Historia de Tlaxcala
Historia de Tlaxcala
Historia de Tlaxcala
PARTE I
De los más antiguos horizontes, desde el prehistórico hasta el preclásico y
formativo (25 mil años a. de C. Hasta el siglo V de esta era), poco o nada se
ha encontrado en Tlaxcala que denote vestigios de la existencia humana en
sus tierras. En los valles de Tlaxcala, Panotla y Nativitas, que anteriormente
fueron regiones lacustres, se han hallado partes óseas (molares, fémures,
costillas) de animales gigantescos, anteriores a la presencia del hombre, Los
primeros habitantes del territorio tlaxcalteca debieron ser los gigantes o
quinametin (quinatzin) que moraban en la región poblano-tlaxcalteca, al
parecer de origen teotihuacano u otomí. Estos fueron desalojados por otros
grupos étnicos más evolucionados, los olmecas y xicalancas (gentes del
lugar de las canoas), con marcada influencia maya. Parece que los olmecas
penetraron en la altiplanicie mexicana hacia los valles poblano-tlaxcalteca y
de México, pues aún en 1168 tenían a Cholula (Cholullan) como su santuario
supremo.
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nahuatlacas que salieron de Chicomostoc (“Las Siete Cuevas”) hacia el valle
de México. Después de un largo peregrinar de norte a sur, buscando un
lugar donde aposentarse, llegaron en 1206 o sea Ome tecpaxíhuatl (“dos
pedernales”), a Puhuaxtlan o Poyahutlán, fundación tlaxcalteca en la orilla de
lago de Texcoco. Su expansión y progresos inquietaron a los acolhuas,
tecpanecas y texcocanos, pero muy especialmente a la gente de
Coatlichan, quienes les hicieron la guerra en 1330. Aunque victoriosos los
tlaxcaltecas, emigraron y después de otra penosa marcha llegaron a sus
tierras de promisión, expulsaron a los olmeca-xicalancas y mataron a su jefe
principal, Colopechtli. Otros grupos tlaxcaltecas se establecieron en
Tulancingo, Huauchinango, Orizaba, Zacatlán, Xilotepec y Xicochimalco.
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matando a 6 guerreros águilas y tigres e hiriendo a más de 20, antes de ser
conducido ante el dios Huitzilopochtli, para que se le extrajera el corazón.
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que alguno manifestara disgusto por las resoluciones tomadas por la
mayoría. Además de las 4 cabeceras, la república se dividía en 30 feudos o
mayorazgos que se regían por las mismas leyes de sucesión y pagaban
tributos a los señores, ya reales o personales. Los mandatarios tenían, a su
vez, vasallos y jurisdicción sobre los pueblos. Estos mayorazgos, al igual
que los señoríos, no pasaban jamás a las mujeres, pero a éstas, al igual que
a los hombres que no heredaban el mando político, se les concedían tierras
y bienes suficientes.
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Se conservan varias danzas, aunque un tanto alteradas; la más importante
es la conocida como Xochipizahua. “Las cartas de relación” de Hernán
Cortés y los relatos de Motolinia, Sahagún, Torquemada y Muñoz Camargo
hablan de la existencia de un teatro en Ocotelulco y de los autos celebrados
en las fiestas de Hábeas, ya en plena época colonial. La arquitectura casi
no dejó vestigios, salvo los altares de Tizatlán. Se recuerda la gigantesca
muralla encontrada por los conquistadores en los límites de la República y
los suntuosos palacios de los senadores.
PARTE II
A la llegada de los conquistadores españoles, en 1519, gobernaban las 4
cabeceras los caciques Tlahuexolotzin, Maxixcatzin, Xicohténcatl y
Citlalpopocatzin. Hernán Cortés, informado de la enemistad que había entre
los mexicas y los tlaxcaltecas, propuso a estos últimos, por conducto de una
embajada de cempoaltecas, que les permitieran el paso por sus tierras y se
aliaran con él contra el imperio de Moctezuma Xocoyotzin. Al decir de varios
cronistas, los senadores discreparon en sus puntos de vista, pues mientras
Maxixcatzin, usando sus grandes dotes de orador, se empeñaba en una
alianza, Xicohténcatl el viejo pugnaba porque se combatiera a los invasores.
Fue Xicohténcatl Axayacatzin, gobernante junto con su padre del señorío de
Tizatlán y jefe general del ejército de la república, quien con mayor ardor
propuso que se atacara a los españoles, atribuyéndose la frase histórica de
que los iberos no eran dioses –aludiendo la profecía de Quetzalcoatl- y que
no sería lo mismo ser vencedores en Tabasco que invencibles en Tlaxcala.
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La enorme construcción unía una sierra con otra y cerraba completamente la
entrada hacia los valles; servía de frontera y en esos precisos instantes se
encontraba desguarnecida. Los otomíes de Tecoatzinco, bajo las órdenes
del señor de Tecoac, Tochpacxochiuilli, había hostilizado a los intrusos que
andaban en busca de víveres; les mataron un caballo, pero sufrieron la
pérdida de 17 guerreros. El 2 de Septiembre se presentó Xicohténcatl al
frente de su numeroso ejército y obligó a Cortés a librar un combate en las
cercanías de un desfiladero, en el cual quería el joven guerrero inutilizar la
caballería y los cañones del conquistador; pero éste replegó a sus hombres
hacia campo raso, donde hasta la puesta del sol los hispanos destrozaron
por su mejor estrategia y armas a los indígenas.
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después de pasar por Atlihuetzia, llegaron a Tizatlán el 23 de septiembre,
donde recibieron grandes honores y obsequios, y se les aposentó en los
palacios de Xicohténcatl el viejo.
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consolidar la conquista que penosamente había conseguido en el valle de
México con la ayuda de sus aliados indígenas. Los Tlaxcaltecas,
acompañando al propio Cortés y a sus capitanes, conquistaron y colonizaron
el Distrito Federal, Puebla, Hidalgo, México, Morelos, Sonora, Sinaloa,
Nayarit, Jalisco, Colima, Michoacán, Guerrero, Oaxaca, Chiapas,
Chihuahua, Coahuila, Nuevo León, Tamaulipas, Veracruz, Tabasco,
Campeche, Durango, Zacatecas, San Luis Potosí, Aguascalientes,
Guanajuato, Querétaro, las Californias, Nuevo México, Arizona, Texas,
Florida, Guatemala, San Salvador, Honduras y Nicaragua y aun llegaron a
Ecuador, Perú, Cuba, República Dominicana, Canadá, Alaska y Filipinas.
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daban prisa a la construcción de la catedral ni de las casas para los
canónigos, lo que motivó que el prelado, de acuerdo con el virrey Antonio de
Mendoza, trasladara la sede y el cabildo eclesiástico a Puebla en 1539, pues
la primera acta capitular tiene fecha 22 de septiembre del propio año.
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descrito en 1585 como viejo y decadente, pero del que aún puede admirarse
en la iglesia una pila bautismal tallada en piedra y orlada con el cordón
franciscano y algunas pinturas; el de Calpulalpan, modificado en los siglos
XVII t XVIII, muy bien conservado, con portada de tipo barroco, rosas góticas
en la arquivolta y bellas arcadas sostenidas por pilastras de madera; y el de
Texcalac, en estado ruinoso, que aún conserva una torre y la ventana
ajimezada del coro encuadrada en un alfiz, supervivencia del siglo XVI.
Entre quienes recogían los tributos que Tlaxcala pagaba a España figuró el
gobernador indio Gregorio Nacianceno, de relevantes cualidades morales y
aptitudes para administrar. A él se debe la fundación del Hospital Real y la
expedición que fue a colonizar diversos lugares de la parte norte de México.
Su labor constructiva le acarreó enemistades y envidias, aun de parte de los
virreyes, y a la postre se le formó un juicio de residencia, se le destruyó y se
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le confiscaron sus bienes. Al decir de Larrea y Cordero, entre las cargas
fiscales que soportaban los indios figuraban en primer término las “mandas”
para los santos, en virtud de las cuales el clero los despojaba de sus tierras
para darlas a los españoles, que con ellas formaban sus haciendas, a pesar
de estar prohibido por el gobierno. No menos onerosos eran los gastos que
hacían para recibir al nuevo virrey que iba a México y cuyos gastos
ascendían a 14 mil pesos.
En 1691, a causa de las heladas del año anterior, hubo en las provincias de
México, incluyendo a la de Tlaxcala, tanta escasez de productos agrícolas
que muchos indígenas murieron de hambre. Esto sucedía durante la
regencia del virrey Gaspar de Sandoval Silva y Mendoza, conde de Gálvez.
Como la falta de alimentos continuara en los años siguientes, en 1694
ocurrió una epidemia que llevó al sepulcro a millares de personas. En 1697
nuevamente apareció el hambre. Estos y otros hechos ocasionaron la
decadencia de Tlaxcala, principalmente el auge de la provincia de Puebla y
la emigración de trabajadores hacia diversas fundaciones y obras, en
particular las del desagüe del valle de México, donde murieron muchos.
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El mariscal Mariano Aldama, sobrino de los caudillos Juan e Ignacio del
mismo apellido, se presentó en los llanos de Apan en agosto de 1811, al
frente de una pequeña partida que llevaba amplias facultades otorgadas por
la Junta de Zitácuaro. Aldama aumentó considerablemente su guerrilla con
patriotas hidalguenses, poblanos y tlaxcaltecas, y hostilizó continuamente a
las tropas del gobierno virreinal, a las que a menudo quitaba sus armas. El
brigadier Ciriaco de Llano salió en septiembre de ese año rumbo a
Calpulalpan para batir a la fuerza de Aldama, fuerte ya en más de 700
hombres; sin embargo, fue sorprendido por éste en las cercanías de la
exhacienda de San Cristóbal Zacacalco.
PARTE III
Cruentas fueron sus batallas contra el brigadier Concha y contra De Llano.
Los tlaxcaltecas acudieron a reforzar las fuerzas del cura Mariano
Matamoros, quien derrotó a los realistas el 16 de octubre de 1813 en la
hacienda de San Pedro de San Agustín del Palmar. Varios otros tlaxcaltecas
colaboraron con su esfuerzo intelectual, entre ellos el doctor José Manuel de
Herrera, quien publicó diversos periódicos insurgentes formó parte de la
Suprema Junta de Chilpancingo, firmó la Constitución de Apatzingán como
representante de la provincia, y al correr de los años llegó a ser el primer
ministro de Relaciones Exteriores que hubo en el México independiente. La
constitución de Apatzingán fue signada también por el licenciado Cornelio
Ortiz de Zárate, diputado por la provincia de Tlaxcala y tlaxcalteca por
adopción.
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general Nicolás Bravo, perseguido tenazmente por el coronel Hevia. El
gobernador entregó entonces el poder a José María Avalos, quien inició sus
funciones con el cargo de alcalde primero.
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fue sustituido por el licenciado José Manuel Saldaña, quien inició de nueva
cuenta las gestiones para que Tlaxcala tuviera otro tipo de organización
política. Con fundamento en la “Ley de Diputaciones Territoriales” del 7 de
septiembre de 1849, los legisladores locales nombraron jefe político al
general Ignacio de Ormaechea y Ernáiz, y éste expidió el estatuto orgánico
del territorio de Tlaxcala, que fue aprobado por el Congreso General y
sancionado por el presidente de la república, general Mariano Arista, en
1851.
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observancia. En 1863 se agregaría a la entidad la municipalidad de
Calpulalpan, segregada del Estado de México.
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En el resto de 1858 se combatió en Tlaxco, el 18 de noviembre; en
Huamantla, el 19, entre la guerrilla de Carvajal y los reaccionarios de El
Colgador; en Tlaxcala, el mismo 19; en Apetatitlan, el 20, con resultado
negativo para el conservador Amador; y en Huamantla, en diciembre,
cuando el general Alatriste volvió a derrotar a Amador. El 26 de enero de
1859, en el cerro de la defensa, los liberales vencieron a las fuerzas del
general Chacón.
Fuera del Estado los “blusas rojas” de Carvajal batieron al general Miñón y al
coronel Daza y Argüelles en Río Prieto, Puebla, y más tarde asediaron la
capital mexicana, replegándose luego hacia Apan, Hidalgo, de donde el 10
de abril desalojaron a los reaccionarios. El 5 de mayo batieron a Oronoz en
la hacienda de Virreyes, en Puebla; el día 21 siguiente atacaron a los
conservadores de Rafael B. De la Colina en Apetatitlan; el 5 de julio
derrotaron nuevamente a Oronoz en el barrio de Tlatempan e hicieron huir a
las fuerzas conservadoras; el 13 de agosto combatieron simultáneamente en
Zacatlán, Puebla, y contra la Brigada Vega en Chiautempan; y el día 23 de
ese mes se presentaron en Cholula para proveerse de víveres y armamento.
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Restablecido el orden constitucional, en marzo se hizo cargo nuevamente de
la gubernatura de Tlaxcala el licenciado José Manuel Saldaña, y de octubre
a diciembre sesionó el Congreso local con la misma diputación que había
sido elegida en mayo de 1857; pero todavía los generales conservadores
Zuloaga, Márquez, Negrete, Taboada, Cajiga, Beltrán y Cobos continuaron
en campaña. El 7 de diciembre de 1861 el general Carvajal derrotó y mandó
fusilar al reaccionario Marcelino Cobos y el 25 del propio mes venció a
Buitrón en el cerro de “La Palma”.
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republicanos de Antonio Pérez fueron rechazados por los imperialistas de
Huamantla. Maximiliano dio a Tlaxcala la categoría de Departamento, que
hacía 1865 llegó a contar con cuatro distritos (Tlaxcala, Huamantla, Tlaxco y
Zacatlán, que incluía Tetela) y las municipalidades principales de
Chiautempan, Zacatelco, Calpulalpan, Ixtacuixtla, San pablo del Monte y
Nativitas.
En 1866 Napoleón III ordenó el retiro de sus tropas; y a medida que éstas
iban desalojando el territorio, para embarcarse en el puerto de Veracruz, las
fuerzas republicanas ocupaban las poblaciones. Mientras esto acontecía, el
territorio tlaxcalteca aún se encontraba en poder de los imperialistas, pero el
gobernador Antonio Rodríguez Bocardo se pronunció en el Carmen
Tequexquitla nuevamente por el bando liberal, renovando en la entidad el
coraje necesario para desalojar a invasores.
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poderes; promulgó la Constitución local de 1868, a la que el tercer Congreso
Constituyente añadió los preceptos de las “Leyes de Reforma”; fue reelecto
en el cargo y organizó el Tribunal Superior de justicia (21 de septiembre de
1869). Hubo en los años siguientes algunas fricciones por cuestiones
territoriales, pues el Estado de México trataba de recuperar la municipalidad
de Calpulalpan, pero por decreto del Congreso de la Unión del 16 de octubre
de 1874, esa circunscripción fue cedida definitivamente a Tlaxcala.
Grajales, no grato al pueblo, estaba apoyado por el tercer cuerpo rural, paro
aun así tuvo que renunciar el 23 de julio de 1884. El congreso local designó
gobernador interino al diputado federal Teodoro Rivera (1ro de agosto) y en
las siguientes elecciones triunfó Próspero Cahuantzi, quien gobernó del 15
de enero de 1885 hasta la caída del régimen porfirista en 1911.
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El mismo Larrea refiere que el gobierno de Cahuantzi se caracterizaba por
un manejo honesto de los fondos públicos; que la administración de justicia
estaba en manos de hombres probos; que el presupuesto de gastos estaba
cubierto siempre y la instrucción pública debidamente atendida; que el
comercio progresaba y la industria adelantaba; y que Tlaxcala era el Estado
que tenía mayor número de fábricas de tejido e hilados, vidrio y loza. Los
robos eran rarísimos y la entidad era digna de visitarse “por sus recuerdos
históricos y tradiciones, por sus monumentos antiguos y sus importantes
ruinas, por sus obras de arte arquitectónico, por las buenas costumbres de
sus habitantes, por la benignidad de su clima, y por los elementos naturales
que tiene para su progreso”.
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odio contra la dictadura, se crearon centros revolucionarios en Puebla, en las
casas de los hermanos Campos y en Tlaxcala, en el domicilio de los
hermanos Sánchez Vargas.
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revolucionarios que ocupaban la capital desde el 31 de mayo anterior.
Deseoso de evitar fricciones entre los soldados de la revolución y los
federales, dispuso que éstos se quedaran concentrados en Apizaco,
custodiando el armamento, y que los primeros se quedaran en Tlaxcala.
Esta disposición, sin embargo, no fue acatada por dos partidas importantes
de revolucionarios: una, comandada por Isidro Ortiz y formada por 400
hombres; y la otra, bajo las órdenes de la coronela Carmen Vélez, con 300.
Esta salió de la ciudad, depuso a las autoridades de Contla y Amaxac, y
continuó a la Trinidad y Santa Elena para sublevar a los obreros, con el fin
de tomar juntos el parque almacenado en Apizaco; pero el gobernador,
enterado de estos acontecimientos y propósitos, mandó al mayor de rurales
Victoriano Cortés a impedir el ataque a ese centro ferroviario; ambas fuerzas
tuvieron un breve tiroteo, pero al fin los maderistas de la coronela se
dispersaron y días más tarde se rindieron, atendiendo instrucciones de los
jefes del movimiento.
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El general Rojas, convertido en gobernador y comandante militar, lanzó una
proclama en Huamantla, el 17 de diciembre de 1914, poniendo fuera de la
ley a los ya entonces convencionistas Domingo Arenas, Serrano y Pedro y
Pomposo Morales. Rojas dejó el poder, se presentó al general Coss en
Puebla, para seguir la lucha, pero nuevamente fue nombrado gobernador y
comandante, reiniciando sus funciones el 12 de enero de 1915 y trasladando
los poderes a la población de Chiautempan, de acuerdo con su estrategia
militar. Resultaron electos diputados al Congreso Constituyente de 1916-
1917 los tlaxcaltecas Antonio Hidalgo, Modesto González Galindo y
Ascensión Tépatl, quienes brillaron en las sesiones de Querétaro.
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GEOGRAFIA FÍSICA
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Actualmente se están llevando a cabo diversas prácticas de recuperación de
los terrenos y la vegetación, entre las que destacan la reforestación y el
control de la erosión. Tlaxcala es el estado mejor comunicado del país, el
primero que contó con vías férreas, y el que más kilómetros de caminos
tiene por unidad de área.
CLIMATOLOGÍA
El clima es un factor muy importante que influye sobre la distribución de la
vegetación y sus componentes florísticos debido a que depende de una serie
de elementos tales como: temperatura, precipitación y humedad, así como
dirección y fuerza de los vientos. Como factor de segundo orden y
particularmente a nivel regional se encuentra la topografía y principalmente
la altitud. En el estado de Tlaxcala se presentan dos tipos climáticos: el
grupo de climas templados y el grupo de climas fríos.
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Tzompantepec. La precipitación media anual fluctúa entre 700 y 1000 mm y
la temperatura media anual entre 12 y 18 grados centígrados. La máxima
incidencia de lluvia se presenta en julio, con un rango que va de 150 a 160
mm en tanto que la sequía se registra en los meses de enero y febrero.
GEOLOGÍA
En Tlaxcala predominan los afloramientos de rocas volcánicas como las
andesitas, las riolitas, los basaltos, las tobas y las brechas volcánicas.
Además, hay sedimentos lacustres, fluviales y fluvio-glaciares. El estado
está comprendido en su totalidad dentro de la provincia fisiográfica
denominada Eje Neovolcánico, por lo que su geología ha sido moldeada por
una actividad volcánica, la cual le ha dado relieve por un perfil característico.
Las unidades estratigráficas más antiguas del Estado son las rocas
sedimentarias, en particular los depósitos clásicos formados en un ambiente
continental lacustre que de acuerdo con su litología son clasificadas como
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asociaciones alternantes de areniscas y limolitas y de areniscas y calizas. Es
posible que estas rocas pertenezcan al Terciario inferior, ya que se
encuentran cubiertas por derrames andesíticos y tobas intermedias del
Terciario Superior (Mioceno).Las riolitas y tobas ácidas, que aparecen
restringidas a unos cuantos afloramientos dentro del Estado, pertenecen al
Terciario Superior (Plioceno). En este mismo periodo los agentes de
denudación fluviales y fluvio-glaciares (brechas sedimentarias) en las faldas
de volcanes andesíticos como la Malinche.
HIDROLOGIA
La mayor parte del Estado de Tlaxcala en sus proporciones centro y sur
queda comprendida dentro de la región hidrológica Río Balsas. Un área de
750.09 Kms2 al noroeste de la entidad es parte de la región Alto Pánuco; y
la región Tuxpan Nautla cubre 259.46 Kms2 del noroeste del Estado.
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Kms. Al norte de Puebla, toma este último nombre. Penetra en Izucar de
Matamoros y después de unir sus aguas con las del río Mixteco, se llama río
Poblano. Atraviesa los estados de Morelos y Guerrero, recibiendo varios
afluentes hasta que desemboca en el Océano Pacífico.
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REGIONES FISIOGRÁFICAS
El volcán Matlalcueyetl (faldas azules), también conocido como Malinche,
está considerado como una ruina volcánica pliocénica; el muñón erosionado
de lo que fuera en otros tiempos un enorme estrato volcán. Por el área que
abarca poco más de 30 Kms de diámetro, es uno de los mayores del país.
Sus faldas inferiores se tienden radicalmente con pendientes poco
pronunciadas, en tanto que sus laderas centrales, desde unos 3,300 metros
sobre el nivel del mar, son muy escarpadas y se levantan hasta los 4,461
metros sobre el nivel del mar.
Sus características más notables son las siguientes: una gran barranca que
baja hacia el poblado de San José Ixtenco al oriente; el rasgo circular de la
cima llamado Octlayo e identificado como antiguo cráter; la destacada
prominencia que alcanza los 3800 metros sobre el nivel del mar sobre la
ladera sur, huellas de acción glacial y rotura de roca por hielo.
SUELOS
La variedad de tipos de suelos se debe fundamentalmente a la constitución
litológica y al clima de la zona. En la provincia predominan las rocas ígneas
extrusivas básicas, aunque hay zonas con rocas ígneas extrusivas
intermedias y ácidas. En la Sierra de Tlaxco se encuentra parte de los
sistemas de topoformas con llanuras. En el cerro de Huintetepetl y en la
parte norte de la sierra de Huamantla los suelos son derivados de cenizas
volcánicas y presentan en su superficie una capa de color oscuro o negro,
rica en materia orgánica, pero ácida y pobre en nutrientes.
VEGETACIÓN
Predomina en la entidad un clima templado frío debido a que se encuentra
su totalidad arriba de los 2 000 metros sobre el nivel del mar, por lo que en
general la vegetación es propia de los climas fríos o templado-frío con
especies dotadas para resistir bajas temperaturas como el oyamel, el encino,
el pino y el enebro. Está distribuido como sigue: los bosques predominantes
son los de coníferas, aunque también los hay de encino; generalmente se
localizan a una altitud promedio de 2,568 metros sobre el nivel del mar.
Los sistemas de gran llano con lomeríos al este, la llanura de piso rocoso
con lomeríos al oeste y los lomeríos del sur de la entidad están dedicados
actualmente a las labores agrícolas, por lo que no son representativos de la
vegetación del estado y son, en teoría, los únicos en donde no hay bosques.
Aunque cabe destacar que es la mano del hombre, con la tala inmoderada,
la que ha ocasionado esto. La erosión así provocada es un agudo problema
de la entidad.
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del suelo e impedir en alguna medida la extinción de especies, puesto que
de lo contrario el no conservar estas reducidas áreas originará un mayor
desequilibrio ecológico.
OTOMIES: Los otomíes del Valle del Mezquital, Hgo. se llaman a sí mismos
"hñä hñü", de "hñä", hablar y "hñü", nariz, es decir, los que hablan la lengua
nasal, aunque los otomíes de la sierra oriental se refieren a sí mismos como
"n'hyühü". Son un pueblo montañés que habita en las zonas de tierra fría y
templada del centro de la república mexicana y sus altiplanos: la Sierra de
las Cruces, la meseta de Ixtlahuaca-Toluca, la escarpa occidental de la
Mesa Central, los valles de Querétaro e Hidalgo, la Sierra Gorda, el valle del
río Laja, los valles de Guanajuato, la Sierra de Puebla y algunos lugares en
el estado de Tlaxcala.
Las lenguas otomíes, también conocidas como "hia hiu", "hña'no", "ñah ñu",
"ñuhu", "ñ'ah ñu", "jia jiu" o "ra yuhu", se derivan del tronco otomangue,
familia otopame. En el censo de 1990 se registraron 280,238 hablantes de
otomí a nivel nacional, concentrados principalmente en los estados de
Hidalgo, México, Quéretaro, Distrito Federal, Veracruz y Puebla.
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