Reseña Botana
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Reseña Botana
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Botana hará hincapié en que el principal problema entre Buenos Aires (asiento del virreinato,
ciudad-puerto con apertura al “mundo exterior”) y el interior (masa territorial mucho más
grande, con distintos focos embrionarios de poder en base a la figura de caudillos) radicaba
justamente en su presunta falta de solución ya que ninguna de las partes se podía imponer a la
otra, a saber: la ausencia de un centro de poder legítimo cuya competencia sea la totalidad del
territorio nacional.
En otras palabras, se carecía de una verdadera UNIDAD POLÍTICA. Dicha unidad política se
caracteriza principalmente por la existencia de un centro de poder que detenta el monopolio
legítimo de la violencia, es decir, reclama con éxito la obediencia de la población de
determinada extensión territorial.
Ninguna de las dos partes implicadas pudieron someterse la una a la otra a formar una
UNIDAD POLÍTICA en la que una de esas partes tuviera un control imperativo sobre las demás,
siendo estas últimas una parte de la unidad.
Los dos tipos ideales de salida a esa carencia de unidad son la COACCIÓN o el ACUERDO. En
definitiva, el camino de la violencia o el de la transferencia de voluntades.
En la realidad histórica, como bien detalla Botana, esas dos salidas no son mutuamente
excluyentes: luego del Pacto de San Nicolás, en la que se ensayó un acuerdo para celebrar un
congreso constituyente, Buenos Aires se rehusó a transferir su cuota de poder y el resultado
fue el conflicto armado de la Batalla de Pavón (1861).
2) A. ¿A qué llama Botana régimen político? ¿Por qué todo régimen político requiere de una
fórmula prescriptiva y de una fórmula operativa? ¿Cuál es la función de cada una de ellas y
cómo fueron plasmadas en la Constitución Nacional de 1853?
El autor define al régimen político como una estructura institucional con un orden jerárquico
desde la cual se emanan decisiones de autoridad que comprometen a la totalidad de la
población que pertenece a una determinada unidad política. Tiene dos cometidos principales
que debe definir: los vínculos de subordinación con los que se relaciona con los otros sectores
de poder de la unidad política (distribución del poder), por un lado, y las reglas que garantizan
el acceso y el ejercicio del poder político de los siguientes gobernadores (modos de elección y
límites a los gobernantes), por otro.
Definir un régimen político es entonces definir la REALIDAD del poder: traducir los valores e
intereses de los sectores dominantes en CREENCIAS COMPARTIDAS.
Eso se logra por dos vías, tramos o fórmulas, según Botana:
La fórmula prescriptiva (también llamada principio de legitimidad), que son aquellos
fundamentos institucionales (también podrían calificarse como formales), que
distinguen a la organización del poder: Constitución, composición parlamentaria, jefes
de estado, etc. como también los límites del mismo: ciudadano y habitante, por ejemplo.
La fórmula operativa (también llamada sistema de legitimidad) es, podría decirse, el
aspecto práctico del régimen. Es el cómo vincular las expectativas, valores e intereses
de los sectores que componen la sociedad política con sus instituciones y reglas en la
“política dura”.
En la constitución de 1853 se impuso la formula prescriptiva de Alberdi, en la que tuvo su
traducción institucional y sirvió incluso como marco y guía del régimen político de 1880: la
formula alberdiana justifica un régimen político y a su programa futuro, programa que según
Alberdi debía tener la meta de constituir una nación “abierta hacia el futuro”, una verdadera
sociedad industrial: buscó una fórmula que permitiera la estabilidad del país y el
mantenimiento del poder por parte de los sectores dominantes sin traicionar el ideal
republicano. Esto tuvo como resultado, en definitiva, la consagración de una fórmula en la que
coexisten una república restrictiva (regida por la libertad política y conformada por la
oligarquía) y una república abierta (abierta a la inmigración, al progreso, enmarcada dentro de
las libertades civiles).
3) B. El autor sostiene:
“La ley de la reforma electoral fue finalmente sancionada. […] Nada torció la voluntad
reformadora. No obstante, tras el convencimiento de la victoria, es posible diseñar el esbozo
de un plan estratégico basado en el uso de todos los resguardos institucionales que el
ordenamiento constitucional ponía a disposición de los reformistas” (Botana, 1986: 292).
Atendiendo al fragmento citado, responder:
¿Cuáles son los “resguardos institucionales” a los que alude la cita? ¿Por qué se aprueba la
lista incompleta y en qué consistía?
¿Qué consecuencias tuvieron las elecciones legislativas de 1912 y 1914, las primeras en que la
ley entró en vigor?
¿A qué mecanismos recurrieron los partidos conservadores para condicionar el voto en este
nuevo contexto? ¿Cuáles fueron los mecanismos propios del orden conservador que se
mantuvieron y cuáles se vieron atacados?
Los resguardos institucionales eran principalmente tres. Como resguardo principal, cabe
aclarar que la reforma electoral afectaba solo a las elecciones de diputados nacionales,
electores de presidente y vice y electores de senadores para el distrito de la Capital. El Senado
Nacional quedaba afuera, al menos hasta 1916, de la reforma y por ende, bajo control
tradicional. Por otra parte, otros resguardos institucionales radicaban en el sufragio universal y
obligatorio. El conservadurismo electoral se expresó particularmente en contra de la
obligatoriedad del voto, aunque finalmente se impuso la voluntad del Poder Ejecutivo.
En lo que concierne al método de elección, el oficialismo intentó promover un sistema
electoral mixto, por lista incompleta para elegir los diputados y por lista completa, el método
tradicional, para electores de presidente y vice. La lista incompleta se impuso como único
sistema electoral luego de que no se le pudiera dar despacho en mayoría al sistema mixto. La
lista incompleta hace referencia a la asignación de representantes electos de forma
proporcional, a diferencia de la lista completa, que asignaba LA TOTALIDAD de los
representantes a la primera minoría.
En las elecciones de 1912, el oficialismo solo perdió dos distritos pero se encendieron signos
de alarma. Ya no resultaban redituables los sistemas de compra de votos en algunos sectores
ya que prevalecía la autonomía electoral del votante, amparado en el voto secreto. Ya para
1914 los partidos nuevos y los partidos viejos quedan casi empatados en legisladores electos.
Fruto de estos resultados y de la comentada pérdida de vigencia de ciertas formas de controlar
o asegurar los votos, es que surge la incertidumbre por primera vez en mucho tiempo en el
seno del oficialismo. Con la muerte de Sáenz Peña, su vicepresidente De La Plaza intenta
regresar a la vieja máquina oligárquica de arraigo local en forma de PARTIDO NACIONAL. No
tuvo un acompañamiento relevante de muchos sectores, y tampoco fue secundado en su
iniciativa con el Partido Demócrata Progresista. El camino estaba allanado para que un partido
nuevo, que reinventó la forma de construir política, se hiciera con el poder: la Unión Cívica
Radical.