Construyendo La Paz Con Adolescentes

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Construyendo la paz con adolescentes

Luis Gerardo Gonzlez Lpez

Septiembre, 2006

Introduccin
Construccin de la paz
Por qu con adolescentes?
Recomendaciones pedaggicas y didcticas
Cinco pasos en el proceso de educacin para la paz
Conclusiones
Referencias Bibliogrficas
Introduccin
Durante el siglo pasado el mundo vivi cambios inmensos. Las personas, las
ideologas, los conflictos, la distribucin de la riqueza, el medio ambiente, casi todo
carga en s un sentimiento de desesperanza, confusin, agresin, incluso de odio, que no
exista en ese nivel anteriormente. En los inicios del siglo XXI al mundo le hace falta un
sentido bsico de seguridad. En lugar de ello, el miedo, la intolerancia y la
discriminacin han provocado el desaliento de las personas en su trato unos con otros,
en un nivel personal, local, nacional e internacional. Existen muchas situaciones
problemticas que se han convertido en amenazas mayores a la humanidad: guerras y
conflictos internacionales, el desarrollo continuo de armas de destruccin masiva, el
terrorismo, el racismo y los conflictos tnicos, las violaciones a los derechos humanos,
las migraciones masivas, el trfico de drogas, el deterioro ambiental y el abuso a los
tratados internacionales.
En ese sentido, los conceptos de paz aparentemente no prevalecen en la cultura
contempornea. Las imgenes de destruccin y muerte predominan, y son demasiadas
las fuentes de violencia. Las personas enfrentan crmenes callejeros, violencia
intrafamiliar, agresiones en las escuelas, odios raciales, violencia en los medios y
contaminacin de diversos tipos. Esta situacin produce sentimientos de incertidumbre,
angustia y miedo, que en consecuencia modifican la conducta de la gente. Las
sociedades tratan de alcanzar esa sensacin de seguridad a travs de medios reactivos y
muchas veces violentos, invirtiendo ms tiempo en defenderse a si mismos, a los que
aman, a sus posesiones, ideales y creencias, que a vivir una vida de plenitud y felicidad.
La violencia, incluso la guerra, nos ha sido ofrecida como una manera rpida y eficiente
de lidiar con las diferencias que nos amenazan y de conseguir la anhelada seguridad.
Sin embargo, es posible tambin observar signos esperanzadores en la
capacidad de la sociedad civil de organizarse para cuestionar no slo la violencia y la
guerra sino incluso para defender el medio ambiente y la vida. En el ltimo perodo de
los aos 30, Jos Ortega y Gasset (1995) desafiaba al pacifismo, dudando que la guerra
fuera algo completamente evitable. l expresaba que normalmente vemos en la guerra
daos, crmenes y vicios. No obstante, es necesario entender a la guerra como un gran
esfuerzo del ser humano para resolver ciertos conflictos. Desde su perspectiva, la guerra
no es un instinto natural sino una creacin humana, y como en cualquier institucin
histrica, hay un tiempo para su invencin y un tiempo para su superacin. El error del
pacifismo desde este punto de vista es no entender que ms que evitar la guerra es

necesario substituirla. Si la guerra es un gran esfuerzo humano, la paz debe ser


entendida como un esfuerzo todava mayor, un sistema de tareas complejas y difciles
que requieren todos nuestros talentos. Si los seres humanos hacen la guerra, la paz
tambin debe ser construida por ellos, poniendo en este proceso todos sus recursos y
potencialidades. La paz no es algo que simplemente est esperando a que los seres
humanos la disfrutemos. La paz no es el fruto espontneo de ningn rbol. Para Ortega
y Gasset es necesario que la voluntad por la paz deje de ser slo una buena intencin
para crecer en un nuevo sistema de recursos para ayudarnos a lidiar unos con otros. La
construccin de la paz no puede ser fructfera hasta que deje de ser slo discursos y
deseos gratuitos y cmodos, para convertirse en un nuevo grupo de tcnicas capaces de
ayudarnos a resolver conflictos entre los seres humanos.
Es en este contexto, que la educacin para la paz surge como una clave para la
prevencin de la violencia y la guerra. La educacin para la paz puede nutrir a seres
humanos con una nueva disposicin para la paz, especialmente en estos momentos en
que entramos a un nuevo siglo en que aprender a vivir juntos se ha convertido en algo
tan importante como leer, escribir y saber matemticas. La educacin para la paz
contribuye a promover la justicia, la solidaridad y la paz en todas las relaciones
humanas; buscando sensibilizar a las personas a lograr mayor cooperacin y armona.
Es una educacin en valores porque motiva a cambiar actitudes y comportamientos
relacionados con los desequilibrios econmicos, sociales y culturales que caracterizan a
nuestras sociedades. De esta manera, la educacin para la paz no puede ser slo
contemplacin intelectual sino un proceso educativo orientado hacia el compromiso y la
accin.
El aprender sobre la paz en la infancia es un paso muy importante para
sensibilizar y preparar el camino. Sin embargo, aprender las habilidades y actitudes
necesarias para una cultura de paz en la adolescencia es completamente congruente con
las caractersticas reflexivas que son desarrolladas en ese periodo de la vida. En este
sentido, la adolescencia no es slo retadora sino motivante. Los jvenes viven un
momento de transicin en el que tratan de definir su camino hacia la vida adulta. Estn
aprendiendo sobre ellos mismos y el mundo que los rodea, de manera que puedan
definir su identidad y tomar decisiones sobre su futuro. Si consideramos estas
caractersticas y el hecho de que los adolescentes tendrn en sus manos el liderazgo del
futuro, podemos darnos cuenta de la importancia de construir la paz con adolescentes a
travs de la educacin.
Construccin de la paz
Si estamos hablando de paz es importante definir este concepto. Son muchas
definiciones interesantes y tiles las que han sido presentadas en los ltimos aos. En lo
que muchas coinciden es en superar la definicin estrecha o negativa de paz, que la
considera simplemente un estado de tranquilidad o de ausencia de guerra. El concepto
amplio o positivo es ms activo y audaz porque implica la creacin de algo que no
existe todava. Significa no slo la ausencia de guerra o violencia sino tambin la
cooperacin positiva para resolver conflictos a travs del dilogo y el establecimiento de
estructuras sociales de no explotacin (Reychler, 2003). Implica la presencia de justicia
social, econmica y poltica, la eliminacin de todas la formas de violencia, tanto
abierta como estructural, as como la creacin de nuevos rdenes sociales (Fountain,
1999). En un esfuerzo de operacionalizacin de la paz, Luc Reychler (1999) propone los

siguientes puntos: ausencia de violencia fsica, estructural, psicolgica y/o cultural;


eliminacin de formas inaceptables de discriminacin poltica, econmica y/o cultural;
sustentabilidad; alto nivel de legitimidad interna y externa en la aprobacin y apoyo en
la transformacin constructiva de conflicto, y propensin y compromiso en promover
esa transformacin del conflicto.
Considerando lo anterior, la construccin de la paz es un esfuerzo humanizante.
De acuerdo con Paulo Freire (1971), la violencia es una expresin de la opresin que
deshumaniza a las personas. Los seres humanos somos llamados a la transformacin de
esas situaciones concretas que generan opresin, por lo que somos invitados tambin a
construir la paz. Ambos procesos, la humanizacin y la deshumanizacin son
posibilidades en la vida humana. No obstante, slo la humanizacin es la vocacin
humana real. Esta vocacin es negada en todo aquello que nos deshumaniza: injusticia,
explotacin, opresin y violencia. Consecuentemente, todo lo que lucha por recobrar la
humanidad de los individuos afirma esta vocacin humana. La voluntad de libertad,
justicia y paz estn en el corazn de nuestra inclinacin a ser ms humanos.
Generalmente el curso de accin en los procesos de paz involucra tres
aproximaciones: el mantenimiento de la paz, la consolidacin de la paz y la
construccin de la paz. El mantenimiento de la paz busca responder a la violencia y
evitar que escale. Puede implicar el uso de fuerzas militares para suprimir la violencia.
Una vez que la lucha es detenida, las estrategias de consolidacin de la paz son
empleadas para lograr que los involucrados puedan trabajar sus diferencias. Este
proceso requiere habilidades de resolucin no-violenta de conflictos. La construccin
de la paz implica estrategias para crear una cultura de paz, que pueden ir desde el uso de
estrategias de disuasin en trminos de balance de fuerzas y poder, hasta la educacin
para la paz, pasando por el uso de la justicia, la poltica y la sustentabilidad en la
promocin de la paz. (Harris y Morrison, 2003).
La educacin con una preocupacin por la paz no es una prctica nueva. Incluso
antes de la Primera Guerra Mundial, una temprana educacin para la paz haba surgido
de los movimientos pacifistas. Poco a poco este movimiento de educacin para la paz
fue internacionalizndose. En la actualidad la Constitucin de la UNESCO apoya la
importancia de la educacin en la promocin de una cultura de paz afirmando que si las
guerras comienzan en las mentes de los seres humanos, es en sus mentes en que las
defensas de la paz deben ser construidas. Esta educacin para la paz ha cambiado con el
tiempo pero conserva el reto de familiarizar a los jvenes con conceptos y prcticas de
justicia, tolerancia y paz (Mayor, 1999; Miedema, 1999). Ian Harris y Mary Lee
Morrison (2003) consideran a la educacin para la paz como una filosofa y como un
proceso. La filosofa ensea amor, compasin, confianza, cuidado, empata, reverencia
por la vida y la creencia en el poder transformador de la no-violencia. El proceso
implica potenciar a la gente a travs de la adquisicin de conocimientos y el desarrollo
de habilidades para manejar conflictos (escucha activa, reflexin, cooperacin y
resolucin de conflictos) y el cambio de actitudes y conductas para crear un mundo
seguro y sustentable.
La educacin para la paz nos responsabiliza a todos. No slo reconoce el rol de
liderazgo de los gobiernos en la prevencin de la violencia, sino que compromete a los
ciudadanos con la paz desde su vida cotidiana, procurando traducir sus conceptos en
formas variadas y creativas de accin concreta. Existen diferentes aproximaciones a la

educacin para la paz pero entre sus objetivos comunes podemos encontrar (Harris y
Morrison, 2003):
Proveer una visin dinmica de la paz para contrarrestar las imgenes de
violencia que predominan en la cultura.
Ayudar a que las personas enfrenten sus miedos.
Informar sobre las maneras en que los seres humanos pueden lograr la
seguridad, ofreciendo alternativas a la violencia.
Estudiar las causas principales de la violencia y la guerra.
Desarrollar entendimiento intercultural.
Proveer una orientacin a futuro.
Ensear la paz como un proceso.
Promover un concepto de paz acompaado de justicia social.
Estimular el respeto por la vida.
Instruir en el manejo no-violento de conflictos.
Nuestra propuesta de educacin para la paz trata de entenderla como un proceso de
concientizacin. En ese sentido, Paulo Freire (1971) expresaba que la deshumanizacin
no es nuestro destino, es el resultado de un orden injusto que devala a las personas y
permite la violencia hacia ellos. Esta realidad social es resultado de acciones especficas
que no pueden ser transformadas slo por buena suerte o por deseos bien intencionados.
La transformacin de esas realidades es nuestra responsabilidad. Las circunstancias
siempre cambian precisamente debido a la accin de los individuos. Desde esta
perspectiva, la praxis es una forma de liberar a las personas de la fuerza de la opresin y
la violencia. La autntica praxis es reflexin humana y accin sobre el mundo para
transformarlo.
La reflexin ayuda a que las personas entiendan su realidad. Con este conocimiento
son capaces de insertarse de manera crtica en la situacin en que su accin debe tener
un efecto, y de esa manera su accin es ms consciente. Esta prctica es verdadera
praxis si el conocimiento que resulta de las acciones implementadas se convierte en
objeto de una nueva reflexin crtica. Si la accin no es evaluada se convierte en mero
activismo. La educacin para la paz procura ser tanto reflexin como accin en un
dilogo e interaccin constantes para realmente producir nuevas situaciones de noviolencia y paz. Este proceso de concientizacin s vital porque la gente empieza a
percibirse con la libertad de darle forma a su mundo, de convertirse en agentes de
humanizacin y transformacin (Freire, 1971; Moore, 1998).
De acuerdo con Swee-hin Toh (2002), casi todos los programas de educacin
para la paz debe contar con los siguientes rasgos:
Holismo: Comprensin de la paz como un fenmeno multidimensional que
requiere de una aproximacin compleja para alcanzarla.
Educacin en valores: Reconocimiento del espectro de valores que guan el
proyecto de construccin de la paz.
Dilogo: Posibilidad de examinar las propias ideas y de descubrir y enriquecerse
con las de otros.
Potenciacin crtica: Estrategia para promover la transformacin a travs de la
accin.

Por qu con adolescentes?


En la actualidad, el inters en las mltiples transformaciones que sufren los
adolescentes ha aumentado considerablemente. Los cambios en sus procesos fsicos,
hormonales, cognitivos, relacionales, familiares, vocacionales, entre otros, suceden en
un corto periodo de tiempo, creando un contexto en el que las demandas y retos que les
son planteados se incrementan de manera significativa, lo que puede tener tanto
consecuencias positivas como negativas (Wagner, 1996). Tradicionalmente, tal vez
debido a su inestabilidad, la adolescencia ha sido descrita como un periodo de tormenta
y estrs, lo que se ha convertido en el estereotipo popular (Hall en McKinney, Fitzgerald
y Strommen, 1995). Incluso definiciones acadmicas representan a la adolescencia
como una etapa caracterizada por conflicto, pesimismo, confrontacin y defensividad
(Muss, 1997). En realidad, este estereotipo negativo slo aplica a un porcentaje pequeo
de adolescentes. De acuerdo con Offer, Ostrov y Howard (1989) aproximadamente el
ochenta por ciento de los adolescentes son capaces de lidiar adecuadamente con los
cambios de este periodo, adquiriendo las habilidades necesarias para adoptar roles
adultos significativos, desarrollar amistades y relaciones duraderas, y formando
identidades saludables y productivas.
La adolescencia es claramente una etapa de transicin y un periodo de vida
especialmente desafiante. Los cambios que marcan el inicio de la vida adulta son
profundos y numerosos. La persona deja de ser un nio para empezar su camino hacia la
madurez. En ese momento de desarrollo hay una explosin de crecimiento. La
capacidad cognitiva de los seres humanos alcanza su madurez, lo que afecta la manera
en que definen su autoconcepto, sus pensamientos sobre el futuro y su entendimiento
del otro, convirtindose en un periodo de definicin de identidad y de toma de
decisiones. En la esfera afectiva, la vida de un adolescente puede ser muy intensa,
cambiante y perturbadora, lo que aumenta su confusin con respecto al mundo, el
futuro, su profesin, su identidad, entre otros (Gonzlez, 2003).
Es cierto que el adolescente vive una crisis pero es importante destacar no la
concepcin negativa del trmino sino aquella en que est implcita la nocin de cambio.
Nuestra sociedad tiene miedo del cambio, preferimos la comodidad de la estabilidad, si
algo es diferente lo rechazamos. La paradoja es que crecer implica avanzar, dejar atrs
lo que ya no somos para enfrentar otras realidades. En este momento de vida, en el que
el cambio es una constante, puede ser un momento propicio para ofrecer alternativas
adicionales en ese proceso de definicin de mismos a travs de los conceptos y prcticas
de paz. En ese sentido, Otto y Healy (en Harris y Morrison, 2003) han destacado
algunas caractersticas de los adolescentes como recursos y fortalezas que pueden ser
aprovechados en la educacin para la paz:
Energa y vitalidad
Preocupacin por el futuro de sus comunidades y el mundo
Idealismo
Cuestionamiento de valores, filosofas, ideologas e instituciones
Sensibilidad incrementada
Valenta
Sentimientos de independencia

Una de las reas en las que existen importantes oportunidades de maduracin en


esta etapa es el desarrollo moral, que es significativo en la educacin par la paz pues la
moralidad de la sociedad facilita la armona social y la coexistencia pacfica. Esa
moralidad social depende del proceso de desarrollo moral de cada uno de sus miembros.
Si los individuos fracasan en ese proceso y consecuentemente fallan en la vivencia de
valores y normas sociales esenciales, se convierten en una fuente de peligro y desdicha
para otros y para s mismos, pues enfrentan la desaprobacin y el rechazo de la sociedad
(Barton, 2004). Desde esta perspectiva tambin es claro que la adolescencia es una
etapa favorable para la educacin para la paz porque provee de los elementos
cognitivos, emocionales y conductuales necesarios para entender conceptos asociados
con ella, as como para promover los comportamientos prosociales esenciales en el
proceso de construccin de la paz. Las metas de desarrollo en cuanto a la moralidad
incluyen el compromiso de evitar daar a los dems, aprendiendo a ser adecuadamente
autnomos al buscar satisfacer los propios intereses sin afectar a otros negativamente.
Tambin significa desarrollar el altruismo, la preocupacin por el bienestar del otro,
acompaado de una disposicin de actuar en consecuencia con esa preocupacin. Por
ltimo, supone un compromiso con vivir de acuerdo a normas y leyes, adquiriendo un
conjunto de valores o principios que le permitan distinguir el bien y el mal y actuar en
consecuencia (Shaffer, 2000). De esta manera, la educacin para la paz tambin es
educacin moral porque busca promover el crecimiento del funcionamiento moral para
incrementar la capacidad de actuar como personas ticas eficaces, con el conocimiento
y la habilidad de discernir el bien y el mal, as como la motivacin de trabajar en bien
del otro (Berkowith, 2000).
La entrada a la adolescencia determina la aparicin de numerosos factores que
pueden contribuir favorablemente en el desarrollo moral de la persona. A continuacin
har una breve mencin de aquellos que pueden ser recursos para la educacin para la
paz:
a. Fsicos
El crecimiento fsico y el incremento en su fuerza les ofrece la
posibilidad de realizar cosas que antes no eran capaces de hacer. Los
adultos perciben sus nuevas competencias y estn ms dispuestos a
permitirles su participacin y colaboracin (Fabes et al, 1999).
El incremento en el impulso sexual que los lleva a dirigir su atencin al
desarrollo de relaciones interpersonales de mayor intimidad, contribuye a
crear contextos en que pueden explorar el compartir, la ayuda y el
cuidado de una pareja, incrementando tambin su capacidad de sentir
simpata y empata por el otro (Shaffer, 2000; Fabes et al, 1999).
b. Cognitivos
La capacidad cognitiva de los seres humanos puede alcanzar su madurez
en esta etapa, llegando a la etapa de operaciones formales. Esto implica
la habilidad de realizar abstracciones, de elaborar y confirmar hiptesis,
de cuestionar sobre la razn de las cosas, de descubrir alternativas y
posibilidades, de involucrarse en un procesamiento de la informacin
ms sofisticado, y de reflexionar sobre s mismo y sobre problemticas
de mayor complejidad (Gonzlez, 2003; Papalia y Olds, 1997).
Estas nuevas capacidades cognitivas potencian el razonamiento moral,
que es la habilidad para reflexionar y tomar decisiones orientadas hacia
principios ticos y la preocupacin por el otro, en situaciones donde
pueden existir conflictos de valores, normas, reglas, necesidades o deseos

(Fabes et al., 1999). Esto es importante porque existe evidencia de que el


razonamiento moral est asociado con conductas morales y prosociales
como la honestidad, la generosidad, el resistir a provocaciones y no
participar en actos delictivos (Heights, Perry, McIntire, 1995).
Cognitivamente hay mayor capacidad de simpatizar con otros, lo que
contribuye en el desarrollo de la preocupacin por otros (Eisenber,
Millar, Shell, McNelley y Shea, 1991).
Otra habilidad cuyo desarrollo es potenciado en la adolescencia es la
toma de perspectiva, que implica poder inferir los pensamientos,
intenciones, motivos y actitudes de otros. Esta habilidad es desarrollada
progresivamente en distintas etapas de desarrollo pero la exposicin del
adolescente a una gran variedad de puntos de vista en sus interacciones
con pares y figuras de autoridad les permite consolidarla (Fabes et al,
1999). Existe tambin evidencia de que el entrenamiento en la capacidad
de ponerse en el papel de otros aumenta conductas de generosidad,
cooperacin y preocupacin por las necesidades de otros (Chalmers y
Townsend, 1990).
c. Psicolgicos
La empata es considerado el principal sentimiento asociado con el
desarrollo moral. En la adolescencia tanto el proceso de definicin del
autoconcepto como el desarrollo de la capacidad de tomar la perspectiva
del otro, permite a los jvenes incrementar su habilidad para empalizar
con los dems, lo que tambin est correlacionado con conductas morales
y prosociales (Fabes et al., 1999).
d. Sociales
El reacomodo de la relacin padre-hijo en la adolescencia, genera
discrepancias entre el comportamiento real del adolescente y el esperado
tanto por los padres como por el mismo adolescente, lo que motiva
procesos de renegociacin de las percepciones y de las interacciones
(McKinney et al., 1995; Carlo et al., 1999).
El grupo de pares tiene un papel fundamental en el desarrollo de los
adolescentes. Los adolescentes con amistades ms estables tienen mayor
tendencia obtener mejores calificaciones y a participar en actividades
extracurriculares, as como a ser menos propensos a involucrarse en
conductas de riesgo. Asimismo, los adolescentes que tienen grupos de
pares positivos tienen mayor tendencia a continuar con sus estudios y a
ser exitosos en su vida acadmica y en su entrada al mundo adulto (Carlo
et al., 1999).
Estas novedades en la vida del adolescente, generadas por su proceso de
crecimiento, es recomendable que sean consideradas en el desarrollo de programas de
educacin para la paz para adolescentes.
Recomendaciones pedaggicas y didcticas
En la teora sobre el aprendizaje es aceptado que solamente podemos aprender
algo que ya sabemos, que las estructuras cognitivas existentes deben ser compatibles
con la nueva informacin y que tiene que existir una base de experiencia para conectar
la nueva informacin con lo que ya se conoce. Si la informacin nueva es incompatible
con las estructuras cognitivas existentes o contradice la experiencia previa, es necesario

preparar el terreno cuidadosamente para que pueda ser asimilada. El problema con la
educacin para la paz ha sido que normalmente deja las estructuras cognitivas y la
experiencia previa sin tocar, lo que lleva a que la educacin para la paz no sea
construccin de la paz (Boulding, 1987).
El reto de la educacin para la paz es lidiar con estructuras cognitivas
organizadas para apoyar tipos de pensamiento como el ganar-perder o actitudes de
separatividad y aislamiento hacia otros, en el que quedan reducidos a adversarios o
enemigos. Estas actitudes son reforzadas por una experiencia social cotidiana de
competencia y lucha por ganar en toda situacin. El cambiar a un pensamiento ganarganar, el pasar de un deseo de dominar a un deseo de cooperacin, requiere ms que
impartir informacin sobre nuevas perspectivas. Lo que se necesita es construir nuevos
mapas mentales sobre la realidad; as como experimentar esa realidad en formas
diferentes (Boulding, 1987). En ese sentido, la educacin deber ser una experiencia de
potenciacin. La pedagoga para la paz necesita enfocarse en el desarrollo de una
inteligencia e imaginacin que motive tanto la concientizacin en los estudiantes, de
manera que puedan concentrarse no slo en sus propias necesidades sino tambin en ser
individuos compasivos y reflexivos, capaces de contribuir a la mejora del mundo
(Shapiro, 2004).
En la educacin para la paz se considera que ms importantes que los contenidos
son los mtodos para el desarrollo de las habilidades y los elementos filosficos
necesarios para construir la paz (Miedema, 1999). Esto es especialmente importante en
el trabajo con adolescentes por lo que debe procurarse construir ambientes de
aprendizaje que permitan relaciones democrticas; que promuevan la igualdad, el
respeto mutuo, la participacin y la cooperacin; que motiven al joven a ser creador
activo del conocimiento y del cambio (Harris y Morrison, 2003).
Paulo Freire (1971) introduce un mtodo educativo descrito como
concientizacin. A travs de este modelo las personas nombran las situaciones de
opresin y reforman las realidades sociales, indagan en la estructura social y muestran
los caminos para mejorar. Es una educacin que nos gua hacia una realidad social ms
justa, un mundo mejor. El enfoque est en la transformacin. La metodologa comienza
en observar las estructuras sociales opresivas que destruyen la vida, movindose poco a
poco a la transformacin de esas estructuras para crear, apoyar y preservar la vida. Este
mtodo est basado en una valoracin profunda de la libertad y en la conviccin de que
las realidades sociales pueden cambiar. De esta manera, la educacin es una prctica de
libertad. La pedagoga de Paulo Freire (1971) no est slo preocupada en absorber
conocimientos sino tambin, y de manera ms importante, en identificar situaciones
sociales injustas y responder a ellas a travs de acciones liberadoras.
El mtodo de Paulo Freire est compuesto de los siguientes pasos: (Moore,
1998; Freire, 1971)

Nombrar el mundo
Descubrir los significados en esas palabras
Definir los problemas en las estructuras sociales
Formular estrategias de accin y actuar

Estos pasos pueden ser tiles para estructurar un proceso de educacin para la
paz desarrollado para promover un proceso real de concientizacin para la paz. Los
investigadores y educadores en cuestiones de paz han creado tcnicas y prcticas que
pueden ser enseadas y usadas en cada paso del proceso para ayudar a la gente a darse
cuenta y comprometerse con la construccin de la paz en su vida personal y
comunitaria. A continuacin presentar consideraciones pedaggicas que pueden ayudar
a construir un proceso de paz incluso en el saln de clase para despus explicar el
proceso de educacin para la paz desde la perspectiva de Paulo Freire, con los objetivos
de cada etapa as como las habilidades a desarrollar y las tcnicas que podran
emplearse para involucrar a los adolescentes en una verdadera praxis. Dentro de los
pasos aad la visin de futuro como un paso distinto. Considero que est implcito en la
metodologa de Freire pero es importante enfatizarlo.
Para realmente educar par la paz es necesario desarrollar una pedagoga para la
paz. Esta pedagoga debe buscar incluir las siguientes caractersticas: (Harris y
Morrison, 2003)

Procesos de aprendizaje activo


o Participacin
o Valoracin de uno mismo y de otros
o Comprensin de otros valores e ideas
o Habilidad de adquirir y analizar crticamente la informacin
Construccin de una comunidad democrtica
o Habilidad de compartir con otros
o Dilogo
o Escucha respetuosa de otros puntos de vista
Trabajo colaborativo
o Preocupacin por otros miembros del grupo
o Fomento de buenas relaciones de trabajo
o Proveer retroalimentacin y apoyo
tica del cuidado
o Fomento no slo de valores de logro y produccin sino de valores de
conexin y relacin.
Promocin de la autoestima
o Reflexin y aprendizaje de las experiencias del pasado
o Capacidad de lidiar con estrs
o Seguridad en si mismo, afirmacin

Cinco pasos en el proceso de educacin para la paz


1. Conocimiento y participacin en el mundo
El primer paso en un programa de educacin para la paz es realizar un anlisis
de nuestro presente, del mundo en que vivimos. Esto implica describir sus
hechos bsicos en la medida que estn relacionados con cuestiones de paz. Para
familiarizarse con la realidad, Elise Boulding (1987) propone mirar en los
espejos culturales que normalmente, en las sociedades contemporneas, son los
medios masivos de comunicacin. En esos espejos cultures es comn encontrar
estereotipos de otras culturas, as como manifestaciones reales y ficticias de

violencia. Frente a eso es importante buscar la paz que ya existe en el mundo. La


negociacin y resolucin de conflictos son procesos que estn realizndose
cotidianamente en el mundo. Los problemas estn potencialmente presentes en
todas las interacciones humanas. Lo importante es descubrir que esto no produce
guerras entre las personas sino que de manera constante estn dndose
negociaciones en las que se alcanzan formas aceptables de proceder. Esto ayuda
a percibir que si bien hay el potencial de conflicto, es una decisin personal el
comportamiento elegido para lidiar con esas situaciones. La realizacin de este
contraste debe conducir al aprendizaje de habilidades para analizar crticamente
las imgenes culturales que muestran una realidad distorsionada. En ese sentido,
otra estrategia recomendada es tener experiencia de primera mano con la
realidad, de manera que sta pueda convertirse en un antdoto contra las
imgenes culturales falsas. Esto puede lograrse involucrando a los jvenes con
grupos que trabajan por cuestiones de justicia social y paz, lo que les permite
desarrollar una mayor conciencia de las diferencias existentes en sus
comunidades, as como descubrir nuevas perspectivas sobre su rol en el futuro
de su entorno.
2. Encuentro con el mundo, sujeto a sujeto
El segundo paso implica tratar de entender lo que la realidad refleja de
las estructuras sociales, determinar el significado de las diferentes perspectivas
con respecto a esas realidades. En este paso ya no es solamente observar el
mundo sino escucharlo, por lo que el dilogo tiene un papel esencial. Es a travs
del dilogo que podemos conocer el mundo como el otro lo percibe, lo que
amplia mi propia percepcin del mismo. El dilogo es encuentro, es un acto de
creacin que en el fondo lleva un profundo amor por el mundo y por los seres
humanos, as como una gran fe en las personas y en su capacidad de crear y
recrear su vocacin humana (Freire, 1971). En ese proceso es esencial reconocer
que los pensamientos e ideas de otros pueden mejorar las propias, dndonos la
oportunidad de descubrir incluso nuevas opciones (Reychler, 2001). La
habilidad de dialogar no es desarrollada fcilmente, por lo que es importante
entrenar a los adolescentes en sus habilidades de escucha, especficamente en los
siguientes aspectos: escucha activa o emptica, auto revelacin y
cuestionamiento (Gonzlez, 2003; Reychler, 2001).De todas las habilidades
empleadas en la resolucin de conflictos, la escucha es tal vez la ms
transformativa de todas (Kraybill, 2001).
3. Conciencia social
Este paso implica definir los problemas en las estructuras sociales. El
reto desde una perspectiva de proceso es definir los problemas de una manera
suficientemente compleja para considerar la mayor parte de los aspectos
interrelacionados entre la situacin y la naturaleza cambiante de las estructuras
sociales. En el proceso de educacin para la paz, una vez que el adolescente est
consciente de las realidades de conflicto y paz en el mundo en que viven, y una
vez que son capaces de conocer el mundo desde una experiencia sujeto a sujeto,
entendiendo la manera en que otros perciben la realidad; entonces es el momento
de analizar esa informacin. Los programas tradicionales de educacin para la
paz ofrecen numerosas herramientas para realizar este tipo de anlisis desde

diferentes perspectivas como pueden ser: la educacin en derechos humanos, la


educacin ambiental, la educacin internacional, la educacin en resolucin de
conflictos o la educacin para el desarrollo, entre otros. Cada una de ellas cuenta
con un marco terico y conceptual particular que permite dar significado a lo
que la realidad les presenta. Otra opcin es organizar este anlisis desde la
situacin existencial presente y concreta de los adolescentes, de manera que
refleje sus perspectivas y aspiraciones. Para Paulo Freire, si la educacin no
tocaba las preocupaciones, dudas, esperanzas, temores de los participantes,
entonces el trabajo no era efectivo pues terminaba por imponerse una visin que
no era dialogada. Este esfuerzo de anlisis debe procurar ser lo ms holstico o
sistmico posible porque normalmente si los seres humanos no entienden
crticamente su mundo es porque lo aprecian en fragmentos, que no son
percibidos como elementos que interactan entre s constantemente. La
metodologa concreta implica que el joven hable sobre la forma en que percibi
o sinti determinado evento o situacin. Esta exposicin reta a los otros jvenes
porque los obliga a contrastar lo expresado con el otro con su propia
representacin o explicacin. De esta manera, se genera un proceso de
reconsideracin que paso a paso permite tener una mirada ms amplia de la
realidad, adems abierta a consideraciones crticas que la reevalen. Estas
contradicciones pueden irse codificando a travs de imgenes, dramatizaciones o
discusiones, que a su vez generan ms dilogo. Maaike Miedema (1999) sugiere
ir clasificando los temas discutidos de acuerdo a la ciencia que ms pueda
aportar para su anlisis desde la perspectiva, siempre abierta a cuestionamiento,
de los especialistas.
4. Visin de futuro
Este es un paso no declarado explcitamente por Paulo Freire (1971)
aunque la esperanza es un concepto fundamental en su teora. Para l, sin
esperanza no puede iniciarse el esfuerzo del cambio. Todos los seres humanos en
determinado momento enfrentan situaciones lmite, que en su momento son
experimentadas como momentos en las que no existen ms posibilidades. Sin
embargo, desde la perspectiva de las concientizacin, esas situaciones lmite son
la frontera a partir de donde todas las posibilidades inician, son la divisoria que
separa el ser del ser ms. Es interesante que para l, la causa de la desesperanza
no es la situacin lmite en s misma sino la percepcin que se tiene de ella en
determinado momento histrico por lo que el cambio inicia en el momento en
que empiezan a ser consideradas como oportunidades o nuevas alternativas. La
esperanza es fundamental porque nos permite visualizar que la situacin que nos
oprime no es definitiva, nos da la oportunidad de descubrir que hay mucho
espacio para el bien. El propsito de comenzar a generar ideas alternativas del
futuro no es decir a los adolescentes lo que deben pensar sobre el futuro sino la
forma en que pueden pensar sobre el mismo, dndoles tcnicas para recuperar la
imaginacin y predecir escenarios positivos. De esa manera antes de construir
una realidad externa, comienza a construirse una realidad social en la mente de
aquellos que tienen en su mano la posibilidad de hacerla realidad. Elise
Boulding (1995) propone un procedimiento para retomar la habilidad de
imaginar, basado en la idea de crear una brecha de tiempo entre el presente y el
futuro, que pueda ser unida por la imaginacin humana. Los adolescentes deben
proyectarse con la imaginacin en el futuro, generando una visin distinta y

positiva del mismo. Despus deben explicar ese futuro a travs de una historia
imaginada sobre esa sociedad. Es una tcnica demandante pues implica generar
una fantasa, realizar un anlisis que sea realista y adems suspender la
desesperanza y el pesimismo. No obstante, el propsito de la esperanza no es
cumplido si el proceso no nos mueve a la accin (Gonzlez, 1998).
5. Accin
Este paso final implica planear estrategias de accin y ejecutarlas,
motivando a los adolescentes a verse a s mismos como actores cuyo desempeo
influenciar la condicin futura del mundo (Moore, 1998). Para esto es necesario
proveerlos de experiencias diversas en situaciones reales, en las que puedan
utilizar sus recursos. La educacin para la paz implica generar suficientes redes
sociales para que el joven pueda involucrarse con otros jvenes y adultos que
estn interesados en cuestiones de paz, medio ambiente, justicia social y
derechos humanos en un nivel local (Boulding, 1987). Esta accin debe ir
siempre acompaada de un proceso de reflexin, un anlisis crtico de la propia
accin que abra nuevas alternativas de accin. La reflexin puede revelar que
una forma particular de accin es imposible o inapropiada en ese momento. Esto
es parte de la accin y es algo que el adolescente probablemente experimente,
por lo que el educador para la paz debe ayudarlos a ser conscientes de la
importancia de reconocer sus lmites (Freire, 1971). En esta etapa de la
educacin para la paz, el entrenar a los adolescentes en cuestiones como
cooperacin y sinergia, el desarrollar habilidades de liderazgo, el promover
procesos de potenciacin personal, son oportunidades para que las acciones
puedan ser ms efectivas, a travs de un mejor manejo personal de las
situaciones.
Conclusiones
La construccin de la paz es una misin clave par ala humanidad. Al iniciar esta
investigacin tena en la mente la siguiente pregunta: Puede construirse la paz desde la
adolescencia? Mi respuesta es afirmativa. No es slo posible sino deseable construir la
paz con adolescentes. Es cierto que en los modelos utilizados en la construccin de la
paz deben considerarse elementos como las estructuras polticas, econmicas y de
seguridad; procesos de comunicacin, consulta y negociacin; clima integrativo y
liderazgo, entre otros. Sin embargo, alrededor de estos elementos se encuentran sistemas
mayores de apoyo, esenciales en todos los pasos del proceso de construccin de la paz.
Uno de esos sistemas es la educacin y el educar para la paz es un reto para todos los
sistemas educativos. No puede ser considerada ya como un lujo superfluo o una moda
transitoria; la educacin para la paz es esencial para construir sociedades basadas en la
justicia y la solidaridad. A travs de la historia, en todo el mundo, la educacin ha
procurado ayudar a los estudiantes a desarrollar su inteligencia y a convertirse en
buenos seres humanos. Si analizamos la situacin actual del mundo, es posible descubrir
en la educacin una estrategia que puede contribuir en la eliminacin de estructuras de
violencia y en el logro de la paz. Educar para la paz implica educar desde una visin
liberadora y transformadora de la realidad. Es una educacin activa y participativa que
trata de promover un pensamiento dinmico, creativo y crtico.

En este punto quiero destacar que el concepto de paz propuesto en este


documento va ms all del tradicional. Esta paz significa relaciones de reciprocidad e
igualdad, una asociacin activa, una cooperacin planeada, un esfuerzo inteligente para
prevenir y resolver conflictos potenciales. No es un concepto esttico, es un proceso.
Entendido as, es algo que puede ser aprendido porque no es un valor absoluto, dado de
una vez por todas, tampoco es una fantasa; es un esfuerzo permanente en el desarrollo
integral de la humanidad. De esta manera, la paz es considerada un concepto relacional,
una disposicin a la inclusin, un sentimiento de conexin, no slo en las relaciones
interpersonales sino en el nivel global. Toda la propuesta educativa implica estas
dimensiones en los esfuerzos para reconocer la humanidad de los otros, en darles valor
y dignidad al ver, escuchar y construir una realidad con ellos y confiando en sus
posibilidades. La paz tambin es entendida como un comportamiento prosocial, una
accin que beneficia a otros seres humanos. Asimismo, ya que el desarrollo moral es un
determinante en la expresin de conductas prosociales, el desarrollo moral es esencial
para la paz. Si los programas de educacin para la paz orientados a los adolescentes
consideran el desarrollo moral de los mismos, es ms probable que tengan un impacto
ms profundo en los pensamientos, sentimientos y acciones de los jvenes.
La educacin para la paz no es slo responsabilidad de las escuelas o las
universidades. Es una tarea compartida por todos aquellos que comparten la vida con los
jvenes, desde las familias hasta las comunidades de fe, las organizaciones juveniles,
los negocios, gobiernos e incluso los medios de comunicacin. En esta propuesta no
menciono a que tipo de adolescentes esta enfocado el programa. Esto es porque
considero que los programas de educacin para la paz no deben ser originados y
apoyados slo en contextos educativos formales, sino tambin en otros espacios en los
que los jvenes se renen y comparten sus experiencias. El trabajo con los padres de
familia es tambin muy importante, es un error desestimar su influencia en los
adolescentes. El trabajar con padres no es slo una forma diferente de alcanzar el
mundo del adolescente sino tambin es una manera de promover la paz en nuestra
sociedad.
Pienso que la propuesta de este documento es muy simple. Algunas veces
nuestra experiencia puede distorsionarse por la forma en que vemos el mundo. Yo
percibo a los que son diferentes de m como una amenaza y, basado en esa creencia,
construyo mi experiencia. Sin embargo, una vez que me tomo el tiempo de reconocer en
ellos a alguien semejante a mi, descubro que mi imagen de ellos no era realista, y soy
capaz de cambiar la manera en que construyo mi experiencia. Este cambio me abre la
oportunidad de entender mi mundo de una manera nueva y como consecuencia me lleva
a relacionarme con los otros de manera distinta. Este proceso puede ser vivido en
diferentes etapas de la vida, pero en la adolescencia, es crucial porque de manera natural
estn confrontando nuevas maneras de entender el mundo con las anteriores. Si ellos
pueden vivir esos cambios con otro tipo de habilidades y herramientas, que los lleven a
tener una visin ms incluyente del mundo, en vez de una excluyente, tendrn la
oportunidad de construir relaciones ms humanas y constructivas. Las personas actan
de la manera en que lo hacen porque en muchas ocasiones es la nica estrategia que
conocen. Esencialmente, esta propuesta trata de evitar esto, abriendo otras opciones, que
puedan dar ms sentido a nuestras vidas y que den mayor plenitud a nuestras relaciones
con los nosotros mismos, con los dems y con el mundo.

La propuesta tambin tiene sus limitaciones. En primer lugar, parece ser una
receta, y es importante enfatizar que es slo un camino con mucho espacio para la
creatividad para enfrentar situaciones ms concretas. Otra limitacin puede ser que en
cada etapa del proceso slo considero una dimensin o habilidad cuando pueden existir
situaciones concretas que requieran de otras habilidades para construir la paz.
Asimismo, en el trabajo utilizo el concepto de adolescencia como si slo existiera una
forma de ser adolescente. Es cierto que hablo de esta etapa de vida como un fenmeno
universal pero los jvenes viven esta etapa de manera distinta dependiendo del contexto
en que se ubiquen. No es lo mismo pensar en un adolescente urbano en un pas
industrializado, que en un adolescente rural en un pas en vas de desarrollo. Incluso hay
tericos que dividen a la adolescencia en etapas. De esta manera, la propuesta requiere
de adaptaciones al contexto concreto de la poblacin con la que va a trabajarse.
Finalmente, es importante sealar que utilizo la teora de Paulo Freire como una
interpretacin y una aplicacin concreta de sus postulados. No soy un experto en su
metodologa por lo que pudiera existir la posibilidad de encontrar contradicciones con
algunos de sus supuestos aunque trat de evitarlo en lo posible.
Paulo Freire (en Moore, 1998) aprendi que cuando una persona realiza un
cambio radical de perspectiva en un rea de su vida, la persona est ms lista para
cambiar otras perspectivas y conductas. La educacin para la paz no es slo cambiara la
forma en que las personas ven el mundo, es tambin un intento de cambiar estilos de
vida. Es imposible cambiar la realidad si no nos cambiamos a nosotros mismos primero.
En ese sentido, la construccin de la paz debe ser ms que un anhelo. Las personas que
quieren la paz, en cierto momento, debern participar para que esos cambios sucedan.
La educacin para la paz debe empezar en nuestras propias vidas, aqu y ahora. Si
queremos construir la paz, debemos imprimir en nuestra vida el espritu de paz y
reconciliacin que buscamos para el mundo.
El cambiar los problemas de nuestra sociedad requerir un enorme esfuerzo pero
es posible. Este proceso lleva en s la posibilidad del caos pero tambin el potencial para
una creatividad inmensa. Paul Van Tongeren (19991) nos recuerda que todava hay
esperanza de lograr un mundo ms pacfico. Esta esperanza tiene su raz en el espritu
de la gente que, a pesar de dcadas de obstculos y violencia, sigue dando pasos hacia
una coexistencia pacfica con sus adversarios. La esperanza est fundamentada en el
hecho de que la segunda mitad del siglo XX, a pesar de estar repleta de conflictos
violentos, estimul el ms prolfico desarrollo de actividades de transformacin noviolenta de conflictos en la historia de la humanidad. Los esfuerzos actuales para
construir la paz son como gotas de agua, que combinadas con otras miles, forman una
magnfica y poderosa cascada. Desde esta perspectiva, la gente ordinaria puede hacer
una diferencia. A travs de aproximaciones creativas, la perseverancia y la compasin,
muchos seres humanos en le mundo han tenido xito en transformar situaciones
aparentemente sin esperanza. La humanidad es ms capaz de lograr ms de lo que
muchas personas estn inclinadas a pensar.
Desde mi perspectiva, la educacin para la paz es una decisin personal. En una
ocasin escuch que la esclavitud que ahora consideramos inaceptable, era normal en su
momento. La cuestin es lo que la gente dir de nosotros dentro de cien aos. Cada uno
de nosotros debe responder a esta pregunta desde su propia experiencia, con sus
compromisos y acciones cotidianas. La violencia y la injusticia son realidades en las que
fuerzas potenciales son usadas en contra de la gente. La educacin para la paz es el

proceso en que reconocemos las realidades de violencia en nuestra conducta y en el


mundo a nuestro alrededor, y en el que aprendemos a descubrir y escoger la paz como
una misin persona, no como una demanda alienadora impuesta desde fuera, sino
como algo que nos mueve desde lo ms profundo de nuestro ser. (Verstreaeten, 1998,
p.12) Si somos capaces de empezar y mantener los procesos de confrontacin con la
realidad, discernimiento, decisin, accin y reflexin en nosotros mismos, y si podemos
ayudar a otros en su propio proceso, seremos capaces de crear nuevos significados, de
aumentar nuestra conciencia, y de fortalecer nuestro compromiso, que son las
condiciones para la participacin personal en la transformacin pacfica y humana del
mundo en que vivimos.
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