
aos ochenta y noventa y en las agendas nacionales despus
de la IV Conferencia de Naciones Unidas (Beijing, 1995). Esta
esquematizacin no podra dar cuenta, sin embargo, de la
fluida interaccin de diferentes escenarios que ha caracterizado la propia construccin del movimiento, sus vnculos de solidaridad e identidad, sus diferencias, y el trnsito por mltiples agendas y estrategias. El feminismo es un movimiento
cosmopolita, al decir de Beck, que define y acta en la creacin de nuevos sentidos para la vida humana, que transforma los fundamentos de la familia, las relaciones de gnero, el
amor, la sexualidad y la intimidad (Beck, 2002:16).
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El objetivo de estas notas es presentar algunos de los escenarios actuales donde las corrientes feministas de Amrica
Latina sobre la experiencia acumulada en su accionar de las
ltimas dcadas se han ido convirtiendo en actoras de los
movimientos globales contemporneos.
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de trabajo se traslad a los escenarios nacionales como espacios de verificacin de los posibles avances y logros legislativos, institucionales y polticos, sin abandonar por completo
los espacios de intercambio regionales, a travs de seminarios, publicaciones, encuentros y formacin de nuevas redes.
El campo de accin de los movimientos de mujeres se dirigi
a incidir en la implementacin de los compromisos del Plan de
Accin Mundial (PAM) para el avance de la mujer a nivel de los
estados nacionales.
El juego estratgico entre lo mundial y lo nacional se hace evidente: Los consensos ganados en el escenario pblico
global podran ser utilizados para empujar o emplazar a los
estados a emprender acciones a favor de las mujeres. [] Con
tan apreciable punto de apoyo, el retorno a los contextos nacionales deba augurar una excepcional faena de logros. A los
movimientos de mujeres a escala local les tocaba actuar sobre
(ante?, con?, dentro?, desde?) la institucionalidad estatal,
teniendo bajo el brazo la carta de los acuerdos y los compromisos internacionales. Sin embargo, el desmesurado viraje de
la accin poltica feminista en estrategias centradas en los estados (state-centric strategies) ha acabado por generar algunas
complicaciones (Tamayo, 1998).
En trminos de la agenda, la segunda mitad de los noventa plante una cuestin central: qu lugar deben ocupar los
esfuerzos por institucionalizar las polticas de equidad en contextos de agudizacin de las exclusiones y desigualdades sociales?
Los logros, aun siendo importantes, parecan magros frente a los desafos de incorporar al debate democrtico la equidad de gnero como eje de la construccin democrtica. Cada
uno de los pases y la regin como un todo enfrenta cambios
sustantivos. Las polticas macroeconmicas, los acuerdos comerciales, las dimensiones sociales de la integracin, el impacto de las polticas de ajuste pasan a ser temas ejes de los
debates, seminarios y creacin de nuevas articulaciones. La
propia accin hacia los estados nacionales coloca en la agen-
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da la integracin regional y los pactos institucionales de construccin de los bloques comerciales y de integracin. Parece
demasiado esperar de los estados una retrica de equidad de
gnero cuando los procesos de exclusin social se agudizan y
replantean las relaciones de gnero en un nuevo contexto de
desigualdades mucho ms profundo.
En ese contexto, la lucha por los derechos de las mujeres
requiere una visin estratgica de futuro, en la cual la autonoma de las agendas feministas no estara definida solamente
por la defensa del discurso y el espacio propio, sino tambin
por la articulacin de esa agenda con las dinmicas democrticas de las sociedades, por la construccin de sociedades civiles que contemplen espacios contestatarios y alternativos de
pensamiento y accin, capaces de procesar no slo lo posible
sino lo deseable. (Esta vinculacin de la lucha feminista con
las luchas democrticas nunca dej de ser importante; sin embargo adquiere un nuevo giro en cuanto a dedicacin de esfuerzos organizativos y produccin de conocimientos.
El proceso de desarrollo del movimiento de mujeres y feminista abre un rico espectro de experiencias diferenciadas y
hasta conflictivas. El reconocimiento de la diversidad y de las
mltiples identidades feministas es uno de los temas ms interesantes de este proceso, por sus implicancias tanto tericas
como prcticas para re-pensar los caminos emancipatorios de
la humanidad. Las mujeres negras, las indgenas, las lesbianas
afirman sus identidades y cuestionan la percepcin de una
identidad femenina unificada. En algunos momentos de este
proceso, el punto verdaderamente conflictivo era cmo hablar
y en nombre de quines. Se hizo necesario nombrar, identificar,
reconocer cada especificidad para abrir los espacios a solidaridades y acciones comunes.
Los aos dedicados a monitorear a los estados, a realizar
advocacy* en relacin a diferentes temticas, a ocupar es-
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pacios pblicos y a especializar agendas y propuestas, crearon un bagaje importante de experiencias y debates que colocan al movimiento de mujeres como un movimiento en permanente cambio, con una especial ductilidad para asumir
nuevos desafos, contando con un conjunto de herramientas
articuladas para la presin poltica, la negociacin y el cabildeo.
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cultura y poder presentes en los procesos de integracin regional y en los grandes debates internacionales.2
Podra haberse llamado Articulacin Feminista MERCOSUR al estar integrada por coordinaciones nacionales de los
pases de la regin y haber definido como un eje central el tema de la integracin. Pero se llama MARCOSUR porque se trata
de definir un marco de articulacin, en el sentido de una
forma de interpretacin basada en una serie de valores compartidos que van ms all de un contexto especfico y de
cualquier frontera, por eso tambin la integran grupos de Per y Bolivia, redes regionales o feministas a ttulo personal. Es
un espacio, un proceso que a medida que avanza, se perfila,
y a veces ms que a una corriente de pensamiento se parece a una sntesis de instituciones.
El debate y la definicin de espacios de actuacin colocan
como eje central la necesidad de incrementar los dilogos e interacciones con otros movimientos sociales en el marco de las
movilizaciones globales por la justicia de los movimientos antiglobalizacin o de globalizacin alternativa, segn las diferentes adscripciones y posturas.
La convocatoria a los movimientos sociales para la realizacin del Primer Foro Social Mundial realizado en la ciudad de
Porto Alegre en enero de 20013 fue uno de los desafos asumi-
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dos por la recin constituida Articulacin Feminista MARCOSUR para insertarse en el debate global sobre otro mundo posible. La oportunidad de construir un espacio de interaccin
entre diversos movimientos sociales apareca intuitivamente
como un desafo: construir un hbitat, al decir de Virginia Vargas, que expresara las inevitables tensiones internas y externas de los movimientos sociales globales, un hbitat que revela e incluso reproduce rasgos y prcticas ambiguas, cruzadas
por movimientos democratizadores y bolsones de autoritarismo, sexismo o racismo. Un hbitat o espacio que no puede ser
desligado de las dinmicas de poder y de las hegemonas existentes en los pases y entre ellos a nivel global.
La participacin en el primer Foro Social Mundial en
enero de 2001 fue casi un tanteo, un espacio para mostrarnos, para aparecer con nuestras voces y pensamientos. No
se tena muy claro ni el alcance, ni la dinmica que el FSM
adquirira. A su vez, las alianzas entre los diferentes espacios
que formaban la Articulacin Feminista MARCOSUR tambin
se mostraban frgiles y escasamente definidas. A esa primera
convocatoria la AFM llev una serie de talleres acordados
Resolvimos llevarla juntos al director de Le Monde Diplomatique, tambin presidente de ATTAC en Francia, Bernard Cassen, para ver si la
idea sera aceptada fuera de Brasil. Cassen se entusiasm y propuso
que realizramos el Foro en Brasil. []. De regreso en Brasil comenzamos a verificar qu entidades se disponan a aceptar el desafo y
asumir esa enorme tarea. El 28 de febrero se reunieron en San Pablo
representantes de las ocho entidades que firmaron un Acuerdo de
cooperacin para la realizacin del Foro Social Mundial, cuya primera edicin se realiz en Porto Alegre del 25 al 30 de enero de 2001:
ABONG - Asociacin Brasilea de Organizaciones No Gubernamentales, ATTAC - Accin por la Tributacin de las Transacciones Financieras en Apoyo a los Ciudadanos, CBJP - Comisin Brasilea Justicia y
Paz, de la CNBB, CIVES - Asociacin Brasilea de Empresarios por la
Ciudadana, CUT - Central nica de los Trabajadores, IBASE - Instituto Brasileo de Anlisis Socio Econmicos, CJG - Centro de Justicia Global, MST - Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra.
Extractado de: www.forumsocialmundial.org.br
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4 Sergio Haddad, integrante del Comit Organizador en representacin de la Asociacin Brasilea de ONG (ABOMG); Evaluaciones
del FSM 2002 en www.forumsocialmundial.org.br.
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siado light (?), o que materiales de esa calidad deba estar financindolos la CIA (Garrido, 2002).5
El Comit Internacional tambin es un escenario de la
disputa de interpretaciones y presiones acerca de su sentido
y su futuro que sealaba Sergio Haddad. Para algunos actores, el Foro Social Mundial es un espacio de confluencia de la
lucha antiglobalizacin donde concertar una agenda de movilizaciones globales; para otros es un espacio plural donde es
posible compartir y articular alternativas democrticas y democratizadoras. Las feministas estamos all para participar
en este debate? Tenemos algo especfico que aportar? En algunas de las discusiones organizativas y polticas nos hemos
expresado contrarias a cualquier iniciativa tendiente a crear
una coalicin internacional que acte en nombre de un amplio y genrico movimiento global, algo as como una Internacional de nuevo signo. Detrs de esta posicin hay una acumulacin de experiencia poltica feminista y una postura
terica que atribuye a un espacio de esta naturaleza la oportunidad para el desarrollo de nuevas culturas polticas que
slo podrn construirse en el dilogo entre los diferentes movimientos. Como dice Candido Grzybowski:6 Estamos frente
a la necesidad de radicalizar la perspectiva de los derechos
humanos de todos los humanos como prioridad fundamental
para dar cuenta de una nueva conciencia de la humanidad.
Romper el divorcio entre economa y sociedad, entre economa
y naturaleza, entre naturaleza y sociedad son tareas centrales
para la construccin de una agenda global promotora de una
ciudadana planetaria. [] La especificidad del Foro Social
Mundial reside exactamente en la capacidad de construir el
espacio de encuentro, dilogo e intercambio entre redes, mo-
5 Un informe de la campaa se encuentra en Articulacin Feminista MARCOSUR, 2002. La campaa continu en el Foro de 2003.
6 Candido Grzybowski, Integrante del Comit Organizador, Director
de la ONG IBASE (Instituto Brasileo de Anlisis Socio Econmicos).
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Tu boca FUNDAMENTAL
La Articulacin Feminista MARCOSUR prepar su participacin en la segunda edicin del FSM en diferentes niveles.
Como integrante del Comit Internacional tena la responsabilidad de animar y coordinar el panel central del Foro Combate a la discriminacin y a la intolerancia. A su vez, organiz junto a otras redes un conjunto de talleres que dan cuenta
de diferentes agendas sobre las cuales se trabaja: Mujeres
Migrantes: fronteras anchas y ajenas (en coordinacin con
Repem/DAWN y UNIFEM) Sexo, mentiras y comercio internacional (apoyando a CICSA, GEM, WIDE) y finalmente, una
campaa creativa y transgresora contra los fundamentalismos de todo tipo. La campaa Contra los fundamentalismos,
lo fundamental es la gente busca amplificar las voces que se
oponen con firmeza a las prcticas, discursos y representaciones sociales discriminatorias, sometiendo a las personas a situaciones de opresin o vulnerabilidad. Porque creemos en
la posibilidad de construir, en el campo simblico y en el campo poltico, una dimensin de seres humanos y de sujetos,
sean mujeres u hombres, en el que esas prcticas se tornen
imposibles (documento de la campaa). Ampliando el contenido de los fundamentalismos a todas aquellas [] expresiones religiosas, econmicas, cientficas o culturales que pretenden negar a la humanidad en su diversidad, legitimando
mecanismos violentos de sujecin de un grupo sobre otro, de
una persona sobre otra. Esencialmente excluyentes y belicosos, los fundamentalismos minan la edificacin de un proyecto de Humanidad donde todas las personas tengan derecho a
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el dilogo y el escuchar a otros es central. Sin embargo, parecera que an nos interesa ms mostrar o visibilizar las iniciativas o propuestas de cada una de las redes o grupos que
abrir efectivamente el debate acerca de ellas.
En tercer lugar, la perspectiva de construccin de nuevas
identidades polticas democrticas supone el reconocimiento
de una cadena de equivalencias de demandas democrticas
al decir de Mouffe (1999:102).
Las propuestas emancipatorias impulsadas por los diferentes actores sociales se desarrollan en el interior de relaciones de poder y sus articulaciones no se dan automticamente. Es posible anunciarlas como un horizonte poltico
democrtico pero construirlas en la prctica supone movilizar
conceptualmente las jerarquas de interpretacin de los problemas a resolver, economa, poltica, poder mundial, versus
subjetividad, diversidad, discriminacin, derechos. Al abordar
los diferentes problemas parece difcil articular estas perspectivas sin establecer una jerarqua entre los temas. Es por ello
que an muchos intelectuales y polticos varones prescinden
de la teora de gnero para integrarla a sus perspectivas de
anlisis.
Desde el feminismo se han venido acumulando en las ltimas dcadas importantes aportes tericos y esfuerzos intelectuales dirigidos al estudio de los mecanismos de funcionamiento de las economas nacionales y mundial. En tal sentido
Rosalba Todaro y Regina Rodrguez afirman que estas iniciativas estn permitiendo elaborar nuevas perspectivas de anlisis: No se trata slo de incorporar a las mujeres como un
tema ms a investigar, sino de enriquecer los marcos tericos y conceptuales para lograr un conocimiento ms amplio y
adecuado sobre el funcionamiento de la economa (Todaro y
Rodrguez, 2001).
En el FSM se ha avanzado an escasamente en la premisa de pensar los problemas globales de la humanidad desde
una nueva perspectiva emancipatoria que integre y articule lo
pblico y lo privado, las subjetividades y poderes, clase, raza,
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gnero, opcin sexual para formular nuevas identidades polticas democratizadoras. Intervenir en este debate es un desafo poltico para las diferentes corrientes feministas, desde el
punto de vista terico, pero tambin desde la prctica poltica
cotidiana.
Estos cambios de perspectiva y de enfoque implican desafos importantes, as como establecer nuevas prioridades en la
agenda del movimiento. En una visin de sntesis:
Los cambios en las subjetividades han impactado tambin a
los feminismos y sus agendas de transformacin, reincorporando a ellos las agendas olvidadas o debilitadas en la larga
marcha hacia el fortalecimiento institucional. Agendas que
buscan integrar la justicia de gnero con la justicia econmica, recuperando al mismo tiempo la subversin cultural y la
subjetividad como estrategia de transformacin de ms largo
aliento. A esta lucha por la justicia, los feminismos comienzan a incorporar la diversidad no slo en la vida de las
mujeres sino en su estrecha relacin con las caractersticas
multiculturales y pluritnicas de la regin que se expresan
tambin en lo global. Estas luchas expresan dos tipos de injusticia: la injusticia socioeconmica, arraigada en las estructuras polticas y econmicas de la sociedad y la injusticia
cultural, o simblica, arraigada en los patrones sociales de
representacin, interpretacin y comunicacin. Ambas injusticias cruzan a las mujeres y a muchas otras dimensiones
raciales, tnicas, sexuales, geogrficas. Expresadas en la
desigual distribucin de recursos y en la ausencia de valoracin, se concretan en las luchas por redistribucin y por reconocimiento (Vargas, 2002).
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Referencias bibliogrficas
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contra los fundamentalismos, Montevideo.
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La dimensin transnacional
de los movimientos sociales *
KATHRYN SIKKINK
Introduccin
Es cada vez ms difcil estudiar la sociedad civil y los movimientos sociales en un pas sin tomar en cuenta sus vinculaciones y dimensiones transnacionales. Los movimientos
sociales actan en el marco de, y son influidos por, las instituciones nacionales (aquello que los tericos de los movimientos llamaran estructuras de oportunidades polticas). Al mismo tiempo, tambin reciben la influencia de las instituciones
y de los acontecimientos regionales e internacionales (lo que
podramos denominar estructuras regionales e internacionales de oportunidades polticas). Como seala Jelin en la Introduccin, los autores de este libro parten de la conviccin de
que el proceso MERCOSUR crea un nuevo marco [] para la
elaboracin de estrategias de accin de fuerzas sociales y actores colectivos (tambin Jelin, 1999). Para entender las acciones y la efectividad de los movimientos sociales, entonces,
es necesario comprender tanto la estructura nacional de oportunidades polticas como la regional y la internacional, y ex-
* Este trabajo es una revisin del captulo La dimensin transnacional de los movimientos sociales, publicado en Abregu y Ramos
(comps.), 2000.
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plorar las formas en que estas estructuras interactan y producen resultados concretos.
Presentar aqu un argumento terico general sobre las
redes transnacionales y los movimientos sociales, acompaado por ejemplos concretos de temas y tipos de redes. Analizar adems algunos de los desequilibrios y asimetras de poder
emergentes que exhiben los movimientos sociales y las redes
transnacionales. Abordar las cuestiones y los problemas concernientes a su dinmica interna se torna aun ms importante si tenemos en cuenta que las organizaciones no gubernamentales y las redes transnacionales se estn perfilando
como actores influyentes en el plano regional e internacional.
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tienen un mayor nivel de formalizacin y son ms profesionalizadas que los movimientos sociales nacionales; cuentan adems con personera jurdica y con personal remunerado.2 Las
organizaciones no gubernamentales regionales o internacionales tienen una estructura de toma de decisiones compuesta por miembros que provienen de ms de un pas.3 Todos los
casos que se analizan en este libro consideran a las organizaciones no gubernamentales nacionales, regionales e internacionales como actores centrales en el desarrollo de sus campos temticos especficos.
Hay tres tipos de configuraciones de actores no estatales
redes, coaliciones y movimientos transnacionales que suponen diferentes niveles de vinculacin y movilizacin. Las redes
transnacionales de activistas (advocacy) son las configuraciones ms informales de actores no estatales. Las redes son
conjuntos de actores cuya vinculacin traspasa las fronteras
nacionales, que estn unidos por valores comunes, por intensos intercambios de informacin y de servicios, y por discursos compartidos (Keck y Sikkink, 1998). Mientras que algunas redes estn formalizadas, la mayora se basa en
contactos informales. Lo central en la actividad de la red es el
intercambio y el uso de informacin. Las redes no se caracterizan por una coordinacin duradera de tcticas como lo hacen las coaliciones, ni movilizan a gran nmero de personas
2 Los tericos de los movimientos sociales consideran la profesionalizacin y la formalizacin como dimensiones organizacionales de
las organizaciones de movimientos sociales (Kriesi, 1996). En el plano internacional, las organizaciones no gubernamentales son instituciones con personera legal y con personal remunerado, en parte porque esa formalizacin es necesaria para adquirir status consultivo
en las Naciones Unidas.
3 El Anuario de Organizaciones Internacionales identifica a las organizaciones no gubernamentales internacionales como organizaciones en las que hay participacin electoral de por lo menos tres pases.
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pacidad de generar acciones coordinadas y sostenidas de movilizacin social en ms de un pas para influir pblicamente
en procesos de cambio social. A diferencia de las redes y de
las coaliciones transnacionales, los movimientos sociales
transnacionales frecuentemente movilizan a sus bases
(transnacionales) para la accin colectiva bajo modalidades
de protesta y de accin disruptiva. Esta definicin de los movimientos sociales transnacionales se ajusta a las definiciones de los movimientos sociales locales, que ponen el nfasis
en la presencia de la movilizacin y de las acciones disruptivas como rasgos caractersticos (Tarrow, 1994; Rucht, 1996;
Kriesi, 1996). Los tericos de los movimientos sociales sostienen que la capacidad de los movimientos de producir el cambio social est vinculada con su capacidad disruptiva o amenazadora del orden social existente (McAdam, 1982; Tarrow,
1994). De esta forma, cabra esperar que por su capacidad de
movilizacin, los movimientos sociales transnacionales, fueran ms efectivos que otras formas de accin colectiva transnacional. Tambin cabra esperar que los movimientos transnacionales tuvieran un nivel ms alto de identidad colectiva
transnacional.
Sin embargo, los movimientos sociales transnacionales
son la forma de accin colectiva transnacional ms difcil e
inusual. Para poder hablar de un movimiento social, debera
haber activistas en por lo menos tres pases, vinculados entre
s y con capacidad de emprender una movilizacin conjunta y
sostenida. De los casos discutidos en este libro, el movimiento transnacional de mujeres es el que ms se aproxima a la
definicin de un movimiento transnacional (Celiberti, Valds).
Estos tres tipos de configuraciones pueden ser vistos como niveles ascendentes de accin colectiva transnacional. Generalmente, una coalicin transnacional se forma slo despus de que se haya desarrollado una red de comunicacin; y
un movimiento agregar el elemento de movilizacin a una
coalicin transnacional. Si bien las definiciones de coaliciones, redes y movimientos transnacionales no son necesaria-
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Modalidad principal
Red transnacional
Coalicin transnacional
Movimiento transnacional
Intercambio de informacin
Tcticas coordinadas
Movilizacin conjunta
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gmenes autoritarios o semiautoritarios.4 En regmenes autoritarios represivos, la estructura de oportunidades es totalmente cerrada. No slo es impermeable a las influencias sociales, sino que el rgimen puede impulsar el debilitamiento
de la capacidad de organizacin de sus opositores o aun su
eliminacin.
Sin embargo, no es suficiente pensar la efectividad de la
accin colectiva transnacional slo en trminos de las estructuras de oportunidades polticas nacionales. Necesitamos
analizar en forma sistemtica las estructuras de oportunidades polticas transnacionales, esto es, debemos ver cules
son las dimensiones congruentes del entorno poltico regional o internacional que ofrecen incentivos para la accin colectiva. Las instituciones regionales e internacionales como el
MERCOSUR o las organizaciones de las Naciones Unidas se
encuentran entre las dimensiones ms importantes del entorno poltico transnacional para la accin colectiva transnacional (vase tambin Tarrow, 1999).
Adems, las organizaciones regionales e internacionales
difieren en su estructura institucional. El Banco Mundial, por
ejemplo, ha sido mucho ms permeable a la influencia de los
actores no gubernamentales que el Fondo Monetario Internacional. Por otra parte, las empresas transnacionales son menos abiertas a la influencia de las redes que las organizaciones internacionales.
Finalmente, y lo que es muy importante, es necesario considerar el modo en que las estructuras de oportunidades polticas nacionales, regionales e internacionales interactan, y
cules son los efectos de esa interaccin sobre la actividad de
los movimientos sociales. Ni los tericos de los movimientos
sociales ni los tericos de las relaciones internacionales han
4 Una excepcin es McAdam (1996), quien explcitamente reconoce que la represin es un aspecto clave de la estructura de oportunidad poltica.
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conceptualizado esta interaccin en forma adecuada. Los tericos de los movimientos sociales son cada vez ms conscientes de que los movimientos operan tanto en un entorno nacional como internacional (Oberschall, 1996). Estos autores
hablan de una estructura de oportunidades de mltiples capas que incluye un capa supranacional (Klandermans,
1997), de una comunidad poltica de varios niveles (Marks y
McAdam, 1996), o subrayan el modo en que las presiones internacionales inciden sobre las estructuras de oportunidades
nacionales (McAdam, 1996; Tarrow, 1998, 1999). Sin embargo, las presiones internacionales son todava vistas como un
tipo de shock externo para los procesos nacionales primarios. No hemos conceptualizado con exactitud el modo en que
las estructuras de oportunidades polticas pueden interactuar
de forma continua, y qu tipo de patrones caractersticos podran resultar de esa interaccin.
Una estructura poltica regional o internacional no desplaza a la estructura de oportunidades nacionales sino que
interacta con ella. Para aprehender la efectividad de las redes transnacionales debemos comprender la interaccin dinmica entre una estructura regional o internacional de oportunidades y una nacional. Esa interaccin dinmica puede ser
similar a la lgica de los juegos de dos niveles desarrollada por
Robert Putnam (Putnam, 1988; Evans, Jacobson y Putnam,
1993), pero sin el negociador principal que acte como la pieza clave en el centro de las negociaciones. Del mismo modo en
que hay ciertas lgicas que corresponden al juego de dos niveles de Putnam, parece haber patrones caractersticos en la
interaccin entre las estructuras de oportunidades nacionales
e internacionales. El modelo bumerang (Keck y Sikkink,
1998), y el modelo de la espiral (Risse y Sikkink, 1999), pueden ser pensados como esquemas referidos a la interaccin
entre estructuras de oportunidades nacionales e internacionales. Ambos sugieren que un bloqueo en la sociedad local
conduce a los actores de los movimientos sociales al campo
transnacional. Este bloqueo se origina con frecuencia en la re-
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presin y/o el autoritarismo. La combinacin de una estructura de oportunidades nacionales cerrada y una estructura de
oportunidades internacionales abierta da inicio al bumerang
y a la espiral. En el modelo de la espiral, la interaccin es ms
compleja. Las comunidades polticas cerradas promueven el
desarrollo de vnculos transnacionales, dado que los activistas locales son arrojados hacia el exterior, a veces inclusive
para proteger su propia existencia. Uno de los principales objetivos de la actuacin en el campo internacional es el de presionar por la liberalizacin y apertura de los regmenes nacionales. De esta forma, el modelo de la espiral genera un cambio
continuo slo cuando es capaz de contribuir a la transformacin hacia una estructura de oportunidades nacionales ms
abierta, generalmente a travs del cambio de rgimen poltico
(Risse, Ropp y Sikkink, 1999).
Una estructura de oportunidades polticas que acta en
dos niveles produce resultados que seran poco evidentes para aquellos que slo observan la estructura de oportunidades
nacionales. Por ejemplo, generalmente se supone que la capacidad o propensin de los Estados a la represin disminuir la actividad de los movimientos sociales (Tarrow, 1995;
McAdam, 1998). El modelo de bumerang sugiere, alternativamente, que la represin puede impulsar a los actores a llevar
adelante su lucha en el campo regional o internacional. Algunos activistas de los movimientos sociales organizan mapas
de oportunidades polticas tanto a nivel nacional como internacional, teniendo en mente que un bloqueo en el nivel nacional podra llevarlos a moverse en el plano regional o internacional (a veces con la idea de abrir espacios en el tablero
nacional). La represin es la forma ms obvia de bloqueo, pero la falta de respuesta a las demandas de los movimientos
puede impulsar tambin a la accin en el plano internacional.
Por ejemplo, tanto los grupos feministas como los indgenas a
veces han encontrado mayor receptividad a sus demandas en
el plano regional o internacional (Brysk, 2000; Valds, y Celiberti, en este volumen). Esta dinmica no difiere de la que
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exhiben algunos movimientos sociales en los sistemas federales. As, por ejemplo, cuando los defensores de los derechos
civiles en el sur de los Estados Unidos no contaron con el poder suficiente para derrotar a sus opositores segregacionistas
en los conflictos locales, desarrollan tcticas para provocar la
intervencin del gobierno federal en aras de promover la integracin racial (McAdam, 1983).
El grado de apertura de las estructuras de oportunidades
polticas regionales o internacionales generalmente es percibido en su relacin con el grado de apertura de las estructuras
nacionales. De esta forma, para un activista de derechos humanos en Chile en los aos setenta, el campo internacional se
mostraba permisivo y abierto en comparacin con la cruda represin en su pas. Por el contrario, para los activistas de pases en los que las estructuras de oportunidades estn muy
abiertas, el desplazamiento hacia una institucin regional o
internacional puede importar una disminucin en su nivel de
influencia. Este es el principal argumento que explica el dficit democrtico de la Unin Europea o el MERCOSUR. En este sentido, algunos defensores de los derechos laborales o de
los pequeos productores agrcolas plantean argumentos similares en referencia al MERCOSUR, a la Organizacin Mundial de Comercio (OMC) y al NAFTA (Badar, y Bidaseca, en
este volumen). Acusan a los gobiernos de trasladar las decisiones de polticas a las instituciones multilaterales, en tanto
estas son menos abiertas a la influencia de los actores sociales. En muchos casos los activistas transnacionales han diseado estrategias para intentar influir sobre este tipo de instituciones, pero esas estrategias son percibidas como una
respuesta defensiva necesaria ms que como una accin estratgica deseada (Badar, en este volumen). En otros, cuando los grupos nacionales se mueven en estructuras de oportunidades nacionales abiertas, no buscarn acceder a
instituciones internacionales, inclusive cuando la fuente de
los problemas que enfrentan sea de naturaleza transnacional.
Por el contrario, intentarn presionar a sus propios gobiernos
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para que representen sus intereses en los foros internacionales (Tarrow, 1995).
Tarrow ha planteado el interrogante acerca del efecto que
la internacionalizacin produce a largo plazo sobre los actores
nacionales: los fortalece o los debilita? (Tarrow, 1999). Nuestro modelo interactivo propone que no hay una respuesta
nica a este interrogante, ya que las respuestas posibles dependen de la naturaleza de la estructura de oportunidades
nacionales y del rea temtica de intervencin. Como sostiene Bidaseca en su trabajo sobre el Movimiento de Mujeres
Agropecuarias en Lucha (en este volumen), los vnculos regionales con otros grupos han sido un recurso importante para
su expansin y fortalecimiento. Para los sindicalistas camioneros que analiza Badar, sin embargo, la dimension regional
del movimiento sindical en el MERCOSUR se fundamenta en
trminos defensivos [] como repuesta a un impulso exgeno. En trminos ms generales, podemos decir que para
quienes actan en una sociedad represiva o cerrada a sus demandas, la internacionalizacin del movimiento los fortalece,
e inclusive puede contribuir a la democratizacin de esa sociedad a travs de la apertura de espacios previamente cerrados. Este fortalecimiento es, sin embargo, relativo a la posicin debilitada que ese movimiento ocupaba en el mbito
nacional. Como muestra Badar, varios activistas del campo
laboral sostienen que la globalizacin los ha debilitado a nivel
nacional, y que su actuacin en el plano transnacional es un
recurso defensivo para intentar recuperar niveles de poder
(empowerment) perdidos (Badar, en este volumen).
Las posibilidades de establecer una interaccin dinmica
entre las estructuras de oportunidades polticas nacionales,
regionales e internacionales son sin embargo difciles de concretar. Por ejemplo, un aspecto bsico de la estructura de
oportunidades nacionales es la presencia de alianzas con elites y grupos de apoyo. Cuando el movimiento considera la
actuacin en el plano regional o internacional, el universo de
potenciales aliados y grupos de apoyo se expande considera-
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blemente. Al mismo tiempo, resulta difcil movilizar a este tipo de aliados en el plano transnacional debido a la distancia,
al lenguaje y a las diferencias culturales. A medida que se
multiplica el nmero de aliados potenciales, se multiplica
tambin el nmero de potenciales sectores antagnicos. En
otras palabras, el campo multiorganizado en el cual operan
los movimientos sociales transnacionales es mucho ms complejo que el de los movimientos sociales nacionales (Klandermans, 1997).
Esto plantea la siguiente pregunta: qu condiciones son
necesarias para poder pensar al sistema regional o internacional como una estructura de oportunidades relativamente
abierta? Tarrow (1999) ha planteado que la existencia de instituciones internacionales es esencial para la movilizacin
transnacional. As como el pluralismo institucional o la existencia de mltiples puntos de acceso constituyen puntos clave de la estructura de oportunidades polticas nacionales (Rochon, 1998; Hipsher, 1998), el pluralismo y la multiplicidad
de puntos de acceso son rasgos centrales de la estructura internacional de oportunidades polticas.
El surgimiento de redes
y coaliciones transnacionales
Un desafo analtico significativo consiste en identificar las
condiciones que posibilitan el surgimiento de la accin colectiva transnacional emprendida por organizaciones no gubernamentales y determinar el modo en que estas logran incidir,
a pesar de ser mucho ms dbiles en materia de recursos tradicionales de poder que las organizaciones y los actores a los
que enfrentan. Comenzaremos por la primera pregunta: qu
contribuye al surgimiento de la accin colectiva transnacional? Los movimientos sociales transnacionales plantean algunos dilemas a la teora de los movimientos sociales. En particular, la teora de los movimientos sociales afirma que las
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condiciones que favorecen la aparicin y el xito de los movimientos sociales son difciles de encontrar y de sostener a
nivel transnacional (Tarrow, 1999). Por ejemplo, la teora indica que el proceso de enmarcamiento (framing) que resulta
crucial para los movimientos sociales tendr lugar entre personas homogneas que se encuentran en contacto regular
(McAdam; McCarthy y Zald, 1996:9). Pero los movimientos sociales transnacionales generalmente se inician entre participantes que no son homogneos. Cmo explicar entonces el
modo y los motivos a partir de los cuales los agrupamientos
de personas que no son homogneas se vuelcan a la accin
colectiva transnacional? La teora de los movimientos sociales
tambin sostiene que estos surgen de estructuras movilizadoras en las comunidades, familias, redes de amistad y estructuras informales de la vida cotidiana, esto es, instituciones locales como iglesias y escuelas (McAdam; 1982, 1988;
McCarthy, 1996). Sin embargo, esas estructuras estn ausentes en el campo transnacional, lo cual lleva a proponer el modo en que ciertos aspectos de la teora de los movimientos sociales deberan ser modificados para poder explicar el
surgimiento y el xito de la accin colectiva transnacional.
Podra ser til agrupar las explicaciones acerca de la aparicin de redes transnacionales y movimientos en factores de
expulsin (push factors) y factores de atraccin (pull factors)
(Imig y Tarrow, 1999). Los factores de expulsin incluyen los
diversos tipos de represin, bloqueo o aislamiento que empujan o expulsan a los activistas al campo internacional. La globalizacin de la economa, el creciente movimiento transnacional de las empresas, procesos como el MERCOSUR o NAFTA,
son tambin factores que han llevado a los activistas al plano
internacional, porque los procesos econmicos globales limitan el poder de los gobiernos e implican que las soluciones ya
no podrn ser buscadas solamente en el mbito nacional. Los
activistas necesitan, entonces, formar alianzas transnacionales para llevar adelante sus tareas bsicas. Dado que estos
procesos debilitan las estructuras de oportunidades polticas
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nacionales, colocan a los activistas en el campo regional o internacional (Badar, en este volumen; tambin Ayres, 1997).
Hay tambin factores que atraen o facilitan la actuacin
en el plano transnacional (por supuesto, algunos factores
pueden ser alternativamente descriptos como de expulsin
(push) o de atraccin (pull). Como ocurre con los movimientos
sociales, las redes sociales subyacentes y las estructuras movilizadoras contribuyen a reclutar miembros para las redes,
coaliciones y movimientos sociales transnacionales. Algunos
procesos ms generales, como el estudio o el trabajo en el extranjero y el exilio, ayudan a crear una conciencia regional o
internacional y relaciones personales que facilitan posteriormente el ingreso en las redes. Las conferencias organizadas
en forma paralela a varias de las conferencias del MERCOSUR
o las Naciones Unidas sirvieron para crear y reforzar redes sociales necesarias para la accin colectiva transnacional
(Clark, Friedman y Hochstetler, 1998). Este hecho fue posible
porque en esas conferencias los activistas pudieron encontrarse y establecer la confianza personal necesaria para el desarrollo de una accin colectiva continua. Esto no hizo que estos individuos fueran homogneos, sino que les brind una
experiencia compartida que se sum a sus objetivos comunes
para el desarrollo de la accin colectiva.
El rol de los avances en las comunicaciones y en la tecnologa internacional, descripto por la mayora de los autores de
los movimientos sociales transnacionales, puede ser considerado tambin como un factor facilitador, dado que propicia las
conexiones transnacionales y las hace menos costosas y accesibles. Tambin los viajes areos se han vuelto accesibles a un
nmero mayor de personas debido a la importante disminucin de los precios de los pasajes.
La existencia y visibilidad de instituciones y normas internacionales es tambin un factor de atraccin (pull factor), ya
que ofrece nuevos objetivos para la accin y nuevas oportunidades para la conexin de activistas. Y tambin acta en esa
misma direccin la disponibilidad de recursos internacionales
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para la actividad transnacional. Por ejemplo, cuando se acercaba la conferencia de Beijing en 1995, muchas fundaciones
proporcionaron grandes sumas de dinero para facilitar la participacin de activistas (especialmente de los pases en vas de
desarrollo) en la conferencia.
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de influencia. En este sentido, es raro ver un caso de poltica cvica mundial en el cual los activistas a la larga no presionen para obtener cambios en las polticas de los Estados,
de organizaciones internacionales o de firmas comerciales.
La evaluacin del impacto generalmente requiere estudios
de caso cuidadosamente investigados, como lo son los captulos de este volumen. Hay situaciones en que los movimientos
sociales nacionales y las redes transnacionales aliadas a ellos
son esenciales para llamar la atencin sobre determinadas
cuestiones e incluirlas en la agenda de discusin. Incluso en
algunos casos podemos decir que crean nuevas cuestiones.
Por ejemplo, la Hidrova o la represa Yacyret no eran consideradas como problemas hasta que las redes y coaliciones
transnacionales de organizaciones las convirtieron en temas
internacionales y las colocaron en la agenda (Arach, Hochstetler). En otras coyunturas y frente a ciertos temas, las redes
transnacionales tomaron cuestiones que se encontraban en
las agendas internacionales como los derechos humanos y
emprendieron campaas en determinados pases. Hay tambin ejemplos en que los movimientos transnacionales plantean cuestiones o crticas formuladas en crculos cientficos y
de anlisis de polticas ms amplios, como la creciente crtica
al impacto negativo y a los resultados decepcionantes de la
construccin de grandes represas, y traducen ese conocimiento en una demanda especfica: que el Banco Mundial realice cuidadosos anlisis de impacto ambiental de los grandes
proyectos de construccin antes de financiarlos (Arach, en
este volumen; Khagram, 2002). La existencia de normas internacionales en conjuncin con la accin colectiva transnacional es ms susceptible de producir efectos que la accin colectiva sin las normas internacionales, y estas sin la accin
colectiva transnacional. La ausencia de ambos probablemente no producir cambios.
Adems de la existencia de normas y de la accin colectiva transnacional, otros factores pueden tambin contribuir al
impacto y a la efectividad de la accin colectiva transnacional.
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prematuro medir su grado de apertura frente a la accin colectiva. Hochstetler (en este volumen) sostiene, por ejemplo,
que el espacio para la sociedad civil dentro de MERCOSUR
fue una conquista de los movimientos mismos, ya que las
aperturas en las estructuras de oportunidades polticas globales del MERCOSUR eran casi irrelevantes para sus propsitos.
Si las instituciones regionales e internacionales son las
principales estructuras transnacionales de oportunidades polticas que afectan el xito de las redes y de los movimientos
transnacionales, las variaciones antes descriptas en esas instituciones nos permiten formular una serie de hiptesis acerca de la accin colectiva transnacional. De esta forma, esperaramos que las redes y los movimientos transnacionales
sean ms efectivos hoy que en el pasado, y que fueran ms
efectivos en aquellas cuestiones y regiones en las que las instituciones son ms densas.
Tarrow ha sostenido que las instituciones internacionales
ayudan a facilitar las acciones y conexiones de actores no estatales a travs de mecanismos de intermediacin, esto es,
estableciendo conexiones entre actores que previamente no
estaban vinculados; de certificacin, es decir, reconociendo y
legitimando nuevas actividades y actores. Tambin lo hacen
modelando y difundiendo normas, tcticas y patrones de organizacin y de apropiacin institucional, es decir, utilizando
recursos o reputacin para apoyar a los grupos.5 Estas cate-
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goras son tiles para ayudar a pensar los modos en que las
instituciones internacionales ofrecen oportunidades para la
accin colectiva internacional. Sin embargo, es importante
subrayar otra vez la variacin entre las instituciones internacionales en relacin con estas dimensiones. ECOSOC ha sido
ms abierta a los grupos no estatales y ms proclive a dedicarse a la mediacin, certificacin, modelacin y apropiacin
institucional que el Fondo Monetario Internacional, el Consejo de Seguridad o la OTAN.
En general, las instituciones internacionales en el mbito
de la seguridad, las finanzas y el comercio han sido menos
abiertas a los actores no estatales que las instituciones que
operan en otras reas de actividad. Por qu esto es as? El
poder formal de veto del Consejo de Seguridad crea una estructura de oportunidades diferente de la lgica mayoritaria
de un Estado/un voto que reina en la Asamblea General o en
ECOSOC. Esto se suma a la ausencia de estatus consultivo
formal de los grupos vis--vis el Consejo de Seguridad. En relacin con el tema de la deuda, el Fondo Monetario Internacional, con su personal tecnocrtico y su sistema de votacin
en el cual los pases ms ricos tienen mayor peso, y con su
sistema bancario privado, exhibe una estructura de oportunidades extremadamente cerrada a la influencia externa. La
mayor incgnita entre las instituciones internacionales consideradas en este trabajo es el Banco Mundial: aunque tambin
cuenta con una estructura de votacin con peso diferencial de
los diversos miembros y cuenta con funcionarios tecnocrticos, se ha mostrado mucho ms abierto a las influencias en
materia de medio ambiente y de pobreza. Es posible que las
cuestiones vinculadas al desarrollo y a la reconstruccin ten-
rre de forma inversa, al usar las instituciones internacionales los recursos y las capacidades de investigacin de las organizaciones no
gubernamentales para poder realizar sus actividades con mayor eficiencia.
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directorios, sus voluntarios, sus miembros, por quienes las financian o por aquellos en cuyo nombre se organizan? Cmo
deben organizarse los sistemas de rendicin de cuentas y control de la gestin?
La mayor parte de las organizaciones no gubernamentales
se originan y operan en el mundo desarrollado. En los ltimos
cuarenta aos se ha registrado una tendencia hacia la dispersin geogrfica de las organizaciones no gubernamentales internacionales, tanto en trminos de la composicin de su
membresa como de la localizacin de sus secretaras internacionales. Sin embargo, las organizaciones no gubernamentales internacionales establecidas en Europa y en los Estados
Unidos son an mayoritarias (Sikkink y Smith, 2002). La asimetra entre las organizaciones en los pases desarrollados y
las de los pases en desarrollo son evidentes, y sera importante encontrar mejores formas de cooperacin y consulta entre
estos dos tipos de organizaciones.
Las asimetras en el seno de las redes estn tambin ligadas a los tipos de influencia que las redes ejercen en las instituciones internacionales. Las organizaciones no gubernamentales ms poderosas, que cuentan con mayor cantidad de
recursos y que estn vinculadas a los Estados del Primer
Mundo son las que frecuentemente cuentan con una mayor
capacidad de presin sobre las organizaciones internacionales. Este grupo de organizaciones no gubernamentales ejerce
su influencia en forma directa sobre las organizaciones internacionales y en forma indirecta sobre los Estados ms poderosos. Sin embargo, un estudio de 150 organizaciones no
gubernamentales de derechos humanos revel que las organizaciones del Sur pueden vincularse con entidades internacionales del mismo modo que los grupos establecidos en el
Norte, aunque suelen establecer contactos con diferentes organizaciones internacionales. Asimismo, no se registraron diferencias entre las organizaciones no gubernamentales del
Norte y las del Sur en materia de participacin en las conferencias mundiales (Smith, Pagnucco y Lpez, 1998; tambin
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6 En su estudio de las organizaciones no gubernamentales internacionales de derechos humanos Smith, Pagnucco y Lpez descubrieron que el 60% de ellas reciban contribuciones de fundaciones
para sostener sus actividades y que el 52% reciba aportes del gobierno o de agencias gubernamentales. La mayora de las organizaciones
no gubernamentales identific las dificultades financieras como el
obstculo institucional ms importante que enfrentan (Smith, Pagnucco y Lpez, 1998).
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captar cabalmente la complejidad de las asimetras y divisiones. En su estudio de las redes de protesta contra la represa
Yacyret, Arach seala las tensiones y oposiciones entre los
grupos dentro de Paraguay, alrededor de clivajes entre afectados y ambientalistas, ricos y pobres, letrados e iletrados. A
su vez, Bidaseca sostiene que las diferencias entre los pequeos propietarios en el movimiento de Mujeres Agropecuarias
en Lucha en Argentina y los Sin Tierra en el movimiento en
Brasil limit las posibilidades para establecer alianzas.
Las asimetras dentro de las redes transnacionales no se
deben solamente a la lgica poltico-estructural de las diferencias Norte-Sur, sino tambin a una lgica organizacional
inherente a la naturaleza de las organizaciones no gubernamentales, las redes informales, y las fundaciones que las financian. Uno de los problemas recurrentes en las redes es
que muchas organizaciones no gubernamentales compiten
por recursos limitados provistos por un puado de fundaciones. As, las prioridades de unos pocos individuos clave
dentro de las grandes fundaciones pueden modelar las prioridades programticas de muchas organizaciones no gubernamentales. En segundo lugar, esta competencia por el financiamiento puede bloquear posibilidades de colaboracin entre
organizaciones no gubernamentales, debido a que cada institucin debe perfilarse en una posicin de liderazgo capaz de
producir programas nuevos e innovadores y resultados slidos con el fin de asegurarse financiamientos futuros. Finalmente, en el rea del desarrollo, las organizaciones no gubernamentales a veces dependen del financiamiento otorgado por
los mismos gobiernos y organizaciones internacionales que
ellas deben monitorear, lo cual afecta su independencia.
Las fundaciones prefieren trabajar con organizaciones no
gubernamentales ms grandes y burocratizadas. Es probable
que una organizacin no gubernamental pequea que lucha
por subsistir no cuente con los conocimientos necesarios para elaborar una propuesta de financiamiento y de esa forma
obtener fondos de una fundacin importante. Si llega a reci-
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bir financiamientos grandes, es probable que no tenga la capacidad de usar esos fondos en forma productiva sin al mismo tiempo crear distorsiones en el patrn de crecimiento y desarrollo de la organizacin. Adems, es probable que no
cuente con los procedimientos burocrticos para preparar las
rendiciones financieras en los informes entregados a las fundaciones. Esto lleva a que se establezca una jerarqua entre
las organizaciones no gubernamentales en los pases en desarrollo, con un puado de ellas con buenos contactos iniciales
con el mundo de las fundaciones, lo que les permiten recibir
subsidios que, a su vez, les permiten desarrollar la infraestructura que necesitan para atraer nuevos fondos. Otras organizaciones no gubernamentales resultan marginadas, no
tanto por la calidad de su propuesta programtica sino sobre
todo por su falta de capacidades burocrticas.
En parte, las fundaciones han enfrentado este desafo a
travs de la especializacin. As, existen fundaciones ms chicas y grupos religiosos que se dedican a canalizar subsidios
para grupos ms pequeos, o entidades que actan como intermediarias, como el Global Fund for Women, que busca fondos de fundaciones ms grandes y despus los distribuye en
forma de becas pequeas entre diversas organizaciones no
gubernamentales de pases en desarrollo.
Pero puede haber problemas ms serios que las cuestiones relativas a las capacidades burocrticas. En el mundo de
las fundaciones y de las organizaciones no gubernamentales,
hay una valoracin muy positiva de la innovacin o, para decirlo en trminos ms crticos, hay modas. Algunos temas se
ponen de moda, y toda fundacin que se precie tiene que tener su propio proyecto que, sin duda, recibir financiamiento. El rea de los derechos humanos enfrent este problema,
cuando ciertos tipos de derechos o ciertas regiones del mundo recibieron especial atencin. Por ejemplo, los derechos de
los aborgenes o los de las mujeres fueron ignorados por el
mundo de las fundaciones durante mucho tiempo, y slo recientemente se han vuelto ms visibles y han conseguido ob-
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tener mayor financiamiento. En los aos previos a la celebracin de la conferencia de Beijing, concretamente en 1995, las
fundaciones incrementaron en forma sustancial el financiamiento de proyectos vinculados a los derechos de las mujeres.
Durante varios aos la mayor parte del financiamiento de las
fundaciones se dirigi a Amrica Latina y Sudfrica. A fines de
la dcada de 1980 y principios de la de 1990, cuando Amrica Latina y Sudfrica experimentaron la apertura democrtica, el financiamiento proveniente de las fundaciones comenz a agotarse y los nuevos recursos se orientaron hacia
nuevos temas y regiones.
Mientras que la prdida de inters por algunos temas o regiones tiene un lado positivo es una fuente de innovacin y
de renovacin en el mundo de las organizaciones no gubernamentales y de las fundaciones, tambin tiene un costado negativo, dado que algunos proyectos prometedores son descartados. Adems, las fundaciones sostienen que despus de un
determinado nmero de aos de recibir financiamiento, las
organizaciones no gubernamentales deben ser capaces de autofinanciarse. Sin embargo, en varios pases en desarrollo
marcados por la ausencia de una tradicin filantrpica, esas
expectativas resultan poco realistas.
Segn las leyes de los Estados Unidos y de otros pases,
para poder deducirlas de los impuestos, las donaciones deben
ser realizadas a organizaciones sin fines de lucro acreditadas
y reconocidas. Sin embargo, muchos pases no cuentan con
procedimientos similares de otorgamiento del estatus de persona jurdica a una entidad, y as los donantes corren el riesgo de hacer contribuciones que finalmente no resulten deducibles. Esos obstculos han llevado a varias organizaciones de
los Estados Unidos a canalizar sus contribuciones a instituciones de su propio pas orientadas al mbito internacional,
en lugar de financiar organizaciones no gubernamentales pequeas en los pases en desarrollo.
Como consecuencia de la competencia por el financiamiento, as como de las diferencias ideolgicas y personales,
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Conclusiones
Medidas con los parmetros ideales de representacin,
democracia, transparencia y autonoma, la mayora de las organizaciones no gubernamentales transnacionales no pasan
la prueba. Pero el patrn para medir la representatividad de
las organizaciones no gubernamentales debe ser otro: el grado de democracia existente en las instituciones regionales e
internacionales. En ellas, la representatividad es extremadamente imperfecta. La doctrina de la soberana de los Estados
ha llevado a la regla de un Estado, un voto, que crea la
igualdad poltica formal de pases muy pequeos con poca poblacin y de enormes pases como China. El sistema de veto
en el Consejo de Seguridad y el voto de mayor peso de los pases ricos en el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional no pueden ser justificados por ninguna teora de la representacin. En las Naciones Unidas no se hace ningn tipo
de distincin entre gobiernos democrticos y no democrticos.
Si bien algunas delegaciones pueden ser consideradas representativas de las opiniones de los ciudadanos de sus pases y
sujetas a crticas y reemplazos eventuales, otras estn bastante lejos de cualquier tipo de representacin o de control
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ciudadano. Este no es el caso, sin embargo, de la Unin Europea, la OEA o el MERCOSUR, donde hay un compromiso explcito con la democracia.
En esa situacin de representacin imperfecta, los esfuerzos de las organizaciones no gubernamentales y de las redes
inyectan una mayor diversidad de criterios y de informacin
en las organizaciones regionales e internacionales. Del mismo
modo que las empresas se adaptan a las imperfecciones del
mercado, las organizaciones no gubernamentales han desarrollado respuestas a las imperfecciones polticas de la representacin en las instituciones regionales e internacionales.
Las voces de las organizaciones no gubernamentales de pases con regmenes autoritarios abren la representacin de
aquellos cuya participacin poltica est restringida por el autoritarismo. En la medida en que las organizaciones no gubernamentales puedan controlar y monitorear a las burocracias
de las instituciones regionales e internacionales, promueven
la democratizacin y el accountability internacional, ya que
existen muy pocos mecanismos para hacer rendir cuentas a
los burcratas regionales e internacionales en los pases en
los cuales operan.
Sin embargo, la representacin a travs de las redes
transnacionales es insuficiente para compensar el dficit de
accountability democrtico generado por la toma de decisiones
en los niveles ms altos. Las organizaciones no gubernamentales y las redes son antdotos ad hoc, informales y asimtricos, para las imperfecciones en la representatividad nacional
e internacional. El dilema que enfrentan las organizaciones
no gubernamentales, las redes y los movimientos transnacionales es cmo avanzar concreta y pragmticamente en los temas sustantivos de sus agendas de polticas y al mismo tiempo intentar avanzar en la democratizacin de sus propias
prcticas y en la representatividad y accountability del sector
de las redes transnacionales.
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