La sociologa del Vilfredo Pareto

junio 26, 2012 by Ssocilogos 2 Comments

La sociologa de Pareto sobre las acciones no lgicas le permiten desarrollar una

interesante teora de las lites y de la lucha por el poder
Vilfredo Pareto distingue dos elementos dentro del ser humano que son, al mismo
tiempo, autnomos e incompatibles. Por un lado, destaca la racionalidad o la
lgica, a la que el socilogo puede llegar por medio de la observacin y de la
experiencia objetiva. Por otro, los sentimientos, que constituyen el reino de lo no-
racional o no-lgico; el caprichoso carcter imprevisible del ser humano.

El autor reconoce el predominio del sentimiento sobre la racionalidad en la

conducta humana. Ahora bien, sostiene que la ciencia social ha de basarse en
esta ltima, ya que es la que nos aporta mayor nmero de regularidades. Aplica,
por tanto, el mtodo de las ciencias naturales para estudiar uniformidades y
extraer de ellas leyes basadas en la probabilidad; o lo que es lo mismo, no se
consideran infalibles. Esta es la manera utilizada por Pareto para resaltar el valor
imprevisible del acto humano guiado por los sentimientos.

Las acciones no lgicas

El objetivo de la sociologa es, segn Vilfredo Pareto, el estudio de la sociedad en
general, extrayendo de ah su teora correlativa. Para ello parte, como hemos
afirmado, de la conducta lgica o racional de los seres humanos. No obstante, su
conclusin es que las acciones humanas estn dirigidas de manera predominante
por el sentimiento; es decir, son no-lgicas.

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Concluye, por tanto, que el predominio del sentimiento sobre la razn genera un
ser humano que es por naturaleza no-racional o no-lgico a la hora de elegir su
conducta. Pero al mismo tiempo, Pareto descubre el empeo de los hombres por
convertir sus acciones en algo racional. Ese inters por dar explicaciones
coherentes a sus decisiones es lo que denominamos derivaciones

Los residuos y las derivaciones

Los residuos son los elementos que quedan cuando se eliminan de las acciones
humanas todos los componentes variables. Por tanto, estos principios nos
conducen siempre al predominio de la accin no-lgica: a los instintos humanos en
los que se manifiesta el predominio de los sentimientos sobre la razn.

Por su parte, las derivaciones constituyen el esfuerzo del ser humano por explicar
de manera racional sus acciones no-lgicas. Son, pues, teoras pseudolgicas que
les llevan a creer, errneamente, que sus acciones no las impulsan los
sentimientos.

La teora de las lites

Segn Vilfredo Pareto, el conflicto de clases es algo inherente a la condicin
humana, y no, como afirmaba Karl Marx, un fenmeno histrico transitorio. Las
posiciones sociales de los distintos grupos pueden variar, pero siempre existirn
elementos dominantes y subordinados. A su vez, dentro de los primeros
denominados lites por Pareto- distingue entre gobernantes y no gobernantes.

Acorde con el resto de su teora sociolgica, sita al sentimiento como fuerza

dominante de la conducta social, dejando a la lgica un papel residual. Afirma que
la lite se mueve en funcin de sus intereses, mientras que las clases inferiores y
sometidas son impulsadas por el sentimiento.

De esta manera, para alcanzar sus objetivos, la lite fomenta el sentimiento social
dentro de los subordinados. A mayor intensidad de este, ms uniformidad,
mientras que su debilitamiento llevar al cambio.

La lite es el grupo social situado en la posicin ms alta de la pirmide social.

Son aquellas personas que poseen una mayor influencia, poder poltico y riqueza
econmica. Sin embargo, este grupo tiende una clara tendencia a la
degeneracin, que le lleva a no perdurar mucho en esa situacin privilegiada.

Esto hace que necesite recuperar su vigor con la inclusin de nuevos elementos;
generalmente los ms capaces de entre los subordinados. En definitiva, segn
Vilfredo Pareto, la lucha y circulacin de las lites es la esencia de la historia, de
tal modo que levantamiento popular no trae consigo el final de la lite, sino sus
sustitucin por otra

Pareto y Mosca: la autocracia de las elites

Los italianos Vilfredo Pareto y Gaetano Mosca fueron pensadores
universales y fundaron y explicaron el fenmeno de las elites en su
sentido contemporneo vigente, pero que histricamente naci con
Aristocles, alias Platn, y su prdica aquella de que los mejores
gobernantes llegado el caso seran los filsofos-reyes, en respuesta
platnica a la democracia directa en todo su apogeo durante la era de
Pericles en Atenas. Platn, Pareto y Mosca teman al pueblo que exiga
una democracia con el pueblo, y no como la democracia ind irecta o
representativa, gobernando para el pueblo. Las elites fueron una
creacin poltica autocrtica, para sacarle la vuelta a las dos caras de la
democracia, donde un grupo o un dictador o cosa parecida se erigen
en el elegido para gobernar. As, el poder de uno o de unos cuantos
(el Pacto por Mxico?) decide poltica, econmica y socialmente lo que
le conviene, obviamente a la elite, y de paso a la sociedad o al pueblo.

ARCHIVOS | 23 DE JU NIO D E
2013

23. junio, 2013 lvaro Cepeda Neri * Ex Libris

Vilfredo Pareto (1848-1923) pens, investig y escribi Forma y equilibrio sociales, donde
postula la superioridad de una clase poltica que se conoce como elitismo. Desde ste enfoca
sus bateras para criticar a la democracia representativa y no se diga a la del pueblo, y apunta
sus tiros, tambin, contra todas las modalidades del socialismo. La teora de las elites fue una
tentadora teora a la poltica autocrtica. Para conocer las aportaciones paretonianas estn sus
textos La transformacin de la democracia (Revista de Derecho Privado) y sus Escritos
sociolgicos (Alianza Editorial). Su obra principal, Forma y equilibrio sociales, est publicada
tambin por Alianza Editorial, y la Revista de Occidente, traducida del italiano al espaol por
Jess Lpez Pacheco. Es tan voluminoso este tratado de sociologa poltica que solamente se
publica una seleccin de sus captulos.

Gaetano Mosca (1858-1941), socilogo de la poltica antidemocrtica y reacio al socialismo,

se pronuncia entusiasta de las elites: en todas las sociedades aparecen dos clases de
personas, una clase que gobierna y otra que es gobernada. A lo que uno de sus crticos
agrega: La clase dirigente monopoliza el poder y disfruta de sus ventajas. Emplea mtodos
tanto legales como arbitrarios para mantener su dominacin. Salta a la vista por qu Mosca y
Pareto simpatizaron y apoyaron al nazifascismo conducido por las elites de dos desquiciados:
Hitler y Mussolini, mismos que pusieron sus teoras a prueba con el fanatismo del populismo
con promesas a muy largo plazo, pero que fascinan a las masas que aceptan a una elite poltica
o econmica o una combinacin de ambas que les prometen el paraso y las conducen al
infierno de las guerras y sus previos sacrificios con base en la supremaca de una raza o de un
pueblo, como fue el caso Hitler-Alemania y Mussolini-Italia. stos son libros para estar alertas
ante nuevas apariciones de elites que sustituyen a las instituciones, a la democracia por la
autocracia y al Estado de partidos por El Estado soy yo.
 Ficha bibliogrfica:

Autor: Gaetano Mosca Ttulo: La clase dirigente Editorial: Breviarios del FCE Autor: Vilfredo
Pareto Ttulo: Forma y equilibrio sociales Editorial: Alianza editorial

*Periodista

Fuente: Contralnea 340 / junio 2013

La circulacin de las lites, de

acuerdo a Vilfredo Pareto
Posted on 10 marzo, 2011 por ArmandodelaTorre

La circulacin de las lites, de acuerdo a Vilfredo Pareto

Por: Armando de la Torre

Despus de la Revolucin Francesa, con su nfasis tan novedoso entonces sobre el

principio de la igualdad entre los hombres, surgieron otras corrientes de pensamiento que
la adversaron con gran fuerza. Una de ellas, a principios del Siglo XX, es la que hoy nos
ocupa.
Vilfredo Pareto (1848 1923) fue un ingeniero destacado y un economista muy
influyente francoitaliano. De persuasin filosfica liberal, y de acuerdo, adems, a los
principios republicanos de Mazzini, sum a sus anlisis de la situacin poltica que le era
contempornea, los de los economistas clsicos britnicos y franceses. De ello surgi un
pensamiento altamente creativo, uno de cuyos conceptos bsicos, el ptimo de Pareto, se ha
vuelto de nuevo sumamente actual entre las corrientes de los economistas marginalistas
contemporneos.
Pero la contribucin intelectual de Pareto no se circunscribi slo a sus extraordinarios
aportes a las teoras de la economa poltica clsica de su tiempo sino que tambin incursion
por el campo adyacente de la sociologa, con destellos no menos innovadores y, en menor
escala, al estudio de la frustrante poltica nacional italiana de fines del siglo XIX.
Para Pareto, la economa poltica es la especialidad del conocimiento que escudria
el mundo de las acciones racionales, es decir, de las decisionesdeliberadas que giran en torno a
los medios a elegir para alcanzar, al mnimo costo posible, los fines prximos y remotos que se
persiguen, y con recursos siempre escasos. La sociologa, en cambio, para l habra de estudiar
las acciones humanas irracionales en cuanto motivadas por emociones y prejuicios a
expensas del fro realismo econmico, y por los que tambin se suele escoger un curso de
accin con escasa o ninguna consideracin para las consecuencias al largo plazo de la misma
(sin mencionar las posibles imprevisibles, unforseen consecuences, que en esa poca no
figuraban con tanto peso como hoy en la teora de las instituciones).
La circulacin de las lites fue una de sus ltimas contribuciones novedosas a la
sociologa as entendida. De acuerdo a Pareto, las sociedades siempre terminan por ser
gobernadas y administradas por lites, o minoras sociales, de cualquier ndole ideolgica, y
que no responden a clculo racional previo alguno. La historia de los regmenes polticos
deviene as en cuna y cementerio a la vez de lites sucesivas.
Las aristocracias no duran, afirm, cualquiera que sean las causas, es
innegable que despus de un determinado tiempo desaparecen. La historia es un
cementerio de aristocracias (Tratado de Sociologa General, 2053)
Y para ilustrar mejor su punto recurri a la metfora de lites constitudas por
Leones y Zorras en cuanto integradas por tipos de lites que se imponen por la
fuerza o por la astucia, y que se alternan incesantemente en el control del monopolio
coactivo del Estado. El objetivo final en todos los casos es asegurarse legalmente para s
mismas privilegios y prerrogativas a expensas del bien comn.
Segn Pareto, los pioneros, por ejemplo, de los cambios sociales y econmicos en
cualquier sociedad son aquellos guiados por el instinto de combinaropciones imaginarias y
de preveer escenarios polticos que les faciliten su ascenso personal. De ah que los denomine
zorras.
 De ellos se distinguen a su vez los leones, es decir, los inclinados por tendencias
que les son innatas a procurar la persistencia de los grupos y a sacrificarse por ello, en la
prosecucin de cualquier bien comn que se desprenda de la tradicin colectiva, la patria
o aun la religin. Tambin estos son elitistas en el sentido de querer retener las posiciones
de privilegio de que gozan.
En el primer tipo de lite habran de incluirse los grandes financieros, los inventores
audaces, los explotadores de tierras nuevas, los diseadores de estrategias de mercadeo poltico,
o quienes hayan abierto nuevos surcos en reas del saber del que han derivado exitosamente
rentas y status, no menos que los eternos ambiciosos que conspiran contra el orden social
establecido.
En el segundo, en cambio, habran de ser tenidos en cuenta los conservadores de
todo status quo, ya sea social, militar, familiar, religioso o de cualquiera ortodoxia ideal.
Los unos, pues, validos de su picarda; los otros, de su fuerza y de su capacidad de
entrega.
Ninguna sociedad, segn Pareto, escapa a tal dicotoma entre sus
ciudadanossobresalientes -los selectos, como los llamara ms tarde Ortega-, por mostrarse
capaces de exigirse ms a s mismos de lo que exigen ellos de los dems.
La alternancia en el disfrute del poder soberano por grupos dominantes tan diferentes
es, en parte, una cuestin gentica o, al menos, subconsciente. Y si los que mandan de
momento se anquilosan en el ejercicio del poder por graves fallos morales o por mera inercia
social, entonces entre la lite subordinada inevitablemente surgirnindividuos mejor dispuestos,
ms creativos y osados en la lucha por la supremaca, que acabarn por imponerse,
revolucionaria o evolutivamente, y con ello iniciarn un nuevo ciclo de liderazgo.
Mussolini se crey discpulo de Pareto, a quien nombr Senador vitalicio del Reino
de Italia un ao antes del fallecimiento de Pareto. Este ltimo, sin embargo, liberal
convencido hubiera ciertamente desaprobado el nacionalismo restrictivo del libre comercio
y de la libre expresin del fascismo estrenado por el Duce.
 En el mismo nimo de Pareto me permito ahora ensayar un esbozo de adaptacin de
esa teora suya sobre la circulacin de las lites al estado interno postconciliar de la
Iglesia Catlica Apostlica y Romana.
Para ello escojo arrancar del hecho bblicamente bien documentado de la tensin
permanente entre el espritu proftico y la jerarqua sacerdotal, tan evidente a lo largo
del Antiguo Testamento, y que ha asomado tambin por momentos en la bimilenaria
historia de la Iglesia. Savonarola versus Alejandro VI. O Giordano Bruno frente al Gran
Inquisidor. Esto me lleva, por ejemplo, a discernir cierto contraste entre el espritu del Papa
Juan XXIII y el del actual Sumo Pontfice, Benedicto XVI, ambos, a sus maneras
respectivas benemritos custodios del depositum fidei evanglico.
Bajo la perspectiva de Pareto, Juan XXIII pudiera ser visto como el profeta fugaz
del, aggiornamento todava en proceso-, mientras Benedicto XVI sera el sacerdote no
menos minuciosamente fiel a una vocacin anclada en San Mateo 16:18.
La zorra y el len?
Por otra parte, nosotros los hombresmasa de la Iglesia, convergemos desde
generaciones muy diferentes, a su vez marcadas por los Concilios respectivamente de
Trento y Vaticano I, la una, y por el Vaticano II, la otra. El Concilio de Trento no conoci
una curia de leones tan bien estructurada como aquella a la que hubieron de hacer frente
los obispos zorras del Vaticano II, como el Cardenal Arzobispo Suenens, de Lovaina.
Adems, el Concilio celebrado en el siglo XVI en Trento se llev a cabo en varias
etapas pero con una direccin monrquica muy firme. El Concilio Vaticano II, en cambio,
se desenvolvi por tres aos sin interrupciones, movido por cierto espritu conciliarista y
ms ecumnico. Fue, en realidad, el Concilio de la irrupcin de una tolerancia de raigambre
democrtica en la cabeza y el corazn de la Iglesia.
La lite de los Papas vaticanos (de Po Nono, el prisionero, a Po XII, el
librrimo) ha sido lenta pero discretamente desplazada por la lite de los Papas vaticanos
ltimos, que han visto salir de nuevo de las catacumbas soviticas a la Iglesia, y ms
apreciativos del respeto a los derechos humanos por el orden secular constitucionalmente
vigente.
El ms sencillo de los sntomas de esa transicin creo poderlo localizar en el cambio
de la Liturgia del latn al idioma vernacular. Pero tambin en aquel descuido benigno de
Paulo VI hacia el movimiento llamado teologa de la liberacin. Encima, la accesibilidad
tecnolgica del Sumo Pontfice a las masas de los fieles en cualquier rincn del mundo de
hoy es un indicio adicional de la circulacin de las lites eclesisticas, como lo atestigua la
creciente presencia de la mujer en la Iglesia, y de los laicos en general en la pastoral.
La gran diferencia en el caso de la Iglesia estriba en que en esa alternancia en el
espritu de servicio que ha animado a casi todos los Sumos Pontfices desde Trento ha
hecho de todos y cada uno leones en la defensa de la posicin privilegiada del clero en la
sociedad urbano-industrial de nuestros das. Por ello, los Concordatos de la Santa Sede
con los Estados nacionales, que solan garantizar inmunidades y exenciones a las
instituciones eclesisticas, pasan lentamente de moda, y en este sentido se evaporan las
lites de los leones fieles a la tradicin de Pedro.
El futuro de la Iglesia nos es, por supuesto, del todo impredecible, pero cuenta con
una certeza ajena a la razn humana, a saber: que las puertas del Infierno no prevalecern
contra ella (San Mateo: 16,18).
Pero tambin sabemos que el Espritu sopla donde quiere, (San Juan 3:8) y
podemos esperar confiados en que otras lites sern seguramente elevadas por l a ser la
luz del mundo y la sal de la tierra (San Mateo 5:13-14), lo que naturalmente no pudo
figurar entre las proyecciones sociolgicas de Pareto.
O como lo insina aquella otra declaracin evanglica de que la mies es mucha y
los operarios pocos (San Mateo 10:2), de que, al fin y al cabo, las lites producto de los
acuerdos entre hombres son ajenas al Reino que no es de este mundo (San Juan 18:36)
Salvada, pues, esa enorme distancia entre lo natural y lo sobrenatural, an nos es
lcito preguntarnos: A la luz de las ciencias humanas, entre ellas la sociologa de Pareto,
quo vadimus?
 Con respecto a Guatemala, se han hecho ya numeroso anlisis sobre la circulacin
histrica de nuestras lites, principalmente por pensadores neo-marxistas que ponen al
centro de sus enfoques la lucha de clases. Pero, que yo sepa, no a la luz de la circulacin de
minoras que abusan cada cual del poder adquirido en su propio beneficio.
Las antiguas lites mayas se eliminaron por s mismas del escenario
mesoamericano hacia el siglo decimo despus de Cristo, aparentemente por el uso excesivo
que hicieron de su suelo. Lo que vino despus parece haber sido una sucesin de tribus
procedentes del rea tolteca de Mxico, hasta la llegada de los espaoles en el siglo XVI
que le puso fin.
La Conquista espaola estableci la conocida jerarqua de peninsulares e indios que
con el tiempo hubo de ser enriquecida tambin con la de los criollos. La Independencia
no cambi mucho en el estado de cosas, excepto por el hecho poltico de que con la
Independencia los peninsulares dejaron de concentrar en sus manos el monopolio del poder
oficial.
Hasta este siglo XXI, las lites de criollos han dominado la escena nacional
acumulando privilegios en dos vertientes paralelas: la de las zorras del sector privado de
la economa y la de los leones en el sector pblico del Estado. Sobre esto ltimo precisa
aadir que el Ejrcito, el brazo armado del Estado, se ha mostrado como la va de
movilidad vertical hacia arriba ms eficaz para las poblaciones autctonas generalmente
discriminadas.
Con la llegada a la presidencia de la Repblica del doctor Juan Jos Arvalo
Bermejo en 1945, a la lite pblica se aadi la del sector acadmico centrado en la
universidad de San Carlos. El mismo fenmeno se extendi en 1961 al sector privado con
la fundacin de la primera universidad privada del pas, la universidad Rafael Landivar.
El horizonte de lites compuesto de un sector privado, otro pblico y un tercero
acadmico pblico y privado, se ha enriquecido tambin con nuevos desplazamientos de
beneficios para las clases sociales, entre las que sobresale la clase media urbana que ha
llegado a ser, va legislacin, la ms determinante.
 El mundo ahora empieza a moverse en otra direccin.
El afn por una mayor libertad de competir bajo reglas iguales se ha incrementado
notablemente desde finales de la Guerra Fra.
Los avances del liberalismo, paralelos a los retrocesos de las distintas versiones del
socialismo en todos los continentes, auguran una mayor igualdad de condiciones para
todos, sin ventajas legales, ni impunidades de hecho, ni transferencias injustas de rentas,
que han acompaado siempre a la usual circulacin de las lites.
Incluso movimientos aparentemente algo frvolos, como las campaas electorales de
las redes sociales, o el reciente Tea Party en los Estados Unidos, o el proyecto de
ciudades libres para Honduras, o hasta esos caticos e inditos levantamientos entre los
musulmanes del Norte de Africa y del Cercano Oriente, apuntan todos en la misma
direccin, es decir, la de la instauracin de una sociedad mundial libre de favores arbitrarios
preparados ya por las zorras o defendidos ya por los leones.
Es un anhelo universal por la que las cmara de comercio en todas partes han sido
las primeras en abogar. Pero tambin los promotores del ideal del Estado de Derecho en
cuanto a la actualizacin de la rule of law de los whigs britnicos del siglo XVII.
Ante esa encrucijada estamos, tambin en Guatemala, en este ao electoral del
2011.