Taller Comportamiento Grupal
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Experimento día 0
El experimento arrancó con la comunicación de unas condiciones durísimas
impuestas por Zimbardo, especialmente para los que hacían de prisioneros. El
objetivo era que estos acabarán sintiéndose desorientados y deshumanizados
durante los 14 días que iba a durar aquello.
Los guardias recibirían uniformes de estilo militar, incluyendo porras. Sólo los
guardias podrían trabajar por turnos y regresar a sus casas durante su tiempo
libre. Los prisioneros estaban ahí las 24 horas.
Los guardias llevarían gafas de sol de espejo para evitar el contacto visual con
los prisioneros. Parte del proceso de deshumanización.
En cambio...
Los prisioneros llevarían túnicas de muselina (una tela casi transparente, muy
fina, utilizada a menudo para la confección de cortinas y visillos). Sin ropa
interior.
Su calzado serían sandalias con tacones de goma, ya que así nunca estarían
del todo cómodos y aumentaría su desorientación.
Una media en la cabeza les hacía parecer estar rapados. Aunque en la práctica
simplemente era un complemento ridículo.
Dentro del experimento, no tenían nombres. Sólo eran números, y así se
dirigirían todos a ellos. Para aumentar la sensación de opresión, los prisioneros
llevarían una cadena abrazando sus tobillos.
Las normas que se les impuso a los guardias antes de comenzar el experimento
fueron escasas y algo difusas, lo único que se les prohibió fue ejercer violencia
física. Se les pidió que dirigieran la cárcel de la forma que ellos creyesen
oportuna, con todo lo que ello supone.
¿Recuerdan lo de la "visita" que daría inicio al experimento? Los prisioneros del
experimento fueron visitados en sus casas por policías reales del Departamento
de Policía de Palo Alto. Se les acusó de robo a mano armada y fueron llevados a
dependencias policiales, donde pasaron por un proceso de detención como el de
la vida real, con fotografía policial y toma de huellas dactilares. Después pasaron
a la "cárcel" de los sótanos del Departamento de Psicología, ahí fueron
explorados desnudos, desparasitados y provistos de su nueva identidad en
forma de números, no nombres.
El primer día fue más o menos normal, sin sobresaltos, con un trato incluso
hospitalario. El segundo día los prisioneros hicieron un motín. La primera
consecuencia fue que los guardias sacrificaron su tiempo libre para hacer horas
extra no remuneradas y ayudar a controlar la situación. La segunda
consecuencia fue que el experimento se le fue de las manos tanto a
investigadores como a guardias, y nunca volvió a un estado normal.
Sadismo
Los guardias acabaron atacando a los prisioneros rociándoles con extintores
como "armas" improvisadas, los obligaron a ir desnudos para humillarles, les
negaron el derecho a ir al lavabo para convertirlo en un privilegio o una costosa
recompensa, hasta se decidió convertir la comida en un premio en lugar de
mantenerlo como derecho fundamental.
De ahí se pasó a prácticas aún más crueles, como obligar a algunos prisioneros
a dormir en el suelo de hormigón, desnudos, tras quitarles tanto sus túnicas
como los colchones de sus celdas. También se les impusieron castigos en forma
de ejercicio físico forzado e incluso tener que limpiar retretes con las manos
desnudas, lo cual es un síntoma claro de que se abrazó rápidamente la
humillación gratuita, ya ni siquiera los castigos normales eran suficientes.
La medida más eficaz y que más hizo desmoronarse psicológicamente a los
prisioneros fue una actuación improvisada pero que resultó tener precedentes en
otras prisiones de Estados Unidos: se decidió separar a los prisioneros en
"celdas para buenos" y "celdas para malos" de forma semialeatoria, dando la
sensación de que había chivatos que se delataban entre ellos. A partir de ese
momento creció la desconfianza entre los prisioneros, hasta entonces unidos por
un enemigo común, y nació la impotencia. De formar un equipo de oprimidos se
pasó a individuos incapaces de reaccionar, de rebelarse, de luchar.
Los guardias comenzaron a ejercer prácticas de sadismo puro, especialmente
cuando se hacía de noche y creían que las cámaras que grababan sus
movimientos estaban apagadas. Cuando llegó el cuarto día del experimento,
llegó a los oídos tanto de Zimbardo como del equipo de guardias el rumor de
que los prisioneros estaban preparando un plan para huir de la falsa prisión. Su
reacción fue tratar de que el experimento se trasladase a una cárcel real, o al
menos a un conjunto de celdas reales, las de la policía de Palo Alto. La policía
no quiso prestarse a ello y Zimbardo llegó a enfadarse por su poca cooperación.
Sin embargo, algo que se fue percibiendo y que defendió Zimbardo
posteriormente al experimento es que cada uno aceptó su papel, asumió que era
parte de un juego de rol incluso tras experimentar unas condiciones tan duras.
Esto se pudo comprobar tras un pequeño intra-experimento dentro del ídem: a
cada prisionero se le ofreció la "libertad condicional" a cambio de renunciar a su
paga. Casi todos aceptaron. Luego se les informó que dicha libertad condicional
había sido rechazada. En lugar de abandonar el experimento, como parecía
lógico que hicieran una vez ya habían decidido perder todo el dinero, todos se
quedaron en la "cárcel". Podían haberse salido libremente en cualquier momento
y no quisieron, sólo lo aceptaron cuando el entramado formaba parte del juego
(lo de esa "libertad condicional"). Como objeto de estudio de la conducta es una
de las partes más interesantes del experimento, realmente resulta muy
inquietante.
Resultados
Durante la mayor parte del experimento, muchos sujetos mostraron signos de
tensión y angustia cuando escuchaban los alaridos en la habitación contigua
que, aparentemente, eran provocados por las descargas eléctricas. Tres sujetos
tuvieron “ataques largos e incontrolables” y si bien, la mayoría de los sujetos se
sentían incómodos haciéndolo, los cuarenta sujetos obedecieron hasta los 300
voltios mientras que 25 de los 40 sujetos siguieron aplicando descargas hasta el
nivel máximo de 450 voltios.
Esto revela que el 65% de los sujetos llegó hasta el final, inclusive cuando en
algunas grabaciones el sujeto se quejaba de tener problemas cardíacos. El
experimento concluyó por el experimentador tras tres descargas de 450 voltios.