Este documento clasifica y describe varios tipos de arbitraje. Explica que el arbitraje puede ser voluntario u obligatorio, jurídico o de equidad, interno o internacional, dependiendo de su origen, modalidades y normas aplicables. También describe la cláusula compromisoria como un acuerdo previo para someter futuros conflictos a arbitraje, y explica que puede estar incluida de forma independiente en el contrato principal.
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Este documento clasifica y describe varios tipos de arbitraje. Explica que el arbitraje puede ser voluntario u obligatorio, jurídico o de equidad, interno o internacional, dependiendo de su origen, modalidades y normas aplicables. También describe la cláusula compromisoria como un acuerdo previo para someter futuros conflictos a arbitraje, y explica que puede estar incluida de forma independiente en el contrato principal.
Este documento clasifica y describe varios tipos de arbitraje. Explica que el arbitraje puede ser voluntario u obligatorio, jurídico o de equidad, interno o internacional, dependiendo de su origen, modalidades y normas aplicables. También describe la cláusula compromisoria como un acuerdo previo para someter futuros conflictos a arbitraje, y explica que puede estar incluida de forma independiente en el contrato principal.
Este documento clasifica y describe varios tipos de arbitraje. Explica que el arbitraje puede ser voluntario u obligatorio, jurídico o de equidad, interno o internacional, dependiendo de su origen, modalidades y normas aplicables. También describe la cláusula compromisoria como un acuerdo previo para someter futuros conflictos a arbitraje, y explica que puede estar incluida de forma independiente en el contrato principal.
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31. Clasificación del arbitraje.
De acuerdo al origen y las modalidades como se desenvuelve el arbitraje, la clasificación es
la siguiente: 31.1. Por el origen el arbitraje puede ser: a) voluntario, que se da cuando las partes convienen su aplicación libremente sin existir documentos que los obliguen previamente a la vía; y b) forzoso o necesario, que, a diferencia del anterior, puede ser obligatorio legal si existe una ley que establece este camino para resolver la controversia, u obligatorio convencional, cuando las partes se hallan constreñidas a respetar una cláusula compromisoria o un convenio anterior de arbitraje. 31.2. Por las formas como se desarrolla, las partes podrán concertar normas que establezcan el criterio de valoración, supuesto por el cual el arbitraje se denomina: a) jurídico o de derecho, si el tercero debe actuar su voluntad regido por disposiciones legales que ha de interpretar y aplicar en los alcances precisos que su técnica o especialización le faculta; o b) de equidad o amigable composición, en cuyo caso el árbitro activa soluciones o propuestas de acercamiento entre intereses contrapuestos, propiciando fórmulas equitativas cuya obligatoriedad es facultativa; es decir que se rigen por las reglas de la caballerosidad y honor que el compromiso supone. Si no fuese el criterio, sino las formas las que se conciertan, el arbitraje se denomina: a) formal, cuando se aplican disposiciones conocidas como las del juicio de conocimiento ordinario, y las demás solemnidades se guían por normas de derecho práctico, como es la manera de emitir las sentencias, o apreciar la prueba producida; y b) no formal, es decir, cuando el procedimiento se ajusta a las modalidades que las partes acuerdan. Finalmente, el arbitraje encuentra modalidades en la relación jurídica que ventila y por las normas que a ella deben aplicarse, de manera que puede ser: a) interno o doméstico, rigiéndose por disposiciones locales, o b) extranjero o internacional, caso en el cual las normas en uso provienen de tratados o convenios internacionales.
32. El arbitraje voluntario.
La decisión de componer diferencias sobre la base de la institución, presupone dos situaciones posibles. De un lado, la actitud preventiva de auspiciar la vía sin que exista conflicto alguno, es decir, que se formaliza el compromiso de someter toda cuestión de intereses contrapuestos a la resolución de árbitros, y esa concertación se formaliza documentalmente (cláusula compromisoria) al tiempo de establecer el contrato base. Como expresa Barrios de Ángelis, se trata de “un acuerdo expreso de voluntades que hace necesario el arbitraje para la resolución de un determinado género de conflictos futuros"22. Por otra senda, corre la posibilidad de solucionar el conflicto ya existente por medio de un tercero neutral ante quien se presenta el problema emergente. En este caso la potencialidad del caso suscita que el acuerdo se denomine compromiso en árbitros o compromiso arbitral, y por lo general es más detallado y preciso en cuanto a los límites y alcances que se desean de la función encomendada. 33. Arbitraje forzoso. En este caso, las alternativas oscilan entre las cuestiones que legalmente reconocen el tránsito obligado por esta vía, de aquellas otras que derivan de la concertación anterior de las partes, que, al ser voluntaria, evita el desconocimiento de la convención y obliga o fuerza a recurrir a los árbitros. En el primer aspecto, existen ejemplos de arbitrajes obligatorios en la determinación del precio en la locación de servicios cuando no se hubiese pactado; o ante la diferencia de estimaciones económicas cuando existen obligaciones de pago; o cuando el daño sufrido por un buque o cargamento pueda considerárselo siniestrado y deba ser pagado por el asegurador; en supuestos donde las liquidaciones o cuentas sean complejas o requieran de conocimientos especiales. En cambio, el arbitraje forzoso voluntario origina el deber de ejecución de las partes a someterse al compromiso arbitral. 34. Arbitraje jurídico (o de derecho) y de equidad. En el primer tipo de arbitraje (Arbitraje Jurídico) se aplica un ordenamiento jurídico determinado: el árbitro interpreta y ejecuta una disposición legal. Frente a ella, se dice que cuando el juez actúa en conciencia, asume el carácter de un amigable componedor; resuelve el asunto por la equidad y honradez que le manda su íntimo convencimiento, y su leal saber y entender. 35. Arbitraje interno e internacional. Se trata de modalidades específicas que dependen exclusivamente del tipo de documento que motiva la constitución y procedimiento arbitral.
22 Dante Barrios de Ángelis, El juicio arbitral, ed. Idea, Montevideo,1956, p. 36.
Significa que si el desarrollo se motiva sobre normas internas (ejemplo: las dispuestas por el Código Procesal), el arbitraje se denomina interno o doméstico; mientras que cuando se rige por convenios internacionales hay que distinguir entre los terceros designados ad hoc de aquellos que integran instituciones que tienen reglamentos propios y competencias específicas. 36. La cláusula compromisoria. Tal como vimos en los párrafos que preceden, clásicamente existen dos formas de concertar el arbitraje. Una modalidad se origina en el contrato preliminar que se denomina “cláusula compromisoria”, por el cual las partes deciden hacia el futuro someterse a este régimen si entre ellas surgieran controversias respecto de una determinada relación jurídica; mientras que otra vincula a los celebrantes del “compromiso arbitral” a un tribunal árbitro que resolverá la crisis presente derivada de un negocio jurídico que los enfrenta. En ambos casos se pacta la exclusión de la justicia ordinaria que le correspondiese al conflicto de ser ventilado ante la jurisdicción estatal, sin que ello signifique absoluta omisión, en la medida en que existen ciertas medidas que sólo la potestad judicial puede ofrecer (v.gr.: medidas precautorias, ejecución del laudo, etc.). De todos modos, no siempre es clara esta asignación de competencia y en mucho depende de la interpretación local que al convenio se otorgue. Al suponer la cláusula compromisoria una convención aplicada a una determinada relación jurídica, debe existir precisión en los alcances que se pretenden, porque de otro modo importaría una conducta contraria al espíritu que dispensa la justicia oficial y, también, una renuncia inadmisible a la jurisdicción27 La necesidad de tener expresado por escrito este compromiso de futuro proviene de solemnidades que cifran en los documentos preparatorios la trascendencia que se quiere alcanzar de posibles situaciones eventuales. Bien apunta Guasp que "la preparación de una figura jurídica está en razón directa de su trascendencia; que, a mayor importancia de una relación de derecho, más necesidad hay de su preparación; y que por ello, siendo el arbitraje una institución de la que depende nada menos el que la obra ordinaria de la justicia se realice o no, en ciertos casos, es lógico que se la prepare o anteceda mediante figuras jurídicamente reguladas"28 La solemnidad requerida incluye la voluntad libremente pactada y expresada, de manera que, si ella se traduce en un contrato de cláusulas predispuestas, o de adhesión, los efectos emergentes deben ser analizados restrictivamente porque el principio que alienta este tipo de vinculaciones es el de la libertad negocial (pacta sunt servanda).
27 cfr.: Palacio, ob. cit., t. IX, p. 47; Fenech y Carreras, oh. cit., p. 439.
28 Guasp, El arbitraje en el derecho español, cit., p.
36.1. Formas de convenir la cláusula compromisoria. Genéricamente, rige la libertad de formas en la celebración, destacándose algunas leyes inglesas que aceptan, inclusive, las manifestaciones verbales. Desde allí hasta la rigidez técnica expuesta en el documento se atraviesan posibilidades distintas. El Fuero Juzgo, por ejemplo, requería la convención ante testigos; otros, lo establecen escrito y debidamente suscrito por los comparecientes; la mayoría impone la escritura pública bajo pena de nulidad; y otros exigen que el acuerdo sea homologado judicialmente. Problema particular resulta deducir si la cláusula requiere estar inserta en el texto del contrato base de la relación jurídica entre las partes, o si admite cualquier expresión fehaciente que prohíje claramente la intención del compromiso. Alvarado Ve11oso, siguiendo a Briseño Sierra, dice que "atento la importancia del contenido de esta cláusula, es de pacífica doctrina que debe ser analizada con plena autonomía respecto del contrato madre que la contiene; de tal modo, planteada la nulidad de éste, aquélla no resulta alcanzada y permanece inalterable, correspondiendo al propio árbitro resolver sobre su validez de modo independiente de los vicios que pudieren encontrarse en el contrato principal" •
Compartimos este pensamiento, porque interpreta a cabalidad la disposición de las partes y
relega exigencias rituales que lo único que consiguen es descalificar las bondades del método. La rigidez técnica debe atenderse en los modos de expresar la voluntad (esto es, sin vicios invalidantes), y no en las formas como se manifiesta. De llegar a este exagerado recaudo la cláusula compromisoria difumina la finalidad de rapidez y economía al tener que provocar la instancia judicial que la determine, interprete y otorgue eficacia. Por otra parte, debe colegirse de la decisión voluntariamente pactada, un destino específico de control y resolución privada que, activada por la petición de las partes o de sólo una de ellas, propicia la constitución del arbitraje despejado de los puntos singulares que califiquen la validez del convenio principal Por tanto, la cláusula compromisoria puede ser pactada independientemente del contrato sustancial, y es lógico que así sea porque constituye la expresión concreta de someter conflictos hipotéticos al conocimiento de árbitros. 36.2. Efectos de la cláusula compromisoria. La principal consecuencia se asienta en excluir la actividad jurisdiccional futura, posibilitando que las partes aleguen la excepción de incompetencia si una de ellas, ante la crisis contractual o conflicto emergente, promoviese una acción judicial. Al mismo tiempo, obliga a las partes a constituir el tribunal o llamar al árbitro preelegido cuando entre ambas se plantee una controversia. 36.3. Extinción o abandono de la cláusula compromisoria. Tratándose de estipulaciones entre partes, rige el principio dispositivo en esta materia, circunstancia que lleva a considerar las actitudes de las partes, ante el planteo concreto de una acción judicial habiendo concertado una cláusula compromisoria. Cabe aclarar que, al no ser ésta de orden público, los interesados podrán renunciar al acuerdo en forma expresa o tácitamente. La primera manifestación surge con la presentación de la demanda ante la justicia ordinaria, y la segunda, cuando obran ciertos efectos procesales (reconocimiento tácito de la competencia, admisión del planteo, omisión de introducir la defensa de incompetencia, etc.) que permiten advertir el abandono del demandado al compromiso celebrado. También se extingue por prescripción, en cuyo supuesto se aplican las reglas generales sobre la materia 36. La rescisión del contrato principal motiva la ineficacia de la cláusula convenida en la pieza o en otro documento; así también si dicha concertación deviene nula; a diferencia de la extinción del compromiso o la nulidad del laudo que dejan subsistente la cláusula compromisoria y admiten exigir el otorgamiento de un nuevo acuerdo Cuando en la cláusula se designa a determinados árbitros y éstos no pueden por cualquier circunstancia desempeñar el cargo, se extingue el acuerdo por haberse pactado con esa condición sine qua non.