De Las Aguas de Churín
De Las Aguas de Churín
De Las Aguas de Churín
E n el antiguo Perú, allá por la época en que dioses y diosas inferiores al dios Inti y a la diosa Quilla se paseaban por las
tierras del que sería un gran Imperio, ya existía la diosa Ritti, que significa “nieve”. La nieve no cae en la costa ni en la
selva, sino en la sierra, cuando baja la temperatura, pero goza de gran simpatía entre los pobladores, pues hace que los
niños jueguen con ella tirando sus copos o formando siluetas tan variadas como graciosas. Lo malo de la nieve es que
cuando sale el sol… desaparece lentamente, dejando tan solo una pequeña humedad. La nieve es delicada y casi tibia
entre las manos que la reciben con cariño. El hielo del granizo, en cambio, cae con ruido y tarda más en transformarse
en agua porque es más pesado y macizo que la nieve. De delicado el granizo no tiene nada porque cuando cae sobre las
cabezas hace decir: “¡Alalau!”. Pues bien, se cuenta que una noche había nevado mucho y que, observando esto, los
niños de tres pueblos aledaños se reunieron en las tierras de la meseta de Oyón para jugar con la nieve. La algarabía de
los pequeños era desbordante, ¡se les veía tan felices! Sí, tan felices que complacida con lo que estaba logrando, la diosa
Ritti pidió a la diosa Quilla que le permitiera hablar a través de la distancia con el gran Inti. — Déjame jugar con ellos por
más tiempo, Señor. Llena el valle de nubes para que tus poderosos rayos no me destruyan y los niños puedan seguir
jugando- le suplicó. Pero Inti le hizo ver: — Tú eres de agua y tienes la suerte de ser múltiple para tus obras de bien.
Como agua puedes calmar la sed y refrescar los cuerpos de los hombres y animales; hacer germinar todas las plantas del
mundo y darles alimento. Igualmente, como nieve, puedes cubrir 22 los bosques y campos con tu bella blancura. ¿Me
pides que cambie mis reglas porque quieres beneficiar a un grupo de niños? — Es que en el fondo soy agua y tan noble
como tú– dijo Ritti. — Lo hecho, hecho está, pero para satisfacer tu espíritu bondadoso –sentenció el gran Inti– haré que
emerjas muy caliente en algunos lugares que tu elijas. Tus aguas tendrán la virtud de curar enfermedades y tus chorros y
pozas serán visitados por gente que verá que tú, como agua y en cualquier estado, realizas múltiples obras de bien.
Sabes bien que sin ti no hubiera vida en la tierra ¿verdad? La nieve agradeció la nueva cualidad que estaba recibiendo,
pero tuvo que escuchar la voz enérgica del poderoso Dios: 23 Recopilado por escolares peruanos para las generaciones
presentes y futuras — No me pidas otra vez que cambie nada de lo que está hecho. Tus niños gozarán ahora con tus
formas y tu blancura y gozarán también cuando brotes de la tierra con agua tan caliente como para endurecer un huevo.
Y los rayos del sol iluminaron y calentaron la nieve del valle de Oyón, como tenía que ser, abandonando los niños el lugar
con la tristeza de Ritti. Mas, cumpliéndose el nuevo designio, en un pueblo llamado Chinchín, el más alto de los pueblos
de Oyón, de entre rocas salió un gran chorro de agua muy caliente que los pobladores admirados empozaron después. El
humeante líquido se filtró al poco tiempo por las entrañas de la tierra y bajó al pueblo de Churín, brotando en él
manantiales de variados componentes que curan diversas enfermedades. Los habitantes de hoy los llaman “Baños de la
Juventud”, “Baños de Fierro”, “Poza de los Novios”, “Baños La Meseta” y otros. Las pozas de Churín reciben a turistas
extranjeros y nacionales todos los meses del año. Su cielo diurno es de un azul intenso y el nocturno se aprecia con
millares de grandes estrellas que parecen estar al alcance de la mano. Sus aguas son calientes, pero no tanto como las
de Chinchín, donde sí se pueden endurecer huevos y hacen decir “¡Alalau!” a los que empiezan a bañarse.