Trabajo Oligoelementos

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Introducción

Desde el siglo XIX se sabe que para el crecimiento y el desarrollo se necesita


además de las vitaminas, algunos minerales. Los minerales desempeñan en el organismo
funciones biológicas importantes de carácter plástico o estructural regulador; es decir,
ellos forman parte de la estructura de los huesos, controlan la composición de los
líquidos, actúan como cofactores en muchos procesos fisiológicos y en la actividad de
muchas enzimas.

Ahora bien, los minerales según su actividad biológica, pueden diferenciarse en


esenciales y los no esenciales. En esta investigación en particular, las autoras atienden a
las cantidades de minerales esenciales necesarias para el organismo. Con precisión los
microelementos (oligoelementos o elementos traza) que a pesar de que se requieran en
menor cantidad en el organismo, esto no le resta importancia a los mismos, todo lo
contrario, ya que son esenciales, porque su ausencia provoca diversas enfermedades. En
este grupo se hallan: el hierro, manganeso, cromo, cobalto, cobre, flúor, yodo, selenio,
cromo y el zinc entre otros.

Por otro lado, es importante resaltar que el desarrollo de este trabajo está dirigido
a describir las funciones de los oligoelementos, los síntomas que presentan los estados
deficitarios (etiología y manifestaciones clínicas) y los signos de toxicidad, además de
las fuentes alimentarias.

Finalmente, la estructura de la investigación consta de un solo capitulo en el que


desarrolla la temática ya mencionada, asimismo, constara de distintas imágenes, que
ilustraran el texto.
Capítulo I

Microelementos

Cierto conjunto de elementos presentes en cantidades ínfimas en los tejidos resulta


esencial para el crecimiento optimo, la salud y el desarrollo. Estos elementos son los
microminerales (oligoelementos), que serán los que estudiaremos en esta investigación.

Los oligoelementos son sustancias esenciales que intervienen en las funciones


respiratoria, digestiva, neurovegetativa y muscular, como reguladores y equilibrantes. El
hierro, cobre, yodo, manganeso, selenio, zinc, cromo, cobalto, flúor, litio, níquel y
silicio son los oligoelementos más importantes (ver figura nº 1). Todos ellos deben estar
presentes en nuestra alimentación porque, si no ingerimos las pequeñas pero
importantes dosis de ellos que precisa nuestro organismo, podemos ser víctimas de
enfermedades. En pocas palabras, muchos de estos oligoelementos son imprescindibles
para el organismo, ya que constituyen parte integrante de ciertas sustancias orgánicas
importantes (hormonas, enzimas y otras proteínas activas). Por lo tanto, pertenecen al
grupo de nutrientes indispensables en la alimentación. Así pues, la insuficiencia de
minerales trazas se refleja en síntomas característicos de carencia, como la anemia por
falta de hierro.

Figura nº 1
Ahora bien, estos minerales trazas o elementos trazas se necesitan en cantidades
inferiores a los 100 mg diarios, por eso es que se le conoce habitualmente como
microelementos o microminerales, dado a que solo se requiere de cantidades
extremadamente pequeñas, del orden de unos pocos microgramos al día.

Por último y para iniciar el desarrollo del tema, es importante resaltar que en esta
investigación solo tocaremos algunos de los microminerales mencionados, entre ellos
será: el hierro, yodo, selenio, cromo, flúor y zinc.

Hierro

El hierro es el micromineral más abundante del cuerpo humano y uno de los más
importantes ya que es indispensable para la vida, participa en casi todos los procesos de
oxido reducción dado que tiene la propiedad de intercambiar con facilidad sus estados
de oxidación.

Función. Una de las principales funciones del hierro es la formación de la


hemoglobina de los glóbulos rojos que transporta el oxígeno por la sangre desde los
pulmones hacia los tejidos y la formación de mioglobina el cual es un pigmento
muscular que facilita el movimiento del oxígeno dentro de las células musculares
contribuyendo así a la contracción muscular.

También forma parte de los citocromos los cuales participan en enzimas tisulares
que son imprescindibles para la producción de energía, al igual que en otras enzimas del
sistema inmune debido a que transporta electrones. De la misma manera es esencial para
sintetizar neurotransmisores y para el crecimiento optimo, la evidencia apoya también la
función del hierro en la mielinización del sistema nervioso.

Fuentes alimentarias. El hierro está ampliamente distribuido en los alimentos


tales como: las carnes magras (especialmente la carne de res) , hígado, pollo, salmón,
atún, yema de los huevos, vegetales (verduras de hojas verdes: espinaca, brócoli),
mariscos, especialmente las ostras, los panes, frutos secos (albaricoques secos, dátiles,
higo, pasas), cereales de grano entero fortificados con hierro, patatas, granos enteros y
los fortificados. Las necesidades diarias de hierro son del orden de los 8 a 11 mg/día.
Déficit. La presencia en cantidades insuficientes de hierro repercute
principalmente en la producción de hemoglobina con la consecuente instauración de
niveles de anemia, la cual sus síntomas pueden variar de acuerdo con la intensidad y la
velocidad de su desarrollo, esta incluye entre otros: fatiga, palidez, desaliento, cambios
de comportamiento, compromiso cognitivo, irritabilidad, taquicardia, dificultades en el
aprendizaje, mayor susceptibilidad a infecciones, dolor de cabeza, dificultades
respiratorias, glositis, uñas quebradizas y disminución en el rendimiento laboral.
Asimismo, puede producir mala síntesis proteica, deficiencia inmunitaria, aumento del
ácido láctico, aumento de noradrenalina y menor compensación de enfermedades
cardiopulmonares. (Ver figura nº 1 y 2)

Figura nº 1 Anemia y nº 2 Uñas Quebradizas.

Exceso. La principal causa de sobrecarga de hierro es la hemocromatosis


hereditaria. Esta enfermedad se debe a un defecto congénito que aumenta la absorción
de hierro, en la que aparece hepatomegalia, pigmentación de la piel, diabetes e
hipogonadismo; de igual manera está asociada con el riesgo de incrementar la
enfermedad cardiaca y el cáncer porque puede contribuir a enriquecer en el organismo
un ambiente oxidativo que favorece la oxidación de las LDL (colesterol malo), el daño
de los vasos arteriales y otros efectos adversos que involucran el sistema cardiovascular.
Además, el hierro excesivo puede generar gran cantidad de radicales libres que ataca las
moléculas de las células, por tanto, aumentan el número de moléculas potencialmente
carcinogénicas. (ver figura nº 3)
Figura nº 3. Presencia de hierro en el parénquima hepático

Selenio

La consideración del selenio como oligoelemento fundamental en la nutrición


humana y su esencialidad en el hombre, no tuvo lugar sino a finales de la década de los
cincuenta al visitar la fábrica de ácido sulfúrico de Gripsholm, este observó un líquido
pardo rojizo que calentado al soplete desprendía un olor fétido que se consideraba
entonces característico y exclusivo del telurio de hecho su nombre deriva de su relación
con este elemento ya que telurio proviene del latín Tellus, la Tierra, resultando de sus
investigaciones el descubrimiento del selenio. Más tarde, el perfeccionamiento de las
técnicas de análisis permitió detectar su presencia en distintos minerales, pero siempre
en cantidades extraordinariamente pequeñas.

Función. El selenio forma parte de diversas enzimas, especialmente la


glutationperoxidasa, una enzima que contribuye al catabolismo de los radicales libres y
previene los daños de estructuras celulares, como las membranas de los glóbulos rojos;
este papel lo lleva acabo junto con la vitamina E y otros compuestos biológicos. Se
considera igualmente que el selenio es un factor de protección contra el estrés oxidativo,
fundamentalmente en enfermedades cardiacas y en el metabolismo de fármacos, así
como también se sugiere un papel protector de la carcinogénesis e interviene en el
funcionamiento de las glándulas tiroides.

Del mismo modo parece que el selenio participa en la respuesta inmune ya que se
ha observado que su deficiencia imposibilita la capacidad de los linfocitos para
reconocer antígenos y proliferar en respuesta linfocitaria.

Fuentes alimentarias. El selenio es un nutriente antioxidante, indispensable en


pequeñas cantidades, que se obtiene de los alimentos, especialmente de la carne,
pescado, pollo, despojos como los riñones y el hígado, mariscos, huevos, productos
integrales, frutos secos, verduras, espárragos, champiñones y ajo crecidos en suelos
ricos en selenio. La ingesta diaria recomendada para el adulto es de 0,05 mg 0,2 mg y
para niños de 6 meses es de 0,04 mg.

Déficit. La deficiencia de selenio en el mundo es rara, sin embargo, pueden


detectarse enfermedades debido a estados carenciales de este microelemento tales como:
crecimiento deficiente, debilidad y dolor muscular (mialgia), decoloración de la piel y el
cabello, la enfermedad de Keshan, la cual clínicamente se presenta como una
insuficiencia cardiaca aguda, secundaria a una necrosis y fibrosis del miocardio.
Asimismo, se asocian a enfermedades cardiacas debido a que reduce la capacidad para
evitar la oxidación del HDL colesterol. De la misma manera se ha relacionado con
alteraciones inmunitarias.

Exceso. Los signos de toxicidad referidos como selenosis incluyen nauseas dolor
abdominal, diarrea, anomalías de la piel y cabello, uñas ásperas y quebradizas, caída del
cabello y uñas, olor de aliento a leche agria, fatiga e irritabilidad pulmonar. En los
trastornos severos se puede observar, neuropatía periférica o encefalopatía. Cabe
destacar, que no se conoce el mecanismo de toxicidad del selenio, sin embargo, se sabe
que la ingesta aguda puede ser muy peligrosa y causar un daño irremediable que puede
llevar a la muerte.

Yodo

Desde el siglo pasado se conoce los beneficios que reporta la ingesta de yodo al
organismo humano, si bien desde lo antiguo es sabida la acción de algas marinas y
esponjas quemadas sobre el bocio, hoy se sabe que el yodo ejerce un papel importante
en la nutrición humana, el organismo lo requiere en cantidades pequeñas.

Función. La única función conocida en la actualidad de este elemento es la de


servir de sustrato en la biosíntesis de hormonas tiroideas. Al parecer su mecanismo
favorece una mayor pérdida de calor y menor síntesis del ATP en las reacciones
metabólicas. En pocas palabras el yodo se requiere para muchas reacciones bioquímicas
fundamentales, para la síntesis de proteínas y actividades enzimáticas, para el
crecimiento y desarrollo de tejidos individuales como: el sistema nervioso central, el
musculo, el corazón, la pituitaria, el sistema circulatorio y el riñón.
Fuentes alimentarias. Las principales fuentes de yodo son los alimentos de
origen marino: ostras, cangrejo de mar, sardinas, algas y algunos peces. Es importante
señalar que la sal para el consumo diario, es frecuentemente fortificada con yodo y se
conoce como sal yodada (un gran aporte de yodo). Por otro lado, se recomienda 150
microgramos de yodo por día tanto para hombres como mujeres

Déficit. En áreas donde hay poco yodo en la dieta (alejados del mar) la deficiencia
de yodo puede causar hipotiroidismo, cuyos síntomas incluyen fatiga extrema, bocio,
retardo mental, depresión, ganancia de peso, disminución del metabolismo basal y
disminución de la temperatura basal (hipotermia). En mujeres embarazadas puede
producir abortos y deformidades fetales, así como retardo mental posterior en los niños;
además, existen dos enfermedades causadas por la deficiencia de yodo severa, estas son
el cretinismo y el bocio. (ver figura nº 4 y 5)

Figura nº 4 Cretinismo y nº 5 Bocio

 Cretinismo: condición asociada a la deficiencia de yodo. Existen dos tipos de


cretinismo: Cretinismo neurológico, en el que se observa retardo mental, retardo del
crecimiento corporal, rigidez muscular, convulsiones y sordomudez. Cretinismo
Mixedematoso: (puede observarse en zonas africanas), se caracteriza por enanismo,
poco desarrollo mental, mixedema y estrabismo.

 Bocio: La ausencia o disminución de hormonas tiroideas en la sangre, conduce a


una elevación en los niveles de TSH (tirotropina), la cual estimula anormalmente a la
tiroides, causando aumento en la proliferación celular y vascularización, lo que
resulta en agrandamiento de la glándula o hipertrofia llamada Bocio.
Exceso. El exceso de yodo puede deberse a una alteración inmunológica
(hipertiroidismo) que conduce a una producción excesiva de hormonas tiroideas, las
cuales no permiten el funcionamiento fisiológico de la glándula tiroides, o también por
un consumo excesivo de yodo a través de alimentos ricos en yodo como las algas o
suplementos dietéticos utilizados para promover la pérdida de peso que son altos en
yodo. Los síntomas incluyen: aumento de la tasa metabólica basal, apetito voraz, sed,
pérdida de peso, debilidad general, intolerancia al calor, nerviosismo, problemas
cardiacos entre otros. (ver figura nº 6)

Figura nº 6 Hipertiroidismo.

Zinc

El amplio desempeñado por el zinc en el metabolismo de los seres humanos hace


ver la notable importancia de este elemento.

Función. Las funciones biológicas del zinc se dividen en tres categorías:


catalítica, estructural y de regulación. El zinc es fundamental para el funcionamiento
apropiado para más de cien enzimas. Participa en la síntesis y degradación de los
principales metabolitos de los carbohidratos de los lípidos y los acido nucleicos. Es
importante señalar que es un componente clave de la enzima del citoplasma que ayuda a
proteger a las células del daño oxidativo.

Es decir, el zinc tiene muchas funciones, en las que encuentran: formación de la


insulina, está presente en la contractibilidad de los músculos, es esencial para la síntesis
de proteínas, es importante para el equilibrio ácido-alcalino de la sangre, normaliza la
función de la glándula prostática, participa en el desarrollo de los órganos
reproductivos, es necesaria para la síntesis de ADN, contribuye a la integridad defensiva
del plasma, interviene en la formación de los glóbulos rojos, ayuda a disminuir los
depósitos de colesterol, favorece la cicatrización de las heridas, participa en el
metabolismo del fósforo y de la vitamina B1, favorece la liberación de vitamina A de su
depósito hepático, colabora en el desarrollo del esqueleto, sistema nervioso y cerebro
del feto, desempeña un importante papel en las funciones psicológicas, estimula la
producción de linfocitos siendo así importante para el sistema inmunológico, junto con
el cobre y el magnesio. Nuevas investigaciones lo relacionan con el buen
funcionamiento del cerebro y como elemento importante frente al cáncer.

Fuentes alimenticias. Los alimentos que más zinc contienen, son: las carnes, las
aves, el pescado, los cereales listos para comer fortificados con zinc, la leche y sus
productos. Son también buenas fuentes las ostras, el hígado, los cereales integrales, las
leguminosas y las nueces.

Déficit. La deficiencia del zinc con frecuencia son bastante básicas y no


específicas como: baja tasa de crecimiento en los niños, alteraciones mentales,
alteraciones en la forma y función de los órganos reproductores masculinos, alteraciones
en el sentido del gusto y olfato, depresión inmunitaria y sensibilidad a las infecciones,
baja tolerancia a la glucosa, manchas blancas en las uñas, anorexia, diarrea, náuseas,
vómitos, fiebre, alopecia, la falta de apetito, lesiones de la piel y del ojo. (ver figura nº
7)

Figura nº 7 Dermatitis por deficiencia de zinc.


Exceso. Es poco frecuente su toxicidad, pero su consumo crónico puede causar
disminución de la función inmune, irritabilidad gastrointestinal, vomito diarrea, dolores
abdominales. Cuando existe su ingesta durante meses ocasiona hipocupremia,
micrositosis y neutropenia.

Fluoruro

El fluoruro es un elemento esencial para la vida, la salud corporal y la


reproducción. Es importante puntualizar que el flúor es un elemento químico gaseoso, y
el fluoruro está compuesto de flúor unido a un metal, a un no metal o a compuestos
orgánicos. Por lo tanto, es el fluoruro el que predomina en la naturaleza y en esta forma
ejerce los efectos fisiológicos en el organismo.

Funciones. El fluoruro tiene como función desacelerar los procesos de


desmineralización y acelerar la subsiguiente remineralización del esmalte de los dientes,
mediante, entre otras: la reducción de la solubilidad ácida del esmalte; la promoción de
la remineralización de las lesiones insipientes del esmalte, que se inician varias veces en
el día deacuerdo con la frecuencia de las comidas y bebidas. También mantiene y
estable la matriz mineral ósea y participa en el aumento de la densidad ósea, ya que
contribuye en si misma núcleos sobre los que comienza y se desarrolla el proceso de
cristalización mineral.

Fuentes alimenticias. Las principales fuentes de fluoruro es el agua potable,


siempre y cuando esté presente en forma natural o adicionada, y los alimentos
preparados o reconstituidos con estas aguas. Asimismo, el té negro las verduras, las
hortalizas, los cereales integrales, las legumbres, la cebolla, los mariscos, y pescados
(sobre todo el que tiene espinas) son fuente abundante de fluoruro. Las cantidades
diarias recomendadas de este micromineral no deben superar los 3 mg.

Déficit. La ingesta baja de fluoruro aumenta los riesgos de caries dental y puede
comprometer la integridad del diente, esto se inicia con aparición del sarro que
desencadena finalmente en la caries. (ver figura nº 8); de igual manera, está relacionado
con alteraciones como la osteoporosis por su intervención en mantener estable la matriz
ósea. Por otro lado, se refiere que, en la alimentación de ratas y ratones con dietas
deficientes en fluoruro, provoca retraso en el crecimiento, infertilidad y anemia. No
obstante, en el ser humano no se ha demostrado que sea esencial, aunque sí muy
beneficioso.

Figura nº 8 Caries.

Exceso. El fluoruro es uno de los elementos en los que están más próximas las
dosis terapéuticas toxicas, por lo que es recomendable ingerirlo en un rango estrecho de
concentración. La ingesta excesiva y prolongada de fluoruro puede provocar u ocasionar
fluorosis (exceso de flúor), que en casos leves origina manchas blancas en los dientes
con efectos meramente estéticos y gastroenteritis, sin embargo, la fluorosis severa puede
causar manchas parduscas y dientes débiles, así como, debilidad en los huesos (más
descalcificación y osteoporosis), efectos renales, óseos y neuromusculares, pudiendo
llegar hasta la muerte en ingestiones masivas, e incluso se describe relaciones con
ciertos tipos de cáncer. (ver figura nº 9 y 10)

Figura nº 9 Manchas parduscas. Figura nº 10 fluorosis severa.

Es interesante mencionar que el exceso de flúor o flúorosis es irreversible y


produce trastornos en el cerebro (debilita las facultades mentales y provoca un efecto
mental sedante continuo).
Cromo

El cromo no se aceptó como nutriente esencial hasta 1977, al observarse


alteraciones en el metabolismo de la glucosa en individuos sometidos a nutrición
parenteral total durante largos periodos de tiempo, las cuales se revirtieron con el
suplemento de cromo.

Funciones. La acción biológica del cromo en el llamado factor de la tolerancia a


la glucosa es controversial, aunque la naturaleza química de la relación entre el cromo y
la actividad de la insulina no se ha identificado, parece que el cromo ejerce un papel
sobre la acción de la insulina, particularmente en el metabolismo de la glucosa, los
lípidos y las proteínas. Para ser más específicas, el cromo está considerado como un
componente esencial del factor de tolerancia a la glucosa asociado con la insulina en el
metabolismo de la glucosa sanguínea. Básicamente, el cromo potencia la actividad de la
insulina (favorece la entrada de glucosa a las células, uniéndose a la insulina) y en,
consecuencia, puede influir también en el metabolismo de los lípidos y las proteínas
interviniendo en la formación de glucógeno en el tejido muscular y facilita el transporte
de los aminoácidos hacia el interior de los músculos. El cromo también afecta el
metabolismo del colesterol y participa en la regulación de la expresión genética.

Fuentes alimentarias. El cromo es un elemento indispensable para la nutrición


humana, ya que está ampliamente distribuido en el suministro de alimentos. No
obstante, hay que resaltar que no es fácil determinar el contenido de cromo en los
alimentos, porque es difícil distinguir entre el cromo disponible biológicamente y el
inorgánico. Igualmente, el cromo es muy variable entre los diferentes lotes de un mismo
alimento y puede estar influenciado por factores geográficos y químicos. Dicho esto, de
entre las fuentes de cromo cabe destacar: la levadura de cerveza, los cereales integrales,
los quesos, los frutos secos, las melazas, los champiñones, los espárragos, hígado, los
riñones, las ostras, los berros, las algas, las carnes magras, las hortalizas, las aceitunas y
los cítricos (naranjas, limones, toronjas, etc.), zetas y pimienta negra (estos dos últimos
lo contiene en mayor medida) son excelentes proveedores de cromo. La cantidad de
cromo mínima diaria recomendada es de 50 microgramos, aunque se aconseja que esta
cantidad varíe entre 50 y 200 microgramos.

Déficit. La deficiencia de cromo produce resistencia a la insulina, lo cual acarrea


intolerancia a la glucosa (aumenta la insulinemia, ver figura nº 11) y neuropatía
diabética, esto a su vez altera el metabolismo de los lípidos (aumenta las tasas
sanguíneas de ácidos grasos libres, de triglicéridos y de colesterol, esto puede provocar
problemas cardiovasculares). Cabe destacar que los signos de deficiencia en los
animales incluyen trastornos en el crecimiento elevación de la concentración sérica del
el colesterol y triglicéridos, aumento de la frecuencia de aparición de placas
ateromatosas, lesiones cornéales y disminución de la fertilidad y del número de los
espermatozoides. Por último, el déficit de cromo evoluciona con pérdida de peso.

Figura nº 11

Exceso. Es raro a partir de fuentes naturales. Es decir, es inusual que el cromo


procedente de la dieta provoque toxicidad, ya que su absorción es muy baja. Ahora bien,
si este fuese consumido como suplemento en grandes cantidades podría comprometer el
buen funcionamiento renal; es decir, las concentraciones elevadas de cromo dan lugar a
alteraciones de la actividad renal debidas a la nefrotoxicidad (ver figura nº 12) de este
metal. Asimismo, se han detectado posibles repercusiones negativas como consecuencia
de la acumulación de cromo en distintos órganos como el hígado, (fallo hepático,
coagulopatía, o hemólisis intravascular). Otras reacciones que pude provocar el
consumo excesivo de cromo son: vómitos, dolores abdominales, diarreas, y hemorragias
intestinales. Se han descrito casos de muerte, por colapso cardiocirculatorio.

Figura nº 12 Nefrotoxicidad
Conclusión

De este trabajo sobre los oligoelementos, se desprende la siguiente conclusión; los


microminerales son esenciales para el crecimiento, el desarrollo y la salud humana y se
ha demostrado, mediante experimentos diseñados y corroborado con propiedad, que se
requieren para el desempeño óptimo de algunas funciones en particular, tales como:
funciones metabólicas, como cofactores de enzimas y componentes de hormonas, en las
reacciones de oxido reducción y en el sistema inmune. Así pues, la deficiencia causa
retardo en la madurez sexual, en el crecimiento y alteración del sistema inmune entre
otros.

Dicho esto, es importante destacar que la importancia de los oligoelementos en


numerosas funciones biológicas, así como su influencia sobre la salud y el rendimiento,
no han recibido apenas atención hasta la última década. La razón más importante de esta
aparente falta de interés fue la ausencia de métodos analíticos para la medida y
evaluación del papel de estos elementos, que se presentan en microcantidades en los
tejidos y los líquidos corporales.

Por lo tanto, la carencia en la dieta de estos microelementos y la consiguiente


aparición de niveles insuficientes repercutirán sobre la salud, esto nos indica la
importancia de estos microminerales y el de una buena alimentación, que sea
equilibrada o balanceada, para evitar la deficiencia o el exceso de los mismos; ya que,
en cualquier caso, sea en déficit o exceso tiene sus consecuencias en la salud.

Referencias bibliográficas
Williams, M. (2002). Nutrición para la salud: España. Editorial Paidotribo.

Vásquez, C. (2005). Alimentación y Nutrición: España. Editorial Díaz de Santos.

Blasco, C. (2006). Nutrición Humana Básica: España. Editorial Universitat de


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