Un Buen Sitio para Morir - Clark Carrados

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La

comitiva
abandon
el
dormitorio. Dos de los guardias
encendieron sendas antorchas, con
las que alumbraron el camino.
Vivian, altiva y orgullosa, marchaba
con paso seguro, sin volver la
cabeza atrs ni una sola vez.
Minutos despus estaban en uno de
los subterrneos del edificio, en el
que aguardaban dos hombres, con
las cabezas cubiertas por sendos
capuchones.
Varias
antorchas
alumbraban
ttricamente
el
siniestro lugar.

Clark Carrados

Un buen sitio
para morir
Bolsilibros: Seleccin Terror 149

ePub r1.0
xico_weno 03.09.16

Ttulo original: Un buen sitio para morir


Clark Carrados, 1976
Ilustraciones: Rafael Cortiella
Editor digital: xico_weno
Mejora de portada: loskives
ePub base r1.2

CAPTULO PRIMERO
El aspecto de Felton Howernley, lord
Howernley, era terrible.
Vivian, su esposa, le contempl con
una mezcla de asombro y temor, cuando
el seor de Brury Abbey penetr en su
dormitorio, seguido de cuatro hombres
de armas.
Lo que yo me tema ha sucedido
dijo lord Howernley, a la vez que
alargaba la mano derecha. Aqu est
la prueba de vuestra infidelidad, seora.
Osaris negar ahora lo que es tan
evidente como la luz del sol?

La condesa Vivian irgui el busto.


Durante unos segundos, contempl al
gigantesco individuo que tena frente a
s, enorme, de rostro brutal y cejas tan
espesas que parecan un trazo negro
sobre la frente. En la mano derecha, que
sostena un trozo de papel, poda verse
asimismo un espeso vello que cubra el
dorso por completo.
Los cuatro guardias, armados con
casco, coraza, lanza y espada,
permanecan rgidos e inmviles a dos
pasos del umbral del dormitorio de la
condesa.
No contestar dijo al fin Vivian
. Puesto que tenis las pruebas, obrad
como gustis.

Lord Howernley le ense el papel.


sta es la prueba insisti. Lo
dice bien claro: Maana, a las seis, en
la poterna sur. No tiene firma, pero
est dirigido a vos.
Lo admito dijo ella firmemente,
sabiendo que de nada servira negar lo
evidente.
Al menos, seora, tendris la
bondad de darme el nombre del
miserable que ha mancillado mi honor
Vuestro honor. Vivian sonri
despectivamente.
Lo
habis
mancillado vos mismo, persiguiendo a
vuestros
servidores,
a
vuestros
colonos, atropellando la virtud de
innumerables mujeres, sin importaros su

estado ni condicin Y todava os


atrevis a hablar de honor mancillado?
Basta! Rugi el conde. Para
las mujeres livianas y carentes del
sentido de la dignidad y el honor tengo
yo el remedio adecuado. No queris
delatar a vuestro amante, pero veremos
si l es hombre. Porque si no aparece
cuando se entere del castigo que os voy
a aplicar, no ser digno de llamarse
hombre.
Lo sois vos, aparte de vuestra
figura?
De pronto, Vivian gir en redondo y
dej su espalda al descubierto, ante la
estupefaccin de los guardias.
Es un hombre el que azota a su

propia esposa, slo porque ella se niega


a cumplir sus deberes conyugales
cuando l aparece abyectamente
embriagado? Es un hombre el que
intenta prostituir a su propia esposa, a
fin de lograr repugnantes mritos ante el
privado de Su Majestad?
Vivian subi de nuevo la bata y gir
otra vez en redondo.
No sois un hombre, sino una
bestia salvaje con figura humana
aadi.
Estas palabras y la impdica
exhibicin que habis realizado os
costarn todava ms caras. Guardias,
llevad a esta ramera al lugar que ya est
sealado para que reciba su castigo!

Vivian avanz sin temor.


No es necesario que esos hombres
me toquen dijo. Sabr ir yo sola al
suplicio.
La comitiva abandon el dormitorio.
Dos de los guardias encendieron sendas
antorchas, con las que alumbraron el
camino. Vivian, altiva y orgullosa,
marchaba con paso seguro, sin volver la
cabeza atrs ni una sola vez.
Minutes despus estaban en uno de
los subterrneos del edificio, en el que
aguardaban dos hombres, con las
cabezas
cubiertas
por
sendos
capuchones.
Varias
antorchas
alumbraban ttricamente el siniestro
lugar.

En uno de los muros haba un hueco


de poco ms de dos metros de altura,
por uno de ancho y otro tanto de
profundidad. Encastrada en la pared del
hueco vease una recia anilla.
Los verdugos se acercaron a la
condesa y, arrodillndose, le pidieron
perdn por lo que iban a hacer. Lord
Howernley contemplaba framente la
escena.
Cumplid vuestro deber! dijo
ella.
Uno de los ejecutores le indic el
hueco. La condesa penetr y se puso de
espaldas a la pared. Una delgada,
aunque slida cadena, rode su esbelto
talle varias veces. Luego fue asegurada

a la anilla.
Habla
piedras,
argamasa
y
herramientas.
Los
verdugos
se
dispusieron a la tarea.
Por ltima vez dijo lord
Howernley, decid el nombre de
vuestro amante y ser lo suficientemente
compasivo para haceros morir de un
solo golpe de espada.
Vivian sonri despectivamente.
Es mil veces ms hombre que vos
y ms decente y honrado contest.
No le delatar.
Entonces, pereceris de hambre y
de sed en vuestro encierro. Vamos,
tapad el hueco! rugi lord Howernley.
Los verdugos actuaron rpida y

prestamente. Una hora ms tarde, la


pared del subterrneo haba recobrado
su aspecto habitual.
Lord Howernley dirigi una fiera
mirada a los testigos de la operacin.
Pena de la vida al que pronuncie
una sola palabra de cuanto ha visto y
odo! dijo.
Durante unos segundos, contempl la
pared, al otro lado de la cual estaba la
mujer infiel. Un pequeo orificio,
apenas mayor que un pulgar, evitara que
la condesa muriese por asfixia. As
conocera los tormentos del hambre y de
la sed.
Y ya se encargara l de buscar al
amante infiel y someterlo a una tortura

mil veces peor que la aplicada u la


condesa.
***
Y ste es el subterrneo principal
de Brury Abbey, que, como su nombre
indica, y ya he dicho a los distinguidos
visitantes, fue en tiempos una abada, de
la que fueron expulsados sus moradores,
en una de las frecuentes guerras que
asolaban la regin en aquellos tiempos
turbulentos. Ms adelante, el rey
concedi la propiedad de Brury Abbey,
con sus tierras, a lord Henry Howernley,
por distinguidos servicios prestados a la
corona.

Uno de los descendientes del


primer dueo de la abada, que
entretanto haba sido muy transformada
continu el gua, empared a su
esposa, cuando ya finalizaba el siglo
diecisiete,
exactamente,
en
mil
seiscientos noventa y nuevo. La condesa
Vivian, cuyo retrato han podido ver
arriba, en el saln superior, cometi
delito de infidelidad y el conde la
sentenci a morir encadenada a la pared,
tras un muro de mampostera. Ella
prefiri morir antes que delatar a su
amante.
Una mujer valerosa coment
uno de los turistas.
Su esposo era un salvaje dijo

otro.
Pero eran posibles tales cosas
cuando ya haba pasado la Edad Media?
exclam un tercero. Yo crea que
los emparedamientos eran tormentos
medievales solamente
Lord Felton Howernley poda
hacerlo, puesto que el rey le haba
concedido el derecho de vida y muerte
en sus dominios declar el gua. A
la luz de las costumbres actuales, no
cabe la menor duda de que fue un
castigo brbaro. Si fue una sentencia
justa, independientemente de los
padecimientos que sufri la condesa,
eso slo Dios lo sabe, porque los
protagonistas de la historia murieron

hace ya muchsimos aos.


Hemos odo decir que el fantasma
de la condesa se aparece con frecuencia
para protestar de la injusticia de su
condena manifest uno de los turistas.
Son las leyendas sonri el
turista. S, se dice que el alma de la
condesa vaga durante la noche por el
edificio y que gime y protesta en alta
voz de su inocencia, pero puedo
asegurarles una cosa: yo no he odo tales
protestas.
Y no se encontr al amante de la
condesa? pregunt otro visitante.
No, nunca se conoci su
identidad. Es ms, se sabe que el conde
reuni a todos los sbditos que saban

leer y escribir, a fin de tomarles


muestras de su letra, para compararlas
con el mensaje que la condesa haba
recibido y que el conde interpret, con
lo que, as, obtuvo pruebas de su
infidelidad. Pero el esfuerzo result
intil.
Vaya unos tiempos coment
alguien. Prefiero estos actuales
De todos modos, entonces no
tenan la amenaza de miles de cohetes
atmicos, que cualquier loco puede
disparar en el momento menos pensado
dijo otro.
Richard (Dick) Withers vea y oa,
pero no hablaba. Si estaba en Brury
Abbey era poco menos que por

casualidad y slo el aburrimiento le


haba hecho ir a visitar aquella antigua
abada, transformada en residencia de un
noble y que, a decir verdad y salvo su
antigedad,
bien pocos
mritos
artsticos posea. Casi el nico mrito se
cifraba en el retrato de la condesa, que
haba visto a poco de entrar en el
edificio.
No lejos de l, en el grupo de
visitantes, haba una muchacha que le
atraa sobremanera. Era rubia y de ojos
claros, pero no pareca inglesa. Le haba
odo un par de frases y en ambas
ocasiones capt el inconfundible acento
yanqui. Withers sola ser discreto con
las mujeres a quienes no conoca o con

las que no tena suficiente confianza, y


por ello no haba intentado entablar
conversacin con la joven.
Ella pareca sumamente interesada
en las explicaciones del gua,
absorbiendo todas y cada una de las
palabras que ste pronunciaba. Withers
se pregunt si habra algn motivo
especial en semejante atencin.
De pronto, la joven norteamericana
hizo una pregunta al gua:
Conoce usted el apellido de
soltera de la condesa?
El gua se desconcert ligeramente.
Pues no, seorita; pero quiz
pueda averiguarlo ms tardo Le
interesa mucho?

Mera curiosidad, simplemente.


Contine, se lo ruego, y dispense la
interrupcin.
Ya no hay mucho ms que relatar,
salvo que, un ao despus, y de un modo
irnico, podra decirse, lord Felton
Howernley fue detenido, acusado de
conspirar contra el rey, conducido a la
Torre de landres y ejecutado, despus de
un proceso que hizo bastante ruido
entonces. Se dice que lord Howernley
intent comprar la voluntad de sus
jueces, mediante la promesa de grandes
sumas de dinero; incluso envi a
mensajeros de su confianza a este lugar,
para traer el oro, pero o los mensajeros
le traicionaron o el oro no era ms que

un
producto
de
su
fantasa,
probablemente, un recurso para ganar
tiempo y ver de conseguir una condena
menos severa. No lo consigui y, a
principios de mil setecientos, fue
decapitado.
Me alegro, por lo que le hizo a la
pobre condesa exclam un visitante.
Entonces, haba un tesoro en el
castillo? pregunt otro.
Si lord Howernley tena algn
cofre con oro, no lo sabremos jams
repuso el gua. No se tienen noticias
de que otros descendientes encontrasen
ese oro y, adems, como he dicho, es
muy probable que sus mensajeros le
traicionasen. Por favor, seoras y

seores
La pequea comitiva acometi la
escalera que conduca al gran vestbulo
superior. Withers subi en ltimo lugar.
Haba un hombre en el vestbulo.
Era alto, muy fornido, pero no obeso, de
pelo intensamente negro y ojos
magnticos. Gordon Walter Howernley
pregunt a los turistas si haban salido
complacidos de su visita. Las respuestas
fueron afirmativas y el actual dueo de
Brury Abbey contest todava a algunas
preguntas que le fueron formuladas.
El guo repiti la pregunta de la
chica
norteamericana.
Howernley
arque las cejas, sorprendido.
Tengo entendido que se apellidaba

Hallyburton dijo. Tiene algn


inters especial en ese detalle, seorita?
Oh, simple curiosidad sonri
ella. Mil gracias, lord
Por favor, aunque tengo derecho
al ttulo, no me agrada utilizarlo
sonri Howernley. Me parece que es
algo completamente desfasado en esta
poca espacial.
S, desde luego. Gracias de
nuevo, seor Howernley.
Los
visitantes
empezaron
a
marcharse. Uno de ellos, sin embargo,
permaneci en pie ante un gran retrato,
de tamao natural, en el que se vea a
una hermosa mujer, vestida con un
lujoso traje blanco, con algunos toques

de color rojo, de acuerdo con la moda


de finales del siglo XVII. La mano
izquierda de la dama estaba levantada
hasta su cintura y en ella se vea un
enorme anillo de oro, con una hermosa
piedra roja.
El engaste de rub era muy grande,
pero el orfebre no haba aadido
ninguna piedra ms a la plataforma de
oro. Withers crey ver algunas letras
escritas en el lado Izquierdo del anillo.
Le agrada?
Withers se volvi y sonri
ligeramente al dueo de la mansin.
Es una pintura muy bella
contest.
El artista es annimo. Ella fue la

condesa infiel. El retrato fue hecho a los


pocos meses de convertirse en la
condesa Howernley.
Una mujer infeliz, por lo que he
odo.
Esas cosas solan pasar entonces.
Ahora, el conde se hubiera divorciado.
Seguramente. Ha resultado una
visita de gran inters, seor.
Muchas gracias, amigo mo. No le
digo que vuelva cuando quiera porque,
de momento, voy a cerrar la residencia.
Por tanto, me veo obligado a suprimir
las visitas tursticas. Pero si desea
volver algn da, hgalo a partir del
prximo otoo.
Lo tendr en cuenta. Ha sido un

placer, seor Howernley.


Withers sali a la explanada y subi
a su coche. Se pregunt si haba
merecido la pena hacer la visita.
Acab por encogerse de hombros.
Eso lo tena que decir su cliente, decidi
finalmente.

CAPTULO II
El golpe, perfectamente planeado,
result un xito.
, Los hombres detuvieron el furgn
blindado que transportaba el dinero y,
tras reducir al conductor y al guardia, se
apoderaron de medio milln de libras
esterlinas en billetes.
Scotland Yard entr en accin
inmediatamente, pero sus esfuerzos
resultaron baldos. Los seis atracadores
haban desaparecido como tragados por
la tierra.
% Los informes del conductor y el

guardia de escolta no fueron demasiado


eficaces. Segn pudieron deducir los
interrogadores, los asaltantes haban
empleado mscaras, pero no del tipo
comn, el clsico antifaz con dos
orificios para los ojos, sino unos rostros
nuevos, que no se correspondan en
absoluto con los que el Yard tena
clasificados en sus archivos.
Los policas supieron tambin que
tres de los asaltantes eran hombres muy
altos y fornidos, casi como si fueran
trillizos. Los rostros, en los tres casos,
haban sido diferentes.
Dos de los hombres altos se movan
con ciertas dificultades y fueron los que
se limitaron a mantener a raya a los

empleados de la agencia de transporte


de dinero. Scotland Yard empez, pues,
a buscar a dos hombres muy altos,
robustos, pero no obesos, y con algn
defecto fsico que les impeda correr
como lo haba hecho el tercero.
En cuanto a los otros tres, no
ofrecan ningn detalle relevante de su
personalidad: estatura corriente, caras
corrientes y ropas vulgares. En resumen,
medio milln de libras se haban
volatilizado a principios del otoo.
Mientras tanto, Dick Withers haba
recibido rdenes de su cliente de
reactivar las investigaciones acerca de
su origen.
Por tanto, un buen da de finales de

setiembre tom el coche y emprendi el


viaje hacia Brury Abbey. Puesto que
tendra que pasar algunos das en el
trabajo, debera alojarse en el pueblo
ms cercano a la posesin, llamado
Vynerville.
Al mismo tiempo que l, una mujer
llamada June Orkney emprendi el viaje
hacia Vynerville. Era morena, de cuerpo
sensual y ojos maliciosos. Los motivos
de June eran muy distintos de los de
Withers.
June y Withers llegaron al pueblo
casi al mismo tiempo y se alojaron en un
hotelito de aspecto bastante agradable,
decorado al estilo de doscientos aos
atrs, lo que le daba la apariencia de

una antigua posada, si bien con todas las


comodidades de la poca actual.
June Orkney parpade al ver a
Withers. Era una mujer experta y saba
calificar a los hombres. Lstima que
Jess Fellerman anduviese por medio,
pero lo que tena Fellerman era mucho
ms interesante.
Cuando hubo terminado de asearse,
June baj a recepcin y pidi que le
pusieran en comunicacin con Brury
Abbey.
Lo siento, seora dijo el
conserje. Brury Abbey no tiene
telfono.
Qu raro! se sorprendi ella
. En estos tiempos

El dueo prefiere permanecer


aislado. Claro que la distancia no es tan
grande, cinco millas apenas. Si la
seora lo desea, yo puedo trazarle un
croquis, que le permitir llegar sin
extraviarse.
Y si no tiene inconveniente, yo
puedo llevarla, puesto que ya conozco el
camino se ofreci Withers, que haba
odo las frases de la hermosa forastera.
June se volvi en el acto y dirigi al
joven la mejor de sus sonrisas.
No quisiera darle molestias
Le aseguro que no ser molestia
en modo alguno, seora. Permtame, soy
Richard Withers.
June Orkney se present ella.

Pero puede llamarme June Detesto los


formulismos.
Es una actitud que apruebo de
corazn. A m me llaman Dick, June.
Me permite invitarla a una copa,
mientras llega la cena?
Ser un placer contest ella.
Charlaron durante un rato, aunque
Withers pudo darse cuenta de que June
no soltaba prenda acerca de los motivos
que la llevaban a Brury Abbey. Todava
conversaron un rato ms, despus de la
cena, y, al fin, se separaron, quedando
en viajar juntos a la maana siguiente
hasta Brury Abbey.
Withers aguardaba junto al coche, en
la puerta del hotel, cuando apareci

June, muy peripuesta, con un vestido


ceidsimo, que pareca ir a estallar en
cualquier momento. Dada la estacin,
llevaba un abrigo ligero, pero el escote
era de lo ms osado que Withers haba
podido contemplar en su vida.
Un cuarto de hora ms tarde llegaban
a su punto de destino. Withers detuvo el
coche frente a la portalada de acceso.
Despus de apearse, tir de la cadena
que serva para llamar.
En una de las ventanas del primer
piso apareci un rostro que se retir
inmediatamente. La puerta se abri a los
pocos momentos.
Withers reconoci de inmediato al
gua que les haba acompaado en su

recorrido por la casa.


Buenos das sonri. Deseo
hablar con lord Howernley. Ya estuve
aqu en la primavera. Mi nombre es
Withers.
Al momento, seores
Por favor terci June. Yo
vengo a ver a otra persona. Su nombre
es Fellerman.
Robert Hylass, el gua, quien
tambin haca de mayordomo, segn
pudo apreciar Withers, arque las cejas,
en un inequvoco gesto de sorpresa.
Ha dicho Fellerman, seora
murmur.
S. Qu pasa? No est aqu?
Una voz recia, de tonos dominantes,

son de pronto en el vestbulo:


Robert?
El mayordomo se volvi.
Seor, hay dos visitantes
inform.
Withers reconoci inmediatamente a
Howernley. El dueo de la mansin
avanz haca la puerta.
Creo que nos hemos visto antes,
seor
Withers. Estuve con la ltima
expedicin de turistas que visitaron su
casa en la primavera, seor.
Ah, s, creo recordarle.
La seora pregunta por el seor
Fellerman, seor intervino Robert.
Howernley dej de sonrer en el

acto.
Su esposa? pregunt.
Una buena amiga, simplemente
contest June, con desenvoltura.
Cunto lo siento! suspir
Howernley.
Qu ocurre? No est aqu? Se
ha marchado?
Howernley dud un momento. Luego
hizo un signo con la mano.
Tenca la bondad de acompaarme,
seora rog.
June le sigui, vivamente intrigada.
Withers penetr en la casa, aunque se
qued en el vestbulo, contemplando a
Howernley y a su acompaante que se
dirigan al piso superior.

Momentos despus, Withers oy un


terrible chillido.
Alarmado, sin darse cuenta de que
no estaba en su casa, corri escaleras
arriba. Al llegar al corredor superior,
vio a June que sala por una puerta,
sollozando a lgrima viva, sostenida
poco menos que en vilo por lord
Howernley.
Qu le sucede? pregunt.
Howernley seal con la cabeza a la
puerta que tena tras s.
Entre y lo ver contest.
Withers se asom a la habitacin,
aunque no lleg a cruzar el umbral.
Desde la entrada pudo ver el tmulo,
con el atad, en el que yaca un hombre,

todava joven, con las manos cruzadas


sobre el pecho.
Dos grandes cirios estaban situados
a ambos lados del tmulo. Withers, muy
impresionado, aunque no tanto como
June, retrocedi y cerr la puerta.
Perdneme, pero o el grito de la
seora Orkney y me alarm
Howernley
sonri
comprensivamente.
Es lgico contest. Vamos al
saln del piso bajo; la seora Orkney
necesita tomar algn cordial.
June empezaba ya a rehacerse y se
secaba las lgrimas con un pauelo.
Pero cmo ha podido?
Un
ataque
cardaco,

completamente inesperado, seora. Fue


cuestin de minutos.
No me lo acabo de creer gimi
ella. Jess pareca tan fuerte, tan sano.
Estas cosas se presentan sin
avisar
dijo
Howernley,
filosficamente.
Llegaron al saln, Withers dirigi
una mirada maquinal al retrato de la
condesa Vivian. Howernley llen tres
copas y ofreci a sus visitantes.
Por cierto dijo Howernley,
despus de tomar un sorbo de brandy,
Jess no me haba hablado nunca de
usted, seora Orkney.
Era una relacin que mantenamos
en secreto. Ya ya no haba motivos

para guardarlo y yo vine a darle la


buena noticia.
Le dijo l que estara en Brury
Abbey?
June vacil ligeramente.
S contest al cabo. Cundo
es el entierro?
Piensa asistir o la ceremonia?
Vagamente, Withers se dio cuenta de
que la presencia de June molestaba
bastante a Howernley. Era como si el
dueo de la casa sintiese desagrado por
conocer ciertos detalles de la vida del
difunto, que hasta entonces le haban
sido ocultados.
No s si tendr fuerzas dud
June.

Si cree que no va a poder


resistirlo, ser mejor que se abstenga.
Se suele pasar un mal rato dijo
Howernley.
Ella asinti. Howernley se encar a
continuacin con el joven.
Lamento lo ocurrido, aunque ya
puede comprender que se trata de algo
ajeno a mi voluntad dijo. Puedo
serle til en algo?
Un cliente, algo caprichoso, me ha
encargado encontrar el origen de su
apellido. Pero si no le importa, volver
otro da, seor
A partir de maana, cuando guste
sonri el dueo de la casa.
Muchas gracias. Withers se

puso en pie. La llevo a Vynerville,


seora? consult.
S, por favor rog ella.
Dispnseme, seor Howernley.
Lamento infinitamente lo que
sucede, seora. Crame que comparto
sus sentimientos: el pobre Jess era un
buen amigo mo y su muerte me ha
producido un duro choque.
Withers y June volvieron al coche,
que arranc de inmediato. A los pocos
momentos, ella dijo:
Por qu tena que morir Jess?
Disfrutaba de una salud de hierro, se lo
aseguro.
El corazn, a veces, juega malas
pasadas, seora.

Hum! dijo June, con acento


receloso.
June y Withers se habran quedado
muy sorprendidos al ver que el muerto
se sentaba en el atad y sonrea al ver
entrar a Howernley.
Lo he hecho bien? pregunt.
Howernley le mir pensativamente.
Cmo saba ella que poda
encontrarte aqu? pregunt. Le
dijiste algo?
Por Dios! Me ha tomado por
tonto? rezong Fellerman.
Algo por el estilo dijo
Howernley. De un modo u otro, esa
mujer ha sabido que estabas aqu. No
recuerdas el pacto que establecimos?

Dijimos que callaramos habl


repentinamente un individuo desde la
puerta.
Fellerman palideci.
Juro que no le dije nada! grit.
Otro hombre se hizo visible.
Pero ella ha venido aqu acus.
Howernley entr en la estancia.
Varios hombres le siguieron.
Fellerman sinti un vivsimo terror.
Qu van a hacer conmigo?
pregunt. Yo no he dicho nada, he
sido leal al trato que establecimos
Howernley sonri siniestramente.
Quiz esa hermosa morena quiera
asistir maana a tu entierro dijo. Le
daremos oportunidad de llorar sobre tu

atad.
Fellerman intent saltar del fretro,
pero varios brazos robustos se lo
impidieron. Una mano le tap la boca.
Cuatro manos le sujetaron por las
piernas, mientras dos dedos de acero
presionaban sobre su nariz.
Durante unos minutos, Fellerman se
debati angustiosamente, acusando de un
modo horrible la falta de oxgeno. Al
fin, dej de luchar.
Ted, t entiendes algo del asunto
dijo Howernley. Arrglalo bien,
para que parezca de veras un ataque al
corazn.
S,
seor
contest
el
interpelado.

Howernley volvi los ojos hacia los


dems.
Es preciso que no olvidis en
ningn momento el trato que hicimos
dijo con dureza.
Nosotros no lo olvidaremos
contest uno. Pero sabe ella algo
ms?
La duda qued flotando en el
ambiente durante unos segundos. Al fin,
Howernley contest:
Yo me ocupar de averiguarlo.
Maana saldremos de dudas, podis
estar seguros de ello.
Mientras tanto, Withers y June
haban llegado al hotel. Withers la
condujo al bar, donde pidi sendas tazas

de t.
Asistir al entierro? pregunt.
Ella demor un poco la respuesta.
Para qu? Dijo al cabo. He
venido aqu y lo nico que he hecho ha
sido perder el tiempo.
Parece ser que Howernley no la
conoca a usted. Haba odo su nombre
en alguna ocasin?
No. Yo s que Jess tena entre
manos un buen negocio, pero, de
repente, desapareci de Londres sin
avisarme. Eso no lo haba hecho nunca
hasta entonces, comprende?
S, pero cmo se le ocurri venir
aqu?
June abri su bolso y sac un trocito

de
papel.
Evidentemente,
haba
pertenecido a la hoja de alguna agenda.
Lo encontr en el bao, junto al
inodoro explic. Jess debi de
romper la hoja en pedazos; seguramente,
haba ms cosas escritas, pero slo
qued este trozo, del que no debi de
darse cuenta no caa en el sumidero.
Y eso le hizo deducir que estaba
aqu.
Claro. Hace muchos aos le la
leyenda de la condesa Vivan. La
conoce usted?
Withers
hizo
un gesto
de
asentimiento. June hizo un esfuerzo y
sonri de un modo singular.
Los negocios de Jess le hacan

retirarse a veces de la circulacin,


durante algn tiempo explic,
significativamente. Pero ahora ya se
ha retirado para siempre concluy,
con un profundo suspiro.

CAPTULO III
Por la tarde, Robert, el mayordomo,
lleg al hotel y dej una carta dirigida a
June. El conserje se la entreg poco
despus.
June ley la carta:
He encontrado entre los
objetos personales del pobre
Jess algo que se refiere a usted.
Podra venir a hacerse cargo?
Su afectsimo

Howernley.
June ya no vacil ms. Subi a su
habitacin, se cambi de ropa
rpidamente y volvi a bajar, para entrar
en su coche acto seguido y partir sin
demora hacia Brury Abbey.
Withers la ech de menos a la hora
de la cena, pero supuso que ella la
tomara en su habitacin. Presenci un
programa de televisin en el saln y a
las once de la noche subi a su cuarto y
se acost.
A media noche, Withers oy unos
ruidos, aunque, medio dormido, no les
prest la menor atencin. Le pareci que
se producan en el cuarto de June, pero

el sueo lo venci de nuevo y volvi a


dormirse profundamente.
Por la maana, baj a desayunar.
June no haba dado seales de vida. Al
terminar, vio a una encantadora joven
que entraba en el hotel y se inscriba en
el registro.
Withers no se pudo contener.
Creo que nos hemos visto antes
sonri.
Ella se volvi para mirarle.
S, eso me parece contest.
Era en primavera y ambos
visitbamos Brury Abbey.
Cierto. Vuelve de nuevo a visitar
ese viejo casern?
Ahora lo hago por necesidades de

la profesin. Soy Richard Withers,


investigador.
Ah, detective.
No al modo clsico. Investigo,
principalmente, antecedentes de las
personas. Nunca intervengo en actos
delictivos, a menos que, muy raramente,
surjan en el
curso
de
mis
investigaciones.
Ah, ya entiendo. Mi nombre es
Lilian Hall.
Norteamericana.
De Massachusetts. Se nota en el
acento, verdad?
Un poco, desde luego.
El conserje entregaba en aquel
momento la llave a la muchacha. Ella

alarg la mano izquierda.


Withers capt el brillo de una
enorme piedra roja en el dedo anular.
De pronto, le pareci que haba visto
antes aquel anillo.
Nos veremos luego, seor Withers
se despidi Lilian.
El joven asinti con una sonrisa,
mientras Lilian se alejaba hacia la
escalera, seguida del conserje, que
portaba su equipaje. Withers se not de
repente profundamente intrigado.
Haba visto en alguna parte el anillo
con la piedra, pero no consegua
recordar el lugar exacto. De todos
modos, no era nada de importancia.
Quiz surgiese en algn momento la

ocasin de preguntrselo.
Al medioda, a la hora del almuerzo,
June no haba dado an seales de vida.
Withers se sinti intrigado y fue a la
recepcin.
Tal vez June se sintiese enferma o
hubiera ido al entierro de su amigo,
pens.
Por favor, puede ponerme con la
habitacin de la seora Orkney?
solicit.
El conserje le mir asombrado.
La seora Orkney? Lo siento,
seor; se march esta maana muy
temprano manifest.
A Brury Abbey, sin duda.
Oh, no, seor, a Londres. Al

menos, eso es lo que puedo deducir del


registro.
Cmo? No la ha visto usted
marcharse?
No, seor. Ya digo que se fue muy
temprano. Por tanto fue el conserje
nocturno, Still Ferries, quien la atendi
en todo.
Ah, ya comprendo. Muchas
gracias.
A su disposicin, seor Withers.
Lilian apareci poco despus,
cuando ya iban a servir el almuerzo.
Withers tena la intencin de ir a Brury
Abbey por la tarde, suponiendo que ya
se habra efectuado el entierro de
Fellerman.

Si no le importa, me sentar con


usted dijo Lilian, con encantadora
sonrisa.
Al contrario, ser un placer,
seorita Hall.
Comieron sin prisas, charlando de
temas intrascendentes. De pronto,
Withers se acord del anillo.
Cuando iba a hacerle la pregunta a la
muchacha, vio que ella no lo llevaba
puesto, Lilian sostena un cigarrillo con
la mano izquierda y poda verse
claramente la ausencia de la joya.
Decidi variar el tema.
Si no me equivoco, usted
pregunt, meses atrs, cul era el
apellido de soltera de la condesa Vivian

dijo.
En efecto, as es contest
Lilian.
Puedo preguntarle, si no es
indiscrecin, naturalmente, cul es su
inters en el apellido de la condesa?
Oh, no tengo inconveniente. Una
amiga ma, de Massachusetts, pretende
descender de ella. Simplemente,
sabiendo que yo vena a Inglaterra, me
pidi investigase el asunto.
Withers enarc las cejas.
Pero la condesa muri sin
descendencia!
Lilian sonri.
Temo, amigo mo, que no est
demasiado bien enterado de la historia

de Brury Abbey dijo.


S que la condesa muri
emparedada Claro que, bien mirado,
de dnde ha sacado el apellido
Howernley el actual propietario?
El esposo de la condesa pudo
tener algn hermano casado, no le
parece?
Esto es admisible, en lo que se
refiere al actual lord Howernley. Pero
respecto a la condesa, lo dudo.
Los archivos de Brury Abbey
estn muy bien conservados manifest
Lilian.
Cmo lo sabe usted?
Estuve vindolos hace algunos
das. Habl con el propietario y me dijo

que poda volver cuando quisiera.


Quiz no sea hoy el da ms
indicado. Ayer se le muri un amigo en
su casa.
Oh, qu desgracia Bien, ir
maana. Mi amiga no tiene prisa.
Yo pienso ir esta tarde. Tampoco
mi cliente tiene prisa, pero yo s; es una
investigacin que deseo dejar concluida
cuanto antes.
Despus del almuerzo, Withers se
separ de la joven y, sin ms, emprendi
la marcha en su automvil hacia Brury
Abbey.
En aquellos momentos, Ted Guild
haca una pregunta al dueo de la
mansin. Howernley escuch a su

husped y luego sonri.


Eso es lo que dice la leyenda,
aunque, desde luego, yo jams he odo el
lamento ni he visto el fantasma de la
condesa respondi.
Instantes despus, Robert se
asomaba a la sala donde tena lugar la
conversacin.
Perdn, seor; tiene una visita
anunci.
Howernley se puso en pie.
Dispensadme se dirigi a sus
huspedes.
Al llegar al vestbulo, alarg la
mano.
Bien venido, amigo Withers
salud, cordialmente. Puedo serle

til en algo?
Deseara hablar con usted unos
momentos, a fin de establecer un plan de
trabajo que no interrumpa sus
actividades habituales manifest el
joven. Ya sabe que tengo un cliente
interesado en conocer el origen de su
apellido
No ser otro Howernley ri el
dueo de la casa.
Oh, no, en absoluto. Se llama
Cotheridge. Ya sabe que nunca faltan
personas interesadas en conocer a sus
antepasados y, si es posible, tambin su
historia. En fin.
Venga, por favor, pasemos a la
biblioteca y all hablaremos con toda

tranquilidad. Le apetece un whisky?


Con mucho gusto.
Durante unos minutos, Withers y
Howernley charlaron sobre el tema.
Luego, el segundo hizo un amplio
ademn con el brazo.
Est a su disposicin declar
. Sin lmites de tiempo y
prohibindole pensar, adems, que me
causa la menor molestia. Todo lo
contrario, ser un placer colaborar en
sus investigaciones.
Mil gracias, seor Howernley
De pronto, se oy un extrao sonido.
Pareca el lamento de un fantasma,
un dbil aullido que surga de las
profundidades del vetusto casern, el

gemido de un alma en pena, con unos


tonos siniestros que ponan el vello de
punta.
Withers se sobresalt ligeramente.
Howernley se ech a rer.
No, no es el fantasma de la
condola dijo. Aparte de que, de
ser cierta la leyenda, slo saldra por la
noche. Pero conviene que se fije en esa
chimenea.
Withers volvi los ojos. En el centro
de una de las paredes de la biblioteca se
divisaba una gran chimenea, provista de
una historiada repisa de piedra.
El can de la chimenea posee
unas raras propiedades explic el
dueo de la casa. En determinadas

circunstancias, el viento, al penetrar en


su interior, produce un extrao gemido,
tal vez es este ruido el que alguien crey
ser el lamento del fantasma de la
condesa.
S, eso debe de ser convino
Withers, ya repuesto, con una sonrisa.
Le importa que empiece maana, a las
nueve?
sta es su casa respondi
Howernley llanamente.

CAPTULO IV
Howernley volvi rpidamente a la
estancia donde aguardaban los otros
individuos y seal a dos de ellos.
Ted, Miles, vamos.
Qu es lo que sucedo?
pregunt Miles Charbonne.
No hagas preguntas, pronto lo
sabrs. Vosotros dos, seguid aqu y no os
movis.
Ted Guild y el otro siguieron
inmediatamente al dueo de la casa.
Momentos despus, se hallaban en un
lbrego subterrneo.

La cripta ocupaba prcticamente


toda la extensin del edificio y estaba
sostenida por cuatro recias columnas,
enlazadas por amplios arcos, con
nervaduras en la piedra. Howernley
estudi la disposicin del subterrneo
durante unos momentos y, al fin, crey
haber hallado la solucin.
No se me ocurri maldijo a
media voz.
Inconvenientes? pregunt Ted
Guild.
Por fortuna, el visitante se qued
convencido de que el lamento del
fantasma no se poda escuchar a las
cuatro de la tarde. Pero es preciso evitar
que se repita.

Empiezo a sospechar que oy los


gritos de June dijo Charbonne.
S, eso tuvo que ser a la fuerza.
Si la hubiramos liquidado, como
dije en un principio
No podemos hacerlo, todava no
contest Howernley abruptamente.
Vamos, Ted, abre.
El subterrneo estaba alumbrado por
un par de lmparas de escasa potencia.
Sin embargo, era suficiente para que los
tres hombres pudieran ver claramente lo
que hacan.
Charbonne se acerc a un trozo de la
pared y empuj una piedra. Parte del
muro gir a un lado, dejando ver un
hueco en cuyo interior habla una mujer

atada con cadenas a una anilla situada en


la pared del fondo.
June parpade, deslumbrada.
Vienen a soltarme? pregunt.
Antes tienes que hablar dijo
Howernley. Y ya sabes qu es lo que
queremos que nos digas.
No s nada contest ella,
desmayadamente.
Entonces, ah seguirs. Todos los
das vendr a verte. Slo te soltar
cuando hayas hablado. Veremos si,
despus de una semana, con un cuarto de
litro de agua y ciento cincuenta gramos
de pan a diario, sigues pensando lo
mismo.
June estaba sentada en el suelo. La

cadena posea la suficiente longitud para


permitirle
cierta
libertad
de
movimientos en su horrible encierro.
Howernley meti medio cuerpo en el
hueco y mir hacia arriba.
Claro, as se oyeron los gritos de
esta loca dijo. Mira, Ted.
Guild se asom tambin.
Hay un hueco Parece un
respiradero
Es un respiradero, que se une al
can de la chimenea que hay en la
biblioteca, seguramente, ya en el
segundo piso. Pero los gritos pueden
orse, aunque muy dbiles. Lo siento, no
se me ocurri cuando la encerramos,
pero he conseguido convencer al

visitante de que era el viento.


Bien, qu hacemos? pregunt
Charbonne.
All hay un bal con ropas viejas
indic Howernley.
Minutos despus, el hueco, de
seccin cuadrada y de unos veinticinco
centmetros de lado, quedaba tapado por
completo con un puado de vestidos
viejos.
Al terminar, Howernley mir
siniestramente a la prisionera.
Seguirs emparedada hasta que
hables insisti.
La puerta se cerr y June qued a
solas en la oscuridad, con sus miedos y
sus terrores. No saba absolutamente

nada, salvo que se trataba de algn


asunto reido con la ley.
Pero aunque hubiera sabido algo,
tampoco habra hablado.
Hubiera sido lo mismo que
condenarse a muerte.
Y deseaba vivir, desesperadamente.
***
Ha conseguido algo? pregunt
Vivian, durante la cena.
Maana empezar a trabajar en la
biblioteca, en donde se hallan tambin
los archivos contest l.
Le deseo toda suerte de xitos,
aunque me gustara saber si hay ms

Howernley repartidos por el mundo.


En todo caso, no tienen relacin
con el actual dueo de Brury Abbey
declar Withers. El nombre de mi
cliente es Cotheridge.
Cotheridge!
Withers capt la sorpresa que lata
en aquella exclamacin.
Le suena? pregunt.
Es curioso dijo Lilian. En
mis investigaciones he encontrado a una
persona que ostentaba ese apellido.
Vaya, a ltima hora va a resultar
que realizamos trabajos convergentes
exclam el joven.
Pudiera ser sonri Lilian.
Ha estudiado a fondo la leyenda de la

condesa?
Un poco. Lo que no acabo de
creer es en el oro que lord Howernley
no pudo emplear para salvar su vida del
hacha del verdugo.
Espada, espada! Como noble,
tena derecho a morir decapitado por la
espada y no por el hacha.
La diferencia es nimia ri
Withers. Total, se trata de un corte de
cuello y, en este caso, lo que importa es
que el metal est bien afilado.
Lilian se estremeci.
Deba de ser horrible murmur
. Claro que, si hoy pensamos en los
riesgos de la bomba atmica
Dejemos esto, seorita Hall. Voy

a hacerle una proposicin.


S, hable accedi la joven.
Parece que coincidimos hasta
cierto punto en nuestro trabajo. Por qu
no actuamos conjuntamente? Es decir,
hasta cierto punto, porque queda claro
que cada cual investigamos para un
cliente. Pero un mnimo de colaboracin
resultara til.
No me parece mal convino la
muchacha. Mi cliente se llama Ann
Brewder, pero su apellido de soltera era
el de Hallyburton, el mismo de la
condesa Vivian, como recordar.
Creo que entiendo dijo l. Si
no me equivoco, la seora Brewder
pretende descender de la condesa.

Exactamente.
Mi cliente se apellida Cotheridge.
l no dice que descienda del conde, sino
de un capitn de armas de lord
Howernley, apellidado de este modo. Le
interesa conocer su ascendencia.
Muy bien, si yo encuentro algo en
el archivo referente a Cotheridge, lo
avisar a usted y viceversa, si hallase
algo sobre la seora Hallyburton.
De acuerdo, pero me permite una
observacin, seorita Hall?
No faltara ms, aunque estimara
que me llamase por mi nombre.
Conforme
sonri
l.
Recuerde el mo, Dick. La observacin,
Lilian, es la siguiente: si la condesa

muri emparedada y sin descendencia,


cmo puede alguien pretender que ella
fue su antepasado? A menos, claro est,
que tuviera un hijo de soltera, es decir,
antes de casarse con el conde, cosa muy
improbable.
Eso es, precisamente, lo que yo he
venido a averiguar, Dick respondi la
muchacha.
Bien, trataremos de encontrar la
mayor cantidad de datos posibles. Y
esperemos que el fantasma de la
condesa no obstaculice nuestras
investigaciones dijo Withers.
En confianza, creo en esa
leyenda?
No, pero es bonita, verdad?

Rieron los dos a la vez. De pronto,


Withers se puso serio.
Aunque, de todos modos, otro que
fuese menos incrdulo, podra decir que
haba odo el lamento del fantasma
dijo.
Cmo?
Withers le relat el incidente de la
chimenea que haba en la biblioteca del
castillo.
De modo que dice que el viento,
al soplar por el can de la chimenea,
emite esa especie de gemido dijo
Lilian.
S, y supongo que ser tambin en
ciertas condiciones, es decir, cuando
sople de una determinada direccin,

pero, claro, esto no tiene la menor


importancia.
Ella frunci el ceo.
Dick, que yo sepa, la atmsfera ha
estado hoy muy tranquila. La chimenea
de m casa, all en Massachusetts,
tambin silba en ocasiones, cuanto el
viento sopla fuerte dijo. Pero hoy
he estado paseando por los alrededores
y he podido darme cuenta de que no
soplaba siquiera una brisa. Claro que, a
cinco millas, en Brury Abbey, las
circunstancias atmosfricas podan ser
diferentes
Withers mene la cabeza.
No, no eran diferentes
manifest. Ahora que lo dice, yo

tambin recuerdo el detalle. Los rboles


que rodean Brury Abbey estaban
completamente quietos.
Entonces, hemos de pensar en el
fantasma de la condesa?
Sera
un
fantasma
muy
madrugador, no le parece? Lo ms
seguro es que ese silbido haya sido
producido por una racha aislada del
viento y lo ms conveniente ser que
dejemos de preocupamos por ese detalle
que, a fin de cuentas, no tiene ninguna
importancia.
Lilian se mostr de acuerdo con el
joven. Luego, la conversacin tom
otros derroteros. Withers mir ms de
una vez la mano izquierda de la

muchacha, pero el anillo no estaba a la


vista. Otro rato lo preguntarla por la
joya, se dijo.
***
El gemido se oy con toda claridad.
Miles Charbonne, sobresaltado, se sent
bruscamente en la cama.
Aguz el odo. De nuevo volvi a
escuchar aquel espeluznante gemido de
alma en pena, que se acercaba
lentamente al pasillo.
Era cierto que el fantasma de la
condesa se paseaba por el enorme
casern, pidiendo venganza?
El actual dueo de Brury Abbey les

haba relatado la leyenda, aunque


cuidndose de aadir que l no crea en
fantasmas y que todo era producto de
mentes calenturientas. Pero Charbonne
no estaba muy seguro de que no fuese
una realidad.
El gemido se alzaba con trmolos de
distinta intensidad. Atrado por uno
morbosa curiosidad, Charbonne se puso
en pie de un salto y, cubrindose con una
bata, corri hacia la puerta del
dormitorio.
Por precaucin, llevaba una pistola
en la bata. Nunca estaba de ms, ni
siquiera contra los fantasmas, se dijo a
s mismo.
Asom un poco la cabeza. El

corredor apareca desierto, iluminado


solamente por una lmpara de pequea
intensidad.
Alcanz el borde de la historiada
barandilla de piedra. Entonces, sus ojos
amenazaron con salirse de las rbitas.
El fantasma! murmur.
Abajo, en el espacioso vestbulo, se
divisaba una forma blanca, de contornos
vagos y de la que se desprenda un
extrao resplandor. El fantasma se
deslizaba por el suelo en direccin al
gran saln.
Charbonne dud unos instantes.
Luego, de pronto, acometido por un
impulso irresistible, corri hacia la
escalera y la descendi a saltos. Lleg

al saln y abri la puerta de par en par.


No haba el menor rastro del
fantasma. En cambio, divis la luz de
una lmpara, enfocada hacia el retrato
de la condesa.
Avanz otros dos pasos. Entonces,
de pronto, sinti la presin de unas
manos que se cerraban en torno a su
cuello.
Un olor extrao, repugnante, como
de carne podrida, invadi su pituitaria.
Charbonne intent luchar, pero las
fuerzas lo abandonaron rpidamente.
A la maana siguiente, Robert, el
mayordomo, encontr un cuerpo tendido
al pie del retrato de la condesa.
Inmediatamente, subi a avisar al

dueo de la casa. Robert hizo algo de


ruido y los otros huspedes se
despertaron.
Ted Guild asom a la puerta de su
dormitorio.
Qu sucede, Robert? pregunt.
Algo horrible, seor contest el
mayordomo.
Romney y McCallum se hicieron
tambin visibles. Howernley sala en
aquel instante del dormitorio.
Vamos, Robert dijo.
Los otros tres, acuciados por la
curiosidad, le siguieron inmediatamente.
Momentos despus, llegaban al saln.
Rayos! exclam Guild.
Es Miles dijo McCallum.

Romney gir en redondo, para no


ver el cadver. Howernley, haciendo un
esfuerzo, se arrodill junto al cuerpo
inmvil.
Est muerto dijo a los pocos
segundos.
Pero qu diablos le ha pasado?
estall McCallum.
Howernley se levant lentamente.
Sus ojos estaban fijos en el retrato de la
condesa.
Guild y los otros dos repararon en su
expresin.
Oye, no irs a decir que el
fantasma McCallum trag saliva.
Howernley pase la mirada a su
alrededor.

Veo una botella casi vaca dijo


. Seguramente, Miles bebi algunos
tragos de ms y el alcohol le hizo ver
visiones que no existan sino en su
mente. Entonces, se lo par el corazn
de miedo.
Oh, no, no Barbot Romney
. Es una explicacin demasiado
fantstica
Quieres darme t otra mejor,
sobre todo, sabiendo que no podemos
avisar a la polica?
Sobrevino un momento de silencio.
Al fin, Guild hizo un gesto con la
cabeza.
Lo mejor ser que quitemos este
estorbo de en medio propuso. T

sabes mejor que nadie dnde debemos


llevarlo, no es cierto?
Howernley asinti.
Debemos darnos prisa dijo.
Espero un visitante dentro de poco rato.
McCallum y Guild, ayudados por
Robert, cargaron con el cadver.
Romney camin detrs, junto a
Howernley.
Oye susurr en voz muy tenue
es de confianza tu mayordomo?
De absoluta confianza
respondi Howernley enfticamente.
Hara cualquier cosa que yo le pidiera.
Romney se dio por satisfecho con la
respuesta.

CAPTULO V
Bueno dijo Lilian, despus de
varias horas de trabajo, por ahora, no
parece que haya adelantado nada. Y
usted, Dick?
Withers estaba sentado frente a una
mesa, con un grueso legajo delante de si,
y se puso en pie, a la vez que sacaba una
pitillera.
Tampoco, pero en esta clase de
asuntos conviene ser paciente y no
perder la esperanza contest, a la vez
que alargaba la pitillera a Lilian.
Encendieron
los
cigarrillos.

Despus, Lilian mir hacia la chimenea.


De modo que por ah se oyen los
silbidos del viento dijo.
Al menos, yo los escuch ayer.
Me gustara pernoctar en esta
casa. Tal vez vera el fantasma de la
condesa sonri ella.
No le cernera?
Por qu? Ella slo pide
justicia
S, pero en quin?
Fue condenada injustamente,
Dick.
Cmo lo sabe?
Lilian se sonroj.
Lo presiento contest.
Usted est a favor de una persona

de su mismo sexo sonri l.


Ah, usted la habra hecho
emparedar
Lilian, por favor, yo no quera
decir tal cosa. Lo que yo trataba de
sealar es que me parece que la condesa
fue infiel a su esposo. Pero eso no
significa que yo est de acuerdo con el
brbaro castigo a que fue sometida.
Menos mal dijo Lilian con
sorna. Oiga, el tiempo parece que
empeora advirti de pronto.
Withers mir a travs de la ventana.
El cielo estaba cubierto de nubes
plomizas, que amenazaban lluvia. Las
nubes se movan con bastante velocidad,
debido a un viento bastante fuerte, que

agitaba las copas de los rboles.


Oiga, ahora debera orse el
gemido en la chimenea exclam l.
Quiz el viento tiene que soplar
de otra direccin. O es que desea or
de nuevo ese sonido?
No, por supuesto; era slo un
simple comentario. Continuamos?
A las tres de la tarde, decidieron dar
por terminada la jornada.
Continuaremos maana dijo
Lilian. Lo malo es que el tiempo no
nos va a acompaar.
Acaso habra querido salir de
paseo adivin l.
Siempre conviene estirar un poco
las piernas le sonri la muchacha.

Salieron al vestbulo. De pronto,


Withers record algo.
Espere, por favor pidi.
Se acerc a un cordn que penda
junto a uno de los muros y tir un par de
veces. Robert, el mayordomo, apareci
a los pocos momentos.
Seor? dijo, corts.
No querra ser molesto, pero me
gustara ver de nuevo el retrato de la
condesa manifest Withers.
Lo siento, seor, pero tendr que
ser en otro momento respondi el
mayordomo. El seor est en
conferencia con unos amigos suyos.
Oh, negocios! murmur el
joven.

As es, seor.
Withers esboz una sonrisa de
circunstancias.
Es igual, maana, por ejemplo
contest. Gracias de todos modos,
Robert.
A
su
disposicin,
seor.
Seorita
Withers y la muchacha salieron del
casern. Haban llegado en el coche del
joven y partieron inmediatamente hacia
Vynerville.
Apenas
se
haban
alejado,
McCallum, que estaba junto a una de las
ventanas, aunque prudentemente oculto
tras las cortinillas, se volvi hacia el
dueo de la casa.

Felton, esto no me gusta en


absoluto rezong.
Por qu? Tienes algo contra esa
pareja? pregunt Howernley, con cara
de aburrimiento.
No me fo de ellos, eso es todo.
Debiramos estar solos
S me negase a lo que han pedido,
resultara an peor. Sospecharan,
recelaran Es mejor que las cosas
sigan normales, como hasta ahora. Ah, y
si en alguna ocasin os presento a ellos,
seris unos hombres de negocios que
habis venido a tratar conmigo, a la vez
que os tomis unas cortas vacaciones,
cazando patos silvestres. Est claro?
Si saliera bien

Todo saldr bien aseguro


Howernley. O no lo habamos
planeado as desde el primer momento?
McCallum llen su copa.
De todos modos, hay alguien que
me preocupa dijo.
La fulana?
No, Slim Barnes.
Howernley se ech a rer.
Confo tanto en l, como en mi
mayordomo respondi.
***
Seor Withers
El interpelado se volvi al escuchar
su nombre. El conserje del hotel mova

una mano discretamente, desde el otro


lado del mostrador.
Dgame contest Withers.
Deseara hablar con usted A
solas, por favor.
Est bien accedi el joven.
Aqu estamos solos.
Por favor, entre en el despacho.
Withers dio la vuelta el mostrador y
sigui al conserje. Lo haba visto muy
preocupado y el hecho le intrig.
Usted dir, amigo mo.
Me llamo Angus Rareton, pero
puede llamarme Angus, seor. Se trata
de de mi compaero de noche. Bueno,
somos dos conserjes y nos turnamos
para los das y las noches

S, me imagino. Y bien, Angus?


Still Ferries es un tipo extrao.
No lleva demasiado tiempo en el hotel y
s comporta, a veces, de forma un tanto
inadecuada.
Lo siento, pero no s qu tiene eso
que ver conmigo sonri Withers. En
todo caso, por qu no lo comunica a la
direccin?
Ver, seor
De pronto, Rareton se acerc a un
armario y lo abri. Withers pudo ver un
transmisor porttil.
Es de Ferries indic el
conserje.
Bueno,
cualquiera
puede
tenerlo

S, pero por qu avisar a Brury


Abbey de la llegada de la seora
Orkney?
Lo oy usted?
Casualmente, seor. Al da
siguiente, la seora Orkney se march.
S que tena que hablar con el
seor Howernley, pero supongo que,
terminado el asunto que la trajo aqu, se
volvera a Londres.
Rareton mene la cabeza.
Yo no estaba cuando ella se
march, pero s puedo decirle que la o
comentar lo poco madrugadora que era.
No tena prisa por volver a Londres, al
menos, para arrancar de aqu a las seis
de la maana, como dijo Ferries.

Usted no estaba en el hotel.


Vivo enfrente, seor Withers.
Precisamente ese da, me haba
levantado un poco antes de lo ordinario.
Aunque todava era de noche, poda
distinguir la calle desde la ventana de
mi dormitorio. Crame, ni a las seis ni a
las seis y media ni a las siete estaba el
coche de la seora Orkney en la puerta
fiel hotel. Y si hubiese arrancado a esas
horas, yo habra odo el motor.
Vynerville es muy silencioso y por las
noches todo est, absolutamente
calmado.
Empiezo a comprender, aunque
slo en parte. Tal vez ella march ms
temprano

Entonces, por qu me dijo


Ferries que se haba marchado antes de
las siete?
Withers se qued perplejo.
No lo s, Angus respondi al
cabo; pero, en todo caso, por qu me
lo cuenta a m? No puedo decir que
fuese amigo de la seora Orkney;
simplemente, la conoc aqu
El seor es detective, no? dijo
Rareton.
Withers contuvo una carcajada.
Angus, es cierto que soy
investigador, pero no al modo clsico de
Sherlock Holmes, como usted piensa
respondi. Yo investigo problemas
personales, antecedentes de todo gnero,

redacto Informes privados, pero, cuando


por casualidad me topo con algn asunto
criminal, cosa que slo me ha sucedido
un par de veces, avis inmediatamente a
la polica.
Oh! El rostro de Rareton
expres una gran decepcin. Yo pens
que Lamento haber molestado al
seor
Todo lo contrario, ha sido un
placer dejar las cosas algo clarificadas.
De modo que usted opina que la seora
Orkney no se fue a Londres.
No, seor respondi el
conserje con firme acento.
Entonces, qu sucedi?
Temo lo peor.

Un asesinato?
Rareton movi la cabeza arriba y
abajo repetidas veces.
Eso es lo que sospecho dijo
enfticamente.
En todo caso, estuvo usted en la
habitacin de la seora Orkney despus
de su marcha?
S.
Encontr algo que apoye sus
sospechas?
Rareton meti la mano en el bolsillo
y sac algo, que ense al joven. Era un
medalln de oro, muy bonito, con
algunas piedras de valor.
Se lo vi puesto todo el tiempo,
mientras estuvo aqu dijo el conserje

. SI estuviese en Londres, no cree


que ella habra llamado al hotel para ver
si estaba el medalln aqu? Muchos
viajeros, ms de una vez, han hecho lo
mismo por objetos olvidados Sucede
en todos los hoteles, seor.
Withers tom la joya con dos dedos.
El medalln era algo que June no
pasara por alto, apenas notase su falta.
Y l mismo recordaba haberlo visto
en su esplndido escote. No haba lnea
telefnica desde Vynerville con Brury
Abbey, pero por qu un conserje de
conducta extraa comunicaba la
presencia de una cliente al dueo del
casern?
De pronto, algo volvi a su

memoria. La noche de su llegada a


Vynerville, haba odo ruidos extraos
en la habitacin contigua, que perteneca
a June. Entonces no les concedi la
menor importancia, aparte de que
tampoco haba estado seguro de que se
hubiesen producido tales ruidos, debido
a las lgicas brumas del sueo.
As, pues, Ferries asegur que la
seora Orkney haba vuelto a Londres y
que haba abandonado el hotel antes de
las siete de la maana dijo al cabo.
S, seor. Pero eso no ocurri en
modo alguno insisti Rareton.
Hagamos una cosa, Angus
propuso el joven.
Lo que usted diga, seor Withers.

Realmente, no tenemos la
seguridad de que se trate de un
asesinato. Pero yo dispongo de amigos
en Londres, de la profesin, que pueden
investigar el paradero de la seora
Orkney. Le parece bien?
Una clara expresin de alivio surgi
en el rostro del conserje.
S, seor, estupendamente
contest.
Ah, Angus, por favor, no diga a su
colega Ferries nada de lo que hemos
hablado de la seora Orkney advirti
el joven.
No pensaba decirle nada, por
supuesto. Pero la seora Orkney me
agrad mucho; era muy simptica y

amable y daba buenas propinas y, sobre


todo, no tena nada de orgullosa.
Sentira que le hubiese sucedido algo
malo concluy Rareton.
***
La puerta del encierro se abri.
Sentada en el suelo, June Orkney mir al
hombre que haba aparecido frente a
ella.
Howernley dej en el suelo un vaso
lleno de agua y un minsculo pedazo de
pan.
Todava no quieres hablar?
June movi la cabeza negativamente.
No s nada contest, obstinada.

Howernley se encogi de hombros.


Un da me cansar de darte
comida dijo.
Mala suerte respondi ella
framente. Pero, en cuanto muera, cmo
har desaparecer mi cadver?
Una buena pregunta. Quieres
ponerte en pie?
Desde luego.
La cadena tintine. Howernley
retrocedi una docena de pasos y puso
la mano sobre una de las columnas que
sostenan la bveda de la cripta.
Parte del suelo se levant en el acto.
Era una losa de enorme grosor, y de
metro y medio de lado.
Nadie sino yo, conoce la

existencia de este pozo dijo,


sonriente, el dueo de la mansin. Tu
bonito cuerpo se pudrir aqu.
Amigo mo contest June,
impasible, si de algo he de darle las
gracias por el encierro, es por la dieta
sometida. Realmente, me convena
perder unos cuantos kilos. Ya
empezaban a llamarme gorda, sabe?
Howernley lanz una maldicin.
Empezaba a darse cuenta de que estaba
ante una mujer de frrea voluntad. June
era menos asustadiza de lo que haba
pensado en un principio. Claro que, bien
mirado, llevaba muy pocos das en su
encierro.
El hambre, la soledad y la

oscuridad, adems del fro, acabaran


por doblegar su resistencia.
Muy bien, no hay prisa sonri.
Se acerc a la puerta de la celda y la
cerr.
June qued nuevamente a solas.
La puerta tena unos diminutos
orificios, destinados a la ventilacin.
June saba que era intil gritar, porque,
ordinariamente, no haba nadie en la
cripta.
Pero en un par de ocasiones, la luz
haba quedado encendida. Como ahora,
por ejemplo.
Un poco ms tarde, aquella
debilsima luz que penetraba por los
agujeros le permiti ver el interior de su

diminuta celda. Lo primero que hizo fue


comer el pan. Luego, cauta, bebi
solamente la mitad del lquido que
haba.
Dejara el resto del contenido del
vaso para el da siguiente, cuando le
apremiase la sed. Luego contempl
especulativamente el agujero tapado con
los vestidos.
De la cadena no haba dicho nada.
Estaba en torno a su cintura, pero haba
perdido ya unos cuantos kilos. En cuanto
perdiese otro tanto, sus rotundas caderas
quedaran mucho ms esbeltas.
O quiz pudiera pasar la cadena por
la parte superior de su cuerpo. De
momento, lo que le interesaba era

alcanzar el obturado agujero de


ventilacin.
Por un poco murmur,
enojada consigo misma.
El resto de la cadena posea la
suficiente longitud para permitirle
moverse sin demasiadas dificultades por
aquel cubculo que tena apenas dos
metros de lado. No dispona siquiera de
un taburete, por lo que era intil soar
en alcanzar los vestidos.
Pero quiz
Eran unos vestidos viejos y ella
haba sido sorprendida con un simple
camisn, encima del cual le haban
puesto la bata. Al despertar, se haba
encontrado en aquel lugar, solamente

con aquellas prendan y unas zapatillas


que cubran sus pies de mala manera.
June se situ en el centro de la
celda. Prob la cadena.
Sonri.
Luego tom impulso y salt hacia
arriba ms de dos palmos. La cadena
tintine sonoramente, poro su mano
derecha agarr un poco de tela.
Al caer, arrastr consigo los
vestidos. Olan a viejo, a humedad, pero
podan aliviar no poco el fro que
pasaba en aquel horrible lugar.
En cuanto a conseguir socorro por
medio de la voz, era preciso olvidarlo.
Aquel tubo no daba a ninguna parte.
De pronto, June not que alguien

apagaba la luz. Satisfecha, se envolvi


con aquellos ropajes y se tumb en el
suelo.

CAPTULO VI
Un asesinato? repiti Lilian a la
maana siguiente, despus de que
Withers le hubiera relatado su dilogo
con el conserje.
Al menos, eso es lo que opina
Angus contest l.
Y usted?
Withers hizo una mueca, sin quitar la
vista de la carretera, ya que se hallaba
al volante de su coche.
La conducta de las personas, a
veces, es muy rara. Pero, mire
Rareton le haba dejado el medalln.

Sujetando el volante con una mano,


Withers meti la otra en el bolsillo y
sac la Joya.
Si fuese suya y se la hubiese
olvidado, por ejemplo, en el hotel, no
la reclamarla por telfono al volver a
Londres?
Lilian contempl el medalln unos
instantes. Era de valor, pero, en su
opinin, el gusto de su poseedora era
ms que dudoso.
Desde luego. El medalln vale
unos cientos de libras contest.
Entonces, por eso sospecha Angus que
la seora Orkney ha sido asesinada?
S, pero esta maana, he hablado
con un amigo en Londres. June dej su

direccin en el registro del hotel. A la


tarde, tendr la respuesta y sabremos si
volvi o no a Londres.
Bueno, vale la pena averiguarlo
para tranquilizar a Angus. Pero
imagnese que fuese un asesinato. Qu
hara usted?
Avisar
a
la
polica.
Inmediatamente, por supuesto
respondi l sin vacilar.
De repente, son un estampido a
poca distancia.
Apenas se haba odo la detonacin,
son otra. El coche se lade
bruscamente y empez a zigzaguear por
la carretera.
Por fortuna, la velocidad era

moderada y Withers consigui dominar


el vehculo. Lilian estaba muy plida.
Un reventn? pregunt.
S, pero a consecuencia de un
disparo Agchese, pronto!
Ella obedeci, aturdida y temerosa.
A travs del espejo retrovisor, Withers
haba divisado a un hombre armado con
una escopeta, que corra hacia ellos.
Por favor, disculpen rog el
desconocido a gritos. Ha sido un
terrible error. Me siento consternado
Withers se ape del coche.
Estaba cazando y me sali una
pieza tan inesperadamente continu el
individuo. La vegetacin es muy
densa en la orilla de la carretera y slo

vi el coche cuando era demasiado


tarde No s cmo disculparme,
seor
Withers frunci el ceo. Dio la
vuelta al vehculo y contempl la rueda
posterior derecha, deshinchada por la
perdigonada.
Menos mal que tir bajo, amigo
rezong.
No s cmo disculparme. Por
supuesto, aparte de que le ayude ahora a
cambiar la rueda, puede contar con los
gastos que le ocasione su reparacin o,
incluso, la compra de una nueva. Me
hospedo en el hotel de Vynerville
No le he visto esta maana ni
anoche, seor

Darsten, Flix Darsten se


present el desconocido, que era un
hombre de aspecto ms bien timorato y
de unos treinta y siete aos. Llegu un
poco tarde y madrug explic,
sonriendo.
Yo soy Richard Withers. Ella es la
seorita Lilian Hall, de los Estados
Unidos dijo el joven.
Darsten se quit el sombrero con la
plumita, ya que Lilian se acercaba en
aquel momento. La muchacha contempl
la rueda y luego mir al cazador.
Tir bajo manifest.
S, una liebre
Menos mal que no era una
avutarda, porque entonces nos habra

volado la cabeza.
Seorita
Hall,
me
siento
terriblemente abrumado por la torpeza
cometida. Tenga la bondad de disculpar
a un imprudente, que se ceg con la
pieza que corra de modo tan tentador.
Est bien sonri Withers.
Puesto que nadie ha sufrido daos
fsicos, ser mejor que empecemos a
olvidarlo. A la noche, en el hotel, le
exigir daos y perjuicios en forma de
un par de whiskys, seor Darsten.
Oh, con gran placer contest el
cazador, a la vez que dejaba a un lado la
escopeta y el morral, para disponerse a
ayudar en el cambio de rueda.
Minutos ms tarde, el coche

reanudaba la marcha hacia Brury Abbey.


Darsten, con la escopeta al hombro, se
intern otra vez por los campos, en
busca de una vctima para sus
perdigones.
Durante la maana, trabajaron con
ahnco, sin encontrar ninguno de los dos
gran cosa que les ayudara en sus
investigaciones. A medioda, Howernley
les invit a un pequeo refrigerio en el
saln. Withers pudo admirar as a su
sabor el retrato de la condesa, en el que
luca el anillo, reproducido con tanta
fidelidad.
De pronto, Withers record algo
como un relmpago que estallase en su
mente. Fue a decirlo, pero el instinto le

hizo callar.
Ms tarde, pens.
Cuando salan del saln, vieron a
tres individuos en el vestbulo.
Howernley hizo las presentaciones.
Guild, McCallum y Romney contestaron
brevemente a los saludos que se les
dirigan. Luego abandonaron la casa.
Estamos preparando un negocio y
tenemos que discutir antes bien todos los
puntos de vista explic el dueo de
Brury Abbey. Y mientras, ellos se
toman unas pequeas vacaciones, puesto
que las discusiones no tienen hora fija ni
han de seguir el de su trabajo habitual.
No es mala idea y, el lugar, es
estupendo para reunirse sin demasiadas

preocupaciones convino Withers con


una sonrisa.
Regres con la muchacha a la
biblioteca y permanecieron en ella casi
hasta las cinco de la tarde. Despus,
volvieron al hotel, cuando empezaba a
anochecer.
Apenas entraron en el hotel, Rareton
hizo un gesto a Withers. El joven se
disculp, separndose de Lilian para
acercarse al mostrador de recepcin.
Dgame, Angus.
Ha telefoneado su amigo, el seor
OHara. Llam hace meda hora escasa.
Me encarga le diga que la seora
Orkney no ha regresado a su domicilio
habitual. No obstante, por si estuviera en

otra parte, continuar investigando.


Gracias, Angus. Vamos a acabar
creyendo en su teora?
Yo he credo en ella desde el
primer momento, seor respondi el
conserje.
Withers reflexion unos momentos.
Luego, dijo:
De
todos
modos.
Angus,
esperemos una nueva llamada del seor
OHara.
Por supuesto, seor.
De pronto, Withers sonri.
A propsito, hoy hemos tenido un
encuentro Cmo le ha ido la caza de
liebres al seor Darsten?
Rareton puso cara de asombro.

Liebres? repiti. Seor


Withers, hace una infinidad de aos que
no se ve una sola liebre en la comarca.
La fama de esta zona, en todo caso, se la
llevan los patos salvajes, pero no las
liebres.
El joven se qued desconcertado.
Era posible que un cazador no supiera
la clase de presas que poda encontrar
all para su escopeta?
Pero siempre haba cazadores
despistados, se dijo. Todava ms le
preocupaba lo que poda haber sido de
la seora Orkney.
***

En aquellos momentos, June estaba


volviendo los vestidos a su sitio. Lo
haca a saltos, procurando encajar
aquellos ropajes en el hueco. Saba que
la visita diaria de Howernley estaba a
punto de producirse y no quera que la
viera con los ropajes en el suelo. Claro
que siempre podra alegar que se haban
cado, pero prefera que los viejos
vestidos estuvieran en su sitio.
Al
fin,
lo
consigui.
Sorprendentemente, June se encontraba
en bastante buen estado, pese a la dieta.
Ella lo atribua a que estaba eliminando
los kilos de ms. Pero si el encierro se
prolongaba, acabarla por debilitarse.

No obstante, envuelta en aquellos


ropajes, haba pasado la noche y el da
en mejores condiciones, ya que haba
conseguido evitar el fro. Para
distraerse, inici una serie de ejercicios
gimnsticos, limitados, debido a su
situacin. Hizo flexiones de torso, y
luego, tambin de brazos y piernas. Todo
antes que dejarse abandonar.
Howernley no la conoca bien, se
dijo. De pronto, vio que se encenda la
luz en la cripta.
Volvise de espaldas a la pared
donde estaba sujeta la cadena. Al cabo
de pocos momentos, not que se abra la
puerta que simulaba un trozo de muro.
Hola dijo Howernley. Nada

de nuevo todava?
June no contest. En realidad, tena
los ojos fijos en la anilla. Si pudiera
disponer de algn instrumento duro para
ir rascando en la argamasa que sujetaba
la anilla a la pared
Est bien, puesto que no quieres
hablar, volver maana a la misma hora.
Quiz empiece a reducirte la racin
continu el dueo de la casa.
Ella guard un obstinado silencio.
Howernley aguard todava unos
minutos, pero viendo que June callaba y
ni siquiera se volva hacia l, cerr la
puerta y se march.
Apenas se qued sola, June gir en
redondo. Alcanz el vaso, tom un corto

sorbo de agua y comi la cuarta parte de


la racin de pan.
Luego mir hacia arriba. Ms tarde,
descolgara los vestidos. Pero cmo
podra conseguir algo duro? Ni siquiera
tena los pendientes y mucho menos la
pulsera metlica de su reloj.
Las cadenas tintinearon al moverse.
Maquinalmente, June pas sus dedos por
los eslabones. De repente, se sinti
tentada de lanzar un grito de alegra.
La cadena rodeaba su cuerpo con un
par de vueltas. Un grueso candado
sujetaba dos eslabones, pero un trozo de
cadena, de unos cuarenta centmetros,
penda suelto.
El
ltimo
eslabn
estaba

parcialmente roto, June pas las yemas


de los dedos por el lugar de la fractura.
Luego, acercndose a la pared, empez
a rascar la argamasa, muy lentamente,
sin prisas.
La anilla estaba sujeta a una clavija
y sta era la que se hallaba encastrada a
la pared. Bien, era cuestin de armarse
de paciencia.
***
A la hora de la cena, Withers
comunic a Lilian el resultado de la
investigacin de su colega.
Darsten cenaba en una mesa algo
separada de la que ocupaba la pareja.

Lilian se mostr preocupada al conocer


la noticia.
S, pero, en tal caso, quin la ha
asesinado? dijo.
Withers se encogi de hombros.
No tengo la menor idea, como
tampoco s lo que vino a hacer aqu,
excepto que quera reunirse con un
amigo, que falleci el da de su llegada.
Y ese amigo estaba en Brury
Abbey?
S. Yo lo vi en su fretro.
Lo conoca?
No, nunca lo haba visto. Y
tampoco pregunt a June cul era su
relacin con el difunto. De todos modos,
ella dud que la muerte de Fellerman

fuese como consecuencia de un ataque al


corazn. Es ms, me dijo que, a veces,
Fellerman tena que retirarse de la
circulacin, usted puede imaginarse
fcilmente los motivos.
Lilian sonri.
S, me los imagino repuso.
Ella dijo que saba que Fellerman
poda hallarse en Brury Abbey, porque
l haba anotado el nombre en una
agenda, la cual destruy, al menos en
parte. Pero el nombre de Brury Abbey
no fue al sumidero, con el resto de la
hoja, o de la agenda, no lo recuerdo
bien, sino que qued al pie. Entonces, la
seora Orkney supuso que Fellerman
poda estar aqu.

Y se lo encontr muerto de un
ataque al corazn.
Justamente.
Oiga, sabe usted si avisaron al
mdico del pueblo?
Withers mene la cabeza.
No contest. La verdad, di
por sentado que lo habran hecho ir a la
casa
Dnde enterraron a Fellerman?
Otro dato del que no me he
preocupado, Lilian.
Si suponemos que June fue
asesinada y teniendo en cuenta que ella
recelaba de que la muerte de Fellerman
fuese natural, no cree que convendra
investigar
los
puntos
que
he

mencionado?
Ciertamente, s convino l.
Pero creo que deberamos movernos con
mucho tiento. No olvide que hemos
venido aqu para otra clase de
investigaciones muy distintas y que
tenemos unos clientes que nos pagan.
Es verdad murmur Lilian.
Tenemos un trabajo Mire, empezaba a
entusiasmarme ya con este misterio.
Withers ri suavemente.
Todo se puede compaginar,
aunque la segunda investigacin, se lo
recomiendo, deber hacerse con el
mximo de discrecin dijo.
Hay otra cosa que deberamos
saber, Dick.

Dgalo, Lilian.
Dnde, cmo y por quin fue
asesinada June, si es que, de verdad,
muri violentamente?
Antes de hacer nada, tenemos que
confirmar su desaparicin, cosa que no
ocurrir hasta maana respondi l.
Lilian asinti. Hasta el da siguiente
no volvera a llamar el colega de
Withers. De pronto, antes de que
pudieran continuar hablando, se les
acerc Darsten.
Observo que han terminado de
cenar manifest. Antes no les vi,
por lo cual no pude invitarles a la copa
que les promet esta maana.
Aceptaran ahora, en el saloncito?

Withers consult a la muchacha con


la vista. Lilian hizo un gesto de
aquiescencia.
S, vamos all acept.
He odo hablar de la leyenda del
fantasma de la condesa dijo Darsten
momentos despus. Qu opinan
ustedes sobre el particular?
***
El fantasma ulul pasada la media
noche.
McCallum se sent en la cama,
bruscamente sobresaltado.
Escuch. El gemido se acercaba a su
dormitorio.

McCallum se sinti aterrorizado.


Era cierto que el alma de la condesa
vagaba por las noches en aquel inmenso
casern?
Recordaba muy bien la forma en que
haba sido encontrado su amigo Miles
Charbonne. Estaba muerto, al pie del
retrato de la condesa y, en su cara, haba
una mueca de horror infinito.
Qu haba visto Charbonne antes de
su muerte?
De pronto, oy ruido de uas que
rascaban la puerta de su dormitorio.
McCallum agarr la pistola que tena
bajo la almohada y apunt en aquella
direccin.
Sudaba copiosamente. Un reguero de

lquido corri desde su sien hasta el


pecho. La nariz le goteaba.
Los ruiditos cesaron. Luego se
repiti el gemido, pero decreciente,
como si se alejase.
Tras unos segundos de indecisin,
McCallum se puso en pie. Vestido
solamente con el pijama, asom al
corredor.
Abajo se divisaba una forma
espectral. McCallum sinti que los
cabellos se le ponan de punta.
El fantasma!
Su mano tembl convulsivamente. El
miedo le hizo olvidar incluso que tena
una pistola a punto.
Pero unos segundos ms tarde,

reaccion y ech a correr por las


escaleras hacia el vestbulo. El fantasma
haba desaparecido en el saln.
McCallum entr en el saln.
De repente, se oy un grito
agudsimo que, no obstante, fue de muy
corta duracin.
Poco despus, se percibi el sordo
estruendo de un cuerpo humano que
chocaba contra el suelo.

CAPTULO VII
Ferries se comunicaba con Brury
Abbey por medio de un transmisor
porttil de radio dijo Lilian. Ahora
bien, por qu?
Para qu, sera la frase ms
correcta, creo yo.
De veras?
No le quepa la menor duda. Ahora
bien, cul es el inters de Howernley
en los viajeros que llegan al hotel?
En algunos de los viajeros, claro.
Bueno, como quiera
Estaban llegando ya a Brury Abbey.

Robert, el mayordomo, les abri con su


cortesa habitual.
Sentimos tanto molestarle dijo
Withers.
Todo lo contrario, es un placer
respondi Robert.
El mayordomo les acompa hasta
la biblioteca. Dijo que ms tarde les
traera t y se retir.
Withers y la muchacha iniciaron el
trabajo sin prdida de tiempo. A las diez
y media, Robert vino con el servicio de
t, que dej sobre una mesa, retirndose
a continuacin.
De pronto, Withers pens que era
hora va de decidirse en un extremo que
no se haba atrevido a tocar hasta

entonces.
Lilian.
S? murmur ella, distrada.
Tengo que hacerle una pregunta.
Bueno, hgala.
Se trata del anillo de
Eh, mire! exclam Lilian
bruscamente. Creo que he encontrado
algo de inters. Venga, acrquese, por
favor.
Ella tena un pergamino en la mano,
un folio doble, plegado en dos hojas,
repleto de una escritura hecha con letra
menuda, pero bastante bien hecha.
Mire insisti. Aqu pone:
Relacin autntica, de los hechos que
acaecieron en el mes de setiembre del

ao del Seor de 1699. Es la fecha


en que la condesa fue emparedada!
Vamos a leerlo propuso
Withers.
La lectura les consumi largo rato.
La relacin estaba escrita y firmada por
un tal Mortimer Lackley, titulado
secretario y amanuense de lord Felton
Howernley. En aquel relato se indicaba
tambin el lugar exacto en que fue
encerrada la infeliz condesa, para que
muriese de hambre y de sed.
Me gustara encontrar ese in pace
dijo la muchacha.
Todo lo ms, encontraramos unos
huesos y una cadena mohosa
manifest Withers.

Pero sera la confirmacin de la


historia, no le parece?
La confirmacin de una salvajada.
Tal vez al actual lord Howernley no le
gustase.
Es una leyenda
S, pero si encontrsemos los
restos de la condesa, el hecho se
divulgara.
Comprendo. A m tampoco me
gustara tener entre mis antepasados a un
sujeto de semejante calaa dijo Lilian
. Claro que, de todos modos, no me
considerarla responsable de lo que hizo.
Y el oro que deba servir para el
rescate de lord Howernley, cuando ya
estaba preso en la Torre de Londres?

Lilian sacudi la mano.


Uf, vaya a saber dnde estar! Si
es que alguna vez existi ese oro,
porque hemos de tener en cuenta la
posibilidad de que el mensajero que
vino a buscarlo, acabara quedndose
con l.
Eso es verdad. De todos modos,
creo que hemos dado un paso
importante. Ahora, en lo que a m
respecta, al menos, me falta encontrar
antecedentes de Cotheridge
La puerta de la biblioteca se abri
con brusquedad. Un hombre entr y
grit:
Howernley!
Sorprendida, Lilian lanz un chillido

de susto. Ted Guild se qued


desconcertado al ver a la pareja, de
cuya existencia no se haba acordado
hasta aquel momento.
Dispensen, estoy buscando a m
amigo
Dirase que est enfadado con l
observ Withers.
Oh, no, no es nada de particular.
Excsenme.
Guild cerr la puerta de nuevo.
Withers se volvi hacia la muchacha.
Lilian tena una mano sobre el pecho.
Ese tipo Me dio un susto
terrible
Withers sonri.
An queda t dijo. Le servir

otra taza.
S, creo que me sentar bien.
Abajo, en su encierro, June Orkney
haba percibido voces.
Eran sonidos muy dbiles, aunque
perfectamente identificables. Una voz de
hombre, bastante irritada, y el grito de
susto de una mujer. Luego capt el
murmullo de una conversacin, de la que
slo pudo entender una cosa: El hombre
no era Howernley.
Dick, hace unos momentos usted
iba a preguntarme algo dijo Lilian.
Ah, s record l. No me
tome por indiscreto, pero
No se atreve?
El anillo que llevaba usted el da

en que lleg a Vynerville.


Lilian
se
mir
la
mano
instintivamente.
Lo tengo en el hotel dijo. Es
pesado. A veces resulta incmodo.
Se comprende. Pero encuentro que
es muy parecido al que lleva la condesa
en su retrato.
Sobrevino un momento de silencio.
Withers y Lilian se contemplaban con
recproca fijeza.
Usted lo que quiere es que yo le
diga cmo ha llegado esa joya a mi
poder dijo al fin la muchacha.
Tengo cierta curiosidad por
saberlo, aunque entiendo perfectamente
que prefiera ser discreta sobre el

particular.
Bueno, a decir verdad, no tengo
nada que ocultar
De pronto, algo interrumpi a Lilian.
Withers se puso rgido. Das antes
haba escuchado aquel mismo sonido.
El cielo, aunque plomizo, pareca
tranquilo. La brisa que soplaba era muy
dbil.
El sonido se repiti:
Aaaa
Lilian se puso plida.
El fantasma murmur.
A las once y media de la
maana? dud Withers.
De nuevo se oy el gemido, aunque
ahora en una forma distinta:

Eee
Y luego:
Iiii
Despus se oy otra vocal
claramente diferenciada:
Oooo
Y, finalmente:
Uuuu
La mano de Withers se crisp sobre
el brazo de Lilian.
No es un fantasma exclam.
Es una persona.
***
Los gritos se repitieron. Ahora, las
cinco vocales podan escucharse

distintamente.
Dbiles pero claras.
Lilian, vigile la puerta orden
l.
La muchacha corri hacia el lugar
sealado. Abri ligeramente, escrut el
vestbulo y volvi la cabeza un instante.
Todo en orden dijo.
Est bien. Siga ah Tome un
libro y apoye la espalda en la puerta. Si
entrase
alguien
inopinadamente,
tropezara con usted, pero tendramos la
excusa de su distraccin.
Los ojos de Lilian brillaron.
Buena idea!
Instantes despus, Withers se
acercaba a la chimenea. El hueco era lo

suficientemente grande para meter todo


el cuerpo.
Eh! llam.
Hola! contest una voz, desde
las profundidades del subsuelo.
Le
ocurre
algo?
Puedo
ayudarle?
Una risa casi histrica subi desde
la cripta.
Pues claro que puede ayudarme!
Pero, dgame, quin es usted?
Dick Withers
Withers!
S, el mismo.
Dick, soy June Orkney.
Withers no se cay de espaldas,
porque tena el hombro apoyado contra

la repisa interior de la chimenea. Pero el


respingo le hizo tropezar contra un saco
que cay al sucio.
June! Qu le sucede? Qu hace
ah abajo?
Estoy emparedada, como la
condesa. No oye mis cadenas?
Withers sinti que se le ponan los
pelos de punta.
June, eso es increble
Tendra que verme, hombre.
Acaso cree que bromeo?
Est bien. Cmo podemos
ayudarle? Sospecho que si hacemos algo
a las claras, alguien podra ponernos en
un compromiso, no es verdad?
Piensa acertadamente. Por ahora,

sin embargo, no corro peligro. Pero me


gustara salir de aqu cuanto antes, sin
que se enterase Howernley, por
supuesto.
Dnde se encuentra, June?
Escuche, usted lo nico que tiene
que hacer es buscar la cripta de este
maldito casern. Cuando la haya
encontrado, yo le guiar hasta el lugar
de mi encierro.
June, por el da me parece que no
podr ser
A la noche, entonces. Dnde est
usted?
En la biblioteca.
No conozco bien la casa.
Escuche, June, se me acaba de

ocurrir una idea. Dejar una ventana


entreabierta. As, a la noche, cuando
vengamos, nos ser fcil entrar en la
casa.
Magnfico, es usted un hombre de
recursos exclam June alegremente.
Oiga, me gustara saber una
cosa
S?
Por qu la han encerrado, June?
Pues, en el fondo, tambin me
gustara saberlo. Lo nico que puedo
decirle es que vine a encontrarme con
Fellerman y lo hall ya fiambre.
Pero usted no cree que muriese de
un ataque al corazn.
No, se lo cargaron respondi

ella, con toda crudeza.


Por qu?
Jess haca, a veces, negocios
raros. En esa clase de negocios, cuando
un tipo falla, acaba siendo recogido por
la patrulla fluvial del Tmesis. En
estado de cadver, claro.
Pero aqu no estamos en el
Tmesis dijo Withers, antes de
darse cuenta de su ingenuidad.
Para morir, cualquier sitio es
bueno contest June filosficamente.
Est bien, no se preocupe; a la
noche volveremos.
Es que hay alguien ms con
usted?
S, una buena amiga

Withers se pregunt si tendra


derecho a complicar a Lilian en un
asunto que poda resultar peligroso.
Bien, le contara todo lo que haba
hablado con June y ella decidira.
Hasta la noche, June.
Suerte dijo la prisionera, feliz.
Y de nuevo volvi a su tarea de
rascar la argamasa con el eslabn roto.
Mientras, Withers se volva para
salir de la chimenea. Entonces divis el
bulto con el que haba tropezado en un
principio.
Al tocarlo, el saco cay al suelo.
Withers se agach y, a travs de la tela,
toc unos zapatos de un tamao
desusado.

Lilian se le acerc a la carrera.


Qu sucede, Dick?
Withers pareca muy intrigado con el
saco que tena en las manos. De sbito,
desat la cuerda que sujetaba su boca,
meti una mano en el interior y sac el
ms extrao zapato que viera en los das
de su vida.
Lilian no se qued menos
asombrada. El zapato tena una suela
enorme, de ms de diez centmetros de
espesor.
Su tacn corresponda
enteramente a la suela.
Lleno de perplejidad, Withers hurg
en el saco y hall tres zapatos ms.
No lo entiendo dijo.
Es muy raro, en efecto convino

ella. Por qu cuatro zapatos con una


suela tan gruesa?
Withers medit unos instantes.
Luego, decidindose, volvi el zapato al
saco y ste al lugar en que haba
permanecido hasta entonces.
June Orkney nos interesa ms
dijo.
Est, viva adivin ella.
Emparedada, como la condesa
Vivian
corrobor
Withers
dramticamente. Baj la voz. Luego le
contar todo; ahora, lo mejor ser que
continuemos como si no hubiera pasado
nada.
Est bien Oiga, Dick, tiene la
ropa algo manchada Espere, ya he

encontrado la solucin.
Lilian tena en su bolso un cepillito
para la ropa, con el que limpi bastante
bien las manchas de tizne que haba en
la chaqueta de Withers. Luego, para
tranquilizarse, encendi un cigarrillo.
Voy a copiar el relato de los
hechos sucedidos a finales de mil
seiscientos noventa y nueve declar.
Por su parte, Withers se puso a
buscar en otro de los numerosos legajos
que haba en las estanteras de la
biblioteca.
***
Ted Guild fue hacia la puerta de la

sala, abri, comprob que el vestbulo


estaba desierto, cerr de nuevo y
regres junto a su compaero.
Melvin, yo no creo que el
fantasma haya asesinado a los otros dos
dijo a media voz.
Romney agarr una botella.
No tenan seales de violencia
dijo.
Alguien sabe trabajar muy bien
coment Guild con macabra irona.
Nuestro jefe?
Quin, si no?
Y por qu?
Melvin, a veces pareces tonto de
nacimiento, dicho sea sin nimo de
ofender a tus respetables padres.

Ted, hay bromas que no me gustan.


Por qu diablos no hablas ms claro?
Pero es que necesitas ms
claridad? Tan miope eres?
Romney dud un poco. Luego
rezong:
S, quiz l lo quiere todo
Nada de quiz. Seguro, Melvin.
De acuerdo. Pero dnde est?
Hay dos procedimientos para
saberlo. Uno, preguntndoselo.
Y el otro?
Preguntndoselo tambin, pero
con una pistola puesta en la barriga. Y
apretando el gatillo, si es necesario.
Si lo liquidas, no hablar.
Se le puede convencer. Una

pistola convence al ms reacio.


Romney torci el gesto.
Hemos confiado demasiado en l
rezong.
La cosa estaba clara en un
principio. Y el plan era bueno. Siempre
conviene tener confianza; de lo
contrario, no se lograra nada.
El exceso de confianza no es
bueno, Ted. Y no sabemos dnde est
el asunto.
l nos lo dir. Oye una cosa: no
te parece extrao que dos de los
nuestros hayan muerto a manos del
fantasma? Lo has odo t?
He dormido todas las noches
como un tronco

Quiz nos han narcotizado.


Romney salt en su asiento.
Diablos!
Guild baj la voz todava ms.
Esta noche no pruebes, por si
acaso, nada del licor que nos ofrezcan
despus de la cena ni del que tenemos en
las habitaciones. Y si oyes el gemido del
fantasma, no salgas de tu dormitorio
aconsej.
Y despus?
Observaremos. En todo caso,
maana empezaramos a actuar. De
acuerdo, Melvin?
O. K., Ted.
En aquellos instantes, Richard
Withers haba encontrado un documento

que empezaba as:


Declaracin de Mortimer
Lackley, secretario y amanuense
de lord Felton Howernley.
Sabindose
el
firmante
desahuciado por los mdicos y
queriendo poner su alma a bien
con la justicia divina, declara
que.

CAPTULO VIII
Es fantstico coment Lilian, una
vez en el coche, ya de vuelta al hotel.
Increble dijo l. Aunque,
por otra parte, no parece razonable
dudar de la palabra de un moribundo.
S, sobre todo, teniendo en cuenta
que lord Howernley haba muerto ya
decapitado haca muchos aos en la
Torre de Londres y que el ttulo y
propiedades haban pasado a poder de
un descendiente colateral, el cual
cambi de apellido, con permiso del
rey.

Pero Lackley dice que el oro no


se encontr.
Eso es lo de menos. Withers
mene la cabeza. Lilian, procure
imaginarse la sorpresa de lord
Howernley cuando, despus de seis
meses, hizo abrir el in pace y se lo
encontr vaco.
Lilian se ech a rer.
Menudo susto debieron de
llevarse exclam. Pero quin
liber a la condesa?
Su amante, no cabe duda.
Todava ignoramos su identidad.
Importa eso mucho ahora?
Personalmente, creo que es mucho ms
interesante saber qu hizo la condesa

despus
de
ser
libertada
del
emparedamiento.
Temo que no lo sabremos jams.
De todos modos, a la noche tenemos que
hacer algo ms importante.
Qu es, Dick?
Libertar a June Orkney.
Ella se qued muy pensativa.
Quin lo hubiera dicho?
murmur. Por qu la habrn
encerrado?
Ya nos lo dir. Bueno, me lo dir.
Lilian salt en su asiento.
Dick, acaso cree que me voy a
quedar en el hotel? Exclam con
vehemencia. Ir con usted Cuando
hayamos soltado a June, ella necesitar

a una persona de su sexo para que la


ayude y la conforte.
Muy bien, pero tenga en cuenta
que no podemos cometer ningn error.
No lo cometeremos, aunque es
preciso recordar que Ferries, el
conserje sospechoso, puede vemos al
salir del hotel.
Ya resolveremos ese problema
contest l.
Poco despus, llegaban al hotel.
Withers divis a un desconocido frente
al mostrador, hablando con el conserje.
Tengo que ir a Brury Abbey
deca el desconocido en aquel momento
. Puede indicarme el camino?
Con mucho gusto, seor.

Withers repar en que era Ferries


quien atenda la recepcin. Sin duda,
pens, aquel da haban cambiado el
turno los conserjes.
Gracias,
amigo
dijo
el
forastero.
A su disposicin, seor Barnes.
El forastero se march. Withers se
dio cuenta de que Darsten estaba en la
puerta que comunicaba el vestbulo con
el bar. Darsten fumaba en su pipa y tena
el hombro izquierdo apoyado en la
jamba.
Qu tal se ha dado la caza?
pregunt, jovial.
No he tenido suerte contest
Darsten. Aunque espero pronto

capturar unas cuantas piezas.


El guisado de liebre es siempre
muy apetitoso sonri Withers.
S, muy apetitoso.
Withers se dispuso a seguir su
camino, junto a la muchacha. En el
mismo instante, le llam Ferries:
Seor Withers.
El joven se volvi.
S?
Ha llamado desde Londres el
seor OHara. Me ha encargado le diga
que el resultado ha sido negativo y que
usted comprenderla.
S, desde luego, Ferries sonri
Withers. Muchas gracias.
A usted, seor.

La pareja inici la ascensin hacia


el piso superior.
Lilian, sospecho que nuestro
amigo, el despistado cazador, no lo es
dijo.
Ella le mir interesadamente.
Qu es? pregunt.
No poseo gran experiencia, pero
si Darsten no es un polica, apuesto algo
a que yo necesito graduarme la vista.
Un polica! A quin persigue?
Tena los ojos fijos en el
forastero. Pero, claro, si se lo
preguntsemos, no nos dira nada, como
es lgico. De todos modos, me alegro de
que Ferries tenga el turno de da.
S, ha sido una afortunada

casualidad convino Lilian.


***
Slim Barnes lleg a Brury Abbey, se
ape del coche y tir de la cadena. La
puerta se abri a los pocos momentos.
Seor dijo Robert.
Me llamo Barnes. Deseo hablar
con el seor Howernley indic el
forastero.
S, seor.
Barnes esper unos minutos en el
vestbulo. Howernley hizo su aparicin
a los pocos momentos.
Slim, querido amigo exclam
efusivamente. Cunto me alegro de

verle por aqu!


Barnes no pareca demasiado
contento.
Debera haber venido antes, pero
no me ha sido posible contest.
Bien, ya estoy aqu y quiero que cumpla
lo que acordamos.
Howernley le pas una mano por los
hombros.
Vamos dijo, tomaremos una
copa y charlaremos. Despus, Robert
nos servir una cena magnfica.
Entonces, llegar su momento, Slim.
Barnes se toc el bolsillo derecho
de la chaqueta.
De acuerdo, pero tenga en cuenta
una cosa: no tolerare que me engaen.

Entendido?
No habr engaos, Slim
contesto Howernley solemnemente.
Lo nico que le pido es discrecin.
Tengo aqu dos buenos amigos y no
quiero que sepan que
Howernley aadi algunas frases
ms. Barnes le mir sonriendo.
Pero no protestarn ms tarde?
pregunt.
Yo me entender con ellos,
descuide. Lo nico que quiero, insisto,
es que sea discreto.
De eso puede estar seguro.
***

Withers aguard hasta que se hubo


producido el relevo de conserjes.
Cuando Ferries se march, el joven se
acerc a la recepcin.
Angus, tengo buenas noticias para
usted dijo.
Sabe algo de la seora Orkney?
exclam Rareton vivamente.
S. Contra lo que sospechbamos,
no fue asesinada. Est secuestrada,
simplemente.
La mano del conserje fue al telfono
en el acto.
Avisar a
Quieto, Angus dijo el joven.
No cometamos imprudencias. Esta

noche, la seorita Hall y yo iremos a


libertar a la seora Orkney.
Oh, eso es estupendo, seor.
Luego, ms adelante, si ella desea
presentar una demanda por secuestro,
podr hacerlo. Mientras tanto, yo quiero
pedirle un favor.
S, seor, lo que desee.
No s a la hora que volveremos
de Brury Abbey, pero convendra que
tuviese sopa caliente, caf, en fin,
comida y bebida para una persona que
ha estado sometida a bastantes
privaciones.
Descuide, seor, as lo har
respondi Rareton.
Withers regres a su habitacin.

Poco antes de la medianoche, sali y se


acerc a la puerta del dormitorio de
Lilian. Toc suavemente con los
nudillos.
Lilian apareci de inmediato.
Listos? pregunt.
Withers sonri.
Venga, condesa murmur.
Cmo?
Su anillo es igual que el que la
condesa tena puesto cuando la
retrataron.
Es una copia, Dick.
S, claro.
Momentos despus, el coche de
Withers arrancaba hacia Brury Abbey.
Prudente, Withers detuvo el vehculo a

unos mil metros de la mansin.


Cubriremos a pie el resto del
camino. El ruido del motor podra
alarmar a Howernley dijo.
Lilian se mostr conforme con la
decisin del joven. Un cuarto de hora
ms tarde avistaban la oscura silueta de
Brury Abbey.
El edificio pareca ms siniestro y
atemorizador que nunca. La luna
asomaba intermitentemente, entre los
claros de nubes, haciendo destacar los
oscuros contornos del casern. De
pronto, Withers vio que se encenda una
luz en la planta baja.
Esperemos, Lilian susurr.
La luz corresponda a una ventana

del vestbulo. Howernley y Barnes lo


cruzaban en aquel momento.
Diablos murmur Barnes.
Por nada del mundo me gustara vivir en
este maldito casern.
Howernley no contest. Gui a su
visitante hacia la puerta que conduca a
la cripta, abri, encendi las luces e
inici el descenso por la escalera de
piedra.
Barnes le segua confiadamente.
Momentos despus, vio que el dueo de
la casa se detena ante una de las
columnas.
Entonces, Barnes, pasmado de
asombro, vio alzarse una enorme losa
del suelo.

La losa era de forma cuadrada y


tena un reborde entrante en todo su
contorno, en forma de escaln continuo.
De
este
modo
poda
encajar
perfectamente con el reborde inverso
del hueco vertical que se abra ante sus
ojos.
De modo que est ah dijo
Barnes, lleno de admiracin.
Nadie
podra
encontrarlo,
verdad?
Barnes dio dos pasos y se asom al
pozo.
Uf, vaya peste dijo.
De pronto, sinti un pie en las
posaderas. Antes de que pudiera
reaccionar, el pie le arroj al vaco.

Barnes empez a chillar. Su voz se


alej rpidamente, apagndose a los
pocos momentos.
La losa se cerr con el mismo
silencio que se haba alzado. Howernley
dio media vuelta, lleg a la escalera,
subi y apag la luz.
La cripta qued nuevamente en
silencio.
Tendida en el suelo, June se movi
un poco.
El sueo la haba vencido, aunque le
pareca haber odo voces y hasta un
grito Pero tal vez se trataba de una
pesadilla, pens.
***

La luz del vestbulo se apag al fin.


Luego se encendi otra en el primer
piso, que tambin se apag minutos
despus.
Withers y Lilian aguardaron
pacientemente una hora ms. Al fin,
cuando l crey que podan actuar,
abandon el grueso olmo Junto al que se
haban apostado y avanz hacia la casa.
Momentos despus, abra la ventana
de la biblioteca. El antepecho quedaba a
metro y medio del suelo. Ayud a la
muchacha a pasar al interior y luego lo
hizo l.
Cerr la ventana y corri las
cortinas. Haba llevado consigo una

pequea lamparita porttil, cuya luz le


sirvi para alumbrar el camino.
El silencio, en el casern, era
absoluto. Withers asom al vestbulo y
lo explor con el haz de rayos luminosos
de la linterna. Luego inici la marcha
hacia la puerta que conduca al
subterrneo.
La puerta se cerraba con un simple
cerrojo de pasador. Withers lo descorri
con infinita lentitud, al objeto de evitar
todo ruido. En aquella calma, el menor
sonido poda parecer un disparo de
arma de fuego.
Por medio de la linterna, pudo hallar
el interruptor de la luz. Hizo que Lilian
cruzase la puerta y luego cerr con las

mismas precauciones.
Bajaron lentamente. Withers procur
situar el encierro de June, rememorando
la disposicin de la planta superior.
Entonces, se acerc al muro y empez a
tocar con los nudillos.
June llam en tono no
demasiado elevado.
Una
voz
trmula
contest
inmediatamente:
Dick?
S, el mismo. Se encuentra bien?
June solloz.
Gracias, Dios mo Pens que no
llegaran
No hemos podido venir antes.
Oiga, cmo se abre esto?

S que hay un resorte, me parece


que est a la izquierda Presione con
la mano en las piedras, Dick.
Est bien.
Lilian contemplaba ansiosamente
todas las operaciones. Withers fue
recorriendo la pared, piedra por piedra,
empujando con todas sus fuerzas, hasta
que not que ceda una de ellas.
Entonces, un trozo del muro gir y
June Orkney apareci a la vista de los
dos Jvenes.
Lilian se sinti terriblemente
impresionada al contemplar el aspecto
que ofreca June, plida, demacrada y
con el pelo cado en greas a ambos
lados de su cabeza.

June sonri dbilmente.


Todava estoy encadenada dijo,
esforzndose por tener buen humor.
An sigo demasiado gorda y la
argamasa se resiste
Withers no dijo nada. Tena los
labios contrados. Senta una infinita
clera contra el hombre que haba sido
capaz de cometer aquella salvajada.
June, no s por qu la encerraron
aqu, pero habra comprendido mejor
que la matasen de un tiro y no de esta
manera tan espantosa dijo.
Dick, no haga comentarios
aconsej Lilian. Ahora lo que
conviene es sacar de aqu a esta pobre
mujer.

S, creo que tiene razn.


La cadena est todava sujeta al
muro dijo June. He estado
trabajando desde ayer por la tarde, pero
la luz no es buena y, por otra parte, el
trozo de eslabn roto no es una
herramienta demasiado efectiva.
Veamos dijo Withers, a la vez
que enfocaba su linterna a la pared.
Estudi unos momentos la anilla y
luego entreg la lmpara a la muchacha.
Tratar de arrancarla sonri.
Lilian, quiz salgamos disparados.
Procure aguantar a la seora Orkney.
Est bien.
Withers agarr la cadena con ambas
manos y puso un pie en la pared. Hizo

fuerza, dio un poderoso tirn y la clavija


sali, junto con la anilla. Golpe a June
con un hombro y la mujer vacil, pero
los brazos de Lilian evitaron su cada.
Bueno, ya est, aunque convendra
quitarle la cadena Espere, se me ha
ocurrido una idea! exclam Withers.
La misma clavija, un fuerte hierro de
ms de veinte centmetros de longitud,
fue suficiente para destrozar el candado
que una dos de los eslabones. La
cadena cay al fin a los pies de June.
La seora Orkney exhal un
profundo gemido de alegra.
Nunca olvidar, mientras viva
Dejemos las expresiones de
agradecimiento para ms tarde, June

cort l. Ahora, esccheme con toda


atencin.
S, Dick.
No grite, no haga el menor ruido.
Al menos, el dueo de la casa es
peligroso y, seguramente, estar armado.
Nosotros no tenemos ni un mal
cortaplumas, comprende?
June asinti.
Har todo lo que usted me diga
manifest.
Saldremos sin hacer ruido.
Nuestro coche est a mil metros de la
casa. Podr caminar?
Ella ri.
No estoy tan mal, despus de todo
contest. Vamos.

Withers procur dejar todo en orden.


Subi el primero y asom al vestbulo.
Una vez que comprob la ausencia de
peligro, hizo una seal a las dos mujeres
para que le siguieran.
June
haba
sido
demasiado
optimista. A unos trescientos metros de
la casa sinti que le flaqueaban las
piernas. Withers tuvo que llevarla en
brazos hasta el coche. Ella estaba presa
de una especie de desmayo, originado
tanto por la emocin de verse salvada,
como por la falta de alimentacin.
***
Angus Rareton entr en el cuarto,

portador de una bandeja repleta de


comida. Los ojos de June se dilataron al
ver el contenido de los platos.
Lilian le haba ayudado a baarse,
en primer lugar, prestndole algunas de
sus prendas. Cuando June estuvo lista,
llam al conserje.
Withers entr junto con Rareton.
June, aqu tiene al hombre a quien
realmente debe la vida dijo.
Angus,
cuente
con
mi
agradecimiento eterno manifest la ex
prisionera. Nunca olvidar lo que ha
hecho por m.
Fue un placer, seora. Usted
siempre fue muy amable y gentil
conmigo declar Rareton.

El conserje se march a poco.


Withers se sent frente a June.
Y ahora, empiece a hablar
pidi.
June relat todo lo que le haba
ocurrido.
Pero no comprendo del todo por
qu me empared el dueo de Brury
Abbey dijo al terminar.
Usted era amiga de Fellerman.
Bueno, digamos En fin, son
cosas de la vida contest June
maliciosamente. Pero, crame, jams
tom parte en ninguno de los asuntos
suyos. A veces me supona algo,
sospechaba Desde luego, Jess no se
deslomaba cavando zanjas con un pico.

Usted saba que ahora tena entre


manos un asunto de importancia.
S. No fue muy explcito, aunque
s se dej escapar que iba a solucionar
su porvenir definitivamente. Haba,
hay un pub al que le tena echado el ojo,
pero el dueo peda demasiado. A m
me gustaba tambin; ya he pasado de los
treinta y empiezo a cansarme de
zascandilear por ah. Nos hubiramos
establecido
Con un dinero ilegal, June.
Ella se encogi de hombros.
Probablemente, aunque vaya usted
a saber cmo lo habra ganado su dueo
contest.
June, intervinieron muchos en ese

asunto? terci Lilian.


Pues no lo s, porque l no
mencion a sus socios
Lilian se volvi hacia el joven.
En Brury Abbey haba unos
cuantos individuos, socios o en camino
de serlo de Howernley le record.
Es cierto, y tambin conozco
algunos nombres. Withers los cit.
Le dicen algo, June?
Una vez le o a Jess mencionar a
ese Ted Guild, pero fue de pasada y no
aadi ms detalles
Estoy seguro de que se trata de
algn golpe de gran importancia. Yo no
estoy muy al corriente de esta clase de
delitos, pero quiz usted, June, lea ms

las pginas de sucesos.


La seora Orkney reflexion unos
momentos. De sbito, se peg una gran
palmada en la frente.
Pues claro que s! exclam.
Tuvo que ser eso, a la fuerza.
Qu, June? pregunt Withers,
ansioso.
El asalto al furgn blindado de la
West England Express, una compaa
que se dedica al transporte de dinero
Los asaltantes desaparecieron y, al
menos cuando yo me vine a Vynerville,
no se haba encontrado todava la menor
pista de ellos.
Fue muy importante el botn?
pregunt Lilian.

Ms de medio milln de libras


esterlinas
contest
June,
sensacionalmente.

CAPTULO IX
Ninguno de los tres se haba dado cuenta
de que unos ojos les haban vigilado
constantemente. Withers y Lilian haban
sido seguidos a la ida y luego, cuando
regresaron con June, el mismo individuo
sigui todos sus pasos puntualmente.
De comn acuerdo, y a fin de no
inspirar sospechas, Withers y la
muchacha acordaron ir a Brury Abbey a
la hora habitual. Aunque estaban faltos
de sueo, su ausencia habra podido
provocar sospechas en Howernley, cosa
que era preciso evitar a toda costa.

June haba quedado durmiendo en


una de las habitaciones del hotel. Haba
pocos huspedes y Rareton la aloj en
uno de los ltimos dormitorios. Si
Ferries tena que hospedar a algn
viajero, no lo hara en aquella
habitacin.
Resultaba imprescindible el secreto,
puesto que, de alguna manera, Ferries
estaba en connivencia con Howernley.
Rareton dej algo de comida fiambre,
para que June repusiera fuerzas cuando
sintiera apetito, sin tener necesidad de
abandonar el escondrijo.
Mientras, Withers y Lilian iniciaban
su trabajo en la biblioteca.
Todo pareca normal en Brury

Abbey. Robert les haba recibido con la


cortesa acostumbrada. A las diez y
media, vino con el servicio de t.
Cerca de las doce, Lilian encontr
un documento que llam profundamente
su atencin.
Dick, venga, por favor llam.
Withers acudi junto a la muchacha.
Algunos enamorados eran muy
imprudentes. Coment Lilian.
Ya dicen que el amor pone una
venda en los ojos dijo l, con
sorna. Ley el papel y exclam: De
modo que el capitn de armas se
llamaba Cotheridge.
S, era un hidalgo, aunque no con
ttulo, pero, precisamente, porque no era

villano haba sido nombrado jefe de los


guardias de lord Howernley. Y aqu, en
esta carta, cuenta a su hermano todo lo
que suceda en Brury Abbey.
Lilian tendi otro papel a Withers.
sta es la respuesta del hermano
del capitn Cotheridge indic. Dice
al enamorado que huya a las colonias,
cambiando de nombre, por supuesto.
Las colonias repiti l.
Massachusetts fue, en tiempos,
una colonia de la corona britnica,
recuerda?
No he olvidado mis lecciones de
historia sonri Withers. De modo
que el capitn Cotheridge huy a las
colonias

Pero no solo, segn se desprende


del contenido de la carta. Vea, este
prrafo del hermano dice: Huid a las
colonias antes de que sea demasiado
tarde. Cambiad de nombre. Es
evidente que el hermano se refera al
capitn y a la condesa.
Pero el conde la sorprendi antes
y la empared.
Cierto. Ahora bien, yo dira que
Cotheridge deba de gozar de bastantes
simpatas entre la gente al servicio de
lord Howernley, uno de los cuales pudo
ser Lackley, el amanuense.
Quien,
por
tanto,
registr
fielmente todo lo sucedido.
As parece. Dick, yo pienso que

Cotheridge baj a la cripta, cuando


nadie le vea, o tal vez facilitada su
labor por Lackley, y quit parte de las
piedras que encerraban a la condesa.
Rompi o lim las cadenas y luego, para
evitar persecuciones prematuras, dej el
in pace tal como estaba.
Alguien, un fiel amigo sin duda,
aguardara fuera con dos caballos. La
pareja de enamorados, con otro nombre,
viajara hasta Plymouth y all tomaran
alguno de los barcos que viajaban a las
colonias. El buen conde se qued con
dos palmos de narices
Y un ao despus, sin la cabeza.
Lilian, es de suponer que los
enamorados se casaran ms tarde en

alguna parte y tendran descendencia.


Parece lgico convino ella.
Withers se percat de que Lilian se
mostraba todava reticente a declarar la
verdad. Ya hablara ms adelante,
pens.
Bueno, mi amigo, en Londres
tendr pronto noticias de sus
antepasados, aunque me figuro que habr
de indagar todava por las parroquias
del contorno, buscando datos del
hermano del capitn Cotheridge. De
todos modos, me alegra saber que la
leyenda del fantasma de la condesa no
tiene ningn fundamento.
El conde debi de callar la
verdad, seguramente para no hacer el

ridculo opin Lilian. Para un


hombre de su calaa, ya era malo saber
que la esposa le haba sido infiel, pero
que, adems, consiguiera escapar era
algo que le resultara insoportable.
Bueno, a fin de cuentas, pag sus
crmenes en el tajo del verdugo sonri
Withers. Baj la voz. Pero an
tenemos otro enigma por resolver.
Lilian se puso seria.
Hemos de continuar aqu mucho
rato? pregunt.
S, creo que es lo ms
conveniente, por lo menos hoy. June se
pasar durmiendo la mayor parte del da
y debemos adormecer la confianza de
Howernley abandonando Brury Abbey a

la hora habitual.
Lilian se mostr conforme con el
plan. Luego, meneando la cabeza, dijo:
Pobre June. Ha debido de padecer
horrores all abajo Creo que si me
hubiera pasado a m, ya estara muerta
de espanto. Por qu cree que resisti
tanto ella?
Es una mujer de una gran fuerza
de voluntad. Puede parecer voluble, tal
vez tenga una moral sui gneris, incluso
se le d un ardite de todo y de todos,
pero, no cabe duda: es una mujer de
mucho temperamento contest el
joven.
***

A la misma hora, un hombre entraba


en el dormitorio de June, tras haber
abierto sin hacer el menor ruido. Cerr
la puerta y corri ligeramente las
cortinas.
June se removi en el lecho.
Bostez, estir los brazos y luego, de
repente, se dio cuenta del lugar en el que
se hallaba y de que haba una persona
mirndola desde los pies de la cama.
Oiga, quin es usted y quin le ha
dado permiso para entrar aqu?
protest, a la vez que se sentaba de
golpe.
El intruso sonri.
Flix Darsten, inspector de

Scotland Yard se present.


Y corrobor sus palabras con una
tarjeta de identidad, que situ ante los
ojos de la asombrada seora Orkney.
Vaya, un poli dijo ella.
Oiga, yo no tengo nada que ver con el
jaleo de la W. E. E.
Darsten sonri, a la voz que se
sentaba a los pies de la cama.
Nadie la acusa a usted, ni piensa
hacerlo manifest. Pero yo opino
que usted quiz se sienta inclinada a
colaborar con la justicia.
Por qu yo, inspector?
Es muy amiga de Jess Fellerman y
ste es uno de los principales
sospechosos en el caso.

Ah,
comprendo.
Inspector,
lamento tener que darle una mala
noticia.
Si?
Fellerman muri hace unos
cuantos das. Yo vi su cadver, as que
no hay la menor duda sobre el particular.
Es curioso observ el polica
. Nadie me ha mencionado el entierro
de Fellerman. Si es que muri aqu,
claro.
El fallecimiento tuvo lugar en
Brury Abbey. Yo saba que estaba all y
fui a verle.
Por qu?
June remolone un poco.
Bueno, Jess haba hablado de un

buen negocio Yo quera mojar un par


de rebanadas en la salsa de ese guisado
contest pintorescamente.
Pero l no le dijo nada en
concreto.
Oh, no, era muy reservado para
cierta clase de asuntos. Ahora bien, yo
pienso que la cazuela con el guiso est
en Brury Abbey.
Darsten sonri.
Me gustara saber algo ms
La puerta de la habitacin se abri
de pronto. Withers y la muchacha
aparecieron en el umbral.
June!
exclam
Withers,
disgustadamente. Es que no puede
permanecer sola unas cuantas horas?

Qu ms hubiera querido yo
suspir la aludida. Dick, le presento
al inspector Darsten, de Scotland Yard.
Lilian silb tenuemente. Withers,
tras el primer instante de sorpresa, cerr
la puerta con rapidez.
Lo sabe Ferries? pregunt.
Por qu le preocupa el conserje?
se extra Darsten.
De algn modo, es confidente de
lord Howernley contest el joven.
l fue quien avis por radio al dueo de
Brury Abbey de la llegada de la seora
Orkney.
June volvi a saltar en la cama.
A ver si todo lo que vi no fue ms
que una comedia! exclam.

Quiere decir que Fellerman se


hizo el muerto? pregunt Lilian.
No estoy segura. Yo lo vi en el
atad y Dick tambin.
Bueno, yo vi a un hombre en el
fretro. Pero no pas de la puerta ni
mucho menos se me ocurri tomarle el
pulso contest Withers. No conoca
a Fellerman ni tampoco tena la menor
idea de que hubiese tomado parte en un
atraco. En estas condiciones, cualquiera
hubiera credo que estaba muerto,
cosa que, por otra parte, puede ser
cierta.
Por qu? inquiri June.
He estado muchas veces en Brury
Abbey y no he vuelto a verle. Y no creo

que haya estado escondindose de m o


de la seorita Hall.
Eso parece muy razonable
convino el polica. Pero quiz no
muri de un ataque al corazn.
Ajuste de cuentas, eh? supuso
June.
Si Fellerman tom parte en el
atraco, deba guardar silencio, como el
resto de los cmplices. Ahora bien,
usted lleg a verle y eso demostr a los
atracadores que corran peligro.
Eliminaron a Fellerman, quien no fue
enterrado en el cementerio de
Vynerville, y luego
Luego me emparedaron, para
obligarme a decir si yo saba algo al

respecto dijo June. Pero aparte de


que no saba nada, tampoco lo habra
dicho, porque entonces me habran
asesinado.
O sea, que la retenan all
esperando forzarla a que hablase.
Justamente.
Inspector dijo Withers, un
da yo pasar a Scotland Yard una
factura por una rueda nueva para mi
coche. Mientras tanto, quiere decirme
algo ms sobre el asalto al furgn
blindado?
Bueno, eran seis hombres, tres de
los cuales eran desusadamente altos
Los zapatos ortopdicos!
exclam Lilian.

Cmo? Resping Darsten.


Hemos encontrado cuatro zapatos,
con suelas de diez centmetros
explic Withers. Pero los dejamos en
el mismo sitio.
Darsten movi la cabeza.
Esto empieza a aclararse un poco
dijo. Tres de los atracadores eran
sumamente altos y uno de ellos puede
resultar el propio Felton Howernley.
Pero los testigos del asalto observaron
que dos de los asaltantes se movan con
cierta dificultad.
Eran los que hablan aumentado su
estatura con los zapatos ortopdicos,
seguro.
S, sobre todo si se tiene en cuenta

que, adems, usaron mscaras muy


perfeccionadas. Actuaron a cara
descubierta, pero cuando se quitaron los
disfraces, quin era capaz de
reconocerlos?
Sin embargo, ustedes han
sospechado que podran encontrarse en
Brury Abbey dijo Withers.
La desaparicin de Fellerman nos
puso sobre aviso, especialmente
teniendo en cuenta que das antes haba
sido visto hablando con Slim Barnes,
conductor del furgn blindado.
De modo que Barnes estaba
tambin metido en el jaleo exclam
June.
Darsten sonri.

Yo dira que hasta el cuello


contest.
Y ahora est en Brury Abbey
intervino Lilian.
Oh, pobre exclam June, con
acento de dolor.
Por qu dice eso? pregunt el
polica.
June movi la cabeza.
Hablando francamente, no dara
un solo penique por el pellejo de Barnes
manifest.
Darsten se tirone del labio inferior.
Creo que me pondr en
comunicacin con mis jefes, para actuar
de un modo legal y efectivo dijo.
Bajar al vestbulo, para hablar por

telfono
Cazador, un consejo dijo
Withers.
S? contest Darsten.
Ferries tiene un transmisor de
radio. Confsquelo antes de llamar al
Yard.
No es mala idea, amigo. El
polica sonri. Le pagaremos la rueda
estropeada dijo, antes de abandonar
el dormitorio.
Momentos despus, llamaba al
timbre de la recepcin. Ferries apareci
en el acto.
Darsten le ense sus credenciales.
Usted tiene ah un aparato
transmisor dijo. Haga el favor de

entregrmelo.
Ferries se puso lvido. Por un
instante, pens en pedir al polica que le
ensease un mandamiento judicial, pero
no tardo en calcular que su resistencia
podra acarrearle perjuicios mucho
mayores.
S,
seor
respondi
mansamente.

CAPTULO X
Anoche no se oy al fantasma dijo
Guild.
Romney se senta muy nervioso.
Has visto a Barnes? pregunt.
No, en todo el da. Se habr ido.
Lo dudo mucho. Ted.
Guild mir fijamente a su
compinche.
Qu es lo que sospechas,
Melvin? pregunt.
Cada da me siento peor en este
maldito casern respondi el
interpelado. Fjate bien, actuamos

seis: Howernley, Fellerman, McCallum,


Charbonne, t y yo, sin contar a Barnes.
Bueno, ya han cascado cuatro. Slo
quedamos los dos, ms Howernley.
Y el mayordomo.
se es ua y carne de Howernley,
Ted.
Bien, dmoslo por sentado. Pero
qu podemos hacer, Melvin?
Romney se acarici pensativamente
la barbilla.
Empiezo a cansarme de estar aqu
dijo. No dudo que la idea fue buena
en un principio. Incluso estoy de
acuerdo en que Fellerman deba irse al
diablo, por haber soltado la lengua
delante de esa prjima. Pero no me gusta

que el jefe nos vaya liquidando uno a


uno.
T crees?
Ya no recuerdas la cifra del
botn?
Guild entorn los ojos.
S, es una suma muy apetitosa
convino. Podramos haber tocado a
unas ochenta mil libras cada uno
Ahora nos corresponden bastante
ms de ciento cincuenta mil. Si
repartimos, claro.
Quieres decir qu?
Romney se inclin hacia adelanto.
Quiero decir que el jefe no piensa
compartir el botn con nadie
manifest, tajante.

Y si nos anticipramos a l?
Cmo, Ted?
Vamos a reflexionar un poco
Escucha, Charbonne y McCallum
murieron de miedo, porque haban visto
al fantasma.
S, eso dijo el jefe.
Es una asquerosa mentira. El jefe
se los carg.
Me gustara saber cmo lo hizo,
t.
A mi no me importa en absoluto.
Lo que quiero es la pasta. Pero, mejor
todava, debemos anticiparnos a l. Oye,
tengo la sensacin de que esta noche
saldr el fantasma. No pruebes ms que
agua durante la cena. Cuando empiece

con sus gemidos, iremos tras l y


Guild se pas la mano por la
garganta, en un gesto harto grfico.
Romney asinti.
De acuerdo. Y luego iremos a por
l convino.
En aquel momento, se abri la
puerta.
Howernley apareci sonriente en el
umbral.
Hola, chicos salud, jovial.
Hola contest Guild.
Qu dice la prisionera?
pregunt el otro.
Howernley se encogi de hombros.
No lo s, no la he visto hoy. He
suprimido su racin de agua y pan

contest.
Definitivamente?
indag
Romney.
Por lo menos, hoy. Maana
Howernley se sirvi una copa y
contempl el licor al trasluz. Esto ya
no durar mucho aadi, sonriendo.
No, no durar sonri Guild.
***
Haca bastante fro y la humedad
tomaba desapacible la espera, pero el
inspector Darsten no tena ms remedio
que vigilar Brury Abbey, hasta que le
llegasen los refuerzos prometidos. Por
dicha razn, se hallaba escondido tras

un rbol, a cien metros escasos del


edificio, contemplando las luces
encendidas. Si alguien intentaba escapar,
cosa probable, tendra que utilizar un
coche y l oira el motor.
A la misma hora, Lilian Hall se
dispona a acostarse. De pronto, record
algo y abri su maletn de viaje.
Su rostro se cubri de sombras. En
unos segundos pudo apreciar que faltaba
el anillo.
Estaba segura de haberlo guardado
con unos pendientes, en una cajita
forrada de terciopelo rojo. Pero el
anillo ya no estaba all.
Durante unos segundos, no supo qu
hacer. Luego, de pronto, sin saber cmo,

pens en Ferries.
Era muy descuidada, se reproch. El
maletn no estaba cerrado con llave. Su
instinto le dijo que nadie sino Ferries
poda haber cogido el anillo, para
entregrselo a Howernley.
Ella apreciaba enormemente la joya.
Por nada del mundo quera desprenderse
del anillo. Y Ferries, seguro, haba
tenido que ver el retrato de la condesa
ms de una vez.
Lilian tom una repentina decisin.
Sin pensrselo dos veces, se quit la
ropa de dormir y empez a vestirse.
Momentos despus, sala a la calle.
Puso en marcha su automvil y arranc
en direccin a Brury Abbey.

Rareton la vio desde la puerta del


hotel, extraado por la actitud de la
muchacha. Luego, de pronto, se dijo que
Withers deba saberlo y corri al piso
superior.
Withers dorma ya. La llamada del
conserje le sobresalt enormemente.
Dice que la seorita Lilian ha
ido a Brury Abbey? exclam, al
enterarse de la noticia.
No puede haberse dirigido a otro
punto, seor contest Rareton.
Withers era enemigo de la prdida
de
tiempo
en
determinadas
circunstancias. Pensando en que Lilian
deba de haberse vuelto loca, salt de la
cama, se visti rpidamente y se lanz

escaleras abajo, seguido por el conserje.


Angus, avise inmediatamente al
seor Darsten
Lo siento, seor; el seor Darsten
ha salido tambin. Se fue apenas se hizo
de noche.
Withers lanz una maldicin.
Esa loca
Y sali de estampa en busca de su
cocho.
Apoyado en el rbol, el inspector
Darsten dejaba pasar el tiempo
melanclicamente, resignado a una
noche en blanco. Claro que pronto
llegaran los refuerzos, cuyo jefe seria
portador de un mandato Judicial para
registrar el casern

De sbito, vio una sombra que


cruzaba la explanada en direccin al
edificio. La luna le revel los contornos
de una mujer. Por la claridad del pelo
pudo reconocer a Lilian.
Antes de que tuviera tiempo de hacer
nada, Lilian alcanz una de las ventanas
del piso bajo. La muchacha lanz un
suspiro de alivio al comprobar que an
no haba sido cerrada con el pestillo.
Inmediatamente, salt al interior.
Luego encendi la linterna que haba
llevado consigo.
En el mismo instante, oy un sonido
estremecedor.
Pareca el lamento de un alma en
pena.

***
Ted Guild oy el lamento y se sent
en la cama primero y luego salt fuera,
sin necesidad de vestirse, puesto que se
haba acostado con las ropas puestas.
Sabia que esta noche tena que
salir el fantasma dijo.
Corri hacia la puerta del
dormitorio. Abri.
El ulular se repiti. Guild entrevi
una forma blanquecina que llegaba al
final de la escalera.
Melvin Romney apareci en aquel
momento. Los dos hombres no dijeron
nada, limitndose a cambiar una mirada

de inteligencia.
Acto seguido, y mientras el fantasma
continuaba gimiendo, descendieron
cautelosamente por la escalera. Lilian
haba entreabierto la puerta de la
biblioteca, los vio y volvi a cerrar sin
hacer ruido.
De pronto, se pregunt si no habra
sido ms conveniente acudir a Brury
Abbey a la luz del da. Por qu he
sido tan impaciente?, se reproch. La
propia vida era ms preciada que la ms
rica de las Joyas.
Entretanto, Guild y Romney haban
llegado a la biblioteca, donde haba
desaparecido el fantasma. Guild se toc
el pecho con el pulgar.

Yo entrar el primero susurr


. Ataca Inmediatamente, si soy
atacado.
Romney movi la cabeza.
Descuida.
Guild abri la puerta muy despacio.
Un olor repugnante hiri su pituitaria en
el acto. Aquella fetidez no poda
proceder ms que de algunas bolitas de
mal olor, aunque algn espritu timorato
podra confundirlo con el que despedira
un cadver andante.
Avanz un paso ms. El olor se
acentu.
Otro paso.
Algo rode su garganta, apretando
con fuerza irresistible. Guild forceje

con desesperacin. De pronto, aquel


lazo afloj la presin.
Guild oy un seco golpe y un
gruido.
Luego la voz de Romney:
Ya est, Ted.
Guild se quit el lazo, que no era
sino una ancha cinta de seda, muy recia,
lo que le hizo comprender la ausencia de
marcas en el cuello de las vctimas. O
quiz se las tapaban con un cuello de
camisa demasiado alto.
En todo caso, poco importaba.
El fantasma, fosforescente, yaca
inmvil a los pies de los dos
compinches.
Guild ri.

Has visto alguna vez a un


fantasma que pierda el sentido?
Romney tambin se ech a rer.
Luego alz el interruptor de la luz y la
fosforescencia
de
los
ropajes
desapareci.
Guild se inclin y peg un tirn a las
ropas. El rostro de Robert apareci de
inmediato.
Quin lo dijera murmur.
Por el contrario, a m me parece
enteramente natural. Amo y criado estn
aliados contra los dems.
Y
cuando
hubiramos
desaparecido, toda la pasta para
ellos, no es as?
Lilian haba abierto una rendija y

aguzaba el odo. No se perda una sola


slaba.
Robert empez a moverse. Haba
sifones en una mesa, con los licores, y
Romney enfoc a su cara el chorro de
uno de ellos.
El mayordomo se sent en el suelo.
Hola, fantasma dijo Guild.
Haba temor en los ojos de Robert.
Guild tena una pistola y le apuntaba con
ella a la frente.
Dnde est el dinero?
pregunt.
No s de qu me habla
Espera intervino Romney. Yo
tengo un silenciador para mi pistola,
Ted.

Y?
Romney sac el arma y empez a
roscar el silenciador al can.
Es bien sencillo: los disparos no
harn ruido. As podremos irle
rompiendo los huesos uno a uno, hasta
que nos diga dnde estn los verdes.
Eh, qu te parece, Ted?
Genial, t contest Guild.
Haba un espantoso terror en la cara
de Robert. Guild ri divertido al
observar su expresin.
Lo dir, pero no me hagan dao
gimi el mayordomo.
Vamos, suelta la lengua rezong
Romney.
Robert sise unas cuantas palabras.

Romney y Guild intercambiaron una


mirada.
No est mal elegido el sitio
dijo el primero.
Claro, tena que estar all
coment Guild.
Bueno, sacaremos la pasta y
nos largaremos de este maldito casern
inmediatamente. Ya hemos esperado
bastante, no te parece?
S, desde luego, pero qu
hacemos con este pajarraco?
Romney sonri torvamente. Apunt
con cuidado y dispar dos veces a la
frente de Robert.
Lilian Oy los chasquidos y sinti un
escalofro de terror.

En aquel momento, la joya ya no le


importaba nada en absoluto. Lo nico
que quera era salvar su vida.
Adems, tena que volver al hotel, a
fin de informar al inspector Darsten de
todo cuanto haba odo en Brury Abbey.
El hombre del Yard tena que saberlo,
decidi.
Empez a volverse. De pronto, una
mano tap su boca.
Lilian se sinti invadida por un
vivsimo terror. Not que todo daba
vueltas a su alrededor y crey que, de
repente, se haba quedado sin piernas.

CAPTULO XI
El inspector Darsten maldijo entre
dientes cuando sinti en sus brazos el
peso muerto del cuerpo de la joven.
Diablos, se ha desmayado
mascull.
Se haba acercado a ella sin ruido,
tapndole la boca, para impedir un grito
inoportuno, pero no haba esperado que
su accin causara tales efectos. Durante
unos segundos, permaneci inmvil,
desconcertado, con el cuerpo de Lilian
en los brazos.
Pero el desmayo de la muchacha no

tena demasiada intensidad y ella se


movi a los pocos instantes.
Dnde estoy? dijo Lilian, con
voz ausente.
De pronto, Darsten sinti que le
tocaban el hombro. Volvi la cabeza y,
en el mismo instante, algo se estrell
contra su mentn.
Lilian, ests bien? Son
ansiosa la voz de Withers.
Dick! contest ella. Qu
haces aqu?
Aguarda un momento; ese
individuo quera matarte
Cielos! Se aterr la muchacha.
Enfocando su linterna al suelo,
Withers recorri todas las ventanas,

ocultndolas tras las espesas cortinas.


Luego regres junto a la puerta y
encendi la luz.
Dick, es el inspector! exclam
Lilian.
Atiza! dijo l.
Darsten, tendido en el suelo, sonrea
beatficamente.
Tienes buena derecha coment
ella.
Te vi en peligro y Pero, dime,
qu locura te dio de venir aqu a estas
horas?
El anillo, Dick.
Cmo?
Me ha desaparecido. Estoy segura
de que Ferries lo rob y se lo trajo a

Howernley.
Se lo has preguntado a l?
A Howernley? No, hombre, no he
tenido tiempo
Yo me refiero a Ferries.
Cmo se lo voy a preguntar, si
est encerrado en el calabozo del puesto
de polica de Vynerville?
Ah, es verdad, no haba cado
Bueno, has tenido tiempo de hacer
algo?
Lilian sinti un escalofro.
No, slo de ser testigo de un
crimen contest.
Qu?
Lo que oyes. Romney y Guild han
asesinado a Robert, el mayordomo.

Rayos! Pero por qu?


Parece ser que l tena razn.
Lilian seal al polica, quien
continuaba inconsciente. El dinero del
asalto a la West England est aqu, en la
casa.
Parece lgico, si se tiene en
cuenta que fue Howernley quien lo
plane. Y dnde est ese botn?
No he podido captarlo, pero
Dick, ellos estn armados, dispuestos a
todo. O que le quebraran los huesos a
Robert, a copia de balazos, si no
hablaba. Robert se acobard, indic el
escondite del dinero, aunque no pude
orlo, y luego le pegaron dos tiros.
Dos tiros, eh?

S, y te aseguro que no es
metfora. Dick, lo mejor que podemos
hacer es marcharnos de aqu cuanto
antes
Espera, hay que despertar al
polica. Darsten nos aconsejar sobre lo
que debemos hacer.
S, es una buena idea.
Withers se arrodill junto a Darsten
y empez a darle palmaditas en la cara.
Vamos amigo, despierte.
De repente se oy un atroz
juramento:
Maldicin! Dnde diablos han
podido esconder el dinero?
Los ojos de Withers fueron
instintivamente hacia la chimenea.

***
Este stano es muy grande, t
dijo Romney.
Oye, y si la pasta estuviese
en?
T crees?
Al menos, podramos probar, me
parece.
Pero ella lo habr visto objet
Romney.
Bueno, si todava est viva, ya no
podr hablar mucho ms respondi
Guild, cruelmente. Te acuerdas cmo
se abre el encierro?
Creo que s

Darsten empez a rebullir en aquel


momento. Withers, precavido, le tap la
boca con una mano, igual que l haba
hecho con Lilian.
En aquel instante, Romney haca
funcionar el resorte que abra la puerta
de la celda. Un grito brot
inmediatamente de sus labios:
No est, ha escapado!
Guild salt hacia adelante.
Te has vuelto loco rezong,
pero un segundo despus, vio que su
compinche deca la verdad. Por todos
los diablos, cmo ha podido largarse
esa fulana?
No lo s, Ted, pero hay una cosa
segura: ella ir muy pronto con el cuento

a la polica.
A menos que el jefe la haya
liquidado.
Entonces, tiene que estar en
Espera un momento, Melvin.
Darsten tena ya los ojos abiertos.
Toc la mano de Withers y ste la retir.
Siento lo ocurrido bisbise el
joven.
No se preocupe, cualquiera, en su
lugar, habra hecho lo mismo. Darsten
se tante la mandbula. Fue una
autntica coz de mula aadi.
Vi a un hombre que sujetaba a la
seorita Hall
Lo nico que quera era evitar que
gritase. Pero a qu diablos ha venido?

Le falta un anillo de gran valor.


Ella sospecha que se lo quit Ferries,
para entregrselo a Howernley.
Oh! Murmur el polica. Y
dnde est Howernley ahora?
Pues no lo sabemos, aunque, en
cambio, s podemos decirle dnde estn
dos de sus compinches.
Darsten se puso en pie.
Interesante coment. Hable,
Withers.
Guild y Romney han asesinado al
mayordomo. Despus han bajado al
stano, descubriendo la fuga de June
Orkney. Ahora buscan el dinero, aunque,
por el momento, no lo han encontrado
todava.

Guild revolva los ropajes que haba


en el suelo de la celda. Al cabo de unos
momentos, se puso en pie.
Ha
escapado
dijo.
Tendramos que ver manchas de sangre,
si la hubiese asesinado.
Quiz la estrangul, t.
Es posible, aunque creo que ya lo
sabramos.
Entonces, qu diablos hacemos?
No podemos perder ya demasiado
tiempo, Ted.
En aquellos instantes, Howernley se
asomaba a la puerta del saln.
Sus ojos captaron la imagen de
Robert, con la frente horriblemente
destrozada. Aquello explicaba la

tardanza del mayordomo.


Los labios de Howernley se
contrajeron. Estuvo unos momentos
inmvil y luego, girando en redondo, se
encamin con paso rpido hacia la
puerta de acceso al subterrneo.
El inspector Darsten se acerc a la
salida de la biblioteca. Entreabri la
puerta y explor visualmente el
vestbulo. A su lado, Withers, prudente,
apag la luz.
Dnde est el cadver del
mayordomo? pregunt el polica.
En la biblioteca
Darsten sac una pistola y ech a
correr. Withers le sigui en el acto.
Los dos hombres se detuvieron al

ver el ensangrentado cadver del


mayordomo, cubierto todava en parte
por la tnica fosforescente.
De modo que ste era el fantasma
murmur Darsten.
Repentinamente,
unos
extraos
sonidos, algo atenuados por la distancia,
llegaron a odos de los dos hombres.
Disparos dijo el polica.
Withers mir instintivamente hacia
la puerta de la cripta.
***
Howernley entr silenciosamente en
la cripta. Guild y Romney no se haban
percatado todava de su presencia.

No s cmo funciona este resorte


deca Romney en aquel momento.
Le vi una vez, pero no me fij bien
No te molestes, Melvin, ya no
tienes tiempo de averiguarlo.
Los dos sujetos se volvieron en el
acto al or la voz de Howernley.
Romney quiso sacar su pistola, pero el
dueo de la casa se le anticip
certeramente.
Guild intent parapetarse tras una
columna. Howernley hizo fuego
nuevamente. Guild cay aullando al
suelo.
Howernley
corri
hacia
l.
Framente, apunt y dispar a su cabeza.
Los movimientos de Guild cesaron

en el acto. Howernley dud un momento.


Luego, de sbito, se decidi y arrastr
el cadver de Guild por el suelo.
La puerta del encierro estaba
abierta. Howernley se estremeci al
verlo vaco.
Cmo diablos ha podido
escapar?
Pero no tena tiempo que perder en
elucubraciones. Lo nico que le quedaba
era huir.
Aunque no de vaco, por supuesto.
En aquel momento son una voz en
lo alto de la escalera:
Felton Howernley, en nombre de
la ley, dese preso!

***
Howernley reaccion con rapidez
increble. Todava no haba terminado el
inspector Darsten de lanzar su
intimacin, cuando l se revolva ya y
apretaba el gatillo de su pistola.
Fue un disparo de fortuna. La bala
alcanz la pistola del polica, resbal en
el metal y penetr en el antebrazo un
poco ms arriba de la mueca, saliendo
a continuacin por la cara exterior del
miembro.
Darsten se tambale. Withers estaba
a su lado y tir de l con ambas manos.
Lilian chill.

Corre, escndete! grit l,


temeroso de que Howernley subiera
para asesinarlos a todos.
Darsten no haba perdido el
conocimiento, aunque estaba fuera de
combate. La rpida accin de Withers
hizo que el segundo disparo se perdiera
en el vaco.
Ese asesino jade Darsten.
Olvdese ahora de l contest
el joven. Corra, por todos los diablos;
la vida es lo ms importante.
Darsten reconoci la justeza de la
observacin y se dej llevar,
colaborando notablemente, ya que la
herida no haba debilitado sus piernas.
En unos segundos, estuvieron en la

biblioteca, cuya puerta atranc Withers


con un par de pesados sillones.
Howernley lleg a lo alto de la
escalera y se asom a la puerta. Haba
un reguero de sangre que conduca a la
biblioteca, pero no lo sigui.
Era demasiado astuto para pensar en
perseguir a los intrusos. El que le haba
intimado a entregarse era un agente de
Scotland Yard, no caba duda. Y
resultaba lgico pensar que no estaba
solo.
Posiblemente, Withers tambin era
polica. Bueno, todos los que conocan
el mejor escondite de que dispona
estaban muertos.
Aguardara un tiempo prudencial. La

compaa no resultara agradable, pero


salvara la vida.
Y el medio milln de libras
esterlinas.
Ya no se lo pens ms veces. La
puerta de la cripta dispona de una llave
interior, que hizo girar en su cerradura.
Luego la sac y la tir a lo lejos.
Acto seguido, corri hacia la
columna. No poda perder tiempo en
ocultar los cuerpos de Guild y Romney,
aparte de que ya haban sido vistos.
Presion el resorte. La losa se alz
con un par de sacudidas.
Debiera haber arreglado el
mecanismo mascull, a la vez que
arrugaba la nariz, al percibir la fetidez

que surga del pozo.


La seccin del hueco era cuadrada.
En la pared frontera al mecanismo de
giro haba una serie de escalones de
hierro, incrustados en la piedra.
Howernley inici el descenso. Su
mano derecha qued apoyada un instante
en el reborde ms bajo. Alarg la
izquierda para tocar el resorte de cierre
y, en el mismo instante, la losa
descendi con gran rapidez.
Cuatro dedos quedaron seccionados
instantneamente. Howernley lanz un
horrible aullido, cuyos ecos quedaron
apagados por los treinta centmetros de
granito que haban cado sobre su
cabeza. Sin otro apoyo que el de los

pies, perdi el equilibrio y se precipit


en el vaco.
El dolor le haba causado un
fortsimo espasmo. Choc, en su cada,
contra la pared opuesta, rebot y
continu su descenso. De pronto, sinti
un terrible dolor a la altura de los
riones.
Estaba caldo de espaldas. Intent
levantarse, pero no pudo.
En la mano derecha senta un
horrible dolor. A partir de la cintura,
estaba completamente insensible.
Con la mano izquierda toc masas
blandas, viscosas, hediondas Mir
hacia arriba, pero no capt otra cosa que
una absoluta, impenetrable oscuridad.

Solloz. Estir la mano izquierda,


pero no llegaba ni con mucho al primer
escaln de hierro, situado al menos a
metro y medio del suelo.
Haciendo un esfuerzo, consigui
sacar un pauelo, con el que se vend
precariamente la mano mutilada. Luego,
tratando de dominar el dolor, se resign
a ser paciente.
Su invalidez desaparecera. La falta
de fuerzas en las piernas no era sino la
consecuencia
de
una
calda
desafortunada. Pronto volvera a
recobrar el uso de las extremidades
inferiores.
Decidi dejar pasar el tiempo.
All no le encontraran, seguro.

Nadie sabra jams dnde se haba


escondido, ni tampoco hallaran el botn.
Esperara.
***
Withers vend precariamente el
brazo derecho del inspector y luego lo
ayud a sentarse en un silln.
Howernley
ha
debido
de
escapar se lament Darsten.
Withers no contest. Quit la
barricada y asom la cabeza. El
vestbulo apareca desierto, silencioso.
Se atrevi a salir. Tante la puerta
de la cripta.
Instantes despus, volva junto a

Darsten.
Buenas noticias, Flix anunci,
sonriente.
De veras?
S. Howernley se ha cerrado por
dentro, pero yo conozco el escondite
donde se ha guarecido. No se preocupe,
lo encontraremos.
Menos mal respir el polica.
Withers sali de nuevo, cruz el
vestbulo una vez ms, entr en la sala,
evitando cuidadosamente mirar el
cadver de Robert, y se apoder de una
botella y tres vasos, con los que regres
a la biblioteca.
Es una buena idea sonri
Darsten.

Flix,
imagino
que
sus
compaeros van a venir dijo Withers
. Tardarn mucho?
No, no lo creo.
Despus de un par de buenos tragos,
Withers se volvi hacia la muchacha.
Y ahora, Lilian, por qu no
terminas de contar la historia de dos
enamorados que huyeron al otro lado del
Atlntico, hace doscientos setenta y seis
aos?
Ella sonri.
Hay un documento en la familia,
escrito por el capitn Cotheridge. En l
se encarece que no sea ledo por su hijo
mayor, sino cuando l hubiera fallecido.
Cuando decidieron abandonar Inglaterra,

se cambiaron el apellido. Eligieron el


de Hall; ni demasiado comn, ni
demasiado refinado.
Una
abreviatura
del
de
Hallyburton.
S. Es preciso tener en cuenta,
adems, que en aquella poca no haba
peridicos ilustrados ni medios de
conocer a las personas por retratos
multiplicados infinidad de veces, como
sucede hoy. Por tanto, llegaron a
Massachusetts y se establecieron sin
temor. Pero, adems, algn tiempo
despus, se recibieron noticias de la
metrpoli. As, los dos enamorados
supieron que lord Howernley haba sido
decapitado por traicin a Su Majestad.

Y entonces?
Tenan a un pastor muy amigo, al
que se confiaron y quien los cas en
secreto. Pero ya no quisieron cambiar el
apellido de Hall.
Y t viniste aqu
Para obtener ms detalles de la
familia, ya que la seora Brewder no
existe. Es muy probable, adems, que
quiz pueda reclamar alguna parte de la
herencia.
Ah, una rica heredera sonri el
polica.
Me conformara con el retrato de
la condesa dijo Lilian.
Cuyo anillo heredaste t habl
Withers.

Bien, es de la familia, pero ahora


lo tiene l
De pronto, se oy rumor de motores
de automviles en la explanada.
Dick, salga a recibir a mis
compaeros indic Darsten.
Momentos despus, una turba de
policas se lanzaba a la invasin de
Brury Abbey.
A pesar de los esfuerzos que
hicieron, no se consigui encontrar a
Felton Howernley.
Lilian, en cambio, result ms
afortunada.
Ferries tena el anillo en su poder.
Interrogado, el conserje explic que
Howernley le haba prometido mucho,

pero que slo le haba pagado una


miseria. Por ello decidi robar el anillo.
***
Algunas semanas ms tarde, Withers
y Lilian recibieron una visita.
June Orkney apareci, desenvuelta y
rozagante, con un aspecto magnfico.
He encontrado un buen chico, que
me ayudar a pagar el dinero que pide el
dueo del pub manifest.
sa es una excelente noticia
sonri Withers.
Nos alegramos mucho, June
dijo Lilian.
Yo tambin me alegro de verles

juntos sonri la visitante. Imagino


que pronto tendremos boda, no es as?
An estamos discutindolo. Pero
creo que acabaremos arreglndonos
contest Withers.
Aunque tenga que empear mi
ropa interior, les har un buen regalo.
No puedo olvidar que estoy viva gracias
a ustedes.
June, es usted una mujer valerosa,
de mucho carcter elogi el joven.
Siga as, y ojal ese chico no sea
como Fellerman.
Ella se puso seria de pronto.
Fellerman no era demasiado malo,
en el fondo, pero se encontr con
Howernley y Bueno suspir

hondamente, eso es ya cosa pasada.


S, cosa pasada convino
Withers.
Pero a Howernley no le han
encontrado.
No, ni tampoco han recobrado el
dinero. Nadie se imagina cmo pudo
huir.
Brury
Abbey
ha
sido
constantemente
vigilada,
pero
Howernley no ha vuelto a ser visto.
Se desvaneci, como un fantasma
autntico dijo Lilian, sonriendo.
Los fantasmas no De sbito,
June se peg una palmada en la frente.
El pozo! Cmo he podido ser tan tonta
para no recordarlo?
Un pozo? pregunt Withers,

muy interesado.
S, l me lo ense Estaba
frente a mi celda
Withers se volvi hacia la
muchacha.
Lilian, creo que esto es algo que
debe saber la polica dijo.
Al da siguiente, un numeroso grupo
de personas, entre las que figuraban
Withers, Lilian y June, adems del
inspector Darsten, ste con su brazo
derecho toda va en cabestrillo,
acudieron a Brury Abbey.
June tante un poco, hasta que
encontr el resorte de apertura.
Entonces, una pesada losa gir hacia
arriba.

Una espantosa fetidez surgi del


hueco, obligando a todos los presentes a
ponerse mscaras antispticas. Luego,
los policas proyectaron hacia abajo el
haz de rayos luminosos de un potente
reflector.
A unos
veinte
metros
de
profundidad, entre una masa hedionda de
carne en putrefaccin, yaca Felton
Howernley, muerto de hambre y de sed.
Lo que se tuvo que hacer a
continuacin no fue nada agradable.
Varios cadveres, horriblemente
corrompidos, fueron extrados y
colocados en sendos fretros. Los
cuerpos de Fellerman, McCallum,
Charbonne y Barnes iran a parar a la

Morgue, junto con el de su asesino, para


ser debidamente identificados.
Tambin apareci un gran saco de
lona impermeable, que contena el
dinero robado a la West England
Express. El pozo qued limpio y
desinfectado adecuadamente y, entonces,
uno de los operarios, divis una anilla
incrustada en el suelo.
Por medio de una cuerda, se tir de
la anilla. Una piedra de seccin
cuadrada, de unos cincuenta centmetros
de lado, se alz, dejando ver un pequeo
cofrecito, cuyas maderas estaban ya
deshechas. El oro brillaba entre la
podredumbre.
El oro del conde! exclam

Lilian.
Haba mil monedas de la poca.
Su valor histrico es mucho
mayor que el simplemente crematstico
dijo Withers.
S, pero me pertenecen?
Withers mene la cabeza.
Las leyes britnicas son muy
arcaicas, pero se observan siempre
dijo. Es probable que tengas que
entablar un pleito con la Corona.
T quieres decir que a lord
Howernley, cuando fue condenado, se le
confiscaron sus bienes.
S, eso mismo.
Pero otro rey se los devolvi a
sus herederos.

Habr que pleitear insisti


Withers.
Lilian sonri.
De todos modos, no me importa
demasiado. Me conformo con el retrato
de la condesa dijo.
Lilian, creo que has encontrado
algo ms manifest Withers, a la vez
que pasaba un brazo por su cintura.
S, creo que tienes razn.
Lilian mir al joven y decidi que el
oro del conde ya no tena demasiada
importancia para ella.
FIN

LUIS GARCA LECHA. Naci en Haro


(La Rioja) en 1919. Con 17 aos el
destino le hizo alistarse como infante en
el bando nacional de la Guerra Civil.
Van a ser cuatro das, le dijeron, y
conocers mundo. Pero los cuatro das
se convirtieron en tres aos de guerra y
para rematar la faena, ya con el grado de

teniente de la Legin, lo mandaron al


Pirineo. En Lrida conoci a la que fue
su mujer Teresa Roig.
Haba que buscarse la vida y se decidi
a ingresar en el cuerpo de funcionarios
de prisiones en la crcel Modelo de
Barcelona. El destino quiso que en la
prisin, cumpliera condena uno de los
grandes de la literatura de a duro,
Francisco Gonzlez Ledesma, Silver
Kane, con el que comenz a colaborar,
en principio por pura curiosidad. Pero
la curiosidad se fue convirtiendo en
pasin y el funcionario en escritor.
La posibilidad de ganarse la vida como
escritor le deciden a abandonar su

trabajo de funcionario y consagrarse al


oficio al que dedic todos los das de su
vida en jornadas de doce horas.
Clark Carrados tena que sacar adelante
a su mujer y a sus cuatro hijos y se puso
a la heroica tarea. A las seis de la
maana en la mquina de escribir hasta
la hora de comer. Siesta y nueva sesin
hasta la cena.
Slo as poda llegar a escribir las tres
o cuatro novelas a la semana que le
exigan las editoriales Bruguera, Toray
que imponan a su cuadra de escritores
unas condiciones leoninas, de trabajo a
destajo, sin sueldo, que convertan a los
escribidores
en
autnticos

estajanovistas de la literatura popular.


Tambin ha sido autor de artculos
humor para los tebeos Can-Can
D. D. T., de la editorial Bruguera y
numerosos guiones para historietas
Hazaas blicas y de aventuras.

de
y
de
de

Garca Lecha, un hombre introvertido


aunque alegre, se enclaustr en su casa
de donde apenas sala, construy folio a
folio una obra literaria en la que figuran
ms de 2.000 novelas de todos los
gneros,
oeste,
ciencia
ficcin,
policiales, terror, etc. Utiliz los
seudnimos de Clark Carrados, Louis G.
Milk, Glenn Parrish, Casey Mendoza,
Konrat von Kasella y Elmer Evans.

Falleci en Barcelona el 14 de mayo de


2005.

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