Plaza Prohibida - María Meleck Vivanco - Poesía
Plaza Prohibida - María Meleck Vivanco - Poesía
Plaza Prohibida - María Meleck Vivanco - Poesía
Plaza prohibida
ISBN 978-987-28462-5-1
1. Poesía Argentina Contemporánea. I. Antonioli, Nicolás Mariano, dir. II. Juárez Al-
dazábal, Carlos, prolog. III. Título.
CDD A861
Primera edición
©María Meleck Vivanco
©Herederos de María Meleck Vivanco
Ejemplar N°:
Impreso en Argentina
Printed in Argentina
El Aleph de Ramos|
Hablar de María Meleck Vivanco es hablar de un lugar en Ramos
Mejía, en el oeste bonaerense, de siestas con mate, de recuerdos en
los que la medicina (la otra pasión de la poeta) y la infancia, brilla-
ban en imágenes espléndidas, bruñidas en la exactitud de un pen-
tagrama.
Cuando recién llegué a Buenos Aires, a comienzos de los 90, por
algún motivo injustificado, su nombre no circulaba en los mundi-
llos poéticos. Sí el de sus amigos Francisco Madariaga, Olga Orozco
y Enrique Molina. Por suerte para mí, ya iniciado el nuevo milenio,
en una noche de lecturas nuestros caminos se cruzaron, y el destino
hizo que naciera una amistad basada en su generosidad y en la ad-
miración que despertaban sus versos, poesía que por fin había em-
pezado a circular y a ser muy bien recibida entre algunos poetas
jóvenes, con quienes compartía anécdotas y recuerdos, enseñanzas
veladas de una pedagoga agradecida y feliz por la Poesía, la pro-
pia, la ajena, la de todos.
Que este libro, Plaza Prohibida, se haya escrito en 1975 y recién se
publique ahora, es otra de sus grandes enseñanzas. A contra co-
rriente de las velocidades de la época, María Meleck Vivanco nunca
persiguió una carrera literaria. Se limitó a vivir, y ese vivir incluía
la urgencia de los poemas, donde escribir (o decir, o imaginar) era
igual a respirar, a curar, a existir. Y ese estar en poesía no precisaba
del apuro de las publicaciones. Así lo testimonian siete libros in-
éditos que recién ahora, póstumamente, empiezan a encontrar lec-
tores, para el placer y el asombro.
En Plaza prohibida, como en toda la poesía de Vivanco, las imáge-
nes sorprenden, en una complejidad pictórica que expresa, con cla-
ridad indiscutible, alegrías y pesares, modos de conmover
articulados en una maquinaria de perfecta musicalidad. Prueba de
cuidado y amor por la palabra en cada verso escrito. Una poesía
necesaria y vital, arropada por un surrealismo personalísimo an-
clado en el humus de la honestidad y la experiencia, donde la raíz
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vernácula del quechua era una más de las piedras preciosas, que
adornaban, explícita o implícitamente, la sonoridad de los textos.
Cada lector tendrá su experiencia de lectura: los caminos de la
significación que nos propone Meleck son infinitos. En mi caso per-
sonal, la lectura silenciosa de estos poemas me condujo al reen-
cuentro con la querida voz de esta admirada amiga: música
bienhechora que en su Aleph de Ramos hacía florecer el Universo.
Carlos J. Aldazábal1
1
Carlos J. Aldazábal (Salta, 1974). Poeta. Autor, entre otros libros
de Por qué queremos ser Quevedo (1999), El Caserío (2007) y Piedra al
pecho (2013)
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|PLAZA PROHIBIDA
1975
María niña-Juana Guaraglia
Vida – Muerte, dos esferas inmersas que en algún punto se
tocan Quizá en una dimensión nueva, mediante ondas y
radiaciones, nos sería dada la facultad del gozoso intercambio
La penetración sensual en los reinos de la naturaleza nos afi-
naría, nos pondría a punto para la invasión sutil de lo desco-
nocido Como grandes luciérnagas, como fósforos cósmicos,
arderíamos sin consumirnos
¡Oh Revelación! (lecho paradisíaco de los sueños), la “tierra
de nadie” que separa la Vida de la Muerte sería transitada de
continuo por los duendes lúcidos del “aquí” y del “ahora”,
cuyas apetencias vehiculizan los insectos, las flores, los vientos
inagotables del terror y del placer, la tierra engendradora de
desastres
Mi “plaza prohibida”, ese límite desgarrante y entero que ac-
cede a zonas de deslumbramiento, al revés de lo que siempre
acontece, dejaría pasar sólo livianamente los fantasmas y los
ángeles que retornan a consolarnos, y con ellos la visita ines-
perada de la Luz, entre bosques, vestida de espejos con sus
múltiples ojos mojados de piedra agua marina
En el día del juicio, inclinaríamos las cabezas y Dios colocaría
su mariposa virgen como señal, sobre la nuca de cada uno de
sus hijos Las secretas heridas, los olvidos, el desamor, los
agravios más hondos hablarían por nosotros haciendo inne-
cesarias las palabras de la boca
El perdón caería del cielo sin estrépito, como al desmoronarse
un arcoíris
Y seríamos arrastrados gloriosamente a la Eternidad
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“Con aquel mundo que fue frágil bajo los suspiros”
Jorge Guillén
DUEÑA DEL DÍA
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CORAZÓN DE ALTOS PÁJAROS
|19
NAVEGAR A SOLAS
|21
LA BRÚJULA
|23
EL SONIDO
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ALICIA Y SUS LUCIÉRNAGAS
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AMAPOLA INSISTENTE
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QUE AFIRME ESA HERMOSURA
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ENTRE FIELES LEBRELES
(a Luis Guaraglia)
|33
LA BAILAORA
(a Carmen Amaya)
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EL MAR ES TODO EL MAR
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“Es la muerte en plena floración La muerte en medio de una volup-
tuosa e hirviente corrupción”
Henry Miller
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DEVUÉLVELE SU LUZ
Niño cebra del hambre Niño lirio del frío Tu corazón nos
quema como una flor bermeja que manchara de sangre la me-
jilla de un príncipe
El vagido del aire tiene preso tu rostro La noche ya sin alas
se desploma en tu nuca Y cercan tu inocencia las pequeñas
miserias y las grandes miserias de nuestro nacimiento
Del ombligo de Dios distraído en las rosas De los pozos del
mar brotará tu diamante De la nube incendiada que se des-
nuda a solas y con el viento a pulso va labrando los valles
Brotará tu diamante del humus más violento De la sombra
esponjosa que nos cierra los labios De almendras como es-
padas en los ojos del búho y de gravadas lápidas bajo el llanto
del hombre
|41
LA CARAVANA
|43
LA MUERTE DE UNA FLOR ( Vietnam)
|45
ÚLTIMAS SEÑALES
|47
CARNE DESMEMORIADA
|49
LOS ÁNGELES VORACES
|51
LA DESTERRADA
|53
PLAZA PROHIBIDA
|55
EL SOÑADOR
|57
Traducciones|
PIAZZA VIETATA1| PLAZA PROHIBIDA
1
Traducción al italiano de Beatriz Olga Allocati (Buenos Aires) poeta, escri-
tora, biógrafa. Secretaria de Actas de APOA.
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XKUEPILE ITLAUILTSIN2| DEVUÉLVELE SU LUZ
2
Traducción al náhuatl de Martín Tonalmeyotl (Martín Jacinto Meza) 1983,
campesino, poeta y narrador nahua. Originario de Atzacoaloya, Guerrero, Mé-
xico.
|63
UAN TLATEMIKE| EL SOÑADOR
|65
QEPAJ CHINPUKUNA3| ÚLTIMAS SEÑALES
Mana imamantañutukunaqanparejsisqayki
Imapipunikawsanakichajtasaqewankiyku
Ichapasushpamantatoqllawamajyachaytachuwañuypawa-
kichisqanta
Alwatruskunasuyasunki, sapankamaqapariyninwan
Jemakunapayuyariynin, qorichasqaweqekunapa
Tutayajsutupitakiyninkutasaqenku.
Antisuyumantawajyamuyki
Kayintipajatunllajtanpi
KayMamaqochachawpinorqopi
Mamaqochapaikunwanwakichipurqayki
ruyruanqasjanajpachayojta
Mana piñanakujkhuyanakuy.
Ñoqakanchaytaituwayki
Qepajllipipijkunawanpurunkunayurajyachejta
Rejsichachisujniykiqepajchinpukunawan
Tutapikallawakunawiñaychakunku, upallankutaj.
Murqasqatapuyki, ¿maymantapunichayamuwankiyku?
¿Qanmaypirapapanki? ¿Mayqenmachasqaqoyllurqollqapi?
¿Kaytamyamiskichiyninmaymantapunijamuwanchej?
¿Mayqenkarukillapipuyunqunkiqespiumiñaykikuna?
Manachukawllankitijsimuyujpimiskiqasikajtasaqenayta
¿Qorihipokanpuykikuna, tik’aykikuna, yurajpuyuykikuna
|67
rejsiparqusunkichá?
Nuyusqachak’ipachapapuñusqarapinkunapi.
3
Traducción al quechua de Alejandro Martínez (San Salvador de Jujuy, 1980)
poeta y escritor.
|69
ÍNDICE
Prólogo: El Aleph de Ramos|pág. 5
Vida – Muerte...|pág. 13
Dueña del día|pág. 17
Corazón de altos pájaros |pág. 19
Navegar a solas |pág. 21
La brújula |pág. 23
El sonido |pág. 25
Alicia y sus luciérnagas |pág. 27
Amapola insistente |pág. 29
Que afirme esa hermosura |pág. 31
Entre fieles lebreles |pág. 33
La bailaora |pág. 35
El mar es todo el mar |pág. 37
Devuélvele su luz |pág. 41
La caravana |pág. 43
La muerte de una flor (Vietnam) |pág. 45
Últimas señales |pág. 47
Carne desmemoriada |pág. 49
Los ángeles voraces |pág. 51
La desterrada |pág. 53
Plaza prohibida |pág. 55
El soñador |pág. 57
Traducciones
Ejemplar N°: