(Padre Pepe)
(Padre Pepe)
(Padre Pepe)
- No se formulan preguntas.
- Se proyectan filminas en la
pantalla.
- Ocupa la Presidencia la
señora presidenta de la Comisión
de Acción Social y Salud
Pública, señora Carmen Polledo.
- Se pasa a cuarto
intermedio.
- Es la hora 13 y 41.
- En la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires, a los treinta y un
días del mes de mayo de 2018, a
la hora 15 y 24:
- Ocupa la Presidencia la
presidenta de la Comisión de
Acción Social y Salud Pública,
señora diputada Carmen Polledo.
- Ocupa la Presidencia, el
señor presidente de la Comisión
de Legislación General, señor
diputado Lipovetzky.
Sra. Alesso.- Para nosotras “Educación sexual para decidir,
anticonceptivos para no abortar y aborto legal para no
morir” no son exigencias suficientes por sí mismas, sino
que cada una, y en conjunto, son una condición necesaria
para la protección de la vida y la salud de las mujeres.
No podemos ser hipócritas. Los mismos sectores
que durante años nos negaron la educación sexual integral
hoy se niegan al debate sobre la interrupción voluntaria
del embarazo. Hablo como mujer, como feminista, como
sindicalista, como madre y como trabajadora. Hablo desde
una Central que promueve activamente, en todo el país, las
leyes en defensa de los derechos de las mujeres.
Vengo de una Central a la que no le son
indiferentes las miles de mujeres que mueren por violencia
doméstica o por abortos clandestinos. Sostenemos que el
derecho a la interrupción voluntaria del embarazo es un
problema de justicia social, porque a pesar de que todas
estamos criminalizadas, quienes mueren o se enferman son
las más pobres, las más jóvenes, las jóvenes y niñas de los
sectores vulnerables.
Sostenemos que la clandestinidad no es un
problema moral, es un problema de salud pública. Soy parte
de un colectivo que lucha junto a otras mujeres por el “Ni
Una Menos”. Hay un cambio cultural inmenso que se ve en las
calles, en las escuelas, en las universidades. Señoras
diputadas y señores diputados: ese cambio no se detendrá.
No aceptamos tutelas; ya conquistamos el voto, la
participación política y ciudadana, el matrimonio
igualitario, la identidad de género, los derechos
reproductivos, y junto a miles de mujeres vamos a
conquistar el derecho al aborto legal, seguro y gratuito.
No admitimos tutelas; el Estado debe garantizar
nuestro derecho, las mujeres tenemos derecho a decidir. De
ustedes depende. (Aplausos.)
Sr. Presidente (Lipovetzky).- Tiene la palabra la doctora
Clelia Mirta Ávila, escribana pública, del movimiento
Unidos por la Vida y la Familia de la provincia del Chaco.
- Manifestaciones en la sala.
- Manifestaciones en la sala.
- Manifestaciones en la sala.
- Asume la Presidencia la
señora presidenta de la Comisión
de Familia, Mujer, Niñez y
Adolescencia, diputada Silvia
Alejandra Martínez.
-Ocupa la Presidencia el
señor Presidente de la
Comisión de Legislación
General, doctor Daniel
Lipovetzky.
Sra. Hendel.- Me siento honrada por ser parte del grupo que
desde este atril defiende los derechos básicos de las
personas que eligen vivir en democracia: el derecho a
la autonomía, a la intimidad y a la libertad para decidir
acerca de la propia vida.
También pasó por aquí el grupo que se opone a
esta premisa definiéndose en contra del aborto legal. A
diferencia de otras personas que buscaron puntos en común
entre ambos grupos, debo decir que no encuentro acuerdos
posibles, por lo que el desafío de quienes legislan será
generar derechos que incluyan ambas posiciones; de eso se
trata la democracia.
La aprobación del proyecto de la Campaña no
obligará a ninguna mujer a abortar. Nadie debería obligar a
ninguna mujer –a mi hija o a mis nietas- a ser madres si no
lo desean.
Ni mi hija ni mis nietas están en el grupo de las
que corren el riesgo de morir. Sin embargo, estoy aquí para
reivindicar su derecho a desear, a gozar y a decidir lo que
consideren mejor en cada momento de sus vidas. Así lo han
hecho los varones desde el inicio de los tiempos. La
paternidad obligatoria no existe como concepto, pero un
embrión requiere de un varón y de una mujer para
producirse. Este es un tema de género.
No estoy sola en este lugar; me anteceden "las
ancestras" que lucharon por la libertad y los derechos de
las mujeres, pero además me acompañan mis compañeras y
compañeros de la Red Internacional de Periodistas con
Visión de Género en Argentina. Hablo de y desde el
periodismo, a pesar de los despidos, de la precarización y
de los cierres de medios (Aplausos.)
Hablo desde ese periodismo que sostiene una
agenda donde los derechos de las personas están por encima
de todas las otras noticias.
El derecho a la información -lo sabemos- nos es
retaceado. Son demasiadas las mujeres y niñas que,
violentadas, desconocen que las asisten derechos que el
Estado debe cumplir.
La gran mayoría de las tradiciones culturales
ubica a las mujeres en un lugar de inferioridad, que es
precisamente, el lugar de donde decidimos irnos. El sistema
patriarcal insiste desde hace siglos, utiliza su fuerza
imponiendo su ideología en los discursos, en los medios de
comunicación y en las escuelas, para generar una pretendida
mística de la feminidad, de la maternidad, de la
heterosexualidad obligatoria, negando o desautorizando las
palabras y los deseos que se generan por fuera de los
pactos heteronormativos.
Los fundamentalismos religiosos son, como hemos
visto en estos días, una pieza ineludible para sostener el
sistema de opresión.
Dice el titular de La Nación del 28 de
mayo: “Aborto. El debate entra en la recta final y
denuncian presiones de la Iglesia”. En el mismo texto dice:
“La presión más clara se produjo en Tucumán, donde e1
obispo Carlos Sánchez mencionó por su nombre de pila a los
diputados nacionales de esa provincia y les pidió que voten
„a favor de la Vida‟”. En mi barrio, eso se llama
apretada. (Aplausos.)
La militancia activa de las mujeres organizadas y
el feminismo, con todas sus diferencias, han logrado hoy
hacer pública la autonomía que ya ejercíamos privadamente.
Ya no es en secreto que abortamos, ya no es en voz baja que
nos pasamos datos. Hoy decimos “yo aborté” y encontramos en
la web los datos del misoprostol. Cambiamos nuestro lugar
en el curso de la historia; tomen nota, por favor,
diputadas y diputados.
Sin embargo, como ya lo hemos visto aquí en este
tiempo, no todo cambió. Las fuerzas sobrevivientes de la
Inquisición, que hoy se oponen a la legalización del
aborto, son las mismas que alientan que en las escuelas se
imparta catequesis en vez de educación sexual integral.
También se opusieron al divorcio, a la patria potestad
compartida y, por supuesto, al matrimonio igualitario y a
la ley de identidad de género.
Somos las nietas de las brujas que no pudieron
quemar y ese grupo es nieto de quienes nos quemaban. Los
dos grupos existen desde siempre. El poder siempre lo
tuvieron ellos; prueba de ello es que se invisibiliza
nuestra existencia. Sin embargo, está claro que un grupo
intenta mejorar 1a condición de vida y asegurar la calidad
democrática de un Estado que se proclama laico; el otro no.
Los llamamos con corrección “los antiderechos”.
El intento de imposición autoritaria se expresó en este
recinto y también en la presencia de estos grupos en las
habitaciones de los hospitales, donde las niñas esperan que
se les haga una práctica, la del aborto, contemplada por la
ley.
Desde el lugar de los antiderechos hemos
escuchado hablar de asesinato, pero vamos hablando mejor:
ya no nos llaman asesinas. No parece muy posible que alguna
de nosotras sea detenida por instigación a violencia ni
tampoco que las muchas expositoras que relataron sus
abortos paguen el precio penal de la tal acción.
Nadie podría imaginar un recinto en el que tantas
mujeres pasaran para decir: “Yo asesiné, yo asesiné” y no
pasara nada.
Poner en contexto es lo que los antiderechos no
hacen. Escuchamos la voz del patriarcado, hablamos del
reclamo de la legalización del aborto pero no nos dejemos
engatusar; ubiquémoslo en el escenario correcto: fuera de
los ámbitos morales y confesionales.
Señalemos el permanente obstáculo para acceder a
justicia, educación y salud. Hemos escuchado aquí una
enorme cantidad de propuestas que deberían ser tomadas en
cuenta y les pregunto por qué no lo hicieron hasta ahora.
¿O las ideas maravillosas aparecieron en este último mes?
Como muy bien lo ha señalado Rita Segato, ninguna
sociedad trata a sus mujeres tan bien como trata a sus
varones.
El verdadero delito invisibilizado no es la
práctica de la interrupción del embarazo, sino el
incumplimiento del Estado de la debida diligencia. El
aborto por causales es legal en la Argentina desde 1921 y
el sistema obstaculiza su acceso al desconocer la
obligación de atención y protección.
Nos mienten con descaro, mirándonos a los ojos y
nos dicen la frase preferida del patriarcado: “Es por tu
propio bien, te lo decimos porque estás confundida.” Lo
escuchamos durante toda la mañana y la tarde de hoy: "las
mujeres están confundidas, necesitan que les expliquemos y
que las acompañemos". Eso le dijeron a Ana María Acevedo
mientras le negaban los medicamentos que le hubieran
salvado la vida.
Nos mienten cuando dicen “cuidamos las dos
vidas”. Nos mienten cuando nos hablan de ética y dignidad.
No necesitamos que nos tutelen; tomamos nuestras propias
decisiones.
Cuando la abstracción deviene caso concreto, los
defensores del feto desaparecen. Son inventores de
síndromes, como el síndrome de alienación parental, por el
que se saca los hijos a las madres protectoras y se los
entrega a los abusadores.
El síndrome posaborto no existe. He acompañado a
cientos de mujeres, he revisado todos los datos y les
aseguro que no lo he visto jamás.
También soy psicóloga, igual que ustedes y puedo
decir que el trauma se produce en cada persona de manera
particular. Nos mienten y son profundamente
antidemocráticos.
Por último, solo quiero hablarles a quienes
tienen que decidir, a quienes tienen miedo de asumir el
costo y están contando porotos, a pesar de tener decidido
para su vida personal que se ha legalizado el aborto desde
hace tiempo.
¡Miren a las chicas en las plazas! ¡Miren los
pañuelos verdes! Son los que van a votar: chicas y chicos
que quieren un mundo con derechos. El aborto debe ser una
realidad porque es un tema de derechos. Las mujeres ya
ganamos. Es bueno que las diputadas y los diputados que van
a votar se den cuenta y no se queden afuera de esto.
(Aplausos.)
Sra. Gil.- Antes que nada, quiero aclarar que soy abogada y
asesoro en asociaciones civiles, y si bien una de las
asociaciones es la que nombró el presidente, no significa
que la represente. Quiero dejarlo aclarado porque esta es
una posición tomada como abogada y como diplomada en
Gestión Pública.
- Manifestaciones en la sala.
- Manifestaciones en la sala.
Sra. Presidenta (Burgos).- Pido respeto, estamos
terminando. Ha sido una jornada sumamente larga y creo que
debemos terminarla de la misma manera en que la hemos
comenzado: con respeto.
- Es la hora 21 y 33.