Enfermedades Reumáticas
Enfermedades Reumáticas
Enfermedades Reumáticas
INTRODUCCIÓN.……………………………………………………………………………2
ENFERMEDADES REUMÁTICAS
I. ARTRITIS REUMATOIDE........................…………………………………………3
III. CONCLUSIONES………………………………………..………..…………………39
IV. BIBLIOGRAFÍA…………………………...……………………….…………………41
INTRODUCCIÓN
El Dr. Guillaume Baillou, uno de los primeros en describir las artritis afirmo en el siglo
XVI: " la artritis es a una articulación lo que el reumatismo es a todos el cuerpo". Lo
anterior llevo a la idea de que la artritis no constituye sino una manifestación de los
trastornos sistémicos. Hoy en día básicamente se habla de artritis cuando la
articulación es la afectada y de reumatismo cuando son los tejidos blandos que rodean
la articulación los que principalmente están afectados. El termino reumatólogo solo se
utiliza por primera vez en el siglo XX en 1940 por el Dr. Bernard Comroe y el Dr.
Hollander en 1949 en su libro de Artritis y Condiciones asociada. Comroe utiliza el
termino reumatología dando inicio la era moderna de la especialidad la cual es
bastante reciente (Un poco más de 50 años).
Por otra parte el lupus eritematoso sistémico es una enfermedad autoinmune, crónica,
multisistémica, de evolución variable, caracterizada por períodos de remisión y
reactivación. Las características clínicas de ésta patología varían según los órganos
afectados, y a su vez la diversidad clínica se caracteriza serológicamente por un
amplio espectro de autoanticuerpos. Se ha señalado al respecto que la apoptosis
celular jugaría un rol, al provocar respuesta inmune. El LES afecta principalmente a
mujeres, sobretodo en edad reproductiva.
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ENFERMEDADES
REUMÁTICAS
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I. ARTRITIS
REUMATOIDE
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ARTRITIS REUMATOIDE
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Cualquiera sea el estimulo primario, los linfocitos sinoviales producen Ig G
monomerica e Ig M pentamerica antiinmunoglobulina (es decir, factores reumatoides).
La presencia de agregados de agregados de Ig G o complejos de Ig G - factor
reumatoide, pueden activar el sistema del complemento e inducir diversos fenómenos
inflamatorios, como liberación de histamina, producción de factores quimiotacticos
para neutrofilos polimorfonuclerares (PMN) y células mononucleares y daño a la
membrana con lisis celular. Existe un marcado flujo de leucocitos al espacio sinovial.
Las prostaglandinas y los leucotrienos, producidos por células inflamatorias, se
consideran que desempeñan una función principal en la mediación de los procesos
inflamatorios.
Las diversas células inflamatorias de la articulación producen proteínas y colagenasas
que lesionan al cartílago y las estructuras de soporte articular. Los factores
reumatoides pueden tener una función importante en la causa de la enfermedad
extraarticular. Los sujetos con vasculitits reumatoide tienen títulos aumentados de
factores reumatoides de Ig G y de Ig M, Ig A monomerica y pentamerita.
Los factores reumatoides no inician el proceso inflamatorio que ocasiona la
enfermedad reumatoide, pero quizá perpetúen y amplifiquen este proceso.
A) Síntomas y Signos:
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tarde en el curso de la enfermedad, aunque en algunos sujetos predomina la afección
de las articulaciones grandes. La columna cervical puede estar afectada; la columna
lumbosacra y torácica casi nunca presentan trastornos.
Es habitual la inflamación periarticular con tendonitis y tendosinovitis, lo que origina
debilitamiento de tendones, ligamentos y estructuras de apoyo. El dolor articular
ocasiona espasmo muscular, limitación del movimiento y, en casos avanzados,
contracciones musculares, y anquilosis con deformidad articular permanente. Las
deformidades más características de la mano son la desviación cubital de los dedos, la
deformidad "en ojal" (flexión de las articulaciones proximales interfalángicas e
hiperextensión de las articulaciones interfalángicas distales, lo que se origina por
deslizamiento volar de las bandas laterales de los tendones del extensor superficial) y
la deformidad "en cuello de cisne" (hiperextensión de las articulaciones interfalángicas
proximales y flexión de las articulaciones distales, que resulta de contracturas de los
músculos intrínsecos de la mano).
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En la artritis reumatoide se presentan varios tipos de vasculitis. El tipo más frecuente
es la vasculitis obliterante de los pequeños vasos, que induce neuropatía periférica. Es
menos frecuente la vasculitis subaguda vinculada con ulceración isquémica de la piel.
El tipo más infrecuente de vasculitis reumatoide es la vasculitis necrosante de vasos
grandes y medianos, indistinguible de la poliarteritis nudosa. Las anormalidades
neurológicas principales en la artritis reumatoide incluyen nervios periféricos. Además
de la neuropatía periférica concomitante con vasculitis, hay cierto número de
síndromes de atrapamiento, debidos a constricciones por tejido inflamatorio
periarticular o amiloide, en nervios que pasan a través de planos fasciales estrechos.
El síndrome del túnel del carpo es una complicación bien conocida de enfermedad de
la muñeca; sin embargo, el atrapamiento también puede presentarse en codo, rodilla y
tobillo. La destrucción del ligamento transverso de la apófisis odontoides puede
originar luxación atlantoaxoidea, con afección de médula espinal o raíces nerviosas.
El síndrome de Sjogren (queratoconjuntivitis seca y xerostomía) se presenta hasta en
30% de los sujetos. Es infrecuente la miositis con infiltración linfocítica del músculo
afectado. La alteración ocular varía desde inflamación benigna de la superficie de la
esclerótica (epiescleritis), hasta inflamación grave, con formación de nódulos. La
enfermedad escleronodular puede ocasionar debilitamiento y adelgazamiento de la
esclerótica, (escleromalacia). Una complicación catastrófica, pero inusual, de la
escleromalacia, es la perforación del ojo con salida de vítreo (escleromalacia
perforante).
B) Datos de laboratorio:
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La anemia normocrómica normocítica y la trombocitosis, son frecuentes entre los
individuos con enfermedad activa. Está aumentada la velocidad de sedimentación, y el
grado de aumento se correlaciona más o menos con la actividad de la enfermedad.
El líquido sinovial es más inflamatorio que el que se aprecia en la osteoartritis
degenerativa o en LES. La cifra de leucocitos en general es de 5000 a 20000/uL
(pocas veces mayor de 50 000/uL). Dos tercios de las células son PMN que descargan
enzimas lisosómicas en el líquido sinovial y quizá originen despolimerización del
hialuronato sinovial, reducción de la viscosidad y un coagulo insuficiente de mucina.
Los valores de glucosa pueden estar disminuidos o normales.
El derrame pleural reumatoide es un exudado que contiene menos de 5000 leucocitos
mononucleares o polimorfonucleares por microlitro. La proteína excede 3 g/dL y la
glucosa muchas veces está disminuida por debajo de 20 mg/dL. Se pueden detectar
factores reumatoides y los valores del complemento casi siempre son escasos.
C) Datos radiológicos:
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formar un complejo soluble circulante de alto peso molecular, de inmunoglobulinas en
el suero.
En la artritis reumatoide, la electroforesis de proteínas séricas puede mostrar
incremento de alfa2 globulina, hipergammaglobulinemia policlonal e hipoalbuminemia.
A menudo, se aprecian en la vasculitis reumatoide los crioprecipitados compuestos de
inmunoglobulinas. Los valores séricos del complemento en general son normales, pero
pueden estar reducidos cuando hay vasculitis activa. Muchos sujetos tienen
anticuerpos antinucleares.
Se dispone de varias pruebas para detectar factor reumatoide en el laboratorio. En la
actualidad, el método más utilizado para detección de factor reumatoide es la prueba
de fijación en látex. La gamma-globulina agregada (fracción II de Cohn) se adsorbe en
las partículas de látex, que entonces se aglutinan en presencia del factor reumatoide.
La prueba de fijación en látex no es específica, pero es muy sensible, lo que origina
gran incidencia de resultados positivos falsos. La prueba de eritrocitos sensibilizados
de abeja (prueba de Rose-Waaler) depende de la fijación de anticuerpo específico, y
es más específica que el análisis de fijación de látex. Los eritrocitos de camero se
recubren con anticuerpo de conejo contra eritrocitos de carnero. Los eritrocitos de
carnero sensibilizado se aglutinan en presencia de factor reumatoide. Otras técnicas
capaces de detectar el factor reumatoide de todas las clases, incluyen RÍA,
inmunofluorescencia indirecta, ELISA, y nefelometría con láser.
Es importante recalcar que los resultados negativos de una prueba de factor
reumatoide realizada con los procedimientos usuales de laboratorio no excluyen el
diagnóstico de artritis reumatoide. Cerca de 20% de individuos con artritis reumatoide
por otra parte clásica son seronegativos. Algunos de éstos pueden tener IgG, IgA o
factores reumatoides monoméricos IgM. Por el contrario, los factores reumatoides no
son únicos para la artritis reumatoide. El factor reumatoide también se encuentra en
sujetos con LES (30%), en un gran porcentaje de sujetos con síndrome de Sjógren
(90%) y. con menor frecuencia, en individuos con esclerodermia o poli-miositis. Las
pruebas positivas de aglutinación con la prueba de látex, también se presentan en
personas con cierto número de afecciones inflamatorias crónicas como hepatitis
crónica activa, kala-azar, sarcoidosis, neoplasia y sífilis. La prueba de los eritrocitos de
carnero sensibilizados, en general es negativa en dichos trastornos. En algunas
enfermedades infecciosas crónicas, como lepra y tuberculosis, pueden ser positivas la
prueba de látex y la prueba del eritrocito de carnero sensibilizado. En la endocarditis
bacteriana subaguda, ambas pruebas pueden ser positivas durante la enfermedad
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activa y es posible que se vuelvan negativas al mejorar el paciente. En los reclutas
militares se ha notado la aparición transitoria de factor reumatoide después de
vacunaciones. Los estudios epidemiológicos han mostrado que un pequeño número
de gente normal también tiene factores reumatoides. Una gran proporción de los
ancianos tiene prueba positiva de látex, aunque en general es negativa la prueba de
eritrocitos de carnero sensibilizados.
7.- Tratamiento:
A) Fisioterapia:
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Es vital en el tratamiento de los individuos con artritis
reumatoide un programa racional de terapéutica física. Tal
programa debe consistir en un equilibrio apropiado de
descanso y ejercicio, así como el uso de terapéutica de
calor o frío. El sujeto puede requerir descanso y en cama,
ya sea completo o intermitente y regular para combatir la
inflamación o fatiga. Además de esto, las articulaciones
específicas necesitan ponerse en descanso mediante el uso de abrazaderas, férulas o
muletas. Un programa de ejercicio que remarque los movimientos activos de mo-
vilidad, ayuda a mantener la fuerza y movilidad. El calor y el frío son de gran utilidad-
para- aliviar-espasmos musculares, rigidez y dolor. Muchos individuos necesitan ducha
o baño caliente pata relajarse en las mañanas, y otros no pueden efectuar sus
ejercicios adecuadamente sin un tratamiento previo de calor. Los colchonetes de calor
o baños de parafina a menudo se utilizan para aplicar calor a articulaciones
específicas. En algunos, el masaje con hielo es más efectivo que el calor. Los
terapeutas físicos y ocupacionales proporcionan una ayuda de gran valor para
determinar el programa adecuado de terapéutica física.
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intervenciones quirúrgicas, en aquellos con diátesis hemorrágica o en quienes reciben
anticoagulantes de la cumarina. La combinación de dos o más antiinflamatorios no
esteroides proporcionan poco o ningún efecto adicional sobre las dosis máximas de
agentes simples, y puede aumentar la toxicidad gastrointestinal.
B.2 Antipalúdicos:
Muchos reumatólogos recomiendan el uso de antipalúdicos durante periodos
prolongados, en pacientes con enfermedad grave. No está claro su mecanismo de
acción, pero parecen afectar la función de los monocitos. Los antipalúdicos actúan
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lento y a menudo requieren de 1 a 6 meses de tratamiento para obtener beneficio
terapéutico máximo. La preparación usada más frecuentemente es hidroxicloroquina,
200 a 600 mg/día. Los efectos adversos incluyen exantemas, náuseas y vómito,
miopatía, y daños cornéales y retinianos. Es infrecuente la toxicidad ocular a las
escasas dosis utilizadas en artritis reumatoide, pero se debe llevar a cabo examen
oftalmológico cada 6 a 12 meses, mientras el individuo se encuentre en terapéutica
antipalúdica.
B.4 Penicilamina:
La penicilamina se ha usado en el tratamiento de la artritis reumatoide. Lo mismo que
el oro, la penicilamina es un antiinflamatorio no esteroide de acción lenta y pueden
pasar hasta seis meses para que se haga evidente una respuesta terapéutica. Los
efectos tóxicos adversos de la penicilimina pueden ser graves. Incluyen eritema,
pérdida del sentido del gusto, náuseas y vómito, anorexia, proteinuria, agranulocitosis,
anemia aplásica y trombocitopenia. Con menor frecuencia, se pueden apreciar
miastenia, miositis, síndrome de Goodpasture, pénfigo, bronquiolitis y un síndrome
parecido a lupus.
B.5 Sulfasalacina:
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La sulfasalacina a se desarrolló como un tratamiento de la artritis reumatoide hace
más de 40 años. Su modo de acción se desconoce, pero puede estar relacionado con
las acciones farmacológicas de sus dos elementos constitutivos, la sulfapirdina el 5-
aminosalicilato. La dosis antiinflamatoria es de 2 a 3 g/día. Tarda de 6 a 12 semanas
para que se vuelvan aparentes los beneficios clínicos, y cerca de dos terceras partes
de los sujetos obtienen algún beneficio con la terapéutica con sulfasalacina. Los
efectos adversos incluyen anorexia, náuseas y vómito, prurito, exantema, urticaria,
anemia, leucopenia y trombocitopenia.
B.6 Corticosteroides:
La inyección intraarticular intermitente de corticosteroides es útil para el individuo con
síntomas en pocas articulaciones. El alivio puede durar meses. Los corticosteroides
sistémicos en baja dosis pueden estar indicados en pacientes que no responden a otra
terapéutica antiinflamatoria. La dosis habitual es de 5 a 10 mg de prednisona al día. La
supresión de corticosteroides debe ser gradual, ya que se puede presentar
exacerbación clínica de la artritis al suprimirlos. El tratamiento sistémico de
corticosteroides a largo plazo, ocasiona hiperadrenocorticalismo y disociación del eje
hipófisis-suprarrenal. Las manifestaciones de toxicidad por corticosteroides incluyen
ganancia de peso, facies de "luna llena", equimosis, hirsutismo, diabetes sacarina,
hipertensión, osteoporosis, necrosis vascular del hueso, cataratas, miopatía, trastornos
mentales, activación de tuberculosis y predisposición a infecciones.
B.7 Inmunosupresores:
Se ha mostrado que el anti metabolito metotrexato induce una mejoría marcada en
individuos con enfermedad grave. El metotrexato ha sustituido considerablemente al
oro y la penicilamina en el tratamiento de la artritis reumatoide. Los efectos colaterales
incluyen supresión de médula ósea, toxicidad hepática, úlceras bucales y teratogenia.
Los alquilantes (por ejemplo, clorambucil y ciclofosfamida), análogos de la purina
(mercaptopurina, azatioprina) y ciclosporina también se han utilizado en el tratamiento
de la artritis reumatoide. Sin embargo, estos fármacos se acompañan con efectos
tóxicos colaterales importantes e incremento en la incidencia de neoplasias e
infección. Por tanto, deben usarse con gran cuidado.
C) Cirugía ortopédica:
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A menudo, la cirugía para corregir o compensar daño articular es una parte esencial
del tratamiento general del paciente con artritis reumatoide. La artroplastia se utiliza
para mantener o mejorar la movilidad articular. La artrodesis se puede usar para
corregir deformidad y aliviar dolor, pero ocasiona perdida de movilidad. La
sinovectomia temprana puede evitar daño articular o rotura del tendón, y disminuye el
dolor y la inflamación en una articulación determinada, pero muchas veces el sinovio
crecer denuevo y crecen los síntomas.
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II. LUPUS
ERITEMATOSO
SISTÉMICO
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LUPUS ERITEMATOSO SISTÉMICO
2. Consideraciones generales
En 1895 Sir William Osler describió las manifestaciones sistémicas del lupus
eritematoso sistémico (LES). Antes de esa fecha, se consideraba el lupus como una
enfermedad cutánea desfigurante, pero no mortal. Hoy se sabe que es una entidad
inflamatoria sistémica crónica que sigue un curso de alternancia de exacerbaciones y
remisiones. La afección de múltiples órganos se origina característicamente durante
períodos de la enfermedad. La causa del LES se desconoce. La enfermedad afecta de
manera predominante a mujeres (4:1 sobre los varones) en edad reproductora; sin
embargo, la edad de inicio varía de 2 a 90 años. Es más frecuente entre no caucásicos
(particularmente negros) que en caucásicos.
3. Patogenia inmunitaria
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LES establecieron la importancia de los complejos inmunitarios que contienen DNA en
el origen de la glomerulonefritis lúpica. La disminución en el complemento sérico y la
presencia de anticuerpos contra DNA de doble tira (ds), son las características clave
del LES activo, las cuales distinguen a esta entidad de otras variantes del lupus.
4. Patología
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Hay muchos cambios patológicos característicos en LES:
5. Características clínicas
A. SÍNTOMAS Y SIGNOS
El LES no presenta un solo patrón clínico característico. El inicio puede ser agudo o
insidioso. Los síntomas constitucionales son fiebre, pérdida de peso, malestar general
y letargia. Es posible que estén afectados todos los aparatos y sistemas.
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terapéutica del LES, pueden tener una función en la patogenia de esta complicación.
Son frecuentes las mialgias con miositis franca o sin ésta.
A.2. Piel:
La lesión dérmica más frecuente es una erupción eritematosa
que incluye áreas del cuerpo expuestas crónicamente a la luz
ultravioleta. Unos cuanto paciente con LES desarrollan el
exantema clásico en “mariposa”. En algunos individuos con
enfermedad sistémica se presenta lupus eritematoso discorde
(LES). El exantema puede resolverse sin secuelas o es posible
que ocasiones formación de cicatrices, atrofia e
hipopigmentación o hiperpigmentación. Una lesión no cicatrizal
denominada lupus eritematoso cutáneo subagudo ocurre de manera predominante en
pacientes con anticuerpos antiSS-A. Además de esto, se pueden apreciar bulas,
parches de púrpura, urticaria, edema angioneurótico, parches de vitiligo, nódulos
subcutáneos y engrosamiento de la piel. Son frecuentes las lesiones vasculíticas que
van desde púrpura palpable a infarto digital. También es frecuente la alopecia, que
puede ser difusa, en parches o circunscrita. Las ulceraciones de las mucosas oral y
genital están presentes en cerca de 15% de los casos.
A.3. Poliserositis:
La pleuresía con dolor torácico y disnea, constituye una complicación frecuente del
LES, Aunque un tercio de los casos tiene líquido pleural, es infrecuente el derrame
masivo. La pericarditis es el tipo más frecuente de trastorno cardiaco y puede ser la
primera manifestación de LES. En general, la pericarditis es benigna, sólo con una
ligera molestia torácica y frote pericárdico, pero puede presentar pericarditis grave que
lleva al taponamiento. La peritonitis sola es infrecuente en extremo, aunque de 5 a
10% de los pacientes con pleuritis y pericarditis tiene peritonitis concomitante. Las
manifestaciones de peritonitis concomitante. Las manifestaciones de peritonitis son
dolor abdominal, anorexia, náuseas y vómito y, pocas veces, ascitis.
A.4. Riñones:
La afección renal es una característica frecuente y grave del LES. En 75% de los
individuos se presenta nefritis a la necropsia. El estudio de tejido renal al microscopio
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de luz, por inmunofluorescencia y al microscopio electrónico, ha revelado cinco
lesiones histológicas que se relacionan con características clínicas bien definidas:
Se debe acentuar que una lesión renal benigna puede evolucionar a otra más grave.
La hipertensión sistémica es un dato frecuente en la nefritis lúpica aguda o crónica, y
puede contribuir a la disfunción renal.
A.5. Pulmones:
Se presenta dolor pleurítico en cerca de 50% de los
pacientes con LES. Los derrames pleurales son menos
frecuentes, resultan clásicamente unilaterales y se
resuelven con rapidez mediante el tratamiento. Es inusual la
neumonía luposa clínicamente evidente. Cuando se
desarrolla el infiltrado pulmonar en un in dividuo con LES,
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en particular alguno bajo tratamiento con corticosteroides o inmunosupresores, la
infección debe ser el primer diagnóstico por considerar. La enfermedad pulmonar
intersticial restrictiva es el tipo más frecuente de afección parenquimatosa. Puede ser
asintomática y solo detectable por medio de pruebas de funcionamiento pulmonar. En
general, la radiografía de tórax es normal, pero puede mostrar atelectasias en forma
de “placa” o fibrosis intersticial con apariencia de “panal de abeja”. Otras
manifestaciones pulmonares son hipertensión, hemorragia alveolar, neumotórax,
hemotórax y vasculitis.
A.6. Corazón:
La miocarditis con datos clínicos evidentes se
presenta pocas veces en el LES, pero cuando
se desarrolla puede originar insuficiencia
cardiaca congestiva. La endocarditis verrucosa
del LES, con las vegetaciones características
de Libman-Sacks, suele ser asintomática y se
diagnostica únicamente en la necropsia. Se
puede presentar engrosamiento de las cúspides de la válvula aórtica resultante. Por lo
regular se reconoce enfermedad de la arteria coronaria, posiblemente relacionada con
la terapéutica corticosteroide.
A.8. Ojos:
El trastorno ocular está presente en 20 a 25% de los
pacientes. El dato retinal característico (cuerpo citoide) es una
lesión exudativa blanca y vellosa que se origina por
degeneración focal de la fibra nerviosa de la retina,
secundaria a vasculitis retiniana. La escleritis es también
manifestación de vasculitis ocular. La ulceración corneal
ocurre junto con en síndrome de Sjögren.
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A.9. Aparato digestivo:
En el LES se puede presentar ulceración gastrointestinal debida a vasculitis. Las
manifestaciones incluyen dolor abdominal, diarrea y hemorragia. Pueden observarse
pancreatitis, colecistitis, hepatitis aguda crónica y enteropatía con pérdida de
proteínas.
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cuando se suprime el fármaco casual. Los anticuerpos antinucleares clásicos de lupus
inducido por fármacos, son antihistona y antiDNA de tira única.
B. DATOS DE LABORATORIO:
La anemia es el dato hematológico más frecuente en el LES. El 80% de los sujetos se
presenta con anemia normocítica normocrómica debida a supresión de la médula
ósea. Unos cuantos individuos desarrollan anemia hemolítica positiva a la prueba de
Coombs. Son frecuentes leucopenia y trombocitopenia. El urianálisis puede mostrar
hematuria, proteinuria y cilindros de eritrocitos y leucocitos. La velocidad de
sedimentación pleural es clásicamente alta en el LES activo. El líquido sinovial es
amarillo y caro, con baja viscosidad. La cifra de leucocitos no excede 4000/uL, la
mayor parte de los cuales son linfocitos. El derrame pleural de LES es un trasudado
con predominio de linfocitos y cifra total de leucocitos de no más de 3000/uL. Es muy
infrecuente el derrame pleural hemorrágico. En lupus del sistema nervioso central, la
concentración la concentración de proteínas en el líquido cefalorraquídeo en
ocasiones está aumentada, y a veces hay ligera linfocitosis.
6. Diagnóstico
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uroanálisis, creatinina, serología luética (VDRL), pruebas de coagulación (tiempo de
protrombina y tiempo parcial de tromboplastina) y la determinación de anticuerpos
antinucleares (AAN).
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normal puede tener AAN a títulos bajos y hasta en un 30% de ancianos sanos. El valor
predictivo positivo de los AAN varía del 11 al 35% en diferentes estudios. Una mayor
selectividad para ordenar esta prueba no sólo mejoraría su valor predictivo positivo
sino llevaría a una reducción del número de pruebas ordenadas, diagnósticos
equivocados, remisiones innecesarias y tratamientos inútiles.
A. Proteínas y complemento
La mayoría de los pacientes con LES (80%) presenta globulinas alfa2 y gamma
aumentadas. En ocasiones hay hipoalbuminemia. El complemento sérico está
disminuido en presencia de la enfermedad activa, debido al aumento de su utilización
por complejos inmunitarios y a la disminución de la síntesis hepática de los
componentes del complemento. Varios componentes individuales del complemento
incluso C3 y C4, así como su actividad hemolítica total, están disminuidos durante la
enfermedad activa. El suero de sujetos con LES activo, a veces contiene crioglobulina
circulante que consiste en agregados IgM/IgG y complemento.
B. Autoanticuerpos
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b. El patrón "periférico" ("piloso” o de "perfiles") es la expresión morfológica de
anticuerpos anti-ds-DNA de doble cadena. La disposición de los perfiles se
aprecia mejor cuando se utilizan como sustrato los leucocitos humanos, es
característico del LES activo.
Una prueba positiva de ANA debe interpretarse con cuidado ya que: I) el suero de un
paciente con cualquier enfermedad reumática puede contener muchos
autoanticuerpos contra distintos constituyentes nucleares, de manera que una
disposición "homogénea" puede ocultar un patrón "en manchas" o "nucleolar”, 2)
distintos anticuerpos en el suero pueden encontrarse con títulos diferentes, de manera
que al diluir el suero es posible que cambie el patrón observado, 3) la estabilidad de
los diferentes antígenos es distinta y puede cambiar con fijación o desnaturalización y
4) la disposición observada parece estar influida por los tipos de tejidos o las células
utilizadas como sustrato para la prueba.
En ocasiones, la prueba de ANA es positiva en individuos normales, en pacientes con
diversas enfermedades crónicas y en los ancianos. La ausencia de ANA es un dato
importante contra el diagnóstico de LES
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ssDNA y ds-DNA. Estos anticuerpos pueden ser de clase IgG o IgM. Los títulos
glandes de anticuerpos anti ds-DNA en esencia sólo se hallan en LES. En contraste,
los anticuerpos anti-ss-UNA no son específicos, y pueden encargarse en otras
enfermedades autoinmunitarias como son la artritis reumatoide, hepatitis activa
crónica, cirrosis biliar primaria y lupus inducido por fármacos. Los anticuerpos contra
DNA pueden medirse cuantitativamente por las técnicas de RÍA o ELISA. Los
anticuerpos anti-ds-DNA de gran avidez y fijadores de complemento, pueden
vincularse con el desarrollo de enfermedad renal. La cantidad de anticuerpo se
correlaciona bien con la actividad de la enfermedad, y el título de anticuerpos con
frecuencia disminuye cuando los sujetos entran en remisión.
Los complejos inmunitarios circulantes están presentes en el suero de individuos con
enfermedad activa. Sin embargo, se adquieren diversas técnicas de análisis para
detectar complejos de diferentes tamaños, y existe controversia acerca de que tan
estrecha es la con elación de complejos circulantes solubles, con la actividad de la
enfermedad.
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antifactor VIII. Estos son anticoagulantes poderosos y pueden acompañarse con
hemorragias. Los anticuerpos antiplaquetarios se encuentran en 75 a 80% de los
sujetos con LLS. Estos anticuerpos no inhiben la retracción del coágulo ni la
generación de tromboplastina en sangre normal. Quizás induzcan trombocitopenia por
efectos directos sobre la membrana de la plaqueta.
C. Inmunofluorescencia tisular:
C.1. Ríñones:
La acumulación irregular o granular de inmunoglobina y complemento, se presenta a lo
largo de la membrana basal glomerular en el mesangio, en pacientes con nefritis
lúpica con el microscopio electrónico estos depósitos se aprecian con localización
subepitelial, subendotelial y mesangial.
C.2. Piel:
Casi 90% de los pacientes con LES tiene depósito de inmunoglobulina y complemento
en la unión dermoepidérmica de la piel, que no le vincula con mía erupción activa de
lupus Las inmunoglobulinas son lgG o IgM, y aparecen como una banda de tinción
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brillante homogénea o granular. Los sujetos con lupus eritomatoso discoide presentan
depósito de inmunoglobulina y complemento, sólo en la piel afectada.
7. Diagnóstico diferencial
8. Tratamiento
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recuperación funcional del paciente, prevenir y tratar las complicaciones derivadas de
la enfermedad y de los fármacos utilizados.
En lo que concierne al paciente es esencial la reincorporación a las actividades de la
vida diaria en el hogar y el trabajo, con las dosis de medicación más baja posible.
Durante la fase aguda, el paciente debe guardar reposo, según el grado de afectación
orgánica que lo aqueje y evitar situaciones que le produzcan estrés físico y síquico.
Una vez superado el brote agudo, el ejercicio regular ayuda a prevenir la debilidad
muscular y la fatiga.
Muchos pacientes con LES tienen fotosensibilidad y se les debe recordar la
importancia de evitar la exposición directa o indirecta al sol o a la luz fluorescente.
La aplicación de filtros solares de alta protección (factor 15 o mayor) efectivos contra
rayos ultravioletas A y B ayudan a prevenir exacerbaciones y la aparición de
erupciones por fotosensibilidad.
El tratamiento médico general, como el control de la hipertensión, la corrección de
desequilibrios de líquidos y electrolitos, el tratamiento de las infecciones, de las
hiperlipidemias y de los trastornos neurológicos forma parte del control integral del
paciente con LES.
La terapia hormonal (anticonceptivos orales y terapia de suplencia) no están
contraindicados, excepto en los casos que exista enfermedad renal activa, AAF
positivos u otras contraindicaciones generales, como la historia de trombosis arteriales
y venosas, tabaquismo e hiperlipidemias.
B. TRATAMIENTO FARMACOLÓGICO
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riesgo para la gastropatía por AINE la edad avanzada, historia de ulceración o
sangrado digestivo, enfermedad cardiovascular y uso asociado de esteroides.
Para reducir la gastropatía por estas sustancias, se les debe informar a los pacientes
acerca de los síntomas de irritación gástrica o sangrado, con instrucciones de
suspender la medicación y contactar a su médico cuando haya efectos colaterales
serios, tomar los AINE con las comidas y evitar la combinación de dos o más de ellos.
La combinación de los AINE con un agente gastroprotector (por ejemplo, misoprostol)
se debe considerar en pacientes ancianos o con antecedentes de ulceración o
sangrado digestivo, que requieran estos medicamentos.
Todos los AINE pueden causar complicaciones renales, incluyendo insuficiencia renal
reversible, necrosis papilar, nefritis intersticial y síndrome nefrótico. Los ancianos y los
pacientes con insuficiencia cardíaca, cirrosis o enfermedad renal previa y los que
toman diuréticos tienen alto riesgo para estas complicaciones. Se recomienda informar
a los pacientes sobre los signos de retención de líquidos, como ganancia de peso y
edemas. Además, los AINE deben iniciarse a dosis bajas y luego incrementarlos
gradualmente.
Es prudente monitorizar la creatinina en pacientes de alto riesgo. Las elevaciones
leves y reversibles de las transaminasas hepáticas ocurren con cualquiera de los
AINE, pero la aspirina es la más frecuentemente involucrada. Este efecto parece estar
en relación con la actividad de la enfermedad y no se ha asociado con secuelas
crónicas de importancia. Rara vez, medicamentos como el ibuprofen, el sulindac y el
tolmetin se han asociado a episodios de meningitis aséptica recurrente.
B.2. Antimaláricos
Los antimaláricos tienen acción antiinflamatoria, inmunomoduladora y protectora de la
piel. Su mecanismo de acción no es bien conocido, pero han demostrado ser
beneficiosos en pacientes con manifestaciones cutáneas subagudas y crónicas, con
respuestas adecuadas entre el 50 al 80% de los casos. Los antimaláricos son útiles
también en el tratamiento de la artritis, la serositis leve y la fatiga, pueden prevenir la
diseminación de una enfermedad leve a una más grave y no predisponen a
infecciones oportunistas. Un estudio ha sugerido que la suspensión de los
antimaláricos aumenta el riesgo de recaídas graves, con vasculitis, mielitis transversa
y nefritis.
Los prescritos con mayor frecuencia son la cloroquina, la hidroxicloroquina y la
primaquina a dosis de 250 mg, 200-400 mg y 100 mg al día, respectivamente. En
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general, la hidroxicloroquina es la mejor tolerada, con la más baja incidencia de
efectos secundarios, aunque su precio es mucho mayor. Los efectos secundarios son
raros; puede observarse toxicidad retiniana, dificultad para la acomodación, diversos
síntomas gastrointestinales, miopatía, pigmentación anormal de la piel y neuropatía
periférica. Los pacientes que reciben estos fármacos deben informar sobre cualquier
síntoma visual, particularmente dificultad para ver completamente palabras o caras,
intolerancia al resplandor, disminución de la visión nocturna y pérdida de la visión
periférica. Es necesario un control oftalmológico, que incluya un estudio del fondo de
ojo, medición de la agudeza visual y examen con lámpara de hendidura; este examen
debe ser realizado por un oftalmólogo en intervalos de seis meses a un año.
La evaluación oftalmológica antes del tratamiento no es recomendada en pacientes
menores de 40 años, sin historia personal o familiar de enfermedad ocular. Se ha
sugerido que el riesgo de toxicidad retiniana se reduce sustancialmente cuando la
dosis de hidroxicloroquina no sobrepasa los 6,5 mg/Kg/día y 4 mg/Kg/día para la
cloroquina, cuando la duración de la terapia no excede de los 10 años y cuando no
haya evidencia de insuficiencia renal, ya que estas medicaciones, particularmente la
hidroxicloroquina, son eliminadas por vía renal. El mayor riesgo de toxicidad retiniana
ocurre combinando una dosis acumulativa de 800 gramos y más de 70 años de edad.
B.3. Corticosteroides
Los corticosteroides tienen efectos antiinflamatorios e inmunosupresores. Los
esteroides se pueden aplicar por vía tópica para el control de las manifestaciones
cutáneas. A dosis bajas (menores de 15 mg de prednisona) se utilizan para el
tratamiento de citopenias leves, pleuropericarditis y artritis que no responden al
tratamiento con AINE y también como medicaciones “puente” para acompañar el
período de latencia de la cloroquina.
Las dosis altas de esteroides (mayores de 30 mg de prednisona al día, o su
equivalente) se utilizan para el tratamiento de citopenias, pleuropericarditis,
glomerulonefritis y otros compromisos viscerales graves. La dosis puede darse en
forma fraccionada, inicialmente 3 a 4 veces al día, pasándola a una sola toma en la
mañana cuando el cuadro clínico se ha controlado.
En caso de no presentarse respuesta clínica adecuada, la dosis puede aumentarse a
1-2 mg/Kg de peso o adicionar inmunosupresores. Una vez alcanzado el efecto
benéfico se inicia la reducción progresiva. Los pulsos o bolos de metilprednisolona
(250-1000 mg al día durante tres a cinco días consecutivos), se usan en situaciones
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seleccionadas, como compromiso renal, neurológico o pulmonar que no responda a
dosis altas de esteroides por vía oral.
Los efectos adversos de los esteroides son múltiples y aumentan con la dosis y la
duración del tratamiento. Por ello, se deben utilizar las dosis mínimas necesarias y por
el menor tiempo posible. Entre los efectos indeseables se encuentran: aumento de
peso, retención de líquidos, facies cushingoide, hipertensión, diabetes, ateroesclerosis,
glaucoma, cataratas, necrosis ósea aséptica (especialmente de la cabeza femoral) e
infección.
A los pacientes se les debe informar sobre los efectos secundarios potenciales de los
corticoides, de la importancia de tomar la medicina en la forma indicada, de los ajustes
necesarios para minimizar los efectos adversos y del peligro de la suspensión abrupta
del fármaco en un paciente que lo haya usado crónicamente, por el riesgo de
insuficiencia suprarrenal.
Para evitar la toxicidad de los esteroides se debe controlar periódicamente el peso, la
presión arterial y los niveles de glicemia y colesterol. Los pacientes mayores de 65
años deben tener un examen oftalmológico completo con tonometría para detectar
tempranamente la presencia de glaucoma.
La terapia con glucocorticoides a dosis mayores de 7,5 mg diarios por períodos de seis
meses o más lleva a la pérdida de hueso trabecular en la columna vertebral, la cadera
y el antebrazo. La prevención de la osteoporosis inducida por esteroides incluye el uso
de la mínima dosis efectiva, modificaciones en el estilo de vida, un programa de
ejercicios durante 30 a 60 minutos al día y suplemento de calcio (0,5-1 gramo al día) y
vitamina D.
El tratamiento con esteroides a dosis altas, por largos períodos de tiempo, puede
causar trastornos del metabolismo de los lípidos que aumentan el riesgo de
ateroesclerosis coronaria, aún en enfermos jóvenes, especialmente si existen otros
factores de riesgo como el tabaquismo, la hipertensión arterial, el tipo de personalidad,
etc. En estas condiciones no es rara la aparición de cardiopatía isquémica,
acompañada o no de infarto, para cuya prevención es necesario instituir una dieta
adecuada, actividad física y medicamentos hipocolesterolemiantes.
Se recomienda antes de iniciar el tratamiento la realización de la prueba de
tuberculina. Si el resultado es positivo (superior a 10 mm), practicar radiografía para
descartar enfermedad tuberculosa y dar tratamiento profiláctico con Isoniacida,
300mg/día, durante 12 meses. En caso de encontrarse enfermedad activa, tratarla. Si
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no hay enfermedad activa o si la prueba de tuberculina es negativa se debe efectuar
control clínico
B.4. Inmunosupresores
Los inmunosupresores más utilizados en el tratamiento del LES son la ciclofosfamida,
la azatioprina y, ocasionalmente, el metotrexate.
El uso de estos medicamentos, que tienen una alta incidencia de efectos adversos,
está indicado cuando la enfermedad es muy grave con peligro para la vida del
paciente y no hay respuesta adecuada al uso de altas dosis de prednisona o bolos de
metilprednisolona, cuando hay recurrencia del compromiso de un órgano al intentar
reducir las dosis, cuando se requieren dosis de mantenimiento de esteroides
inaceptablemente altas por sus efectos colaterales y en las glomerulonefritis
proliferativas difusas en las cuales hay una mejor respuesta cuando se dan
conjuntamente con esteroides.
Ciclofosfamida: La ciclofosfamida puede administrarse por vía oral a una dosis de 1-2
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mg/Kg o en forma de bolos intravenosos de 750-1000 mg/M2 de superficie corporal,
mensualmente durante seis meses y posteriormente en forma trimestral durante dos
años. El efecto inhibitorio máximo sobre la medula ósea se observa a los 10-14 días
con una recuperación completa al mes; las dosis subsecuentes deben titularse de
acuerdo a los controles de recuento leucocitario. Se están explorando otras formas de
administración de los bolos de ciclofosfamida, a menores dosis y por tiempos más
cortos con la finalidad de disminuir los efectos secundarios.
El uso combinado de ciclofosfamida con glucocorticoides se ha afianzado en el
tratamiento de las manifestaciones graves del LES, como la nefritis lúpica y otras
manifestaciones orgánicas, pero predispone a la aparición de infecciones.
Otros efectos adversos de la ciclofosfamida incluyen la infertilidad, la azoospermia y la
amenorrea que aumentan con la duración del tratamiento, la dosis y la mayor edad del
paciente. La cistitis hemorrágica, la fibrosis de la vejiga y el carcinoma de células
transicionales de la vejiga se observan en mayor grado con el uso de ciclofosfamida
oral y se atribuyen en parte a la excreción renal de un metabolito de la ciclofosfamida:
la acroleína.
La ciclofosfamida se asocia también con una mayor incidencia de neoplasias,
especialmente cutáneas y hematológicas, efectos teratogénicos y caída del cabello.
Los bolos de ciclofosfamida inducen con frecuencia náusea y vómito que se controlan
con el uso profiláctico de antieméticos.
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abdominales y alteración de las pruebas de función hepática. Otros efectos colaterales
incluyen supresión de la medula ósea, toxicidad pulmonar y fibrosis hepática.
Aun cuando es una droga ampliamente utilizada y generalmente bien tolerada, debe
hacerse un control estrecho del cuadro hemático y plaquetas mensualmente y pruebas
de función hepática a intervalos de 4-8 semanas.
9. Complicaciones y pronóstico
El LES puede tener un curso leve confinado a uno o pocos órganos, o es posible que
constituya una enfermedad mortal fulminante. La insuficiencia renal y el lupus del
sistema nervioso central fueron las causas principales de muerte hasta que se usaron
de modo generalizado corticosteroides citotóxicos. Desde entonces, las
complicaciones terapéuticas, como arteriosclerosis, infección y cáncer, se han
transformado en las causas principales de muerte. El índice de supervivencia a cinco
anos de pacientes con LES ha mejorado marcadamente sobre el del pasado decenio y
hoy se aproxima de 80 a 90 por ciento.
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III. CONCLUSIONES
CONCLUSIONES
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enfermedad se manifiesta en general hacia la tercera o cuarta década de la
vida, aunque puede hacerse evidente a cualquier edad, presentándose con
mayor frecuencia en el sexo femenino.
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IV. BIBLIOGRAFÍA
BIBLIOGRAFIA
41
• STITES, Daniel P., TERR, Alba I., PARLOW, Tristan G.;
“INMUNOLOGÍA BÁSICA Y CLÍNICA”; Editorial El Manual Moderno, Novena
Edición, México D.F.
• www.ser.es/ArchivosDESCARGABLES/Folletos/02.pdf
• http://sisbib.unmsm.edu.pe/BVRevistas/reuma/v14_n1/pdf/a02v14n1.pdf
• http://www.felupus.org/diccionario.php?action=browse&keyword=a
• http://www.bago.com/bolivia/html/doc_pdf/lupus.pdf
• http://www.aeped.es/protocolos/reumat/9.pdf
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