Libro de Consejos para Padres Divorciados
Libro de Consejos para Padres Divorciados
Libro de Consejos para Padres Divorciados
divorciados
Los niños durante sus primeros nueve años de edad presentan un tipo de proceso de
razonamiento llamado pensamiento mágico. Esto significa que el niño cree que de alguna
manera él es el causante de muchas cosas que suceden a su alrededor, y por lo tanto es
responsable de las mismas. Por ejemplo, si un hermano, padre o madre se encuentran
enfermos o enojados y el niño no conoce la causa, creerá que es porque él hizo algo. Los niños
ya mayores, adolescentes e incluso los hijos adultos también pueden, en cierta manera,
sentirse responsables por el divorcio, en el sentido de creer que tal vez pudieron o pueden
todavía hacer algo para evitarlo o que de alguna forma pueden ayudar a sus padres a analizar
su situación, cambiar de opinión y resolver sus problemas.
Por lo tanto, cuando los padres deciden divorciarse es muy importante que se lo comuniquen a
sus hijos de una manera adecuada, ya que la primera reacción que tendrán ante la situación
será creer que ellos tienen la culpa. Los padres deben de informar a los hijos sobre la decisión
que han tomado, dejándoles bien claro que ellos no son responsables de dicha situación. Se
debe hacerles ver que no es su responsabilidad interferir en las decisiones que le corresponden
sólo a la pareja.
Es importante que los padres tomen en cuenta otro aspecto que es comunicarle a los hijos que
la decisión de divorciarse no significa que perderán a uno de sus padres. Hacerles ver que
simplemente vivirán en lugares separados, pero que sus hijos seguirán teniendo el amor, apoyo
y compañía de ambos padres. El divorcio es entre padre y madre, no entre ellos y sus padres.
Por este motivo, es realmente importante que los padres sigan involucrados en la vida de sus
hijos, asistiendo a la escuela y estando presentes en todos los aspectos de la vida de sus hijos.
Propuesta clave: “Tu mamá/ papá y yo hemos decidido divorciarnos porque no somos felices
juntos. Ustedes no tienen la culpa de ésto. No es porque ustedes hayan hecho o no hayan
hecho algo; nosotros así lo decidimos porque consideramos que es lo mejor. No significa que
ustedes van a perder a su mamá/ papá, o ya no lo van a ver. Toda la vida nos van a tener a los
dos para cuidarlos, amarlos y apoyarlos, simplemente vamos a vivir en casas separadas”.
De esta forma, los hijos no cargarán con la responsabilidad del divorcio de sus padres y
comprenderán con alivio que seguirán teniendo la compañía y el amor de ambos.
Los trueques suelen también ser comunes en los niños al saber sobre el divorcio de sus
padres. Por ejemplo, una niña de ocho años les prometió sacar dieces en la escuela a cambio
de que se quedaran juntos los padres. Los padres NUNCA deben de aceptar este tipo de
“tratos” que sus hijos les ofrecen con el fin de hacerlos desistir de su decisión de divorciarse. Si
los padres lo llegaran a hacer inician un juego patológico que no traerá nada bueno a ninguno
de los involucrados. Ante esta clase de ofrecimientos los padres deben de ser SIEMPRE
amorosos, pero claros y determinantes en su respuesta, como se sugiere a continuación en la
propuesta clave.
Propuesta clave: “Hija/o, los problemas que tenemos entre nosotros tú no los causaste y
tampoco es tu responsabilidad solucionarlos. Nada de lo que tú hagas o dejes de hacer va a
La fantasía de que sus padres se reconcilien: es común que los niños guarden por un tiempo la
fantasía de que sus padres regresen a vivir juntos. Cada vez que estos conversan por teléfono
o salen a cenar o a tomar un café para tratar su situación o hacer acuerdos sobre cualquier
asunto, los niños alimentan la esperanza de una reconciliación. Los padres, por lo tanto, deben
ser muy cuidadosos de no alimentar esa fantasía y, en cambio, dejar bien claro que su vínculo
terminó, que no van a volver.
Es cierto que por muchas razones, la mayoría de parejas en trámite de divorcio siguen teniendo
relaciones sexuales durante algún tiempo. También los abrazos o besos frente a los niños
pueden ser un ejemplo. Esta situación puede ser muy confusa para los niños por lo que se
debe de cerrar ese capítulo, lo cual es un proceso pausado. Si se quedan a dormir juntos
resulta muy complicado para los hijos entender que esa separación es de verdad y les
generará una angustiante confusión.
Los hijos requieren mucha claridad y acciones congruentes con lo que se les dice. Si no es así,
experimentan el tormento de la duda, la incertidumbre y la falsa esperanza. Si los hijos
expresan esa fantasía, los padres deberán ubicar en la realidad a los hijos de forma amorosa y
delicadamente.
La claridad en las palabras y congruencia entre lo que dicen y hacen ayudará a sus hijos a
aceptar la realidad del divorcio. A continuación se muestra una propuesta clave.
Propuesta clave: “tu papá/mamá y yo ya no volveremos a vivir juntos. Sólo salimos a cenar
porque teníamos que ponernos de acuerdo en ciertas cosas. Sólo nos dimos un abrazo para
despedirnos”.
Es importante tener en cuenta que algunos hijos, atrapados en la fantasía de que sus padres
vuelvan, adopten ciertos comportamientos como mentir. Estas mentiras pueden ser: que los
niños le digan a su madre que su padre les mandó un regalo u otras situaciones similares.
Nunca hay que regañar o castigar a los hijos por conductas como ésta, simplemente se les
debe explicar, como comentado anteriormente.
Prácticamente en todos los casos de divorcio, uno o varios de los hijos intentarán tomar el lugar
del padre o de la madre que se ha ido de casa. El hijo intentará ser el sustituto de la pareja e
intentará tomar decisiones como “mudarse” a la recámara, utilizar el baño y el closet del padre,
ocupar en la mesa el lugar del padre ausente, regañar a su padre o madre porque sale,
indicarle cómo educar a sus hermanos, etc. En otras palabras, el hijo o la hija pretende
Esta situación es muy común en familias divorciadas pero se acentúa cuando la madre o padre
con quien los hijos se han quedado a vivir es una persona débil, dependiente e inmadura, o con
conflictos emocionales como depresiones, ansiedades, etc. Es muy importante que el padre o
madre no deje que el niño/a duerma en la cama con ella ya que se le lleva del nivel de hijo al
de autoridad de la casa.
El padre o madre en este caso debe de establecer límites, como en la propuesta clave a
continuación:
Propuesta clave: “Yo soy la mamá/ papá y tú eres el hijo/a; tú no me tienes que dar permiso,
regañar o decirme qué hacer. Yo soy quien te va a decir a tí qué hacer o darte los permisos, no
tú a mí. Tú no te preocupes por la educación de tus hermanos. Este asunto nos corresponde
sólo a tu madre/ padre y a mí, y nosotros somos los únicos que vamos a decidir cómo educarte
a tí y a tus hermanos. Tú eres el hijo/a y yo soy tu mamá/ papá. Yo soy quien te va a cuidar a tí,
no tú a mí.
Algunos niños presentan una reacción que puede confundir a los padres y hacerles creer como
que si nada pasara. Los padres deben de estar alertas a cualquier cambio en el
comportamiento del niño. Existen muchos que manifiestan sus sentimientos de forma directa y
abiertamente, en otras ocasiones lo hacen de forma indirecta mediante cambios en sus
comportamientos.
Cuando los padres noten cambios de conducta en los hijos se les debe motivar a que expresen
lo que piensan y sienten. Hay que preguntarles sin rodeos como se sienten respecto al divorcio,
cuáles son sus dudas, sus miedos al futuro o cualquier situación.
Propuesta clave: “Hijo/a, es normal que sientas lo que sientes, no está mal que estés enojado/a
o triste o que tengas miedo. Puedes hablarme de eso y todo lo que quieras, cuando lo
necesites; puedes llorar cuando necesites hacerlo. No te vamos a criticar ni a regañar. Algún
día tu tristeza, tu miedo y tu enojo van a pasar y te vas a sentir contenta/o y tranquila/o.
Es una realidad común y frecuente, que la razón por la que muchas parejas se divorcian es la
infidelidad de uno de los cónyuges. Tarde o temprano, este secreto explota y queda expuesto,
esparciendo su dolor y traición encima de todos los involucrados. Entre esos involucrados,
están los hijos, que experimentan una gran confusión y afectación.
• Secretos
• Traición
• Mentiras
• Estrés
• Ansiedad
• Dolor
Ante un divorcio por infidelidad, es importante llevar a los hijos con ayuda profesional, para que
puedan superar esa fuerte, confusa y dañina experiencia, que de otra manera les podría
perjudicar por el resto de su vida. A pesar de que el apoyo especializado pueda no curar el
daño al cien por ciento, evitará que se arruine la vida emocional y de pareja de los hijos.
Todos los seres humanos podemos tener una pareja, si así lo deseamos. Cada quien debe ser
fiel a sus creencias y convicciones, y hacer lo que mejor funcione en su vida.
Para las personas divorciadas que desean darse esa oportunidad existen importantes aspectos
que deben tener en cuenta cuando se trate el asunto con los hijos. Hay que recordar que los
hijos están viviendo una situación difícil por el divorcio y hay que tener la delicadeza de
complicarles la vida lo menos posible.
1. No involucrar a los hijos en casa a una de las relaciones. No presentar a una y a otra
persona, por que meten a los hijos en un estado de confusión muy difícil de manejar y
asimilar.
2. El tiempo ideal para introducir la nueva pareja a tus hijos es mínimo un año después,
debido a que antes de esto, ellos todavía están sumergidos en miedo de su proceso de
duelo por el divorcio.
3. Es un error tratar de integrar, de forma inmediata, a la nueva pareja y exigir que estén
felices con la idea.
4. No hay que pretender que los niños llamen “mamá” ”papá” a la nueva pareja, ésto
causa conflicto interno en ellos, porque ellos ya tienen una madre y un padre a los que
aman. Ser inducidos a suplementar su lugar con otra persona les duele y los hace sentir
que traicionan a los de verdad.
5. La persona divorciada necesita tiempo para procesar su propio duelo y todos los
sentimientos que origina (culpa, enojo, dolor).
Es posible, normal y común que ésto suceda. Se puede deber a dos razones:
1. Que los hijos se sientan presionados por uno de sus padres, a percibir de esa manera a
la nueva pareja.
2. Que los diferentes tipos de personalidad simplemente no se avienen.
En ambos casos, jamás hay que obligar a los hijos a querer a la nueva pareja, ni a convivir con
ella/él, ya que resulta contraproducente. Los hijos, como todo ser humano, están en su derecho
de sentir libremente y querer lo que deseen, y es imposible forzarlos en ese sentido.
En ocasiones el rechazo a la nueva pareja alcanza niveles extremos donde él o los hijos toman
actitudes groseras, abusivas e inaceptablemente irrespetuosas. Estos comportamientos
aunque son co aprensibles, nunca deben ser permitidos. Se debe corregir a los hijos cuando
toman estas actitudes. Puede ser que estas actitudes satisfagan los celos y deseos de
venganza del otro padre, pero si no son corregidos, esta actitud destructiva, grosera y perversa
se extenderá hacia otros ámbitos de su vida y de su personalidad.
Siempre respeta, como un compromiso sagrado, el tiempo que tienes destinado para
tus hijos. No les “robes” el tiempo para pasarlo con tu nueva pareja o no los juntes siempre con
él/ella. Es importante seguir pasando tiempo exclusivo con los hijos. La pareja debe entender
que al tomarte a ti, tomó el paquete completo, que conlleva la realidad que tienes hijos y que
debes pasar tiempo a solas con ellos.
La fantasía de todos los divorciados es que los hijos se vuelvan amigos. Para que esto
sea factible es necesario ser realistas y tener claro que se presentarán celos, competencia,
envidia, y todas las dinámicas que se dan entre seres humanos; y hay que sumarle la
percepción que pueden tener los hijos de que la pareja es un invasor entre ellos y su padre o
madre y encima de todo viene con hijos incluidos. Lo importante es saber que sucederá y
aprender a manejar las cosas de manera sana y madura.
Los padres deben comprometerse con madurez, son los adultos los líderes, la autoridad
y esto es algo que no hay que perder de vista. Corresponde a los padres apoyar a los niños y
jóvenes de la nueva familia para que puedan lidiar con sus sentimientos, negociar y encontrar
la manera de disfrutar estar juntos. Es posible que por más que lo intentemos, no se pueda.
Hay que respetar sus sentimientos y no forzarlos a quererse ya que no sería sano.
Los padres tendrán que negociar tiempos y actividades que compartan con los unos y
los otros, recordando siempre ser justos.
El que la pareja sea agresiva, grosera o que no trate bien a nuestros hijos, es un caso
que no se debe tolerar. El ex cónyuge está en su derecho de tener a esa persona como su
pareja, pero nuestros hijos no están obligados a convivir con alguien que los trata mal.
Si se da esta situación, ambos padres deben acordar que sus hijos no pasen tiempo con dicha
persona, y ambos deben apoyar la solución.
Es normal el primer año en el que se inicia la relación. Hay casos en que ya ha pasado
este ciclo y siguen sintiendo celos, esto puede darse en todos o en cualquiera de los hijos,
suele ser más común en el hijo que juega el rol parental. En este caso no habrá poder en el
mundo que haga que la nueva pareja le agrade. Es de vital importancia respetar sus
sentimientos e incluso ayudarle a procesarlos. Pero a la vez es importante dejar las cosas bien
claras y poner los límites necesarios.
Propuesta clave
• Entiendo que “x” no te cae bien y no quieres convivir con él /ella. estás en tu derecho y
si no lo deseas no te voy a obligar. Pero es mi pareja y yo sí voy a pasar tiempo con
él/ella. nunca nadie te quitará el amor que siento por ti. El lugar que tienes en mi vida y
en mi corazón nadie lo va a ocupar jamás. Tu siempre serás mi hijo/a amado/a.
• Entiendo que “x” no te cae bien, estás en tu derecho de sentir lo que sientes, pero por
ningún motivo voy a permitir que le hagas cosas como las que hiciste. Eso no se lo
debes hacer a ninguna persona. Si vuelve a suceder la consecuencia va a ser esta… y
ésta es la manera en que vas a reparar lo que hiciste…
• Entiendo tu disgusto porque comencé una nueva relación, pero de todas maneras la voy
a tener. Tú tienes derecho a tener una pareja (cuando estés en edad suficiente) y
cuando sea el momento te vas a ir de casa para hacer tu vida, lo cual es muy sano y
muy bueno. Yo también tengo derecho a tener una pareja con quien compartir mi vida.
Capítulo 4.
Segundas nupcias
Capítulo 5
Sentimientos
Tristeza
• Propuesta clave:
o Estoy triste por los problemas entre tu mamá/ papá y yo. no te preocupes,
nosotros nos hacemos cargo de todo esto.
o No te preocupes, es normal que uno se ponga triste por cosas como éstas, y
después de llorar un ratito me voy a sentir mucho mejor. Tú también puedes
llorar es bueno para todos, porque es la verdad.
Enojo
• Propuesta clave: Hija/o entiendo que estés enojado/a conmigo o con tu papá /mamá
porque nos estamos divorciando, eso es normal. Tienen nuestro permiso para estar
enojada/o. Puedes hablarme de lo que sientes y no te voy a regañar. Algún día estos
sentimientos va a pasar, no te preocupes.
Culpa
• Es necesario que los padres verbalicemos esa dinámica y aclaremos que fue nuestra
decisión de divorciarnos no tiene nada que ver con algo que ellos hayan hecho, que
ellos no son culpables y que sólo nosotros los padres somos responsables de nuestra
decisión. Con esto liberamos a nuestros hijos de la culpa que tienen.
• Estar alerta del comportamiento autopunitivo, esto significa que de manera inconsciente
se castigarán a sí mismos, tal como sucede por lo general a cualquier persona cuando
siente culpa. Este autocastigo se puede presentar: lastimándose físicamente con
mucha frecuencia al caerse, golpearse, cortarse, haciendo cosas que le van acarrear un
regaño o castigo de sus padres o maestros. El niño tiene la idea de que debe
autosabotearse porque las cosas buenas no las debe merecer.
• Verbalizar el autocastigo que están actuando: Cuando nos damos cuenta del castigo
que hace su hijo. Es importante que lo verbalicemos, ésto lo ayuda a volverse
consciente de ello y a tener ese patrón de conducta.
• Utilizar la herramienta de los cuentos: Estos pueden ser grandes aliados para dar a
nuestros hijos todo tipo de mensajes y en esta caso para ayudarlos a superar no sólo la
culpa sino todos los sentimientos relacionados con el duelo por el divorcio. Los cuentos
El miedo
• Ante el divorcio los hijos sienten incertidumbre y miedo al futuro, a la pérdida, a los
cambios, a lo desconocido. A los hijos les surge la idea de ¿Cómo va ser la vida ahora?
¿Con quién voy a vivir?, ¿Voy a perder a uno de mis padres?, ¿Me van a cambiar de
escuela? ¿Quién me va a cuidar?
• Los miedos se disfrazan de maneras extrañas: Pueden sentir temor de ir al baño solos;
quizá empiezan a mostrar pavor al perro o a insectos.
• Los niños pueden hablar de manera directa sobre sus miedos.
• Herramientas:
o Importante es motivar a tu hijo a hablar de sus dudas y las respondas de manera
clara y simple.
o Pide a tu hijo que te hable de manera detallada acerca de sus miedos. Sin
criticarlo, sin burlarte, sin minimizarlo, pero sin hacer drama como si fuera la
cosa más espantosa del mundo. Escucha con atención.
o Acompáñalo en el proceso de enfrentar miedos: Por ejemplo, ve con él al baño,
enciende la luz, muéstrale que no hay nada de qué preocuparse y utiliza todos
los recursos que se te ocurran para hacer de esa ida al sanitario algo diferente.
o Si tu hijo no se atreve hablarte de tus miedos no lo presiones. Cuéntale de tus
miedos en la infancia.
o En la medida que veas que ha superado ese miedo refuerza su valentía y su
esfuerzo para que vaya adquiriendo más confianza.
• Propuesta clave: Hija/o, me puedes contar todas las dudas que tengas que te causan
miedo y preocupación. Yo te las voy a aclarar y te voy a responder todas las preguntas
que quieras hacer.
Otras herramientas
• El ejercicio físico disminuye los niveles de hormonas y del estrés y los diversos
elementos relacionados con el desequilibrio emocional.
• El contacto con la naturaleza es una amorosa fuente de tranquilidad y paz.
• Realizar actividades artísticas como la pintura, el baile, canto y teatro ayudan a expresar
los propios talentos, a relajarse y a sentirse contento.
Capítulo 6
• Los niños y los adolescentes, y aún los hijos adultos, experimentan angustia y miedo
cuando se les impone la función de “mensajero” entre sus padres.
• El niño se llena de miedo e incertidumbre porque en su corazón sabe que –
probablemente- su papá se va a enojar.
• Todo lo que le tengas que decir a la madre/padre de tus hijos ¡Díselo tú directamente!
Todo lo que quieras andar averiguando sobre tu ex cónyuge, pregúntalo tú
directamente. O en el último de los casos, si es que en verdad hay razones poderosas
y válidas para no dirigirte sin intermediarios a tu ex, pide ayuda a un abogado para que
funja como representante o a otros adultos de tu confianza, pero no uses a tus hijos ni
cargues sobres sus espaldas ese angustiante y pesado paquete que no les corresponde
llevar.
• Muchas madres y padres tienen una tremenda dificultad para hacer amigos
perdurables, íntimos y de su edad. Entonces toman a sus hijos como tales.
• Si bien es cierto que cuando los hijos ya son adultos no hay inconvenientes en que les
platiquemos algunos de nuestros asuntos personales, siempre debe haber un límite,
una zona de nuestra intimidad que no les contaremos por la sencilla razón de que son
nuestros hijos y resulta difícil para ellos manejar esa información. Si esto sucede
cuando los hijos son adultos, imaginémonos cuando son adolescentes o más aún niños.
Esto es aún peor cuando lo que les contamos tiene que ver con los problemas con
nuestro cónyuge o ex cónyuge, que lo pondrá en las angustiantes situaciones de las
que ya hablamos con anterioridad.
• Es necesario que caminemos acompañados de ambos que nos escuchan y entiendan
éstos deben ser adultos de nuestra edad, no nuestros hijos.
• Algunos padres y madres someten a sus propios hijos a estas situaciones. Tal vez
porque no saben la manera profunda en que esto afectará sus vidas, o tal vez lo saben
pero es más fuerte su deseo de perjudicar a su ex y de lograr sus propios intereses.
Conozco a varios hijos ya adultos que experimentaron la penosa situación de testificar
contra uno de sus padres. Créanme que esto les perjudicó la vida.
Por el bien de tus hijos… Haz que el divorcio no sea igual que abandono
• Muchos no se divorcian sólo de su cónyuge, sino también de sus hijos. Estos hijos
enfrentan un doloroso abandono porque uno de los padres se aleja, los saca de su vida,
les retira su apoyo, los deja huérfanos.
• La orfandad “creada” es tan dura y dolorosa como la orfandad real cuando un padre en
verdad muere, pero debido a que ésta es producto del abandono, el hijo no sólo sufre
por la pérdida de uno de los padres sino por la horrenda incertidumbre de espera. “Tal
vez llame, tal vez venga a verme en mi cumpleaños o Navidad”.
• Este abandono deja una marca imborrable de “vergüenza existencial” en la identidad
del hijo. Deja la sensación y convicción de ser un error, de ser inadecuado, no
merecedor, razón por la cual el padre lo ha rechazado.
• Lo que los hijos más necesitan es la presencia de ambos padres en su vida.
• Cabe aclarar que abandono no significa necesariamente irse para siempre no volverlo
a ver. El hijo puede sentirse abandonado cuando casi no pasan tiempo con él, cuando
le prometen verlo, llevarlo a algún lugar y no cumplen, cuando no se interesan por sus
cosas, cuando se les olvida su cumpleaños o no tuvieron tiempo de celebrarlo o
comprarle un regalo; cuando lo dejan esperando en la escuela demasiado tiempo antes
de recogerlo, cuando de cualquier forma son indiferentes hacia él.
• Los hijos de padres que no cumplen su palabra viven en constante incertidumbre que
estresa angustia, desgasta y agota.
• Es triste y grave que un hijo conceptualice a su madre o padre como alguien sin
palabra, alguien en quien no puede confiar.
• El mayor gozo para un hijo es cuando su mamá o papá cumplen lo que dicen ya que les
proporciona seguridad. Si se da el caso que no pueden cumplir por circunstancias fuera
de su control se les debe avisar y encontrar la mejor forma para arreglar las cosas.
• Cuando se expresa a los hijos los sentimientos bajos y dañinos que tienen hacia su ex
pareja les cargan encima toda esa energía pesada y oscura que los daña.
• A los hijos les duele que les hagan comentarios ofensivos sobre su padre/madre. Ellos
aman a ambos.
• No se deben hacer ese tipo de comentarios y hacerlos pasar por un momento
desagradable y confuso. Por eso es importante buscar un profesional para desahogarse
y eventualmente poder sanar esos sentimientos destructivos y tener paz.
• Otra faceta es hablar mal del ex cónyuge frente a familia o amigos delante de los hijos.
Ellos escuchan cómo se ridiculiza e incluso humilla a uno de sus padres ensuciando su
imagen ante otros. Esto los lastima ya que es alguien a quien aman, extrañan y
admiran.
• Cada caso debe ser evaluado de forma individual tomando en cuenta todos los factores
alrededor de la circunstancia familiar.
• NUNCA se debe pedir a los hijos que sean quienes tomen la decisión.
• En algunos casos cuando los hijos son adolescentes o mayores es posible tomar la
decisión conjuntamente.
• “Lo que garantiza que seamos buenos padres, es ser padres felices” – Erich Fromm.
• La separación o el divorcio es una etapa muy difícil en la que estamos sumergidos
dentro de un revuelo emocional. El duelo por el divorcio es real y duro pero es posible
superarlo y recuperar la esperanza y la alegría de vivir.
• Investigaciones recientes han demostrado que la separación de los padres, los efectos
negativos en la vida de los hijos se deben al hecho de crecer y desarrollarse en un
ambiente de agresividad, desamor y conflictos.
• Se considera que el divorcio destruye a la familia, pero no es así. Manejar esta creencia
no es sano ni para los hijos ni para los padres porque no les permite ver que tienen una
familia y que el hecho de que los padres vivan en casas separadas no significa que ésta
se termina. No hay que olvidar la valiosa presencia del resto de la constelación familiar:
abuelos, tíos y primos que no tienen por qué perderse con la separación de los padres.
• Estudios en adultos de padres divorciados demuestran que si hubo un manejo sano del
proceso y la presencia de amor de ambos padres, ellos se volvieron hábiles para
manejar situaciones difíciles, capacidades de construir relaciones afectivas sanas,
confiados en sí mismos y en sus seres queridos.
• Otro mito es que los hijos de padres divorciados asisten más a terapia implicando que
por eso van. La verdad es que los padres divorciados tienden a preocuparse e
interesarse en que la separación los afecte lo menos posible y apoyarlos para que
superen cualquier trauma que ésta les pudiera dejar. Esta actitud se presenta menos en
padres casados por estar convencidos que no hay de qué preocuparse porque están
casados y eso es lo correcto. Esto no significa que sus hijos no necesiten terapia, solo
quiere decir que van menos que los de padres divorciados.
En situación de divorcio intervienen muchos factores que juntos conforman la vida de la familia,
algunos tienen que ver con actitudes y comportamientos que provienen de madre, padre y
abuelos.
Especialmente para las madres (y para que lo lean los padres y los abuelitos)
Mi querida congénere y compañera de la experiencia de divorcio solo por ser mujer eres sabia,
sensible, intuitiva, amorosa y nutridora. Eres capaz de bajar la luna y las estrellas cuando uno
de tus hijos lo necesita.
“Señoras, ¿quién dice que nosotras sabemos lo que sabemos, las capaces las buenas de la
película?” cuando las mujeres estamos embriagadas por esa soberbia y arrogancia
presentamos una cierta tendencia a querer corregir al padre de nuestros hijos y la manera que
él los educa.
Vamos hablando claro: cuando te entrometes en medio de tus hijos y su padre, les robas las
experiencias que les corresponde vivir con él. Bloqueas la energía masculina que debe fluir del
padre a los hijos para que puedan completar su desarrollo y tengan un equilibro psicológico y
espiritual.
Tal vez ego (porque el ego desconectado del alma, además de soberbio es tonto), te lleva a
pensar: “pues qué bueno que crean eso de su padre, es justamente lo que quiero” pero el daño
que esta actitud provoca ante los hijos por parte de la madre es enorme.
El ego es parte de nosotros, es nuestra personalidad y nos sirve muchísimo para ir por la vida
realizando todo lo que nos corresponde realizar. El problema se presenta cuando el ego se
desconecta del alma y le damos el poder absoluto sobre nuestra vida y decisiones. El ego debe
de estar al servicio del alma y cuando lo ponemos en su lugar se vuelve el más maravilloso
aliado para nuestro desarrollo.
Como por ejemplo: no permitirle al padre estar en contacto con tus hijos. Te posesionas de
ellos como si solo fueran tuyos a veces es tu forma de vengarte porque tu ex no te da dinero o
porque estás muy enojada o quieres castigarlo ¡pero cometes un gran error! Le arrebatas a tus
hijos el derecho sagrado de estar con su padre, de alguna otra manera le condicionas poderlos
ver y hasta llamas a tus hijos prestárselos como si fueran mercancía pero, tus resentimientos
son tuyos deja de obedecer lo que ordena tu ego y respeta el derecho de tus hijos.
De ninguna manera el abandono económico del padre se justifica pero usar a tus hijos para
forzarlo ni funciona ni trae resultados positivos para nadie, si él no desea ver a sus hijos, ese es
su problema no el tuyo, él es el que se lo pierde y tendrá que responderle a la vida.
Aunque tu ex no te apoye en la manera que lo necesitas deja que tus hijos lo honren, disfruten
y amen.
La única situación justificable para prohibirle el contacto al padre o la madre con sus hijos es:
cuando corre riesgo su integridad física o moral.
Es posible que tú sí quieras que tus hijos tengan contacto con su padre pero él no, es
importante que busques entonces una figura masculina, abuelo, tío, hermano o cuñado que
permita la identificación del rol sexual de tu hijo.
Esto lo puedes lograr pidiéndoles que asistan a eventos donde estén tus hijos y puedan
interactuar.
Especialmente para los padres (y para que lo lean las madres y los abuelitos)
En la situación de divorcio las madres cometemos muchos errores, pero mis queridos señores
también ustedes cometen errores.
Cuando estamos resentidos y dolidos tendemos a desear desquitarnos con quien nos causó
esos tormentosos sentimientos. Ante el divorcio muchos padres enojados y lastimados
inconscientemente desean castigar a su ex mujer y sobre todo se agrava cuando fueron ellas
quienes les pidieron el divorcio. Una forma muy común para lograr estos insanos objetivos es
no darle dinero para la manutención de sus hijos.
Amigo mío déjame decirte que si tu objetivo es castigarla y preocuparla lo logras. Pero ninguna
mujer con hijos debería estar preocupada por el dinero o pasar por esto, ellas deben de estar
serenas y tranquilas para poder cuidar bien a los niños. El castigo que le impones al dejarla con
toda la responsabilidad de la manutención de tus hijos no sólo se queda ahí, sin que se
convierta en un castigo también para ellos ya que se quedan solos mientras su mamá se va a
trabajar.
Muchas veces los hombres divorciados justifican el no mantener a sus hijos “es que no tengo
dinero” queridos señores ¡ella tampoco lo tiene! Ella no puede darse el lujo de cruzarse de
brazos, voltearse a otro lado y expresar la excusa de no tiene dinero. Ella tiene que producirlo.
“Abandonar el compromiso sagrado que adquieres con la vida al procrear a tus hijos es un
gravísimo error, que por tu propio bien y el de tus hijos te convendría corregir”.
Sé muy bien que muchas ex esposas son sinvergüenzas y abusivas, que tal vez tú cumples
con tu obligación de darle el dinero y ellas se lo gastan. Ante esto te recomiendo tratar de ser tú
el que page la mayoría de cuentas para así poder asegurar que el dinero llegará a tus hijos ya
que ellos no tienen la culpa de lo que hace su madre.
Padre ¡Tus hijos te necesitan! Necesitan tu presencia para aprender de la vida y para
sentirse seguros. Necesitan tu fuerza masculina para que les des causa a su ímpetu,
impulsos y darle dirección a su agresividad natural. Necesitan tu guía para aprender a
moverse en este mundo cambiante e incierto. Necesitan tu masculinidad para convertirse
en verdaderos hombres capaces de realizar sus sueños y resolver problemas. Necesitan tu
apoyo y amor que es irremplazable, nadie puede sustituirte. Tu ausencia deja un vacío que
no puede ser llenado con nada más.
Estar presente en la vida de tus hijos significa: llamarlos por teléfono (todos los días si es
posible, yo creo que sí) jugar con ellos, platicarles de tus proyectos de trabajo, tus sueños,
tus experiencias y que ellos comenten lo suyo así como abrazarlos besarlos verlos a los
ojos apoyarlos económica y emocionalmente.
Un hombre que ama a sus hijos y está dispuesto a ser papá para ellos, estas funciones son
un verdadero placer en lugar de una obligación y una carga.
Especialmente para los abuelitos (y para que lo lean las madres y padres)
¡Benditos sean los abuelos! Los abuelos son seres mágicos, bondadosos, sabios,
amorosos y valientes, que han librado toda clase de batallas en la vida y han sabido salir
airosos y sabios de ellas.
Nos hacemos cargo de los nietos cuando los hijos luego del divorcio regresan a vivir con
nosotros, o mientras van a trabajar o simplemente están deprimidos o por flojera o
comodidad.
Cada hijo necesita cuando es pequeño tener claro quién es la figura de autoridad a la que
debe de obedecer y seguir. Cuando es imprecisa o contradictoria provoca sensaciones de
inseguridad y confusión. Los hijos que viven bajo esquemas de autoridad doble y
contradictoria tienden a volverse manipuladores o convenencieros con la figura de poder
que les conviene.
Lo ideal sería que nuestros hijos crecieran al lado de sus padres, pero lamentablemente
muchos han tenido que crecer en familias llenas de resentimiento y odio, o también con padres
divorciados.
Ser hijo de padres divorciados, no significa un destino de fracaso e infelicidad. Lo que enmarca
esto es cómo manejamos la situación, el que cumplamos o no con todos los aspectos que
conlleva el compromiso sagrado que adquirimos con la vida al traerlos al mundo y el amor y la
entrega que ellos merecen.
El divorcio es una etapa muy difícil para los niños, sin embargo existen muchas formas en
que los padres con un esfuerzo común, contribuyan a atenuar el impacto de esta compleja
situación en sus hijos menores o adultos.