Consejeria en Alimentacion y Nutricion
Consejeria en Alimentacion y Nutricion
Consejeria en Alimentacion y Nutricion
La Habana, Cuba
I. Introducción / 5
Como parte de las modificaciones llevadas a cabo en la atención primaria de salud, se crea
la consejería nutricional en cada uno de los policlínicos como una instancia encargada de
orientar las acciones en salud y nutrición en los diferentes grupos poblacionales y con un
enfoque preventivo.
Los datos actuales sugieren que los factores determinantes de las enfermedades no trans-
misibles son en gran medida los mismos en todos los países. Entre ellos figuran el alto
consumo de azúcar, grasa y sal, y la menor actividad física.
Los hábitos son conductas aprendidas precozmente, por lo tanto, enseñarlos precozmen-
te contribuirá al fomento de una vida más saludable.
El nuevo modelo de atención a la familia que se propone en salud pública exige potenciar
modelos de atención en salud acordes con las nuevas demandas y necesidades, que incor-
poren estrategias y acciones definidas a través de todo el ciclo vital con una reorientación
hacia la promoción y la prevención; ello conlleva la realización de actividades educativas
tanto con el personal de salud, como en el individuo y la comunidad.
General
— Incrementar las capacidades de los consejeros nutricionales para realizar acciones que
fortalezcan el enfoque preventivo de la prestación de los servicios de salud, destacando
los factores protectores en grupos determinados de población.
Específicos
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II. Elementos generales sobre consejería nutricional
¿Qué es consejería?
Es un proceso donde no solo participa el consejero, sino que es un diálogo ameno, flui-
do, que permite a las personas que piden ayuda expresarse libremente, sin interrupción,
donde afloren sus emociones (expectativas, miedos, temores, entre otros) sobre su situa-
ción en particular, en el cual el consejero debe ser empático y establecer rapport con los
solicitantes del servicio.
La consejería no es un simple consejo, por lo que para ser consejero se necesita tener
características tales como: conocer sobre el tema en cuestión, ser empático, manejar con-
flictos, ser afable, mostrar interés en el asunto que plantea la persona que busca ayuda y
lograr que la consejería mantenga un ambiente ameno y de camaradería.
Consejería nutricional: Es un diálogo entre dos personas, una que busca información y
otra, el consejero, que brinda información en temas de diferente naturaleza relacionados
con la alimentación y la nutrición.
La consejería no consiste en dar consejos a los usuarios que necesitan la ayuda para acla-
rar un problema o buscar soluciones al mismo. La consejería es una consulta educativa
que se ofrece en un ambiente de confianza, permitiendo que la persona necesitada tome
sus propias decisiones de manera consciente.
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Aunque existe personal destinado específicamente a la consejería nutricional en cada
área de salud, resultaría menos eficaz si se circunscribe solamente a estos especialistas.
Los médicos y otros profesionales de la salud deben estar habilitados o capacitados con
las herramientas básicas de la consejería que contribuyan a modificaciones favorables
en las actitudes, conductas, hábitos y comportamientos individuales en relación con su
alimentación y nutrición, con el fin de minimizar los factores de riesgo y enfrentar los de-
terminantes sociales que inciden en la salud, para lo cual todo el personal sanitario debe
estar preparado, conocer qué debe hacer y para qué, y ser capaces de hacer para obtener
buenos resultados en este sentido.
Las etapas del cambio pueden explicarse, según estos autores, como una progresión a lo
largo de un proceso, que se inicia con una etapa de precontemplación, continúa con una
etapa de contemplación, seguida de una etapa de preparación, y finaliza con las etapas
de cambio y mantenimiento.
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Los autores del modelo plantean las estrategias de intervención adecuadas a las diferen-
tes fases del proceso de cambio y a ellas se han agregado las metas de la consejería como
se propone en los modelos de intervención promocional para la atención primaria y la
Consejería en Vida Sana propuestos por la Universidad de Chile.
Cuadro 1. Estrategias de intervención adecuadas a las diferentes fases del proceso de cam-
bio y metas de la consejería
Fase Alimentación
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Requisitos que debe reunir un consejero eficaz
Para que la comunicación con el paciente se logre de manera fluida, sin interferencias y de
forma dinámica, el consejero debe poseer determinadas habilidades, tales como:
Diagnóstico y valoración
Consiste en la valoración de los factores de riesgo, los antecedentes familiares y persona-
les y las variables fisiológicas, conductuales, psicológicas y demográficas más relevantes.
Primeramente, y utilizando los elementos planteados anteriormente para lograr una co-
municación efectiva, se debe iniciar una relación de confianza.
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En los casos que asisten directamente a la consejería sin remisión, se deben establecer de
inmediato relaciones con su médico de familia.
El consejero puede iniciar el intercambio haciendo preguntas generales sobre las necesi-
dades de los pacientes y mostrar que está interesado y quiere llegar a conocer acerca de
su problema. De acuerdo con la etapa de cambio en que se encuentre, se podrán formular
diferentes preguntas, relacionadas con:
— La valoración del acto alimentario como un componente esencial de la calidad de vida.
— La valoración que tiene de una dieta conveniente para su salud.
— Con quién come y quién define su alimentación.
— Intenciones previas de obtener modificación en sus hábitos de alimentación.
— Dificultades que podrían presentarse si decide asumir una nueva actitud ante sus há-
bitos alimentarios.
— Gustos y preferencias alimentarias.
Las preguntas deben ser adecuadas a la edad y sexo del paciente. Se deberá entender sin
juzgar.
Para lograr una relación de confianza es necesario que el paciente se sienta en un ambien-
te adecuado, disponer de un espacio privado para poder atenderlo sin molestias, evitar las
barreras físicas entre el consejero y el paciente; el consejero debe ser amistoso y sensible
a las necesidades que le plantea el paciente.
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el paciente y su familia es un elemento fundamental para promover una relación de con-
fianza y el empoderamiento de los consultantes.
Tratamiento e intervención
Comporta como mínimo una recomendación del consejero a su paciente sobre la necesi-
dad de adoptar hábitos alimentarios saludables.
Estará indicada cuando se identifique un individuo supuestamente sano, sin tener malnu-
trición clínica, que muestra hábitos alimentarios incorrectos y le resulta difícil modificarlos.
Se debe conocer los servicios que brindan otros niveles de atención de la red de servicios
de salud, incluyendo los institutos de investigación, para garantizar la atención a las per-
sonas que necesiten ser referidas.
Las primeras orientaciones deben impartirse a partir de los temas que emergen de las
dudas del paciente, mostrando respeto ante las creencias, valores y tabúes con relación a
la alimentación.
Así, las indicaciones deben abordar los temas vinculados con la alimentación y nutrición
saludables, signos y síntomas que caracterizan una situación de malnutrición y cuál es el
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servicio de asistencia al que debe recurrir, importancia de la actividad física y de los estilos
de vida. Orientar sobre el hábito alimentario, de acuerdo con la evaluación del estado
nutricional.
Para que las actividades propuestas sean desarrolladas con efectividad, el tiempo de du-
ración de la consulta debe ser de aproximadamente 30 minutos.
El segundo encuentro debe ser programado para los 30 días posteriores al primero. Se
estima que su duración debe ser de aproximadamente 20 minutos. Se verificará el cum-
plimiento de las orientaciones dejadas o los acuerdos tomados, y se ofrecerán las indica-
ciones pertinentes.
Se considera que como promedio se deben tener al menos cinco encuentros sobre con-
sejería con los pacientes, pero pueden ser más en dependencia del caso. No debe mediar
más de un mes entre encuentros.
Plan de cambio
Comporta una nueva valoración para determinar el logro de los objetivos trazados; si el
paciente ha seguido el plan acordado y si las actividades que le hemos programado han
sido adecuadas para conseguir los objetivos propuestos. Ello implica, en dependencia de
los resultados conseguidos, el desarrollo de nuevos objetivos, el perfeccionamiento de las
intervenciones o tratamientos impuestos y un control evolutivo continuado.
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Búsqueda activa
La inasistencia del o la paciente a la consejería nutricional debe ser considerada como un
componente que evalúa la adherencia al servicio. Es importante anotar en la historia clíni-
ca las faltas a las consultas marcadas. A partir de estos datos, el consejero debe organizar
un sistema formal (por ejemplo, visitas domiciliarias u otro tipo de citación) para determi-
nar el motivo por el cual el paciente no asistió a la cita. En el caso en que el paciente no
retorne a su próxima cita programada en 10 días, se debe realizar una búsqueda activa
a través de los siguientes mecanismos: visita domiciliaria, mensajes o llamada telefónica.
Cuando el paciente retorne a la consejería, se deben incluir todas las actividades de la
consulta perdida, junto a las actividades de la consulta actual.
Para cumplir estas tareas, el consejero debe dominar las técnicas de comuni-
cación requeridas para la transmisión de mensajes educativos hacia los grupos
de población sobre los que se quiere influir.
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Anexo
Controlar los hábitos alimenta- Llevando a cabo un seguimiento profundo del paciente para controlar
rios del paciente. sus hábitos alimentarios.
Evaluar y controlar la compo- Disponiendo de los sistemas automatizados y los conocimientos reque-
sición cualitativa y cuantitativa ridos para llevar a cabo su actividad.
de los alimentos que ingieren Utilizando los métodos de encuestas de consumo de alimentos para
los pacientes para conocer su identificar dichas composiciones.
calidad higiénico-dietética. Analizando de manera adecuada los distintos alimentos.
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¿Qué hace? ¿Cómo lo hace?
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Bibliografía
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III. Consejería nutricional durante el embarazo
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Los objetivos del asesoramiento nutricional a la embarazada están relacionados con:
Las preguntas abiertas son muy útiles, usualmente comienzan con ¿Cómo? ¿Qué?
¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Por qué? Por ejemplo: ¿Cómo usted se está alimentando? Las pre-
guntas cerradas usualmente son menos útiles, sin embargo, a veces es conveniente hacer
uso de ellas para tener certeza de un hecho. Por ejemplo: ¿Está tomando usted el Prena-
tal?, si la embarazada responde “sí”, se puede continuar con una pregunta abierta para
conocer otros detalles: ¿Cómo le está yendo con el Prenatal?
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El consejero debe escuchar cuidadosamente las respuestas de la gestante y estar alerta a
la información que puede ayudar a entender la situación e identificar los factores (alimen-
tarios, sociales, culturales, entre otros) más relevantes.
Recuerde que la decisión sobre cuáles alternativas son más convenientes debe ser tomada
finalmente por ella, pues es quien conoce mejor sus recursos y posibilidades.
Los acuerdos negociados con la gestante deben ser concretos y factibles, hasta la próxi-
ma cita; por ejemplo: aumentar una comida diaria en la mañana si esta no desayunaba o
lo hacía incorrectamente.
Estos aspectos deben tomarse en cuenta en el momento de analizar los factores determi-
nantes del estado de nutrición y salud, al buscar alternativas de solución y al promover
prácticas adecuadas.
a) El total de calorías que consume diariamente, para lo cual debe intentar conocer qué
ingiere en cada comida y entre horas, plato por plato, y conducir el interrogatorio con
preguntas del tipo ¿pone azúcar al café?, ¿qué cantidad de aceite utiliza? e intentar
calcular el contenido de energía que ingiere diariamente por los métodos que habitual-
mente se emplean.
b) Los posibles desequilibrios de la dieta: cantidad de proteínas, grasas, carbohidratos, etc.
c) Aportes de vitaminas, minerales y agua
d) Consumo de alcohol en caso que existiera.
e) Número de comidas que hace al día
f) Dónde come: comedor obrero, gastronomía, en su casa, etc.
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g) Con quién come: sola, con la familia, etc.
h) Si consume alimentos chatarra entre comidas.
i) Horario de las comidas.
El consejo nutricional debe apoyarse con materiales impresos que pueden in-
cluir desde modelos de alimentos, laminarías, medidas caseras a servirse de
forma demostrativa y la preparación sana e inocua de los alimentos.
Durante la gestación
— Una adecuada ganancia de peso durante la gestación asegura una buena salud y nu-
trición de la madre y el bebé. Se le dirá la ganancia adecuada de acuerdo con el estado
nutricional al inicio del embarazo, según el anexo que aparece al final de este acápite,
de forma que ella comprenda que la ganancia de peso está en dependencia del peso
que la madre tenía previamente.
— En las gestantes que comienzan su embarazo con peso deficiente no debe faltar la
orientación sobre la necesidad de que cambie y transite por un canal normal de la tabla
de evolución ponderal. Esta también puede ser útil para la educación nutricional de
la paciente y, en el caso de cambios bruscos de peso, siempre es necesario acudir a la
tabla de ganancia de peso.
— En aquellos casos que comienzan la gestación con sobrepeso u obesidad y aquellos
que tienen antecedentes de factores de riesgo de enfermedades no transmisibles, de-
berá realizarse una más intensa vigilancia del estado nutricional durante todo el em-
barazo. En estos casos, si la ganancia comienza a ser abrupta es necesario considerar
las recomendaciones que aparecen en el anexo sobre las tablas antropométricas de
ganancia de peso. Este indicador es importante para apoyar la prevención de la toxe-
mia gravídica.
— La gestante debe hacer todas las comidas del día (seis): desayuno, merienda de la
mañana, almuerzo, merienda de la tarde, comida, cena, y evitar los alimentos ricos en
carbohidratos refinados e ingerir en cada una solo la cantidad de alimentos necesaria
para lograr un peso deseable. Se recomienda dividir la ingestión de alimentos, con una
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distribución de la energía total del 20 % en el desayuno, 10 % en cada una de las tres
meriendas, 30 % en el almuerzo y 20 % en la comida.
— Incluir, al menos, una porción de cualquier carne, pescado, huevo, o queso al día.
— Importancia del consumo diario de sal yodada. Solo la necesaria, pero que sea
yodada.
— Una ingesta adecuada de ácido fólico antes del embarazo y durante las primeras
12 semanas de gestación es fundamental para evitar malformaciones en el bebé.
— Las expresiones “hay que aumentar un kilo por mes” y “hay que comer por dos” son
mitos, y demostrar el porqué.
— Explicar que la anemia es muy frecuente en el curso del embarazo. Puede aparecer en
cualquier momento de la gestación, pero es más frecuente durante el tercer trimestre.
En nuestro país, en más del 95 % de los casos, tiene como causa una deficiencia de hie-
rro. Es necesario dar a conocer cómo utilizar mejor el hierro disponible en los alimentos
e impartir consejos prácticos al respecto.
— La gestante anémica y su hijo están frecuentemente expuestos a complicaciones, algu-
nas graves, que los sitúan en la categoría de alto riesgo.
— Debido a estas consideraciones, su diagnóstico, prevención y tratamiento es importan-
te para el bienestar materno, fetal e infantil. Prevenir la aparición de anemia durante
el embarazo es la clave para abordar el problema en esta etapa. La suplementación de
todas las embarazadas debe empezar desde el mismo día de la captación, cuando aún
los requerimientos no son tan elevados, y esta acción puede contribuir a incrementar
las reservas de hierro. La anemia en el embarazo puede prevenirse, pero es muy difícil
curarla, aunque sea tratada adecuadamente.
— Asegurar la suplementación con Prenatal durante la gestación y lograr que la em-
barazada conozca la importancia de la regularidad en la ingestión del suplemento;
recordarle que el suplemento no sustituye a los alimentos ricos en hierro que debe
consumir.
— Si la mujer dejó de tomar suplemento, escuchar las razones por las que lo hizo, explicar
la importancia de continuar tomándolo para el buen crecimiento y desarrollo de la niña
o niño y para evitar complicaciones en el parto.
— Indicar a la madre que con el suplemento se pueden presentar algunos síntomas tem-
porales, como el color oscuro de las deposiciones. En estos casos, tranquilizar a la
madre e indagar sobre la dosis utilizada.
— Importancia del descanso apropiado de la gestante durante el día y reducción de las
actividades pesadas.
— Importancia del apoyo, afecto y consideración de la pareja y la familia a la gestante.
— Importancia de la asistencia al próximo control prenatal.
— Preparación para la lactancia materna exclusiva hasta el sexto mes.
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Promover la lactancia materna exclusiva
— Inicio precoz de la lactancia materna exclusiva, lo más pronto posible después del parto
(dentro de la primera hora de nacido).
— Cantidad: lactar hasta que se vacíe cada pecho, porque la última leche también contie-
ne nutrientes indispensables para el niño.
— Frecuencia: lactar las veces que el niño quiera, por lo menos ocho veces durante el día
y la noche. Dar de los dos pechos cada vez.
— A partir de los 3 o 4 meses, el niño demanda más leche materna, por lo que es nece-
sario incrementar la frecuencia y duración de las mamadas. La madre puede pensar
que su hijo no se satisface, por lo que existe el riesgo de introducir otros alimentos; en
este caso los consejos deben ser claros y dirigidos a que comprenda la importancia de
mantener la lactancia exclusiva.
— Otros: desde que nace y hasta los 6 meses, no dar al recién nacido otro alimento o líqui-
do. La leche materna le quita la sed, satisface su hambre y cubre sus requerimientos.
— Implicar a los familiares en esta actividad, ya que la madre requiere el apoyo de la fa-
milia para poder llevar a cabo una lactancia exitosa.
Durante los primeros seis meses posparto se procurará el retorno de la madre, al menos,
a su peso pregestacional, a través de orientaciones sobre práctica de lactancia materna,
alimentación saludable y actividad física, indicadas en cada contacto con ella (controles
de puerperio, regulación de fertilidad, control del recién nacido y lactante, etc.). Se reali-
zará un control de la mujer en el tercer y sexto mes posparto, con el objetivo de pesarla y
hacer seguimiento de la recuperación del peso pregestacional, como medida para evitar
la obesidad tan frecuente en esta etapa.
El seguimiento de los acuerdos tomados se realiza en las citas posteriores, o en las visitas
domiciliarias.
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5. Monitoreo y evaluación en la consejería nutricional
El consejero podrá verificar el adecuado registro de: la evaluación del estado nutricional
en la historia clínica (monitoreo de la ganancia de peso en la gestante), evaluación de la
alimentación (historia alimentaria), análisis de los factores determinantes, los acuerdos
negociados y seguimiento de acuerdos negociados.
Indicadores de Impacto:
Variación en:
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Anexos
Para utilizarlas, se procede a ubicar el valor del peso de la gestante por las columnas identifi-
cadas por los percentiles de la tabla de evolución ponderal, que corresponda con la evaluación
inicial. Esto es lo que permite establecer la canalización del peso por semanas de embarazo.
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Tablas de evolución ponderal por rangos de estatura
Estatura 140-150 cm 150,1–152 cm Estatura
percentiles percentiles
Semanas 3 10 25 50 75 90 97 3 10 25 50 75 90 97 Semanas
13 38,4 41,7 45,7 50,2 55,9 62,1 70,5 40,0 43,7 48,0 53,0 59,2 66,0 75,1 13
14 38,9 42,2 46,2 50,7 56,3 62,5 70,8 40,5 44,2 48,5 53,5 59,6 66,4 75,5 14
15 39,4 42,7 46,6 51,2 56,8 63,0 71,2 41,0 44,6 48,9 53,9 60,0 66,8 75,9 15
16 39,9 43,2 47,1 51,7 57,2 63,4 71,6 41,5 45,1 49,4 54,4 60,5 67,2 76,3 16
17 40,4 43,7 47,6 52,1 57,7 63,8 72,0 42,0 45,6 49,9 54,8 60,9 67,6 76,6 17
18 41,0 44,2 48,1 52,6 58,1 64,3 72,4 42,5 46,1 50,4 55,3 61,3 68,1 77,0 18
19 41,5 44,7 48,6 53,1 58,6 64,7 72,8 43,0 46,6 50,8 55,7 61,8 68,5 77,4 19
20 42,0 45,2 49,1 53,6 59,0 65,1 73,2 43,5 47,1 51,3 56,2 62,2 68,9 77,8 20
21 42,5 45,8 49,6 54,0 59,5 65,5 73,6 44,0 47,6 51,8 56,7 62,6 69,3 78,1 21
22 43,0 46,3 50,1 54,5 59,9 66,0 74,0 44,5 48,1 52,3 57,1 63,1 69,7 78,5 22
23 43,6 46,8 50,6 55,0 60,4 66,4 74,4 45,0 48,6 52,7 57,6 63,5 70,1 78,9 23
24 44,1 47,3 51,1 55,4 60,8 66,8 74,8 45,5 49,0 53,2 58,0 63,9 70,5 79,3 24
25 44,6 47,8 51,5 55,9 61,3 67,2 75,2 46,0 49,5 53,7 58,5 64,4 70,9 79,7 25
26 45,1 48,3 52,0 56,4 61,7 67,7 75,6 46,5 50,0 54,2 58,9 64,8 71,3 80,0 26
27 45,6 48,8 52,5 56,9 62,2 68,1 76,0 47,1 50,5 54,6 59,4 65,3 71,8 80,4 27
28 46,1 49,3 53,0 57,3 62,6 68,5 76,4 47,6 51,0 55,1 59,9 65,7 72,2 80,8 28
29 46,7 49,8 53,5 57,8 63,1 69,0 76,8 48,1 51,5 55,6 60,3 66,1 72,6 81,2 29
30 47,2 50,3 54,0 58,3 63,5 69,4 77,2 48,6 52,0 56,1 60,8 66,6 73,0 81,6 30
31 47,7 50,8 54,5 58,8 64,0 69,8 77,6 49,1 52,5 56,5 61,2 67,0 73,4 81,9 31
32 48,2 51,3 55,0 59,2 64,4 70,2 78,0 49,6 53,0 57,0 61,7 67,4 73,8 82,3 32
33 48,7 51,8 55,5 59,7 64,9 70,7 78,4 50,1 53,5 57,5 62,1 67,9 74,2 82,7 33
34 49,3 52,3 56,0 60,2 65,3 71,1 78,8 50,6 53,9 58,0 62,6 68,3 74,6 83,1 34
35 49,8 52,8 56,5 60,6 65,8 71,5 79,1 51,1 54,4 58,4 63,1 68,7 75,0 83,5 35
36 50,3 53,3 56,9 61,1 66,2 71,9 79,5 51,6 54,9 58,9 63,5 69,2 75,5 83,8 36
37 50,8 53,8 57,4 61,6 66,7 72,4 79,9 52,1 55,4 59,4 64,0 69,6 75,9 84,2 37
38 51,3 54,3 57,9 62,1 67,1 72,8 80,3 52,6 55,9 59,9 64,4 70,0 76,3 84,6 38
39 51,9 54,9 58,4 62,5 67,6 73,2 80,7 53,1 56,4 60,3 64,9 70,5 76,7 85,0 39
40 52,4 55,4 58,9 63,0 68,1 73,7 81,1 53,6 56,9 60,8 65,3 70,9 77,1 85,4 40
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Estatura 156,1–158 cm 158,1–160 cm Estatura
percentiles percentiles
Semanas 3 10 25 50 75 90 97 3 10 25 50 75 90 97 Semanas
13 43,2 47,1 51,8 57,2 63,9 71,3 81,2 44,2 48,2 53,1 58,7 65,5 73,2 83,4 13
14 43,7 47,6 52,3 57,7 64,4 71,7 81,6 44,7 48,8 53,6 59,2 66,0 73,6 83,8 14
15 44,2 48,2 52,8 58,2 64,8 72,2 82,0 45,3 49,3 54,1 59,7 66,5 74,0 84,1 15
16 44,8 48,7 53,3 58,7 65,3 72,6 82,4 45,8 49,8 54,6 60,2 66,9 74,5 84,5 16
17 45,3 49,2 53,8 59,2 65,7 73,0 82,8 46,4 50,4 55,1 60,6 67,4 74,9 84,9 17
18 45,9 49,7 54,3 59,7 66,2 73,5 83,2 46,9 50,9 55,7 61,1 67,9 75,4 85,3 18
19 46,4 50,3 54,9 60,2 66,7 73,9 83,6 47,5 51,4 56,2 61,6 68,3 75,8 85,7 19
20 46,9 50,8 55,4 60,6 67,1 74,4 84,0 48,0 52,0 56,7 62,1 68,8 76,2 86,1 20
21 47,5 51,3 55,9 61,1 67,6 74,8 84,4 48,6 52,5 57,2 62,6 69,3 76,7 86,5 21
22 48,0 51,8 56,4 61,6 68,1 75,2 84,8 49,1 53,0 57,7 63,1 69,7 77,1 86,9 22
23 48,6 52,4 56,9 62,1 68,5 75,7 85,2 49,7 53,6 58,2 63,6 70,2 77,5 87,3 23
24 49,1 52,9 57,4 62,6 69,0 76,1 85,6 50,2 54,1 58,7 64,1 70,7 78,0 87,7 24
25 49,6 53,4 57,9 63,1 69,5 76,5 86,0 50,8 54,7 59,3 64,6 71,1 78,4 88,1 25
26 50,2 53,9 58,4 63,6 69,9 77,0 86,4 51,3 55,2 59,8 65,1 71,6 78,9 88,5 26
27 50,7 54,5 58,9 64,1 70,4 77,4 86,8 51,9 55,7 60,3 65,6 72,1 79,3 88,9 27
28 51,3 55,0 59,4 64,6 70,8 77,8 87,2 52,4 56,3 60,8 66,1 72,5 79,7 89,3 28
29 51,8 55,5 59,9 65,0 71,3 78,3 87,6 53,0 56,8 61,3 66,6 73,0 80,2 89,7 29
30 52,3 56,0 60,4 65,5 71,8 78,7 88,0 53,5 57,3 61,8 67,1 73,5 80,6 90,1 30
31 52,9 56,6 60,9 66,0 72,2 79,2 88,4 54,1 57,9 62,4 67,6 73,9 81,0 90,5 31
32 53,4 57,1 61,5 66,5 72,7 79,6 88,8 54,6 58,4 62,9 68,1 74,4 81,5 90,9 32
33 54,0 57,6 62,0 67,0 73,2 80,0 89,2 55,2 58,9 63,4 68,5 74,9 81,9 91,3 33
34 54,5 58,1 62,5 67,5 73,6 80,5 89,6 55,7 59,5 63,9 69,0 75,3 82,4 91,7 34
35 55,0 58,7 63,0 68,0 74,1 80,9 90,0 56,3 60,0 64,4 69,5 75,8 82,8 92,1 35
36 55,6 59,2 63,5 68,5 74,6 81,3 90,4 56,8 60,5 64,9 70,0 76,3 83,2 92,5 36
37 56,1 59,7 64,0 68,9 75,0 81,8 90,8 57,4 61,1 65,5 70,5 76,7 83,7 92,9 37
38 56,7 60,2 64,5 69,4 75,5 82,2 91,2 57,9 61,6 66,0 71,0 77,2 84,1 93,3 38
39 57,2 60,8 65,0 69,9 75,9 82,6 91,6 58,5 62,1 66,5 71,5 77,7 84,5 93,7 39
40 57,7 61,3 65,5 70,4 76,4 83,1 92,0 59,0 62,7 67,0 72,0 78,1 85,0 94,1 40
27
Estatura 164,1–166 cm 166,1–168 cm Estatura
percentiles percentiles
Semanas 3 10 25 50 75 90 97 3 10 25 50 75 90 97 Semanas
13 47,4 51,7 56,9 62,8 70,1 78,3 89,1 48,5 53,0 58,3 64,4 71,9 80,3 91,5 13
14 47,9 52,3 57,4 63,3 70,6 78,7 89,5 49,1 53,5 58,8 64,9 72,4 80,8 91,9 14
15 48,5 52,8 57,9 63,8 71,0 79,1 89,8 49,6 54,0 59,3 65,4 72,9 81,2 92,3 15
16 49,0 53,3 58,4 64,3 71,5 79,5 90,2 50,1 54,6 59,8 65,9 73,4 81,7 92,8 16
17 49,5 53,8 58,9 64,7 71,9 79,9 90,6 50,7 55,1 60,3 66,4 73,9 82,2 93,2 17
18 50,1 54,3 59,4 65,2 72,4 80,4 91,0 51,2 55,6 60,9 66,9 74,4 82,6 93,6 18
19 50,6 54,8 59,9 65,7 72,8 80,8 91,4 51,8 56,2 61,4 67,4 74,8 83,1 94,1 19
20 51,1 55,4 60,4 66,2 73,3 81,2 91,7 52,3 56,7 61,9 67,9 75,3 83,5 94,5 20
21 51,7 55,9 60,9 66,6 73,7 81,6 92,1 52,8 57,2 62,4 68,4 75,8 84,0 94,9 21
22 52,2 56,4 61,4 67,1 74,2 82,0 92,5 53,4 57,7 62,9 68,9 76,3 84,5 95,4 22
23 52,7 56,9 61,9 67,6 74,6 82,5 92,9 53,9 58,3 63,4 69,4 76,8 84,9 95,8 23
24 53,3 57,4 62,4 68,1 75,1 82,9 93,3 54,5 58,8 64,0 69,9 77,2 85,4 96,2 24
25 53,8 57,9 62,9 68,6 75,5 83,3 93,6 55,0 59,3 64,5 70,4 77,7 85,8 96,7 25
26 54,3 58,5 63,4 69,0 76,0 83,7 94,0 55,6 59,9 65,0 70,9 78,2 86,3 97,1 26
27 54,9 59,0 63,9 69,5 76,4 84,1 94,4 56,1 60,4 65,5 71,4 78,7 86,8 97,5 27
28 55,4 59,5 64,4 70,0 76,9 84,5 94,8 56,6 60,9 66,0 71,9 79,2 87,2 98,0 28
29 55,9 60,0 64,9 70,5 77,3 85,0 95,2 57,2 61,5 66,5 72,4 79,7 87,7 98,4 29
30 56,5 60,5 65,4 70,9 77,8 85,4 95,5 57,7 62,0 67,1 72,9 80,1 88,2 98,8 30
31 57,0 61,1 65,8 71,4 78,2 85,8 95,9 58,3 62,5 67,6 73,4 80,6 88,6 99,3 31
32 57,5 61,6 66,3 71,9 78,7 86,2 96,3 58,8 63,1 68,1 73,9 81,1 89,1 99,7 32
33 58,1 62,1 66,8 72,4 79,1 86,6 96,7 59,3 63,6 68,6 74,4 81,6 89,5 100,1 33
34 58,6 62,6 67,3 72,8 79,6 87,1 97,0 59,9 64,1 69,1 74,9 82,1 90,0 100,6 34
35 59,1 63,1 67,8 73,3 80,0 87,5 97,4 60,4 64,6 69,6 75,4 82,6 90,5 101,0 35
36 59,7 63,6 68,3 73,8 80,5 87,9 97,8 61,0 65,2 70,2 75,9 83,0 90,9 101,4 36
37 60,2 64,2 68,8 74,3 80,9 88,3 98,2 61,5 65,7 70,7 76,4 83,5 91,4 101,9 37
38 60,7 64,7 69,3 74,7 81,4 88,7 98,6 62,1 66,2 71,2 77,0 84,0 91,9 102,3 38
39 61,3 65,2 69,8 75,2 81,8 89,2 98,9 62,6 66,8 71,7 77,5 84,5 92,3 102,7 39
40 61,8 65,7 70,3 75,7 82,3 89,6 99,3 63,1 67,3 72,2 78,0 85,0 92,8 103,2 40
28
Las tablas cubanas ofrecen los percentiles 3, 10, 25, 75, 90 y 97 de la evolución del peso
por semanas de gestación, en correspondencia con 12 rangos de tallas conformados.
Estos valores son dependientes del estado nutricional en la captación. Los datos indican
que el peso corporal se hace mayor en todas las semanas de la gestación, mientras más
altos sean los valores de la talla.
El monitoreo del peso durante el embarazo consiste en evaluar en cada control prenatal
a la gestante de manera individual, periódica y secuencial, utilizando las nuevas curvas
cubanas de ganancia de peso durante el embarazo.
Las tablas de ganancia media de peso semanal por trimestre (A), así como la acumulativa
dentro del período (B), se utilizarán como referencia en el seguimiento de la embarazada,
en combinación con las tablas de evolución ponderal y solo en los casos excepcionales
ya mencionados. El propósito de estas tablas es proporcionar una recomendación para el
manejo de la embarazada con ganancias bruscas dentro de su trayectoria de cambio de
peso. En estos casos se recomienda que las embarazadas sobrepeso y obesas modifiquen
su peso hasta alcanzar ganancias ponderales dentro del rango bajo, mientras que las des-
nutridas y las normales deben lograr ganancias dentro del rango moderado.
A) kg/semana
Peso adecuado 2do. trimestre (0,30 - 0,39) (0,40 - 0,66) (0,67 - 0,75)
> 18,8 a < 25,6 3er. trimestre (0,23 - 0,31) (0,32 - 0,58) (0,59 - 0,67)
B) kg/período de gestación
29
Ganancia de peso (en kg) por período de gestación
IMC (kg/m2) a la captación Período de gestación
baja moderada alta
2 trimestre
do.
(3,51 - 4,42) (4,57 - 8,16) (8,32 - 9,23)
Sobrepeso
3er. trimestre (2,80 - 3,92) (4,02 - 7,45) (7,56 - 8,54)
≥ 25,6 a < 28,6
2do. y 3er. trimestre* (7,56 - 9,44) (9,45 - 14,85) (14,86 - 16,47)
* 13-40 semanas
Las recomendaciones para el uso de estas tablas (A y B) en las gestantes adolescentes con
peso deficiente y normal es el intervalo de ganancia de peso moderada, mientras que
para las sobrepeso y obesas es el intervalo de ganancia de peso baja. No obstante, la
evaluación de las gestantes adolescentes debe ser personalizada respecto a la edad, pues
tal como indica el grupo de expertos del IOM del 2009, las más jóvenes pueden tener
mayores ganancias de peso porque están más cercanas al momento de mayor velocidad
de crecimiento de la adolescencia; en las adolescentes de mayor edad, los valores de la
ganancia se aproximan más a los de la gestante adulta.
No son frecuentes los datos a disposición de los expertos internacionales sobre los em-
barazos gemelares o de más fetos, y tampoco se dispone en el país de una información
adecuada para validar referencias. El Comité de Expertos del IOM del 2009 plantea que al
inicio del embarazo la gestante se evalúe por los puntos de corte de la adulta de feto único.
30
En el caso de Cuba se identificaron los puntos de corte para gestante de embarazo único,
que pueden ser utilizados en los casos de embarazos gemelares a la captación temprana.
Para monitorear la evolución del embarazo están disponibles las recomendaciones pro-
puestas en Dynamed 2010, basadas en Luke, B. y col. (2003), teniendo en cuenta las su-
gerencias del Comité de Expertos del IOM del 2009 para estos casos:
Para la planificación de dietas se suelen utilizar los patrones dietéticos. En estos, a su vez,
se consideran los alimentos divididos en grupos, de manera que los comprendidos dentro
de cada grupo sean intercambiables unos por otros, tengan un valor nutricional similar y
permitan planificar la alimentación de conjuntos de individuos sin necesidad de una eva-
luación diaria y garantizar una dieta balanceada.
Se proponen cuatro patrones dietéticos de 2 300, 2 500, 2 800 y 3 000 kcal/día, indepen-
dientemente del que puede usar el endocrino o el clínico de acuerdo con la patología de
base, valorando el estado clínico que se presente; estos patrones pueden modificarse de
cierta manera, cuando se individualiza cada caso, pero permiten ser utilizados en con-
sultas e instituciones de hogares maternos. Se muestran ejemplos de patrones de dieta
según cada frecuencia del día y las porciones de cada alimento para conformar el menú
diario (ver grupos básicos de alimentos, patrones de dietas y tabla de intercambio).
31
Se recomienda para la mujer embarazada la distribución porcentual calórica para las pro-
teínas a partir del cálculo de 12 %. En la embarazada con peso bajo o desnutrida puede
oscilar el cálculo entre el 12 y el 13 %, y en casos muy extremos, puede utilizarse el 15 %,
dependiendo de las características individuales y la evaluación nutricional realizada por el
especialista reflejada a través del IMC.
Las recomendaciones adicionales en relación con la energía y proteínas diarias para las
embarazadas y madres que lactan, cubanas, se aprecian en la siguiente tabla:
Adicionar
Embarazada Madre que lacta
Malnutridas o con
1er. 2do. 3er. 1er. 2do.
bajo peso para la
trimestre trimestre trimestre semestre semestre
edad gestacional
Energía
85 285 475 675 500 400
(kcal/día)
Proteínas
1 10 31 ... 19 13
(g/día)
Los patrones nutricionales (2 300, 2 500, 2 800 y 3 000 kcal) varían las kcal a obtener por
kg de peso y contemplan las necesidades diarias de casi todas las embarazadas, incluyen-
do las adolescentes, de forma resumida. Debemos recordar que el tratamiento nutricional
a establecer es individualizado y se constituye por las necesidades basales con una adición
calórica calculada para el mantenimiento del embarazo, según tabla de recomendaciones
nutricionales cubanas en el embarazo (+85, +285, +475, según trimestre del embarazo).
Para la mujer que lacta se adicionan 500 y 400 kcal durante el primer y segundo semes-
tres, respectivamente, como se observa en la tabla.
Para obtener una dieta variada se deben seleccionar diariamente alimentos de los siete
grupos básicos:
32
Dieta de 2 300 kcal (gestantes)
Porciones a
Grupo de alimentos Energía (kcal) Proteínas (g) Grasas (g) Carbohidratos (g)
seleccionar
I. Cereales 3 594 15 3 123
I. Viandas 2 312 6 0 76
II. Vegetales 3 60 3 0 12
III. Frutas 3 207 3 0 54
IV. Carnes rojas 1 82 7 6 0
IV. Carnes blancas 2 122 14 6 0
IV. Huevo 0 0 0 0 0
IV: Frijoles 1 137 9 1 24
V. Leche entera 3 360 21 15 42
V. Leche descremada 0 0 0 0 0
V. Queso 0 0 0 0 0
VI. Grasa animal 0 0 0 0 0
VI. Grasa vegetal 2,5 315 0 35 0
VII. Azúcar 3 144 0 0 36
Total 2333 78 66 367
DPC (%) ... 13 25 63
% Aporte animal ... 54 41 ...
% Aporte vegetal ... 46 59 ...
Porcentaje de energía
6
aportado por el azúcar
33
Dieta de 2 800 kcal (gestantes)
Porciones a
Grupo de alimentos Energía (kcal) Proteínas (g) Grasas (g) Carbohidratos (g)
seleccionar
I. Cereales 4 792 20 4 164
I. Viandas 3 468 9 0 114
II. Vegetales 4 80 4 0 16
III. Frutas 4 276 4 0 72
IV. Carnes rojas 2 164 14 12 0
IV. Carnes blancas 2 122 14 6 0
IV. Huevo 0 0 0 0 0
IV: Frijoles 1 137 9 1 24
V. Leche entera 3 360 21 15 42
V. Leche descremada 0 0 0 0 0
V. Queso 0 0 0 0 0
VI. Grasa animal 0 0 0 0 0
VI. Grasa vegetal 3 378 0 42 0
VII. Azúcar 2 96 0 0 24
Total 2873 95 80 456
DPC (%) ... 13 25 63
% Aporte animal ... 52 41 ...
% Aporte vegetal ... 48 59 ...
Porcentaje de energía
3
aportado por el azúcar
34
Tabla de intercambios de alimentos
Tamaño de la porción de referencia
Grupo de alimentos Medidas caseras Peso Nutriente a destacar
1 taza de arroz 160 g
1 unidad de pan suave redondo 70 g
1/6 pan de flauta de los grandes
70 g
1 taza de pastas alimenticias cocinadas Energía
170 g
I. Cereales y viandas (espaguetis, coditos, fideos) Carbohidratos
200 g
1 papa mediana complejos
200 g
1 taza de puré de papas
1 plátano vianda pequeño 150 g
1/2 taza de otras viandas cocinadas 150 g
1 taza de col 60 g
1 taza de lechuga 60 g
1 taza de berro 60 g
1 taza de acelga 60 g
1 taza de quimbombó 60 g
6 ruedas de pepino 60 g Vitaminas
II. Vegetales
1 unidad mediana de pimiento 100 g Fibras
1 unidad mediana de zanahoria 100 g
1 unidad mediana de tomate 100 g
1/2 taza de calabaza 100 g
1/2 taza de remolacha 100 g
1/2 taza de habichuelas 100 g
Cítricos
1 unidad mediana de naranja 100 g
1 unidad mediana de mandarina 100 g
1/2 unidad mediana de toronja 100 g
2 unidades medianas de limón 100 g
Otras frutas
Vitaminas
III. Frutas 1 unidad mediana de plátano 100 g
Fibras
1 unidad mediana de guayaba 100 g
1 taza de melón de agua 100 g
1/2 taza de frutabomba 100 g
1/2 taza de piña 100 g
1/2 unidad mediana de mango 100 g
1/4 unidad mediana de mamey 100 g
3 cucharadas de carnes o vísceras 30 g
1 muslo pequeño de ave 30 g
1/2 pescado mediano 30 g
IV. Carnes, aves,
1 huevo 50 g Proteínas
pescados, huevos
1 taza de potaje de chícharos 120 g Hierro
y frijoles
1 taza de potaje de lentejas 120 g
1 taza de potaje de frijoles 120 g
1 taza de potaje de garbanzos 120 g
1 taza de leche fluida 240 g
1 taza de yogur 240 g Proteínas
V. Lácteos
4 cucharadas rasas de leche en polvo 24 g Calcio
1 lasca de queso (del tamaño de una caja de fósforos) 30 g
1 cucharada de aceite 14 g
1 cucharada de mayonesa 14 g Ácidos grasos
VI. Grasas
1 cucharada de mantequilla 14 g Energía
2 cucharadas de queso crema 30 g
1 cucharada de azúcar 12 g
1 cucharada de miel 20 g
VII. Azúcar y dulces 1 cucharada de mermelada 20 g Energía vacía
1 cucharada de dulce en almíbar 20 g
2 unidades de caramelos 15 g
35
Bibliografía
36
IV. Consejería nutricional a niños menores de 2 años.
Protocolo de actuación
Los dos primeros años del niño, cuando crece y se desarrolla activamente, brinda oportu-
nidades inigualables para ejercer acciones de salud y nutrición que repercutirán de mane-
ra definitoria a lo largo de toda su vida.
La responsabilidad del cuidado de los niños de corta edad recae en ambos padres, por lo
tanto el trabajo de consejería se realizará con ellos; mientras mejor entiendan el mensaje
que les queremos hacer llegar, mejor podrán asumir las acciones o medidas que les orien-
temos y permitirá modificar comportamientos erróneos sobre la alimentación y la salud
y nutrición del bebé.
Una consejería bien brindada es el mejor apoyo que se le puede dar a la madre, padre o
cuidadores para atender las necesidades nutricionales del niño.
37
— Preguntar el nombre de la madre, padre o cuidador y su ocupación.
— Ser amable en el trato pero evitar el uso de diminutivos (mamita, papito, etc.).
— Denotar siempre que se está atento a la escucha y eliminar barreras para crear un clima
de confianza.
Ejemplo de cómo atender a una madre que acude a consultoría para su niño de corta edad
38
En ellas podrá consultar:
39
¿Qué podemos hacer para aconsejar sobre la alimentación apropiada en
estas edades?
Hacer preguntas sobre la alimentación y comparar los resultados con las recomendacio-
nes de las Guías alimentarias para niñas y niños cubanos hasta 2 años de edad.
40
Aconsejarle que sustituya los poco nutritivos por los que se ofrecen en los siete grupos
de alimentos y enseñarle cómo combinarlos de forma adecuada para mejorar su valor
nutricional.
Informarle que los caldos y comidas muy líquidas llenan al niño y no cubren sus necesida-
des de energía y nutrientes.
41
Anexo
Fuente: OMS: Medición del cambio del estado nutricional, Ginebra, 1983.
42
Bibliografía
43
V. Consejería nutricional sobre anemia
en la atención primaria de salud
Otros nutrientes, como el ácido ascórbico (vitamina C), el a tocoferol (vitamina E), la pi-
ridoxina (vitamina B6), la riboflavina (vitamina B2) y el cobre, se necesitan para producir y
mantener la estabilidad de los glóbulos rojos. La carencia de vitamina A también se asocia
con la aparición de la anemia por su participación en la movilización del hierro de los te-
jidos de depósito (principalmente el hígado).
44
La principal acción para la prevención de la anemia por deficiencia de hierro es el consu-
mo de alimentos ricos en este mineral y el conocimiento de la combinación de alimentos
que permita su mayor absorción.
— Embarazadas.
— Madres que lactan.
— Mujeres en edad reproductiva.
— Madres y abuelas al cuidado principalmente de niños menores de 5 años, escolares,
adolescentes y a la familia en general.
En el interrogatorio es importante hacer una historia dietética detallada que permita ob-
tener conocimientos sobre:
Mediante el proceso educativo se debe garantizar una capacitación que fomente el consu-
mo de alimentos con cantidades importantes de hierro y la ingestión de frutas y vegetales
frescos que permitan la mejor absorción del hierro de la dieta. Es un aspecto importante
evaluar al final los conocimientos y habilidades adquiridos.
45
Principales acciones a desarrollar en las consejerías a los pacientes
con anemia
Deben estar orientadas a:
Tabla 1. Criterios para el diagnóstico de anemia según niveles de hemoglobina (Hb) y hema-
tocrito (Hto)
Los valores de hemoglobina y hematocrito para considerar anemia (Tabla 1) han estado
relacionados con la aparición de efectos adversos a la salud en una etapa de la vida y sexo
determinado, según estudios realizados en diversas poblaciones del mundo.
Causas
46
— Dietas con baja biodisponibilidad de hierro.
— Infecciones recurrentes.
Consecuencias
Causas
— Menstruaciones abundantes.
— Dietas de baja biodisponibilidad de hierro.
— Embarazo en la adolescencia.
— Intervalos intergenésicos cortos (separación entre uno y otro embarazo inferior a dos
años).
— Multiparidad.
— Parasitismo intestinal, fundamentalmente los expoliadores de sangre (Ascaris lumbri-
coide y necátor americano).
Consecuencias
Causas
47
— Intervalos intergenésicos cortos.
— Multiparidad.
— Parasitismo intestinal.
Consecuencias
— Las actividades educativas para mejorar los conocimientos deben tener un contenido
sencillo y práctico relacionado con el quehacer diario del paciente.
— Se deben brindar solo uno o dos mensajes a la vez.
En los primeros 6 meses de vida la mejor forma de prevenir la anemia es mediante una
alimentación con lactancia materna exclusiva, ya que la absorción del hierro contenido en
esta leche es superior al de otras leches.
Una correcta alimentación complementaria que contenga alimentos ricos en hierro tam-
bién garantiza un buen estado de nutrición de hierro hasta los 2 años de edad.
Se deben dar alimentos fortificados después de los 6 meses para ayudar a cubrir las nece-
sidades de hierro y suplementación con preparados farmacéuticos de hierro en los casos
en que se requiera.
48
La mujer en edad fértil como grupo de riesgo necesita una alimentación acorde con sus
elevados requerimientos de hierro. En situaciones de riesgo, tales como menstruaciones
excesivas, el puerperio y el período de lactancia, es recomendable aumentar el consumo
de este nutriente mediante alimentos fortificados y si fuera necesario mediante la suple-
mentación.
La prevención de la anemia en el embarazo es clave, ya que es muy difícil curarla una vez
establecida. Existe el riesgo de que un niño nacido de una madre anémica pueda padecer
esta enfermedad durante su primer año.
Tratamiento dietético
Para poder aconsejar la preparación de un menú que cubra las necesidades de hierro y
vitaminas para la síntesis adecuada de hemoglobina, debe conocerse las particularidades
del hierro en los alimentos.
Se conoce como biodisponibilidad del hierro a la proporción del hierro dietario que es ab-
sorbido y utilizado por el cuerpo. El principal factor que influye sobre la biodisponibilidad
de este mineral es su forma química.
La absorción del hierro no hem también depende considerablemente del estado nutricio-
nal del individuo en lo que respecta a este mineral. Al aumentar los depósitos de hierro
en el organismo, se produce una disminución progresiva de la absorción intestinal del
hierro no hem y en menor medida del hierro hem. Por el contrario, el agotamiento de las
reservas de hierro está asociado con un aumento de la absorción.
49
Biodisponibilidad del hierro hemínico
El hierro hemínico derivado de hemoglobina y mioglobina de los tejidos animales es una
importante fuente dietética de hierro, porque es absorbido con mucho más eficiencia que
el hierro no hemínico y, más aún, porque potencia la absorción de este último. Su elevado
porcentaje de absorción obedece a la estructura hemo (el hierro hem se encuentra en el
centro de una molécula de protoporfirina), que le permite entrar directamente a la célula
de la mucosa del intestino en forma de un complejo hierro-porfirina; es así como la pre-
sencia de sustancias inhibidoras o favorecedoras no afectan su absorción.
Fitatos, oxalatos, polifenoles, fosfatos, que forman complejos insolubles con el hierro;
este es el mecanismo por el cual interfieren su absorción a nivel intestinal.
El calcio, cuando se consume junto con las comidas, disminuye la absorción del hierro
hemínico y no hemínico. El efecto inhibitorio depende de sus dosis.
50
del hierro presente en alimentos fortificados, ya que su capacidad de reducción sobre
este mineral se mantiene en el rango de 75-98 %. La vitamina C puede formar comple-
jos solubles con iones férricos, manteniendo esta solubilidad inclusive en medios con
pH más básico, como el duodeno.
Es decir, la vitamina C favorece una condición ácida en el estómago que permite la reduc-
ción del hierro; además forma quelatos solubles con este mineral en el estómago y man-
tiene esta condición aun en el medio alcalino del intestino delgado, lugar donde ejercen
su efecto los factores inhibidores de absorción.
Es debido a esto que se recomienda la ingestión de fuentes de vitamina C junto con las
comidas, sobre todo cuando las dietas son de baja biodisponibilidad.
— Otros ácidos orgánicos, como cítrico, láctico y málico, también favorecen la absorción
del hierro.
— Carnes, pollo y pescado
El efecto positivo del “factor cárnico” se relaciona específicamente con la proteína de
origen muscular y no con la proteína de origen animal en general, por lo que el huevo
y la leche quedan excluidos. El consumo de cantidades de pequeñas a moderadas de
carne, pescado o pollo en las comidas incrementa considerablemente la biodisponi-
bilidad del hierro no hemínico. Aunque no está muy claro el mecanismo, se plantea
que la carne logra la estimulación en la producción de jugo gástrico, aumentando la
velocidad con la cual se alcanza un pH inferior a 3 y promoviendo la solubilidad del
hierro ferroso.
— Betacarotenos y vitamina A
Estudios recientes muestran que los betacarotenos y la vitamina A incrementan la bio-
disponibilidad del hierro no hemínico presente en los cereales; el mecanismo sugerido
es la formación de complejos solubles con el hierro, lo que potencia su absorción in-
testinal. Mantiene al hierro soluble y disponible para que pueda ser absorbido, ya que
compite con otras sustancias, polifenoles y fitatos, que unen hierro y lo hacen poco
soluble.
La absorción del hierro puede también ser afectada por una serie de factores intralumi-
nales, como la falta de ácido clorhídrico en el estómago, el tiempo de tránsito intestinal
acelerado y los síndromes de mal absorción.
51
Biodisponibilidad del hierro de la leche materna
La leche materna es el único alimento con hierro no hemínico que tiene una biodisponi-
bilidad de hierro excepcionalmente alta, con un promedio de 50 % frente a la baja absor-
ción de la leche de vaca. Esto se debe a su composición química, que difiere de las otras
leches, al tener un contenido más bajo de calcio, fósforo y proteínas, y niveles adecuados
de zinc y cobre.
La lactoferrina es una proteína de la leche que impide que el hierro quede libre para las
bacterias, y solo lo libera a los receptores específicos en el intestino.
Tabla 2. Alimentos que son buenas fuentes de hierro. Cantidad aportada en una porción
Hierro (mg)
Alimentos listos para el consumo Porción
en una porción
Hígados 1 bistec pequeño 5,53
Purés de frutas fortificados 1 vaso de 6 onzas 5,1
Morcilla 5 ruedas de ½ cm 5,1
Cereales para desayuno fortificado 3 cdas. 4,77
Espinaca hervida y drenada ½ taza 3,6
Perejil crudo ¼ taza 3,1
Frijoles drenados 1 cucharón 2,88
Pan integral 1 unidad 2,4
Otras vísceras 1 bistec pequeño 2,28
Lechuga 1 taza 2,0
Huevo de gallina (yema) 1 unidad 1,83
Berro 1 taza 1,7
Acelga 1 taza 1,7
Picadillo de res con soya 2 cdas. 1,08
Hamburguesa con soya 1 unidad pequeña 1,08
Carne de res (magra deshuesada) 1 bistec pequeño 1,05
Ajonjolí 1 cda. 1,0
Huevo de gallina (entero) 1 unidad 1,0
Carne de cerdo 1 bistec pequeño 0,93
Proteína vegetal 2 cdas. 0,9
Pato 1 bistec pequeño 0,81
Carne de caballo 1 bistec pequeño 0,72
Caimito 1 unidad grande 0,69
Ciruela 10 unidades 0,69
Frutabomba, mamey 1 taza 0,69
Lactosoy 3 cdas. 0,67
Jamón Viking 1 lasca ½ cm 0,6
Pollo 1 muslo pequeño 0,54
Mariscos 2 cdas. 0,48
Carne de carnero 1 bistec pequeño 0,45
Pescados 1 unidad pequeña 0,36
52
¿Cuáles son los principales factores que determinan una adecuada
incorporación del hierro al organismo?
53
2. Fortificación de alimentos. Como estrategia de base alimentaria, la fortificación de
alimentos es la forma más práctica de prevenir la carencia de hierro.
— Fortificación de la harina de trigo. Por esta vía puede cubrirse hasta el 36 % de los re-
querimientos promedios estimados de hierro, cubriendo también más del 25 % de los
requerimientos de las vitaminas del complejo B mediante el consumo de pan, galletas y
otros productos que se preparan con harina de trigo, lo que contribuye a un aumento
de la ingestión de hierro por medio de la alimentación.
— Leche fortificada. Se benefician diariamente de este programa los niños de todo el
país hasta los 7 años, que reciben diariamente una leche fortificada con compuestos
protegidos de hierro y zinc.
— Compotas o puré de frutas. Este alimento que consumen los niños de 0 a 3 años está
fortificado con hierro y vitamina C.
54
Orientaciones para el tratamiento
La anemia, aunque sea ligera, debe tratarse, ya que indica un estado de hierro preca-
rio. Se sugiere que se acuda a la consejería nutricional con independencia del tratamiento
que se establezca. En todos los casos, se debe buscar y tratar una posible causa subya-
cente de la anemia.
El tratamiento de la anemia por deficiencia de hierro en una primera etapa se realiza con
la prescripción de las sales ferrosas o suplementos derivados de la sangre, tales como
Trofin, Bioestimulín, Ferrical y otros. Se recomienda seguir las instrucciones médicas con
bajas dosis para evitar reacciones secundarias y lograr llegar al término y el éxito del
tratamiento. La utilización de cantidades superiores pudieran no ser absorbidas adecua-
damente y no resultan eficaces; además pueden propiciar la aparición de los efectos ad-
versos, haciendo que en ocasiones se abandone el tratamiento.
El hierro se absorbe mejor cuando se toma con el estómago vacío, aunque puede oca-
sionar molestias estomacales, heces fecales oscuras y constipación o estreñimiento. Los
niños que tienen problemas estomacales, cuando reciben suplementos de hierro, deben
tomarlos con una pequeña cantidad de alimento.
Consejos prácticos
55
Se recomienda:
— Incluir en las comidas jugos de frutas tales como naranja, limón, toronja, guayaba,
frutabomba, zanahoria u otras fuentes de vitamina C.
— Consumir productos lácteos (leche, yogur, queso u otros) como meriendas en lugar de
con las comidas.
— La descongelación de las carnes se debe realizar a temperatura de refrigeración o am-
biente. Nunca descongelar la pieza en agua porque el hierro se solubiliza y se pierde.
— El huevo nunca se debe consumir crudo, es preferible que su cocción sea “pasado por
agua” y debe ingerirse conjuntamente con vegetales (pimiento rojo, tomate) y frutas
frescas o jugos de frutas (guayaba, naranja y mandarina).
— Priorice la ingestión de frutas y vegetales frescos y en su forma natural, debido a que
la cocción destruye sus vitaminas.
— Evite quitar la cáscara de frutas y vegetales que lo admitan (tomate, guayaba, pepino,
chayote, etc.).
— Preparar las ensaladas crudas inmediatamente antes de consumir. Aliñar con jugo de
limón, pues de esta forma se conserva e incrementa la cantidad de vitamina C de la
dieta, lo que facilita la absorción del hierro no hemínico.
— Elaborar los jugos de frutas y vegetales inmediatamente antes de consumir; la vitamina
C se destruye con el oxígeno y la luz.
— Los frijoles se deben combinar en las comidas conjuntamente con productos cárnicos,
vegetales, frutas frescas y jugos de frutas.
— Alejar las bebidas de té o café de las comidas (una o dos horas posteriores).
56
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59
VI. Consejería nutricional sobre obesidad
en la atención primaria. Protocolo de actuación
del consejero en la obesidad
La obesidad debe ser considerada una enfermedad crónica caracterizada por la acumula-
ción de grasa, perjudicial para la salud por estar asociada a múltiples patologías y ser de
difícil tratamiento.
La dieta y el ejercicio son las dos armas terapéuticas básicas con las cuales se consigue
una pérdida de peso moderada. Sin embargo, en la actualidad no se justifica en modo
alguno una conducta pasiva del equipo de salud ante esta situación, ya que la pérdida de
peso, aunque sea mínima, va asociada a una mejoría evidente de la morbilidad vinculada
a esta condición.
El objetivo fundamental es disminuir la masa grasa del paciente obeso, pero existen tam-
bién objetivos secundarios, como mantener el peso perdido, reducir las complicaciones,
mejorar los hábitos de vida y aumentar, en definitiva, la calidad de vida del individuo.
Es por eso que toda persona obesa necesita, como parte de su tratamiento, un entrena-
miento que le permita conocer qué está ocurriendo con su metabolismo y qué necesita
modificar en su estilo de vida para evitar complicaciones a largo plazo. De ahí que el com-
ponente educativo debe ser parte integral del plan terapéutico.
A mayor exceso de peso, mayor es el riesgo que entraña la obesidad. Además, el riesgo
viene condicionado también por la existencia de antecedentes familiares de cardiopatía
isquémica, o la coexistencia de diabetes mellitus, síndrome de apnea del sueño, insufi-
ciencia cardiaca y otras alteraciones como dislipidemia, hipertensión, hiperinsulinismo, o
acumulación de grasa abdominal visceral. Todos estos factores condicionarán la agresivi-
60
dad y los objetivos del tratamiento. Por otra parte, la dislipidemia, la diabetes mellitus y la
hipertensión deben ser tratadas enérgicamente en el paciente obeso conjuntamente con
el intento de pérdida ponderal.
En una primera etapa se deben reforzar los conocimientos y habilidades para cambiar los
estilos de vida, y en una segunda etapa lograr la adhesión a los ajustes necesarios para ser
capaz de obtener un estilo de vida saludable.
Las metas nutricionales deben ser fijadas después de valorar personalmente las nece-
sidades nutricionales, hábitos alimentarios, escolaridad, aspectos psicosociales de cada
paciente y patologías asociadas.
61
— En el proceso de enseñanza se deben respetar las apreciaciones y criterios de los pa-
cientes, logrando un ambiente de comprensión mutua y dando libertad para expre-
sar inquietudes, barreras percibidas, dificultades objetivas para llevar el tratamiento o
cambiar los hábitos alimentarios.
— Mientras más sencillas y pequeñas sean las metas trazadas, existen más posibilidades
de adhesión.
— Las actividades educativas para mejorar los conocimientos deben tener un contenido
sencillo y práctico relacionado con el quehacer diario del paciente
— Se deben brindar solo uno o dos mensajes a la vez.
Obesidad en el adulto
Normopeso 18,5-24,9
Sobrepeso 25-29,9
62
Los valores asociados con riesgo metabólico son:
Aunque la función principal del consejero es educativa, debe conocer los criterios de inter-
vención que se relacionan a continuación, ya que trabaja en un equipo multidisciplinario.
Debe consultar de conjunto con el médico de familia, ya que esta condición es tributaria
de visita al hogar y tratamiento médico. Las comorbilidades deben ser tratadas por el mé-
dico en todos los casos y debe hacerse un esfuerzo entre el médico, consejero, pacientes y
familiares para obtener en un plazo razonable (aproximadamente seis meses) una reduc-
ción del 10 % del peso corporal a un ritmo de 0,5 a 1 kg por semana. Para conseguir este
objetivo está justificado utilizar conjuntamente los distintos medios disponibles (dieta,
actividad física, modificación conductual).
Esta obesidad produce graves problemas para la salud y la calidad de vida del paciente.
En este caso, una pérdida del 10 % del peso, aunque representa siempre mejorías aprecia-
63
bles para el paciente, es muy difícil de obtener y nunca es suficiente. Estos casos siempre
deben ser remitidos a hospitales especializados donde se puedan emplear medidas ade-
cuadas a su situación.
Abordaje alimentario
La dieta puede ser considerada la base de todo tratamiento para el control de la obesidad.
Con la dieta se intenta lograr un balance energético negativo, lo cual se obtiene disminu-
yendo el aporte calórico.
Desde el punto de vista práctico, a aquellas personas con un ligero sobrepeso (IMC de
25-29,9) se les brindará una serie de consejos encaminados a conseguir una alimentación
sana y equilibrada, intentando corregir al mismo tiempo aquellos errores evidentes que
pueden conducir a la larga a incrementar el peso del individuo. Las guías alimentarias
para la población cubana mayor de 2 años de edad serán el material de referencia.
Para los pacientes con sobrepeso u obesidad y con una alteración metabólica asociada
nos podremos plantear la utilización de dietas hipocalóricas.
En aquellos pacientes con obesidad mórbida (IMC mayor de 40) con complicaciones, que
han realizado múltiples intentos convencionales de pérdida de peso sin conseguir los
objetivos, ya el tratamiento dietético pasa a un segundo plano y se recomienda una valo-
ración por un equipo multidisciplinario en un hospital especializado.
64
j) Posibles anomalías del comportamiento alimentario: pica entre horas, bulimia,
hambre nocturna.
k) Preferencias por lo dulce o lo salado.
l) Horario de las comidas.
m) Si ha intentado modificar con anterioridad sus hábitos alimentarios.
n) Qué barreras cree que tenga que enfrentar para lograr modificar sus hábitos ali-
mentarios, cómo afrontarlas.
2. Junto con el enfermo nos debemos plantear una serie de objetivos en relación con la
magnitud de la pérdida de peso, el tiempo adecuado para conseguirlo y los motivos de
salud perseguidos. Se definen acciones y plazos, y personas que pueden involucrarse
para ayudar a conseguir las metas fijadas. Se debe negociar un plan de acción para el
cambio. Es aconsejable entregar materiales escritos que ayuden al paciente a objetivi-
zar mejor los mensajes que se dan.
3. Se conoce que con una pérdida del 5-10 % del peso corporal se logra mejorar la mayor
parte de las comorbilidades asociadas a la obesidad, aunque siempre debe insistirse en
la reducción del peso.
4. Es importante recalcar que en la mayoría de las ocasiones no debe perseguirse el peso
ideal, sobre todo en los pacientes que tienen una gran obesidad o que hace mucho
tiempo se encuentran en un peso alejado del deseable.
5. Se debe informar al paciente del ritmo de la perdida de peso. Una pérdida demasiado
rápida e importante puede suponer una pérdida exagerada de masa magra, un mayor
riesgo de que se produzcan deficiencias nutricionales y una fácil recuperación del peso
perdido.
6. Es imprescindible explicar al paciente respecto a la facilidad de perder peso las dos pri-
meras semanas de dieta debido a la pérdida de agua, y las dificultades que entraña una
reducción del peso mantenida posteriormente, para evitar que tienda a decepcionarse.
7. Explicarle que de poco sirve una pérdida de peso rápida si después no es mantenida en
el tiempo.
8. Después se escoge el tipo de dieta a aplicar, así como la manera de informársela al
paciente.
65
Encaminado a corregir errores tendentes al aumento de peso
— La dieta para bajar de peso de forma saludable debe basarse en los principios de una
dieta variada y equilibrada, la cual comprenda alimentos de todos los grupos.
— Es muy importante orientar el consumo de cuatro a cinco comidas poco abundantes a
lo largo del día y evitar picar alimentos entre ellas.
— Comer lentamente, masticando bien los alimentos y en un ambiente tranquilo.
— Es necesario reducir el contenido de grasa de las comidas, para lo cual se debe evitar
el consumo de embutidos y carnes grasas, eliminar la grasa visible de los alimentos,
reducir el consumo de productos lácteos enteros, pastillas de caldo, pastelería, helados
cremosos. Los productos derivados de la leche y la leche deben ser descremados.
— Limitar el uso de aceites y margarinas para cocinar. Usar la cocción a la plancha, al va-
por, hervido, brasa, microondas, y evitar las freiduras, rebozados o empanizados.
— Evitar en lo posible los azúcares y golosinas dulces.
— Garantizar el consumo de fibra dietética (verduras, cereales integrales, leguminosas,
frutas).
— El agua es la bebida fundamental. Se recomienda tomar aproximadamente seis vasos al
día; también puede beberse en forma de infusiones sin azúcar, caldo vegetal o animal
eliminando las grasas.
66
Modificación de la conducta alimentaria
El consejero debe conocer las mismas para facilitar los diálogos con el psicólogo en el
equipo de trabajo.
Ejercicio físico
La promoción de la actividad física debe formar parte, inexcusablemente, de todo progra-
ma de consejería sobre obesidad por los siguientes motivos:
— La actividad física (por ejemplo, ejercicios aeróbicos) produce pérdidas de peso modes-
tas en los adultos obesos.
— Incrementa la resistencia cardiorrespiratoria.
— Favorece la reducción de la grasa abdominal.
— La actividad física regular contribuye de forma importante al mantenimiento del peso
perdido.
— Ofrece innumerables ventajas desde el punto de vista psicológico.
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La actividad física debe singularizarse para cada individuo, según las capacidades y cir-
cunstancias, y en este sentido el consejero nutricional trabajará de forma coordinada con
el licenciado en Cultura Física o el equipo de rehabilitación del área de salud para lograr
el apoyo a los consejos que él imparta sobre el tema en las actividades educativas y de
asesoramiento.
— Modera la presión arterial, aumenta los niveles de HDL-colesterol y disminuye los trigli-
céridos. Mejora la sensibilidad a la insulina y el metabolismo de la glucosa.
— Puede aumentar la masa muscular corporal y con ello, en algunas ocasiones, se puede
producir incremento de peso aunque disminuya el volumen corporal.
— Mejora la función articular y la densidad ósea.
— Mejora la capacidad cardiorrespiratoria.
— Tiene efectos psicológicos positivos, ya que el ejercicio produce confort, reduce la an-
siedad y ayuda a controlar el estrés.
Obesidad en el niño
La prevención y tratamiento de la obesidad desde la niñez es una estrategia para dismi-
nuir las enfermedades crónicas no transmisibles del adulto.
El papel del consejero nutricional en esta enfermedad es bastante arduo y debe estar
equipado con los conocimientos más novedosos que le permitan elaborar pautas espe-
cíficas para cada paciente, descubrir los factores que posibilitan el cambio y utilizar a la
familia en función de ayudar al niño a mantener o perder peso corporal, en fin, debe ser
capaz de recomendar cambios tanto en la alimentación como en el estilo de vida en senti-
do general, y para ello se requiere un trabajo multidisciplinario en el que cada profesional
relacionado con esta enfermedad pueda jugar distintos papeles que ayuden al paciente a
asumir este nuevo reto.
68
Percentiles
Sobrepeso >90-97
Obesidad >97
A partir de los 10 años se reemplaza el peso relativo para la talla por el IMC, lo que no
significa que se pueda usar este índice desde las edades tempranas de la vida, como lo
recomiendan actualmente muchos expertos.
— Obesidad de los padres: si uno de los padres es obeso, el riesgo de ser obeso en la edad
adulta se triplica y si ambos lo son se incrementa en más de 10 veces.
— Bajo peso al nacer e incremento marcado de peso en los años subsiguientes.
— Estilo de vida sedentario.
— Excesivo consumo de grasas y azúcares refinados y escaso de frutas y verduras y fibra
dietética.
— La lactancia materna.
— La práctica de ejercicio físico.
— El consumo adecuado de frutas y hortalizas.
— El hábito de un desayuno saludable.
— Se debe prestar especial atención al monitoreo del peso. El consejero debe sa-
ber orientar a las madres, padres o cuidadores sobre cómo usar adecuadamente los
69
diagramas de crecimiento. El crecimiento del niño se evalúa con mediciones suce-
sivas, analizando los cambios en las dimensiones corporales a lo largo del tiempo.
Para facilitar la evaluación del crecimiento, las medidas obtenidas en forma repetida
deben ser inscritas en un gráfico que incluya curvas de crecimiento aceptadas como
normas. Todos los niños cubanos, en su carné de puericultura y en la historia clínica
ambulatoria, tienen el gráfico que permite esta evaluación, de ahí la necesidad de
que se use como una forma dinámica de seguimiento y de educación nutricional con
los padres.
— La lactancia materna exclusiva hasta el sexto mes de vida y complementada hasta los
2 años de edad es tema que se debe abordar con la mayor dedicación posible. Educar
a las madres en la no introducir de otros alimentos diferentes a la leche materna antes
de los 6 meses de edad. Entre los aspectos que sustentan el papel de la lactancia ma-
terna en la prevención de la futura obesidad se señala que el patrón de alimentación a
demanda favorece la adquisición de una mejor capacidad de autocontrol de la ingesta,
al permitir que el niño perciba y responda de forma más adecuada a las sensaciones
internas de hambre y saciedad, hecho que no se produce de igual forma en la alimen-
tación artificial, en que se proporciona alimento de forma programada desde fuera
(cantidades y horario fijo).
— Brindar información a los padres sobre alimentación saludable, recalcando la impor-
tancia del desayuno y de evitar los alimentos como premios. Las Guías alimentarias
para niñas y niños cubanos hasta 2 años de edad será el documento rector para esta
actividad.
— A menudo es suficiente el asesoramiento sobre una reorganización de la alimentación
cuando esta no es equilibrada y el fomento de hábitos alimentarios correctos: alimen-
tación variada, tratar de comer en forma ordenada y evitar el picoteo de alimentos de
bajo contenido nutricional a deshora (dulces, galletitas, bebidas azucaradas), estimular
el consumo de frutas, alimentos integrales, alimentos con alto contenido de fibra die-
tética como verduras.
— Fomentar el ejercicio y la actividad física. En los niños mayores de 3 años: subir y bajar
escaleras en vez de cargarlos o de usar el ascensor, caminar, estimular los juegos de
equipos y al aire libre y los deportes.
— Orientar sobre lo perjudicial que resulta el exceso de tiempo dedicado a las actividades
sedentarias, como uso de la televisión, juegos electrónicos, computadoras y otras de
este tipo.
— Se debe enseñar a los padres de un niño con sobrepeso u obesidad que es importante
lograr un cambio en la ingesta de alimentos y en la actividad física, y no solo la pérdida
de peso.
— Enseñar que pequeños cambios, pero mantenidos en la dieta habitual, con énfasis en la
disminución de los productos hipercalóricos, y un aumento en la actividad física, per-
miten un mayor éxito a mediano y largo plazo, especialmente si estos cambios incluyen
al grupo familiar y comienzan en forma temprana.
— Orientar a los padres que entre los 5 y 9 años se le debe dar alguna responsabilidad a
los niños en los cambios de su dieta y actividad física, pero la familia estará vigilante y
70
será responsable. Por encima de los 9 años se permitirá mayor grado de responsabili-
dad al niño.
— Asesorar sobre la necesidad de mantener un horario regular en las comidas y nunca
omitir el desayuno. Se debe masticar bien y comer despacio, disfrutando el momento
de la comida.
— Hacer conocer a los padres que el gasto energético se favorece cuando la ingestión de
alimentos se realiza en momentos del día donde habrá mayor actividad física, por lo
que es recomendable que las comidas más energéticas sean las que precedan a las ho-
ras de mayor actividad física. Si el niño siente hambre en horarios no habituales, darle
a comer una fruta en vez de un caramelo o un dulce.
— Es importante que los padres conozcan que por debajo de los 5 años no es recomen-
dable poner dietas restrictivas a los niños.
— Todos los niños que están en riesgo de ser sobrepeso que tengan entre 2 y 7 años de
edad y aquellos mayores de 7 años sin complicaciones médicas.
— Niños sobrepeso (IMC en el percentil 90 y hasta el 97) entre 2 y 7 años de edad sin
complicaciones médicas.
71
La pérdida de peso se recomienda para:
— Todos los niños sobrepeso (IMC en el percentil 90 y hasta el 97) que sean mayores de 7
años y aquellos entre 2 y 7 años de edad con complicaciones médicas.
— Niños en riesgo que tengan más de 7 años con complicaciones médicas.
Por difícil que parezca, siempre habrá una solución para cada niño obeso, y cuando se
detecte un niño obeso los consejeros nutricionales, junto al médico, deben motivar, dar
explicaciones y consejos y fijar metas realistas. De eso debe estar convencido el equipo
de salud.
Se deben identificar y destacar los logros en relación con el plan de acción previsto y va-
lorar los esfuerzos realizados.
72
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73
VII. Consejería nutricional sobre diabetes
mellitus en la atención primaria.
Actuación del consejero en la enfermedad
diabética tipo 1 y tipo 2
La diabetes mellitus (DM) constituye un grave problema para la salud pública mundial.
Esta enfermedad afecta tanto a los países desarrollados como a los en vías de desarrollo.
La prevalencia mundial de diabetes mellitus en adultos entre 20 y 79 años se incrementó
en 6,4 %, afectando a cerca de 285 millones de adultos que en el 2010 alcanzó 7,7 % y
que se incrementará a 439 millones de adultos para el año 2030.
74
— Microvasculares (retinopatía, nefropatía y neuropatías).
— Macrovasculares (cardiopatía isquémica, enfermedades cerebro-vasculares y enferme-
dades vasculares periféricas).
Clasificación clínica de la DM
1. DM tipo 1, de acuerdo con su etiología se divide en inmunológica e idiopática.
2. DM tipo 2 se divide en:
3. DM secundaria a:
Los pacientes que sufren de DM tipo 1 dependen completamente de la insulina que se les
suministra por vía subcutánea. El tratamiento dietético debe ser muy estricto y, por lo tan-
to, el consejero nutricional puede jugar un papel notable al indicar al paciente cuáles son
los alimentos que puede consumir y cuáles los que están limitados o restringidos.
Los elementos básicos para el tratamiento son una dieta adecuada y una actividad física
apropiada y al mismo tiempo, el apoyo al paciente y a sus familiares, puesto que estos
juegan un fuerte papel en la ayuda a un tipo de paciente de larga evolución.
75
Por estas razones, y por tratarse de una enfermedad que puede complicar diversos órga-
nos del paciente, como se mencionó anteriormente, es necesario ser sistemático y enfáti-
co en los consejos que se ofrezcan, tanto sobre la alimentación y la actividad física, como
sobre el consumo de los medicamentos que le recomienda el especialista.
Antes de 1921, el ayuno era el único tratamiento reconocido para la DM. Desde el descu-
brimiento de la insulina la dieta pasó a ocupar uno de los pilares fundamentales en el trata-
miento de la enfermedad. Las recomendaciones de la distribución calórica entre carbohidra-
tos (CH) y lípidos se han ido desplazando a lo largo de los últimos 75 años en función de las
opiniones que en cada época predominaron acerca de la proporción ideal que promueve el
control metabólico. El descubrimiento de la insulina se atribuye a Banting y MacLeod, pero
la realidad histórica es otra. Un gran número de investigadores sentaron las bases para el
descubrimiento, entre ellos, Frederik Grant, Charles Best y James Collip, aunque por mérito
científico, correspondió a Nicolae Constantine Paulescu, al que por diferentes razones no se
le otorgó el Premio Nobel.
76
Las primeras recomendaciones limitaban los CH de la dieta, pues con este régimen general-
mente se obtenía un mayor control de la glucemia. Con el tiempo los investigadores des-
cubrieron que las dietas pobres en CH y ricas en grasas se asociaban con las dislipidemias y
enfermedad cardiovascular, ya que la mayoría de las dietas ricas en grasas que se consumen
en los países industrializados tienen un alto contenido de grasas saturadas.
En la segunda mitad del siglo XX, para contribuir a reducir el riesgo de morir por enferme-
dad cardiovascular, la Asociación Americana de Diabetes recomendó aumentar la propor-
ción de calorías provenientes de los CH y disminuir las grasas. Si bien esta estrategia permiti-
ría disminuir el riesgo, investigaciones recientes demuestran que no todas las personas con
DM responden favorablemente desde el punto de vista del control metabólico. Además, el
riesgo cardiovascular aumenta cuando las dietas son ricas en ácidos grasos saturados, pero
no con las que contienen altas proporciones de ácidos grasos monoinsaturados.
Las personas con DM tienen una esperanza de vida de 10 años menos que los no diabéti-
cos y una mortalidad dos veces mayor que la población general.
Esta enfermedad es la cuarta causa de muerte a nivel global, con más de tres millones de
defunciones anuales. Su diagnóstico con frecuencia se realiza después de años del inicio
de la enfermedad. La prevalencia de DM tipo 2 mantiene una tendencia sostenida al incre-
mento. En 2003, 194 millones de adultos en el planeta padecían DM tipo 2, alcanzando al
5,1 % de la población mundial. Se estima que esta cifra se ha incrementado y para el año
2025 puede llegar hasta 330 millones de personas (6,3 %).
77
de la vida son superiores, llegando a 150,9 x 103 en personas mayores de 60 años y hasta
178 x 103 en el sexo femenino. Las tasas de mortalidad por diabetes, que en el año 1981
alcanzaban 12,5 por x 105 habitantes, se incrementaron hasta 21,3 en 1993 y se estabili-
zaron en 21,1 x 105 en el 2009. (Anuario Estadístico 2009, digital, Cuba)
En muchos casos, alcanzar o recuperar un peso adecuado y mantener una dieta bien
diseñada por el especialista facilitan el control de la enfermedad. Sin embargo, aquellos
pacientes que no cumplen las indicaciones mencionadas tienden a una evolución no fa-
vorable de la enfermedad.
La cultura sobre la enfermedad y los estilos de vida se apoyan sobre todo en la familia y
las personas que comparten socialmente con los enfermos. Esto permite que se llegue a
establecer una disciplina sobre lo que se puede consumir o beber para no violar el trata-
miento dietético.
Un mensaje importante que debe conocer el enfermo es que los pacientes con DM 2
pueden comer prácticamente de todo, pero con la moderación y prudencia que evite la
descompensación de la enfermedad. Los medicamentos contribuyen al tratamiento, pero
nunca sustituyen el efecto positivo de una dieta adecuada y como complemento de esta,
una actividad física permanente y en correspondencia con la edad, el sexo y las limitacio-
nes físicas que pudieran existir.
DM tipo 1
1. Insulinopenia grave. La deficiencia de insulina del enfermo puede ser total. Requiere
tratamiento con insulina toda la vida.
78
2. Sobreviene a cualquier edad aunque principalmente comienza en la infancia.
3. Se acompaña con bajo peso.
4. Ocurren cuadros de hipoglucemia con frecuencia.
DM tipo 2
6. Diabetes gestacional
79
un estado metabólico y nutricional aceptable y sostenible, y la incorporación de una ac-
tividad física, adecuada al grupo de edad, a las enfermedades asociadas y al tratamiento
que necesita el enfermo.
— A los diabéticos con sobrepeso y obesidad, pues les resulta más complejo mantener
un apropiado control de la enfermedad y sus complicaciones (prevención secundaria).
— Personas diabéticas y obesas con complicaciones asociadas (prevención terciaria).
El suministro de los medicamentos, de ser necesarios, tiene que cumplir las indicaciones
estrictas del médico de asistencia.
En una primera etapa se deben reforzar los conocimientos y habilidades para cambiar los
estilos de vida, tanto del paciente como de las personas que conviven con él y aquellas
que pueden influir en los estilos de vida del paciente, y en una segunda etapa, lograr la
adhesión a los ajustes dietéticos necesarios para que sean capaces de mantener un esti-
lo de vida saludable. El grado de escolaridad y su entorno más inmediato, así como las
condiciones de trabajo y/o de estudio, los elementos sociales, sus familiares y los grupos
de referencia con influencia en el paciente, son factores relevantes para el logro de un
tratamiento adecuado.
80
— Las acciones educativas deben incluir tanto los elementos de la DM tipo 1, como las
del tipo 2. Durante este proceso se deben considerar las apreciaciones y criterios de
los pacientes, que facilite un ambiente de comunicación en dos direcciones (emisor-
receptor-emisor), permitiendo que el paciente y en muchas ocasiones los familiares
(y/o cónyuges) promoviendo el libre intercambio de preocupaciones, dudas y falsos
criterios, así como barreras percibidas, que son todas dificultades objetivas para llevar
el tratamiento o cambiar los hábitos alimentarios.
— Para el paciente diabético puede ser complejo cambiar hábitos de vida y de alimenta-
ción. Mientras más asequibles y realizables sean las metas trazadas, mayor será la adhe-
sión del paciente al tratamiento integral. De lo contrario, las barreras serán selectivas.
Por ejemplo, la pérdida de peso puede considerarse exitosa aunque sea de 5-10 % en
un tiempo preconvenido con el paciente obeso.
El consejero nutricional debe apoyarse en materiales impresos que pueden incluir desde
modelos de alimentos y laminarías, hasta medidas para servir los alimentos, de forma
demostrativa, y también la mejor manera de preparación sana de los alimentos, para que
cumplan asimismo con la función del placer de la comida bien elaborada y condimentada,
evitando la monotonía.
81
La medición de la circunferencia de la cintura medida a la altura del ombligo o utilizando
referencias óseas en las obesidades severas, tiene una buena correlación con la acumula-
ción de grasa visceral
1. Le explicará las recomendaciones dietéticas para pacientes diabéticos, que son en gran
medida las mismas que para personas no diabéticas.
2. Los pacientes que reciben tratamiento con medicamentos deberán ser precavidos en
cuanto a cantidad, distribución y horario de consumo de alimentos para evitar las os-
cilaciones en las cifras de glicemia.
3. Un objetivo de gran importancia es el control del peso corporal. La meta es mantener
un peso “sano” que evite las descompensaciones metabólicas, lo cual incluye valores
normales de colesterol total y colesterol HDL y triglicéridos, y no necesariamente el
peso ideal para la talla de las tablas disponibles. Para esto, el consejero aplicará sus co-
nocimientos en el pesaje frecuente del paciente, al menos cada tres meses, y le medirá
cada seis meses la cintura abdominal.
4. Se ocupará de promover en el paciente el conocimiento de aspectos relevantes de su
enfermedad, con énfasis en los aspectos de educación nutricional.
5. Las recomendaciones dietéticas que se ofrezcan al paciente y sus familiares, en especial
a aquellas personas que elaboran sus alimentos, deben ser tan flexibles como sea po-
sible. El plan de comidas no debe ser motivo de confusión o problemas. El consejero
podrá, en unión con el personal médico y de enfermería, explicar a pacientes tipo 1 y
tipo 2, la importancia de cumplir con las recomendaciones nutricionales para su edad,
sexo y peso corporal.
6. Para las personas con DM tipo 1 es importante conocer que el tratamiento con insulina
no es la solución como tratamiento y que lo más importante es lograr un cambio de
hábitos dietéticos. El programa de tratamiento con antidiabéticos orales, insulina o
una combinación de estos se integra al tratamiento dietético.
82
Metas en las que el consejero debe trabajar
1. Debe restringir las grasas ricas en ácidos grasos saturados, así como los alimentos que
contengan colesterol.
2. Preferirá los carbohidratos de absorción lenta (CHO complejos, fibra dietética) en lugar
de los alimentos muy refinados (pan, galletas, pastas refinadas, pastelería).
3. Moderar el consumo de sal.
4. Desaconsejar el consumo de bebidas alcohólicas. Aportan calorías vacías, pueden inter-
ferir en el proceso de absorción de nutrientes y alterar el efecto de los medicamentos
hipoglicemiantes orales. En pacientes dependientes de insulina se recomienda no con-
sumir bebidas alcohólicas. Utilizar los edulcorantes con moderación.
5. Para poder calcular con mayor precisión, se requiere conocer la tasa metabólica
basal del paciente. En la tabla a continuación se muestra una manera sencilla de
calcularla.
83
El cálculo de los requerimientos energéticos debe realizarse de la siguiente manera:
Grupos de edad
(Años)
MUJERES
a) Un método muy preciso es el que tiene en cuenta el metabolismo basal: se puede esti-
mar la tasa metabólica basal y el gasto energético diario a partir del peso corporal en
kg y el nivel de actividad física.
b) Una vez obtenido el total de energía se procede a realizar la distribución porcentual
energética recomendada, que es:
hidratos de carbono: 55-60 %, proteínas: 12-20 % y grasas: 20-30 %
Una vez conocida la cantidad de energía necesaria para el paciente, se procederá a dis-
tribuirla en las principales comidas del día según el tipo de DM. Para esto se requiere el
apoyo de un dietista que pueda elaborar un menú para la semana, que contenga aproxi-
madamente el total de energía y su distribución porcentual entre proteínas (vegetal y
animal) y grasas (evitando las saturadas y prefiriendo mono y poliinsaturadas), como se
presenta en las siguientes tablas.
84
Diabetes tipo 1. Estos pacientes suelen estar delgados y deberían recibir un aporte ener-
gético suficiente para alcanzar un peso corporal deseable. Es importante el cumplimiento
del horario, la regularidad y la composición de las comidas. Se deben consumir seis comi-
das al día (desayuno, merienda, almuerzo, merienda, comida y cena). La distribución de
energía total debe ser de la forma siguiente:
Desayuno 20 % Merienda 10 %
Merienda 10 % Comida 25 %
Almuerzo 30 % Cena 5 %
Diabetes tipo 2. En pacientes con diabetes tipo 2 obesos, la pérdida de peso es funda-
mental para lograr el adecuado control metabólico. La intervención dietética tiene ma-
yor valor preventivo de las complicaciones mientras más precozmente se inicia. En estos
pacientes, si no utilizan insulina, los horarios pueden ser flexibles. La restricción calórica
moderada de 500-1 000 kcal al día menos de las necesitadas para mantener el peso, es
útil para conseguir una reducción gradual y mantenida del mismo.
En pacientes obesos de tipo 2 que se controlan con hipoglucemiantes orales o con insulina
se recomienda dieta reducida en energía. Es importante mantener constante el número de
comidas (desayuno, merienda, almuerzo, merienda, comida, cena), su horario, composi-
ción de la dieta y una distribución calórica similar a la de los pacientes diabéticos tipo 1.
En los pacientes diabéticos tipo 2 obesos que se controlan con dieta solamente, no es tan
riguroso mantener el horario de las comidas. La distribución energética que se le indica es
de cinco comidas al día, excluyendo la cena:
Desayuno 20 % Merienda 10 %
Merienda 15 % Comida 25 %
Almuerzo 30 %
85
controlarse el ritmo de aumento de peso durante el embarazo, que debe ser semejante al
de las embarazadas no diabéticas. La ganancia de peso en la diabetes gestacional se con-
sidera igual que en la no diabética, de manera que si se trata de una obesa el incremento
es de 0,2 kg; 0,3 kg para la gestante en sobrepeso; 0,4 kg para las normopeso y 0,5 kg en
el caso de las bajo peso, con diferencias en las gemelares, que debe ser de 0,5 kg en las
sobrepeso y obesas y de 0,75 kg en las normopeso y bajo peso.
55 % carbohidratos complejos
Carbohidratos 55-60 %
5 % carbohidratos simples
Proteínas 10-20 % 50 % vegetal
Menos 10 % grasas saturadas
De 6 a 8 % de poliinsaturadas
Grasas 25-30 %
La diferencia de monoinsaturada
Menos de 300 mg de colesterol
La dieta nunca será menor de 1 800 kcal y se dividirá en tres comidas: dos meriendas y
cena. La distribución porcentual calórica en general debe ser:
86
La distribución del monto calórico durante el día se distribuye de la siguiente forma:
1. En el desayuno (15 %)
2. En la merienda de la mañana (5 %)
3. En el almuerzo (30 %)
4. En la merienda de la tarde (15 %)
5. En la comida (30 %)
6. En la cena (5 %)
Se dará preferencia a los carbohidratos complejos y a las grasas de origen vegetal. La in-
gestión de frutas y vegetales tendrá una preponderancia importante.
Los almidones, compuestos por varias unidades de glucosa, tienen distintos IG. Por ejem-
plo, el pan blanco y los fideos tienen aproximadamente la misma longitud de cadena,
pero los segundos tienen un IG más bajo, probablemente por su estructura terciaria y
menor solubilidad, la que reduce su exposición a la amilasa salival y pancreática.
87
Así también la composición de amilosa (cadena lineal) y amilopectina (cadena ramificada)
en los cereales, papa y vegetales verdes influyen sobre el IG. Esto se debe a que la amilosa,
al ser más compacta, ofrece menor superficie de acción para el ataque de las enzimas y,
por lo tanto, alimentos con mayor proporción de esta tendrán un IG más bajo que las que
contengan predominio de amilopectina.
Los listados de alimentos y sus contenidos: carbohidratos, cereales, el grupo de frutas pro-
cesadas y los vegetales se presentan en la tabla siguiente, que ha sido elaborada por un
grupo internacional. La clasificación incluye la mayoría de los alimentos que se consumen
en los países de hábitos alimentarios occidentales. Algunos de estos no son frecuentes en
la dieta habitual en nuestro país, o se consumen parcialmente si son de acceso estacional.
88
Frutas y frutas procesadas Vegetales
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Ventajas
89
3. Aumenta la sensibilidad a la insulina.
4. Reduce el peso.
5. Reduce los factores de riesgo cardiovascular. Mejora la tensión arterial y favorece que
baje el colesterol en sangre.
6. Mejora el estreñimiento.
7. Aumenta la fuerza y la elasticidad.
8. Reduce el riesgo de hipoglicemia (baja del nivel de azúcar en sangre). Es más frecuente
cuando se excede la cantidad de ejercicio habitual o se añaden algunas actividades o
ejercicios para los que no se tiene entrenamiento suficiente.
Desventajas
Precauciones
1. Iniciar cualquier programa de ejercicios con una intensidad y duración cortas e incre-
mentarlas progresivamente.
2. Realizar un calentamiento de 10 a 15 minutos antes de comenzar una sesión de ejerci-
cios y terminar con ejercicios de flexibilidad y relajación de 10 minutos.
3. Procurar hacerlo acompañado. Llevar un carné que lo identifique como diabético.
4. Si se va a realizar más ejercicio del habitual tomar más cantidad de azúcares lentos,
como por ejemplo seis galletas de María o dos plátanos o dos vasos de leche o dos
vasos de zumo, por cada hora de ejercicio que realice.
5. Llevar siempre caramelos o azúcar en bolsitas.
6. Examinarse los pies al terminar el ejercicio.
7. Evitar el ejercicio en condiciones de frío o calor no tolerables.
8. Evitar el ejercicio si hay descontrol metabólico, pues puede deteriorarse más.
9. En el diabético compensado evitar las hipoglucemias:
a) Disminuir la dosis de insulina o hipoglucemiantes orales.
b) Aumentar la ingesta de hidratos de carbono antes (1-3 horas), durante (cada 30 mi-
nutos) y después, dependiendo de la intensidad y duración.
c) No poner la inyección de insulina en el lugar más afectado por el ejercicio (los muslos).
d) No realizar el ejercicio en las horas que coincida con el máximo pico de insulina.
e) Medir la glucemia antes, durante y después del ejercicio.
f) Consultar siempre con su médico antes de realizar cualquier tipo de ejercicio no habitual.
90
Tratamiento psicológico individual y familiar
Estará basado en el aprendizaje del autocontrol, la modificación de los estilos de alimen-
tación en relación con una dieta saludable y la modificación de los patrones de actividad
física. Es importante que la familia reciba información sobre la diabetes tanto de tipo 1
como de tipo 2 y la del embarazo, la prevención de las complicaciones más frecuentes y
cómo tratarlas.
— La familia debe tener disposición para cambiar (de lo contrario la intervención proba-
blemente fallará).
— Los consejeros nutricionales deben involucrar a la familia o a la persona que preste los
cuidados al niño en el esquema de tratamiento.
— El consejero nutricional debe alentar y enfatizar, pero no criticar.
— El esquema de tratamiento debe inducir cambios permanentes.
— El esquema de tratamiento debe ayudar a la familia a hacer pequeños, pero graduales
cambios.
— El esquema de tratamiento debe incluir el aprendizaje sobre el monitoreo de la alimen-
tación y la actividad física. La participación de la familia en esta actividad es prioritaria.
Seguimiento
La labor educativa debe evaluarse periódicamente. Esto facilita un monitoreo del tra-
tamiento y permite el adecuado seguimiento. En la mayoría de los casos debe incluir el
conocimiento y destrezas desarrolladas, percepción del paciente sobre la enfermedad y
las exigencias del tratamiento, grado de adhesión a la dieta y a la práctica sistemática
de ejercicios físicos, sin descartar el tratamiento medicamentoso indicado, impacto en
indicadores como el peso corporal, presencia o ausencia de complicaciones, necesidad de
ingresos hospitalarios por complicaciones y la prevención de las enfermedades asociadas
a la DM, como la insuficiencia renal, la ceguera, las lesiones dermatológicas, la cardiopatía
isquémica, etc.
Factores que favorecen el éxito terapéutico a largo plazo del paciente dia-
bético obeso
91
— Nivel educacional (se correlaciona positivamente con la pérdida de peso).
— Grado de apoyo del medio familiar.
— Voluntad para completar registros de dieta y actividad de forma frecuentes.
Conclusiones
1. La mitad de la población diabética puede obtener buen control metabólico con una
dieta adecuada.
2. La dieta debe ser lo más semejante posible a la de un individuo sano.
3. Es factible ampliar la variedad del régimen dietético.
4. Debe respetarse estrictamente la distribución de los alimentos a lo largo del día.
5. Debe adaptarse la información al nivel sociocultural del paciente.
6. La información y las recomendaciones serán lo más precisas y sencillas posible.
7. El manejo de la dieta del diabético debe ser individualizado.
8. La educación diabetológica es un pilar imprescindible para lograr las metas propuestas.
Papiro de Ebers
92
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com
95
VIII. Consejería nutricional en la hipertensión arterial
El abordaje de esta enfermedad requiere de la labor en equipo. Para ello deberán trabajar
en forma coordinada los diferentes integrantes del equipo de salud (especialistas en Me-
dicina General Integral, internistas, licenciados en Enfermería, profesionales de Educación
para la Salud y licenciados en Nutrición y Dietética, entre otros). Las medidas preventivas
podrán ser realizadas por diferentes integrantes del equipo de salud aprovechándose el
espacio de la consejería nutricional para el adecuado enfoque en relación con el trata-
miento no medicamentoso, fundamentalmente la alimentación.
El plan de alimentación DASH surge a raíz de dos estudios realizados en Estados Unidos
por el National Institute of Health y el National Heart, Lung and Blood Institute, los cuales
demostraron que su aplicación disminuye las cifras de presión arterial y puede prevenir el
desarrollo de hipertensión en personas que no la padecen.
Además, se debe cuidar la calidad de las grasas, aumentando las grasas insaturadas, en
particular las de tipo omega 3, por su efecto vasodilatador, el contenido calórico total y
los niveles de consumo diario de sodio.
La orientación y consumo de una dieta saludable es la base para lograr cambios favora-
bles en las cifras de tensión arterial, lo cual, unido a la práctica de actividad física y cesa-
ción del mal hábito de fumar, constituyen la clave para el tratamiento no medicamentoso,
no solo de la HTA, sino de otras enfermedades crónicas no transmisibles. Los servicios de
consejería nutricional pueden brindar su aporte en este sentido.
96
Objetivos
— Favorecer estilos de vida saludables que ayuden a mejorar las cifras de tensión arterial.
— Recomendar pautas de tratamientos no medicamentosos y fomentar la adherencia a
los mismos.
— Mejorar la percepción de riesgo y la adopción de prácticas seguras para prevenir la
hipertensión arterial.
Definición
Se define la hipertensión arterial como la presión arterial sistólica de 140 mmHg o más
(teniendo en cuenta la primera aparición de los ruidos), o una presión diastólica de 90
mmHg o más (teniendo en cuenta la desaparición de los ruidos), o ambas cifras inclusive.
Esta definición es aplicable a los adultos. En los niños están definidas según su edad otras
cifras de tensión arterial.
Hipertensión**
Grado I 140-159 90-99
Grado II 160-179 100-109
Grado III 180 y más 120 y más
* Según la Guía cubana para la prevención, diagnóstico y tratamiento de la hipertensión, Ed. de Ciencias
Médicas, La Habana, 2008.
**Se clasifica en grados. Adaptado por la Comisión Nacional Técnica Asesora de Hipertensión Arterial. Se-
gún VII Reporte del Comité Nacional Conjunto Norteamericano, 2003 y Sociedad Europea Hipertensión/
Sociedad Europea de Cardiología.
97
1. Etapa de diagnóstico para la consejería
a) Una vez creado el intercambio necesario que debe existir entre el consultante y el
consejero se debe iniciar una etapa de diagnóstico para la consejería, que consiste
en definir en qué etapa de conocimiento en relación con sus hábitos alimentarios y
de disposición al cambio se encuentra el paciente; para ello hay preguntas clave que
se deben realizar en base al consumo de alimentos clave. Tomemos como ejemplo las
frutas y los vegetales:
Consejero Paciente
Estas preguntas relacionadas con los principales grupos de alimentos nos orientarán en
qué etapa de iniciación o de cambio sobre la adopción de una alimentación saludable se
encuentra este individuo y nos permitirá a su vez conocer las barreras que puedan estar
interfiriendo.
¿Conoce la relación que tiene la alimentación con su salud? Esa información pudiera ser
pobre o suficiente.
Otra interrogante será sobre si puede decidir sobre los alimentos que diariamente desea
comer o es otra persona la que decide el menú del día. De ser otra persona ver si esta le
brinda algunas opciones de elección.
98
Se le debe brindar la oportunidad de realizar preguntas y alentarlo a que las traiga por
escrito en las siguientes consultas.
Una alimentación saludable es la que aporta todos los nutrientes esenciales y la energía
que cada persona necesita para mantenerse sana. Para promocionar una alimentación sa-
ludable y prevenir enfermedades vinculadas con la dieta, el Instituto de Nutrición e Higie-
ne de los Alimentos editó en el año 2004 —y realizó una segunda edición en el 2009— las
Guías alimentarias para la población cubana mayor de dos años de edad.
Las Guías alimentarias para la población cubana mayor de dos años de edad están dise-
ñadas para asistir a los individuos en:
99
Los mensajes de las Guías alimentarias para la población cubana mayor de dos años de
edad son los siguientes:
Guía 1. Una alimentación variada durante el día es agradable y necesaria a su salud.
Guía 2. Consuma vegetales todos los días. Llénese de vida.
Guía 3. Consuma frutas frescas y aumentará su vitalidad.
Guía 4. Prefiera los aceites vegetales. La manteca es más costosa para su salud.
Guía 5. El pescado y el pollo son las carnes más saludables.
Guía 6. Disminuya el consumo de azúcar.
Guía 7. Disminuya el consumo de sal. Comience por no añadirla a los alimentos en la mesa.
Guía 8. Un buen día comienza con un desayuno. Consuma algún alimento en la mañana.
Guía 9 Conozca el peso saludable para su estatura. Manténgase en forma.
El consejero deberá trabajar adecuadamente los diferentes mensajes, para lo cual debe
basarse en el documento que argumenta cada una de las guías y que está a su alcance.
Siempre deberá tener respuestas lógicas y bien fundamentadas para satisfacer inquietu-
des que puedan surgir, tales como:
Siempre se debe mostrar que tratar de seguir una alimentación saludable no implica de-
jar de comer los alimentos que le gustan, sino que la clave está en la moderación, en la
forma de preparación (con menos grasa, menos sal) y en tratar de reducir el consumo de
algunos alimentos, y se pondrán ejemplos que lo ayuden a buscar mejores alternativas.
Se debe involucrar a la familia en la consejería, sobre todo a la persona que prepara los
alimentos, ya que esta define en parte los hábitos alimentarios del resto de la familia.
No debemos cansarnos de insistir en que “No hay que renunciar a las cosas, sino hacer
modificaciones en los hábitos”.
100
El tratamiento dietético debe indicarse siempre por su eficacia. El consejero, con el apoyo
del equipo de salud, tiene como objetivo lograr la adhesión sostenida a hábitos saluda-
bles para que los beneficios se obtengan a largo plazo. En la hipertensión arterial grado I
puede ser en ocasiones el único tratamiento. Es de las primeras medidas del tratamiento
y debe instaurarse siempre antes del o sumado al comienzo del tratamiento con fármacos
antihipertensivos.
Dos consideraciones especiales no pueden ser pasadas por alto a la hora de elaborar el plan
de acción. Estos son lineamientos generales que deben adoptarse con el propósito de:
— Adecuarse a las necesidades calóricas del paciente. Es decir, las porciones de alimentos
serán más reducidas o en un menor número si se trata de una persona que debe bajar
de peso (Control de la diabetes y de la hipertensión: dos objetivos simultáneos), o ma-
yores, si practica una actividad física intensa.
— Los cambios siempre deben ser graduales. De lo contrario, se podrían producir algunas
molestias que llevan al abandono de esta saludable forma de alimentarse. Es el caso de
personas que no suelen consumir fibra; si a ellas se les indica bruscamente que consu-
man tres platos de vegetales crudos, dos o tres frutas y cereales integrales es probable
que presenten meteorismo (gases) o diarrea, por lo que se debe ser cauteloso.
Una forma de dar inicio a estos cambios alimentarios es primero llevar un registro de las
ingestas diarias, el tipo de desayunos, la omisión del almuerzo, las ingestiones en cafete-
rías en las meriendas o camino a casa o mientras se prepara la comida familiar. Muchas
veces, solo con esta simple medida se logra identificar el origen de una alimentación in-
adecuada y encarar los cambios necesarios.
Se recomienda utilizar mensajes que destaquen conceptos positivos acerca de los bene-
ficios de los cambios de hábitos y evitar en una primera etapa insistir en las complicacio-
nes o evoluciones desfavorables, que lejos de mejorar la adherencia a las orientaciones
brindadas, angustian al paciente favoreciendo mecanismos de negación que en lugar de
motivarlo lo alejan de la consejería.
101
El rol del profesional en nutrición es el de facilitador, aportando conocimientos, alternati-
vas y entrenamiento. Para lograr que el paciente se sitúe como potencial responsable de
su propia salud se requiere que el profesional utilice habilidades comunicacionales para
desarrollar adecuadamente el proceso.
Se debe permitir al paciente expresar sus creencias, sentimientos y actitudes, y para lo-
grarlo el profesional debe evitar ejercer el poder que le otorga su conocimiento en salud
para descalificar las opiniones y sentir del paciente. Si el paciente percibe que la defini-
ción del problema fue impuesta, su motivación para emprender un cambio de conducta
disminuye.
A nivel familiar
La prevención de factores de riesgo requiere de acciones a todo nivel, que van desde las
medidas en el hogar hasta los medios masivos de comunicación.
3. Seguimiento
Monitoreo y evaluación
102
Anexo
De los equipos:
De las personas:
Procedimiento:
103
— La aparición del primer ruido (Korotkoff) corresponde al valor de la presión sistólica
y su desaparición corresponde al valor de la presión diastólica. Es de destacar que la
lectura de las cifras debe estar fijada en los 2 mmHg o divisiones más próximas a la
aparición o desaparición de los ruidos.
— Retirar el estetoscopio y el brazalete.
— Realizar higiene de manos y registro.
Se deben efectuar dos lecturas separadas por dos minutos como mínimo. Si la diferencia
es de 5 mmHg debe efectuarse una tercera medición y promediarlas. Verificar en el brazo
contralateral y tomar en cuenta la lectura más elevada.
104
Bibliografía
105
IX. Consejería nutricional para personas con VIH
106
Factores de riesgo que influyen en las condiciones de alimentación y nutrición de las perso-
nas con VIH
Tuberculosis.
Enfermedades oportunistas.
Antecedentes personales
Infecciones de transmisión sexual.
Enfermedades crónicas no transmisibles.
Locomoción.
Visión.
Capacidad funcional
Audición.
Necesidad y disponibilidad de un cuidador.
Alcohol.
Uso de drogas Tabaco.
No lícitas.
Trastornos emocionales (depresión, ansie-
dad, anorexia).
Condición emocional Aceptación de la seropositividad.
Apertura del diagnóstico al ambiente fami-
liar y social.
Boca, masticación, deglución.
Condiciones del aparato digestivo Náuseas y vómitos.
Diarreas y constipación.
Ocupación laboral.
Actividad física y práctica de
Tipo de deporte que practica.
deportes
Frecuencia y cantidad.
107
Desde el inicio de la epidemia, los pacientes con sida tenían como característica sobresa-
liente la pérdida de peso, por ello, al principio se le llamó la “enfermedad de los delgados”
y fue necesario la evaluación y seguimiento diario por parte de un equipo de nutrición que
permitiera manejar de forma intensiva las deficiencias nutricionales desde el momento
mismo de su diagnóstico.9-13
La desnutrición es una amenaza para estas personas desde las primeras etapas de la in-
fección. Cuando los síntomas no se han presentado, el virus repercute en la nutrición de
la persona y el riesgo de desnutrición aumenta considerablemente, a medida que avanza
la infección. Es esencial satisfacer sus necesidades nutricionales y el apoyo en materia de
alimentación desde el diagnóstico, para evitar deficiencias nutricionales. La relación entre
el VIH, el sida y la desnutrición es un ejemplo del círculo vicioso: disfunción inmunológi-
ca, enfermedades infecciosas y desnutrición. Si conseguimos mantener el peso corporal
será más fácil soportar los tratamientos antirretrovirales y evitar la desnutrición, porque
muchas de las condiciones asociadas repercuten en el consumo, la digestión y el aprove-
chamiento de los alimentos y otras repercuten en las funciones del organismo. Síntomas
como diarrea, pérdida de peso, náuseas o vómitos son más tolerables con una nutrición
apropiada.
Los principales mecanismos que explican la pérdida de peso son: la desnutrición energé-
tico-proteica y el síndrome de desgaste.
— Una pérdida de peso corporal involuntaria y mayor del 10 % respecto al peso normal
de referencia.
— Diarrea o debilidad crónica con fiebre, durante un período superior a 30 días.
— La ausencia de cualquier otra infección o condición diferente al VIH que pudiera expli-
car dichos síntomas.
108
En la práctica, cualquier pérdida de peso progresiva e involuntaria de esta magnitud se
considera un síndrome de desgaste y traduce el desarrollo de un importante déficit nutri-
cional que conlleva a un deterioro físico y psicológico.
Malnutrición-Desgaste
4 2
Requerimientos de nutrientes
Ingestión dietética VIH de la inmunidad
Pérdida de nutrientes
3
Infecciones oportunistas
Progresión al sida
Aumento del riesgo de mortalidad
109
Otras consideraciones
Las personas con VIH pueden presentar comorbilidades como tuberculosis, enfermedades
hepáticas o renales, y estas condiciones también tienen implicación nutricional.
Objetivos:
Los adultos infectados por el VIH tienen mayores necesidades de energía y suelen padecer
de deficiencias de micronutrientes.
Cuando las personas con VIH (PVIH) presentan fiebre, sepsis o necesitan ganar peso, los
requerimientos de energía aumentan significativamente.
110
En las PVIH con desnutrición severa los requerimientos de energía, de inicio, son relati-
vamente bajos y se aumentan de manera gradual porque es necesario realizar la com-
pensación metabólica, del equilibrio ácido básico, de la termorregulación, entre otras
alteraciones que pueden presentarse cuando la desnutrición es grave, y para prevenir
complicaciones de la realimentación.
Aunque no es lo más frecuente, cuando una persona con VIH es obesa, los requerimientos
de energía se reducen.
Los requerimientos de energía se calculan tomando en cuenta el peso actual, con excep-
ción de los obesos, que se realiza por el peso que se considere saludable.
Requerimientos de energía
Para el cálculo del gasto energético basal se emplea la ecuación de Harris Benedict, que
tiene la ventaja de utilizar el peso, la estatura y la edad.
(GEB) para mujeres = 655 + (9,6 x peso/kg) + (1,85 x talla/cm) – (4,7 x edad/años)
En caso de que la persona presente fiebre, sumar el 10 % al GMB por cada grado Celsius
sobre 37 ºC
Para el paciente asintomático se multiplica el GEB por el factor de actividad que corresponda.
111
Si:
— Asintomático con peso estable: 30 - 35 kcal/kg/24 h
— Necesidad de ganar peso: 35 - 40 kcal/kg/24 h
— Infección aguda: 40 - 50 kcal/kg/24 h
— Desnutrición severa: 20 kcal/kg/24 h de inicio e ir aumentando gradualmente
— Necesidad de perder peso: 20 - 25 kcal/kg/24 h
Requerimientos de proteínas
Existe una gran variación dependiendo del estado clínico. Las proteínas son necesarias
para proveer los sustratos para la replicación del sistema inmune, síntesis de proteínas de
fase aguda, mantenimiento de la masa corporal.
Si hay una infección aguda, se elevan para compensar el hipercatabolismo de las proteí-
nas somáticas.
Alternativamente, según la Organización Mundial de la Salud, puede ser usado, para cal-
cular los requerimientos de proteínas, entre el 12 y el 15 % del total de los requerimientos
de energía.
Requerimientos de líquidos
Son esenciales en las persona con VIH/sida (PVs). Aumentan en caso de diarreas, vómitos,
fiebre, heridas abiertas y sudoración nocturna. Pueden utilizarse los siguientes cálculos:
– 30 - 40 ml/kg o
– 1 ml por kilocaloría del total de la energía
112
Requerimientos de micronutrientes
Una alimentación saludable, adecuada a las necesidades individuales, mejora los niveles
de los linfocitos T CD4 y la absorción intestinal; disminuye las complicaciones provocadas
por la diarrea, por la pérdida de masa muscular, por el síndrome de lipodistrofia, así como
todos los demás síntomas, que de una u otra forma pueden ser minimizados o revertidos
por mediación de una alimentación balanceada. Orientar, por tanto, una alimentación
saludable es colaborar para promover la mejoría de la calidad de vida de las PVs.
— La necesidad de alimentarse.
— Las ventajas de una nutrición saludable.
— La importancia de mantener los horarios y las frecuencias alimentarias.
113
— Sabrosa: es importante que los alimentos consumidos sean agradables al paladar y se
utilicen condimentos naturales.
— Colorida: esto tiene relación con la variedad de grupos de alimentos en la alimentación
diaria, principalmente, en términos de vitaminas y minerales, y la presentación atracti-
va de las comidas, que agrade y estimule un consumo saludable.
— Equilibrada: se relaciona con el equilibrio en cantidad y calidad de los alimentos con-
sumidos para lograr una nutrición adecuada, en dependencia del ciclo de la vida, esta-
do de salud, edad, sexo, nivel de actividad física, estado fisiológico.
— Segura: los alimentos que componen la alimentación deben ser seguros desde el pun-
to de vista de contaminación físico-química y genética, y de los posibles riesgos que
puedan causar a la salud. Deben ser observadas prácticas adecuadas de producción,
procesamiento y manipulación, desde su origen, hasta la preparación para el consumo,
tanto en la casa como en restaurantes y comedores obreros.
— Variada: ello implica orientar el consumo de alimentos de los siete grupos, diaria-
mente, evitando la monotonía alimentaria que limita el acceso a los nutrientes ne-
cesarios.
Para obtener una dieta variada se deben seleccionar diariamente alimentos de los siete
grupos básicos:
Los alimentos de los grupos I, II y III pueden distribuirse en mayor cantidad; los de
los grupos IV y V en cantidades moderadas y de los grupos VI y VII en cantidades
limitadas.
¿Qué deben comer las personas que viven con VIH/sida para sentirse bien en
el hogar o en su trabajo?
No hay una prescripción dietética universal para el tratamiento del sida y la infección por
VIH, y cada persona tiene diferentes necesidades en términos de dieta y nutrición.
114
Existen, no obstante, algunas pautas generales que las personas pueden seguir para una
dieta equilibrada:9-19
115
Algunas actitudes para mejorar el cambio de los hábitos alimentarios
1) Estimular el consumo de frutas, legumbres y verduras todos los días; debe preferir las
que estén en período de cosecha, buscando con esto el máximo aprovechamiento de
las vitaminas y los minerales.
2) Incluir alimentos que sean fuentes de proteínas, animal o vegetal, por lo menos, dos o
tres veces al día.
3) Estimular el consumo de fibras dietéticas, pues son ricas en vitaminas del complejo B y
minerales, como frijoles, garbanzos, frutas, verduras, que constituyen óptimas fuentes
de fibras.
8) Limitar el consumo de alcohol y tabaco, debido a que pueden resultar agentes nocivos
para la salud y a su vez dificultar la acción de la terapia.
El uso de la terapia puede provocar efectos colaterales que muchas veces causan el aban-
dono del tratamiento, y, además, infecciones oportunistas. En la cavidad oral, dificultan
la alimentación regular provocando dolor en la deglución.
116
Algunas recomendaciones ante la presencia de estos síntomas
- Por la mañana, ingerir agua y sal, después de despertar, sin compañía de otros
líquidos.
- Chupar hielo puede reducirlas.
- Comer pequeñas cantidades de alimentos varias veces al día.
Náuseas
- No ingerir líquidos durante las comidas (una hora antes o después).
- Evitar comidas muy calientes.
- Evitar el consumo de alimentos grasos y bebidas gaseadas (refrescos), café y exceso
de condimentos.
- Hacer pequeña ingesta de alimentos varias veces al día.
- No acostarse después de las comidas para evitar el vómito (debe sentarse o recos-
Vómitos tarse).
- Chupar hielo y beber líquidos helados en pequeñas cantidades.
- Buscar atención médica para que sea medicamentado correctamente.
Pirosis (acidez
- El uso de té digestivo después de las comidas puede ayudar a aliviarla (té verde).
o quemazón
- Evitar comidas muy condimentadas (pimientas de todo tipo y alimentos grasos).
estomacal)
- Reducir el consumo de lácteos, dulces en grandes cantidades, frijoles y comidas
muy grasas.
- Evitar el consumo de comidas con muchas fibras y alimentos crudos.
Diarreas
- Comer alimentos con alto contenido de potasio como pescado, carnes, papa, zana-
horia, pollo sin grasa.
- Evitar alimentos con cafeína (café, té, chocolate y bebidas carbonatadas).
117
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118
X. Consejería sobre medidas higiénicas
para garantizar la inocuidad de los alimentos
en el entorno familiar
Los alimentos nos proporcionan la energía necesaria para todas las funciones vitales, los
elementos esenciales para el crecimiento y desarrollo en los niños, así como para las ne-
cesidades estructurales y funcionales del organismo, pero deben estar libres de sustancias
químicas y microorganismos que puedan ocasionar daño a la salud de las personas.
El daño que producen las enfermedades transmitidas por los alimentos es cada día más
preocupante y actualmente se reconocen más de 250 de ellas. Las enfermedades diarrei-
cas en Cuba constituyen un importante motivo de consultas médicas, a pesar de que en
muchas ocasiones no se asiste por esta causa al médico. A partir de los análisis epidemio-
lógicos realizados, se ha llegado a identificar una serie de factores de riesgo a través de
toda la cadena alimentaria, que han sido la causa de su incremento.
119
intrínseco que existe entre seguridad alimentaria y control de la calidad e inocuidad de los
alimentos, y la Organización Panamericana de la Salud en la 14.a Reunión Propuesta de Plan
de Acción de Cooperación Técnica en Inocuidad de Alimentos de la OPS/OMS, expresó: “La
inocuidad de alimentos y la seguridad alimentaria son indivisibles. Ambas contribuyen con-
juntamente con otras iniciativas al progreso y alcance de las metas de desarrollo del milenio,
particularmente en la disminución del hambre y la pobreza, la reducción del impacto de la
morbilidad y mortalidad infantil y en la educación y el desarrollo sostenible”.
Definición de inocuidad:
Es la condición de los alimentos que garantiza que no causarán daño cuando se preparen
y/o consuman de acuerdo con el uso al que se destinan.
La inocuidad es una de las cuatro características que junto con las nutricionales, organo-
lépticas y comerciales definen la calidad de los alimentos.
— Otros alimentos.
— Las superficies que contactan con el alimento.
— El manipulador.
120
(RO-3). Cocinar adecuadamente los alimentos (garantizar una temperatura interior de
71 °C).
(RO-4). Evitar las contaminaciones cruzadas (en el transporte, almacenamiento y mani-
pulación).
(RO-5). Garantizar temperaturas seguras de conservación (los alimentos perecederos se
deben conservar entre 0 y 6 ºC).
Los alimentos deben proceder de fuentes seguras y no deben estar expuestos a temperatura
ambiente, especialmente carnes y derivados, productos lácteos y pescados, entre otros. Los
microorganismos se duplican cada 15 o 20 minutos en condiciones ideales de temperatura.
Una cocina limpia es la que garantiza la calidad sanitaria de los alimentos por encima de lo
que simplemente se ve y ello depende de las prácticas de manipulación que giran en tres
sentidos: almacenamiento, cocción y manipulación postratamiento. La ropa limpia de quien
elabora los alimentos es también garantía para evitar la contaminación, independientemen-
te del aspecto ético que da seguridad al resto de los familiares que consumen los alimentos.
Es importante prevenir la recontaminación después de la elaboración de los alimentos.
Para obtener una buena limpieza en los útiles y mesetas de cocina es necesario cumplir
las siguientes fases:
— Eliminación mecánica de residuos.
— Utilización de agua, preferiblemente caliente, con detergente.
121
— Restregar la superficie o utensilio para desprender la suciedad.
— Enjuagar con agua corriente
Los utensilios y mesetas deben estar en buenas condiciones estructurales para su adecua-
da higienización.
Los embutidos, una vez cortados o lasqueados, son de mayor riesgo que mientras se con-
servan enteros.
122
Los alimentos que tienen alto contenido de azúcar, como galletas, dulces secos, pan, no re-
quieren refrigeración, sin embargo, los alimentos en salsa con gran contenido de nutrientes
se deben conservar a las temperaturas indicadas.
Los alimentos no deben estar expuestos a temperatura ambiente por más de dos horas.
El consejero debe explicar a los miembros de las familias que cuando se ingieren alimen-
tos que están contaminados, la persona puede enfermarse. Las enfermedades producidas
por alimentos contaminados, ETA, pueden llegar a ser graves, ocurren pérdidas económi-
cas, problemas laborales y sociales que pueden ser evitados, y en algunos casos pueden
producir la muerte.
Los peligros biológicos asociados a los alimentos más conocidos son las bacterias, los
parásitos y, aunque menos conocidos, pero cada día con mayor incidencia e importancia:
los virus.
La ingestión de toxinas también puede causar enfermedades; estas actúan más rápida-
mente al comportarse en el organismo como sustancias químicas y es muy importante te-
ner en cuenta que no se destruyen como los seres vivos al cocinar los alimentos. Las toxi-
nas producidas por Staphylococcus aureus, que pueden portar los manipuladores y estar
123
presentes en dulces con merengue, ensaladas frías y mayonesas sin suficiente acidez, y
las de Clostridium perfringens son las más conocidas; la más potente es la que produce
el Clostridium botulinum (botulismo), que causa la muerte por parálisis respiratoria y está
especialmente presente en enlatados y en la preparación de conservas caseras.
Grupos vulnerables
Todos los seres humanos son susceptibles a las enfermedades transmitidas por alimentos
contaminados. Pero los niños, las mujeres embarazadas, adulto mayor y aquellas perso-
nas con deficiencias en el sistema de inmunidad, tales como los pacientes de cáncer o
sida, pueden sufrir complicaciones severas.
Mientras más tiempo estén en esas condiciones favorables, más se reproducirán y más
carga contaminante tendrán los alimentos en que se desarrollan, por lo que es muy im-
portante evitar tiempos prolongados en ellas.
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— Alimentos cocinados que se consumen fríos o recalentados.
— Carnes, pescados y mariscos crudos.
— Carnes molidas o en picadillo.
— Leche y productos lácteos sin pasteurizar o hervir adecuadamente.
— Natillas.
— Flanes y postres con leche y huevos.
— Cremas.
— Huevos y alimentos con huevos. Merengues.
— Ajo en aceite a temperatura ambiente.
— Mayonesas con huevo para ensaladas insuficientemente acidificadas.
— Condimentos con caldo de carne.
— Productos de pastas, tales como macarrones y fideos cocinados.
— Papas horneadas, hervidas o fritas.
— Este tipo de alimentos cocinados debe estar el menor tiempo posible en condiciones
óptimas de temperatura para el crecimiento de microorganismos (5-60 ºC).
Prevención
Una de las medidas más sencillas y tal vez la más importante para evitar las enfermedades
transmitidas por alimentos es lavarse las manos antes de manipularlos, pero muy espe-
cialmente:
— Antes de tocar los alimentos.
— Después de manipular alimentos crudos.
— Después de ir al baño (servicio sanitario).
— Después de soplarse la nariz.
— Después de tocar los animales domésticos.
— Cuando ha cambiado el pañal al niño o tocado a personas enfermas.
— Después de tocar superficies contaminadas como los cestos de desechos.
— Al manipular sustancias químicas.
— Al regresar de la calle.
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Lavarse las manos correctamente consta de una serie de pasos:
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— Mantenga las mesetas y los utensilios de cocina limpios.
— Limpie la tabla de cortar después de cada uso.
— Lave con jabón o detergente las toallas o paños de cocina. Hiérvalos frecuentemente.
— Para desinfectar las mesetas, paños de cocina y los utensilios use la siguiente solución:
Una cucharada de cloro en cuatro litros de agua. Prepare la mezcla y póngala en un enva-
se marcado CLORO. Mantenga la solución fuera del alcance de los niños.
En caso de fenómenos naturales adversos como los ciclones, inundaciones, etc., que pro-
vocan escasez de alimentos, combustible, fluido eléctrico y agua, y facilitan el desarrollo
y proliferación de vectores, es necesario extremar las medidas higiénicas en el entorno
de los alimentos, su manipulación, cocción y almacenamiento para evitar enfermedades
transmitidas por ellos. Hervir el agua en estas condiciones es de vital importancia para
conservar la salud.
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