La Persuación
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La Persuación
1. Algunas pre-nociones
Desde Ferdinand de Saussure en adelante, el mundo de la Lingüística cambió
radicalmente. Gracias al enfoque científico para estudiar todo lo relativo a la lengua, el
siglo XX se nutrió de múltiples disciplinas y perspectivas, surgidas de las observaciones
del maestro, que enriquecieron notablemente los estudios y descripciones de la lengua,
realizadas hasta el momento.
El individuo, según afirma Adam, tiene una competencia textual, que le permite
intuitivamente discernir, desde que aprende a hablar, qué clase o tipo de texto está
escuchando y cuál clase de texto deberá producir al emitir enunciados en su discurso.
La lengua se realiza en textos, sean orales o escritos. Cada norma -la escrita y la
oral- tendrá diferentes maneras de sintactizar la lengua. Es necesario reiterar al respecto
que tan válida es -en cuanto a sus estructuras y su conformación específica- la norma
oral como la escrita, porque están hechas para ser vehículos de comunicación en
instancias distintas.
“La empresa tipológica, dice Sylvia Costa, no hace otra cosa que presentar la
asombrosa evidencia de que las lenguas –y los textos que ellas producen– se parecen y
se distinguen. Y que ese parecido muchas veces no se debe a proximidades temporales,
geográficas o funcionales. El establecimiento de tipologías implica, por lo tanto, el
descubrimiento de isomorfismos, es decir, el descubrimiento de principios comunes a
las producciones lingüísticas diversas.” (Costa-Malcuori, 1997).
1
apud Malcuori-Costa, Tipología textual. Montevideo, SPEU, 1997
4. El texto argumentativo o persuasivo
Dentro del universo de textos que la lengua produce, hay una clase especial que
se caracteriza por funcionar socialmente, intentando influir en el receptor. Los
lingüistas, atendiendo a las dos características básicas de sus contenidos, suelen
distinguir entre dos modalidades de discurso: el epistémico o representativo, y el
manipulativo o deóntico, (Givón, 1979). O están hechos para referir el mundo externo al
receptor (modalidad epistémica de discurso, o discurso epistémico), o para provocar
respuestas de él, o en él (modalidad deóntica de discurso, o discurso deóntico). Esta es
una clasificación básica que se establece en los estudios lingüísticos y a la que se
recurre para establecer distinciones de primer nivel en los enunciados, por ejemplo. Es
relativamente sencillo que un usuario común de la lengua pueda distinguir entre estos
dos enunciados: “Se levanta a las tres de la madrugada” y “Levántese a las tres de la
madrugada”, o “¿Se levanta usted a las tres de la madrugada?”. En el primero, la
modalidad es externa al enunciador y al receptor, es epistémica. En el segundo y el
tercero, el enunciador busca una respuesta del receptor, busca modificar por lo tanto su
conducta; la modalidad es deóntica.
Pero las clasificaciones del discurso en variedades diversas, son más complejas
que esta primera distinción. Respecto del discurso manipulador o deóntico, las
tipologías abundan en su clasificación y en su estudio específico. Se lo ha estudiado
tanto desde el punto de vista lingüístico como desde el punto de vista filosófico,
precisamente porque fueron primero los filósofos como Platón, Aristóteles, quienes se
internaron en él al estudiar la retórica, técnica y ciencia que se nutre de esta modalidad
discursiva. Es el texto argumentativo o persuasivo. Es el texto que contiene como
proposiciones que lo estructuran las siguientes:
✓ premisas-justificación-conclusión; o bien
✓ argumento-conclusión; o bien
✓ datos-conclusión.
Estas variantes, según Adam, dan cuenta de que el texto está hecho para
convencer al interlocutor, para modificar sus pensamientos o sus acciones. Sin embargo,
a veces resulta difícil reconocer en un texto estas proposiciones, dentro de la inmensa
variedad de estructuras lingüísticas que lo conforman. Este es el motivo por el que
algunos teóricos, trabajando desde la lógica, suelen realizar comentarios como los que
siguen:
“Es común, al menos así nos parece, que cuando comenzamos a estudiar lógica,
y en especial, las formas argumentales consideradas válidas, tratemos de comparar las
estructuras rígidas que se nos ofrecen como modelos con nuestras cotidianas
argumentaciones. Estas se nos presentan, a la luz del examen riguroso, como
desmañadas y superfluas, ora reiterativas y superabundantes frente al ascetismo de las
formas válidas, ora menesterosas y escasas frente a la justeza del silogismo. Casi
avergonzados intentamos la descorazonadora tarea de traducción para colocarle el
“corset” de las formas típicas a la verborrea persuasiva, perdiendo naturalidad y no
ganando mucha precisión”. (Russo-Lerner, 1975)2.
2 En La lógica de la persuasión
Ya se ha hablado de las tipologías, los géneros, y la rigurosidad relativa de
clasificaciones de este tipo. No obstante, también se dijo que en clase se hace necesario
cierto rigor metodológico, y a él se apunta en este documento. Estas palabras citadas
arriba, lejos de sonar a una contradicción con todo lo dicho hasta el momento acerca de
una necesidad de tipologizar textos para fines didácticos, traen a la realidad lo
dificultoso que es organizar un discurso al producirlo según parámetros prefijados, y
encorsetarlo al comprenderlo o para comprenderlo. Revelan la difícil situación de quien
quiere clasificar con fines de investigación o con fines didácticos, y se enfrenta a la
realidad de que la lengua es un inmenso mundo con el que el hombre recrea el mundo
en el que vive y por lo tanto no es posible asignarle parámetros rigurosos ni
estandarizados.
Es por ese motivo que se trabajarán estos textos, intentando traer un poco de luz
a tanta diversidad de respuestas. Según lo expuesto hasta ahora, ¿se podría establecer
una distinción, o una identificación entre los textos uno y dos? ¿Cuál de estos textos
puede ser considerado argumentativo? ¿O tal vez los dos?
Texto Nº 1
¿Adicto yo?
Sr. Director
En este mundo loco en el que se gastan vidas y fortunas
combatiendo adicciones y se invierten fortunas fomentando adicciones, existe una
especie no bien definida todavía: el adicto a internet. Por mi parte he estudiado
concienzudamente el tema y propongo la siguiente caracterización:
Estamos frente a un adicto perdido a Internet cuando....
* Existe un sitio web marcado en el vidrio de sus anteojos.
* Se enloquece si no se le ocurren nuevos temas para rastrear.
* Sus sueños nocturnos... bueno, esos son en HTML.
* Se encuentra a sí mismo tipeando "com" después de cada punto, cuando
usa un procesador de texto.com.
* Su corazón se acelera cada vez que ve un nuevo sitio de la WWW en la
prensa o en la TV.
* Todos sus amigos tienen una @ en sus nombres.
* Su perro tiene "home page" propia.
* Se refiere a su edad como 3x.
* Se levanta a las tres de la madrugada para ir al baño y en el "path" de
regreso a su cama se detiene para chequear su "e-mail".
* Le dice a los chicos que no pueden usar la computadora porque "Papito
tiene trabajo que hacer".
* Consigue un tatuaje que dice: "Este cuerpo es mejor visto con Netscape
4.0 o superior".
* Comienza a acostar la cabeza totalmente hacia un lado para sonreír.
* No puede llamar a su madre... porque ella no tiene módem.
Seguramente esta contribución permitirá afinar y hacer más seguros los
diagnósticos.
D.B. (Buenos Aires)
En Relaciones, agosto de 2000.
Texto Nº 2
De hecho, la clasificación en funciones del lenguaje, tan conocida por todos los
docentes que imparten lengua, se encuentra con que en la realidad no existe una única
función, sino que hay una que predomina. Puede informarse en un mensaje publicitario,
pero para motivar una conducta en el receptor. O en un texto poético, no solamente se
busca manifestar emociones, sino motivar con algo de ellas al receptor.
Esta puede ser una consideración válida para internarse en los contenidos del
primer texto. En efecto, en él existe, la forma básica de un tipo especial de texto
conversacional en diferido –la carta- que, por el soporte del mismo, es casi unilateral
puesto que es una carta escrita para ser publicada en una revista dentro de un espacio de
Opinión especial, como es el lugar de Cartas de Lectores.
En esta carta, el enunciador comienza con un título que de por sí promueve una
actitud expectante en el lector de la publicación mensual en la que se edita: lo invitan a
leer con esa pregunta, porque en el mundo de hoy las adicciones son temas de por sí
conflictivos y generan abierto interés en el individuo común; más aún, en el lector más
especializado a cierta temática que es la que se lee en esta publicación normalmente.
La ironía con la que se presenta el texto es obvia, y puede ser objeto, además, de
un estudio minucioso, puesto que hay determinadas caracterizaciones que hacen alusión
a conductas humanas muy arraigadas en la cultura popular: ciertas costumbres que
rayan en la manía o en la obsesión, la imagen del padre prohibiendo el uso de la
computadora a sus hijos, la imagen de la madre a la que hay que atender aún lejos de
casa, el acceso a otros lugares de información como la prensa o la TV. Se tratan, casi
inadvertidamente para ojos distraídos, todos los aspectos del mundo que rondan a un
individuo común: su trabajo, sus costumbres domésticas, su familia, sus amigos. Y a
través de estos recursos, se busca, por una parte, mostrar las razones que justifican que
alguien con esas conductas es adicto a Internet; y por otra parte, se pretende que el
lector se sienta identificado con el prototipo descripto en el texto, al que se llama
metafóricamente “una especie”, es decir, una clasificación dentro del reino animal
según determinados parámetros que son los que se describen. Por lo menos alguna de
estas características, si no varias, pueden ser sentidas como propias por cualquier lector
común. Esto convierte al texto en más provocador, en un acicate.
La ironía no se percibe en la forma del texto, sino en los contenidos que existen
debajo de esa forma. Se puede decir que si se parte de una premisa, se dan razones, y se
llega a una conclusión, estamos frente a un texto argumentativo. Sin embargo, a primera
vista, es dudoso que alguien pueda determinarlo. El formato carta, el tipo de texto
soporte, que es de la clase de los conversacionales, la ironía con la que se maneja el
enunciador, lo disparatado de la propuesta hacen que se enmascare el tipo de texto de
sustrato y que se vean otros aspectos, que son más visibles que la tipología en sí.
razones---------------relación argumentativa-------------conclusiones
supuestos
Hay algo en este texto que ayudó a extraer conclusiones: la finalidad perlocutiva.
¿Cuál fue, en este caso? Hubo indudablemente en el productor del texto no solamente
una intención de ironizar una determinada situación que se ha convertido en cotidiana
para más de un individuo en el mundo civilizado, sino la intención de dar razones para
cubrir determinada premisa-aserto del que se parte: que la Internet es droga y produce
adicción. Esta es la matriz irónica en el texto. Pero es a través de esta matriz que se
llegan a determinar sus contenidos y propósitos profundos, y es después de ese paso
que se pueden llegar a determinar las secuencias que suponen un esquema tipologizador
argumentativo.
Estas dos razones son constatables y específicas. Pero la última es una síntesis
de las dos:
Se puede decir que esta última razón está cubriendo semánticamente las dos
anteriores. Está en este texto cumpliendo la función de lo que se llama un hiperónimo,
porque está generalizando.
3
En La lógica de la persuasión
Adam también, por su parte, considera que la argumentación puede ser
concebida como una cuarta función del lenguaje, después de las funciones emotiva-
expresiva, conativa-impresiva y referencial de Bühler, o séptima si se tienen en cuenta
las seis funciones con las que trabaja Jakobson. “Un discurso argumentativo busca
intervenir en las opiniones, actitudes o comportamientos de un interlocutor o de un
auditorio, convirtiendo en creíble o aceptable un enunciado o conclusión, siguiendo
modalidades diversas sobre un argumento o razón dada. Por definición, el argumento
busca refutar una proposición.”
Este es el lugar que les corresponde a los enunciados del Texto Nº 2. Son todos
asertos, manifestaciones de las creencias del enunciador, que buscan ser validados por
las creencias del destinatario. No es posible validar científicamente, como verdadero o
falso, un enunciado como “Nuestro mundo está lleno de hombres y mujeres sádicos,
envidiosos, vengativos y psicópatas.”, a pesar de que sean enunciados asertivos.
Barthes, (1974) entiende la retórica como una técnica de persuasión que permite
convencer al oyente, incluso si aquello de lo que hay que persuadirlo es falso. Es
también una enseñanza de un conjunto de reglas para dominar esta técnica, es una
ciencia o una protociencia que clasificaría los efectos del lenguaje, una moral, un
código; es decir, un cuerpo de prescripciones morales. Es una práctica social, en tanto
técnica de las clases dominantes, que mediante ella se aseguran de la propiedad de la
palabra.
La venta por subasta pública decidida por la hija de Breton es una prueba de ello, pues
el gobierno francés sólo adquirió algunos de estos bienes. Cuando Bretón nacía, en 1896, en el
Teatro Odeón de Buenos Aires se proyectaba, por primera vez, una película cinematográfica en
la Argentina. Ese magnífico ámbito de la cultura porteña, por el que pasó buena parte de los
grandes actores y cantantes líricos del siglo XX, fue demolido en 1990, pese a estar protegido.
La ley 14.800, vigente todavía, obliga al propietario del predio a construir un nuevo teatro, pero
hasta el momento no ha habido autoridad capaz de hacerla cumplir.
En cada uno de estos casos, el papel del Estado asume características diversas, pero en
los tres está ausente la vocación de preservar ciertos bienes culturales. Hay otros supuestos en
los cuales se llega al terreno judicial en la defensa del patrimonio cultural. Es el caso que se
presenta en Madrid, donde la asociación de vecinos del barrio de Los Jerónimos se opuso al
desmantelamiento del claustro de la iglesia y a las obras de ampliación del Museo del Prado,
que están hoy en plena ejecución. La Justicia accedió a detener las obras, pero los vecinos no
lograron constituir la garantía necesaria para satisfacer los perjuicios frente a una eventual
sentencia adversa. Por eso, las obras siguieron a pesar de que en el caso el Consejo
Internacional de Monumentos y Sitios (Icomos), una prestigiosa organización no
gubernamental reconocida por la Unesco y especializada en el tema, formuló severas críticas al
plan de las obras por violación a los principios reconocidos internacionalmente para la
conservación de monumentos, contenidos en la Carta de Venecia, de 1964.
Todos estos ejemplos muestran que cuando el poder público decide actuar en un
sentido, o no actuar, es muy difícil lograr una rectificación del rumbo, aunque su política tenga
una fuerte oposición de la opinión pública. Eso hace que muchos bienes culturales corran
peligro. Se hace necesario crear nuevos espacios de participación y dotar a quienes se decidan a
intervenir en estas cuestiones de las herramientas jurídicas idóneas.
Texto Nº 4
Artistas uruguayos sin jubilación
Sabemos que hace tiempo, muchos compatriotas que cultivan el arte desde diferentes
modalidades están luchando por obtener el derecho de una justa jubilación. Ahora nos
enteramos que varios de ellos insisten en reclamar esa reivindicación, y que la han planteado al
Parlamento para que tomen conocimiento nuestros legisladores y apoyen un proyecto que hace
años está rodando por los despachos sin conseguir algún resultado positivo.
Acá en Uruguay, todavía subsisten diferentes omisiones, como ocurre también con los
jugadores de fútbol, que hasta el momento no tienen en cuenta esta previsión social.
El principal obstáculo para terminar con esta injusticia es la voluntad política que deben
tener los diferentes partidos con representación parlamentaria y por supuesto la iniciativa que
debe nacer en el partido de gobierno, por lo que, quienes están desempeñando funciones, tanto
en la Presidencia de la República, como en los Ministerios de Trabajo y Seguridad Social, de
Educación y Cultura, de Economía y Finanzas y sus directores en el Banco de Previsión Social,
son quienes tienen en sus manos la razonable salida que tenga en consideración que también hay
uruguayos que colaboran en mejorar el prestigio de nuestro país.
✓ P (los artistas no pueden jubilarse) es verdadero porque q (no hay una ley que
los proteja)
sino frente a razones que surgen de una relación causa-efecto. Esto es lo que diferencia
argumentación de demostración.
4
La nomenclatura utilizada es la de Andrés Bello, que utiliza Alarcos y anteriormente el Esbozo de la RAE.
no coexisten puntualmente con su acto de la palabra, tienen una significación habitual, y
otros se proyectan al futuro, sobre todo en las perífrasis obligativas propias del discurso
persuasivo como “debemos tomar conocimiento”. Asimismo, las formas personales en
primera persona del plural evitan la absoluta objetiv¡dad e impersonalidad en las
aserciones, que pretenden ser demostrativas. Se minimizan riesgos frente a una aserción
totalmente impersonal, puesto que el enunciador queda involucrado dentro de esa
primera persona.
Texto Nº 5
Los sonidos de la verdad
Por una ventana se escucha el ruido de la vida. Una canción que sube
por el patio de luces, un reactor que rasga el cielo, el sonido de las fritangas,
las escalas del aprendiz a pianista, la batalla verbal de la pareja de ancianos
que ya no se quiere demasiado, el disco rayado que nadie escucha, los
despertadores que suenan para nadie menos para el que no quiere
despertarse. Todo eso llega por la ventana semiabierta de nuestra casa. Pero a
veces la ventana no tiene postigos, sino botones. No tiene persianas, sino un
cable y una antena. La radio es esa ventana por la que entran los sonidos del
mundo para quedarse y habitar entre nosotros.
La radio tiene una superioridad mágica sobre el resto de medios de
comunicación. Hay quién puede sospechar en cualquier momento que la
prensa escrita no dice la verdad, que la entrevista publicada está maquillada,
que la jerarquía de las noticias viene influenciada por los titulares valorativos
del Consejo de Administración. La televisión, ese medio que había de ser el
espejo implacable de la sociedad, ha demostrado su capacidad de mentir: el
cormorán de la Guerra del Golfo venía de Alaska, la sonrisa del dirigente era
falsa, el cuerpo destrozado de un suicida era en realidad un crimen de guerra.
Todo eso hemos visto por televisión y más vale no volverlo a ver.
En cambio la radio tiene una inexplicable virtud. Pudiendo simular
los efectos especiales sonoros, el oyente siempre sabe –y los profesionales
también sabemos que lo sabe– que el periodista radiofónico está exactamente
allí donde dice estar. Y que las entrevistas no pueden maquillarse. Y que la
vida es más auténtica cuando la imaginamos. Solo por eso es un verdadero
privilegio sentir ese vínculo entre una multitud invisible y los que estamos
frente al micrófono. Es cuando nos oímos que vemos la claridad y los
matices.
(Nota importante a tener en cuenta para entender la finalidad implícita de este texto: esta
publicación está editada por la ONCE, que es la organización que se encarga de promocionar
oportunidades laborales, profesionales y personales para los ciegos en España)
Se verá que los argumentos que se dan no son de índole demostrativa, sino que
apelan a la credibilidad del lector. A ellos se le suman apreciaciones personales del
enunciador, que no sólo no pueden ser verificables, sino que son producto de una visión
subjetiva de la realidad: “Y que la vida es más auténtica cuando la imaginamos.”
Esta realidad a la que se hace referencia desde distintos ángulos está teñida en
bastante medida de subjetividad, la perspectiva personal de quien brinda esos
comentarios. El lector puede sentirse compenetrado con ellos, avalarlos o considerarlos
insuficientes e inclusive descalificarlos. Pero no se trata de eso. Para poner de su lado
las percepciones del mundo que el lector pueda tener, la técnica que encuentra no es una
argumentación lógica, verificable, sino verosímil. El lector solamente se mostrará
convencido de las afirmaciones del texto en la medida en que se sienta comprometido
con los mismos asertos del enunciador. Se busca, por lo tanto, persuadir.
En la mayoría de los casos se está frente a tesis respecto a las cuales no resulta
posible ofrecer demostraciones absolutamente rigurosas, por lo que la conclusión no es
totalmente verificable. A dichos razonamientos, se los llama razonamientos
argumentativos o simplemente argumentaciones. En el razonamiento argumentativo
hay un conjunto de pasos que permiten arribar a una conclusión, que sea verosímil; sus
conclusiones son enunciados que se aceptan como verdaderos o probables. En este
sentido, entonces, la argumentación integra el campo de la persuasión, en el sentido de
que será o no persuasiva según los argumentos que intente comprobar. Se puede
entender que la teoría de la argumentación es “el estudio teórico y sistemático de los
procedimientos de prueba y de objeción que son utilizados para persuadir o disuadir de
la adhesión a una tesis determinada”. (Gortari, 1965:253). O lo que afirma Salvador
Gutiérrez (1998:240) “Una teoría de la argumentación estudia las técnicas de lo que
podría dominarse el razonamiento práctico, el discurso con finalidad persuasiva. Tiene
como objeto describir las técnicas discursivas que permiten provocar o acrecentar la
adhesión de los interlocutores a las tesis que se presentan a su asentimiento.” La pugna
entre demostración y argumentación se da entonces entre necesidad y verosimilitud.
Riesgo de fumador
Señor Director:
"En "Prohibido fumar" (Carta de lectores, LA NACION 24/7), el doctor C. Luna describe la
epidemia del cigarrillo y solicita a los candidatos al Gobierno de la Ciudad sus planes para
combatirla.
"El marketing de las tabacaleras crea modelos para los adolescentes: aparentemente rudos
vaqueros o bellas mujeres ante los cuales nadie se resistiría, se los invita a "pertenecer" a la
clase que goza y tiene éxito.
"El efecto imitativo es usado en la propaganda destinada al consumidor. Algunos dejan ver el
marbete del cigarro ("un cigarro después de comer no hace mal a nadie") y se preguntan si son
adictos. Es fácil saberlo: conservan su autonomía y no son por lo tanto adictos, sólo si pueden
abandonar el hábito.
"Hace 20 años en nuestra televisión estaba prohibido fumar ante las cámaras; recuerdo un
reportaje al gobernante de la época en 1981 donde la prohibición se violó. Hoy puede verse a
algún periodista fumar un cigarrillo tras otro, al mismo tiempo que deseamos conservarlo
curando su adicción, lamentamos el posible efecto imitativo en sus admiradores.
"La adicción a la nicotina atrapa al 80% de los que ensayan. Recientemente se comprobó en
adolescentes que pueden quedar "enganchados" fumando menos de 5 cigarrillos diarios y aún
sin fumar diariamente.
“Todos sabemos que el Fondo del Tabaco y el cigarrillo barato promueven el empleo y el
consumo, pero no la salud, y que el fumar origina el cáncer con mayor mortalidad y el único
prevenible del mundo."
Dentro de la clase de texto conversacional que supone una carta, algo diferente a
las informales, puesto que no supone una respuesta inmediata al ser medianamente
unilateral por ser escrita para ser publicada, este ejemplo esconde un texto que busca
convencer. Surge como contestación a una carta anterior, presuntamente persuasiva o
argumentativa, como consta en el primer párrafo: “...describe...” y “...solicita...”. Frente
a esta carta, el enunciador que firma la que se transcribe en el presente documento
insiste en el tema y reargumenta a favor de lo que la carta anterior había presentado.
Los argumentos apuntan a los riesgos del fumador, pero no considerados al
principio desde el punto de vista fisiológico o médico, sino desde el punto de vista de
los argumentos persuasivos que se utilizan en las propagandas, que pueden llegar a ser
creídos o avalados por determinados grupos sociales, como los adolescentes. De esta
manera, el texto resulta interesante en sí mismo, porque, como en las cajas chinas,
estudia la forma que adopta el discurso persuasivo en sí mismo en la publicidad,
proponiendo por una parte asociar el cigarrillo con figuras de hombres rudos y bellas
mujeres –que pueden resultar prototípicas para los adolescentes-; y por otra parte,
buscando que la propaganda minimice la adicción que provoca el cigarrillo y permita
conectar el acto de fumar a hábitos cotidianos como el comer, el hablar en una reunión.
Respecto de la estructura básica del texto, no es obligatorio que haya más que
una secuencia argumentativa de base.
6. Algunas conclusiones