Sanar A Tu Niño Interno.

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El niño interior

“Tus padres hicieron lo mejor que podían hacer con el


entendimiento y la conciencia que tenían. No podían enseñarte
nada que ellos mismos no supieran. Si tus padres no se amaban
a sí mismos, no había manera de que te pudieran enseñar cómo
amarte. No importa que tu infancia haya sido buena o mala:
ahora, quien está a cargo de tu vida eres tú, y sólo tú.

Con amor abrazo a mi niño interior. El amor es el borrador más


grande que hay, borra incluso las impresiones más profundas,
porque el amor cala más hondo que nada. Si las impresiones de
tu niñez fueron muy fuertes. Mírate a los ojos y ámate, y ama
al niño que llevas dentro.

Cuida a tu niño interior. Es él quien está asustado. Es él


quien sufre. Es él quien no sabe qué hacer. Ocúpate de tu
niño. Abrázalo y ámalo y haz todo lo que puedas por satisfacer
sus necesidades.
No olvides hacerle saber que, suceda lo que suceda, tú estarás
siempre a su lado.
Nunca le volverás la espalda ni te escaparás de él. Siempre
amarás a ese niño.”

Louise Hay.

Pincha aqui si quieres hacer la Meditación para sanar al niño


interior
Para sanar a tu niño interno
Sientate o acuestate cómodamente en silencio.

Suelta la tensión en tu cuerpo, respirando pausadamente.

Deja fluir el aire por tu cuerpo, recorriendolo y relajándolo


todo.

Recuerda la última vez que te sentiste de algún modo enojado,


dolorido o negativo.

Sé consciente de que el adulto equilibrado y sabio no está


sintiendo estas emociones. Las emociones son aquellas de tu
niño atascado, herido… siente cuántos años tiene este niño
dentro de tí.

Cuando encuentras el niño, consuélalo e invita a los ángeles


de la luz sanadores a trabajar con él.

Quizás sientas que lo alzan en brazos, lo serenan o lo acunan.


Tal vez oigas una canción dulce del coro celestial.

Relájate y permanece receptivo a lo que hagan los ángeles


sanadores para sanar a tu niñito.

Cuando te devuelven tu niño sanado, notarás que distinto se ve


y se siente.

Sonríe, está radiante de felicidad, con mirada calma y paz en


sus gestos.

Agradece honda y amorosamente a los ángeles.

Abraza a tu niño interior sanado con suma ternura. Sostén y


ama a tu niño interno.

Ya puedes abrir tus ojos en armonía y serenidad.


Unihipili: el niño interno

El subconsciente o Unihipili como se le dice en el idioma


Hawaiano, representa nuestro niño interior. En la tradición
hawaiana se le considera como el más importante de los tres
seres que nos conforman o habitan en nosotros. Allí es donde
están alojadas todas las memorias desde que fuimos creados
hasta el presente, todas las emociones, y sentimientos, los
recuerdos guardados, los olores, sabores, imágenes, sonidos y
todas las interpretaciones que hemos hecho, incluyendo las
memorias de vidas pasadas y las de nuestros ancestros están
allí almacenadas.
El subconsciente se comporta como un niño pequeño, el genera
todas las emociones y reacciones que sentimos de amor, rabia,
impotencia etc. y que muchas veces no entendemos su origen y
pocas logramos controlar. El puede dirigir nuestra vida
reaccionando constantemente, porque así aprendió a evitar ser
herido. También él es quien nos hace percibir el mundo de
determinada manera para defendernos de los peligros y
agresiones que proyecta en el mundo externo. Es un niño
pequeño asustado.
Imaginate a un niño o niña pequeñito de unos 3 a 5 años con su
inocencia, tratando de sobrevivir, ese es el niño que habita
en nosotros, el que nos acompaña aunque no lo hayamos notado.
Es aquella parte nuestra que hasta la fecha desconocíamos su
existencia y por lo tanto la hemos ignorado y abandonado.
Para los antiguos Hawaianos, estamos compuestos por tres
partes o entidades separadas y el equilibrio entre ellas es lo
que nos permite fluir por el mundo en armonía y paz. Estos
tres entes son el subconsciente o niño interior (Unihipili),
el intelecto que es la parte consciente y es quién toma las
decisiones representada por la madre (Uhane) y el
supraconsciente identificado como el padre (Aumakua) es
nuestra parte espiritual. Cuando todos estos seres están
alineados en perfecta armonía, regresamos al estado original,
como Dios nos ha creado.
La relación más importante que existe en el cosmos, es el nexo
entre la madre y el hijo, no nuestro hijo terrenal sino el
niño que todos llevamos dentro junto con nuestro intelecto. El
es quien manifiesta la realidad que vivimos de la forma que la
percibimos. El es el encargado de iniciar la limpieza de las
memorias que nos causan dolor y con su colaboración estas se
limpian más rápido.
Si esta relación no se establece, con amor, comprensión y
compasión, estaremos experimentando problemas a lo largo de
nuestra vida. Podemos restablecer el vínculo y mejorarlo
logrando una cooperación entre ambas partes y para esto es
necesario construir un intercambio consciente de información y
conocimiento a través de la comunicación amorosa, para
entender como nuestro niño interno piensa y siente, y porque
reacciona de la manera que lo hace.

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