Artículo Critica Literaria JDR
Artículo Critica Literaria JDR
Artículo Critica Literaria JDR
Crculo
Resumen
La produccin cientfica exige como uno de sus primeros pasos plantear problemas sobre
un tema de indagacin y agrupar la tradicin crtica con el fin de comprender cmo los
investigadores precedentes han respondido a esos problemas. En este sentido, este artculo
tiene expone las interpretaciones ms sobresalientes de la novela boliviana Juan de la
Rosa. Memorias del ltimo soldado de la independencia (1885) con el fin de recuperar el
arduo trabajo de varios investigadores bolivianos y as cobrar conciencia sobre parte de la
historia de la crtica literaria en nuestro pas durante un poco ms de cincuenta aos. Tras
una breve presentacin de la novela y de los problemas que suscita su lectura, se exponen
los aportes ms relevantes. Para lograr ese objetivo, se procede, primero, presentando la
novela; despus, planteando sus problemas y la respuesta que la tradicin de crtica literaria
ha ofrecido desde 1953 hasta la fecha.
1.1.
poltica, el dueo le habra pedido a Demetrio Larrazabal que recobrara los manuscritos del
Sr. Aguirre. El prstamo y devolucin del Diario habra ocurrido entre los aos 1874 a
1876. Paredes supone que Aguirre habra querido incluir el nombre de Jos Santos Vargas
en el tomo no escrito de su novela cuyo ttulo habra sido Hayopaya. Es as, que segn este
investigador, si Aguirre no hubiera tenido acceso al Diario cabe la posibilidad que este no
hubiera escrito jams JDR con la riqueza que actualmente tiene la obra.
En base a esos datos y con ayuda de un anlisis textual, Paredes concluye su tesis
afirmando que la novela de Aguirre tiene como intertexto principal el mencionado
manuscrito. Segn Paredes, Aguirre habra escrito la novela como un tributo al Diario de
Jos Santos Vargas. Lastimosamente, muchos de los investigadores posteriores ignoraron
los aportes de Paredes, ya que su trabajo qued archivado y casi olvidado en los
repositorios de tesis de la biblioteca de la Facultad de Humanidades de la Universidad
Mayor de San Andrs.
En sntesis, la investigacin de Paredes permite afirmar que 1) Nataniel Aguirre es el
verdadero autor de JDR; 2) que el verdadero ttulo de la novela es Memorias del ltimo
soldado de la independencia y que Juan de la Rosa es el pseudnimo de Aguirre; 3) que la
novela estaba proyectada en cuatro tomos: Cochabamba, Los Porteos, Hayopaya, Los
Colombianos; 4) que esta novela tuvo como uno de sus intertextos principales el Diario del
Mayor Jos Vargas. Adems, permite afirmar que el tema de la novela es la lucha
independentista. Ese tema se presenta de un modo testimonial ya que recobra el recurso
autobiogrfico presente en el Diario de Jos Vargas. En ambos escritos el nudo central es la
liberacin y la memoria de los actos heroicos por los que los valientes patriotas lucharon
contra los realistas. En una sola frase, tanto el Diario como JDR ofreceran a sus lectores la
narracin de la liberacin de un pueblo mediante los heroicos actos de las personas. Ambas
obras tendran como tema central la lucha por proteger el rbol de la libertad (Paredes 83)
que terminara cobijando a las futuras generaciones.
1.4.
Gustavo V. Garca realiz la edicin crtica de JDR en 2013. Lastimosamente, esa edicin
crtica carece de dos aspectos centrales de una edicin crtica: la relacin de la obra editada
con las dems publicadas por el autor y la presentacin de los principales estudios
monogrficos sobre la obra editada. Es as que Garca no relaciona JDR con las dems
obras de Aguirre2 e ignora algunos estudios sobre la novela, por ejemplo, el de Paredes
(1990). La omisin de la investigacin de Paredes permite a Garca afirmar que Aguirre no
es el autor de JDR, por lo que tal vez no le pareci importante relacionar esa novela con la
2 Inclusive, en la introduccin a la edicin crtica Garca casi pone en duda la existencia de
la edicin de la novela en folletines: Por mi parte, solo he encontrado una de estas
ediciones. Nadie, que yo sepa, ha documentado la existencia del folletn que, de hallarse,
sera til para estudiar el texto y despejar dudas que todava subsisten (Garca 23). Es
afirmacin de Garca va muy cercana a una cita del trabajo de Mariaca, cuyo trabajo aqu
expuesto cita y comenta la investigacin de Paredes.
3
restante produccin del escritor cochabambino. Segn Garca, JDR fue escrita por el seor
Juan de la Rosa y al ser escrita por un testigo de las luchas independentistas debe,
necesariamente, corresponder con las caractersticas que la teora de la literatura testimonial
otorga a las obras que caen dentro de esa denominacin.
Garca sostiene que Aguirre no es el verdadero autor de JDR, sino su editor. Por lo tanto
esta novela sera una produccin hbrida y conjunta (Garca, J. de la R.: autor de
Memorias... 175). Esto le sirve a Gustavo V. Garca para afirmar que JDR es una narracin
testimonial o, por lo menos, un antecedente de este gnero. JDR sera una novela construida
a partir de las memorias del seor Juan de la Rosa y la edicin de Nataniel Aguirre. Garca
afirma que los editores de la tercera edicin le atribuyeron a Aguirre la produccin de la
obra y, acaso para que su propsito fuera ms creble, manipularon el texto aadiendo y
omitiendo frases inexistentes en la primera edicin (Ibdem)3.
Garca parte de la hiptesis que el seor Juan de la Rosa existi realmente, no solo como
ficcin, y envi sus memorias a un corresponsal para que las publicara. Este corresponsal se
las habra entregado a Nataniel Aguirre. Este las habra editado y las entreg al peridico El
Heraldo para la consiguiente publicacin en folletines. As que, para Garca, hay un autor
testimonial y un editor letrado en JDR. Garca afirma que la diferencia entre autor y editor
en esta novela es muy importante, ya que le permite catalogarla como un antecedente
decimonnico de la escritura de testimonio (180).
Segn Garca, la diferencia entre autor y editor se puede confirmar por el tono de las voces
narrativas (Ibdem). Mediante un proceder deductivo, el investigador afirma que como en
la literatura decimonnica se respeta la diferencia entre ficcin y verdad; entonces es
improbable que el autor haya buscado mezclar ambas. As que cuando la narracin presenta
informacin testimonial, del tipo cuando yo llegu, estara hablando el seor Juan de la
Rosa. En cambio, cuando en la narracin se afirma haber recogido informacin de otras
fuentes, orales o escritas (de otras personas no menos fidedignas obtuve yo estos
detalles), estara interviniendo el editor, Nataniel Aguirre. Sin embargo, este argumento
omite que en el captulo XVII de la novela, el narrador afirma que la abuela Chepa me
refiri varias veces los ejemplos los ejemplos de la beata Quintaona y de don Ego
(Aguirre, 1885: 207). Los cuadros de costumbre titulados La Quintaona y Don Ego fueron
escritos y publicados por Aguirre en fechas cercanas a JDR; por lo que, siguiendo el
razonamiento de Garca, o el autor testimonial de JDR sera Aguirre o este tambin
plagi esos relatos cortos al desconocido Sr. Juan de la Rosa.
A esto se suma que en muchas notas del editor se dan detalles que trivializan el contenido
didctico de la narracin. Garca pregunta, por qu el narrador buscara matizar o
trivializar su propia historia? Eso le parece contradictorio, as que infiere que autor y editor
son dos personas distintas. Garca respalda sus argumentos con observaciones hechas sobre
los pies de pgina del folletn de JDR. En esa edicin hay dos tipos de pies de pgina, las
3 Como ya vimos, la constatacin de la manipulacin de la tercera edicin en relacin a
las del folletn y el libro en 1885 fue elaborada con suficiente material por Ral Paredes.
Por lo que sera mrito de Paredes haber descubierto esa manipulacin trece aos antes que
Garca y un mrito de ambos, el haberla descubierto en investigaciones independientes.
4
notas corrientes y las Notas del editor. Las ediciones posteriores incluyeron el rtulo de
Notas del autor a las primeras, diferencindolas de las editor. A Garca le parece que
esa correccin fue de aparente sentido comn (177). As que a partir de ese hecho, y
siguiendo la teora de la literatura testimonial (178), el investigador supone que debe
existir un sujeto subalterno (testigo) que redact sus memorias y que fue un intelectual
orgnico quien acot el texto en calidad de editor. El testigo subalterno tendra que ser el
desconocido seor Juan de la Rosa y Aguirre sera el intelectual orgnico.
Como se puede apreciar, su proceder es deductivo. Garca parte de los rasgos de la teora
contempornea de la literatura testimonial y asigna las mismas a JDR. La diferencia entre el
intelectual orgnico o editor y el autor testigo estara respaldada por los cambios,
inserciones y omisiones o elisiones que los editores de las publicaciones posteriores al
fallecimiento de Aguirre hicieron.
El procedimiento deductivo de esta interesante hiptesis suscita algunas sospechas. Garca
propone que de demostrarse su hiptesis, JDR, avant la lettre (184), podra ser un
antecedente de la literatura testimonial. As que el Sr. Juan de la Rosa sera el autor-testigo
y Aguirre solo el editor-intelectual orgnico. Sin embargo, no podra pensarse, por
contraparte, que el Sr. Juan de la Rosa no existi y que Aguirre es el autor; por lo que la
novela JDR, tambin avant la lettre (184), sera un antecedente de la literatura que
mezcla realidad y ficcin, que matiza la informacin y tono del narrador como
manifestacin de una polifona discursiva que enriquece el relato? Es ms, acaso no se
podra pensar que esta novela no es solo un antecedente, sino un producto de la influencia
de El Quijote, en la que el verdadero autor es otro personaje de la propia ficcin? Por
ltimo, no se podra pensar que el tono marcadamente testimonial de JDR proviene de la
versatilidad de la pluma de Aguirre y de la influencia en ella hubo del Diario de Jos
Vargas como demostr ya en 1990 Paredes4?
1.5.
manifiesta en la nostalgia que el narrador expresa por la dura batalla del pasado y los tristes
resultados obtenidos durante la poca republicana. As que para Castan, JDR es una
novela histrica de corte romntico que nos pide recordar la gloria de la lucha por la
creacin de lo nacional.
Las lecturas de Diaz, Finot, Diez de Medina y Castan hacen nfasis en que JDR es una
novela histrica y como tal expresa la verdad histrica. Segn estos autores, esta verdad
histrica est ms o menos permeada por la ficcin. De ah se sigue que la mayora de estos
lectores considere que las pocas o muchas virtudes literarias de JDR estn destinadas a
representar fehacientemente la construccin de la nacin boliviana a partir de las luchas de
la independencia en la que los actores buscan conseguir su liberacin del rgimen colonial.
De la representacin verdadera de los hechos histricos surge el mensaje pedaggico de
JDR. Ese mensaje pedaggico puede consistir en regocijarnos por los altos valores
libertarios de la nacin y del espritu de los bolivianos y/o en llamarnos a la reflexin ante
la prdida de esos valores en la poca republicana.
Desde un punto de vista metodolgico, todas estas lecturas podran ser calificadas como
interpretaciones univocistas; es decir, que todas ellas consideran que existe un solo tema
objetivamente identificable por todo lector. Primero, porque que todas ellas consideran que
existe un tema central en JDR, la nacin boliviana. Segundo, porque todas ellas muestran la
clara intencin de interpretar correctamente el nico tema central de la novela y, de ese
modo, manifestar intencin implcita del autor. Tercero, porque todas esas lecturas aceptan
y valoran positivamente esa nica representacin de la verdad histrica que revela la
creacin de lo nacional en JDR. Dentro de esta perspectiva univocista, se puede ver que el
tema central es la construccin de la nacin boliviana. Tal construccin se logra como
versin ficcional o imitacin de la verdad histrica. La verdad histrica que se imita o
representa ficcionalmente es la liberacin del pueblo boliviano. As que para esta primera
generacin la libertad que aparece en la novela es una libertad poltica que se logra por
medio de la autodeterminacin del pueblo en su rechazo a la opresin o dominacin
extranjera.
1.7.
JDR como una novela de valores trascendentes en las
interpretaciones de Walter Navia (1966) y Bailly Houben (1978)
Con las interpretaciones de Walter Navia y Bailly Houben ingresamos al periodo en
que la crtica literaria deja de lado las visiones histricas panormicas para dedicarse a
estudios y reflexiones monogrficos. Ambos investigadores afirman que en esta novela
se presentan valores trascendentes, es decir valores que no estn circunscritos a una
poca o a una cultura determinada, sino que son los mismos independientemente al
contexto en que aparezcan. Esos valores son los de la libertad, la justicia y el herosmo.
Interpretacin y anlisis de Juan de la Rosa (1966) de Walter Navia es el primer
estudio monogrfico de esta novela. En el mismo se realiza un anlisis estructural de
JDR del que deriva una interpretacin sobre el tema de esa novela. En su prlogo
enfatiza el carcter ficcional de la novela, al punto que Navia afirma que Aguirre se
apoya en lo histrico con la nica finalidad de darnos lo que no es histrico, lo que
los historiadores omiten, una impresin de la realidad, una ficcin (Navia 15). Esa
7
sarcasmo 5.
Por su parte, el uso de diminutivos tiene dos finalidades, la de la mofa y el cario. El
uso del diminutivo como mofa se aprecia cuando se habla de modo intencionadamente
afectado de algunos personajes, como doa Goyita, rica heredera de los Cuzcurritas.
El uso carioso del diminutivo se aprecia en las referencias que Juanito hace de su
madre; por ejemplo cuando se habla de sus zapatitos, de su tosecita, etc.
Esta discriminacin lingstica convierte el estilo de Aguirre en uno de tonos
marcadamente afectivos. Por ello, Navia afirma que [a]dmiracin, desprecio, amor y
odio, cario y ternura y mofa o sarcasmo, este es el sustrato afectivo que impregna
toda la novela (43). Ese sustrato afectivo hace de JDR una novela singular dentro de
la narrativa boliviana segn la valoracin de Navia.
En el estudio de la nominacin con base en las prosopopeyas y etopeyas, Navia resalta
que los nombres de los personajes principales estn cuidadosamente escogidos e
indisolublemente ligados a la naturaleza de los mismos. Esto ocurre en algunos casos
por el contenido semntico del nombre y, en otros, porque son indicio de valores
expresivos. Dentro del primer caso, resalta como ejemplo evidente la contraposicin
entre Fray Justo y el Reverendsimo Padre Robustiano Arredondo. El primero destaca
por su prudencia. En cambio, el segundo, por su esfrica figura y su carcter, peca
ms por tonto que por malo (Ibdem), segn anota Navia. En el segundo caso, aparece
la contraposicin entre la noble seora, doa Teresa, y Rosita, la mam de Juanito.
Navia propone que la contraposicin entre la nobleza de la seora y el simple nombre
de la segunda destaca, por un lado, una mujer que ostenta pomposamente ttulos
nobiliarios y nombres rimbombantes en cuyo pecho anida un alma villana y, por el
otro, otra llena de belleza y nobleza espiritual sin importar que sea la pobre hija del
mayordomo, que es descendiente del mestizo Alejo Calatayud (49).
Navia prosigue su anlisis afirmando que en JDR no hay ningn indicio de
concepciones racistas negativas (50); puesto que en ellos se enfatiza no tanto el grupo
social al que pertenencen como la contextura moral de cada uno de ello, de la nitidez
de sus posiciones, de la validez de los ideales que abrazan, de la fidelidad al ideal
libremente escogido (Ibdem).
De quienes no se puede negar su ambivalencia es del tercer grupo de personajes que
analiza Navia, los personajes ambivalentes. Es digno de notar, como lo hace Navia,
que estos personajes pertenecen a diferentes estratos sociales y raciales, desde los ms
vulgares como el Maleso y el Jorro, pasando por el mediocre Burgulla, hasta los
ms cultos y refinados como Caete. De este modo, ms all de las adscripciones
5 Navia afirma: Se engrandecen, se hiperbolizan, se hinchan tanto las cualidades que el
contenido real de las mismas queda ridculamente vaco. Y esto no es simplemente irona,
es un sarcasmo indignado, custico, que pretende discriminar y mostrar dnde est lo neto y
dnde lo espurio, dnde la sinceridad y dnde la hipocresa, dnde el hombre respetable e
imitable aunque fracasado y dnde el detestable aunque triunfante (Navia 41).
10
11
dificultades que hogao aquejan a la patria nueva, como antao lo hicieron los hombres
que la crearon. (70).
Despus de este aporte, Paz Soldn redact una nueva interpretacin de la novela. La nueva
interpretacin aparece bajo el ttulo Narradores y nacin en la novela Juan de la Rosa de
Nataniel Aguirre (1987). En este segundo escrito, Paz Soldn afirma que JDR ms que
ofrecer un informe sobre los hechos histricos de 1810, constituye un registro del modo
especial en que se pensaba la nacin boliviana y sus orgenes durante la poca en que se
escribe la obra (30). Adems, Paz Soldn sostiene que JDR es una novela que posee la
capacidad de ofrecernos con especial detalle un corte del horizonte ideolgico existente
alrededor de Nataniel Aguirre respecto de los orgenes de la nacin y, consecuentemente,
de la nocin de libertad implcita en el mismo.
Desde esta nueva perspectiva, JDR no tiene por tema central la representacin de la
verdad histrica como habra pensado Finot en 1955. Pero tampoco de una articulacin
simblica que logre aunar dos culturas distintas, sino de la creacin ideolgica de lo
nacional que establece una jerarqua entre las culturas occidental e indgena. Para Paz
Soldn, JDR presenta la construccin ideolgica del proyecto nacional liberal que
jerarquiza lo occidental por encima de lo indgena por medio de la homogeneizacin y
subordinacin narrativa, institucional y emocional.
Segn la investigadora, la construccin ideolgica de la novela JDR responde a los
intereses y proyectos del partido liberal en Bolivia, del que Nataniel Aguirre era miembro.
Segn Paz Soldn, en las ltimas dcadas del siglo XIX el partido liberal tena por objetivo
principal la modernizacin del pas. Este objetivo modernizador se enfrentaba a dos
problemas: la existencia de comunidades y el pago de tributos por parte de los indgenas.
Las comunidades eran vistas como una asociacin arcaica de personas, por lo que estas
asociaciones deban ser remplazadas por la creacin de campesinos con derechos
individuales y no comunitarios. Ese proceso ya haba comenzado con las leyes de
expropiacin de tierras comunitarias instauradas bajo el gobierno de facto de Melgarejo.
Esto incida en el segundo problema, los tributos indgenas. Si las tierras ya no eran
comunitarias, sino propiedad de individuos, cmo mantener el tributo que esas
asociaciones arcaicas pagaban y que eran un ingreso importantsimo para el estado
boliviano? Estos dos problemas se traducan en las preguntas sobre el indio, cmo
integrarlos al proceso modernizador liberal?, cmo comprenderlos? En una sola pregunta,
cmo incluirlos en la nacin boliviana? La respuesta estatal fue destruir el derecho de
propiedad comunitaria sobre las tierras para transformarlo en un derecho individual; con
respecto al tributo, la solucin fue crear un impuesto aplicable a todos los ciudadanos
propietarios.
Segn Paz Soldn, la respuesta de Aguirre fue brindar con JDR una narracin en la que se
construya ideolgicamente un proyecto nacional en el que los indios quedasen articulados.
Segn la investigadora, esta articulacin del indio dentro del proyecto nacional de JDR
15
produce una homogeneizacin cultural que, sin embargo, resulta conflictiva. Paz Soldn
dice al respecto:
A travs de esta digresin [se refiere a la explicacin del proyecto liberal y los dos
problemas que enfrentaba] podemos sealar algunos puntos de contacto entre el proyecto
de civilizacin que postula y vive Juan de la Rosa y otra manifestacin del pensamiento
poltico boliviano de fines del siglo XIX, el cual se materializ en las leyes mencionadas
[la ley de Exvinculacin, de 1874, y al pago del impuesto a la propiedad privada]. Ambos
postulan la transformacin del espacio y la cultura de Bolivia con excesiva fidelidad a un
modelo proveniente de Europa. Es decir, pretenden insertar a la nacin en una dinmica
histrica con la que solo tena en comn tres siglos de pasado conflictivo, ignorando as
la existencia real de las otras fuerzas histricas y su institucionalidad, que continuaban en
accin. Son, pues, proyectos de homogeneizacin cultural que revelan una incapacidad de
integrar efectivamente las formas culturales indgenas en lo nacional. (30)
En este sentido, Paz Soldn afirma que JDR impone un proyecto nacional que corresponde
al pensamiento liberal del siglo XIX. Pero, qu recurso utiliza JDR para articular a los
indios en la construccin ideolgica de la nacin? Segn Paz Soldn, la articulacin
ideolgica de la nacin boliviana como una homogeneizacin cultural que se da como
rechazo de lo indgena y de lo colonial se expresa por medio de los dos narradores de la
novela, Juan de la Rosa y Fray Justo.
El primer narrador de JDR es el viejo coronel retirado Juan de la Rosa, el ltimo soldado
de la independencia. Este personaje-narrador relata sus memorias, por lo que la novela se
convierte en una autobiografa ficcional que se apoya en sucesos histricos. Apoyada en los
estudios de Genette e Iser, Paz Soldn destaca que el coronel Juan de la Rosa cumple la
funcin de sujeto del discurso narrativo. La historia de Juanito, el relato, es el objeto del
discurso narrativo (33). Por lo que la narracin del coronel retirado se apoya tanto en la
vivencia de la gestacin de la nacin como en el discurso del ltimo testigo de esa gesta
heroica. Segn Paz Soldn, este recurso y el del trasfondo histrico apelan a la
verosimilitud y, al mismo tiempo, fundamentan cierto nivel de subjetividad o
emocionalidad (31) que condiciona, circunscribe y valida el relato. Por lo que el narrador
aparece como el nico capacitado para reconstruir el pasado de un pueblo que pele por su
libertad, insertando en [la narracin de] esa lucha su vida personal (34).
Juan de la Rosa es un viejo coronel retirado y casado que redacta sus memorias en su
hacienda en Caracato con el objetivo de dar un mensaje a los jvenes bolivianos. Si
seguimos el razonamiento de Paz Soldn, Juan de la Rosa sera la representacin del
ciudadano liberal que encarna los valores autnticos de la gesta patritica y de la nueva
nacin. En efecto, parece serlo, ya que Juan de la Rosa es un hombre letrado, casado y con
propiedad privada. Por lo tanto, su perfil refleja los valores de la nueva nacin basados en
el estudio formal, la milicia, la familia y la propiedad privada no comunal. Todos estos son
valores centrales dentro de la ideologa liberal de su poca ya que se centran en el individuo
tributario y no el indio que vive en comunidad. Segn la investigadora, esto hace de JDR
una novela que proyecta el ideal liberal del ciudadano boliviano del siglo XIX por encima
de las luchas e instituciones indgenas.
Ahora bien, este narrador se apoya en el discurso del narrador subordinado, pero
importante, Fray Justo. Paz Soldn afirma que Fray Justo tienen una voz propia, que existe
diferenciada de la voz del narrador de primer nivel, y provee informacin que Juanito, el
16
18
1.9.
La interpretacin de Guillermo Mariaca (1997):
construccin de la nacin y de la ideologa liberal del siglo XIX
la
Por su parte, y como una respuesta a Paz Soldn, Guillermo Mariaca afirma que sera
un acto de banalidad leer Juan de la Rosa como un monumento discursivo o como un
museo de la nacin liberal (Mariaca 9), ya que esa obra no es solo el reflejo de su
poca, sino tambin parte de los debates y procesos inconclusos de la modernidad
contempornea (Ibdem). En este sentido, la postura de Mariaca sostiene que es ms
interesante demostrar que Juan de la Rosa constituye un imaginario nacional y no es
construido por este (10). Para este crtico literario, JDR no es tanto el reflejo del
pensamiento liberal del siglo XIX, como es una narracin ideolgica que constituye el
imaginario nacional liberal; JDR ms que ser el producto de la ideologa liberal, sera
uno de sus elementos organizadores. De tal modo que la nocin de libertad de la novela
ms que una reproduccin de los ideales liberales del siglo XIX, aparecera como un
acto del lector al situarse frente a la obra.
Apoyndose en Hayden White, Mariaca afirma que el historiador es un autor de
narraciones histricas y no de discursos transparentes que reflejen la realidad tal como
fue. Este investigador sostiene que dado el carcter siempre fragmentario e
insuficiente de los datos histricos (7), el historiador no tiene otra opcin que
relacionar los elementos con los que cuenta a partir y dentro de una estructura
narrativa para dotarlos de sentido (Ibdem). Ya que los datos son fragmentarios e
insuficientes, el trabajo histrico consiste en construir su verosimilitud (Ibd.); el
discurso histrico requiere reunir los documentos en una narracin que les brinde
orden. Ese orden narrativo se convierte en una produccin imaginaria ya que es obra
de un autor, de sus pasiones, de sus prejuicios, de sus limitaciones (Ibd.). Por ello,
Mariaca termina afirmando que el modo narrativo de la historia hace posible la
elaboracin del imaginario; demuestra que la narracin es el modo a travs del cual la
historia produce su conocimiento (8).
Si el modo narrativo de la historia la convierte en una produccin imaginaria; el
proyecto nacional implcito en la misma, la convierte en ideologa. Segn Mariaca, la
ideologa es el trabajo de autoconstitucin de los sujetos, esa estructura de
representaciones que permite al individuo imaginar sus relaciones con realidades
transpersonales como la sociedad y la historia (9). Dado que JDR retoma datos
histricos y los articula en un modo narrativo que propone un modelo de nacin, se
sigue que esta novela posee un componente ideolgico que articula a sus lectores en
torno a una identificacin social comn. Segn el crtico literario, los sujetos
necesitamos un proyecto de sociedad con cuya construccin nos identifiquemos y
cuya identidad nos construya (Ibdem). En JDR ese proyecto de sociedad es la nacin,
ya que esta es, usualmente, una operacin ideolgica que va siendo construida con
herramientas histricas (Ibd.). Estas herramientas son las acciones sociales
documentables y la proyeccin de los conflictos, las contradicciones y los deseos que
se ponen en juego al construir una totalidad nacional hipottica (Ibd.).
19
liberal del siglo XIX. La diferencia entre ambas postura radica en que para Paz Soldn,
JDR es el reflejo de tal ideologa; en cambio, para Mariaca, JDR constituye la
concepcin ideolgica del partido liberal boliviano. Mariaca afirma que JDR
constituye el imaginario nacional liberal por tres razones. La primera, porque JDR
presenta una nacin culturalmente criolla y socialmente mestiza que mantiene la
diferencia entre la Repblica de Indios y la criolla dentro del estado republicano. La
segunda, porque constituye un sujeto nacional cuya figura central es la del soldado de
la independencia y fundador de la nacin. Esta figura del soldado es la metonimia
social del lugar privilegiado del mestizaje (15). La tercera, porque JDR resuelve
simblicamente las contradicciones histricas e ideolgicas de la fundacin nacional
no integrando a los indios y manteniendo la lgica de las dos repblicas (Ibdem).
Mariaca finaliza su anlisis afirmando que este tipo de narrativa decimonnica que
presenta el pasado social en forma de una narracin histrica ideolgica fue un
recurso vital para la proyeccin imaginaria de una nacin comn. De este modo, la
narracin histrica del siglo XIX ha posibilitado que las polticas coloniales de
exclusin del indio, manteniendo sus efectos sociales, incluyan en el imaginario social
a un sujeto ajeno a la Nacin (24). De lo que se puede inferir que la libertad propuesta
por JDR no radica solamente en lo que en esa novela est escrito, sino tambin, y
principalmente, en el modo en que el lector se sita frente a esa libertad conflictiva.
Siguiendo a Mariaca, se debe precisar que la exclusin del indio hecha por la narrativa
liberal no es un acto cumplido, sino dinmico ya que la comunidad nacional
imaginada razona sus exclusiones para poder seguir pensndose como una unidad
homognea (25). Esto quiere decir que, en la actualidad, la comunidad nacional
cotidiana debe asumir su esquizofrenia como raz inevitable que ya anunciaba el
genocidio contemporneo de que solo podremos ser modernos si dejamos de ser
indios (Ibdem). Y es por estas razones que para Mariaca, la novela no reproduce la
nocin de libertad y nacin liberales del siglo XIX, sino que las construye. Sea que
realmente la represente o construya, la tesis de Mariaca sobre la libertad en la novela
no cambia lo propuesto por Paz Soldn. Para ambos, la nocin de libertad es poltica y
corresponde a la ideologa liberal del siglo XIX.
1.10.
La interpretacin de Garca Pabn (2007): JDR y el proyecto
de mestizaje patriarcal
Por su parte, Leonardo Garca Pabn afirma que la mayora de las novelas, poemas,
ensayos y films bolivianos son un hecho cultural que (des)articula lo nacional como
programa ideolgico o poltico (Garca Pabn 5). Tal (des)articulacin inscribe la
nacin como proyecto bajo una doble tensin: por una parte, la nacin como proyecto
ideolgico al que la escritura debera servir de instrumento pedaggico (el nationbuilding); y, por otra, la nacin como presencia de culturas nacionales que se niegan a
ese cors ideolgico y que reclaman una escritura diferente para dar cuenta de su
especfico modo de pertenecer a lo nacional (Ibdem). En este sentido, Garca Pabn
afirma que nacin es la propia interioridad (6) de los sujetos/personajes, algo
esencial a la formacin de la misma. Estos discursos o culturas heterogneos,
generalmente, corresponden a los indgenas. Es por ello que, para este crtico literario,
21
22
1.11.
La interpretacin de Hacia una historia crtica de la literatura
en Bolivia (2003): la memoria y la construccin de la nacin
Una de las interpretaciones que excede el mbito de la dimensin poltica de JDR es la
que nos presentan los investigadores de Hacia una historia crtica de la literatura en
Bolivia. Ellos leen o interpretan a JDR como una novela que no propone ni la
construccin de un sujeto nacional ni de un proyecto nacional, sino de la fundacin
simblica de una ciudad y de un origen (Paz Soldn, Wietchter y Ortz 29). Segn
ellos, JDR parte del misterio del origen, de la pregunta quin soy, una interrogante
que atraviesa toda la literatura latinoamericana. Esa falta de claridad sobre el origen
produce un vaco que debe ser respondido y lo es a partir de la fundacin simblica de
la ciudad como rasgo comn humano y, especficamente, de los americanos. Inquietud
humana y respuesta americana, ah el valor de JDR segn estos investigadores.
Segn estos investigadores, los personajes de JDR se enfrentan a un destino que no se
resuelve en lo individual, sino en la grandeza de un pueblo (Tomo I, 30). Por esa
razn, todos los personajes se enfrentan a un destino que se juega fuera de ellos
mismos (Ibdem); de ah que la libertad radique en la relacin que el personaje entabla
con su destino. Teniendo en cuenta el papel del pueblo resulta que pese a la derrota
que sufren en un primer momento, la novela trata en realidad de una singular victoria:
la nominacin de una ciudad y sus habitantes (31). En esa medida, interpretan, lo
histrico es solo un escenario y no lo central en esta novela.
Esa libre capacidad de nominar su propia ciudad y crear simblicamente un lugar
comn a sus ciudadanos, ellos resaltan el valor de la creacin que ofrece JDR. As, por
ejemplo, el quechua es rescatado no tanto como un medio de comunicacin ordinario,
sino como una obra de arte, en su valor esttico. Ah la apreciacin positiva del
narrador por los cantos quechuas y no as por el dialecto que escuch en su tiempo.
Pero toda crtica en JDR no busca la exclusin. Por el contrario, busca la inclusin
matizada, mestizada. No se alteran los valores mestizos, se multiplican y se agregan a
los de la tradicin popular, y el color local no aparece como extranjero (32). De este
modo, la capacidad creadora, la unin simblica, es fundamental en JDR segn estos
investigadores.
La creacin simblica de lugares comunes es una preocupacin que retoma en primera
instancia a Amrica y despus a Cochabamba, la Villa de Oropesa. Se escribe desde la
alteridad americana cochabambina en defensa de su diferencia civilizada, en contra la
salvaje y violenta intencin masificadora y explotadora espaola (Ibdem); de ah el
talante libertario de JDR. Y, sin aclararlo de manera suficiente, ellos afirman que en
JDR la cultura espiritual ilustrada es asimilada a los valores humanistas (34). Es
as que los investigadores afirman que en JDR de lo culto y lo popular surgen los
valores vitales: la justicia y la solidaridad en contra de la crueldad y la injusticia
(Ibdem). Valores fundamentales para la creacin de una ciudad que ana a todos los
que sentan un origen incierto, una presin colonial por dems injusta. Para estos
intrpretes, esos valores fundamentales seran los que conformaran la libertad a travs
de la memoria y la creacin de un espacio comn.
23
As mismo, Paz Soldn afirma que la memoria del narrador, que produce la narracin,
se apoya en imgenes (92). As pues, la memoria del narrador entrelaza espacios
interiores y pblicos, las mujeres como personajes de importancia superlativa y a la
ciudad entera como polis. Veamos a continuacin cmo aparecen en la interpretacin
de esta investigadora.
Paz Soldn diferencia cuatro espacios importantes en la novela. El primero est
compuesto por los espacios interiores. En ellos se describe con detalle los objetos
prximos a la vida ntima y al afecto de los personajes (93). Por ejemplo, la casa en la
que vive con su mujer y es el espacio familiar desde el cual el narrador escribe sus
memorias y redacta la carta en la que ofrece su autobiografa a la juventud boliviana.
En estos espacios interiores hay objetos que se juntan para armar el ambiente de esta
casa y hacen resonar en su intimidad dos pasados mticos: el catlico criollo y el
indgena americano (94), como los libros, los cuadros, la cuerda con que colgaron a
Calatayud, etc. El segundo espacio interior es el de la casa de doa Teresa, la ta de
Juanito. En este espacio interior se siente la jerarqua y presin del orden colonial.
Estn presentes los criados, negros, mestizos e indio en ese orden. Paz Soldn resalta
que en esta casa todo es ajeno y extrao para Juanito, excepto su pequeo cuarto y la
biblioteca que encuentra en la casa. El tercer espacio es el de la casa de la familia
Nina, en la hacienda Las higueras de la familia Altamira. Segn la investigadora, en
este espacio aparecen dos imgenes importantes, la Virgen de las Mercedes y la
comida. La Virgen no est construida con perfeccin, lo que es interpretado por Paz
Soldn como el proyecto de liberacin todava no cumplido a diferencia de aquella otra
imagen de la misma Virgen que acompaar finalmente a los patriotas en la batalla de
la Coronilla. Por su parte, la comida representa la variedad de productos agrcolas que
se producen a la regin y que al parecer indica la pluralidad de la patria que se est
gestando. Este tercer espacio es de transicin ya que por esas identificaciones
afectivas (96) el personaje se une completamente a la causa rebelde, a la causa
patriota. El cuarto espacio es la habitacin donde estaba el demente y moribundo padre
de Juanito. El hasta entonces desconocido personaje estaba bajo el cuidado de un
matrimonio vizcano. En esa habitacin se encuentran dibujados seres extraos,
propios de un artista reprimido o alienado por el orden colonial (97). Segn Paz
Soldn, est aqu cifrado lo nuevo, con cierta dosis de augurio y esperanza (Ibdem).
Paz Soldn afirma que estos espacios interiores estn relacionados con los espacios
exteriores o pblicos. Por ejemplo, las calles en las que se realizan las batallas;
construcciones donde se realizan reuniones y discusiones polticas; y paisajes de
Cochabamba que Juanito contempla y valora como riqueza inigualable de su pas. El
enfoque de la mirada en lo privado, en lo ntimo, para deslizarla sutilmente a un inters
pblico, es un rasgo que tambin caracteriza al relato (93), dice la investigadora.
En estos espacios ntimos y pblicos, interiores y exteriores, el papel de las mujeres es
25
importantsimo; ellas son su eje. En primer lugar, la voz del narrador siempre est en
dilogo con su esposa, Merceditas. Gracias a este dilogo, el tono patriarcal del
ltimo soldado de la Independencia se ve continuamente cuestionado y relativizado por
esa voz femenina (97). En segundo lugar, Rosa, su madre; en ella se canaliza la
tradicin mtica india y criolla (98). Tercero, Teresa, una fuerte cabeza de familia,
ella representa el poder colonial. Cuarto, Petrona y Mariquita, las mujeres de la
hacienda Las higueras. Quinto, la esposa criolla del vizcano que cuidaba a Carlos, el
padre de Juanito. Sexto, la abuela Chepa, quien inserta el valor de la mujer chola y
desplaza la esttica neoclsica y romntica para dar paso a uno de los smbolos ms
importantes para la repblica. Al punto que su herosmo se plasm en el monumento de
la Coronilla, o colina de San Sebastin, en la actual ciudad de Cochabamba. Paz
Soldn afirma que en estos personajes femeninos se cifra la variedad de ambientes
familiares de una sociedad que aparece ya dispuesta a un nuevo orden social, el
republicano (98).
Segn esta investigadora, la ciudad aparece en JDR como una polis, un centro de
poder en el que reside la posibilidad del estado (99). Esta polis tiene su fuerza por el
herosmo, el trabajo y los intelectuales. En ella estn las autoridades coloniales, los
dirigentes de la insurreccin, los artesanos y los intelectuales. La presencia de Viedma,
intelectual enviado por Carlos III, y Tadeo Hanke hacen de esta polis una ciudad
cosmopolita. A ellos se suman los intelectuales ficcionales, Fray Justo, de profunda
formacin humanista y con rasgos de modernidad (100), y el Lic. Burgulla, de
latinajos fatuos. Adems, estn relacionados los campesinos por los productos
agrcolas que aparecen en la hacienda Las higueras. Por ltimo, aparece Caracato, la
ciudad desde la que el narrador escribe sus memorias; posiblemente situada en el
departamento de La Paz, lugar recuperado de la biografa que Agustn Aspiazu
escribiera en 1864 sobre Clemente Diez de Medina, tambin un coronel de la
independencia.
Para la investigadora, la libre accin de la memoria del narrador de JDR organiza
imgenes comunes y detalles cotidianos personales que permiten fundar una ciudad
republicana para el futuro (101). Los lugares de las batallas, las habitaciones, la
comida, las imgenes religiosas, los dibujos que anuncian un futuro renovado e
incluyente, el herosmo de sus personajes y la titnica y entregada participacin de las
mujeres forman los mltiples sentidos puestos en juego en la poca independentista
que contrastan con la republicana. La libertad humana es producto de su capacidad de
recordar y conformar comunidades en la que los participantes se hermanen.
Segn Paz Soldn, el narrador presenta con irona romntica (Schlegel) el contraste entre
el pasado heroico y un presente entristecedor. Sin embargo, esa irona es productiva, ya que
sirve para dar un mensaje esperanzador a la juventud boliviana. Mensaje cifrado en las
imgenes de la novela de Aguirre [que] fueron ms all de la intencin del autor y de la
ideologa de la poca (90). Esa trascendencia radica en el poder de la memoria para
organizar los recuerdos de carga simblica y en la capacidad de estos para interpelar a sus
lectores en diversos niveles. Entre ellos, patritico, pero en especial el afectivo, el heroicolibertario que fundan ciudades, es decir, comunidades. Los hombres son libres gracias a que
pueden construir por una unin simblica de la memoria espacios habitables en los que
26
reinen la justicia y la solidaridad. Queda todava por saber si adems de la memoria no hay
otra razn ms importante por la que JDR es capaz de presentar una comunidad libre por
ser construida por la memoria de las personas.
1.12.
La interpretacin de Rosario Rodrguez (2007) y de esta con
Elizabeth Monasterios (2013): JDR y la exclusin de los indios
La interpretacin de Rosario Rodrguez se basa en afirmar que la libertad propuesta por
JDR es tambin aparente y contradictoria al estar reservada solo para los mestizos,
dejando excluidos de ella a los indgenas. Nuevamente la nocin de libertad aparece
como una propuesta ideolgica. Rodrguez afirma que el tema central de JDR es la
constitucin de la nacin boliviana (Rodrguez 359). Segn la investigadora JDR
registra y elabora simblicamente una concepcin de nacin mestiza con antecedentes
indgenas (347) sin integrarlos como sujetos sociales libres de ejercer su ciudadana
en la nueva repblica. Al igual que para los anteriores investigadores, la autora afirma
que Juanito es un mestizo que la novela presenta como sujeto nacional. A partir de la
figura de este hroe se plantea en JDR una nacin mestiza con libertad para pocos.
Segn Rodrguez, JDR subraya la caracterstica representativa o modlica de los
diferentes personajes de la novela (319). Esto quiere decir, segn la investigadora, que
la novela presenta personajes que representan a cada uno de los grupos que conforman
la nacin boliviana. Los personajes principales son casi todos mestizos. Adems,
aparecen los criollos, no solo como enemigos (Goyeneche), sino tambin como amigos
aliados o familiares, como Fray Justo. De Fray Justo, Rodrguez dice al igual que Paz
Soldn que es el verdadero portador del proyecto nacional y de los anhelos
libertarios (318). Anhelos que son cumplidos por los mestizos que lucharon en las
batallas libertarias de la independencia.
Segn Rodrguez, JDR plantea una supuesta reproduccin de los hechos histricos de
la independencia, pero en realidad los inventa para plantear el proyecto de una nacin
mestiza, como afirmaran en su momento Mariaca y Garca Pabn. La aparente
reproduccin de los hechos histricos se justifica con el recurso de la narracin
autobiogrfica. Este recurso es la narracin testimonial que el coronel Juan de la Rosa
pone en marcha cuando cuenta lo vivido por l cuando nio. Pero no solo como testigo,
sino tambin como heredero de los secretos que Fray Justo le da a conocer en su lecho
de muerte; el secreto de su ascendencia familiar y tambin de los ideales ilustrados que
aparecen en los cuadernos de su maestro y to paterno. Por lo tanto, el personajenarrador es un testigo informado.
La autoridad del narrador tambin se aprecia en que l fue miembro de los ejrcitos
que concluyeron la lucha por la independencia y vieron nacer la repblica. Todas estas
credenciales, le permiten al narrador evaluar negativamente el poco avance de la
repblica en relacin a sus ideales originarios. De esta suerte se garantiza y valida al
traductor del verdadero proyecto original de los libertadores de la patria (337), escribe
Rodrguez. En este sentido, la historia que escribe el coronel Juan de la Rosa es una
historia crtica, una interpretacin tica de los hechos histricos narrados por l. De
esta diferencia de discursos, Rodrguez afirma que JDR pasa de la narracin histrica a
27
la narracin ideolgica.
Esa carga ideolgica sealada por Rodrguez decanta en la predileccin de los mestizos
y la apropiacin crtica de sus vertientes culturales, los criollos y los indios. Siguiendo
el anlisis de Rodrguez, los mestizos deben ms a los criollos que a los indios dentro
de la narracin de la novela. Los criollos dejaron como herencia a los mestizos las
ansias ilustradas de liberacin. En cambio, los indios heredaron la belleza del idioma
quechua. Mientras los ideales criollos de liberacin pueden renovarse en la juventud
boliviana, los cnticos quechuas ya no son renovables por dos razones. Primera, que
los jvenes bolivianos habran olvidado el quechua, parecindoles un idioma tan
extrao como una lengua muerta. Segunda, porque el quechua dej de ser un idioma
puro y se mezcl con el espaol, formando un fesimo dialecto mixturado.
Segn Rodrguez, otro rasgo que permite advertir la preferencia de lo criollo por
encima de lo indgena es la apreciacin de la belleza femenina. Cuando el narrador
presenta a Rosa la alaba por parecer una ibrica, una hermosa moza de la pennsula. Lo
nico que no sera criollo en Rosa son algunas gotas de sangre india en sus venas y
la vestimenta que sera la de una mestiza, segn la investigadora.
A esto se suma que las luchas de la independencia boliviana se presentan como el
herosmo de mestizos y criollos y no de indios.
En este sentido, las luchas de Tupac Amaru y Tupac Katari son narrativamente
subordinadas al relato del herosmo de mestizos ya advertido por otros investigadores.
Por esto, la investigadora sostiene que las luchas indgenas en JDR son locales y no
representan el anhelo de la construccin de la nacin boliviana. Ese anhelo estuvo
reservado solo a los mestizos y algunos criollos. As, la historia es presentada como
ideologa. De lo que se sigue que la obra propone un mestizaje por acriollamiento
(345). As concluye Rodrguez: Por tanto y bien mirado, la obra reinventa a favor de
un orden colonial que en primera y ltima instancia margina la cosmovisin, la cultura,
la religin y el sistema de valores indgenas (Ibdem).
Es as que para esta autora, JDR es una narracin ideolgica que construye una nacin
boliviana basada en los mestizos. Estos mestizos recuperan componentes criollos y
dejan de lado la cultura indgena. Esto produce que la cultura indgena sea una pieza de
museo inservible para reactivar la transformacin que el narrador pide a los jvenes
bolivianos. Por ello, para Rodrguez, el narrador es hegemnico, es decir, es el nico
conocedor de la verdad, de la historia y de la poltica (364) de Bolivia. Y en ninguna
de esas dimensiones la cultura indgena tiene importancia.
Rosario Rodrguez y Elizabeth Monasterios (2012) firman la misma interpretacin en
el estudio preliminar que antecede a la novela en la edicin de las 15 novelas
28
fundamentales 13. Para ambas investigadoras, JDR es una novela en la que los
indgenas y su cultura quedan excluidos del proyecto nacional que la obra literaria
propone. La inclusin de los indgenas se produce al presentarlos como un pasado
glorioso comn a los bolivianos, pero quedan al mismo tiempo excluidos porque esa
cultura no aporta nada decisivo a la cultura mestiza que compone la nacin boliviana.
Bajo los mismos argumentos ya expuestos, las autoras afirman que el el plan de la
novela es olvidar la cosmovisin, saberes y valores indgenas para, a cambio, proponer
una transformacin raigal del indio con miras a su incorporacin, como mestizo, en la
nueva estructuracin de la nacin y sus reclamos de modernizacin (Rodriguez y
Monasterios 39).
Como se puede apreciar, muchos de los argumentos esgrimidos por Rodrguez y
Monasterios fueron ya planteados por Paz Soldn, Mariaca y Garca Pabn.. Parece
comprensible que en su afn didctico, las investigadoras hayan recurrido a ciertas
exageraciones en su interpretacin. Afirmar que una cultura es absolutamente negada en un
proceso de mestizajes implica afirmar que la accin de cabalgar puede existir sin la
presencia del jinete o del caballo. Sin embargo, ms all de las reflexiones que se puedan
elaborar, me parece difcil negar que la lectura de Rodrguez se encuentre, en trminos
acadmicos, peligrosamente muy al tono de las actuales discusiones polticas bolivianas.
1.13.
La interpretacin de Ximena Soruco (2012): el mestizaje en
JDR como renovacin nacional
Ximena Soruco critica, en La ciudad de los cholos. Mestizaje y colonialidad en Bolivia,
siglos XIX y XX (2012), la interpretacin de Garca Pabn sobre el discurso patriarcal de
Juan de la Rosa. Para la investigadora, la presencia de la mujer es importantsima, no solo
por Rosita y la abuela Chepa, sino tambin por Merceditas, la esposa del coronel. En
especial esta ltima, ya que interviene en la narracin con acotaciones dndole un carcter
ms dinmico al relato cuando relativiza las afirmaciones del narrador.
Ximena Soruco sostiene que JDR es una novela excepcional. Primero porque es una
respuesta a la crisis suscitada por la Guerra del Pacfico. Segundo, porque se opone al
ensimismamiento criollo al proponer un mestizo como personaje principal. Todo esto
producira la imagen de un estado republicano justificado por su pasado heroico. Segn
Soruco, la respuesta de Aguirre a la crisis producida por la Guerra del Pacfico sera
recuperar la esencia nacional de la gesta heroica independentista. Por esta razn, a
diferencia de otras obras contemporneas, JDR no es una historia teleolgica, sino mtica,
circular. La esencia de la nacin debera ser recuperada rememorando la gestacin heroica
del pueblo (Soruco S. 85). En este sentido, la sociloga afirma que el nfasis en la gesta
libertaria como primer espacio de socializacin de Juan manifiesta el deseo de volver al
mito original de la repblica para, desde ah, construir una nueva nacin (46). Segn
Soruco, la independencia sera el origen mtico que se sintetiza en los mestizos de Bolivia.
13 Proyecto realizado bajo por el Ministerio de Culturas del Estado Plurinacional de
Bolivia, la Embajada de Espaa en Bolivia y la Carrera de Literatura de la Universidad
Mayor de San Andrs.
29
14 Esto tambin fue resaltado por Paz Soldn en su investigacin del ao 1987.
30
A MANERA DE CONCLUSIONES
Los ms de cincuenta aos de crtica literaria sobre esta novela permiten disipar algunos
problemas y mantener abiertos otros. Las investigaciones independientes de Paredes (1990)
y Garca (2010 y 2013) permiten disipar los enigmas del ttulo y tomos de la novela. El
ttulo verdadero es Memorias del ltimo soldado de la independencia. Esa novela se deba
dividir en cuatro tomos: Cochabamba, Los Porteos, Hayopaya y Los Colombianos. Solo
el primero fue publicado, primero como folletn, despus como libro en 1885. De Los
porteos solo queda el Prlogo que es una carta ficcional como la que inicia el primero
de los tomos. Con respecto al autor, me parece que la postura tradicional es la correcta:
Nataniel Aguirre es el autor de la novela y Juan de la Rosa solo un pseudnimo. Los
15 Entre el tono de crtica y justificacin, este investigador afirma que los crticos que se
aproximan a JDR emiten juicios generales o la elogian sin demostrar sus afirmaciones
(Garca, Introduccin 45) Para el mismo, las nicas excepciones son Mariaca, Navia
Romero y Paz Soldn. Aqu, nuevamente, Garca omite o ignora el trabajo de Paredes. Tal
omisin merece ser anotada, ya que la realiza nada menos que en la introduccin a la
edicin crtica de la novela aqu estudiada.
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