Recurso de Nulidad

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EN LO PRINCIPAL: NULIDAD.

OTROSÍ: OFRECE MEDIOS DE PRUEBA.

TRIBUNAL ORAL EN LO PENAL DE SAN ANTONIO

RAIMUNDO JAVIER MANTEROLA MARCHANT, Defensor Penal Público,


por la imputada DARINKA ANDREA CASTRO VELÁSQUEZ, en los autos
tramitados con el RIT 209-2018, RUC 1800099908-K, a US., digo:

Por este acto y encontrándome dentro de plazo legal, deduzco recurso


de nulidad en contra de la sentencia definitiva dictada en autos, comunicada con
fecha 16 de enero de 2019, que condenó a mi representada, ya individualizada, a
sufrir la pena de tres años y un día de presidio menor en su máximo y multa de 3
unidades tributarias mensuales y accesorias de inhabilitación absoluta perpetua
para derechos políticos y la de inhabilitación absoluta para cargos y oficios públicos
durante el tiempo de la condena, como autora del delito de microtráfico en grado
consumado, ilícito previsto y sancionado en el artículo 4 de la Ley nº 20.000.

I. CAUSALES DEL RECURSO

CAUSAL PRINCIPAL: Se interpone de forma principal la causal del artículo


373 letra b) del Código Procesal Penal, ya que en el pronunciamiento de la
sentencia se ha hecho una errónea aplicación del derecho que ha influido
sustancialmente en lo dispositivo del fallo.

CAUSAL SUBSIDIARIA: Se interpone en subsidio de la causal anterior,


la contemplada en la letra e) del artículo 374 del Código Procesal Penal:”
Cuando, en la sentencia, se hubiere omitido uno de los requisitos previstos
en el artículo 342, letras c), d) o e)”. Particularmente en lo que tiene relación
a la norma del artículo 342 letra c) y su relación el art. 297 del Código
Procesal Penal. Esto en relación, a la falta de fundamentación e infracción
de los principios de la lógica en la sentencia recurrida en relación a la
confiabilidad de la evidencia aportada en el juicio.

II. TRIBUNAL COMPETENTE PARA CONOCER DEL RECURSO

De conformidad al artículo 376 del Código Procesal Penal, cuando el recurso


se fundare en la causal prevista en el artículo 373, letra b), y respecto de la materia
de derecho objeto del mismo existieren distintas interpretaciones sostenidas en
diversos fallos emanados de los tribunales superiores, corresponderá pronunciarse
a la Corte Suprema.

Atendida la naturaleza de la causal principal invocada en el recurso, y las


distintas interpretaciones sostenidas por los tribunales superiores, el conocimiento
y resolución del mismo corresponde a la Excelentísima Corte Suprema.

III. DESARROLLO DE LAS CAUSALES

A. CAUSAL PRINCIPAL: LA CAUSAL DE NULIDAD CONTENIDA EN EL


ARTÍCULO 373 LETRA b) DEL CÓDIGO PROCESAL PENAL.
I.- CAUSAL DE NULIDAD

La causal de nulidad que se invoca, es la prevista en la letra b) del artículo 373


del Código Procesal Penal, esto es, “Cuando en el pronunciamiento de la
sentencia, se hubiere hecho una errónea aplicación del derecho que hubiere
influido sustancialmente en lo dispositivo del fallo”, en directa relación con el
artículo 1° del Código Penal.

II.- TRIBUNAL COMPETENTE PARA CONOCER EL RECURSO

Atendido que la causal de nulidad invocada es la prevista en el artículo 373, letra


b), y que sobre la materia de derecho objeto del recurso existen distintas
interpretaciones sostenidas en diversos fallos emanados de los tribunales
superiores, el presente recurso se deduce para ante la Excelentísima Corte
Suprema, todo ello de conformidad a lo dispuesto en el inciso tercero del artículo
376 inciso 3° del Código Procesal Penal.

III)- PREPARACION DEL RECURSO:

En conformidad al artículo 377 del Código Procesal Penal, el vicio se originó


en el pronunciamiento mismo del fallo impugnado, por lo cual el presente recurso
no requiere de preparación previa. Así mismo, se debe considerar que esta defensa
solicita un veredicto absolutorio tanto en su alegato de apertura como en el alegato
de clausura, al no acreditarse por parte del Ministerio Público el grado de pureza
específico para los dos tipos de droga incautada a mi representada, tratándose de
una exigencia del artículo 43 de la Ley 20.000.

IV.- FUNDAMENTOS DE HECHO:

Se recurre por la causal de la letra b) del artículo 373 del Código Procesal
Penal, en relación con los artículos 1° y 2° del Código Penal, ya que el a quo estimó
delito una conducta carente de la necesaria antijuricidad material como para
sancionarla penalmente, aplicando erróneamente el artículo 1° y 4° de la ley 20.000
en relación a los incisos noveno y décimo del numeral 3° del artículo 19 de la
Constitución Política de la República de Chile. En la especie, condenó a mi
representada como autora de tráfico ilícito de estupefacientes, delito previsto y
sancionado en el artículo 4° de la Ley 20.000, en atención a que estimó innecesario
un examen de pureza de la marihuana..

Es así que consta en el considerando noveno del fallo recurrido, en lo que se


refiere a la causal de nulidad invocada, lo siguiente:

NOVENO: Hechos y circunstancias que se dieron por probados. Que,


conforme a la valoración de las pruebas rendidas en el juicio oral, fue posible dar
por establecidos los siguientes hechos: “Que el día 28 del mes de enero del año
2018, en horas de la tarde, en circunstancias que la acusada DARINKA ANDREA
CASTRO VELÁSQUEZ ingresó al C.CP. San Antonio ubicado en Avda. La Marina
1870, San Antonio, para visitar a un interno, al momento de pasar por el sector de
revisión de encomiendas, personal de Gendarmería se percató de que la acusada
portaba y tenía para su ingreso y entregar a un tercero al interior del recinto
penitenciario la cantidad de 66 bolsas de té, que en su interior contenían hierbas
secas molidas de color verde, las que al ser sometidas a la correspondiente prueba
de campo arrojó coloración positiva ante la presencia de T.H.C, agente activo de la
Cannabis Sativa, arrojando un pesaje bruto de 86,6 gramos.”

Que esta defensa solicito en su alegato de apertura, tal como lo establece el


considerando tercero de la resolución recurrida, la absolución de la encartada ya
que no se lograría acreditar que la sustancia incautada tuviera aptitud suficiente
para agredir el bien jurídico protegido por la ley 20.000, es decir la salud pública, se
indica en el considerando aludido que la defensa solicitara la absolución pues “…no
se podrá establecer la pureza de la sustancia, esto es la antijuricidad material, como
lo ha señalado en reiteradas ocasiones la Corte Suprema, por lo tanto también se
estaría incumpliendo lo dispuesto en el artículo 43 del referido cuerpo legal, por lo
que estima que el Tribunal no podrá arribar a un veredicto condenatorio”. Asimismo
en el considerando cuarto, en nuestro alegato de clausura señalamos que: “Por
otro lado, señala la defensa que existe una vasta jurisprudencia en el sentido que
es necesario acreditar la pureza de la sustancia incautada, aun tratándose de la
marihuana, refiere que la Corte Suprema ha sido enfática y existen varios roles
relativos a la pureza de la sustancia, por ejemplo el Rol Nº41854-2017, 7960-2017,
26.415-2018, todos señalan lo mismo, que sin pureza no se puede determinar la
antijuricidad material del ilícito y por tal caso no corresponde dictar sentencia
condenatoria, estimando que el Tribunal no podrá arribar a un veredicto
condenatorio”.

Sin embargo, en el considerando décimo de la sentencia impugnada, el


tribunal expresa:

“Que en cuanto a la naturaleza y cantidad de las sustancias incautadas y sus efectos


en la salud pública fueron valorados los dichos del funcionario de Gendarmería
Jaime Canto Tobar, como también el testimonio del funcionario del OS7 de
carabineros Juan Oroz Cáceres, siendo el primero de los nombrados, a quien se le
informó el hallazgo de las sustancias dentro de una bolsa de nylon que portaba la
encausada, el cual a su vez dio cuenta al fiscal de turno de los acontecimientos; así
como los asertos de Oroz Cáceres, quien por orden del fiscal de turno concurrió al
Centro de Cumplimiento Penitenciario de San Antonio en donde se le informa el
hallazgo de la sustancias en poder de la acusada en una bolsa, quien dio cuenta
luego de efectuar la prueba de campo a las sustancias incautadas, que estas
correspondían a 86,6 gramos bruto de marihuana elaborada dosificadas en 66
bolsas de té, reconociendo en las imágenes 1 a 4, las sustancias incautadas con
sus respectivo peso bruto y contenedores; añadiendo que fueron remitidas por
Gendarmería al Servicio de Salud de San Antonio mediante oficio nro. 361, de fecha
07 de febrero de 2018 para su análisis de rigor.

La información anterior resulta corroborada mediante la prueba documental


y pericial rendida durante el curso del juicio. En efecto, mediante Oficio remisor Nº
361, de fecha 07 de febrero de 2018, dirigido por la oficina de seguridad interna del
Centro de Cumplimiento Penitenciario San Antonio al Servicio de Salud Valparaíso-
San Antonio, se remite la droga decomisada a la imputada Darinka Alejandra Castro
Velásquez, siendo el detalle 66 bolsas de té contenedoras de 86,6 gramos de
marihuana; sustancias respecto de la cual consta su recepción por parte del Servicio
de Salud pertinente, en virtud del Acta de recepción detallada Nº 217, de fecha 07
de febrero de 2018, del Servicio de Salud Valparaíso-San Antonio acusando recibo
de la droga incautada, siendo 82,96 gramos bruto y 69,1 gramos netos de hierba
seca café; existiendo, por tanto, coincidencia entre la droga incautada el día de los
hechos a la cual hicieron referencia los testigos de cargo, en especial Oroz Cáceres
con la remitida al Servicio de Salud Valparaíso-San Antonio, recibida por éste
servicio para su análisis; y aquélla devuelta por el mismo con el informe de análisis
en cuestión, mediante el Reservado N° 496/18, de fecha 20/02/2018, de Jefa unidad
decomiso del Servicio de Salud Valparaíso San Antonio a la Fiscalía de San
Antonio.

Asimismo, la prueba pericial incorporada ilustró al Tribunal acerca de la


naturaleza de la sustancia incautada el día de los hechos como marihuana
elaborada, al análisis de la muestra Nro. 217-1/2018, de los 0,5 gramos neto de
sumidades floridas, efectuada por el Laboratorio Clínico del Hospital Carlos Van
Burem de Valparaíso, consta del informe de estupefacientes Nro. 0159-18 de fecha
13 de febrero de 2018, suscrito por la químico farmacéutico Mariana Torres Brito,
da cuenta que al análisis farmacognóstico muestra sumidades floridas, pelos
secretores, restos de pistilos, resina, restos de semillas, restos de brácteas y restos
de hojas, demostró la presencia de cannabis sativa en 1, y al análisis químico
demostró la presencia de delta 9-tetrahidrocannabinol y Cannabinol en 1,
concluyendo que la muestra N°217 es cannabis sativa; constando a su vez, en el
correspondiente informe de cannabis sativa sobre sus efectos sicoactivos, mentales
y conductuales de la cannabis sativa, del deterioro de la memoria provocada por su
consumo, en la coordinación motora ( por ejemplo en la conducción de vehículos) y
otras psicomotoras, dificultad de la concentración enlentecimiento en las relaciones,
disminución de la actividad mental y alteración de la visión periférica, considerando
la OMS que su consumo crónico y prologado de dicha sustancia altera la capacidad
de organización e integración de la información compleja implicando la atención, la
memoria, aprendizaje verbal entre otros”.

Que por otra parte, en el considerando DUODECIMO de la sentencia, el


tribunal, hace presente la ausencia de la indicación del grado de pureza de la droga
objeto de la pericia, sosteniendo:
“se desestima la alegación de la defensa en cuanto aduce la falta de pureza
de la cannabis sativa, como fundamento de absolución de su defendida, por cuanto
si bien es cierto, el protocolo respectivo no contiene una determinación del grado de
pureza de la sustancia, requisito exigido por la norma del artículo 43 de la Ley N°
20.000, ha de considerarse que la sustancia hallada en poder de la acusada
corresponde a una especie vegetal, la que según indica el mismo protocolo
comprende restos de pistilos, restos de hojas, resina, restos de semilla y pelos
secretores, por lo que tratándose de una sustancia vegetal natural, que no ha sido
sometida a intervención o manipulación química, no resulta posible establecer su
pureza.
Sumado a ello y concordante con lo expuesto el informe técnico adjunto al
informe de efectos y peligrosidad de cannabis sativa refiere que esta sustancia
como droga vegetal tiene una composición química variable en el que se identifican
400 compuestos químicos, entre los cuales está el THC que forma parte de los
cannabinoles, y por ende nunca en estado puro.

A mayor abundamiento, la exigencia aludida más arriba debe entenderse en


concordancia con otras normas de la ley 20.000 en cuanto se castiga también la
tenencia de sustancias químicas esenciales, reconociendo que es posible preparar
sustancias estupefacientes o sicotrópicas, pudiéndose además manipular
químicamente dichas sustancias esenciales o materias primas, mezclándolas con
otras sustancias.

En conclusión, al no requerirse en el caso de la sustancia en comento


-cannabis sativa- determinación del grado de pureza, sino que la presencia de sus
componentes activos en razón de la naturaleza del referido estupefaciente,
existiendo además una imposibilidad por parte del Servicio de Salud para poder
determinarla, a todo lo cual hace alusión el informe técnico adjunto al informe de
cannabis sativa, procede el rechazo de la alegación esgrimida por la defensa”.

V.- FUNDAMENTOS DE DERECHO:

1.- Que en la especie se ha producido una errónea aplicación del artículo 1º del
Código Penal al considerar como delito una conducta en la que no se ha justificado
que la sustancia por la que se ha condenado a mi defendido sea de aquellas
capaces de generar graves efectos tóxicos o daños considerables a la salud público
ya que la ausencia en la determinación de la concentración del principio activo de
la cannabis, esto es el tetrahidrocannabinol (THC) impide concluir que se tratan de
los objetos del delito. Asimismo, tal falta de determinación de pureza hace que la
conducta que supuestamente habría realizado mi representado carezca de la
necesaria antijuridicidad material.

2.- Así, el artículo 1º del Código Penal dispone: “Es delito toda acción u omisión
voluntaria penada por la ley.” La Doctrina ha entendido que la referencia a acción u
omisión se refiere a la conducta, la voluntariedad se refiere a la culpabilidad y a la
tipicidad subjetiva (dolo) y la referencia a “penada por la ley” a la tipicidad y
antijuridicidad referida por algunos autores como el injusto típico.

3.- El Tribunal A quo también ha desestimado la alegación de la defensa en el


sentido que se debía absolver también a mi representada por carecer de
antijuridicidad material la conducta en atención a que la sustancia que en el caso de
marras se presenta como droga carece de la aptitud necesaria para afectar la salud
pública (bien jurídico inmediato) toda vez que la ausencia de pureza (principio activo
de la misma) impide que se ponga en peligro el bien jurídico salud individual.

4.- En efecto, en esta materia existe consenso en considerar que el bien jurídico
que busca proteger la incriminación del delito de tráfico de drogas consiste en la
salud pública que entiendo como la afectación del derecho de todos los habitantes
de la República a lograr el máximo desarrollo espiritual y material posible, derecho
que se ve amagado por la posibilidad que personas se vuelvan adictas a las drogas
prohibidas ya que impide que los mismos puedan tener una salud óptima derecho
consagrado en el artículo 1º de la Constitución Política de la República al establecer
que el estado debe procurar el logro del bien común entendido como el máximo
desarrollo espiritual y material posible de todos los habitantes de la República. De
este modo resulta evidente que este bien jurídico inmediato se encuentra vinculado
con el bien jurídico mediato consistente en la salud individual.

En un sentido similar Ujala Joshi Jubert señala en su obra sobre los delitos de
tráfico de drogas que: “Por tal [refiriéndose a la salud pública] entiendo la presencia
de un nivel de salud óptimo en una sociedad concreta que sólo puede afirmarse en
el caso de que la gran mayoría de sus individuos gocen de salud individual para
llevar a cabo el plan de vida libremente elegido en igualdad de condiciones y con
capacidad para cumplir con los deberes derivados de la convivencia democrática.
Se trata de un concepto abstracto claramente vinculado a uno individual. Atentar a
la salud pública significa, desde esta perspectiva, destruir los presupuestos para
que cada uno de los ciudadanos puedan disfrutar del nivel óptimo de salud, así
como también destruir los fundamentos de las relaciones interindividuales [Las
cursivas son del autor]. Así, la conducta atentatoria de la salud pública ciertamente
no tiene por qué lesionar ni inmediata ni directamente, aunque sí de forma mediata
e indirecta la salud individual. En definitiva, la peligrosidad y gravedad de dichas
conductas debe verse en el hecho de poder afectar a la salud de un número
indeterminado de individuos, lo que puede poner en grave peligro la realización de
los principios básicos de organización de los individuos y de la convivencia en
sociedad. El carácter penal del bien jurídico a proteger impedirá incluir en el tipo
aquellas conductas que, a pesar de ser formalmente subsumibles en él, no sean
creadoras de un riesgo penalmente relevante, por ejemplo, por tratarse de
conductas socialmente adecuadas, mejor, en este ámbito, socialmente toleradas, o
por ser el riesgo insignificante o riesgo permitido. En todos estos casos nos
hallaremos frente a conductas atípicas.”
5.- Que, sobre este tema, una innovación importante introducida en esta materia por
la Ley N° 20.000, en relación a su antecesora la Ley N° 19.366, fue la obligación de
indicar en los respectivos protocolos de análisis de droga la determinación de la
pureza de la misma, enmienda incluida en segundo trámite constitucional por la
Comisión de Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento del Senado, a
propuesta del entonces Consejo Nacional para el Control de Estupefacientes
(CONACE), sugerida a su vez por el propio Ministerio Público (Historia de la Ley N°
20.000, Biblioteca del Congreso Nacional, páginas 935-936). Así, el artículo 43,
aprobado por la Cámara Alta reza: “El Servicio de Salud deberá remitir al Ministerio
Público, en el más breve plazo, un protocolo del análisis químico de la sustancia
suministrada, en el que se identificará el producto y se señalará su peso o cantidad,
su naturaleza, contenido, composición y grado de pureza, como, asimismo, un
informe acerca de los componentes tóxicos y sicoactivos asociados, los efectos que
produzca y la peligrosidad que revista para la salud pública”.

6.- Que, concordante con esta modificación, el legislador de la época insistió en la


identificación de la salud pública como bien jurídico tutelado por el injusto tipificado
en la ley del ramo, al requerir del ente acusador que pruebe en el juicio la
peligrosidad para la salud colectiva de la sustancia específica requisada, mediante
el informe técnico que, entre otros elementos, debe especificar la composición y
grado de pureza del producto examinado, llegando a resolver que su ausencia o la
falta en éste de todas las verificaciones requeridas por la ley, obsta a esa
acreditación, acarreando consecuencias relevantes en el Derecho Penal material
(SCS Rol N° 4215-2012 de 25 de julio de 2012, 21.599-2014 de 1° de septiembre
de 2014, 25.488-2014 de 20 de noviembre de 2014, 3421-2015 de 14 de abril y
3707-2015 de 28 de abril, ambas de 2015, entre otras).

7.- Que los bienes jurídicos no pueden concretarse mediante una definición “per
genusproximum et diferentiamspecificam”, sino que, más bien, han de identificarse
por el papel que desempeñan: son lo que fundamenta “prima facie” el castigo.
Parece, pues, más acertado que atribuirles un contenido concreto, delimitarlos,
atendiendo a la función procedimental que cumplen en el discurso jurídico. El bien
jurídico es, desde esa perspectiva, lo que constituye el primer momento justificativo
de la injerencia penal en la libertad. (Cobo del Rosal – Vives Antón, Derecho Penal,
Parte General, 5ª edición, Tirant lo Blanch, 1999, p. 319)

Así, dentro de la pluralidad de funciones del bien jurídico, cabe destacar, por
su especial trascendencia -en el caso que nos ocupa- la de garantía; esto es,
consistiendo el delito esencialmente en la lesión o puesta en peligro de un bien
jurídico, el poder punitivo del Estado queda sometido a determinados límites: el
legislador no puede castigar cualesquiera conductas, sino solamente aquéllas que
lesionan o pongan en peligro bienes jurídicos. (Cobo del Rosal. Vives Antón. cit., p.
324). Una visión liberal del Derecho Penal no puede atribuir a éste otra tarea que la
de amparar, a través de la fuerza coactiva del Estado, determinados bienes
jurídicos, esto es, intereses individuales o colectivos juzgados indispensables para
la convivencia social. Luego, ha de ser el daño social el fundamento y medida de la
pena prevista por la ley en un Estado de Derecho, y no consideraciones respecto a
la fidelidad o al sentimiento de las personas frente a dicha organización estatal,
propias de los regímenes totalitarios del siglo pasado. (Politoff L., Matus A., y
Ramírez G., Lecciones de Derecho Penal Chileno, Parte General, 2004, p. 65). El
principio de “lesividad” -que localiza la esencia del hecho punible en ese efecto
primordial de la conducta típica, de necesaria lesión al bien jurídico- se alza así
como uno de los limitativos del iuspuniendi del Estado y obliga -también en el ámbito
del enjuiciamiento- a establecer la real dañosidad social de la conducta incriminada,
sobre todo cuando este factor ha sido específicamente considerado para la
tipificación y penalización de determinados hechos ilícitos, como lo hacen los
artículos 1° y 4° de la Ley N° 20.000. En síntesis, la acción humana sólo puede ser
injusto punible si lesiona un bien jurídico. (Hassemer, Fundamentos del Derecho
Penal, Bosch, 1984, p.37)
8.- Que las anteriores consideraciones, vertidas en procesos en los cuales la
sustancia incautada corresponde a cocaína y cocaína base, son igualmente
aplicables en éste en que lo decomisado corresponde a cannabis sativa, ya que
aunque la marihuana es caracterizada como un estupefaciente que hasta ahora no
sería objeto de procesos en los que se le agreguen distintos elementos o sustancias,
la ley no atiende a esta circunstancia para otorgarle una regulación especial. En
efecto, el texto del artículo 43 de la Ley N° 20.000, transcrito más arriba, no
establece excepción alguna en cuanto a las sustancias a las que debe realizarse el
análisis químico, el que debe cumplir, entre otras exigencias, con el señalamiento
de su grado de pureza, de modo que el procedimiento técnico ha de emplearse
cualquiera que sea el estupefaciente decomisado. De contrario, el requerimiento
que el protocolo que se realice a la marihuana lo sea en idénticos términos que a
los otros estupefacientes es posible desprenderlo de lo previsto en el artículo 41 del
mismo cuerpo normativo, que ordena, en términos generales, que las sustancias y
especies a que se refieren los artículos 1º, 2º, 5º y 8º y, en su caso, las materias
primas empleadas en su elaboración –dentro de las que se encuentra la cannabis
sativa-, que sean incautadas en conformidad a la ley, deberán ser entregadas al
Servicio de Salud que corresponda a fin de elaborar el análisis de rigor, sin
establecer exclusiones.

Lo anterior es concordante con la historia legislativa del artículo 43 recién


citado, puesto que allí consta que el Consejo Nacional para el Control de
Estupefacientes informó que la propuesta sugerida por el Ministerio Público la
estimaba conveniente, “porque permitiría mejorar la calidad de la información que
emite el Instituto de Salud Pública, al extender las exigencias que se hacen en el
artículo 5° respecto de los inhalantes a todas las demás drogas (naturaleza,
contenido, composición y efectos tóxicos)…”, referencia esta última que pone de
manifiesto el carácter general de esas exigencias e impide una discriminación entre
sustancias estupefacientes para excluir alguna del informe sobre pureza.
9.- Vinculado con el tema anterior es determinar si se trata de un delito de peligro
(abstracto) o de lesión pudiendo señalar que nos encontramos frente a un delito de
peligro abstracto propio, ya que mediatamente protege bienes jurídicos individuales
o individualizables e inmediatamente protege un bien jurídico supraindividual, esto
es, la salud pública respecto del cual, será un delito de lesión ya que se necesitará
su concreta lesión para ser estimado típico. Asimismo, consideramos que dicha
lesión se produce a través de la posibilidad de “difusión incontrolable” de la
sustancia en la sociedad por cierto de una sustancia capaz de producir algún efecto
y no como ocurre en la especie en que la ausencia de pureza o cuantificación de
principio activo impide considerarla como de aquellas capaces de provocar graves
efectos tóxicos o daños considerables en la salud pública. Tampoco, en el caso de
marras, existe posibilidad de difusión incontrolable por lo que no se ha lesionado
bien jurídico protegido y, así las cosas, no quedará más que considerar la conducta
carente de antijuridicidad material y, en el caso de marras, al no haberse establecido
la pureza o concentración de la sustancia en los respectivos informes periciales no
es posible concluir que la misma sea idónea para afectar la salud pública o poner
en peligro la salud individual de alguna persona.

10.- En la especie, en primer término, hemos de señalar que las sustancias que se
habrían encontrado en poder de mi representada, al ser sometida a las respectivas
pericias no amplificaron pureza o concentración de la sustancia lo cual es un
elemento requerido por el 43 de la Ley N°20.000.- ya que en base al mismo se
puede considerar o no a la sustancia como capaz de provocar graves efectos
tóxicos o daños considerables a la salud pública la cual no podía ser afectada con
una sustancia que carece de pureza y tampoco se podía siquiera poner en riesgo la
salud individual con una sustancia carente de principio activo y de este modo no se
puede entender que la sustancia sea de aquellas que refiere el artículo 1° de la ley
20.000.

11.- De este modo, al no verificarse una concreta afectación del bien jurídico
protegido ya sea que consideramos el delito como de peligro abstracto o de lesión
de un bien jurídico supraindividual y peligro abstracto para el bien jurídico mediato
de carácter individual, hemos de reconocer que la ausencia de principio activo ya
que el mismo no se encuentra cuantificado en los pertinentes informes de droga
hacen que la conducta carezca de aptitud para poner en peligro el bien jurídico
protegido y al no existir antijuridicidad material necesariamente hemos de concluir
que no es posible condenar a mi defendida.

12.- Que la decisión condenatoria que ha afectado a mi representada lo hace


manifiestamente en contra del principio de lesividad en cuanto límite al iuspuniendi
estatal, según el cual la sanción penal debe limitarse a aquellos casos en que la
afectación del bien jurídico protegido por el legislador, sea de una entidad tal que
legitime su intervención, dejando entregadas conductas de menor afectación de la
norma (entiéndase bien jurídico) a otras ramas del Derecho, o a la autorregulación
social, consolidando de esta forma el principio de mínima intervención del Derecho
Penal.

13.- Que es pertinente señalar que el origen vegetal de la sustancia no es óbice


para exigir la pureza, pues la cocaína, por ejemplo, también tiene un origen vegetal
y no por eso no será relevante determinar su pureza, por cuanto lo efectivamente
relevante en estos casos es identificar cuáles son los compuestos que pueden ser
capaces de producir graves efectos tóxicos o daños considerables a la salud. En el
caso de la cannabis es el THC (Tetrahydrocannabinol) que se encuentra en distintos
porcentajes de concentración según sea la parte de la planta que se pericia, su sexo
y la presencia o no de otros compuestos diferentes como ocurre en el caso del
prensado. De esta constatación se colige la necesidad de practicar el examen de
pureza en cuestión para saber si se está o no en una presencia importante de THC
en la muestra completa incautada para satisfacer el estándar del artículo 1° de la
ley 20.000.

VI.- PERJUCIO
La errónea aplicación del derecho que se viene reclamando, ha influido
sustancialmente en lo dispositivo del fallo, lo cual causó a mi representada un grave
perjuicio, pues, en definitiva, fue condenado a una pena de tres años y un día de
presidio menor en su grado máximo, a una pena pecuniaria, más la penas
accesorias y costas de la causa, como autora del delito de tráfico ilícito de
estupefacientes en la modalidad de pequeñas cantidades o microtráfico en grado
consumado, ilícito previsto y sancionado en el artículo 4 de la Ley nº 20.000, siendo
que no debió imponérsele sanción alguna, pues, como no fue posible establecer el
grado de pureza y composición de la sustancia en el presente caso, y,
subsecuentemente, sus efectos tóxicos o daños considerables a la salud pública,
necesariamente debió dictarse sentencia absolutoria a favor de mi representado.

VII.- PETICIONES CONCRETAS

Por lo anterior, y siendo la causal invocada aquella contemplada en el artículo


373 letra b) del Código Procesal Penal, esta parte solicita, conforme dispone el
artículo 385 del Código Procesal Penal, que se acoja el recurso de nulidad, se anule
únicamente la sentencia, y sin nueva audiencia pero separadamente, se dicte la
sentencia de reemplazo de carácter absolutoria.

VIII.-. COMPETENCIA OTORGADA A LA EXCMA. CORTE SUPREMA PARA


CONOCER LA CAUSAL DE NULIDAD INVOCADA

Atendido lo establecido en el inciso final del artículo 378 del Código Procesal
Penal, la defensa procede a indicar de manera precisa los fallos contradictorios que
sostienen distintas interpretaciones jurídicas en relación a si la determinación de la
pureza de la droga, a través del protocolo a que se refiere el artículo 43 de la ley
20.000, es un elemento para determinar la existencia del objeto material del delito
de tráfico de drogas; es decir, si es una sustancia estupefaciente , o sicotrópica
productora de dependencia física o química , la cual puede provocar graves efectos
tóxicos o daños considerables a la salud.

El objeto material del recurso es que sin que se determine la pureza de la droga,
en este caso cannabis sativa, no puede determinarse la antijuridicidad material de
la sustancia incautada y probar que pone en grave riesgo la salud pública, y de este
modo ser tipificada la acción como delito de tráfico de pequeñas cantidades de
sustancias estupefacientes o sicotrópicas productoras de dependencia física o
psíquica de aquellas que describe el artículo 1° de la ley 20.000.

Las Cortes de Apelaciones de nuestro país no han señalado de manera


uniforme, si la determinación de la pureza de la droga, en relación con la cannabis
sativa, a través del protocolo a que se refiere el artículo 43 de la ley 20.000, es un
elemento para determinar la existencia del objeto material del delito de tráfico de
drogas, existiendo dos posiciones contradictorias:

POSICIÓN A: En algunas ocasiones se ha declarado que sin pureza no


puede determinarse la antijuridicidad material y al no haberse establecido el grado
de pureza, no pueden los hechos que se han tenido como probados en el proceso
ser tipificados de tráfico de sustancias estupefacientes o sicotrópicas productoras
de dependencia física o síquicas de aquellas que describe el artículo 1° inciso 1° de
la ley 20.000, a saber:

a) Sentencia que anula y sentencia de reemplazo dictada por la Ilustrísima Corte


de Apelaciones de Valparaíso, de fecha 12 de febrero de 2016, en Causa Rol
Corte: N° 91-2016, Reforma Procesal Penal. Respecto del Recurso de Nulidad
deducido por la defensa en contra de la sentencia del Tribunal Oral de
Valparaíso en la causa RIT: 551-15 / RUC: 150039144-5.
b) Sentencia de nulidad dictada por la Ilustrísima Corte de Apelaciones de
Valparaíso, con fecha 19 de agosto de 2016, en Causa Rol Corte: N° 1289-2016,
Reforma Procesal Penal. Respecto del Recurso de Nulidad deducido por la
defensa en contra de la sentencia del Tribunal Oral de Valparaíso en la causa
RIT: 219-2016 / RUC: 1501084635-5.

c) Sentencia que rechaza nulidad solicitada por el Ministerio Público, dictada por la
Ilustrísima Corte de Apelaciones de Concepción, con fecha 24 de marzo de
2016, Causa Rol: N° 133-2016, Reforma Procesal Penal. Respecto del recurso
de nulidad deducido en contra de la sentencia del Tribunal Oral de Concepción
en la causa RIT 794-2015 / RUC: 1510013423-0.

POSICIÓN B: En otras ocasiones se sostiene que basta con estar en


presencia de alguna de las conductas que se describen para ese delito y que el
objeto material corresponda a alguna de las sustancias señaladas en el artículo 2°
de la ley 20.000, en relación al artículo 63 del mismo cuerpo legal y artículo 1 y 2
del Reglamento, sin que aparezca o se señale remisión al artículo 43 de la misma
ley, ya que la pureza de la droga no es un elemento del tipo penal , para entender
que se han dado los elemento típicos de la norma invocada. En este grupo, las que
las que se detallan a continuación:

a) Sentencia que rechaza nulidad solicitada por la defensa, dictada por la Ilustrísima
Corte de Apelaciones de San Miguel, de fecha 27 de enero de 2014, Causa Rol: N°
1834-2013, Reforma Procesal Penal. Respecto del recurso de nulidad deducido en
contra de la sentencia del Sexto Tribunal Oral de Santiago en la causa RIT 463-
2013 / RUC: 1201270791-4

b) Sentencia que rechaza nulidad solicitada por la defensa, dictada por la Ilustrísima
Corte de Apelaciones de Valparaíso, con fecha 27 de noviembre de 2015, Causa
Rol: N° 1750-2015, Reforma Procesal Penal. Respecto del recurso de nulidad
deducido en contra de la sentencia del Tribunal Oral de Valparaíso en la causa RIT
257-2015 / RUC 1401060198-4.

c) Sentencia que rechaza nulidad solicitada por la defensa, dictada por la Ilustrísima
Corte de Apelaciones de Valparaíso, de fecha 28 de marzo de 2016, Causa Rol: N°
416-2016, Reforma Procesal Penal. Respecto del recurso de nulidad deducido en
contra de la sentencia del Tribunal Oral de Viña del Mar, en la causa RIT 390-2015
/ RUC 1500285664-3.

d) Sentencia que rechaza nulidad solicitada por la defensa, dictada por la Ilustrísima
Corte de Apelaciones de Valparaíso, de fecha 27 de mayo de 2016, Causa Rol: N°
711-2016, Reforma Procesal Penal. Respecto del recurso de nulidad deducido en
contra de la sentencia del Tribunal Oral de san Antonio en la causa RIT 31-2016 /
RUC 1500032419-9.

B. CAUSAL SUBSIDIARIA: LA CAUSAL DE NULIDAD CONTENIDA EN


EL ARTÍCULO 374 LETRA e) DEL CÓDIGO PROCESAL PENAL.

I.- CAUSAL DE NULIDAD


La contemplada en la letra e) del artículo 374 del Código Procesal Penal: ”Cuando,
en la sentencia, se hubiere omitido uno de los requisitos previstos en el artículo 342,
letras c), d) o e)”. Particularmente en lo que tiene relación a la norma del artículo
342 letra c) y su relación el art. 297 del Código Procesal Penal. Esto en relación, a
la falta de fundamentación e infracción de los principios de la lógica en la sentencia
recurrida en relación a la confiabilidad de la evidencia aportada en el juicio.

II.- TRIBUNAL COMPETENTE PARA CONOCER EL RECURSO

Atendido lo dispuesto en el artículo 376 inciso final, a saber, “si un recurso se


fundare en distintas causales y por aplicación de las reglas contempladas en los
incisos precedentes correspondiere el conocimiento de al menos una de ellas a la
Corte Suprema, ésta se pronunciará sobre todas”, el presente recurso se deduce
para ante la Excelentísima Corte Suprema.
III)- PREPARACION DEL RECURSO:

En conformidad al artículo 377 del Código Procesal Penal, el vicio se originó


en el pronunciamiento mismo del fallo impugnado, por lo cual el presente recurso
no requiere de preparación previa.

IV.- FUNDAMENTOS DE HECHO Y DERECHO:

1.- INFRACIÓN AL DEBER DE FUNDAMENTACIÓN

Como sabemos el deber de fundamentación de las sentencias es un


presupuesto esencial de la jurisdicción. A través de la fundamentación o motivación
de las resoluciones judiciales los jueces, expresan a los intervinientes y a la
ciudadanía la justicia de la decisión judicial.

La motivación de las sentencias es una condición de valor de las decisiones


jurisdiccionales y de legitimidad del ejercicio de esa función pública.

EL deber de fundamentación tiene como sustento legal lo dispuesto en el art.


36 del Código Procesal Penal que impone la obligación de fundar todas las
resoluciones judiciales en materia penal, de manera más especial, el art. 342 del
mismo Código detalla el contenido de la sentencia definitiva señalando en la letra c)
que ésta debe contener : “La exposición clara, lógica y completa de cada uno de los
hechos y circunstancias que se dieren por probadas”, a su vez, el art. 374 letra e)
conmina con la nulidad la infracción de este precepto.

Con arreglo a estos criterios se conmina con nulidad de la sentencia, en caso


de falta de fundamentación, comprendiéndose en este vicio la ausencia total de
fundamentos (v.gr., se resuelve así porque sí, son invocar prueba alguna –hipótesis
de gabinete-); o que los datos admitidos como probatorios no pueden ser
considerados tales (no son “ontológicamente” pruebas) por su incapacidad o falta
de idoneidad potencial para generar conocimiento (v.gr., la “visión” de la una
pitonisa, el testimonio de un imbécil y otros casos más comunes pero no menos
brutales-véase 8, infine); la fundamentación aparente (el fallo no se basa en pruebas
sino que en opiniones o valoraciones), la fundamentación incongruente (la prueba
que se invoca en sustento de una conclusión no tiene relación con ella), la
fundamentación falsa (v.gr., la conclusión se funda en una inexacta reproducción de
los dichos del testigo), la fundamentación global (no específica en que prueba se
fundamenta cada conclusión), la fundamentación omisiva (se omite valorar prueba
dirimente), que de haber sido valorada hubiese determinado una conclusión
diferente a la arribada), y la fundamentación contradictoria (v.gr., el mismo el es
afirmado y negado simultáneamente en las misas partes de la resolución).1

En este caso en particular el tribunal ha llevado a cabo una fundamentación


aparente de sus conclusiones y, por otra parte, ha omitido fundamentar los
elementos que hizo valer la defensa en su momento para estimar que existe duda
razonable en la confiabilidad de la evidencia presentada por el Ente Persecutor.

1.2.- FUNDAMENTACIÓN APARENTE A LA HORA DE ESTIMAR QUE NO


EXISTE DUDA SOBRE LA CADENA DE CUSTODIA DE LA SUSTANCIA
INCAUTADA

Como hemos señala la doctrina entiende por fundamentación aparente


aquella por la cual el fallo se sustenta no en pruebas si no en opiniones o
valoraciones. Pues bien, en caso de marras el tribunal ha incurrido en un tipo de
infracción, pues ha tomado como elementos probatorios opiniones que han llevado
a cabo los intervinientes y que no fueron ventiladas en el juicio.

En efecto, como ya se ha señalado en los antecedentes de este recurso, la


teoría del caso de la defensa, circundó en señalar la falta de confiabilidad de la
evidencia presentada por el Ente Persecutor, en particular, sobre sí la sustancia
incautada por los funcionarios aprehensores fue finalmente la misma que el Servicio
de Salud recibió y fue sobre la cual se efectuaron las pericias correspondientes.

1 Cafferata Nores. La Prueba en el Proceso Penal. LexisNexis. 4ta edición.


2001, p. 50.
Sobre el particular, la defensa, levantó varios puntos para dudar de aquello:

1. Los hechos acontecieron el 28 de enero de 2018, sin embargo, las sustancias


fueron remitidas con fecha 07 de febrero, es decir días después, siendo que
el artículo 41 de la Ley 20.000 es claro en establecer un plazo de 24 horas.
2. La inconsistencia entre la droga incautada por Gendarmería y la droga
recibida por el Servicio de Salud, según lo descrito en el acta de recepción
detallada 217 relacionado con el oficio N° 361, mediante el cual se remitió la
droga incautada, donde se remiten 86,6 gramos y se reciben 82,96 gramos.
3. La fotografía acompañada por el Ministerio Público, señala una cantidad de
gramaje distinto a aquél que se indica en la acta de recepción detallada.
4. Ausencia de N.U.E en las actas de recepción detallada y en el oficio remisor
de droga.

Al respecto el tribunal, aparentemente se hizo cargo de los descargos de la


defensa, al señalar en el considerando décimo cuarto de la sentencia los
argumentos que esgrime para señalar la tesis de la defensa:

“DÉCIMO CUARTO: Razones para desestimar las alegaciones de la


defensa. Que en primer término se desestima la alegación de la defensa de la
encartada en tanto argumentó como causal de absolución, la infracción al artículo
41 de la Ley 20.000; la Defensa en el juicio ha solicitado la absolución de su
representada, petición que sustenta en que se ha roto la cadena de custodia, refiere
que los hechos acontecieron el 28 de enero de 2018, sin embargo las sustancias
fueron remitidas con fecha 07 de febrero, es decir días después, siendo que el
artículo 41 de la Ley 20.000 es claro en establecer un plazo de 24 horas, que se
puede ampliar por el Juzgado de Garantía por 48 horas y esa ampliación nunca se
pidió. Al respecto, si bien la droga fue recibida el día 07 de febrero de 2018 en el
Servicio de Salud, es decir, más de 24 horas luego de ser incautada, según lo
preceptuado por el artículo 41 de la ley 20.000, sin que constara la autorización del
Juez de Garantía para ello, se contempla en la misma ley una sanción
administrativa, y esta falta no puede acarrear la nulidad de la diligencia probatoria
ni la incautación ni las características del alucinógeno. Tampoco se allego
antecedentes al juicio que genere duda en relación a que la sustancia incautada,
sea distinta en cuanto a naturaleza y características con la recibida en el servicio de
salud. También se debe tener presente que los hechos ocurrieron el día 28 de
enero, y la fecha del oficio N° 361 en que se remite el decomiso es de fecha 07 de
febrero de 2018, esto solo puede redundar en un eventual error administrativo y una
eventual sanción de este mismo tenor, como se señala en el artículo 42 de la ley
20.000.”

En mismo considerando el tribunal señala “…se desestima la alegación de la


defensa de la encartada en tanto argumentó como motivo de absolución, la
diferencia de gramaje distinto a aquel que se indica en las actas de recepción
detallada del oficio remisor de droga.

En relación a lo anterior cabe señalar que la inconsistencia entre la droga


incautada por Gendarmería y la droga recibida por el Servicio de Salud, según lo
descrito en el acta de recepción detallada 217, relacionado con el oficio N° 361,
mediante el cual se remitió la droga incautada, donde se remiten 86,6 gramos y se
reciben 82,96 gramos, con una diferencia de 3,64 gramos, todo lo cual puede
explicarse por diferencias entre la calibración de los diferentes instrumentos de
medida, más aun, se confirma que se trata de la misma droga, por cuanto, tanto el
reservado N°496/18, y el acta de recepción detallada numero N°217, hacen alusión
al oficio N°361 de la oficina de seguridad del Centro de Cumplimiento Penitenciario
de San Antonio, oficio mediante el cual se remitió la droga incautada al Servicio de
Salud Valparaíso-San Antonio, coincidente además el oficio de remisión con el acta
de recepción en el servicio de Salud Valparaíso-San Antonio, en cuanto a la fecha
de la remisión, esto es, el 07 de febrero de 2018.
Por otra parte el peso de la sustancia que revisó el policía Oroz y el peso
bruto que indica el oficio remisor confeccionado el mismo día de los hechos es
totalmente coincidente y que además concuerda con el peso que se observa en la
fotografía N°3, por ende mal podría no ser la droga remitida al servicio de Salud
aquella que le fue incautada a la acusada”.
Como puede apreciarse el Tribunal desatiende la petición de la defensa señalando
en esencia que la infracción al artículo 41 de la ley 20.000 acarrea una sanción
simplemente administrativa, sin embargo, no extiende su fundamentación a si dicha
infracción implica la rotura de la cadena de custodia como señalo la defensa en su
alegato de clausura en concomitancia a lo señalado por la Corte Suprema en rol Nº
6278-2018, que menciona “que la cadena de custodia es un procedimiento que
reglamenta la adecuada recolección, identificación, registro, conservación y manejo
de la evidencia material y que la Ley, ha puesto bajo la responsabilidad de la policía
y el Ministerio Público”. Al obrar de tal forma el tribunal a quo evito mediante
fundamentación aparente pronunciarse sobre lo solicitado.

En lo atingente a la diferencia de gramaje ya aludida el Tribunal simplemente refiere


“todo lo cual puede explicarse por diferencias entre la calibración de los diferentes
instrumentos de medida”. Ahora bien, no se aportó prueba alguna al respecto por el
ente persecutor, y la defensa entiende que de encontrarse mal calibrado los
instrumentos daría lugar a más dudas en torno al adecuado proceder policial o del
Servicio de Salud. Asimismo, se omitió todo pronunciamiento respecto de la
ausencia de N.U.E señalada por la defensa.

Todo lo anterior hace dudar a esta parte que la droga incautada fue aquella
periciada.

2.- LA INFRACCIÓN A LO DISPUESTO EN EL INC. 1 DEL ART. 297 DEL CPP,


POR LA TRANSGRESIÓN DE LOS PRINCIPIOS DE LA LÓGICA

En general, nuestro ordenamiento jurídico penal, establece que límites a la


proceso de valoración de la prueba por parte de los jueces, estos límites garantizan
que el proceso de valoración de la prueba y posterior establecimiento de los hechos
se ajusten a un parámetro racional, susceptible de revisado y que funciona como
garantía para los intervinientes ante la arbitrariedad.
Así, para que el tribunal dé por establecida alguna hipótesis fáctica, éste debe
expresar por qué la tuvo por establecida, fundamentado cuales fueron las razones
que lo llevaron a dicha conclusión. Además, en este proceso, el juzgador debe ser
cuidadoso de respetar los principios de la lógicas, las máximas de la experiencia y
los conocimientos cientifcos indubitados, ya que, al contradecirlo se alejará de un
metodo racional de valoración.

Los principios de la lógica se pueden definir como principios generales


e inmutables de pensar correctamente. Del análisis jurisprudencial referente a
éstos, se reconocen 4 principios: identidad, no contradicción, tercero excluido y
razón suficiente.

En el caso de marras, se ha infringido el principio de razón suficiente. -

2.1.-Falta de razón suficiente:

Según la I. Corte de Apelaciones de Valparaíso el principio de razón


suficiente es aquel: “conforme al cual todos los eventos que a primera vista
parecen azarosos o contingentes, en realidad tienen una explicación suficiente; su
aparente incomprensibilidad es que no disponemos de un conocimiento completo
de los mismos.” (CA Valparaíso 2.08.2016 rol 1199-2016).

En el caso concreto de este recurso se ha infringido el principio de razón


suficiente al estimar que se encuentra suficientemente probada la hipótesis de que
la sustancia incautada por los funcionarios a cargo del procedimiento de detención
de mi representado fue la misma que recibió el Servicio de salud.

En efecto, el Ministerio Público tenía la obligación de probar que los


funcionarios policiales habían cumplido con las obligaciones de cadena de custodia
en materia de tráfico de estupefacientes.

En ese sentido, el tribunal concluyó que efectivamente había cumplido con


todas las reglas de levantamiento y conservación de las especies incautadas, pues
a su juicio, los vicios que se presentaban no eran sustanciales como para dudar
sobre la integridad de la sustancia. Para arribar a esta conclusión, el tribunal,
soslaya el principio de razón suficiente porque no dispone de todos los elementos
para afirmarla.

V.- PERJUICIO:

Que la argumentación defectuosa impugnada aquí es de trascendencia


puesto que debido a ella se ha arribado a una decisión condenatoria, en
circunstancias, que de haberse efectuado una correcta fundamentación se habría
absuelto al imputado.

VI.- PETICIÓN CONCRETA.

En el evento de acogerse el recurso por esta causal, solicito, en virtud de lo


dispuesto en los artículos 165, 360 y 386 del Código Procesal Penal, la nulidad del
juicio y la sentencia respecto de los delitos por los cuales fue condenado mi
representado, debiendo determinarse por el tribunal ad quem el estado en que
hubiere de quedar el procedimiento y ordenar la remisión de los autos al tribunal no
inhabilitado que correspondiere, para que éste disponga la realización de un nuevo
juicio oral.

POR TANTO, en mérito de lo expuesto, disposiciones legales citadas y,


especialmente, lo preceptuado por los artículos 1° inciso 1, 6° , 7° y 19 N° 1, 3° inc.
5, 4°, y 7° de la Carta Fundamental, arts. 5°, 79, 80, 83, 85, 93, 129, 130, 180, 197,
340, 352, 372, 373 letras a) y b), y demás pertinentes del Código Procesal Penal,
Arts. 1º, 4º, y 43 de la Ley Nº20.000.-

RUEGO A US.: Se sirva tener por interpuesto recurso de nulidad, para ser
conocido por la Excma. Corte Suprema de Justicia, en contra de la sentencia
definitiva de fecha 16 de enero del año en curso la cual fue pronunciada por el
Tribunal de Juicio Oral en lo Penal de San Antonio, la cual se condenó a mi
defendida a sufrir la pena de TRES AÑOS Y UN DÍA de presidio menor en su grado
máximo, al pago de una multa de 3 unidades tributarias mensuales, a las accesorias
de inhabilitación absoluta perpetua para derechos políticos y la de inhabilitación
absoluta para cargos y oficios públicos durante el tiempo de la condena, como autora
ejecutora del delito consumado de tráfico de pequeñas cantidades de sustancias
estupefacientes, previsto y sancionado en el artículo 1 y 4 de la ley 20.000, por
concurrir en la especie la causal contenida en la letra b) del artículo 373 del Código
Procesal Penal, en atención a que en este caso se ha condenado a mi defendida
por un supuesto delito de tráfico de pequeñas cantidades de drogas previsto y
sancionado por el artículo 4º en relación al artículo 1º de la Ley Nº20.000.- respecto
de una sustancia de la que no fue posible conocer su porcentaje de concentración
de principio activo (THC) por lo que resultaba imposible se afectara el bien jurídico
protegido, dada la ausencia de pureza, siendo imposible sostener que ella sea capaz
de provocar graves efectos tóxicos o daños considerables a la salud pública
condenando a mi defendida por una conducta en que no se ha justificado la
concurrencia del objeto material de lo cual emana que su conducta no es típica y,
además, que carece de la necesaria antijuridicidad material vulnerando con ello los
principios limitadores del ius puniendi estatal de lesividad, última ratio y
proporcionalidad del derecho penal, por lo que procede que SS. Excma. una vez
que declare la nulidad de la sentencia proceda, acto seguido pero separadamente,
a dictar la pertinente sentencia de reemplazo en la cual se aplique correctamente el
derecho y, en consecuencia, se absuelva a mi defendida de la acusación formulada
en su contra. En subsidio en evento de acoger la causal subsidiaria, solicito, en virtud
de lo dispuesto en los artículos 165, 360 y 386 del Código Procesal Penal, la nulidad
del juicio y la sentencia respecto de los delitos por los cuales fue condenado mi
representado, debiendo determinarse por el tribunal ad quem el estado en que
hubiere de quedar el procedimiento y ordenar la remisión de los autos al tribunal no
inhabilitado que correspondiere, para que éste disponga la realización de un nuevo
juicio oral.
OTROSÍ

Para justificar la causal principal invocada:

Solicito a SS. Se sirva tener por acompañadas copias de las siguientes


sentencias, las que se acompañan, por vía de prueba, con el propósito de acreditar
que respecto del punto de derecho que justifica la causal de nulidad invocada en lo
principal de este escrito, existe distintas interpretaciones sostenidas en diversos
fallos emanados de los tribunales superiores de justicia, todo ello de acuerdo a lo
dispuesto por el inciso tercero del artículo 376 del Código Procesal Penal.

a) Sentencia que anula y sentencia de reemplazo dictada por la Ilustrísima Corte


de Apelaciones de Valparaíso, de fecha 12 de febrero de 2016, en Causa Rol
Corte: N° 91-2016, Reforma Procesal Penal. Respecto del Recurso de Nulidad
deducido por la defensa en contra de la sentencia del Tribunal Oral de
Valparaíso en la causa RIT: 551-15 / RUC: 150039144-5.
b) Sentencia de nulidad dictada por la Ilustrísima Corte de Apelaciones de
Valparaíso, con fecha 19 de agosto de 2016, en Causa Rol Corte: N° 1289-2016,
Reforma Procesal Penal. Respecto del Recurso de Nulidad deducido por la
defensa en contra de la sentencia del Tribunal Oral de Valparaíso en la causa
RIT: 219-2016 / RUC: 1501084635-5.
c) Sentencia que rechaza nulidad solicitada por el Ministerio Público, dictada por la
Ilustrísima Corte de Apelaciones de Concepción, con fecha 24 de marzo de
2016, Causa Rol: N° 133-2016, Reforma Procesal Penal. Respecto del recurso
de nulidad deducido en contra de la sentencia del Tribunal Oral de Concepción
en la causa RIT 794-2015 / RUC: 1510013423-0.
d) Sentencia que rechaza nulidad solicitada por la defensa, dictada por la
Ilustrísima Corte de Apelaciones de San Miguel, de fecha 27 de enero de 2014,
Causa Rol: N° 1834-2013, Reforma Procesal Penal. Respecto del recurso de
nulidad deducido en contra de la sentencia del Sexto Tribunal Oral de Santiago
en la causa RIT 463-2013 / RUC: 1201270791-4
e) Sentencia que rechaza nulidad solicitada por la defensa, dictada por la
Ilustrísima Corte de Apelaciones de Valparaíso, con fecha 27 de noviembre de
2015, Causa Rol: N° 1750-2015, Reforma Procesal Penal. Respecto del recurso
de nulidad deducido en contra de la sentencia del Tribunal Oral de Valparaíso
en la causa RIT 257-2015 / RUC 1401060198-4.
f) Sentencia que rechaza nulidad solicitada por la defensa, dictada por la
Ilustrísima Corte de Apelaciones de Valparaíso, de fecha 28 de marzo de 2016,
Causa Rol: N° 416-2016, Reforma Procesal Penal. Respecto del recurso de
nulidad deducido en contra de la sentencia del Tribunal Oral de Viña del Mar, en
la causa RIT 390-2015 / RUC 1500285664-3.
g) Sentencia que rechaza nulidad solicitada por la defensa, dictada por la
Ilustrísima Corte de Apelaciones de Valparaíso, de fecha 27 de mayo de 2016,
Causa Rol: N° 711-2016, Reforma Procesal Penal. Respecto del recurso de
nulidad deducido en contra de la sentencia del Tribunal Oral de san Antonio en
la causa RIT 31-2016 / RUC 1500032419-9.

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