Balance Hidrico

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BALANCE HIDRICO

Estudio de recursos hídricos e infraestructura hidráulica para el aprovechamiento


de la cuenca del río Locumba, Tacna (Perú)
Consultoría integral y de alta especialización para la formulación de un Plan de
Aprovechamiento de Recursos Hídricos Superficiales y Subterráneos e
Infraestructura Hidráulica para mejorar el conocimiento sobre el comportamiento
hidrológico e hidrogeológico de la cuenca, que incluye aspectos institucionales,
técnicos y socioeconómicos, a través de:

 Plan de Comunicación.
 Diagnóstico de la gestión de los recursos hídricos en la cuenca.
 Análisis de alternativas y planteamiento de soluciones estructurales y no
estructurales.
 Plan de Gestión.

INTRODUCCIÓN

 El tema de la sedimentación de embalses ha sido tratado sólo en tres


ocasiones en los Congresos Internacionales de ICOLD, y cada treinta años
aproximadamente (1.951, 1.982 y 2.009). Y en las Jornadas Españolas de
Presas se ha tratado tan sólo en dos ocasiones, en 1.996 y en 2.010. No es
un tema que despierte excesivo interés, al igual que el tema del
mantenimiento de las presas, pero no por eso dejan de ser temas de gran
importancia.
 Los sedimentos no suelen ser un problema, por ejemplo, en la Sierra de
Madrid en los embalses gestionados por el Canal de Isabel II, cuyas
cuencas vertientes son mayoritariamente graníticas. Sin embargo, en
cuencas como la del Guadalquivir la erosión sí que puede llegar a ser un
problema. Según la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir algunas
zonas de la cuenca (cultivos intensivos de olivares,…) presentan tasas de
erosión de hasta 80 toneladas de suelo por hectárea al año.
 En consecuencia, algunos embalses de España están llenos, pero de
sedimentos, por ejemplo el embalse de Cordobilla, el de Doña Aldonza y el
de Pedro Martín en la cuenca del Guadalquivir. En la cuenca del Segura el
embalse de Valdeinfierno tiene 35 metros de espesor de sedimentos. Y en
la cuenca del Ebro el embalse de Mequinenza puede haber perdido más de
un 13% de su capacidad, es decir, más de 200 hm3 de agua.
 Uno de los principales retos ambientales en la gestión de los embalses de
España lo constituye la interrupción del transporte de sedimentos, además
de la alteración de los regímenes de caudales, la eutrofización, la
introducción de especies exóticas, etc.
 En este post se describen los efectos de la sedimentación en los embalses,
destacando la pérdida de capacidad de los embalses en España y haciendo
hincapié en la necesidad de llevar un seguimiento de la colmatación en los
mismos. También se definen los dos enfoques de la gestión de los
sedimentos, es decir, preventivo y correctivo, para terminar con unas
conclusiones y unas referencias bibliográficas de interés.

EFECTOS DE LA SEDIMENTACIÓN DE EMBALSES


En ocasiones, y ya desde la fase de diseño, numerosos proyectos de obras
hidráulicas no han contemplado la producción y movilización de sedimentos en las
cuencas, lo cual lleva a adoptar diseños inadecuados para los efectos de la
sedimentación en embalses, especialmente en cuencas con altas tasas de erosión.
Entre los efectos de la colmatación en los embalses se pueden destacar:
1) La pérdida de capacidad de almacenamiento de agua. Al cabo de los años se
puede llegar a reducir de forma importante la capacidad de los embalses.
2) La retención de sedimentos en los embalses puede generar problemas de
estabilidad de las estructuras hidráulicas situadas aguas abajo. De esta forma, se
pueden producir fenómenos de incisión del cauce y problemas de erosión localizada
(pilas de puentes, etc.) aguas abajo de los embalses.
3) Desde el punto de vista ecológico la retención de sedimentos supone además
una modificación del transporte de nutrientes y de materia orgánica.
4) La regresión de deltas. El curso del río se resiente hasta el mismo estuario, donde
algunos deltas, como el del Ebro, están en retroceso por la falta de aporte de
sedimentos.
5) La alteración de la pendiente longitudinal del cauce.
6) La limitación del uso recreativo de los embalses.
7) La propensión a la eutrofia, etc.
EROSIÓN Y PÉRDIDA DE CAPACIDAD DE EMBALSE POR ATERRAMIENTO
Según el Inventario de Presas Españolas de 1.991 la superficie total de los
embalses ocupaba unos 2.800 km2 y el volumen de embalses era de 54.600 hm3.
Según datos publicados en el Libro Blanco del Agua en España (2.000) el volumen
total de almacenamiento asciende a 56.000 hm3.
Hasta el momento en España se ha evaluado la pérdida de capacidad por
sedimentación de algo más de un centenar de embalses cuyas cuencas aportadoras
suman 220.200 km2 lo que supone aproximadamente el 45% del área total del país
(505.956 km2).Estos datos son una actualización de los presentados por Avendaño
et al. (1.997) y Avendaño (2.002), según Cobo (2.008).
Una forma de obtener el volumen de sedimentos acumulados en un periodo de
tiempo es por diferencia entre el volumen del embalse al inicio del periodo y el
volumen al final del mismo.
El volumen de embalse se puede calcular combinando trabajos de fotogrametría y
de batimetría que permiten obtener un plano de curvas de nivel del vaso del embalse
y a partir del mismo, la cubicación.
Haciendo uso de los datos de Cobo, R. 2008 (los sedimentos de los embalses
españoles) que se refieren a 109 embalses españoles y que representan un
volumen de 17.000 hm3 sobre una capacidad total de 56.000 hm3 actualmente
existente, se obtiene la gráfica siguiente:

Capacidad inicial de embalses,


volúmenes de aterramiento
estimados en 2.003 y previstos
para 2.025 y 2.050 en diferentes
cuencas hidrográficas. Fuente
Cobo, R. 2.008, los sedimentos
de los embalses españoles
Sobre un total de 51.653 hm3 y
según la estimación de 2.003 se
habrían perdido 4.335 hm3, y
según la previsión de 2.025 se
habrían perdido 6.385 hm3 por
acumulación de sedimentos. Es
decir, que en 22 años el volumen
acumulado se sedimentos sería de 2.050 hm3, lo que supone una tasa de
aterramiento de 93 hm3/año. Y para el periodo 2.025 -2.050, como según la
previsión de 2.050 se habría perdido un volumen de 8.843 hm3, el volumen de
sedimentos acumulado en esos 25 años sería 2.458 hm3, es decir una tasa de
aterramiento de 98 hm3/año.
Obsérvese como según las previsiones, el volumen de sedimentos se duplicará para
2.050, con respecto al volumen de sedimentos estimado en 2.003, es decir, en 47
años.
Para realizar la previsión a futuro se ha supuesto que los aportes de sedimentos se
van a mantener a lo largo de este periodo, que los embalses estudiados son
representativos de la cuenca y que el régimen de explotación de los embalses no
va a variar significativamente.
La posible disminución de aportes hídricos, y el menor aporte de sedimentos, como
consecuencia del cambio climático, puede verse compensada por la mayor
intensidad de los procesos.
SEGUIMIENTO DE LA COLMATACIÓN DE EMBALSES
Se trata de llevar a cabo una labor de control y seguimiento de la evolución de los
sedimentos en los embalses. Por defecto, podría establecerse un control del
volumen de sedimentos almacenado en un embalse cada diez años, así como
controles después de crecidas extraordinarias, que es cuando se producen
aportaciones significativas de sedimentos.
Los resultados de estos controles servirían para analizar las desviaciones respecto
a lo previsto en la fase de proyecto, para alimentar modelos y obtener previsiones
más precisas sobre el grado y la tasa de colmatación. También servirían para
adoptar las medidas correctoras más adecuadas.
En Estados Unidos, y bajo criterios estrictamente económicos, se considera que hay
que iniciar actuaciones de control sobre la colmatación de embalses, cuando la
pérdida de capacidad de embalse supera el 15% de la original, y hay que adoptar
medidas correctoras cuando se supera el 40%. Cabe señalar que la colmatación es
uno de los posibles motivos de la no renovación de la concesión de explotación de
un embalse en Estados Unidos.
En la Unión Europea, países como Italia, con una importante problemática en cuanto
a colmatación de embalses, disponen de legislación reciente que obliga a los
concesionarios de grandes presas, a controlar y corregir el aterramiento de los
embalses.
En Francia la inspección de presas cada diez años, obligada por ley para garantizar
su seguridad y el correcto funcionamiento de los mecanismos de regulación, a
menudo lleva asociada el vaciado completo del embalse y con ello la evacuación de
cantidades importantes de sedimento río abajo.
Esta práctica periódica aplicada a España donde el manejo de los desagües de
fondo de los embalses no es frecuente, podría servir para reducir el grado de
colmatación de los embalses, además de para reparar y poner en operación los
desagües de fondo, que son fundamentales para el control de la colmatación.
GESTIÓN DE SEDIMENTOS
Vaciar un embalse para su limpieza no siempre es posible. Una vez que se ha
vaciado un embalse y se ha desecado hay que extraer miles de toneladas de
material. Y después hay que plantearse qué hacer con esos sedimentos, por
ejemplo, si se utilizan como nuevo suelo fértil, como relleno, si hay que hacerle algún
tratamiento previo,… Se trata de un proceso costoso económicamente y
ambientalmente.
Existen medidas tanto preventivas como correctoras que pueden contribuir a
minimizar los procesos de colmatación de embalses y/o a reducir los efectos
ambientales derivados.
Las medidas preventivas tienen por objeto disminuir la aportación de sedimentos al
embalse y/o impedir que se depositen en el mismo.
La prevención en materia de colmatación de embalses se puede aplicar sobre el
medio productor de sedimentos, la cuenca, minimizando la producción y
movilización de sedimentos, y sobre el embalse, maximizando el control sobre el
paso de los sedimentos por el vaso de embalse.
En la cuenca del embalse se pueden realizar actuaciones tales como la restitución
de la cubierta vegetal, corrección de torrentes, estabilización y conservación de
suelos, construcción de diques de retención, etc.
En el caso de pequeñas presas, se pueden dimensionar los órganos de evacuación
preferente de sedimentos (desagües de fondo), de manera que sean capaces de
absorber la máxima crecida de diseño, sin modificar el perfil hidráulico del río aguas
arriba de la presa, permitiendo la movilización del sedimento y el mantenimiento del
cauce limpio de acumulaciones tanto aguas arriba como aguas abajo de la presa.
En embalses más grandes cabe plantearse la posibilidad de construir azudes de
cola como medida para controlar la dispersión de sedimentos en el vaso de embalse
y facilitar su extracción.
Las actuaciones correctivas tienen como objetivo eliminar el sedimento una vez que
se ha depositado. El tamaño y la forma del embalse suele ser un aspecto
determinante en la definición de la actuación correctora finalmente seleccionada.
Entre estas actuaciones destacan:
El vaciado del embalse para evacuar sedimentos y reducir la colmatación (por
ejemplo en el embalse de Joaquín Costa (Barasona) en el río Esera), actuaciones
mecánicas de extracción y retirada de sedimentos con el embalse vacío (métodos
usuales para el movimiento de tierras con una pala oruga con cuchara y
camiones,…), actuaciones de extracción y retirada de sedimentos con el embalse
no vacío (dragado), la gestión del nivel de embalse y de crecidas, etc.
Como datos de interés comentar que en Japón se clasifican las presas para saber
qué tipo de actividad es la más conveniente para gestionar los sedimentos. En China
20.000 toneladas de sedimentos al año procedentes del Río Amarillo se utilizan para
fabricar ladrillos.

CONCLUSIONES
Los proyectos de embalses deben contemplar la producción y movilización de
sedimentos en las cuencas, con la finalidad de adoptar diseños adecuados para los
efectos de la sedimentación en dichos embalses, especialmente en cuencas con
tasas significativas de erosión.
En las próximas décadas los embalses van a sufrir una pérdida de capacidad
significativa por la cantidad de sedimentos que están llegando a sus vasos. Según
las previsiones, el volumen de sedimentos se duplicará para 2050, con respecto al
volumen de sedimentos estimado en 2003, es decir, en 47 años. La tasa de
aterramiento en los embalses españoles ronda los 100 hm3/año, por lo tanto, cada
50 años perdemos unos 5.000 hm3 de capacidad de almacenamiento de agua.
Es importante realizar una labor de control y seguimiento de la evolución de los
sedimentos en los embalses. Puede establecerse un control del volumen de
sedimentos almacenado en un embalse cada diez años, así como controles
extraordinarios después de crecidas extraordinarias.
Los resultados de estos controles sirven para analizar las desviaciones respecto a
lo previsto en la fase de proyecto, para calibrar modelos y obtener previsiones sobre
el grado de colmatación. También pueden servir para adoptar las medidas
correctoras más adecuadas.
Recordar que la falta de datos precisos sobre la colmatación convierte la capacidad
real de los embalses en una incógnita.
Disponer de una legislación que regule el control y la corrección del aterramiento de
los embalses orientada a los titulares y concesionarios de grandes presas será
importante en el futuro.
Es necesaria una gestión adecuada de los aportes de sedimentos, tanto en las
zonas de origen como en el propio embalse donde se depositan. En cada caso
concreto habrá que definir las actuaciones más adecuadas. Existen medidas tanto
preventivas como correctoras que pueden contribuir a minimizar los procesos de
colmatación de embalses y/o a reducir los efectos ambientales derivados.
Si la cuenca del embalse está muy degradada puede ser necesario proceder a su
restauración, realizando, si fuera necesario, obras complementarias (azudes de
corrección y/o de retención,…) para la defensa del embalse. Si la cuenca está poco
degradada y bien protegida frente a la erosión, las actuaciones deberán
concentrarse en el propio embalse.
Resulta de gran ayuda conocer las tasas de erosión de las cuencas, localizar las
zonas productoras de sedimentos, medir el transporte de sedimentos para conocer
la tasa de colmatación y su distribución en el vaso de embalse, etc. con la finalidad
de poder considerar, proyectar y valorar posibles medidas preventivas y/o
correctoras frente a la colmatación.

EXTRACCION DE SEDIMENTOS

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