Introducción A La Filosofía

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Apuntes de clase – UNIDAD 1 Introducción al pensamiento filosófico. Prof.

Andrea Fuanna

INTRODUCCIÓN A LA FILOSOFÍA

Provocación: ​“El Buho de Juan José Arreola” ​Juan José Arreola, nace en Jalisco, México, en el
año de 1918. Fue autodidacta, que aprendió a leer y a escribir por sus propios medios. En el año de 1936 se
inscribió en la escuela de teatro del Instituto Nacional de bellas Artes, en ciudad de México. Luego se
estableció en Guadalajara, donde trabó relación con Juan Rulfo. Su obra narrativa ha sido unánimemente
acogida por la crítica y el público por su gran calidad. Entre sus colecciones de cuentos se destacan
“Confabulario” y “Bestiario”.

“Antes de devorarlas, el búho digiere mentalmente a sus presas. Nunca se hace cargo de
una rata entera si no ha formado un previo concepto de cada una de sus partes. La
actualidad del manjar que palpita en sus garras va haciéndose pasado en la conciencia y
preludia la operación analítica de un lento devenir intestinal.
Estamos ante un caso de profunda asimilación reflexiva.
Con la aguda penetración de sus garfios el búho aprehende directamente el objeto y
desarrolla su peculiar teoría del conocimiento. La cosa en sí (roedor, reptil, o volátil) se le
entrega no sabemos cómo.
Tal vez mediante el zarpazo invisible de una intuición momentánea; tal vez gracias a una
lógica espera, ya que siempre nos imaginamos el búho como un sujeto inmóvil, introvertido
y poco dado a las efusiones cinegéticas de persecución y captura. ¿Quién puede asegurar
que para las criaturas idóneas no hay laberintos de sombra, silogismos oscuros que van a
dar en la nada tras la breve cláusula del pico? Comprender al búho equivale a aceptar esta
premisa.
Armonioso capitel de plumas labras que apoya una metáfora griega; siniestro reloj de
sombra que marca en el espíritu una hora de brujería medieval: ésta es la imagen bifronte
del ave que emprende el vuelo al atardecer y que es la mejor viñeta para los libros de
filosofía occidental”. _​ La filosofía como actitud vital y como forma de saber humano

El hombre no sólo tiene necesidades de tipo material, físico o instrumental, sino que surgen
en él cuestionamientos dirigidos a determinar el sentido de su vida, a fundamentar su
sistema de creencias y a esclarecer su idea del mundo. En todos los tiempos el hombre ha
tratado de dar respuesta a estos interrogantes. ¿Cómo no ha logrado una que sea totalmente
satisfactoria? Será, tal vez, porque nosotros, hombres del siglo XXI, urgidos por la
velocidad con que se suceden los acontecimientos, no podemos conformarnos con las
respuestas que satisficieron a hombres de épocas pasadas. Será necesario partir de la
situación histórica presente si se quiere responder a esos interrogantes, porque las verdades
de ninguna ciencia, mucho menos las de la filosofía, son intemporales. Quien pretenda
introducirse en la filosofía sólo podrá hacerlo a partir de su circunstancia.
Ahora bien, la primera consecuencia del reconocimiento —obvio por lo demás— de ahí que partir de
esa situación es que la introducción a la filosofía no puede ser Intemporal histórica, porque son
históricos los dos términos que intervienen en ella. La intemporalidad de las ciencias y, en general,
de las verdades, es cualquier cosa menos evidente, y en cualquier momento tendremos que
plantearnos esta cuestión; pero en el caso de la introducción a la filosofía la cosa es tan patente, que
tal cuestión no puede ni siquiera plantearse, porque la introducción no es —repito— un sistema de
enunciados sino algo que acontece —se entiende ahora—, un efectivo introducirse, es decir,
introducirme yo aquí y ahora en algo que de algún modo encuentro en mi circunstancia. Por
consiguiente no cabe una introducción en abstracto y sin más; esa expresión solo es un esquema

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formal, que habrá de llenarse de contenidos históricos cuantas veces se realiza.


Marías, Julián. Introducción a la filosofía. Manuales de la Revista de Occidente, Madrid, 1957. Págs. 2-3.

En algún momento de su vida cada hombre siente la necesidad de saber ¿por qué vive?
¿Para qué vive?, en definitiva ¿cuál es el sentido de su vida?
La Filosofía en tanto asume la tarea de responder estas preguntas, es una actitud vital.

El saber humano: saber vulgar y saber crítico

La vida del hombre se desarrolla siempre en una circunstancia determinada, esto es, en un
lugar, un tiempo y una situación que le ofrecen distintas posibilidades, y, al mismo tiempo
le presentan dificultades. Para resolver dificultades los hombres se abocan a la tarea de
investigar el mundo que los rodea, y transformarlo, adaptándolo a sus necesidades;
también de realizar esfuerzos personales para adaptarse material y espiritualmente a las
circunstancias, y así, mantener armónica su relación con el mundo.
En la tarea de entender y mejorar el mundo, los hombres van acumulando experiencias y
conocimientos que constituyen el saber humano. Este ser adquirido en forma espontánea,
por la experiencia personal y transmitido de generación en generación sin ser previamente
organizado, por ejemplo, cuando un campesino enseña a sus hijos la mejor manera de
cultivar los cereales de acuerdo con lo que su experiencia le indica. En este habla de saber
vulgar.
Conocimientos que son organizados según un orden lógico y fundado rigurosamente
constituyen el saber crítico o científico. Así por ejemplo cuando se elabora y fundamenta
una teoría científica. Al asumir la tarea de responder la pregunta por el sentido de su vida,
los hombres generalmente adoptan soluciones personales y no sistemáticas; en esos casos
se puede hablar de una "filosofía vulgar". Pero cuando la reflexión se hace en forma
sistemática y se proponen soluciones que pueden tener validez universal, entonces se habla
de la filosofía como ciencia.

Saber teórico y saber práctico.


Están los saberes prácticos y los teóricos. Los ​saberes prácticos ​consisten en un ​saber
hacer​ que puede ejecutarse sin tener porqué conocer la teoría.
Por ejemplo el saber hablar, o el ser moral, pueden realizarse sin conocer, respectivamente, ni gramática ni
ética.

En cambio los ​saberes teóricos ​consisten en ser teoría; es decir, ​en un conjunto de
conocimientos según conceptos, y por tanto son un saber comunicable a través de las
palabras.
En términos generales se considera que la filosofía, o cuanto menos una parte sustancial de
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ésta, consiste en ser un saber teórico"

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No todos los filósofos pensarían así. Por ejemplo, Kant diría que no se aprende filosofía sino a filosofar,
luego la filosofía no sería un saber teórico sino que estaría más cerca de ser una destreza.

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La capacidad de poseer saber teórico es una característica del ser humano que lo diferencia
de los animales.
La ​estrategia básica de supervivencia de los animales descansa en los instintos, con los que
nace. Ellos les indican, en gran medida, qué deben de hacer en el mundo para sobrevivir.
Es decir, nacen "sabiendo" hacer las cosas.
Las arañas nacen sabiendo hacer sus telas de araña, o las abejas nacen sabiendo realizar sus panales. Si, por
ejemplo, separamos nada más nacer a una araña de sus congéneres y la hacemos vivir aislada de cualquier
otra araña, no por ello dejará de construir sus telas con la misma perfección que si no la hubiéramos aislado
del mundo.

Cuanto más inteligente es la especie animal más capacidades tiene de ir aprendiendo


nuevas conductas, conductas no instintivas, a partir de su experiencia con sus congéneres y
con el mundo.
Algunos chimpancés han aprendido la técnica de coger en sus manos hormigas, mezcladas con arena, y
soltarlas en la orilla del mar. Como las hormigas pesan menos que el agua ocurre que quedan flotando
mientras que la arena se hunde. Esa conducta de los chimpancés corresponde a un saber aprendido, ya que
otros chimpancés del grupo que realiza esa conducta, si se les educa en otras comunidades en las que no
pueden ver esa técnica, no la desarrollan.

Así, pueden ajustar su conducta de un modo más preciso al entorno en el que les ha tocado
vivir. Pero esta capacidad está limitada por dos razones, primero ​porque muchas de sus
conductas instintivas no ​pueden ser alteradas, es decir, no puede modificarlas, y segundo
por ​la imposibilidad de adquirir conocimientos teóricos de sus congéneres, o de
transmitirlos.

En cambio el ser humano dispone de un muy escaso repertorio de conductas instintivas.


Eso le lleva a necesitar de una ​estrategia de supervivencia distinta de la del animal. En el
caso del ser humano es la cultura. En la cultura se incluyen todos los conocimientos,
creencias, técnicas, artefactos, ideas y obras que un grupo humano desarrolla para
sobrevivir en el medio ambiente en el que le ha tocado vivir.
Por ejemplo, el conocimiento para construir edificios, la religión, el arte, el lenguaje, el derecho, las
carreteras, el automóvil..., todos ellos son elementos de nuestra cultura con los que nuestra sociedad da
respuesta al problema de sobrevivir en el medio en el que vivimos. Otras sociedades pueden producir culturas
distintas. En el presente asistimos a un proceso de asimilación de las distintas culturas en una única global, en
un proceso que podría denominarse globalización cultural.

Como el ser humano apenas tiene instintos necesita enseñar los saberes de la cultura a sus
descendientes. Muchos de esos saberes son prácticos, otros son una mezcla de saberes
teóricos y prácticos, y otros son eminentemente teóricos.

Por ejemplo, sabemos bostezar sin aprender ninguna teoría, es algo innato en el ser humano. Saber montar en
bicicleta no es innato, debemos aprenderlo, pero es fundamentalmente un saber práctico, porque apenas
dispone de teoría, y sabiendo la teoría no se sabe aún montar en bicicleta; es a través de la práctica que la
persona aprende a mantener el equilibrio y no caerse. En cambio, saber derecho es un saber eminentemente
teórico, o saber biología, o geometría; aquí saber la teoría equivale a saberlo todo, porque no hay nada más
que aprender.

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Al poder transmitir a través de conceptos los saberes teóricos a las nuevas generaciones se
facilita, a su vez, la mejora e incremento de estos.

Saber mítico y saber racional.


Existen diferentes clases de saberes teóricos. Históricamente la primera clase de saber
teórico, y por tanto la primera forma en que el hombre intenta conocer teóricamente el
mundo, son los mitos.
Los mitos son relatos de acontecimientos fabulosos que narran cómo ha llegado a la existir,
tras la hazaña de seres sobrenaturales, alguna realidad de importancia e interés para el ser
humano.
Y así en los mitos se narra la creación del mundo, la aparición del propio ser humano, la de la tierra, la
muerte...,

A diferencia de los cuentos los mitos son creídos como verdaderos; es decir, narran
acontecimientos que quien los cree toma como ciertos. Los cuentos, en cambio, narran
acontecimientos que no se pretenden verdaderos.
Los cuentos, en general, cumplen funciones sociales; como la de representar cómo se debe actuar en
situaciones especiales. El niño, al oírlos, va internalizando maneras típicas de actuar en su sociedad; así puede
aprender cómo actúan los héroes, cómo debe precaverse del engaño, etc.

La ​religión, ​por su parte, adopta como verdaderas una serie de proposiciones que no son
demostradas racionalmente, sino que son aceptan por fe, y en ese sentido se parece al mito.
Sin embargo, una vez adoptadas tales proposiciones, y a diferencia de lo que hace el mito,
la religión no se para ahí, sino que utiliza la razón para construir un edificio sistemático de
conocimientos en los que, por un lado, las proposiciones adoptadas por fe son interpretadas
de modo que se eviten incoherencias entre ellas, y por otro, y a partir de esas proposiciones
aceptadas por la fe, se deduzcan otras proposiciones con las que se va construyendo ese
edificio de conocimientos compacto que se denomina ​teología.
El teólogo es consciente del valor de la razón. Con todo, como teólogo, acepta una serie de proposiciones
primeras sin ninguna crítica racional, más bien lo hace por fe. Pero tras hacer esto intenta compatibilizar esas
proposiciones primeras consigo mismas, para que no haya contradicción entre ellas, y con el resto del
conocimiento que adopta como verdadero.

Y así, por ejemplo, si entre las proposiciones que debe aceptar por fe se encuentra una que dice que Dios es
omnipotente, y otra que afirma que el séptimo día de la creación Dios descansó, el teólogo debe intentar
compatibilizar ambas, ya que de entenderlas literalmente podría haber contradicción. Esa labor de hacer
coherentes las diferentes proposiciones es típica de la teología.

Por tanto, la ​característica esencial del mito y de la religión, que los diferencia del saber
racional, es que en todo, o en parte, carecen de posibilidades de contrastación o
demostración racional. Es decir, no pueden aportar razones que justifiquen su validez.

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Una forma distinta de intentar conocer y explicar el mundo es a través de las teorías
racionales, que son las producidas por la filosofía y la ciencia.
La ​característica esencial de las teorías racionales es que utilizan la razón para demostrar,
seleccionar, y en la medida de lo posible comprobar, las distintas teorías que puedan
ocurrírsele a la imaginación.
Una teoría racional pretende ser un ​pensamiento racionalmente bien fundado, y ello se
consigue a través de someter esa teoría a una labor crítica por parte de la razón, de manera
que se puedan ofrecer razones que hagan preferible, y por tanto fundamenten, ese
conocimiento.

Saber científico y saber filosófico​.


Tanto la ciencia como la filosofía son saberes racionales que no se diferencian hasta el
siglo XVI, momento en que las ciencias comienzan el proceso mediante el cual se van
separando de la filosofía.
La ciencia y la filosofía presentan distintas diferencias entre la que destacan dos.
La primera es ​respecto al objeto de estudio de ambas. El modo de proceder de la ciencia
respecto a su objeto de estudio consiste en acotar una parte de la realidad y, sobre esa
parcela, aplicar un método racional de estudio a fin de producir el conocimiento.
Por ejemplo, la astronomía acota de toda la realidad los astros, la biología los seres vivos; e incluso dentro de
una ciencia, como la biología, puede haber otras ciencias que recorten parcelas de esa realidad, como puede
ser la entomología, que dentro de los seres vivos estudia únicamente a los insectos.

En cambio la filosofía, cuando estudia la realidad, toma como objeto de estudio a la


realidad como una totalidad., no a una parte, sino que la toma toda entera como un todo.
Y así se pregunta cosas como si es real el mundo que se percibe, o cuáles son las propiedades que tienen
todos los
seres por el hecho de ser seres, es decir, preguntas que no se aplican a un sector concreto de lo real sino al
conjunto
global.

Ciencia: entes MATEMÁTICOS 


Filosofía: ENTES matemáticos 

La segunda diferencia entre ciencia y filosofía se encuentra en los ​supuestos de los que se
parte. Mientras la ciencia supone la existencia y validez de una serie de proposiciones
iniciales la filosofía intenta no suponer nada; intenta cuestionar todos los supuestos.
Por ejemplo, todas las ciencias pretende producir conocimiento verdadero, pero eso supone partir del supuesto
de que existe el conocimiento y la verdad; justificar que exista el conocimiento y la verdad es labor de la
filosofía, no de la ciencia.

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Otro ejemplo, las ciencias, como se ha dicho, estudian parcelas de la realidad, por lo que suponen que esas
parcelas existen realmente. Es la filosofía la que se preguntará si es real lo que se percibe; es decir, la filosofía
no supone la existencia de la realidad, se la cuestiona en tanto que cuestiona cualquier supuesto.

LOS PRINCIPIOS ONTOLOGICOS


​Ente​: todo aquello que “es”, todo lo que participa del ser (es todo lo que existe sea un
objeto abstracto o un objeto concreto). La ontología es la disciplina que ese encarga de
estudiar los entes, esta disciplina enuncia una serie de principios, validos para todos los
entes, que se denominan ​principios ontológicos.​
a) El principio de identidad ​afirma que “todo ente es idéntico a sí mismo” La palabra
identidad deriva del vocablo latino ​ídem, que quiere decir “lo mismo”, de manera
que identidad significa “mismidad”. 2+2=4 es igual pero no idéntico. 2+2 es
idéntico a 2+2 y 4 es idéntico a 4.
b) El principio de contradicción s​ ostiene que ningún ente puede ser al mismo tiempo
“P” y “no-P”. Ningún ente puede ser al mismo tiempo por Ej. Papel y no-papel.
c) El principio de tercero excluido ​dice que “todo ente tiene que ser necesariamente
“P” o “no-P”
d) El principio de razón suficiente, ​o simplemente principio de razón (o del
fundamento) “todo tiene su razón o fundamento” o dicho negativamente no hay
nada porque sí.

LA DIVERSIDAD DE LOS ENTES


Hay varias especies de entes: sensibles, ideales y valores.

ENTES SENSIBLES o REALES: son los que se captan por medio de los sentidos, trátese
fisiológicamente considerados, como la vista, el olfato, el tacto. Sea el sentido intimo o la
autoconciencia (nos damos cuenta si estamos tristes, si estamos ejecutando un acto de
atención).
Los entes sensibles se subdividen en entes físicos y psíquicos.
Los físicos son espaciales, siempre ocupan un lugar. Los entes psíquicos, son inespaciales,
no tienen sentido hablar del lugar que ocupa un acto de voluntad o un sentimiento de
avaricia.
Todos son temporales, están en el tiempo, tienen cierta duración, un origen y un fin. Están
ligados entre sí por una relación de Causalidad: Todo ente físico es causa de otro posterior,
y a su vez efecto de otros anteriores: y lo mismo ocurre en el dominio de la actividad
psíquica. La ​relación de causalidad está ligada al tiempo, es un tipo de relación temporal,
porque la causa es siempre anterior al efecto y el efecto es posterior a la causa.

ENTES IDEALES: puede mencionarse a los entes matemáticos: los números, las figuras,
los cuerpos geométricos; son también las relaciones, como la identidad, la igualdad, la
diferencia, la relación de mayor y menor etc. Se caracterizan por ser intemporales.
Otra característica es ​la relación de principio a consecuencia, o relación de implicación​,
alude a la especial relación ente los entes ideales. (Ej. De los teoremas) todos los teoremas
son verdaderos a la vez, sin ninguna relación con el tiempo; Y el orden según el cual se los
dispone no es sino el orden que corresponde a la relación de principio a consecuencia, a que

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unos se fundan o están implicados por los anteriores, o se trata del orden que va de lo más
simple a lo más complejo.

VALORES: son entes muy distintos de todos los anteriores, y la característica que los
separa de todos ellos reside en que los valores valen: esto significa que frente a ellos no
podemos permanecer indiferentes, porque ente un valor siempre se despierta en nosotros
una reacción, una respuesta –la valoración o estimación- que puede ser de adhesión- si el
valor es positivo- o de rechazo si el valor es negativo. La disciplina que se ocupa del
estudio de los valores se denomina axiología.
A los objetos sensibles en los cuales se dan los valores, o en los cuales estos encarnan se los
llama bienes.
Una característica es la polaridad significa que frente a un valor hay siempre un contravalor
o disvalor o valor negativo. La dualidad de las estimaciones- adhesión o rechazo- está
vinculada a la polaridad de los valores.
Otra característica es la jerarquía, quiere decir que no valen todos uniformemente sino que
unos vales más que otros. Hay valores económicos, la utilidad; v. Vitales, la salud, la
enfermedad, la lozanía; v. Religiosos, lo santo, lo demoníaco; valores éticos, la justicia, la
injusticia.

ORIGEN DE LA FILOSOFÍA
"Todos tenemos una idea más o menos clara de la situación que nos toca vivir, pero esto no
es suficiente para emprender una meditación de tipo filosófico; del mismo modo que para
ser pintor no basta tener pinceles y pintura tanto el pintor como el filósofo deben aprender
su oficio: el pintor en la escuela de los pintores y el filósofo en la escuela de los filósofos.
Esto no quiere decir que nos conformemos con repetir lo que otros han dicho porque ya
sabemos que nuestra situación es distinta.
¿Cómo comenzaron a filosofar los primeros que lo hicieron?

Primer origen de la filosofía: ​el asombro.


El asombro o sorpresa es el origen de la filosofía, el que algo sorprenda hace que uno se
pregunte por eso mismo que ocasiona la sorpresa y la pregunta lo lleva al hombre a buscar
conocimiento. El asombro filosófico es el asombro ante la totalidad del ente, ante el mundo.
Y este asombro- que en su plenitud y pureza aconteció según parece por primera vez entre
los griegos, allá hacia comienzos del siglo VI a. C.- ocurre cuando el hombre libre de las
exigencias vitales más urgentes, comida habitación organización social- y también libre de
supersticiones que estrechan su consideración de las cosas, se pone en condiciones de
elevar la mirada mucho más allá de sus necesidades y contorno más inmediatos, para
contemplar la totalidad y formularse ¿qué es esto, el mudo? ¿De dónde procede?.... El
momento cuando el hombre fue capaz de formularse estas preguntas con independencia de
toda concepción mítica, religiosa o tradicional- en ese momento había nacido la filosofía.

Teeteto: —Por los dioses, Sócrates, que mi admiración aumenta sobremanera al plantearme estas
cosas; y sube hasta tal punto que a veces aliento vértigo sólo con mirarlas.
Sócrates: —Ah, querido Teodoro, no has lanzado vanas sospechas en la crítica de ti mismo. Muy

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propio del filósofo es el estado de tu alma: la admiración. Porque la filosofía no conoce otro origen
que éste, y bien dijo —pues era un entendido en genealogías— el que habló de Iris como hija de
Taumantes. Adviertes ya, por tanto, qué relación pueden tener estas cosas con la doctrina que enseña
Protágoras.
Teeteto: —Todavía no me doy cuenta.
Sócrates: —Sin embargo creo que sabrás prestarme un servicio: el de permitir que te ayude a
penetrar en el pensamiento de un hombre y, sobre todo, de hombres famosos hasta lograr incluso
descubrir la verdad que ellos guardan.
Platón. Teeteto, o de la ciencia. 115-d.
De todo lo que acabamos de decir sobre la ciencia misma resulta la definición de filosofía que
buscamos. Es imprescindible que ésta sea la ciencia teórica de los primeros principios y de las
primeras causas, porque una de las causas es el bien, la razón final. Y que no es una ciencia práctica
lo prueba el ejemplo de los primeros que han filosofado. Lo que en principio movió a los hombres a
hacer las primeras indagaciones filosóficas fue, como lo es hoy, la admiración. Entre los objetos que
admiraban y de que no podían darse razón, se aplicaron primero a los que estaban a su alcance;
después avanzando paso a paso, quisieron explicar los más grandes fenómenos; por ejemplo, las
diversas fases de la Luna, el curso del Sol y de los astros y, por último, la formación del Universo. Ir
en busca de una explicación y admirarse, es reconocer que se ignora. Y así, puede decirse que el
amigo de la ciencia lo es en cierta manera de los mitos, porque el asunto de los mitos es lo
maravilloso. Por consiguiente, si los primeros filosofaron para liberarse de la ignorancia, es evidente
que se consagraron a la ciencia para saber y no por miras de utilidad. (. . .).
El fin que nos proponemos en nuestra empresa debe ser una admiración contraria, si puedo decirlo
así, a las que provocan las primeras indagaciones en toda ciencia. En efecto, las ciencias, como ya
hemos observado, tienen siempre su origen en la admiración o asombro que inspira el estado de las
cosas; como por ejemplo, por lo que hace a las maravillas que de suyo se presentan a nuestros ojos, (.
. .). Pues bien, nosotros necesitamos participar de una admiración contraria: lo mejor está al fin,
como dice el proverbio. A este mejor, en los objetos que se trata, se llega por el conocimiento.
Aristóteles. Metafísica, 1-2.

La historia de la filosofía no parece tener carácter progresivo. En cada filósofo pareciera


latir un valor permanente de manera parecida a lo que ocurre en el arte o la literatura,
cuyas grandes obras encierran sugerencias, inspiraciones y enseñanzas siempre nuevas. Por
eso estudiar filosofía es en buena parte estudiar historia de la filosofía y por eso la historia
de la filosofía no es historia, sino filosofía.

Segundo origen de la filosofía: ​la duda


El primer origen se lo encontró en el asombro. Pero la satisfacción del asombro, lograda
mediante el conocimiento filosófico, pronto comienza a vacilar y se transforma en duda en
cuanto se observa la multiplicidad de los sistemas filosóficos y su desacuerdo reciproco y
en general la falibilidad del conocimiento. Y es entonces la duda, la desconfianza radical
ante todo el saber, lo que se convierte en origen de la filosofía.
En primera instancia todos creemos ingenuamente en la posibilidad de conocer, el
conocimiento se nos ofrece con una evidencia original; pero esta evidencia desaparece
pronto y la reemplaza la duda ni bien se toma conciencia de la inseguridad e incerteza de
todo saber. Nace la duda cuando nos damos cuenta de este estado de cosas, de la falibilidad
de las percepciones y de los razonamientos. (El escepticismo (Pirronismo-duda metódica
Cartesiana)

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Tercer origen de la filosofía: ​las situaciones limites


El filósofo pregunta a causa del asombro que en él despierta el espectáculo del mundo.
Ahora bien, en el asombro el hombre se encuentra en una actitud directa, simplemente
referido al mundo, objeto de su mirada. Pero cuando aparece la duda, ocurre que esa mirada
como que se repliega sobre sí mismo, o con mayor exactitud, su propia actividad de
conocer; su mirada entonces está dirigida a esa mirada misma. Puede decirse que con la
duda se inaugura la reflexión del hombre sobre sí mismo- reflexión sobre sí que llega a su
forma más honda y trágica cuando el hombre toma conciencia de las situaciones límites.
Se trata de situaciones insuperables, situaciones más allá de las cuales no se puede ir,
situaciones que el hombre no puede cambiar porque son constitutivas de su existencia, es
decir, son las propias de nuestro ser hombres, Porque el hombre no puede dejar de morir,
no puede escapar al sufrimiento, ni puede evitar hacerse siempre culpable de una manera u
otra. En cuanto que tales situaciones lo limitan al hombre, le fijan ciertas fronteras mas allá
de las cuales no puede ir, puede decirse también que manifiestan la radical finitud del
hombre-una de cuyas expresiones de Sócrates “solo sé que no sé nada”.

Definición etimológica de filosofía


Etimológicamente la palabra "filosofía" quiere decir "amor al saber”. Ella se forma de dos
voces griegas: 'philia' (amor) y 'sophia' (sabiduría).
Según cuenta Cicerón, el primero en utilizar la palabra "filósofo" fue Pitágoras, quien
se llamó a sí mismo filósofo o amante de la sabiduría, para distinguirse de sus
antecesores que se consideraban sabios (sophoi) porque se dedicaban a estudiar la
naturaleza de las cosas

Desde entonces los que dedicaron sus estudios a la contemplación de la naturaleza fueron llamados
sabios y su nombre llegó hasta la edad de Pitágoras, del cual escribe Heráclito (…) que vino a Fliunte
y que disputó allí docta y copiosamente con Leonte, príncipe de los fliacios. Y habiéndose admirado
Leonte de su ingenio y de su elocuencia, le preguntó qué arte profesaba. Este respondió que no sabía
a ciencia cierta arte ninguno, pero que era filósofo.
Cicerón. Cuestiones tusculanas. Libro V, Traducción de M. de Valbuena según el texto publicado en
Obras Completas de Cicerón. Anaconda, Buenos Airé T. II.

¿Qué entendieron los filósofos por filosofía?

El período inicial de la filosofía generalmente se sitúa en ​Grecia y hacia los primeros


decenios del siglo VI a.C.
No obstante es posible encontrar en Oriente, en especial en los círculos culturales de China
e India, ciertas formas de actividad espiritual semejante a la reflexión griega y que sin duda
influyeron en ésta.
De acuerdo con la definición etimológica, la filosofía implica una actitud amorosa cuyo
objetivo es la sabiduría, sabiduría que es entendida como un conocimiento de tipo
universal. Por lo tanto la filosofía es para los griegos, desde el principio, sinónimo de
ciencia universal, no sólo como búsqueda del fundamento de la naturaleza toda, sino
también como sabiduría de la vida, esto es, el conocimiento de la virtud y la prudencia en el
modo de vivir. Así por ejemplo los ​presocráticos​, por un lado, se preocupan por dar una

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explicación del cosmos y tratan de encontrar en los elementos de la naturaleza (agua, aire,
fuego) el fundamento de toda la realidad. Por otro lado ​Sócrates intenta lograr el
conocimiento de sí mismo y de la virtud, para alcanzar sabiduría en el vivir.
En este último sentido de la filosofía Sócrates pone el acento. Si bien no deja a un lado el
método y la búsqueda de definiciones correctas, su reflexión central está dirigida a
establecer cuáles han de ser las virtudes que hacen posible una conducta positiva. Por eso el
centro en torno al cual gira toda su filosofía queda resumido en el mandato: "conócete a ti
mismo".
Para ​Platón la filosofía es ciencia en sentido estricto, por cuanto el conocimiento más alto
al que puede arribar el hombre es el conocimiento de las ideas. Para explicar esto establece
una distinción entre el conocimiento sensible y el intelectual. Conocimiento sensible es el
que se obtiene por medio de los sentidos (vista, oído) y que proporciona sólo una opinión
(doxa) acerca de las cosas; estas opiniones pueden ser:
a. Simples conjeturas (eikasía) como en las siguientes afirmaciones: 'tal vez apruebe todas
las materias", 'posiblemente se solucione el problema del hambre en el mundo'.
b. Creencias (pistis) acerca de las cosas que rodean al hombre, por ejemplo cuando se
afirma: 'creo que va a llover, pues el cielo está nublado', 'supongo que mis amigos me
ayudarán".
El conocimiento intelectual en el que interviene, el intelecto da lugar a la ciencia (episteme)
y se divide en:
a. Conocimiento racional (diánoia) que es propio de las ciencias físicas y matemáticas.
- b. Intuición o captura intelectual de las ideas (nóesis), que es el conocimiento más
perfecto. Según Platón corresponde a la parte inmortal del alma y es propio de la filosofía.

Luego, con ​Aristóteles​, la filosofía es entendida como conocimiento por las causas. En el
Texto extraído de la "Metafísica" puede leerse que ​"la filosofía es la ciencia teórica de los
primeros principios y de las primeras causas".​ Se aprecia que este pensador acentúa el
aspecto teórico de la filosofía y la entiende como búsqueda del fundamento de todo lo que
existe, por ello la llama "ciencia de las ciencias" o "ciencia primera".
Después de Aristóteles, el sentido práctico que le da Sócrates a la filosofía se acentúa más
aun; así ​Séneca sostiene: ​“La filosofía es el estudio de la virtud” (Epístolas LXXXIX).
Epicuro dice que el objeto de la filosofía es lograr una vida feliz. Por su parte ​Cicerón
afirma que si en conocimiento y la contemplación no llegan a ninguna acción sobre las
cosas, en cierto modo son imperfectos y truncos.
Los griegos dieron por supuesta la existencia de las cosas y únicamente se ocuparon por lo
que las cosas son, en cambio para los ​cristianos el solo hecho de la existencia ya es motivo
de asombro. Así, frente a la presencia de un Dios absoluto (des-ligado) que no necesita de
nada para ser surge el interrogante acerca de la existencia del mundo. Esto se ve claramente
en San ​Agustín para quien la filosofía es el conocimiento y reconocimiento de la
contingencia de las cosas frente al absoluto e implica un esencial momento de amor. Por
eso en él se confunden filosofía y teología. Es a partir de Santo ​Tomás que se distingue
claramente entre filosofía y teología. La primera es el conocimiento de la naturaleza, de
sus causas últimas y su causa última, Dios, por medio de la razón; mientras que la teología
es el conocimiento de fe, a través de la revelación.
Con el ​Renacimiento se produce una vuelta hacia el humanismo clásico y con ello una

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confianza total en la razón humana, que permite ampliar el horizonte de los conocimientos
y el surgimiento de las ciencias naturales. A partir de este momento la filosofía es ciencia
de los fenómenos físicos, que se enriquece tanto de la observación y la experimentación
como por el uso de los métodos matemáticos.
Más tarde, para ​Locke, Hume y Condillac la filosofía se ocupara del análisis de las
condiciones en que el conocimiento se produce, y concluirá que la sensibilidad es el origen
del conocimiento.
En el siglo XVII con la figura de ​Descartes​, reconocido como el padre de la filosofía
moderna, se imprime distinto rumbo a la filosofía, pues a partir de su obra se procede a la
conjunción de las dos direcciones: teórica y práctica.
En el siglo XVIII ​Kant expresa que el problema central de la filosofía consiste en
determinar cuáles son las condiciones que hacen posible conocimiento y excluye del campo
de la investigación filosófica el tema de Dios. Esta exclusión surge como consecuencia de
afirmar que el conocimiento científico necesita tanto de la experiencia como de la
organización intelectual de su contenido a través de las categorías. Sobre esta base niega la
posibilidad del conocimiento metafísico ya que no se puede conocer nada sin el respaldo
de la experiencia.
La filosofía de Kant no se limita al estudio de las condiciones que permiten el surgimiento
de las ciencias, de sus fundamentos y métodos, temas tratados en su obra Crítica de la razón
pura, sino que es también un análisis de la conducta moral del hombre y de la creación
artística, a los cuales dedica su Crítica de la razón práctica y su Crítica del juicio
respectivamente.

El ​siglo XIX es testigo de un retorno al pensar francamente metafísico, es decir, a la


búsqueda del fundamento de toda la realidad. Entre las corrientes filosóficas más
significativas de esta época puede mencionarse el Idealismo alemán, cuyos representantes,
Fichte, Schelling y Hegel​, encuentran dicho fundamento fuera de la realidad, en el sujeto
pensante o en la idea, produciéndose de esta manera una identificación del ser con el
pensar. Por ejemplo ​Hegel​, que es la expresión más acabada del idealismo, sostiene que la
totalidad de lo que existe son momentos del desenvolvimiento del espíritu, el cual se
despliega históricamente como un abanico y se manifiesta en la naturaleza, el arte, la
religión, etcétera. La filosofía es el repliegue del espíritu sobre sí mismo, el momento de la
autorreflexión. De esta manera se otorga más realidad al concepto u objeto pensado que al
objeto existente.
Alimentada por el progreso de las ciencias positivas cobra mucha fuerza la filosofía
positiva, iniciada por ​Augusto Comte​, quien reclama un saber riguroso basado en la
observación y rechaza la indagación acerca de lo absoluto; también surgen las filosofías
materialistas de ​Feuerbach y Haeckel​.
Otro sector de la reflexión de este siglo es el de las filosofías de la vida y la historia, que
incluye a pensadores de intereses y formaciones muy dispares, tales como ​Soeren
Kierkegaard, Nietzsche, Brentano, Dilthey, Bergson​. Se deja sentir, además, a fines del
siglo XIX la influencia de otras dos corrientes: la Neokantiana, que retoma el punto de vista
de Kant para realizar una consideración crítica de las ciencias, y la Neoescolástica que es
una renovación de la filosofía medieval, sobre todo la de Santo Tomás.
Es muy difícil realizar una descripción pormenorizada de los filósofos, escuelas y

11
Apuntes de clase – UNIDAD 1 Introducción al pensamiento filosófico. Prof. Andrea Fuanna

corrientes filosóficas de nuestro siglo, pues no ha transcurrido suficiente tiempo como para
tener una perspectiva adecuada, y porque se trata de una reflexión que se está
desarrollando.
Sin embargo no se pueden omitir corrientes filosóficas como:
La ​fenomenología​, cuyo aporte más importante es el método fenomenológico, desarrollado
por Edmund ​Husserl​. Dicho método consiste en la descripción de la esencia de lo dado o
fenómeno; más adelante será tratado con mayor profundidad ya que es uno de los más
ampliamente difundidos después de las guerras mundiales.
El ​existencialismo​, que también alcanza la plenitud de su desarrollo a mitad de este siglo,
se ocupa de los problemas del hombre, tales como el sentido de la vida, de la muerte, del
dolor; su originalidad radica en que los analiza dando prioridad a la existencia sobre la
esencia. Sus representantes más importantes son​: Martín Heidegger, Karl Jaspers, Jean
Paul Sartre​, entre otros.

El ​circunstancialismo​, representado por los españoles ​José Ortega y Gasset y Julián


Marías​. El núcleo de su pensamiento queda expresado en la afirmación "Yo soy yo y mis
circunstancias" en la que se manifiesta la inserción del sujeto en un lugar y una época que
determinan su modo de vivir.
El ​neorrealismo​, desarrollado por los ingleses G. E. ​Moore y Bertrand Russell​, cuyos
aportes más importantes se refieren al campo de la lógica y de la filosofía de la matemática.
Según Russell, la filosofía debe ser esencialmente científica y el planteamiento de sus
problemas debe arrancar de las ciencias de la naturaleza y no de la religión o de la moral.
El ​empirismo lógico del Círculo de Viena​, se caracteriza por una actitud rigurosamente
racionalista y analítica; rinde verdadero culto a la lógica y llega a convertirse en un
cientificismo extremo. Cuenta entre sus adherentes a ​Rudolf Carnap, Hans Reichenbach
y Alfred Ayer.
La ​filosofía analítica concentra su accionar en torno a problemas lógico-lingüísticos,
llegando a descalificar para la filosofía la posibilidad de constituir una doctrina acerca del
hombre, la vida y Dios, ya que según ​Wittgenstein​, "sobre lo que no se puede hablar, vale
más callar".
Gracias a las numerosas publicaciones y a las facilidades de intercambio, la filosofía ha
salido de su ámbito tradicional para ser cultivada con rigor, eficacia y creatividad en otros
lugares como Latinoamérica y, particularmente, en nuestro país.

Filosofía latinoamericana
La consideración de este tema se presenta como problemática desde su misma formulación:
¿qué debe entenderse por filosofía latinoamericana?, ¿existe realmente una filosofía
susceptible de ser llamada latinoamericana? Si así fuera, ¿cuáles son sus características?
Hay autores que hablan, con mayor o menor acierto, de una filosofía iberoamericana o
filosofía hispanoamericana tratando de hacer hincapié, al utilizar estos términos, en los
elementos comunes que pudieran tener el pensamiento ibérico y el americano. En
definitiva, al hablar de filosofía latinoamericana se hace referencia a una filosofía propia de
América Latina. Con esto se aclara la cuestión terminológica, pero:
¿Existe realmente una filosofía latinoamericana? Muchos autores han tratado en los últimos
años de dilucidar el problema acerca de la existencia de una filosofía latinoamericana.

12
Apuntes de clase – UNIDAD 1 Introducción al pensamiento filosófico. Prof. Andrea Fuanna

La cuestión no reside tanto en considerar si existe o no filosofía en Latinoamérica, acerca


de lo cual parece haber un acuerdo, sino más bien se trata de ver si la reflexión filosófica es
auténtica y original; es decir, si es realmente una filosofía de Latinoamérica.
Se advierten dos tendencias: por un lado, se afirma que la filosofía latinoamericana debe ser
una filosofía como cualquier otra de las occidentales, con sus mismos temas: el hombre, la
ciencia, el absoluto, etcétera, tratados con criterio universalista y a la manera clásica. Por
otro lado se sostiene que la filosofía latinoamericana tiene su tema propio, que es la
realidad de Latinoamérica, la cual es problemática y requiere urgentes soluciones. Este
segundo punto de vista no implica el olvido o menoscabo de la filosofía occidental.
Si, como se ha afirmado, la reflexión filosófica surge a partir de una circunstancia, de un
acontecer que se da en un aquí y ahora determinados, y siendo el acontecer latinoamericano
distintivo con respecto al resto del mundo, entonces no es posible negar la existencia de un
filosofar propio de Latinoamérica, aunque tal vez dicha reflexión no haya alcanzado
todavía la justeza y el rigor de la madurez.
Hay que considerar además dos aspectos que se hacen presentes en el pensamiento
latinoamericano:
1. El primer aspecto consiste en plantear si es posible la unidad del pensamiento
latinoamericano a pesar de la diversidad de realidades que caracterizan a sus naciones;
diversidad que responde a factores de tipo antropológico, lingüístico, económico, político,
etcétera.
2. El segundo aspecto plantea el problema de fijar el comienzo de esta reflexión, que
evidentemente no coincide con la aparición de estudios filosóficos sistemáticos y que tal
vez debe buscarse en ciertas formas experienciales básicas dadas ya dentro del pensamiento
precolombino. No debe pasarse por alto, sin embargo, la fractura que se produce en esta
tradición, con la incorporación de la cultura europea, que queda definitivamente instalada
como elemento constitutivo de la cultura latinoamericana.
Como puede apreciarse, la problemática acerca del sentido propio de la filosofía
latinoamericana es aún relativamente nueva. Esto permite hablar de la juventud de este
pensamiento que se pone a sí mismo como tema de reflexión, igual que el adolescente que
al descubrirse a sí mismo se libera de la tutela de los mayores para emprender su propio
vuelo.

Filosofía argentina

Al plantear el tema de la filosofía argentina, lo mismo que al hablar de filosofía


latinoamericana, surgen los problemas acerca de su existencia y de las características que le
son propias. Es evidente que la filosofía existe y existió en la Argentina desde las más
tempranas épocas de la conquista con la introducción del escolasticismo en su vertiente
suarista.
A partir de este momento se desarrolla en la Argentina una reflexión filosófica sistemática,
que se ve apuntalada con la posterior creación de las universidades; sin embargo, estos
productos filosóficos muestran sólo una cara: la del conquistador, que al trasladarse al
nuevo territorio, traslada su cultura, su forma de ver e interpretar el mundo.
La otra cara está representada por el aborigen, quien también poseía una cosmovisión
propia, la cual si bien sólo se puede apreciar a través de creencias, ritos y costumbres, no es

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Apuntes de clase – UNIDAD 1 Introducción al pensamiento filosófico. Prof. Andrea Fuanna

ajena a la reflexión filosófica.


El debate se entabla ante la consideración de si esa reflexión puede ser considerada
realmente filosofía argentina; es decir, si surge de la peculiar circunstancia que le imprime
características distintivas. En este sentido con viene tener presentes las palabras de
Alejandro Korn:
(. . .) bastará tener presente que la supuesta verdad absoluta, cada época histórica y cada región
geográfica la enuncian de distinto modo. Tenemos una filosofía griega y otra oriental, tenemos en los
tiempos modernos una filosofía francesa, inglesa, alemana. Estas denominaciones étnicas han de
tener su razón de ser. ¿Por qué, entre tanto, a ejemplo de todo pueblo culto, no hemos de expresar
también, en la medida de nuestras fuerzas, la verdad filosófica, acerca de nuestra manera de sentir?
¿Quizá por carecer los argentinos de un pensamiento propio?
El lector no se ha de rendir tan fácilmente. Nosotros los argentinos, dirá, pertenecemos al ámbito de
la cultura occidental y hasta la fecha solamente hemos asimilado ideas importadas. No podemos
abrigar la pretensión de una filosofía propia, pues todo el afán de nuestros hombres dirigentes se ha
encaminado a europeizarnos, a borrar los estigmas ancestrales, a convertirnos en secuaces de una
cultura superior pero exótica.
Este argumento no carece de fuerza. (. . .). De allende los mares recibimos, en efecto, la indumentaria
2
y la filosofía confeccionadas. Sin embargo, al artículo importado le imprimimos nuestro sello.
El problema del comienzo de la filosofía argentina es uno de los más discutidos en la
actualidad, y seguramente pasará un tiempo antes de que los historiadores de nuestra
filosofía lleguen a un acuerdo.
Entre las respuestas a este problema están, por una parte, los que sostienen que no existe
aún una filosofía que pueda ser considerada argentina en sentido estricto. Por otra parte
están los que sostienen que la reflexión filosófica argentina posee caracteres que le son
propios. Dentro de este grupo, unos ubican sus comienzos en los albores de la Revolución
de Mayo y otros en la toma de conciencia que significó el comienzo de nuestra vida
constitucional.
También es problemático considerar el tema de la periodización de la filosofía argentina.
Teniendo en cuenta distintos aspectos de la misma realidad, han sido propuestos varios
criterios de periodización (cuya validez de pende de la aceptación o no de la existencia de
la filosofía argentina).
En relación con este problema, el profesor Diego Pro, quien lo ha tratado con profundidad y
amplitud, afirma que:
La periodización puede, pues, pensarse desde distintos ángulos, según sea el criterio de diferenciación
adoptado. Sin embargo, la legitimidad de estos criterios tiene que fundarse en la correspondencia o
adecuación con el desarrollo de la vida filosófica del pasado.
Puesta en claro esta cuestión, hay que repasar los criterios usados en la historiografía filosófica
argentina. Los más empleados son el que se atiene a las corrientes filosóficas y el que estudia la
sucesión de las generaciones filosóficas. Ambos son eficaces, legítimos y útiles, porque no son
esquemas perjudiciales ni periodizaciones extrínsecas, cuando se los emplea con espíritu crítico. Son
orientaciones que se conquistan progresivamente a través de la indagación y la reflexión crítica.
De acuerdo con el primer criterio, y sin que ello signifique la ruptura de la continuidad histórica, se
han establecido los siguientes periodos: I) escolástica; 2) ilustración e ideología; 3) historicismo
romántico; 4) espiritualismo ecléctico; 5) positivismo y filosofía científica; 6) reacción del
antipositivismo; 7) corrientes espiritualistas, idealistas y vitalistas, filosofía de la praxis; 8) tendencias
actuales.
La investigación ha establecido que el período llamado en términos generales escolástico, no coincide
totalmente con la época preindependiente. Desde comienzos del siglo XVIII, se observa la penetración

2
Korn, Alejandro. El pensamiento argentino. Nova, Bs. As., 1961 Págs. 233-234

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Apuntes de clase – UNIDAD 1 Introducción al pensamiento filosófico. Prof. Andrea Fuanna

de la filosofía moderna en el Río de la Plata (Descartes, Locke, Malebranche, Wolff), aunque casi
siempre dentro del marco de la filosofía suarista. En las últimas décadas de ese siglo y comienzos del
XIX se asiste a la penetración y desarrollo de la filosofía de las luces y la ideología, que predominan
en los años de Rivadavia y se dilatan hasta 1842 en Buenos Aires, con Diego Alcorta.
El historicismo romántico es la filosofía que anima a los hombres que integran a "La Joven
Argentina" en 1838. El espiritualismo ecléctico francés penetra durante la época de la organización
nacional y llega con algunos profesores franceses, italianos y españoles que arriban al país para
organizar la enseñanza secundaria argentina. El positivismo y la filosofía científica se extienden
tomados en conjunto, desde la década del 80 hasta 1920, alrededor de cuya fecha su predominio en
los ambientes universitarios desaparece. Las corrientes idealistas, espiritualistas, vitalistas y
pragmatistas están presentes en la reacción de los antipositivistas, que comienza en torno a 1910.
Posteriormente se desarrolló la fenomenología, los estudios axiológicos, la filosofía de la existencia,
el neotomismo, la filosofía de la praxis, cuyos señalamientos temporales podemos establecer entre
3
1925 y 1950. En la actualidad están representadas todas las corrientes del pensamiento universal.

Si se tiene en cuenta que las cuestiones de la filosofía son:


— La filosofía como pensar crítico
— La filosofía como concepción del mundo
— La filosofía como sabiduría de la vida

Se puede apreciar que la filosofía argentina ha realizado dos de estas tareas: la primera, por
cuanto en el país la filosofía ha sido en gran medida una reflexión crítica, una revisión y
adaptación a nuestras circunstancias de las concepciones filosóficas extranjeras,
fundamentalmente europeas, y la tercera, por cuanto se acerca más al sentido común que a
una reflexión filosófica sistemática y metódica. Sin embargo, ha quedado insuficientemente
desarrollada la segunda de las tareas filosóficas, por cuanto no se puede afirmar que exista
una concepción del mundo, del hombre y de la vida nacida de la búsqueda de la propia
identidad, aunque no pueden ser desconocidos los esfuerzos que en este sentido se vienen
realizando desde hace unas décadas.

Tareas de la filosofía. Síntesis de sus rasgos esenciales

De lo que hasta ahora se ha dicho, se desprende que dentro del quehacer filosófico hay
distintas tareas. Ellas han sido llevadas a cabo simultánea o alternativamente por los
filósofos; sin que esto quiera significar el predominio de unas sobre otras. Dicho
sintéticamente esas tareas son: ​filosofar como

a. una reflexión crítica;


b. una concepción del mundo;
c. un saber de la vida.

Como reflexión crítica


Trabaja sobre lo ya elaborado por las ciencias, por la acción moral, por la creación artística,
y las experiencias de la vida cotidiana. Es en definitiva una indagación acerca de las
realizaciones espirituales ya producidas.
3
​Pro, Diego. La filosofía argentina (Balance y perspectiva). Instituto de Filosofía, Fac. de Filosofía y Letras, U.N.C., Mendoza, 1971.
Págs. 5-6​.

15
Apuntes de clase – UNIDAD 1 Introducción al pensamiento filosófico. Prof. Andrea Fuanna

— Es un mirar en reverso aquello que el conocimiento y la vida han creado.


— Es un saber segundo.
— Es una técnica para entender las realidades ya descubiertas y no para d cubrir realidades
inéditas.

Como concepción del mundo


La filosofía pretende sobrepasar lo dado y abrazar en una mirada total la realidad del
mundo.
— Lograr una visión de conjunto, descubriendo nuevos panoramas y formas de ser.
— En este sentido comprende la búsqueda de lo trascendente, es decir la intuición de lo
absoluto, una generalización inductiva y síntesis última de conocimientos.
— Es la unificación total de las ciencias y las experiencias, un develamiento del ser, un
saber universal, etcétera.

Como saber de la vida o sabiduría


La filosofía pretende establecer:
— cuál es el sentido de la vida;
— cuáles son sus metas;
— cómo debe ser la conducta del hombre en su expresión más alta.

BIBLIOGRAFÍA
✔ ARPINI DE MARQUEZ ADRIANA Y DUFOUR DE ORTEGA ANA, ​Introducción a la
problemática filosófica.​ Bs. As.1985 El Ateneo.
✔ CARPIO A, ​Principios de Filosofía​. Bs. As. 1975 Ed. Glauco
✔ QUILES I. ​Introducción a la Filosofía,​ Bs. As. 1983 Ed. Depalma
✔ JASPERS KARL. La Filosofía. México 1965. FCE

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