Plantas Curativas

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Planta medicinal

Hierbas medicinales en un mercado medieval, en Burgos.

Una planta medicinal es un recurso biológico conocido como droga medicinal, remedio
herbolario o medicina tradicional. Es utilizada completamente y en otros casos sólo alguna
parte, flores, fruto, tallo, etc. De la parte seleccionada, se obtienen extractos que se
emplean para el tratamiento de alguna enfermedad como pudiera ser dolor de cabeza,
estómago, hinchazón, etc. la acción terapéutica (alivio o mejora), se debe a que contiene
principios activos. La parte de la planta empleada que contiene el principio activo puede
prepararse para su uso manualmente, existen las llamadas formas galénicas, después
aparecieron las fórmulas magistrales que son las mezclas de diversos principios
elaborados siguiendo instrucciones definidas. Es muy frecuente emplear métodos como
la decocción e infusión, para su consumo inmediato, y la preparación
de tinturas, elixires y ungüentos para aplicaciones a mediano plazo, actualmente ya se
cuenta con presentaciones farmacéuticas como cápsulas, comprimidos cremas y jarabes.

Manuscrito del De materia medica de Dioscórides, mostrando las supuestas propiedades


medicinales de la mandrágora.

El uso de remedios de origen vegetal se remonta a la época prehistórica, y fue una de las
formas más extendidas de medicina, en la que virtualmente todas las culturas conocidas
tienen evidencias del uso medicinal de algunas plantas. Si bien, el uso de especies
vegetales con fines terapéuticos es muy antigua, en un principio estuvo ligado a la magia,
cada población construyó sus creencias en un intento de comprender su medio inmediato,
algunas culturas hasta el día de hoy conservan estas creencias y la ciencia ha venido a
explicar críticamente cada planta cada extracto, cada fórmula, hallando precisamente los
principios activos responsables de la actividad biológica. La industria farmacéutica actual
se ha basado en los conocimientos científicos modernos para la síntesis y elaboración de
algunas moléculas farmacológicas análogas a las presentes ciertas en especies vegetales,
y que muchas sustancias derivadas forman parte de los principios activos de
medicamentos modernos, como la célebre aspirina.
Además, el proceso de verificación científico ha ayudado a encontrar este tipo de
moléculas en varias especies vegetales usadas tradicionalmente como plantas
medicinales, explicando ciertas propiedades terapéuticas de éstas, junto con descubrir
compuestos que pueden servir como base para el desarrollo de nuevos medicamentos
para distintas aplicaciones. Muchos de los fármacos empleados hoy en día —como el opio,
la quinina, la aspirina o la digital— replican sintéticamente o aíslan los principios activos de
moléculas iguales presentes en remedios vegetales tradicionales usados incluso en
épocas prehistóricas, aun sin conocimiento de sus principios activos. Su origen persiste en
las etimologías —como el ácido salicílico, así llamado por extraerse de la corteza del
sauce (Salix spp.) o la digital, de la planta del mismo nombre.
El consumo de plantas medicinales ha ido en aumento en los últimos años en todo el
mundo y es frecuente su empleo en combinación con medicamentos prescritos por los
médicos. Está extendida la falsa creencia de que los productos a base de plantas son
inocuos e incluso ventajosos por su supuesto carácter "natural", un razonamiento poco
compatible con el hecho de que su efecto terapéutico se achaque a su contenido
en principios activos con actividad farmacológica. Esta falsa percepción se basa en la
tradición de su uso en lugar de en estudios sistemáticos que evalúen su seguridad, que
por lo general no existen. Sin estos estudios, únicamente pueden ser detectados aquellos
riesgos evidentes, muy frecuentes y de ocurrencia inmediata.1 Tóxicos y venenos, como
pueden ser la cicuta, el cianuro, las toxinas de las setas venenosas y el veneno
de escorpión, son productos tan naturales como la miel de abeja.2
Como cualquier medicamento, las plantas pueden provocar reacciones
adversas, intoxicación por sobredosis o interacciones perniciosas con otras sustancias. Se
han descrito interacciones de relevancia clínica entre plantas y medicamentos, por lo que
resulta imprescindible comunicar al médico el consumo de preparados naturales. Es
necesario el mismo control médico estricto con las plantas medicinales que con los
medicamentos de síntesis.1 3 4
Asimismo, se han notificado en los productos a base de plantas medicinales problemas de
confusión entre unas plantas y otras, además de contaminación con pesticidas, metales
pesados y medicamentos.1
En 2004, el Ministerio de Sanidad y Consumo de España, mediante la Orden
SCO/190/2004, de 28 de enero, por la que se establecía la lista de plantas cuya venta al
público quedaba prohibida o restringida por razón de su toxicidad, pretendió realizar una
transposición de la lista de plantas publicada por la Comunidad Europea el 26 de octubre
de 1992, en la que además añadía 50 plantas (de 147 a 197). Tras recurso contencioso
administrativo interpuesto por la Asociación española de Fabricantes de preparados,
alimentos especiales, dietéticos y plantas medicinales (Afepadi),5 dicha orden fue anulada
en junio de 2005,6 debido a un vicio sustancial de procedimiento, por haberse omitido en
su elaboración el trámite obligatorio de comunicación a la Comisión Europea.5 La Ley
29/2006, de 26 de julio, de garantías y uso racional de los medicamentos y productos
sanitarios, atribuye competencia al Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad para
elaborar un listado de plantas cuya venta libre al público estará restringida o prohibida
debido a su toxicidad, si bien por el momento no se ha conseguido desarrollar dicho
punto.7
En 2012, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, por sus siglas en inglés)
publicó un compendio de especies vegetales que contienen sustancias de posible riesgo o
preocupación para la salud humana cuando son utilizadas en alimentos o complementos
alimenticios, que actualiza un listado previo de abril de 2009.8

Índice
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 1Elementos medicinales
 2Extracción y empleo
 3Preparación y administración
o 3.1Cataplasma y emplasto
o 3.2Cocimiento
o 3.3Compresa
o 3.4Ensalada
o 3.5Extracto
o 3.6Gargarismo o enjuague
o 3.7Infusión
o 3.8Jarabe
o 3.9Jugo
o 3.10Lavados
o 3.11Lavativa o enema
o 3.12Polvos
o 3.13Preparados fitofarmacéuticos
o 3.14Tintura
o 3.15Vapores
 4Investigación y síntesis
 5Biodiversidad
 6Uso clínico: factores limitantes
 7Véase también
 8Notas y referencias
o 8.1Notas
o 8.2Referencias
 9Bibliografía
 10Enlaces externos

Elementos medicinales[editar]
En el metabolismo normal de todos los seres vivos, el organismo produce algunas
sustancias a partir de los nutrientes obtenidos del medio; algunos de estos compuestos
químicos forman parte del proceso en todas o casi todas las especies, mientras que otros
reflejan las peculiaridades de cada una de ellas. Entre los compuestos de la primera clase
—llamados metabolitos primarios— se cuentan los glúcidos y lípidos, aprovechados en la
alimentación; los compuestos de uso terapéutico, por el contrario, corresponden
normalmente a los metabolitos secundarios, y aparecen en organismos específicos. Pocas
veces la función que estos cumplen en la medicina se corresponde con la que cumplen en
el ciclo vital de la planta en cuestión; la digoxina, por ejemplo, que se concentra en las
hojas y flores de Digitalis purpurea como tóxico para evitar su consumo por animales
herbívoros, se emplea terapéuticamente como inotrópico para los pacientes que padecen
de arritmia cardíaca. Otros compuestos usados en medicina son utilizados por la planta
para atraer agentes polinizadores.[cita requerida].

Extracción y empleo[editar]

Letrero en la entrada de la sección de plantas medicinales en el jardín botánico de


la UNAM, México.

Artículo principal: Cosecha de plantas medicinales

Sólo raramente la planta entera tiene valor medicinal; normalmente los compuestos útiles
se concentran en alguna de sus partes: hojas, semillas, flores, cortezas y raíces se utilizan
con relativa frecuencia.
Los modos de aplicación varían del mismo modo; una forma frecuente de empleo es
la infusión, en que el principio activo se disuelve en agua mediante una cocción más o
menos larga. La tisana resultante se bebe; plantas empleadas de este modo incluyen la tila
(Tilia platyphyllos), cuyo principio activo es el eugenol, la pasionaria (Passiflora edulis),
cuyos principios activos incluyen el harmol y el harmano, o el mismo café (Coffea arabica),
cuya infusión contiene cafeína.
Otras plantas se preparan en tinturas, se comen, se inhala el humo de su combustión, o se
aplican tópicamentenota 1 como emplastosnota 2 o cataplasmas.

Preparación y administración[editar]
La administración de las plantas medicinales y de los productos derivados de estas debe
estar acompañada de los máximos cuidados, para garantizar el buen suceso del
tratamiento. Contrariamente a la creencia general, los mejores resultados no siempre se
obtienen con el uso de las plantas frescas o con preparaciones caseras. El hacer extractos
de plantas procesadas permite obtener más principios activos.9
Cataplasma y emplasto[editar]
La cataplasma se prepara machacando la parte de la planta que contiene las propiedades
curativas que se pretende usar, se puede llegar a calentar y se aplica directamente sobre
el área afectada que se quiere tratar.
Para preparar el emplasto se puede mezclar la parte de la planta a utilizar con una harina,
arcilla o similar logrando una pasta que se aplica sobre el área afectada, al igual que la
cataplasma. No obstante el emplasto también se puede aplicar solo con la planta resultado
de la cocción.[cita requerida]
Cocimiento[editar]
Se prepara hirviendo durante algunos minutos (del orden de los 5 minutos) la planta y
luego se filtra. Debe verificarse que el calor no afecte o destruya los principios activos.
Esta forma de usarse es apropiada en general para las partes duras de la planta, como
son: troncos, raíces, cortezas y semilla. Las semillas tiene que dejarse en la sombra
durante 3 días
Compresa[editar]
Es una preparación similar a la cataplasma, pero en este caso en lugar de aplicar la planta
directamente, se utiliza una extracción acuosa, aplicada a un paño o toalla. Las compresas
pueden ser calientes, generalmente aplicadas en el caso de inflamaciones y abscesos; o
bien frías, preferibles para tratar casos de cefalea o conjuntivitis.
Ensalada[editar]
Es una forma de ingerir las hierbas medicinales en una forma directa, sin ninguna
modificación o transformación consecuencia del procesamiento. Se lavan y desinfectan las
partes de la planta que se piensa ingerir, y se prepara como una ensalada tradicional,
eventualmente mezclándola con otras verduras o vegetales, sazonándolo sal, aceite de
oliva y vinagre o limón. La base de la gran mayoría de las ensaladas suele ser una verdura
cruda de hoja verde. Inclusive hace no muchos años, en la cocina eso se reducía
prácticamente a la clásica lechuga, Lactuca sativa, que se puede consumir todo el año.
Extracto[editar]
Los principios activos de las plantas medicinales se obtienen también por un tipo de
extracción llamada “sólido-líquido”. Este proceso consta de tres etapas:

1. Penetración del disolvente en los tejidos de los vegetales e hinchazón;


2. Disolución de las sustancias extraíbles;
3. Difusión de las sustancias extraíbles disueltas fuera de la célula vegetal.
La forma de extracción más frecuente es por maceración, este proceso tiene algunas
ventajas sobre la percolación y contracorriente. También se puede procesar la extracción
mediante métodos que involucran el ultrasonido, el eléctrico, y el vórtice (turbo). La
extracción de los extractos requiere un cierto equipamiento y conocimiento de procesos
químicos.
En su presentación final pueden ser: tinturas (1:10); extractos fluidos (1:2), blandos, con
una consistencia parecida a la miel, viscosos o firmes (masas plásticas, que licúan al
calentarlas), secos (cuando se ha desecado la mezcla) y nebulizados (obtenidos por
atomización del disolvente.)
Gargarismo o enjuague[editar]
Es la aplicación de un líquido a la cavidad bucal. Se usa para lograr la acción local en la
boca y/o garganta y así limpiar de secreciones, bacterias e impurezas estas áreas. Puede
usarse para prevenir infecciones bucales o respiratorias. Para prepararse el líquido puede
usarse una infusión, un cocimiento o un jugo de la planta.
Infusión[editar]
Es la forma de preparación más frecuente y sencilla, se le denomina también apagado o
té. Forma parte de una cultura de consumo de hierbas aromáticas que se usan no solo
para fines medicinales. Consiste en poner en contacto las partes de las plantas con agua
hirviendo por unos minutos, dejando que se enfríe progresivamente. Al no usarse calor
directo, garantiza que sus partes no sufren deterioro. Más frecuentemente se usa para las
partes blandas de las plantas como hojas y flores
Jarabe[editar]
Los jarabes se preparan extrayendo con agua los componentes activos o medicinales de la
planta y disolviendo luego en esta una gran cantidad de azúcar o miel como preservante.
Puede prepararse a partir de extractos hidroalcohólicos, conservarse por períodos largos y
se le suele dar un sabor agradable para facilitar su administración a los niños. La
preparación se inicia en forma semejante a la infusión, pero se deja reposar algunas horas
y luego se filtra el líquido, se agrega el azúcar o la miel, se diluye y se lleva a hervir
algunos minutos para coagular las sustancias albuminosas, luego se cuela y se guarda en
botella o frasco de color ámbar, se etiqueta y se guarda (hasta 30 días) en lugar limpio y
protegido del calor y de la luz.
Jugo[editar]
Los jugos se obtienen al exprimir o licuar las plantas frescas o sus frutos. En algunos
casos, sobre todo para tubérculos o raíces se recomienda ponerlos en remojo durante un
período de 8 a 12 horas antes de exprimirlos.
Lavados[editar]
Es la aplicación de infusiones, cocimientos o tinturas diluidas para tratar tópicamente
afecciones externas localizadas, como heridas, llagas, úlceras, hemorroides, vaginitis y
otras afecciones de la piel o de las mucosas.
Lavativa o enema[editar]
Es la aplicación de un preparado que se introduce a través del ano con una técnica
especial, para la cual el que la aplica debe estar capacitado. Se aplica preferiblemente en
ayunas y el paciente debe permanecer acostado, durante la aplicación y durante un tiempo
de por lo menos una hora después de la aplicación.
Polvos[editar]
Los polvos se obtienen pulverizando la planta seca, el material puede ser retriturado y
tamizado varias veces, hasta alcanzar el tamaño deseado de las partículas. Los polvos
vegetales son fáciles de manejar, formular y acondicionarlos en preparados
fitofarmacéuticos, a través del mezclado, encapsulado y de la compresión. Existen dudas
acerca de la bio-disponibilidad de los principios activos medicinales extraíbles
naturalmente de polvos de plantas secas que toman en cápsulas o tabletas, ya que la
absorción en esta forma es mínima. Se puede aumentar la absorción diluyendo los polvos
en líquidos o mezclándolos en alimentos sólidos.
Preparados fitofarmacéuticos[editar]
Los extractos obtenidos industrialmente deben reunir al menos cinco aspectos: la materia
médica, donde se encuentran los principios activos debe ser adecuadamente molida, la
extracción debe efectuarse con el disolvente adecuado, puede extraerse por maceración o
percolación, la concentración debe ser por un método que no afecte el principio activo y
algunas drogas requieren tratamientos preliminares antes de usarse. Con extractos
procesados es posible hacer preparados fitofarmacéuticos que son más fáciles de
dosificar, tales como formas sólidas (tabletas, grageas, tabletas efervescentes, cápsulas
de gelatina dura, gránulos), formas líquidas (jarabes, gotas, soluciones, suspensiones en
cápsulas de gelatina suave) y formas para uso local (cremas ungüentos, pomadas, geles,
colirios y supositorios).
Tintura[editar]
Se obtiene dejando en contacto la parte de la planta seca a utilizar, con una mezcla de
alcohol al 40% en agua durante 3-5 días, con agitación diaria y filtración. Las tinturas se
usan de base para la formación de elixires que contienen mezclas de varias plantas y
sustancias estabilizantes como el glicerol. Tienen la ventaja de ser más estables y de fácil
dosificación. ambienten c44
Vapores[editar]
Los vapores de ciertas plantas, emitidos por la acción del calor, son utilizados para el
tratamiento de las afecciones del aparato respiratorio.

Investigación y síntesis[editar]
Mientras la medicina herbal tradicional utilizaba partes o extractos vegetales, la necesidad
de comprender con precisión el uso de los distintos componentes, de graduar con
precisión la dosis empleada y de elaborar de manera estandarizada fármacos
homogéneos han llevado a que la mayoría de las drogas producidas por la industria
farmacéutica contengan sólo el o los principios activos. En algunos casos, éstos aún se
obtienen del procesamiento de las plantas medicinales; en otros casos, éstos se investigan
para aislar el principio activo, y éste se sintetiza luego de manera artificial. La investigación
de las propiedades medicinales de una planta es una labor compleja, que abarca desde
los informes etnográficos de los etnólogos hasta el análisis de laboratorio de químicos y
médicos.

Biodiversidad[editar]
Muchas especies medicinales identificadas científicamente sólo recientemente proceden
de biomas amenazados. Existe una preocupación no desdeñable entre los biólogos acerca
del impacto que el crecimiento en el consumo de especies posiblemente amenazadas
produzca sobre la supervivencia de las mismas, y el estudio del cultivo sostenible de las
mismas es una preocupación importante.

Uso clínico: factores limitantes[editar]


Tradicionalmente, las plantas medicinales sirvieron como remedios para aliviar síntomas o
tratar enfermedades, con resultados dispares. Debido a su actividad farmacológica,
actuaban directamente sobre el organismo, produciendo cambios significativos en su
funcionamiento. En este sentido, estas plantas eran estrictamente fármacos (o drogas) con
capacidad de operar, alternativamente, como remedios o venenos, dependiendo de las
dosis, la oportunidad, la vía de administración, la idoneidad de quien las indicaba, la
constitución del sujeto tratado, entre otros factores.
En el curso del siglo XIX, se aislaron los principios activos de las especies vegetales con
mayor impacto en la clínica médica. Hasta entonces, las limitaciones intrínsecas de las
fórmulas vegetales habían impedido la titulación de valores óptimos para dosis activa
mínima, margen de seguridad de la sustancia, y dosis letal media. En este sentido, se
veían incrementados los riesgos de sobredosis agudas o intoxicación accidental. Lo mismo
sucedía con la incidencia de reacciones adversas imprevistas, por causa de alguno de los
innumerables compuestos presentes en los preparados naturales.
Incluso en la actualidad, persiste la predilección del público no especializado por las
formulaciones vegetales. No obstante, estudios sistemáticos han establecido de manera
concluyente la mayor fiabilidad de las moléculas aisladas. Para el caso de sustratos
vegetales administrados con fines terapéuticos, el perfil de eficacia y seguridad es
claramente desventajoso respecto del que cabe atribuir a sus principios activos en forma
pura.

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