Mexico en Renacimiento
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Libro libre
NDICE
INTRODUCCIN, 5
CAPTULO I, EL PUEBLO EN MOVIMIENTO, 13
1.- LOS SUJETOS DE ESTUDIO, 14
Los movimientos sociales en el mundo rural, 23; La unidad, 27
2.- EL ARTE DE LA ESTRATEGIA, 29
Crisis de hegemona y situacin revolucionaria, 33; Las relaciones de fuerza, 37
3.- EL MTODO DE LA CONTRADICCIN, 41
CAPTULO II, LAS CONTRADICCIONES FUNDAMENTALES, 46
Las etapas de las contradicciones principales en Mxico, 49
-PRIMERA ETAPA: LOS MTODOS DEL PARTIDO DE ESTADO PARA LA IMPOSICIN DEL
NEOLIBERALISMO, 51
LA RUPTURA CON EL PROYECTO HEGEMNICO, 57
-SEGUNDA ETAPA: LA ALTERNANCIA PANISTA, LA NUEVA LEGITIMIDAD DEL
NEOLIBERALISMO, 60
LA DEBILIDAD DE LAS FUERZAS SOCIALES PARA FRENAR AL NEOLIBERALISMO, 64
El cambio de estrategia de Caldern, 69
-TERCERA ETAPA: LA UNIDAD DEL BLOQUE HISTRICO, 76
LA NECESARIA UNIDAD DEL BLOQUE SOCIAL DE LOS OPRIMIDOS, 80
La relacin de fuerzas desde 1982 a 2014, 83
CAPTULO III, MTODOS PARA RESOLVER LA CONTRADICCIN, 86
LA GUERRA EN EL MXICO AUTORITARIO Y NEOLIBERAL, 87
Modelo Sun Tzu, 90; Modelo Clausewitz, 92; Modelo Miyamoto Musashi, 94; Doctrina
Lacheroy, 95; La Doctrina de la Seguridad Nacional y la Guerra Asimtrica, 96; La Guerra
Irrestricta, 99; La guerra popular prolongada, 100; La guerra de guerrillas, 102; La guerra
de movimientos y la guerra de posiciones, 104; La forma de lucha del EPR y del ERPI, 106;
La lucha electoral, 110; La accin directa y la tctica del bloque negro, 115; La Noviolencia, 120; Otros mtodos, 123
CAPTULO IV, LA CONFRONTACIN VIOLENTA, 126
1.- ATENCO: LA TIERRA NO SE VENDE SE AMA Y SE DEFIENDE, 127
La tctica, 131; El cambio de terreno, 136; Los factores del triunfo, 140
2.- LA SEGUNDA BATALLA DE ATENCO, 146
El 3 de mayo de 2006, 146; El 4 de mayo de 2006, 157
3.- LAS TRES BATALLAS QUE PUSIERON A OAXACA AL REVS, 164
La batalla del 14 de junio: la victoria que hizo nacer a la APPO, 165; La ofensiva
gubernamental, 174; El triunfo en la Batalla de Todos los Santos, 176; Los factores del
triunfo, 178; La batalla del 25 de noviembre: Ulises, no cay!, 183; El balance, 185
4.- LA BATALLA DE XOXOCOTLA, 194
Las lecciones de la lucha en defensa del Casino de la Selva, 197; La batalla de los 13
pueblos, 201; La incursin del ejrcito, 203
3
INTRODUCCIN
como en Bolivia en 2003 y 2005), el mtodo que ha permitido alcanzar algunas victorias
ha sido el de la forma de lucha popular mediante el ejercicio de la accin directa. Esto es
importante porque todas las formas de lucha tratan de resolver las contradicciones
fundamentales y secundarias, debido a que la confrontacin se libra desde una variedad
muy amplia de terrenos y batallas. Lo que tambin podremos apreciar es que ninguna
expresin organizativa utiliza un mtodo nico sino, ms bien, la combinacin de varios de
ellos como parte de su estrategia. De la misma manera, la estrategia y la tctica resultan
los factores claves de desequilibrio de las situaciones sociales, polticas, econmicas y
militares que definen las confrontaciones en cualquier terreno.
Para realizar un anlisis nacional en un periodo de ms de tres dcadas de
neoliberalismo autoritario y hegemnico, procur alejarme de la idea determinista de que
las condiciones objetivas y subjetivas desfavorables terminan incidiendo en la derrota de
toda lucha social, ya que eso me podra arrojar conclusiones parciales. Por tal motivo,
utilic el mtodo inductivo para analizar algunos procesos sociales de carcter rural, que
con sus luchas pudieron incidir de manera ms amplia en las relaciones de fuerza entre el
pueblo y la clase dirigente. Adems, me apoy en los postulados de la concepcin
dialctica materialista del mundo que establece que para comprender el desarrollo de una
cosa, debemos estudiarla por dentro y sus relaciones con otras cosas, porque el carcter
contradictorio que se produce en lo interno de una cosa es la causa de su desarrollo (Tsetung, 2010: 102).
Al iniciar la investigacin part de casos concretos para despus aterrizar en un
anlisis general (ms all de la distribucin final de los captulos). Por eso en los captulos
IV, V y VI profundic en los momentos decisivos de cada proceso, en el caso de Atenco, la
batallas del 11 de julio de 2002, del 3 y 4 de mayo de 2006 y la lucha por la libertad de sus
presos polticos; para el caso de Oaxaca, las batallas del 14 de junio, del 2 y del 25 de
noviembre, todas del 2006, as como su proceso de dilogo; en el caso de Morelos,
estudi la batalla de Xoxocotla en 2008; del Ejrcito Zapatista de Liberacin Nacional
(EZLN) abund en el proceso de dilogo de 1994 a 1996; de la misma forma, en el caso del
Movimiento Campesino el Campo No Aguanta Ms (MCNAM) di prioridad a su proceso de
dilogo; y, en lo que respecta a la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias,
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inters en privilegiar alguno de ellos, ms bien de alertar sobre el hecho de que muchos
de sus postulados doctrinarios son aplicados en diversas operaciones en contra del pueblo
mexicano sin ninguna consideracin ms que de sometimiento o dominacin.
El eje terico metodolgico que cruza transversalmente el presente texto es la
tesis de Mao Tse-tung sobre la contradiccin; del mismo modo, me apoyo en las
categoras de anlisis de Gramsci sobre relaciones de fuerza y hegemona para
comprender la dimensin estructural del estudio. El marco terico se encuentra
desarrollado en el captulo I, donde adems ubico a los sujetos de estudio y el anlisis de
los conceptos de movimientos sociales. En el captulo II sistematic el anlisis de las
contradicciones principales y secundarias, as como sus aspectos principales. La tarea
consisti en aplicar esas perspectivas analticas a la realidad mexicana en un periodo que
comprende desde 1982, con la implementacin del modelo neoliberal dentro de un
sistema poltico autoritario, hasta inicios de 2015.
Para lograr una mejor compresin metodolgica divid en tres etapas el desarrollo
de la disputa entre los dos bloques enfrentados en nuestro pas, lo que me sirvi para
ubicar el contexto de los casos estudiados y facilitar el anlisis general. La primera, dentro
de la etapa de la hegemona del sistema poltico mexicano caracterizada por la presencia
en el poder del PRI-gobierno, que en mi periodizacin comprendi tres sexenios, de 1982
a 2000; la segunda, en la llamada alternancia, luego de la derrota del PRI y la llegada del
PAN a la presidencia de la Repblica con Vicente Fox en 2000, pasando por el fraude
electoral de 2006 que llev a Felipe Caldern a la presidencia; y la tercera, que se
caracteriza con el retorno del PRI al poder federal y por la unidad del bloque dominante,
para cerrar las pinzas del proyecto neoliberal con la aprobacin de las reformas
estructurales.
Una reflexin casi terminado el proceso de investigacin y ubicada en el captulo
VII: al comparar diversos procesos como el de las autodefensas y las policas
comunitarias de 2013 con el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad (MPJD) de
2011, encontr algunos denominadores comunes que me llevaron a cuestionar sobre la
posibilidad de otros procesos con alguna similitud, como Ayotzinapa en 2014, con la
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CAPTULO I
EL PUEBLO EN MOVIMIENTO
La motivacin y preocupacin de los movimientos sociales que libran sus luchas consiste
en cmo alcanzar sus objetivos. En ello basan su quehacer cotidiano, en el despliegue de
formas de accin que movilizan su estructura, su proyecto, sus demandas, sus consignas y
sus mtodos de lucha. La carga social de un movimiento concreto consiste en alcanzar el
xito en su programa, aunque la derrota tambin forma parte potencial del escenario
previsible. Por ello, la pertinencia de este estudio consiste en conocer por medio del
anlisis de las dimensiones polticas y organizativas de los movimientos, sus expresiones
orgnicas e instrumentales, como sus mtodos, las tcticas y las estrategias, para
desentraar la forma en que triunfaron o fueron derrotados en la lucha de los contrarios.
El propsito de este estudio es combinar el anlisis terico con el aporte prctico
de las lecciones que dejan algunas luchas sociales en Mxico. De ah que contestar ciertas
interrogantes a travs del testimonio de protagonistas de ciertos movimientos sociales
nos ayuda a comprender ms el proceso social mexicano: por ejemplo, cmo el
movimiento social de Atenco ech abajo el proyecto aeroportuario en 2001-2002 o por
qu no cay Ulises Ruiz en Oaxaca en 2006; qu tan diferentes son las policas
comunitarias con respecto a las autodefensas, entre otros. O en trminos generales: cmo
luchan y organizan su lucha algunos movimientos sociales rurales en Mxico, con el
propsito de alcanzar sus objetivos y hacer realidad sus proyectos dentro una
contradiccin que dirimen. Estos cuestionamientos y sus diversas respuestas son
significativos para el conjunto del movimiento social, no slo nacional sino
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la capital del estado, aunque no todos ellos estn vinculados a una actividad agrcola,
conservan vnculos directos o indirectos con alguno de los diecisis pueblos indgenas que
dan su carcter multicultural a Oaxaca. Qu decir de los zapatistas en Chiapas, cuya
composicin es mayoritariamente indgena con una fuerte base social comunitaria.
Asimismo la Polica Comunitaria de Guerrero, donde convergen los pueblos mixtecos,
tlapanecos, nahuas y mestizos con una fuerte base regional. En el caso de Morelos es
igual, compuesto en especial por comunidades nahuas y mestizas. En todos los casos, lo
que predomina es un fuerte vnculo con la tierra y el territorio, que en los hechos se
traduce en la defensa de su mundo campesino, de su derecho a seguir viviendo en torno a
su madre tierra. Por ello, la argumentacin que logra sintetizar la idea de campesindios se
traduce as:
La comunidad agraria es ethos milenario, pero los hombres y mujeres de la tierra
fueron recreados por sucesivos rdenes sociales dominantes, y lo que hoy
llamamos campesinos, los campesinos modernos, son producto del capitalismo y
de su resistencia al capitalismo. Slo que hay de campesinos a campesinos, y los de
nuestro continente tienen como trasfondo histrico el sometimiento colonial y sus
secuelas. Los campesinos de por ac son, en sentido estricto, campesindios no
todos los campesinos producen alimentos pero la cuestin alimentaria les compete
como clase, no todos interactan con ecosistemas muy relevantes o en riesgo,
pero la cuestin ambiental les compete como clase y, de la misma manera, no
todos tienen nexo genealgico con los pueblos originarios del continente, pero en
tanto que clase ms les vale que reivindiquen la indianidad como sea identitaria y
la descolonizacin como consigna (Bartra, 2011b: 138).
Dentro de este mundo campesindio se hace evidente la existencia del carcter
organizativo, que se expresa en su forma de hacer poltica, en su concepcin del mundo y,
como consecuencia de ello, en las demandas y proyectos que definen en cada situacin
concreta. As, diversos movimientos sociales estn orientados desde su denominacin en
la autoafirmacin de su carcter de pueblos. Podemos ver que las organizaciones que
emergen en estos movimientos as lo hacen notar: el Frente de Pueblos en Defensa de la
Tierra del movimiento de Atenco advierte su carcter frentista por medio de un conjunto
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Planteado as, para continuar ubicando a los sujetos de estudio es necesario definir
la categora pueblo, lo que nos ayudar a comprender las condiciones en que se desarrolla
su antagonismo. Por ello retomo el planteamiento de Dussel (s/f: 139-165) sobre la
discusin de esta categora poltica. Al explicar su razonamiento se apoya a su vez en el
postulado anterior de Gramsci, en cuya reflexin, para que vaya surgiendo el pueblo (para
s) se necesita el conflicto, el cuestionamiento del ejercicio del poder por medio de la
accin colectiva en un sistema hegemnico, el disenso ante el consenso que mantiene en
el poder al bloque histrico. Para llegar al concepto de pueblo hay que pasar por ese
momento:
() en este punto, parto de Gramsci, que define al pueblo y le llama bloque social
de los oprimidos, y yo le agregara: y de los excluidos () Un pueblo en s es todava
potencialmente un actor que en el consenso acepta la dominacin; pero cuando
descubre, cuando entra en conciencia de que es oprimido, empieza a ser el pueblo
para s y entonces la comunidad poltica se escinde, una parte de ella es el resto del
bloque histrico en el poder. La otra parte es lo que vamos a llamar estrictamente
pueblo, aunque pueblo no incluir a las clases que se ponen como dominantes,
porque as tambin puede haber una clase media que se ponga como popular. No
es una cuestin de nacimiento, sino de una posicin en la sociedad (Dussel, Op.
cit.:150).
Entonces, tenemos que el pueblo no es toda la comunidad poltica sino una parte
de ella, ya que, de acuerdo con Gramsci, se va constituyendo en la crisis de legitimidad y
hegemona, es un actor colectivo que surge en momentos cruciales de la historia con un
proyecto poltico para crear un nuevo orden, por eso el bloque social de los oprimidos
aparece como opuesto al del bloque histrico en el poder.
Para definir al sujeto de estudio en nuestra investigacin, lo primero que se debe
diferenciar es al pueblo y a los enemigos del pueblo, en funcin de la posicin social y
poltica que adoptan en la contradiccin principal imperante. No es lo mismo hablar del
concepto de pueblo en todos los pases ni es siempre el mismo en cada periodo de su
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historia; por lo tanto, hay que determinar sus rasgos porque tiene varias connotaciones
que es importante distinguir:
() por ejemplo, el caso de China. Durante la Guerra de Resistencia contra Japn,
el pueblo lo integraban todas las clases, capas y grupos sociales que se oponan a la
agresin japonesa, mientras que los imperialistas japoneses, los colaboracionistas
chinos y los elementos projaponeses eran todos enemigos del pueblo. En el
periodo de la Guerra de Liberacin, los enemigos del pueblo eran los imperialistas
norteamericanos y sus lacayos la burguesa burocrtica y la clase terrateniente,
as como los reaccionarios del Kuomintang que representaba a esas clases; el
pueblo lo constituan todas las clases, capas y grupos sociales que luchaban contra
esos enemigos. En la etapa actual, periodo de edificacin del socialismo, integran
el pueblo todas las clases, capas y grupos sociales que aprueban y apoyan la causa
de la construccin socialista y participan en ella, mientras que son enemigos del
pueblo todas las fuerzas y grupos sociales que oponen resistencia a la revolucin
socialista y se muestran hostiles a la construccin socialista y la sabotean (Tsetung, 2010: 188-189).
Por lo anterior, debo distinguir a qu me refiero cuando hablo de la categora
poltica de pueblo en esta investigacin. Como prembulo quiero explicar que nuestro pas
est conformado por diversos pueblos1, por diversas identidades, que no existe una idea
homognea sino plurinacional o pluritnica, con indios, mestizos y afros que componen
las identidades nacionales, pero tambin de los sectores campesinos, indgenas, obreros,
asalariados, estudiantes, etctera.
Uno de los puntos centrales de las demandas en el movimiento indgena y el movimiento zapatista fue
reconocer la existencia de los pueblos indgenas y dotarlos de derechos. As que la base de esa demanda
parti de lo estipulado en el Convenio 169 de la Organizacin Internacional del Trabajo, que con muchas
limitaciones defini al pueblo indgena en un sentido cultural para determinar a los sujetos de derecho. Esta
caracterizacin fue retomada en la malograda reforma de 2001 al artculo 2 constitucional. Ms all del
resultado en el reconocimiento de sus derechos, gracias a esa lucha, en nuestro pas se visibiliz al sujeto
indio, ya que el reconocer su existencia como tal tambin exigi el otorgamiento de derechos como
colectividades. Por ello, cuando hablamos del trmino pueblo en nuestro pas tambin debemos tomar en
cuenta el aspecto identitario, dejando a un lado la vieja invisibilizacin de los indgenas en campesinos, que
slo los haca emerger en su carcter clasista.
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familias2 han tenido el control de 455 posiciones legislativas. Es decir, desde 1937 estas
familias han logrado ocupar 230 espacios de representacin en el mbito federal
(Rodrguez, 2015). Un caso relevante es el poder absoluto del Grupo Atlacomulco3 en el
Estado de Mxico, al grado de que en su haber cuenta con cinco gobernadores y un
presidente de la Repblica: Enrique Pea Nieto.
En la parte econmica se encuentra la oligarqua mexicana representada por 37
familias4 que al juntar su fortuna suman 180 mil millones de dlares y representan el
15.1% del PIB de Mxico (Forbes Mxico, 2014); adems, por supuesto de la oligarqua
mundial representados por 1,826 multimillonarios que en su conjunto suman ms de 7.05
billones de dlares (Forbes Mxico, 2015) y que tienen influencia directa en economas
nacionales como la de Mxico en industrias como telecomunicaciones, servicios,
energticos, minera, construccin, etc.; adems de la burguesa empresarial que cuenta
con determinado poder en los gobiernos estatales. Habra que destacar el papel que juega
un actor que se ha posicionado en Mxico, los carteles de la droga, que no slo han
comprendido que pueden acumular mucha riqueza sino tambin poder poltico. Y en el
plano militar y policiaco, las fuerzas armadas y de seguridad pblica, por medio de sus
mandos subordinados a ese bloque hegemnico.
Como todo es dinmico dentro de la sociedad, en ms de treinta aos podemos
identificar algunos cambios de posturas entre grupos o individuos que pasaron de un
bloque al otro. Por ejemplo, algunos personajes que formaron parte de la lucha por la
democracia en 1988 con el Frente Democrtico Nacional (FDN) hoy estn dentro del
2
Estas son: Rojo Lugo, Batres, Vicencio, Sansores, Monreal, Alcaine, Manautou, Martnez, Ortega y Padierna.
Estas familias y otras nuevas (Gonzlez, Gordillo) han llegado a formar parte de las lites dirigentes o
buscan hacerlo en el periodo electoral de 2015, por medio del PRI, PAN, PRD, Convergencia, PT, PVEM, Panal
y el naciente Morena.
3
Ms all de que sus integrantes nieguen la existencia de ese grupo de poder, ste fue fundado por Isidro
Fabela, que fue su primer gobernador entre 1942 y 1945. La caracterstica es que todos sus miembros son
oriundos de Atlacomulco, Estado de Mxico. Los subsecuentes gobernadores fueron Alfredo del Mazo Vlez,
Salvador Snchez Coln, Arturo Montiel Rojas y Enrique Pea Nieto.
4
Entre ellos destacan: Carlos Slim Hel, presidente honorario de Amrica Mvil; Germn Larrrea, presidente
ejecutivo del Grupo Mxico; Alberto Bailleres Gonzlez, presidente del consejo de Peoles, Palacio de
Hierro, GNP y Profuturo; Ricardo Salinas Pliego, presidente de Grupo Salinas, Elektra, Banco Azteca y TV
Azteca; Eva Gonda Rivera y familia, inversionistas; Mara Asuncin Aramburuzabala, inversionista; Antonio
del Valle, presidente honorario de Mexichem; familia Servitje Montul, dedicados a la industria de la
panificacin; la familia Gonzlez Moreno, en la industria financiera y alimentos; Jernimo Aranda y familia,
dedicados al comercio; Emilio Azcrraga Jean, presidente del Grupo Televisa; entre muchos otros.
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bloque hegemnico, no slo porque han alcanzado puestos de poder sino porque a lo
largo de los aos han adoptado una postura poltica neoliberal colaboracionista, y
recientemente se aliaron a travs del PRD con el PRI y el PAN para formar el Pacto por
Mxico, instrumento que sirvi para aprobar en 2013 sus tan anheladas reformas
estructurales, el cierre de pinzas del proyecto neoliberal.
As tenemos pues, a dos fuerzas que han antagonizado dentro de la contradiccin
principal en Mxico en estas ms de tres dcadas de Estado neoliberal autoritario: la clase
hegemnica que dirige el bloque histrico y el pueblo o bloque social de los oprimidos,
que hasta ahora no se ha conformado como bloque para s con la finalidad de disputar la
hegemona.
Los movimientos sociales en el mundo rural
Para comprender conceptualmente el presente estudio es necesario realizar una
aproximacin a la categora de movimiento social desde algunos autores y enfoques
tericos que desde mi perspectiva se acercan a los procesos sociales que se sometern a
estudio. Antes que nada, Almeyra (2003: 18) hace una advertencia necesaria sobre el
movimiento social: no son, en efecto, simplemente la expresin de movimientos de
protesta o de rebelin ni toda movilizacin es, automticamente, un movimiento social.
Tampoco son una entidad siempre igual a s misma y permanente. Nuestro autor define
al movimiento social como una corriente cultural, social, poltica formada por agentes
que, independientemente de sus diferencias entre s, poseen en comn ideas,
motivaciones, corriente que es capaz de durar en el tiempo, renovando y modificando sus
objetivos, que sin embargo, continan caracterizndola. Para l, la continuidad y la
permanencia son dos de sus caractersticas indispensables; adems, que el alcance del
primero es local y efmero, mientras que los movimientos sociales son regionales,
nacionales e incluso internacionales.
Estoy de acuerdo en diferenciar a la movilizacin con respecto al movimiento
social: la primera es la base de la accin colectiva y es el germen donde se constituye el
movimiento y se construye el sujeto social. El sujeto de cambio y de la transformacin
23
(Bartra, s/f: 59). Por ello, los mtodos para resolver las contradicciones, o lo que es lo
mismo, las formas de lucha, varan segn el carcter de las contradicciones.
De ah que yo identifique los objetivos con las demandas: son las lneas o ejes que
impulsan a la accin, son producto de los agravios o necesidades sociales por los cuales
luchan los actores. A su vez, el proyecto o programa consiste en el conjunto de objetivos o
ejes programticos que sistematizan los fines de las organizaciones o movimientos
sociales, a corto, mediano y largo plazo, y que le dan su orientacin poltica e ideolgica.
Toda confrontacin se desarrolla en un espacio fsico o pblico, porque los
movimientos sociales son polticos, hacen poltica, disputan el espacio pblico (Almeyra,
2004: 91). Cuando conocemos el terreno de lucha y el balance de las fuerzas podemos fijar
los objetivos alcanzables en el combate, y el planteamiento sistemtico de esos objetivos
constituye el programa. Si ste se refiere a los objetivos ltimos y ms generales de
todo el pueblo en una fase histrica completa constituye el programa mximo; si slo se
refiere a los objetivos inmediatos de todo el pueblo en un periodo ser un programa
mnimo. De este modo, si en stos se expresan reivindicaciones de slo una parte del
pueblo ser un programa particular, mximo o mnimo (Bartra, s/f: 13). Esto es muy
importante porque las luchas que aqu presento basaron sus objetivos en demandas
concretas de carcter sectorial, estatal o reivindicativo, y hasta el momento no se ha
presentado una demanda de carcter nacional que constituya un programa mximogeneral para el conjunto del pueblo mexicano.
La unidad
Una de las caractersticas comunes de los procesos sociales que abordo en este trabajo es
que pertenecen al mundo rural, y los identifico como movimientos societales. Sin
embargo, a pesar de ello, no todos coincidieron en el auge de sus luchas en la misma
temporalidad; incluso, si algunos lo estuvieron, no siempre su articulacin signific un
esfuerzo frentista de carcter programtico que los unificara y potenciara sus luchas. Al
contrario, vemos cmo cada uno de ellos desarroll su lucha concreta, en muchos casos se
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convirti en el centro, como movimiento de arrastre sobre los dems, a veces como fuerza
principal o como fuerza dirigente.
Desde la aparicin del EZLN en 1994, como fuerza dirigente concit un apoyo
solidario de muchas fuerzas en torno a sus demandas, de acuerdo con la etapa de su
lucha. Sin embargo, la posterior aparicin del movimiento de Atenco en 2001 gener un
campo solidario importante en torno a sus objetivos, pero no necesariamente gener una
alianza programtica con el EZLN en ese momento. Lo mismo puedo decir del MCNAM en
el 2003, cuya aparicin se dio apenas un ao despus del triunfo de Atenco. De manera
ms clara lo podemos apreciar en el paradigmtico ao 2006, que represent una
ofensiva del gobierno federal y del Estado de Mxico al FPDT, mientras que por el otro
lado surgi la APPO como un movimiento mayoritario en Oaxaca, con mucha fuerza que a
la larga sufri una ofensiva militar que le impidi alcanzar sus objetivos, en el marco de un
proceso electoral donde la oposicin iba de puntera. Lo que quiero explicar es que a pesar
de que existan algunas caractersticas comunes entre los movimientos, no en todos los
casos existen procesos unitarios que fortalezcan sus luchas concretas. Las razones pueden
variar: su temporalidad, la etapa en que se encuentran, sus objetivos, sus mtodos de
lucha, sus formas de accin, sus orientaciones, sus liderazgos, los enemigos, incluso las
relaciones de fuerza entre un movimiento en pleno auge y otro en decadencia (lo que
denomino arrogancia o soberbia de movimiento en auge, un vicio muy comn en los
procesos sociales que limita la capacidad de las tcticas de acumulacin de fuerzas y de
construccin unitaria). La unidad en la accin y de proyecto en algunos objetivos
multisectoriales es un reto que debe construirse da con da, porque siempre est
presente la necesidad de buscar alianzas de clase mediante una poltica de unidad con
otros movimientos para confrontar al enemigo comn.
Por lo anterior tambin va en ese sentido el planteamiento que hace Alberoni
(1984: 374), cuando nos habla de unidades de movimiento cuyo objetivo es constituir
campos de solidaridad y frentes conflictivos como agregados de nivel superior. Con ello
quiero decir que estos esfuerzos unitarios, en algunas ocasiones, mediante un proceso
continuo de acumulacin, se articulan para confrontar juntos al enemigo comn, para
equilibrar y cambiar favorablemente la relacin de fuerzas, y para hacer triunfar a un
28
2. EL ARTE DE LA ESTRATEGIA
Al gobierno s se le puede ganar: se fue el grito de guerra con que los atenquenses
lucharon para recuperar su tierra en 2001. Esa consigna expresaba la posicin ofensiva de
un movimiento que para muchos estaba destinado inevitablemente a perder. Las derrotas
histricas en el movimiento social en Mxico as lo confirmaban. Desde hace dcadas, las
organizaciones y los movimientos sociales se encuentran en un largo periodo de
desarrollo de una tctica de acumulacin de fuerzas con altibajos; es decir, se encuentran
en resistencia, aguantando los embates del enemigo dentro de una posicin defensiva.
29
Esto es correcto, ya que en esos periodos tambin llamados pacficos, las tareas deben
ser de organizacin, propaganda y agitacin. Sin embargo, hay periodos explosivos donde
diversos movimientos han demostrado que son capaces de ganar utilizando el arte de la
estrategia. Al respeto Sun Tzu (2000:48) dijo: La invencibilidad reside en la defensa; las
posibilidades de vencer en el ataque Los expertos en el arte de la defensa, se ocultan; los
expertos en el arte del ataque, avanzan. De esta manera son capaces de protegerse y
obtener la victoria.
En ese orden de ideas, pensar los movimientos sociales como pasivos, a la espera
de la iniciativa del enemigo para reaccionar, resulta un error que les niega su capacidad de
iniciativa y su papel antagnico en la contradiccin. Ningn movimiento triunfa si no es
capaz de definir su propia estrategia, ya que ese es el camino para alcanzar sus objetivos
dentro de su programa. Por eso la tarea principal de la estrategia es sealar la direccin
fundamental que debe seguir el movimiento popular (Bartra, s/f: 27).
De acuerdo con Lenin (1977: 14) la tctica de un partido se entiende como su
conducta poltica o el carcter, la orientacin y los procedimientos de su labor poltica.
Por ello, la misin de la tctica consiste en determinar las vas y los medios, las formas de
lucha y organizacin que mejor correspondan a la situacin concreta en cada momento y
que mejor colaboran al xito estratgico (Bartra, s/f: 57).
En trminos de relacin de fuerzas militares, ya sea desde el grado tcnico o
poltico-militar, Clausewitz (2002: 54,69) define la tctica como la enseanza del uso de las
fuerzas armadas en los encuentros (combates), mientras que la estrategia se refiere al uso
de los encuentros para alcanzar el objetivo de la guerra. La victoria representa el xito
tctico, que en principio es tan slo un medio para la estrategia, de ah que los hechos que
han de conducir a la paz son los que constituyen su objetivo final. El empleo de ese medio
para alcanzar el objetivo va acompaado de circunstancias que ejercen alguna influencia
sobre l: la regin, el terreno (que incluye el territorio y los ocupantes del escenario de la
guerra), as como la hora del da y poca del ao, y, finalmente, el tiempo.
30
Estamos de acuerdo en que tomar el poder no es slo la idea de substituir una clase por la otra, ni de
ocupar los aparatos del Estado. Bensaid (2007: 4) lo define as: tomar el poder es: transformar las
relaciones de poder y las relaciones de propiedad. Es hacer que el poder sea cada vez menos el de los unos
sobre los otros para que sea, cada vez ms, una accin colectiva y compartida () Entonces, para nosotros,
tomar el poder es cambiar el poder y para cambiar el poder es necesario cambiar radicalmente las
relaciones de propiedad e invertir la tendencia actual a la privatizacin del mundo.
6
De acuerdo con Mandel (1976: 7), la teora leninista sobre la organizacin presenta como unidad dialctica
tres elementos: una teora de la revolucin para los pases subdesarrollados en la poca imperialista y en la
crisis general del capitalismo; una teora del desarrollo discontinuo y contradictorio de la consciencia de
clase del proletariado y de sus etapas importantes; y el rescate de la esencia de la teora marxista con la
ciencia y la lucha de clases proletaria.
33
del momento favorable y de los eslabones dbiles, con un tiempo lleno de lucha, un
tiempo de crisis y colapsos. Por ello, plante que la crisis revolucionaria no es la
continuacin lgica de un movimiento social, sino una crisis general de las relaciones
reciprocas entre todas las clases de la sociedad, definiendo la crisis como crisis nacional
(Bensaid, 2010: 147).
Con ello disiento de la tesis del marxismo clsico, sobre que el obrero
industrializado es una clase nica y privilegiada para hacer la revolucin, dejando de lado
a los campesinos, indgenas y otras identidades, que tambin tienen la capacidad para
conducir la transformacin. Mucho menos, considerar que el partido proletario clasista, y
peor an, el partido poltico moderno (partido-Estado) es el nico titulado para realizar
una revolucin, ya que este postulado pondra en aprietos esta investigacin, porque a
primera vista estamos analizando a sujetos inmersos en el mundo rural y capaces de
desarrollar una serie de acciones para alcanzar sus objetivos. Es decir, estamos hablando
de la realidad mexicana del siglo XXI, compuesta por una sociedad nacional que mantiene
un vnculo muy estrecho con el mundo rural y que no se encuentra en el mismo nivel de
industrializacin que en otros pases ms desarrollados. No obstante, s retomo el
planteamiento de que la contradiccin principal y antagnica se produce entre
explotadores y opresores contra los explotados y oprimidos.
Con lo anterior quiero decir que algunos de nuestros actores sociales no se
plantean la revolucin, mucho menos la revolucin socialista (al menos hasta lo que
abarca mi periodo de estudio), y sin embargo, desde sus luchas concretas y sus formas
organizativas tambin estn desafiando al Estado y al capital, aun cuando, en cuanto
pueblo o bloque social de los oprimidos, s considero que stos y otros actores sociales
(gremiales, guerrilleros, mujeres, estudiantes, ONG, etc.), una vez que logren constituirse
como sujeto social tienen la facultad y legitimidad histrica de luchar por transformar su
realidad mediante la elaboracin de un programa mximo general de carcter nacional,
ms all de a quin o a quines les toca conducir ese periodo revolucionario acelerado, o
en su caso mediante transformaciones progresivas.
34
En ese sentido, con el fin de que se generen condiciones materiales para una
revolucin social es necesario comprender varios aspectos. Marx (2012) plante que las
relaciones de produccin forman la estructura econmica de la sociedad, la base sobre la
cual se levanta la superestructura jurdica y poltica; el modo de produccin de la vida
material condiciona los procesos sociales, polticos y espirituales. Al desarrollarse una fase
determinada, las fuerzas productivas materiales de la sociedad entran en contradiccin
con las relaciones de produccin existentes, y de este modo las formas de desarrollo de
las fuerzas productivas se convierten en trabas y esto da lugar a una poca de revolucin
social. As se produce un conflicto entre las fuerzas productivas sociales y las relaciones de
produccin. Al transformarse la base econmica tambin sufre cambios la
superestructura, esto es, las formas ideolgicas en las que la sociedad se da cuenta del
conflicto y trata de resolverlo. De ah surgen dos principios: 1) toda sociedad se propone
objetivos que puede alcanzar, porque stos se dan cuando se estn gestando y
madurando las condiciones materiales para su realizacin; 2) ninguna sociedad
desaparece y tampoco puede ser sustituida por nuevas y ms elevadas relaciones de
produccin si antes no desarroll todas las fuerzas productivas que caben dentro de ella,
es decir, las fuerzas productivas antiguas brindan al mismo tiempo las condiciones para la
solucin de ese antagonismo.
De la misma forma, para el anlisis que aqu me propongo es til el aporte que
hace Lenin (s/f: 19) al caracterizar la situacin revolucionaria (que no siempre desemboca
en una revolucin) bajo tres signos principales: el primero, la imposibilidad para las clases
dominantes de mantener inmutable su dominacin, una crisis poltica de la clase
dominante que signifique una fisura que sea aprovechada por las clases oprimidas,
aunque para estallar la revolucin no basta que los de abajo no quieran sino que los de
arriba no puedan seguir viviendo como hasta entonces; el segundo, una agravacin
superior a lo habitual de la miseria y de los sufrimientos de las clases oprimidas; y el
tercero, debido a esa situacin de crisis, una intensificacin considerable de la actividad
de las masas que en tiempos turbulentos son empujadas a una accin histrica
independiente. Dicho de otra manera, de acuerdo con su planteamiento, para alcanzar
una situacin revolucionaria se necesita de la existencia de estos cambios objetivos.
35
dirigentes. Por su parte, los fenmenos de coyuntura estn ligados a los movimientos
orgnicos, pero su significado no es de gran importancia histrica; dan lugar a una crtica
poltica mezquina, cotidiana, que involucra a pequeos grupos dirigentes y
personalidades con poder (Gramsci, 1985: 40).
Siguiendo con nuestro autor, una crisis puede durar decenas de aos, lo que
significa que en la estructura han madurado contradicciones incurables, mientras que por
otra parte existen fuerzas que se empean en la conservacin de esa estructura debido a
que ninguna formacin social querr reconocer que se encuentra superada. Por otro lado,
existen fuerzas antagnicas que quieren demostrar que existen ya las condiciones
necesarias para que determinadas tareas puedan ser resueltas histricamente. Para que
esa demostracin sea verdadera deber transformarse en una nueva realidad, siempre y
cuando las fuerzas antagnicas triunfen.
Para realizar un anlisis de coyuntura es importante entender la relacin entre
acontecimiento, que se caracteriza por una situacin, el movimiento histrico poltico en
el que se encuentra ubicado y las estructuras. Implica partir de la consideracin terica de
que toda situacin es ante todo (no nicamente) una relacin de fuerzas, relacin que es
histrica, econmica, poltica y espiritual (ideolgica cultural). Que estas fuerzas tienen
su origen vital en las relaciones sociales, tanto las que se constituyen y reproducen en la
produccin y circulacin de la vida social (y viceversa, estas ltimas son la abstraccin
esttica e inicial de la relacin de fuerzas), lo que se aprecia es que se conforman
realmente como fuerzas operantes en la actividad y luchas de los agrupamientos polticos
e ideolgicos, en las instituciones y en la accin poltica e ideolgica. Por lo tanto, las
fuerzas son, en cierta medida y slo a travs de mltiples y complejas mediaciones, el
movimiento de las relaciones sociales expresado en la historia (Oliver, 2012).
Para emprender la valoracin de una situacin es necesario realizar la asociacin
de los acontecimientos (que pueden ser detonantes sociales), las fuerzas que intervienen,
el movimiento histrico de las masas populares y las contradicciones que atraviesan a la
sociedad (las que se constituyen en las relaciones sociales econmicas y las que se
establecen en las relaciones ideolgico-polticas y en el vnculo entre instituciones y
38
las fuerzas sociales ligadas a la produccin, las fuerzas polticas y las fuerzas policiacomilitares.
En trminos del da a da en la lucha social, la relacin de fuerzas se puede medir
tomando en cuenta la fase en que se encuentre un movimiento social, de gestacin,
ascenso, consolidacin, confrontacin y desgaste. Generalmente, dentro de su estrategia
particular un movimiento concreto trata de emprender un proceso de acumulacin de
fuerzas, para lo cual tambin hay que valorar la fase en que se encuentra el proceso
general de lucha, y con ese fin hay que ubicar las fuerzas dentro del bloque al que
pertenecen y a cules intereses polticos e histricos sirven. Cmo se expresa el nivel de
aceptacin o rechazo del pueblo de la direccin poltico-cultural que ejerce el bloque
dirigente y en su caso cmo se expresa el dominio (nivel de consenso y coercin), y si
existe oposicin (qu agrupamientos sociales rechazan o se adhieren al bloque dirigente o
dominante). De ah que tengamos que conocer las debilidades y fortalezas propias y en la
misma proporcin las del enemigo. De ese balance podemos ir midiendo la forma como se
desarrolla la correlacin de fuerzas entre las partes confrontadas.
Algunos signos que muestran lo anterior consisten en identificar el nivel de
fortalecimiento interno, fisuras o fracturas del movimiento social y del enemigo, as como
el impacto de cada accin y reaccin entre las partes, por medio de la participacin social
dentro del movimiento u organizacin, su nivel de crecimiento o disminucin dentro de la
lucha; la cohesin o fisura de la clase dirigente; el nivel de apoyo de la poblacin a cada
una de las partes; si existen encuestas o estudios cuantitativos para la medicin de la
opinin pblica hechas por agencias especializadas, pueden proporcionar algunos datos
interesantes que miden en determinados periodos algunos aspectos de simpata o
rechazo a demandas de movimientos o la prdida o aumento de la confianza a las
autoridades; el nivel de apoyo o rechazo inmediato que ofrecen las redes sociales sobre el
papel de las partes o muestran el impacto de una accin, ms all de que muchos usuarios
se vuelven parte del propio movimiento; el nivel de crtica positiva o negativa de la
opinin publicada, es decir, el papel que juegan los intelectuales orgnicos, los medios
masivos de comunicacin y los medios progresistas e independientes, crtica que puede
40
variar en cualquier etapa; el aumento o la disminucin de alianzas con otros sectores o las
alianzas tcticas que le resten adhesiones a cualquiera de las partes; entre otros factores.
No siempre los adversarios sern todo el tiempo poderosos, porque tambin
tendrn sus puntos vulnerables, que en su caso podrn ser aprovechados por la fuerza
contraria. Debido a que toda concepcin de estrategia revolucionaria debe partir de la
idea de que hay ritmos en la lucha de clases, hay aceleraciones, hay reflujos, pero, sobre
todo, existen periodos de crisis en los cuales las relaciones de fuerzas pueden
transformarse radicalmente y poner realmente en el orden del da la posibilidad de
cambiar el mundo, o, en todo caso, de cambiar la sociedad (Bensaid, 2007: 5). El arte de
combatir permite dirigir las operaciones de acuerdo al estado que guarda su correlacin
de fuerzas. La confrontacin entre dos fuerzas enemigas supone la existencia de terrenos
de lucha diversos que implican, segn sea el caso, un desarrollo del combate en
condiciones cambiantes, lo cual quiere decir que el ritmo de la lucha es dinmico, y ah
radica la clave para luchar en condiciones desfavorables, esperando el momento oportuno
para lanzar una ofensiva buscando equilibrar o mejorar las fuerzas y ganar.
3. EL MTODO DE LA CONTRADICCIN
Para completar el anlisis estructural, la columna vertebral de esta investigacin se
encuentra basada en este mtodo que descansa en los fundamentos de la dialctica
materialista, en la ley de la contradiccin de las cosas, o lo que es lo mismo, la ley de la
unidad de los contrarios. El mtodo de Mao Tse-tung (2010) sobre la contradiccin se
compone de algunos problemas a identificar: las dos concepciones del mundo; la
universalidad de la contradiccin; la particularidad de la contradiccin; la contradiccin
principal y el aspecto principal de la contradiccin; la identidad y la lucha entre los
aspectos de la contradiccin; y el papel del antagonismo en la contradiccin.
Las dos concepciones del mundo se refieren a los planteamientos del
evolucionismo vulgar con la concepcin metafsica del mundo y la concepcin dialctica
materialista del mundo. La primera sostiene que el desarrollo se produce como
41
es porque hay vida, si hay arriba es porque hay abajo, si hay proletarios es porque hay
burguesa. La identidad existe al oponerse uno al otro, estn interconectados, dependen
el uno del otro. Pero lo ms importante es la transformacin del uno al otro; esto significa
que en determinadas condiciones los aspectos contradictorios cambian de posicin y se
convierten en el otro. Por ejemplo, al triunfo de una revolucin, el bloque dominado se
convierte en bloque histrico dominante, cambian los polos de la contradiccin. La lucha
entre los aspectos de la contradiccin va ligada a la unidad, slo que esta ltima es
temporal, transitoria y relativa, mientras que la lucha de los contrarios mutuamente
excluyentes es absoluta, al igual que el movimiento. Si no existe lucha entre las partes,
tampoco se genera la identidad.
El papel antagonista7 en la contradiccin constituye una forma, pero no la nica, de
la lucha de los contrarios. Como ya dijimos, la contradiccin y la lucha son universales y
absolutas, pero los mtodos para resolver la contradiccin, o lo que es lo mismo, las
formas de lucha, varan segn el carcter de las contradicciones. La contradiccin
antagnica representa la disputa de la hegemona, ya que una lucha de contrarios sin
antagonismo no permite la posibilidad de constituir una hegemona del pueblo. La palabra
antagonista viene del latn antgnista y a su vez del griego antagonistis (),
formada de anti, igual a opuesto o contrario, y agonistis, que es igual a luchador o jugador
(Etimologas, s/f), y se entiende como el que se opone o desafa contra la accin de algo.
El antagonismo existe cuando dos clases adoptan la forma de lucha abierta y se
transforma en confrontacin ms aguda o revolucin. De la misma manera, tambin la
contradiccin interna dentro de las clases puede transformarse en antagonismo. Algunas
contradicciones tienen un carcter antagnico abierto, mientras que otras no. Siguiendo
el desarrollo concreto de las cosas, algunas contradicciones, originalmente no
antagnicas, se transforman en antagnicas, en tanto que otras, originalmente
antagnicas, se transforman en no antagnicas (Tse-tung, 2010: 143).
Al respecto, Modonesi (2010: 115) realiza un ejercicio terico de varias categoras y encuentra en la
trayectoria intelectual de Negri, en particular en los aos setentas, el planteamiento del antagonismo
referido como proceso de subjetivacin poltica como conformacin de la subjetividad desde el conflicto,
a partir de la incorporacin de la experiencia de la lucha y la insubordinacin se mantiene en continuidad
con la tradicin marxista al desplegar las implicaciones subjetivas de la lucha de clases y al tratar de captar el
pasaje de la estructura a la accin.
44
Ante ello existen mtodos para resolver las contradicciones principales y las
contradicciones internas, y no siempre se repetirn los mismos mtodos porque la
resolucin de contradicciones cualitativamente diferentes slo puede hacerse mediante
mtodos cualitativamente diferentes. Estos elementos constituyen el modelo de anlisis
que me permite estudiar los movimientos propuestos. No estoy afirmando que cada uno
de esos sujetos sociales se ajust o est de acuerdo con el mtodo de la contradiccin,
aunque en algunos puede ser; ms bien, es el instrumento metodolgico que me sirve
para comprender y analizar la lucha de los contrarios en el periodo neoliberal en Mxico.
Respecto al mtodo de Mao, iek (2010: 12-13) advierte de que la contradiccin
no debe considerarse una regresin filosfica sin valor, que se refiere slo a la lucha de
tendencias opuestas. As, en cada situacin concreta, la predominante es una
contradiccin particular y diferente en el preciso sentido de que, a fin de ganar la batalla
por la resolucin de la contradiccin principal, una contradiccin particular debera ser
como la predominante, a la cual deberan subordinarse todas las dems. Sin embargo, el
desarrollo cualitativo es propulsado por la lucha de los opuestos, por consiguiente
quienes abogan por el cambio cualitativo sin lucha de los opuestos en realidad se oponen
al cambio y abogan por la continuacin de lo mismo; quienes abogan por el cambio sin
saltos cualitativos en realidad se oponen al cambio y abogan por la inmovilidad (iek,
2010: 23). Bajo esa tesis propongo esta investigacin, slo con la accin de los actores al
constituirse en sujetos sociales, es decir, como pueblo, es posible producir el cambio
mediante su antagonismo en la lucha de contrarios.
45
CAPTULO II
LAS CONTRADICCIONES FUNDAMENTALES
Para comprender la contradiccin principal en cada etapa tenemos que ubicar la
particularidad de la contradiccin, si bien entre la universalidad y la particularidad de la
contradiccin existe una relacin que va de lo general a lo particular, en un proceso de
desarrollo prolongado; la situacin puede variar de etapa a etapa pero no cambia la
naturaleza de la contradiccin fundamental del proceso de desarrollo de la cosa. De ah
tenemos que, a medida que se pasa de una etapa a la otra, la contradiccin fundamental
se puede ir agudizando (Tse-tung, 2010: 118). Es por eso que, siendo Mxico un Estado
capitalista, al aventurarse al proyecto neoliberal hasta hoy, agudiz las contradicciones
con diversos sectores dentro de un nuevo escenario de confrontacin. A partir de esto,
considero como la particularidad de la contradiccin a la mundializacin capitalista, lo cual
nos permitir comprender diversas fases donde se manifiestan algunos aspectos de
contradicciones que se ubican como principales.
El mtodo de la contradiccin exige identificar el conflicto principal y los
secundarios, as como sus aspectos principales y secundarios, respectivamente. Para
efectos del anlisis poltico que desarrollo y trato de adecuar a la realidad mexicana de los
ltimos treinta aos, defin algunos criterios que me permiten jerarquizar y ubicar las
contradicciones fundamentales que juegan un papel dirigente respecto a los dems
conflictos, que son los siguientes:
Su continuidad y agudizacin.
46
Los conflictos que se generan por accin u omisin de las instituciones estatales.
De la misma forma, y tomando en cuenta lo anterior, para ubicar los aspectos
principales consider:
Si los conflictos desatan crisis sociales o polticas que hagan perder consenso,
legitimidad o hegemona del bloque dirigente.
Para complementar esos elementos tambin me apoy en el estudio de las
relaciones de fuerza entre los dos bloques en confrontacin (pgina 85). En ese anlisis
ubico dos momentos que representaron un empate social y desde mi punto de vista
generaron una crisis de hegemona de corta duracin, lo que me sirvi para ubicar cules
fueron los aspectos principales de las contradicciones principales. Sin embargo, tambin
existieron otros conflictos que agudizaron las contradicciones y generaron una prdida de
consenso social, y como consecuencia, una crisis poltica del bloque dirigente, que me
permiti identificar sus aspectos secundarios.
El presente estudio comprende procesos sociales que surgieron de 1994 a la fecha.
Sin embargo, a pesar de que existen varias contradicciones (en su mayora secundarias),
ubico desde la aparicin del neoliberalismo en 1982 hasta 2014 dos contradicciones
fundamentales que cruzan todo el proceso de ms de tres dcadas por las que se ha
generado la confrontacin entre el bloque de poder y el bloque social de los oprimidos en
Mxico. Ambas han influido en el desarrollo de las dems contradicciones secundarias en
cada etapa, una y otra a veces aparecen como la principal, como la contradiccin que
ocupa el papel dirigente, pero ambas se encuentran ligadas estrechamente. stas son: 1),
47
B D/D
L O I
O M R
Q I I
1)
DOMINIO/DIRE
CCION DEL
APARATO DE
ESTADO
(Dentro de la
super
estructura)
U NG
T T
E E
O C
Q
E A E
N N
2)
PROYECTO
NEOLIBERAL
(Dentro de
la estuctura)
HEGEMONA
48
U A
E
49
econmicas del modelo, mientras se sigue generando la disputa por acceder al poder y
mientras se ejerce el poder poltico (como gobernantes), tambin existen resistencias del
lado del pueblo. Estas oposiciones rebasaron el simple desacuerdo y se propusieron
acciones ofensivas con propsitos tcticos dentro de una estrategia, desarrollada por
mtodos de lucha con la finalidad de disputar la contradiccin que les toc dirimir. En
algunos casos se desarrollaron procesos ms agudos y abiertos que llegaron a disputar
una contradiccin de carcter antagnico y generaron una prdida de consenso o una
crisis al bloque dominante. De esta gama variada de procesos sociales antagnicos
daremos cuenta en los siguientes apartados.
PRIMERA ETAPA: LOS MTODOS DEL PARTIDO DE ESTADO PARA LA IMPOSICIN DEL
NEOLIBERALISMO
Si algo reflejan 71 aos en el poder es la consolidacin de un sistema poltico dictatorial
fundado sobre dos bases fundamentales, el partido de Estado y el presidencialismo. Una
de las caractersticas era la sumisin de todos al poder en este rgimen, y por ello la
imposicin del neoliberalismo en el sexenio de Miguel de la Madrid (1982-1988) no fue
cuestionada sino ms bien se realizaba como una salida a la crisis que arrastraba la
economa nacional de la mano de su predecesor, Lpez Portillo (1976-1982), derivada de
una creciente deuda externa, corrupcin e ineficiencia, aunada a la ltima medida de
intervencionismo estatal, que nacionaliz la banca en septiembre de 1982 (Harvey,
s/f:106-107). Esta imposicin se tradujo en un debilitamiento creciente del Estado de
bienestar; las caractersticas del modelo (Ornelas, 1995: 3) son, entre otras: la
privatizacin de empresas pblicas, la liberacin y desregulacin econmica, la menor
participacin del Estado en el proceso econmico y la reduccin del gasto pblico en el
plano social.
Uno de los signos ms claros de la imposicin del neoliberalismo se dio por la
aceptacin de los gobiernos priistas, en la fase de cambio de gobierno a fines de 1982, de
los compromisos prescritos por el FMI como clara muestra injerencista en la economa de
51
53
la puesta en marcha del Tratado de Libre Comercio para Amrica del Norte (TLCAN),
firmado el 17 de diciembre de 1992 para entrar en vigor el 1 de enero de 1994.
La celebracin de los tecncratas por la entrada al primer mundo fue arruinada por
la aparicin del EZLN el mismo da que entraba en vigor el TLCAN. El final de sexenio de
Salinas de Gortari arrastr una crisis poltica de grandes magnitudes, propia de un sistema
poltico priista fraguado durante 64 aos en ese entonces, con los magnicidios de Luis
Donaldo Colosio y de Jos Francisco Ruiz Massieu. Adems, la consecuencia mayor del
sueo neoliberal del primer mundo, en la fase transicional del cambio de poderes, devino
en la mayor crisis econmica de las ltimas dcadas, el llamado error de diciembre,
cuyos responsables fueron Salinas de Gortari sumado a los yerros de su sucesor, Ernesto
Zedillo: es decir, los mismos impulsores del salto de la economa mexicana a la elite
mundial.
Salinas decidi postergar la devaluacin del peso, lo que implicaba que el ajuste
tendra un costo mayor () se produjo el error de diciembre cuando Jos Serra
Puche, secretario de Hacienda, decidi cambiar la resolucin del Director del Banco
de Mxico, Miguel Mancera Aguayo (quien propona la libre flotacin) y estableci
una ligera ampliacin de la banda de flotacin (del 15%); sin embargo, se hizo del
conocimiento de los empresarios miembros del Comit de Seguimiento del Pacto,
de la difcil situacin de las reservas internacionales. Filtrada la informacin, hubo
compras masivas y especulativas de dlares. La devaluacin no fue provocada por
la fuga de capitales, sino a la inversa. Entre el 20 y 21 de diciembre las reservas se
redujeron en casi 5 mil millones de dlares, lo que forz a decretar la libre
flotacin (Salazar, 2004).
Con eso, el pas vivi una severa crisis econmica que se convirti en el aspecto
principal de la contradiccin fundamental, porque implic la devaluacin del peso,
empresas en quiebra, un creciente desempleo, pobreza, el aumento de la deuda crediticia
de la poblacin; es decir, un pas en bancarrota. A pesar de que el Congreso de Estados
Unidos se neg a prestar ayuda, Clinton tena el temor de un incremento de la migracin
ilegal y la prdida del empleo de trabajadores en las empresas que exportaban a Mxico,
54
pero sobre todo la prdida de la legitimidad del neoliberalismo y los acuerdos del TLC; por
eso, como jefe del ejecutivo reuni un paquete de 47,500 millones de dlares para
rescatar al pas (Harvey, s/f: 111).
El rescate implic dejar como garanta de pago de las obligaciones el uso de los
recursos generados por las exportaciones de petrleo y sus derivados; adems, se oblig
al gobierno mexicano a seguir los lineamientos del FMI mediante el programa fiscal
elaborado desde el organismo multilateral, y de la misma forma, el pas recibi crditos
del BM con el objetivo de prestar asesora tcnica para la privatizacin de la
infraestructura que an formaba parte del Estado, as como otras medidas injerencistas
que hicieron olvidar el discurso de la defensa de la soberana (Martnez, 2009). Para
lograrlo, el BM y el gobierno mexicano valoraron la posibilidad del rechazo de diversos
sectores de la poblacin, y para ello implementaron talleres, campaas de relaciones
pblicas, es decir, un diseo de propaganda para generar sentidos comunes y ganar
consenso ante esas medidas agresivas en una situacin nacional de crisis econmica.
La historia negra del neoliberalismo en Mxico trajo como consecuencia el ms
cnico y artero robo a la nacin; luego del error de diciembre, la medida emprendida por
Zedillo y el bloque de poder en el Congreso de la Unin, el PRI y el PAN decidieron aplicar
el Fondo Bancario de Proteccin al Ahorro (Fobaproa). La crisis dispar las tasas de inters
en los bancos generando el cese de pagos de las empresas y en particular de las familias
endeudadas, aunado a la fuga de capitales que dej en colapso el sistema bancario. El
objetivo del fondo fue absorber las deudas ante los bancos, capitalizar al sistema bancario
para garantizar el dinero de los ahorradores. Los pasivos del Fobaproa ascendieron a
552.000 millones de pesos por concepto de cartera vencida que canje por pagars ante
el Banco de Mxico. Dicho monto equivale al 40% del PIB de 1997, a las dos terceras
partes del Presupuesto de Egresos para 1998 y el doble de la deuda pblica interna
(Wikipedia, 2009).
La ofensiva de penetracin del neoliberalismo continu sin detenerse. En 1995 se
emiti la Ley reglamentaria del servicio ferroviario que permiti su privatizacin y
otorg diversas concesiones a compaas nacionales y extranjeras. Un paso muy
55
Uno de los acuerdos multilaterales que firm Fox en su administracin fue lo que
se conoci como el TLC plus, llamado Acuerdo para la Seguridad y la Prosperidad para
Amrica del Norte (ASPAN), un acuerdo de integracin regional para Estados Unidos,
Canad y Mxico en materia de seguridad nacional, basado en los principios de la doctrina
estadounidense. Con ese tratado, Estados Unidos tiene derecho de desplegar sus fuerzas
desde el Caribe y Norteamrica para combatir cualquier amenaza a su seguridad nacional
que ellos determinen como tal.
Una de las iniciativas panistas fue el impulso del Plan Puebla-Panam, que en 2008
cambi de nombre para denominarse Plan Mesoamrica. Entre sus objetivos estn la
gestin y facilitacin de proyectos con la finalidad de extraer los recursos naturales en
toda esa regin. As, con el tan anhelado sueo de interconectar los dos ocanos en el
Istmo, se trata de facilitar la comercializacin de productos y el aprovechamiento de sus
recursos. La verdadera intencin era, es, favorecer el proceso de acumulacin por
desposesin de los territorios de pueblos indgenas y campesinos en esa regin
mesoamericana.
Fox dej un oneroso legado econmico y social neoliberal: a) el estancamiento
econmico, ya que el PIB real medio anual apenas creci 2.4 por ciento, mientras que
durante el ciclo neoliberal, de 1982 a 2006, slo fue de 2.5; b) la falta de empleos
formales: el nmero de trabajadores afiliados al IMSS durante el foxismo fue de un milln
64 mil, 177 mil 214 en promedio anual. Los empleos requeridos fueron de 7.2-7.8
millones, 1.2-1.3 millones por ao; c) mayor migracin hacia Estados Unidos, en promedio
anual entre 1998 y 2001 salieron del pas 325 mil 52 personas; entre 2001 y 2003, 458 mil
771, o sea 137 mil 718 ms; d) la dependencia con respecto a las remesas de dinero, que
entre 2000 y 2006 pasaron de 6.6 mil millones de dlares a cerca de 23 mil millones; e), el
grave deterioro de los salarios reales, a pesar de que los salarios mnimos mejoraron
estadsticamente 1.5 por ciento; su poder de compra fue similar al existente a principios
de los aos 50 del siglo pasado; y, d) la precarizacin de la pobreza: de los 104 millones de
mexicanos registrados en 2006, al menos 63 millones, 60 por ciento del total, eran pobres
y pobres extremos (Chvez, 2006).
62
63
64
Instituto Federal Electoral entre Felipe Caldern y Lpez Obrador estribaba tan slo en
233,831 votos, 0.56% de los votos totales. Con esas cifras oficiales se consum el fraude
mediante la manipulacin del sistema de cmputo, como colofn de una larga embestida
del bloque en el poder para descarrilar al candidato perredista.
Ya desde junio de ese ao se desarrollaba en Oaxaca la lucha magisterial popular
que dio origen a la APPO como expresin mayoritaria del pueblo oaxaqueo contra el
autoritarismo de Ulises Ruiz. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos de ese movimiento por
alcanzar en la va del dilogo una respuesta favorable a la salida del gobernador, fue
atacado con una ofensiva policiaca y militar de tal magnitud que ha sido una de las ms
grandes represiones que se han visto en nuestro pas, pero que a su vez result ser la
moneda de cambio entre el PRI y el PAN para mantener al gobernador tirano a cambio de
avalar el fraude. De esa forma, Felipe Caldern fue ungido presidente (por la puerta
trasera) sin contar con la legitimidad para gobernar.
El cambio de estrategia de Caldern
El escenario electoral de 2006 se gest con una escalada y una agudizacin del conflicto
social y poltico. Luego del fraude electoral, Felipe Caldern necesitaba darle vuelta a la
pgina, evitar a toda costa el tema democrtico que le sera un lastre en todo su sexenio,
ante el riesgo inminente de no mantenerse en el cargo por mucho tiempo debido a su
ilegitimidad. Necesitaba hacer a un lado a su enemigo principal, Lpez Obrador, que de lo
contrario se convertira en el principal opositor de su gobierno hasta 2012, lo que
significaba darle vida poltica, as que necesitaba otro enemigo y como consecuencia de
ello, una nueva contradiccin.
En diciembre de 2006, para justificar la militarizacin del pas como va para
profundizar el plan de reordenamiento territorial de facto contenido en el Plan
Puebla-Panam (2001) y la Alianza para la Seguridad y la Prosperidad (Aspan,
2005), Felipe Caldern y sus patrocinadores en Washington tuvieron que fabricar
un nuevo enemigo. Dado que Andrs Manuel Lpez Obrador desactiv la
resistencia civil pacfica contra el fraude electoral para evitar un bao de sangre, y
69
que tras los laboratorios de la mano dura en Atenco y Oaxaca (2006) las guerrillas
siguieron en sendas fases de construccin pacfica de autonoma territorial (el
EZLN) y de acumulacin de fuerza (el EPR), los estrategas de la guerra de Caldern
tuvieron que fabricar un nuevo peligro para Mxico (Fazio, 2012a).
Con esos factores, Caldern opt por una estrategia poltica de su gobierno que
invisibiliz a su enemigo directo, Lpez Obrador, y cualquier signo de resistencia contra su
ilegitimidad. Adems, le facilit el camino para instrumentar los acuerdos multilaterales
para impulsar megaproyectos. Por ello, cre un nuevo enemigo: la delincuencia
organizada. Con eso, desvi la atencin focalizando el conflicto en un nuevo actor
abstracto, real pero difuso. Centr su estrategia en un solo tema de su gestin: el combate
a la delincuencia organizada. De paso borr de la agenda nacional los temas centrales,
como la democracia, el combate a la pobreza, la justicia, entre muchos otros, para lanzar
su campaa de guerra contra el crimen organizado. Ante la prdida de hegemona del
bloque gobernante en 2006, Caldern opt por una estrategia de coercin antes que
apostar por el consenso, y prefiri profundizar el dominio del bloque frente al pueblo para
mantenerse en el poder.
Con las condiciones de confrontacin asimtrica que se presentaron en 2006, las
luchas sociales adoptaron una postura de resistencia. Esta circunstancia habla de una
posicin defensiva de los movimientos, lo cual es normal porque en la lucha hay ritmos,
aceleraciones y reflujos, periodos en que las relaciones de fuerza se modifican y pueden
cambiar la realidad concreta de la que parten (Bensaid, 2007). A pesar de que Caldern
tuvo un fuerte cuestionamiento por su ilegitimidad que lo convirti en un presidente
dbil, su postura fue de fuerza: ante el embate del movimiento de oposicin que creci y
lo cuestion, l se ali con las fuerzas armadas y emprendi su estrategia de narcoguerra.
La confrontacin de la que hablamos en nuestro pas, no es una expresin de
carcter unilateral del gobierno mexicano, pues parte de principios de guerra postulados
en la doctrina militar de Estados Unidos. La estrategia de guerra contra el crimen
organizado, lanzada por Felipe Caldern en diciembre de 2006, implic entre otras
cuestiones la construccin de un nuevo enemigo, la generacin de un Estado de
70
excepcin, as como la alianza estratgica del rgimen panista a partir de los intereses de
Estados Unidos. Sin embargo, la identificacin del enemigo estuvo presente desde tiempo
atrs, ya que para el gobierno mexicano en momentos determinados lo han sido el EZLN,
Atenco, la APPO, es decir, toda expresin de resistencia, protesta social o movimiento
social que atente contra los intereses de la clase dominante.
Dado que desde 2002 Mxico qued integrado de facto al permetro de
seguridad y al Comando Norte de Estados Unidos, y que existen acuerdos
militares secretos con ese pas en el marco de la Alianza para la Seguridad y la
Prosperidad de Amrica del Norte (2005), signados bajo el halo de la guerra al
terrorismo, es lgico concluir que las tcticas utilizadas por Washington en
Afganistn e Irak (practicadas antes en Colombia) se han venido utilizando en el
territorio nacional. En particular, durante el sexenio de Caldern, con un
crecimiento exponencial de la violencia (Fazio, 2011:19).
Desde los atentados a las torres gemelas en 2001, Estados Unidos lanz una
ofensiva basada en una estrategia de dominacin en sentido amplio, que abarca desde los
mbitos econmicos, culturales, militares, mediticos, sociales y polticos. En la lucha de
Bush contra el terrorismo, la nocin de enemigo interno form parte de la doctrina de
seguridad nacional, que se expresa como una forma de violencia poltica que no pretende
terminar con una victoria o una derrota al enemigo. De ah que en la nueva doctrina
militar se cambiaran los conceptos de enemigo y de guerra, donde los bloques u
oponentes no son similares o con condiciones equilibradas de fuerza, para llegar a lo que
se conoce como las guerras asimtricas. Esta modalidad reconoce que se puede librar una
guerra de carcter irregular en condiciones desproporcionadas en trminos econmicos,
polticos, mediticos o militares, por ejemplo combatir a la guerrilla, a la resistencia, al
terrorismo o toda expresin de protesta social o insumisin contra del bloque de poder.
La guerra asimtrica se puede librar entre Estados con relaciones de fuerza
desproporcionadas, o bien, con el aparato militar, poltico, econmico y propagandstico
de un Estado contra no-Estados (Cecea, Yedra y Barrios, 2009:14), por ejemplo, la guerra
de Estados Unidos contra Al Qaeda, o bien, la guerra de Caldern contra el crimen
organizado.
71
De acuerdo con el anlisis de Cecea, Yedra y Barrios (2009: 8-9), el sujeto hegemnico es una
articulacin compleja de los mayores poderes capitalistas desde sus diversas formas de actuacin y
representacin, constituidos como portadores de la razn universal y concentradores del poder y la riqueza
() Es el sujeto capaz de dar sentido universal e integral a la totalidad y es quien orienta-impone-dirige el
proceso de reproduccin global de la sociedad, de consumir y de socializar. Es el sujeto hegemnico en la
medida que logra que el mundo se organice de acuerdo con su visin y con sus reglas pero est en
permanente disputa y tambin permanentemente reconstruye sus mecanismos y propuestas para mantener
su lugar de lder () En realidad es todo eso junto, articulado de manera muy compleja (que incluso permite
agrupar elementos no estadounidenses), es lo que constituye el sujeto hegemnico de nuestros tiempos,
que genricamente llamaremos Estados Unidos, entendiendo que no nos referimos al Estado estrictamente
o a un territorio geogrfico.
72
77
pas no crezca en trminos econmicos y la contradiccin entre los dos bloques se haga
ms profunda.
La reforma constitucional de telecomunicaciones se aprob en el primer trimestre
de 2013 bajo una lgica liberal, porque se abri a la libre competencia para tratar de
acabar con los monopolios, permiti otorgar nuevas concesiones en televisin, radio,
banda ancha y telefona, admiti el ciento por ciento de la inversin extrajera e impuso
sanciones, como el retiro de la concesin a las empresas dominantes que utilicen a una
tercera para beneficiarse de la retransmisin de la televisin abierta (Garduo y Mndez,
2013). El nuevo Instituto Federal de Telecomunicaciones ser el encargado de sancionar a
los operadores que recurran a prcticas monoplicas.
A pesar de la insistencia en aprobar el IVA en alimentos y medicinas, el Pacto por
Mxico tuvo que ceder en la reforma hacendaria de 2014 para no pagar un costo social
ms alto, a cambio de generar condiciones para la reforma energtica, la ms importante
para el bloque dominante. Con ello se acept homologar el IVA en la frontera de 11% a
16%; se aplic el impuesto a bebidas azucaradas (refrescos) de un peso adicional al precio
de venta por cada litro; por fin, se aprob gravar con un 7.5% de impuesto las ganancias
de las empresas mineras; se fij un 16% de impuesto a los alimentos procesados para
mascotas; el IVA de 8% a alimentos con alta concentracin calrica (comida chatarra),
entre otros impuestos (El Economista, 2013).
La reforma financiera estableci mecanismos jurdicos para facilitar la accin
mercantil de las instituciones bancarias y financieras mediante la creacin de figuras
jurdicas como la radicacin de personas y la retencin de bienes, con la finalidad de
evitar la morosidad en el pago de prstamos y la evasin de deudores de la banca. Con
ello se establecieron reglas que favorecieron la aplicacin de crditos y las vas judiciales
que garantizaron a la banca la persecucin en procedimientos mercantiles para la
recuperacin de sus prstamos (Robles de la Rosa, 2013).
Al fines de 2013 se produjo el objetivo liberal ms enloquecido, la aprobacin de la
reforma energtica. Se reformaron los artculos 25, 27 y 28 de la Constitucin para
79
permitir que la iniciativa privada explore y extraiga los recursos del subsuelo, en especial
el petrleo, el gas, as como la electricidad, mediante concesiones, licencias y contratos
de utilidad compartida, donde se permite que el Estado se asocie con cualquier empresa,
negocie los costos y acuerde la utilidad que le generarn los recursos obtenidos del
subsuelo. Esta reforma fue el momento culminante del proyecto neoliberal, el fin de un
periodo iniciado en 1982 que luego de varias batallas logr imponerse. Cerraron el ciclo de
cristalizacin del Estado neoliberal de la manera ms inesperada para ellos, mediante la
unidad de su bloque histrico, y as lo defini uno de sus protagonistas, Zedillo, al decir:
ni en mis ms salvajes sueos esper ver los cambios constitucionales alcanzados en tan
solo un ao (Proceso, 2014). Todo el ao 2014 sirvi para aprobar las leyes secundarias
que regulan las reformas constitucionales.
En los primeros dos aos de gestin de Pea Nieto parece que el bloque en el
poder logr reconstituir su direccin hegemnica perdida en 2006; sus logros como
bloque unificado muestran la presencia de un consenso pasivo por parte del pueblo ante
tanto agravio consecutivo, pero ms que nada reflejan la indignacin impotente de un
sujeto sin una lucha unificada.
LA NECESARIA UNIDAD DEL BLOQUE SOCIAL DE LOS OPRIMIDOS
Luego de la implementacin y profundizacin del neoliberalismo por ms de treinta aos,
la contradiccin principal en esta fase de unidad del bloque dominante est basada en el
proyecto neoliberal y centrada en las reformas estructurales, desde su aprobacin y
reglamentacin hasta su instrumentacin. Ah est centrado el conflicto real aunque las
acciones detonantes de manera natural se produzcan por la incapacidad del grupo
gobernante para resolver los temas ms punzantes que sensibilizan a la sociedad nacional.
En esta etapa las luchas sociales han tenido cierto impacto y la constante es que no hay
una resistencia ms contundente a las reformas neoliberales. A pesar de que apareci
Ayotzinapa, que agudiz la contradiccin que se refiere a la dominacin del aparato de
Estado, an no existe mayor unidad en el pueblo: al contrario, hay dispersin para resistir
y mucho menos se ve capacidad para pasar a la ofensiva. Hay sectores que estn
luchando, pero no es suficiente. Hace falta una lucha organizada, construir la unidad con
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81
82
BLOQUE DOMINANTE
BLOQUE SOCIAL
1
0
1982
1988
1994
2000
2006
2012
2014
85
CAPTULO III
MTODOS PARA RESOLVER LA CONTRADICCIN
1994, en los doce das que dur la guerra del zapatismo contra el rgimen del partido de
Estado, y en otro plano, en el caso de la guerra contra el crimen organizado lanzada por
Caldern. Sin embargo, en la forma como se han dirimido las contradicciones que aqu
estudio se trata de confrontaciones violentas, en batallas campales o luchas callejeras,
donde hay elementos fundamentales de la doctrina militar, y adems en ellas participaron
de manera directa o indirecta las fuerzas armadas.
La Secretara de la Defensa Nacional (Sedena) niega la existencia de guerras
internas: aun en los casos en que los mexicanos tomen las armas contra las instituciones,
no los considera guerrilleros, mucho menos los reconoce como fuerzas beligerantes, al
contrario, reciben un trato conforme a lo estipulado en la legislacin penal vigente, es
decir, como rebeldes, traidores o delincuentes. Para tal efecto, la Sedena aclara que los
rebeldes, al emplear operaciones tcticas de guerrillas, obligan a las fuerzas armadas a
conducir operaciones de restauracin del orden.
Las fuerzas armadas llegado el caso podrn ser utilizadas para restaurar el orden,
ya sea en forma independiente o en coordinacin con elementos de otras fuerzas
pblicas. De cualquier forma, tendrn que conducir una o varias de las operaciones
siguientes: de formacin, psicolgicas, asuntos civiles, control de poblacin civil y
los recursos, operaciones tcticas de restauracin del orden, y ayuda a la poblacin
civil (Sedena, 2005b: 14).
Las fuerzas armadas realizan operaciones de seguridad interna aplicando medidas
activas o pasivas en contra de la subversin, los disturbios civiles, el sabotaje, el
terrorismo, las acciones armadas de los rebeldes y en forma especial a auxiliar a la
poblacin civil en caso de necesidades pblicas naturales que tambin afecten la paz
pblica en el pas (Sedena, 2005a: 24). Es decir, en las operaciones de restauracin del
orden, las fuerzas armadas se coordinaran con las policas federales, estatales y
municipales, bajo el mando de elementos militares especialistas en contraguerrilla urbana
o rural y guerra irregular, con la finalidad de nulificar o destruir la accin de los grupos
rebeldes.
88
de ganar o perder sern iguales. Sin embargo, cuando se ignora al oponente como a uno
mismo, es seguro que se est en peligro en cada combate. Los guerreros expertos primero
se hacen a s mismos invencibles, despus esperan a que el oponente se vuelva
vulnerable, aunque ese factor no depende de uno mismo. Hay que vencer al oponente
para volverse ms fuertes; por eso, si hay prisioneros no hay que humillarlos, sino
tratarlos bien para que peleen a nuestro lado. La invencibilidad reside en la defensa; las
posibilidades de vencer, en el ataque.
Un ejrcito victorioso genera condiciones para ganar primero, y despus entra en
combate, mientras que un ejrcito derrotado se ve obligado a combatir para tratar de
obtener la victoria. Tzu identifica cinco elementos en el arte de la guerra: primero, la
medicin del espacio; segundo, la estimacin de las cantidades; tercero, los clculos;
cuarto, las comparaciones; y quinto, las probabilidades de vencer (Op. cit.: 51). A pesar de
que reconoce que la victoria en combate gana mucha notoriedad, en trminos del arte de
la guerra, una victoria en combate no la considera una gran victoria.
Un ejemplo reciente sobre la estrategia de ganar sin combatir es el caso de
Crimea, segn lo explica detalladamente Pougala (2014), en una contradiccin entre dos
bloques poderosos: el occidental y el de Rusia. El objetivo de los primeros era alcanzar un
acuerdo de asociacin que permitira la incorporacin de Ucrania a la Unin Europea, con
el propsito de conseguir la adhesin de Ucrania a la OTAN, lo que traera como
consecuencia no renovar el alquiler a la base marina de Sebastopol de la armada rusa en
Crimea, porque esa adhesin le impedira a Rusia una intervencin rpida en el
Mediterrneo en caso de una guerra con la OTAN. A diferencia de la estrategia empleada
en la victoria sobre Georgia en 2008 cuando Rusia la bombarde por cuatro das sin que
se diera el respaldo prometido por Estados Unidos, esta vez no se present combate. El
presidente Putin hizo varias maniobras para ganar la batalla antes de luchar, impuls
alianzas con la mayoritaria poblacin prorrusa de Crimea, dividieron a Ucrania y gener
condiciones para un referendo que apoy la anexin a Rusia. Esto no quiere decir que se
haya doblegado la voluntad de lucha de los ucranianos, pero s logr la inmovilizacin del
bloque de la OTAN para impedirle entrar en guerra contra su enemigo principal.
91
estas
contradicciones
evidentes
como
considerar
tambin
94
Para ello, se prepara a los grupos subversivos y a sus dirigentes, se les brinda apoyo
logstico, y posteriormente se produce la intervencin militar y poltica de Estados Unidos.
Las actividades son llevadas a cabo por el Comando de Operaciones Especiales de
los Estados Unidos (USSOCOM por sus siglas en ingls), utilizando el mtodo de lucha de
un
movimiento
de
resistencia
de
insurgencia
(con
ncleos
de
fuerzas
10
La guerra psicolgica busca la destruccin del enemigo mediante su conquista psquica y no mediante la
eliminacin fsica; su principal instrumento es la propaganda, que consiste en el empleo deliberadamente
planeado y sistemtico de temas, principalmente a travs de la sugestin compulsiva [] con miras a alterar
o controlar opiniones, ideas y valores y, en ltima instancia, a cambiar actitudes manifiestas segn lneas
predeterminadas (Fazio, 2012a).
98
11
La guerra sucia se dirige contra la sociedad civil, pero no se hace por medio de las fuerzas de seguridad o
de las fuerzas armadas, sino que para ello crea grupos paramilitares, escuadrones de la muerte, guardias
blancas para hacer el trabajo sucio de aniquilamiento de algunos de los personajes visibles en las
organizaciones o movimientos, con el propsito de inhibir la protesta social (Fazio, 2012a, 2012b).
12
Basados en los textos de Mao Tse-Tung, de Deng Xiaoping, de Chi-Haotian y de Mao-Yan.
99
del movimiento revolucionario del pueblo japons y de los pueblos de las colonias
japonesas. Para el pueblo chino, la ms importante de las tres condiciones es su gran
unidad.
La ventaja de Japn era su capacidad blica; sus desventajas, la naturaleza
retrgrada y brbara de su guerra, adems de sus escasos recursos humanos y materiales
y el limitado apoyo internacional. Mientras que la desventaja de China consista en su
debilidad militar; y sus ventajas, el carcter progresista y justo de la guerra, el ser un pas
grande y el apoyo internacional con que contaba.
La premisa fundamental de su propuesta radic en que un pas pequeo y fuerte
puede subyugar a uno grande dbil; que incluso un pas atrasado puede someter a uno
avanzado. Se opuso a las teoras de la inevitable subyugacin de China diciendo que, al
contrario, obtendra la victoria final, as como a la teora de su victoria rpida, que slo
abonaba a la subestimacin del enemigo. Para alcanzar la victoria, las tropas chinas deban
sostener una guerra de gran movilidad en vastos teatros de operaciones, actuar con
rapidez tanto en los avances como en las retiradas, tanto en la concentracin como en la
dispersin.
De la misma forma, Mao (Op. cit.: 39-43) identific tres etapas de la guerra: la
primera, consistente en el periodo de ofensiva estratgica del enemigo y defensiva de
China, en la cual la forma de lucha predominante fue la guerra de movimientos
complementada con la guerra de guerrillas y de posiciones; la segunda, el periodo de
consolidacin del enemigo y preparacin china para la contraofensiva, donde la forma de
lucha principal fue la de guerra de guerrillas complementada por la de movimientos; y la
tercera, de contraofensiva estratgica china y retirada estratgica del enemigo, aqu la
forma de lucha dominante fue la guerra de movimientos pero la de posiciones ocup
tambin un lugar destacado. Como consecuencia, en cada una de estas etapas se mejor
la correlacin de fuerzas.
La estrategia concreta de las operaciones se llev a cabo en la primera y segunda
etapas de la guerra, con campaas y combates ofensivos dentro de la defensiva
101
102
con fosos profundos o trincheras y sucesivas lneas defensivas. Esta guerra tiene su
antecedente en la aparicin de las armas de fuego; tambin se llev a cabo en la guerra de
Secesin de Estados Unidos de 1861-1865 y en la guerra ruso-japonesa de 1904-1905,
aunque su mximo nivel de brutalidad se produjo en el Frente Occidental de la Primera
Guerra Mundial (Wikipedia, s/f).
Este tipo de tcticas no son modernas. Lo novedoso fue que se us en campo
abierto, pero sus orgenes se remontan a la guerra de asedio de Julio Csar, tal como lo
describe en su obra La guerra de las Galias (1986), en la batalla de Alesia, en el 52 aC, para
atacar una muralla de ocho kilmetros que levant Vercingtorix, por lo que Julio Csar
decidi levantar un muro, al que llam circunvalacin, de diecisiete kilmetros a la
redonda, apoyado con catapultas y lanza piedras, mand cavar una zanja de seis metros
de profundidad con estacas y luego otra de cuatro metros. Su idea era matar por inanicin
a diez mil civiles en Alesia. No conforme con eso, mand construir otro muro, llamado
contravalacin, sabiendo que detrs de la muralla los galos tenan cincuenta mil soldados.
A pesar de que Vercingtorix contaba con el refuerzo externo de otros sesenta mil
hombres, los romanos, con menos elementos, pudieron contener su intento de salida,
taparon un boquete abierto en una de las lneas y lograron la victoria. Otra guerra de
asedio se produjo en la ciudad amurallada de Harfleur, en la batalla de Agincourt
(Manson, 2000), el 25 de octubre de 1415, en la expedicin de Enrique V de Inglaterra,
durante la Guerra de los Cien Aos contra Francia.
Como estas modalidades de guerra producen diversos resultados, tambin se
identifican las guerras de desgaste y las guerras de aniquilacin. La primera consiste en
alargar el conflicto blico lo ms que se pueda, para que una de las partes agote sus
recursos antes que la otra. La segunda busca destruir la capacidad militar del enemigo, en
una sola batalla fundamental y planificada. El trmino aniquilacin se acu en la batalla
de Canas, en la que Anbal comand un ejrcito de 32 mil hombres no slo para derrotar
sino para aniquilar en seis horas al ejrcito romano, compuesto por setenta mil soldados.
105
106
En ese entonces fue parte del EPR, posteriormente particip en la conformacin del ERPI, en todo ese
periodo fue conocido como el comandante Antonio; sin embargo, el 19 de octubre de 1999 fue detenido al
igual que a su esposa, Gloria Arenas, la coronel Aurora, luego de diez aos de prisin en penales de mxima
seguridad alcanzaron la libertad y ya no participan en la lucha armada.
107
de 1998, despus de que algunos documentos internos cayeron en manos del Ejrcito
Mexicano. En realidad, el surgimiento del ERPI y la ruptura del EPR se produjeron el 8 de
enero de 1998. Las diferencias se centraron en cuanto a la visin, las prcticas y
concepciones polticas, que obligaron al grupo mayoritario a definir una fuerza diferente,
con una estructura militar, planteamientos polticos y programa acorde a la naturaleza de
su realidad, enfocada al trabajo y las necesidades comunitarias, particularmente en
Guerrero.
La contradiccin interna consisti en tres categoras fundamentales: la primera, en
cuanto a la metodologa de construccin poltica y militar. Partiendo de la experiencia del
crecimiento en Guerrero, se propuso que esa metodologa deba ser replicada en todo el
pas, bajo las caractersticas de cada lugar, lo que motiv las diferencias entre el Comit
Central del PDPR y el Comit de Guerrero; la segunda se refera al distanciamiento entre la
direccin del partido, el Comit Central, y las demandas y necesidades de la base social,
las comunidades. El EPR parte del principio de que la direccin tiene que estar protegida,
mientras que en el ERPI la direccin tiene que acompaar a los compaeros en sus zonas,
ir al frente de las columnas, abrir nuevas zonas de trabajo, participar en las acciones de
propaganda y en acciones armadas, ya sea contra caciques, la polica o el ejrcito; y, la
tercera, de carcter estratgico. Al respecto, Jacobo Silva, el entonces comandante
Antonio del ERPI (entrevista en Gutirrez, 1998), explic lo siguiente:
Se refiere a lo que en el EPR ha sido durante mucho tiempo la guerra popular
prolongada, de la cual nosotros conservamos los aspectos fundamentales, pero
consideramos que es muy importante prepararse para una accin insurreccional
() Si se hace una guerra de carcter prolongado pensamos que es necesario
prepararse porque puede haber detonantes en ciertas coyunturas que pueden
hacer que las masas se levanten.
Las diferencias fueron insalvables porque se referan al mtodo, a la visin poltica,
a la estrategia y al ataque, y entonces pasaron al plano antagnico que deriv en la
ruptura y que signific que el 70% de la fuerza miliciana ahora estaba conformada como
ERPI. Slo entre 1999 y 2001 ocurrieron ms escisiones dentro del PDPR-EPR: las de la
108
dispuestos a pelear con todo para continuar en el poder, para mantener su direccin a
travs del consenso social, y si pierden las elecciones harn todo lo posible por no
reconocer su derrota. Los fraudes electorales han sido la medida ms efectiva, quiz
porque no vimos una respuesta ms contundente de Crdenas y Lpez Obrador (que la
sociedad demandaba), no conocimos hasta donde est dispuesta a llegar la clase
dominante por defender sus privilegios. Lo que digo es que ellos saben que estn en una
lucha antagnica contra el pueblo y pelearn con todo hasta el final.
En nuestro pas los partidos de izquierda se encuentran muy alejados del
movimiento, no hay dirigentes polticos ni partidos que se sumen al movimiento social, no
construyen poder popular desde abajo, quieren que el movimiento los siga a ellos,
mientras que, cada vez ms, la sociedad opta por una postura apartidista y antisistema.
Millones de ciudadanos piensan que los partidos no los representan, que son instituciones
corruptas que reproducen relaciones de dominacin y que, luego de los fraudes, las
elecciones en Mxico no son la va para el cambio social. No estoy diciendo que el mtodo
en abstracto no sirva, pero la sociedad en general sabe que no ha sido efectivo. Lo que
vemos es que se presenta un fenmeno interesante, porque no slo se ponen en
competencia diversas ofertas partidistas en la disputa por el gobierno, tambin se
plantean otras formas de lucha para transformar el pas. Muchas personas que votaron en
1988 o 2006 son las mismas que tambin creen en los mtodos de la lucha popular y
revolucionaria, porque tratan de hacer realidad el vnculo entre partido y movimiento. El
ejemplo tambin lo dan las organizaciones poltico-militares, respetan a la gente que
participa electoralmente pero saben que ante un eventual fraude ellos plantearn su
mtodo como detonante de insurreccin.
Desde mi punto de vista resulta errnea una postura electoral o antielectoral a
ultranza, definida a partir de principios o dogmas, para siempre y bajo todas las
condiciones. Eso no representa el arte de hacer poltica, porque como dijimos, tambin
estamos hablando de una tctica sujeta a una estrategia general. Para ello, debemos
considerar adems otros aspectos, como las relaciones de fuerzas, que comprenden tanto
el estado de nuestras fuerzas como las del enemigo; las condiciones sociales, polticas y
econmicas; el programa; factores como las campaas sucias, el fraude, y qu hacer en
111
112
En el segundo caso, hay que analizar las elecciones de Guerrero en 2015 a partir de
la masacre de Iguala contra los estudiantes normalistas de Ayotzinapa, luego de la versin
oficial del gobierno federal sobre el cierre del caso, en relacin con la conclusin de que
los 43 estudiantes desaparecidos fueron asesinados por la delincuencia organizada en
colaboracin con policas municipales pero sin la participacin del Ejrcito Mexicano. En
estas circunstancias, el movimiento normalista, los padres de familia y el movimiento
popular de Guerrero decidieron plantear el boicot a las elecciones como tctica para
golpear al Estado, atacando en Guerrero y generando impacto en relacin con la
contradiccin planteada frente al gobierno federal. Desde el inicio del conflicto, una de las
fuerzas polticas identificadas dentro de la izquierda electoral, el Movimiento de
Regeneracin Nacional (Morena) liderado por Lpez Obrador fue cuestionado, por la
vinculacin que tuvo el precandidato a la gubernatura, Lzaro Mazn, con Jos Luis
Abarca, presidente municipal de Iguala, uno de los autores del asesinato y desaparicin
forzada de los estudiantes.
Aqu es donde la prudencia poltica de otros actores tambin juega su papel.
Ayotzinapa se convirti en un detonante de varios procesos, tuvo un impacto
internacional pero ms que nada nacional, su demanda de justicia y presentacin con vida
de los estudiantes logr concitar el apoyo de la sociedad nacional y como consecuencia
debilitar al rgimen. De octubre a diciembre de 2014 se gener un cambio en la relacin
de fuerzas, muy importante para el bloque social de los oprimidos, entre otros factores.
Adems, se produjo un cuestionamiento severo a la clase poltica en su conjunto, a todo lo
que representa al aparato de Estado, y la inconformidad cvica se manifest en las calles
exigiendo la cada de Pea Nieto.
A pesar de eso, la lectura de Morena y de su dirigente Lpez Obrador fue la de
apostarle de lleno a las elecciones con un candidato. En Guerrero ocurre un fenmeno
que tambin explica el galimatas electoral nacional: el PRD es la fuerza gobernante, ah se
concentra el grupo dirigente estatal, aunque la mayora de ellos son priistas, el color no
importa, lo que importa es su legitimacin. Aqu es donde digo que si en verdad existiera
un partido como expresin del movimiento y no slo una alianza, que tampoco es el caso,
entonces Morena se subordinara a la tctica del movimiento, pero no as como suena,
113
sino que ambos como parte del mismo proceso elaboraran la tctica a seguir. Pero la
realidad es otra, la direccin est distanciada de los movimientos aunque su militancia
comprometida participe en ellos.
La propuesta del boicot es una tctica correcta en una segunda etapa de
movilizacin en las condiciones propias de Guerrero, luego de que en la primera fase, que
comprendi los meses de octubre a diciembre de 2014, se moviliz la sociedad nacional y
por ello el movimiento necesita una perspectiva. La ruta inmediata son las elecciones
intermedias del 7 de junio de 2015. Tomemos en cuenta el nivel de agitacin y
participacin de varios sectores estatales en las movilizaciones, el papel de la
Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educacin del Estado de Guerrero (CETEG) con
su plantn en Chilpancingo y sus acciones en esa lucha, a la Asamblea Nacional Popular, a
los normalistas y padres de familia sujetos a una movilizacin permanente. Ellos necesitan
mantener el proceso de lucha en los siguientes meses, deben construir otras expresiones
de poder popular, como lo hicieron con la instauracin de algunos consejos municipales
como rganos de poder paralelo, y adems refrescar la postura, el discurso, el programa y
el plan de accin de corto y mediano plazo. El boicot sirve para confrontar al enemigo en
el terreno que mejor maneja y que le interesa preservar. Anular el voto significa validar la
eleccin, mientras que el boicot significa invalidar el proceso electoral. La lgica del
movimiento es demostrar que en ese estado hay ausencia de poderes, que los que
gobiernan no saben resolver los problemas de la sociedad, que ah hay una crisis poltica,
que el poder tambin se puede seguir construyendo desde abajo y ese momento tambin
puede significar otro salto.
Lo que quiero rescatar es que no debemos fetichizar el mtodo electoral; es cierto,
no ha sido efectivo en nuestro pas y no hemos dado el salto que se ha logrado en Amrica
Latina, aunque debo decir que la victoria electoral de Evo Morales en Bolivia o de Chvez
en Venezuela no slo tuvieron el componente fundamental del movimiento social, del
pueblo volcado en las calles, sino tambin la firmeza de antagonizar al bloque dominante
con otros mtodos, que asumieron riesgos y fueron ms radicales, como la accin directa.
Por eso el mtodo electoral no debe ser una va exclusiva por alcanzar el gobierno
114
solamente sino que tambin se trata de una tctica ms en la idea de transformar las
relaciones de poder por la va pacfica democrtica.
La accin directa y la tctica de bloque negro
La accin directa es una expresin de la accin colectiva, caracterizada por una forma
poltica de activismo que va desde acciones individuales o en masa, de carcter pacfico o
radicalizado contra la violencia ejercida por el Estado, el capitalismo o la clase dirigente.
Se trata, pues, de un mtodo y una tctica de confrontacin muchas veces con carcter
antagnico. Estas acciones varan segn el grupo o movimiento que las practique, y
pueden consistir en movilizaciones, instalacin de barricadas, huelgas, paro cvico,
retencin de funcionarios, toma de instalaciones, cierre de carreteras, pintas urbanas,
ocupacin de edificios, ataque o destruccin de smbolos o negocios corporativos
capitalistas, movilizacin nacional, acciones de sabotaje, hackeo, autodefensa, combate
callejero contra la fuerza pblica, entre muchas.
Este mtodo de lucha es uno de los ms utilizados por los movimientos que aqu
analizo, por eso debemos distinguir dentro sus parmetros diferentes niveles. En la lucha
popular se recurre a acciones radicalizadas que confrontan a la clase dirigente, tratando
de afectar lo menos posible a la ciudadana y la propiedad privada, aunque s buscan
visibilizar la protesta social en los medios para tener un efecto en la sociedad nacional.
Otro sector que generalmente recurre a la accin directa son los grupos anarquistas,
anarco-punk y autnomos dentro de la movilizacin social y su caracterstica es el
anonimato, tiene un objetivo poltico-ideolgico, es anticapitalista y antiautoritario, sus
acciones llegan a ser de choque con la fuerza pblica, de destruccin y pinta de
instituciones capitalistas como bancos, franquicias trasnacionales, etc.
Ninguna accin de este tipo es exclusiva de un sector. En el movimiento social esta
tctica es muy comn y sin embargo tambin se produce mucho debate sobre la iniciativa
que emprenden algunos grupos fuera del consenso general. Los roces comunes se
presentan cuando se realizan diversas tcticas sin discusin ni acuerdo previo, sin
115
La accin directa es practicada de una u otra forma por todos los sectores
organizados; generalmente es asociada a grupos anarquistas o autonomistas aunque no
es exclusiva de ellos. En un movimiento popular en auge ha sido la tctica dominante; lo
fue en Atenco en julio de 2002, en Oaxaca en 2006, en el movimiento magisterial y en el
estudiantil; ha sido usado por los normalistas rurales agrupados en la Federacin de
Estudiantes Campesinos Socialistas de Mxico (FECSM) y tambin en los movimientos de
huelga de la UNAM en 1986 y en 1999. Sin embargo, tambin en estos movimientos los
grupos anarquistas y autnomos tienen una presencia protagnica pero secundaria, su
accin es silenciosa y deliberadamente discreta. Son un sector que procura lanzarse al
ataque mediante el combate callejero; y a diferencia de otros, estos grupos se encuentran
preparados con tcnicas14 de confrontacin que facilitan su accin.
Tal vez el momento ms crtico en trminos del empleo de esta tctica se produjo
el 1 de diciembre de 2012 en el Distrito Federal, cuando el movimiento social conformado
por estudiantes y el movimiento popular convoc a una accin de repudio fuera del
Congreso de la Unin contra la llegada a la presidencia de la Repblica del priista Enrique
Pea Nieto. En ese momento haba un nimo generalizado de confrontacin, as que
diversos grupos se prepararon para la accin directa; algunos sectores como el #yosoy132
y el magisterio iban con una postura de no confrontacin, pero se trataba del primer da
en el gobierno de Pea, as que las condiciones daban lugar a una accin ms
contundente. Sin embargo, como vimos en el captulo anterior, se produjo una situacin
catica en donde se combinaron dos factores, la accin directa del bloque social y la
implementacin de la tctica policiaca con el modelo Miyamoto Musashi. El resultado fue
el caos total: por una parte, el xito de la postura ms radicalizada de destruccin de
14
A raz de los hechos del 1 de diciembre, los grupos anarquistas y autnomos elaboraron un Manual de
Autodefensa (2013), que contiene datos de los equipos y recursos con que acta la polica, por ejemplo el
armamento (fusiles, granadas, tanquetas, etc.); adems, comprende formaciones y la operacin de las
formaciones, muy tiles en las acciones de contencin o ataque. Estos recursos permiten conocer al
enemigo, prepararse para saber con qu medios se enfrenta, con la finalidad de aplicar mejores mecanismos
de autodefensa.
118
cambios al poder poltico, por eso rompe con el deber absoluto de obediencia porque las
instituciones basadas en la fuerza no dan lugar a obligacin alguna.
La efectividad del mtodo de la no-violencia se puede demostrar en las tres largas
campaas, que combinaban el satyagraha15 y el hartal16, lanzadas por Gandhi desde 1917
hasta 1947, ao en que se logr la independencia de la India. La accin paradigmtica fue
la Marcha de la Sal, en 1930, contra el monopolio ingls que obligaba a los indios a pagar
un impuesto sobre la sal y les prohiba recolectarla. La marcha recorri 380 kilmetros
hasta la costa del ocano ndico, donde Gandhi realiz un acto de desobediencia y recogi
agua salada. Miles de personas hicieron lo mismo. Ese acto se reprodujo en todo el
territorio indio como un desafo a la dominacin. Los britnicos detuvieron a miles de
ladrones de la sal. Poco tiempo despus, los seguidores de Gandhi realizaron otra accin
contra el depsito gubernamental de sal de Dharasana, donde nuevamente fue detenido
Gandhi, se realiz una accin represiva y miles de personas fueron detenidas. Gandhi
permaneci nueve meses en la crcel. Al final, el virrey reconoci a los indios su derecho a
recolectar la sal (Ormazbal, 2013:21).
Estos mtodos son muy interesantes porque las expresiones organizadas de la
sociedad civil mexicana que surgieron contra el fraude en 2006, con la Convencin
Nacional Democrtica y el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad en 2011,
reconocieron esos postulados en su mtodo de lucha. Cada uno de ellos realiz
movilizaciones masivas que desataron la adhesin de vastos sectores en el pas, varias
acciones de propaganda y agitacin, as como diversas posturas frente al enemigo, por lo
que se centraron en la resistencia civil pacfica; sin embargo, estas acciones no fueron
suficientes para resolver sus contradicciones.
15
122
Otros mtodos
En la lucha popular se han practicado mtodos que se combinan con la forma de
organizacin: la autonoma, las policas comunitarias y la autodefensa. Todas parten del
principio de autoorganizacin, autogestin y autogobierno. En el caso de la autonoma, el
antecedente inmediato en nuestro pas es la lucha indgena del Congreso Nacional
Indgena y los zapatistas, quienes lo retomaron como parte del programa mximo
sectorial de su movimiento a partir de los Dilogos de San Andrs. La autonoma es un
derecho derivado de la libre determinacin y que resulta propio de toda la sociedad
nacional. La autonoma es un sistema que implica tres niveles concurrentes: el comunal, el
municipal y el regional. El mejor ejemplo de esta forma de organizacin que es a su vez
una tctica de conformacin de contrapoderes y doble poder son los Caracoles en el
territorio zapatista. De igual modo puede verse en otras regiones del pas habitadas por
pueblos indgenas que adoptaron esta forma de organizacin como forma de lucha.
As tambin, las policas comunitarias o autodefensas, una forma de lucha armada
(autodefensa) para la autoseguridad colectiva (como objetivo programtico constitutivo),
operan por medio de una forma de organizacin para brindarse autoseguridad, y ms all
de las diferencias de cada proceso especfico su denominacin puede variar: polica
comunitaria, autodefensa, topiles, rondas, guardias comunitarias, guardias tradicionales,
etc. Ha sido adoptada por indgenas o por mestizos, por varios sectores organizados:
obreros, maestros, estudiantes, mujeres, tanto en el medio rural como en el urbano. En el
captulo VII, donde analizo la experiencia de la CRAC-PC, debato ampliamente este tema.
La accin de protesta ms recurrida por las organizaciones y los movimientos
sociales es la marcha o movilizacin. Puede ser la ms sencilla o la ms organizada y
masiva para causar gran impacto; adems, se acompaa con el mitin al final de la accin.
Tambin bloqueos, plantones, huelgas sindicales, huelgas de hambre, caravanas, marchas,
campaas, boicots, volanteos, comunicados, desplegados, conferencias de prensa, grafitis,
twiteos, likes, memes, presentaciones artsticas como el teatro, la danza, la msica, en fin,
una amplia gama de acciones que sirven para visibilizar, realizar propaganda y agitar las
demandas de los movimientos sociales.
123
Entre las formas de lucha especializadas destaca la jurdica, que embona con el
trabajo de derechos humanos, econmicos, sociales, culturales y de medio ambiente.
Desde esta perspectiva se desarrollan procesos diversos, desde la lucha por la liberacin
de presos polticos, por justicia en la defensa de vctimas, por la presentacin con vida de
desaparecidos, entre otras. De igual manera se desarrolla el trabajo temtico en
cuestiones ambientales, territoriales, agrarias, laborales, indgenas, derechos de las
mujeres, de los jvenes, de la niez... Estos mtodos suelen combinarse con diversas
acciones de protesta, enlazando a varias redes nacionales e internacionales. Ms adelante
desarrollar la lucha por la libertad de los presos de Atenco como ejemplo puntual del
mtodo.
Otro mtodo para tratar de resolver la contradiccin por la mayora de las
organizaciones y movimientos sociales, en cualquiera de las etapas de su lucha, es el
dilogo y la negociacin. Tal vez sea el menos visible pero suele ser muy utilizado hasta
por los movimientos que libran una confrontacin antagnica, ni se diga en caso de
guerra. Hay diversas tcnicas para afrontar una mesa de tales caractersticas y ms en una
contradiccin principal. Es una herramienta fundamental en el quehacer poltico, y por
ello los funcionarios de alto nivel suelen recurrir a esas tcnicas acompaados de
asesores, psiclogos y especialistas, que los apoyan para ganar en la mesa lo que an no
han ganado en la calle. El momento cumbre de este mtodo para el movimiento social
mexicano se vivi en el dilogo de San Andrs Larrinzar en 1995-1996. Desde entonces,
los movimientos sociales han aprendido tcnicas de transformacin de conflictos con el
apoyo de especialistas en el tema.
Ms adelante abordar con detalle este mtodo, pero hay que destacar que fue
aplicado con el movimiento de Oaxaca, con la Polica Comunitaria, con la Comisin de
Mediacin por el dilogo con el gobierno federal ante la desaparicin forzada de los
eperristas Edmundo Reyes Anaya y Gabriel Alberto Cruz Snchez, con el movimiento
magisterial de la CNTE en sus diversas luchas, entre muchos otros. Una metodologa que
se utiliza fue creada por Laderach (1998), con la idea marco consistente en que todo
conflicto social es expresin de un conflicto estructural, trabajada en una dimensin
124
estratgica, donde se trabaja con actores intermedios para generar un cambio gradual y
por etapas que logren transformar los conflictos17.
Como pudimos apreciar en este captulo, hay una variedad de formas de lucha y
modelos de confrontacin, todas ellas utilizadas incluso por los movimientos ms
radicales, por lo que la constante es la combinacin de tcticas y mtodos de lucha. Pero
no slo eso, tambin son utilizadas indistintamente por las dos partes antagnicas porque
para resolver una contradiccin se utilizan mtodos con la finalidad de ganar y derrotar o
al menos debilitar al adversario.
17
125
CAPTULO IV
LA CONFRONTACIN VIOLENTA
18
El gobierno de Vicente Fox public en el Diario Oficial de la Federacin 19 decretos expropiatorios para la
construccin del NAICM, emitidos contra 13 ejidos: Cuautlalpan, San Bernardino, Boyeros, Huexotla, San
Felipe Santa Cruz, Tocuila y Magdalena Panoaya, del municipio de Texcoco; Francisco I. Madero, Santa Isabel
Ixtapan, Nexquipayac, San Francisco Acuexcomac y San Salvador Atenco, del municipio de Atenco; y
Chimalhuacn, municipio del mismo nombre. La superficie total expropiada fue de 5, 390.7600 hectreas y
171 viviendas que deberan ser reubicadas (Camacho, 2008).
127
macheteros de Atenco, que a su vez hizo nacer en plena lucha a su ncleo orgnico que le
dio una orientacin poltica y organizativa, identificado como el Frente de Pueblos en
Defensa de la Tierra.
Transcurrieron nueve meses para que el movimiento social de Atenco naciera,
acumulara experiencia y madurara rpidamente. No se podra explicar esta gnesis
vertiginosa sino por la experiencia previa de sus miembros en luchas de carcter local y
regional; eso favoreci la respuesta organizada de carcter comunitario que despleg sus
estructuras societales ante el despojo. El transcurso de esos meses le sirvi para probar su
nivel de fuerza acumulada, producto de la necesidad de defender su tierra, generado en
un proceso dialctico entre experiencia y conciencia social. Tal situacin implic algunos
episodios de confrontacin con fuerzas policiales, de manera directa, o en su caso en el
apoyo solidario a otras luchas en diversos estados, lo que les permiti probar la forma de
lucha poltica con un componente radical, es decir, utilizando mtodos de accin directa.
Uno de los argumentos que defiendo en este trabajo se basa en que las batallas
que desarrollan los movimientos sociales frente a sus enemigos pueden resultar
definitivas para la derrota o para alcanzar el triunfo. Por ello, el principio bsico que debe
seguir cada parte es escoger la batalla decisiva que hay que librar, as como el mtodo de
lucha, el terreno, el momento poltico, el nimo, no slo en lo interno sino tambin de la
contraparte, conocer ampliamente al enemigo, y otros factores tcticos dentro de la
estrategia diseada para ganar. Con esto quiero decir que antes del combate puede haber
mucha debilidad y al final mucha fuerza, y viceversa.
No podemos explicar el desarrollo de un proceso social por el resultado de una
batalla, porque si bien sta forma parte de un todo, las batallas tambin tienen sus
particularidades. Ah se definen muchas cuestiones importantes para la lucha concreta y
ms an, para el bloque social de los oprimidos, el movimiento ms amplio: el nacional. Si
se gana, no slo triunfa la lucha concreta: tambin se fortalece el movimiento general; si
se produce la derrota pierden todos, y la correlacin de fuerzas es muy desfavorable
frente al enemigo comn.
128
y escudos. El saldo fue de veinte detenidos y varios lesionados; mucha gente se dispers
por las milpas.
Lo que en un inicio pareca el xito total de la operacin porque haban logrado
detener a algunos personajes visibles de Atenco, a las pocas horas se demostr que fue
parcial. Con este golpe, el gobernador le apostaba a que en pocas semanas se produjera la
toma de posesin de las tierras y el inicio de la construccin del NAICM. Pero la
confrontacin apenas comenzaba.
La tctica
Mientras tanto, en Atenco los pobladores se alarmaron con la noticia y pronto bloquearon
la carretera Lechera-Texcoco, hicieron barricadas mientras esperaban a los que lograron
escapar de Acolman. La informacin de los detenidos y lesionados fluy poco a poco.
Desde unas semanas atrs esperaban una accin represiva del gobierno, saban que
tenan que luchar para defender su tierra, no confiaban en la resolucin jurdica y mucho
menos en la voluntad del gobierno federal para revertir el proyecto. Slo haba una
manera: pelear con decisin hasta el final, vivir o morir. As fue como apareci un
momento pico, cargado de rabia, de encabronamiento insurreccionado, pero sobre todo
de firmeza: una accin clave que le dio un vuelco a la fuerza de las partes.
La gente nos sigui y tapamos la carretera, de ah me avisan por telfono que la
gente ya vena, porque algunos haban quedado detenidos. Luego me avisan que a
Nacho lo detienen en Texcoco (en una clnica). No, no es posible, me da mucho
coraje y en ese momento le digo a la gente: saquen ese triler (de Coca Cola), la
gente que quiera ir conmigo que me siga y el que no, que se quede atrs. Me
sigue mucha gente, no les dije a dnde bamos a ir, sino que yo los iba guiando.
Llegamos a la Procuradura, y les dije: Bjense y detengan a todos los que puedan
agarrar. Corrieron con judiciales y yo me fui derechito con el subprocurador de
Justicia, llego y le digo: Vengo por Nacho!, me dice: No, no lo tengo. Vengo
por Nacho!, No lo tengo. Vengo por Nacho, hijo de la chingada, ya me
encabron! No lo tengo, pero si quieres vamos para abajo para que veas que no lo
131
tengo. Yo saba que Nacho ya no estaba ah, pero yo quera que saliera por su
voluntad para que no vieran cmo lo jalaba yo, es cuando yo lo agarro tipo polica,
detrs del pantaln, lo levanto y lo saco afuera, ya ah, los compaeros estaban
agarrando a los dems (Jorge Flores, originario de Atenco, miembro del FPDT;
entrevista del 18 de junio de 2013).
Desde un camin le grit a la banda Qu pasa, compas?, Ya chingaron a los
compas y estamos de pendejos. Pues vamos nosotros y que nos rompan la madre.
Aun as la gente no responda, les dije a los compas: Si tenan miedo o ramos
pinches cobardes, qu pasaba con nosotros?, por ah comenz la raza a
levantarse: Vamos, dicen dos, tres y se sueltan todos. Como ya se haban vaciado
los trileres de coca nos los llevamos y se subieron todos los chavos y cabrones
arriba del triler con machete, haba un camin, un bus y se llen y nos fuimos
hasta la Procu, por ah encontramos una Panamericana y la atoramos, una
camioneta del gobierno del estado y nos los llevamos. Yo te quiero decir que me
sub al camin, iba con mi machetito, iba yo pensando al llegar a la Procu: Qu
chingado o qu digo? La neta no, qu onda? Ya antes al de Averiguaciones y al
subprocurador ya se la habamos sentenciado. Se la bamos a cobrar por todo lo
que estaba pasando. Al bajar veo que brinca la gente, lo nico que digo es
Chingaron a su madre, putos! Corrimos haca la Procuradura, se mete la raza y
comienzan a gritar los servidores pblicos, comienza a gritar la gente. Yo me meto
hacia la oficina del de Averiguaciones Previas, el de las carpetas y le dije: Te lo
dije, buey, que te ibas a chingar conmigo. En ese momento le digo a dos chavos:
Jlenselo!, y los chavos no hacen nada, no lo agarran, y les digo: Jlenselo!, y lo
pescan al pinche de Averiguaciones de una mano, lo agarran de cada mano y lo
jalan. Este cabrn se sienta en cuclillas para no salir de la oficina, yo le meto una
pinche patada y unos machetazos en las nalgas. Yo saliendo y el compa Jorge ya
traa al subprocurador (Felipe lvarez, la Finini, originario de Nexquipayac;
entrevista realizada el 28 de mayo de 2013).
Sin duda que estos dos relatos son ilustrativos de la forma en que los pueblos, ante
una tctica de confrontacin violenta, responden con una tctica poltica de negociacin
132
abrir posibilidades de salidas no slo militares. Adems, como la crisis fue detonada en
forma aventurada por el gobierno del Estado de Mxico, el gobierno de Fox se desmarc
de Montiel y empez a tomar decisiones fundamentales por s solo. Eso gener la divisin
del bloque de poder y su debilitamiento.
El cambio de terreno
Esa noche fue muy intensa por la amenaza recurrente del gobierno del Estado va
telefnica: en caso de no entregar a los funcionarios pblicos retenidos entraran la PFP y
el Ejrcito a Atenco; se esperaba su incursin en las primeras horas del 12 de julio de
2002. Afortunadamente no ocurri. La luz del da trajo un respiro para reorganizar al
FPDT, evaluar la situacin, verificar la condicin de la gente, defender a los detenidos,
entre otras muchas tareas. Los gobiernos estatal y federal se deslindaron de los hechos y
mostraron su tibieza ante una situacin que se les haba salido de las manos. La postura
firme de los integrantes del FPDT y la situacin de los funcionarios retenidos evidenciaba
la crisis real de la confrontacin. Pasadas las horas y de vuelta a la noche, el temor de una
jornada igual que la del da anterior recorra a los pobladores de Atenco. Dentro del Frente
haba mucha preocupacin por la situacin de los presos polticos, la postura de hacer el
canje de los presos por los funcionarios retenidos era insistente, pareca que se
modificaban los objetivos de la lucha ante la coyuntura. Es decir, por la emergencia del
momento algunos compaeros insistan ms en la liberacin de los presos que en lo que
dio origen a esta lucha. Si sa hubiera sido la postura del movimiento, los gobiernos
habran logrado reducir sus objetivos de lucha al pasar de la defensa de la tierra a la lucha
por la liberacin de presos polticos.
Es necesario detenernos en este anlisis. Lo que hizo surgir la lucha de Atenco fue
la oposicin al aeropuerto; por lo tanto, el objetivo principal fue la defensa de la tierra.
Ante la situacin concreta, lo emergente pareca ser la libertad de los presos polticos.
Resulta fundamental decir que la contradiccin en este caso concreto no cambi, as que
el aspecto principal es la lucha contra el aeropuerto. Ante un cambio de las condiciones,
aparentemente el objetivo de la liberacin de los presos (como aspecto secundario) se
equilibr, porque es importante y emergente, pero en realidad sigue subordinado a la
136
incluso, el discurso de firmeza con tonos radicales fue aceptado ante la opinin pblica, y
eso legitim al movimiento. Los factores histricos y culturales fueron bien aprovechados
por el movimiento societal, ya que sirvieron de smbolo del carcter urbano-rural de la
accin colectiva, lo que le dio tambin un ingrediente innovador. Estos aspectos de accin
y experiencia se complementaron con la generacin de conciencia social entre los
integrantes del FPDT, no slo para incorporarse a su propia lucha sino tambin para hacer
suyas otras luchas en el pas. Con todo ello, el nimo y la moral de sus integrantes fue
creciendo, provocando una espiral de fuerza acumulada que al momento de necesitarla
no slo apareci sino que se hizo mayor. Por eso, la superacin de las contradicciones
internas unifica los movimientos, les eleva la moral, les dan nimo para luchar y los hace
ms fuertes en el combate.
II. Lo tctico y lo estratgico. La estrategia del movimiento de Atenco fue definida a la
medida del objetivo principal de no al aeropuerto, y como consecuencia, s a la defensa
de la tierra mediante el mtodo de lucha popular y de organizacin interna, al paso de los
meses logr constituirse como sujeto social con capacidad para confrontar a su enemigo,
es decir, fue estratgico convertirse en un sujeto social de carcter antagnico. La tctica
consisti en que como movimiento diversific sus mtodos de lucha, aunque le apost a la
lucha social de carcter radical privilegiando la accin directa, lo que le permiti acumular
fuerza. Adems supo orientar su tctica segn las circunstancias sociales y polticas, ya
que en el momento del ataque del enemigo escogi combatir en la batalla que se le
present y que pudo haber rehuido; sin embargo, supo contraatacar en el mismo terreno
y pudo pasar rpidamente de un escenario de confrontacin violenta a uno poltico dentro
del espacio pblico.
La irrupcin de los atenquenses el 22 de octubre de 2001, da en que se publicaron
los decretos expropiatorios, y la definicin de su programa en defensa de su tierra y
contra el aeropuerto, tambin suman a la cadena de aciertos de carcter estratgico. Pero
esta decisin inicial estuvo acompaada de otras:
Como cuando el 22 de octubre de 2001, si el pueblo no se hubiese levantado y no
hubiera dicho: no vamos a dejar nuestra tierra aunque ya sali el decreto
141
142
Todos stos fueron factores para acumular y generar una correlacin de fuerzas
favorable, suficiente para obligar al gobierno de Vicente Fox a echar abajo su proyecto
aeroportuario. Con todo este anlisis estoy afirmando que la victoria de Atenco no fue un
acto de fortuna o determinado por el destino, al contrario: se trat de una serie de
acciones tcticas acertadas, orientadas por la estrategia del movimiento social.
III.- La determinacin como factor subjetivo. No puede existir una estrategia y una tctica
correctas sin un componente que lo cruza todo: la determinacin. La firmeza da equilibrio
y seguridad para confrontar; la disposicin a luchar tambin implica osada y valor porque
se sabe de los riesgos que acarrea, que puede llevar a una derrota pero tambin a la
victoria. Es ese factor subjetivo que lleva a morir o a triunfar. El triunfo de Atenco no
depende slo de factores tcticos y de estrategia, sino que estn presentes otros
elementos como el espritu humano, la determinacin que tuvieron algunos miembros del
FPDT el 11 de julio para revertir una situacin desfavorable mediante la retencin de
funcionarios en la misma Subprocuradura General de Justicia de Texcoco. Es decir, el
hecho radical, violento, irreverente, ilegal y hasta heroico de sacar de sus oficinas al
subprocurador y al comandante de la Polica Judicial para llevarlos a Atenco e iniciar una
salida pactada de canje de presos, no slo representa una medida de fuerza sino tambin
una accin clave. Sin embargo, para realizar una accin de este tipo hace falta
determinacin. Esta firmeza puede ser demostrada en una accin crucial para el triunfo
pero tambin puede resultar desacertada en el caso de una tctica fallida, como lo
explicar ms adelante. Hay un momento importante cuando el movimiento de Atenco en
su proceso inicial de constitucin tuvo que responder al encuentro con la Polica de la
Ciudad de Mxico, fue la primera confrontacin y no haba alternativa: o le entraban o el
movimiento se poda quedar enfrascado en una tctica de resistencia civil pacfica inocua:
Fue el 14 de noviembre de 2001 cuando fuimos a la marcha al zcalo a protestar,
fuimos caminando desde Atenco hasta Mxico, entonces en el metro Guelatao me
contactan unos comandantes porque yo iba a la punta de la marcha, me
preguntaron: Por dnde vas a ir, qu piden?, para que te demos proteccin.
Sale pues, voy por Zaragoza y despus agarro la desviacin, me meto por la
Avenida 8, agarro Fray Servando y luego entro a 20 de Noviembre para llegar al
143
145
municipal, pas necesariamente por una decisin del gobierno de Pea Nieto. Esta
lectura, si bien tiene un componente netamente poltico que se reforz con la negativa
de los funcionarios a cumplir el acuerdo, en los hechos condujo a un aumento evidente
en el nmero de policas apostados en el mercado desde el 20 de abril para impedir la
instalacin de los comerciantes. Es decir, desde la madrugada del 3 de mayo de 2006
aument considerablemente el nmero de elementos de la ASE y de policas municipales
alrededor del mercado; por consiguiente, los aproximadamente cincuenta miembros del
Frente y los floristas no pudieron entrar. Entonces, por qu el FPDT decidi combatir si
en trminos de fuerza el enemigo lo superaba y en trminos polticos quedaba claro que
los gobiernos decidieron no cumplir el acuerdo? Acaso, al verse superado en fuerza, no
era ms fcil un repliegue y buscar por otros medios un acuerdo?
Las razones polticas de la decisin de combatir en la batalla que prepar el
gobierno estatal pueden estar basadas en varios factores: la acumulacin de fuerza
interna con la reconstitucin regional del Frente y en especial con la proyeccin que
dentro del bloque social de los oprimidos le aportaba el recorrido de La Otra Campaa, en
particular con la visita a Atenco de la Comisin Sexta el 26 y 27 de abril de ese ao; la
experiencia acumulada por el FPDT no slo en la lucha contra el aeropuerto sino la
derivada de la solidaridad con otras luchas en todo el pas, donde se encontraron en varias
ocasiones en confrontacin y encontraron una salida. Adems, si el gobierno estatal los
derrotaba en trminos polticos al bajar el nivel de interlocucin en la mesa de dilogo, el
Frente se vea obligado a recurrir al terreno del choque, por lo que no combatir implicaba
ceder terreno en la correlacin de fuerzas frente a su enemigo. Y el prestigio alcanzado
por el Frente, hasta ese momento caracterizado como una organizacin victoriosa, para el
cual, retroceder implicaba una carga de desnimo interno. Al respecto, Sun Tzu (2000: 42)
dijo: el que sabe cundo combatir y cundo no hacerlo, saldr victorioso.
Ms all de estos factores, lo que quiero presentar es el testimonio directo de los
protagonistas de ese momento clave, donde si bien el encuentro pudo haberse evitado, lo
que tambin queda claro es que el gobierno estatal pocas semanas atrs ya haba tomado
la decisin de atacar al Frente. Es decir, tena preparadas algunas rdenes de aprehensin
en contra de determinados personajes visibles de Atenco por los hechos ocurridos el 6 de
150
ah Ignacio del Valle le dice a un compa: Si tienes miedo, pues vete, a m voltea y
me queda viendo, Qu onda buey?, o sea, le entramos o no le entramos?, le
digo: Va, buey. Un desafo entre yo y l. Y pues le entramos, le atoramos y nos
comenzamos a agarrar con los granaderos, con la fuerza pblica, con la intencin
de llegar al objetivo de que los compaeros se instalaran en el mercado Belisario
Domnguez. Ah entra la represin, nos reprimen, nos golpean. S tengo que decir
que si ese da tambin hubisemos decidido que no se vendieran las flores, eso era
como echarnos a correr, era como acabarnos tambin, eso se lo hemos dicho a
bastante gente, si ese da retrocedemos se acaba el Frente de Pueblos. Porque
prcticamente hubiramos cedido a la orden del pinche gobierno de no instalarnos
y el prestigio que tena el Frente, como lo ha tenido, pues prcticamente era de
cobardes no haber actuado en contra de la polica y eso nos sirvi mucho (Felipe
lvarez, originario de Nexquipayac; entrevista realizada el 28 de mayo de 2013).
No cabe duda de que la lucha social y la poltica en general, estn llenas de
decisiones influenciadas por factores subjetivos ms all de la valoracin poltica y del
clculo sobre las condiciones. De ah que la decisin de combatir en condiciones
totalmente desfavorables nuevamente nos hace recordar el momento aqul del 22 de
octubre de 2001, el 14 de noviembre de ese ao y el 11 de julio de 2002, slo que en
condiciones totalmente distintas y con resultados hasta cierto punto dramticos. En este
caso, se trat ms bien de un reto lanzado entre los militantes del Frente para no retirarse
del lugar como cobardes, viendo claramente que la situacin poltica y de fuerza haba
cambiado de un da para otro. Bien saban que de todos modos el gobierno los iba a
reprimir, era cuestin de das para detener a los personajes ms visibles.
Las claves militares bsicas nos dicen que si se est en una relacin asimtrica de
inferioridad de diez contra uno, el enemigo tratar de rodearnos para atacar y
aniquilarnos. Por eso, si nuestras fuerzas son inferiores, la lgica comn y la prudencia
militar consiste en retirarse para no dar combate y no ser vencidos. Los manuales
militares indican que cuando un comandante reciba informacin de que el enemigo est
materializando el cerco, debe maniobrar inmediatamente con sus fuerzas para escapar
152
mientras las lneas enemigas an son dbiles y no han establecido la coordinacin que esta
operacin requiere (Sedena, 2005a: 116).
Lo que estoy diciendo es que nuestros compaeros fueron responsables de haber
tomado la decisin de quedarse a combatir y elegir una batalla muy desfavorable, cuando
en trminos tcticos pudieron haberse retirado del lugar. Eso gener una cadena de
decisiones tomadas por varios actores sociales que en condiciones de debilidad resultaron
tambin desacertadas. Pero lo que tambin estoy diciendo es que estos compaeros y los
que tomamos parte en los hechos de ese 3 y 4 de mayo, dentro del bloque social de los
oprimidos, ninguno somos responsables de los hechos de criminalizacin y represin
decididos por Enrique Pea Nieto, y posteriormente por ste y Vicente Fox. Si bien los
compaeros del Frente y los floristas, al decidir de manera temeraria (otra vez ese espritu
humano que propici el triunfo en 2002) quedarse a pelear contra los granaderos, estaban
arriesgando su propia integridad fsica y ponan en serio peligro su libertad personal. Es
decir, en condiciones normales lo peor que les hubiera pasado una vez que los sometieran
era detenerlos y llevarlos al Ministerio Pblico, en su caso consignarlos ante el Juez Penal,
recluirlos a un penal y procesarlos, punto. Pero no fue as, el gobierno estatal los tuvo
cercados por varias horas en esa casa, mientras para Atenco el gobierno lanz una
incursin sorpresiva con quinientos granaderos. Aqu la bola de nieve se hizo ms grande.
Eso quiere decir que ya no estamos hablando de un conflicto con floristas, de carcter
municipal, sino de un problema poltico del nuevo gobierno de Pea Nieto hasta este
momento, y el cobro de facturas de Vicente Fox contra Atenco dentro de condiciones
polticas que evidenciaban una disputa mayor a nivel nacional, un da despus.
En realidad el factor poltico que favoreci el ataque en esas proporciones fue la
prdida de hegemona de la clase dirigente mientras se desarrolla la disputa del poder
poltico como aspecto de la contradiccin fundamental en ese momento. Es decir, el
bloque dominante estaba librando una batalla para tratar de mantener su direccin; como
las relaciones de fuerza estaban equilibradas frente al pueblo mexicano, en ese ao
existan riesgos reales de ser derrotado electoralmente, por eso atacara todo lo que
constituyera una amenaza.
153
III. La tctica. Un mal clculo poltico provoca errores tcticos y estratgicos. Sun Tzu
(2000: 72) deca: cuando he logrado la victoria no repito mi tctica, sino que, respondiendo
a las circunstancias, varo mis mtodos hasta el infinito. Todos los movimientos del FPDT
estaban estudiados por el enemigo; apenas el 6 de abril el gobierno entrante los haba
conocido y muchos de sus colaboradores que estuvieron en 2001 y 2002 tambin lo
saban. Estaba claro que se repeta la tctica de un mes atrs, cuando en pleno dilogo un
grupo del FPDT haba presionado al gobierno mediante una retencin de funcionarios y el
gobierno respondi con un cerco de granaderos, mientras en Atenco respondan tomando
la carretera y se dirigan a Texcoco a apoyar junto con ms organizaciones cualquier
accin de confrontacin mayor, en tanto se intentaba negociar una salida pacfica. La
recurrida tctica de movilizacin-negociacin. A diferencia del 8 de abril, en esta ocasin
el gobierno decidi la va de la fuerza. El gobierno cambi de operacin tctica, quera el
combate e hizo todo lo posible por provocarlo: se fue a la ofensiva y lanz dos ataques, el
primero en el mercado y la casa de los floristas en Texcoco, y el segundo en la carretera
Lechera-Texcoco, con la firme intencin de ingresar a Atenco si era posible. Con ello
bloque la posibilidad de refuerzos en Texcoco, pero adems confront a la base social de
la organizacin y a sus comunidades, se fue con todo en su posicin de ataque. Quera
confrontar, que el enemigo cayera en la trampa, en una batalla que consideraban que s
podan ganar.
En Atenco la respuesta fue la misma: la autodefensa territorial mediante el cierre
de la carretera, posicionarse en puntos clave y la pelea cuerpo a cuerpo con los
granaderos en igualdad de fuerzas, al grado de que en tres ocasiones los hicieron correr
dos kilmetros. En realidad, la incursin de los granaderos en Atenco se frustr, incluso se
trat de una batalla perdida para los policas; fueron humillados en el campo de batalla.
Sin embargo, su tctica les dio resultado: el atacante abri dos frentes de lucha para
dividir a su enemigo y prepar toda la labor propagandstica mediante la lgica de la
guerra psicolgica a travs de los medios masivos de comunicacin para penetrar en la
conciencia de la opinin pblica y de su enemigo, con la finalidad de derrotarlo mediante
el miedo.
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slo permita abordar esa problemtica que creca al paso de las horas, sino tambin la
puerta para abrir otros temas. Bien sabemos que para el zapatismo la interlocucin con el
gobierno se encuentra rota desde 2001, luego de la aprobacin de la reforma mutilada en
derechos indgenas. Adems, la Comisin Sexta, al igual que la gran mayora, no tena de
primera mano un contexto de la situacin del FPDT con el nuevo gobierno de Pea Nieto y
la manera en que haba evolucionado la crisis. A pesar de todo ello, cualquier postura de
la direccin zapatista tena un peso importante en la poltica nacional; es decir, su papel
no se reduca a brindar un apoyo solidario o en su caso movilizador para tratar de resolver
la situacin en Texcoco y Atenco ante los sucesos, que si bien evolucionaron pronto, lo
fueron haciendo de manera consistente en todo el 3 y hasta el 4 de mayo. Tambin pudo
actuar en trminos polticos, ya que hubo mucho margen de maniobra para jugar un papel
de contencin ante un escenario de violencia mayor.
De manera personal, en esas horas de crisis yo pensaba en una salida negociada;
ah el nico interlocutor vlido y con reconocimiento del bloque enemigo era el
Subcomandante Marcos. Tratando de no ser irresponsable en este comentario, yo crea
que l poda llamar a Gobernacin y plantear una salida poltica al asunto de Atenco, eso
era un golpe que hubiese tenido un costo poltico menor a lo que tuvo, porque
representaba la interlocucin del zapatismo con Fox, ah se hubiese desactivado el ataque
a Atenco volcando la atencin meditica haca La Otra Campaa y al zapatismo con el
gobierno federal. Por supuesto que ni a los zapatistas ni a nadie se les puede pedir ms,
porque ninguna estrategia u operacin tctica puede basarse slo en funcin del apoyo y
la fuerza de los aliados: la responsabilidad total es de Atenco.
Lo que platicamos el compaero Marcos y yo, era a partir de las informaciones que
ambos tenamos, que nos llegaban. Lo que se acuerda es justo convocar a los que
ms se pudiera para armar una especie de muralla para que llegaran a Atenco, es
una medida que platicamos, discutimos y rpidamente se convoca. Conforme va
pasando el tiempo, cuando sabemos de la noticia de Nacho, a l tambin le
conmovi, se preocup demasiado. l todava con ms cabeza fra que yo. Yo
estaba toda colrica, al mismo tiempo era mi pap, mi compaero, y otra parte, el
pueblo. Para m fue muy importante que l haya tenido la frialdad de decirme: A
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ver, Amrica, esto tiene que salir avante, mientras lloro, l me deca algo as. Yo
estaba rabiando de dolor y coraje. Entonces l lo que hace, se empieza a tratar de
coordinar a nivel nacional con otras organizaciones, y bueno, ya incluso a partir de
la convocatoria que se hace para llegar a Atenco y por otro lado la alerta roja que
l anuncia (Amrica del Valle, originaria de Atenco, entrevista realizada el 16 de
abril de 2013).
Para todos fue conmovedora la escena donde, desde el templete, Marcos recibe la
llamada de Ignacio del Valle instantes antes de su detencin, quien le dice que no vaya
a Texcoco y que cuide a su hija. Es muy difcil pactar con alguien que se encuentra en una
situacin lmite, lo mejor es que los que estn a salvo tomen decisiones adecuadas y que
traten en lo fundamental de resolver el conflicto, de lo contrario ste slo se agrandar.
Esa escena tambin nos habla del descontrol para tomar decisiones en un momento en
que an se poda intervenir en un nivel poltico, cuando la bola de nieve no era tan
grande, porque en cuestin de horas creci an ms al grado de que termin llevndose
todo a su paso. La respuesta desde el templete daba a entender la situacin de caos que
se viva: por una parte se anunci la marcha a Atenco concentrndose en dos puntos, un
puente de fierro y Chapingo; por otro, una marcha hacia Gobernacin, en Bucareli. En la
primera accin, varias personas no supieron cmo llegar a Atenco; en la segunda, slo
fueron los activistas que crean en una salida poltica, pero por la dispersin de la gente y
la naturaleza de las acciones convocadas no tuvo efecto alguno. La Comisin Sexta
anunci una alerta roja en las comunidades zapatistas.
El 4 de mayo de 2006
La noche del 3 de mayo fue complicada en Atenco. Ya haban sido detenidos los
compaeros en la casa de Texcoco y, segn los noticieros, trasladados directamente a un
penal cercano a Toluca. El Frente trataba de coordinarse internamente y buscaba el
dilogo con el gobierno. No hubo respuesta. Como resultado de la confrontacin con los
granaderos hubo varios policas retenidos. Se decidi hacer la entrega de los policas
heridos. Recuerdo que en esa discusin yo dije que en una situacin de fuerza se podra
retener policas, pero en una situacin de debilidad lo mejor era liberarlos; varios
157
compaeros se me quedaron viendo con enfado y no tuve la fortaleza para defender esa
postura. Todos sabamos que la polica volvera en la noche para entrar a Atenco. Se
convoc una conferencia de prensa para anunciar la entrega de los policas heridos;
result intrascendente, llegaron muy pocos medios. Ah cometimos un error tctico,
porque uno de los argumentos para entrar a Atenco fue precisamente el rescate de los
policas, objetivo en el cual justific su operacin.
Est el comunicado, se lee, no tiene ningn efecto porque adems ningn medio lo
toma en cuenta, ni un medio lo transmite, no se escucha la voz del Frente
solicitando que se establezca un dilogo, jams los medios voltean a ver esta parte.
Creo que aunque se hubiese tomado la decisin de dejar a los policas, entregarlos,
de todos modos hubiera entrado la fuerza represiva porque era una muy clara
venganza del gobierno estatal hacia el Frente. Iba a dar como la leccin ejemplar a
todo el pas, es decir, Pea Nieto estaba construyendo las condiciones para su
gobierno futuro, de cmo iba a gobernar con mano dura y cmo iba a ir
sometiendo a los movimientos sociales, estaba construyendo el caminito.
(Hortensia Ramos, originaria de Nexquipayac; entrevista realizada el 29 de mayo
de 2013).
A la par que el Frente daba a conocer su postura, en Texcoco el bloque dominante
se encontraba preparando el siguiente paso. En la casa del perredista Francisco Vzquez
se reuni un selecto grupo de polticos de todos los niveles de gobierno para decidir qu
hacer en Atenco. A esta reunin, por el gobierno federal acudieron el comisionado de la
Polica Federal Preventiva, Ardelio Vargas y el secretario de Seguridad Pblica, Eduardo
Medina Mora; por el Estado de Mxico acudi directamente el gobernador Pea Nieto, as
como Wilfrido Robledo, titular de la Agencia de Seguridad Estatal; y por el gobierno
municipal de Texcoco, el perredista Nazario Gutirrez. Ah se plane la incursin militar
del 4 de mayo de 2006, llamada Operacin Rescate, con ms de cuatro mil agentes de la
PFP, fuerzas especiales y la Agencia de Seguridad Estatal. En su mayora miembros del
ejrcito mexicano habilitados como PFP esa misma noche. Por eso digo que, si bien el
ataque del gobierno del Estado de Mxico contra Atenco ya se haba decidido das antes,
las condiciones que ofreci el da 3 de mayo permitieron que tambin se sumara el
158
gobierno de Vicente Fox para golpear a su enemigo comn con ms fuerza, como no lo
haba hecho en la lucha contra el aeropuerto. Aqu se recompuso la alianza rota en 2002.
La incursin del 4 de mayo fue decidida por este bloque en una reunin en la que de
acuerdo con versiones extraoficiales prevalecan dos posturas: la mano dura y la posicin
de dilogo. Cuando digo que se trat de un error tctico no haber entregado a todos los
policas retenidos tampoco estoy diciendo que entregndolos se hubiera evitado la
operacin, porque la decidieron tomando en cuenta diversos factores polticos, pero al
menos no hubieran tenido un argumento meditico para evidenciar que su verdadera
intencin era incursionar en Atenco con la finalidad de aniquilar a su enemigo, el FPDT.
Mientras tanto, en Atenco la situacin era catica. Poco a poco fueron llegando
algunas decenas de compaeros que acudieron al llamado solidario para sumarse a un
fallido escudo humano. La llegada de los compaeros que estuvieron presentes en el mitin
de Tlatelolco complic ms las cosas en un FPDT descontrolado, ya que no haba claridad
sobre qu hacer en general y de cul sera el papel de los compaeros solidarios: ms que
nada se entenda que ellos llegaban a combatir. Al interior del Frente se saba que vendra
un ataque de la PFP similar a la toma de Ciudad Universitaria en el ao 2000, esperbamos
que fuera en la noche. Sabamos que se avecinaba una derrota militar, pero nunca
imaginamos sus proporciones. Un error tctico importante es que no conocamos la fuerza
que empleara el enemigo, no tenamos claridad sobre el nivel de ataque que emplearan.
Las reuniones internas que se planearon en esas horas dentro del FPDT no se alcanzaron a
realizar, varios compaeros de la direccin se fueron a ver a sus familias y no volvieron. El
FPDT no tena el mando de la situacin, no haba una orientacin tctica ni militantes para
acatarlas con disciplina. Haba confusin, desorganizacin y dispersin, estbamos
derrotados antes del combate. A las tres de la maana hubo una falsa alarma de entrada
de la polica; sin embargo, los pobladores de Atenco tampoco respondieron como lo
haban hecho en el encuentro de la tarde. Mi hiptesis es que al regresar a sus casas luego
de la refriega conocieron la informacin que se manejaba en los medios, comprendieron
que seguir era arriesgado y decidieron quedarse en sus casas o huir. Esta situacin es muy
importante, porque si se hubieran mantenido las reuniones peridicas dentro del FPDT,
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con una mejor valoracin de las condiciones se hubiera optado por un repliegue. Pero ah
ninguno de nosotros tuvo la capacidad para plantear eso.
Digo que la llegada de los compaeros de La Otra Campaa complic ms las cosas
porque el FPDT no tuvo la capacidad de protegerlos y orientarlos: ellos llegaron con toda
la disposicin de brindar apoyo para salir de la situacin crtica, y alguno quiz tambin se
quiso sentir parte de la historia de triunfo que le dio prestigio a Atenco. Al sumarse estos
compaeros al combate el FPDT tampoco pudo replegarse porque no tena el manejo de
la situacin, tampoco el control de la organizacin ni de la poblacin. En realidad no
sabamos qu hacer ms que ir a la ofensiva de manera aventurada, as que la inercia, que
no la decisin, de combatir en condiciones totalmente asimtricas y sin un objetivo claro,
fue una accin demasiado arriesgada porque dej abierta la posibilidad de magnificar sus
consecuencias.
La realidad es que a las seis de la maana, cuando ya casi amaneca, por la entrada
principal de Atenco comenz a llegar la PFP con sus escudos y toletes, lanzando gases
lacrimgenos, disparando balas de goma, armas de fuego; tambin, fuerzas especiales con
perros rastreadores. Se trat de una operacin de restauracin del orden, compuesta de
ms de cuatro mil elementos de todos los niveles de seguridad pblica bajo el mando de
militares especialistas en guerra irregular, que basaron su operacin tctica en una accin
envolvente mediante un cerco: entraron por todos los accesos de Atenco.
Para una operacin envolvente se requieren muchos elementos, ya sea un batalln
o una compaa.19 Resulta una accin eficaz para fijar al enemigo y ponerlo en una
condicin de destruccin y aniquilamiento. Una vez establecido el cerco, las fuerzas
19
En base al cdigo de la OTAN, las unidades militares (Wikipedia, 2015) suelen estar organizadas por:
equipos de fuego y maniobra, integradas de 2 a 5 hombres; escuadras, compuestas de 5 a 10 hombres (2 o
ms equipos); pelotn, compuesto de 8 a 12 hombres (2 o ms escuadras); secciones, integradas de 30 a 40
hombres (3 o ms pelotones); compaa o batera, integrada de 100 a 300 hombres (2-6 pelotones);
batallones, integrados de 300 a 1,000 hombres (2-6 compaas o escuadrones); regimiento, integrado entre
2,000 a 3,000 hombres (3-4 batallones); brigada, integrada entre 3,000 a 5,000 hombres (2 o ms
regimientos o 3-6 batallones); divisin, compuesta de 10,000 a 20,000 hombres (2-4 brigadas o
regimientos); cuerpo de ejrcito o ejrcito, integrado por 30,000 o ms hombres (2 o ms divisiones);
ejrcito o frente, compuesto de 50,000, 60,000 o ms hombres (2 o ms cuerpos de ejrcito); grupo de
ejrcitos, compuesto de ms de 100,000 hombres (dos o ms ejrcitos); regin o teatro de operaciones,
integrado por ms de 200,000 hombres (2 o ms grupos de ejrcitos).
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con la intencin de desalojar a ms de cuarenta mil mentores. Para tal fin se apoyaron con
un helicptero particular desde donde un polica con el rostro cubierto por un
pasamontaas arrojaba bombas con la mano. Adems, incursionaron en las oficinas de la
Seccin 22, desde donde transmita Radio Plantn, y en el Hotel del Magisterio.
Los maestros se reagruparon ante el embate de los granaderos, que usaban gases
lacrimgenos y realizaban disparos a los manifestantes. Ante esta accin de confrontacin
se dio un hecho contundente, la respuesta de vecinos, padres de familia, estudiantes,
comerciantes: el pueblo oaxaqueo sali a defender a los maestros, a reforzar sus lneas y
lleg incluso a rodear a las fuerzas policiales superndolas en nmero. Esa respuesta
oblig a los uniformados a abandonar la plaza principal y apenas pasadas las nueve de la
maana se consum la retirada de las fuerzas estatales, generando con ello la primera
victoria del movimiento magisterial. En el ataque resultaron heridas 92 personas de
ambas partes y diez maestros detenidos; ocho integrantes de las fuerzas de seguridad
fueron retenidos por los maestros (Vlez y Mndez, 2006: 3). Ese mismo da, estudiantes
de la Universidad Benito Jurez de Oaxaca tomaron Radio Universidad, que desde
entonces se convirti en un smbolo de la resistencia. En las horas inmediatas se
realizaron marchas y cierres de carreteras y se tomaron algunas presidencias municipales.
El triunfo en esa batalla permiti acumular fuerza y elevar los objetivos gremiales
de la Seccin 22, consistentes en la rezonificacin salarial, para dar sustento a la demanda
central que desde antes ya se haba planteado y que para ese momento de fuerza le dio
horizonte y direccin al programa multisectorial del naciente movimiento social
oaxaqueo, transformando ese da la consigna va a caer, va a caer, Ulises va a caer, en
ya cay, ya cay, Ulises ya cay.
Para comprender la victoria popular del 14 de junio es necesario analizar varios
factores que se conjugan en un momento social y poltico, indito en la historia reciente
de Oaxaca. El rechazo generalizado hacia la poltica del gobernador fue la lnea que cruz
a todos los sectores organizados o desorganizados, como grupos o de forma individual
dentro del movimiento magisterial, el popular y la sociedad oaxaquea; por eso, el
elemento de unidad ms importante fue el hecho de identificar a URO como el enemigo
166
principal. Exigir su renuncia fue la consecuencia obvia de esa unidad organizada, pero la
fortaleza de esa unidad implicaba un desafo mayor: tocar al poder, porque de lo contrario
no tiene sentido. Es decir, de qu sirve organizarse en forma mayoritaria, alcanzar mucha
fuerza y no pretender desestabilizar al sistema poltico con la cada de un gobernador
tirano. Haba que intentarlo y en Oaxaca estaban decididos a ello.
Las razones sociales y polticas para alcanzar ese consenso eran muchas. En lo
inmediato, la llegada al poder de Ulises Ruiz en las elecciones de 2004 estuvo marcada por
las viejas prcticas del priismo nacional y oaxaqueo, con compra de votos, desvo de
programas pblicos para beneficiarlo, amenazas y asesinatos, por eso la diferencia de
votos con Gabino Cu, candidato opositor, fue muy pequea. Se habl de fraude y era
evidente que la ilegitimidad de su triunfo estuvo permeando la demanda social. Una vez
que asumi el cargo nombr Secretario de Gobierno a Jorge Franco, el Chucky, ste
orden de inmediato que fueran reprimidos los grupos que protestaban por el fraude
electoral o que se oponan al Gobernador, siendo encarceladas en los primeros 18 meses
de su Gobierno ms de 600 personas; tambin durante este perodo, grupos como la Red
Oaxaquea de Derechos Humanos documentaron que ms de 30 personas haban sido
asesinadas por motivos polticos o sociales (Beas, 2007: 31). Adems, se caracteriz por
imponer a presidentes municipales leales a l, por destituir a los alcaldes opositores
mediante el control que ejerca en el Congreso del Estado, y a la represin contra varias
comunidades. El vnculo directo de URO con el priismo nacional lo mantena con Roberto
Madrazo, candidato presidencial en las elecciones federales de 2006, por eso la promesa
de aportarle desde Oaxaca un milln de votos, que no pudo cumplir debido a la fuerza del
movimiento, lo cual no impidi que desviara millones de pesos de recursos pblicos para
la campaa presidencial.
Esto descubri la cara ms burda, caciquil y autoritaria de los gobiernos priistas de
Oaxaca, en donde, luego de la alternancia del ao 2000, ante la falta de un presidente de
la Repblica de filiacin priista, los gobernadores de ese partido haban instaurado un
sistema autoritario basado en su propia figura, y el presidencialismo fue sustituido por el
gobernadurismo autoritario, de acuerdo con la definicin acuada por el investigador
oaxaqueo Martnez Velzquez (2009: 331).
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en s el pueblo, sali a la calle a combatir, a reforzar las lneas, a levantar la moral de los
mentores y a superar en nmero a las fuerzas de seguridad. El sentido comn del pueblo
oaxaqueo fue determinar que si derrotaban al magisterio, la fuerza ms importante del
estado, con ms de cuarenta mil maestros movilizados ese da (de un total de setenta mil
que integran esa seccin sindical), cmo les iba a ir a los sectores dispersos y aislados en
una confrontacin directa con Ulises Ruiz, cuando su sexenio apenas empezaba. Por eso,
en un sentido estratgico, defender a la Seccin 22 ms all de las diferencias o simpatas
con su direccin, era defenderse a s mismos.
Sin embargo, esa espontaneidad masiva no habra tenido el xito que alcanz si no
se hubieran desatado, desde aos o dcadas atrs, formas de organizacin, estructuras
comunitarias basadas en sistemas asamblearios de carcter autogestivo, autnomo e
independiente, con procesos unitarios de carcter programtico o de accin y con un
profundo sentido solidario de los de abajo.
A pesar de la represin, del autoritarismo, de encarcelamientos y asesinatos,
Oaxaca tiene la ventaja que la organizacin es parte natural de las comunidades.
Eso nos parece que fue fundamental para este proceso, y aparte de eso, nosotros
ubicamos tres o cuatro procesos en estos treinta aos que dieron cohesin poltica
y fortaleza. Uno es el trabajo realizado por la Seccin 22 de treinta aos o veinte
aos para ac, el trabajo de varios profesores y profesoras en comunidades, su
movilizacin en trminos de sindicato, la lucha que ganaron, el trabajo poltico de
diversas corrientes que pertenecen al magisterio en varias comunidades; la otra
lnea es el movimiento indgena tal cual, en Oaxaca es fuerte y me parece que
tambin el trabajo de autonoma, lograr mantener sus sistemas normativos
internos en trminos de elecciones de sus autoridades, de haber podido sostener
ese procedimiento ante el acoso del PRI; el otro es un trabajo de la iglesia catlica
ms vinculada a la teologa de la liberacin, en esos tiempos muchos sacerdotes,
religiosas, el obispo, con una clara definicin hacia fortalecer a los pueblos
indgenas, al sujeto social, a los pobres, la accin preferencial a los pobres, que le
llamaban (); y las organizaciones sociales de izquierda, en algn momento
muchas, al principio a lo mejor el trabajo del PRD, ms ubicadas en trminos de
169
junio con un aproximado de 800 mil participantes; el voto de castigo en las elecciones del
2 de julio, donde de manera inslita el PRI perdi nueve de los once distritos electorales.
El beneficiado inmediato fue la Coalicin Por el Bien de Todos (PRD-PT-Convergencia),
pero el verdadero triunfo se lo adjudic el movimiento popular. Otro de los golpes
polticos que ms daaron al sistema autoritario estatal fue la accin de la toma o cierre
de ms de una treintena de palacios municipales. Esta accin generalizada, que se realiz
bajo la demanda de la destitucin de Ulises Ruiz, significa en realidad la cada de
cacicazgos locales, la destruccin de una red de complicidades e intereses que ha
provocado histricamente una gran cantidad de injusticias y sufrimiento (Beas, 2007: 36).
La demostracin del contrapoder de la APPO lo dio el boicot a la Guelaguetza
oficial para realizar la propia, la Guelaguetza Popular, el 24 de julio de 2006. Otra de las
acciones contundentes fue la toma del Canal 9, realizada por mujeres en una marcha
convocada por el Frente de Colonias y Ciudadanos, el 1 de agosto. A partir de ah
formaron la Coordinadora de Mujeres Oaxaqueas 1 de Agosto (COMO). El canal fue
operado por las mujeres del 1 al 20 de agosto, porque se produjo un ataque de
paramilitares para retomar su control. Al siguiente da, como respuesta, se realizaron
varias tomas de radiodifusoras que pasaron a manos de los appistas. En este contexto se
ampliaron las barricadas por toda la ciudad, ya desde el principio se haban instalado
algunas en el centro. Llegaron a considerarse alrededor de 1,500.
Ante este auge del movimiento empezaron a desatarse los primeros asesinatos en
el mes de agosto y la aparicin de las caravanas de la muerte. En todo el proceso de lucha
se contabilizaron 23 asesinatos. Para contrarrestar el papel de las radios en el
movimiento, URO cre la Radio Ciudadana como instrumento de comunicacin de la
reaccin.
Para contener las ofensivas de los paramilitares y dotar de seguridad a las
barricadas y a la poblacin, se establecieron medidas de gobierno popular por medio de la
expedicin de bandos de gobierno y mediante la creacin de la Polica Magisterial de
Oaxaca (POMO), as como el Honorable Cuerpo de Topiles. Como consecuencia del
ambiente enrarecido, el 28 de agosto se realiz la primera mesa de dilogo de la APPO y la
173
ofensiva de la APPO fue aprovechada por URO para lanzar su contraofensiva con grupos
paramilitares formados por porros, funcionarios, policas y priistas dispuestos a la
provocacin y al enfrentamiento.
El mismo 27 de octubre a las cuatro de la tarde, en Santa Lucia del Camino ocurri
uno de los enfrentamientos, en el cual un grupo paramilitar asesin al comunero Esteban
Ruiz y a Roland Bradley Will, periodista estadounidense de la agencia de medios libres
Indymedia. En total asesinaron a cinco personas en varios ataques simultneos en
posiciones de la APPO. La fortuna corri del lado de Ulises Ruiz: no slo haba logrado
justificar la intervencin de la Polica Federal, seguramente ya pactada con el panismo
bajo un escenario de caos, sino que hasta haba ganado un aliado, la injerencista
embajada de Estados Unidos, que se pronunci por poner orden en Oaxaca.
Esos hechos sirvieron de base para que Vicente Fox anunciara la incursin de la PFP
el 29 de octubre. Desde la entrada de la carretera que va de Mxico y desde el Aeropuerto
de Oaxaca empezaron a llegar las columnas de la PFP, del Ejrcito Mexicano y de la
Marina.
Ms de 4,500 elementos militares de la PFP, la Fuerza Area Mexicana, Grupos
Aeromviles de Fuerzas Especiales (Gafes) y 120 agentes de la AFI participaron en
el operativo en la ciudad, con el apoyo de ms de 5000 elementos del ejrcito
fuera de la ciudad, el uso de gas lacrimgeno, gas pimienta y agua a alta presin
que contena alguna sustancia que quemaba la piel. Hubo resistencia combativa en
unas cuantas barricadas, pero en muchos casos se impuso la posicin desde la
direccin de la APPO de no confrontar (e incluso, en algunos casos, de recibir la
PFP con flores blancas). Ya para la tarde la gente o se haba dispersado o replegado
a Ciudad Universitaria y la PFP haba tomado el control del centro, con saldo de 3
muertos, varios heridos y docenas de detenidos (MPR, 2008: 66).
La ocupacin militar de la ciudad de Oaxaca de Jurez oblig a la APPO a realizar un
retiro tctico del zcalo de la ciudad (la base de sus operaciones deliberativas y
resolutivas), para evitar un enfrentamiento con fuerzas militares que ocuparon la plaza
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del combate, con la finalidad de sacarlos de Oaxaca y lograr la cada del tirano. Esta
crtica cobr ms sentido luego de la batalla del 25 de noviembre.
Vale la pena detenerse en este punto, ya que, como lo sostuve en el principio del
captulo, las tres batallas aunque no las nicas, s las ms importantes fueron
determinantes en la acumulacin de fuerzas para la parte triunfadora, y como
consecuencia de ello el debilitamiento a la otra. Por eso a priori suena contradictorio que
una victoria, de manera determinista, lleve a una derrota; es decir, que la victoria del 2 de
noviembre trajera como resultado una mala lectura y una sobrevaloracin de la fuerza de
los appistas que de manera natural los condujera a la derrota unas semanas despus.
Cuestiono la lectura determinista ms no la lgica de la argumentacin, que me parece no
slo posible sino obligada porque cada batalla es nica. Para m, la clave est en el anlisis
de las condiciones para confrontar cada batalla y de su definicin tctica. Por lo que
cualquier anlisis en una situacin de derrota incluso puede opacar los logros anteriores
con tal de justificar la cada. Y de la misma forma, suena iluso creer que un triunfo en una
batalla conduce a otro de manera lineal. Para tratar de explicar las causas de los
resultados de esas batallas, empecemos por comprender cmo se produjo la victoria del 2
de noviembre:
En la batalla de Todos los Santos se continu igual, la mediacin poltica con el
enfrentamiento abierto, no s todava, en este caso particular la iglesia jug un
papel fundamental. La iglesia fue ese da mediadora con Ardelio Vargas, que
encabezaba el operativo y yo creo se combinaron ah las dos cosas. En el caso del 2
de noviembre y en el caso del 14 de junio, fue evidente la superioridad numrica y
la determinacin de la poblacin de sumarse masivamente a la solidaridad. La
diferencia con el 2 de noviembre fue la fuerza poltica que haba logrado acumular,
la experiencia que haba logrado, combinado con la presin poltica en el
movimiento. A travs de la iglesia se lleg incluso en dado momento yo no creo
que haya sido as, pero casi, casi, a un pacto para replegar el 2 de noviembre. Es
algo que no se maneja muy bien, en ese momento no s bien si fue pblico, no he
revisado muy bien. En la sede del Arzobispo de aqu, ah platicaron con Ardelio
Vargas, y lleg un momento en que ellos saban que no tenan mayores
179
condiciones para pasar a la ofensiva y que por lo menos les iba a arrastrar un costo
poltico desastroso, o ms todava de lo que represent haberse replegado
(Florentino Lpez Martnez, consejero y vocero de la APPO, militante del FPR;
entrevista realizada el 16 de febrero de 2011).
Para m fue la amenaza de explotar una gasolinera en Cinco Seores eso slo es
broma y ellos lo saben. Muchos se arrogan el mrito, inclusive algunos dicen que
hasta fue permitido. Pero nosotros, que estuvimos ah, vimos la decisin de mucha
gente que ya empezaban a levantar las bombas de la gasolinera, que es muy
grande para prenderlas. Inclusive como esa batalla dur muchas horas, llegaron
personas autorizadas o no s si eran autorizadas, a decir que eso no slo acabara
con ellos sino con todos, decan que 5 kilmetros o ms. Hay compaeros que no
les importa, que aunque les digan se van a morir pero su satisfaccin es decir:
bueno, tambin se van a morir ellos. Me parece fue no ms de una hora, despus
de esa situacin fue cuando por fin ellos deciden irse () porque la lgica militar se
quebr cuando ellos llegan pensando que la nica resistencia que iban a encontrar,
era la de los que en esos momentos estbamos dentro de la universidad, que
ramos unos cuantos para ser sinceros, adentro no ramos ms de 100 personas
() El 2 de noviembre, su lgica militar fue tomar la universidad, pero nunca se
esperaron que tras de sus espaldas se iban a formar contingentes de miles de
personas. Mientras unos luchaban para meterse en la Universidad en el mero
hoyo, otros no pudieron, se quedaron afuera, se encontraba totalmente ocupada.
Pienso que ellos tenan muchos recursos que pudieron haber ejercido, aunque la
batalla fue muy fuerte. A mi modo de ver, fue esa determinacin (David Venegas,
Consejero de la APPO; entrevista realizada el 18 de febrero de 2011).
Cada una de las posturas, tanto del gobierno como de los miembros del
movimiento, tiene razn en algunos aspectos. Por ejemplo, el gobierno tena la intencin
de quitar una barricada (como se lo comunic a un sector de la APPO), pero decidi
avanzar quitando otra y luego tomar Ciudad Universitaria (en realidad pretenda realizar
una operacin de restauracin del orden). Es cierto que a pesar del dilogo roto (luego de
la definicin tomada por la Seccin 22 de retornar a clases), exista interlocucin entre los
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Luego de la batalla, la PFP y las fuerzas policiales del estado generaron un clima de
terror y represin. Realizaron cateos, detenciones arbitrarias y torturas dentro de un
estado de excepcin generalizado. El saldo total fue de 31 desaparecidos, 203 detenidos, y
de ellos, 142 trasladados al penal de Nayarit y 61 al penal de Matamoros.
Con esa derrota, el movimiento se vio obligado a cambiar sus demandas y a
reducirlas a la libertad a los presos polticos. As que las movilizaciones siguientes se
hicieron con el objetivo de mantener fuerza para alcanzar la libertad de sus presos en un
momento en que continuaban las detenciones. En una etapa ya defensiva, las
movilizaciones continuaron el primero de diciembre, y el 10 de diciembre realizaron la
octava megamarcha. Siguieron otras marchas el 22 y 23 del mismo mes.
El balance
La decisin de la dirigencia magisterial de acordar con el gobierno federal su pliego
petitorio gremial y dejar de lado las demandas de la APPO social represent la ruptura de
la unidad de los sectores que compusieron el movimiento social oaxaqueo en 2006. Este
nuevo escenario de divisin fue aprovechado por el bloque gubernamental, que haba
encontrado la oportunidad de una alianza a partir de dos intereses convergentes: el de los
gobernadores priistas, con el inters de defender a Ulises Ruiz frente al bloque social de
los oprimidos, y el de Vicente Fox y Felipe Caldern, para permitir que ste tomara
posesin como Presidente Constitucional luego del fraude electoral en julio de 2006.
Desde del gobierno federal se manejaban dos posiciones en diferentes etapas del
conflicto, la de Vicente Fox y su secretario de Gobernacin, Carlos Abascal, y la del
gobierno entrante con Felipe Caldern. Para Fox, como lo manifest en varias ocasiones,
el conflicto era de carcter estatal porque confrontaba al bloque social representado por
el magisterio y la APPO, frente al hegemnico y autoritario rgimen priista en el estado,
representado en el gobernador Ulises Ruiz. Razn por la cual, en la mayor parte del
conflicto pretendi asumir una posicin distante de las partes por lo que respecta a la
demanda de la cada de URO; incluso manifest la posibilidad de heredar el conflicto al
gobierno de Caldern.
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toda la polica estaba ah, haba polica fuera del circuito zcalo. Haba polica a 15
o 20 cuadras, o a cuarenta, que ya en el enfrentamiento empezaron a cercar a la
APPO desde uno o dos lugares. Esto, haz de cuenta que es un crculo aqu el zcalo,
la polica aqu, la APPO, y estos empujando aqu, () cuando estos fueron al
enfrentamiento cuerpo a cuerpo, y aqu estos, algunos empezaron a quererse salir
de este crculo, llegaron estos. Entonces, muchas de las detenciones no se dieron
en este crculo, sino en ste. La marcha ya estaba disuelta, llega la marcha, llega a
varios puntos, entonces, decide rodear el zcalo () entonces cuando estos
empiezan a avanzar y algunos lados empiezan a tratar de retroceder, la otra rueda
se empieza a achicar. Muchos detenidos no haban participado en la marcha ni en
el enfrentamiento, era gente que a diez cuadras vena caminando y vena un grupo
de gente de APPO corriendo, y estos policas llegan, y levantan a todos. Entonces,
ese fue el asunto, falt un poco ms de planeacin (Marcos Leyva, representante
del Espacio Civil ante la APPO, Integrante de la Comisin nica de Negociacin y
miembro de Educa; entrevista realizada el 18 de febrero de 2011).
Hablemos de la operacin que dise el gobierno y le funcion muy bien. Desde el
movimiento la tctica no cambi porque finalmente traamos un objetivo, no
venamos al choque, venamos al cerco. No habamos planteado la confrontacin.
El Estado dise su tctica. Aqu lo que fue determinante para que nos golpearan
muy fuerte, fue la infiltracin. El gobierno de Ulises, el gobierno federal con las
tropas de aqu, ese seor Medina Mora, Ardelio Vargas, ellos disearon un plan de
infiltracin y provocacin en torno al cerco a las tropas federales en el centro
histrico. Empezaron a crear el choque, la agresin y la respuesta, porque ellos ya
estaban preparados. Tenan incluso, como primera medida de respuesta hacia el
movimiento, eran las mismas estrategias: las resorteras, las canicas, las piedras, la
bazuca. No empezaron de lleno con los gases, las balas. Se prepararon. Nosotros
camos en la provocacin de los infiltrados y finalmente venamos de una
movilizacin enorme desde varios kilmetros, en la tarde, cansados, con todos
esos factores la gente ya no pudo responder igual. A estas horas estbamos
combatiendo ya entrada la noche. La gente ya desorganizada, con muchos
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jerarquizados y tropas adiestradas frente a una multitud desorganizada, sin disciplina y sin
mandos (como generalmente pasa), pues se trata de una batalla en condiciones
asimtricas que se puede ganar con mucho mayor probabilidad.
En esta situacin la polica concentra muchas fuerzas en pocos lugares y fuera de la
vista de quienes posteriormente sern atacados. Incluso si la concentracin o
manifestacin, que es de lo que estamos hablando, no se prev bastante violenta,
se puede llegar a provocar un poco, con detenciones poco justificadas y nada
pacficas unos das antes para calentar el ambiente. Tambin se pueden hacer
"redadas" preventivas a los lugares donde se encuentran habitualmente personas
cercanas a la ideologa de los convocantes con la excusa de buscar drogas o lo que
sea necesario. La "redada" estar especialmente mal hecha y con trato humillante
para encender ms los nimos, si es necesario. La consecuencia previsible de estos
comportamientos previos y el diseo del dispositivo policial es que acabar con
una "batalla campal". Adems de la estrategia previa, en cuanto algn grupo
descontrolado empieza las acciones violentas, las unidades de polica ni se mueven
y cuando la violencia empieza a ser generalizada, la actuacin policial se retrasa
deliberadamente hasta que los daos producidos son socialmente inaceptables. Es
entonces cuando se producen las cargas policiales que en ningn momento
quieren ser disuasorias, no se disimula. Se va directamente contra los
manifestantes, que ya son considerados vndalos, y se les ataca con suficiente
velocidad para que no d tiempo a la fuga y se provoque el enfrentamiento fsico.
En este estadio, los manifestantes atacan a la polica con todo lo que tienen y que
les ha dejado tener, realmente se estn defendiendo, pero no lo parece. Han sido
acorralados. La violencia entre agentes y manifestantes se desata, se personaliza y
se descontrola (Piqu, 2009).
El golpe certero de la victoria de la PFP consisti en definir un plan de operaciones
integral, defensivo y ofensivo, con misiones concretas que incluan infiltracin,
provocacin, informacin y confrontacin; seleccion objetivos de ataque no slo en la
distribucin de sus elementos sino en la quema y saqueo de edificios clave para Ulises;
realiz una accin envolvente; sembr pnico al realizar detenciones masivas para
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4. LA BATALLA DE XOXOCOTLA
El anlisis del movimiento rural de Morelos, en particular de la comunidad de Xoxocotla,
nos ayuda a ubicar el cambio de estrategia y la aparicin de una nueva contradiccin
central prevaleciente en todo el sexenio de Felipe Caldern, con su llamada guerra contra
el crimen organizado. Este caso ilustra un aspecto secundario dentro de la contradiccin
fundamental, que ubico en el dominio del aparato de Estado. Los actores que
protagonizaron este conflicto dentro del bloque social de los oprimidos fueron el
movimiento rural de Morelos y el Movimiento Magisterial de Bases (MMB) en Morelos,
como una expresin del importante movimiento de la CNTE en el pas, mientras que por el
bloque dominante el Gobierno del Estado de Morelos y el Gobierno Federal mediante el
uso de las fuerzas armadas y la seguridad pblica del Estado. La batalla que se libr en
octubre de 2008 entre los dos bloques, tenemos que enmarcarla dentro de la ofensiva
que emprendi Felipe Caldern al imponer su dominacin debido a su ilegitimidad.
Como lo hemos mencionado, el ao 2006 signific un parteaguas en la historia
inmediata del movimiento social en Mxico, lo que tambin fue la expresin ms
importante de un periodo de ofensiva que incluy a Atenco, Oaxaca y el fraude electoral,
pero tambin es ah donde la forma de lucha popular mediante la accin directa y
callejera dej de ser la ms efectiva en este periodo para los movimientos sociales. En
Morelos existen rasgos particulares importantes que tambin abonan a ese mtodo de
lucha, por los hechos de aos atrs con las luchas en torno al Casino de la Selva,
Tlalnepantla y las acciones de los 13 Pueblos en junio de 2007. La confrontacin violenta
de 2008 no puede desligarse de ese anlisis nacional donde prevaleca la contradiccin
principal derivada de 2006, ya que la incursin militar en Xoxocotla fue producto de un
proceso ms amplio que rebasaba el mbito estatal, porque el Estado haba sido superado
en la accin que emprenda la lucha popular y necesitaba reposicionarse mediante el
ltimo recurso: una operacin militar de restauracin del orden.
La nueva estrategia de Caldern sac a las calles a las fuerzas armadas para realizar
operaciones en seguridad pblica contra su nuevo enemigo, el crimen organizado, que
en ningn caso descartaba a los rebeldes. Con esto quiero decir que el nuevo escenario
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estaba diseado para enmascarar una supuesta guerra donde las fuerzas armadas tenan
la libertad de desplegarse por todo el pas supliendo las funciones de las fuerzas policiales.
Por lo tanto, ellos seran los primeros en la lnea de combate en caso de que cualquier
fuerza disidente planteara su oposicin a las polticas del rgimen, y peor an, que se
propusiera cuestionar por medio de la accin directa la ilegitimidad de un Presidente
ungido gracias al fraude electoral. Por eso, el gobierno federal, para cambiar la relacin de
fuerzas frente al verdadero enemigo, el pueblo mexicano, modific su forma de
confrontacin y la sac al terreno pblico y callejero, utilizando abiertamente a las fuerzas
armadas como aliados, para resolver cualquier contradiccin a travs del mtodo militar.
Con esa nueva tctica, los panistas, como parte de la clase dominante, fijaron un nuevo
terreno de confrontacin con nuevas reglas de combate, que en los hechos obligaron al
oponente a modificar su forma de lucha, porque de lo contrario las probabilidades de
perder eran muy altas.
El detonante para el surgimiento del Movimiento Magisterial de Bases, integrantes
de la seccin 19 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educacin (SNTE), fue el
examen de oposicin que haban realizado 2 002 profesores para concursar por 68 plazas,
de los cuales slo 682 acreditaron el examen en una primera fase, por lo que la mayora
de ellos fueron rechazados. Eso provoc que el 18 de agosto de 2008 los maestros
iniciaran un paro de labores indefinido. Las demandas centrales de los maestros fueron en
contra de la Alianza por la Calidad de la Educacin (ACE) y el rechazo a la alianza poltica
entre Felipe Caldern, a nivel federal, y en el estado de Morelos el gobernador Marco
Antonio Adame, con Elba Esther Gordillo. Situacin social que expres la contradiccin
inmediata y que no fue exclusiva de Morelos, sino que tambin despert en ese periodo
una oleada de protestas similares de maestros en los estados de Michoacn, Oaxaca,
Tlaxcala, Puebla y Guerrero.
No abundar en el anlisis del MMB pero s me interesa resaltar la relacin que
guarda con el estudio del movimiento rural en Morelos. La capacidad de movilizacin del
magisterio es de destacar, por eso en lo inmediato coparon el centro de Cuernavaca y,
adems, emprendieron varias movilizaciones en todo el estado gracias a su fuerza. Dentro
del bloque social, el movimiento magisterial es el sector ms organizado y con mayor
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alcanzar la segunda posicin deban confrontar al enemigo. Sin embargo, ambas posturas
se presentaron como excluyentes y generaron la polarizacin interna.
Si los factores que provocaron el debilitamiento interno del MMB y la ofensiva del
rgimen fueron elementos que facilitaron la represin masiva, entonces, cmo se puede
explicar la amplitud del movimiento y el despliegue de acciones tan contundentes? Para
entender la manera en que se lleg a colapsar el estado de Morelos con el paro indefinido
de 76 das y con el bloqueo de las vas de acceso al estado en los primeros das de octubre,
tenemos que considerar este ciclo de protestas como parte de un periodo un poco ms
largo, que comprende de agosto de 2002 hasta 2008. Las claves del ciclo de protesta de
2008 no slo se encuentran en 2007, con el Consejo de Pueblos de Morelos, sino tambin
en las lecciones aprendidas en el proceso general de lucha en defensa del Casino de la
Selva. Estos aprendizajes estn siendo asimilados por el sector popular, que a lo largo de
los aos ha logrado acumular experiencia en la accin ms all de la propia que pueda
aportar un sector, por eso el proceso de radicalizacin de la accin directa viene de los
pueblos y de los padres de familia. En el siguiente apartado dar algunas claves para
entender la forma de combatir del MMB y sus aliados, a partir del aprendizaje asimilado
aos atrs al calor de la lucha.
Las lecciones de la lucha en defensa del Casino de la Selva
La defensa del Casino de la Selva en 2002 estuvo representada por el Frente Cvico Pro
Casino de la Selva, contra la construccin de una Mega Comercial Mexicana-Costco en el
Casino de la Selva, en Cuernavaca, Morelos. El agravio consista en la destruccin del
patrimonio cultural y ecolgico del estado, en cuyo interior existan pinturas, un acervo
histrico y centenares de rboles que fueron derribados para la construccin del centro
comercial. Eso provoc la protesta de varios sectores, encabezada por intelectuales,
artistas, ecologistas y organizaciones diversas, conformados en un frente que aglutin a
ms de 50 organizaciones. Luego de varios meses de lucha tratando de impedir que se
consumara la destruccin del Casino, los vecinos de la colonia del Patio de la Estacin
emprendieron una accin directa, el cierre de viabilidades, que fue desactivado por el
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gobierno del estado encabezado por el panista Sergio Estrada Cajigal. En esa represin
detuvieron a 35 personas, la mayora miembros del Frente.
Ante lo que podra pensarse iba a ser el fin de la protesta y la desarticulacin de
esa lucha, en los siguientes das se empez a construir un nuevo proceso de unidad en la
accin, motivado por el temor a la posibilidad de una represin mayor en caso de aceptar
ese golpe. As que en los siguientes das se activaron las movilizaciones, por todas partes
se expresaron las organizaciones, y tambin las comunidades indgenas se sumaron. En
pocos das se convoc a una gran movilizacin, con la intencin de paralizar la ciudad de
Cuernavaca por cuatro puntos estratgicos hasta llegar al Casino de la Selva: en el Polvorn
salieron los pueblos y organizaciones del sur, entre ellos Xoxocotla; en la glorieta de
Zapata salieron las organizaciones de los altos, como Tepoztln, Tlayacapan y Ocotepec, y
las organizaciones solidarias como el Frente Popular Francisco Villa (FPFV), la CNTE y
Atenco; en el IMSS, los de la regin oriente y las organizaciones sindicales; y del zcalo, las
organizaciones ecolgicas, artsticas y la poblacin de Cuernavaca.
Desde varios das antes, en el nuevo proceso de convergencia se haba planteado
pasar a la tctica de la accin directa. Por su parte, desde el inicio del Frente Cvico,
debido a su conformacin de carcter ecologista e intelectual domin la va de la no
violencia y la desobediencia civil como forma de contender. Por eso el objetivo de las
comunidades como Ocotepec, Tepoztln, Xoxocotla y los solidarios provenientes del
Distrito Federal, entre muchos otros, acordaron culminar la movilizacin con la toma del
predio del Casino de la Selva, como una contraofensiva a la represin ejercida por el
gobierno estatal.
Un da antes de la marcha fueron liberados los miembros del Frente Pro Casino, as
que la columna que sali en marcha desde el centro estuvo representada por los ex presos
polticos. La marcha se convirti en una de las ms grandes para ese periodo, fue un punto
de confluencia para el movimiento de Morelos pero tuvo una implicacin logstica y
tctica. El hecho de que los ex presos, con peso moral por su calidad de liberados, pero
adems, por haber mantenido una lucha por la defensa del patrimonio histrico y
ecolgico, se asumieron en calidad de fuerza dirigente de un proceso que ya no era el
198
mismo, porque en pocos das se haba transformado en una nueva fuerza principal, debido
a su composicin, la masividad de los contingentes y ms que nada a sus nuevos objetivos.
Por ese motivo, influenciados por la represin vivida en carne propia y la tctica de la va
no violenta, decidieron evitar la toma del predio del Casino de la Selva y desviar la marcha
para hacer una toma simblica de una Comercial Mexicana cercana. El despliegue logstico
incidi porque ellos salieron del centro, debido a las condiciones del lugar y la distancia,
llegaron antes que todas las otras columnas, y por eso cuando stas pasaron por la puerta
del predio para ah realizar el mitin y luego tomarlo, ya era imposible por la inercia de la
movilizacin, porque si se tomaba se hubiera hecho con menos fuerza, generando una
divisin interna en los hechos, debido a que los dos mtodos de lucha se excluan.
Nosotros los del movimiento social nos damos cuenta que es injusto reprimir a
gente como los del Casino, es un inicio de otras represiones ms fuertes y va para
ms gente. Habra que dar una respuesta y nos organizamos por zonas norte, sur,
este, oeste y creamos una gran marcha, como 20 mil gentes y cada quien por su
zona cre las condiciones de una coordinacin. Nosotros acordamos llegar al
centro y liberar a los compas o paralizar al estado, pero tomar la tierra del Casino.
Desgraciadamente, un da antes sacan a los dirigentes y no sabemos por qu
definieron no hacerlo. Cuando bamos al Casino a tomarlo, hicieron una marcha
para tomar simblicamente la Comercial Mexicana, yo directamente habl con los
dirigentes, (les dije) vamos a tomar las tierras, ya acordamos eso. Pero no quisimos
que la gente se violentara, los rebasara y los iban a golpear, y dejamos que se
hiciera la marcha que no sirvi para nada. Dejamos perder un gran momento
(Armando Soriano, originario de la comunidad de Xoxocotla; entrevista realiza el
27 de noviembre de 2010).
Lo que fue un proceso de convergencia tambin se convirti en un punto de
quiebre, porque se trat de un error de clculo poltico, ya que los dirigentes del Frente
Cvico no se dieron cuenta de que las condiciones sociales, polticas y organizativas haban
cambiado. En ese momento el Frente Cvico era un referente importante por ser el que
haba llevado la direccin del movimiento en su origen, pero no ms que el frente amplio
que se haba conformado producto de las nuevas condiciones, con el objetivo de luchar
199
contra la represin. Por eso la megamarcha represent la primera accin del nuevo
esfuerzo, que por su integracin se configuraba con una nueva estructura, y con ello una
nueva direccin amplia, surgida de la fuerza principal que aglutinaba los nuevos
contingentes. El hecho de tomar el predio del Casino era la demostracin de fuerza de un
movimiento que quera probar sus lmites; el siguiente paso era cambiar los objetivos, ir
ms all de la defensa del Casino porque si se lograba esto, la demanda sera la cada del
gobernador Sergio Estrada Cajigal, algo similar a lo vivido cuando se ech del poder a
Jorge Carrillo Olea, en 1997. Si no se lograba esto, el clculo era que al menos s se lograra
el rescate del Casino.
Despus de esa decisin, que desde mi punto de vista fue incorrecta, hay un punto
de quiebre, porque ya se ve como una necesidad de que las decisiones sean
tomadas de manera ms incluyente y que las iniciativas sean ms plurales, es decir,
que se saca como conclusin que no es posible que slo un sector aislado resista
(Jos Martnez Cruz, miembro de la Comisin Independiente de Derechos
Humanos de Morelos; entrevista realizada el 19 de noviembre de 2010).
Lo anterior provoc que luego de esa maniobra equivocada, algunas
organizaciones que en su momento se opusieron a la accin directa, poco tiempo despus
plantearan la toma del Casino o su destruccin; el nico problema es que ya era
demasiado tarde, la fuerza ya no exista, la derrota se la haba propinado el propio
movimiento por un error estratgico (porque no slo signific la derrota del bloque social
sino que tambin le cost aos para reponerse). A pesar del desenlace, las lecciones que
provienen de los errores cometidos en un proceso social de este tipo son importantes,
porque surgen de la experiencia colectiva y posteriormente seran aplicadas a los procesos
de 2007 y 2008. Sin embargo, no todo fue as, porque en el Movimiento por la Paz con
Justicia y Dignidad, del ao 2011, un personaje secundario en el Frente Cvico de 2002, el
poeta Javier Sicilia, tom un papel protagnico como vctima de los efectos de la
estrategia de Caldern; de la misma forma reuni en su primer crculo a varios de esos
dirigentes excarcelados del Frente Cvico, reproduciendo de manera inadecuada el
mtodo de la no-violencia para encarar esa contradiccin, con resultados muy costosos
para esa nueva lucha.
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iba a salir menos agua, por esa razn nos inconformamos (Sal A. Roque Morales,
originario de la comunidad de Xoxocotla; entrevista realizada el 19 de noviembre
de 2010).
Sin duda que la experiencia de lucha se vio condensada en este momento, porque
no slo entendieron que haba que unir fuerzas sino que pasaron al plano de la accin
directa, en un hecho indito hasta ese momento:
es una accin coordinada de levantamiento de muchos pueblos, que tiene
barricadas, que tiene comisiones, que estn coordinados miles de habitantes de la
regin, con retenes en la entrada de cada uno de los pueblos. Estrangulan la
economa de la regin sur. Estrangulan al gobierno, lo paralizan. No le permiten
que aplique lo que haba realizado en Tlalnepantla y Temoac. Enviar a miles de
policas y golpearlos por separado. Es la primera ocasin en que logran disear una
tctica mucho ms eficaz para defender sus derechos (Jos Martnez Cruz,
miembro de la Comisin Independiente de derechos Humanos de Morelos;
entrevista realizada el 19 de noviembre de 2010).
La accin dur doce das, al grado de que la regin sur-poniente de Morelos qued
prcticamente cercada e incomunicada. Este ciclo de protesta fue la demostracin de
fuerza ms importante que emprendieron los pueblos de manera conjunta y con un
programa comn en los ltimos aos. Podemos ubicar ese momento como clave en el
proceso social de Morelos, porque es detonante de lo que vendra despus, pero no
podra explicarse sin los antecedentes que lo llevaron hasta ah, y ponindolo en
perspectiva, de aquello que vendr, porque toda esa acumulacin de experiencia est
construyendo un proceso que puede identificarse estudiando los rasgos a partir de cada
una de sus etapas anteriores.
Pocos aos antes, en Morelos se haba presentado la emergencia de luchas por la
defensa del medio ambiente, en contra de varios proyectos promovidos por los gobiernos
panistas para privilegiar a empresarios en diversas escalas. De ah que surgieran las luchas
en contra de los basureros a cielo abierto o rellenos sanitarios en Alpuyeca, Tetlama,
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203
Por eso los pueblos, los padres de familia y el magisterio decidieron, a principios de
octubre de 2008, realizar varias protestas en las regiones del estado. La comunidad de
Xoxocotla realiz bloqueos por varios das a la carretera federal en apoyo a los maestros;
otras comunidades como Tetela del Volcn, Zacualpan, Temoac, Jantetelco, Jonacatepec,
Tepalcingo, Axochiapan y Ayala, cerraron las inmediaciones de Amayuca, en la zona
oriente.
Las condiciones estaban dadas para que los maestros junto con las comunidades y
los padres de familia trataran de echar abajo la ACE por medio de la accin directa. El 7 de
octubre los maestros y pobladores de Tres Maras bloquearon la Autopista MxicoCuernavaca, lo que desat la confrontacin con las fuerzas estatales, con un saldo de seis
detenidos y 20 lesionados. En el sur del estado tambin se agudizaron los bloqueos y la
confrontacin con ms de 500 policas en la misma va de comunicacin a la altura de
Tequesquitengo, donde fueron apoyados por cientos de habitantes y padres de familia de
los poblados de Xoxocotla, Tequesquitengo, Tehuixtla, Jojutla y Tlatilzapn (Poy y Morelos,
2008).
Al da siguiente, en el cierre del crucero de Amayuca (que conecta cuatro puntos: la
va que comunica con Izcar de Matamoros, Puebla; la que lleva al centro de Amayuca; la
que va a Tepalcingo y Atotonilco; y la va Cuautla-Cuernavaca) se desat la confrontacin
cuerpo a cuerpo entre la Polica Federal Preventiva (PFP) y los estatales, contra los
manifestantes. Para ello utilizaron seis helicpteros desde donde lanzaron gases
lacrimgenos. El resultado fue de 49 detenidos, 20 heridos, varios lesionados, un triler
quemado y varios automviles destrozados. En esa refriega algunos maestros acudieron a
refugiarse en las casas, hasta donde entraron los policas a detenerlos. A la par, mientras
esto ocurra, en Xoxocotla los policas intentaron desalojar a sus pobladores, pero no
pudieron, la gente de los pueblos de la regin lo impidi, al grado de que retuvieron a 16
policas con la finalidad de exigirles que se retiraran a cambio de su entrega (Morelos,
2008a). En esa batalla la victoria fue para Xoxocotla.
Desafortunadamente s hubo desgracias, heridos, intimidacin, pero la gente no se
dobleg, sino al contrario, se enfrent y se detuvo a 16 policas. Los cuales se
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siempre es
falso
el
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206
207
CAPTULO V
EL DILOGO Y OTRAS FORMAS PACFICAS
campaas de agitacin. Qu decir de Atenco, que hizo lo mismo, en dos perodos distintos
cambi de tctica y recurri a un mtodo pacfico, como es una campaa para liberar a
sus presos polticos de 2006. El caso del Movimiento el Campo No Aguanta Ms resulta
ilustrativo porque su accin se bas en la presin por medio de la movilizacin masiva y la
apuesta por el dilogo y la negociacin con el gobierno.
La caracterstica que se puede destacar en todos ellos es que al usar esos mtodos
pacficos le dieron importancia a la accin masiva, pero en particular ninguno renunci al
antagonismo frente al enemigo.
directamente un actor del mundo rural mexicano. Para ello har un breve anlisis
apoyndome en la visin de otro protagonista desde un ngulo distinto en este
importante proceso, Miguel lvarez,20 miembro de la extinta Comisin Nacional de
Intermediacin, que se encarg de cumplir con tareas de mtodo y definicin estratgica
del dilogo junto a don Samuel como mediador y otros integrantes de la desaparecida y
citada Comisin.
Antes de adentrarnos en el tema zapatista recojo algunas consideraciones que
plantea Miguel lvarez sobre el dilogo y la negociacin en los movimientos sociales de
Mxico. Nos dice que los movimientos sociales generalmente atoran sus luchas en las
lgicas de tctica y coyuntura, que terminan limitando la dimensin estratgica, por lo
que su mtodo de lucha lo basan en la confrontacin y la movilizacin, como si la fuerza y
la represin les fuera a rescatar soluciones del Estado; debido a las caractersticas del
rgimen autoritario basado en el corporativismo, el clientelismo y la prebenda para la
gestin, se ha generado mucha desconfianza en los movimientos por los fines que
persiguen, por eso es difcil que manejen la negociacin como una forma de victoria y de
lucha como una opcin, a veces resulta una opcin vergonzante, que se niega. El gobierno
tiende a tratar los asuntos sociales como un problema de peticionarios, no hay
reconocimiento de interlocutores, de pares ni de partes, opera lo que desde la Conai le
llamaron el mtodo ventanilla: el Estado define el lugar, el tiempo, la forma y las
condiciones en que tiene que ser presentada la solicitud de demanda, cierra la ventanilla,
valora y responde, no hay manera de discutir, ajustar o contraponer esa lgica.
Generalmente los movimientos se animan a una mesa sobre la base de una apuesta
tctica, no hay una apuesta estratgica para jugrsela en esa ruta, en la idea de que
dependiendo del peso de la movilizacin es lo que se puede lograr en la mesa; la
posibilidad de una mesa de dilogo y negociacin pasa por cambiarle el modelo al Estado,
en donde haya interlocutores y partes no slo para pedir sino para tener posturas y
discutir la solucin; el problema es que se ha impuesto la lgica de fragmentacin de
20
Miguel lvarez Gndara, integrante del equipo de don Samuel Ruiz en los Dilogos de Catedral y San
Andrs, secretario tcnico de la Conai ampliada, miembro de Serapaz, actualmente juega el papel de
mediador en varios conflictos nacionales e internacionales.
210
212
comandancia zapatista y en la mediacin la Conai, por medio del Obispo don Samuel Ruiz.
Por ello, al fijar sus posturas de disposicin al dilogo, ambas partes tambin
establecieron algunos planteamientos de agenda, procedimiento y seales como la
liberacin por parte del EZLN del general de divisin Absaln Castellanos Domnguez, ex
gobernador de Chiapas, entre otras, as como el planteamiento del gobierno federal de
una ley de amnista, que levant mpula en el EZLN al grado de contestar: de qu nos van
a perdonar y quin puede perdonarnos? El 21 de febrero de 1994 comenz el dilogo en
San Cristbal de las Casas.
Ante las nuevas condiciones, los zapatistas redujeron la demanda poltica
planteada en la Primera Declaracin de la Selva Lacandona, en especial la de deponer al
titular del Ejecutivo federal a cambio de slo exigir la salida de todo su gabinete. Situacin
que oblig al EZLN (1994b) a demandar la realizacin de una eleccin libre y democrtica,
con igualdad para las organizaciones polticas que luchaban por el poder y con el respeto
de la voluntad mayoritaria. Recordemos que en ese ao se celebraron las elecciones
presidenciales. El punto que se aclar, como condicin de lo anterior, fue que se
demandaba la renuncia del titular del Ejecutivo federal y de los titulares de los Ejecutivos
estatales que hubiesen llegado al poder mediante fraudes electorales. Asimismo, que para
garantizar la realizacin de elecciones limpias se autorizara a ciudadanos y organizaciones
a vigilar ese proceso electoral para darle legitimidad.
El nuevo pliego petitorio (EZLN, 1994c) se extendi por tantas propuestas
generales y consisti en 34 puntos. Entre otros: la realizacin de elecciones libres y
democrticas; la renuncia del gabinete del gobierno federal y el de los estados que
hubieran llegado al poder mediante fraudes electorales descarados; el reconocimiento
del EZLN como fuerza beligerante; el fin del centralismo para alcanzar la autonoma
indgena; elecciones generales para Chiapas; electrificacin de comunidades indgenas; la
revisin del Tratado de Libre Comercio, ya que no considera a los indgenas; retorno al
espritu del artculo 27 constitucional; construccin de hospitales; derecho de los
indgenas a la informacin; construccin de vivienda indgena; erradicacin del
analfabetismo indgena; oficializacin de las lenguas indgenas; trabajo justo; autonoma
traducida en trminos de autogobierno y justicia indgena; que una Comisin de Paz con
214
Justicia y Dignidad vigile el cumplimiento de los acuerdos; y, que la ayuda a las vctimas
del conflicto llegue a las comunidades.
El zapatismo estaba consciente de los lmites y los alcances de estos acuerdos, al
grado de que reconocan que el nivel alcanzado nicamente se reflejaba en el papel,
porque faltaba que se cumplieran. No obstante, tambin estaban conscientes del peso
que tenan sus demandas y de su capacidad de ganarlas en la mesa. Por eso, la renuncia
del Presidente no la planteaban como una demanda irrenunciable sino que decan:
Es la sociedad civil la que tiene esa autoridad moral y entonces, cuando nosotros
decimos que haya democracia, no nos casamos tanto con la renuncia del ejecutivo
federal, sino que damos otra opcin, () entreguen el poder electoral, no al
ejrcito zapatista, no a un partido poltico de izquierda, de derecha o de centro.
Entrguenlo a una sociedad civil sin partido, sin compromisos con el gobierno y
que ellos califiquen el proceso electoral. Legitimen sus resultados, para que la
sociedad diga: no pues s, este gan y no es necesario tomar las armas; no es
necesaria la violencia en un sentido ms amplio, que no es slo tomar las armas,
sino hacer otro tipo de movilizaciones y que sea clave el resultado (Marcos, citado
en Conai, 2002b).
Para ambas partes el dilogo pareca estratgico, aunque en realidad se convirti
en tctico ya que el gobierno federal ansiaba mandar un mensaje a la comunidad nacional
e internacional de su capacidad poltica para garantizar la gobernabilidad en el pas. Por
eso, su objetivo era alcanzar el acuerdo de paz, es decir, tomarse la foto firmando la paz
con los rebeldes. Sin embargo, el segundo paso era el cumplimiento de los acuerdos, el
tercer paso era la firma total de cese al fuego, y el cuarto, los acuerdos y garantas para el
desarme. Para el EZLN, en voz del Comandante Tacho, el dilogo sirvi para darnos a
conocer y nosotros conocer mucha gente. Sirvi, pues, para explicarles quines somos y
por qu luchamos (citado en Muoz, 2003: 98). De la misma forma, para explorar la
posibilidad de convertirse en una organizacin social o poltica de nuevo tipo.
215
21
Sin embargo, despus de incumplimientos de la parte gubernamental a los acuerdos de San Andrs, luego
de una nueva crisis el 11 de julio 1996, se modificaron las reglas generales de la agenda, formato y
procedimiento de negociacin para aceptar que los acuerdos de San Andrs tendran un carcter vinculante
entre las partes.
219
Todas las partes aprendieron del primer modelo de dilogo. Sin embargo, la Conai
como mediacin tena que responder ante un conflicto desigual con la lgica de la
equidistancia, donde no se juega un papel de neutralidad porque su papel era servir al
proceso de paz no slo de pacificacin, la clave consiste en la solucin a la causa. En las
mesas, los gobiernos no dejan que crezca el actor dbil, por eso lo central en esa lgica se
encuentra en que el actor vaya creciendo en la medida que avanza la mesa, slo as podr
obtener la victoria. Aun antes de iniciar la disputa de los contenidos y proyectos, lo mejor
es establecer reglas que favorezcan a las partes pero estamos hablando de un conflicto
asimtrico, as que el papel de la mediacin fue crucial en la construccin de la
metodologa, reglas de procedimientos y formatos.
El dilogo de San Andrs Sacamchem (de los pobres en tzotzil, como lo llamaron
los zapatistas) constituye el foro de la sociedad civil ms importante de finales del siglo XX
y fue un ejercicio social indito para la construccin de la incipiente democracia en
Mxico. Tal como lo reconocieron los zapatistas en el documento El dilogo de San Andrs
y los derechos y cultura indgenas. Punto y seguido (1996), de haber convertido lo que
pudiera haber sido solamente una negociacin entre dos partes en un dilogo abierto,
participativo e incluyente, de cara a la sociedad y con la participacin de las ms amplias
corrientes de opinin, de todos las que se pueden involucrar en la discusin del tema. Es
por ello que los zapatistas lo definieron como el espacio de una estrategia ms amplia de
transformacin profunda de las relaciones entre los mexicanos.
Pero a pesar de ello, no deja de advertirse que el dilogo alcanzado reflejaba la
realidad del sistema poltico mexicano, representado por un presidencialismo que haba
penetrado todas las esferas de la estructura poltica de la nacin, en donde llegar a un
acuerdo con el Ejecutivo prcticamente significaba llegar a un acuerdo con los otros
poderes de la Unin, por el control que tena entonces el partido de Estado. Sin embargo,
en este caso la palabra presidencial siempre fue ambigua.
El dilogo cumpli su fin en cada una de las partes. Para los zapatistas result una
apuesta estratgica, y ante ello el propio EZLN no se reconoci como una fuerza que
negociaba para desaparecer o rendirse, sino como una organizacin armada, de fuerte
220
base social, que trataba de convertirse en fuerza poltica nacional. Mientras que para el
gobierno federal el dilogo tuvo un carcter eminentemente tctico. Al respecto,
Hernndez (2000: 220) comenta que la verdadera oferta del Gobierno (nunca explicitada)
no era otra que San Andrs era la va para la reinsercin de los rebeldes en la vida civil sin
otorgarles conquistas polticas significativas, permitindoles la construccin de una salida
decorosa. Desde esta perspectiva, los Acuerdos en materia de derechos y cultura indgena
fueron la carnada para que los zapatistas no trataran de descarrilar el proceso de
reinsercin.
Un punto central del debate que no fue aceptado por el gobierno y por lo cual el
EZLN tuvo que ceder en sus pretensiones con el afn de avanzar, consisti en la creacin
de un cuarto piso de gobierno, constituido por regiones autnomas pluritnicas que
abarcaban varios municipios y comunidades, que representaba el reconocimiento
explcito del pluralismo jurdico de la nacin. Es decir, un punto realmente importante
para el desarrollo del proceso autonmico de las colectividades socioculturales, que el
gobierno federal se neg en principio a negociar y posteriormente en una postura flexible
reconoci slo el mbito municipal y comunal. Otro elemento para tal acuerdo, que limit
el alcance de los niveles de autonoma acordado, es que la delegacin zapatista, junto con
sus asesores, aceptaron la propuesta del municipio mayoritariamente indgena, y se pas
adems a la figura de asociacin entre municipios indgenas.
Los acuerdos de San Andrs se firmaron el 16 de febrero de 1996, los puntos
centrales del documento implicaban reformas constitucionales en donde se reconoca la
autonoma y se otorgaba el reconocimiento a las comunidades y pueblos indgenas como
entidades de derecho pblico; el derecho de asociarse a travs de sus municipios; legislar
para la proteccin de sus tierras conforme al Convenio 169 de la OIT; concesiones para la
explotacin y aprovechamiento de sus recursos; legislacin en materia de representacin
poltica en las instancias legislativas federal y local, delimitando sus distritos electorales,
as como garantizar la eleccin de sus autoridades de acuerdo a sus normas en el mbito
de su autonoma; legislar sobre el libre ejercicio de sus culturas y el acceso a los medios de
comunicacin, entre otros.
221
acuerdo con Miguel lvarez, ex secretario tcnico de la misma, quien considera algunos
errores que son:
1) No haber previsto que a la reforma constitucional, derivada de cualquiera de los
siete temas particulares, le iba a pasar como le pas a la de derechos y cultura
indgena, que al entrar como un tema solito acab siendo dbil para todo el
andamiaje constitucional, y acaba perdiendo impacto a diferencia de la propuesta
de conjunto. Debimos haber esperado a llevar una propuesta articulada de
derechos y cultura indgena, democracia y justicia, bienestar y desarrollo, situacin
de la mujer, derivada de todas las mesas que integraban la propuesta, entonces
haber hecho la presentacin de la reforma constitucional con otro tamao. Haber
resuelto en la lgica donde haba voluntad poltica, no que en donde no lo haba, lo
iban a trabajar. A nadie se nos ocurri en el diseo del modelo: cada tema tiene
su proceso de firma (de acuerdo), pero aquellas reformas que se deriven
necesarias se articularn con el resto de los otras temas para integrarlas en un
conjunto; 2) Debimos haber previsto que la Cocopa deba tener capacidad
legislativa, no tena capacidad de propuesta, por lo tanto no era vinculante lo que
propona; 3) Los acuerdos se deben firmar no en su forma y redaccin de
documentos polticos sino hasta despus que est detallado su cumplimiento,
calendarios, responsabilidades; si no, estaba el hueco entre la firma y el
cumplimiento, se queda libre para interpretar y bajar a quien se le encarg. El
dilogo debe llegar al grado de cuidar que el acercamiento se siga dando en el
marco donde hay voluntad poltica eso s lo dijimos pero no logramos pesar en el
nimo del EZ; 4) La Comisin de Verificacin se instal y nunca pudo operar, se
convirti en un mecanismo disfuncional que le hizo falta al proceso, debi haber
sido constituida a la par de Conai y Cocopa, con otro formato distinto.
El dilogo con el gobierno represent un largo proceso que dej grandes
aprendizajes a los bloques en contradiccin; sin embargo, su resultado no refleja toda la
capacidad del movimiento armado para emprender estrategias y tcticas con la finalidad
de alcanzar sus objetivos particulares. Muchos dilogos del movimiento social con el
gobierno tienen como referente a ste, tanto en el diseo de los formatos como en las
223
metodologas, los alcances y los resultados. Desafortunadamente, hasta ahora no hay una
experiencia victoriosa de relevancia con este mtodo. Ms all de eso, si no se realiza un
anlisis cuidadoso quiz las conclusiones puedan ser errneas, en particular aquella que
pretenda postular que cualquier dilogo y negociacin frente al gobierno es de principio
un fracaso, peor an si esa conclusin se pretende aplicar como principio determinista
para todos los movimientos concretos.
224
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Tal como lo expresaron en el Manifiesto de Ciudad Jurez el 1 de enero de 2003 (citado en Cuadernos
Agrarios, 2003: 45).
225
El programa
A fines de 2002, una nueva crisis en el sector rural sac a las calles a los campesinos de
Mxico. Las condiciones obligaban a las organizaciones campesinas a unificarse en torno a
tres nuevos agravios: el 1 de enero de 2003 se eliminaran todas las barreras comerciales
de casi la totalidad de los productos agropecuarios, a nueve aos de la entrada en vigor
del Tratado de Libre Comercio de Amrica del Norte (TLCAN). En Estados Unidos se haba
aprobado la Ley de Seguridad e Inversin Rural, que incrementaba alrededor de 80 por
ciento los subsidios al campo. Mientras que en Mxico, Vicente Fox mandaba al Congreso
un presupuesto agropecuario menor en un 7 por ciento al del ao anterior. Las
condiciones estaban dadas. Muchas voces empezaron a cuestionar las asimetras
profundas en las polticas pblicas para el campo entre los pases integrantes del TLCAN,
la demanda central que nos empieza a juntar es la crisis permanente desde Miguel
de la Madrid hasta ac, y una serie de polticas neoliberales que la encarna ms
Carlos Salinas de Gortari. En ese marco, el tema de la negociacin del TLC y la falta
de polticas para el campo. Nosotros veamos el tema ms all del asunto de una
moratoria. El acuerdo ms puntual era la renegociacin basada en que Estados
Unidos tiene definida una poltica para el campo, por lo regular son cada 5 aos,
tiene definidos un tema en el asunto de los apoyos y tiene definidos qu reas en
el campo o qu productos se impulsan y se generan con apoyos. El gobierno
mexicano no lo tiene ac. Tenamos nada ms un Procampo, que en su momento
cuando apareci decan que era 100 dlares, ese Procampo en verdad nunca lleg
a eso, siempre anduvo entre los 90 dlares, frente a un tema de apoyos muy
definidos de paquetes que traan los gringos que andaban arriba de los 16 mil
dlares (Marco Antonio Ortiz, integrante del MCNAM, miembro de CODUC;
entrevista realizada el 7 de junio de 2013 en la Ciudad de Mxico).
A fines del 2002 tenamos precios bajos de los productos agrcolas sin precedentes.
Hubo periodos de precios relativamente altos en los 70 y despus una baja en los
90, la mayor parte del 90 al 94, pero estbamos ante una situacin sin precedente.
En la mayora de los productos agrcolas haba precios muy bajos, por ejemplo, el
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24
Dentro del sector campesino, la CNC y las Ligas de Comunidades Agrarias fueron pilares del
corporativismo del Partido Revolucionario Institucional, al igual que el sector obrero representado por la
Confederacin de Trabajadores de Mxico (CTM), y el sector popular, integrados en la Confederacin
Nacional de Organizaciones Populares (CNOP) (Bartra, 2005: 45).
229
25
Por iniciativa de Carlos Salinas de Gortari, a principios de 1989 convoc a la creacin del CAP, firm la
oficialista CNC y varias organizaciones que en su momento haban firmado un Convenio de Accin Unitaria
(CUA). No se sumaron a esta convocatoria la CNPA, el FDCCHIH y el CNPI (Bartra, 2005: 49).
230
TLCAN (Quintana, 2004: 66-67). Debido a esos alcances el proceso tena que
desarrollarse en otro terreno.
La mesa de dilogo
El 1 de enero de 2003 amaneci con la toma simblica del Puente Internacional de
Crdoba de las Amricas, en Ciudad Jurez, desde donde lanzaron un manifiesto con una
contraofensiva de paz, de razones, de propuestas, de acciones de desobediencia,
poniendo como eje una propuesta de Dilogo Nacional para la Salvacin del Campo
Mexicano con actores sociales, polticos, culturales y econmicos. Dentro de lo que
denominaron la estrategia de nuestra contraofensiva, propusieron acciones de
resistencia civil, recursos ante la Suprema Corte de Justicia, recursos ante la Corte
Interamericana de Derechos Humanos, reiteracin de sus propuestas al Legislativo, entre
otras acciones. Con ello orientaron su tctica en el dilogo. Dentro de las acciones
convocadas se realiz una huelga de hambre en el ngel de la Independencia desde el 6
de enero que culmin con un foro el da 15 de ese mes.
Estas acciones obligaron al gobierno de Vicente Fox a llamar a un Dilogo de Los
Pinos, el 6 de enero. se fue el primer formato planteado bajo las reglas del gobierno
federal, el MCAM entra en terreno minado. El jefe del Ejecutivo y sus secretarios ofrecen
morralla presupuestal, emprenden campaas mediticas para engatusar a la opinin
pblica y tratan de quebrar la incipiente alianza campesina; entretanto, del lado gremial la
CNC intenta negociaciones bilaterales mientras la fraccin priista del CAP oferta con
descuento sus devaluados servicios de esquirol. Pero los tiempos han cambiado: el nuevo
gobierno no dispone, como los anteriores, de solcitas clientelas rurales, el corporativismo
priista an no logra acomodarse a las nuevas circunstancias y esta vez los campesinos
estn de veras enojados (Bartra, 2003: 16). Este formato fracas, debido a la intencin
del gobierno de acotar hasta lo mnimo el mtodo para alcanzar el Acuerdo Nacional del
Campo.
La conclusin fue simple, si con las acciones de diciembre no haba alcanzado para
obligar a la moratoria o la renegociacin, las condiciones de un dilogo con el gobierno
231
tampoco daban para ganar en la mesa, para eso haca falta ms fuerza. En esas
circunstancias, como parte de la estrategia de acumulacin de fuerzas propias,
convocaron a una jornada de movilizacin y protesta el 20 de enero, que comprenda el
bloqueo de carreteras, la toma de oficinas pblicas, mtines, entre otras acciones. A pesar
de que haba voces que buscaban la incorporacin de ms sectores, de incorporar a ms
organizaciones de los estados, muchas de ellas ya formaban parte de organizaciones
nacionales, en eso consista el debate, de ampliar el movimiento o entrar de lleno a la
negociacin con los liderazgos ya definidos desde el centro; sin embargo, las distancias
polticas de forma y fondo tambin jugaron su papel. De ah que resultaba necesario hacer
a un lado las diferencias partidistas para identificar a las organizaciones que estaban
impulsando el mismo programa, porque era la contradiccin la que los unificaba frente al
nuevo gobierno,
se fueron acercando los planteamientos de estos referentes, el CAP, las
organizaciones del desplegado y la CNC en esa coyuntura, quiz est mal que yo lo
diga, pero me toc ser Secretario Tcnico del CAP, tena una excelente relacin con
El Campo No Aguanta Ms, las organizaciones del CAP y con Heladio Ramrez de la
CNC. Fui un factor para acercar las posiciones, convencer a la CNC, a Heladio y Cruz
Lpez de salir a la movilizacin el 31. La CNC acept, El Barzn, la ANEC y otras
organizaciones del Campo No Aguanta Ms aceptaron que marchramos juntos. Se
dio un gran movimiento de esta naturaleza, nutrido por estas vertientes
campesinas y etiquetado por aquel desplegado de ese nombre, y as se le qued a
esa expresin campesina. Creo yo que hay que reconocer una coyuntura, era justo
el reclamo, era la primera vez que se vea un movimiento unido, tanto de priistas,
perredistas y no perredistas (Max Correa, integrante del MCNAM, miembro de la
CCC y del CAP; entrevista realizada el 5 de junio de 2013 en la Ciudad de Mxico).
Ante esta necesidad, el frente campesino en construccin junto con otras
organizaciones como la Unin Nacional de Trabajadores y el Frente Sindical Mexicano,
decidieron convocar a la marcha del 31 de enero que reuni a ms de 100 mil
participantes. Esa accin represent el mayor acto de demostracin de fuerza del
movimiento campesino en la historia reciente en nuestro pas. Fue la cspide de un
232
proceso social que necesitaba acumular fuerza para hacer ganar su programa, y para ello
tena que desarrollar una estrategia que le permitiera combatir en el terreno no violento
para obligar a los poderes de la nacin a cambiar de modelo con la finalidad de salvar el
campo.
La estrategia general fue por etapas: uno, construir una coalicin de
organizaciones campesinas, nacional, plural, diversa, en torno a una agenda de
demandas estratgicas; dos, el tema, es decir, vamos a llevar a cabo una serie de
acciones de creacin de simpatas de los ciudadanos, principalmente de la
poblacin urbana y sindicatos para apoyar nuestra agenda de lucha; tres, vamos a
hacer acciones para tener incidencia en la agenda de los medios; cuatro, vamos a
hacer algunas acciones de presin importantes para forzar a una negociacin en
otras condiciones. De esta manera que aqu ubico unas acciones: la toma del
Puente de las Amricas, el ayuno el primero de enero y la marcha multitudinaria el
31 de enero (Vctor Surez, integrante del MCNAM, miembro de la ANEC;
entrevista 9 de marzo de 2011 en la Ciudad de Mxico).
La marcha fue todo un xito. Sin embargo, esa fuerza slo bast para obligar al
Ejecutivo federal a aceptar un nuevo formato de dilogo encabezado por la Secretara de
Gobernacin, como parte de una segunda etapa del movimiento. El formato consisti en
ocho mesas de dilogo sobre: I. Papel del campo en el proyecto de nacin; II. Presupuesto
y financiamiento para el campo; III. Desarrollo y poltica social para el campo; IV.
Ordenamiento de la propiedad rural; V. Medio ambiente y desarrollo rural; VI. El campo y
la gobernabilidad; VII. Agenda legislativa para el campo; VIII. Comercio interior, exterior y
TLCAN.
El acercamiento que se fue haciendo entre estos grupos, CNC, CAP y Campo No
Aguanta Ms, nos llev a construir juntos un documento que se present de
manera conjunta, un planteamiento programtico. Yo contribu mucho a que se
diera el acercamiento en las oficinas de Didoro Carrasco, un grupo con Vctor
Surez, la UNORCA, el CAP, la CNC con Cruz Lpez, empezamos a construir una
propuesta comn para llevar a una negociacin con los gobiernos y planteamos
233
De acuerdo con Quintana (2004: 78-79) la postura del FDCCHIH para no firmar el
acuerdo consisti en que es un documento que no llama a la cosas por su nombre: no es
un Acuerdo Nacional, sino un convenio inicial, que no deba ser publicitado tan
pomposamente; el Acuerdo tiene un contenido ms poltico-electoral que de
reivindicaciones concretas para los campesinos; no se ve muestra de voluntad poltica del
gobierno de cambiar la relacin con los campesinos; no se compromete el gobierno a
excluir el frijol y todo el maz del TLCAN. El maz blanco slo representa 200 mil toneladas
de los 6 millones que se importan cada ao; no hay un compromiso para revisar el artculo
27 constitucional; no hay compromisos del gobierno por cumplir los Acuerdos de San
Andrs26; en general el gobierno concede muy poco de lo que estaba obligado a hacer.
Para evitar una ruptura mayor, UNORCA27 y el FDCCHIH plantearon que ms all de
la firma o no del ANC, lo ms importante era la unidad del movimiento. Es muy
interesante la postura que adoptaron estas dos organizaciones, que al final junto con la
UNOFOC decidieron no firmar, en particular porque los representantes de UNORCA Y
FDCCHIH fueron parte de la comisin de redaccin del documento junto con los
representantes gubernamentales. Es decir, resulta extrao que los que se deslinden sean
ellos y no las dems organizaciones. Esto quiere decir que la fuerza del movimiento o bien
sus oficios como relatores no fueron suficientes para hacer valer sus posturas en el
documento final, por lo que el gobierno les gan en una comisin lo que en el debate no
pudo; o bien, una vez hechas sus advertencias de un documento mnimo, las otras
organizaciones terminaron reconociendo que su nivel de fuerza, producto de su tctica,
26
Me llama la atencin que insistieran en este punto, las condiciones polticas no daban para pensar que
desde el MCNAM se pudiera cumplir con los Acuerdos de San Andrs, primero porque no estaban los
zapatistas y los indgenas exigiendo por esta va su cumplimiento, ni siquiera se pronunciaron al respecto;
segundo, es muy complicado que una parte como el gobierno federal acepte un punto en la agenda de
trabajo si no estn las partes interesadas, ms an tratndose de un tema trascendental. Desde mi punto de
vista resulta iluso argumentar que el gobierno no mostr inters de revisar el tema para justificar una
postura, cuando en s los otros argumentos tenan peso de sobra.
27
Para el caso de la UNORCA, quiz dentro de su valoracin tambin pes el antecedente histrico de su
apoyo a Salinas de Gortari en la contrarreforma al artculo 27 Constitucional en 1992, por lo que tal vez
consideraron que este era el momento para lavar de alguna forma las culpas histricas. Sin embargo, las
situaciones polticas y sociales del 2003 no tienen comparacin con el apoyo al impulso del neoliberalismo
salinista, frente a la correlacin de fuerzas campesinas que cuestionaba precisamente ese modelo
hegemnico responsable de la crisis del campo mexicano.
240
alcanzaba slo para eso, y antes de dejar que la CNC y el CAP (que s queran firmar de
antemano) se apropiaran de esos mnimos logros, optaron por firmar.
El ANC se firm el 28 de abril de 2003, el discurso del gobierno federal fue que el
acuerdo generaba una nueva relacin con la sociedad rural. Por su parte, las
organizaciones campesinas, con un nimo muy bajo, fijaron su postura en la firma
diciendo que no es El Acuerdo Nacional para el Campo, aunque as se le llame, es slo un
documento til para iniciar el proceso que nos permita consolidar los resultados hasta hoy
consensados Para el movimiento El Campo No Aguanta Ms es claro que el documento
que hoy firmamos no resuelve la problemtica rural. Consideramos, sin embargo, que es
un avance parcial, producto de nuestra unidad y de nuestra lucha. Pero tambin
reconocemos sus limitaciones y riesgos (citado en Cuadernos Agrarios, 2003: 207). Se
trataba del cierre de una etapa para iniciar otra. El documento agrega que necesitaban
construir nuevas alianzas y una nueva correlacin de fuerzas para iniciar una nueva etapa
que impulsara las propuestas programticas no incluidas.
En mayo de ese ao constituyeron la Comisin de Evaluacin y Seguimiento del
ANC, con representantes del gobierno y de las organizaciones. El tema era clave para
echar a andar los acuerdos mnimos alcanzados, as que la prioridad era seguir
manteniendo la unidad de los cuatro bloques y la comisin de seguimiento con
representantes gubernamentales de alto nivel. El otro problema era el de las inercias y de
las prcticas polticas de las organizaciones, dominadas por el pragmatismo y el
clientelismo. Cuando se discuti el tema de las reglas de operacin empezaron a aparecer
los intereses gremiales, sobre todo aquellos que estaban implcitos en los acuerdos dentro
de las problemticas generales pero que se expresaban de manera concreta en la
distribucin de programas y el reparto de recursos; es decir, muchas organizaciones
empezaron a decir nuestra gente quiere resultados. Una de las limitaciones fue la doble
militancia de algunas organizaciones en el MCNAM y el CAP, luego de que se manejaban
en un doble discurso y en los hechos recurrieran a sus viejas prcticas de clientelismo
corporativo, de negociar de manera bilateral con el gobierno una serie de prebendas
aprovechando la coyuntura. De un momento a otro pasaron del programa mximo al
programa minino, no del movimiento sino a la demanda inmediata de cada organizacin.
241
243
la capacidad no slo para definir un programa sectorial mximo sino que intent erigirse
como proyecto alternativo de nacin del sector campesino. Uno de los aportes centrales
de este proceso es que al plantear una nueva relacin de la sociedad rural con el Estado
luego del fracaso del modelo, en el fondo cuestion el modelo neoliberal como poltica
hegemnica no slo para el campo sino para la sociedad nacional. Por eso, esta lucha
logr convertirse en el aspecto secundario de la contradiccin fundamental del proyecto
neoliberal, que tuvo inicialmente un carcter antagnico:
Yo ubico al MCNAM como el movimiento campesino autnomo ms importante en
las ltimos cincuenta o sesenta aos, que plantea un proyecto de transformacin a
nivel nacional no solamente de la poltica hacia el sector rural, sino que tambin
plantea un proyecto que incluye a la sociedad urbana y que plantea la necesidad
de un cambio de modelo. Entonces, desde mi punto de vista, el MCNAM fue capaz
de articular una agenda de carcter nacional no reivindicativo, no inmediatista, no
gremialista, sino que planteamos en el documento inicial que denominamos El
Campo No Aguanta Ms, seis propuestas. Es el documento de arranque y el que le
da identidad y agenda al movimiento, pero despus, en la construccin de un
documento, alguien le llam El Plan Campesino del Siglo XXI que plantea una
visin alternativa al modelo hegemnico, al modelo agroalimentario y que plantea
tambin claves de vinculacin con una propuesta que rebasa el mbito
propiamente rural y plantea alianzas con los sectores urbanos, para plantear un
cambio de modelo y de desarrollo del pas (Vctor Surez, integrante del MCNAM,
miembro de la ANEC; entrevista, 9 de marzo de 2011 en la Ciudad de Mxico).
La tesis que sostengo es que el carcter de la contradiccin de principio fue
antagnico; sin embargo, su mtodo para resolverlo no fue suficiente, ya que la mesa de
dilogo y negociacin tuvo un aspecto tctico para ambas partes. Entonces vemos que en
el desarrollo de la misma, con los puntos de su agenda y al firmarse el ANC, la
contradiccin pas a convertirse en no antagnica. Para argumentar lo anterior abordar
algunos elementos que son el resultado de la autocrtica hecha por sus protagonistas:
245
a). Las condiciones polticas, econmicas y sociales generaron la fuerza de los campesinos
que oblig al gobierno federal a sentarse a dialogar y a negociar. Uno de los objetivos del
gobierno fue frenar el proceso de acumulacin de fuerza, incluso de mayor unidad,
desmovilizar y demostrar su capacidad de contencin de ese movimiento, como signo de
gobernabilidad. La virtud del MCNAM fue que hizo converger a cuatro bloques con
posturas diversas pero con un programa mximo construido en comn; en las condiciones
que impuso la contradiccin en ese momento lo complicado fue mantener esa unidad y
hacer ganar a su programa.
b). El terreno de lucha que definieron las partes fue la arena pblica mediante la tctica
del dilogo como mtodo para resolver la contradiccin. Este terreno era el espacio
comn de las organizaciones en vieja bsqueda de recursos para el campo, de su estrecho
acercamiento y muchas veces participacin en el Estado. La diferencia es que en este
momento poltico haba la posibilidad de avanzar en la definicin de nuevas polticas
pblicas. El gobierno de Vicente Fox, a pesar de no tener mucha experiencia en el ejercicio
real del poder, conoca las reglas del juego poltico construido por el PRI, y en su caso ese
era el mejor momento para ponerlo en prctica mediante la cooptacin de algunos
dirigentes y organizaciones para dividir y atomizar al enemigo. Al final, la poltica
patrimonial y de cooptacin le funcion al gobierno, aunada a la prctica clientelar y
pragmtica de las organizaciones campesinas, que signific una limitante para sostener la
postura de demandas estratgicas y generales.
c). A pesar de que en el movimiento lograron construir un programa mximo que los
catapult en el debate nacional debido a la crisis real del campo mexicano, las actitudes
de algunas organizaciones no estuvieron a la altura del momento poltico, con
protagonismos y actitudes caudillistas y de cpula, a la hora de la toma de decisiones en la
interlocucin con el gobierno,
el otro tema es el asunto de los protagonismos individuales de muchos dirigentes,
el tema al final del da, que terminan regresando al origen de yo soy general y en
mi capilla yo mando, entonces, ese asunto creo que le dio al traste al movimiento,
el asunto de las formas y los mtodos, el asunto de las actitudes caudillistas y
246
poder al interior, incluso con liderazgos histricos que se aejan en la direccin y que
representan verdaderas burocracias, que trabajan en nombre del campesino pobre al que
deben sustituir a cambio de la promesa de una mejor vida; adems, otros representan un
ente orgnico sectorial dentro de una estructura partidaria, es decir, se convierten en
centrales campesinas de partidos polticos. Esta situacin arrastra una vieja prctica
poltica del lder y su gente, la accin sirve para sentar a negociar a los lderes con el
gobierno. Luego entonces, una vez alcanzado el propsito de la mesa de dilogo viene la
negociacin de los recursos, ah empieza el verdadero sentido de la accin. El triunfo se
mide en los proyectos y programas que alcanz la organizacin a travs del lder, gracias a
la movilizacin de su gente, y por lo tanto ese recurso debe bajar hasta la base. Se
reproduce el crculo vicioso de la tctica negociacin-movilizacin-negociacin para ganar
recursos y no fuerza, mientras que el dirigente se consolida y obtiene posiciones de poder,
ya sea dentro de la organizacin, frente a sus aliados y adversarios, y si es posible obtiene
algn cargo de representacin popular.
d). Uno de los errores en el mtodo de dilogo son los sobreentendidos; estos supuestos
suelen presentarse cuando un movimiento asume que una mesa de dilogo es el punto de
llegada dentro de un conflicto (algo as como el triunfo en s), y pensar que por estar
sentado frente al gobierno y llegar a la firma de una minuta o un acuerdo poltico se debe
resolver la contradiccin en automtico. Esto no es as, para el gobierno suele ser una
mesa tctica sujeta a mucho regateo, y cuidar en todo momento que no se convierta en
una mesa estratgica. Para ese propsito, le resulta conveniente generar un ambiente que
propicie la desmovilizacin de la contraparte y buscar las debilidades del oponente, ms
an si se trata de cuatro bloques de organizaciones con lgicas polticas diversas. Los
sobreentendidos son reglas tcitas que se imponen las partes, pero que nadie se
encuentra obligado a cumplir. En ningn dilogo se renuncia a los principios ni a los
derechos, por eso un error recuente es que lo movimientos piensan que el dilogo excluye
la movilizacin para que la parte gubernamental no se levante de la mesa, cuando la
movilizacin es la que provoca el dilogo y debe ser la fuerza que acompae los acuerdos
y su cumplimiento. No se puede pensar que la simple inercia de la fuerza generada para
abrir el dilogo fuese suficiente para obligar al gobierno a acordar las demandas
248
nuestro nivel de fuerzas fue decayendo del 31 de enero al 28 de abril. S, eso fue
un error, una deficiencia, de tal manera que gradualmente la fuerza se fue
desgastando y la negociacin se mantuvo con un nivel de fuerzas acumulado
determinado, no se sigui acumulando fuerzas y aumentando presin social
pblica y meditica, de tal manera que llegamos a un acuerdo que refleja esa
condicin de fuerzas y un nivel incluso de descenso (Vctor Surez, integrante del
MCNAM, miembro de la ANEC; entrevista, 9 de marzo de 2011 en la Ciudad de
Mxico).
Si se quiere un movimiento campesino progresista ms amplio, algunas cuestiones
deben resolverse. Me refiero a cuestiones como la dbil cultura democrtica de las
organizaciones; la insuficiente capacidad para hacer balances ms objetivos y que
incluyan la autocrtica; el faccionalismo organizativo, las dirigencias personalistas y
caudillistas deben ser superadas; lo mismo ha de suceder con la construccin de
bases sociales y movilizacin a partir de prcticas clientelistas. Tambin se precisa
una mejor articulacin de los grupos nacionales con los locales y regionales, as
como de las demandas estructurales con las coyunturales, o las de inters
particular de cada grupo. Eso, y buscar un esquema ms adecuado y eficaz de
negociacin con el Estado (Celis, 2005: 3).
Las lecciones ms importantes de este proceso no slo sirven para el MCNAM sino
para el movimiento social en su conjunto. La capacidad de movilizacin, de dilogo y
negociacin en el centro de la coyuntura nacional de este movimiento nos obliga al
anlisis de las luchas sociales, porque no es comn que un sector estratgico del mundo
rural alcance un nivel de unidad tan dismil y sujeta a la sospecha del oportunismo de
algunas organizaciones, pero que le sea suficiente para generar su programa mximo que
se suma a un proyecto alternativo de nacin. Los mtodos para resolver la contradiccin
van ms all de las propias capacidades de un movimiento concreto, eso corresponde
tambin a la necesaria articulacin de movimientos diversos en el pas que elaboren su
propio programa nacional y que generen su propia correlacin de fuerzas frente al
enemigo comn. Ah est la clave. Por eso el alzamiento campesino de 2002-2003 es en s
el xito del MCNAM.
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conflicto social y poltico ubicado hasta ese momento en un terreno de disputa pblica, a
un terreno policiaco-militar.
Para abordar este apartado, referido al dilogo del movimiento oaxaqueo con el
gobierno federal, me apoyar en el relato de tres de sus figuras, dos integrantes de la
APPO, Flavio Sosa y Zenn Bravo Castellanos, quienes tuvieron un papel preponderante
como parte de la Comisin nica Negociadora (CUN) del movimiento; y de Dolores
Gonzlez Saravia, integrante de Servicios y Asesora para la Paz (Serapaz), que fungi
como coadyuvante en la mesa de dilogo del conflicto oaxaqueo. Mi propsito es dar voz
a los personajes que tomaron decisiones clave en momentos determinados, para
adentrarnos en sus decisiones tcticas y estratgicas. Por supuesto, hacen falta muchos
ms protagonistas, y lo que se expresa aqu es slo una parte de la realidad que les toc
vivir. Como se puede apreciar, hace falta la mirada del protagonista central, Enrique
Rueda Pacheco, quien actualmente no tiene una presencia pblica que permita darle la
palabra, por ese motivo no contamos con la visin de un personaje cuya participacin
dentro de este proceso de 2006 fue vital, por el poder que puede acumular un secretario
general de una seccin sindical tan importante. A pesar de ello, lo investigado nos ayuda a
una mirada ms a fondo que no pretende en ningn caso decir que cuenta con todas las
visiones de la realidad oaxaquea en ese periodo pero busca aportar algunos elementos
para comprender el ms importante proceso social de las ltimas dcadas en Oaxaca.
El desgaste de la accin
Si bien en el mes de agosto de 2006 la APPO se mostraba como un movimiento maduro y
consolidado, la ola represiva orquestada por Ulises Ruiz tambin iba en aumento. Ante el
crecimiento del movimiento con la instalacin de barricadas, las megamarchas, la toma de
radiodifusoras, entre otras acciones, Ulises Ruiz respondi con la formacin de las
Caravanas de la Muerte, lo que represent una accin de hostigamiento constante, que
gener terror por los enfrentamientos y asesinatos registrados en ese mes. La tctica
contrainsurgente poco a poco iba ganado terreno, su intencin era desmoralizar a los
appistas y recuperar algunos objetivos clave, como el Canal 9 de la televisin estatal,
tomado por la COMO. En la marcha del 10 de agosto fue asesinado Jos Jimnez
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mando, permtanme quitarle poco a poco el mando a Ulises Ruiz, que lo tome el
gobierno federal. Le respondimos: Vamos a valorar tu propuesta y nos vamos a
consultar a la base. Lleg el momento en que nos dijo: Bueno, vamos a encauzar
la peticin, vamos a buscar la salida de Ulises Ruiz pero entiendan que Gobernacin
no pone ni quita gobernadores, entonces el camino es el Congreso, sin romper la
mesa. Y nosotros dijimos: Y sin renunciar a las movilizaciones. Nos dice: A las 4
de la tarde los recibe la Junta de Coordinacin Poltica en pleno a la comisin de la
APPO. Nuevamente salta el esquirol (Rueda Pacheco) y dice: No, yo no quiero ir a
la Junta de Coordinacin Poltica, yo quiero hablar con cada fraccin, con cada
coordinador por separado. Entonces dice el secretario de Gobernacin: Por favor,
va a haber una mesa donde van a estar la autoridad del Senado y los va a recibir.
No, no, dice Pacheco. No le podamos decir nada en la mesa eh, el nico que tena
la palabra de ellos era su secretario general!, todos los dems iban de
acompaantes. Nosotros, los catorce de la APPO hablbamos y nos lleg a
descalificar, a decir: Bueno, t a cuntos representas, mil, cinco mil?, yo
represento a setenta mil (Flavio Sosa, Consejero e integrante de la comisin de
interlocucin de la APPO; entrevista realizada en Oaxaca de Jurez, Oaxaca, el 14
de mayo de 2013).
Sin embargo, ante las posturas definidas por las partes en la mesa, donde la APPO
exiga la salida de Ulises Ruiz, mientras que la Secretara de Gobernacin buscaba la
gobernabilidad en el estado, con la finalidad de no generar un ambiente an ms tenso en
el pas con la crisis electoral, se empezaron a esbozar algunas propuestas de una salida
negociada, que inclua desde la perspectiva gubernamental, la resolucin de la mesa con
toda la Comisin nica de Negociacin, o en su caso, aprovechando la composicin de la
contraparte, negociar slo con el ala sindical para concretar la demanda gremial que el
magisterio ya tena ganada desde el mes de junio.
La disputa del poder poltico tiene que ver con intereses, no son conflictos de
valores, no son conflictos de estructura, son intereses concretos porque son
distribuibles, qu representacin, cuntos puestos. No hablo del proyecto poltico,
sino de la distribucin del poder poltico, del cargo, ya sean sindicales, partidarios,
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panista opt por la salida de fuerza al conflicto oaxaqueo, enviando a la Polica Federal
Preventiva.
Las claves militares
Cuentan los integrantes de la mesa de dilogo que cuando ocurri el asesinato de Bradlley
Will, la actitud de Abascal se modific: en un receso en la mesa, al saber la noticia de la
muerte del periodista estadounidense, les coment: Esto ya cambi de nivel. As que la
lnea de avanzar con la PFP a Oaxaca qued clara a partir de ese momento. Cuando la PFP
se apoder de la capital, el 29 de octubre de 2006, la coadyuvancia les comunic a los
miembros de la APPO que en Gobernacin decan que su trabajo ya haba terminado, que
desde ese momento las claves eran militares. A partir de ah empez un proceso de
interlocucin informal en condiciones de confrontacin, existi relacin con algunos
funcionarios de Gobernacin que se encontraban en Oaxaca, as como con los mandos de
la PFP. En la Ciudad de Mxico, el contacto tambin lo tena la coadyuvancia, y por parte
de la APPO se nombraban comisiones ex profeso para alguna pltica informal.
Una de esas plticas ocurri en esos das por medio de la intervencin de la iglesia
con el Jefe del Estado mayor de la PFP:
ah Ardelio dice: Yo en primer lugar quiero expresarles que yo soy polica y a m
me mandan a hacer un trabajo que es resguardar el orden, la plaza y tratamos de
que nuestro ingreso fuera lo menos agresivo posible. Pero ya haba habido un
muerto, se le dijo. S, [pudo] haber habido ms bajas, por desgracia s hay una
persona, yo lamento, en otros casos ha habido ms vctimas, pero es mi trabajo. Yo
no vengo con la intencin de agredir al pueblo de Oaxaca, el pleito es con el
gobernador, ustedes se quejan de l. Yo reconozco que la APPO no es un
movimiento fantasma, no es de lderes, es un movimiento del pueblo de Oaxaca, es
muy organizado, en nuestro trayecto vimos una resistencia de gente dispuesta a
todo, en ese sentido mis respetos para la APPO. Ya estamos instalados, no venimos
a agredirlos, no venimos a pelear con ustedes, vamos a empezar a patrullar,
cualquier cosa que haya, reprtenlo, estamos en contacto (Zenn Bravo, vocero e
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ilustra el papel que juega la interlocucin en toda confrontacin, que se puede presentar
de principio a fin en diferentes niveles.
Hubo un proceso de negociacin poco conocido, donde en determinado momento
nos piden que tomemos el telfono y que nos comuniquemos a Gobernacin,
desde adentro de CU, la APPO me pide que yo me comunique. Esa noche no dorm
en CU, porque andaban tras de nosotros; entonces, mientras incendiaron nuestras
oficinas, llegamos a CU, estbamos all y se dio una discusin con Abascal, frente a
los consejeros de la APPO que estbamos ah y empezamos: Secretario, retira a la
polica. No vamos a entrar a CU, dejen de agredirnos, estamos limpiando
alrededor. No estn limpiando alrededor, estn los helicpteros gaseando al
interior de CU. Empezamos a insultarnos, creo que lleg el momento en que nos
gritamos, el diputado Gero Gonzlez, quien facilit la comunicacin, llamndonos
a la cordura al secretario de Gobernacin y a m desde su conmutador. Empiezan
los gritos, nos comenzamos a descalificar: Pues quite a su pinche polica. Pues
dejen de estarla agrediendo. Pues es que no lo puedo controlar, si no es un
ejrcito, no me chingues!, no me puedes pedir que yo d la orden que los dejen de
agredir porque no son soldados y yo no soy el general ni el comandante, sin
embargo ustedes si pueden, le dije as. S, pero entiende que en este momento los
mandos son militares y son los que estn al frente, entonces yo tengo que tener un
tiempo para hacer mi trabajo, dame una hora pero djalos de agredir. Esa fue la
discusin y ese fue el tono, hasta que finalmente se retiran. Como en dos
momentos Abascal me pide tiempo para retirarlos, pero yo no puedo salir a decirle
a la gente compaeros, acabo de tomar un acuerdo!, pues se estn rompiendo
la madre en la calle, s me explico?, t haces a veces el papel que te toca jugar
(Flavio Sosa, Consejero e integrante de la comisin de interlocucin de la APPO,
entrevista realizada en Oaxaca de Jurez, Oaxaca, el 14 de mayo de 2013).
Estbamos en una reunin en la iglesia del Carmen Alto, cuando nos avisan que la
polica estaba avanzando hacia Ciudad Universitaria, cuando lleg el momento de
mayor algidez le avisan al padre Ubi (Romualdo Mayrn), que era el comisionado
por parte del Obispo de la iglesia catlica para mantener la relacin con el Consejo
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hagan cincuenta metros para all, por va telefnica. Para m, ah se gener una
situacin que en Oaxaca fue muy recurrente, los compaeros hicieron una
valoracin de que haban ganado por la va de replegar fsicamente a la polica. No
por un acuerdo poltico, sino por la fuerza fsica del movimiento. En la lectura muy
generalizada, ellos deciden que pueden volverle a ganar en cualquier otro
momento. Ya les haban ganado, por qu no volverle a ganar otra vez. Eso pes el
25 de noviembre con los grupos que iban adelante, se puede replegar a la PFP,
pero ah no hay condiciones (Dolores Gonzlez Saravia, integrante de Serapaz,
coadyuvante en la mesa del dilogo entre la APPO y el gobierno federal en 2006;
entrevista realizada el 26 de abril de 2011).
Tal como ya lo haba mencionado en el captulo respectivo, considero que una
victoria siempre ser una victoria ms all de cmo se obtuvo. Adems, sta se hizo en el
combate y elev la moral de la parte ganadora, y en contraparte desmoraliz en mayor o
menor medida al perdedor. Los cmos tambin son importantes pero en un segundo
momento, no porque ganaste hoy maana lo hars nuevamente, y no porque perdiste
hoy maana perders obligadamente. Por supuesto, para ganar luego de una derrota hay
que tomar las lecciones que dej la batalla anterior. De la misma forma podemos decir de
la derrota del 25 de noviembre, no importa cmo se produjo, si hubo infiltrados o si cont
con la participacin de paramilitares: lo nico que trasciende es que se produjo la derrota,
que desafortunadamente result definitiva para esa lucha concreta.
Insistir en que slo con la participacin de la iglesia o por el dilogo se obtuvo el
triunfo el 2 de noviembre resulta una lectura incompleta; ms bien creo que fueron todos
los elementos que llevaron a la derrota parcial del gobierno de Fox. Recordemos que nos
encontramos en un momento poltico donde el terreno de lucha ya es militar, as que las
acciones son militares y las decisiones militares generan un cambio en la correlacin de
fuerzas, as que una incursin de la PFP tiene una lgica de ganar posiciones y desplazar al
enemigo para disminuir su fuerza. En la lgica militar se sabe muy bien que en el combate
decide el comandante y no el gobernante. La Secretara de Gobernacin slo era un
puente de comunicacin, quien tomaba las decisiones era Vicente Fox, aunque en ese
momento poltico ya operaba el equipo de transicin del nuevo gobierno de Felipe
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Caldern. Es decir, la decisin poltica de retirar las fuerzas de la PFP pas por varios
funcionarios de alto nivel, luego de consultar las posibilidades materiales para la
efectividad de la operacin militar con Ardelio Vargas y tal vez con el secretario de la SSP,
Eduardo Medina Mora. Es decir, el hecho de la resistencia del pueblo oaxaqueo ante el
embate de la PFP; el impedir el desmantelamiento de las barricadas; as como la toma de
CU, ya sea por las acciones radicales que generaran bajas en ambos bandos o por la
torpeza de la polica al confrontar tambin a los feligreses, fueron factores que impidieron
el avance de la polica. El fracaso policiaco-militar en ese operativo oblig al gobierno a
desistirse de su accin por ese da. La derrota no fue total, y como consecuencia el triunfo
fue parcial.
En lo que estoy de acuerdo con los crticos al interior de la APPO es que no se
midi el alcance de la victoria y la forma como se obtuvo. Se trat de una batalla no
determinante an, un gran golpe moral al interior y de desmoralizacin al enemigo, nada
ms. Significaba la posibilidad del pueblo de ganar en el terreno de la accin directa pero
todava en condiciones desiguales, porque estaban confrontados con un ejrcito vestido
de polica, es decir, con preparacin y equipo, adems con la amenaza del Ejrcito en las
inmediaciones y la Marina en las costas de Oaxaca. Se aplicaba toda la fuerza del Estado
en contra de un movimiento con fisuras. Cuentan algunos miembros de la APPO que luego
del triunfo del 2 de noviembre, un compaero solt en el micrfono: vamos a la batalla
final. Claro, eso era una muestra del empuje que produjo en un sector esa batalla y que
les permiti argumentar que se poda derrotar nuevamente a la PFP en el terreno de la
confrontacin violenta, y por ello se plante una accin ofensiva con el hostigamiento a
travs de un cerco de 48 horas a la PFP el 25 de noviembre. Eso gener todo un debate,
en particular por el acercamiento que la Secretara de Gobernacin realiz con la APPO de
manera informal, as que las caractersticas de la accin estuvieron sujetas a la
deliberacin de los consejeros en la asamblea.
Llega Chvez [subsecretario de Asuntos Jurdicos de Gobernacin] y hace una
propuesta, para eso nombramos que fuera la Comisin de Seguridad la que
platicara con Gobernacin para que no fuera un dilogo oficial, pues. Se dialoga en
el Carmen Alto con la presencia de gente del arzobispado, Chvez ah ofrece:
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empeada. Por una parte haba desconfianza, pero por otra parte, tambin haba un
ambiente de confianza haca la fuerza interna de la APPO, el nimo de varios sectores
luego de la victoria del 2 de noviembre avizoraba posibilidades de sacar a la PFP del
zcalo, mientras que la otra postura insista en la propuesta de Gobernacin y en no
subestimar la fuerza de la polica militarizada. Al final, gan la postura de cumplir el
acuerdo del cerco a la PFP mediante el hostigamiento para desgastarlos y en su caso
liberar el zcalo.
El estado tena varios escenarios estudiados y en ese momento ya no era
homogneo, porque estaba ya actuando el nuevo gobierno. Estbamos a unos das
de la toma de protesta del seor Caldern. La PFP, segn yo, y coincido con la
visin de que alguna parte, algunos mandos estaban convencidos de que Ulises era
insostenible. La PFP efectivamente mand un mensaje de que haba esa posibilidad
y el Consejo de la APPO lo abord, lo que quedaba del Consejo, porque la gran
mayora ya no estbamos en Oaxaca, dijeron: Vamos a cumplir el acuerdo. Se
acat, incluso por los que no estaban de acuerdo de cercar a la PFP. Recuerdo que
se reuni el Consejo el 24 de noviembre todava, se reunieron no s si 23 o 24,
discutieron esas dos opciones pero hubo quien sostuvo que si se iba la PFP cmo
bamos a justificar la ingobernabilidad, o sea, ahorita suena hilarante, pero en
esos momentos es escalofriante, eh, por el alto riesgo que se corri (Flavio Sosa,
Consejero e integrante de la Comisin de Interlocucin de la APPO; entrevista
realizada en Oaxaca de Jurez, Oaxaca, el 14 de mayo de 2013).
La marcha termina por ah como a las dos o tres de la tarde, fue una marcha muy
larga, y empieza el hostigamiento de los chavos, pues para esto venia un chingo de
gentes del DF y otros estados. La chaviza a darse gusto, echando cohetones y
piedras, pero cuando empieza la Polica a ver los flancos dbiles de la gente,
porque mucha gente que fue a la marcha empez a regresar a su casa, la pura
chaviza se qued al hostigamiento y empieza a ver los flancos dbiles y avanzan.
Por ah como a las seis de la tarde nos reportan que empieza a haber rotura de
vidrios en diferentes lugares, oficinas, comercios. Nosotros dijimos son
provocadores, lo hacan por medio de la confusin y el avance de la PFP, ah
274
estamos con Flavio esa tarde cuando vemos qu hacemos, pues qu podramos
hacer, nadie nos obedece, nadie nos va a hacer caso, cuando en eso me llama
Francisco Yez que era el Comisionado de Gobernacin permanente: Mira,
Zenn, te comunico formalmente que ya aqu se ha tomado otra decisin, hay
muchos desmanes en la ciudad. Les hicimos un ofrecimiento que no aceptaron, por
eso en estos momentos la Secretara de Gobernacin se hace a un lado, todo queda
bajo el mando de la Secretaria de Seguridad Pblica, ellos no dialogan y ellos se van
a encargar, Gobernacin no puede ya intervenir, te lo comunico oficialmente. Era
por ah como las seis o seis treinta de la tarde, obscureciendo, a partir de ese
momento nosotros entendimos que ya no haba ms que buscar un buen
escondite (Zenn Bravo, vocero e integrante de la comisin de interlocucin de la
APPO; entrevista realizada en Oaxaca de Jurez, Oaxaca, el 14 de mayo de 2013).
La direccin de la APPO apost al terreno de la confrontacin, midi sus fuerzas y
valor que el 25 de noviembre era el momento oportuno para avanzar, quiz ah se poda
derrotar a la PFP y como consecuencia de ello provocar la cada de Ulises Ruz. Se trataba
de un momento poltico donde la moral del movimiento estaba elevada, era tambin el
momento de la transicin, a unos das de la toma de protesta de Felipe Caldern, pareca
que urga otra victoria antes del fin del sexenio de Fox. Seguramente los grupos que
quedaron dentro del Consejo y que tomaron la decisin de confrontar se guiaron por la
autoconfianza de la gente en la victoria del 2 de noviembre. A su vez, desestimaron la
propuesta del gobierno federal y decidieron combatir. Es decir, la APPO eligi combatir, a
diferencia de la batalla de Todos Santos donde fue agredida por la PFP.
Para m suena irresponsable decir a la distancia tanto fsica como temporal que
fue una decisin equivocada. No se trata de juzgar una determinacin de un movimiento
que dentro de un proceso de lucha decidi combatir en un momento determinado, pero s
tratar de analizar algunos aspectos de forma crtica, aunque tambin de una manera an
ms interesante, as como lo he venido haciendo, desde la autocrtica realizada por medio
de algunos de sus participantes.
275
LA AUTOCRTICA
El movimiento de la APPO emergi en una coyuntura trgica para el movimiento social a
principios de 2006. Las dos derrotas ms significativas se haban producido en el conflicto
de la Siderrgica Lzaro Crdenas-Las Truchas, mejor conocido como Sicartsa, y el
conflicto de mayo en Atenco. Incluso, lo que pareca una derrota ms la evit el pueblo
oaxaqueo, al defender a la Seccin 22 del ataque de Ulises Ruiz aquel 14 de junio. Es
decir, por bastante tiempo el conflicto oaxaqueo fue capaz de equilibrar la correlacin de
fuerzas del movimiento nacional frente al gobierno. En trminos generales, durante algn
momento Oaxaca desplaz a la contienda electoral entre los temas de mayor importancia
en el pas. Sin embargo, las condiciones cambiaron rpidamente, pues el fraude electoral
vino a modificar el escenario nacional. Por momentos, el movimiento oaxaqueo fue
desplazado de la atencin meditica y poltica por el conflicto postelectoral. No cabe duda
de que la apuesta de Vicente Fox y el bloque de poder estaba completamente centrada en
las acciones emprendidas por Lpez Obrador y la validacin de la eleccin por parte del
Tribunal Electoral, ya que de eso dependa su continuidad hegemnica como bloque.
Mientras que, por su parte, en la Secretara de Gobernacin Abascal le dedicaba horas
intensas al tema de Oaxaca, como un elemento importante aunque no de primera
magnitud para la apuesta de la presidencia de la Repblica, ya que la contradiccin
principal que antagonizaba el ambiente nacional era la disputa del relevo presidencial: la
continuidad o la renovacin del grupo poltico que asuma el control del Estado mexicano.
En todas las fases del conflicto de la APPO estas situaciones marcaron el desarrollo
de la contradiccin que dirima al plantear la cada de Ulises Ruiz. Dentro del plano estatal,
la APPO tena un poder mayor frente a URO, tena ms que un gobierno paralelo, en
realidad se trataba de un ejercicio de autogobierno popular. En ese periodo el gobernador
no gobernaba. En Oaxaca la APPO tena la correlacin de fuerzas a su favor. Como dijimos
anteriormente, el pueblo oaxaqueo alcanz un dominio territorial en el estado y en su
capital, por lo que URO se vio obligado de disputarles ese dominio enfrentando las
barricadas mediante acciones paramilitares que sembraron el terror en la poblacin. Esa
accin contraofensiva implic la represin selectiva, con crceles y asesinatos que
276
277
la posicin estuvo fijada desde la primera reunin con el gobierno federal, el Poder
Ejecutivo estaba incapacitado legalmente para poder obligar a Ulises a renunciar,
que a lo mejor lo iban a intentar por la va del convencimiento. El seor Abascal
estaba en una postura cerrada diciendo que ellos no tenan los instrumentos
jurdicos para obligarlo (Zenn Bravo, vocero e integrante de la comisin de
interlocucin de la APPO; entrevista realizada en Oaxaca de Jurez, Oaxaca, el da
14 de mayo de 2013).
La fuerza de Oaxaca se conquist en la accin directa. La tctica callejera potenci
a la APPO desde el 14 de junio y as se mantuvo hasta el da de su derrota, precisamente
en el combate callejero. La mesa de dilogo no representaba el fin del proceso, y ms bien
fue planteada como un mtodo para resolver la crisis de la contraofensiva lanzada por
Ulises. La mesa como tal no dotaba de fuerza al movimiento sino al contrario: su fuerza
emanaba de la accin del pueblo oaxaqueo. El dilogo era un terreno de lucha sujeto a
otros aspectos: su composicin, el formato, la agenda, su carcter. En este ltimo aspecto
quiero detenerme. Es necesario preguntarnos qu carcter tena el dilogo para las
partes. Para el gobierno federal, incluyendo a Ulises Ruiz, quiz la mesa les serva para
ganar tiempo y esperar condiciones ms favorables. Y lo mismo se puede decir de la
APPO: tambin us el dilogo para dilatar el proceso y esperar mejores condiciones.
El carcter tctico de la mesa
Como la agenda estaba definida desde el principio, el gobierno federal estableci el
carcter tctico del dilogo porque no puso la cabeza de Ulises en la mesa, al contrario: en
todo momento defendi la divisin de poderes como mecanismo de legalidad para no
asumir el costo poltico de la cada de un gobernador. Nunca hubo una propuesta que
implicara la salida de Ulises, ms que el exhorto a la Cmara de Senadores de avanzar por
la va legislativa en cuanto a la desaparicin de poderes. Es decir, la resolucin del
conflicto estaba en las manos del Poder Legislativo, no del Ejecutivo. En su caso, la mesa
fue resolutiva cuando el gobierno federal propuso sostener a URO pero sin su equipo ms
278
cercano; es decir, una mesa donde todos ganaban algo:28 Ulises se mantena como un
gobernador de aparador y el pueblo oaxaqueo ejerca el poder real. Propuesta que para
la fuerza local del movimiento oaxaqueo fue inaceptable porque se trataba de renunciar
a su programa mximo. Lo que la APPO siempre plante fue que URO pidiera una licencia,
cosa que ste nunca acept. Esta situacin daba motivos para definir la orientacin de la
mesa: una mesa con el Gobierno Federal para qu? De ah la confusin: se trataba de
una mesa resolutiva, o slo dilatoria? En otros trminos: era una mesa estratgica o una
mesa tctica?
Es una mesa para salir de una crisis, es una mesa para tener ms informacin, para
ganar interlocucin, para ganar visibilidad, o sea es una mesa tctica que te sirve
para otras cosas pero no para construirla en solucin al conflicto. En el caso de
Oaxaca yo creo que no estaba perfectamente claro qu es lo que se poda ganar en
la mesa, entonces, para el magisterio era muy fcil, la mesa es una mesa sindical, la
agenda sindical por supuesto se poda ganar y se gan. Darle a la Seccin 22
propiamente la rezonificacin del magisterio y aparte lo que pedan era una cosa
fuera de lo comn, si implicaba una fuerza mayor esa agenda era muy negociable y
la ganaron. Yo dira, la agenda de justicia, todas las libertades, cancelacin de
ordenes de aprehensin, se comprometieron a todo, y luego estaba el tema de
Ulises, que eso no era negociable. Entonces toda la agenda est condicionada al
tema de Ulises, esa era la bronca. Si sa era una mesa tctica, pues a la mejor falt
precisar cul era el papel tctico; si era una mesa estratgica, cmo realmente
construir una solucin. Yo creo que lleg un momento que la mesa mostr que no
poda con el tema de Ulises pero no hubo ninguna flexibilidad para generar otra
formulacin sobre el tema Ulises. Tambin entiendes que era el tema que
convocaba a la enorme mayora de la gente. Lo malo para m de esa situacin es a
lo que lleva, entonces no hay acuerdo porque el tema sustantivo no se resuelve en
28
De acuerdo con Thomas y Kilman (citado en Serapaz, s/f: 50-51) hay cinco modos de contender: la
competencia y la imposicin, Ganar-Perder, basada en que una de las partes tiene mayor poder y puede
imponer su solucin; la colaboracin, Ganar-Ganar, en un juego de poder se llega a un acuerdo o
transaccin; posponer o evitar, Perder-Perder, cuando no hay condiciones para avanzar y es mejor
posponer; Acomodar o ceder, Perder-Ganar, hay asimetra de poder, los niveles de confrontacin son altos y
una de las partes decide retirarse o ceder; y, el compromiso, Ganar-Ganar, cuando es posible buscar un
acuerdo entre las partes basado en la cooperacin y la construccin de alternativas incluyentes.
279
la mesa. La mesa se convierte en una mesa tctica, pas de una tctica a una
estratgica y luego a una tctica. Y la mesa tctica final sirve para ganar tiempo
que el movimiento crea y siempre crey que por la va de mayor coaccin iba a
caer Ulises, si no en la maana en la tarde, siempre tuvo esa expectativa de que
faltaba muy poquito. Los temas son en cuanto a la correlacin para tu agenda en la
mesa y cul es el papel del dilogo. De ah creo que no se logr alinear en el caso
de Oaxaca claramente, porque al final no era nada malo, es una mesa tctica, nos
da tiempo para qu, nos da visibilidad para qu, nos da interlocucin para qu,
pero como eso tampoco estaba tan claro, entonces, digamos, no se us para eso.
(Dolores Gonzlez Saravia, integrante de Serapaz, coadyuvante en la mesa del
dilogo entre la APPO y el gobierno federal en 2006; entrevista realizada el 26 de
abril de 2011).
La apuesta de la APPO al proponer el dilogo era encontrar un mtodo para
resolver la contradiccin con la salida de Ulises; es decir, la apuesta fue estratgica pero la
realidad evidenci lo tctico del mtodo. Por eso la expectativa se mantuvo hasta el final,
al grado de que muchos esperaban que desde Gobernacin se diera el anuncio oficial de la
cada del gobernador. Eso no fue posible. Lo posible en esa mesa era que se encontrara
una salida pactada donde las partes hicieran concesiones, eso estaba prohibido en
Oaxaca, nadie iba a desistir en la demanda principal. La fuerza del movimiento obligaba a
no conceder, pero las condiciones del escenario nacional no alcanzaban para ms. De ah
que si se hubiera aceptado un acuerdo as, tendra que haber existido una fuerte discusin
en la asamblea de la APPO que hubiese permeado en toda la estructura del movimiento.
De haber sido as, seguro hubiese generado contradicciones serias en el seno del pueblo
que habran amenazado la unidad del movimiento.
Yo pienso que llega un momento en que tienen la posibilidad de firmar y al da
siguiente se acaba, porque hubo un momento en que estaba saliendo el equipo
foxista, no los cambios formales, sino el ejercicio real del poder, sala el que le
apostaba a una salida dialogada y estaba entrando el equipo calderonista, que
quera entrar a un gobierno sin bronca. Sabamos que eso implicaba un escenario
con la salida poltica o con la salida represiva. Eso se discuti mucho, se plante
280
escenario, pero finalmente hoy podemos decir que lo nico cierto es que nos
golpearon, que tuvimos una oferta, un ofrecimiento poltico, que pudimos a lo
mejor haberlo tomado, aguantado vara como se dice, dejar el zcalo como
neutral, a lo mejor iban a buscar otro pretexto, quizs. Si hubieran querido
golpearnos no creo que hubiera querido venir el propio subsecretario de
Gobernacin aqu a buscarnos, eso demuestra que estaban preocupados por lo
que poda pasar, o bien se le volva a dar una madriza a la polica o quedbamos
tablas con heridos de ambos lados o muertos, pero finalmente los costos para el
gobierno federal iban a ser terribles, y finalmente, como ocurri, tuvo sus costos
para nosotros (Zenn Bravo, vocero e integrante de la comisin de interlocucin de
la APPO; entrevista realizada en Oaxaca de Jurez, Oaxaca, el 14 de mayo de 2013).
En una confrontacin nadie sabe el resultado pero se puede prever; por eso en la
poltica y en la guerra cada uno elige sus batallas, uno sabe cundo est en condiciones
para pelear y cundo no, eso no debe depender del enemigo a no ser que sea inevitable.
Por ello, la batalla decisiva del 25 de noviembre no la podemos considerar como algo
inevitable, como algo que tena que ser y ya. Hay que partir del anlisis hecho en la APPO,
de las fuerzas internas y del enemigo y su correlacin, de las tcticas, del nimo de
combatir de ambas partes y de las condiciones sociales y polticas no slo de Oaxaca sino
en el pas.
La propuesta gubernamental, como lo mencion, fue debatida y un sector de la
APPO optaba por aceptarla, no realizar el cerco a la PFP, marchar, llegar al zcalo y
replegarse; otros sectores mayoritarios, por el contrario, vean fuerza en la APPO, la
victoria el 2 de noviembre les haba levantado la moral y el fracaso en la mesa del dilogo
les daba la razn en el sentido de que no vala la pena alcanzar acuerdos con Gobernacin.
Sin embargo, desde el 19 y 20 de noviembre se notaba que la PFP estaba preparada para
el combate, quera resarcir la vergonzosa derrota de das atrs. Tal vez la propuesta de
Gobernacin para la marcha del 25 relaj a la APPO, pesaron que con un hostigamiento
parcial de algunas horas a la polica, cada uno regresara a su casa como sola suceder en
las megamarchas. Pero no, ya estaba montado el operativo de la PFP. La APPO cay en la
trampa del gobierno federal. Nadie puede saber si la propuesta de Chvez Chvez era en
283
s una trampa o si la decisin de atacar con todo vino despus del rechazo de la APPO. Lo
nico que sabemos es que el gobierno prepar una trampa al movimiento social. Las
condiciones en que se encontraba el pueblo oaxaqueo eran de desgaste interno pero con
una moral alta y desde mi punto de vista no haba necesidad de confrontar en ese
momento, hubiera sido mejor esperar que pasara el 1 de diciembre y las condiciones
polticas cambiaban de manera automtica. Caldern necesitaba legitimarse, y qu mejor
que buscando una salida poltica a Oaxaca como opcin (lo ms seguro es que hubiera
mantenido la propuesta de dejar a Ulises al frente del gobierno estatal, como lo propona
Abascal). El otro escenario era la salida represiva de Caldern, la diferencia es que se dara
dentro de su gobierno, con el costo poltico directo para l y en otras condiciones.
Hubo una lectura equivocada de coyuntura y correlacin de fuerzas en el plano
nacional, porque la contradiccin principal que subordinaba todos los temas hasta el 1 de
diciembre era la toma de protesta de Caldern, que le aseguraba el ejercicio del poder
dominante. Y si, por el contrario, la APPO quera incidir en ella de alguna forma era muy
difcil porque nunca tuvo peso en esa contradiccin, ni como aliado estratgico de las
protestas contra el fraude y mucho menos programtica. Adems no haba un programa
mximo de carcter nacional que incluyera a todos los movimientos ni tampoco iniciativa
para impulsarlo. Al contrario, el mejor ejemplo lo puso el mismo Caldern, que en ese
mismo diciembre borr de un plumazo a su enemigo Lpez Obrador y cambi la
contradiccin principal por una cortina de humo: declar la guerra contra la delincuencia
organizada ponindola como contradiccin central en su gobierno y defini de la misma
forma a su nuevo enemigo principal para todo su sexenio.
Autocrticamente reconozco que lo que nos falt para la victoria fue un
movimiento nacional, lograr articular un movimiento nacional, nos enamoramos
de nuestra propia fuerza y no entendimos que esto era parte de una correlacin de
fuerzas a nivel nacional. Haba condiciones para generar un movimiento nacional
que lograra destrabar lo que estaba trabado en Oaxaca, es decir, que para tumbar
a Ulises era mucho ms all de movilizar a Oaxaca, que haba que movilizar Baja
California, Jalisco, Nuevo Len, Yucatn, lograr articular movimientos a nivel
nacional. Yo creo que no debimos haber, es muy difcil, pero no debimos haber
284
285
Sin embargo, para La Otra Campaa esos hechos significaron un vuelco a su labor
propagandstica y de construccin de un programa nacional de lucha. La estrategia
planteada en La Sexta Declaracin de la Selva Lacandona se vio obligada a detenerse, y en
su caso a replantearse antes las nuevas condiciones. Sin duda que el nivel del golpe militar
asestado por Fox y Pea Nieto en Atenco no estaba calculado en la dimensin ocurrida,
sa fue una de las razones de la suspensin del recorrido de la Comisin Sexta por el norte
del pas, y su estancia en el Distrito Federal, que a larga devino en la inmovilidad y el
desdibujamiento del proyecto.
La alianza del FPDT con la Comisin Sexta en los primeros meses de La Otra
Campaa oblig moralmente a sta a comprometer todo su esfuerzo ante la represin,
incluyendo la conduccin del proceso ante un actor social desarticulado. As se resume la
frase si en La Otra Campaa le pegan a uno, le pegan a todos. En la cadena de sucesos
en los meses previos que llevaron a la represin, incluso en los hechos del 3 y 4 de mayo
del 2006, no se puede responsabilizar a La Otra Campaa ni a otro aliado sino que toda la
responsabilidad poltica es del FPDT, aunque eso no excluye la crtica de todo proceso.
El problema es que en los hechos no existi una estrategia comn entre el FPDT y
la direccin de La Otra Campaa. Falt coordinacin. En trminos concretos, en Atenco su
organizacin haba perdido el prestigio y la credibilidad ante el aparente descabezamiento
y su desarticulacin, aunado al vigente protagonismo y prestigio del zapatismo. Sin
embargo, como dije, no hubo posibilidad de intercambiar crticas, autocrticas, balances, y
mucho menos de hacer clculos, orientaciones y definiciones estratgicas y tcticas en
torno al nuevo objetivo de la libertad en esta etapa porque simplemente nunca hubo una
reunin. Como ejemplo reproduzco una declaracin que da el compaero Subcomandante
Marcos en diciembre de 2006, donde realiz un balance desde la mirada de La Otra
Campaa, que nos ayuda a comprender su valoracin sobre esa etapa de la lucha de
Atenco:
En lo que fue una valoracin errnea, en el caso de Atenco, no pensbamos que
iba a tardar tanto la liberacin de los detenidos, y que era posible conseguir pronto
la libertad de los compaeros con movilizaciones fuertes desde un inicio. Al
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principio pareca que s lo lograramos, porque de los casi 200 detenidos salen
como 170 a raz de las primeras movilizaciones, pero quedan 32 que todava no
podemos sacar (entrevista a Marcos en Reynoso, 2007: 59).
El factor fundamental estaba centrado en la relacin de fuerzas entre las partes,
como ya lo reflexion en un estudio sobre el movimiento de Atenco en relacin con los
hechos del 3 y 4 de mayo, as como en el clculo de los actores en el conflicto (Camacho
Guzmn: 2008). Lo que vino despus fueron movilizaciones en una cascada grande y
fugaz, que no crecieron y no pudieron elevar los objetivos. La otra situacin es que la
libertad de los 170 detenidos a que hace referencia Marcos, incluyndome, tenamos
libertad bajo caucin; luego entonces, todos los que fuimos detenidos en Atenco y
Texcoco, todos estbamos sujetos a proceso, eso sin contar a los perseguidos. No
habamos conseguido nada, la relacin de fuerzas frente al enemigo era ms profunda
an. Sin duda haba una valoracin errnea del proceso social, por lo tanto tambin lo era
el mtodo para resolver la contradiccin en ese momento. En Atenco, al ver el reflujo de
la fuerza a unas cuantas semanas, se valor que lo que vena era una lucha larga. Por lo
tanto, la preocupacin era generar el momento social y poltico para cambiar la relacin
de fuerzas frente al gobierno de Pea Nieto.
Los meses siguientes tensaron las relaciones entre el FPDT y la direccin de La Otra
Campaa. Hacia fuera se vea una subsuncin del Frente hacia La Otra Campaa, en
apariencia toda la conduccin la llevaba Marcos, por ello muchos aliados o gente solidaria
opt por alinearse a esa direccin, o en el caso de muchos, alejarse para no subordinarse
a su poltica. Mientras que hacia dentro, en las comunidades de Atenco, se viva un lento y
contradictorio proceso de reorganizacin.
En realidad hubo dos estrategias y tcticas distanciadas, la de la direccin de La
Otra Campaa y la del movimiento social de Atenco. Eso explica la debilidad del proceso.
La primera basada en lneas y ejes de accin derivabas de su programa contenido en la
Sexta Declaracin; y la segunda en lo que respecta a Atenco, basada en las condiciones
apremiantes que obligaban a ubicar la libertad de los presos y perseguidos como el
programa mximo particular inmediato.
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La situacin que menciono nos habla de una lucha programtica por Atenco,
subordinando a los de Atenco. La confrontacin de mayo de 2006 fue producto de la
naturaleza de la contradiccin principal an vigente desde 2001. Por lo tanto, la fuerza
principal, aun disminuida, tambin defina el carcter dirigente del FPDT en su propio
proceso.
La oportunidad para la unidad del bloque social
En los pocos das en que me encontr recluido en la crcel de Santiaguito en Almoloya de
Jurez, Estado de Mxico, en mayo de 2006, les deca a mis compaeros que an no
estbamos derrotados, que a pesar de la represin impuesta por la fuerza dominante
emprendida por el Estado, podan ocurrir dos situaciones: la primera, es que las
organizaciones que conformaban el bloque social amplio podran organizarse ante el
temor de una accin autoritaria generalizada, precisamente por las proporciones de la
represin en Atenco, ya que el impacto meditico fue tal que se televis en vivo a nivel
nacional; por lo tanto, haba condiciones para constituir un frente nacional debido a la
naturaleza del agravio, con una consigna que pudiera escalar al objetivo de confrontar
directamente a Pea Nieto, tal como lo habamos hecho en 2002 en Morelos con el Casino
de la Selva, y en 1998 con la cada del gobernador Carrillo Olea. Eso significaba reconocer
la existencia de un nuevo momento poltico-social, donde sin dejar de lado los programas
de las organizaciones se avanzara en este nuevo por su carcter articulador y nacional.
Para tal propsito, deba existir una fuerza que tomara la iniciativa poltica e incluyera a
todas las expresiones en un frente nico de carcter plural y nacional. La nica fuerza con
autoridad moral, capacidad de convocatoria y movilizacin en ese momento era el EZLN.
La segunda situacin era que, debido a la fuerza asimtrica empleada y la contundencia de
la accin contra Atenco, se produjera en la sociedad nacional y las fuerzas sociales una
desmoralizacin que aceptara la derrota y cayera en la desmovilizacin temprana. De las
dos situaciones planteadas, ocurri la segunda.
Yo apelaba a la visin poltica de un personaje con capacidad estratgica en el
terreno poltico y militar, con experiencia probada en la lucha nacional y reconocida a
nivel internacional: el compaero Subcomandante Insurgente Marcos. Lo que comprend
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291
veamos que no haba factores que nos ayudaran a acumular fuerza y en contrasentido
debilitar al enemigo. Por una parte, el gobierno del Estado de Mxico tena todo el control
jurdico de los casos, por lo que cualquier sentencia sabamos sera en contra, mientras
que en el Poder Judicial Federal se notaba la inercia poltica del podero de Pea Nieto, ya
que amparo tras amparo se nos impeda a los que estbamos procesados bajo fianza
alcanzar nuestra libertad lisa y llana, menos an para los presos, debido a que se nos
dictaban resoluciones para que el juez penal volviera a dictar un nuevo auto de trmino
constitucional, que siempre era un auto de formal prisin para nosotros, cuando en
verdad los casos estaban tan mal integrados que no se explicaba desde un razonamiento
de lgica jurdica y de justicia sino desde una lgica poltica.
A fines de 2007 hablamos con el presidente de la Suprema Corte de Justicia de la
Nacin (SCJN), Guillermo Ortiz Mayagoitia, para demandarle nuestra libertad y explicarle
nuestras razones jurdicas, cuando nos mand una seal del cambio de actitud poltica del
Poder Judicial Federal sobre el caso. Nosotros entendimos que la puerta de la libertad se
empezaba a abrir, al menos para los procesados y para varios de los encarcelados. As fue
que en los primeros meses de 2008 la lista se redujo a trece presos, quedaron pocos
procesados que despus obtuvieron su libertad, al igual que seis perseguidos con rdenes
de aprehensin.
A la par del proceso amplio del FNCR y de ese mnimo cambio o reacomodo en las
fuerzas, a mediados de 2008 el Poder Judicial del Estado de Mxico sentenci a 31 aos,
11 meses y 15 das de prisin, por el delito de secuestro equiparado, a diez procesados
recluidos en el Penal de Molino de Flores, en Texcoco. De la misma forma, el compaero
Ignacio del Valle recibi una nueva sentencia de 45 aos de prisin, que sumados a los 67
aos y medio dieron un total de 112 aos y medio de condena. La interpretacin que se
realiz desde Atenco se resumi en trminos declarativos: se es el tamao del miedo de
Enrique Pea Nieto.
Lo que notamos a fines de 2008 es que nuestra tctica no acababa de dar
resultado: necesitbamos diversificar nuestra estrategia por la libertad de los presos de
Atenco. En todo el ao 2006 la tarea central fue la rearticulacin de la organizacin para
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evitar su exterminio; durante ese ao y todo 2007 se libr una lucha por defender la
autonoma y la independencia poltica del movimiento de Atenco. Fue hasta 2008 cuando
el FPDT retom de forma plena la conduccin del movimiento, que le permiti la
definicin de la orientacin poltica, ajustarse a su forma de lucha que combinaba lo
popular con la estrategia poltico-jurdica, emprender sus tcticas, definir el programa con
sus demandas mnimas e inmediatas y reconfigurar su poltica de alianzas para tal fin.
Eso ayud a dar un gran salto: nos permiti dejar el discurso de denuncia, de
victimizacin, donde en muchas ocasiones se abus de la denuncia a la criminalizacin, ya
que se repeta una y otra vez la descripcin de los agravios y los abusos cometidos en la
accin represiva del Estado. De la misma forma nos alejamos del discurso de la
judicializacin de la lucha, que no nos haba trado muchos resultados sino que sin
desearlo nos entramp. As pasamos de la denuncia a la iniciativa poltica, el FNCR fue un
primer esfuerzo, el segundo estaba por venir. A fines de 2008 surgi una iniciativa de
varios compaeros de Serapaz y otras organizaciones, que plantearon la necesidad de
lanzar una campaa por la libertad de los trece presos polticos de Atenco.
Luego de casi tres aos, la SCJN decidi resolver el caso Atenco, sobre el punto de
determinar si en los hechos del 3 y 4 de mayo de 2006 se haban cometido graves
violaciones a las garantas individuales, as como tambin para determinar los lmites en el
uso de la fuerza pblica. El alcance de la discusin no iba ms all, no se determinara
ninguna responsabilidad penal o civil para las autoridades sealadas; ms bien, su alcance
era poltico.
Si desde el 2006 se haba trasladado la poltica al terreno judicial era muy
complicado que en su terreno las autoridades federales y estatales sufrieran una derrota.
La peor amenaza era que se sealara a Pea Nieto como responsable, ya que eso les
servira a sus adversarios para entorpecer su camino a la candidatura presidencial. Por
supuesto que ese le preocup; por ello, al conocer el dictamen en donde el Ministro Jos
de Jess Gudio Pelayo, de manera muy tibia, determin que s hubo graves violaciones a
las garantas individuales, Pea acudi directamente ante cada uno de los ministros para
evitar ser sealado como responsable de esas violaciones.
295
Desde nuestro lado el escenario era adverso. Contbamos con los antecedentes de
los casos de Aguas Blancas y de Lidia Cacho, en que la resolucin de la Corte era muy
limitada y no se atrevieron a realizar imputaciones a las autoridades. Por eso, cuando el 12
de febrero de 2009 la SCJN emiti el fallo no result extrao y confirm una vez ms la
relacin de fuerzas entre los oponentes. La Corte determin que en Atenco s se haban
cometido graves violaciones a los derechos humanos, pero slo por mandos medios e
inferiores. En ese sentido resolvieron otorgar la impunidad a Pea Nieto y a todos los
funcionarios estatales y federales de alto nivel.
La Corte realiz en todo el proceso un anlisis de fuerza y un clculo poltico,
jugando como factor de control social y poltico no slo entre poderes sino de stos con la
sociedad, expresada por un actor social como Atenco. Sus decisiones de conceder
amparos favorables a cuenta gotas y dar la impunidad de los funcionarios denotaban un
elemento eminentemente poltico con una carga legal, como instrumento de su poder,
tomando posicin ante actores incluso dentro del propio sistema poltico.
La lucha jurdico-poltica de la campaa de Atenco
Luego del fallo, el movimiento de Atenco ya se encontraba maduro y se haba
consolidado. Aunque hacia dentro de las comunidades haba debilidad organizativa, hacia
fuera la fortaleza era mayor, no nicamente sostenida por elementos simblicos del
movimiento sino por la capacidad de iniciativa poltica. As fue como el FPDT lanz, junto
con varias organizaciones civiles y familiares de los presos, la Campaa Nacional e
Internacional Libertad y Justicia para Atenco. El programa de esta lucha consista en lograr
la libertad de trece presos polticos de Atenco (pocos meses despus la cifra se redujo a
doce debido a la libertad alcanzada por uno de ellos); la libertad de los perseguidos y
procesados; el castigo a los responsables de las violaciones a derechos humanos; y de
forma general, el alto a la criminalizacin de los movimientos sociales en el pas.
La estrategia particular, en lo jurdico y lo poltico, de la libertad como mtodo
definido para resolver la contradiccin, se bas en construir condiciones que favorecieran
la solucin ante los diversos Poderes de la Unin (Judicial, Legislativo o Ejecutivo); en
296
particular, centrar una tctica en la atraccin y resolucin de los asuntos en la SCJN. Toda
la estrategia estaba trazada para la generacin de una nueva relacin de fuerzas.
La tctica que permiti generar un cambio de condiciones tuvo su sustento en
varias lneas: la poltica de medios, cuya finalidad fue central, consisti en visibilizar la
situacin del caso Atenco, sobre el hecho de la existencia de graves violaciones cometidas
por el Estado, hablar de que la situacin de los presos y perseguidos se deba a que
luchaban contra el gobierno, as como dar voz y rostro a los doce presos polticos; la forma
de organizacin, consistente en una campaa con estructura, cuyo ncleo de direccin
estaba liderado por el FPDT, con un comit de direccin conformado por las
organizaciones fundadoras de la Campaa, as como el Comit Libertad y Justicia para
Atenco, conformado por ms de veinte intelectuales, artistas, actores y religiosos, adems
de los comits estatales e internacionales; la va de la defensa jurdica, conformada por los
defensores de los presos, que complementaban su tctica legal con la estrategia general
de acuerdo con los objetivos del programa; las consignas estaban marcadas
especialmente por la libertad de los doce presos de Atenco; adems, el traslado de los
presos a una crcel del fuero comn y el no a la criminalizacin de la lucha social, entre
otras. La forma de lucha se diversific con esta accin, porque se recurri a la estructura
de la sociedad civil nacional e internacional aprovechando los canales de las redes de
movimiento, mediante la defensa jurdica y de derechos humanos, siguiendo la va
institucional sin renunciar a la lucha popular que ha caracterizado al FPDT mediante la
movilizacin; y tambin las formas de accin, con una movilizacin en sentido amplio que
combin marchas, mtines, conferencias, foros, encuentros, volanteo, desplegados,
voceos, visitas a los presos en los penales, campaa de firmas, entre muchas ms.
A principios de 2010 la SCJN decidi atraer los casos para resolverlos directamente,
ah se cumpli con el objetivo de entrar a la lucha dentro del terreno del Poder Judicial
federal. Con este paso se sac de la jugada a Pea Nieto, l ya no poda interferir en los
asuntos porque no eran de su competencia, a excepcin de las rdenes de aprehensin
pendientes de ejecutar. A la Corte no se le visualizaba como enemigo, tampoco como
aliado y mucho menos la considerbamos una instancia imparcial, sino que ellos decidiran
en funcin de sus intereses y su valoracin de carcter poltico. Lo diferente en ese
297
ministro Arturo Zaldvar aparecieron como responsables de violacin grave a las garantas
individuales catorce altos funcionarios federales y del estado de Sonora. Sin embargo,
luego de que los funcionarios involucrados se reunieron con los ministros, la Corte decidi
no imputar responsabilidades al ex director del IMSS, Juan Molinar Horcasitas, al director
del IMSS, Daniel Karam, y al gobernador de Sonora, Eduardo Bours. Esa decisin gener
una indignacin nacional y provoc un desprestigio y desconfianza mayor hacia el Poder
Judicial; adems se generaron roces entre los ministros por el cambio de postura del ala
conservadora que determin el sentido de la resolucin.
Por ello se trat de aprovechar las fisuras del Poder judicial. Todos los ministros de
la Corte tienen una posicin conservadora, pero hay quienes lo son ms que otros. En ese
entonces, la Primera Sala Penal estaba compuesta por cinco ministros, y lo interesante es
que ah se encontraba una pequea faccin que de manera muy tibia trataba de conducir
a la Corte a una posicin menos entreguista. Por ejemplo, la ministra Olga Snchez
Cordero promovi la resolucin que valid el aborto; ella generalmente haca mancuerna
con Juan Silva Meza, opositor al ala ms conservadora. De la misma forma, la postura con
menos ataduras era la del ministro, recin integrado, Arturo Zaldvar, sustituto de Genaro
Gngora Pimentel. Ellos tres hacan mayora simple dentro de la Primea Sala. Los otros
integrantes eran Jos de Jess Gudio Pelayo y Ramn Cosso, este ltimo aferrado al
poder y asumiendo posturas para armar alianzas con la mayora conservadora.
Cuando inici el debate en la Corte para resolver el asunto, el 23 de junio de 2010,
Amrica del Valle, perseguida poltica, realiz una jugada guardada durante cuatro aos
como ltimo recurso: se aloj en la Embajada de la Repblica Bolivariana de Venezuela
para solicitar asilo poltico. Eso atrajo la atencin hacia el caso y lo puso como prioridad en
la agenda pblica. Para entonces, luego de cuatro aos de lucha, el FPDT haba logrado
cambiar el momento poltico, haba generado un consenso social de inevitabilidad poltica
sobre la libertad de los doce presos de Atenco, y como consecuencia, de los perseguidos.
As fue como con esa tctica se empez a modificar en los hechos la relacin de fuerzas.
No hay duda de que es la fuerza del movimiento la que abre las puertas y acelera
los procesos. Apenas unos meses antes todo era confuso, no se vea el momento poltico y
299
todas las puertas estaban cerradas. Pero cuando el movimiento tuvo fuerza, en una
coyuntura que se fue construyendo aparecieron todas las salidas en cascada. Por otra
parte, la fuerza del movimiento fue la que facilit la interlocucin en el Poder Judicial. Es
claro que con una buena conduccin, un mtodo correcto, con definicin estratgica y
tcticas efectivas se alcanzan las victorias, sin importar tanto la manera como se
instrumentan las salidas jurdicas o polticas ni quin las instrumenta. En otras condiciones
aunque bajo la misma premisa de fuerza, alcanzamos en pocos das la libertad de los
presos de Atenco en julio de 2002.
De esta forma se hizo efectivo el clculo. El 30 de junio, en sesin pblica de la
Primera Sala de la SCJN, con la votacin de cuatro ministros a favor (Ramn Cosso se
sum a la mayora simple, no sin antes hacer una objecin) y uno en contra (del ministro
Gudio Pelayo), resolvieron la libertad de los doce presos de Atenco. La decisin se bas
en la determinacin de que la Procuradura General de Justicia del Estado de Mxico
utiliz premisas falsas y endebles, as como pruebas ilcitas, para imputar el delito de
secuestro equiparado a Felipe lvarez, Ignacio del Valle y Hctor Galindo. As, de tajo, se
vinieron abajo las condenas de 67 aos y medio y 112 aos y medio a los atenquenses. Y
de manera unnime, los ministros votaron por la libertad de los nueve presos recluidos en
el penal del Molino de Flores, en Texcoco: scar Hernndez Pacheco, Ins Rodolfo Cullar
Rivera, Julio Csar Espinosa Ramos, Juan Carlos Estrada Cruces, dgar Eduardo Morales
Reyes, Jorge Alberto Ordez Romero, Romn Adn Ordez Romero, Narciso Arellano
Hernndez y Alejandro Piln Zacate. Del mismo modo se alcanz la libertad para los
perseguidos polticos Amrica del Valle y Adn Espinoza. Aunque el tema de justicia para
las vctimas de mayo de 2006 hasta ahora sigue pendiente de resolucin, en especial en el
caso de las compaeras violadas, eso depender de otros factores sociales y polticos de
fuerza que se deben construir para resolverlo favorablemente.
Los efectos de mayo de 2006 se materializaron con el encarcelamiento de
militantes del FPDT y de compaeros solidarios y la persecucin a otros ms, lo que
condujo a una lucha muy importante en el terreno de la confrontacin pacfica que llev al
Frente a obtener una nueva victoria mediante la lucha jurdico-poltica, en especial debido
al cambio de relaciones de fuerza que le bast para liberar a todos sus presos y
300
y tambin de establecer tcticas territoriales para golpear desde varios puntos. Ahora la
fuerza principal ya no est en las comunidades de Atenco, hoy se encuentra en toda el
rea que comprende la Ciudad de Mxico y la zona oriente del Estado de Mxico, lo que
abre una ventaja para gestar un proceso muy amplio de carcter metropolitano. Sin
embargo, la fuerza dirigente que puede darle orientacin estratgica a esa lucha sigue
siendo el FPDT. Veo perspectivas para construir una gran lucha junto con otros procesos,
por ejemplo el movimiento anti Pea, porque hay condiciones para que madure, adems
de otros detonantes que pueden generar condiciones para ganar.
303
CAPTULO VI
LAS CONTRADICCIONES EN EL SENO DEL PUEBLO: LA CRAC-PC
La batalla ms feroz y muchas veces oculta de cada movimiento social ocurre dentro de
s mismo. Por eso el triunfo sobre el enemigo siempre viene precedido por el triunfo
cotidiano para mantener su propia unidad. Uno de los efectos directos que intenta
producir la unidad es la fuerza; por ello, tratar de mantener la cohesin en un movimiento
social significa que se avanza en el proceso de acumulacin de fuerzas. Sin embargo, para
alcanzarlo el sujeto social tiene que librar sus batallas internas, ya que el conflicto es
natural en todo proceso colectivo. A pesar de lo intenso que sea el desarrollo de las
contradicciones internas, el propsito es que stas no escalen a un nivel que implique la
fractura o la desaparicin del movimiento. Para evitarlo se deben buscar los mtodos
adecuados que ayuden a resolverlas con la claridad suficiente para saber hacia dnde
orientar el debate.
Si algo debemos tener claro es el anlisis poltico de cada situacin. Para ello
debemos manejar adecuadamente el mtodo para diferenciar varios aspectos en una
lucha concreta. Tal como se ha venido haciendo en los captulos anteriores, para cada
movimiento social se ha venido diferenciando a los enemigos principales; la definicin de
un programa donde se consideren los objetivos mximos y mnimos por los cuales se
pelea; la definicin de la estrategia y las tcticas para desarrollarla; y la identificacin de
las contradicciones principales y secundarias, as como su aspecto principal. En lo relativo
a esos conflictos, debemos distinguir correctamente los que se producen entre el bloque
304
Protagonista del proceso de cambio que analiza; ahora es vicepresidente del Estado Plurinacional de
Bolivia.
305
306
Pedro, entre otras. Adems iban contingentes de Tierra Colorada, Marquelia, Copala y
Tlapa, organizaciones sociales como el Consejo Guerrerense 500 Aos de Resistencia
Indgena, Luz de la Montaa, el Centro de Derechos Humanos de la Montaa Tlachinollan
y la Organizacin Campesina de la Sierra del Sur. Fue la movilizacin ms importante en lo
que va de su historia, entre cuatro mil y cinco mil participantes, ms de dos kilmetros
separaban del ltimo contingente a los casi 700 policas que iban al frente. Con esa accin
se logr detener la ofensiva gubernamental.
A pesar de esa confrontacin con el enemigo principal, la peor crisis que ha tenido
la Polica Comunitaria desde 1995 hasta la fecha se gest desde dentro. Se trata de una
tensin interna que ha escalado profundamente, al grado de que se trata ya de una
contradiccin antagnica entre sus miembros. En 2013 se agudiz el conflicto interno
entre los fundadores y los coordinadores entonces salientes de la CRAC. Ni siquiera la
confrontacin contra los gobiernos estatal y federal haba sido tan funesta como la que se
dio entre los integrantes de este proceso social. La crisis de la Polica Comunitaria de
inicios de 2013 ejemplifica la complejidad de los conflictos en los movimientos sociales,
que pueden ocasionar un debilitamiento similar y a veces hasta peor que el producido
luego de una derrota contra el enemigo principal. Son conflictos que involucran a todos
los participantes: militantes, dirigentes, comunidades, simpatizantes y solidarios.
Ningn proceso social de los que aqu estudio est exento de contradicciones
internas, todos han pasado por conflictos pequeos o mayores. Sin embargo, la crisis de la
CRAC, por su desarrollo en todo 2013 y 2014, es muy severa y requiere un anlisis
pormenorizado que les tocar a sus protagonistas realizar, pero ms que nada tendrn
que encontrar el mtodo ms eficaz para resolver esa contradiccin de fondo que les
permita mantenerse como proyecto y seguir siendo una alternativa de seguridad, justicia
y reeducacin para pasar al desarrollo de sus pueblos, como ellos claramente lo
identifican. Mientras tanto, en mi calidad de investigador dar algunas opiniones ajenas a
la vivencia cotidiana del conflicto, que no intentan sustituir la visin directa de las
personas ms cercanas, mucho menos de sus protagonistas, pero que pueden ayudar a
considerar algunos aspectos valiosos de esta experiencia ms all de la crisis misma.
308
Surgieron los sistemas comunitarios en Huamuxtitln (junio de 2012), Olinal (octubre de 2012),
Temalacatzingo (diciembre de 2012), Ayutla, Teconapa y Tierra Colorada (enero de 2013), Tixtla (febrero de
2013), Cualc (febrero de 2013), Xaltianguis (julio de 2013), entre otros. As, tambin surgieron la Polica
Ciudadana y Popular y el Sistema de Seguridad y Justicia Ciudadana de la UPOEG (Unin de Pueblos y
Organizaciones del Estado de Guerrero), mientras que la CRAC-PC creci en ese periodo.
309
pesar de ello, la UPOEG utiliz el argumento de que tenan el respaldo de la CRAC, como
una medida de proteccin ante la inminente respuesta gubernamental.
Todo este despliegue de fuerza despert el enojo de la CRAC, en especial porque la
medida no haba sido consultada con la dirigencia, pero ms an porque la UPOEG haba
nacido en el seno de la PC el 24 de enero de 2010, es decir, por impulso de los consejeros
de la PC en la regin de la Costa-Montaa y con presencia en catorce municipios, y tena el
objetivo de ser una especie de brazo social del sistema comunitario, aunque con
autonoma, en la lgica de que el sistema de seguridad, justicia y reeducacin no era
suficiente en la regin, de que deban pasar al nivel de un proyecto integral que
involucraba el desarrollo de los pueblos mediante el impulso a proyectos productivos,
educacin, salud, comunicacin, entre otros. Es decir, la labor de la UPOEG consista en
realizar la gestin de recursos como cualquier organizacin social, pero con la base y la
legitimidad de un proyecto construido diecisiete aos atrs.
La lgica elemental nos hara entender que ese momento poltico de emergencia,
con nuevas expresiones organizadas mediante la autodefensa, recurriendo al mtodo de
lucha de la autoseguridad comunitaria, era la mejor oportunidad poltica que se le podra
presentar a la CRAC-PC, en una etapa no slo de maduracin de su proceso sino de
consolidacin y xito, para extenderse en Guerrero con ms comunidades y municipios
que se uniran a su proyecto, o al menos que les permitiera armar una alianza estratgica
con estos nuevos grupos, encabezando un movimiento de policas comunitarias frente al
embate del gobierno, de empresas mineras y de la delincuencia organizada. Al contrario,
esa situacin se polariz tanto que emergieron las contradicciones internas que ponan en
jaque su unidad. Ante cualquier paso de la UPOEG se dio una reaccin de los
coordinadores salientes de la CRAC. Esto gener una serie de acusaciones mutuas y
disputas por el control del sistema comunitario. El conflicto se hizo pblico en los medios
de comunicacin, en las redes sociales y en cualquier espacio ya sea comunitario o en
otros estados del pas, agudizando an ms la polarizacin al interior.
De manera visible se ubicaron los grupos en disputa: el saliente coordinador
regional de la CRAC, Pablo Guzmn, su asesor jurdico Valentn Hernndez y Gelasio
310
Barrera, por un lado; por el otro, los fundadores del proyecto de seguridad, justicia y
reeducacin, donde el ms visible es Bruno Placido Valerio, dirigente de la UPOEG,
protagonista de la ruptura con la PC y fundador de las autodefensas en Ayutla y
Tecoanapa, as como su hermano Cirino Placido Valerio, Apolonio Cruz Rosas y el padre
Mario Campos Hernndez, entre otros. Estos ltimos tres pertenecan a las dos
organizaciones, pero en los hechos han optado por mantenerse como una resistencia
dentro de la PC, denominndose CRAC-PC de los Pueblos Fundadores. Adems surgi otro
grupo, que relev la coordinacin de la CRAC en San Luis Acatln desde el 23 de febrero
de 2013 hasta abril de 2014, encabezado por Eliseo Villar. stos no son los nicos grupos
al interior de la CRAC pero s los que se mantuvieron en disputa en este periodo. Adems,
por supuesto, la coordinacin actual, encabezada por Abad Garca Garca, y los ms
importantes, los pueblos a travs de la Asamblea Regional como rgano mximo de todo
el proyecto, que han tratado de resolver la contradiccin en la medida de sus
posibilidades. Adems, todos los aliados que han tomado partido en este periodo
apoyando unas u otras posturas, dando crdito a la trayectoria de los fundadores o al
trabajo de los que han asumido el proyecto recientemente, pero ms que nada tratando
de salvar este proceso aleccionador para los pueblos rebeldes en Mxico.
Retomando el origen pblico de la disputa, las acusaciones mutuas sobre la
negacin por parte de los coordinadores regionales de la incorporacin de Ayutla y
Tecoanapa a la CRAC, as como la que hicieron stos en el sentido de que la UPOEG
obstaculiz el ingreso de las comunidades al sistema comunitario, reflejaron la
incapacidad para resolver un problema pero a la vez advirtieron de la complejidad de la
contradiccin, porque de ah se desat una bola de nieve que a medida que creca
distanciaba ms a las partes pero tambin las confrontaba y haca emerger las
incongruencias en la direccin y el posicionamiento poltico de sus protagonistas. En la
irrupcin del Sistema de Seguridad y Justicia Ciudadana, la respuesta inmediata de la
CRAC-PC fue el deslinde, mientras que la respuesta gubernamental consisti en un severo
golpe al sistema comunitario con el anuncio de un decreto donde se pretenda que todos
los sistemas de seguridad, incluyendo la Polica Comunitaria, tendran un papel de
auxiliares de los cuerpos de seguridad pblica del estado. La UPOEG acept de inmediato
311
haba dos grupos disputndose la interlocucin gubernamental: por un lado la UPOEG, con
Bruno Plcido Valerio pactando con el gobernador ngel Aguirre y con el secretario de
Gobernacin Miguel Osorio Chong, para establecer un mecanismo de incorporacin de su
sistema de seguridad, asesora militar y salarios (Ocampo, 2013a), en una posicin muy
colaboracionista, lo que motiv el inmediato deslinde de la CRAC-PC (Ocampo, 2013b). Y
por la otra, la nueva figura de poder dentro de la Comunitaria, a travs del coordinador
regional Eliseo Villar recibiendo recursos del gobierno del estado y aceptando la
credencializacin de los policas, aunque hay que mencionar que esa interlocucin ya
vena de los anteriores coordinadores regionales.
Mientras tanto, la polarizacin dentro de la CRAC-PC se mantena a tope, los
fundadores del proyecto comunitario, entre otros Cirino Plcido Valerio y Apolonio Cruz
Rosas, fueron expulsados en mayo de 2013. Sin embargo, ellos no aceptaron esa
determinacin y constituyeron en julio de 2013, en la Casa de Justicia provisional de Santa
Cruz del Rincn, lo que denominaron la reconstitucin del proyecto original de la CRAC-PC
de los Pueblos Fundadores, con ms de veinte comunidades adheridas (Lpez, 2014). Es
decir, en toda esta contradiccin existieron tres grupos visibles dentro de la CRAC-PC,
adems de incontables posiciones y grupos que estn al interior pero que no se
visibilizaron en este periodo como las otras, y por supuesto, la UPOEG.32 Junto con ello, las
diversas policas recin formadas, como por ejemplo la de Olinal, que se uni a la CRACPC, entre otras, o bien como la Polica Ciudadana y Popular que adopt una postura de
alianza con la Comunitaria.
La contradiccin interna se mantuvo entre todos los grupos. Cada situacin era
asumida entre unos y otros de diferente manera, en todo haba disputa. No me interesa
abundar en detalles de cada punto en debate, mucho menos dar la razn a algn grupo, y
a pesar de que tengo algunas entrevistas con algunos protagonistas en esta etapa no har
ninguna cita porque no les dara voz a todos. Slo trato de resaltar los aspectos ms
pblicos que nos ayudan a ilustrar el nivel de polarizacin en este momento difcil para la
32
En enero de 2015 se desprendi un grupo de policas de la UPOEG para fundar el Frente Unido para la
Seguridad y el Desarrollo del Estado de Guerrero, por no estar de acuerdo con las prcticas abusivas.
313
CRAC-PC, pero tambin quiero resaltar los logros del proyecto en una visin ms analtica
del movimiento sobre la autoseguridad comunitaria en el pas.
El protagonismo de Eliseo Villar, coordinador regional en San Luis Acatln, a partir
de su cercana con el gobernador ngel Aguirre Rivero, trajo consigo la credencializacin
de novecientos comunitarios y la obtencin de ocho millones de pesos para proyectos
productivos, concesiones que generaron sospechas entre los comunitarios (Ramrez,
2013). As fue como se integr una comisin de investigacin sobre un fraude cometido en
contra de la CRAC-PC, basada en la compra de armamento que hizo su Coordinacin
Regional (Cervantes, 2014), lo que deriv en una serie de disputas que implicaron
acusaciones contra Eliseo Villar; hasta se acus de una supuesta emboscada por los
integrantes de esa comisin contra el coordinador en ese entonces.
Luego del complicado proceso de investigacin, la asamblea llevada a cabo el 29 de
marzo de 2014 en la Casa de Justicia de Espino Blanco, una vez demostrado el fraude se
determin por votacin mayoritaria la destitucin de los coordinadores de la Casa de
Justicia de San Luis Acatln: Eliseo Villar, Adelaida Hernndez, Tiburcio Lorenzo, la
secretaria y el cuerpo de polica especial. Se determin tambin iniciar el proceso de
reeducacin al ex coordinador, as como tambin el nombramiento de cuatro nuevos
coordinadores y de los comandantes regionales (Hernndez, 2014). Sin embargo, la
actividad de Eliseo Villar contina gracias al apoyo gubernamental, que decidi reconocer
como legtimo a su grupo el 10 de julio de 2014 e instal una nueva casa de justicia
paralela a la ya existente. Ante ello, nuevamente fue la Asamblea Regional la que tom el
control de la disputa entre las diversas facciones, aunque estamos hablando de muchos
pueblos en toda la regin comunitaria que a partir de los liderazgos han tomado partido
por uno u otro grupo.
Hay una cuestin que me llama la atencin: la CRAC-PC se fractur por su disputa
antagnica, sus fundadores se fueron a formar otro proceso similar o bien se presentan
como la disidencia dentro de la comunitaria. Es decir, se rompi la unidad del proyecto.
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Las contradicciones que varios analistas del tema remarcan son: que las policas
comunitarias tienen una estructura comunitaria basada en sistemas normativos, con
mecanismos de decisin como las asambleas, su objetivo es la defensa de la tierra y los
recursos naturales (Zorrilla, 2014) y poseen un sentido de autorganizacin, incluso de
autogobierno; mientras que las autodefensas son de carcter rural y urbano, formadas
por campesinos, productores, comerciantes y empresarios del campo que no defienden
tradiciones y costumbres, sino que se organizan con fines de defensa propia, familia y
negocio en contra de los grupos criminales; es decir, tienen intereses individuales ms que
colectivos. Las policas comunitarias tienen incluso un sistema de imparticin de justicia
que las autodefensas no poseen (Olmos, 2013); las autodefensas se tapan el rostro y las
policas comunitarias usan uniforme y estn reglamentadas; las policas comunitarias
tienen una base de legalidad, estn fundamentadas por el Convenio 169 de la
Organizacin Internacional del Trabajo (OIT), el artculo 2 y el 39 de la Constitucin
mexicana, o la Ley 701 sobre derechos de los pueblos indgenas en Guerrero. Por su parte,
las autodefensas son grupos de ciudadanos que no cuentan con esa legalidad ni estructura
de gobierno de pueblos pero que se organizan y arman para procurarse seguridad y
cuando lo logran, desaparecen (Lpez Brcenas, 2014). Una vez hechas estas distinciones,
algunos analistas rematan diciendo que las policas comunitarias gozan de toda la
legitimidad.
Estoy de acuerdo con muchos de los argumentos que se mencionan porque son
evidentes; en otros no, porque habra que matizar para comprender cada uno de ellos en
los casos concretos. Antes de entrar al debate sobre estos aspectos quiero destacar dos
elementos nodales:
El primer elemento que cruza a todos estos esfuerzos es que las policas
comunitarias y las autodefensas surgieron por el fracaso del Estado mexicano en sus
comunidades, municipios y regiones para brindar seguridad pblica a sus ciudadanos. El
agravio mayor que los hace emerger consiste en un profundo dolor por la accin del
crimen organizado a sus familias y comunidades, mediante violaciones, asesinatos, robos,
secuestros, extorsiones, narcotrfico, desapariciones y otros delitos, producto de la
incapacidad o proteccin hacia estos grupos por parte de las autoridades. Estas causas los
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318
Brown tambin remarca las caractersticas contrastantes para estos dos bloques.
Por una parte, desde su visin las autodefensas mexicanas carecen de legitimidad porque
no tienen fundamento jurdico; surgen como accin colectiva porque tienen el potencial
de convertirse en movimiento social; son de tipo reactivo; no tienen entrenamiento
formal y estructurado; pueden estar o no apoyados por la comunidad; sus fuentes propias
de financiamiento no son necesariamente legtimas; y carecen de monitoreo. Por otra
parte, su modelo de Polica Comunitaria es legtima porque se da en el marco
constitucional y de las leyes; es una poltica pblica y forma parte de un programa
gubernamental; su naturaleza es preventiva; requiere un trabajo de capacitacin en varios
niveles; tiene cooperacin estrecha con la comunidad; sus fondos son federales, estatales
o municipales; y tiene seguimiento y evaluacin.
La visin de estos rganos comunitarios como polticas pblicas implementadas
desde el Estado obedece a esfuerzos sociales que cumplen una funcin como auxiliares de
los sistemas de seguridad pblica, algo parecido a lo implementado con la creacin del
Cuerpo de Polica Rural en Guerrero y las Fuerzas Rurales en Michoacn, ambas
instauradas en 2014 como respuesta gubernamental para domesticar los proyectos
autnomos. Volviendo al tema, quiero insistir en que, ms all del trmino Polica
Comunitaria, autodefensa o cualquier otro, lo que resulta trascendente es el mtodo de
lucha y la forma de organizacin adoptada como consecuencia de las cosas que lo
potencian. De ah parten otras caractersticas que voy a seguir analizando.
La contradiccin identitaria
Volviendo a los prrafos iniciales de este apartado, donde menciono las diferencias entre
autodefensas y policas comunitarias, resulta interesante hablar del componente tnico,
que de principio supone superioridad ante lo mestizo en cuanto a estructura organizativa
comunitaria y de derechos colectivos. Es evidente que un proceso social emanado de un
pueblo originario tiene sus caractersticas propias basadas en sistemas normativos, en
estructuras de organizacin histricas, en tradiciones y culturas propias que definen a los
pueblos indgenas como originarios de estas tierras respecto a los que no lo son. Sin
embargo, eso no quiere decir que todos los pueblos indgenas estn organizados ni que
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todos utilicen los mismos mtodos de lucha y organizacin. Entre algunos pueblos
indgenas hay revolucionarios y contrarrevolucionarios; en las regiones indgenas de
Chiapas lo mismo hay indgenas miembros del EZLN que indgenas formados como
paramilitares,
militantes
priistas
perredistas,
de
organizaciones
sociales
progobiernistas o independientes, etc. Lo que quiero decir es que los que estn
organizados definen por diversas circunstancias sus objetivos, sus mtodos de lucha y sus
formas de organizacin. La base de una estructura comunitaria slida es un factor que
puede facilitar cualquier proyecto poltico y social frente a comunidades mestizas que no
cuentan con experiencia organizativa previa; siendo as, los pueblos indgenas cuentan con
ese ingrediente a su favor.
Afirmar que las policas comunitarias surgieron por la defensa de sus territorios y
recursos naturales, mientras las autodefensas surgieron por estar en contra de los grupos
criminales es parcialmente cierto, pero es un error porque todos han surgido por la
creciente inseguridad a partir de que los grupos criminales se afianzaron en los territorios
indgenas o mestizos. Por lo tanto, todos defienden su territorio y todo lo que existe en
ste, porque estamos hablando de todo su hbitat. Un buen ejemplo lo tenemos en
Michoacn, donde los comuneros de Chern fundaron su polica comunitaria contra la
violencia de los crteles de la droga en su territorio, que entre otras acciones de saqueo
estaban talando sus bosques pero tambin asesinando personas, extorsionando al pueblo,
etc. De la misma forma podemos decir que las autodefensas mestizas en la zona de Tierra
Caliente, en Michoacn, surgieron debido a la creciente violencia en sus regiones por la
agresividad territorial del cartel de los Caballeros Templarios, que se apropiaba de
ranchos, huertos, minas, caminos, comunidades, al grado de haber cercado a la poblacin
hasta en los espacios pblicos. Por lo tanto, podemos decir que la accin de estos
esfuerzos sociales consiste en implementar una tctica de autodefensa territorial basada
en la reapropiacin de comunidades que estuvieron en manos de la contraparte, lo que
puede implicar el despliegue de fuerzas en la regin para desplazar a los carteles y ocupar
las posiciones del enemigo.
Continuando con el parangn de las comunidades indgenas frente a las mestizas,
en trminos de derechos colectivos los pueblos indgenas tienen ms prerrogativas en la
320
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derecho que deriva de la libre determinacin que gozan todos los pueblos para
convertirse en Estados-Nacin y ese derecho le corresponde a las colectividades sin
distingo de carcter identitario. Slo que para cuidar que los pueblos indgenas no
pretendieran separarse del Estado al que pertenecen, luego de una larga lucha, en la OIT
se gan el debate para reconocerles la autonoma, que consiste en la facultad de
autorganizarse y autogobernarse dentro de los lmites del Estado nacional al que
pertenecen. Debido a la lucha indgena zapatista por la aprobacin de los Acuerdos de San
Andrs, el tema de los derechos colectivos, en particular el derecho a la autonoma, fue
marcado como exclusivo de los pueblos indgenas cuando no debera ser as, ya que este
es un derecho de los pueblos o nacionalidades de algunos pases como Espaa, Alemania,
Italia, Rusia y Nicaragua, entre otros.
Aunque debo mencionar algo interesante: la CRAC-PC no llama autonoma a su
propio proceso, que se inscribe inicialmente dentro de un movimiento indgena. Esto nos
habla de una realidad especfica y del nivel de la discusin interna de la Comunitaria, pero
en particular de su orientacin poltica para favorecer su tctica de crecimiento. Fue una
manera de alejarse del discurso radical, aunque la autonoma en esencia no lo es, pero en
los aos posteriores a la firma de los Acuerdos de San Andrs se desarroll una campaa
que acusaba a los pueblos indgenas de querer separarse del Estado Nacional. Eso llev a
evadir el trmino para no dar ms argumentos a los reaccionarios del bloque dominante,
que buscaban cuestionar e impedir el proceso. Eso no quiere decir que renunciaran a la
autonoma, slo apostaron a construirla en los hechos y decidieron que no haca falta usar
ese trmino recurrentemente como parte del discurso pblico y le llamaron a su modo:
sistema de seguridad, justicia y reeducacin comunitaria.
Por todo lo anterior, decir que las policas comunitarias tienen derechos colectivos
reconocidos en la Constitucin o en tratados internacionales por su carcter tnico, por
ejemplo la autonoma, y que por ese motivo tienen no slo la legalidad sino la legitimidad
para conformarse como grupos armados que defienden sus territorios y recursos
naturales, significa desconocer la lucha del movimiento indgena que poco a poco ha
venido conquistando algunos derechos importantes aunque insuficientes, que adems son
derechos colectivos que trascienden lo tnico y corresponden a todas las colectividades,
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323
justicia indgena de la CRAC-PC, as como su vinculacin con el Poder Judicial del Estado y
su participacin en el sistema estatal de seguridad pblica. Sin embargo, a principios de
2013 el gobernador plante un decreto para subordinar a su mando a todas las
autodefensas; fue as como en noviembre de 2013, el Congreso del Estado de Guerrero
aprob el decreto por el que se cre el Cuerpo de Polica Rural como rgano operativo
auxiliar de la seguridad pblica.
Este decreto cae en contradiccin con la Ley 701. En trminos jurdicos se puede
ganar el caso, pero el problema se basa en definir quines son sujetos de derecho de cul
Ley o decreto. Es decir, los miembros de la CRAC-PC se ajustan perfectamente a la Ley
701, pero y los otros? Las dems autodefensas son mestizas, y lo anecdtico es que la
autodefensa de la UPOEG se encuentra encabezada por un indgena (fundador de la CRACPC) pero conformada en su mayora por mestizos. O en el caso de la Polica Ciudadana y
Popular (PCP) de Tamalacacingo del municipio de Olinal, de composicin indgena, que
cuenta con un rgano de justicia denominado Consejo de Gobierno, Seguridad y Justicia,
decidi mantener su autonoma y estableci una alianza con la CRAC-PC con la finalidad
de ir juntos no slo en la coincidencia poltica y de legitimidad, sino tambin en el
reconocimiento legal; o bien, la apuesta de la autodefensas mestizas de Huamuxtitln y de
Olinal, que prefirieron sumarse a la CRAC para ser cobijadas como una polica
comunitaria ms, al menos en el carcter legal, aunque eso no impidi que en el caso de
sta ltima sus comandantes fueran encarcelados, acusados de secuestro.
Ms all de todo lo anterior, no me parece sensato revivir el debate de la guerrilla
buena y la guerrilla mala luego de la aparicin del EPR en 1996, que pretenda remarcar
las diferencias y la legitimidad entre ellos y el EZLN. Afortunadamente la direccin
zapatista supo distinguir con claridad la falsedad del debate alentado desde las esferas
gubernamentales, los intelectuales orgnicos y algunos simpatizantes. Por eso, insisto, hay
diferencias naturales en todo proceso, pero veo muchas similitudes en lo que conocemos
como policas comunitarias y autodefensas, en particular cuando hablamos de la forma de
lucha y la forma de organizacin estamos hablando de lo mismo. La diferencia crucial que
hay que distinguir de cada proceso es el origen y la postura que adoptan frente a otros
325
gente y las comunidades, o bien es el resultado del ejercicio maquiavlico del gobierno, de
los carteles de la droga, de caciques locales o del Ejrcito para impulsar un grupo
paramilitar. Por eso, cualquier proceso es severamente cuestionado cuando surge, ya sea
por su origen, por sus objetivos, por su forma de lucha y organizacin; entonces, este
proceso puede surgir por motivaciones reales y gozar de autonoma plena, en eso no
debemos dudar. El problema viene despus, cuando un actor toma posicin frente al
conflicto en s, cuando interacciona con actores centrales como el enemigo principal, el
lugar que le asigna al gobierno como enemigo (secundario o principal) o aliado estratgico
y si es capaz de antagonizar frente a ellos; incluso con el cambio de posturas que se
asumen a lo largo de una contradiccin. Siendo as, su autonoma como proyecto o su
independencia poltica tambin est sujeta a amenazas.
Tratar de resolver la contradiccin principal por medio del mtodo de la
autoseguridad armada colectiva en una posicin autnoma frente al gobierno es la mejor
fuente de legitimidad. Esto le permitir al proceso social mantenerse como proyecto el
tiempo que considere necesario o que las condiciones se lo permitan. Por eso no estoy de
acuerdo en caracterizar la temporalidad como un factor de legitimidad del proceso de
autodefensa o polica comunitaria, sino ms bien por su carcter autnomo y antagnico.
La aparicin de una polica comunitaria es un paso poltico-militar muy arriesgado
porque implica emerger en un marco de ilegalidad, sin recursos econmicos, equipo ni
capacitacin. Sin embargo, si el proceso surge a partir de bases sociales de injusticia,
donde la poblacin no encuentra otra manera de confrontar a los enemigos comunes,
pues no har otra cosa ms que pedir la intervencin del Ejrcito o reproducir el mtodo
que se sigue en la CRAC-PC. A diferencia del lejano 1995 en Guerrero, con una apuesta
riesgosa, el surgimiento de otros esfuerzos de autoseguridad en 2012 y 2013, en once
estados del pas, gener condiciones de arropamiento mutuo, y a pesar de que no estn
unificados en un movimiento nacional de autodefensas, en los hechos gener una
correlacin de fuerzas favorable para dar la batalla frente a los carteles y al rechazo del
gobierno. Como sucedi en Guerrero y en Michoacn, la tctica del dilogo puede
realizarse en cualquier momento pero en condiciones de independencia poltica entre las
partes. Si el dilogo se realiza bajo condiciones que obligan al proceso social a claudicar
327
demandas con actitudes sumisas frente al gobierno se pierde no slo credibilidad sino
tambin legitimidad.
Hay un nivel mayor que define las luchas dentro de las contradicciones, la lucha de
los contrarios tiene una forma en la que se puede presentar: el antagonismo. Algunas
contradicciones aqu estudiadas tienen un carcter antagnico abierto: el caso de Atenco,
la APPO y el movimiento zapatista; otras que pasan de ser antagnicas a no antagnicas,
como el MCNAM. Para el caso de las policas comunitarias y las autodefensas, el escenario
de confrontacin se dio en primer lugar contra el crimen organizado como enemigo
principal; la CRAC-PC ubic al gobierno como enemigo secundario, mientras que otras
expresiones ubicaron al gobierno como su aliado. Ah se pierde el carcter antagnico,
ms bien nunca existi (existe una contradiccin pero sin antagonismo). Eso tampoco
quiere decir que siempre vaya a ser as, porque puede suceder que una contradiccin que
originalmente no era antagonista termine sindolo.
El mejor ejemplo de lo anterior son las autodefensas de Michoacn, donde el
proyecto o el mtodo fue antagonista pero no sus dirigentes, alianzas y polticas. Mucha
gente se confundi porque vio un proceso profundamente radicalizado, que para muchos
representaba el prembulo de la revolucin encabezada por lderes con poca o nula
experiencia de lucha y con muchos intereses por delante. No estoy diciendo que no pueda
existir una ruptura que los obligue a pasar a una lucha antagnica, slo que en el caso de
las autodefensas de Michoacn se ve muy difcil, en particular porque el objetivo del
gobierno se cumpli, desarticul a las autodefensas, les rompi su carcter autnomo y
convenci a los lderes a convertirse en Fuerzas Rurales, o lo que es lo mismo, en rganos
de seguridad comunitaria, auxiliares de la seguridad pblica estatal. Pasaron de ser
procesos sociales autnomos, que asumieron una forma de lucha armada para la
autoseguridad comunitaria mediante la conformacin de sus autodefensas, a simples
rganos auxiliares como Fuerzas Rurales dentro de la intervencin y subordinacin
gubernamental.
Aqu se encuentra el riesgo poltico permanente en cada proceso, el hecho de que
una lucha presente un carcter autnomo y antagnico que le d una base legtima no
328
quiere decir que siempre deber ser as, porque pueden ocurrir cambios producto de las
contradicciones internas, de las confrontaciones con los enemigos, de cooptaciones de
lderes o colaboracionismo hacia el gobierno, de alianzas con fuerzas reaccionarias, entre
otras. Lo que trato de explicar es que el antagonismo puede variar por la llegada de
nuevos liderazgos dentro de la organizacin, para bien o para mal.
Los riesgos en la CRAC-PC
El principal riesgo de un proceso tan importante como la Polica Comunitaria de Guerrero
es la institucionalizacin, porque sus dirigentes pueden ser cooptados y pueden perder el
rumbo del proyecto. Hoy no existen las mismas condiciones que impulsaron su
constitucin; por eso, antes de ver al enemigo comn prefirieron buscarlo dentro, se el
error de sus grupos, no del proceso social. sa no es la nica amenaza, sino tambin las
posturas colaboracionistas, de dilogo condicionado con el gobierno.
Como en todo proyecto importante, la disputa por el control poltico es la premisa
mayor de varias organizaciones. La lucha por el liderazgo se vuelve catica y dispara la
discordia entre sus miembros, se forman grupos, se arman alianzas, se persiguen intereses
individuales o de grupo; eso es parte de la forma en que se construyen las relaciones
sociales. En la CRAC-PC el rgano mximo es la asamblea, tiene mucho poder pero es
difusa frente al liderazgo que ostentan los cargos institucionalizados. Los cargos ms altos
son los de coordinadores, comandantes regionales y consejeros. La estructura del sistema
comunitario est diseada bajo un sistema asambleario, pero a la vez soportada por la
estructura policiaco-militar de jerarquas y rangos bsicos; es decir, cuenta con un diseo
estructurado para la seguridad, la justicia y la reeducacin. Existe una intencin
asamblearia que pone candados a la estructura policiaco-militar, o sea que prevalece el
principio de la horizontalidad. Por ese motivo existe la CRAC, que toma decisiones
operativas, pero el rgano mximo es el encargado de juzgar y de tomar las decisiones
fundamentales de todo el sistema, as que la visin asamblearia de la comunidad se
encuentra en constante tensin con la visin jerrquica y vertical de mandos que toman
decisiones centralizadas a la hora de operar.
329
A pesar de que existen candados, el problema no est resuelto del todo porque ah
se conjugan otros aspectos propios de las prcticas polticas en Mxico: el liderazgo
individualizado. Suena absurdo decirlo, pero la magnitud del proyecto en la CostaMontaa de Guerrero, luego de diecinueve aos, es su principal problema porque la
CRAC-PC es un actor social con mucho peso en el pas, pero en especial con mucho poder
frente a actores polticos en ese estado. El problema es que todo el acumulado histrico,
la consolidacin de un proyecto de tal envergadura, la legitimidad en todas sus regiones,
el nmero de municipios, comunidades y policas agrupados en el sistema comunitario,
representan mucho poder. Si bien el poder real lo ejercen los pueblos, el poder formal y
operativo lo ejercen quienes ocupan los cargos ms altos, en especial los de San Luis
Acatln.
En su proceso de institucionalizacin, el proyecto CRAC-PC comenz a acumular
muchos privilegios en pocas personas, al grado de dejar a un lado la esencia del proyecto
por el centralismo con que operaba la direccin poltica y policiaca, con una actitud elitista
que privilegiaba los intereses de los grupos ms que de los pueblos (Barrera citado en
Rojas, 2014a). Por ejemplo, se cre una fuerza especial en la coordinacin de Pablo
Guzmn que gener una situacin de mayor concentracin de poder y hasta privilegio con
esa visin jerrquica de carcter miliciano sostenida con recursos pblicos. Adems, las
constantes luchas internas por tomar la conduccin y mantenerse generaron clientelismos
polticos para incorporar a ms comunidades, afines a los intereses de los coordinadores
en turno. La gran debilidad de esos liderazgos fue aprovechada por el gobierno para minar
la lucha por la autonoma como proyecto ms integral, la lucha contra las mineras y su
defensa del territorio. Todo esto de manera reciente, a partir de la obtencin de recursos
estatales del coordinador depuesto, Eliseo Villar, ya que flexibiliz sus posturas porque
acept registrar sus armas y permiti credencializar a los policas comunitarios. Por este
motivo el proyecto se fue perdiendo y hay voces crticas que hablan del entreguismo de la
CRAC-PC; otros mencionan que, al contrario, se gan terreno para ser reconocidos por las
autoridades.
El hecho es que el gobierno estatal comprendi la fractura de la CRAC y su proceso
de debilitamiento, por eso favoreci con el apoyo de recursos a todos los coordinadores
330
papel que puede jugar en un determinado momento puede ser central para impulsar un
programa mximo a escala nacional. Con la CRAC-PC cualquier lucha que maneje un
programa mximo de carcter nacional tendra ms posibilidades de obtener el triunfo.
332
CAPTULO VII
LOS DOS ASPECTOS PRINCIPALES
334
En resumen, para ubicar diversos procesos sociales nacionales (no slo los rurales
sujetos a estudio) como aspectos principales o secundarios de una contradiccin
fundamental, me estoy apoyando indistintamente en el nivel de agravio, su impacto
social, su continuidad y agudizacin y su respuesta social; si adopt la forma de
antagonismo abierto, si las condiciones objetivas lo potenciaron; la aparicin recurrente
de aspectos de una misma contradiccin, si gener una crisis social o poltica, si se produjo
una prdida de consenso social o de hegemona y en el anlisis de la correlacin de
fuerzas.
Como he explicado, hago referencia a dos contradicciones fundamentales que
aparecen alternadamente como principales y secundarias a la vez: la econmica, ubicada
en el plano de la estructura, y la que se da como resultado del dominio/direccin del
aparato de Estado que ocurre dentro de la superestructura, ambas ligadas estrechamente.
Quiero destacar que de la segunda contradiccin fundamental resaltan dos aspectos
principales en las que basar m reflexin: la primera, expresada claramente en la parte
poltica, enfocada ms a la disputa por el aparato de Estado y se manifiesta en el
autoritarismo y la antidemocracia; y la segunda, que se expresa como producto del
ejercicio del poder en los temas de la inseguridad, la injusticia, la corrupcin y la
impunidad.
Para complementar el anlisis abordar los momentos polticos que tambin
expresaron una crisis poltica del grupo dirigente, porque cada proceso agudiz en cierta
medida las contradicciones; eso nos permite adentrarnos en la manifestacin ms ntida
de su prdida de consenso social o de hegemona frente al bloque social de los oprimidos;
adems, fueron momentos que tambin develaron la forma ms cruda y abierta en la
lucha por mantener o cambiar la relacin de fuerzas entre estos dos bloques, sometidos a
un antagonismo histrico. Sin embargo, ms que dar una explicacin detallada de los
mismos, pondr nfasis en el carcter instrumental adoptado en estos procesos sociales y
mi propia postura poltica, que me permite ofrecer una visin complementaria al anlisis
publicado por diversos especialistas, ya que la finalidad en todo este texto es enfocarme
en los ejes de mtodo, tctica y estrategia del pueblo dentro de la contradiccin
antagnica.
335
alternativas que tuvieran por base otras ideologas y otras polticas para la solucin
de los grandes problemas del pas y de la gente. El entreguismo, el alto
endeudamiento con el exterior, el disparo de la inflacin y la seria cada de los
niveles de vida provocaron una profunda irritacin en la poblacin, que aument al
ocurrir el sismo de 1985, que adems de la gran destruccin que ocasion,
principalmente en la ciudad de Mxico, dej ver ante el pas a un Presidente
pusilnime e incapaz de reaccionar ante la desgracia (Crdenas, Op. cit.).
Por supuesto que esa postura crtica y renovadora dentro del partido de Estado
gener malestar en la nomenclatura que defenda a su derecho consuetudinario basado
en el dedazo. As fue como De la Madrid eligi a Salinas de Gortari como su sucesor. Con
eso, la Corriente Democrtica consum la ruptura con el sistema y el partido, lo que
represent una definicin poltica porque se coloc inmediatamente como el enemigo
antagnico del rgimen priista.
De esta manera, Crdenas, con el apoyo de diversos partidos de oposicin, fue
impulsado como candidato del Frente Democrtico Nacional, con un fuerte apoyo popular
que pareca indicar la victoria frente al candidato oficial, que representaba el
autoritarismo de Estado pero tambin la continuidad de esa poltica y corriente
econmica neoliberal iniciada por De la Madrid. Hasta que lleg el 6 de julio de 1988, el
da de las elecciones: mientras se realizaba el cmputo en la Comisin Federal Electoral,
presidida por el entonces secretario de Gobernacin, Manuel Bartlett, surgi un hecho
sintomtico cuando la autoridad electoral mostr datos del distrito electoral en Tula,
Hidalgo, que no correspondan a los que mostraba el representante del Partido Autntico
de la Revolucin Mexicana (PARM); ah se cay el sistema:
ese fue el momento en el que lleg la instruccin del presidente de no dar ms
informacin a la opinin pblica sobre cmo estaban movindose las cifras
electorales. "Cuando eso ocurri asienta De la Madrid en su libro se dej de dar
dicha informacin, pues los funcionarios de los comits distritales se dedicaron de
lleno a analizar y computar las casillas que les correspondan, a fin de llegar al
resultado oficial". Fueron los das, debe decirse, no para analizar y computar, sino
337
para manipular las cifras electorales y ponerlas a tono con el fraude () La cada y
el silencio del sistema de cmputo electoral se prolongaron por varios das
(Crdenas, Ibd.).
Las conclusiones sobre la existencia del fraude son evidentes, pero sigamos con el
relato directo del protagonista de ese hecho poltico:
As fue el fraude electoral que comenz con las rdenes de Miguel de la Madrid al
Secretario de Gobernacin y Presidente de la Comisin Federal Electoral de
suspender el flujo de la informacin sobre los resultados electorales, y al
presidente del partido oficial de declarar, sin tener cifras que lo sustentaran, "el
triunfo del PRI", pues necesitbamos, dice en su libro, "darlo por sentado el da 7,
ante el peligro de que cundiera la conviccin que Cuauhtmoc haba ganado en
todo el pas..." Cuidadosos estudios posteriores a los das de los cmputos y de los
conflictos poselectorales han permitido establecer como los resultados ms
probables de esa eleccin presidencial los siguientes: 22.4 por ciento de votos en
favor del PAN, 36.4 del PRI y 41.2 por ciento del FDN (Crdenas, Ibd.).
La respuesta al fraude del 88 fueron las grandes movilizaciones impulsadas por la
indignacin y el repudio que provoc la imposicin de Salinas. En realidad se abrieron
condiciones de agudizacin de la protesta y de confrontacin, lo que colocaba en un
dilema al movimiento poltico en torno a la figura de Crdenas: la salida que se encontr
como ms viable en el FDN fue la de llamar a formar una organizacin poltica que pudiera
alcanzar la capacidad necesaria para llevar a cabo los cambios que el pas estaba
reclamando. De esa decisin naci, poco despus, el Partido de la Revolucin
Democrtica (Crdenas, Ibd.).
Ese fue un momento crucial en la vida poltica nacional, ya que estaban dadas las
condiciones para optar por un mtodo de lucha que pudiera resolver las contradicciones
existentes, por un lado, el de la existencia de un Estado autoritario y antidemocrtico (la
contradiccin principal que desempe el papel dirigente), y por otro, la imposicin del
modelo neoliberal (como contradiccin secundaria). Es decir, era un momento de crisis
338
En su momento, nadie tena idea de cul sera el derrotero en la aventura por la revolucin democrtica
en nuestro pas. Tampoco estoy afirmado que el PRD tal cual lo conocemos ahora o los gobiernos
perredistas por definicin tenan que ser una reproduccin fiel de la clase hegemnica: pudo saber sido un
instrumento para la transicin a la democracia pero se convirti en un partido del sistema. Y es que en la
izquierda institucional cuando empez a ocupar espacios de gobierno, los nfasis y los acentos se fueron
recorriendo del uso instrumental de la democracia electoral y representativa para visibilizar y promover la
lucha de clases que sostenan las izquierdas socialistas, al uso clientelar de la organizacin popular como
plataforma para sostener candidaturas y garantizar reservas de votos. De ser un recurso para sostener el
antagonismo, la participacin electoral desat un crculo vicioso de produccin y reproduccin de la
subalternidad (Modonesi, 2015: 18).
339
la fantasa que nos haban vendido y que ellos mismos se haban credo: de ser la nica va
que nos convertira en una de las grandes economas mundiales.
La declaracin de guerra del EZLN vino a ubicar en la realidad al pas, porque
emergi un grupo armado, mayoritariamente indgena, que se defini por un mtodo de
lucha insurreccional para tratar de resolver dos contradicciones, la dictadura
monopolizada por el partido en el poder, el PRI a travs de Salinas de Gortari, y la
imposicin del modelo neoliberal, ubicada entonces en una fase de profundizacin sin
punto de retorno, al menos en los cuatro lustros que le siguieron. El proyecto eje de la
poltica neoliberal en el sexenio de Salinas fue el TLCAN, expresin de la contradiccin
principal que desempeaba el papel dirigente; por ello su aspecto principal fue la
insurreccin zapatista, que vino a cuestionar de fondo la aplicacin y profundizacin del
modelo neoliberal, elaborando su propio proyecto a partir de sus trece demandas: techo,
tierra, trabajo, alimentacin, salud, educacin, informacin, cultura, independencia,
democracia, libertad, justicia y paz.
La contradiccin tuvo un carcter antagnico, porque en la Declaracin de la Selva
Lacandona y en sus planteamientos centrales, el zapatismo no slo pretenda el
derrocamiento del gobierno sino tambin el cambio de modelo econmico. Si el
cardenismo haba decidido optar por la va institucional fundando un nuevo partido, seis
aos despus unos indgenas haban optado por la confrontacin armada como mtodo
para resolver la contradiccin. De los treinta aos de neoliberalismo en nuestro pas, este
es el momento ms tenso, donde el modelo se puso en mayor riesgo. Sufri una crisis de
legitimidad, ya que fue cuestionado de fondo desde las entraas del pueblo, por los ms
marginados y olvidados de la sociedad, los pueblos indgenas. Por fin se dio un choque de
fuerzas, la del poder del Estado con sus aliados en bloque y la de un grupo insurrecto con
la sociedad civil como su aliada principal.
Para profundizar en este tema no me centrar en el anlisis poltico, sobre lo cual
ya bastante se ha publicado, sino que lo abordar de acuerdo con mis objetivos de
estudio. Para ello me apoyar en una entrevista realizada por la periodista Gloria Muoz
Ramrez, en marzo de 1994, al Subcomandante Insurgente Marcos, indita hasta inicios
341
del 2014. En ese documento se abordan temas de estrategia, clculos inciales, maniobras
y despliegue militar, los errores y el balance de la guerra a tres meses de los combates.
Todos estos aspectos son relevantes para mi investigacin, porque expresan el carcter
estratgico con que el EZLN prepar la confrontacin contra el gobierno federal mediante
la lucha armada.
La estrategia tena que ser la de un ejrcito regular y no la de una guerrilla, porque
se contaba con la gente necesaria para hacer esas acciones como ejrcito regular;
de eso dependa que pudiramos brincar los obstculos que preveamos, sobre
todo de manejo ideolgico del movimiento, que nos acusaran de narcoguerrilla, de
extranjeros, de bandidos, y de todo eso con lo que tienen que cargar las guerrillas
cuando aparecen. Era necesario dar un golpe que fuera lo suficientemente
espectacular para que no se sostuvieran las tesis que manejan el gobierno y los
medios en contra nuestra. Por eso se decide que el ataque sea en las ciudades. No
empezar combatiendo como las guerrillas tradicionales, con pequeos golpes en
algunos lados a columnas mviles o pequeas guarniciones, sino ir sobre las
ciudades para inmediatamente dar a conocer el movimiento, sus caractersticas y
su fundamento social () Con el pensamiento bsico de la propaganda armada se
decide la estrategia del primero de enero, es decir, no es en trminos militares que
se decide, sino en trminos de propaganda (Marcos entrevistado en Muoz,
1994a).
El Subcomandante Marcos dice que en realidad el alzamiento estaba preparado a
las cero horas del 31 de diciembre de 1993, slo que por cuestiones de clima y terreno, y
como consecuencia de carcter logstico, se dio el levantamiento el 1 de enero de 1994.
Desde 1992 haban hecho una consulta con las comunidades y en ella se haba decidido la
guerra, estaban esperando el momento oportuno para atacar; sin embargo, los temores
de los zapatistas por establecer una fecha conocida por todos, pudieron haber alertado al
enemigo; as que, sin saber el da, decidieron que era en 1993 o no sera nunca. Marcos
relata as el mecanismo que establecieron: es ah cuando me dicen: vamos a dar un plazo
en este ao y t escoge la fecha, entonces preprate y prepranos para ese da. Y cuando
t consideres que ya estamos listos, hay que lanzarse; nada ms no te aceptamos que
342
pase de este ao, tiene que ser a fuerza en este ao, es el lmite que te ponemos. Y me
dejan la fecha a m (Marcos entrevistado en Muoz, 1994b).
Un problema que tuvo el zapatismo con esta determinacin fue el hecho de pasar
de la autodefensa a la preparacin de un ejrcito para el ataque. Ante la informacin de
los servicios de inteligencia sobre la guerrilla, el zapatismo trat de congelar sus
movimientos, su estrategia fue de simulacin, de aparentar que ya no haba nada, que se
haba abandonado la lucha armada. Hicieron planes de salida, delinearon rutas de
agrupamientos de unidades, de sealamiento de objetivos, lneas de repliegue, la
definicin de los escalones de mando: en s, los clculos y escenarios propios de un plan
de guerra.
El terreno fue un problema importante, porque no es lo mismo defenderse en la
selva que atacar en la ciudad, as que hicieron un trabajo de inteligencia militar para
ubicar armas, se infiltraron entre las guardias blancas para saber dnde las tenan
guardadas en las fincas. Se trat de una operacin rpida. El da en que los finqueros
celebraban el ao nuevo, los zapatistas se apropiaron de varios cientos de armas. De la
misma forma, apoyados en la sorpresa del golpe inicial, tomaron otros cientos de armas
usadas por el ejrcito y las policas.
Los planes para el ataque no se realizaron en forma simultnea, lo que le permiti
al enemigo reaccionar en sus cuarteles-base. El primer ataque se dio en San Cristbal a la
una de la maana; despus, el de Las Margaritas, a las tres de la maana; luego el de
Altamirano, a las siete de la maana; el de Ocosingo, a las tres de la tarde; en esas horas
del da cayeron Chanal y Oxchuc; y para la madrugada del 2 de enero cay Huixtn. En
total, siete cabeceras municipales estuvieron en manos de los zapatistas.
Siempre de acuerdo con la entrevista a Marcos, la maniobra militar que
desarrollaron en esos das consisti en la concentracin de fuerzas sobre los puntos de
ataque ya mencionados, y despus el despliegue en los puntos ms fuertes, los cuarteles
de Comitn y Rancho Nuevo. Otra parte de la fuerza se repleg para controlar la
plataforma de despegue, la Selva Lacandona. Se produjo el despliegue de fuerzas,
343
avanzaron dos columnas sobre Rancho Nuevo (con la intencin de realizar una maniobra
de pinzas para atacar por dos extremos), y fuera de tiempo lo hizo otra columna sobre
Comitn. En Rancho Nuevo pas lo mismo, las dos columnas llegaron a destiempo por lo
que no lograron concentrar fuerzas; una patrulla se adelant de manera imprudente y
choc con el ejrcito, se perdieron catorce compaeros, se desorganiz esa columna y, al
perder el control, los grupos de mando se retiraron en desorden. Una columna en las
inmediaciones de San Cristbal se encarg de realizar el hostigamiento en el cuartel de
Rancho Nuevo para darle tiempo a la retirada a la tropa dispersa. Los das 3, 4, 5 y 6
estuvieron peleando en las inmediaciones del cuartel, no con la intencin de tomarlo sino
de fijar a la tropa para que no se desplegara. Cuando Ocosingo cay en manos del ejrcito,
el EZLN se retir de Altamirano y Las Margaritas; de igual manera la columna fijada en
Rancho Nuevo, y fue as como se produjo el repliegue. Sin embargo, Marcos comenta que
hubo factores que explican lo ocurrido:
Bueno, la tardanza en el inicio de los ataques en Altamirano y Ocosingo no es un
error. En trminos militares manda el general clima y el coronel terreno. T puedes
hacer planes maravillosos, pero el clima es quien te va a permitir hacerlo, y el
terreno te va a obligar a hacerlos de una u otra forma. Los verdaderos generales de
la guerra son esos, el tiempo y el terreno. En este caso el tiempo jug en contra
nuestra en Altamirano y Ocosingo. Haba que sacar tropa de muy atrs, el camino
estaba muy malo () Entonces lo que pas no es un error del mando (Marcos
entrevistado en Muoz, 1994a).
Siguiendo con el relato, el Subcomandante abunda en el anlisis de los errores
tcticos y estratgicos. Ante la pregunta directa sobre si cometieron errores estratgicos,
respondi:
Ninguno, tcticos s. Entre los errores tcticos es que la tropa que estaba en
Ocosingo cede los accesos y se encierra en el mercado. Es un terreno que no
manejamos. Es decir, t no puedes llevar a la tropa a pelear donde no sabe pelear,
pues la pones en desventaja. Para un ejrcito popular, que no est bien armado,
tienes que llevarlo a pelear en ventaja, cuando ests seguro de que vas a ganar. En
344
Lacandona (parte del escenario previsible). Sin embargo, eso no ocurri, al contrario, lo
que emergi fue un nuevo sujeto colectivo, la sociedad civil organizada que demand el
cese al fuego. La valoracin poltico-militar del EZLN fue atender la demanda civil, lo que
implic seguramente el balance de su fuerza, la capacidad de fuego del grupo armado, el
xito hasta ese momento alcanzado y la valoracin de la fuerza del enemigo, entre otras.
Obviamente, eso implicaba modificar su tctica para cambiar el terreno de la
confrontacin, es decir, pasar de una confrontacin militar a una mesa de dilogo y
confrontacin poltica entre las partes. Las contradicciones eran las mismas, lo que se
modific, sin renunciar a ello, fue el mtodo para resolverla. En ese periodo, Marcos
realiza el balance a tres meses del alzamiento:
A nivel estratgico es una victoria. Es decir, aunque perdimos algunos combates,
por ejemplo el de Ocosingo, mantenemos el control de un territorio todava, a casi
tres meses del inicio de la guerra. En inferioridad numrica y de medios, damos a
conocer nuestro movimiento, nuestras demandas, su base social () Nosotros le
jugamos a eso, le apostamos a brincar etapas y ponernos de lleno ante la sociedad
como interlocutores. La sociedad es la que pregunta entonces quines son y qu
quieren. En este sentido creo que lo logramos, que tuvimos un xito estratgico,
sobrevivimos, existimos, aunque nuestras posibilidades militares son muy
limitadas, nuestras posibilidades polticas son gigantescas, envidiables, dira yo,
para cualquier otro movimiento (Marcos entrevistado en Muoz, 1994a).
Esta confrontacin mejor la relacin de fuerzas durante un periodo, defini la
existencia de una oposicin no en un plano poltico-electoral sino en el escenario ms
amplio y profundo, debido a la existencia de un grupo armado que planteaba demandas
sociales y el derrocamiento del rgimen. As se inici un largo proceso de dilogo entre el
gobierno federal y los rebeldes, en medio de una crisis poltica generada desde el propio
Estado, con los asesinatos polticos en un contexto electoral para definir la Presidencia de
la Repblica en 1994. Es interesante cmo el zapatismo y el cardenismo, a pesar de
plantear dos mtodos distintos, trataron de complementarse impulsando la Convencin
Nacional Democrtica, aunque la relacin de fuerzas, a pesar de que mejor, no estaba a
su favor. Mientras tanto, la crisis poltica de fin del sexenio de Salinas oblig a la
346
suspensin del dilogo, pero no impidi que el PRI lograra retener la presidencia de la
Repblica con la llegada de Zedillo al poder a costa de una grave crisis econmica
agudizada por el error de diciembre. En poco tiempo Zedillo intent romper con la va
del dilogo en el conflicto chiapaneco, trat de detener a la direccin del EZLN y de
provocarlos para obligarlos a regresar al terreno militar, donde saban que podan alcanzar
la victoria. Su intento fracas, y como consecuencia de ello se gener un proceso de
dilogo ms elaborado, con reglas y procedimientos ms claros para las partes en lo que
se conoce como los Dilogos de San Andrs.
El impacto del zapatismo incidi en otros movimientos del pas y en el resto del
mundo e inaugur una serie de tendencias novedosas en el terreno de los imaginarios y
los discursos, as como en las dinmicas organizacionales. Al mismo tiempo, a pesar de tan
promisorias perspectivas y de una centralidad simblica y poltica entre 1994 y 2001, el
zapatismo qued atrapado en la fallida tctica de forcejeo-negociacin con el Estado y no
logr generar una ruptura real en la poltica nacional (Modonesi, 2015). Si bien el
zapatismo sigue vigente, la fuerza alcanzada con los doce das de lucha armada y su
cambio de tctica mediante el dialogo no fue suficiente para resolver las contradicciones
fundamentales ni para alcanzar sus objetivos de aprobacin de los derechos indgenas,
aunque sus avances en el plano de la autonoma de hecho siguen siendo aleccionadores.
La embestida de 2006
Si algo identifica al ao 2006 con 1988 en Mxico es que ambos hechos histricos son los
nicos dos momentos de un equilibrio de fuerzas entre el bloque social de los oprimidos y
el bloque histrico. El escenario ms esperado por un importante sector del pueblo que
opt por el mtodo poltico-electoral para alcanzar el gobierno federal (aunque no
necesariamente el poder) se present en esas elecciones presidenciales: la oposicin
representada por un conjunto de fuerzas en el FDN abanderando a Cuauhtmoc Crdenas
en 1988, y la Coalicin Por el bien de Todos encabezada por Andrs Manuel Lpez
Obrador en 2006, consiguieron a partir de su programa, su discurso y su propaganda, pero
en especial a partir de las condiciones sociales, polticas y econmicas por que atravesaba
el pas, atraer una mayora de electores que votaron a su favor. Ganaron en las urnas. Sin
347
embargo, en ambos casos la fuerza alcanzada por esos movimientos cvicos y el control
del aparato de Estado por parte del bloque hegemnico, con el control absoluto del PRI y
su alianza con el PAN, y viceversa, no fue suficiente para reconocer ante las instancias
electorales los triunfos, mucho menos revisar las urnas o contar las boletas electorales.
Falt el reconocimiento del triunfo para cambiar la relacin de poder. Estamos hablando
de que ante ese empate catastrfico, el mensaje fue claro para el grupo que estaba
perdiendo la direccin hegemnica; por eso, antes que dejar el poder prefiri lanzar el
ltimo recurso que le quedaba, el fraude electoral como medida antidemocrtica que
signific un golpe severo a la fuerza de su contraparte.
Mencin aparte merece el proceso electoral del ao 2000, donde la fuerza
principal la tuvo el pueblo para sacar al PRI del poder; desafortunadamente, esa victoria
se la adjudic la fuerza dirigente de ese proceso, la derecha panista que encabezaba
Vicente Fox, consumndose as un cambio de grupo dirigente con la alternancia en el
poder, que no signific ningn cambio en la realidad social, poltica o econmica del pas.
Volviendo al tema que nos ocupa, sin bien la situacin del pas en 1988 y 2006 era
notablemente distinta porque en el primer caso exista el poder absoluto del PRI como
partido de Estado, mientras que en el segundo, el gobierno federal panista se encontraba
debilitado porque ya haba perdido su bono de legitimidad y haba una especie de
consenso generalizado de que el PRD iba a alcanzar el triunfo con su candidato. Sin
embargo, la derecha junto con la oligarqua como parte del grupo hegemnico no estaba
convencida de ello y prefirieron lanzar una ofensiva burda contra Lpez Obrador, Jefe de
Gobierno del Distrito Federal. De esta forma le construyeron un expediente penal e
iniciaron un juicio de procedencia para desaforarlo ante el Congreso de la Unin. La
medida alcanz el objetivo material, pero el efecto poltico se le revirti a Fox, ya que el
desafuero le sirvi a Lpez Obrador para convertirse en el candidato presidencial de
mayor preferencia, uno de los mayores triunfos que ha tenido. Ante este escenario tan
desfavorable, el bloque dirigente tuvo que usar todos los recursos disponibles para
mantener su hegemona.
348
El ltimo elemento en juego desde 2005 y en todo 2006, el factor que represent
la prdida de hegemona de la clase dirigente, mientras se desarrollaba la disputa del
poder poltico, como ya lo dije, el bloque dominante estaba librando una lucha para tratar
de mantener su direccin: como la relacin de fuerzas estaba equilibrada frente al pueblo,
existan riesgos de una derrota electoral. Por eso atacara en todos los frentes como
medida desesperada para ganar fuerza.
La lucha poltica tena en las elecciones un punto climtico para Fox, no haba otro
tema prioritario para el experto en marketing poltico. Por eso, su fijacin se situaba en los
puntos que podan arrebatarle a Lpez Obrador, el puntero de las elecciones de 2006. La
ofensiva contra el candidato perredista se haba adelantado, gracias a lo cual el clima
poltico nacional estaba enrarecido. En el arranque de las campaas se haban presentado
acciones represivas en Sicartsa y Atenco; en mayo estaba en ascenso el movimiento
magisterial en Oaxaca; en junio surgi la APPO; mientras tanto, se desarrollaba una guerra
meditica contra Lpez Obrador; para principios de julio se dio la estocada del fraude
electoral. Se repiti as el episodio catastrfico de 1988. Todos los meses siguientes fueron
tensos porque se vivi el conflicto poselectoral contra el fraude.
De esa forma emergi la Convencin Nacional Democrtica, la estructura del
movimiento poltico contra el fraude electoral. Su mtodo de lucha fue la resistencia civil
pacfica. El mximo logro de este movimiento fue organizar el repudio a la antidemocracia
de Estado mediante acciones masivas no violentas, y por eso la accin ms contundente
fue el enorme plantn que abarcaba desde el Paseo de la Reforma hasta el Zcalo de la
Ciudad de Mxico. Sin embargo, eso no fue suficiente para levantar la moral de un
movimiento golpeado por el fraude e incapaz de cambiar la correlacin de fuerzas, que
pudiera obligar al Tribunal Federal Electoral a realizar la demanda principal del conteo
voto por voto, casilla por casilla o anular las elecciones.
La lucha desarrollada en Oaxaca fue un conflicto magisterial que demandaba
cuestiones gremiales. Ante la represin del gobernador Ulises Ruiz, el pueblo hasta
entonces desorganizado se constituy como sujeto social y conform la APPO, de ah que
los objetivos inciales se transformaran en el programa mximo, la exigencia de la cada
350
del gobernador. En el contexto estatal, la APPO se apoder del control absoluto, lo nico
que le faltaba era la declinacin de Ulises Ruiz; sin embargo, en el plano nacional
sostenan al gobernador priista. Por eso, la APPO le apost al dilogo con el gobierno
federal, donde el papel del gobierno de Fox se manifest ambiguo, porque no aceptaba
ser contraparte y tampoco quera resolver el conflicto, as que jug un papel en la mesa de
dilogo como una especie de rbitro, aunque llegado el momento se transform y se
encarg de resolver el conflicto cuando se convirti en el enemigo principal de la APPO.
La lucha contra el autoritarismo estatal fue la moneda de cambio para que Felipe
Caldern, luego del fraude, fuera reconocido por el PRI como presidente de la Repblica,
porque a pesar de que el conflicto de Oaxaca era un aspecto secundario de la
contradiccin por su carcter estatal, la contradiccin principal se jugaba en el terreno
nacional. Aqu hay algo interesante, porque en lneas anteriores estoy diciendo que la
lucha de Oaxaca fue un aspecto principal de la contradiccin principal, y claro que s lo es,
se convirti en ello precisamente cuando se volvi moneda de cambio para que el priismo
reconociera a Caldern. En contraparte, el gobierno panista tena que derrotar a la APPO
para sostener a Ulises Ruiz, y ante ello, el gobierno de Fox (seguramente junto con
Caldern) us a las fuerzas armadas y en especial a la PFP para embestir a Oaxaca. Ante
un escenario nacional convulsionado, con una resistencia dispersa y con sectores
golpeados pero con agravios profundos que podan organizarse para resurgir ante el
enemigo comn, el rgimen dise una nueva estrategia de confrontacin. El 1 de
diciembre de ese ao, con la toma de protesta de Felipe Caldern como presidente
constitucional, se produjo la puntilla final de ese captulo negro en la historia poltica de
Mxico.
Llama la atencin que los sectores que componen al pueblo mexicano no hayan
actuado en ese periodo de forma unitaria, las condiciones estaban dadas para buscar la
unidad de manera estratgica, donde debi haberse comportado como bloque social de
los oprimidos, como pueblo para s. El ao 2006 fue un momento crtico con un desenlace
negativo: estamos hablando de derrotas de movimientos sociales importantes pero no
slo de eso, tambin hablamos de victorias importantes para el enemigo. El PRI y el PAN,
as como sus aliados, tuvieron la suficiente capacidad para actuar como bloque de poder y
351
fueron capaces de ganar la batalla ms importante para ellos, la electoral. Mientras que
abajo, en el pueblo, hubo acciones dispersas, con proyectos encontrados, por un lado el
electoral y por el otro el social.
Las expresiones ms radicalizadas, como la APPO y La Otra Campaa, si bien
representaron cabalmente el clima explosivo y antagonista de la coyuntura,
quedaron inexorablemente en segundo plano, la APPO marginalizada por su
carcter regional y posteriormente desmantelada por la represin, la OC
fundamentalmente por el desatino tctico de haber escogido incursionar en el
debate electoral asumiendo a AMLO como enemigo principal y posteriormente por
haber despreciado el movimiento contra el fraude (Modonesi, 2015: 14).
En trminos objetivos comparto la lectura del comentario anterior pero no
comparto la idea de que luego de las elecciones algn sector hizo en relacin a que el
zapatismo influy de alguna forma en la derrota, ms an por el poco margen de votos. Yo
creo que hay otros factores ms importantes. El problema es la falta de visin de los
liderazgos, que incluyen y trascienden al Subcomandante Marcos y a Lpez Obrador;
todos asumieron posiciones caudillistas y sectarias que reflejaban incapacidad y soberbia
para afrontar una embestida contra el pueblo. No hubo disposicin de nadie para
acercarse a la base social a decir lo que estaba pasando y quiz tampoco hubo la mnima
lectura poltica para entender la confrontacin en que estbamos envueltos. Haba
condiciones para organizar al pueblo, reproducir la experiencia social de lo que pasaba en
Oaxaca, realizarlo a nivel nacional y generar una situacin revolucionaria, pero no hubo
disposicin de aliarse con otros sectores golpeados y debilitados. Todos asumieron una
posicin de derrota.
El costo de esos errores estratgicos fue muy alto, el desequilibrio en la relacin de
fuerzas del bloque social frente al bloque de poder se hizo ms profundo, sus efectos se
siguen viendo a casi una dcada de distancia. Este momento poltico en la historia reciente
de Mxico gener condiciones para lo que se vendra con el gobierno de Pea Nieto. Con
la debilidad del bloque social y con el pueblo desorganizado y desmoralizado se alentaron
las condiciones de unidad del bloque histrico para la estocada de su proyecto neoliberal.
352
El movimiento antipea
Si bien en la disputa por el poder de 1988 y 2006 la fuerza dirigente estaba encabezada
por personajes ligados a partidos polticos identificados como la izquierda institucional, en
1994, 2012 y 2014 la fuerza dirigente y la fuerza principal a la vez, la asumieron diversos
sectores del pueblo, an no de forma ntida y condensada en un movimiento cvico de
importancia pero s con seales inequvocas de su construccin. Dentro de este sector no
electoral y apartidista, el nico sujeto capaz de haber agudizado los aspectos de las dos
contradicciones centrales en Mxico fue el EZLN en 1994, arruinando la fantasa
modernizadora del rgimen precisamente cuando entraba en vigor el TLCAN y con el
objetivo del derrocamiento del gobierno federal de Salinas de Gortari. Ms all de eso,
ninguno ha tenido esa fuerza que provoc el ataque sorpresivo de su irrupcin para
impactar de tal forma.
Tanto en 1988 como en 2006 varios sectores del pueblo optaron por la tctica
electoral bajo la conduccin de personajes polticos, situacin que resulta normal en
Amrica Latina con los gobiernos progresistas de Bolivia, Venezuela, Ecuador, Uruguay,
Nicaragua y otros, mientras que en Mxico esa opcin parece cerrada si no va
acompaada de una tctica de defensa del voto. No son simples ancdotas los dos fraudes
electorales ni obra de la casualidad, sino eslabones de una ofensiva sistemtica de la clase
dirigente, que cuando pierde la hegemona utiliza el dominio para mantenerse en el
poder. Si antes les funcion, por qu no repetirlo. Si luego de un fraude, a pesar del
descredito social son ratificados por las instituciones que ellos controlan, si a pesar de
todo salen impunes y se fortalecen, quiere decir que ese mtodo les es efectivo. No estoy
diciendo que hay que renunciar a ese mtodo sino que hay que prepararse para defender
hasta el final el triunfo cuando se obtenga.
En este texto, el sujeto de transformacin es el pueblo, que mediante diversos
mtodos, en especial la lucha popular, trata de resolver la contradiccin. Por eso llama la
atencin que diversos sectores del pueblo empiecen a tomar un mayor protagonismo
reclamando no slo ser la fuerza principal que impulsa cualquier lucha sino tambin la
fuerza que dirija su propio movimiento. Es la misma sociedad civil que particip
353
activamente luego del sismo de 1985, la que par la guerra en 1994, pero ms que nada la
que cuestion severamente al candidato presidencial priista, Enrique Pea Nieto, en 2012,
luego de la construccin de su candidatura por Televisa. Adems de eso, los ms de
setenta aos del priismo en el poder, la alternancia panista y el retorno del PRI en 2012,
as como la larga historia de represiones, autoritarismo, antidemocracia, corrupcin,
impunidad e injusticia en el pas estn presentes en la memoria colectiva del pueblo.
Todos son factores que alimentan el encabronamiento colectivo. A nadie se le olvida la
masacre de Tlatelolco de 1968, la guerra sucia de los setentas y principios de los ochentas,
los fraudes de 1988 y 2006, las crisis econmicas, el Fobaproa, la represin a los
movimientos sociales, Acteal, Aguas Blancas, entre muchos agravios sociales que han
mantenido el dominio de la clase gobernante. De esta forma a los estudiantes de la
Universidad Iberoamericana, una universidad identificada como burguesa, tampoco se les
olvid el vnculo de Pea Nieto con Atenco luego de 2006. De ese reproche por su
represin al FPDT bajo las condiciones sociales y polticas antes descritas, surgi en mayo
de 2012 el movimiento cvico-estudiantil #yosoy132, que exigi condiciones de equidad en
la contienda electoral, democratizacin de los medios de comunicacin as como
demandas ms amplias consistentes en un cambio de rumbo para el pas.
El movimiento estudiantil fue el nico traspi serio que sufri Pea Nieto en su
campaa; a pesar de eso, en condiciones de inequidad alcanz el triunfo electoral en julio
de 2012. En el ambiente social de ese tiempo haba un rechazo generalizado a su
candidatura y posterior eleccin. En el sector organizado se emprendieron acciones
diversas que trataban de llamar la atencin sobre la necesidad de oponer resistencia no a
un personaje sino a todo lo que representaba. Luego de varias acciones interesantes
durante los meses de mayo a septiembre, el 1 de diciembre, da de la toma de posesin
del presidente electo, resulto el ms indicado para lanzar una ofensiva por parte del
bloque social compuesto por estudiantes y miembros del movimiento popular agrupados
en la Convencin Nacional Contra la Imposicin.
El nico momento de confrontacin que se dise (aunque al final fueron dos) fue
la accin directa en el permetro que marc el propio cerco establecido por las fuerzas
federales en San Lzaro. Desde temprana hora se plantaron las diversas organizaciones
354
que le apostaban a la accin directa, con la intencin de hostigar a la muralla metlica que
resguardaba a los federales a una distancia considerable del recinto oficial. El cerco se
extendi por todo el Centro Histrico de la Ciudad de Mxico, lo que le asegur a Pea
Nieto tomar protesta, aunque con cierto retraso mientras se desataba el encuentro, para
posteriormente dirigirse caminando sin ningn inconveniente al Palacio Nacional con el
objetivo de continuar su celebracin.
En la confrontacin directa resultaron heridos algunos compaeros, el ms grave
fue Juan Francisco Kuykendall, compaero nuestro que recibi en la cabeza un impacto de
bala de goma lanzada por un polica federal, que lo dej en coma. Finalmente falleci el 24
de enero de 2014. Luego de la toma de protesta, los diversos contingentes decidimos
avanzar hacia el centro para irnos dispersando; sin embargo, se gener un segundo
momento cuando en el trayecto de Eduardo Molina hacia el Eje 1 Norte, grupos de
encapuchados provocaron disturbios, en los que a su vez participaron algunos grupos
anarquistas y autnomos proclives a la accin directa. Esta situacin se prolong en las
inmediaciones de la Alameda Central hasta Reforma. Ah se detuvo de manera arbitraria a
88 personas, setenta de las cuales fueron consignadas. Ese da se vivi una situacin de
caos incontrolable, en todo momento sabamos que haba una rabia generalizada por la
imposicin de Pea y tambin, que no nos iba a ser posible controlar a la multitud porque
no ramos una organizacin compacta ni disciplinada. Nuestro plan estaba pensado para
confrontar a la Polica Federal en su propio cerco, ah queramos realizar acciones de
hostigamiento y posteriormente acabar la protesta con una movilizacin; lo que no
tenamos pensado es que en todo el recorrido haca el centro hubiera disturbios y
acciones de destruccin masiva, que fueron bien aprovechadas por los infiltrados de las
policas del DF y federal. Por eso hubo muchos detenidos.
En este segundo momento nos aplicaron el modelo policiaco Miyamoto Musashi
consistente en que cuando algn grupo descontrolado comienza a realizar acciones
violentas, la polica no se mueve; as, para cuando la violencia empieza a generalizarse, la
actuacin de la polica se retrasa en forma deliberada, hasta dejar que los daos sean
socialmente inaceptables. Es se el momento en que se produce el avance policiaco, ya
sin ninguna intencin disuasiva sino ms bien de ofensiva abierta contra el rival. El diseo
355
de este dispositivo es que la accin de protesta acabe como batalla campal, para lo cual la
fuerza policiaca avanza directamente hacia los manifestantes, en ese momento ya
considerados vndalos, con toda la intencin de provocar el enfrentamiento. Entonces, los
manifestantes recurren como nica opcin al choque directo, aunque en realidad se estn
defendiendo porque se encuentran acorralados (Piqu, 2009). As es como se produjo un
golpe policaco rpido y se estigmatiz a los opositores como simples vndalos; sa fue la
tctica del gobierno federal y del GDF para cobijar la llegada de Pea Nieto al poder.
El 1 de diciembre de 2012 se realiz la primera accin de protesta y era apenas el
primer da del retorno del PRI al poder. Se trat de una accin de las masas aceleradas,
porque las condiciones no haban madurado como se necesitaba; no obstante, all se
consolid el movimiento antipea que va ms all del personaje y surgi la consigna
antagnica ms importante que se escuchar durante todo su sexenio: Fuera Pea! sta
no es una simple consigna, es de ruptura, antisistmica y antiautoritaria. En realidad este
movimiento y su consigna se construy con la aparicin del movimiento estudiantil
#yosoy132, pero tiene su origen en el ao 2006, con la represin ordenada por Pea Nieto
contra Atenco. Y sin embargo es la misma que se escuch en mayo de 2011 cuando la
Marcha por la Paz con Justicia y Dignidad lleg al zcalo de la Ciudad de Mxico: Fuera
Caldern! Aunque los nombres son distintos, si nos vamos ms lejos es la misma que se
escuch el proceso electoral de 1988: Fuera el PRI! Es decir, el aspecto principal es lo
cambiante, sea el personaje o el partido. Lo que no cambia es la contradiccin principal, el
Estado autoritario, antidemocrtico y represor al que estos personajes representan.
El grito encendido el 1 de diciembre de 2012 qued en puntos suspensivos luego
de la confrontacin y tard dos aos ms en repetirse, precisamente tras la aprobacin,
una tras otra, de las once reformas estructurales del bloque hegemnico. Por eso, cuando
ocurrieron los hechos criminales de Iguala en septiembre de 2014, con el asesinato de seis
jvenes, la desaparicin de 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa, as como algunos
heridos de gravedad, volvi a manifestarse la misma contradiccin que pesa sobre el
pueblo cuando lucha contra el rgimen, expresada en la accin de Estado, con la
represin, la desaparicin forzada y la ejecucin extrajudicial, delitos de lesa humanidad.
356
357
adems de que estaba a punto de cumplir su objetivo poltico de terminar su sexenio; por
su parte, el presidente electo estaba delineando sus prioridades de gobierno y ya desde el
principio haba prefigurado un golpe de timn a la poltica de su antecesor. Ese fue el
mensaje que entendieron diversos sectores del pueblo mexicano: se haban generado
condiciones poltico-militares para emprender acciones de autodefensa desde los
territorios oprimidos por los crteles. Aqu se reprodujo un movimiento de arrastre, al
emerger una autodefensa en alguna parte del pas, en otro estado replicaban el modelo
de organizacin. Si Chern ya se haba organizado con sus guardias comunitarias, por qu
no hacerlo en otras regiones de Michoacn. Ante las condiciones de debilidad de mandos
y de nuevas prioridades en la agenda de gobierno propiciadas por el relevo en la
presidencia de la Repblica, en los pueblos azotados por los efectos de la narcoguerra se
produjo un efecto domin, reproducindose as la experiencia de las policas
comunitarias.
Aqu es importante resaltar el mtodo de lucha y organizacin. El movimiento de
vctimas visibilizadas por medio del MPJD parti del agravio directo a empresarios,
comerciantes, intelectuales, en s a una clase media golpeada por el temor a los
secuestros, los asesinatos y las desapariciones por parte del llamado crimen organizado.
Impulsaba sus acciones en los sectores urbanos mediante marchas y acciones de
propaganda, es decir, se estructur mediante un esfuerzo de frente urbano de clase
media y popular, de carcter amplio y horizontal, con una estructura mnima,
centralizando su toma de decisiones en un rgano encabezado por las vctimas ms
representativas. Mientras que las autodefensas y policas comunitarias que emergieron,
tuvieron una base de carcter rural, la estructura que sirvi de ncleo organizativo a su
forma de lucha fue la de los pueblos y comunidades mismas, y su mtodo fue la lucha
armada (o autodefensa), bajo el principio de autoseguridad colectiva, mientras que su
forma de organizacin fue la polica comunitaria o el grupo de autodefensa. El objetivo de
sus operaciones se bas en la tctica de la ocupacin territorial, confrontando a los grupos
armados y reapropindose de sus posiciones, y en algunos casos lograron avanzar para
liberar ms territorios. A diferencia de otros movimientos, su mtodo fue de lucha
armada, manteniendo en paralelo una tctica de dilogo con el gobierno federal; as que
363
37
Al respecto, el ERPI (1998) dio a conocer su postura y descripcin de los hechos en su comunicado nmero
3, en el que habla del error producto del exceso de confianza de sus milicianos al quedarse a dormir en la
comunidad; tambin desmiente la versin oficial y del mismo modo afirma que el cerco tctico termin en
una masacre y una accin de exterminio como escarmiento a guerrilleros y simpatizantes.
367
estratgico en otros casos. El denominador comn fue que todos utilizaron el dilogo, en
algunos casos combinado con la lucha popular.
Si bien cada una de estas clases sociales u otros sectores de la poblacin fueron las
fuerzas dirigentes de cada proceso, en realidad hay una fuerza principal que generalmente
juega un papel secundario e invisible en cada una: el pueblo. Es la misma poblacin que
rebas la Marcha Blanca, la se moviliz y grit Fuera Caldern! con el MPJD; la misma que
entre octubre y diciembre de 2014 no slo exigi la presentacin con vida de los 43
normalistas sino que elev un grito que visibilizaba el otro aspecto principal de la misma
contradiccin fundamental con las consignas de Fue el Estado, y como consecuencia de
ella, la de Fuera Pea!
Lo que estoy afirmando es que la demanda de seguridad es un aspecto muy
importante, donde se aplica mejor la caracterizacin de lo que es pueblo, segn la
posicin que se adopte en una contradiccin fundamental. Esa demanda no slo sac a las
calles a la sociedad por hechos como los de Ayotzinapa o por el caso de las vctimas de la
narcoguerra de Caldern, o gener procesos autonmicos como las policas comunitarias
y las autodefensas, sino que fue capaz de sacar a la calle a diversos sectores como la
burguesa, la clase media, los ms pobres e incluso a la ultraderecha. Todo eso, porque se
trata de una demanda que no slo daa sus intereses de clase, sino por el hecho de que
son agravios sentidos por todos los mexicanos contra la inseguridad, la violencia, el
secuestro, el asesinato, la extorsin, el narcotrfico: demandas punzantes que
caracterizan la oposicin al Estado autoritario, impune, corrupto, injusto, ineficiente,
represor, narco: en s, la calca de los problemas que el Estado nacional y su clase dirigente
no han tenido la capacidad de resolver. A pesar de que la clase hegemnica disputa el
dominio en el aparato de Estado y se adjudica la capacidad para resolver los problemas de
la sociedad, la percepcin social que se va generalizando es que la clase dirigente ya no es
parte de la solucin sino parte del problema.
370
CONCLUSIONES
Para transformar la utopa en realidad, para que otro mundo sea posible hay que ganar
batallas, primero una, luego otra y despus las que sigan, en el terreno que sea. No hay
ms: para cambiar el mundo hay que generar una correlacin fuerzas a favor del pueblo.
Aunque las batallas son un medio para el fin, el fin es ganar, no basta luchar o tener el
mejor programa ni la orientacin terica, poltica e ideolgica correcta, ni siquiera la
voluntad: hay que aprender a ganar y si se tiene un programa mximo general (de
carcter antineoliberal o anticapitalista), mucho mejor. Pero puede pasar que no se tenga
programa ni teora previa, como sucedi en la revolucin campesina de 1910 (Gilly, 2007:
88). A pesar de ello, si algo debemos aprender del villismo y del zapatismo es que los
objetivos se elevan a medida que se alcanzan los triunfos, por eso primero hay que aplicar
tcticas y estrategias correctas que lleven a triunfos en batallas, que a su vez conduzcan a
transformar la realidad inmediata y cotidiana. De lo contrario slo hablaremos de derrotas
y de todo lo que falta por hacer. Por tal motivo, este estudio no es un recuento de
fracasos, sino de procesos donde hubo aciertos y errores y que ms all de este trabajo
hoy sirven para que el movimiento social aprenda de ellos, y en la medida de lo posible,
de acuerdo con las circunstancias venideras, obtenga los triunfos necesarios para que el
bloque social de los oprimidos defina su propio destino como pueblo.
Unos aos atrs, en una de tantas reuniones internacionales organizadas por un
sindicato, platiqu con un compaero nicaragense; al final compartimos nuestras
direcciones electrnicas y me dijo: prefiero pedirte tus datos, porque luego vuelvo a ver a
muchos compaeros y ya estn en el gobierno. Confieso que de inmediato me sent
extraado por ese comentario, nunca me he concebido participando en el gobierno con
371
alguna de las opciones polticas existentes en la llamada izquierda electoral; sin embargo,
comprend que su alusin se refera a la realidad poltica y social de Nicaragua, ms que
nada a la de Amrica Latina, que ha pasado por procesos revolucionarios ms recientes
que en nuestro pas, y que en el caso de Bolivia, Venezuela, Ecuador, Uruguay, Argentina y
Brasil, han alcanzado triunfos electorales dentro de sus gobiernos, que si bien son
resultado de diversos procesos sociales, en los primeros casos se encuentran las
propuestas ms avanzadas, insuficientes an, pero valiosas y dignas de nuestro
continente.
En Mxico an no hemos dado ese salto ni mucho menos le hemos dado vuelta a la
pgina. Ningn mexicano sabe lo que es una revolucin en nuestro pas ni cmo se hace,
mucho menos cmo se gana: nadie ha vivido esa experiencia. Tampoco sabemos qu
significa la victoria electoral de una coalicin progresista. La Revolucin de 1910, a un
siglo, est ms lejana que nunca; y no slo eso, tambin sus triunfos nos fueron
escamoteados, usufructuados por la corriente poltica del nacionalismo revolucionario,
por la Revolucin hecha gobierno, donde los presidentes se envolvan en banderas rojas
(Plutarco Elas Calles, 1923-1927), eran ungidos por los sindicatos como el Primer obrero
de la nacin (Miguel Alemn Valds, 1946-1952), y tambin se conceban como de
extrema izquierda dentro de la Constitucin (Adolfo Lpez Mateos, 1958-1964), o se
proclamaban antimperialistas y tercermundistas (Luis Echeverra lvarez, 1970-1976),
al grado de que el partido hegemnico se denomin Revolucionario Institucional (Bartra,
2011a: 81-85). El pueblo, es decir, el sujeto social que encabez la revolucin
interrumpida, como la llama Gilly (2007), qued marginado y desdibujado en caudillos
derrotados y en grupos de poder institucionalizados.
La idea de la que debemos partir, es que Mxico quiere transformarse. El pueblo
mexicano de 1968, 1971, 1985, 1988, 1994, 2000, 2006 o de 2014 entre otras luchas, son
la mejor prueba de que diversos sectores estn buscando aprovechar una situacin
poltica que despierte a la sociedad nacional. Los oprimidos estn encabronados porque la
larga lista de agravios sigue creciendo, y como su derivado, las crisis de hegemona que
sufre el bloque dominante han sido motivadas por la indignacin del pueblo que no deja
de movilizarse. Es un hecho relacional porque se trata de una lucha de contrarios, sujetos
372
si no existe experiencia previa y conciencia; por lo tanto, slo mediante la accin del
pueblo organizado podemos encontrar elementos que modifiquen a su favor las
condiciones para ganar.
No nicamente los oprimidos generan las revoluciones: las impone la accin
aplastante del capitalismo, que cierra las salidas a los explotados y dominados. Tomemos
en cuenta que en toda contradiccin opera la ley de la unidad de los contrarios, que se
conjuga con lo que dice E. P. Thompson (1984:38) en relacin al error de creer que las
clases luchan porque existen, independientemente de relaciones y luchas histricas,
cuando en realidad surgen precisamente en la lucha. De ah que el concepto de clase sea
relacional: hay dominados porque hay dominadores. Pero la clase no ser siempre igual a
s misma como algo fijo, sino cambiante de acuerdo con las condiciones histricas que se
vivan. Por eso la lucha, luego de estas ms de tres dcadas y del ltimo zarpazo neoliberal,
no est perdida: est en proceso permanente y puede revertirse.
Es cierto que las conclusiones del Che se centran en el mtodo de la lucha
revolucionaria, en la propuesta de la guerra de guerrillas, mtodo ampliamente estudiado
por los combatientes en todo el mundo y tambin por los doctrinarios militares. En este
texto no me adentr ms en casos de lucha armada porque no ha sido el mtodo principal
y la forma de organizacin recurrente de los movimientos en el periodo de anlisis. Eso no
quiere decir que el mtodo haya sido abandonado por los grupos guerrilleros, ya que, de
acuerdo con el Centro de Documentacin de los Movimientos Armados (2014), en Mxico
existen ms de cuarenta organizaciones poltico-militares, en su mayora de carcter rural.
Simplemente a mediados y finales de 2013 aparecieron en Guerrero el Ejrcito
Revolucionario del Pueblo (escisin del EPR) y las Fuerzas Armadas RevolucionariasLiberacin del Pueblo. Ya ni se diga de la existencia de las policas comunitarias y
autodefensas, en su mayora rurales, aunque por ahora tienen el objetivo de la
autoseguridad.
La guerra es el mtodo sangriento de la contradiccin, por eso no lo podemos
obviar en ningn sentido. En todo el mundo hay en curso incontables guerras: de carcter
religioso, de liberacin nacional, autonomistas, secesionistas, tnicas, agrarias, por
375
recursos naturales, entre otras causas. Slo en 2008 (Bustamante, 2009) haba veintitrs
pases en conflicto blico, ya sea entre Estados o enfrentados en guerras internas. Eso
quiere decir que la guerra como mtodo para resolver la contradiccin se encuentra
vigente y se resiste a ser descartada como posibilidad real.
El Che tambin destacaba que en la Amrica subdesarrollada el terreno de la lucha
(armada) deba ser el campo. Aqu me parece muy interesante reflexionar sobre el tipo de
lucha que se genera entre los actores sociales en nuestro pas. Por una parte he
mencionado que los sujetos de estudio corresponden al mundo rural, ms all de ser
organizaciones compuestas por campesinos o indgenas. Por otra parte, la forma de lucha
que desarrollan estos actores, a pesar de ser radical, es abierta, a diferencia de las
acciones clandestinas de los grupos guerrilleros. Ese carcter popular basado en la accin
directa demuestra muchas veces el aspecto antagnico que toda lucha implica. Suele ser
convocante, la poblacin se siente ms atrada por la lucha popular que por una accin
armada, y adems resulta ms activa y horizontal que una cuestin electoral
monopolizada por un partido. Hasta ahora, las contadas victorias importantes se han
logrado bajo el mtodo de lucha popular, y muy pocas con los mtodos del dilogo, la
negociacin, la resistencia, la desobediencia civil pacfica o electoral. Eso no debera ser
as, pero lo imponen las reglas del juego poltico, basadas en la correlacin de fuerzas. Hay
otros sectores sindicales, urbano-populares, estudiantiles, etc., que tambin desarrollan la
lucha popular radicalizada, y el mejor ejemplo es el movimiento magisterial, uno de los
sujetos sociales ms avanzados y poderosos dentro del bloque social. A lo que quiero
llegar es que tanto los movimientos urbanos (no analizados aqu) como los rurales son
parte indispensable del proceso de lucha nacional actual. Su alianza es estratgica para
vencer al enemigo comn.
La mundializacin enfrenta a los explotados con el capital internacional y no slo
con el explotador nacional o local y el aparato estatal que sirve a ste. Pero el capitalismo
tambin genera condiciones para una mundializacin de los oprimidos, y por ello ningn
movimiento social puede abstraerse de lo que sucede en el resto del continente y del
mundo, aunque el terreno de la lucha poltica y la lucha de clases sigue siendo el
territorio. De ah que las clases oprimidas estn librando el combate poltico y
376
socioeconmico en su propio territorio y contra las instituciones y clases locales que las
explotan, sojuzgan y dominan (Almeyra, s/f: 3). Ante ello, part de casos concretos para
realizar este anlisis en el plano nacional, porque tambin nos habla de la fase en que se
encuentra hoy la mundializacin capitalista en nuestro pas.
La realidad es que hasta ahora no se ha construido un bloque social de los
oprimidos (el pueblo para s) que dispute la hegemona al bloque histrico. Los dos
momentos polticos en que se produjo una crisis de hegemona debido a un empate social,
ocurrieron en 1988 y 2006; sin embargo, precisamente por ese equilibrio de fuerzas, el
bloque en el poder, ante la amenaza real de perder su hegemona, se fue a la ofensiva
mediante el mtodo antidemocrtico y autoritario del fraude electoral, lo que signific
que a las fuerzas del bloque social no se les reconociera la mayora alcanzada en las
elecciones, propinndoles as una derrota. Esta derrota, al consumarse, trajo como
consecuencia una asimetra catastrfica en la relacin de fuerzas. Del equilibrio se pas a
un retroceso social prolongado ante dos estrategias diferentes del bloque en el poder:
Salinas le apost a reconstruir el consenso social perdido y Caldern le apost a la
coercin contra el pueblo. El ejemplo ms cercano y contundente se encuentra en el ao
2006: luego del triunfo de Lpez Obrador en las urnas por mnima diferencia, no
reconocido por las instancias electorales, Caldern volvi a su favor la relacin de fuerzas,
pero no porque ganara consenso social o capacidad de direccin sino porque impuso su
dominio con la estrategia de sacar a las fuerzas armadas a cumplir tareas de seguridad
pblica. Era un presidente dbil, pero con fuerza militar.
El detonante social que emergi debido al cmulo de agravios histricos contra el
pueblo mexicano se produjo con la lucha social motivada por los lacerantes hechos de
Iguala, el asesinato y desaparicin forzada de los normalistas rurales de Ayotzinapa. Este
hecho desat varios procesos importantes: a) la prdida de consenso del grupo dirigente,
ya que luego de los triunfos con la aprobacin de las reformas estructurales se produjo
una crisis poltica severa para el bloque en el poder; b), la expresin de solidaridad
nacional y mundial que hizo emerger a la sociedad con un protagonismo que se podra
comparar, guardando las proporciones, con el sismo de 1985 y con el papel activo de esa
sociedad en 1994; c), se legitim el mtodo de la lucha popular, por medio de acciones
377
diversas que iban desde las grandes jornadas nacionales e internacionales y las
movilizaciones hasta las selfies solidarias divulgadas en las redes sociales; y, d), se
manifestaron dos aspectos de la contradiccin poltica, consistentes en cuestionar el tema
de la inseguridad, la injusticia y la responsabilidad de Estado, por un lado, y por otro, el
autoritarismo y la antidemocracia cuando la poblacin retom como su consigna el grito
de Fuera Pea!, expresin del movimiento antipeista que comenz a construirse desde
2012 pero que tiene antecedentes con la represin a Atenco, aunque ms que nada por lo
que representa el autoritarismo de dcadas del PRI en el poder.
Quiz uno de los avances ms sustantivos es que se gener un verdadero proceso
de acumulacin de fuerzas, ya que el efecto fatdico de la embestida de 2006 por fin
empez a ser remontado en 2014, en forma an insuficiente para alcanzar un equilibrio
de fuerzas pero s para debilitar al bloque histrico. Al grado de que no slo se asimilaron
las consignas de fue el Estado y Fuera Pea!: hasta se lleg a gritar tibiamente
Revolucin! Y se lleg a discutir en algunos espacios de los medios masivos de
comunicacin la posibilidad de un gobierno de transicin o de una asamblea constituyente
y una nueva constitucin, temas que suelen quedar en las discusiones internas del
movimiento pero que ms all de eso expresan los saltos polticos que se dan en la lucha
de clases.
Si bien Ayotzinapa representa un punto de quiebre para los aos venideros, es
insuficiente todava porque las condiciones sociales, polticas y econmicas no han
madurado suficientemente, faltan otros detonantes sociales, polticos y econmicos que
aceleren la crisis de hegemona, y que a su vez, sea aprovechada por el pueblo para
constituirse como bloque social en la accin. Sin embargo, la nica manera de acelerar ese
proceso, de generar condiciones, es mantener la movilizacin como ya se est haciendo.
Lo que sigue es todo lo que falta por hacer. Lo primero que hay que realizar, pienso, es un
ejercicio autocrtico del estado que guardan las fuerzas sociales, reconociendo que todava
se cuenta con esfuerzos dispersos y dbiles, con estructuras y mtodos de lucha diversos,
con orientaciones programticas sectoriales y lneas terico-polticas diferentes pero con
objetivos comunes ante una contradiccin principal que nos ubica en lo inmediato como
oprimidos.
378
Cambiar las condiciones actuales supone que una lucha as no ser sencilla, habr
caos y violencia, cada uno usar los medios con que cuente para defender lo que cree que
le pertenece; tambin supone el triunfo aplastante de un bloque sobre el otro. Se trata,
pues, de una confrontacin antagnica que se librar entre el pueblo y la clase
dirigente/dominante. Por eso la gran dicotoma que impone la particularidad de la
contradiccin es el fondo de la disputa ideolgica que se materializa en todos los aspectos
de la vida cotidiana, contando, por un lado, a los que estn a favor del capitalismo y su
poltica neoliberal, y por el otro a quienes lo padecen, cuestionan el modelo y actan en
su contra.
Hay que reconocer que los niveles de organizacin y experiencia de lucha son
desiguales en el pas, por eso el trabajo debe variar en cada estado o regin. Los cuatro
estados que muestran condiciones ms favorables de organizacin y lucha en este periodo
son Chiapas, Oaxaca, Guerrero y Michoacn. Todos operan con las mismas formas de
lucha slo que resaltan algunas agrupaciones: en Chiapas hay presencia de lucha popular
campesina y magisterial, pero el ms consolidado es el EZLN, una organizacin polticomilitar con una base social muy importante. En Oaxaca hay varias expresiones armadas
pero tambin una fuerte base de lucha popular y aqu el componente ms importante es
la Seccin 22 de la CNTE. En Guerrero hay un movimiento magisterial importante y varias
organizaciones armadas, pero hay un gran proceso de consolidacin de policas
comunitarias, especie de vnculo entre la autodefensa enfocada a la autoseguridad y la
lucha popular. En un nivel similar se encuentra Michoacn, con una fuerte base
magisterial, policas comunitarias y autodefensas. En un segundo plano organizativo
pondra a Morelos, Jalisco, Estado de Mxico, Veracruz e Hidalgo. En el norte del pas es
donde hace falta reforzar el trabajo. Lugar aparte ocupa la Ciudad de Mxico porque sirve
de eje articulador, como centro poltico de todas las expresiones sociales del pas, y para
m el factor estratgico en trminos territoriales.
De ah que resulte necesario, empezando desde el seno del pueblo, trabajar en la
unidad de los diversos sectores, por combatir a lo que podemos llamar su enemigo
interno: la inactividad, el sectarismo, el caudillismo, las relaciones de poder, la
reproduccin de la cultura poltica dominante, la incapacidad de previsin, de anlisis, de
379
idea, de creatividad y de propuesta poltica; y tambin hay que combatir la soberbia del
movimiento en auge. No estoy hablando de un movimiento puro y sin tensiones, al
contrario, digo que estos elementos estn presentes y por eso hay que considerar
diversos mtodos para resolver esas contradicciones internas.
Para actuar como bloque social debemos impulsar tcticas de frente nico
(asamblea popular nacional, frente para la liberacin nacional, frente amplio o como se le
quiera llamar). Al respecto, Trotsky (1973) adverta sobre una serie de consideraciones
con respecto a la unidad del frente nico: no se trata de buscar la unidad por la unidad
misma, porque no se trata de renunciar al programa del pueblo ni a los mtodos
revolucionarios y populares. Sin bien la contradiccin principal es la que define los bloques
antagnicos, hay sectores que asumen posturas de centro, pasivas o conciliadoras con el
bloque histrico (en especial muchos que se definen como izquierda electoral); entonces,
el debate inevitable que se producira en el frente nico sera cul es el mtodo correcto
para resolver la contradiccin (la lucha electoral, la lucha popular, la lucha armada, etc.).
Desde mi punto de vista, considero que si es el pueblo la fuerza principal en la accin,
debe ser el pueblo a travs de sus actores sociales, organizados bajo diversos mtodos, los
que asuman la fuerza dirigente del movimiento nacional; y a su vez, en los hechos es el
pueblo, volcado en esa transformacin de su subjetividad poltica, el que definir las
caractersticas del mtodo de lucha popular y revolucionario, as como su forma de
organizacin.
Para ello es necesario impulsar una poltica nacional de acumulacin de fuerzas
para construir frentes contra el autoritarismo de Estado, el neoliberalismo y el capitalismo
mundial. Es necesario pasar de los programas mnimos y sectoriales al programa mximo y
general que antagonice en la contradiccin principal dentro de una fase histrica de todo
el pueblo. Creo que el movimiento que se est asomando cada vez ms es el movimiento
antipea, mediante el impulso de la forma de lucha popular, que quiere replicar otras
experiencias en Amrica Latina. Se trata de un movimiento antiautoritario, incluso se
presenta con rasgos de antipartidismo porque cuestiona al PRI pero tambin a todo el
sistema poltico. El reporte de GEA/ISA de diciembre de 2014 mostr que nicamente el
7% de los ciudadanos les cree a los partidos polticos, el 9% les cree a las televisoras y slo
380
el 31% piensa votar en las elecciones de 2015. Pienso que hay posibilidades de agudizar
esa contradiccin para alcanzar un primer objetivo: la cada de Pea.
De ah que, reitero, el gran reto estratgico de los diversos sectores del pueblo es
el organizativo, mediante la construccin de la unidad social. En esas condiciones se
puede llamar a una gran asamblea nacional que estudie la situacin nacional e
internacional, donde todava los sectores sociales y sindicales son minoritarios dentro de
la sociedad mexicana. Por eso la gran tarea es organizar y politizar a las grandes mayoras,
que padecen los efectos directos de las polticas gubernamentales, como la caresta, el
desempleo, el autoritarismo, la injusticia, la inseguridad, la impunidad, la corrupcin. De
ah que la autorganizacin, las experiencias de poder local, la disputa del monopolio de la
violencia legtima, resulten mtodos y objetivos de un nuevo poder democrtico y popular
(Almeyra, 2014).
El arte de la lucha de clases supone estar preparados para que los detonantes que
agudicen los aspectos de las contradicciones fundamentales alcancen un sentido dual, el
que se genere una crisis de hegemona y se defina una situacin revolucionaria mediante
la movilizacin y la ofensiva para constituir un bloque histrico de los oprimidos. Slo as
podremos dar el salto.
La conclusin ms importante de este texto es que el pueblo est luchando. Sin
lucha de contrarios no puede haber transformacin, la prueba de ello se encuentra en los
movimientos analizados, que no son todos los existentes sino slo una pequea expresin
del Mxico encabronado. Lo defin as porque no slo se trata de un sector que se indigna
y se enoja, sino que adems acta. Es el que pone el ejemplo en la accin, en la primera
lnea, asumiendo su propio riesgo para beneficio de los dems. Ahora la gran tarea es
hacer que la mayora siga a los ya encabronados, para que el coraje se convierta en
organizacin, la organizacin en accin y sta en victoria.
381
BIBLIOGRAFA
Clacso
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lvarez Gndara, Miguel (2011), miembro de Serapaz y ex integrante de la Conai ampliada,
entrevista realizada en el Distrito Federal el 29 de abril de 2011.
Bravo, Zenn (2013), vocero e integrante de la comisin de interlocucin de la APPO, entrevista
realizada en Oaxaca de Jurez, Oax., el 14 de mayo de 2013
Celis Callejas, Fernando (2013), integrante la Comisin Coordinadora del MCNAM, miembro de
CONOC, entrevista realizada en la Ciudad de Mxico el 3 de mayo de 2013.
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Correa, Max (2013), integrante del MCNAM, miembro de la CCC y del CAP, entrevista realizada en
la Ciudad de Mxico el 5 de junio de 2013.
Del Valle, Amrica (2013), originaria de Atenco, integrante del FPDT, entrevista realizada en la
Ciudad de Mxico el 13 de abril de 2013.
Flores, Jorge (2013), originario de Atenco, miembro del FPDT, entrevista realizada el 18 de junio de
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Gonzlez Prez, Federico (2011), miembro de la CNTE e integrante de la APPO, entrevista realizada
en Oaxaca de Jurez el 18 de febrero de 2011.
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nica de Negociacin y miembro de Educa, entrevista realizada en Oaxaca de Jurez el 18 de
febrero de 2011.
Lpez Martnez, Florentino (2011), consejero y vocero de la APPO, militante del FPR, entrevista
realizada en Oaxaca de Jurez el 16 de febrero de 2011.
Martnez, Jos (2010), miembro de la Comisin Independiente de derechos Humanos de Morelos,
entrevista realizada en Cuernavaca, Morelos, el 19 de noviembre de 2010.
Ortiz, Marco Antonio (2013), integrante del MCNAM, miembro de CODUC, entrevista realizada en
la Ciudad de Mxico el 7 de junio de 2013.
Ramrez, Trinidad (2013), originaria de Atenco, integrante del FPDT, entrevista realizada el 13 de
abril de 2013.
Ramos, Hortensia (20013), originaria de Nexquipayac, integrante del FPDT, entrevista realizada en
Atenco el 29 de mayo de 2013.
Roque Morales, Sal A. (2010), originario de la comunidad de Xoxocotla, entrevista realizada en
Cuernavaca, Morelos, el 19 de noviembre de 2010.
400
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