Mannheim - Ideología y Utopía
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IDEOLOGA Y UTOPA
Karl Mannheim
Fragmentos
Definicin de conceptos
Para comprender la actual situacin el pensamiento, es preciso empezar por los problemas de
la ideologa. La mayora de la gente cree que el trmino ideologa est ntimamente ligado
con el marxismo, y esta asociacin determina en gran parte sus reacciones ante ese vocablo.
Por lo tanto, es preciso, ante todo, asentar que, aunque el marxismo contribuy mucho en el
planteo del problema, tanto la palabra como su significado se remontan ms all del marxismo,
y desde la poca en que ste apareci, nuevos significados de la palabra han surgido y han
adquirido una forma independiente de dicha doctrina.
No hay mejor introduccin al problema que el anlisis del trmino ideologa: en primer lugar,
tenemos que desentraar los diferentes matices de significado que se han mezclado aqu en
una seudounidad, y una determinacin ms precisa de las variaciones de los significados del
concepto, tal como se le emplea ahora, allanar el camino al anlisis sociolgico e histrico de
l. Este anlisis mostrar que, en general, hay dos sentidos distintos y separados del trmino
ideologa: uno particular y, el otro, total.
Estas dos concepciones de ideologa hacen, por lo tanto, de esas llamadas ideas, una funcin
de la persona que las sostiene, y de su posicin en su medio social. Pero aunque poseen algo
en comn, existen entre ellas ciertas diferencias bien marcadas. Mencionaremos nicamente
las ms importantes:
a) En tanto que el concepto particular de ideologa designa tan slo una parte de las
afirmaciones del adversario con el nombre de ideologas y esto nicamente en cuanto se
refiere a su contenido- el concepto total pone en tela de juicio toda la concepcin del mundo
(incluido su aparato conceptual) del adversario y se esfuerza en comprender dichas
concepciones como un producto de la vida colectiva en que participa.
b) El concepto particular de ideologa analiza las ideas desde un punto de vista meramente
psicolgico. (). La sospecha de que el adversario es vctima de una ideologa no llega hasta
el punto de excluirlo de la discusin, cuya base habr de ser un marco terico comn de
referencia. Algo muy diferente ocurre con el concepto total de ideologa. Cuando atribuimos a
determinada poca histrica un cierto mundo intelectual y a nosotros un mundo distinto, o si
cierto grupo social, determinado histricamente, piensa en categoras distintas de las nuestras,
nos referimos, no a los casos aislados del contenido del pensamiento, sino a sistemas de
2
Es interesante ver cmo, a resultas de la expansin del concepto ideolgico, una nueva
manera de comprender se ha ido formando poco a poco. (). En efecto, tan luego como todos
los partidos se sienten capaces de analizar las ideas de sus adversarios en trminos
ideolgicos, todos los elementos significantes o de sentido se cambian cualitativamente y el
trmino ideologa adquiere un sentido enteramente nuevo. (). Nos limitaremos en lo sucesivo
a exponer las variaciones que ha sufrido el concepto de ideologa en el curso de esa
transformacin.
Al surgir la enunciacin general del concepto total de ideologa, la nueva teora de la ideologa
se convierte en la sociologa del conocimiento. ()
Es claro, por lo tanto, que, en este sentido, el concepto de ideologa adquiere un significado
nuevo. De tal significado surgen dos maneras alternativas de realizar la investigacin
ideolgica. La primera consiste en concretarse a descubrir en todo la correlacin que existe
entre el punto de vista intelectual que se defiende y la posicin social que se ocupa. Esto
implica que se deber renunciar a cualquier intento por exponer o desenmascarar las
concepciones con las cuales no est uno de acuerdo.
Al tratar de exponer las ideas ajenas, tiene uno que presentar las propias como algo infalible y
absoluto, lo cual constituye un procedimiento que deber evitarse si se especializa uno en una
investigacin especficamente no valoradora. El segundo mtodo consiste en combinar, a pesar
de todo, ese anlisis no valorador con determinada epistemologa. Considerado desde el
ngulo de este otro mtodo, existen dos soluciones separadas y distintas para el problema de
lo que constituye un conocimiento slido: una a la que se podra dar el nombre de relacionismo,
y otra a la que se podra llamar relativismo.
1
Aadimos aqu otra distincin a la anterior de particular y total, verbigracia, la de especial y general.
En tanto que la primera se refiere a la cuestin de saber si las ideas sencillas y aisladas o la mente, en
conjunto, se deben considerar como ideolgicas, y si la situacin social condiciona meramente las
manifestaciones psicolgicas de los conceptos o si llega an a los sentidos noolgicos, en la distincin
especial versus general la cuestin decisiva consiste en saber si el pensamiento de todos los grupos
(incluido el nuestro) o slo el de nuestros adversarios se reconoce como socialmente determinado.
3
Una teora moderna del conocimiento que toma en cuenta el carcter relacional, y lo distingue
del meramente relativo, de todo conocimiento histrico, debe aceptar como punto de partida la
hiptesis de que existen esferas de pensamiento en las que resulta imposible concebir una
verdad absoluta, que exista independientemente de los valores y de la posicin del sujeto y no
guarde relacin con la trama social. ()
Tras reconocer que todo conocimiento histrico es relacional, y que slo se puede formularlo
con relacin a la posicin del observador, tenemos que afrontar, una vez ms, la tarea de
discriminar lo que es cierto y lo que es falso en semejante conocimiento. Entonces surge la
pregunta: cul es el punto de vista social que, frente a la historia, ofrece el mximo de
probabilidades de llegar a un punctum optimum de la verdad? En todo caso, en esta etapa la
vana esperanza de descubrir la verdad en una forma que sea independiente de un haz de
sentidos histrica y socialmente determinados debera abandonarse. (). En lo sucesivo,
tendremos que distinguir dos maneras de acercarnos a la investigacin ideolgica, desde el
plano de una concepcin general y total del trmino ideologa: en primer lugar, el mtodo que
se caracteriza por su independencia de los juicios de valor, y en segundo lugar, el mtodo
normativo orientado epistemolgica y metafsicamente. ()
La tarea propia de un estudio de la ideologa que trate de liberarse de juicios de valor, consiste
en comprender la mezquindad del punto de vista de cada individuo y el entrejuego de esas
diferentes posiciones en el total proceso social. Tenemos, pues, ante nosotros un tema
inagotable. ()
momento histrico. Los conceptos que poseemos y el universo discursivo en que nos
movemos, junto con las direcciones con arreglo a las cuales tratan de organizarse, dependen,
en gran medida, de la situacin histrico-social de los miembros intelectualmente activos y
responsables del grupo. El tema de este estudio no valorativo de la ideologa ser, pues, la
relacin de cualquier conocimiento parcial y de sus elementos componentes con la trama, ms
amplia, de los sentidos y, por ltimo, con la estructura de la realidad histrica. Si, en vez de
tomar en cuenta ese conocimiento y sus consecuencias, hiciramos caso omiso de l,
perderamos una posicin avanzada de realizaciones intelectuales, conquistada a duras penas.
()
As pues, al empezar por el concepto no valorador de ideologa, que nos sirvi para
comprender el fluir de realidades continuamente cambiantes, hemos sido empujados, sin
quererlo, a enfocar el problema desde un ngulo epistemolgico valorador y, por ltimo,
ontolgico metafsico. En nuestra argumentacin, el punto de vista no valorador y dinmico se
convirti, sin que lo advirtiramos, en un arma contra cierta posicin intelectual. Lo que era al
origen slo una tcnica metodolgica, se revel a la postre como una concepcin del mundo y
un instrumento durante cuyo empleo vimos surgir la visin valoradora del mundo. ()
Vemos ahora que habamos empleado juicios de valor metafcio-ontolgicos, de los que no nos
habamos dado cuenta anteriormente2. ()
2
Por supuesto, el tipo de los juicios de valor y la ontologa que hemos empleado, en parte inconsciente y
en parte deliberadamente, representa un juicio de un nivel enteramente diferente, y es una ontologa
completamente distinta de aquella a que aludimos cuando hicimos la crtica de la tendencia al absolutismo
que intenta reconstruir (en el espritu de le escuela romntica alemana) las ruinas de la historia. La
ontologa que implcita e inevitablemente constituye la base de nuestras acciones, an cuando nos
resistamos a creerlo, no es algo a lo que se llega por un anhelo romntico y que se impone
arbitrariamente a la realidad. Marca el horizonte dentro del cual radica nuestro mundo real y del que no se
puede disponer ponindole lisa y llanamente el marbete de ideologa. En este punto vislumbramos una
solucin al nuestro problema, aunque en ninguna otra parte de esta obra intentemos ofrecer alguna. La
exposicin de los elementos ideolgicos y utpicos del pensamiento logra destruir slo aquellas ideas con
las que no nos hemos identificado ntimamente. As pues, se puede preguntar si, en determinadas
circunstancias, mientras destruimos la validez de ciertas ideas por medio del anlisis ideolgico, no
erigimos, al mismo tiempo, una nueva construccin, y si la manera en que ponemos en tela de juicio las
creencias antiguas no revela inconscientemente la nueva decisin como lo dijo en cierta ocasin un
sabio: Cuando alguien acude a m para pedirme un consejo, mientras le escucho s cul es el consejo
que se est dando a s mismo.