La Cerámica Griega
La Cerámica Griega
La Cerámica Griega
Fue
muy rica y variada en sus formas y perfecta en sus acabados. Se caracterizo
especialmente por la estilización y la expresión de las figuras. Durante el
periodo arcaico se mostraba cerámica de figuras en negras sobre fondo rojo. En
el periodo clásico predominan las figuras rojas sobre fondo negro brillante.
Una de las manifestaciones artísticas más importantes del mundo antiguo es la que nos
legaron los griegos con su alfarería. La cerámica, es un elemento fundamental para los
arqueólogos ya que gracias a ellas, conseguimos datar los diferentes estratos que forman
un yacimiento, logrando recomponer así los hechos que allí se sucedieron en el orden
correcto. Es decir, nos da una cronología relativa “post quem” (una fecha a partir de la
cual sucedieron los acontecimientos que queden reflejados en ese estrato).
En cuanto a sus características podemos decir que se trata de una cerámica de gran
calidad que representaba temas sobre todo, mitológicos y otros secundarios –
geométricos, volutas…-.
Las formas eran muy variadas -ánforas, cráteras, oinokoes, …- y cada una con una
función específica.
Figuras negras (desde época arcaica hasta época clásica, aunque perdura en la
decoración de las ánforas panatenaicas.)
Figuras rojas (desde época clásica hasta el helenismo)
FIGURAS NEGRAS
Sobre fondo claro se pintan las figuras en negro y marcan los detalles mediante
incisión. Conocemos dos estilos dentro de esta técnica: miniaturista y
monumentalista, en función del tamaño de sus figuras.
Algunos artistas les conocemos porque firmaban sus obras, como el Pintor de
Neso (Heracles con caballos), el Pintor de la Gorgona y Sófilo (ambos de tipo
Orientalizante), Clitias (conocido por el famoso Vaso François), Execias
(Aquiles y Ayax jugando a las Damas), el Pintor de Ámasis (del cual se conocen
ocho vasos) y , por último, Nicostenes.
FIGURAS ROJAS
Realizadas sobre fondo negro pintado, aprovechan los huecos en los que se ve el color
real de la cerámica para crear las figuras, por lo que la técnica permite mayor
preciosismo y realismo de los detalles.
Existen menos obras firmadas, pero conocemos las escuelas de las que procedían
algunos de sus artistas como El pintor de Berlín, Execias (que continúa desde el
período anterior), y otros como Eufronio, Eutímides, Fintias, el Pintor de Sosias y
Cleofrades.
Cronología
En la Antigua Grecia el torno de alfarero se introdujo, probablemente procedente de
Asia, a finales del III milenio a. C. La cerámica autóctona aparece a principios del II
milenio a. C. y durante los siglos siguientes se realizaba en general en arcilla refinada,
decorada simplemente con una pintura mate.
Poco después del 2000 a. C. aparece a lo largo de toda Grecia un estilo de cerámica que
Heinrich Schliemann denominó cerámica miniana o minia, pues fue el primero en
encontrarla, en Orcómeno (en Beocia), patria tradicional de los minios. Es un estilo de
cerámica sorprendente que se distingue por la superficie barnizada en un gris mate de
alta calidad. Parece que la introdujeron los indoeuropeos durante su invasión.
Estilo submicénico
Estilo protogeométrico
Ánfora panzuda con asas, 950-900 a. C., British Museum
El sitio de Lefkandi es uno de los principales lugares de donde provienen las cerámicas
de este periodo. Se descubrió una figurilla excepcional de un centauro, de una altura de
36 cm. Su forma es muy estilizada, y su cuerpo está decorado con plumeados y con
formas geométricas.
Estilo geométrico
Vaso ático, c. 740 a. C., Staatliche Antikensammlungen de Múnich.
A mediados del siglo VIII a. C. aparecieron las figuras humanas en la decoración. Las
representaciones más conocidas con las de los vasos hallados en Dipilón, uno de los
cementerios de Atenas. Los fragmentos de estos grandes vasos funerarios muestran
principalmente desfiles de carros de guerra y de guerreros. También escenas funerarias
como: griego antiguo πρόθεσις, próthesis (exposición del muerto y lamentación) o
ἐκφορά, ekphorá (transporte del ataúd al cementerio). Los cuerpos son representados de
manera geométrica con la excepción de las pantorrillas, bastante protuberantes. En el
caso de los soldados, un escudo en forma de diábolo, apodado «escudo Dipilón» por su
diseño característico, cubre la parta central del cuerpo. Las patas y los cuellos de los
caballos, las ruedas de los carros son representadas unos al lado de otros. La mano de un
pintor de esta época, llamado a falta de firma «Pintor de Dipilón», ha podido ser
identificada en varias obras, sobre todo en ánforas monumentales.
Estilo orientalizante
Olpe protocorintio con animales y esfinges, h. 640-630 a. C., Museo del Louvre.
Se caracterizó por una fuerte influencia del arte oriental : Aunque el Oriente era mucho
menos aficionado a la cerámica que Grecia, su pintura y su escultura mostraban una
figuración más fina y más realista. Esta influencia se tradujo en una nueva gama de
motivos: esfinges, grifos, leones, etc., representados de manera más realista que en el
pasado. En los frisos, el pintor recurrió a lotos o palmetas. Las representaciones
humanas eran relativamente raras: consistían en escenas de batallas, de vez en cuando
hoplíticas, o también en escenas de caza. Los trazos geométricos subsistieron en el
estilo llamado protocorintio: había motivos geométricos y el «relleno» del segundo
plano se hacía con rosetas y nuevos motivos decorativos.
Los pintores corintios recurrieron a las figuras negras, principalmente sobre fondo rojo:
utilizaron una suspensión coloidal de color castaño que, con la cocción, tomaba un color
negro brillante, casi metálico. Esta técnica permaneció mucho tiempo misteriosa, a
pesar de los esfuerzos hechos por los ceramistas ingleses del siglo XIX, para descubrir
el secreto. Los corintios también inventaron la técnica de incisión en hueco que permitía
hacer resaltar la arcilla pálida. Ese estilo se expresó sobre todo en vasos pequeños
(aríbalos, alabastrones), cuyas formas aparecieron entonces.
Ulises y Polifemo, detalle de una ánfora protoática, circa 650 a. C., Museo de Eleusis.
Las cerámicas de Corinto fueron exportadas a toda Grecia, y su técnica llegó a Atenas,
que desarrolló sin embargo un estilo propio, con la influencia oriental menos marcada.
En este periodo calificado de protoático, aparecieron motivos orientalizantes, aunque el
trazo era relativamente poco realista. Las pinturas se mostraban vinculadas con escenas
típicas del periodo geométrico, como los desfiles de carros. No obstante, adoptaron el
principio del dibujo lineal en sustitución de la silueta. A mediados del siglo VII a. C.
apareció el estilo blanco y negro: trazo negro sobre fondo blanco, acompañado de
policromía para el color de los carros o de las vestiduras. La arcilla utilizada en Atenas,
mucho más anaranjada que la de Corinto, se presta menos fácilmente para la
representación de los carros.
Combate de Menelao y de Héctor sobre el cuerpo de Euforbo, plato del estilo del periodo
medio de las cabras salvajes, h. 600 a. C., Museo Británico.
Por su parte, Creta y sobre todo las islas Cícladas, se distinguieron por su atracción por
los vasos llamados «plásticos», es decir, aquellos cuya panza o cuello eran moldeados
con forma de cabeza de animal o humana. En Egina, el vaso plástico más popular tenía
una cabeza de grifo. Las ánforas melias, fabricadas en Paros, debían muy poco a
Corinto o a Oriente. Presentaban, como los vasos con relieves, un marcado gusto por las
composiciones épicas y un horror vacui que se caracterizaba por el empleo de rosetas y
de esvásticas.
Tondo de la Copa del pajarero, cerámica jónica, h. 550 a. C., Museo del Louvre.
El estilo de figuras negras fue inventado en Corinto en el siglo VII a. C. Los vasos
áticos de figuras negras se fabricaron primero bajo la influencia corintia desde circa
620 a. C., y fue llevado a su apogeo por los atenienses entre el 570 y el 525 a. C.,
alcanzando su mayor grado de perfección.
Se caracterizaba no sólo por el dibujo de figuras en negro sobre el fondo de arcilla (más
bien roja en el caso de Atenas), sino también por el uso de incisiones. Existía así una
serie de pseudo-figuras negras, en las que las bandas claras eran reservadas y no se
hacían incisiones en estas. La Copa del pajarero del Louvre es un ejemplo de ello.
La influencia corintia sobre la primera cerámica de figuras negras ateniense, se nota en
su decoración, carente de motivos de relleno. Las figuras (principalmente animales:
leones, cabras, esfinges, etc.) estaban dispuestas en registros superpuestos y ponían de
relieve la escena principal. No obstante, la cerámica ateniense se separó gradualmente
de dicha influencia. El gusto por los motivos mitológicos y la composición en único
gran registro que prevalecieron entre 550 y 530 a. C. son la muestra de que se creó un
estilo propio en la capital ática. Paralelamente, los vasos decorados evolucionaron. El
gran vaso funerario deja sitio a los vasos de la vida cotidiana, principalmente las
ánforas, hidrias, copas y cráteras.
Otros pintores son designados por apelativos convencionales, a menudo debidos a John
Beazley (1885-1970), historiador del arte, pionero en el estudio de la cerámica griega.
Por ejemplo, el Pintor de la Gorgona tiene el sobrenombre de Dino, sobre el que aparece
Medusa.
Heracles y Atenea, cara A de una ánfora bilingüe de figuras rojas, obra de Andócides (pintor)
Andócides, h. 520 a. C., Staatliche Antikensammlungen (Inv. 2301).
El estilo de figuras rojas apareció en Atenas hacia 530-520 a. C. Se convirtió
rápidamente en la «punta de lanza» de la producción ática, que le permitió imponerse
como la única gran escuela del periodo clásico. consistía en una inversión de la figura
negra: el fondo era pintado de negro y las figuras tenían el color de la arcilla. Los
detalles eran pintados y nunca incisos. Probablemente fue inventado por un pintor
concreto, posiblemente influenciado por un cliente o en realidad por su ceramista. Los
nombres de los ceramistas Nicóstenes, Amasis o Andócides fueron citados. Fuera quien
fuese, el primer pintor en aplicar esta técnica fue Andócides, del cual se conservan una
quincena de cerámicas. A comienzos de este periodo, los pintores hacían coexistir
escenas de figuras negras y de figuras rojas, estilo que recibe el nombre de cerámica
bilingüe.
En 480-479 a. C., durante las Guerras Médicas, Atenas fue ocupada por los persas. Sus
talleres fueron destruidos — se han encontrado pozos llenos de restos en el barrio del
Cerámico — y cuando los atenienses recobraron su ciudad, la producción cerámica tuvo
que empezar de nuevo casi de cero. Las reliquias del estilo arcaico fueron abandonadas
entonces — con la excepción del grupo manierista del Pintor de Pan — y las figuras
rojas definitivamente adoptadas. Algunos pintores, como el de los Nióbides, fueron
influenciados por la escultura o el fresco. El dibujo se volvió más sofisticado, mientras
que la elección de escenas se orientó más hacia la vida privada, sobre todo con escenas
de gineceo: es el «estilo florido», el último gran estilo ateniense. Los elementos de la
decoración (flores, plantas) aparecieron a partir del final del siglo V a. C., y el pintor se
reconcilió con el horror al vacío que le afectaba en el periodo geométrico: las
composiciones fueron más recargadas. Se nota un gusto pronunciado por los detalles y
la transparencia de la ropa, así como el movimiento proporcionado por la efervescencia
de éstos. Volvió la policromía con el recurso a la pintura blanca y dorada. Los
arcaísmos persistieron en el centro ateniense, como el recurso a las figura negras en las
ánforas panatenaicas, y se inventaron las figurillas de terracota que fueron difundidas
por todo el mundo griego y conocidas más tarde con el nombre de «tanagrina».
En esta época aparece el relieve, indudablemente a imitación de las vasijas hechas con
metales preciosos: se aplicaron coronas en relieve al cuerpo de los vasos Se han
encontrado complejos relieves basados en animales o en criaturas mitológicas. En
resumen, las formas de los vasos se inspiraron en la tradición del metal.
Los talleres volvieron a una decoración negra brillante adornada con decoraciones
florales o animales, o cambiaron radicalmente de postura: si no era posible conseguir
colores variados con la cocción, bastaba con pintar el vaso después. En este caso, los
colores son evidentemente menos duraderos. Esta técnica estaba generalmente reservada
a los vasos funerarios.
En la ciudad pakistaní de Taxila se han hallado diseños helenísticos. Fue colonizada con
artesanos y ceramistas después de que la conquistara Alejandro Magno.
Fabricación
Materiales
La cerámica griega tenía como material de base que la arcilla, aunque no todas las
arcillas eran iguales. Así, la de Atenas era rica en óxido de hierro (Fe2O3): con la
cocción adquiría un bello color rojo anaranjado. La de Corinto, desprovista de óxido de
hierro, tenía un color blanquecino. Estas diferencias permitieron, mediante un análisis
químico, determinar el origen de los vasos cerámicos: de este modo, se ha podido saber
que las hidrias de Hadra utilizadas en Alejandría, en el periodo helenístico, como urnas
funerarias habían sido fabricadas en Creta y no en Egipto.
Elaboración
Alfarero en su horno. Placa de estilo corintio descubierta circa 575-550 a. C., Museo del
Louvre.
Una vez fabricado se ponía a secar. A continuación se pintaba, según una técnica que
variaba según el estilo empleado. De manera general, el pintor jugaba con el contraste
del color rojo de arcilla y con una capa de color negro.
Coloración
Cocción
Una vez se había secado la pintura, el pintor dejaba paso al alfarero para cocción,
operación delicada, compuesta de tres etapas:
Tipología
Artículo principal: Tipología de vasos griegos